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Luis Ugalde

En enero debe reactivarse la negociación

Luis Ugalde

El padre Luis Ugalde, exrector de la Universidad Católico Andrés Bello, dijo que en enero del próximo año debe reactivarse la negociación entre la oposición agrupada en la Alternativa Democrática y el gobierno de Nicolás Maduro.

“Mi impresión es que, queramos o no queramos, en enero hay que activar la negociación. Pero, Venezuela no pensemos que se va a reconstruir con los no chavistas contra los chavistas. Eso es un disparate. Tenemos que reconciliarnos”, dijo el sacerdote jesuita en una entrevista con Circuito Éxitos de Unión Radio.

Ugalde manifestó que es el momento de la humildad para el chavismo y la oposición porque no se puede decir que el 21 de noviembre pasado “Salieron derrotados. Un gobierno que después de cuatro años todavía tiene una hiperinflación, no puede decir que ganó, y menos cuando tenemos la seguridad de que no puede ofrecer una mejoría.; y política y electoralmente, no llegó a 4 millones. No logró ni la mitad de lo que lograba. Y si la votación hubiese sido libre, ellos saben que no llegaban a 2 millones de 21 millones que tienen derecho a votar. Si usted quiere autoengañarse, engáñese, pero el país no se engaña. Los salarios son de miseria, 90% tiene ingresos con los que no se puede vivir, 75% es pobreza extrema, y eso lo experimenta el chavista y el no chavista”, afirmó.

“Se puede ganar”

“Pero también es el momento de la humildad para la oposición porque queda claro que, en conjunto, no hubo una visión y una conducción para el 21 de noviembre. Se tuvieron éxitos increíbles quizá en donde menos se esperaban. La buena noticia es la demostración de que se puede ganar. Nos dijeron que no vale la pena ir, que no vengan los testigos europeos, que no vaya nadie al Consejo Nacional Electoral y el 21 de noviembre la gran noticia es que el chavismo perdió y no pudo impedir esa pérdida en Zulia, donde se trabajó bien, en Cojedes, en Nueva Esparta”, agregó.

El historiador expresó que el gobierno de Maduro tuvo las elecciones para intentar blanquearse y que tuvo un comportamiento medianamente bueno para que la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea los aprobara. Añadió que las divisiones en la división provocaron que se perdieran muchos triunfos en los estados y alcaldías.

Señaló que el deterioro en Venezuela ha sido de gran calibre, hay necesidad de inversiones y que en las oportunidades de trabajo hay pagos realmente miserables. Esto, además, sin la capacidad de producción que contribuya a frenar la hiperinflación.

“No puede haber reactivación económica para dar un salto sin un cambio drástico en la relación con el conjunto del mundo democrático. Necesitamos ayuda internacional, apoyo, garantías democráticas y entonces vendrán las inversiones, nacionales e internacionales, y eso es una posibilidad real, pero tenemos que creerla. No se va a crear una posibilidad si no se cree”, expuso.

“Es importante que se sientan castigados”

El sacerdote afirmó que es importante que la dirigencia del chavismo y de la oposición democrática se sientan castigados por los ciudadanos.

“Saben que el país los repudia, que hay un rechazo y no a la política, sino hacia la manera concreta como se ha vivido. Y, por otro lado, todo está muy globalizado. Entonces Venezuela no se va a recuperar si no cesan las sanciones, si no se convierten en una colaboración amistosa de países. Pero no se van a quitar las sanciones si el gobierno que secuestró la Constitución, que no tiene presidente constitucionalmente electo ni Asamblea Nacional, que tiene presos políticos, partidos secuestrados, dirigentes fuera, es el paquete completo, no devuelve la democracia”, subrayó.

Ugalde enfatizó que debe haber un pacto social entre diferentes y una negociación. Así, respaldó la posición que ha tenido Gerardo Blyde, representante de la Alternativa Democrática en la negociación que se ha desarrollado en México con el chavismo, de que se deben negociar los puntos fundamentales.

Se sentaron en México, por el lado del gobierno y de la oposición, ambos lo necesitan en este momento. El gobierno preferiría no necesitar de ningún diálogo, pero si usted no puede controlar la situación en el país y la desesperación de la gente va a aumentar y el año que viene otro millón va a migrar y el sistema educativo, así como otros sectores, está por el piso, y la economía perdió mas de 70%. No hay más remedio que sentarse”, expresó.

16. de diciembre 2021

El Nacional

https://www.elnacional.com/venezuela/padre-luis-ugalde-en-enero-debe-rea...

¿Votaciones sin sorpresas?

Luis Ugalde

En la tarde del domingo electoral, tenía la impresión de que todo había transcurrido con apatía y sin sorpresas: jornada tranquila, con mucha abstención (casi 60% nacional y hasta 75 en lugares de mayoría opositora) y en plena dictadura con presos políticos y exiliados, con tarjetas robadas a sus partidos, líderes inhabilitados y con los medios de comunicación controlados y abusados por el régimen. Nada nuevo, era mi primera lectura: ni en Antímano, Montalbán, ni en La Vega, ni en La Castellana vi gente votando, fuera de los que llegaban goteaditos… Pero me engañé. Una segunda mirada revela hechos asombrosos.

Minoría definitiva del régimen

Al comienzo no podía creer que el régimen con control y traslado de gente obligada no había logrado 4 millones de votos (3,7 millones = 45% del total) y pensé que eran datos falsos. Pero resulta que es cierto y de gran importancia, el régimen no pudo contra el disgusto de “su” gente, ni con amenazas de hambre, ni con las dos primarias que hizo para aceitar la maquinaria y controlar. Esa es la principal novedad y dato clave para salir del régimen agotado y repudiado: minoría dictatorial frente a la suma de 4,4 millones de votantes =54% de la oposición.

Estas votaciones son una especie de entrenamiento para el próximo juego decisivo para el cambio del país: la elección libre y justa del Presidente y Parlamento. Las encuestas dicen que más del 80% quiere cambio, pero los voceros de la rutina fatalista predicaban que la gente no se iba a atrever a decirlo en las urnas, o que era inútil pues el CNE los manipularía al gusto de la dictadura, o que votar era venderse al régimen. Pero ahora se nos presenta un cuadro asombroso: la dictadura ganó más alcaldías y gobernaciones, pero con menos de 4 millones, escaso 20% de un total de 21 millones. El resto es deseo de cambio, 17 millones sumando los que se abstuvieron y los que votaron. Ahí está el grito silenciado de la inmensa mayoría de Venezuela. El informe de los observadores de la UE dejó claro: no se cumplieron las indispensables condiciones democráticas, a pesar de algunas mejoras.

El ejemplo que el Zulia dio

Donde hubo unión de demócratas de diversas tendencias, como en el Zulia, la derrota de la dictadura fue contundente. En otras la abstención y la falta de unión produjo la pérdida de la gobernación: como en Mérida que sumando los votos opositores se ganaba la gobernación y todas las alcaldías. Este hecho que defraudó a casi todo el país, deja en muy mal lugar a la dirigencia opositora y eleva la indignación nacional contra ellos y contra el régimen.

Otro hecho para mi asombroso es la hazaña de los demócratas en estados como Apure, Barinas, Táchira, Cojedes… donde han dado la cara y se han defendido con las uñas, pues encarnan la rebelde desesperación por salir. Seguramente en esos estados y en otros hay poco agradecimiento al liderazgo abstencionista que impidió un triunfo amplio.

Del calentamiento local al partido definitivo

Este entrenamiento, antes del juego más definitivo, sirve para ver las graves fallas de nuestro equipo y las grandes debilidades del adversario causante de tanta desgracia, hoy fracasado, y sin recursos. Sabemos que en alcaldías y gobernaciones ganadas no se puede hacer mucho mientras estén dentro de la cárcel del régimen cercados por un modelo destructor. Por eso hablo de entrenamiento y de correcciones necesarias para los dos próximos juegos: el posible referéndum revocatorio del Presidente dentro de unos meses y las elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas. El objetivo es entrar de lleno, y lo antes posible, en la exigente reconstrucción nacional con el decidido apoyo internacional solidario de decenas de democracias con poder.

La dirigencia política estuvo indecisa, confusa y divisionista y hay que sincerar unidades que no son. Es la hora de la humildad, del reconocimiento de errores propios, de la amplitud y renacer abiertos a otros, y a las negociaciones y acuerdos de salvación nacional. Abrir las puertas a la sociedad civil renovadora de la política para construir un frente amplio para el cambio sin la hipocresía de llamar “unidad” a un pequeño grupo que últimamente está atacándose a cuchillo.

Liderazgo democrático unido y acuerdo nacional

Venezuela no tiene presidente legítimamente elegido. Juan Guaidó, que fue puesto al frente de la transición “mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente” (art.233 de la Constitución) despertó el increíble reconocimiento de 60 países; pero todavía no ha logrado el objetivo y recibe no pocas críticas que deberá tomar en serio. Guaidó libre de disciplina partidista debe permanecer y convocar a grandes consensos. No saldremos de la dictadura y su miseria sin acuerdo de salvación nacional, que incluye a la Fuerza Militar (sin ella no es posible) y su misión democrática. Acuerdo también con quienes todavía tienen el monopolio de la fuerza dictatorial, pero reconocen su fracaso. Las transiciones se acuerdan entre gente del gobierno de facto con poder y de la oposición democrática (Chile, España, Polonia, Checoslovaquia…) Por eso hay que activar la negociación de México, facilitada y asistida de lado y lado por países de peso mundial, para lograr la salida de la cárcel a la democracia y la reconstrucción.

El excelente documento de los obispos antes de las votaciones dice algo que nos debe llevar al renacer económico, social y político: “La simple abstención, sin toma de conciencia y voluntad transformadora no conduce a generar los cambios necesarios y mucho menos lo logrará un voto ciego que no tome en cuenta el análisis de cada realidad vivida enmarcada en la dramática situación estructural e institucional de la nación”

28 de noviembre 2021

El Informador

https://www.elinformadorve.com/opinion/votaciones-sin-sorpresas/

¡Basta ya!

Luis Ugalde

El régimen destructivo puede lograr que la votación del 21 de noviembre no tenga la contundencia necesaria para reclamar un movimiento unido y masivo por el cambio. Pero lo va a convertir en la oportunidad para un ¡basta ya!, indignado con tanta destrucción y corrupción. Los venezolanos y los demócratas del mundo tenemos que hacer escuchar el grito de rebeldía ante la decisión del régimen de perpetuar la humillante ruina del país y también expresar nuestro repudio a algunos dirigentes y candidatos opositores que olvidan la tragedia nacional anteponiendo sus ilusas aspiraciones. Partidos y candidatos (con honrosas excepciones) nos han defraudado con su mezquina pequeñez cuando más necesitamos grandeza y visión.

Pero el 22 la mayoría del pueblo se puede encontrar con que sus diferencias se unen en la común indignación y rebeldía existencial que exige un urgente cambio de salvación nacional. Por eso yo votaré. Ruina y repudio. Hace un cuarto de siglo una mayoría venezolana, indignada por una dirigencia sorda ante el grave malestar nacional, buscaba un cambio radical, que se hizo palabra y emoción en el verbo de un militar mesiánico. Comprendemos esa opción, pero ahora la catástrofe es tan estrepitosa y mortal (75% con ingresos de pobreza extrema que lleva a Venezuela a disputar el primer puesto de miseria con Haití, la producción nacional reducida al 25%, más de 5 millones de venezolanos en el exilio, y el régimen en el podio mundial de la corrupción, burlándose con la paga de 7 bolívares mensuales para los pensionados.

Todo esto con la olla de corrupción y delincuencia destapada con los casos de Alex Saab, Hugo Carvajal, Claudia Díaz… y el escándalo de la muerte en prisión del general Raúl Baduel. Por eso y más es intolerable y perverso que el régimen amañe elecciones para continuar despreciando el creciente sufrimiento multicolor de millones de venezolanos. Un régimen con 85% de rechazo e incapaz de reconocer y de corregir el desastre impuesto por él, debe seguir el ejemplo de Emparan y renunciar: Si no me quieren, yo tampoco quiero mando. Entonces los cabildos se volvieron fuerza local para exigir la independencia nacional frente a un régimen caduco, incapaz y ajeno.

Hoy serán millones, que votando en contra o absteniéndose, coinciden en el ¡Basta ya! Indignado. Grito acallado de millones de gargantas distintas, aunque los líderes parecen incapaces de recoger esa coincidencia. La dictadura comunal cocinada. El Partido Comunista cuando toma el Estado se apropia de él dictatorialmente y dice que la población se libera hegelianamente de su alienación al identificarse con ese Estado-Partido único donde los proletarios encuentran su esencia liberada. Por ello la república comunal y la república soviética se alimentan de la sumisión impuesta desde arriba por el partido, que se gloria de ser “vanguardia lúcida”. El fracaso histórico de esta propuesta es estrepitoso y evidente en todos los regímenes comunistas del mundo; todos han implosionado, salvo Corea del Norte, Cuba y Venezuela.

El 21 saldrán derrotadas dos miopías: la del régimen que con solo el voto del 25% o 30% tratará de secuestrar el deseo de cambio del 75% y perpetuar la destrucción nacional; y por otro, el modo trasnochado y egoísta de hacer política de la oposición sin unir fuerzas para la reconstrucción nacional. Si el régimen es tan irresponsable que no se va, hay que echarlo y para eso está el referéndum revocatorio. Renacer político desde la sociedad civil. La derrota obligará a la sociedad civil, y a los brotes renovadores de los partidos a resurgir con audaz novedad en el marco de los principios constitucionales y derechos humanos básicos, hoy pateados a la salida con la negociación indispensable. Luego de las rebeldías y frustraciones en torno al 21N y la cínica pretensión de perpetuar la miseria dictatorial, desde la sociedad civil tendremos que caminar aceleradamente hacia la democracia social-productiva y la reconstrucción nacional. Tomará más fuerza la realidad denunciada por los obispos venezolanos hace un año (30-11-20): “Aún deben realizarse las elecciones presidenciales, pues las de 2018 estuvieron signadas por condiciones ilegítimas que han dejado al actual régimen, a los ojos de Venezuela y de muchas naciones, como un poder de facto.

La voluntad mayoritaria del pueblo venezolano es dilucidar su futuro político a través de la vía electoral. Esto implica una convocatoria a unas auténticas elecciones parlamentarias y elecciones presidenciales con condiciones de libertad e igualdad para todos los participantes, y con acompañamiento y seguimiento de organismos intencionales plurales”. Surgirá también con más fuerza la alternativa del referéndum revocatorio para la salida de quien impide la vida y el bien común en el país.

El régimen que domina y anula a Venezuela es un cáncer invasor que amenaza extenderse por América, prometiendo vida y produciendo muerte. Es imposible que salgamos de esta tragedia sin un decidido apoyo internacional que traiga una reconstrucción económica con inversión productiva millonaria de miles de empresarios y millones de trabajadores en el marco de una política basada en la dignidad de cada persona, con un pacto social para un Estado que no es dictadura sino una Constitución e instituciones que consagran dignidad, solidaridad y fortalecimiento descentralizado de la creatividad de personas, empresas e instituciones.

Es necesario que a partir del 21 de noviembre la sociedad que clama liberación escuche su dolor y haga escuchar al mundo nuestro ¡Basta ya!, encendido por la indignación.

2 de noviembre 2021

El Nacional

https://www.elnacional.com/opinion/basta-ya/

Esperanza creíble

Luis Ugalde

La gran mayoría de los venezolanos quisiera tener esperanza de librarse de esta tragedia nacional, pero lamentablemente no ve salidas creíbles ni en el régimen ni en la oposición. Las promesas “revolucionarias” de hace 22 años pronto se volvieron cenizas arrasadas por el saqueo y la corrupción inaudita: muchos años antes de las “sanciones” norteamericanas centenares de miles de millones de dólares fueron robados y malversados por la “revolución”, las empresas básicas despojadas y arruinadas, la producción nacional reducida a la cuarta parte, el bolívar convertido en papel despreciable, el trabajo con ingresos de miseria y la Constitución y los derechos humanos sistemáticamente violados. Por eso, casi 6 millones de venezolanos han abandonado este barco con riesgo de ahogarse en las aguas procelosas de la migración. En todas partes se escucha el lamento por la desgracia y ruinas como en Ciudad Guayana que solo provocan lágrimas e indignación. Esta descomposición no puede ser ocultada por la cínica propaganda del régimen, ni por su represión armada, ni echándole la culpa al “imperio”.

Con la sonora derrota electoral de diciembre de 2015 el régimen se asustó, decidió cerrarse a toda elección libre y justa, e impuso el “gendarme necesario” de una constituyente supraconstitucional para eliminar todo resultado electoral y toda decisión que no le conviniera. Renacer de la sociedad civil. No basta criticar a los políticos y decir que no nos sentimos representados por ellos; es imprescindible una nueva conciencia re-publicana con responsabilidad pública de cada uno con sentido del pacto social para el bien común de todos. Grave sería pasar de los perseguidos, inhabilitados y presos de hoy a la misma receta mañana para los actuales perseguidores. Es necesario crear una sociedad única, plural y con iguales derechos para todos y con todas las capacidades productivas activadas para salir de la pobreza.

Así mismo hay que crear nuevas bases económicas con creciente productividad, pues la abundancia de la renta petrolera estatal, que brotó hace un siglo, está en ruinas. Negociación, Elección y Esperanza creíble. No es cierto que nos falta conciencia de la tragedia nacional, sino una esperanza creíble como fuerza para cambiar. Debajo de las aparentemente apagadas cenizas, hay mucha energía y fuego que solo resurgirán con el soplo de una esperanza que los vuelva a encender; soplo de vida que ya no tiene el régimen y tampoco lo demuestran los líderes democráticos. ¿Cómo transformar en esperanza creíble lo que no parece sino cenizas, desengaño y resignación?

Tenemos dos retos delante: las elecciones regionales de noviembre organizadas por la dictadura con todo tipo de ventajismos para fortalecerse y perpetuarse en el poder y una muy dura y difícil negociación en México entre la dictadura y la Plataforma Unitaria con acompañamiento internacional. Obviamente la dictadura va a ellas para salir vencedora y lograr que le quiten las “sanciones” que la tienen ahogada. Es lo que hay y no basta repudiar esta realidad, hay que transformarla y para ello hay que asumirla y cambiarla. Las elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas son un derecho violado y cuentan con el apoyo internacional de más de un centenar de democracias muy decisivas y significativas. El malestar nacional, incluso de millones que fueron chavistas de buena fe, lo invade todo.

Por eso nos preguntamos ¿qué podemos hacer para salir de la votación de noviembre con la esperanza creíble incrementada con el despertar de la ciudadanía en todos los niveles y los demócratas más movilizados, organizados, unidos y convencidos de que podemos librarnos de este régimen claramente enemigo de la sociedad venezolana y de sus esperanzas?

Desde ahora tenemos que empezar a prender la esperanza creíble con el soplo de la unidad con hechos y ejemplos visibles, como el que ha dado Roberto Patiño al declinar sus mejores posibilidades de ser buen candidato a favor de otro, acordado en unidad. Y también manifestar nuestra indignación frente a actitudes divisionistas escandalosas en algunos que se dicen demócratas. Es necesaria la Unión y Acuerdo de Salvación Nacional, incluso entre quienes difieren entre ir a votar o abstenerse. El 21 de noviembre será una buena oportunidad para celebrar algunos triunfos, castigar al régimen, poner al descubierto sus atropellos dictatoriales y también a los partidos y figuras opositoras que bloquean y se oponen a la unidad necesaria; convertir esa votación en un paso para urgir el cambio con elecciones presidenciales (que se nos deben) y parlamentarias libres y justas e inmediato cambio de modelo económico y concreción de la imprescindible ayuda internacional para la emergencia humanitaria y la reconstrucción económica social. Al mismo tiempo ver que es imprescindible lograr negociaciones serias que cambien sanciones (salvo delitos que no prescriben) por fomento de inversiones, derechos humanos y recuperar el pacto social para el bien común de todos.

Solo sumando fuerzas hoy enemigas y logrando decisiva solidaridad y apoyos internacionales (más allá de las sanciones económicas) los venezolanos seremos capaces de reconstruir el país y restablecer los derechos humanos y principios democráticos hoy tan violados.

Esperanza creíble

Luis Ugalde

Desde ahora tenemos que empezar a prender la esperanza creíble con hechos y ejemplos visibles, como el que ha dado Roberto Patiño.

La gran mayoría de los venezolanos quisiera tener esperanza de librarse de esta tragedia nacional, pero lamentablemente no ve salidas creíbles ni en el régimen ni en la oposición. Las promesas “revolucionarias” de hace 22 años pronto se volvieron cenizas arrasadas por el saqueo y la corrupción inaudita: muchos años antes de las “sanciones” norteamericanas centenares de miles de millones de dólares fueron robados y malversados por la “revolución”, las empresas básicas despojadas y arruinadas, la producción nacional reducida a la cuarta parte, el bolívar convertido en papel despreciable, el trabajo con ingresos de miseria y la Constitución y los derechos humanos sistemáticamente violados.

Por eso, casi 6 millones de venezolanos han abandonado este barco con riesgo de ahogarse en las aguas procelosas de la migración. En todas partes se escucha el lamento por la desgracia y ruinas como en Ciudad Guayana que solo provocan lágrimas e indignación. Esta descomposición no puede ser ocultada por la cínica propaganda del régimen, ni por su represión armada, ni echándole la culpa al “imperio”.

Con la sonora derrota electoral de diciembre de 2015 el régimen se asustó, decidió cerrarse a toda elección libre y justa, e impuso el “gendarme necesario” de una constituyente supraconstitucional para eliminar todo resultado electoral y toda decisión que no le conviniera.

Renacer de la sociedad civil. No basta criticar a los políticos y decir que no nos sentimos representados por ellos; es imprescindible una nueva conciencia republicana con responsabilidad pública de cada uno con sentido del pacto social para el bien común de todos. Grave sería pasar de los perseguidos, inhabilitados y presos de hoy a la misma receta mañana para los actuales perseguidores. Es necesario crear una sociedad única, plural y con iguales derechos para todos y con todas las capacidades productivas activadas para salir de la pobreza.

Así mismo, hay que crear nuevas bases económicas con creciente productividad, pues la abundancia de la renta petrolera estatal, que brotó hace un siglo, está en ruinas.

Negociación, elección y esperanza creíble. No es cierto que nos falta conciencia de la tragedia nacional, sino una esperanza creíble como fuerza para cambiar. Debajo de las aparentemente apagadas cenizas, hay mucha energía y fuego que solo resurgirán con el soplo de una esperanza que los vuelva a encender; soplo de vida que ya no tiene el régimen y tampoco lo demuestran los líderes democráticos. ¿Cómo transformar en esperanza creíble lo que no parece sino cenizas, desengaño y resignación?

Tenemos dos retos delante: las elecciones regionales de noviembre organizadas por la dictadura con todo tipo de ventajismos para fortalecerse y perpetuarse en el poder y una muy dura y difícil negociación en México entre la dictadura y la Plataforma Unitaria con acompañamiento internacional. Obviamente la dictadura va a ellas para salir vencedora y lograr que le quiten las “sanciones” que la tienen ahogada. Es lo que hay y no basta repudiar esta realidad, hay que transformarla y para ello hay que asumirla y cambiarla.

Las elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas son un derecho violado y cuentan con el apoyo internacional de más de un centenar de democracias muy decisivas y significativas. El malestar nacional, incluso de millones que fueron chavistas de buena fe, lo invade todo. Por eso nos preguntamos ¿qué podemos hacer para salir de la votación de noviembre con la esperanza creíble incrementada con el despertar de la ciudadanía en todos los niveles y los demócratas más movilizados, organizados, unidos y convencidos de que podemos librarnos de este régimen claramente enemigo de la sociedad venezolana y de sus esperanzas?

Desde ahora tenemos que empezar a prender la esperanza creíble con el soplo de la unidad con hechos y ejemplos visibles, como el que ha dado Roberto Patiño al declinar sus mejores posibilidades de ser buen candidato a favor de otro, acordado en unidad. Y también manifestar nuestra indignación frente a actitudes divisionistas escandalosas en algunos que se dicen demócratas. Es necesaria la Unión y Acuerdo de Salvación Nacional, incluso entre quienes difieren entre ir a votar o abstenerse. El 21 de noviembre será una buena oportunidad para celebrar algunos triunfos, castigar al régimen, poner al descubierto sus atropellos dictatoriales y también a los partidos y figuras opositoras que bloquean y se oponen a la unidad necesaria; convertir esa votación en un paso para urgir el cambio con elecciones presidenciales (que se nos deben) y parlamentarias libres y justas e inmediato cambio de modelo económico y concreción de la imprescindible ayuda internacional para la emergencia humanitaria y la reconstrucción económica social. Al mismo tiempo ver que es imprescindible lograr negociaciones serias que cambien sanciones (salvo delitos que no prescriben) por fomento de inversiones, derechos humanos y recuperar el pacto social para el bien común de todos.

Solo sumando fuerzas hoy enemigas y logrando decisiva solidaridad y apoyos internacionales (más allá de las sanciones económicas) los venezolanos seremos capaces de reconstruir el país y restablecer los derechos humanos y principios democráticos hoy tan violados.

16 de septiembre 2021

El Nacional

https://www.elnacional.com/opinion/esperanza-creible/

Diálogos primaverales

Luis Ugalde

Algunos han expresado su molestia al ver a Jorge Rodríguez dialogando con el Presidente de Fedecámaras en la sede de la cúpula empresarial. Otros se alegran de que grupos empresariales y gobierno de facto se sienten a hablar sobre cómo salir de este desastre económico. Tampoco es malo que la dictadura perseguidora de la empresa privada reconozca ahora que sin recuperación de esta el país no tendrá futuro. El problema no reside en que dialoguen, sino para qué y cómo: Sin ingenuidad ante los halagos engañosos, con firmeza insobornable que da la trágica y urgente realidad y sin ignorar que este régimen tiene poder para reprimir pero no para fomentar y atraer el apoyo internacional y la inversión multimillonaria que Venezuela necesita.

Diálogos primaverales. No nos basta con que unos cuantos dialoguen en la cúpula, necesitamos cientos y miles de diálogos de emergencia donde abordemos sin miedos, ni medias verdades los problemas específicos y el drama agónico que se agrava cada día. Hablamos de diálogos y no de un diálogo, por muy Jorge Rodríguez que sea. Diálogos exigentes con el régimen de los trabajadores, de los productores y de los jubilados; diálogo por la falta de agua, de luz, de gas, de libertad comunicacional y de salario; de los dolientes educativos, de las enfermeras, médicos, farmacias… con los responsables de las políticas de salud. Diálogo en las diversas dimensiones de la vida nacional y en las regiones, sobre las más sentidas tragedias, exigiendo y proponiendo soluciones. Sin confundir esta ruina venezolana con aquella China autoritaria que con su inmenso mercado ascendente y su mano de obra barata exportadora atrajo numerosas empresas occidentales y capitales abundantes.

Diálogos de la sociedad civil en miles de núcleos, cada uno en su área específica planteando al gobierno de facto duras verdades sin contentarse con palabras engañosas y exigiendo hechos y obras. Es difícil reprimir a cientos de miles en numerosos y variados núcleos en toda la geografía nacional y con el país entero “en modo diálogo” con verdad, valentía y urgencia, sabiendo que cada minuto que pasa añade sufrimiento y muerte. Con las organizaciones civiles y partidos aliados en un amplio caminar hacia la Venezuela Libre y democrática.

Diálogos primaverales, no otoñales, ni invernales. El otoño es bello con sus hojas multicolores, pero estas van cayendo para dar paso a la muerte invernal. El diálogo otoñal es la última ilusión del régimen y de una política totalitaria que ni tiene soluciones ni futuro… Los otoñales son diálogos del que se resiste a morir, pero sus hojas de bello colorido ya están muertas. Los primaverales por el contrario traen la vida nueva que nace saliendo

de ese invierno desahuciado y sin esperanza, que brota donde parecía que todo estaba muerto.

Ningún país muere del todo; aunque sus libertades sean arrebatadas, en determinado momento y circunstancia vuelven a brotar las flores cargadas de esperanza porque sus raíces no están muertas.

No nos ilusionamos con diálogos cupulares de comisiones parlamentarias que no representan a nadie, ni con hojarascas otoñales, bellamente vestidas, pero ya en brazos de la muerte.

Diálogos sin caer en el “sálvese quien pueda” de quien considera que el naufragio es inevitable, pero yo y mi empresa podemos salvarnos tirando por la borda al resto. Hoy las soluciones parciales solo sirven como parte integral del renacer del país entero caminando de manera indetenible a una salida del gravísimo error político que ha destrozado el país. Unidos en la Constitución. ¿Pero cómo ponernos de acuerdo en una eclosión de diálogos en los que cada uno parte desde su dolor y su verdad? La unidad indispensable está en el rechazo común al desastre reinante y en la Constitución, hoy violada y abandonada, que expresa el acuerdo nacional y la apuesta por la dignidad, la justicia y la libertad de todos. Todos, absolutamente todos, civiles y militares, tenemos “el deber de colaborar en el restablecimiento de la efectiva vigencia” (artículo 333 de la Constitución). Un deber y un camino de entendimiento para crear una nueva realidad política (exigida a gritos silenciosos por el sufrimiento de toda una nación) de bien común con ciudadanía responsable y productora de soluciones.

El mundo quiere ayudar. Pero EE.UU. con la novedad del gobierno de Biden, la Unión Europea, las democracias de América Latina, ONU, OEA … poco pueden hacer sin una unidad activa de nosotros los venezolanos movilizados en miles de núcleos variados, unidos en diálogos primaverales, exigiendo condiciones aptas y organizando fórmulas unitarias de participaciones electorales y de respeto del voto. Esa unidad y movilización política atraerá apoyos económicos y democráticos sin los cuales ni Venezuela, ni Cuba, tienen futuro humano de libertad y de justicia.

20 de febrero 2021

Lobos o Hermanos

Luis Ugalde

Las armas hicieron silencio y la guerra besó a la paz cuando desde la trinchera alemana se elevó el suave canto “Stille Nacht, heilige Nacht”, al que se sumaron los soldados ingleses en su lengua “Silent night holy night”. “Noche de paz, noche de amor”. De corazón los enfrentados se dieron permiso mutuo para enterrar a sus muertos y se obsequiaron cigarrillos y tarjetas navideñas. Era la Navidad de 1914 en las trincheras de Ypres (Bélgica) a los 4 meses de empezada la I Guerra Mundial. Los altos mandos de uno y otro lado se disgustaron y silenciaron esa conducta tan “irracional” y peligrosa en plena guerra. Luego continuaron durante cuatro años cumpliendo el “deber” de matarse, exigido por la lógica “racional” de dominar y derrotar al otro. ¿Para qué? Para, por medio de la muerte de millones, terminar los vencedores mutilando a Alemania que había ensalzado la guerra segura de su triunfo; una humillante derrota y mala paz que alimentó el resentimiento del pueblo alemán y dio alas luego a la locura criminal de Hitler y a la II Guerra Mundial que, con más eficaz “racionalidad instrumental” logró 100 millones de muertos y una Europa destruida.

La racionalidad instrumental y la felicidad. Los ilustrados del siglo XVIII creían haber descubierto la piedra filosofal de la felicidad humana: la causa del mal era la ignorancia y el dominante oscurantismo religioso. Con la entronización de la diosa Razón se liberaría nuestra razón y descubriríamos las leyes científicas que el Creador puso cuando hizo este mundo con escuadra, compas y fórmulas matemáticas. Efectivamente en el “Siglo de las Luces” (y antes) la razón descubrió que la materia no era caótica e irracional sino toda ella ordenada con las leyes matemáticas, físicas, biológicas… También en las sociedades desaparecería el mal con las leyes de la “física social” (Sociología), y de la Psicología. La economía desbordaría en riqueza bien distribuida con solo respetar la “ley científica” del libre juego del mercado sin la imposición externa de la autoridad política ni de la ética. Las dos guerras mundiales no fueron obra de los ignorantes, sino de los países más “ilustrados” y avanzados en el manejo de las leyes científicas y tecnológicas aplicadas para la mayor destrucción del enemigo. Los países más ricos y poderosos sembraron millones de vidas en los barrizales de las trincheras y cosecharon millones de muertes y destrucción.

Pero en la Navidad de 1914 aquellos hombres en trincheras enfrentadas no pudieron reprimir la fraternidad de su condición humana. Ante el Niño de Belén se despertaron su bondad y la ternura del abrazo, porque ese “Dios con nosotros” es Dios-Amor; los lobos descubrieron su vocación de hermanos el uno para el otro.

El lógico disgusto de los altos mandos militares dejó al descubierto que el amor trasciende la racionalidad instrumental (científica) y la transforma en vida. Sabían que ese destello de fraternidad de la “noche de paz” no era una estupidez, ni una traición, como sería juzgado y castigado por la lógica de la guerra.

Homo homini lupus y Europa de 1945 a 1965

El hombre es lobo para el hombre, como ya lo escribió Plauto en el siglo III antes de Cristo y nos recordó Hobbes. Pero lobos llamados a hacernos hermanos, nos lo muestra Jesús.

En 1945 según la racionalidad de la dominación, Francia y Alemania debieron prepararse con mayor inversión, esfuerzo y técnica para derrotar al otro en la tercera matanza mundial. Pero no fue así. Los vencedores EE.UU. en primer lugar- se convencieron de que es una estupidez mutilar al vencido y destruirlo para que nunca vuelva a tener fuerza. Por el contrario escogieron el camino de la colaboración para la recuperación, y luego de la Unión Europea con la convicción de que es necesario que a Alemania le vaya bien para que a Francia le vaya bien y viceversa. Decidieron jugar a “ganar ganar”, no invertir en tropas y armas contra el otro y desmontar las fronteras y los odios para destruir al enemigo histórico. Las convicciones y audacia política de tres dirigentes cristianos (Schumann en Francia, Adenauer en Alemania y De Gasperi en Italia) fueron decisivas para la Unión Europea y el “Milagro alemán”. Hoy la Europa de naciones que se mataron durante siglos no gasta un euro en tanques, bombas y ejércitos para destruirse. Ya no se siembra el odio mutuo y se entiende que la guerra, además de una catástrofe criminal, es una estupidez destructora.

Navidad y política en Venezuela

Esa es la Navidad para los cristianos, y también para los que no son religiosos o no conocen el cristianismo. Es lo que nos dice el papa Francisco en su última encíclica “Fratelli Tutti”. Siguiendo a Jesús, y con el ejemplo de Francisco de Asís, estamos llamados a transformar el lobo que somos en “hermano lobo”. Sin olvidar que esta conversión no es hereditaria, ni erradica al lobo, sino que las nuevas generaciones, y cada persona, tenemos la responsabilidad permanente de convertir día a día el lobo que somos en hermano. Hoy en el mundo y en Venezuela Jesús vive y nos dice que para encontrar nuestro propio yo tenemos que hacernos nos-otros; que dar la vida por otro no es perderla sino ganarla, que nadie tiene más amor que quien la da por otro; y que el amor es más fuerte que la muerte porque Dios es amor.

Venezuela está derrotada. Millones van al exilio porque aquí no encuentran vida. El poder y la dominación entronizados como supremos dioses han traído muerte, miseria y represión, incluso para los seguidores de la dictadura. Continuarla es una estupidez y un crimen. Esta Navidad como ninguna otra hemos de preguntarnos qué debemos hacer unos y otros para entrar en una nueva dinámica política de “ganar ganar” con la convicción de que para que al pobre le vaya bien tienen que florecer el trabajo y las empresas y que estas no pueden ser exitosas si el pueblo está en hambre, sin educación, sin oficio, y sin trabajo ni ingresos.

La política tiene que nacer de nuevo. En esta trágica derrota nacional sin ganadores, el diálogo nacional e internacional ha de ser la piedra fundamental para que renazca la vida, la economía y la política democrática animada por la fraternidad.

¡Feliz Navidad a pesar de que Venezuela llega a ella derrotada y en agonía! Que el Niño-Dios nos traiga como regalo la convicción de que la felicitad no está en la destrucción del otro bando, sino que el otro tiene lo que a mí me falta y yo lo que él necesita: ser nos- otros. Que el reconocido fracaso del enfrentamiento destructivo nos lleve a entender que la puerta de la felicidad se abre hacia fuera (Kirkegaard) y que mi llave está escondida en el otro y la de él en mí.

¡Feliz Año 2021 con una nueva Venezuela como tarea de todos!

15 de diciembre 2020

Articularnos

https://articularnos.org/2020/12/14/lobos-o-hermanos/

Consulta Popular

Luis Ugalde

Me preguntan si voy a participar en la Consulta Popular constitucional (art.70) organizada por nuestra oposición democrática del 07 al 12 de diciembre, inmediatamente después de la farsa electoral del 6D montada por la dictadura.

Hasta ahora no he querido manifestarme e incluso he evadido invitaciones a programas de radio porque consideraba que como sacerdote no debía recomendar opciones partidistas. Pero cada día que pasa veo que no es parcializarme, sino apoyar el fundamental derecho a la vida de los venezolanos gritando contra el crimen institucionalizado que está matando al país.

Dramática necesidad de cambio

Raro es el venezolano que no esté sufriendo esta pobreza generalizada y que no sienta el cambio como una necesidad vital para recuperar la esperanza.

Cambio de esta destrucción nacional. Solo una pequeña cúpula de lo que queda del chavismo degradado en madurismo está empeñada en perpetuarse con represión dictatorial y propaganda de éxitos imaginarios. Destaca el desprecio total a lo que sensatamente dicen y aconsejan las universidades, academias e iglesias y a lo que sufren trabajadores, familias, empresarios, jóvenes, presos políticos, exiliados, desempleados y los que sobreviven con las escuálidas cajas CLAP.

Pasan los meses y avanza la pobreza, se deterioran los servicios públicos vitales, se expande el hambre, se envilecen los pocos bolívares que quedan, mueren las instituciones, mientras la dictadura se va apoderando de todo, y se va endeudando por completo. Destrozada la industria petrolera y sus derivados -fuente casi exclusiva de divisas- todo aumento en bolívares se hace con “dinero inorgánico”, combustible para el fuego de la inflación. Es el círculo infernal del empobrecimiento del país, sin trabajo, sin producción, sin alimentos y sin ética para eliminar el “matraqueo” y el abuso. Todo el sector público, incluidos los Generales, están sometidos a salarios de hambre. No hay gasolina para transportar alimentos, ni comida en los cuarteles, ni ingresos para cientos de miles de educadores en pobreza. Necesitamos un cambio urgente y paso a la transición democrática.

La burla de las parlamentarias precocidas

Pues bien, la dictadura está haciendo todo lo contario de lo que necesitamos y se atrinchera para resistir, reprimir y anular el poder ciudadano. Eliminó la Constitución, eliminó la elección presidencial legítima, inventó una Asamblea Nacional Constituyente, no para hacer una nueva Constitución sino para someter la que tenemos y anular cuando les convenga todo poder constituido y toda acción y decisión de la Asamblea Nacional legítima. El Poder Judicial, arrodillado ante el Ejecutivo, elimina toda decisión de la Asamblea Nacional. Esta prolífica creatividad dictatorial recientemente ha inventado una ley constitucional “antibloqueo”, también supraconstitucional para deshacer y hacer lo que quiera la dictadura arbitrariamente sin información ni autorización, a escondidas del “pueblo soberano”.

La votación del 6D tiene como objetivo eliminar el último reducto de poder legítimo, hacer desaparecer al molesto Guaidó, mundialmente reconocido como Presidente encargado “mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente” (art. 233).

El régimen ha organizado el 6D para reforzar ese cuadro y cerrarlo contra todo cambio democrático.

En su locura hasta puede querer dar pasos funestos para inventar el “Estado Comunal”, también anticonstitucional. La dictadura está haciendo todo lo posible para obligar con amenazas a votar el 6D. Con lo cual el hambre y la miseria serán mayores en Navidad y el 2021 no será “año nuevo vida nueva”.

Consulta y mandato ciudadano

Nuestra consulta no es para averiguar el ya conocido rechazo al régimen. Es para que el mundo y nosotros mismos nos escuchemos en un sí rotundo y unitario al cambio.

Estas son las preguntas:

1) ¿Exige usted el cese de la usurpación de la Presidencia de parte de Nicolás Maduro y convoca la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables?

2) ¿Rechaza usted el evento del 6 de Diciembre organizado por el régimen de Nicolás Maduro y solicita a la comunidad internacional su desconocimiento?

3) ¿Ordena usted adelantar las gestiones necesarias ante la comunidad internacional para activar la cooperación, acompañamiento y asistencia que permitan rescatar nuestra democracia, atender la crisis humanitaria y proteger al pueblo de los crímenes de Lesa Humanidad?

Sin duda mi respuesta es sí, sí y sí. Cerca de 20 millones (dentro y fuera del país) darían la misma respuesta si hubiera libertad. Pero la dictadura hará lo posible para impedirla con control comunicacional, desinformación y amenazas con perder bolsa, trabajo y Carnet de la Patria. No seamos ingenuos discutiendo como si estuviéramos en democracia libre. Los partidos están perseguidos con muchos dirigentes en el exilio, en la cárcel o escondidos de la persecución; y la sociedad civil está agobiada y dispersa. Pero aun así vale la pena organizarse y responder dentro y fuera del país y que decenas de ciudades en el mundo sientan vibrar a los venezolanos por su libertad y democracia. Un buen porcentaje de ese inmenso pueblo doliente logrará vencer los obstáculos y responder a la consulta con un rotundo SÍ.

Por eso es un triunfo lograr la suficiente información, unidad y organización para responder a la Consulta Popular y decir al mundo y a nosotros mismos lo que significa la farsa del 6D. Ya la Unión Europea, el Grupo de Lima y el Gobierno saliente y entrante de EE.UU. se han manifestado frente a la farsa. Ahora los venezolanos unidos tenemos que decir que la esperanza de Venezuela está en elecciones libres y en la inevitable negociación-transición para que renazca la vida con reconstrucción productiva y democracia reconciliada abierta a todos.

23de noviembre 2020

La Patilla

https://www.lapatilla.com/2020/11/23/consulta-popular-por-luis-ugalde/

Capitulación Revolucionaria

Luis Ugalde

Autorizados juristas han demostrado de manera rotunda la monstruosidad de la “Ley constitucional” llamada “Antibloqueo”, inventada para desestatizar, desnacionalizar y privatizar. ¿Por qué la cúpula “revolucionaria” renuncia a su economía socialista que ofreció como modelo para entrar al paraíso, sin pobreza ni injusticias, con el pueblo montado en la carroza del triunfo?

Solución orwelliana. Encontraron una solución al acertijo: llamar “antibloqueo” revolucionario a ese antisocialismo privatizador y jugando con un neolenguaje orwelliano (que llama vida a la muerte y amor al odio) presentan como arma eficaz contra el bloqueo imperial lo que es una vergonzosa e irresponsable capitulación “revolucionaria”.

Como el Estado arruinado no tiene una locha para invertir, urge traer capital de donde sea y como sea para sobrevivir en el Poder. Para eso se han inventado esta ley anticonstitucional para vender a escondidas todos los activos nacionales, sin controles institucionales y sin ninguna transparencia.

La Academia Nacional de Ciencias Políticas y Sociales en documento contundente y categórico dice que esta decisión ni es ley, ni es constitucional, sino una descarada proclamación del poder dictatorial que autoriza “desaplicar” los arbitrarios decretos y leyes socialistas estatizadores, que eran el orgullo de la “revolución”. Esta monstruosidad anticonstitucional tiene como objeto aferrarse al Poder como sea y evitar la caída final del régimen.

El Paraíso perdido y su laberinto. La revolución socialista que ofrecía el Poder para los pobres fue una promesa, una intención, una ilusión de paraíso. Veinte años después no cuentan los deseos sino los resultados, y estos son de muerte y de huida del país. Ahora lo único sensato es reconocer la dramática realidad de la familia venezolana que sobrevive sin luz, sin agua, sin electricidad, cocinando a leña, sin escuela, sin servicios de salud, sin trabajo y sin ingresos. Con una dictadura armada que usurpa la soberanía de la sociedad, sin esperanza y sin libertad ni Estado democrático.

Para salir de esto es imprescindible el cambio del modelo que nos ha traído la ruina.

El primer paso es reconocer nuestra terrible realidad. El segundo abrir una negociación seria y efectiva -nacional e internacional– que, de manera responsable, transparente y con garantías jurídicas confiables proceda a desestatizar tantas empresas que se arruinaron en manos del Estado. La industria petrolera es la primera que necesita inversión y emprendimiento privado en toda su cadena, desde la extracción hasta la distribución, pasando por el procesamiento y la refinación.

Pero con institucionalidad y transparencia. Según los entendidos, en Venezuela necesitamos un verdadero aguacero de inversiones, no inferior a los $ 100.000.000.000 (cien mil millones de dólares) en la primera etapa. Pero no basta hacer rogativas para que venga esa lluvia, ni ocurrirá en el actual marco político y con un Ejecutivo que miente diciendo que estamos muy bien y que ya hemos salido de la hiperinflación. ¿A quién van a engañar con 2.000 % de inflación en 2020 y el dólar sobre 1.000.000 de bolívares en Enero próximo? El multimillonario refinanciamiento de la deuda y esa enorme inversión que necesitamos, solo serán posibles con un cambio de sistema, con un nuevo marco político y jurídico y un proyecto de reconstrucción descarnadamente realista y no hecho para engañar a bobos y traficar a escondidas con delincuentes. El régimen no tiene futuro.

Aspiraciones y producción de logros. Empecemos el cambio lo más civilizadamente posible negociando los otros pasos para la transición, e iniciar el nuevo año poniendo los cimientos para la reconstrucción, incluyendo a toda la sociedad, excepto los que se excluyen aferrados a su conducta delincuencial. Por supuesto, es imprescindible que los gobiernos democráticos levanten las sanciones y colaboren efectivamente en la reconstrucción del país. Pero ello no se dará sin abrir de veras la puerta a la transición democrática.

Nada de juego orwelliano de palabras. Renacer de la sociedad civil con apertura al reto productivo de miles de empresas y de todos los servicios públicos.

Fueron y son legítimas las aspiraciones de la población que hace 22 años dieron el triunfo a Chávez. Todo el pueblo tiene derecho a una vida digna con oportunidades y con instituciones libres y democráticas, pero fue lamentable el camino mesiánico-militar, de economía sin libre iniciativa productora y un gobierno dictatorial dedicado a la expropiación y reparto de la supuesta “infinita” renta petrolera.

Durante un siglo (1920 a 2020) el Estado petrolero modeló la sociedad venezolana con sus logros y deformaciones; al final prevalecieron estas últimas y el Estado repartidor quebró y arruinó su base petrolera. En consecuencia, es la sociedad civil la que tiene que modelar el nuevo Estado y de ella nacerá la nueva política. Este renacer profundo requiere tiempo y sobre todo una elevación de la productividad política ciudadana y de la productividad económica de bienes y servicios. Esta reconstrucción es mucho más que el “milagro alemán”, en su tiempo y circunstancia, y no se consigue con juego de palabras, ni complicidad de delincuentes, sino sumando y multiplicando voluntades y colaboradores nacionales e internacionales.

1 DE NOVIEMBRE 2020

aperturaven.blogspot.com/2020/11/capitulacion-revolucionaria-por-luis.html

Libertad y Fraternidad

Luis Ugalde

Confieso que estoy obsesionado con la reconstrucción de nuestro país. Veo mucha gente que quiere cambio, pero pone obstáculos a la creación de una sociedad libre y solidaria capaz de compartir el bien común nacional. Por eso me alarma la reacción de algunos frente a la reciente encíclica Tutti Fratelli del papa Francisco que toma el nombre del gran inspirador de la fraternidad universal: San Francisco de Asís. Les escandaliza que el papa diga que “el mercado no resuelve todo” y que “la libertad de mercado no basta”. Yo creía que este principio defendido por los clásicos liberales era obvio.
Los grandes padres del liberalismo no defendieron solo el libre mercado, sino la libertad, la igualdad y la fraternidad. Una nueva sociedad donde el poder político y el económico no sean dueños absolutos si no que estén sometidos a la Constitución que consagra los derechos humanos fundamentales de todos. Esto que defiende el liberalismo lo necesitamos en Venezuela: combinar la economía de mercado con la Constitución y crear oportunidades para la realización de todos con su propio esfuerzo. Las economías liberales más exitosas lo son porque contribuyen al bienestar general.
Acabo de encontrar un artículo mío del año 2009 que recibió de El Nacional el premio al Mejor Artículo del Año publicado en ese diario y viene a cuento. Aunque es chocante citarse a uno mismo lo veo necesario con gente que creía sensata y parece escandalizada con la llamada del papa Francisco a la fraternidad.
¿Capitalismo Antihumano? (Publicado el 4 de junio de 2009)
“La economía capitalista es extraordinariamente eficaz para producir bienes en abundancia; con ella miles de millones se han liberado de la pobreza tradicional. En China y en la India, en la próxima década cientos de millones saldrán de la pobreza económica, gracias a los avances del capitalismo que aplica con éxito la tecnología a la revolución productiva.
Pero la economía no es la sociedad, apenas una parte de ella, y reducir a la persona humana al “homo oeconomicus” nos lleva a una humanidad profundamente enferma, aunque materialmente menos pobre. La persona humana no se reduce a animal que produce y consume para alimentar el mercado capitalista en carrera continua. La economía capitalista utiliza el individualismo y la búsqueda del “interés propio” como una poderosa fuerza motora creativa, pero el ser humano no es puro individualismo y egoísmo, sino también solidaridad y amor. No somos solo lobos unos contra otros, sino también hermanos unos con otros. Dos fuentes irreductibles de identidad humana, que requieren fuerza suficiente para complementarse, hacerse contrapeso y corregirse mutuamente; con uno solo de estos motores los humanos no levantamos vuelo. La economía tiene sentido como base e instrumento para la libertad y la dignidad de todos en un mundo en paz. El mercado solo no pone la economía próspera al alcance de todos los pueblos; se requiere desarrollo espiritual, con convicciones éticas vigorosas que inspiren y modelen la conducta humana, le den valor y sentido a la vida y a la economía y desarrollen leyes e instituciones fuertes y eficaces.
El capitalismo exitoso trae otros problemas: salimos de la economía ancestral con escasez, hambrunas, enfermedades, guerras y limitaciones y ahora la abundancia nos lleva a otra escasez: destrucción del medio ambiente, de las condiciones de vida para animales y vegetales, e insuficiencia de fuentes de energía y algunas materias primas. El capitalismo tiene tanta fuerza productiva que su capacidad destructiva es monstruosa e imparable por sí misma. La ley del más fuerte en la competencia trae la exclusión de los más débiles y la guerra; la exclusiva de la lógica del mercado lleva aceleradamente a la destrucción de la tierra como casa acogedora y al enfrentamiento social. Vivimos una crisis de civilización. Las empresas más exitosas planifican, calculan, hacen alianzas y fusiones… es decir ordenan las fuerzas (no las dejan al ciego mercado) para sus fines. En tiempo de crisis hasta los más liberales piden la intervención del Estado y de las leyes. La vida digna requiere defender la tierra como hábitat adecuado, el diálogo y convivencia entre pueblos, razas, culturas humanas diversas que se reconocen y aprecian. No solo se requieren estados nacionales, sino autoridad, instituciones y ciudadanía mundiales, cuyo objetivo es que a todos lleguen aquellos bienes y posibilidades humanas que hoy son técnicamente alcanzables, pero no asequibles con solo el interés económico sin humanismo solidario.
El capitalismo es unilateral, antihumano y destructivo, si no va acompañado del otro principio de la dignidad humana, del amor y de la solidaridad; pero es una necesidad y bendición si el interés propio y las fuerzas del mercado son orientadas por leyes e instituciones hacia un nuevo humanismo, que afirma la dignidad y ofrece oportunidades para la creatividad de todos.
No hay ley económica, ni marxista, ni capitalista, que pueda evitar el desastre, sino la conciencia humana con sus valores, de amor y solidaridad, y del instinto de conservación inteligente, que ordenan la economía como parte de una civilización para la vida humana global y personal. Cuanto más exitoso el capitalismo, más eficaz la destrucción de las formas tradicionales de solidaridad, de religión, de ética, de expresiones no económicas de la vida y de la dignidad humanas. No se puede esperar del capitalismo económico que las reponga con nuevas formas de espiritualidad, de solidaridad y de sentido trascendente de la vida; estas tienen otras raíces no económicas y hay que cultivarlas para que crezcan vigorosas y se expresen en relaciones sociales, instituciones, prácticas sociales, organizaciones y leyes no reducibles a la economía y con una lógica distinta y complementaria a la del mercado”.
15 de octubre de 2020
ArticularNos
https://articularnos.org/2020/10/15/libertad-y-fraternidad/