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Luis Ugalde

Cese de la ruina y unidad para reconstruir

Luis Ugalde

Cuatro realidades de muerte: Los crímenes de lesa humanidad que testifica la Misión de DDHH de la ONU (más las gravísimas denuncias de la Alta Comisionada Michelle Bachelet), la falta de condiciones democráticas ratificada incluso por el Grupo de Contacto UE-América Latina, el avance inocultable del Covid-19 con indefensión sanitaria, los terribles datos socioeconómicos de un país en ruina resaltados por el estudio de la ENCOVI presentado por la UCAB.

La dramática realidad venezolana está a la vista como el cementerio del “socialismo del siglo XXI”, mal pensado y peor ejecutado. Salto atrás de medio siglo en pobreza, salario, servicios públicos vitales, actividad productiva…dignidad) Todo agravado por la persecución dictatorial y tortura a los opositores como política de Estado decidida por la cúpula del régimen.

¿Luto en diciembre y primavera en enero?

No basta abstenerse, ni basta votar el 6D; con solo eso en enero Venezuela será un infierno. En diciembre de 1957 Pérez Jiménez celebró el arrollador triunfo en el plebiscito fraudulento. Un mes después el dictador huía y Venezuela nacía a la libertad y a la política democrática. En diciembre de 2020 la dictadura celebrará, mientras el pueblo llorará la Navidad sin agua, ni luz, ni trabajo, ni ingresos. A no ser que se vean obligados a aplazar la votación y a crear las indispensables condiciones para unas elecciones parlamentarias y presidenciales libres, creíbles y transparentes con observación internacional en el primer semestre de 2021.

Cese de la ruina y renacer de la política. Más allá de la elección, al país le urge un acuerdo nacional serio. Venezuela está de muerte y no le interesa la discusión sobre si la enfermedad se alivia con atamel o con aspirina; sabemos que sin una intervención quirúrgica a fondo para de 2020 eliminar el tumor maligno, no es posible salir de la ruina ni reconstruir el país. Hay que cambiar el absurdo modelo destructivo impuesto por el régimen y unir con el esfuerzo de reconstrucción a todos, incluso a los que un día soñaron con la “revolución” que ha hundido al país. Ya no es posible seguir engañando al mundo y lo sensato es reconocer la realidad y preguntarse qué hacer para parar esta ruina y lograr una pronta unidad y los apoyos internacionales necesarios para la reconstrucción.

Pero la dictadura dice que todo eso es falso, que todos mienten y que llueve o truene la votación va el 6D con todo preparado para acabar con la AN autónoma, sacar a Guaidó, tomar el último bastión democrático que queda y perpetuar la dictadura y el desastre nacional. Por ese camino no hay salida y los demócratas no podemos encerrarnos en el 6D ya cocinado.

En el pueblo la política del régimen ha muerto como la causante de este desastre; y la política opositora conecta poco con sus angustias vitales.

La política renacerá en el corazón de los venezolanos cuando sientan de verdad que los líderes (sociales y políticos) se redefinen y unen en la tarea por el cese de la catástrofe y la reconstrucción nacional.

Me sorprende ver a apreciados comentaristas y reconocidos analistas hablando como si el derrotado por la dictadura fuera Guaidó y no todos nosotros. Es demasiado fácil caerle al presidente(e) Guaidó en lugar de comentar y enfrentar a fondo las cuatro trágicas realidades arriba señaladas. Hemos fracasado nosotros -las universidades, los empresarios, los sindicatos, las iglesias y la sociedad civil-, pues no hemos sabido defender la democracia y se ha impuesto la dictadura con miles de muertos, cientos de presos, y millones de exiliados y empobrecidos, sin economía productiva y sin libertad.

Más bien llama la atención que Guaidó – con sus colaboradores presos y perseguidos- no esté en la cárcel, en el exilio o en el cementerio, sino que ha resistido el cerco y conseguido el reconocimiento mundial como presidente de la única institución legítimamente electa y que, con su equipo, ha llevado al régimen dictatorial al repudio internacional. La verdad es que la oposición verdadera está perseguida y torturada, pero viva, y las parlamentarias del 6D las organiza y controla la dictadura.

El régimen resiste en el poder y persigue, pero ha fracasado pues con el no hay vida digna. Esa es su derrota. Maduro ni quiere ni puede conducir al país al cambio productivo socioeconómico con las libertades indispensables para la reconstrucción.

No esperemos que lluevan milagros en enero. Asumamos desde ahora los tremendos retos.

Unidad democrática y reconstrucción

No basta sobrevivir tenemos que trabajar nacional e internacionalmente para que la vida y la esperanza vuelvan a Venezuela en 2021. Entiendo que en la desesperación muchos (académicos, empresarios, sindicatos, eclesiásticos, vecinos…) nos sintamos tentados a rebajar nuestros derechos a cambio de sobrevivencia, renunciando a una vigorosa reconstrucción del país para que haya vida digna.

A Juan Guaidó, liberado de toda disciplina partidista, le corresponde, como presidente legítimo de la AN (y a falta de Presidente de la República legítimamente elegido) actuar, con toda la fuerza y reconocimiento nacional e internacional que tiene y en ACUERDO UNITARIO DE SALVACIÓN NACIONAL para salir de esta ruina y reconstruir el país. Abrir una transición inclusiva con garantías internacionales y con claras líneas maestras para la reconstrucción con reconciliación nacional y elecciones parlamentarias y presidenciales.

Creo que eso y no menos es lo que exigen los venezolanos de quienes aspiran renacer como líderes. Si los líderes – políticos y no políticos- desde ahora no se concentran ni unen fuerzas para superar el desastre, en enero-febrero no tendremos país.

Lógicamente nada de esto es posible sin una decidida conversión y acción de la Fuerza Armada para rescatar la República constitucional y democrática.

jueves, 1 de octubre de 2020

aperturaven.blogspot.com/2020/10/cese-de-la-ruina-y-unidad-para.html

Derrotas sin ganadores

Luis Ugalde

La humanidad es el Partido. Los otros están fuera, son insignificantes”

“Lo que el Partido sostiene que es verdad, es efectivamente verdad”

(George Orwell 1984)

Antes de mencionar las derrotas quiero compartir una gran alegría con el centenar de secuestrados por el régimen que han sido liberados. Se han incorporado a la vida semi-libre sin olvidarse de sus compañeros de cárcel y persecución, sin ocultar sus torturas y maltratos. No olvidemos que el régimen retiene 300 presos políticos y a todos los militares. ¿Por qué soltó a unos y a la mayoría no? La respuesta nos la da Orwell: el criminal es inocente y el inocente criminal si así lo decide el dictador a su conveniencia; no liberta porque le pida un opositor o el canciller turco. Se libera o apresa sin necesidad de pruebas, ni de tribunales.

Cuatro derrotas sin ganadores: El 6D serán derrotados los que ponen su esperanza en la abstención-denuncia, y también los que esperan triunfar con el voto de la mayoría que quiere salir de este infierno. A esa división juega el régimen desde el principio. Pero mayor será la derrota del régimen que totalitariamente impuso el CNE, secuestró y suplantó a los partidos opositores y persiguió a sus posibles candidatos. De aquí a diciembre se agravará el dramático y desesperante aumento del hambre y penurias de todos los súbditos o sometidos y el régimen “ganador” se encontrará sin respuestas ni recursos. En enero el régimen se encontrará con que la AN que quiere conquistar ya estaba vacía, pues con el TSJ y la ilegítima Asamblea Constituyente anularon desde el comienzo todas sus decisiones. Quedará en evidencia que el desastre nacional está encerrado en ese puño cubano que aferra los impotentes poderes Judicial, Legislativo, Electoral, Ejecutivo y Militar. Todos juntos no son capaces de devolver a Venezuela la comida, el bolívar, el petróleo, la gasolina, la educación, la salud, empresas y trabajo, ni la libertad y la dignidad y la democracia… que secuestraron. En enero todo estará peor, luego del “triunfo” del 6D.

El cuarto gran derrotado (además de los "votacionistas", de los abstencionistas opositores y de los perpetuadores del régimen) será el pueblo sufriente de Venezuela, que en enero tendrá menos vida, comida, libertad y esperanza que ahora. No habrá triunfadores.

Sin turismo acompañante. En cuanto a los observadores internacionales, medio invitados a última hora y sin tiempo, no es necesario que vengan, ni se molesten la ONU, OEA y la UE. Estos no son los mejores tiempos para hacer turismo de “acompañamiento” en Venezuela y ya saben lo que ocurrirá el 6D: Desde ahora tienen la certificación pública de que el régimen ilegalizó, persiguió y compró diputados, secuestró partidos y los regaló a sus amigos, puso en el CNE a sus servidores…. No hace falta enviar testigos para enterarse de que las parlamentarias transcurrirán en condiciones electorales que ninguno de sus países (salvo Turquía) las aceptaría como democráticas.

Sin complicidad con el régimen inmoral. El 6D algunos obispos votarán y otros más se abstendrán; lo mismo haremos los demás venezolanos, cada uno de acuerdo a su conciencia. Pero no hay duda de que la Conferencia Episcopal Venezolana en pleno, de manera sostenida y coherente ha denunciado al régimen como inmoral y anticonstitucional, y ha exigido la necesidad de cambio con elecciones presidenciales y parlamentarias, libres y justas. Solo algunos desequilibrados afirman lo contrario.

Divergencias razonables y agresiones destructivas. El régimen para acabar con la legitimidad de sus opositores en la AN y con el reconocimiento -dentro y fuera del país- de su Presidente Guaidó ha usado todo su poder dictatorial en la organización de estas parlamentarias a su medida, con apoyos de pequeños y variopintos opositores a su medida. Le urge el reconocimiento internacional.

Ahora celebra que liderazgos opositores no vendidos, pero con críticas, estrategias distintas y legítimas aspiraciones políticas, proclaman en son de guerra rupturas públicas contra el “Pacto Unitario”, con visible deseo del fracaso de los partidos y movimientos con Guaidó. Lamentablemente aun las críticas más razonables han surgido (y se han desatado) cargadas de insultos, descalificaciones y agresiones.

Aplazamiento, Elecciones Presidenciales y Apoyo Internacional. Maduro está impaciente por salir de Guaidó. Llueve o truene. En contraste, Venezuela necesita cambio profundo con decidido apoyo internacional. Aunque relampaguee. El entendimiento con Europa (y con el conjunto de las democracias) no pasa por Turquía; es más directo y hace un mes el régimen lo despreció.

Ya no hay tiempo antes de diciembre para establecer las condiciones y garantías imprescindibles en una elección democrática, y la pandemia todavía en auge es un obstáculo grave para la movilización electoral. Lo sensato y constructivo son elecciones presidenciales y parlamentarias en 2021.

Necesitamos que las sanciones internacionales que afectan al país entero (no los castigos a los delincuentes del poder) cesen y cambien por un apoyo decidido a la reconstrucción, que solo será posible con amplia unidad y negociación política nacional. Sin ese apoyo internacional y unidad continuará creciendo la miseria y avanzando la muerte.

El Nacional

https://www.elnacional.com/opinion/derrotas-sin-ganadores/

Votar o no votar

Luis Ugalde

Hace unos días decliné la invitación a un Foro virtual sobre el dilema Votar o no Votar ¿Por qué?

¿Elegir el mal menor? Algunos piensan que en las anunciadas elecciones parlamentarias estamos obligados a escoger el menor de dos males, votar o no votar. Muchos otros, atrapados en la lucha por la sobrevivencia, sienten que en las condiciones impuestas por el régimen no hay elección posible: el proceso ya está cocinado dictatorialmente y cualquiera de las dos opciones se usará para reforzar el mal mayor, que es la perpetuación de este régimen donde la vida política, económica y social agoniza en todas sus dimensiones. Sin más alternativas que irse del país o resignarse a mal vivir bajo la tiranía.

Asalto a la Asamblea Nacional Legítima, la que fue electa por el soberano y desde el primer día asediada, perseguida, anuladas sus decisiones, rebanada y asaltada, pero no rendida. Los demócratas del país y del mundo la reconocieron y apoyaron el muy difícil deber de su Presidente Juan Guaidó de dirigir el proceso para el rescate de la democracia. Ahora la dictadura ha preparado una falsa elección para acabar esa AN irreductible y con creciente reconocimiento internacional; no por lo que ha podido hacer, sino por lo que constitucionalmente significa: transición al rescate democrático del país. Por fin han coincidido con ella los países democráticos de América y Europa, numerosas instituciones no partidistas en Venezuela como las academias, la Iglesia Católica y diversas expresiones de la sociedad civil: para salir pacíficamente de esta tragedia de hambre y dictadura es imprescindible la elección presidencial (también las parlamentarias) libre, justa, transparente y con garantías internacionales.

No basta abstenerse. Obvio para unos y otros. Al mismo tiempo parece que concentrar los esfuerzos y el debate en el voto parlamentario (sí o no) es contribuir al mal mayor, que es la perpetuación del régimen. No importa la buena intención, sino el efecto real. El 80% necesita y quiere salir del régimen y recuperar la vida, pero si centráramos el debate político en votar o no votar, terminaríamos haciendo el juego a la dictadura: si votas legitimas su triunfo y si no votas, le entregas el poder. Si además hay agresiones, descalificaciones y rabia entre los opositores, la dictadura lo celebra.

Rutas de esperanza. Vemos tareas fundamentales para el trabajo de los demócratas de aquí a diciembre.

1) Con este régimen no hay futuro. Hay que salir constitucionalmente de él.

2) No convertir la divergencia en agresión y descalificación entre opositores, de modo que se hagan enemigos irreconciliables. Para la reconstrucción de la vida nacional y rescate de la democracia hacen falta todos los demócratas y toda la sociedad civil y es necesario el renacer de la unidad superior, por encima del sí o del no.

3) Ahora el tema político central no es lo electoral, sino lo económico-social, con gravísimas tareas que requieren todo nuestro esfuerzo movilizado y todo el apoyo internacional posible para el cambio. Este abarca la respuesta a la emergencia humanitaria, que incluye el COVID-19 pero que ni empieza ni termina ahí. En este país arruinado, lleno de perseguidos, presos políticos y desterrados, con millones sin trabajo, ni ingreso vital, es primordial el renacer de la actividad productiva con trabajo, ingresos con poder adquisitivo y vida para millones y sus familias; el rescate de los sistemas de salud y de educación en todos los niveles y de los poderes del Estado (hoy secuestrados), sus instituciones y servicios públicos (luz agua, gas, transporte, seguridad). Son exigencias y movilizaciones que no se pueden dejar para mañana y menos para el año que viene. Es aquí -y no en campañas electorales para perpetuar el régimen- donde renace la conciencia política liberadora y se centra la acción de toda la sociedad civil. Sería una tragedia que en este enorme naufragio nacional la oblación viera a los partidos dedicados a la farsa electoral o simplemente a abstenerse.

Por eso la Unión Europea, el Grupo de Lima, EE.UU. y el Grupo de Contacto por primera vez coinciden en exigir unas elecciones presidenciales (y parlamentarias) que permitan salir de esta cárcel de hambre y miseria sin futuro.

4) Hay incipientes propuestas esperanzadoras como el llamado reciente que hace Guaidó a los principales factores políticos, a la sociedad civil y a todos los demócratas a construir un camino común con propuestas movilizadoras. Se esperan concreciones.

También hay varias propuestas que lleven, con movilización y organización, a manifestar de manera explícita y visible que la gran mayoría quiere salir del régimen. Una es la Consulta Popular propuesta por varios y relanzada por el Consejo Superior de la Democracia Cristiana: la AN actual presidida por Guaidó acordaría activar los artículos 70 y 71 de la Constitución, con apoyo y garantía internacional (ONU, OEA…) para que la dictadura no lo pueda impedir. De Mérida nos llegan otras propuestas complementarias.

Necesitamos un nuevo gobierno nacional de transición con fuerte apoyo internacional y sin las sanciones impuestas a los crímenes del actual gobierno. Lo más conveniente parece ser organizar las elecciones (presidenciales y parlamentarias) para el primer semestre de 2021, una vez superada la pandemia y creadas las otras condiciones democráticas. Ahora la tarea no es votar o no votar sino contribuir a que toda la sociedad civil asuma su responsabilidad en la transición para lograr el fin del nefasto régimen.

30 de agosto 2020

Articularnos

https://articularnos.org/2020/08/30/votar-o-no-vo

Para que la República renazca

Luis Ugalde

El fracaso de la política y la imposición del mal común nos obligan moralmente a todos a asumir la responsabilidad del rescate de la República. Con la reinante y creciente negación de la vida y la dignidad humana, la omisión es complicidad y grave pecado.

1-La GENTE (incluidos los chavistas) quiere cambiar, salir del régimen y de Maduro que lo sostiene, librarse de la pesadilla actual y volver a vivir. Cuanto más dure, más se agrava y más difícil será renacer. Venezuela sabe que la oposición democrática está en contra del régimen, pero no está muy convencida de que tenga la voluntad política y la prioridad económico- social para salir de la actual indigencia nacional.

2-La DICTADURA organiza una elección parlamentaria para perpetuarse, para no cambiar. La organiza de manera fraudulenta, eliminando toda posibilidad de perderla. Lo fundamental es quitar a los demócratas la AN legítimamente electa y eliminar a su presidente Guaidó que -a pesar del desgaste- es legítima referencia principal para los demócratas de América y Europa y para la oposición nacional.

Esta elección dictatorial y usurpadora ha tomado decenas de decisiones, violando la ley y la Constitución y cambiando todo lo que le convenga. Hasta eliminó el voto indígena universal, libre y secreto y ha establecido una elección comunal a mano alzada y con candidatos filtrados. Claramente la próxima elección parlamentaria es una burla y no un camino hacia la democracia. Entre la pandemia y esta mueca electoral lo sensato sería aplazar unos meses la elección y crear condiciones.

3- El punto político más débil del régimen es LA NECESIDAD Y DESESPERACIÓN DE LA GENTE aplastada por la pobreza y las carencias económico-sociales cotidianas. Es el mayor potencial político para salir de la usurpación.

En EE.UU., Alemania o España, en la actual crisis la economía (producción, empleo, ingresos de decenas de millones…) premia a los gobiernos o los derrota. Mucho más en Venezuela donde la pobreza extrema llega al 80%, la mayoría de las empresas están semiparalizadas debatiéndose entre el cierre y la sobrevivencia, y la agonía de todos los servicios públicos deja en evidencia el desastre de la gestión pública. Al malestar vital políticamente explosivo le falta expresarse en miles de puntos del país de manera descentralizada y no fácilmente reprimible y convertirse en el centro de la protesta política. La economía social y la activación empresarial productiva se han convertido en factores políticos de máxima prioridad. El mal común impuesto por la tiranía reinante no se podrá revertir sin la salida del dictador y sin una enorme y excepcional unidad nacional e internacional para la reconstrucción. El dictador no quiere cambiar el modelo impuesto, ni podría lograr el imprescindible apoyo nacional e internacional. Cuando las instituciones políticas se prostituyen y violan la Constitución, todos los ciudadanos tenemos “el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” (Constitución art. 333).

Sin excluir a los partidos, todos los factores no político-partidistas como las iglesias, universidades, gremios, asociaciones, jóvenes, trabajadores, empresarios… que constituyen la sociedad civil organizada que asumen su responsabilidad del bien común y crean la unidad superior nacional e internacional. Por eso la Iglesia católica, los universitarios de las diversas casas de estudios, los socialcristianos, las academias en conjunto van coincidiendo en sus lúcidos y dramáticos comunicados… No vale decir “no nos metemos en política”, pues la Sociedad Civil es fundadora y responsable de la República.

4- LOS POLÍTICOS de todos los colores, junto con los diversos liderazgos de la sociedad civil organizada y los militares, necesitamos RECENTRARNOS en torno a la tragedia económico-social de la gente. Sufrirla y nutrir de ella las propuestas, la acción política y la unidad superior para reconstruir el país cambiando el régimen. Unidad muy inclusiva de partidos, grupos de la sociedad civil y líderes de diversas instituciones sociales. Unidad excepcional – aun de quienes no se hablaban- y sorprendente, que sacuda al país desalentado y lo ponga de pie.

Cada sector desde su especificidad, cada comunidad desde su lugar geográfico e identidad tenemos que decirnos y decirle al mundo que este infierno no puede continuar. Sin esta conversión y movilización nacional de todos nosotros superando límites de instituciones, barreras y diferencias legítimas, el inmenso apoyo democrático internacional será impotente y quedará en buenas e inoperantes declaraciones. Al igual que los buenos manifiestos internos.

La ética de la reconstrucción nos exige trascender las restrictivas togas, sotanas, gorras militares y franelas partidistas, para encontrarnos bajo la única bandera tricolor del renacer nacional. Esfuerzo superior sostenido, uno y múltiple, para que Venezuela regrese a la vida en democracia.

14 de agosto 2020

ArticularNOS

Clamor de Cambio y Elecciones

Luis Ugalde

Los venezolanos clamamos salir de esta agonía y reconstruir la vida. Las elecciones libres y la democracia son un componente necesario de ese cambio nacional.

Por el contrario, el régimen se aferra al poder y propone elecciones para no cambiar: El Ejecutivo ordena y su Tribunal Supremo cumple nombrando un CNE dócil que expropia los partidos AD, Primero Justicia y COPEI y los entrega a amigos. Voluntad Popular, Nuevo Tiempo, y cualquier otro que sea necesario, están en lista de espera para la intervención. Con esto se logra dividir a la oposición y empujar a la mayoría a la abstención. Lo importante es ir a elecciones parlamentarias sin riesgo de perderlas.

Esto luego de que al régimen le fallaron este año todas las otras maniobras para asaltar a la Asamblea Nacional, única instancia democrática legítima y fuera de su control. Tomar la AN electa y anular a su presidente Guaidó respaldado por la unidad de la mayoría opositora, era y sigue siendo el objetivo.

En dictadura sin salida.

En la población hay cansancio político y la muchedumbre, atrapada por graves y vitales urgencias socioeconómicas no ve salida. Hace un par de meses muchos opositores se iban convenciendo de la conveniencia de ir a elecciones parlamentarias, aunque las condiciones no fueran las deseables. Fuera del gobierno y de la oposición frontal había políticos – curtidos en batallas pasadas, aunque ahora con poco apoyo-, dispuestos a tejer con el régimen un camino electoral, rechazado por los partidos opositores más significativos. Unos colaboradores de buena fe, y otros dispuestos a dejarse convencer por los argumentos típicos de regímenes dictatoriales sin escrúpulos.

Pero el régimen ha impuesto su trocha electoral con extremo y tiránico descaro, dejando en mal lugar a sus colaboradores nacionales e internacionales. Maniobra tan desvergonzada que ni en Europa ni en América ha habido un solo gobierno amigo del régimen que se haya atrevido a apoyar el nuevo CNE, ni a la expropiación de los partidos políticos decretada por el Ejecutivo y ejecutada por el Judicial. De la decena de simpatizantes del régimen en la OEA ni uno solo tuvo el cinismo de votar a favor de esta maniobra del régimen: unos se abstuvieron y otros se ausentaron. El régimen, cercado y a la desesperada, juega sus cartas dictatoriales a la cubana. Su actual descaro dictatorial nos parece coherente pues para ciertos “revolucionarios” las votaciones no son soberanas, sino simulacros para mantenerse en el poder; y un “revolucionario” no comete la estupidez de debilitarse con la división de poderes, ni entrega el poder por unas elecciones burguesas.

A finales de 2015, la oposición unida logró un triunfo rotundo y la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional. Se prendió la luz roja y el régimen de inmediato se dedicó a anular los efectos de esa derrota, que no puede volver a ocurrir. El Ejecutivo atornilló su Poder Judicial (TSJ) y para mayor seguridad creó ilegalmente la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) 100% del régimen; no para hacer una nueva constitución sino para tener un garrote “supraconstitucional” capaz de anular todo poder constituido indeseable. El Ejecutivo con sus dos brazos TSJ y ANC ha ido dando bastonazos para anular todo, mientras con su brazo policial y armado ha aumentado la persecución política. Pero hasta ahora, no han podido eliminar la AN y a su presidente Juan Guaidó, aunque sí los han frenado. Pero ahora, in extremis dejan el pudor político y están haciendo las cosas para controlar la próxima elección parlamentaria.

Qué hacer para cambiar y reconstruir el país

Toda la lógica anterior parece empujar a la abstención de los demócratas. Algunos pensarán que no es tan grave, pues en dictadura estamos desde hace dos décadas. Otros piensan que hay que votar, pues sin AN y sin Guaidó como legítima referencia nacional e internacional, los demócratas quedarán descabezados, ignorados y sin asidero institucional.

El simulacro electoral bajo inteligencia y mandato cubano es para no cambiar sino atornillar el actual infierno donde 60% de los venezolanos no tiene con qué comprar comida, el bolívar se empequeñece con la superinflación, agonizan las empresas al 30% de su producción y no hay inversión pública ni privada; los centros de educación están cerrados y los servicios públicos en estado catastrófico. Como dicen los obispos, esta inhumanidad de país “no es moralmente aceptable”.

Los venezolanos estamos sometidos a un estado de guerra y no podemos pensar ingenuamente que se debe al COVID-19. Mientras la dictadura se va endureciendo y la oposición es perseguida como nunca antes, los países democráticos del mundo no la van a complacer con el cese de las sanciones internacionales, ni colaborar con abundante lluvia de ayudas e inversiones que son imprescindibles para la reconstrucción.

La elección libre y democrática no es una oferta de la dictadura, sino una exigencia de la democracia y una condición indispensable de un nuevo gobierno de cambio y unión nacional para la reconstrucción con otro modelo y con el necesario apoyo internacional.

Por ahora sigamos presionando y exigiendo elecciones verdaderamente libres en condiciones suficientes, aunque no sean las ideales. Unión, movilización y clamor nacional para el cambio y la reconstrucción inclusiva. Dentro de unos meses veremos cómo evoluciona este infierno y qué salidas se abren.

ArticularNos

https://articularnos.org/2020/07/02/clamor-de-cambio-y-elecciones/

¿Catástrofe sin salida?

Luis Ugalde

Los obispos venezolanos cierran el mes de mayo con un documento muy difícil de rechazar como falsificación de la realidad nacional. Recomendamos leerlo íntegro. De manera apretada reproducimos en nuestro corto espacio párrafos claves con subrayados nuestros. La Conferencia Episcopal nos habla de una “dramática situación de dolor, violencia y sufrimiento que padece la inmensa mayoría de los venezolanos y que hemos calificado como moralmente intolerable. La presencia de la pandemia no ha hecho sino poner en evidencia las múltiples carencias que sufre el pueblo y la incapacidad de dar respuestas adecuadas”. (2)

Después de reconocer y agradecer a los que trabajan con riesgo y medios insuficientes en el área de salud y también el gran comportamiento cívico de la mayoría de los venezolanos acatando la cuarentena, mostrarse de acuerdo con algunos aspectos de la actuación del gobierno y apuntar hacia la necesaria y cautelosa reactivación, pasa a lo más grave, que es anterior con el agravante de la pandemia en nuestro país.

Escuchan “un inmenso clamor que sube al cielo ante el desamparo de millones de hombres y mujeres sin recursos económicos, sin comida, sin medicinas, sin trabajo, sin servicios adecuados de electricidad, agua, transporte, gas doméstico y combustible” (6). “Nuestro pueblo, todo, sin distinción, está inmerso en una cadena de calamidades” (6). “Económicamente vemos al país a la deriva, sin planes económicos ante la posibilidad del cierre de empresas y que muchos trabajadores queden sin empleo; igualmente ocurre con los trabajadores de la economía informal” (7). “El país está cerca de una quiebra económica de grandes proporciones” (7). Por lo cual, la Conferencia Episcopal concluye “es inaceptable que continúe la situación que vivimos” (8).

Urge “una acción moral de gran calado, una sacudida ética y una convergencia políticosocial que nos encauce hacia el deseo común: un cambio fundamental” (8). “No es eliminando al que piensa diferente que se saldrá de esta crisis, sino incluyendo en la búsqueda de soluciones concertadas a todos los factores políticos y a las distintas instituciones que hacen vida en el ámbito nacional…” (9). “Venezuela no podrá salir de esta situación, si todo el pueblo no interpela definitivamente a las autoridades y al conjunto del liderazgo político, social y cultural y se declara en emergencia nacional. Es urgente superar la actual exclusión política, social, económica y hasta espiritual, con la conciencia y voluntad inequívocas de un cambio fundamental acordado con el máximo de legalidad y legitimidad, sin violencias y en paz. Para ello, urge lograr la reconciliación y el perdón, construyendo caminos de justicia y vida. Necesitamos un nuevo clima espiritual y liderazgos renovados que, superando la corrupción y el fraccionalismo, sean capaces de inspirar y movilizar los ánimos y el trabajo creativo de todos” (9). “

“Llamamos, pues, escuchando a nuestro pueblo, a un acuerdo nacional inclusivo de largo alcance que salve a Venezuela de la gravísima crisis en la que se encuentra sumergida y a iniciar procesos para rescatar y recuperar el país social, política y económicamente. Dejar el radicalismo y el favoritismo para pensar en los demás, en los pobres, en los olvidados de siempre, para que Venezuela vuelva a tener esperanza en la que todos cabemos sin distingos. La insostenibilidad moral de la situación actual exige ese cambio radical, ir a la raíz, al fondo, en función de la vida, libertad, solidaridad, fraternidad, exigidas por el Dios del amor y por la confesión de fe en la dignidad y fraternidad humanas. El mejor aporte que como ciudadanos podemos hacerle al país, es que desde nuestras instituciones sociales acompañemos la búsqueda de una salida, que necesariamente pasa por la inclusión de todos, el diseño de un nuevo modelo de país y la conformación de instituciones públicas, con valores democráticos, que sirvan al pueblo y procuren el desarrollo humano integral y social” (10).

Los obispos, aunque quisieran no pueden decir más. Ahora hace falta que el régimen reconozca esta dramática realidad que ninguna propaganda puede ocultar y que se agrava de día en día. Somos el país con menor salario, mayor hiperinflación, mayor decrecimiento de la producción, más incremento de la pobreza y mayor huida del país. Reconocerlo es un paso imprescindible para curar al enfermo grave, sin engañarse diciendo que se trata de un simple resfriado. Su solución requiere un nuevo gobierno inclusivo y legítimo, nuevo régimen con apoyo nacional masivo y con relaciones internacionales con todas las naciones, libre de sanciones de castigo contra el actual régimen de mal común y con apoyo humanitario a la reconstrucción democrática del país.

31 de mayo 2020

ArticularNOS

https://articularnos.org/2020/05/31/catastrofe-sin-salida/

Pandemia, Cierre y Gobierno de Emergencia

Luis Ugalde

Cuarentena, Encierro y Control. Tengo la impresión de que el gobierno ha manejado con decisión, firmeza y éxito esta primera etapa contra la pandemia. La dictadura desempeña con más eficacia y autosatisfacción el control armado. La población, consciente de la gravedad, ha acatado con resignada compresión.

Por otra parte, son innegables los abusos y corrupciones en torno a la escasez de la gasolina, con el empeño de controlar totalmente la información, la opinión y la mentira para que la voz del gobierno sea la única verdad; así como atropellar para ocultar datos, silenciar informaciones sanitarias y presumir de éxito mundial en el manejo del COVID-19. Afortunadamente, parece que el confinamiento y el control han frenado, por ahora, mayores males sanitarios, pues sigue su amenaza.

Producimos o Morimos. Pero esas mismas medidas oportunas tienen otra cara dramática e insostenible en el tiempo: miles de empresas cerradas, millones de trabajadores parados, encerrados con sus familias, sin producir, sin ganar y sin comida, y con todo el sistema educativo cerrado. Aguantar así 20 días es heroico, pero 40 o 90 se vuelven imposibles para los que necesitan el ingreso diario, para las empresas y para el país. En cierto sentido, lo que es bueno para frenar el virus es terrible para acabar de matar la enferma economía acional y llevar hambre a millones de familias. En nuestro caso, todo se agrava porque el COVID-19 nos llegó bajo una tremenda crisis productiva, sin luz, sin agua, con un sistema sanitario en agonía, sin gasolina… Sin gasolina no hay producción agrícola, ni transporte de alimentos, lo que es fatal para productores, consumidores, transportistas y comerciantes. Esta falta no se debe al virus, sino a la errada y corrupta gestión que ha llevado a la producción petrolera al desastre, los campos petroleros al abandono, PDVSA a la ruina y ha apagado las refinerías venezolanas. En las bombas preferían regalar 40 litros de gasolina que cobrar un despreciable billete de Bs. 100. Todo ello por incapacidad y corrupción propias del régimen, mucho antes de las sanciones norteamericanas. El tema de la gasolina no se resuelve reforzando el control en las colas; una nueva política y experta gerencia son necesarias para producir petróleo y gas, poner a valer nuestras refinerías y vender a precio rentable la gasolina en el país.

Esto tan simple de entender y desear, debe ser el punto de partida de los venezolanos bajo un acuerdo político realista. Agrade o no, el rescate de todo el proceso petrolero requiere de miles de millones de dólares, que no los tiene el Estado endeudado, y que, por tanto, tienen que ser capitales privados nacionales y extranjeros, que no aparecerán con su capacidad de inversión, tecnología y gerencia, si no hay ganancia, garantías jurídicas ni respaldo de un Estado y un Gobierno con un enfoque económico y político muy contrarios a la ruinosa aventura que Maduro se empeña en mantener.

Lo que decimos de la gasolina vale para todas las demás áreas que van desde la salud, producción de bienes y servicios, educación o servicios públicos básicos… Las soluciones tienen que ser concretas, creativas y urgentes con un país movilizado y unido. Ahora como nunca estorban los dogmas políticos ideologizados.

Urge un Gobierno Amigable, capaz de inspirar, escuchar y convocar con sinceridad a las organizaciones de la sociedad civil, a los diversos partidos hoy perseguidos, a los trabajadores y empresarios claves en la necesaria transformación productiva. Amigable, también, internacionalmente con los gobiernos y organismos cuya buena relación y colaboración necesitamos. La dictadura actual es hostil a todos ellos y por eso es el mayor obstáculo para la necesaria activación creativa y solidaria de toda la sociedad. Como dictadura puede controlar, imponer y perseguir, pero no puede convocar y movilizar a la sociedad entera en torno a un Gran Acuerdo de Emergencia Nacional. Por eso es urgente la renuncia de Maduro y un cambio a fondo del desastroso proceso que el régimen ha sido incapaz de evaluar con sinceridad y de cambiar.

No es separable la lucha contra la pandemia del conjunto de la política económicosocial. Ni los países más prósperos pueden vencerla, sin acuerdos que incluyan el apoyo de toda la población, para poner en práctica urgentes y extremas medidas contra la gravísima crisis socioeconómica que afecta a decenas de millones de empleos y centenares de millones de pobres. Además, en el caso de Venezuela no hay respuesta posible duradera y eficaz sin un internacional fuerte apoyo político, económico, social y sanitario. Nada de esto tan necesario será posible sin un cambio de régimen y restablecimiento de la Constitución violada y de la democracia, sin perseguidos ni presos políticos con plena libertad y sin sanciones internacionales. Por eso, la vida de los venezolanos exige la renuncia presidencial para la transición inclusiva con un Gobierno de Emergencia Nacional, integrado por cinco personas
capaces, confiables y representativas.

Sin eso no podrán llegar ni las ayudas humanitarias, ni el necesario levantamiento de las sanciones, ni las inversiones. La vida de millones de venezolanos está amenazada y hay que concentrar toda la política (sin descuidar la organización de elecciones presidenciales libres y con garantías) en esta transición muy exigente para todos: para los políticos del gobierno y de la oposición, para los empresarios, y para todos los integrantes de la sociedad civil. Sin ese encuentro solidario de la Sociedad con creatividad inédita, está garantizado el fracaso del país. La sociedad venezolana y su tragedia actual deben liberar el Estado del sector político que lo secuestró con promesas de vida y lo llevó a resultados de muerte. Es indispensable que el gobierno de transición incluya a chavistas honestos produciendo soluciones y con la única obsesión de sacar a flote el barco del país.

https://articularnos.org/2020/04/19/pandemia-cierre-y-gobierno-de-emerge...

Pacto Social para renacer

Luis Ugalde

Venezuela solo tiene remedio si hacemos lo que hay que hacer; todos, primero Maduro. Él expresó, como crítica al presidente colombiano, que para vencer al coronavirus hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”. Luego solicitó del Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de 5.000 millones de dólares, sabiendo que no se lo podían dar. Ambos gestos solo servían para echar la culpa a otros. Desideologizar y abrirnos internacional y nacionalmente son dos consejos que el régimen debe aplicarse a sí mismo.

Venezuela obedeció sin problemas la medida de quedarnos en casa, en cuarentena social evitando encuentros y contactos. Quince días encerrados en casa sin producción, sin escuela, sin ingresos y sin comida dejarán en evidencia que nuestra realidad es mucho más grave y mortal que el coronavirus con 153 contagiados y 7 muertos (al 3 de abril).

Sincerar y producir

Tenemos 153 contagiados del virus, pero más de 400 presos políticos perseguidos, más de 4000 empresas muertas o en agonía, más de 4.000.000 de huidos y desterrados y muchos miles de muertos, cuyo número crece por un régimen empeñado en no cambiar.

Necesitamos reconocer la terrible realidad de una economía que en 5 años ha perdido el 65 % de su producción (PIB), una educación con maestros y niños en huida y escuelas vacías, una salud con hospitales desmantelados, y servicios vitales de agua, luz, gas, transporte… en ruina. Incluso una industria petrolera saqueada y en quiebra total… La lista es mucho más larga y la moribunda Venezuela no solo necesita un préstamo de $5.000 millones sino más de 50.000 para empezar a sincerar la política y activar la producción en todas las áreas.

Maduro tiene razón: necesitamos del FMI y hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”. Pero nada se puede hacer con un Estado quebrado, endeudado y secuestrado por un régimen tiránico que produce miles de muertos y lleva a la agonía a millones.

Para que todo el país renazca es indispensable sincerar, salir del secuestro del régimen y llamar al país entero a la producción de soluciones y al renacer nacional.

Los apoyos externos son indispensables, pero no llegarán con la producción nacional política, económica y social muertas. Abrir las puertas para que los presos políticos los líderes y partidos perseguidos e inhabilitados salgan al libre ruedo político-democrático; renovados también ellos, pues Venezuela es otra y hay que escuchar el clamor sufriente de los venezolanos en todas sus formas. Renovados empresarios y trabajadores para producir un nuevo encuentro entre capital y trabajo, pues el uno sin el otro nada valen y se necesitan repotenciados y aliados para salir de la pobreza. Para que 14 millones de trabajadores vuelvan a tener vida y esperanza y miles de empresas puedan competir es necesario reactivar la inversión de capitales que deben ser atraídos y protegidos; para lo cual hay que borrar de la lengua y del corazón el “exprópiese” irresponsable.

Pacto social vs. tiranía

Cuando el poder se impone, no hay pacto social, sino imposición tiránica armada. Todo esto pasa por la creación de una política democrática, dialogada y negociada entre diferentes. La soberanía del pueblo, las elecciones limpias y creíbles de un Parlamento (Asamblea Nacional) donde se discutan libremente y se negocien las soluciones políticas. Es indispensable, a su vez, la elección presidencial constitucional, secuestrada en 2018 y desmontar los serviles TSJ y ANC que creó el Ejecutivo de facto para anular la Asamblea Nacional democrática y todas sus decisiones.

No hay que inventar mucho sino sincerar y darle vigencia efectiva a la Constitución de 1999 y, conforme a ella, acordar en la AN legítima el nuevo CNE creíble y crear las condiciones para realizar este mismo año, con observación internacional cualificada, las elecciones parlamentarias libres que tocan y las presidenciales que están retrasadas desde 2018, pues no se realizaron como exige la Constitución. Elecciones que las necesitamos con participación masiva y resultado creíble y respetado.

Toda esa enfermedad nacional es mucho más grave y mortal que el coronavirus, que debe ser el detonante para asumir el cambio integral.

No hay democracia sin contrato social, ni Constitución que consagre los objetivos del pacto y los derechos y deberes de todos, no importa su ideología política. Lógicamente en ese pacto debe entrar también el chavismo.

Perder o ganar la vida

De la noche a la mañana el microscópico e invisible virus ha dejado en evidencia la desnudez del mundo y la indigencia de Venezuela arruinada, desmantelada y con virus: las armas son poderosas para imponer, pero no sirven para dar vida al mundo, ni para convocar un gran encuentro nacional para que el país renazca.

Es casi increíble que un virus mínimo haya puesto en crisis todo el poderío económico-financiero mundial y haya obligado a los Estados a cerrar sus empresas, escuelas, iglesias y campos de deporte. Un virus que avanza sin respetar fronteras, ni carteras, dejando en evidencia que la convivencia nacional e internacional sin ética -es decir sin tomar en serio la dignidad del otro y sin solidaridad con él – es irrespirable y letal. Está a la vista que solo cuando escribimos TÚ con la misma mayúscula que YO está presente DIOS-AMOR, ese Dios que nunca nadie lo ha visto pero lo sentimos presente cuando vivimos el verdadero amor humano (ver 1 Juan 4, 12).

La más grave enfermedad no es el coronavirus, sino el poder tiranizado que en Venezuela ya ha matado a miles y tiene en agonía a millones. La emergencia del virus nos llama a todos a la conversión, a cambiar de conducta y a exigir del régimen y de toda la política –también de la opositora- a sincerarse con la realidad y renovar el Pacto Social Democrático.

3 de abril 2020

runrunes.es

https://runrun.es/opinion/403239/pacto-social-para-renacer-por-luis-ugalde/

Pacto Social para renacer

Luis Ugalde

Venezuela solo tiene remedio si hacemos lo que hay que hacer; todos, primero Maduro.

Él expresó, como crítica al presidente colombiano que para vencer al coronavirus hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”.

Luego solicitó del Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de 5.000 millones de dólares, sabiendo que no se lo podían dar. Ambos gestos solo servían para echar la culpa a otros.

Desideologizar y abrirnos internacional y nacionalmente son dos consejos que el régimen debe aplicarse a sí mismo.

Venezuela obedeció sin problemas la medida de quedarnos en casa, en cuarentena social evitando encuentros y contactos. Quince días encerrados en casa sin producción, sin escuela, sin ingresos y sin comida dejarán en evidencia que nuestra realidad es mucho más grave y mortal que el coronavirus con 40 contagiados y ningún muerto.

Sincerar y Producir. Tenemos 40 contagiados del virus, pero más de 400 presos políticos perseguidos, más de 4000 empresas muertas o en agonía, más de 4.000.000 de huidos y desterrados y muchos miles de muertos cuyo número crece por un régimen empeñado en no cambiar.

Necesitamos reconocer la terrible realidad de una economía que en 5 años ha perdido el 65% de su producción (PIB), una educación con maestros y niños en huida y escuelas vacías, una salud con hospitales desmantelados, y servicios vitales de agua, luz, gas, transporte... en ruina. Incluso una industria petrolera saqueada y en quiebra total... La lista es mucho más larga y la moribunda Venezuela no solo necesita un préstamo de $5.000 millones sino más de 50.000 para empezar a sincerar la política y activar la producción en todas las áreas.

Maduro tiene razón: necesitamos del FMI y hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”. Pero nada se puede hacer con un Estado quebrado, endeudado y secuestrado por un régimen tiránico que produce miles de muertos y lleva a la agonía a millones.

Para que todo el país renazca es indispensable sincerar, salir del secuestro del régimen y llamar al país entero a la producción de soluciones y al renacer nacional. Los apoyos externos son indispensables, pero no llegarán con la producción nacional política, económica y social muertas.

Abrir las puertas para que los presos políticos, los líderes y partidos perseguidos e inhabilitados salgan al libre ruedo político-democrático; renovados también ellos pues Venezuela es otra y hay que escuchar el clamor sufriente de los venezolanos en todas sus formas. Renovados empresarios y trabajadores para producir un nuevo encuentro entre capital y trabajo, pues el uno sin el otro nada valen y se necesitan repotenciados y aliados para salir de la pobreza. Para que 14 millones de trabajadores vuelvan a tener vida y esperanza y miles de empresas puedan competir es necesario reactivar la inversión de capitales que deben ser atraídos y protegidos; para lo cual hay que borrar de la lengua y del corazón el “exprópiese” irresponsable.

Pacto Social vs. Tiranía

Cuando el poder se impone, no hay pacto social, sino imposición tiránica armada. Todo esto pasa por la creación de una política democrática, dialogada y negociada entre diferentes. La soberanía del pueblo, las elecciones limpias y creíbles de un Parlamento (Asamblea Nacional) donde se discutan libremente y se negocien las soluciones políticas. Es indispensable, a su vez, la elección presidencial constitucional secuestrada en 2018 y desmontar los serviles TSJ y ANC que creo el Ejecutivo de facto para anular la Asamblea Nacional democrática y todas sus decisiones.

No hay que inventar mucho sino sincerar y darle vigencia efectiva a la Constitución de 1999 y conforme a ella acordar en la AN legítima el nuevo CNE creíble y crear las condiciones para realizar este mismo año, con observación internacional cualificada, las elecciones parlamentarias libres que tocan y las presidenciales que están retrasadas desde 2018, pues no se realizaron como exige la Constitución. Elecciones que las necesitamos con participación masiva y resultado creíble y respetado.

Toda esa enfermedad nacional es mucho más grave y mortal que el coronavirus, que debe ser el detonante para asumir el cambio integral.

No hay democracia sin contrato social, ni Constitución que consagre los objetivos del pacto y los derechos y deberes de todos, no importa su ideología política. Lógicamente en ese pacto debe entrar también el chavismo.

Perder o ganar la vida

De la noche a la mañana el microscópico e invisible virus ha dejado en evidencia la desnudez del mundo y la indigencia de Venezuela arruinada, desmantelada y con virus: Las armas son poderosas para imponer, pero no sirven para dar vida al mundo, ni para convocar un gran encuentro nacional para que el país renazca.

Es casi increíble que un virus mínimo haya puesto en crisis todo el poderío económico-financiero mundial y haya obligado a los estados a cerrar sus empresas, escuelas, iglesias y campos de deporte. Un virus que avanza sin respetar fronteras, ni carteras, dejando en evidencia que la convivencia nacional e internacional sin ética -es decir sin tomar en serio la dignidad del otro y sin solidaridad con él - es irrespirable y letal.

Está a la vista que solo cuando escribimos TÚ con la misma mayúscula que YO está presente DIOS-AMOR, ese Dios que nunca nadie lo ha visto pero lo sentimos presente cuando vivimos el verdadero amor humano (Ver 1 Juan 4, 12).

La más grave enfermedad no es el coronavirus sino el poder tiranizado que en Venezuela ya ha matado a miles y tiene en agonía a millones. La emergencia del virus nos llama a todos a la conversión, a cambiar de conducta y a exigir del régimen y de toda la política -también de la opositora- a sincerarse con la realidad y renovar el Pacto Social Democrático.

22 de marzo de 2020

Sufrimiento Nacional y Elección Libre Presidencial

Luis Ugalde

Venezuela hoy es un infierno; de eso no hay duda. Lo que se discute es si hay salida este año. Solo habrá si la inmensa mayoría se une en un único camino para recorrerlo juntos hasta llegar a la meta democrática de la elección constitucional de nuevo presidente y cambio de gobierno a un modelo sensato y viable. Afortunadamente hemos empezado con apoyo de los países democráticos al camino de la salida pacífica y constitucional con Elección Presidencial libre y justa este mismo año.

Es un acierto que esa haya sido la propuesta pública de Guaidó en su audaz y exitosa gira por los foros democráticos y en los abrazos de reconocimiento de los jefes de estado de los principales países europeos y americanos. A Guaidó como Presidente de la AN la Constitución le obliga a encargarse de la Presidencia de la República hasta la elección democrática del Presidente (art.233). Al mismo tiempo parece que los partidos y grupos que lo apoyan no se atreven a hablar de esta elección presidencial, a causa del modo como el poder ha desprestigiado el camino electoral con inhabilitaciones de personas y partidos, con un CNE exclusivamente gubernamental, un TSJ servil y una ANC supraconstitucional creada para dar con el mazo y eliminar todo resultado que no le guste al Ejecutivo.

La semana pasada el candidato Henry Falcón sorprendió con la petición de repetir la fraudulenta elección presidencial del 2018; fraude que denunció entonces luego de su derrota y que el resto de la oposición había denunciado previamente. Hoy es un hecho evidente la necesidad de repetirla pues se hizo violando la Constitución; por eso tenemos un usurpador en el poder y un presidente de la Asamblea Nacional obligado a dirigir la transición como presidente encargado. El usurpador se propone perpetuar el infierno y Venezuela entera debe unirse para forzar la salida constitucional de ese infierno.

Maduro ni quiere ni puede ¿Habrá de verdad alguien convencido de que Maduro está tratando de cambiar el infierno que vivimos los venezolanos? ¿Podrían señalar algún signo de rectificación de este modelo y modo de gestionar el Estado y de imponer su poder? ¿Habrá alguien tan ingenuo que crea que Maduro quiere cambiar el actual infierno con las nuevas elecciones parlamentarias planificadas para acabar con la AN independiente del Ejecutivo?

Aunque quisiera no podría traer este cambio. Venezuela no puede tener éxito en esa tremenda recuperación sin el apoyo internacional y sin movilización y renovación nacional cívica y espiritual. El salario está aniquilado, las empresas cerradas o trabajando a menos de 30% de su capacidad. La inversión estatal anulada por los robos y por una deuda impagable sin refinanciamiento y la inversión privada muerta por el “exprópiese” y la falta de garantías económicas. La situación es tan grave y ardua y compleja la recuperación del país que va a requerir mucho apoyo internacional y amplia unidad nacional con muy definidas metas de reconstrucción inmediata.

¿Podemos imaginarnos un renacer nacional con espíritu de unidad y abrazos de reconciliación, apertura de cárceles políticas, florecer de inversiones multimillonarias, empleo a manos llenas con salarios de vida y no de muerte, con el sistema educativo de nuevo de pie y en marcha, con servicios de salud, luz, agua, gas, transporte y con millones de exiliados en regreso para reconstruir su vida en Venezuela?

La elección presidencial en 2020 no es solo porque se nos debe la elección de 2018, sino porque no se puede prolongar el actual y creciente sufrimiento nacional. Obligada elección presidencial democrática y constitucional con nuevo CNE creíble, con votación dentro y fuera del país, sin persecución ni presos políticos, sin dirigentes ni partidos inhabilitados, con firme apoyo internacional, incluso del papa. Sin ANC, con la aprobación pragmática y realista, incluso de rusos y chinos, para un país no dedicado a la venganza y la persecución sino con ánimo de renacer con los pies en la tierra…

Maduro no podría hacer esto, aunque quisiera, pero tiene el privilegio de poder devolver la llave secuestrada de la puerta para salir del actual infierno. La agenda de transición (sin él o incluso con él) debe empezar desde ahora con la terrible emergencia humanitaria, con la reactivación económica y con eliminación negociada de sanciones por cada paso positivo de parte del régimen. Los chavistas de ayer y los opositores de hoy nos iremos haciendo venezolanos nuevos desde mañana, sin esperar más.

¿Y las elecciones parlamentarias? También este año 2020 debe haber elecciones parlamentarias libres, democráticas con nuevo y equilibrado CNE nombrado por la AN (negociado) sin inhabilitaciones políticas, sin presos etc. Pero con solo una elección parlamentaria -como pretende el régimen- con un CNE puesto por su TSJ, esta tragedia nacional no se resuelve, sino que se agrava.

Son necesarias ambas elecciones a fin de año, para lo cual millones de demócratas sufrientes deben activarse desde ahora con una clara conducción política. Con solo parlamentarias, la tragedia y el sufrimiento nacional se agravarán. La miseria, el éxodo y los niños desnutridos aumentarán y también la tiranía política.

1 de febero de 2020

ArticularNOS

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