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Opinión

Edgar Benarroch

DERECHOS FUNDAMENTALES DEL HOMBRE

Entre los derechos civiles y políticos del hombre podemos destacar: el atinente a la vida, al honor, a la libertad, a la integridad personal. El derecho a la vida es el más importante, todos tenemos el de vivir libres y con seguridad, nadie puede ni debe privarnos de la existencia. Las violaciones a los Derechos Humanos se refieren a las acciones u omisiones del Estado y/o sus agentes que atentan, desconocen y afectan negativamente los contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Amnistía Internacional considera que las principales causas de vulneración de los derechos son: el subdesarrollo, la pobreza extrema, la desigual distribución de los recursos, la marginación, la violencia étnica y civil y los conflictos armados. Por esas razones, sumadas a la predisposición de causar daño, se transgreden, quebrantan y violan las leyes o preceptos y se causa daño y perjuicio a las personas y a las cosas.

En la historia de nuestro país observamos transgresiones serias a los Derechos Humanos, pero nunca había ocurrido con tanta persistencia y sostenida como lo ocurrido en estas dos ultimas décadas. Al lado de la vulneración de expresarnos libremente, está la persecución, encarcelamiento, tortura y hasta el asesinato a la disidencia, a quienes discrepan y sostienen puntos de vista diferentes a los del régimen.

Cuando se hace difícil, muy difícil, adquirir los alimentos de la manutención diaria, bien por carecer de recursos económicos o simplemente porque no se consiguen en el mercado, todo ello provocado por las funestas políticas de este régimen, se está atentando contra el derecho a la vida y también contra el de la libertad , porque ésta última se supone que es amplia y suficiente, solamente limitada por lo dispuesto en las leyes y la dedicación exclusiva a buscar cómo subsistir nos abstrae del disfrute pleno de libertad. También este régimen vulnera el honor cuando no cumple su deber de acuerdo a la moral e irrespeta el de las personas y desconoce la dignidad de los seres humanos.

Estamos pues en presencia de un régimen totalitario que ha destrozado el país, transformando lo bueno en malo y lo malo en peor y violador pertinaz de los Derechos Humanos.

Actualmente este régimen está siendo investigado por delitos de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional, creada en 1998 según el Estatuto de Roma y dotada de competencia para conocer y juzgar a los responsables de crímenes graves para la comunidad internacional. También la Dra Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha presentado informes donde consta la dolorosa y lamentable situación en que nos encontramos, estuvo en Caracas y personalmente la vivió. Estos informes han sido actualizados con más violaciones y desconocimiento de principios civilizados para una buena convivencia.

Karim Khan, Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional, trabaja en la actualidad en un proceso de investigación sobre la vigencia o no de los Derechos Humanos en nuestro país y todo indica que llegará a la verdad. Esperemos los resultados de su investigación que los expresará en su respectivo informe, seguramente serán condenatorios, son inminentes los hechos que no admiten pruebas en contrario. El régimen se prepara desde ya para desacreditar al Fiscal Jefe, porque sabe de sus graves desafueros serán seriamente cuestionados y penados. Amanecerá y veremos.

18 de mayo 2022

JOE BIDEN Y VENEZUELA

Los Estados Unidos de Norte América (EE.UU.) es la primera potencia mundial y como todos los países del mundo, se mueve en el concierto de las relaciones internacionales en función de sus interés y muy lamentablemente no obedece a principios de ninguna índole. Debemos sospechar que "no da puntada sin dedal". Todo lo calcula y tiene previstas las consecuencias de sus acciones. Los EE.UU. no dan pasos que no favorezcan sus propósitos y objetivos.

Si ha sido, hasta ahora, muy solidario con la oposición venezolana, especialmente con Guaidó, es porque le interesa sobremanera tener en Venezuela un país con un gobierno amigo con el que se pueda entender política y económicamente, máxime cuando somos aún un país con infinitas riquezas naturales y que ocupa en la geopolítica mundial un lugar privilegiado desde el punto de vista estratégico con su más alto significado.

Últimamente el gobierno de los EE.UU., tal vez partiendo del hecho cierto que con la estrategia de sanciones no ha logrado derrocar a Maduro y después de tantos años tampoco en Cuba ha logrado lo que tiene propuesto, ha decidido NEGOCIAR con el régimen totalitario que tenemos con el propósito de encontrar una salida electoral a la crisis que afrontamos y que sea favorable para todos.

Como toda negociación supone concesiones de las partes, los EE.UU. ha informado algunas de las suyas, nos corresponde esperar para saber las de Maduro. El gobierno norte americano se compromete a dejar sin efectos algunas de las sanciones económicas y Maduro, creo, sospecho, a garantizar cuanto antes elecciones generales transparentes y democráticas y si es posible con un nuevo Consejo Nacional Electoral.

Los EE.UU. en la actualidad lidia con una gran crisis inflacionaria provocada por la pandemia y la guerra en Ucrania y ello lleva a ese gobierno a establecer prioridades que pueden relegar el caso venezolano a un segundo plano y además desde el Norte se ve con profunda preocupación que la oposición nacional se mantenga dispersa ante la profunda crisis que confrontamos.

Sé que con el propósito de incomodar a Maduro, muchos están de acuerdo en que se mantengan las sanciones y si es posible se profundicen, pero ellas también afectan a todos los venezolanos, a la producción en general y a los empresarios privados. Es necesario comprender que el mundo es diverso, complejo y a veces hasta cruel y con esas circunstancias debemos convivir.

Muchos venezolanos, a lo mejor la mayoría, llevados por la ira y repudio al régimen, apuestan a que continúe la estrategia de sanciones y lo hace por desahogo sin mayor análisis de consecuencias . Si yo supiera que con las sanciones este régimen sale en meses, bienvenida las sanciones, pero hasta ahora los resultados prácticos no apuntan en ese sentido.

No creo que los EE.UU. vea ahora con buenos ojos a Maduro, simplemente se sentó a negociar con él para explorar un acuerdo que para ser factible las partes deben aceptar. El gobierno norte americano dio el primer paso en la necesidad de que cada parte ceda, ahora le corresponde al régimen totalitario dar el suyo, esperemos para ver en qué consiste su cesión. Necesariamente debemos esperar para ver si la negociación en marcha tiene sentido favorable y se corresponde con el clamor popular.

19 de mayo 2022

 5 min


Humberto García Larralde

Cuando existía la Unión Soviética, la política exterior de muchos países difícilmente podía abstraerse de la polarización entre ésta y los EE.UU. que caracterizó a la Guerra Fría. La confrontación entre ambas potencias se enmarcaba en el contexto ideológico de una lucha entre el sistema socialista y el capitalista por el dominio global. Quien se considerase políticamente de izquierda se decantaba automáticamente por el socialismo y, por ende, se alineaba con el bloque soviético, incluyendo, por supuesto, a la Cuba de Fidel Castro. Eje central de su programa era la defensa de la “patria” socialista: la Unión Soviética.

Desde principios del siglo XX, la perspectiva política tenida como de “izquierda” había venido siendo colonizada por el marxismo y, en su versión más extrema, por los dogmas del marxismo-leninismo. Para quienes se encontraban inmersos en tal burbuja ideológica, la fe de que estaban del lado correcto de la Historia (con mayúscula), luchando por la emancipación de la humanidad, absolvía todo defecto, inconsistencia o crimen que podía haber sido cometido en la prosecución de tan noble fin. En todo caso, para ello estaban los ejercicios de “autocrítica”, para corregir tales “defectos”, sobre todo cuando servía de pretexto para iniciar procesos contra los rivales internos del líder – dictador.

Para no hacerle el juego al enemigo, el “mundo progresista” no titubeaba en asumir alianzas con el modelo socialista, aunque fuese con un pañuelo en la nariz. La solidaridad automática de la “izquierda” ante cualquier disputa definía la posición que debía asumirse en nombre de los ideales más elevados de la humanidad.

Desde luego, el idilio con el “socialismo-realmente-existente” se fue desmoronando en la medida en que se filtraban al exterior sus transgresiones a los más elementales derechos humanos. Pero para los poseídos por la fe, se trataba de excesos productos del momento histórico de la transición –la Dictadura del Proletariado—que se corregirían con el advenimiento del “hombre nuevo”. No alteraban la esencia de la lucha emprendida.

Y los que tenían más de dos dedos de frente, aun teniendo que tragarse tales abominaciones en silencio, se amparaban en la denuncia del imperialismo como justificación existencial de una postura de izquierda “revolucionaria”. Una larga ristra de atropellos a naciones latinoamericanas, desde la anexión de la mitad de México por EE.UU., y los desmanes del filibustero William Walker en Centroamérica en el siglo XIX, pasando por el asesinato de Sandino en Nicaragua, el derrocamiento del demócrata Jacobo Arbenz en Guatemala, la invasión de los marines a República Dominicana para impedir el regreso del presidente electo, Juan Bosch, y la supuesta orquestación del golpe contra Salvador Allende, le daban pasta a esta postura, sin mencionar la historia de abusos del colonialismo europeo, sobre todo del británico, y la “leyenda negra” de la conquista española de América Latina. En fin, ser antiimperialista se convirtió en santo y seña de quien autoproclamaba su posición de izquierda.

Quien se elevó como campeón del antiimperialismo, como sabemos, fue Fidel Castro, alimentando una postura heroica de David contra Goliat mientras destruía la economía cubana y acababa con las libertades de su población, en nombre de un futuro prometedor que nunca llegaba. Chávez, enamorado del personaje, quiso confeccionarse el mismo traje para sí mismo en Venezuela. Carente de épica, se proyectó como heredero genuino del Libertador, apropiándose de los símbolos de la Guerra Emancipadora y enmarcando su cruzada redentora como una lucha entre patriotas y una oligarquía que había traicionado a Bolívar.

Esta visión maniquea la reforzó desde el poder discriminando abiertamente toda disidencia, arremetiendo contra los medios de comunicación y las universidades, y propiciando la conformación de bandas paramilitares para arrebatarle la calle a los opositores. Salvo por el color de las camisas conque uniformó estas bandas, reprodujo los ingredientes definitorios del fascismo clásico: Invocación de mitos épicos, lenguaje de odios y descalificación a los opositores, discriminación y violencia en su contra, culto a la muerte y regimentación de la sociedad, alimentada por una retórica que invocaba batallas, rodilla en tierra, y que colocaba en los militares los verdaderos intereses de la Patria. Al adoptar, bajo la tutela de Fidel, la retórica y los clichés de la mitología comunista, logró remozarle la imagen, conformando un neofascismo de ribetes comunistoides, o fasciocomunismo.

Pero la degradación de lo que, supuestamente, era un proyecto redentor de los pobres no se detuvo ahí. Al desmantelar las instituciones democráticas y arrinconar las fuerzas de mercado, el usufructo y provecho de la riqueza nacional pasó a determinarse por razones políticas.

No es menester echar la historia de nuevo, porque todos estamos muy claros de lo que sucedió. Fueron apareciendo amplias oportunidades de lucro ilícito, bajo el amparo de un poder judicial obsecuente y la destrucción de todo poder público o privado que controlara la excesiva discrecionalidad con que decidían quienes comandaban el Ejecutivo, dando lugar a una corporación criminal que define al régimen de Maduro.

La corrupción deliberada de estamentos de la FAN y la consecuente descomposición de lo que antes era una de las instituciones que sostenían a la nación, conforman, hoy, el eje central de este poder. Junto con alianzas con estados paria y bandas criminales como las ELN, las FARC disidentes y traficantes de droga, se han dedicado a saquear el país, hundiéndolo en niveles espantosos de miseria.

Pero la pervivencia o inercia de códigos y clichés que antes servían como orientación en el mundo de la Guerra Fría hacen gravitar al régimen, con sus alianzas, a lo que, para muchos, se sigue definiendo como el mundo de “izquierda”. Y, desde luego, Maduro en estas andanzas, está lejos de encontrarse sólo.

En nuestro continente destaca el gobierno gansteril de Nicaragua y la Cuba totalitaria, mientras asoman la cabeza desarrollos potencialmente alarmantes en otros países, muchos bajo el cobijo de ser de “izquierda”. A nivel mundial es notoria la conducta criminal de Putin y de su lacayo en Bielorusia, Lukashenko, así como peligrosos coqueteos de populistas con proyectos claramente autoritarios, incluso en EE.UU. (Trump) y en la Unión Europea (Orbán), sin mencionar a Erdogán en Turquía y el deslizamiento preocupante observado en la conducta del Primer Ministro Modi, de la India.

La analista estadounidense, Anne Applebaum, define la creciente alianza entre estos regímenes, no obstante las diferencias entre sus identidades ideológicas formales, como “Autocracy Inc”, para referirse a una suerte de corporación criminal internacional que representa una amenaza creciente para el orden liberal que habíamos dado por sentado como fin al cual se dirigía el concierto de naciones luego de la caída de la URSS. La invasión del imperialismo ruso a Ucrania, invocando argumentos similares a los usados por Hitler para desatar la Segunda Guerra Mundial, nos ha despertado brutalmente de esta ilusión.

Sobre estos desarrollos se ha escrito mucho últimamente. Moisés Naim acaba de publicar un enjundioso libro al respecto, La revancha de los poderosos[1], que describe cómo esta confraternidad de autócratas está moldeando a su favor el escenario político actual. Pero, en la medida en que desafían ese orden liberal identificado con la hegemonía de los EE.UU. y la Unión Europea, todavía hay quienes insisten en ubicarlo en el marco de una confrontación entre una especie de URSS rediviva que, con sus aliados “revolucionarios” –Maduro entre otros—se opone “justamente” a esta hegemonía.

Y aquí entramos en la futilidad de pretender definir qué se entiende por “izquierda”, concepción tan vapuleada por quienes buscan absolver su atraso y desprecio por los derechos humanos esgrimiendo tal signo.

Arriesgando meterme en “camisa de once varas”, debo resaltar que, conforme a los ideales de justicia y libertad que –al menos en el pasado—inspiraba un posicionamiento de izquierda, no hay manera de ser fiel a esta definición si no se asume desde una perspectiva liberal. Pero ello quedará, irremediablemente, para otro artículo.

[1] Editorial Debate

 6 min


Acceso a la Justicia

«Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario». Sin embargo, cuando se escuchan las intervenciones públicas del fiscal general impuesto por la Asamblea Nacional Constituyente, Tarek William Saab, y sobre todo cuando se leen sus mensajes en su cuenta de Twitter, se puede dudar de la aplicación de dicho principio en Venezuela. En efecto, el funcionario usa epítetos para calificar, por no decir, condenar, a personas a las que su despacho apenas ha comenzado a investigar, lo que hace reflexionar sobre su supuesto rol como «parte de buena fe» en el proceso penal.

La conducta de la máxima autoridad del Ministerio Público (MP) ha provocado numerosas críticas. La última provino de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), que el pasado 5 de mayo emitió un comunicado rechazando que el funcionario difundiera «el nombre, apellido, fotografía y/o video de adolescentes involucrados en situaciones de violencia y presunto acoso escolar», pues

«la exposición en redes sociales de cualquier adolescente responsable de un hecho punible promueve su estigmatización, y además que sea víctima de otras expresiones de violencia o que se emitan juicios públicos sin conocer con exactitud los hechos, sin haber culminado el proceso de investigación correspondiente».

Asimismo, la agrupación acusó a Saab de violar la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopnna), que en su artículo 65 garantiza «el derecho al honor, reputación, propia imagen, vida privada e intimidad familiar» de los niños y adolescentes, y prohíbe expresamente «exponer o divulgar, a través de cualquier medio, datos, informaciones o imágenes que permitan identificar, directa o indirectamente, cualquier niño, niña o adolescentes que haya sido sujeto activo o pasivo de hechos punibles».

Pese a los duros señalamientos de Cecodap, el funcionario ha continuado con su política. Así, el 10 de mayo, al anunciar una nueva averiguación contra un adolescente por acoso escolar en La Guaira, difundió un video en el que se ve a un chico agrediendo a otro.

La punta del iceberg

En Acceso a la Justicia realizamos una revisión superficial de la cuenta personal de Twitter del fiscal general y hallamos más de una docena de publicaciones, en las cuales utiliza calificativos como «aberrado», «delincuente» o «ladrón» para referirse a imputados.

Varios de los mensajes del fiscal general se refieren a sujetos involucrados en casos de abusos sexuales. Algunos de ellos son Ruby Salvador Tremont, detenido en julio de 2020 por presuntamente violar a una niña de once años; y Alejandro Moncada, respecto del cual en noviembre de 2021 el MP abrió una averiguación luego de que en un video calificara a las mujeres como «prostitutas».

Es llamativo que el fiscal general obvie utilizar términos como «presunto» o «supuesto» en sus mensajes e intervenciones públicas, con lo cual muchas veces da la impresión de estar imponiendo condenas anticipadas a los investigados, sin que todavía se haya celebrado el respectivo juicio.

También exsubalternos suyos han corrido la misma suerte. Así, el 30 de octubre de 2021, al anunciar que la exfiscal 34 de Carabobo, Roraima Ortiz, se puso a derecho para enfrentar una investigación por corrupción, Saab afirmó que hasta ese momento 217 exfiscales estaban siendo «procesados y judicializados por delincuentes».

La revisión realizada por Acceso a la Justicia permitió determinar que Saab ha emitido sentencias anticipadas en casos relacionados con maltrato animal y algunos en los que opositores o disidentes del Gobierno están involucrados, en particular su antecesora en el puesto, Luisa Ortega Díaz.

Digno de la inquisición

El comportamiento de Saab pone en entredicho el rol del MP, el cual, según la legislación vigente, no solo es el encargado de investigar los posibles delitos ocurridos en el país y ejercer la acción penal contra sus autores, sino que además debe determinar si los sospechosos son inocentes o no.

Magaly Vásquez, penalista y corredactora del Código Orgánico Procesal Penal (COPP), recordó lo siguiente en una videoconferencia celebrada en marzo de 2020:

«El fiscal del Ministerio Público en nuestro caso es parte de buena fe, porque no solamente está en la obligación de ejercer la acción penal; es decir de acusar a ultranza, sino que también está en la obligación de investigar tanto lo que incrimine al imputado como lo que lo favorezca (…) conforme a la legislación venezolana la función del fiscal no es la destrucción de la presunción de inocencia. Nuestra legislación establece que el objetivo de la investigación que debe conducir el Ministerio Público en la fase preparatoria es la búsqueda de la verdad y la verdad puede arrojar que el imputado no es el responsable del delito señalado».

El artículo 263 del COPP es claro al señalar que

«el Ministerio Público en el curso de la investigación hará constar no solo los hechos y circunstancias útiles para fundar la inculpación del imputado o imputada, sino también aquellos que sirvan para exculparlo. En este último caso, está obligado a facilitar al imputado o imputada los datos que lo o la favorezcan».

Y a ti venezolano, ¿cómo te afecta?

El comportamiento del fiscal general es otra muestra de la situación de indefensión en la que se encuentran los ciudadanos, en particular quienes disienten del Gobierno, por cuanto las más elementales garantías judiciales no son respetadas en el país.

La actitud de Saab corrobora lo señalado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en un informe publicado en 2013, en el cual señaló:

«La relación de dependencia que puedan tener las fiscalías respecto a otros órganos puede tener un impacto en su actuación independiente, tanto en la efectividad e impulso en las investigaciones como en la decisión del ejercicio de la acción penal o archivo de la investigación, así como las implicaciones que tenga en el debido proceso».

No se puede olvidar que el funcionario no consiguió su cargo como manda la Constitución y que además ha probado estar abiertamente comprometido con los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, durante los cuales militó en el partido de Gobierno y ocupó cargos de constituyente, diputado, gobernador del estado Anzoátegui y defensor del Pueblo. En este último cargo, justamente, entre otros, por su activismo político fue degradada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

17 de mayo 2022

Acceso a la Justicia

https://accesoalajusticia.org/con-tarek-william-saab-ministerio-publico-...

 5 min


Carlos Hermoso

La pandemia parece haber cedido. En buena parte del planeta ya las universidades y los centros educativos están de regreso a sus actividades normales. Ya son muchos los países en los cuales las universidades han abierto sus puertas. Ya hay clases presenciales. Sin embargo, en Venezuela la cosa se tarda. Acá, a pesar de que los rigores de la pandemia fueron menores que los de otros países, aún no se asume la presencialidad.

Este asunto es urgente, dada la necesidad de repoblar las universidades, en especial la Universidad Central de Venezuela. Las labores de Recuperación, Rehabilitación y Restauración del Patrimonio han paralizado en buena medida la presencia de la comunidad. Estos trabajos tardarán más de tres años desde su inicio. Ya se encuentran retrasados, pues la primera etapa debía ser culminada en diciembre y aún no se concluye. Se coaliga esta circunstancia con la pandemia para estos efectos de impedir la presencia de la comunidad en sus aulas. Lo que le interesa al chavismo es cumplir con lo pautado con la Unesco acerca de la conservación del patrimonio mundial cultural y natural de la humanidad, que incluye un Fondo del Patrimonio Mundial, cuyo uso es desconocido en el caso de la UCV.

Es que el chavismo, durante más de 20 años, negó los recursos que demandaban las universidades para su mantenimiento, hasta ser borrado del presupuesto. De allí el origen y profundización del deterioro. Se sumó a este proceso el hecho de que los chavistas, en connivencia con bandas delictivas, desmantelaron instalaciones como Medicina Tropical, entre otras dependencias, o el cableado de varias escuelas de la Facultad de Humanidades.

Aunque el caso más grave es el del núcleo de Cumaná de la Universidad de Oriente. Su desmantelamiento y reducción a escombros pasó por el saqueo de su biblioteca y de todas sus dependencias. Las cabillas de la estructura de las paredes fueron parte del botín que extrajeron los depredadores. Entretanto, los estudiantes ven clases en las casas de los profesores o en dependencias que colaboran con la labor educativa.

El caos es parte de una estrategia

El deterioro no es solamente de la planta física. Tardará un tiempo esa restauración. Pero lo más lamentable de la situación de las máximas casas de estudio no es la infraestructura. Es la que sufre su comunidad y la institución en su esencia y razón de ser. El objetivo de la dictadura es acabar con las universidades en su sentido universal y crítico.

Mucho afecta la migración profesoral a otros países o áreas de trabajo —dada la desaparición de los sueldos y salarios durante varios años—. La dictadura no cesa en este aspecto al desconocer la propia convención colectiva que se les impuso a los universitarios, cuando desconocieron las normas de homologación. Los sueldos se aumentan un tantico y luego se rebajan. El odio a las universidades no cesa, solo se esconde con fraseología.

Pero también el chavismo ha saqueado su espíritu en buena medida. Dos cosas conspiran: de una parte, el avance del pensamiento reaccionario del posmodernismo destruyó en buena medida el espíritu crítico de la universidad. Copó la escena y la academia se hizo posmo y seguidora de la dogmática liberal y de la globalización. Por otra parte, pocas voces mantuvieron la condición crítica universitaria y la metafísica de los tiempos globalizadores se hizo hegemónica, cuestión que aprovechó el chavismo para colar sus ideas. No olvidemos que el chavismo nace posmoderno desde la perspectiva fascista. Es por ello que enaltece al líder y lo vincula a una mitología creada y recreada a su antojo.

Pese a todo esto, las instalaciones más remozadas de la UCV comienzan a recibir a su comunidad, insuflándoles vida a las paredes recién encaladas. Aunque las autoridades no lucen convencidas de nada. Ni a la convocatoria a clases, ni qué hacer frente a la ofensiva gubernamental y la ocupación de las instalaciones. Eso de la conservación del patrimonio es un argumento de mucho peso y luce inobjetable. El chavismo lo aprovecha y la institución luce incapaz de ejercer su autonomía mediante la crítica al arma de doble faz que usa el chavismo.

Las autoridades apenas comienzan a tener algo de certeza en relación con las elecciones para autoridades con base en un reglamento que busca ajustarse a lo establecido por el TSJ al respecto. Esto es, con base en lo pautado en la Ley Orgánica de Educación y no a la Ley de Universidades vigente. Aunque deban desconocer la consulta realizada al claustro de las universidades autónomas, máxima instancia democrática para efectos de elección de las autoridades, de acuerdo con la última ley mencionada.

Las asociaciones, gremios y sindicatos parecen iniciar una estrategia correcta para luchar en favor de los agremiados. Los estudiantes no cuentan con una dirección gremial para asumir la pelea contra la dictadura. No reciben becas, el comedor no funciona, el servicio de transporte no está activo, y mucho menos los servicios médicos. Es poco lo que hacen los dirigentes para activar el movimiento. Tampoco levantan un pliego de demandas que atienda las necesidades del estudiante.

Son varias las tareas que deben adelantar los universitarios y el reinicio a clases presenciales puede favorecerlas. Para ello se demanda de una conciencia que vaya en consonancia con ese objetivo. Sin el pensamiento avanzado, sin la idea de que la universidad es espacio para la búsqueda de la verdad y la conciencia crítica de la sociedad, no se podrá rescatar ni su espíritu, ni sus instituciones, ni sus gremios.

Allí se encuentra el objetivo principal para enfrentar una dictadura que —al igual que prefiere remozar la apariencia de las autopistas capitalinas a atender seriamente la malnutrición de mucha gente— rescata la infraestructura de la UCV, aunque su comunidad no reciba sueldos, salarios ni becas. La mejor manera de enfrentar la estrategia gubernamental es, para empezar, regresando a clases presenciales, aunque se deban usar sus pasillos y jardines.

@HermosoCarlosD

16 demayo 2022

El Pitazo

https://elpitazo.net/opinion/el-oscuro-plan-detras-del-rescate-de-las-un...

 4 min


Eddie A. Ramírez S.

Hoy, cualquier noticia nos afecta en mayor o menor grado. Hay pocas neutras. ¿Quién hubiese pensado que la invasión del genocida Putin a la lejana Ucrania pudiese ocasionar aumento de los precias de fertilizantes y del trigo? Hasta hace relativamente poco tiempo casi no había noticias procedentes de venezolanos en el exterior, ya que pocos compatriotas se aventuraban allende nuestras fronteras. Francisco de Miranda fue un precursor de nuestra independencia y en cuanto a noticia fuera de nuestras fronteras. Le siguió Simón Bolívar por su gesta libertadora de cinco países. Después de nuestra independencia y hasta mediados del siglo XX, las noticias locales fueron casi siempre malas. Guerra Federal, montoneras, hambre, paludismo, gobiernos autocráticos o claramente dictatoriales. Ahora, en Venezuela abundan las buenas y malas noticias procedentes de compatriotas en el exterior y, desde luego, las generadas localmente.

Durante la segunda y tercera décadas del siglo XX, las noticias del exterior reseñaban la actuación destacada de dos venezolanas. Una de ellas, Teresa Carreño, fallecida en 1917, compositora, cantante de ópera, excelente pianista y mujer de avanzada. La otra fue Teresa de la Parra, célebre autora de Ifigenia, fallecida en 1936. Ambas mujeres del área cultural. Por el contrario, los dos hombres que fueron noticia en esa época eran de armas tomar ¿alguna sorpresa? Uno de ellos fue Rafael de Nogales Méndez, tachirense fallecido en 1936, aventurero que peleó bajo la bandera otomana. El otro fue Rufino Blanco Fombona, caraqueño belicoso, fallecido en 1944, escritor, embajador y gobernador de una provincia española.

A mediados del siglo XX, la exitosa campaña contra el paludismo, realizada por Arnoldo Gabaldón y Arturo Luis Berti, fue noticia mundial. Además, otros tres compatriotas fueron noticia en el exterior, donde estaban exiliados por la dictadura de Pérez Jiménez. Un poeta, un escritor, un político y un militar. El poeta fue Andrés Eloy Blanco, autor del premiado Canto a España, fallecido en México en accidente automovilístico. El escritor, Rómulo Gallegos, nuestro destacado novelista y expresidente de la República derrocado en 1948, quien vivió años de destierro en México. El político fue Rómulo Betancourt, expresidente de la República y autor del libro Venezuela, política y petróleo, quien fue noticia en el exterior por los atentados fallidos de asesinarlo, sus prédicas en contra de las dictaduras y su lucha contra el castrocomunismo. Por cierto, Carlos Canache Mata acaba de publicar un libro sobre este polémico compatriota, muy combatido en los años sesenta, pero hoy reconocido por su defensa de la democracia. El militar fue el teniente León Droz Blanco, vilmente asesinado en Barranquilla por un esbirro de la Seguridad Nacional. Cuando joven, tuve la suerte de conocer y conversar, desde luego muy brevemente, con Gallegos y con Betancourt, y de compartir durante varios meses con Droz, exiliado en Trinidad. En las décadas siguientes, llamaron la atención del mundo la Central Hidroeléctrica Raúl Leoni y posteriormente el proceso de estatización, así como la apertura e internacionalización de nuestra industria petrolera.

Ayer, las noticias en el exterior referentes a Venezuela eran graneadas y pocas veces eran el titular de un periódico. Hoy, son innumerables las buenas y malas noticias generadas por compatriotas fuera de nuestras fronteras. Entre las primeras, destacan la excelente labor cumplida por científicos, médicos, escritores, músicos, deportistas, artistas plásticos, periodistas, artistas de cine y televisión, chefs y políticos. ¿Y en Venezuela, hay buenas noticias? Sí las hay. Tenemos muchos casos de compatriotas que siguen luchando por la democracia, que prestan servicios de voluntariado, que recaban y divulgan información sobre las violaciones a los derechos humanos. Profesores y maestros que siguen enseñando a pesar de los míseros sueldos. Científicos que siguen investigando. Agricultores que luchan contra viento y marea para producir nuestro alimento

Lamentablemente, también abundan las malas noticias, como las penurias que pasan nuestros compatriotas al atravesar a pie las trochas verdes, la selva del Darién, el rio Bravo, desiertos chilenos y montañas andinas; muchos son asaltados y son objeto de xenofobia, lo cual es comprensible por lo masivo de la migración. Sin embargo, también hay actos de gran generosidad por parte de los habitantes de los países receptores. Seis millones de venezolanos se vieron obligados a emigrar por culpa del régimen de Maduro, hay presos políticos, las torturas son un procedimiento rutinario en las ergástulas del régimen, la inflación devora cualquier salario, el sistema de salud, la educación, suministro de energía eléctrica y de agua están por el suelo.

También son malas las noticias provenientes del sector político, el cual no logra acuerdos para enfrentar al totalitarismo. Es el colmo que en un evento internacional surjan las diferencias que dividen a nuestros dirigentes. Desgraciadamente, estas diferencias también existen entre los ciudadanos de a pie, que a diario discutimos si se debe votar en las actuales condiciones electorales o es mejor abstenernos. Muchos no aceptan que, a falta de otra opción viable, la vía electoral es la apropiada, a pesar de los obstáculos colocados antes, durante y después de los comicios. Las otras, que ojalá se dieran, son solo buenos deseos.

Los ciudadanos estamos ávidos de buenas noticias en nuestro terruño. Es utópico esperar que provengan de alguna acción del régimen. Necesariamente deben producirse en el seno de los partidos políticos y de la sociedad civil. Confiamos en que recapaciten.

Como (había) en botica:

Le deseamos éxito al diputado Omar Barboza, nuevo Secretario Ejecutivo de la Plataforma Unitaria. Ojalá demuestre firmeza ante el régimen y logre que, al menos, se pacte un acuerdo de no agresión entre los dirigentes de la oposición.

Hildebrando Martell fue un ciudadano ejemplar y un excelente director de Lagoven, una de las filiales de Pdvsa. Lamentamos su partida. Me apoyó mucho en las actividades de Palmaven. Mi sentido pésame a su familia.

Manuel Pérez Glesiano fue un apreciado compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol, que descanse en paz.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 4 min


Ana Teresa Torres

La corrección política avanza en territorios que tiempo atrás no nos hubiesen parecido cuestionables: El arte, el cine, la literatura. Dentro de esta tendencia ocupa un espacio importante el surgimiento de una nueva ola feminista -la quinta, creo, y los movimientos MeToo (en Venezuela, YoTeCreo)-, que ha incursionado, entre otros asuntos, en las expresiones culturales que construyen una imagen negativa del género. Un tema interesante desde esta perspectiva es la vigencia de los cuentos de hadas y la visión política sobre ellos.

Hasta la generación de los baby boomers, que se define generalmente como la que incluye a las personas nacidas entre 1946 y 1964, fue muy frecuente que los niños leyeran cuentos de hadas en versiones expurgadas de los textos de los hermanos Grimm; Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859), eruditos, filólogos e investigadores culturales alemanes que recopilaron cuentos y relatos orales tradicionales. Siendo de origen anónimo, algunos de ellos fueron también recogidos y versionados por otros autores, como fue el caso del escritor francés Charles Perrault (1628-1703). A partir de la Generación X, millennials, y Generación Z, los cuentos de hadas tradicionales han subsistido en distintos formatos, básicamente audiovisuales y escenográficos, y también bajo otros parámetros que podríamos llamar “estética Disney”, que modifican sustancialmente los elementos de crueldad, dolor y sexualidad de las versiones anteriores con la intención de no herir la inocencia atribuida a la infancia, y también de promover nuevos modelos identificatorios femeninos, cuyos subproductos de ropa, juguetes, accesorios, etc., amplían considerablemente la franja de mercado, en la que el libro es lo de menos.

Amazon supera esta propuesta y anuncia ahora una nueva versión cinematográfica de La Cenicienta, en la que el hada madrina será interpretada por un actor negro, gay, y no binario, en la idea de que eso representará un gran paso para la comunidad LGBTIQ+, lo que está por verse. Más convincente pareciera un reciente libro de la escritora estadounidense Rebecca Solnit, Cinderella Liberator, en la cual la protagonista pobre representa a los menores y a las trabajadoras domesticas migrantes, las hermanastras no son feas ni desagradables y alcanzan un final feliz, y el príncipe no es un joven ocioso sino alguien a quien le encanta sembrar, un príncipe granjero.

Hace poco comenzaron a llegar noticias acerca de la posible modificación o eliminación del cuento La Bella Durmiente porque el final es un beso no consensuado entre un hombre adulto, el príncipe, y la princesa, una menor de edad. Como no es fácil saber cuándo estamos ante un fenómeno de fake news no me atrevo a sostenerlo como hecho, pero evidentemente lo es como un imaginario social que no toma en cuenta la perspectiva histórica, ya que en tiempos remotos la vida era muy breve, no existía el concepto de adolescencia, y los quince años era la edad propicia para que las mujeres se casaran y procrearan. Si leemos con los criterios de hoy otros dos de los cuentos más populares, Blancanieves y los siete enanitos y la Caperucita Roja, su incorrección política es evidente; por ejemplo, la insistencia en el color sumamente blanco de la piel de la protagonista del primero, que precisamente da origen a su nombre. Recogidos en los siglos XVII y XVIII, a partir de relatos folclóricos muy anteriores del norte de Europa, es improbable que hubiera mucha información acerca de otros grupos étnicos, y que alguien pensara en el problema del eurocentrismo (racismo incluido).

“El cuento de hadas no es solo una pregunta moral (lo correcto o incorrecto de las acciones humanas), sino una prefiguración del lector que seremos”

Aquí podríamos plantear la pregunta de si deben conservarse estos cuentos como insumos recreativos para niños, o quizá sea más saludable que se confinen a las bibliotecas especializadas para investigadores de la historia de la literatura. Otra opción sería crear representaciones alternativas para los personajes, de modo que no pertenezcan siempre al mismo fenotipo, lo que ya se viene practicando, e incluso que no aparezcan con las prerrogativas sociales, estéticas y morales que indirectamente excluyen a quienes no las tienen. Ciertamente, los cuentos de hadas, como la gran mayoría de los productos culturales, son un semillero de prejuicios y de estereotipos. ¿Qué hacer con ellos?, ¿prohibirlos, censurarlos, modificarlos?, ¿enseñar a leerlos? Me inclino por esto último, aunque es más complicado que simplemente eliminarlos. Enseñar a leer implica explicar la perspectiva histórica y las diferencias de criterios de acuerdo con los tiempos y las culturas.

El argumento básico de Blancanieves y La Bella Durmiente es el mismo, la protagonista es una niña muy deseada por sus padres, los reyes, pero ella, la princesa, está destinada a morir joven. Detrás de su muerte actúan la envidia y el resentimiento de mujeres poderosas y malignas. En el segundo caso la mujer mala es un hada resentida que no fue invitada a festejar su nacimiento, y en el primero es objeto de la envidia de la segunda esposa de su padre, porque teme que su hijastra sea más hermosa que ella y quiere destruirla. Pudiéramos especular que son ambas representaciones de la madre mala, imagen que llena la angustia infantil, particularmente de las niñas. En el caso de Blancanieves logra salvarse de la muerte porque la recogen unos hombres solitarios, los enanitos, que le ofrecen cuidarla a cambio de que ella realice todas las labores del hogar para ellos. Ella consiente, supongamos que no tiene otra vía de supervivencia, pero finalmente la madrastra, haciéndose pasar por una pobre vendedora, logra obligarla a comer una manzana envenenada que la hace dormir hasta que un príncipe la encuentra, se la lleva, y la salva.

Los relatos son decididamente misóginos porque en ambos el padre es bueno e inocente, y los ardides malignos provienen de las mujeres, al mismo tiempo que la salvación también es un acto masculino. En un caso son los enanos que quieren a Blancanieves asexuadamente, aunque le exigen el cumplimiento de las tareas propias de su condición femenina, y en ambos son hombres los que desinteresadamente salvan a la heroína por amor. Este es sin duda el elemento romantizado de estos cuentos que convierte en princesitas a cuantas niñas estén esperando ser liberadas de las miserias de la vida gracias a enamorar al hombre correcto, y a la vez abre dos destinos femeninos: la esposa cumplidora y la amante cautivadora. En una lectura contemporánea habría que hacer notar el riesgo de estas manzanas.

El lobo y los siete cabritos en mi recuerdo infantil me producía pánico, a la vez que me enseñó lo fundamental del pacto de ficción: creer en el relato y descreerlo al mismo tiempo. Hay en esto un matiz importante y es que para una lectora de pocos años el cuento era, o podía ser, real; es decir una crónica de hechos ocurridos, a la vez que un tiempo después se transformaba en un cuento fantástico. Dicho esto, me parece que me preparó para dos registros fundamentales de la narrativa. Pura fantasía me aburre, puro realismo me cansa. Concluyo que el cuento de hadas no es solo una pregunta moral (lo correcto o incorrecto de las acciones humanas), sino una prefiguración del lector que seremos. Volviendo al lobo. El Lupus canis es un animal ancestral, mitológico, cargado de representaciones negativas y muy temido por su capacidad depredadora, especialmente dañina para los campesinos que crían ovinos y otros animales pequeños. Habita en muchas regiones, aunque hasta donde sé, no en Suramérica, y hoy es una especie en peligro por lo que su exterminio levanta también un tema de biodiversidad. Supongo que por esa y otras razones algunas versiones contemporáneas del cuento omiten la muerte del lobo a manos de sus víctimas, aunque es difícil que el lector, niño o adulto, deje de sentir el deseo de venganza. El lobo no solo ha devorado a los cabritos, sino que los ha engañado haciéndose pasar por su mamá y les ha demostrado que el ser más temido puede esconderse bajo el disfraz del más querido. Eso, me parece, es el origen del horror, lo siniestro que según Freud es lo extraño dentro de lo familiar. El cuento, además, siembra desconfianza, no todo el que nos toca amablemente la puerta tiene buenas intenciones.

El paranoico ve enemigos donde no los hay, el ingenuo no los ve donde sí están. A lo mejor una cierta dosis de desconfianza es una protección y no una creación de paranoicos, y el cuento una buena enseñanza porque todos podemos ser víctimas de la astucia de alguien más poderoso, especialmente quienes hayan sido criados sin maldad. Cabe también un posible tono misógino, como sería concluir que todo fue culpa de la mamá cabra que no supo proteger a sus hijos y los dejó solos mientras iba a buscar comida. Las madres, ya se sabe, deben estar siempre atentas. Esto me hace evocar una ocasión en que estaba sola con mis nietos y tocaron la puerta. Sin que me diera tiempo a detenerlo, uno de ellos, obviamente más rápido que yo, corrió a abrirla. Se trataba de un inofensivo vendedor, pero me vi obligada a hacerle saber que el mundo no está habitado solamente por buenas personas.

Pasemos por último al cuento de Caperucita Roja, con quien el lobo muestra otros rostros del hambre. Antes del imaginario Disney la visualización del cuento era decididamente la del gran artista francés Gustave Doré, pintor e ilustrador, que dio vida a gran parte de los personajes fantásticos de los cuentos de hadas, además de otros muchos temas que no son del caso. Entre Caperucita -cuyo nombre no conocemos- y el lobo de Doré se tejen posturas, miradas, gestos que hablan en el territorio sexual y apuntan al goce sugerido en el terror que suscita el lobo disfrazado de abuelita y sus ensalivados dientes. En el texto pareciera que la niña juega a hacerse la tonta con las preguntas acerca del tamaño de los dientes o de las orejas, y a darle a un extraño todas las explicaciones para que encontrara la casa de la abuelita, a pesar de las advertencias de su madre de no hablar con desconocidos. Al parecer en las leyendas anteriores al cuento de Perrault, que es la versión más conocida, el lobo no era tal sino un hombre, y fue disfrazado de animal para hacer menos inmoral el contenido, al mismo tiempo que fueron eliminados los episodios canibalísticos en los que el hombre-lobo devora a la abuela. Todo esto sería un común tópico victoriano: la sexualidad pertenece a lo animal y salvaje que la cultura domina y oculta, pero vuelve pertinazmente, y uno de los caminos de regreso es la literatura, que nos deja ver que la sexualidad está presente en la infancia, como en el fondo se sabía antes de Freud, y que los adultos se aprovechan de esa condición con distintos fines, entre ellos, y no es el menos importante, el dinero que producen la extorsión, abuso y trata de menores, cuyas posibilidades crecen geométricamente con la telecomunicación.

La virtud pedagógica de estos cuentos, si es que la tienen, es servir de guía de inocentes. Por alguna razón a los adultos parece gustarles que la infancia se prolongue en el desconocimiento del mal, pero es inútil. Al contrario, la ignorancia abre la puerta a situaciones que pudieran evitarse si no se asume la inocencia del otro. Cuestión de edad, supongo, pero la afirmación de una ministra española de que ella quiere llegar a su casa sola, de madrugada y borracha, sin que le pase nada, me parece más que un desafío una tontería.

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Amanda Taub

El sistema de corrupción que moldea el régimen de Putin fue resultado de una transición fallida e incompleta a la democracia después de la caída de la Unión Soviética.

Un solo arresto en un puerto de la Toscana en pocas ocasiones es una noticia que le dé la vuelta al mundo. Sin embargo, la decisión de la policía italiana de confiscar el Scherezade el viernes 6 de mayo en Marina de Carrara fue diferente.

Para empezar, Scherezade no es una persona, sino un superyate de lujo de 140 metros. Además, funcionarios estadounidenses afirman que es probable que su verdadero dueño, a través de una neblina de intermediarios, sea el presidente ruso, Vladimir Putin.

Los decomisos policiacos de yates de lujo enormes en puertos europeos se han convertido en el símbolo más visible del esfuerzo de Occidente por aplicar medidas contra Putin y su círculo cercano en respuesta a la invasión rusa a Ucrania.

Pero también son una evidencia muy visible de la corrupción de la clase gobernante de Rusia. El Scherezade tiene la herrería de baño chapada en oro, helipuerto y una pista de baile que se convierte en piscina (lo que plantea la pregunta inesperada de si Putin es un fanático de la película clásica Qué bello es vivir). No hace falta decir que todo está muy lejos del alcance de un salario gubernamental.

Y, también, esta embarcación glamorosa es un recordatorio útil y concreto de lo que los expertos en Rusia han señalado por años: es imposible entender el régimen de Putin sin comprender la corrupción que por turnos lo ha creado, alimentado, moldeado y restringido. Y que eso podría, un día, ser lo que acabe con él.

Precisar los detalles de esa corrupción sería la labor de una vida. Sin embargo, dos ideas simples pueden ayudarte a comprender el panorama. La primera se trata de corrupción sistémica donde sea que ocurra: no es principalmente un problema de inmoralidad individual, sino una trampa de acción colectiva. La segunda tiene que ver con Rusia: se quedó estancada en esa trampa como resultado de su fallida y finalmente incompleta transición a la democracia en los años los noventa.

Un problema de acción colectiva

Solemos pensar en la corrupción como un fallo de moralidad, cuando una persona codiciosa decide beneficiarse al desviar recursos públicos para ganancia personal. Sin embargo, aunque eso no es exactamente falso, no aborda lo más importante: que la corrupción es una actividad grupal. Necesitas a quienes den y reciban sobornos, a quienes desvíen recursos y revendan los recursos, a quienes miren hacia otro lado y a quienes exijan una parte a los que reciben.

Cuando ese tipo de comportamiento de red de corrupción se vuelve extenso, crea su propio sistema paralelo de recompensas, y castigos.

“Lo que es diferente con la corrupción sistémica es que es el comportamiento esperado”, dijo Anna Persson, una politóloga de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, que estudia la corrupción. “Estas expectativas hacen que sea muy difícil que los individuos se opongan, de verdad, a la corrupción, porque resistirse a ese tipo de sistema es muy costoso de muchas maneras”.

Aquellos que se rehúsan a participar en la economía paralela de favores y sobornos son ignorados para ascensos, eliminados de los beneficios y detenidos en el camino al poder. Mientras tanto, quienes tienen habilidades para la corrupción suben en la jerarquía, ganan mayor autoridad, más recursos para distribuir a los secuaces y más capacidad para castigar a cualquiera que represente una amenaza para ellos. El resultado es un sistema en el que el poder y la riqueza se acumulan para aquellos dispuestos a jugar el juego de la corrupción y, aquellos que no, son olvidados en el camino.

La corrupción “sirve como un impuesto a los pobres, es como Robin Hood en reversa”, dijo Persson. “Todos los recursos se mueven hacia la cima del sistema, a un gran costo para la mayoría de la población”.

La evidencia más obvia de esa dinámica corrupta en Rusia son las propiedades de lujo y los megayates que pertenecen a altos funcionarios y sus asociados cercanos. Sin embargo, el daño es más profundo, ya que alcanza las vidas de las personas comunes y las priva no solo de los servicios gubernamentales y de los bienes que se desvían a bolsillos privados, sino a menudo de sus derechos básicos.

Ivan Golunov, uno de los periodistas de investigación más conocidos de Rusia, pasó años informando tenazmente sobre la corrupción en el gobierno de la ciudad de Moscú, descubriendo pruebas de acuerdos de amiguismo, dinero desaparecido y servicios públicos fallidos. En 2019, fue detenido por cargos falsos de tráfico de drogas, golpeado y encarcelado.

Tras una protesta sin precedentes en los medios de comunicación rusos y en el extranjero, fue liberado y se retiraron los cargos. Pero el mensaje era obvio: quienes intentan romper la cultura de la corrupción se arriesgan a perder su seguridad, su libertad o incluso su vida.

Algo de democracia, pero no la suficiente

Pero ¿por qué hay tanta corrupción en Rusia? La respuesta, y parece contradictoria, está en la democratización.

O más bien, en la falta de ella, opinó Kelly McMann, una politóloga en Case Western Reserve University que estudia la corrupción y es una de las administradoras de V-Dem, un estudio extenso sobre la naturaleza y la fortaleza de la democracia en todo el mundo.

Había corrupción en la Unión Soviética. Pero tras su disolución en 1991, el crecimiento repentino y explosivo de la libertad de expresión y de asociación en Rusia y otros países y satélites que antes eran soviéticos generaron oportunidades nuevas, no solo para el desarrollo político y económico, sino para el crimen y la corrupción.

“Las libertades de expresión y de asociación no solo tienen que ser usadas para cosas buenas, también pueden ser utilizadas para actividades ilegales”, dijo McMann. “Cuando las personas se pueden reunir y hablar con mayor facilidad, eso les permite planear, de verdad, corruptelas”

Eso no habría sido tan malo si la democratización también hubiera producido instancias de supervisión al poder ejecutivo, un poder judicial independiente que investigara y persiguiera crímenes. “Para tener capitalismo y mercados que funcionen, también necesitas construir instituciones. Requieres de bancos que puedan brindar crédito y un sistema legal sólido que proteja la propiedad”, dijo McMann.

Estonia siguió ese camino. Tras el colapso de la Unión Soviética, el nuevo Parlamento de Estonia, elegido de manera democrática, fortaleció el poder judicial y creó nuevas supervisiones al poder ejecutivo. Ahí, la corrupción disminuyó.

No obstante, en Rusia, el gobierno tomó en cuenta la insistencia de los asesores occidentales para sacar al Estado de la economía tanto como fuera posible para permitir que el libre mercado floreciera. Las instituciones y las restricciones se perdieron en el camino. En ese vacío, las estructuras paralelas de la corrupción florecieron, lo que sacó a los políticos honestos del gobierno y a los negocios honestos del mercado.

Para finales de los años noventa, la corrupción de los funcionarios había prosperado en cada nivel de gobierno. En 1999, conforme el gobierno del presidente Boris Yeltsin comenzaba a debilitarse, las élites lo presionaron para que dejara el cargo en sus términos. Si Yeltsin ungía a quien ellos habían escogido como su sucesor, ellos se asegurarían de que él y sus familiares no enfrentaran un proceso por malversación de fondos gubernamentales.

Yeltsin estuvo de acuerdo. En agosto de 1999, Yeltsin presentó a ese sucesor: un joven agente de la KGB proveniente de San Petersburgo llamado Vladimir Putin.

16 de mayo 2022

NY Times

https://www.nytimes.com/es/2022/05/16/espanol/putin-corrupcion-rusia.html

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