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Luis Ugalde

Esperanza creíble

Luis Ugalde

Desde ahora tenemos que empezar a prender la esperanza creíble con hechos y ejemplos visibles, como el que ha dado Roberto Patiño.

La gran mayoría de los venezolanos quisiera tener esperanza de librarse de esta tragedia nacional, pero lamentablemente no ve salidas creíbles ni en el régimen ni en la oposición. Las promesas “revolucionarias” de hace 22 años pronto se volvieron cenizas arrasadas por el saqueo y la corrupción inaudita: muchos años antes de las “sanciones” norteamericanas centenares de miles de millones de dólares fueron robados y malversados por la “revolución”, las empresas básicas despojadas y arruinadas, la producción nacional reducida a la cuarta parte, el bolívar convertido en papel despreciable, el trabajo con ingresos de miseria y la Constitución y los derechos humanos sistemáticamente violados.

Por eso, casi 6 millones de venezolanos han abandonado este barco con riesgo de ahogarse en las aguas procelosas de la migración. En todas partes se escucha el lamento por la desgracia y ruinas como en Ciudad Guayana que solo provocan lágrimas e indignación. Esta descomposición no puede ser ocultada por la cínica propaganda del régimen, ni por su represión armada, ni echándole la culpa al “imperio”.

Con la sonora derrota electoral de diciembre de 2015 el régimen se asustó, decidió cerrarse a toda elección libre y justa, e impuso el “gendarme necesario” de una constituyente supraconstitucional para eliminar todo resultado electoral y toda decisión que no le conviniera.

Renacer de la sociedad civil. No basta criticar a los políticos y decir que no nos sentimos representados por ellos; es imprescindible una nueva conciencia republicana con responsabilidad pública de cada uno con sentido del pacto social para el bien común de todos. Grave sería pasar de los perseguidos, inhabilitados y presos de hoy a la misma receta mañana para los actuales perseguidores. Es necesario crear una sociedad única, plural y con iguales derechos para todos y con todas las capacidades productivas activadas para salir de la pobreza.

Así mismo, hay que crear nuevas bases económicas con creciente productividad, pues la abundancia de la renta petrolera estatal, que brotó hace un siglo, está en ruinas.

Negociación, elección y esperanza creíble. No es cierto que nos falta conciencia de la tragedia nacional, sino una esperanza creíble como fuerza para cambiar. Debajo de las aparentemente apagadas cenizas, hay mucha energía y fuego que solo resurgirán con el soplo de una esperanza que los vuelva a encender; soplo de vida que ya no tiene el régimen y tampoco lo demuestran los líderes democráticos. ¿Cómo transformar en esperanza creíble lo que no parece sino cenizas, desengaño y resignación?

Tenemos dos retos delante: las elecciones regionales de noviembre organizadas por la dictadura con todo tipo de ventajismos para fortalecerse y perpetuarse en el poder y una muy dura y difícil negociación en México entre la dictadura y la Plataforma Unitaria con acompañamiento internacional. Obviamente la dictadura va a ellas para salir vencedora y lograr que le quiten las “sanciones” que la tienen ahogada. Es lo que hay y no basta repudiar esta realidad, hay que transformarla y para ello hay que asumirla y cambiarla.

Las elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas son un derecho violado y cuentan con el apoyo internacional de más de un centenar de democracias muy decisivas y significativas. El malestar nacional, incluso de millones que fueron chavistas de buena fe, lo invade todo. Por eso nos preguntamos ¿qué podemos hacer para salir de la votación de noviembre con la esperanza creíble incrementada con el despertar de la ciudadanía en todos los niveles y los demócratas más movilizados, organizados, unidos y convencidos de que podemos librarnos de este régimen claramente enemigo de la sociedad venezolana y de sus esperanzas?

Desde ahora tenemos que empezar a prender la esperanza creíble con el soplo de la unidad con hechos y ejemplos visibles, como el que ha dado Roberto Patiño al declinar sus mejores posibilidades de ser buen candidato a favor de otro, acordado en unidad. Y también manifestar nuestra indignación frente a actitudes divisionistas escandalosas en algunos que se dicen demócratas. Es necesaria la Unión y Acuerdo de Salvación Nacional, incluso entre quienes difieren entre ir a votar o abstenerse. El 21 de noviembre será una buena oportunidad para celebrar algunos triunfos, castigar al régimen, poner al descubierto sus atropellos dictatoriales y también a los partidos y figuras opositoras que bloquean y se oponen a la unidad necesaria; convertir esa votación en un paso para urgir el cambio con elecciones presidenciales (que se nos deben) y parlamentarias libres y justas e inmediato cambio de modelo económico y concreción de la imprescindible ayuda internacional para la emergencia humanitaria y la reconstrucción económica social. Al mismo tiempo ver que es imprescindible lograr negociaciones serias que cambien sanciones (salvo delitos que no prescriben) por fomento de inversiones, derechos humanos y recuperar el pacto social para el bien común de todos.

Solo sumando fuerzas hoy enemigas y logrando decisiva solidaridad y apoyos internacionales (más allá de las sanciones económicas) los venezolanos seremos capaces de reconstruir el país y restablecer los derechos humanos y principios democráticos hoy tan violados.

16 de septiembre 2021

El Nacional

https://www.elnacional.com/opinion/esperanza-creible/

Diálogos primaverales

Luis Ugalde

Algunos han expresado su molestia al ver a Jorge Rodríguez dialogando con el Presidente de Fedecámaras en la sede de la cúpula empresarial. Otros se alegran de que grupos empresariales y gobierno de facto se sienten a hablar sobre cómo salir de este desastre económico. Tampoco es malo que la dictadura perseguidora de la empresa privada reconozca ahora que sin recuperación de esta el país no tendrá futuro. El problema no reside en que dialoguen, sino para qué y cómo: Sin ingenuidad ante los halagos engañosos, con firmeza insobornable que da la trágica y urgente realidad y sin ignorar que este régimen tiene poder para reprimir pero no para fomentar y atraer el apoyo internacional y la inversión multimillonaria que Venezuela necesita.

Diálogos primaverales. No nos basta con que unos cuantos dialoguen en la cúpula, necesitamos cientos y miles de diálogos de emergencia donde abordemos sin miedos, ni medias verdades los problemas específicos y el drama agónico que se agrava cada día. Hablamos de diálogos y no de un diálogo, por muy Jorge Rodríguez que sea. Diálogos exigentes con el régimen de los trabajadores, de los productores y de los jubilados; diálogo por la falta de agua, de luz, de gas, de libertad comunicacional y de salario; de los dolientes educativos, de las enfermeras, médicos, farmacias… con los responsables de las políticas de salud. Diálogo en las diversas dimensiones de la vida nacional y en las regiones, sobre las más sentidas tragedias, exigiendo y proponiendo soluciones. Sin confundir esta ruina venezolana con aquella China autoritaria que con su inmenso mercado ascendente y su mano de obra barata exportadora atrajo numerosas empresas occidentales y capitales abundantes.

Diálogos de la sociedad civil en miles de núcleos, cada uno en su área específica planteando al gobierno de facto duras verdades sin contentarse con palabras engañosas y exigiendo hechos y obras. Es difícil reprimir a cientos de miles en numerosos y variados núcleos en toda la geografía nacional y con el país entero “en modo diálogo” con verdad, valentía y urgencia, sabiendo que cada minuto que pasa añade sufrimiento y muerte. Con las organizaciones civiles y partidos aliados en un amplio caminar hacia la Venezuela Libre y democrática.

Diálogos primaverales, no otoñales, ni invernales. El otoño es bello con sus hojas multicolores, pero estas van cayendo para dar paso a la muerte invernal. El diálogo otoñal es la última ilusión del régimen y de una política totalitaria que ni tiene soluciones ni futuro… Los otoñales son diálogos del que se resiste a morir, pero sus hojas de bello colorido ya están muertas. Los primaverales por el contrario traen la vida nueva que nace saliendo

de ese invierno desahuciado y sin esperanza, que brota donde parecía que todo estaba muerto.

Ningún país muere del todo; aunque sus libertades sean arrebatadas, en determinado momento y circunstancia vuelven a brotar las flores cargadas de esperanza porque sus raíces no están muertas.

No nos ilusionamos con diálogos cupulares de comisiones parlamentarias que no representan a nadie, ni con hojarascas otoñales, bellamente vestidas, pero ya en brazos de la muerte.

Diálogos sin caer en el “sálvese quien pueda” de quien considera que el naufragio es inevitable, pero yo y mi empresa podemos salvarnos tirando por la borda al resto. Hoy las soluciones parciales solo sirven como parte integral del renacer del país entero caminando de manera indetenible a una salida del gravísimo error político que ha destrozado el país. Unidos en la Constitución. ¿Pero cómo ponernos de acuerdo en una eclosión de diálogos en los que cada uno parte desde su dolor y su verdad? La unidad indispensable está en el rechazo común al desastre reinante y en la Constitución, hoy violada y abandonada, que expresa el acuerdo nacional y la apuesta por la dignidad, la justicia y la libertad de todos. Todos, absolutamente todos, civiles y militares, tenemos “el deber de colaborar en el restablecimiento de la efectiva vigencia” (artículo 333 de la Constitución). Un deber y un camino de entendimiento para crear una nueva realidad política (exigida a gritos silenciosos por el sufrimiento de toda una nación) de bien común con ciudadanía responsable y productora de soluciones.

El mundo quiere ayudar. Pero EE.UU. con la novedad del gobierno de Biden, la Unión Europea, las democracias de América Latina, ONU, OEA … poco pueden hacer sin una unidad activa de nosotros los venezolanos movilizados en miles de núcleos variados, unidos en diálogos primaverales, exigiendo condiciones aptas y organizando fórmulas unitarias de participaciones electorales y de respeto del voto. Esa unidad y movilización política atraerá apoyos económicos y democráticos sin los cuales ni Venezuela, ni Cuba, tienen futuro humano de libertad y de justicia.

20 de febrero 2021

Lobos o Hermanos

Luis Ugalde

Las armas hicieron silencio y la guerra besó a la paz cuando desde la trinchera alemana se elevó el suave canto “Stille Nacht, heilige Nacht”, al que se sumaron los soldados ingleses en su lengua “Silent night holy night”. “Noche de paz, noche de amor”. De corazón los enfrentados se dieron permiso mutuo para enterrar a sus muertos y se obsequiaron cigarrillos y tarjetas navideñas. Era la Navidad de 1914 en las trincheras de Ypres (Bélgica) a los 4 meses de empezada la I Guerra Mundial. Los altos mandos de uno y otro lado se disgustaron y silenciaron esa conducta tan “irracional” y peligrosa en plena guerra. Luego continuaron durante cuatro años cumpliendo el “deber” de matarse, exigido por la lógica “racional” de dominar y derrotar al otro. ¿Para qué? Para, por medio de la muerte de millones, terminar los vencedores mutilando a Alemania que había ensalzado la guerra segura de su triunfo; una humillante derrota y mala paz que alimentó el resentimiento del pueblo alemán y dio alas luego a la locura criminal de Hitler y a la II Guerra Mundial que, con más eficaz “racionalidad instrumental” logró 100 millones de muertos y una Europa destruida.

La racionalidad instrumental y la felicidad. Los ilustrados del siglo XVIII creían haber descubierto la piedra filosofal de la felicidad humana: la causa del mal era la ignorancia y el dominante oscurantismo religioso. Con la entronización de la diosa Razón se liberaría nuestra razón y descubriríamos las leyes científicas que el Creador puso cuando hizo este mundo con escuadra, compas y fórmulas matemáticas. Efectivamente en el “Siglo de las Luces” (y antes) la razón descubrió que la materia no era caótica e irracional sino toda ella ordenada con las leyes matemáticas, físicas, biológicas… También en las sociedades desaparecería el mal con las leyes de la “física social” (Sociología), y de la Psicología. La economía desbordaría en riqueza bien distribuida con solo respetar la “ley científica” del libre juego del mercado sin la imposición externa de la autoridad política ni de la ética. Las dos guerras mundiales no fueron obra de los ignorantes, sino de los países más “ilustrados” y avanzados en el manejo de las leyes científicas y tecnológicas aplicadas para la mayor destrucción del enemigo. Los países más ricos y poderosos sembraron millones de vidas en los barrizales de las trincheras y cosecharon millones de muertes y destrucción.

Pero en la Navidad de 1914 aquellos hombres en trincheras enfrentadas no pudieron reprimir la fraternidad de su condición humana. Ante el Niño de Belén se despertaron su bondad y la ternura del abrazo, porque ese “Dios con nosotros” es Dios-Amor; los lobos descubrieron su vocación de hermanos el uno para el otro.

El lógico disgusto de los altos mandos militares dejó al descubierto que el amor trasciende la racionalidad instrumental (científica) y la transforma en vida. Sabían que ese destello de fraternidad de la “noche de paz” no era una estupidez, ni una traición, como sería juzgado y castigado por la lógica de la guerra.

Homo homini lupus y Europa de 1945 a 1965

El hombre es lobo para el hombre, como ya lo escribió Plauto en el siglo III antes de Cristo y nos recordó Hobbes. Pero lobos llamados a hacernos hermanos, nos lo muestra Jesús.

En 1945 según la racionalidad de la dominación, Francia y Alemania debieron prepararse con mayor inversión, esfuerzo y técnica para derrotar al otro en la tercera matanza mundial. Pero no fue así. Los vencedores EE.UU. en primer lugar- se convencieron de que es una estupidez mutilar al vencido y destruirlo para que nunca vuelva a tener fuerza. Por el contrario escogieron el camino de la colaboración para la recuperación, y luego de la Unión Europea con la convicción de que es necesario que a Alemania le vaya bien para que a Francia le vaya bien y viceversa. Decidieron jugar a “ganar ganar”, no invertir en tropas y armas contra el otro y desmontar las fronteras y los odios para destruir al enemigo histórico. Las convicciones y audacia política de tres dirigentes cristianos (Schumann en Francia, Adenauer en Alemania y De Gasperi en Italia) fueron decisivas para la Unión Europea y el “Milagro alemán”. Hoy la Europa de naciones que se mataron durante siglos no gasta un euro en tanques, bombas y ejércitos para destruirse. Ya no se siembra el odio mutuo y se entiende que la guerra, además de una catástrofe criminal, es una estupidez destructora.

Navidad y política en Venezuela

Esa es la Navidad para los cristianos, y también para los que no son religiosos o no conocen el cristianismo. Es lo que nos dice el papa Francisco en su última encíclica “Fratelli Tutti”. Siguiendo a Jesús, y con el ejemplo de Francisco de Asís, estamos llamados a transformar el lobo que somos en “hermano lobo”. Sin olvidar que esta conversión no es hereditaria, ni erradica al lobo, sino que las nuevas generaciones, y cada persona, tenemos la responsabilidad permanente de convertir día a día el lobo que somos en hermano. Hoy en el mundo y en Venezuela Jesús vive y nos dice que para encontrar nuestro propio yo tenemos que hacernos nos-otros; que dar la vida por otro no es perderla sino ganarla, que nadie tiene más amor que quien la da por otro; y que el amor es más fuerte que la muerte porque Dios es amor.

Venezuela está derrotada. Millones van al exilio porque aquí no encuentran vida. El poder y la dominación entronizados como supremos dioses han traído muerte, miseria y represión, incluso para los seguidores de la dictadura. Continuarla es una estupidez y un crimen. Esta Navidad como ninguna otra hemos de preguntarnos qué debemos hacer unos y otros para entrar en una nueva dinámica política de “ganar ganar” con la convicción de que para que al pobre le vaya bien tienen que florecer el trabajo y las empresas y que estas no pueden ser exitosas si el pueblo está en hambre, sin educación, sin oficio, y sin trabajo ni ingresos.

La política tiene que nacer de nuevo. En esta trágica derrota nacional sin ganadores, el diálogo nacional e internacional ha de ser la piedra fundamental para que renazca la vida, la economía y la política democrática animada por la fraternidad.

¡Feliz Navidad a pesar de que Venezuela llega a ella derrotada y en agonía! Que el Niño-Dios nos traiga como regalo la convicción de que la felicitad no está en la destrucción del otro bando, sino que el otro tiene lo que a mí me falta y yo lo que él necesita: ser nos- otros. Que el reconocido fracaso del enfrentamiento destructivo nos lleve a entender que la puerta de la felicidad se abre hacia fuera (Kirkegaard) y que mi llave está escondida en el otro y la de él en mí.

¡Feliz Año 2021 con una nueva Venezuela como tarea de todos!

15 de diciembre 2020

Articularnos

https://articularnos.org/2020/12/14/lobos-o-hermanos/

Consulta Popular

Luis Ugalde

Me preguntan si voy a participar en la Consulta Popular constitucional (art.70) organizada por nuestra oposición democrática del 07 al 12 de diciembre, inmediatamente después de la farsa electoral del 6D montada por la dictadura.

Hasta ahora no he querido manifestarme e incluso he evadido invitaciones a programas de radio porque consideraba que como sacerdote no debía recomendar opciones partidistas. Pero cada día que pasa veo que no es parcializarme, sino apoyar el fundamental derecho a la vida de los venezolanos gritando contra el crimen institucionalizado que está matando al país.

Dramática necesidad de cambio

Raro es el venezolano que no esté sufriendo esta pobreza generalizada y que no sienta el cambio como una necesidad vital para recuperar la esperanza.

Cambio de esta destrucción nacional. Solo una pequeña cúpula de lo que queda del chavismo degradado en madurismo está empeñada en perpetuarse con represión dictatorial y propaganda de éxitos imaginarios. Destaca el desprecio total a lo que sensatamente dicen y aconsejan las universidades, academias e iglesias y a lo que sufren trabajadores, familias, empresarios, jóvenes, presos políticos, exiliados, desempleados y los que sobreviven con las escuálidas cajas CLAP.

Pasan los meses y avanza la pobreza, se deterioran los servicios públicos vitales, se expande el hambre, se envilecen los pocos bolívares que quedan, mueren las instituciones, mientras la dictadura se va apoderando de todo, y se va endeudando por completo. Destrozada la industria petrolera y sus derivados -fuente casi exclusiva de divisas- todo aumento en bolívares se hace con “dinero inorgánico”, combustible para el fuego de la inflación. Es el círculo infernal del empobrecimiento del país, sin trabajo, sin producción, sin alimentos y sin ética para eliminar el “matraqueo” y el abuso. Todo el sector público, incluidos los Generales, están sometidos a salarios de hambre. No hay gasolina para transportar alimentos, ni comida en los cuarteles, ni ingresos para cientos de miles de educadores en pobreza. Necesitamos un cambio urgente y paso a la transición democrática.

La burla de las parlamentarias precocidas

Pues bien, la dictadura está haciendo todo lo contario de lo que necesitamos y se atrinchera para resistir, reprimir y anular el poder ciudadano. Eliminó la Constitución, eliminó la elección presidencial legítima, inventó una Asamblea Nacional Constituyente, no para hacer una nueva Constitución sino para someter la que tenemos y anular cuando les convenga todo poder constituido y toda acción y decisión de la Asamblea Nacional legítima. El Poder Judicial, arrodillado ante el Ejecutivo, elimina toda decisión de la Asamblea Nacional. Esta prolífica creatividad dictatorial recientemente ha inventado una ley constitucional “antibloqueo”, también supraconstitucional para deshacer y hacer lo que quiera la dictadura arbitrariamente sin información ni autorización, a escondidas del “pueblo soberano”.

La votación del 6D tiene como objetivo eliminar el último reducto de poder legítimo, hacer desaparecer al molesto Guaidó, mundialmente reconocido como Presidente encargado “mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente” (art. 233).

El régimen ha organizado el 6D para reforzar ese cuadro y cerrarlo contra todo cambio democrático.

En su locura hasta puede querer dar pasos funestos para inventar el “Estado Comunal”, también anticonstitucional. La dictadura está haciendo todo lo posible para obligar con amenazas a votar el 6D. Con lo cual el hambre y la miseria serán mayores en Navidad y el 2021 no será “año nuevo vida nueva”.

Consulta y mandato ciudadano

Nuestra consulta no es para averiguar el ya conocido rechazo al régimen. Es para que el mundo y nosotros mismos nos escuchemos en un sí rotundo y unitario al cambio.

Estas son las preguntas:

1) ¿Exige usted el cese de la usurpación de la Presidencia de parte de Nicolás Maduro y convoca la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables?

2) ¿Rechaza usted el evento del 6 de Diciembre organizado por el régimen de Nicolás Maduro y solicita a la comunidad internacional su desconocimiento?

3) ¿Ordena usted adelantar las gestiones necesarias ante la comunidad internacional para activar la cooperación, acompañamiento y asistencia que permitan rescatar nuestra democracia, atender la crisis humanitaria y proteger al pueblo de los crímenes de Lesa Humanidad?

Sin duda mi respuesta es sí, sí y sí. Cerca de 20 millones (dentro y fuera del país) darían la misma respuesta si hubiera libertad. Pero la dictadura hará lo posible para impedirla con control comunicacional, desinformación y amenazas con perder bolsa, trabajo y Carnet de la Patria. No seamos ingenuos discutiendo como si estuviéramos en democracia libre. Los partidos están perseguidos con muchos dirigentes en el exilio, en la cárcel o escondidos de la persecución; y la sociedad civil está agobiada y dispersa. Pero aun así vale la pena organizarse y responder dentro y fuera del país y que decenas de ciudades en el mundo sientan vibrar a los venezolanos por su libertad y democracia. Un buen porcentaje de ese inmenso pueblo doliente logrará vencer los obstáculos y responder a la consulta con un rotundo SÍ.

Por eso es un triunfo lograr la suficiente información, unidad y organización para responder a la Consulta Popular y decir al mundo y a nosotros mismos lo que significa la farsa del 6D. Ya la Unión Europea, el Grupo de Lima y el Gobierno saliente y entrante de EE.UU. se han manifestado frente a la farsa. Ahora los venezolanos unidos tenemos que decir que la esperanza de Venezuela está en elecciones libres y en la inevitable negociación-transición para que renazca la vida con reconstrucción productiva y democracia reconciliada abierta a todos.

23de noviembre 2020

La Patilla

https://www.lapatilla.com/2020/11/23/consulta-popular-por-luis-ugalde/

Capitulación Revolucionaria

Luis Ugalde

Autorizados juristas han demostrado de manera rotunda la monstruosidad de la “Ley constitucional” llamada “Antibloqueo”, inventada para desestatizar, desnacionalizar y privatizar. ¿Por qué la cúpula “revolucionaria” renuncia a su economía socialista que ofreció como modelo para entrar al paraíso, sin pobreza ni injusticias, con el pueblo montado en la carroza del triunfo?

Solución orwelliana. Encontraron una solución al acertijo: llamar “antibloqueo” revolucionario a ese antisocialismo privatizador y jugando con un neolenguaje orwelliano (que llama vida a la muerte y amor al odio) presentan como arma eficaz contra el bloqueo imperial lo que es una vergonzosa e irresponsable capitulación “revolucionaria”.

Como el Estado arruinado no tiene una locha para invertir, urge traer capital de donde sea y como sea para sobrevivir en el Poder. Para eso se han inventado esta ley anticonstitucional para vender a escondidas todos los activos nacionales, sin controles institucionales y sin ninguna transparencia.

La Academia Nacional de Ciencias Políticas y Sociales en documento contundente y categórico dice que esta decisión ni es ley, ni es constitucional, sino una descarada proclamación del poder dictatorial que autoriza “desaplicar” los arbitrarios decretos y leyes socialistas estatizadores, que eran el orgullo de la “revolución”. Esta monstruosidad anticonstitucional tiene como objeto aferrarse al Poder como sea y evitar la caída final del régimen.

El Paraíso perdido y su laberinto. La revolución socialista que ofrecía el Poder para los pobres fue una promesa, una intención, una ilusión de paraíso. Veinte años después no cuentan los deseos sino los resultados, y estos son de muerte y de huida del país. Ahora lo único sensato es reconocer la dramática realidad de la familia venezolana que sobrevive sin luz, sin agua, sin electricidad, cocinando a leña, sin escuela, sin servicios de salud, sin trabajo y sin ingresos. Con una dictadura armada que usurpa la soberanía de la sociedad, sin esperanza y sin libertad ni Estado democrático.

Para salir de esto es imprescindible el cambio del modelo que nos ha traído la ruina.

El primer paso es reconocer nuestra terrible realidad. El segundo abrir una negociación seria y efectiva -nacional e internacional– que, de manera responsable, transparente y con garantías jurídicas confiables proceda a desestatizar tantas empresas que se arruinaron en manos del Estado. La industria petrolera es la primera que necesita inversión y emprendimiento privado en toda su cadena, desde la extracción hasta la distribución, pasando por el procesamiento y la refinación.

Pero con institucionalidad y transparencia. Según los entendidos, en Venezuela necesitamos un verdadero aguacero de inversiones, no inferior a los $ 100.000.000.000 (cien mil millones de dólares) en la primera etapa. Pero no basta hacer rogativas para que venga esa lluvia, ni ocurrirá en el actual marco político y con un Ejecutivo que miente diciendo que estamos muy bien y que ya hemos salido de la hiperinflación. ¿A quién van a engañar con 2.000 % de inflación en 2020 y el dólar sobre 1.000.000 de bolívares en Enero próximo? El multimillonario refinanciamiento de la deuda y esa enorme inversión que necesitamos, solo serán posibles con un cambio de sistema, con un nuevo marco político y jurídico y un proyecto de reconstrucción descarnadamente realista y no hecho para engañar a bobos y traficar a escondidas con delincuentes. El régimen no tiene futuro.

Aspiraciones y producción de logros. Empecemos el cambio lo más civilizadamente posible negociando los otros pasos para la transición, e iniciar el nuevo año poniendo los cimientos para la reconstrucción, incluyendo a toda la sociedad, excepto los que se excluyen aferrados a su conducta delincuencial. Por supuesto, es imprescindible que los gobiernos democráticos levanten las sanciones y colaboren efectivamente en la reconstrucción del país. Pero ello no se dará sin abrir de veras la puerta a la transición democrática.

Nada de juego orwelliano de palabras. Renacer de la sociedad civil con apertura al reto productivo de miles de empresas y de todos los servicios públicos.

Fueron y son legítimas las aspiraciones de la población que hace 22 años dieron el triunfo a Chávez. Todo el pueblo tiene derecho a una vida digna con oportunidades y con instituciones libres y democráticas, pero fue lamentable el camino mesiánico-militar, de economía sin libre iniciativa productora y un gobierno dictatorial dedicado a la expropiación y reparto de la supuesta “infinita” renta petrolera.

Durante un siglo (1920 a 2020) el Estado petrolero modeló la sociedad venezolana con sus logros y deformaciones; al final prevalecieron estas últimas y el Estado repartidor quebró y arruinó su base petrolera. En consecuencia, es la sociedad civil la que tiene que modelar el nuevo Estado y de ella nacerá la nueva política. Este renacer profundo requiere tiempo y sobre todo una elevación de la productividad política ciudadana y de la productividad económica de bienes y servicios. Esta reconstrucción es mucho más que el “milagro alemán”, en su tiempo y circunstancia, y no se consigue con juego de palabras, ni complicidad de delincuentes, sino sumando y multiplicando voluntades y colaboradores nacionales e internacionales.

1 DE NOVIEMBRE 2020

aperturaven.blogspot.com/2020/11/capitulacion-revolucionaria-por-luis.html

Libertad y Fraternidad

Luis Ugalde

Confieso que estoy obsesionado con la reconstrucción de nuestro país. Veo mucha gente que quiere cambio, pero pone obstáculos a la creación de una sociedad libre y solidaria capaz de compartir el bien común nacional. Por eso me alarma la reacción de algunos frente a la reciente encíclica Tutti Fratelli del papa Francisco que toma el nombre del gran inspirador de la fraternidad universal: San Francisco de Asís. Les escandaliza que el papa diga que “el mercado no resuelve todo” y que “la libertad de mercado no basta”. Yo creía que este principio defendido por los clásicos liberales era obvio.
Los grandes padres del liberalismo no defendieron solo el libre mercado, sino la libertad, la igualdad y la fraternidad. Una nueva sociedad donde el poder político y el económico no sean dueños absolutos si no que estén sometidos a la Constitución que consagra los derechos humanos fundamentales de todos. Esto que defiende el liberalismo lo necesitamos en Venezuela: combinar la economía de mercado con la Constitución y crear oportunidades para la realización de todos con su propio esfuerzo. Las economías liberales más exitosas lo son porque contribuyen al bienestar general.
Acabo de encontrar un artículo mío del año 2009 que recibió de El Nacional el premio al Mejor Artículo del Año publicado en ese diario y viene a cuento. Aunque es chocante citarse a uno mismo lo veo necesario con gente que creía sensata y parece escandalizada con la llamada del papa Francisco a la fraternidad.
¿Capitalismo Antihumano? (Publicado el 4 de junio de 2009)
“La economía capitalista es extraordinariamente eficaz para producir bienes en abundancia; con ella miles de millones se han liberado de la pobreza tradicional. En China y en la India, en la próxima década cientos de millones saldrán de la pobreza económica, gracias a los avances del capitalismo que aplica con éxito la tecnología a la revolución productiva.
Pero la economía no es la sociedad, apenas una parte de ella, y reducir a la persona humana al “homo oeconomicus” nos lleva a una humanidad profundamente enferma, aunque materialmente menos pobre. La persona humana no se reduce a animal que produce y consume para alimentar el mercado capitalista en carrera continua. La economía capitalista utiliza el individualismo y la búsqueda del “interés propio” como una poderosa fuerza motora creativa, pero el ser humano no es puro individualismo y egoísmo, sino también solidaridad y amor. No somos solo lobos unos contra otros, sino también hermanos unos con otros. Dos fuentes irreductibles de identidad humana, que requieren fuerza suficiente para complementarse, hacerse contrapeso y corregirse mutuamente; con uno solo de estos motores los humanos no levantamos vuelo. La economía tiene sentido como base e instrumento para la libertad y la dignidad de todos en un mundo en paz. El mercado solo no pone la economía próspera al alcance de todos los pueblos; se requiere desarrollo espiritual, con convicciones éticas vigorosas que inspiren y modelen la conducta humana, le den valor y sentido a la vida y a la economía y desarrollen leyes e instituciones fuertes y eficaces.
El capitalismo exitoso trae otros problemas: salimos de la economía ancestral con escasez, hambrunas, enfermedades, guerras y limitaciones y ahora la abundancia nos lleva a otra escasez: destrucción del medio ambiente, de las condiciones de vida para animales y vegetales, e insuficiencia de fuentes de energía y algunas materias primas. El capitalismo tiene tanta fuerza productiva que su capacidad destructiva es monstruosa e imparable por sí misma. La ley del más fuerte en la competencia trae la exclusión de los más débiles y la guerra; la exclusiva de la lógica del mercado lleva aceleradamente a la destrucción de la tierra como casa acogedora y al enfrentamiento social. Vivimos una crisis de civilización. Las empresas más exitosas planifican, calculan, hacen alianzas y fusiones… es decir ordenan las fuerzas (no las dejan al ciego mercado) para sus fines. En tiempo de crisis hasta los más liberales piden la intervención del Estado y de las leyes. La vida digna requiere defender la tierra como hábitat adecuado, el diálogo y convivencia entre pueblos, razas, culturas humanas diversas que se reconocen y aprecian. No solo se requieren estados nacionales, sino autoridad, instituciones y ciudadanía mundiales, cuyo objetivo es que a todos lleguen aquellos bienes y posibilidades humanas que hoy son técnicamente alcanzables, pero no asequibles con solo el interés económico sin humanismo solidario.
El capitalismo es unilateral, antihumano y destructivo, si no va acompañado del otro principio de la dignidad humana, del amor y de la solidaridad; pero es una necesidad y bendición si el interés propio y las fuerzas del mercado son orientadas por leyes e instituciones hacia un nuevo humanismo, que afirma la dignidad y ofrece oportunidades para la creatividad de todos.
No hay ley económica, ni marxista, ni capitalista, que pueda evitar el desastre, sino la conciencia humana con sus valores, de amor y solidaridad, y del instinto de conservación inteligente, que ordenan la economía como parte de una civilización para la vida humana global y personal. Cuanto más exitoso el capitalismo, más eficaz la destrucción de las formas tradicionales de solidaridad, de religión, de ética, de expresiones no económicas de la vida y de la dignidad humanas. No se puede esperar del capitalismo económico que las reponga con nuevas formas de espiritualidad, de solidaridad y de sentido trascendente de la vida; estas tienen otras raíces no económicas y hay que cultivarlas para que crezcan vigorosas y se expresen en relaciones sociales, instituciones, prácticas sociales, organizaciones y leyes no reducibles a la economía y con una lógica distinta y complementaria a la del mercado”.
15 de octubre de 2020
ArticularNos
https://articularnos.org/2020/10/15/libertad-y-fraternidad/

Cese de la ruina y unidad para reconstruir

Luis Ugalde

Cuatro realidades de muerte: Los crímenes de lesa humanidad que testifica la Misión de DDHH de la ONU (más las gravísimas denuncias de la Alta Comisionada Michelle Bachelet), la falta de condiciones democráticas ratificada incluso por el Grupo de Contacto UE-América Latina, el avance inocultable del Covid-19 con indefensión sanitaria, los terribles datos socioeconómicos de un país en ruina resaltados por el estudio de la ENCOVI presentado por la UCAB.

La dramática realidad venezolana está a la vista como el cementerio del “socialismo del siglo XXI”, mal pensado y peor ejecutado. Salto atrás de medio siglo en pobreza, salario, servicios públicos vitales, actividad productiva…dignidad) Todo agravado por la persecución dictatorial y tortura a los opositores como política de Estado decidida por la cúpula del régimen.

¿Luto en diciembre y primavera en enero?

No basta abstenerse, ni basta votar el 6D; con solo eso en enero Venezuela será un infierno. En diciembre de 1957 Pérez Jiménez celebró el arrollador triunfo en el plebiscito fraudulento. Un mes después el dictador huía y Venezuela nacía a la libertad y a la política democrática. En diciembre de 2020 la dictadura celebrará, mientras el pueblo llorará la Navidad sin agua, ni luz, ni trabajo, ni ingresos. A no ser que se vean obligados a aplazar la votación y a crear las indispensables condiciones para unas elecciones parlamentarias y presidenciales libres, creíbles y transparentes con observación internacional en el primer semestre de 2021.

Cese de la ruina y renacer de la política. Más allá de la elección, al país le urge un acuerdo nacional serio. Venezuela está de muerte y no le interesa la discusión sobre si la enfermedad se alivia con atamel o con aspirina; sabemos que sin una intervención quirúrgica a fondo para de 2020 eliminar el tumor maligno, no es posible salir de la ruina ni reconstruir el país. Hay que cambiar el absurdo modelo destructivo impuesto por el régimen y unir con el esfuerzo de reconstrucción a todos, incluso a los que un día soñaron con la “revolución” que ha hundido al país. Ya no es posible seguir engañando al mundo y lo sensato es reconocer la realidad y preguntarse qué hacer para parar esta ruina y lograr una pronta unidad y los apoyos internacionales necesarios para la reconstrucción.

Pero la dictadura dice que todo eso es falso, que todos mienten y que llueve o truene la votación va el 6D con todo preparado para acabar con la AN autónoma, sacar a Guaidó, tomar el último bastión democrático que queda y perpetuar la dictadura y el desastre nacional. Por ese camino no hay salida y los demócratas no podemos encerrarnos en el 6D ya cocinado.

En el pueblo la política del régimen ha muerto como la causante de este desastre; y la política opositora conecta poco con sus angustias vitales.

La política renacerá en el corazón de los venezolanos cuando sientan de verdad que los líderes (sociales y políticos) se redefinen y unen en la tarea por el cese de la catástrofe y la reconstrucción nacional.

Me sorprende ver a apreciados comentaristas y reconocidos analistas hablando como si el derrotado por la dictadura fuera Guaidó y no todos nosotros. Es demasiado fácil caerle al presidente(e) Guaidó en lugar de comentar y enfrentar a fondo las cuatro trágicas realidades arriba señaladas. Hemos fracasado nosotros -las universidades, los empresarios, los sindicatos, las iglesias y la sociedad civil-, pues no hemos sabido defender la democracia y se ha impuesto la dictadura con miles de muertos, cientos de presos, y millones de exiliados y empobrecidos, sin economía productiva y sin libertad.

Más bien llama la atención que Guaidó – con sus colaboradores presos y perseguidos- no esté en la cárcel, en el exilio o en el cementerio, sino que ha resistido el cerco y conseguido el reconocimiento mundial como presidente de la única institución legítimamente electa y que, con su equipo, ha llevado al régimen dictatorial al repudio internacional. La verdad es que la oposición verdadera está perseguida y torturada, pero viva, y las parlamentarias del 6D las organiza y controla la dictadura.

El régimen resiste en el poder y persigue, pero ha fracasado pues con el no hay vida digna. Esa es su derrota. Maduro ni quiere ni puede conducir al país al cambio productivo socioeconómico con las libertades indispensables para la reconstrucción.

No esperemos que lluevan milagros en enero. Asumamos desde ahora los tremendos retos.

Unidad democrática y reconstrucción

No basta sobrevivir tenemos que trabajar nacional e internacionalmente para que la vida y la esperanza vuelvan a Venezuela en 2021. Entiendo que en la desesperación muchos (académicos, empresarios, sindicatos, eclesiásticos, vecinos…) nos sintamos tentados a rebajar nuestros derechos a cambio de sobrevivencia, renunciando a una vigorosa reconstrucción del país para que haya vida digna.

A Juan Guaidó, liberado de toda disciplina partidista, le corresponde, como presidente legítimo de la AN (y a falta de Presidente de la República legítimamente elegido) actuar, con toda la fuerza y reconocimiento nacional e internacional que tiene y en ACUERDO UNITARIO DE SALVACIÓN NACIONAL para salir de esta ruina y reconstruir el país. Abrir una transición inclusiva con garantías internacionales y con claras líneas maestras para la reconstrucción con reconciliación nacional y elecciones parlamentarias y presidenciales.

Creo que eso y no menos es lo que exigen los venezolanos de quienes aspiran renacer como líderes. Si los líderes – políticos y no políticos- desde ahora no se concentran ni unen fuerzas para superar el desastre, en enero-febrero no tendremos país.

Lógicamente nada de esto es posible sin una decidida conversión y acción de la Fuerza Armada para rescatar la República constitucional y democrática.

jueves, 1 de octubre de 2020

aperturaven.blogspot.com/2020/10/cese-de-la-ruina-y-unidad-para.html

Derrotas sin ganadores

Luis Ugalde

La humanidad es el Partido. Los otros están fuera, son insignificantes”

“Lo que el Partido sostiene que es verdad, es efectivamente verdad”

(George Orwell 1984)

Antes de mencionar las derrotas quiero compartir una gran alegría con el centenar de secuestrados por el régimen que han sido liberados. Se han incorporado a la vida semi-libre sin olvidarse de sus compañeros de cárcel y persecución, sin ocultar sus torturas y maltratos. No olvidemos que el régimen retiene 300 presos políticos y a todos los militares. ¿Por qué soltó a unos y a la mayoría no? La respuesta nos la da Orwell: el criminal es inocente y el inocente criminal si así lo decide el dictador a su conveniencia; no liberta porque le pida un opositor o el canciller turco. Se libera o apresa sin necesidad de pruebas, ni de tribunales.

Cuatro derrotas sin ganadores: El 6D serán derrotados los que ponen su esperanza en la abstención-denuncia, y también los que esperan triunfar con el voto de la mayoría que quiere salir de este infierno. A esa división juega el régimen desde el principio. Pero mayor será la derrota del régimen que totalitariamente impuso el CNE, secuestró y suplantó a los partidos opositores y persiguió a sus posibles candidatos. De aquí a diciembre se agravará el dramático y desesperante aumento del hambre y penurias de todos los súbditos o sometidos y el régimen “ganador” se encontrará sin respuestas ni recursos. En enero el régimen se encontrará con que la AN que quiere conquistar ya estaba vacía, pues con el TSJ y la ilegítima Asamblea Constituyente anularon desde el comienzo todas sus decisiones. Quedará en evidencia que el desastre nacional está encerrado en ese puño cubano que aferra los impotentes poderes Judicial, Legislativo, Electoral, Ejecutivo y Militar. Todos juntos no son capaces de devolver a Venezuela la comida, el bolívar, el petróleo, la gasolina, la educación, la salud, empresas y trabajo, ni la libertad y la dignidad y la democracia… que secuestraron. En enero todo estará peor, luego del “triunfo” del 6D.

El cuarto gran derrotado (además de los "votacionistas", de los abstencionistas opositores y de los perpetuadores del régimen) será el pueblo sufriente de Venezuela, que en enero tendrá menos vida, comida, libertad y esperanza que ahora. No habrá triunfadores.

Sin turismo acompañante. En cuanto a los observadores internacionales, medio invitados a última hora y sin tiempo, no es necesario que vengan, ni se molesten la ONU, OEA y la UE. Estos no son los mejores tiempos para hacer turismo de “acompañamiento” en Venezuela y ya saben lo que ocurrirá el 6D: Desde ahora tienen la certificación pública de que el régimen ilegalizó, persiguió y compró diputados, secuestró partidos y los regaló a sus amigos, puso en el CNE a sus servidores…. No hace falta enviar testigos para enterarse de que las parlamentarias transcurrirán en condiciones electorales que ninguno de sus países (salvo Turquía) las aceptaría como democráticas.

Sin complicidad con el régimen inmoral. El 6D algunos obispos votarán y otros más se abstendrán; lo mismo haremos los demás venezolanos, cada uno de acuerdo a su conciencia. Pero no hay duda de que la Conferencia Episcopal Venezolana en pleno, de manera sostenida y coherente ha denunciado al régimen como inmoral y anticonstitucional, y ha exigido la necesidad de cambio con elecciones presidenciales y parlamentarias, libres y justas. Solo algunos desequilibrados afirman lo contrario.

Divergencias razonables y agresiones destructivas. El régimen para acabar con la legitimidad de sus opositores en la AN y con el reconocimiento -dentro y fuera del país- de su Presidente Guaidó ha usado todo su poder dictatorial en la organización de estas parlamentarias a su medida, con apoyos de pequeños y variopintos opositores a su medida. Le urge el reconocimiento internacional.

Ahora celebra que liderazgos opositores no vendidos, pero con críticas, estrategias distintas y legítimas aspiraciones políticas, proclaman en son de guerra rupturas públicas contra el “Pacto Unitario”, con visible deseo del fracaso de los partidos y movimientos con Guaidó. Lamentablemente aun las críticas más razonables han surgido (y se han desatado) cargadas de insultos, descalificaciones y agresiones.

Aplazamiento, Elecciones Presidenciales y Apoyo Internacional. Maduro está impaciente por salir de Guaidó. Llueve o truene. En contraste, Venezuela necesita cambio profundo con decidido apoyo internacional. Aunque relampaguee. El entendimiento con Europa (y con el conjunto de las democracias) no pasa por Turquía; es más directo y hace un mes el régimen lo despreció.

Ya no hay tiempo antes de diciembre para establecer las condiciones y garantías imprescindibles en una elección democrática, y la pandemia todavía en auge es un obstáculo grave para la movilización electoral. Lo sensato y constructivo son elecciones presidenciales y parlamentarias en 2021.

Necesitamos que las sanciones internacionales que afectan al país entero (no los castigos a los delincuentes del poder) cesen y cambien por un apoyo decidido a la reconstrucción, que solo será posible con amplia unidad y negociación política nacional. Sin ese apoyo internacional y unidad continuará creciendo la miseria y avanzando la muerte.

El Nacional

https://www.elnacional.com/opinion/derrotas-sin-ganadores/

Votar o no votar

Luis Ugalde

Hace unos días decliné la invitación a un Foro virtual sobre el dilema Votar o no Votar ¿Por qué?

¿Elegir el mal menor? Algunos piensan que en las anunciadas elecciones parlamentarias estamos obligados a escoger el menor de dos males, votar o no votar. Muchos otros, atrapados en la lucha por la sobrevivencia, sienten que en las condiciones impuestas por el régimen no hay elección posible: el proceso ya está cocinado dictatorialmente y cualquiera de las dos opciones se usará para reforzar el mal mayor, que es la perpetuación de este régimen donde la vida política, económica y social agoniza en todas sus dimensiones. Sin más alternativas que irse del país o resignarse a mal vivir bajo la tiranía.

Asalto a la Asamblea Nacional Legítima, la que fue electa por el soberano y desde el primer día asediada, perseguida, anuladas sus decisiones, rebanada y asaltada, pero no rendida. Los demócratas del país y del mundo la reconocieron y apoyaron el muy difícil deber de su Presidente Juan Guaidó de dirigir el proceso para el rescate de la democracia. Ahora la dictadura ha preparado una falsa elección para acabar esa AN irreductible y con creciente reconocimiento internacional; no por lo que ha podido hacer, sino por lo que constitucionalmente significa: transición al rescate democrático del país. Por fin han coincidido con ella los países democráticos de América y Europa, numerosas instituciones no partidistas en Venezuela como las academias, la Iglesia Católica y diversas expresiones de la sociedad civil: para salir pacíficamente de esta tragedia de hambre y dictadura es imprescindible la elección presidencial (también las parlamentarias) libre, justa, transparente y con garantías internacionales.

No basta abstenerse. Obvio para unos y otros. Al mismo tiempo parece que concentrar los esfuerzos y el debate en el voto parlamentario (sí o no) es contribuir al mal mayor, que es la perpetuación del régimen. No importa la buena intención, sino el efecto real. El 80% necesita y quiere salir del régimen y recuperar la vida, pero si centráramos el debate político en votar o no votar, terminaríamos haciendo el juego a la dictadura: si votas legitimas su triunfo y si no votas, le entregas el poder. Si además hay agresiones, descalificaciones y rabia entre los opositores, la dictadura lo celebra.

Rutas de esperanza. Vemos tareas fundamentales para el trabajo de los demócratas de aquí a diciembre.

1) Con este régimen no hay futuro. Hay que salir constitucionalmente de él.

2) No convertir la divergencia en agresión y descalificación entre opositores, de modo que se hagan enemigos irreconciliables. Para la reconstrucción de la vida nacional y rescate de la democracia hacen falta todos los demócratas y toda la sociedad civil y es necesario el renacer de la unidad superior, por encima del sí o del no.

3) Ahora el tema político central no es lo electoral, sino lo económico-social, con gravísimas tareas que requieren todo nuestro esfuerzo movilizado y todo el apoyo internacional posible para el cambio. Este abarca la respuesta a la emergencia humanitaria, que incluye el COVID-19 pero que ni empieza ni termina ahí. En este país arruinado, lleno de perseguidos, presos políticos y desterrados, con millones sin trabajo, ni ingreso vital, es primordial el renacer de la actividad productiva con trabajo, ingresos con poder adquisitivo y vida para millones y sus familias; el rescate de los sistemas de salud y de educación en todos los niveles y de los poderes del Estado (hoy secuestrados), sus instituciones y servicios públicos (luz agua, gas, transporte, seguridad). Son exigencias y movilizaciones que no se pueden dejar para mañana y menos para el año que viene. Es aquí -y no en campañas electorales para perpetuar el régimen- donde renace la conciencia política liberadora y se centra la acción de toda la sociedad civil. Sería una tragedia que en este enorme naufragio nacional la oblación viera a los partidos dedicados a la farsa electoral o simplemente a abstenerse.

Por eso la Unión Europea, el Grupo de Lima, EE.UU. y el Grupo de Contacto por primera vez coinciden en exigir unas elecciones presidenciales (y parlamentarias) que permitan salir de esta cárcel de hambre y miseria sin futuro.

4) Hay incipientes propuestas esperanzadoras como el llamado reciente que hace Guaidó a los principales factores políticos, a la sociedad civil y a todos los demócratas a construir un camino común con propuestas movilizadoras. Se esperan concreciones.

También hay varias propuestas que lleven, con movilización y organización, a manifestar de manera explícita y visible que la gran mayoría quiere salir del régimen. Una es la Consulta Popular propuesta por varios y relanzada por el Consejo Superior de la Democracia Cristiana: la AN actual presidida por Guaidó acordaría activar los artículos 70 y 71 de la Constitución, con apoyo y garantía internacional (ONU, OEA…) para que la dictadura no lo pueda impedir. De Mérida nos llegan otras propuestas complementarias.

Necesitamos un nuevo gobierno nacional de transición con fuerte apoyo internacional y sin las sanciones impuestas a los crímenes del actual gobierno. Lo más conveniente parece ser organizar las elecciones (presidenciales y parlamentarias) para el primer semestre de 2021, una vez superada la pandemia y creadas las otras condiciones democráticas. Ahora la tarea no es votar o no votar sino contribuir a que toda la sociedad civil asuma su responsabilidad en la transición para lograr el fin del nefasto régimen.

30 de agosto 2020

Articularnos

https://articularnos.org/2020/08/30/votar-o-no-vo

Para que la República renazca

Luis Ugalde

El fracaso de la política y la imposición del mal común nos obligan moralmente a todos a asumir la responsabilidad del rescate de la República. Con la reinante y creciente negación de la vida y la dignidad humana, la omisión es complicidad y grave pecado.

1-La GENTE (incluidos los chavistas) quiere cambiar, salir del régimen y de Maduro que lo sostiene, librarse de la pesadilla actual y volver a vivir. Cuanto más dure, más se agrava y más difícil será renacer. Venezuela sabe que la oposición democrática está en contra del régimen, pero no está muy convencida de que tenga la voluntad política y la prioridad económico- social para salir de la actual indigencia nacional.

2-La DICTADURA organiza una elección parlamentaria para perpetuarse, para no cambiar. La organiza de manera fraudulenta, eliminando toda posibilidad de perderla. Lo fundamental es quitar a los demócratas la AN legítimamente electa y eliminar a su presidente Guaidó que -a pesar del desgaste- es legítima referencia principal para los demócratas de América y Europa y para la oposición nacional.

Esta elección dictatorial y usurpadora ha tomado decenas de decisiones, violando la ley y la Constitución y cambiando todo lo que le convenga. Hasta eliminó el voto indígena universal, libre y secreto y ha establecido una elección comunal a mano alzada y con candidatos filtrados. Claramente la próxima elección parlamentaria es una burla y no un camino hacia la democracia. Entre la pandemia y esta mueca electoral lo sensato sería aplazar unos meses la elección y crear condiciones.

3- El punto político más débil del régimen es LA NECESIDAD Y DESESPERACIÓN DE LA GENTE aplastada por la pobreza y las carencias económico-sociales cotidianas. Es el mayor potencial político para salir de la usurpación.

En EE.UU., Alemania o España, en la actual crisis la economía (producción, empleo, ingresos de decenas de millones…) premia a los gobiernos o los derrota. Mucho más en Venezuela donde la pobreza extrema llega al 80%, la mayoría de las empresas están semiparalizadas debatiéndose entre el cierre y la sobrevivencia, y la agonía de todos los servicios públicos deja en evidencia el desastre de la gestión pública. Al malestar vital políticamente explosivo le falta expresarse en miles de puntos del país de manera descentralizada y no fácilmente reprimible y convertirse en el centro de la protesta política. La economía social y la activación empresarial productiva se han convertido en factores políticos de máxima prioridad. El mal común impuesto por la tiranía reinante no se podrá revertir sin la salida del dictador y sin una enorme y excepcional unidad nacional e internacional para la reconstrucción. El dictador no quiere cambiar el modelo impuesto, ni podría lograr el imprescindible apoyo nacional e internacional. Cuando las instituciones políticas se prostituyen y violan la Constitución, todos los ciudadanos tenemos “el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” (Constitución art. 333).

Sin excluir a los partidos, todos los factores no político-partidistas como las iglesias, universidades, gremios, asociaciones, jóvenes, trabajadores, empresarios… que constituyen la sociedad civil organizada que asumen su responsabilidad del bien común y crean la unidad superior nacional e internacional. Por eso la Iglesia católica, los universitarios de las diversas casas de estudios, los socialcristianos, las academias en conjunto van coincidiendo en sus lúcidos y dramáticos comunicados… No vale decir “no nos metemos en política”, pues la Sociedad Civil es fundadora y responsable de la República.

4- LOS POLÍTICOS de todos los colores, junto con los diversos liderazgos de la sociedad civil organizada y los militares, necesitamos RECENTRARNOS en torno a la tragedia económico-social de la gente. Sufrirla y nutrir de ella las propuestas, la acción política y la unidad superior para reconstruir el país cambiando el régimen. Unidad muy inclusiva de partidos, grupos de la sociedad civil y líderes de diversas instituciones sociales. Unidad excepcional – aun de quienes no se hablaban- y sorprendente, que sacuda al país desalentado y lo ponga de pie.

Cada sector desde su especificidad, cada comunidad desde su lugar geográfico e identidad tenemos que decirnos y decirle al mundo que este infierno no puede continuar. Sin esta conversión y movilización nacional de todos nosotros superando límites de instituciones, barreras y diferencias legítimas, el inmenso apoyo democrático internacional será impotente y quedará en buenas e inoperantes declaraciones. Al igual que los buenos manifiestos internos.

La ética de la reconstrucción nos exige trascender las restrictivas togas, sotanas, gorras militares y franelas partidistas, para encontrarnos bajo la única bandera tricolor del renacer nacional. Esfuerzo superior sostenido, uno y múltiple, para que Venezuela regrese a la vida en democracia.

14 de agosto 2020

ArticularNOS