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Opinión

Entre Caracas y Teheran hay muchas horas de vuelo. Pero si medimos usando vectores políticos hay entre ambas capitales ciertas cercanías. Lo hemos podido advertir recientemente. La decisión de los EEUU de emparejar sus posiciones frente al régimen de Maduro con el Grupo de Lima y la Comisión Europea revelan que por el momento EEUU no está interesado en una intervención directa en el país sudamericano. Quizás nunca lo estuvo.

Cuando más la atención de los EEUU – en contra de lo que imaginan los grupos ultras de la oposición venezolana- figuraba en un cuarto lugar de su agenda internacional. En tercer lugar, el muro anti-México, promesa sagrada de la campaña electoral. En segundo lugar, el potencial conflicto que aún mantiene con su enemigo atómico número dos, la Corea de Kim Jong Un. Y, por supuesto, en un primerísimo lugar, el conflicto de alta intensidad desatado por el gobierno de Trump en contra de su enemigo atómico número uno: el Irán de los ayatolahs.

EEUU a pesar de todo su poderío no puede atender a esos cuatro frentes a la vez. Su gobierno decidió entonces deshacerse de los tres fardos menos pesados. El conflicto con Corea es aún latente, pero se arreglará a su debido tiempo negociado con China. El tema del muro lo dilató Trump provisionalmente gracias a un acuerdo “chimbo” al que se prestó López Obrador. El tema Venezuela le fue facilitado por la propia oposición venezolana al haber sido probado - ese ominoso 30-A – que no hay medios fácticos para poner fin a la llamada usurpación. Solo quedan los medios políticos y así lo entendió Abrams mucho más claro que Pompeo, aconsejando a la oposición transitar por el único camino que tiene frente a sí: el democrático- electoral, contando para el efecto con todo el apoyo de la CI, que no es poco. Esa vía encajonaría a Maduro en su contradicción más esencial. ¿Qué país del mundo podría estar en contra de elecciones libres aparte de Cuba y tal vez Nicaragua? Incluso Rusia, bajo ciertas condiciones, apoyaría esa alternativa. Lo último depende, por cierto, de la dimensión que asuma el conflicto de los conflictos: el de Washington con Teherán.

Difícil es predecirlo y decirlo. Por el momento asoman tres alternativas. La primera es el método preferido por Trump - podríamos llamarla “alternativa coreana“ -. Consiste en elevar al máximo la intensidad del conflicto hasta el punto que a su adversario no le quede otra vía sino ceder. Pero ese método solo puede resultar sobre la base de que los ayatolahs piensen parecido a los coreanos y chinos, lo que no parece ser el caso, pues entre los iraníes priman conceptos como el martirologio, el honor y desde el punto de vista más político, la necesidad de no aparecer humillados en el espacio islámico frente al poder norteamericano. Irán, y esa es la diferencia con la aislada Corea del Norte, cultiva pretensiones hegemónicas en el Medio Oriente. Y aquí aparecería una segunda alternativa a la que llamaremos “tipo Irak“. Es la de la operación quirúrgica según la jerga de los politólogos. Fácil de realizar, difícil de mantener. El caso de Irak está muy vivo. Bush eliminó rápidamente a Husein y sus tropas. El nido de terroristas en que después se convirtió Irak todavía nadie no lo puede controlar. Sin embargo, el testarudo John Bolton parece decidido a probar esa alternativa.

La tercera alternativa es que los EEUU se embarquen en una guerra de representación sobre la base de un eje estratégico conformado por Israel, Arabia Saudita y los Emiratos en contra de otro eje formado por Irán, el chiísmo mayoritario de Irak y desde más atrás Rusia e incluso China. Puede ser posible: Israel tiene un interés prioritario en destruir Irán pues así se constituiría en el único poder atómico de la región y de paso las ramificaciones terroristas tipo Hezbolah quedarían aisladas. Los saudis y los Emiratos a su vez, ejercerían control sobre el estratégico estrecho de Ormuz (donde según Trump tuvieron lugar los “atentados” acuáticos de Irán) y se apoderarían definitivamente del Yemen. No por último, desde el punto de vista “religioso“, el sunismo se convertiría en la confesión hegemónica de la región. Pero que nadie se engañe. La que recién asoma sería, bajo esa tercera alternativa, una guerra semi-mundial. Todo el Medio Oriente ardería bajo fuego y la milenaria cultura persa sería convertida en un Vietnam Islámico. Un infierno.

Si se imponen las alternativas segunda y tercera el gran perdedor sería sin duda Europa. No solo por las cuantiosas inversiones que casi todos sus países mantienen con la teocracia iraní, sino sobre todo por la gigantesca ola migratoria que desataría un conflicto bélico de esas magnitudes, una al lado de la cual la que provocó Putin en Siria sería una bagatela. Lo suficiente para desestabilizar a la UE definitivamente. Paradojalmente, gane o pierda, Putin emergería así como el gran vencedor. Si gana, se convertiría en protector internacional del mundo islámico chií. Si pierde, toda la frágil arquitectura política europea se vendría al suelo.

¿Y Caracas? Al lado del panorama erigido sobre la geopolítica mundial, los intentos de la fracción extremista comandada por el trío Machado, Ledezma, Arria, presionando a Guaidó para que abandone la vía del diálogo y exija una intervención militar, aparecen – por decir lo menos- como grotescos. Visto así, la primera necesidad para la oposición venezolana es deshacerse de una vez por todas de ese estéril extremismo que ha llevado atado como un pesado cetáceo alrededor de su cuello a lo largo de toda su historia.

Todo indica que la única alternativa frente al poder armado de Maduro reside en la reactivación de la vía democrática, pacífica, constitucional y electoral, es decir, en un regreso a la tradición que llevó al triunfo del 6-D. Para el efecto será decisivo que el liderazgo hasta ahora puramente mesiánico de Guaidó se convierta en lo que siempre debió haber sido y no es: un liderazgo político. Y eso no solamente depende de Guaidó. Depende en primera línea de los partidos y organizaciones civiles que lo acompañan. Toda otra vía conduce, definitivamente, a un callejón sin salida.

16.06.2019

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2019/06/fernando-mires-entre-teheran-y-...

 5 min


Roger E. A. Farmer

El valor actual del pasivo del fisco estadounidense por pensiones no financiadas y Medicare asciende a 46,7 billones de dólares, o sea aproximadamente dos veces y media el PIB de los Estados Unidos. Otras estimaciones hablan de una cifra mucho mayor. En el Reino Unido, un cálculo similar del Adam Smith Institute arroja 1,85 billones de libras (2,34 billones de dólares), una verdadera “bomba de tiempo de deuda oculta”. Y la situación en Suiza, Francia, Bélgica, Alemania, Austria y España es casi igual. Parece que a todas las economías avanzadas les esperan problemas de finanzas públicas en el futuro.

¿Y si el famoso “almuerzo gratis” existiera? ¿Si hubiera un modo de recaudar dinero para financiar programas de bienestar social como las pensiones y la atención de la salud sin aumentar los impuestos? De hecho, ese modo existe: consiste en que los ministerios de hacienda nacionales creen fondos para la atención social, financiados mediante deuda pública a intereses bajos, para invertir en bolsa.

Un estudio que analizó un siglo de datos de 16 economías avanzadas halló una diferencia promedio del 6,96% entre la rentabilidad de las acciones y la de los títulos públicos; y esto en forma notablemente coherente para todos los países. El menor diferencial lo tiene Dinamarca, con 3,8%, mientras que Japón tiene el más grande, un asombroso 9,89%.

Hay cierta evidencia de que en años recientes el diferencial ha sido un poco menor, así que vayamos a lo seguro y supongamos que será aproximadamente 4% durante los próximos 50 años. Esto implica que los gobiernos pueden endeudarse a una tasa 4% inferior al nivel de rentabilidad del mercado de acciones. ¿Cómo es posible, y por qué ningún inversor rico arbitró esa diferencia en su provecho?

Parte de la respuesta está en que la finalidad de los mercados de acciones es hacer posibles intercambios entre diferentes tipos de personas, y en particular permitir a los jóvenes ahorrar para su vejez. Este punto de vista implica que la volatilidad de los mercados no tiene nada que ver con los fundamentos económicos, sino con las expectativas de los inversores, que se lanzan a comprar y vender acciones y títulos siguiendo oleadas de optimismo y pesimismo que se refuerzan a sí mismas. Según esta visión de los mercados, la volatilidad existe porque casi todas las personas con las que usted y yo comerciaremos en los mercados financieros todavía no han nacido.

En mi libro Prosperity for All [Prosperidad para todos], lo llamo “ausencia de contrato prenatal”. Supongamos, en forma contra fáctica, que ese contrato existiera. En este mundo de fantasía, los que todavía no han nacido comprarían títulos que les redituarían una ganancia si la economía después de nacer anduviera mal y les supondrían una deuda si anduviera bien. Aunque parezca extraño, la misma existencia de esos intercambios eliminaría la volatilidad de los mercados. Pero en la realidad, los mercados de activos son volátiles porque los que todavía no han nacido no pueden aprovechar esas oportunidades de arbitraje, que aparecen en el diferencial de rendimiento de las acciones respecto de los títulos públicos.

Pero aunque las generaciones futuras todavía no están presentes para negociar en los mercados de activos, los ministerios de hacienda nacionales pueden hacerlo en su lugar. Tenemos un almuerzo gratis inmenso a la vista de todos. Usted y yo no podemos aprovecharlo, ni tampoco pueden Bill Gates o George Soros. Solo el ministerio de hacienda de un país soberano es suficientemente rico para arbitrar el diferencial de las acciones, porque es el único que puede invertir en nombre de los que todavía no han nacido.

Para ver cómo funcionaría en la práctica, tomemos el ejemplo del RU. Su PIB es aproximadamente dos billones de libras, y el valor de todas las acciones que cotizan en el índice FTSE 100 es aproximadamente igual. Lo primero que tendría que hacer el ministerio de hacienda del RU es decidir qué activos está dispuesto a comprar. En mi libro sugerí que debería componer un índice amplio, ponderado por valor, de todas las acciones que se negocien públicamente. Luego, el ministerio de hacienda pediría prestado dinero para invertirlo en el índice.

También sugeriría que el ministerio de hacienda del RU empiece de a poco, por ejemplo, creando un fondo para atención social de 100.000 millones de libras. Suponiendo un diferencial del 4%, invertir esa cantidad en acciones rendiría en promedio 4.000 millones de libras al año, o sea aproximadamente la recaudación anual actual del impuesto a las herencias en el RU. No es una cifra menor, pero tampoco alcanza para cubrir el faltante de las pensiones.

Pero si una prueba con ese monto saliera bien, entonces se podría ampliar el esquema. Si el ministerio de hacienda pidiera un billón de libras (aproximadamente el 50% del PIB del RU) y lo invirtiera en el índice, la recaudación esperada sería alrededor de 40.000 millones de libras al año, no muy lejos de la recaudación actual del impuesto de sociedades en el RU. Estamos hablando de un monto importante, cuyo valor actual asciende a un billón de libras si se lo capitaliza al 4%.

¿Y si la inversión saliera mal? ¿Si se produjera una caída bursátil del 10% o del 20%, no destruiría eso las finanzas públicas del RU?

Pues no. En la mayoría de las economías avanzadas, los gobiernos recaudan en impuestos al menos el 40% del PIB. El valor actual neto de esa recaudación, capitalizado al 4%, es diez veces el PIB. De modo que los gobiernos tienen dinero más que suficiente para influir en los mercados en caso de necesidad. O si no, el ministerio de hacienda nacional también podría optar por absorber sus pérdidas superando una gran recesión. Al fin y al cabo, la irracionalidad de los mercados no puede durar más que la solvencia del ministerio de hacienda de una gran economía avanzada.

No soy muy partidario de la intervención estatal en los mercados. Todo aquel que afirme que existe un “almuerzo gratis” debe empezar por explicar qué pueden hacer los gobiernos que sea imposible para las personas. La explicación, en este caso, es sencilla: los gobiernos pueden hacer inversiones en nombre de los que todavía no nacieron que nos beneficien a todos. Sin duda es una mejor forma de financiar el bienestar social que tratar de sacarle otros 40.000 millones de libras al año a una población que ya soporta demasiados impuestos.

Traducción: Esteban Flamini

Junio 13, 2019

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/national-treasuries-social-...

 5 min


Edgar Benarroch

"Hablando se entiende la gente" es un decir popular que encierra una gran verdad. La manera de entender y hacernos entender es hablando. Aunque hablar es emitir sonidos y articular palabras, también con la escritura y hasta con gestos nos podemos comunicar. El ser humano tiene el don de la palabra que es lo que nos proporciona la interacción oral con nuestros semejantes. Vivir en comunidad es una permanente interacción para comunicar nuestros criterios, puntos de vista y juicios.

En los distintos niveles parlamentarios del país, municipal, regional y nacional la mayoría de las veces es más el tiempo que se invierte en hablar y conciliar con el adversario político que con los propios. El diálogo es algo permanente y la nación, región o municipio sabe de las reuniones y del diálogo para alcanzar acuerdos. El diálogo es la tarea diaria y el país no solamente lo entiende si no que lo considera necesario.

Es verdad que hoy estamos en presencia de un régimen usurpador nada democrático y muy distinto y antagónico a los del pasado, pero es él que aún conserva los hilos del poder y despacha desde Miraflores, desconocer el chavismo y la realidad nos desvincula de la tierra.

Estamos luchando por el cese de la usurpación por vía pacífica y civilizada, como debe ser, y ello supone hablar con el usurpador o sus representantes para lograr en el diálogo además del cese de la usurpación un gobierno de transición y elecciones generales. El diálogo es el camino pacifico para resolver la crisis, lo otro es comunicarnos con bayonetas y plomo, interno o externo peor aún, con gravísimas consecuencias siempre lamentables para todos.

Buena parte de la historia de la humanidad se ha construido con diálogo, la excepción ha sido las guerras. Con Adolf Hitler, que fue la personalización de lucifer se hicieron muchos esfuerzos para dialogar pero éste siempre se negó, la consecuencia fue la Segunda Guerra Mundial que duró seis años (1939-1945) y culmina con el suicidio de Hitler, más de sesenta millones de vidas humanas pérdidas y más de veinte ciudades destruidas. El Papa Francisco ha dialogado con Iglesias y jerarcas de religiones que no creen en nuestro Dios. Informan los medios de comunicación sobre las frecuentes conversaciones que sostiene los gobierno de los Estados Unidos, Rusia y Corea del Norte. Mientras mayor es la diferencia mayor debe ser el diálogo.

Creo que la oposición está en la necesidad y deber de hablarle con claridad al país y decirle que se está dialogando y se continuará dialogando. ¿Por qué ocultar el diálogo? Espero que no estemos dejándonos llevar por la corriente de opinión que no tolera y ve mal que dialoguemos con el régimen. Si creemos en el diálogo como vía pacífica para resolver la crisis así se lo debemos decir al país y orientarlo sobre las bondades del mismo. El dirigente debe dirigir y orientar no cabalgar la ola de opinión que consideramos inadecuada. Si el régimen continúa desconociendo la inmensa mayoría de la voluntad popular y por su tozudez el diálogo no produce los acuerdos deseados, nos queda el camino de la desobediencia ciudadana activa y salir millones de personas a la calle sin retorno hasta tanto cese la usurpación.

Este régimen usurpador tiene secuestrada la Republica y si queremos salvarla tenemos que sentarnos a hablar con el secuestrador. Apartemos la idea sin fundamento que dialogando le estamos dando tiempo al régimen o peor entregándonos. En esos encuentros llevamos tres banderas irrenunciables: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones generales. Con el diálogo ganamos todos, sin ėl perdemos todos. Necesario y urgente rescatar la Republica.

Cuando el país se entera por terceras vías o por versión interesada del régimen y no por nosotros que estamos dialogando despertamos incertidumbre , suspicacia y lo menos que piensa es que concurrimos a un acto indebido. Debemos hablarle al país con meridiana claridad y sin tapujos, máxime cuando transitamos el camino que la democracia y la civilidad recomienda. A todo evento nuestra posición y proposición son firmes e indeclinables. Ocultar la verdad ocasiona distorsiones inconvenientes a nuestro propósito. Agotemos el diálogo hasta donde sea posible mantenerlo por el bien de todos.

 3 min


Carlos Raúl Hernández

Admirables movilizaciones populares, un hombre querido por las muchedumbres y de una relación cálida con ellas en toda Venezuela. Tiene condiciones favorables para que nazca un líder. Ser querido, bien plantado y emocionar a la gente, ayuda mucho a la comunicación en los procesos políticos, siempre que se esté conduciendo un proceso político. De Gásperi, Churchill, o Stalin, no podían competir en carisma con Mussolini, Hitler o Trotsky, pero ganaron porque sabían conseguir los objetivos, ver las dificultades con antelación y virar sin pruritos cuando era necesario. Pero el carisma vale oro.
Cuando alguien logra objetivos públicos, estamos en presencia de un líder. Churchill, por ejemplo, fue por años objeto de burla en la Cámara de los Comunes porque sistemáticamente alertaba sobre los nazis. Al extremo que cuando comenzaba a intervenir en las sesiones, algún diputado le preguntaba cosas como “Winston: ¿le pusiste el termómetro a Adolfo?... ¿es verdad que tiene gripe?”, mientras le lanzaban bolitas de papel. Al final la genialidad de su filling político se hizo de culto. Betancourt decidió ir a las elecciones lopecistas “con el pañuelo en la nariz” contra los abstencionistas vintage.

Chávez despachó al MBR-200 abstencionista para crear el PSUV e ir al proceso electoral de 1998. Con esos golpes de timón estratégicos se tragó la historia y la historia no se lo tragó a él. Las impactantes declaraciones de Elliott Abrams dan la hora de un viraje de ciento ochenta grados en la política nacional ya que EEUU lo hizo en la suya hacia Venezuela, con gran efecto en otros países. De allí se desprende que la insurrección desde 2014, 2016 y 2017, crear un frente abstencionista en 2018 y el putchismo de la llamada intervención militar democrática, con guinda de invasión extranjera en 2019, fueron boberías trágicas.

Maduro jefe de la oposición

Tan fatales que Trump las arrojó con grima al basurero (y atornillaron a Maduro, quien ya no debería ser presidente sino el jefe de la oposición) ¿Habrán entendido el mensaje los activistas locales? Abrams dice con un sentido de la realidad que ya quisiéramos, lo contrario de aquél saco de ilusiones fermentadas. La vía es pacífica, electoral, negociada y que “como todos los ciudadanos del país, los chavistas deberán desempeñar un rol en la reconstrucción de Venezuela”. El planteamiento nos permite pensar que EEUU, la UE, el Grupo de Lima, China y Rusia, tienen en sus manos la posibilidad de torcer el rumbo al Estado fallido.

EEUU ha sido nuestro principal aliado histórico, amigo, soporte de la democracia y su ayuda en esta dirección será esencial para reconstituirla. Falta ahora que gobierno y oposiciones estudien su propuesta con ojos mayores de dieciocho años. No los hemos tenido y por tanto lo que ocurre y ocurra es y será responsabilidad nuestra y no de EEUU ni de ninguno de los aliados. Grupos internos desorientados pagaron un desmesurado lobby para vender baratijas e ilusiones en la comunidad internacional y crearon un espejismo.

El jefe de la CIA, Mike Pompeo ante la comunidad judía de N.Y expresó deliberadamente para que se filtrara, su juicio sobre las fracturas de la oposición que impiden derrotar al gobierno. Y como mandado a hacer por él mismo, ocurre el mefítico incidente de las elecciones estudiantiles de la UCV. En ellas un multimillonario aparato de descrédito con base en Bogotá aplasta dos jovencitas opositoras que aspiraban dirigir la FCU. Ese aparato de matones comunicacionales, por cierto, se dedica a desacreditar gente de otros partidos y tendencias que no le gusten al capo.

Lustay y Sairam

Manejado por una especie de anti- Midas que todo lo que toca lo convierte en escoria, ametralló a un grupo de muchachos fogueados en dura lucha de años contra el gobierno, simplemente porque no comparten sus posiciones. Por cierto que Midas es uno de los mitos de la cultura occidental que evidencia el peligro de la bobería con poder. El agalludo pidió a Zeus que se convirtiera en oro cualquier cosa que tocara y murió de hambre ¿Qué podrá comer quien lo que toca se hace escoria? Cualquier acusación canalla circuló por ese desaguadero comunicacional.

Así despellejaron a Lustay Franco y Sairam Rivas, y a los jóvenes que no cuentan con los millones de su agresor. Qué aprendan a soportar al carroñero. Alguien que tenga sentido de la justicia, honradez y algo de pudor, sí pudiera, impediría tal gansterismo. Hay tareas inmediatas sugeridas por aliados como Abrams y Pompeo. En primer lugar continuar las negociaciones de Oslo pero no como quien se roba la limosna, sino con honradez, como hizo Santos con FARC. Cada vez que se descubre un engaño a la opinión pública, arrecia el desencanto y el desprecio por la política.

Habría que aprender a jugar limpio y perdimos esa costumbre, pero es un aprendizaje necesario. Se impone repasar las costuras de la oposición, aceptar que haya puntos de vista distintos, que eso no es un crimen y que, por el contrario, la nueva tesis asumida por la comunidad internacional, sin lobby, es la de quienes defendieron a ultranza la vía pacífica, los “inmovilistas”, “apaciguadores”, los “fundamentalistas del voto” como los llamaron. Si no, ocurrirá lo impredecible.

@CarlosRaulHer

 4 min


Dalia Ventura

Amamantar, para muchas madres, es una experiencia invaluable. Y la leche materna es algo que no tiene precio.

No obstante, economistas de la talla de los premios Nobel Amartya Sen y Joseph Stiglitz recomiendan que el mundo entero siga el ejemplo de Noruega e incluyan el valor de amamantar en el Producto Interno Bruto (PIB).

¿Por qué tratar algo tan íntimo y tan humano como un producto en el mercado?

Porque, como señalan ellos y varios otros economistas, por no contar la leche y la lactancia materna en el PIB, las políticas públicas están distorsionadas.

Es más, dicen, esa invisibilidad no permite ver algo que es muy claro: apoyar a las mujeres para que amamanten a sus hijos es altamente rentable.

Hablemos en dólares

Julie Smith lleva años estudiando el valor de amamantar. De hecho, fue la coautora del informe en el que se basaron los economistas galardonados con el Nobel para llegar a la conclusión de que "existe una grave omisión en la valoración de los bienes producidos en el hogar: el valor de la leche materna".

Lo absurdo es que, así como están las cosas ahora, si una madre da pecho, el PIB baja, pues no está comprando fórmula y ni gastando tanto dinero en enfermedades. El costo de estas dos últimas cosas sí cuentan.

La economista de la Universidad Nacional Australiana en Camberra le contó a Arlene Gregorius de la BBC sobre la primera de las investigaciones que hizo.

"Fue en Australia en 2002, y mostró que el que las madres no amamantaran le costó al sistema de salud alrededor de US$100 millones al año, pues hay cuatro enfermedades infecciosas por las que son más propensos a ser hospitalizados los niños que no reciben leche materna".

Otra investigación -comentó Smith- estimó no solo los costos de salud pediátricos, sino también los de salud materna. Encontró que niveles más bajos que los óptimos de lactancia materna, y una introducción excesiva de fórmula, le costaban al sistema de salud de Estados Unidos US$17.000 millones al año.

"Lo sorprendente de ese estudio es que la mayor parte de ese gasto se debió al alto costo de tratar a las madres que tenían cáncer de mama evitable".

"Muchas mujeres no saben que si dan pecho durante más de 12 meses a lo largo de la vida, el riesgo de cáncer de mama se reduce", explica la economista.

No sólo el tratamiento de esa enfermedad es costoso sino que cobra la vida de mujeres en edad productiva.

Capital humano

En un estudio controlado y aleatorio en Bielorrusia de la Organización Mundial de la Salud se observaron 17.000 niños nacidos en hospitales que implementaban o no una intervención de apoyo a la lactancia materna.

El resultado respaldó el de varios otros estudios.

Descubrieron que las madres que daban a luz en los hospitales que activamente apoyaban la lactancia materna amamantaban durante más tiempo y sus niños tenían una ventaja de coeficiente intelectual de 3 a 7 puntos porcentuales en comparación con los que no fueron amamantados exclusivamente los primeros 4 meses.

"Y esa diferencia de 3 a 7 puntos porcentuales es para bebés nacidos a término. En el caso de los bebés prematuros es aún más alta".

En fríos términos económicos, amamantar produce bebés más inteligentes que crecerán y contribuirán más a elevar el PIB del país.

"Hay un estudio muy grande e importante realizado también por investigadores de la OMS en 2016 y publicado en la revista médica The Lancet, en el que estimaron que a nivel global se perdían alrededor de US$300.000 millones de productividad al año debido a una lactancia insuficiente", dice Smith.

En Francia, el 34% de las madres nunca dieron pecho a sus hijos, según la OMS, que recomienda que los bebés tomen exclusivamente leche materna durante los primeros 6 meses, si es posible.

"En Reino Unido, en ese caso, la pérdida es del orden de aproximadamente US$16.000 millones al año de pérdidas económicas debido a menor productividad; en Australia es aproximadamente US$6.000 millones; en China, alrededor de US$26.000 millones y en Estados Unidos, alrededor de US$84.000 millones. A Francia también le va muy mal porque tienen tasas de amamantamiento muy bajas".

Ok... es rentable, pero ¿calculable?

Pues sí: los contadores nacionales están acostumbrados a producir valores para el PIB de cosas que no se negocian.

En algunos países, por ejemplo, tienen métodos para determinar el valor de la sangre pues incluyen su donación en el PIB.

"Hay tres métodos básicos", indica la economista Julie Smith.

El precio de mercado, si hay un producto equivalente;

El método de costo de oportunidad, que le atribuye un valor salarial al tiempo que se tarda hacerlo;

O preguntarse cuál es el costo de reemplazo equivalente de ese producto.

Tras enumerarlos, para darnos una idea de ese valor en dólares, le contó a la BBC que con ellos había calculado cuánto valía la lactancia materna para la economía británica en 2012.

La respuesta: US$4.000 millones al año.

"Lo que es realmente asombroso es cuánto podrían producir las mujeres en Reino Unido si recibieran ayuda para dar pecho durante seis meses y continuaran amamantando durante 2 años, como recomienda la Organización Mundial de la Salud: US$19.000 millones al año".

Eso quiere decir que Reino Unido solo utiliza el 20% de la capacidad productiva de sus madres. Y ese es sólo un ejemplo.

Lo que argumentan los economistas que están a favor de que se incluya la lactancia y la leche materna en el PIB es que así a los gobiernos entenderán finalmente que es una muy buena inversión apoyarla.

"Así, por ejemplo, podrían asegurar una mejor provisión de asistencia en el sistema hospitalario para establecer la lactancia materna. Podrían proveer una licencia de maternidad pagada adecuada para todas las mujeres que tengan bebés. Y también podrían acordar los marcos legislativos para que los empleadores apoyen a las mujeres que combinan la lactancia materna y el trabajo".

Y, entonces, ¿cuál sería el precio de un litro de leche materna humana?

Para sus investigaciones, la economista australiana usó el precio que asignan los bancos de leche.

"Los hospitales recolectan leche de mujeres que tienen exceso y están dispuestas a donarla. La almacenan para ofrecérsela a madres que tengan problemas para amamantar o que estén enfermas después del parto".

En los países escandinavos a las mujeres que donan su leche les pagan una "remuneración respetuosa", un reembolso de unos US$20 por litro, para compensar sus costos en el tiempo que lleva expresar, el esfuerzo que se necesita para esterilizar el equipo, etc.

En Noruega todos los niños que nacen recibe leche humana, pueda o no proporcionarla la madre, y sus bancos de leche transfieren la leche entre ellos a un precio acordado que refleja los costos de tamizarla, examinarla, transportarla y demás.

Para Julie Smith, "el de Noruega es un precio bien establecido. La profesión médica es consciente de los beneficios de la leche materna y, por tanto, el precio es razonablemente indicativo de su valor".

Y el precio de un litro de leche en un banco noruego es de US$100.

Aunque hay otros precios que se podrían usar.

Si quieres un precio comercial, en EE.UU. hay una compañía que recolecta leche y la pasteuriza para su uso en bebés muy prematuros o bebés muy vulnerables, y la vende a un precio equivalente a US$300 por litro.

A fin de cuentas, la invaluable leche materna sí tiene precio.

16 de junhio de 2019

BBC Mundo

https://www.bbc.com/mundo/noticias-48638778

 5 min


Luis Pablo Beauregard y L. A. Aunión

La historia del arte, el diseño, la música, la literatura está hecha de contagio, de mezcla, de influencia, de imitació. Otra cosa es la copia, el robo, el plagio. Y para separar lo uno de lo otro, aunque no siempre es fácil en el mundo hiperconectado e inabarcable de la era de Internet, las legislaciones tienen normas e instrumentos muy bien engrasados. El problema llega cuando los derechos de autor se diluyen en entidades colectivas, en tradiciones e identidades que, encima, son extremadamente sensibles y, además, vienen envueltas en relaciones de poder asimétricas en las que el fuerte suele sacar rendimiento del débil.

Es lo que muchos estudiosos llaman apropiación cultural indebida, y en torno a ella se han producido polémicas de lo más variopintas. Desde las críticas a la inundación de tatuajes con motivos tribales polinesios hasta las quejas de aborígenes australianos por los trabajos de plástica del príncipe Enrique de Inglaterra en su época estudiantil, el uso de símbolos gitanos por parte de la cantante Rosalía o de motivos del pueblo guna, de Panamá y Colombia, en unas zapatillas Nike (la marca acabó retirando su lanzamiento el mes pasado.

El conflicto más reciente también tiene que ver con la moda y comunidades indígenas. El pasado lunes, Alejandra Frausto, ministra de Cultura de México, envió una carta de queja a la diseñadora Carolina Herrera y al director creativo de la firma, Wes Gordon, porque algunas de las prendas de la colección Resort 2020 usan elementos típicos de algunos de sus pueblos: animales bordados como los de Tenango de Doria (Hidalgo); el colorido patrón horizontal del sarape de Saltillo (Coahuila), o bordados de flores como los que usan las mujeres oaxaqueñas del Istmo de Tehuantepec. Frausto les exigió explicaciones y preguntó a los modistas si las comunidades se beneficiaban de alguna forma con la colección. Gordon contestó dos días después: su colección “rinde homenaje” y “reconoce el maravilloso y diverso trabajo artesanal de México”, dijo. Ni una palabra sobre retornos o beneficios.

La profesora de Derecho de la Universidad de California Naomi Roht-Arriaza explica las dificultades para tratar estos asuntos con las normativas de derechos de autor, pero recuerda que la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU de 2007 protege su propiedad intelectual. “Al menos hace falta consulta y consentimiento”, insiste. “La línea que separa la apropiación indebida y el homenaje o la inspiración es el consentimiento y la compartición de beneficios”, añade de manera tajante el también profesor de Derecho de la Universidad de Chile Salvador Millaleo, de origen mapuche. Y añade: “Esta es una cuestión ética que afecta a todos los elementos del patrimonio cultural, incluido el inmaterial, como danzas, canciones, diseños textiles, de alfarería, de joyería, relatos...”.

Hay, en todo caso, situaciones más y menos claras. Sobre todo cuando se va ampliando el foco a más colectivos vulnerables y a ámbitos como la literatura o la música. De hecho, muchas voces no solo advierten del daño cultural que pueden llegar a hacer posturas maximalistas, sino que rechazan incluso el término de apropiación. Lo hizo en 2016, durante un festival literario en Austria, la escritora estadounidense Lionel Shriver, y recibió fuertes críticas por ello.

Y el socio lingüista canadiense John Edwards, de la Saint Francis Xavier University de Nueva Escocia, lo ha explicado en un libro del siguiente modo: “No importa cuánto se simpatice con personas y culturas que han sido maltratadas, la cuestión nunca está del todo clara. Una extensión lógica del argumento de la apropiación podría concluir en que nadie podría escribir sobre algo más allá de la propia experiencia directa, [...] que las mujeres nunca deben escribir sobre los hombres, los negros sobre los blancos, los alemanes sobre los españoles...”.

Es decir, si se si sigue extendiendo el argumento, Shriver no podría escribir sobre pobres porque vive muy bien; Scarlett Johansson no podría interpretar a un personaje transexual —la actriz renunció al papel después de las fuertes manifestaciones de censura que recibió cuando iba a hacerlo— ni un heterosexual podría encarnar a uno gay —también hubo polémica de este tenor con una película de Disney—. Y en la música, Eminen no podría hacer rap por ser blanco ni Rosalía usar símbolos de la cultura gitana porque no es de esta etnia.

“La globalización y la expansión de Internet han propiciado que se pueda acceder a gran cantidad de conocimiento a solo un clic de distancia, si bien la profundidad y veracidad de los contenidos es, cuando menos, cuestionable”, opina el profesor de Didáctica de la Expresión Musical de la Universidad de Málaga Juan Zagalaz. “La línea que separa la apropiación indebida y el homenaje o la inspiración es el consentimiento y la compartición de beneficios y en el caso de las músicas populares, la tendencia es que sea una apropiación más o menos legítima con claro interés económico. Lo que quiero decir es que esta situación no es nueva, simplemente ahora adquiere una dimensión global”, añade.

16 de junio 2019

El País

https://elpais.com/cultura/2019/06/15/actualidad/1560606045_241833.html

 4 min


Guy Ryder y Richard Samans

El crecimiento se está desacelerando en Europa, Estados Unidos, China, Japón y otras economías líderes, como lo destacaron recientemente el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial al revisar sus pronósticos globales para este año sustancialmente a la baja. Al mismo tiempo, los líderes políticos y empresariales saben que necesitan hacer más para preparar la fuerza laboral para el mercado laboral en una era de automatización creciente, salarios estancados y mayor empleo a tiempo parcial, temporal y contingente.

Estos dos desafíos, que revitalizan el crecimiento económico y preparan a las personas para el futuro del trabajo, están vinculados, pero no necesariamente en el sentido convencional de que el estímulo macroeconómico o la mejora de la eficiencia constituyen la mejor manera de crear oportunidades de empleo y elevar el nivel de vida. La experiencia de las últimas décadas muestra que el crecimiento por sí solo no es suficiente para reducir el aumento de la desigualdad y la inseguridad que acompañan a la transformación del trabajo. Además, los altos niveles de deuda y las tasas de interés históricamente bajas han dejado a los formuladores de políticas con menos herramientas tradicionales para estimular la economía en caso de otra recesión.

En esta nueva era, el gobierno y los líderes empresariales necesitan ver la relación entre el crecimiento y los mercados laborales al revés. Es mejorando sus contratos sociales y equipando mejor a sus ciudadanos para navegar en el mundo del trabajo que los países pueden impulsar su crecimiento económico y su desarrollo.

Esa es la conclusión a la que llegó recientemente una Comisión Global independiente sobre el futuro del trabajo, organizada por la Organización Internacional del Trabajo y copresidida por el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa y el primer ministro sueco Stefan Löfven.

La comisión recomendó tres pasos prácticos que los países pueden tomar para mejorar la inclusión social y el crecimiento económico simultáneamente, todos los cuales implican invertir más en las personas. Invertir más en las personas no solo es esencial para fortalecer los contratos sociales de los países con los ciudadanos en un momento de rápido cambio tecnológico. También puede formar la base de un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo más centrado en el ser humano que puede ser la mejor esperanza para mantener el impulso de la economía mundial dado que, los dos motores de crecimiento en los que muchos países han confiado durante años o incluso décadas: extraordinario estímulo macroeconómico y la producción industrial liderada por la exportación, siguen perdiendo fuerza.

Primero, los países deberían aumentar la inversión pública y privada en las capacidades de sus ciudadanos, que es la forma más importante en que pueden elevar de manera duradera su tasa de crecimiento de la productividad. Algunos gobiernos invierten de manera crónica en el acceso a educación de calidad y desarrollo de habilidades. Pero los legisladores de todo el mundo deben hacer más a medida que las poblaciones envejecen y la automatización interrumpe tanto la manufactura, en la que tradicionalmente las economías en desarrollo se han basado para industrializar, como los servicios, en los que se concentra gran parte del empleo de la economía avanzada. Por lo tanto, la comisión pidió a los países que construyan un marco universal para apoyar el aprendizaje a lo largo de toda la vida, incluidas políticas de ajuste y capacitación en el mercado laboral más sólidas y mejor financiadas, servicios públicos de empleo ampliados y un piso de protección social universal.

En segundo lugar, los gobiernos, junto con las organizaciones de empleadores y de trabajadores, deberían actualizar las normas e instituciones nacionales relacionadas con el trabajo. Estos influyen en la cantidad y distribución de oportunidades de trabajo y compensación, y por lo tanto en el nivel de poder de compra y la demanda agregada dentro de la economía. Específicamente, la comisión solicitó una Garantía Laboral Universal según la cual todos los trabajadores, independientemente de su acuerdo contractual o situación laboral, gozarían de derechos fundamentales, un “salario digno adecuado” tal como se define en la constitución fundadora de la OIT hace 100 años, límites máximos de trabajo horas, protección de la salud y la seguridad en el trabajo.

Además, la representación colectiva de trabajadores y empleadores a través del diálogo social estructurado debe garantizarse como un bien público y debe promoverse activamente por las políticas gubernamentales. Desde el permiso parental hasta los servicios públicos, las políticas deben fomentar el intercambio de trabajo de cuidado no remunerado en el hogar para apoyar la igualdad de género en el lugar de trabajo. El fortalecimiento de las voces y el liderazgo femenino, la eliminación de la violencia y el acoso en el trabajo y la implementación de políticas de transparencia salarial también son importantes a este respecto.

En tercer lugar, los países deberían aumentar la inversión pública y privada en sectores económicos con gran densidad de mano de obra que generen beneficios más amplios para la sociedad. Estos incluyen infraestructura sostenible de agua, energía, digital y transporte, sectores de atención, economía rural y educación y capacitación. La Comisión de Negocios y Desarrollo Sostenible ha estimado que el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas podría generar $ 12 billones de oportunidades de mercado solo en cuatro áreas: alimentación y agricultura, ciudades, energía y materiales, y salud y bienestar, y crear hasta 380 millones de empleos para 2030. Aprovechar estas posibilidades podría ayudar a los países a compensar los efectos de la automatización y la integración económica que desplazan la mano de obra y potencialmente eliminan la demanda.

Estos tres pasos constituyen una estrategia para todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo económico, para fortalecer tanto la justicia social como el crecimiento económico y, por extensión, la fe pública en las instituciones políticas.

Al borde de la crisis financiera, hace una década, los líderes de los países del G20 se comprometieron a construir un modelo de crecimiento más equilibrado y sostenible que incorporara lecciones de los desequilibrios económicos y los errores de política del pasado. Desde entonces, el mundo ha progresado poco hacia la realización de este objetivo. Pero el camino que debe seguir es claro: una inversión sostenida e incrementada en las capacidades de las personas, el poder de compra y las oportunidades de trabajo.

13 de junio de 2019

Traducción Dígalo ahí Digital

https://www.project-syndicate.org/commentary/labor-markets-government-in...

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