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Luis Ugalde

Navidad que rompe cadenas

Luis Ugalde

Esta no es una Navidad normal, sino la de un país en extrema necesidad. Por eso la queremos alegre y de abrazos sin fingimiento que nos lleve a reencontrarnos a todos los venezolanos en la reconstrucción que nos devuelva esperanza y vida. Necesitamos una Navidad que rompa cadenas, la Navidad que anuncia el propio Jesús en la sinagoga de Nazaret cuando dice que viene “para poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4,18).

Me tengo que poner en modo «carta al Niño Jesús” para expresar, sin rodeos ni autocensura, lo que en mi opinión necesitamos y deseamos los venezolanos de uno y otro signo: librarnos de las cadenas que nos oprimen y nos niegan el futuro.
Romper:

  1. Las cadenas de la cárcel de cada preso político, de la persecución y del exilio de millones de venezolanos.
  2. Las cadenas de la miseria salarial y de un aparato productivo brutalmente reducido al 25% de su capacidad instalada y al 10% de nuestras necesidades básicas.
  3. Las cadenas de la drástica desinversión, cuando necesitamos muchas decenas de miles de millones de dólares en los próximos cinco años para empezar a caminar.
  4. Las cadenas que amordazan a todas las instituciones públicas democráticas necesarias para que renazca la República como pacto inclusivo del bien común.
  5. Las cadenas que mantienen la actual ruina de los servicios públicos básicos de luz, agua, salud y educación…
  6. Las cadenas que amordazan y cierran los medios de comunicación social libres: prensa, radio, televisión…
  7. Las cadenas que quitan libertad a los partidos políticos opositores y les roban el sello para entregarlo a otros amigos.
  8. La cadena de la falta de confianza en el sistema político y económico reinante; seguridad clave para que renazca la inversión de miles de empresas en el país y del apoyo internacional que tanto necesitamos.
  9. La cadena de una mentalidad de estado petrolero con renta abundante y la ilusión de que puede cargar con todos nosotros y nuestras carencias. Estado que desde hace 40 años venía haciendo agua y ahora está en el fondo del mar y no puede volver a navegar. Recrear otro Estado viable, pequeño y eficaz.
  10. La cadena madre que impide todo deseo y posibilidad de renacer es la falta de unidad nacional -con pluralidad y diferencias- en la tarea de la reconstrucción. No me refiero a las lamentables divisiones entre los demócratas opositores, sino a la necesidad de superar al abismo y rechazo a muerte entre gobierno y opositores. No se trata de una unión boba entre quienes tienen razones para rechazarse, sino de un pacto social entre los hoy enemigos, para superar las diferencias en la gigantesca tarea que es imprescindible para que Venezuela renazca.

En la ingenuidad infantil basta que la carta navideña exprese sus deseos, pero en los adultos romper esas cadenas exige combinar deseos con el compromiso de poner todas las capacidades para lograrlo. Romper las cadenas significa para el gobierno y el propio Maduro liberarse y liberarnos de esta cárcel en la que sin querer-queriendo está encerrado al país sin futuro. La lógica de la acción y reacción lleva a que al actual enfrentamiento y trato de enemigos suceda otro enfrentamiento con persecuciones y exclusiones de signo contrario. Pero este año la lógica de la Navidad llama al abrazo, al perdón y a la reconciliación nacional. Esto significa la alegría navideña de “Dios con nos-otros”.

Los adultos cuando en Navidad nos ponemos en “modo niño”, expresamos nuestros deseos más profundos y auténticos, pero para que estos sean verdaderos, deben ir acompañados de un compromiso a prueba de toda dificultad y resistencia.

Dios está con nosotros, solo cuando unamos estos anhelos con el deber de lograrlos, y será verdad el artículo 2 de la Constitución: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.

Para salvar la universidad pública

Luis Ugalde

El Estado está arruinado, las universidades de financiamiento público amarradas a él agonizan, pues reciben menos del 10% de lo que necesitan.

Alarma el aparente desinterés de Venezuela ante el trágico derrumbe de su sistema educativo. Parece que no interesa al gobierno, también está ausente en las propuestas de los opositores y la población en las encuestas lo relega al cuarto o quinto lugar. Pero nada tiene efectos tan nefastos y duraderos como los fallos en salud y educación básica. El estado de las escuelas y universidades públicas hace llorar sobre sus ruinas la miseria del futuro de la mayoría de los venezolanos. Como nos enseñaron que la educación es responsabilidad (¿exclusiva?) del Estado y que este lo tiene que costear en todos sus niveles, en el silencio educativo solo se escucha la débil protesta de algunos docentes reclamando al Estado el pago que les permita vivir.

¿Quién financia qué?

La constitución afirma que solo la educación “impartida en las instituciones del estado es gratuita hasta el pregrado universitario” (art. 103). Sin embargo la supuesta “gratuidad” total vendó los ojos del financiamiento universitario. De tal manera, que al comienzo de este siglo en Venezuela, más de 40% del presupuesto educativo nacional era para la “gratuidad” de la universidad pública. Con la lamentable debilidad de los niveles educativos básicos.

Ahora que el Estado está arruinado, las universidades de financiamiento público amarradas a él agonizan, pues reciben menos del 10% de lo que necesitan. Es lógico que protesten y pidan financiamiento al Estado, pero este ya no tiene para mantener la universidad “gratuita”; ni con este gobierno arruinado, ni con el siguiente empobrecido y está obligado a establecer prioridades y buscar otras formas de contribución para el costoso presupuesto universitario.

La “gratuidad” educativa debe concentrar su artillería en la batalla por lograr que todos los niños y jóvenes desde el preescolar hasta final de la secundaria estén inmersos en una educación de calidad; con millones de familias comprometidas en la defensa y mantenimiento de la escuela de sus hijos. Sin ese bien precioso y escaso, dos tercios de la población quedarían excluidos de la calidad escolar y alimentarán la futura pobreza del país.

Para salvar la universidad pública

Aferrarse a la “gratuidad” integral de la universidad pública es renunciar a su recuperación como universidad y excluir sobre todo a los jóvenes que carecen de recursos familiares para costearla. Considero imprescindible la contribución de los beneficiarios directos y el logro de financiamientos complementarios al presupuesto estatal. Si queremos una Venezuela democrática, y sin pobreza ni exclusión, la universidad debe seguir siendo económicamente accesible a quienes no tienen recursos. Al mirar las buenas décadas de la democracia floreciente, vemos un río humano de cientos de miles de estudiantes universitarios de familias de escasos recursos subiendo la escalera más eficaz para salir de la pobreza, poniendo a valer su talento y respondiendo así a Venezuela en su salto de rural, dispersa y atrasada, a urbana con naciente democracia y responsabilidad ciudadana de pacto social para el bien común.

La educación es costosa y si no superamos la palabra “gratuita” en el nivel superior no podremos concentrar recursos y empeño en la calidad y plena cobertura en las etapas preuniversitarias, ni rescataremos la universidad pública, combinando de manera inteligente y diferenciada la contribución (actual o diferida) a su financiamiento de quienes más se benefician: el estudiante futuro graduado, las empresas que reciben al universitario preparado, el Estado, las fundaciones nacionales e internacionales, la sociedad…

Por otro lado, tenemos que desterrar la mentalidad del pozo sin fondo en el gasto universitario a cuenta del Estado. La necesidad nos obliga a reducir repitientes sin prisa y con conciencia de mantenidos, las jubilaciones prematuras del personal antes de los 65 años, el exceso de empleados, el descuido de la productividad universitaria y de la venta de sus servicios con buen nivel competitivo. La universidad gratuita no existe y necesitamos que la cubran aquellos que más se benefician. Una buena parte del abono tendrá que ser diferido, con una parte menor de lo que ganará ya graduado. Por ello es necesario crear un cuantioso fondo de crédito educativo público, manejado con eficiencia y transparencia privada.

Las carreras cortas no pueden ser consideradas refugio sin prestigio para los que no lograron entrar en las largas. Hoy en el mundo (y en la crisis venezolana) la tendencia es más a carreras cortas de calidad que permitan entrar pronto en el mercado de trabajo y poder financiar en adelante (combinando trabajo y estudio) la formación continua abierta y sin límite hasta los niveles más altos y exigentes. Necesitamos un país libre de complejo de doctor, con millones de jóvenes que se entusiasmen con lo que hace dos siglos la sociedad colonial despreciaba como “trabajos bajos y serviles”. Naturalmente hoy esos trabajos deben ser entendidos y cultivados dentro de la gran revolución productiva y cultural que estamos viviendo en el mundo de la Sociedad del Conocimiento, de la Transformación Digital y de la Transición Energética. Todo ello con una universidad que día a día se pregunta ¿Qué universidad somos y hacemos y para qué sociedad?

15 de julio 2022

Diario de las Américas

https://www.diariolasamericas.com/opinion/para-salvar-la-universidad-pub...

Podemos porque hacemos

Luis Ugalde

La derrota nos vuelve derrotados y sin esperanza. Por mucha propaganda que se haga desde el poder, Venezuela en las dos décadas del siglo XXI ha sufrido una terrible derrota y un retroceso brutal. Por eso la primera reacción a toda propuesta de esperanza es No Podemos. Pero hay un segundo momento del náufrago, que hundida la lancha, recuerda que sabe nadar y activa todas sus fuerzas para llegar a la orilla.

No seamos cínicos, esto no se ha arreglado. Pero millones de venezolanos dentro y fuera del país estamos haciendo lo necesario primero para sobrevivir y luego para salir adelante. Son historias de éxitos que sorprenden a los propios protagonistas en países donde obligados a arrancar de cero lo hicieron descubriendo cualidades suyas que no sospechaban. En los ambientes que me son más familiares como la UCAB, el barrio La Pradera (La Vega) o el Centro de Salud Santa Inés, me asombro al verlos activos y exitosos donde lo lógico sería la parálisis y cierre con el letrero NO PODEMOS. Ustedes por qué me dicen que sí pueden, les pregunto. Porque vemos que sí hacemos -me responden-, incluso nos sorprendemos a nosotros mismos al ver que caminamos sin muletas. Centros de salud donde médicos enfermeras, gestores y comunidades organizadas descubren su éxito. Están contentos al ver que resuelven ¿Y ustedes cómo saben que pueden? Porque vemos nuestras obras. Así son miles de venezolanos hacedores hoy.

¿Y el cambio político? Tienen razón los que dicen que el desastre es tan grande y global que es indispensable el cambio político para que en Venezuela sople con fuerza el viento de la esperanza y reverdezca el actual desierto desolador. Hasta los chavistas se están convenciendo de que no deben resignarse al fracaso político y al triste callejón sin salida del camino cubano. Contra el “No Podemos” la respuesta es “Levántate y camina” de millones de venezolanos avanzando con cosechas de éxitos en lo que hacemos con novedad, sacando cada uno lo mejor de sí.

Asombra ver cómo el poder enceguece y quienes ayer prometían liberar al país de la pobreza, la corrupción y la injusticia ahora se aferran al poder tiránico, corrupto y sembrador de miseria. Antes de encerrarse con candado en el modelo cubano sin esperanza, les queda el camino humilde de reconocer el enorme fracaso y abrir las puertas al cambio político y al reencuentro venezolano entre distintos, en una sociedad más pobre pero que se transforma aprendiendo a hacer más y mejor con menos, a pesar de un Estado en ruinas. ¿Por qué Maduro se ata a las ruinas? ¿Por qué no abrirse a un acuerdo para el cambio?

La fuerza espiritual y el milagro de la reconstrucción. Hay en Venezuela miles de núcleos que con alegría viven experiencias de reconstrucción en esta catastrófica postguerra. Esa potencia triunfadora, que a fines de 1941, está a las puertas de Moscú y declara la guerra a EE.UU. con la certeza de dominar al mundo, pero pronto avanza hacia la derrota total de esa absurda pretensión nazi. Al año siguiente cambió el signo de la guerra y a Hitler no le quedó sino el pobre espacio subterráneo del bunker de Berlín para suicidarse. Pronto descubrirán que no quedaron en la miseria y derrota para siempre, sino que de entre las ruinas renacía una humanidad liberada y una Alemania nueva con ayuda de los vencedores y una Europa reconciliada. Konrad Adenauer, uno de los principales artífices del resurgimiento de la nueva Alemania, ya antes de la I Guerra Mundial era destacado alcalde de Colonia como miembro del partido católico ZENTRUM, creado en 1871, para enfrentar la política anticatólica de Bismarck. Con el triunfo nazi en 1933, Adenauer fue apresado y luego tuvo que esconderse en la abadía de María Laach al amparo del abad, amigo suyo de juventud. Adenauer, perseguido, sin recursos para mantener a su familia, y con el negro panorama del nazismo que avanzaba sin límites, escribió en su diario íntimo que si el no fuera católico convencido, se suicidaría, pues sentía que ya nada podía hacer en este mundo. No se imaginaba que la etapa más creativa de su vida estaba por llegar, tras 12 años de barbarie nazi.

El mal estaba hecho y la inmensa destrucción casi borró a Alemania del mapa. Pero a partir de 1948, el viejo Adenauer (der alte) surgió de su abismo personal y nacional como canciller (jefe de gobierno) de la nueva Alemania, reelegido tres veces. De las cenizas y con apoyo inteligente del vencedor Estados Unidos de América, nació la nueva Alemania, reconciliada con su eterna rival Francia y juntas encabezando el resurgir de la nueva Europa con nunca más guerra entre sí. Lo que en 1945 parecía un sueño iluso, veinte años después era una realidad floreciente. Quedaba pendiente la libertad y la justicia en la otra media Europa atrapada por la Unión Soviética. Veinticinco años después el espíritu libertario con manos sin armas derrumbó el Muro de Berlín.

La Venezuela libre renacerá como aquella vieja Europa destruida. La condición indispensable es que la sociedad civil y cada venezolano no sigamos atados al cadáver putrefacto del viejo Estado, nacido y sostenido por la gratuita renta petrolera. Ese no volverá. Ahora la riqueza está en potenciar el talento de millones de venezolanos que con lo que hacemos damos la prueba de lo que podemos. Desde ahí la Sociedad rehará a su Estado menos poderoso y renacerá una nueva política que responda a la tragedia que vivimos.

1 de julio 2022

POLITIKA UCAB

https://politikaucab.net/2022/07/01/podemos-porque-hacemos/

Miopía de Derecha e Izquierda

Luis Ugalde

Es evidente que América Latina no tendrá un futuro esperanzador si no logra enrumbarse con al menos un par de décadas de crecimiento sostenido, combinado con sistemática y creciente reducción de la pobreza. Las llamadas “izquierda” y “derecha” al llegar al poder no pueden ser exitosas sin incorporar lo que en su campaña unilateral ha proclamado como detestable: la "izquierda” necesita ingredientes de “derecha” y esta de la “izquierda", para lo cual tienen que evitar lo prometido a sus seguidores.

Miremos a Chile, Brasil, Perú, Venezuela… En Brasil, Bolsonaro con miopía de “derecha” fracasó, el número de pobres creció y la economía languidece; pero Lula tiene que "desizquierdizarse" para ganar y hacer un gobierno exitoso.

Mientras no se cure la miopía, la pendulación entre derecha e izquierda seguirá revolcando a nuestros países entre el fracaso y la impotencia. Necesitamos políticos-educadores de conciencia pública que sean como médicos pragmáticos libres de prejuicios ideológicos y centrados en la cura efectiva del enfermo.

Pensemos en las últimas elecciones de Perú y Chile, quien las gana tiene que gastar tiempo, energía y popularidad para demostrar que él no es lo que prometía su etiqueta de “izquierda”: el Presidente de Chile, Gabriel Boric, que parece inteligente y sensato, tiene que demostrar que no se opone a la empresa privada, que no está de acuerdo con el desastre venezolano, y nombrar ministros que no espanten las inversiones, etc. Este desgaste en demostrar que no es lo que se decía que era, le lleva a perder en los primeros meses un tercio de sus votantes y en convencer a los que no se fían.

En Perú desde el primer día quieren destituir al “izquierdista” que eligieron, pues una cosa es el voto protesta y otra la escogencia de una persona capaz de unir al país para remediar graves problemas. En Colombia en la segunda vuelta prometen "desderechizarse" y ya se discute cuál de los dos será peor para el país. Y por ahí van grandes como Brasil, México y Argentina y pequeños como Honduras y El Salvador; mientras que en Nicaragua, Cuba y Venezuela los hechos y la ruina nacional borran el paraíso que pintan las palabras.

Ningún país tiene futuro si no es capaz de jugar en equipo en este campeonato mundial que son la economía y la superación de la pobreza. En América Latina tenemos 200 millones de pobres, con pobre educación y pobre preparación ciudadana y productiva, con lo que toda la sociedad está derrotada. Está claro que hoy en el mundo no hay más economía que la capitalista. Por eso China y el Bloque Soviético cambiaron su fracasada economía marxista estatista. Pero hay capitalismos de vida y de muerte y la discusión pragmática está en cómo hacer lo uno y evitar lo otro. La dinámica productiva requiere un modelo de inversión para ser ganadores, promoviendo las potencialidades sociales de todos con buena educación y salud básica y generando en la sociedad nuevos niveles de CONFIANZA y SOLIDARIDAD y oportunidades para el esfuerzo de todos. El de “derecha” que llega al poder solo tendrá éxito si deja su miopía y pone en marcha las mejores políticas sociales (salud, educación, confianza y solidaridad…) casadas con las políticas productivas de creciente inversión y productividad. También el de “izquierda”.

Un ejemplo de fracaso. En Venezuela el régimen actual llegó para derrotar la pobreza y ha logrado todo lo contrario: ahora somos pobres los pobres, la clase media y los profesionales; hasta la banca es inmensamente pobre. Son hechos, no ideología. La educación actual en nuestro país es pobrísima y la de los pobres está en la indigencia; pero la más pobre es la más “izquierdista” aquella que defendía la exclusividad estatal en el financiamiento y en la gestión.

Si no nos libramos de ideologías que disfrazan, no tendremos la deseada UCV (ni las demás autónomas) vigorosa y renacida con financiamiento tripartito con aportes del que se beneficia, del Estado y de la sociedad, de diversos modos.

Esta solución (no hay otra) es bloqueada por quienes piensan que cobrar es reaccionario; la educación es costosa y alguien la paga. Hay que buscar, sin prejuicios ni bloqueos, la forma más razonable y diferenciada de cofinanciarla.

Por ejemplo, en la educación preescolar y en la básica se necesita que las familias de los niños se movilicen en solidaridad con sus maestros para que estos no se tengan que ir de la escuela y del país para poder comer. Es un escándalo que al final del año escolar, haya muchas escuelas del Estado tan deshechas y saqueadas como si hubiera pasado el enemigo y que el gobierno-Estado tenga que hacer cada año inversiones millonarias para repararlas. Las familias tienen que aferrarse a su escuela pública y cuidarla, pues no hay repuesto. La escuela llamada “privada” es también pública, aunque no exclusivamente estatal, sino de la sociedad. Con el modelo estatista ideologizante cubano no hay futuro.

Así mismo la economía expropiadora y estatizada ha demostrado en los hechos su fracaso y su naturaleza reaccionaria. Por eso en Venezuela este régimen estatizador de ayer quiere ser privatizador para poder sobrevivir en el poder. Pero no hay solución con el juego de “derecha” y de “izquierda” (explotadores y explotados), sino donde empresarios y trabajadores se reconocen y unen sus capacidades y logran beneficios compartidos. Lo mismo para 80% de los venezolanos renacerán las escuelas y hospitales, públicos y tripartitos. También es pública y tripartita la escuela “privada” que sobrevive fortaleciendo la alianza escolar de familias, educadores y gobiernos sin miopías de derecha o de izquierda.

Caracas, 15 de junio de 2022

https://bit.ly/ArticularNOS_20220

Pobreza y educación

Luis Ugalde

Alarma la aparente inactividad e indiferencia de los diversos responsables de la educación ante la ruina de la escuela venezolana en todos los niveles. ¿Será que piensan ocultar la realidad con falsas palabras? Es fuerte el poder de la propaganda con los medios controlados, pero tiene unos límites, más allá de los cuales se cae en el ridículo y la indignación de los sufrientes y su diario vía crucis.

Sabemos que más de 80% vive en pobreza de ingresos, agravada por el deterioro de los servicios públicos como luz, agua, sistema de salud y de previsión social, educación….Cientos de miles de jubilados profesionales tienen dificultad para la comida diaria, los trabajadores del sector público ganan menos de 10% de lo necesario y los niños y jóvenes están sembrando un futuro de miseria con este sistema educativo en ruinas. En esto ha quedado el prometido milagro socialista, luego de 23 años de dominio.

De la renta al talento
Durante unos 70 años, desde 1916, Venezuela se transformó gracias a la irrupción petrolera, de un pobre país rural y analfabeto de 3 millones a un país urbano de 30 millones más educado y productivamente mejor equipado; es lo que llaman capital humano. La cuantiosa renta petrolera sirvió de palanca para transformarse en un país modernizado con un sostenido crecimiento de 6% anual, con escasa inflación durante más de medio siglo. También creció esa riqueza humana nacional con cientos de miles de trabajadores venidos de decenas de países que renacieron en esta tierra y la enriquecieron con sus talentos y habilidades eficientes.

Una de las formas más exitosas de la “siembra de petróleo” fue la educación. Fundamentalmente, desde 1958, se levantaron escuelas en todos los pueblos como luces de esperanza. También se abrieron centenares de centros universitarios en todas las regiones: universidades creadas y financiadas por el Estado a las que se sumaron las autofinanciadas y creadas por diversas iniciativas sociales. Al morir el dictador Gómez en el atardecer de 1935 el número total de estudiantes universitarios no llegaba a 900 en 3 o 4 ciudades y con la democracia llegaron a más de 1.000.000 en 1998. Además con la democracia miles de venezolanos recibieron apoyo público extraordinario para estudios de postgrado en el exterior con la convicción de que no hay democracia sin pueblo capacitado y educativamente empoderado. No todo se hizo bien, pero en contraste con la actual oscuridad educativa, fueron tiempos luminosos.

La ruina del Estado y los retos de la Sociedad
Terminamos el siglo XX con el modelo económico agotado y necesidad de cambio, pero con falsas ilusiones de promesas mesiánicas: el Caudillo y el Estado totalitario aplicarían la alquimia socialista para convertir el barro en oro repartido. Pero el milagro resultó al revés: lejos de potenciar el talento creativo con ética y trabajo, reforzaron la enfermedad de la “renta petrolera” estatista, con saqueo y sin cultura productiva, arruinaron la industria petrolera que hoy no alcanza a cubrir las necesidades de un Estado reducido y endeudado, que ha arrastrado a la miseria al país que se sostenía recostado en sus dólares.
Ahora estamos en el cruce de caminos: seguir hundiéndonos en la miseria o apostar en serio al talento de los venezolanos, que no está en los pozos petroleros. El Estado está en la miseria, pero la sociedad venezolana y su talento son infinitamente más ricos que en 1930, aun con el éxodo de seis millones de personas. Pero hay que activar esa mina humana, con una sistemática elevación de la productividad (hacer más con menos y mayor talento). La clave está en la educación, vinculada al desarrollo de una cultura eficiente de una ciudadanía renacida y de bienes económicos y materiales. Para ello, la hegemonía tiene que pasar del ruinoso Estado a la sociedad productiva. Somos estatalmente pobres en cuanto a capacidad de gestión de lo estatizado, con derrumbe de los servicios públicos y de los ingresos de los trabajadores pagados por el Estado. La sociedad venezolana debe retomar con nueva fuerza la educación y la escuela en todos sus niveles. El Estado arruinado e ineficiente no tiene ni recursos, ni reflejos para este cambio radical y toda la sociedad debe responsabilizarse del renacer nacional.

Familia, Sociedad, Estado en sinergia educativa
La empobrecida educación no podrá renacer desde la decadente rutina educativa venezolana sin una sacudida y una nueva relación entre los sufrientes y actores: familia, sociedad y Estado. Ni divididos ni enfrentados entre sí, sino mutuamente necesitados y exigidos. Poco puede hacer la familia empobrecida sola, pero aliada con la sociedad y el Estado en una nueva comunidad escolar, se potencia su responsabilidad y capacidad educadora. De la misma manera los maestros educadores renacidos son claves para sacudir la acción pública educativa, saliendo de su lamento y rutina de funcionarios mal pagados.

Rescatar el mantenimiento de las escuelas, impulsar su dotación e informatización de toda la enseñanza-aprendizaje, requerirá una extraordinaria alianza internacional con gobiernos y centros educativos en iniciativas solidarias. Un equipamiento para la educación virtual que hoy no está al alcance de la mayoría de los alumnos, ni de sus escuelas y maestros.

Estado, sociedad y empresa, al igual que familia y educadores, todos estamos empobrecidos. Pero hay una manera virtuosa de apoyarnos y exigirnos mutuamente con una nueva conciencia ética que rompe las rutinas de rentista rico y potencia las capacidades con creciente productividad y sinergia. Creo que cuando hablamos de sociedad civil como fuente de renovación política estamos hablando de esta nueva escuela para la productividad económica, social y política.

Autonomía universitaria, necesaria e imposible

Luis Ugalde

El profesor Víctor Márquez, presidente de la APUCV, hace un par de meses acusó “al régimen de estar llevando a cabo una política de exterminio del sector universitario que es necesario detener para el bien de la República”. Comparto plenamente esta preocupación. La universidad venezolana, sobre todo la financiada por el Estado, fue durante medio siglo la principal escalera de ascenso social saliendo de la pobreza hacia un país en vertiginoso proceso de urbanización y de modernización.

En estos días se prenden algunas alarmas universitarias con el anuncio de una nueva Ley de Educación Universitaria sin la debida discusión ni consulta previa para implantar una universidad sometida al gobierno autoritario. Un gobierno totalitario como el de Cuba impone una universidad con autoridades nombradas a dedo, muy al contrario de la autonomía declarada en el artículo 109 de nuestra Constitución. Ahora, con el Estado arruinado y cargado con una inmensa deuda impagable, la universidad autónoma apenas puede abrir sus puertas, lo que es una gran tragedia nacional que corona la ruina de todo el sistema educativo. No es posible la necesaria reconstrucción del país con la educación en escombros.

Universidad asediada

Hace ya 9 años (27-7-2013), en un artículo con este título, denunciábamos el cerco gubernamental contra la universidad cuyo objetivo era “la sustitución de la actual universidad autónoma por otra sometida a la imposición del Gobierno-Estado-Partido”. Señalábamos que “la estrategia tiene principalmente dos piezas, el cerco presupuestario y el bloqueo al procedimiento de elección democrática autónoma de las autoridades y representantes”.

Necesaria e imposible autonomía

La debacle hiperinflacionaria y la reducción de los presupuestos universitarios –a menos de 10 % requerido– han impuesto sueldos de hambre y llevado a las universidades al cierre o a una dolorosa agonía. Pero esto no se resuelve pidiendo que el Estado vuelva a financiar más de 90 % del presupuesto de universidades como la UCV y la USB, por ejemplo. Hoy y mañana –queramos o no– la autonomía no será posible si depende del Estado endeudado, arruinado y radicalmente reducido a la cuarta parte de lo que era. Las universidades necesitan autonomía también en el financiamiento. Esperar que el Gobierno responda al 90 % de las necesidades financieras de las universidades es hacer inviable la autonomía: con este régimen porque ni quiere ni puede, y con otro gobierno democrático, porque no podrá aunque quiera…

Universidad autónoma de financiamiento mixto

Ya sé que para muchos es una herejía lo que voy a proponer, pero no tendremos una universidad pública y autónoma renacida, si no sumamos también financiamiento no estatal.

Hace unos años era inaceptable y escandaloso que 46 % de todo el presupuesto educativo nacional se lo llevara la universidad para hacer íntegramente “gratuita” la casa de estudios superior, quitando a millones de niños su escuela de calidad. Hoy el gran reto educativo es garantizar el financiamiento público para que todos los niños y jóvenes estén educándose desde el maternal “hasta el pregrado universitario” (Constitución, Art. 103).

Con la misma firmeza, esta sociedad y su Estado deben asegurar que ningún joven con talento, voluntad y esfuerzo propio quede excluido de la universidad por falta de recursos familiares para financiarla. Para eso es necesario enfrentar el renacer de la Universidad con financiamiento mixto: de los beneficiarios directos (el estudiante y su familia), del Estado, de las empresas productivas públicas y privadas y de los ingresos producidos por la propia universidad con investigaciones y servicios. Por ejemplo: 50 % el Estado, 20 % la facturación de servicios y 30 % pago de los beneficiarios, inmediato o diferido con un amplio sistema público (parcialmente subsidiado) de crédito educativo al que el graduado contribuye con una moderada parte de su sueldo. Es fácil poner el grito en el cielo ante esta herejía de cobrar parte de los estudios universitarios, pero lo contrario es seguir soñando con el financiamiento íntegro por un Estado de abundante renta petrolera que se acabó y dejar la universidad en ruinas.

En el mundo (y también en las Américas) desde hace años está subiendo la inversión no estatal en la educación universitaria, porque resulta rentable para los que se van a graduar y sus familias y para toda la sociedad. También en Venezuela. Es poco conocido y menos reflexionado el siguiente hecho: En 2004 había 1.123.063 estudiantes universitarios en carreras largas y cortas. 624.341 en universidades financiadas por el Estado y 508.722 en autofinanciadas. Ese año por primera vez en la historia de Venezuela los egresados de las autofinanciadas (privadas) fueron 53.056, superando a los 48.228 egresados de estudios íntegramente pagados por el Estado. Esta realidad será mucho más exitosa y sólida con una financiamiento mixto sincerado y trasparente de la educación superior, con sólidos criterios de equidad, prioridades y de contribución diferenciada. Muy triste sería que la universidad quedara reducida a la pobreza impotente, a la lamentación y a la denuncia de algo que no puede cambiar.

Autonomía sí, pero integral y con un Estado democrático instrumento de sociedad plural.

11 de abril 2022

Revista SIC

https://revistasic.org/autonomia-universitaria-necesaria-e-imposible/#iL...

En enero debe reactivarse la negociación

Luis Ugalde

El padre Luis Ugalde, exrector de la Universidad Católico Andrés Bello, dijo que en enero del próximo año debe reactivarse la negociación entre la oposición agrupada en la Alternativa Democrática y el gobierno de Nicolás Maduro.

“Mi impresión es que, queramos o no queramos, en enero hay que activar la negociación. Pero, Venezuela no pensemos que se va a reconstruir con los no chavistas contra los chavistas. Eso es un disparate. Tenemos que reconciliarnos”, dijo el sacerdote jesuita en una entrevista con Circuito Éxitos de Unión Radio.

Ugalde manifestó que es el momento de la humildad para el chavismo y la oposición porque no se puede decir que el 21 de noviembre pasado “Salieron derrotados. Un gobierno que después de cuatro años todavía tiene una hiperinflación, no puede decir que ganó, y menos cuando tenemos la seguridad de que no puede ofrecer una mejoría.; y política y electoralmente, no llegó a 4 millones. No logró ni la mitad de lo que lograba. Y si la votación hubiese sido libre, ellos saben que no llegaban a 2 millones de 21 millones que tienen derecho a votar. Si usted quiere autoengañarse, engáñese, pero el país no se engaña. Los salarios son de miseria, 90% tiene ingresos con los que no se puede vivir, 75% es pobreza extrema, y eso lo experimenta el chavista y el no chavista”, afirmó.

“Se puede ganar”

“Pero también es el momento de la humildad para la oposición porque queda claro que, en conjunto, no hubo una visión y una conducción para el 21 de noviembre. Se tuvieron éxitos increíbles quizá en donde menos se esperaban. La buena noticia es la demostración de que se puede ganar. Nos dijeron que no vale la pena ir, que no vengan los testigos europeos, que no vaya nadie al Consejo Nacional Electoral y el 21 de noviembre la gran noticia es que el chavismo perdió y no pudo impedir esa pérdida en Zulia, donde se trabajó bien, en Cojedes, en Nueva Esparta”, agregó.

El historiador expresó que el gobierno de Maduro tuvo las elecciones para intentar blanquearse y que tuvo un comportamiento medianamente bueno para que la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea los aprobara. Añadió que las divisiones en la división provocaron que se perdieran muchos triunfos en los estados y alcaldías.

Señaló que el deterioro en Venezuela ha sido de gran calibre, hay necesidad de inversiones y que en las oportunidades de trabajo hay pagos realmente miserables. Esto, además, sin la capacidad de producción que contribuya a frenar la hiperinflación.

“No puede haber reactivación económica para dar un salto sin un cambio drástico en la relación con el conjunto del mundo democrático. Necesitamos ayuda internacional, apoyo, garantías democráticas y entonces vendrán las inversiones, nacionales e internacionales, y eso es una posibilidad real, pero tenemos que creerla. No se va a crear una posibilidad si no se cree”, expuso.

“Es importante que se sientan castigados”

El sacerdote afirmó que es importante que la dirigencia del chavismo y de la oposición democrática se sientan castigados por los ciudadanos.

“Saben que el país los repudia, que hay un rechazo y no a la política, sino hacia la manera concreta como se ha vivido. Y, por otro lado, todo está muy globalizado. Entonces Venezuela no se va a recuperar si no cesan las sanciones, si no se convierten en una colaboración amistosa de países. Pero no se van a quitar las sanciones si el gobierno que secuestró la Constitución, que no tiene presidente constitucionalmente electo ni Asamblea Nacional, que tiene presos políticos, partidos secuestrados, dirigentes fuera, es el paquete completo, no devuelve la democracia”, subrayó.

Ugalde enfatizó que debe haber un pacto social entre diferentes y una negociación. Así, respaldó la posición que ha tenido Gerardo Blyde, representante de la Alternativa Democrática en la negociación que se ha desarrollado en México con el chavismo, de que se deben negociar los puntos fundamentales.

Se sentaron en México, por el lado del gobierno y de la oposición, ambos lo necesitan en este momento. El gobierno preferiría no necesitar de ningún diálogo, pero si usted no puede controlar la situación en el país y la desesperación de la gente va a aumentar y el año que viene otro millón va a migrar y el sistema educativo, así como otros sectores, está por el piso, y la economía perdió mas de 70%. No hay más remedio que sentarse”, expresó.

16. de diciembre 2021

El Nacional

https://www.elnacional.com/venezuela/padre-luis-ugalde-en-enero-debe-rea...

¿Votaciones sin sorpresas?

Luis Ugalde

En la tarde del domingo electoral, tenía la impresión de que todo había transcurrido con apatía y sin sorpresas: jornada tranquila, con mucha abstención (casi 60% nacional y hasta 75 en lugares de mayoría opositora) y en plena dictadura con presos políticos y exiliados, con tarjetas robadas a sus partidos, líderes inhabilitados y con los medios de comunicación controlados y abusados por el régimen. Nada nuevo, era mi primera lectura: ni en Antímano, Montalbán, ni en La Vega, ni en La Castellana vi gente votando, fuera de los que llegaban goteaditos… Pero me engañé. Una segunda mirada revela hechos asombrosos.

Minoría definitiva del régimen

Al comienzo no podía creer que el régimen con control y traslado de gente obligada no había logrado 4 millones de votos (3,7 millones = 45% del total) y pensé que eran datos falsos. Pero resulta que es cierto y de gran importancia, el régimen no pudo contra el disgusto de “su” gente, ni con amenazas de hambre, ni con las dos primarias que hizo para aceitar la maquinaria y controlar. Esa es la principal novedad y dato clave para salir del régimen agotado y repudiado: minoría dictatorial frente a la suma de 4,4 millones de votantes =54% de la oposición.

Estas votaciones son una especie de entrenamiento para el próximo juego decisivo para el cambio del país: la elección libre y justa del Presidente y Parlamento. Las encuestas dicen que más del 80% quiere cambio, pero los voceros de la rutina fatalista predicaban que la gente no se iba a atrever a decirlo en las urnas, o que era inútil pues el CNE los manipularía al gusto de la dictadura, o que votar era venderse al régimen. Pero ahora se nos presenta un cuadro asombroso: la dictadura ganó más alcaldías y gobernaciones, pero con menos de 4 millones, escaso 20% de un total de 21 millones. El resto es deseo de cambio, 17 millones sumando los que se abstuvieron y los que votaron. Ahí está el grito silenciado de la inmensa mayoría de Venezuela. El informe de los observadores de la UE dejó claro: no se cumplieron las indispensables condiciones democráticas, a pesar de algunas mejoras.

El ejemplo que el Zulia dio

Donde hubo unión de demócratas de diversas tendencias, como en el Zulia, la derrota de la dictadura fue contundente. En otras la abstención y la falta de unión produjo la pérdida de la gobernación: como en Mérida que sumando los votos opositores se ganaba la gobernación y todas las alcaldías. Este hecho que defraudó a casi todo el país, deja en muy mal lugar a la dirigencia opositora y eleva la indignación nacional contra ellos y contra el régimen.

Otro hecho para mi asombroso es la hazaña de los demócratas en estados como Apure, Barinas, Táchira, Cojedes… donde han dado la cara y se han defendido con las uñas, pues encarnan la rebelde desesperación por salir. Seguramente en esos estados y en otros hay poco agradecimiento al liderazgo abstencionista que impidió un triunfo amplio.

Del calentamiento local al partido definitivo

Este entrenamiento, antes del juego más definitivo, sirve para ver las graves fallas de nuestro equipo y las grandes debilidades del adversario causante de tanta desgracia, hoy fracasado, y sin recursos. Sabemos que en alcaldías y gobernaciones ganadas no se puede hacer mucho mientras estén dentro de la cárcel del régimen cercados por un modelo destructor. Por eso hablo de entrenamiento y de correcciones necesarias para los dos próximos juegos: el posible referéndum revocatorio del Presidente dentro de unos meses y las elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas. El objetivo es entrar de lleno, y lo antes posible, en la exigente reconstrucción nacional con el decidido apoyo internacional solidario de decenas de democracias con poder.

La dirigencia política estuvo indecisa, confusa y divisionista y hay que sincerar unidades que no son. Es la hora de la humildad, del reconocimiento de errores propios, de la amplitud y renacer abiertos a otros, y a las negociaciones y acuerdos de salvación nacional. Abrir las puertas a la sociedad civil renovadora de la política para construir un frente amplio para el cambio sin la hipocresía de llamar “unidad” a un pequeño grupo que últimamente está atacándose a cuchillo.

Liderazgo democrático unido y acuerdo nacional

Venezuela no tiene presidente legítimamente elegido. Juan Guaidó, que fue puesto al frente de la transición “mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente” (art.233 de la Constitución) despertó el increíble reconocimiento de 60 países; pero todavía no ha logrado el objetivo y recibe no pocas críticas que deberá tomar en serio. Guaidó libre de disciplina partidista debe permanecer y convocar a grandes consensos. No saldremos de la dictadura y su miseria sin acuerdo de salvación nacional, que incluye a la Fuerza Militar (sin ella no es posible) y su misión democrática. Acuerdo también con quienes todavía tienen el monopolio de la fuerza dictatorial, pero reconocen su fracaso. Las transiciones se acuerdan entre gente del gobierno de facto con poder y de la oposición democrática (Chile, España, Polonia, Checoslovaquia…) Por eso hay que activar la negociación de México, facilitada y asistida de lado y lado por países de peso mundial, para lograr la salida de la cárcel a la democracia y la reconstrucción.

El excelente documento de los obispos antes de las votaciones dice algo que nos debe llevar al renacer económico, social y político: “La simple abstención, sin toma de conciencia y voluntad transformadora no conduce a generar los cambios necesarios y mucho menos lo logrará un voto ciego que no tome en cuenta el análisis de cada realidad vivida enmarcada en la dramática situación estructural e institucional de la nación”

28 de noviembre 2021

El Informador

https://www.elinformadorve.com/opinion/votaciones-sin-sorpresas/

¡Basta ya!

Luis Ugalde

El régimen destructivo puede lograr que la votación del 21 de noviembre no tenga la contundencia necesaria para reclamar un movimiento unido y masivo por el cambio. Pero lo va a convertir en la oportunidad para un ¡basta ya!, indignado con tanta destrucción y corrupción. Los venezolanos y los demócratas del mundo tenemos que hacer escuchar el grito de rebeldía ante la decisión del régimen de perpetuar la humillante ruina del país y también expresar nuestro repudio a algunos dirigentes y candidatos opositores que olvidan la tragedia nacional anteponiendo sus ilusas aspiraciones. Partidos y candidatos (con honrosas excepciones) nos han defraudado con su mezquina pequeñez cuando más necesitamos grandeza y visión.

Pero el 22 la mayoría del pueblo se puede encontrar con que sus diferencias se unen en la común indignación y rebeldía existencial que exige un urgente cambio de salvación nacional. Por eso yo votaré. Ruina y repudio. Hace un cuarto de siglo una mayoría venezolana, indignada por una dirigencia sorda ante el grave malestar nacional, buscaba un cambio radical, que se hizo palabra y emoción en el verbo de un militar mesiánico. Comprendemos esa opción, pero ahora la catástrofe es tan estrepitosa y mortal (75% con ingresos de pobreza extrema que lleva a Venezuela a disputar el primer puesto de miseria con Haití, la producción nacional reducida al 25%, más de 5 millones de venezolanos en el exilio, y el régimen en el podio mundial de la corrupción, burlándose con la paga de 7 bolívares mensuales para los pensionados.

Todo esto con la olla de corrupción y delincuencia destapada con los casos de Alex Saab, Hugo Carvajal, Claudia Díaz… y el escándalo de la muerte en prisión del general Raúl Baduel. Por eso y más es intolerable y perverso que el régimen amañe elecciones para continuar despreciando el creciente sufrimiento multicolor de millones de venezolanos. Un régimen con 85% de rechazo e incapaz de reconocer y de corregir el desastre impuesto por él, debe seguir el ejemplo de Emparan y renunciar: Si no me quieren, yo tampoco quiero mando. Entonces los cabildos se volvieron fuerza local para exigir la independencia nacional frente a un régimen caduco, incapaz y ajeno.

Hoy serán millones, que votando en contra o absteniéndose, coinciden en el ¡Basta ya! Indignado. Grito acallado de millones de gargantas distintas, aunque los líderes parecen incapaces de recoger esa coincidencia. La dictadura comunal cocinada. El Partido Comunista cuando toma el Estado se apropia de él dictatorialmente y dice que la población se libera hegelianamente de su alienación al identificarse con ese Estado-Partido único donde los proletarios encuentran su esencia liberada. Por ello la república comunal y la república soviética se alimentan de la sumisión impuesta desde arriba por el partido, que se gloria de ser “vanguardia lúcida”. El fracaso histórico de esta propuesta es estrepitoso y evidente en todos los regímenes comunistas del mundo; todos han implosionado, salvo Corea del Norte, Cuba y Venezuela.

El 21 saldrán derrotadas dos miopías: la del régimen que con solo el voto del 25% o 30% tratará de secuestrar el deseo de cambio del 75% y perpetuar la destrucción nacional; y por otro, el modo trasnochado y egoísta de hacer política de la oposición sin unir fuerzas para la reconstrucción nacional. Si el régimen es tan irresponsable que no se va, hay que echarlo y para eso está el referéndum revocatorio. Renacer político desde la sociedad civil. La derrota obligará a la sociedad civil, y a los brotes renovadores de los partidos a resurgir con audaz novedad en el marco de los principios constitucionales y derechos humanos básicos, hoy pateados a la salida con la negociación indispensable. Luego de las rebeldías y frustraciones en torno al 21N y la cínica pretensión de perpetuar la miseria dictatorial, desde la sociedad civil tendremos que caminar aceleradamente hacia la democracia social-productiva y la reconstrucción nacional. Tomará más fuerza la realidad denunciada por los obispos venezolanos hace un año (30-11-20): “Aún deben realizarse las elecciones presidenciales, pues las de 2018 estuvieron signadas por condiciones ilegítimas que han dejado al actual régimen, a los ojos de Venezuela y de muchas naciones, como un poder de facto.

La voluntad mayoritaria del pueblo venezolano es dilucidar su futuro político a través de la vía electoral. Esto implica una convocatoria a unas auténticas elecciones parlamentarias y elecciones presidenciales con condiciones de libertad e igualdad para todos los participantes, y con acompañamiento y seguimiento de organismos intencionales plurales”. Surgirá también con más fuerza la alternativa del referéndum revocatorio para la salida de quien impide la vida y el bien común en el país.

El régimen que domina y anula a Venezuela es un cáncer invasor que amenaza extenderse por América, prometiendo vida y produciendo muerte. Es imposible que salgamos de esta tragedia sin un decidido apoyo internacional que traiga una reconstrucción económica con inversión productiva millonaria de miles de empresarios y millones de trabajadores en el marco de una política basada en la dignidad de cada persona, con un pacto social para un Estado que no es dictadura sino una Constitución e instituciones que consagran dignidad, solidaridad y fortalecimiento descentralizado de la creatividad de personas, empresas e instituciones.

Es necesario que a partir del 21 de noviembre la sociedad que clama liberación escuche su dolor y haga escuchar al mundo nuestro ¡Basta ya!, encendido por la indignación.

2 de noviembre 2021

El Nacional

https://www.elnacional.com/opinion/basta-ya/

Esperanza creíble

Luis Ugalde

La gran mayoría de los venezolanos quisiera tener esperanza de librarse de esta tragedia nacional, pero lamentablemente no ve salidas creíbles ni en el régimen ni en la oposición. Las promesas “revolucionarias” de hace 22 años pronto se volvieron cenizas arrasadas por el saqueo y la corrupción inaudita: muchos años antes de las “sanciones” norteamericanas centenares de miles de millones de dólares fueron robados y malversados por la “revolución”, las empresas básicas despojadas y arruinadas, la producción nacional reducida a la cuarta parte, el bolívar convertido en papel despreciable, el trabajo con ingresos de miseria y la Constitución y los derechos humanos sistemáticamente violados. Por eso, casi 6 millones de venezolanos han abandonado este barco con riesgo de ahogarse en las aguas procelosas de la migración. En todas partes se escucha el lamento por la desgracia y ruinas como en Ciudad Guayana que solo provocan lágrimas e indignación. Esta descomposición no puede ser ocultada por la cínica propaganda del régimen, ni por su represión armada, ni echándole la culpa al “imperio”.

Con la sonora derrota electoral de diciembre de 2015 el régimen se asustó, decidió cerrarse a toda elección libre y justa, e impuso el “gendarme necesario” de una constituyente supraconstitucional para eliminar todo resultado electoral y toda decisión que no le conviniera. Renacer de la sociedad civil. No basta criticar a los políticos y decir que no nos sentimos representados por ellos; es imprescindible una nueva conciencia re-publicana con responsabilidad pública de cada uno con sentido del pacto social para el bien común de todos. Grave sería pasar de los perseguidos, inhabilitados y presos de hoy a la misma receta mañana para los actuales perseguidores. Es necesario crear una sociedad única, plural y con iguales derechos para todos y con todas las capacidades productivas activadas para salir de la pobreza.

Así mismo hay que crear nuevas bases económicas con creciente productividad, pues la abundancia de la renta petrolera estatal, que brotó hace un siglo, está en ruinas. Negociación, Elección y Esperanza creíble. No es cierto que nos falta conciencia de la tragedia nacional, sino una esperanza creíble como fuerza para cambiar. Debajo de las aparentemente apagadas cenizas, hay mucha energía y fuego que solo resurgirán con el soplo de una esperanza que los vuelva a encender; soplo de vida que ya no tiene el régimen y tampoco lo demuestran los líderes democráticos. ¿Cómo transformar en esperanza creíble lo que no parece sino cenizas, desengaño y resignación?

Tenemos dos retos delante: las elecciones regionales de noviembre organizadas por la dictadura con todo tipo de ventajismos para fortalecerse y perpetuarse en el poder y una muy dura y difícil negociación en México entre la dictadura y la Plataforma Unitaria con acompañamiento internacional. Obviamente la dictadura va a ellas para salir vencedora y lograr que le quiten las “sanciones” que la tienen ahogada. Es lo que hay y no basta repudiar esta realidad, hay que transformarla y para ello hay que asumirla y cambiarla. Las elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas son un derecho violado y cuentan con el apoyo internacional de más de un centenar de democracias muy decisivas y significativas. El malestar nacional, incluso de millones que fueron chavistas de buena fe, lo invade todo.

Por eso nos preguntamos ¿qué podemos hacer para salir de la votación de noviembre con la esperanza creíble incrementada con el despertar de la ciudadanía en todos los niveles y los demócratas más movilizados, organizados, unidos y convencidos de que podemos librarnos de este régimen claramente enemigo de la sociedad venezolana y de sus esperanzas?

Desde ahora tenemos que empezar a prender la esperanza creíble con el soplo de la unidad con hechos y ejemplos visibles, como el que ha dado Roberto Patiño al declinar sus mejores posibilidades de ser buen candidato a favor de otro, acordado en unidad. Y también manifestar nuestra indignación frente a actitudes divisionistas escandalosas en algunos que se dicen demócratas. Es necesaria la Unión y Acuerdo de Salvación Nacional, incluso entre quienes difieren entre ir a votar o abstenerse. El 21 de noviembre será una buena oportunidad para celebrar algunos triunfos, castigar al régimen, poner al descubierto sus atropellos dictatoriales y también a los partidos y figuras opositoras que bloquean y se oponen a la unidad necesaria; convertir esa votación en un paso para urgir el cambio con elecciones presidenciales (que se nos deben) y parlamentarias libres y justas e inmediato cambio de modelo económico y concreción de la imprescindible ayuda internacional para la emergencia humanitaria y la reconstrucción económica social. Al mismo tiempo ver que es imprescindible lograr negociaciones serias que cambien sanciones (salvo delitos que no prescriben) por fomento de inversiones, derechos humanos y recuperar el pacto social para el bien común de todos.

Solo sumando fuerzas hoy enemigas y logrando decisiva solidaridad y apoyos internacionales (más allá de las sanciones económicas) los venezolanos seremos capaces de reconstruir el país y restablecer los derechos humanos y principios democráticos hoy tan violados.