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Opinión

Julio Castillo Sagarzazu

Decía Abraham Lincoln: “No se ahorca a la gente porque se roba los caballos. Se les ahorca para que no se roben los caballos” En las sociedades civilizadas, el objeto de una sanción no es solazarse en el castigo al delincuente. Si así fuera estaríamos en presencia del sadismo institucional, propio de los regímenes del horror y de las dictaduras. Efectivamente, el objetivo final de toda sanción es disuadir a los potenciales infractores a no quebrantar la ley. Posteriormente la civilización democrática ha incorporado la función de reeducación y reinserción del reo a la sociedad a la que ha lesionado con su conducta.

Esto que es cierto a nivel de un estado particular, lo es también a nivel de las organizaciones que se han creado a nivel internacional. De hecho, la Corte Penal Internacional es el pináculo de ese sistema que los países han convenido en crear para proteger los mismos valores y evitar que las “inmunidades” de mandatarios y autoridades, les permita burlar la ley y violar los derechos humanos de sus nacionales o los de otro país, como acontece hoy con la brutal invasión de Putin a Ucrania.

Hoy se ha puesto de nuevo en el debate el tema de las sanciones que una parte importante de la comunidad internacional ha dictado contra autoridades y contra el estado venezolano. La mayoría de ellas fundadas en la evidencia de graves violaciones a los derechos humanos y políticos de los venezolanos.

En el caso de los Estados Unidos, las sanciones se han dictado, tomando como base legal un decreto emitido por el presidente Obama y ratificado por Trump y recientemente por Biden, mediante el cual, se declara a Venezuela como una amenaza a la seguridad de los Estados Unidos.

Sobre el particular valdría la pena afirmar que ciertamente Venezuela no es ninguna amenaza militar para los Estados Unidos. En realidad, la seguridad de un país no atañe solo a la esfera de la defensa militar de sus fronteras o de su integridad territorial. El fundamento de este decreto es la evidencia, no controvertida, de las amistades peligrosas tanto de Chávez como de Maduro. Recordemos su relación con Sadam Hussein; las espadas de Bolívar repartidas entre todos los enemigos de los Estados Unidos; los vínculos evidentes y públicos con Hezbolah; el homenaje al jefe de la Guardia pretoriana de los Ayatolas en el ministerio de la defensa; los pasaportes venezolanos incautados en aeropuertos europeos a terroristas del medio oriente y, aún más grave que todo esto: El efecto corruptor del dinero opaco que sale de aquí y que ha sido lavado en inmuebles e inversiones norteamericanas, tocando a funcionarios y lobistas y amenazando con hacer metástasis en sectores más amplios de la sociedad. Todo eso sin contar el peligroso efecto social de la emigración irregular de más de 6 millones de compatriotas que se ha convertido en un tema de seguridad, no solo para USA, sino también para todos los países latinoamericanos.

Lo que hemos enumerado son hechos que, de acuerdo con la doctrina de seguridad de los Estados Unidos y muchos países europeos, pueden dar lugar a reacciones de defensa, una de las cuales es la de imponer sanciones a los gobiernos que consideren potencialmente hostiles o peligrosos que es lo que ha acontecido con Venezuela.

Dicho esto, no podemos negar que estas sanciones afectan también a los venezolanos comunes y corrientes. ¿Cómo podríamos negar esto? ¿Cómo podríamos censurar que los venezolanos busquemos la manera que, en el marco de un proceso de negociación, estas sanciones sean aliviadas y que se concerté un progresivo levantamiento versus un cambio de conducta del régimen en relación con los hechos que le dieron origen? Desgraciadamente, no es esto lo que está ocurriendo.

Quien esto escribe, no es especialista en política norteamericana, pero no cabe duda de que una carta dirigida a Biden por un grupo de venezolanos no tendrá probablemente mucho recorrido. Hasta la visita de sus funcionarios a Caracas pareciera que no tendrá mayor repercusión después de las tormentas que desató entre los propios demócratas. No vemos a Biden, en vísperas de la elección de “mid term” alborotando ese avispero, nada más que porque quiere un poquito de petróleo venezolano para sus reservas estratégicas. Le sale más barato políticamente, comprarlo en Colombia, México o Canadá. Tampoco vemos a Maduro desentendiéndose de Putin (ya lo llamaron al botón en Turquía) y quebrando lanzas en favor de un acuerdo con Biden. No le interesa.

La situación en Venezuela tampoco ayuda “argumentalmente” hablando. Para tragedia del régimen y varios de sus aliados, “Venezuela se está arreglando” y está mejor hoy que antes de las sanciones. Antes de las sanciones hacíamos largas colas por un paquete de harina Pan. Hoy los supermercados están a reventar de cualquier producto. De manera que la campaña por el levantamiento de estas sanciones está un pelo desfasada en el tiempo. El argumento de que las sanciones no han sacado a Maduro es cierto, pero también lo es que sin sanciones tampoco salieron ni él ni Chávez. Es ahondar en un falso dilema continuar por ese camino.

Por otro lado, y opinando ya en el tema político del país, nos parece que este tema de las sanciones no es una prioridad en el debate opositor. A nuestro juicio, la prioridad, en este momento, es otra. Es justamente aprovechar este impulso espiritual de decenas de miles de venezolanos que han logrado burlar las leyes intervencionistas y que con su trabajo han ido progresando y saliendo adelante obligando al régimen a hacerse el policía de Valera y “dejar hacer y dejar pasar” para que la mano invisible del mercado no le de otra bofetada. Organizar ese sentimiento y aprovechar que ahora hay menos dependencia de los mecanismos de control social del gobierno, si es una tarea importante.

También deberíamos estar ocupados en desenredar la madeja de las contradicciones internas; en tener una política comun ante el desafío de unas eventuales elecciones presidenciales. Deberíamos igualmente estar montados en una campaña por la derogación definitiva de todas las normas que asfixian la economía que siguen pendiendo como espada de Damocles sobre todos; por la libertad de los presos de conciencia y la restitución de los derechos políticos de todos los venezolanos.

El tema de las sanciones y las cartas pasaran. Al final, como nos dice Serrat, después de la fiesta: “vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas” De seguro habrá otros temas en el debate y aunque el anterior se olvide, seguiremos mostrándonos desunidos y sin estrategia común. Todo eso está e la columna del “Debe” de nuestra lucha y en la región del cerebro donde se almacena los rencores y las facturas.

Definitivamente, hay que retomar los temas importantes del debate y pasar de largo los que no lo son.

Tal Cual Digital

 5 min


Eddie A. Ramírez S.

Sobre el tapete está la Carta enviada al presidente Biden por el G25, grupo de conocidos venezolanos que, con todo respeto, pareciera que se reunieron para redactarla jugando al cadáver exquisito. Este juego lo pusieron de moda los surrealistas franceses, al compás de los años 20 del siglo pasado. Cada uno redactaba un párrafo, dejando solo descubierto la última palabra que pasaba al siguiente jugador. En una oportunidad, los ilustres escritores obtuvieron como resultado la frase “El cadáver exquisito beberá buen vino”, que quedó como nombre para escribir poesía en conjunto. De allí, las diferentes interpretaciones de la polémica carta.

Unos consideran que no debió ser enviada. Algo así como la carta a Eufemia, que popularizó Pedro Infante, por aquello de “Cuando recibas esta carta sin razón, Eufemia….”. Otros la comparan con la carta a los Efesios, atribuida a San Pablo, que entre otros consejos dice que “La esposa se someta a su marido, como al señor. Esclavo obedece a tu patrón…”. No falta quien le encuentre semejanza con la Carta de las Naciones Unidas; es decir, bien intencionada, pero muchos no la toman en cuenta.

La carta adolece de un análisis sobre el efecto de las sanciones. ¿Cómo afectan? Los signatarios sostienen que “Si bien las sanciones no son la raíz de la emergencia humanitaria de Venezuela, las condiciones empeoraron gravemente para el venezolano promedio”. Sin embargo, los proponentes no aportan data. Al reconocer que las sanciones no son la raíz del empobrecimiento, el eliminarlas no resolvería el problema. ¿Acaso consideran que la solución a la grave situación que aqueja a la población se solucionaría con paños tibios?

Las sanciones tienen como objetivo presionar para lograr elecciones transparentes. Además, conllevan un castigo moral. Eliminar las sanciones sería darle la razón a un régimen que tuvo inmensos ingresos y que, por corrupción, ineptitud, resentimiento y mala intención, descuidó el mantenimiento de la infraestructura, no invirtió en otras que eran necesarias y que se apropió indebidamente de empresas agropecuarias e industriales y a todas las quebró. Además, destruyó las empresas estatales del hierro, del aluminio, Pdvsa, el Metro, y las que suministran la electricidad y el agua.

Desde luego que las sanciones teóricamente tienen algunos efectos indeseables. Sin embargo, el G25 no toma en cuenta que la mayoría son burladas por el régimen. En el caso de la industria petrolera, esta exporta sin limitaciones lo poco que produce a China e India, que por cierto desde hace años el régimen escogió como su mercado preferido, por razones geopolíticas y no económicas. Gradualmente fue abandonando nuestro mercado natural que es Estados Unidos. En los dos últimos años, antes de las sanciones, solo exportaba a ese país un promedio de 220.000 barriles de petróleo por día. Importa libremente combustibles y diluyentes desde Irán. Adquiere maquinarias, equipos y repuestos de Rusia, Turquía, Irán y de la Unión Europea. Las transacciones financieras en dólares se le dificultan al régimen, pero logra sortearlas usando el yuan, rublo y criptomonedas. La importación, desde Estados Unidos y de otros países, de medicinas y alimento no está prohibida.

El siguiente párrafo de la carta puso la guinda “Hacemos un llamado al gobierno de los EE. UU. para que negocie por el mejor interés del pueblo venezolano y supere las presiones políticas internas, que lamentablemente han obstaculizado el proceso”. Cabe preguntar cuáles presiones internas. ¿Acaso no fue el régimen quien suspendió las conversaciones en México y se ha negado a reanudarlas? En qué entorpeció Estados Unidos, ¿extraditando a Saab, por decisión judicial?

Por otra parte, el G25 escribe “Hemos instado a Nicolás Maduro a aceptar reformas políticas y electorales significativas y continuar con la liberación de presos políticos. El gobierno debe reconocer que los acuerdos no pueden limitarse al ámbito económico”. Sin duda es lo que todos aspiramos. No tendría sentido suspender las sanciones sin que el régimen acepte lo que la Constitución nos otorga. Agrega que “A la oposición venezolana le hemos planteado la necesidad de unificarse en torno a principios básicos y realistas que sustenten posibles acuerdos. Hemos alentado a la oposición a no ser rehén de posiciones extremas que solo prolongan el doloroso statu quo”. Lo de la unidad es obvio. Falta que los proponentes aclaren qué consideran posiciones extremas.

La carta de Antonio Ledezma señala las causas de la emergencia humanitaria. Apoyamos su petición, aunque hubiésemos preferido que fuese en conjunto con la posición del gobierno de Guaidó. Desconocemos si Ledezma realizó gestiones en este sentido o si el gobierno interino sigue en hibernación. El artículo de Gustavo Coronel fustiga con razón al G25. Los tuiters de Liliana Fasciani son de lectura obligatoria. Ojalá el G15 reflexione sobre el rechazo que ha tenido su carta, pero sobre todo de lo extemporáneo de su posición.

Hay que reconocer que las sanciones no han logrado que el régimen acepte realizar elecciones transparentes, ni que libere a los 220 presos políticos. Cabe preguntar si es porque el régimen ha podido burlarlas o porque no han sido suficientemente severas. Pensamos que por las dos causas. También por despelote de la oposición.

Como (había en botica)

Hoy, 19 de abril, recordemos que Venezuela no acepta sumisión. Mucho dolor produce el caso de la ingeniera de Pdvsa que en horas nocturnas fue encontrada lavando su ropa en un edificio de oficinas de la empresa en Anaco. Al ser sorprendida por los vigilantes declaró “Duermo en la oficina porque no tengo para pagar una habitación. Tengo una hijita de cinco años y mi esposo tuvo un ACV, no tiene empleo y vive en otra localidad en vivienda prestada”. Este es un lamentable caso de cómo sobreviven los trabajadores de la Pdvsa roja. Antes, el personal devengaba un sueldo dentro del 75 percentil de las mejores empresas venezolanas, tenía acceso a un préstamo para adquirir vivienda y un buen seguro médico.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

19 de abril 2022

 4 min


Fernando Mires

Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.Y el que le entregaba (Judas) les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, és, prendedle. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó.Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron. Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. (Mateo 26:52)

La espada del discípulo que defendió a Jesús no tiene nada de santa y mucho menos de metafórica. Según cuenta Mateo, esa espada cortó nada menos que una oreja al enemigo que, de acuerdo a la traición de Judas, provenía de un grupo armado con palos y espadas cuyo objetivo era apresar al Hijo del Hombre. Leamos con atención el testimonio de Mateo: “…..vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos“. Esto nos dice que los tiempos en los cuales predicó El Nazareno, eran tiempos de guerra.

Jesús traía su mensaje en medio de tiempos violentos. Pero como sabemos, el suyo no era un mensaje de reconciliación. Jesús coincidía, pero a la vez diferenciaba su discurso de los saduceos que postulaban asimilarse a Roma. Al otro lado combatían con denuedo los rebeldes, los judíos zelotas, en abierto estado de insurrección. Pero el discurso de Jesús tampoco era de acomodamiento, como sí lo fue el de la fracción mayoritaria, la farisea.

La palabra de Jesús iba mucho más allá del reino terreno. Su reino no es de este mundo, así se lo dijo al atónito Pilatos. Su reino es el de Dios, quiso decir. Pero Jesús vivía en este mundo. Desde cada casa, desde cada calle, elevaba de un modo improvisado y espontáneo su mensaje divino. Jesús nunca predicó más allá de su tiempo y de su lugar. Su prédica celestial era radicalmente terrenal.

Probablemente el discípulo que cortó la oreja al soldado era un judío zelota. Seguía a Jesús, amaba a Jesús, pero estaba armado. Así nos enteramos de que también entre los discípulos de Jesús había hombres armados: guerrilleros de la lucha de resistencia del pueblo judío en contra de la invasión imperial. No nos extrañemos: vuelvo a repetir: eran tiempos de guerra.

Jesús no predicaba la guerra pero si pensamos en su su dolorosa muerte desde una perspectiva histórica, podemos decir que él fue una víctima de la guerra. Si hubiera vivido en tiempos más pacíficos, nunca habría sido crucificado. En ese instante, Jesús, que sabía (o por lo menos, intuía) su destino, asumió su condición de víctima, como diciendo: en cada víctima de la guerra estoy yo. Eso significa que al asumir el destino que lo llevaba a su muerte no fue indiferente frente al mundo en que vivía. Como hombre, Jesús quería vivir y nunca glorificó a la muerte. Mucho menos a la crucifixión. Todo lo contrario: asumió el partido de las víctimas en contra del partido de los victimarios. No en los victimarios, sino en sus víctimas sintió a la presencia de Dios. La crucifixión de Jesús, el Cristo, continúa siendo una acusación en contra de quienes, en nombre de la razón de un imperio, lo asesinaron.

Jesús, esto es lo importante, no podía ser imparcial ni contemplativo frente al Mal. Entre el mal absoluto y el bien que viene de Dios, no había reconciliación. Por eso murió crucificado. En una cruz, un instrumento de tortura y muerte. Luego, es falso decir que Cristo rendía culto a la cruz. Adorar a la cruz habría sido lo mismo que adorar a una guillotina o a un patíbulo o a una silla eléctrica. La cruz –ese es su significado– fue para Jesús un testimonio en contra de sus crucificadores: un desafío, un estandarte de lucha.

Si hubiera permitido luchar al que con su espada cortó la oreja del adversario, Jesús habría sido solo una víctima de una simple refriega militar. Y su cadáver uno más de los tantos que aparecían sangrando en los suburbios de Jerusalén. Si aceptó ser juzgado y luego crucificado, asumió el rol de la lucha – sí, de la lucha- en contra de la muerte, aún sabiendo que iba a morir.

El cuerpo de Jesús, en su larga agonía, murió luchando en contra de la muerte. Morir en contra de la muerte es comenzar a andar ese camino que lleva de la transitoriedad a la eternidad del Ser. Por lo mismo, no en la crucifixión sino en la resurrección yace el legado final de Jesús. Paulo, el apóstol, lo entendió perfectamente cuando dijo: “El amor (la vida, Dios) es más fuerte que la muerte” (Romanos 8,8,11).

La pasión de Jesús fue, por lo tanto, un acto de rebelión. Podéis destruir mi cuerpo, pero yo regresaré en vosotros, fue lo que dio a entender. Por eso ordenó a su amigo, “guarda la espada”. Como si le hubiera dicho: para esta guerra, compadre, no la necesitamos. "Guarda la espada, porque todos los que tomen espada, con espada perecerán". Y para que los demás no murieran, murió él. Sin espada y en la cruz. La cruz fue su espada.

No fue esa la primera vez que Jesús hablaría de la espada. Si lo entendemos de modo secuencial, la espada y no la cruz fue el enunciado de su lucha apostólica. Leamos de nuevo a Mateo (10, 34, 36):

No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los de la propia familia .

La espada de Jesús en esta frase es metafórica y real a la vez. La espada es el signo de la división pero también es un arma militar. En Jesús, la espada es una proclama a sus discípulos. Para seguir a Dios hay que buscarlo y para buscarlo hay que confrontar a todo lo que se oponga a la presencia de Dios en el Ser. Con esa espada que es la fe.

La búsqueda de Dios divide a los humanos entre los que lo niegan y los que lo buscan. Y los divide en el mundo, en las naciones, en la vida pública, en las relaciones de intimidad, incluso en las más caras, que son las de la familia. Podríamos agregar con el permiso de Jesús: La espada nos divide a nosotros mismos en dos. La búsqueda de Dios es luchar por encontrarlo en el alma y en el cuerpo de cada uno.

Fue Benedicto XVl quien repitió en diversas ocasiones que él no veía ninguna contradicción fundamental entre la religión y la ciencia pues ambas buscan (luchan) por la verdad. Desde ese punto de vista, el Papa vio en Galileo un buscador de la verdad, alguien que entendió lo que no entendió el apóstol Pedro: que la verdad no se ve ni se toca pues reside más allá de los límites de nuestro sistema sensorial. No obstante, la verdad puede ser alcanzada con el pensamiento. Y aquí debemos ser precisos: el pensamiento viene de la incertidumbre y de la duda así como la luz viene de la oscuridad. No puede venir de ninguna otra parte.

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida: dijo Jesús (Juan 14:6) Quiere decir; ni la verdad ni la vida están dadas, hay que buscarlas con el pensamiento (camino) y para encontrarlas necesitamos debatir a los que niegan esa triada que es divina y humana a la vez.

Para debatir buscando a la Verdad y a la Vida, necesitamos del camino del Logos, que es el espíritu convertido en lógica y, por lo mismo, la lógica convertida en palabras. Por eso, durante su residencia en la tierra, Jesús no paró de discutir, debatir, confrontar a sus enemigos. Jesús era un gladiador de la palabra, pero no de la escrita en los libros, sino de la que viene de la permanente discusión entre los mortales (El cristianismo no es una religión de libro, lo dijo el mismo Benedicto) Luchar por la verdad significa luchar en contra de la mentira. Luchar por la vida es luchar en contra de la muerte: tomar el partido de Eros y no el de Thanatos.

Y para que esas tres luchas sean posibles, necesitamos de un camino iluminado por la esperanza y la fe. El pensamiento no es el espíritu en sí, sino ese camino que conduce al espíritu. Pues sin pensar en Dios nunca alcanzaremos a Dios. Negar la libertad de pensamiento es, por lo mismo, negar a Dios. El pensamiento es la luz de la caverna de Platon. Ese es el trasfondo político griego que late en las palabras del judío Jesús.

Cierto es que Jesús nos dijo que debíamos amar a nuestros enemigos. Pero nunca nos dijo que no debíamos tener enemigos. Al contrario: nos trajo la espada y no la paz.

La espada de Jesús es el signo de la lucha en contra del mal (el enemigo) que nos invade. El mal será siempre un invasor.

17 de abril 2022

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2022/04/fernando-mires-la-espada-de-jes...

 7 min


Múltiples individualidades

Honorable Joseph R. Biden - Presidente de Estados Unidos

Honorable Nancy Pelosi - Presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU

Honorable Anthony Blinken - Secretario de Estado de EE.UU

Honorable Charles E. Schumer - Líder de la mayoría del Senado de EE. UU.

Honorable Mitch McConnell - Líder de la minoría del Senado de EE.UU.

Honorable Bob Menendez - Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU.

Honorable James Risch - Miembro de Rango del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU.

Honorable Steny Hoyer - Líder de la mayoría de la Cámara de Representantes de EE.UU.

Honorable Kevin McCarthy - Líder de la minoría de la Cámara de Representantes de EE.UU.

Honorable Gregory Meeks - Presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU.

Honorable Michael McCaul - Miembro de Rango del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU.

Honorable Jake Sullivan - Consejero Nacional de Seguridad de EE.UU.

Honorable Emb. James Story - Embajada de EE.UU. en Venezuela

Honorable Samantha Power - Administradora, USAID

Los abajo firmantes, líderes cívicos, académicos y económicos de Venezuela, defensores de la democracia, nos dirigimos muy respetuosamente al presidente de Estados Unidos y a los representantes del gobierno de dicho país, involucrados en la política exterior hacia Venezuela.

Hacemos un llamado al gobierno de Estados Unidos a seguir impulsando negociaciones sustantivas y productivas para resolver la crisis venezolana, e instamos al gobierno de Venezuela, a los partidos políticos de oposición y a la Plataforma de Oposición Unitaria, a retomar sin demoras los procesos de negociación. No hay más tiempo que perder.

Las sanciones económicas y la política de máxima presión no lograron sus objetivos.

Si bien las sanciones económicas no son la raíz de la emergencia humanitaria en Venezuela, han exacerbado gravemente las condiciones para el venezolano promedio. La gran mayoría del pueblo vive en la pobreza, con inseguridad alimentaria y expuesta a severas deficiencias de salud. La electricidad, el saneamiento y la calidad del agua presentan un estado de profundo deterioro. Las negociaciones deben colocar los temas humanitarios al centro y avanzar en su solución con la urgencia que ameritan.

Sugerimos que las negociaciones político-institucionales y económicas se basen en éxitos incrementales, creando confianza y buena voluntad para nuevos acuerdos. Estas deben seguir la ruta de lo posible, sin plantear posiciones extremas que otras partes encuentren imposibles de aceptar.

El 75% de los venezolanos rechaza contundentemente las sanciones sectoriales y apenas el 10% quiere que se mantengan. Es claro que este tipo de sanciones no han beneficiado al pueblo venezolano.

Solicitamos al gobierno de EE. UU. que negocie posiciones para el mejor interés del pueblo venezolano y que supere las presiones políticas internas en EE. UU., que, hasta ahora lamentablemente, han obstaculizado el avance de las negociaciones.

En Venezuela hemos pedido a Nicolás Maduro que acepte reformas políticas y electorales significativas y que continúe con la liberación de presos políticos. El gobierno debe reconocer que los acuerdos no pueden limitarse al ámbito económico. También hemos planteado a la oposición en Venezuela la necesidad de unificarse en torno a principios básicos y realistas que sustenten posibles acuerdos. Hemos instado a la oposición a no ser rehén de las voces extremistas que sólo perpetúan el doloroso statu quo.

Exhortamos a llegar a acuerdos que permitan el regreso de las empresas petroleras occidentales y otras empresas privadas para rejuvenecer el sector petrolero venezolano, lo cual generará empleo y promoverá la producción local. El gobierno venezolano debe permitir que estas empresas administren los proyectos petroleros, sus contratistas y los ingresos por exportaciones al tiempo que recibirá la regalía y los impuestos correspondientes. Las empresas aportarán tecnología y capital al sector.

Asimismo, cualquier acuerdo petrolero —incluyendo las aportaciones obligatorias al fondo endógeno— deben contribuir a mitigar la crisis humanitaria, facilitando medicinas, alimentos y combustibles, así como otros bienes y servicios necesarios para garantizar los derechos a la salud, la educación, la alimentación y la calidad de vida de la población a través de mecanismos libres de corrupción que involucren acuerdos entre el gobierno y la oposición.

Con el regreso de las empresas occidentales, la producción de petróleo venezolano puede aumentar significativamente en unos meses y más todavía el próximo año. El petróleo venezolano, que hasta ahora ha sido vendido exclusivamente a China con importantes descuentos, debe estar disponible en los mercados estadounidenses y mundiales para contrarrestar el efecto de la guerra de Rusia contra Ucrania. Venezuela puede contribuir nuevamente a la seguridad energética del mundo libre y potencialmente ayudar a moderar los precios de los combustibles.

Venezuela está en el hemisferio occidental. Los acuerdos razonables pueden contribuir con la seguridad energética de Occidente.

Hacemos un llamado a otros líderes y partes interesadas, en Venezuela y en otros lugares, para que respalden públicamente esta carta.

Poner fin a la crisis en Venezuela y ayudar a construir el nuevo futuro del país, con pleno respeto al estado de derecho, las libertades económicas y la vigencia de los derechos humanos, nos compete —y nos beneficiará —a todos.

Respetuosamente,

Alejandro Sucre,

Alfredo Padilla

Andrés Rojas,

Blanca Vera Azaf,

Feliciano Reyna

Francisco Rodríguez,

Jorge Botti

Jorge Makriniotis

José Gil Yepes

José Guerra

José Manuel Puente

Juan Ernesto Aguilera

Leida Marcela León

Luis Oliveros

Luis Vicente León

Manuel Sutherland

Marianela Herrera

Mariela Ramírez

Michael Penfold

Pablo Zambrano

Rafael Quiroz

Reinaldo Quintero

Ricardo Cusanno

Tamara Herrera

Víctor Álvarez

 4 min


Jesús Elorza G.

El anuncio oficial, por parte de la Federación Venezolana de Deportes Acuáticos (FEVEDA), del Campeonato Nacional 2022 a celebrarse del 17 al 21 de mayo en las instalaciones del Polideportivo “Misael Delgado” de Valencia, llamó poderosamente la atención de todas las personas ligadas directa o indirectamente a esta disciplina deportiva, por el nombre dado al máximo trofeo del evento “Copa Drácula”.

Los comentarios, críticas y burlas no se hicieron esperar, a todo lo largo y ancho del país se escuchaban las diferentes opiniones que giraban en torno a ese rocambolesco nombre otorgado al evento. Dejar de lado a figuras prominentes de la natación carabobeña para rendirle homenaje a un nombre que no tiene ninguna vinculación con los deportes acuáticos no deja de ser más que una morisqueta apadrinada por unas dirigentes marionetas con interese que nada tienen que ver con el deporte.

Entre los comentarios y burlas más resaltantes se encuentran los siguientes:

-Si el interés era estar en la buena con el gobernador, por los aportes económicos que pudiera dar, han podido llamar al trofeo “Copa Gobernación de Carabobo” o si el interés era congraciarse con el gobernador “Copa Lacava” pero Drácula no tiene ninguna justificación, salvo la de ser una dirigencia federativa que se prestó al pan y circo del gobernador.

-No sería de extrañar que en próximos eventos veamos copas a nombre de “El Súper bigotes”, “Con El Mazo Nadando”, “La Sirena Cilia” o “El Difunto Eterno”

-A lo mejor, los federativos ordenan llenar la piscina con Kool Aid sabor a Cherry para darle un color rojo-rojito al agua para hacer más dramático el nombre de la copa y satisfacer las ansias de sangre de Drácula.

-Suponemos que la inauguración del evento será a la medianoche, hora en la cual Drácula se despierta.

-Seguro que no se permitirá la entrada a personas que porten cadenas con crucifijos, con envases de Agua Bendita o con Ristras de Ajo.

-Los curas que se acerquen a las instalaciones serán detenidos y alejados del sitio por la policía.

-Se les explicará a los medios de televisión que no tomen imágenes directas de Drácula porque las mismas no se van a ver ya que el personaje no se refleja en los espejos.

-La categoría de los nadadores se establecerá de acuerdo con el largo de sus colmillos.

-Todo el programa de competencias, premiación y clausura se hará en horas nocturnas, ya que, el sol afecta al homenajeado.

Muy en serio, los entrenadores deportivos dejaron en evidencia que las condiciones del campeonato incurrían en una serie de irregularidades. Por una parte, los campeonatos infantiles se hacían separados de las otras categorías y en este evento se van a realizar conjuntamente rompiendo así una vieja tradición que buscaba evitar el congestionamiento o aglomeración de atletas participantes lo que prolongaba innecesariamente el tiempo de espera entre una prueba y otra. En segundo lugar, la piscina del Misael Delgado, no tiene una de calentamiento que permita a los nadadores relajarse mientras esperan por sus próximas competencias. Lo más asombroso es que ¡¡¡ los organizadores establecieron como solución, que los nadadores al terminar una de sus pruebas clasificatorias, si avanzaban a otra serie, subieran a un autobús que los llevaría al Centro Hispano para que en la piscina de esa instalación esperaran su próximo evento !!!. En otras palabras, compites, subes aun autobús, te llevan a otro sitio, permaneces allí hasta que te llamen, vuelves a subir a otro autobús, legas al Misael Delgado para finalmente competir. En otras palabras, el nadador pasará más tiempo montado en un autobús que metido en la piscina. Por último, llama la atención que el desmesurado aumento de la inscripción que había sido de 5 dólares y fue elevado a 25 dólares sin ningún tipo de explicación.

En conclusión, hay que decir que la designación de la copa de este evento, pasa a ser una muestra de la utilización del deporte para fines demagógicos o propagandísticos de quienes solo buscan satisfacer sus egos. El concepto de “Pan y Circo” es aplicable a esta situación y deja en claro la falta de respeto por parte de la dirigencia federativa al prestarse para este denigrante espectáculo.

 3 min


​José E. Rodríguez Rojas

El cobro de afrentas fue la motivación que impulsó a varias personalidades que participaron en la defenestración de Carlos Andrés Pérez, sin considerar las funestas consecuencias de sus acciones. La democracia entró en crisis y se abrió la caja de pandora de la cual surgió el militarismo, una pesadilla de los demócratas que se creía extinguida en el pasado.

En su programa “Venezolanos” el historiador Rafael Arráiz Lucca presentó evidencias que permiten afirmar que diversos actores de la vida nacional, quienes contribuyeron a la defenestración de Carlos Andrés Pérez (CAP), lo hicieron motivados no por razones éticas o ideológicas sino por animosidad hacia el ex presidente, que los llevó a aprovechar la oportunidad para cobrar antiguas afrentas sin considerar las consecuencias que ello tendría para la democracia venezolana y el país.

Uno de esos actores, mencionado por el historiador, fue Arturo Uslar Pietri quien dirigió el grupo de Los Notables los cuales con su oposición a las reformas allanaron el camino a la insurrección militar del 4 de febrero. Los Notables cuestionaron las reformas a pesar de que varios de ellos demandaron previamente la instrumentación de políticas similares. Ello revela que actuaron movidos más por razones personales que ideológicas. Uslar Pietri en particular tenia razones para cobrarle a CAP viejas afrentas. En la década de 1940 fue acusado de corrupción por el primer gobierno de AD, lo cual lo forzó a abandonar el país y exiliarse en los Estados Unidos. Regresó con la dictadura de Pérez Jiménez cuando el gobierno de AD había sido depuesto. Aparentemente nunca perdonó a los adecos por tal afrenta y a CAP en particular, que era el secretario privado de Betancourt en ese momento. No sabemos si fue ésta u otra la que motivó su conducta pero el hecho es que aprovecho la oportunidad, como cualquier hijo de vecino, para pasarle factura a su antiguo enemigo político.

Otro de los mencionados por Arráiz Lucca es el Fiscal General de ese momento Ramón Escovar Salom quien aprobó la tramitación del antejuicio de mérito ante la Corte Suprema. Escovar Salom también tenía diferencias personales con Carlos Andrés y cuentas por cobrar. Consciente de ello, el abogado adeco David Morales Bello, conocedor de los intríngulis del sistema judicial venezolano, le advirtió a CAP que no aceptara el nombramiento de Escovar Salom como fiscal porque en algún momento iría contra él. Con el tiempo se confirmarían los temores de Morales Bello ya que movido por sus diferencias personales con CAP, aprobó la tramitación de la solicitud de antejuicio ante la Corte Suprema, sin que hubiera fundamentos jurídicos para ello, como lo han demostrado eminentes juristas como Alberto Arteaga.

Los congresistas de AD también votaron a favor del antejuicio contra CAP en el Congreso Nacional. Como lo evidencia Mirtha Rivero en su libro “La rebelión de los náufragos”, los secretarios regionales de AD no le perdonaron a CAP por las reformas que introdujo durante su gobierno, en particular por la reforma que posibilitó la elección directa de gobernadores y alcaldes. Los secretarios regionales de AD tenían aseguradas las gobernaciones cuando su partido asumía la presidencia y utilizaban las mismas para drenar recursos hacia empresarios de su entorno en un proceso poco transparente. La elección directa de gobernadores dio al traste con este mecanismo de reparto de la renta petrolera y provocó la reacción airada de los comisarios políticos de AD contra CAP y su gobierno.

Todos y cada uno pusieron su granito de arena para pasarle factura al ex presidente, bien sea alentando la insurrección militar contra su gobierno o contribuyendo a la aprobación del antejuicio de mérito que lo obligó a renunciar a la presidencia. Actuaron sin considerar las consecuencias que la defenestración de CAP tendría para el país.

Según el historiador Arráiz Lucca la defenestración de CAP generó una crisis en la democracia venezolana que abrió la puerta a nuevos actores políticos, entre los cuales destacan los protagonistas de la insurrección militar. Se abrió así la caja de Pandora de donde resurgió el militarismo, una vieja pesadilla de la democracia venezolana, que truncó el experimento democrático en la década de 1940 e intentó hacerlo en la década de 1960. En esta ocasión la crisis abrió la puerta a los militares insurrectos del 4 de febrero que con el pasar del tiempo ingresarían a la política y accederían al poder, generando con su mal gobierno y acciones autoritarias el desastre social y económico que atravesamos desde hace varios años.

Profesor UCV

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Isabel Pereira Pizani

Recordaba Ángel Oropeza que, si no queremos perder definitivamente el país, tenemos una tarea importante y urgente los que luchamos por la liberación democrática de Venezuela: construir una fuerte coalición unitaria de sectores sociales y políticos en la cual todos puedan sentirse parte de una indetenible presión social hacia la transformación del país.

Esta tarea es la que Emeterio Gómez denomina un mensaje moral. No es una invitación técnica, ni siquiera política a sectores o fragmentos de la sociedad. Es un mensaje moral basado en valores básicos compartidos.

Estamos presionados por grandes urgencias. El destrozo de Venezuela es casi total. La dinámica del socialismo del siglo XXI ha sido efectiva. Desunió a la sociedad entre escuálidos y patriotas, destruyó la agricultura alentando las expropiaciones, convirtiendo a los productores en explotadores y los campesinos en títeres de sus predicas destructivas, inculpó a los industriales y comerciantes rebajándolos a la categoría de especuladores insensibles que debían ser castigados por el pueblo.

Una dinámica corrosiva que se llevó por delante a nuestros artistas, periodistas, maestros, jueces, agricultores, industriales, comerciantes, y todo aquel que pudiera cumplir una actividad beneficiosa, requerida por todos y con esa base ejercer un liderazgo moral constructivo.

El chavismo puede ufanarse que cumplió su tarea. El país tiene que comenzar a reconstruirse desde sus cimientos morales. Esto quiere decir, ni más ni menos, que la división es insalvable. Unos aspiran a la democracia y a la libertad y otros solo aspiran a enriquecerse, asumen un futuro bajo el mandato de una jerarquía política que les señala que hacer y cómo actuar para lograrlo.

El tema es complejo. Para tener un verdadero mensaje moral sanador debemos incorporarnos, mostrar las tareas constructivas que solo pueden ejecutarse desde el acuerdo y la aceptación de ciertas prioridades.

Pongo ejemplos. Quienes se unirían en una campaña para restituir a nuestras universidades la capacidad y los medios para seguir formando a nuestras nuevas generaciones. Cuánto nos importa la Universidad Central, la Universidad del Zulia, la maltratada casa universitaria de Oriente, nuestras queridas universidades de los Andes y Centroccidente. Quién valora la importancia del INCE tripartito (trabajadores, patronos y Estado). Todo hoy en la miseria, castigados fríamente por el régimen. Acaso no se albergaban en los miles de hogares humildes la esperanza de ver egresar de esas nobles instituciones a sus hijos, con toga y birrete. O que el INCE les otorgará la calificación profesional a sus hijos para trabajar, tener éxito y ayudar al resto la familia. Estas esperanzas hoy parecen liquidadas.

A cuantos no le gustaría que regresaran los miles de médicos, salidos de nuestras universidades autónomas, que hoy son reconocidos y aceptados en los mejores centros de salud del mundo.

Quién sería capaz de negar que tenemos una gran urgencia de formar los mejores maestros y los más honestos jueces, aquellos que le dan dignidad a la vida cotidiana de nuestros hogares y a cada uno de nosotros en particular.

Este manojo de aspiraciones, más que razones, son aquellas cosas que deseamos ardientemente, que quisiéramos ver en marcha al segundo siguiente. La pregunta sería: ¿Qué podemos hacer, en cuáles objetivos unirnos? O, cuáles son las grandes tareas en las cuales difícilmente no participaría o apoyaría, sea cual sea mi filiación política.

Copio a Emeterio en su Propuesta ética para Venezuela: “Toda sociedad necesita utopías, esperanzas, ideales e ilusiones en los cuales creer y a partir de los cuales impulsarse hacia el futuro. Para alcanzar el bien, la felicidad el progreso, el heroísmo, el consumismo o cualquier otra meta que se haya propuesto. Toda sociedad necesita esperanzas y en la Venezuela de hoy esta necesidad es tal vez más apremiante que en cualquier otra circunstancia. Hay que estimular las utopías y los ideales”.

Me luce como una propuesta sin alma tratar de unirnos a través de una confrontación electoral del liderazgo, una simple maniobra cuantitativa, separatista, que va a depositar la confianza en unos y a expandir la sensación de derrota en otros.

Podemos aspirar mucho más que un careo primario entre los lideres potenciales. Tenemos que pedirles que busquen hasta el cansancio aquellas cosas que comparten sin egoísmos, unirse en torno a ellas y con una sola voz lancen el mensaje moral que tanto anhelamos. Estamos a tiempo. Basta reforzarnos espiritualmente y no encasillarnos en la búsqueda de un reconocimiento que puede separar en lugar de unir. Hoy es urgente, dada la arremetida de nuevos gobiernos en Latinoamérica con tendencias autocráticas, teñidas de neo comunismo.

Confieso que solo aspiro ir al mercadito de mi barrio los domingos, saludar a mis vecinos, al maestro que vive cerca, a la esposa del militar, comprar en el kiosko cercano El Nacional y regresar a mi casa, tirarme en el piso, extender el periódico, leer y regocijarme con la lectura del papel literario y las agudezas de sus columnistas. Sencillo. Solo que eso requiere perder el temor a los otros, al gobierno, a los militares, al vecino contrario en ideas, porque es simplemente vivir en paz.

Los lideres que aspiran confrontarse que se acerquen a la noción de que absolutamente nada en el mundo, a excepción del espíritu humano, es ni bueno ni malo (Emeterio dixit). Y sólo él puede poner en “la realidad” lo bello y lo feo. El reto es convertir valores individuales en valores sociales compartidos que nos integren en una legión de seres humanos que descansan en su libertad, respetan, confían en los otros y asumen un liderazgo generador de encuentros y no de separaciones, porque pregonan valores compartidos.

Es muy difícil que los lideres se sienten en una mesa y le hablen al país sobre la necesidad de salvar nuestra infancia desnutrida, rescatar las escuelas, los maestros, los médicos, los jueces, las universidades, los medios de comunicación, nuestro patrimonio cultural, la justicia y la fraternidad entre individuos distintos. Es imposible, o solo quedan unas banales elecciones primarias.

Podemos seguir apelando a la democracia, el mercado y la libertad individual, porque todas estas nociones continúan teniendo fuerza y vigencia. Pero si no parimos una idea matriz capaz de entusiasmar a la gente y de motorizar con fuerza la lucha contra la pobreza, el saqueo y la injusticia, nos las veremos muy mal frente al autocratismo y el neocomunismo.

11 de abril 2022

Noticiero Digital

https://www.noticierodigital.com/2022/04/la-urgencia-de-un-mensaje-moral...

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