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Ignacio Avalos Gutiérrez

60 años del CENDES (en pocas palabras)

Ignacio Avalos Gutiérrez

Lo sabemos todos. No hablemos, pues, de la situación de las universidades públicas autónomas. No hablemos, ´por tanto, del último golpe a la USB, ni de la reciente visita nocturna de Nicolás Maduro a la UCV presumiendo, con bombos y platillos, de la reconstrucción que el gobierno lleva a cabo en un recinto que “...se parece al retén de Catia…” como si su gobierno no tuviera nada que ver con las deplorables circunstancias en las que se encuentra desde lo que ya parece una eternidad.

El panorama es trágico en todo el sistema de educación superior y sus consecuencias las pagarán particularmente, y muy caro, las nuevas generaciones que, además, ya sufren en carne propia la precariedad que rodea a la educación primaria y secundaria, no importa la epopeya oficial que busca disimularla mediante estadísticas de origen desconocido, que tratan de refutar la obcecación de los hechos.

Una institución que abrió caminos

Pero a pesar de todo, hay buenas noticias que abren una ranura para que entre algo de aire fresco. Una de ellas, es el Centro de Estudios para el Desarrollo (CENDES), de la UCV, que por estos días cumple sesenta años de fundado, una verdadera proeza en un país más bien acostumbrado a organizaciones que si acaso llegan a su adolescencia, hecho notable sobre todo en estos últimos veinte años.

Se trata, el CENDES, de un organismo de investigación y postgrado, inaugurado cuando el país salía del régimen de Pérez Jimenes y se iniciaban cuarenta años de democracia que. con sus altibajos y déficits nada menores, hoy en día echan de menos comparados con los enormes e inéditos conflictos y dificultades que trazan la vida de los venezolanos.

Como resultado de la iniciativa de intelectuales venezolanos y algunos latinoamericanos emergió, entonces, un centro de investigación y postgrado dedicado a la planificación y a los problemas del desarrollo, que le venía al país como anillo al dedo. Según el testimonio de quienes han recogido su historia, el CENDES fue pionero en Venezuela en cursos de cuarto nivel en Ciencias Sociales y precursor igualmente, en este caso a nivel latinoamericano, en el diseño novedoso de líneas de investigación en torno a cuestiones tales como conflicto y consenso, cambio político, reforma agraria, procesos de urbanización, estilos de desarrollo, metodología de la planificación, procesos sociohistóricos del país y de la región, crisis del sistema mundial, y análisis de políticas en ciencia y tecnología, salud, educación, entre otros ámbito de enorme interés, asuntos que abordó a partir de ópticas interdisciplinarios. Además, y por si todo lo anterior no bastara, fue una institución pionera en los estudios de prospectiva.

Un mundo perplejo

A finales del Siglo XX, las controversias en torno al tema desarrollo empezaron a cobrar fuerza en todos los rincones del planeta. Los procesos de globalización (sin instrumentos adecuados para su gobernanza), la redefinición de los Estados Nacionales, los avances del conocimiento y las transformaciones tecnológicas “disruptivas” y aceleradas con incidencia en todos los escenarios de la vida humana, las consecuencias que derivan del cambio climático, la desigualdad social, el nuevo dibujo que traza la demografía y mejor no sigamos porque la lista es extremadamente larga y basta con advertir que se decanta en un consenso cada vez mayor en torno a la idea de que el modelo de desarrollo que nos ha traído hasta aquí, no da para más

Frente a esta pluralidad de urgencias, la investigación en el CENDES ha ido diversificando sus focos de interés, pero manteniendo el eje en la problemática del desarrollo, concepto que necesita ser redefinido y profundizado para insertarlo en los procesos históricos actuales., los que algunos prefieren describir como una “crisis civilizatoria”.

La realidad que estamos observando marcha rápidamente, dejando en el camino preguntas cuyas respuestas apuntan a encarar la manera de orientar el futuro que se nos viene encima. Son respuestas que buscan ir despejando el horizonte, tarea en la que desempeñan un papel fundamental las ciencias sociales y humanas. No creo exagerar si digo que los cambios revolucionarios que nos rodean no tienen piloto para darle un rumbo. Este pareciera ser anárquico, va en la dirección que le pautan diversos intereses sin que, en general, partan de la premisa de que habitamos un planeta en el que lo que ocurre nos concierne cada vez más a todos.

Uno celebra entonces este aniversario CENDES, una organización que, contra viento y marea, en medio caminos tejidos por piedras, funciona y va cambiándose, asumiendo la complejidad que tejen los tiempos que corren

La fachada

Paso frecuentemente por donde está el CENDES. El deterioro de su fachada, vaticina lo peor respecto al estado en el que se encuentra la institución. Casi imposible abandonar esa sensación. Es muy difícil imaginar que los que la integran sean capaces y les sobre el empeño y la pasión para tratar de llevar a cabo, con sus lógicas e imprescindibles variaciones, las tareas que le dieron origen a la institución, transcurridas estas primeras seis décadas seis décadas.

Como postdata, no puedo dejar de señalar que pertenecí de manera intermitente al CENDES. Intermitente, digo, porque entraba y salía, aunque no me acuerdo de los motivos por los que lo hacía. Lo que si tengo siempre presente es lo mucho que le debo al personal administrativo, a mis compañeros, a mis alumnos, a mis profesores y a quienes en diversas etapas dirigieron la institución. Tengo por seguro que el tiempo nunca me será suficiente para darle las gracias a todos, por tanto.

El Nacional, miércoles 17 de noviembre de 2021

Que va a saber usted lo que es la vida, si no sabe de beisbol

Ignacio Avalos Gutiérrez

Por mera cuestión de honestidad con el lector, debo confesar que el presente escrito es un refrito de tres artículos publicados hace algún tiempo. Lo hago para evadir momentáneamente los temas que agobian al país y acercarme, aunque sea por un rato, a un escenario más amigable, como lo es el estadio de beisbol.

I.

Que va a saber usted lo que es el amor si nunca quiso a ningún equipo.

La tristeza, si nunca salió derrotado del estadio.

La felicidad, si nunca sintió lo que es ganar un campeonato.

El dolor, si nunca experimentó que le eliminaran a los suyos.

La ternura, si nunca estuvo sentado junto a un niño triste, moqueando que lloraba la derrota de su club.

La fraternidad, si nunca se dio un abrazo con un fanático desconocido que llevaba la franela y la gorra de su mismo equipo.

La tolerancia frente a personas que son de otras divisas (que no vale la pena nombrar).

II.

Que va a saber usted lo que es el miedo a un ataque al corazón, si nunca vivió un noveno inning con el equipo contrario con las bases llenas, sin outs, y el suyo ganando apenas por una carrera.

El insomnio, si nunca se acostó en la víspera de una final de campeonato.

La consulta a un psiquiatra, si su club quedó eliminado al ratico de empezar el torneo.

Las ganas de auto suicidarse, si su equipo perdió la clasificación a la serie final por medio juego.

III.

Qué va a saber usted lo que es sentir pánico, si nunca vio la cara de un jugador sorprendido, puesto out en la tercera base.

El ridículo, si nunca miró a alguien dejar caer un flaycito al cuadro o poncharse con un lanzamiento alto.

El susto si nunca fue testigo de un lanzamiento pegado (a noventa millas), que casi mata a tu pelotero favorito.

Un amuleto si nunca le prestó atención a la frecuencia con a que los beisbolistas se tocan sus genitales cuando se encuentran en una situación crucial para el partido.

IV.

Que va a saber usted lo que es la fe, si nunca creyó incondicionalmente en un equipo

El sexo, si nunca experimentó el orgasmo gracias a un jonrón que sirvió para que su equipo ganara en extra-inning.

La lealtad, si nunca se mantuvo fiel a un equipo aunque perdiera.

Los límites de la vejiga si jamás la sometió a una cola de cincuenta personas, todas esperando para entrar al baño

La arrechera si el manager saco al picher cuando no debía y por eso cree que perdió su equipo.

La injusticia si nunca sufrió la sentencia de un umpire declarando out al corredor que anotaba la carrera que le daba la victoria a los tuyos.

Las diferencias sociales si nunca miro desde las gradas, la zona VIP del estadio.

V.

Qué va a saber usted lo que es la música, si nunca oyó el grito de los fanáticos de su equipo.

El ruido, si nunca oyó el grito de los aficionados del equipo rival.

El perfume, si nunca percibió el olor de la muchedumbre reunida en un estadio de béisbol.

El vacío existencial si nunca sintió la llegada del final de una temporada y se empezó a preguntar cual era ahora el sentido de su existencia en este mundo.

Las ganas de autosucidarse, si nunca vencieron a los suyos en el último minuto de un extra inning de 13 entradas.

VI.

Qué va a saber usted lo que es la estrategia, si nunca se leyó misterioso el librito no escrito que rige el juego de beisbol.

Lo que es la táctica, si nunca se percató de la lógica de un boleto intencional o de un toque de bola.

Una Constitución Nacional, si nunca reviso las normas casi perfectas que rigen el béisbol.

El estado de derecho si desconoce cómo se cumplen las leyes en el terreno de juego.

Un Tribunal de Justicia si no observo actuando a los umpires.

Gobernar si jamás fue manager.

El Derecho Constitucional a la Evasión si nunca se refugió en un estadio a sabiendas de que el exceso de realidad es nocivo para la salud

VII.

Qué va a saber usted lo que es el estoicismo si nunca vio a un catcher agachado nueve innings, cuidándose además de que no le den un pelotazo en los testículos.

Lo que es el estrés, si nunca se puso en el pellejo de un manager.

La serenidad, si nunca le prestó atención al comportamiento de un pitcher relevo que llega al montículo para resolver una crisis que decide la suerte del partido.

La tensión, si nunca se fijó en el rostro de un bateador puesto en tres y dos.

VIII.

Qué va a saber usted lo que es la acrobacia, si nunca vio un doble play.

Lo que es la habilidad si nunca vio a nadie atrapar una pelota de espaldas y contra la pared.

El suicidio, si nunca presenció una jugada de squeez play.

La osadía, si nunca fue testigo de un robo de base.

El riesgo, si nunca vio como un picher desafió con una recta por el medio del home al jonronero rival.

La ley de gravedad, si nunca se sentó detrás del catcher y miró los vaivenes de una bola de nudillos lanzada por un pitcher zurdo.

La desfachatez del “manager de tribuna” que sabe siempre cual es la mejor estrategia en el juego, que ´por supuesto suele ser la contrariara de la que tomo el verdadero responsable de dirigir el equipo.

IX.

Qué va a saber usted lo que la falta de gobierno, si nunca hizo una cola para entrar al estadio.

Lo que es el capitalismo salvaje, si nunca topó con los revendedores de entradas.

El caos, si nunca sus riñones le mandaron orinar a mitad de juego.

El hambre, si jamás se comió un pincho en las afueras del estadio y le supo a parrilla argentina.

X.

En fin, qué va a saber usted de la vida si nunca asistió a un estadio de béisbol.

Lo que es la nada, si nunca entro a un estadio vacío.

Lo que es la religión si nunca fue feligrés de Los Tiburones de La Guaira

Ignacio Avalos Gutiérrez

El Nacional, Sábado 12 de noviembre de 2021

“Mision Universidad Bella”

Ignacio Avalos Gutiérrez

Dicho sin pizca de exageración, el sistema de educación superior venezolano hace agua por todos lados, incluyendo de manera significativa a las universidades públicas autónomas. Las consecuencias serán graves y las pagarán sobre todo los niños y los jóvenes, a quienes desde ya les está tocando experimentar el enorme déficit que rodea su vida escolar.

El jueves por la noche

La semana pasada una pequeña comitiva encabezada por Nicolás Maduro, acompañada por escoltas, se introdujo subrepticiamente en la Universidad Central de Venezuela (UCV). El objetivo de su presencia era fiscalizar el curso que llevan los trabajos de remiendo en su estructura física, dañada progresivamente a lo largo de dos décadas y cuya responsabilidad recae principalmente en las acciones y omisiones del gobierno, el actual y el anterior, contempladas en lo que muy acertadamente se ha definido como un manual que contiene las instrucciones que deben cumplirse en función de la destrucción universitaria. No creo necesario extenderme en los detalles, apenas diré, como ejemplo, que el presupuesto acordado para la UCV ha sido deficitario durante mucho tiempo y que en el año 2021 equivale a un poquito más del 2% de lo requerido.

La mencionada visita fue recogida para la posteridad en un video que muestra el paseo de Maduro por distintos sitios, pontificando en materia de diagnósticos y pronósticos sobre la educación superior y reivindicándose como el titán del rescate de una institución asfixiada por motivos que evalúa como si le fueran ajenos, transfiriéndole la responsabilidad a terceros, esta vez sin mencionar al imperialismo, según me pareció,

Al término de la película y sin que hubiera el más mínimo gesto con el fin de disimular el abuso que estaba cometiendo, Maduro designa Protectora de la UCV a Jacqueline Farías, ex alcalde de Caracas y actual jefa de la Misión Venezuela Bella, remarcando de esta manera su convicción de que cualquier problema se resuelve tapando unos huecos, colocando unas baldosas y echando una manito de pintura, todo envuelto dentro una llamativa consigna, lubricada por una buena dosis de épica.

¿Hacia la Universidad Oficial?

Por más obvio que luzca, cabe advertir que lo más trascendente no es rescatar las aulas, los jardines y ni siquiera el icónico reloj de la plaza del rectorado, sino respetar el ethos académico, vertebrado en torno a la libertad de pensamiento, absolutamente clave en medio de la llamada Sociedad del Conocimiento, caracterizada por grandes transformaciones tecnocientíficas que se desbordan, impactando todos los espacios de la vida humana, dejándonos la sensación de que todo está a punto de ser otra cosa.

En fin, no olvidemos que, a raíz del fallecimiento de su Rector, Enrique Planchart, a la Universidad Simón Bolívar (USB) le fue embargada su autonomía, si es que cabe decirlo de esta manera, y el gobierno se sacó de la manga unas nuevas autoridades. No hay que ser muy perspicaz para pensar que el episodio recogido en el referido video, pudiera insinuar algo parecido, es decir, la conversión de la UCV en una institución oficial, que no publica, y sin autonomía, bajo el formato de un centro de adoctrinamiento.

Visto lo anterior, yo, Profesor de a pie de la UCV, respaldo todos los esfuerzos que se lleven a cabo para impedir que tal cosa ocurra, enmarcados en una crítica interna que reconozca cierta desidia con la que vimos como pasaba lo que pasaba

El Nacional, miércoles 26 de octubre de 2021

Se apagó Zunkenberg

Ignacio Avalos Gutiérrez

Se apagó Zuckerberg, (a) Facebook, y las redes sociales dejaron de funcionar cerca de seis horas, una eternidad en la que más de tres mil millones de terrícolas, esparcidos alrededor de todo el planeta, no pudieron comunicarse por donde habitualmente lo hacen para informarse y conversar en torno a un menú casi infinito de cosas. Fue la debacle de un espacio en el que la humanidad pasa cada vez más tiempo y en el que, además, se desenvuelven cada vez más actividades (educación, trabajo, entretenimiento, comercio, finanzas, política, ciencia, en fin), sobre todo en esta época de pandemia.

De inmediato, se iniciaron las especulaciones sobre sus causas, aunque Facebook no demoró mucho en informar que la caída no estaba relacionada con un ciberataque ni nada por el estilo, pero sin lograr impedir que quedara al aire la debilidad de un sistema que parecía a prueba de todo. Por otro lado, y como cabía esperar, la mano invisible e inmisericorde del mercado castigó a la empresa, reduciendo de manera importante el valor de sus acciones, mientras los competidores sacaban provecho de su desgracia.

Lo peor no fue la desconexión

Frances Haugen, ingeniera informática, ex empleada de Facebook, fue quien filtró los documentos internos de la empresa que ahora provocan un gran escándalo. Habiéndose mantenida en el anonimato tras su renuncia, reveló su identidad la madrugada de este lunes en un programa de televisión, señalando que “…. la compañía era consciente de que Instagram, su red social de fotos, era tóxica para muchas adolescentes, que “…. siempre escogía optimizar su propio interés, ganar más dinero” y denunciando que “…oculta buena parte de los males que provoca”.

Por si no fuera suficiente lo anterior, la prensa dio a conocer que la fiscalía norteamericana inició una investigación criminal sobre su práctica de compartir la información de los usuarios sin contar con su autorización, tema que se encuentra sobre el tapete desde que la empresa admitiera que fueron extraídos los datos privados de 87 millones de usuarios.

Por su parte, Edward Snowden, ex funcionario de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, hoy en día residente en Rusia, le echo más leña el fuego manifestando, ironía de por medio, que "Facebook e Instagram se desconectan misteriosamente y, durante un magnífico día, el mundo se convierte en un lugar más saludable". Expresó también que lo ocurrido “parece un ejemplo fácilmente comprensible y popular de por qué dividir cierto monopolio en al menos tres partes podría no ser una mala idea…”, haciéndose eco de iniciativas y denuncias cuyo objetivo es disminuir el poder de los llamados “gigantes tecnológicos”

Un porrazo a la utopía digital

La actual fascinación por las redes sociales, ha recibido un rudo golpe. Como lo ha escrito el filósofo Daniel Innenarity, es muy humana la ilusión que alimentan las nuevas tecnologías. Así, “Marx creyó que el ferrocarril disolvería el sistema de castas en la India; el telégrafo fue anunciado como el final definitivo de los prejuicios y las hostilidades entre las naciones; algunos celebraron el avión como un medio de transporte que suprimiría, además de las distancias, también las guerras; sueños similares acompañaron al nacimiento de la radio o la televisión.”

A propósito de lo anterior cabe apuntar que desde hace un buen tiempo se ha establecido que el desarrollo tecnocientífico tiene lugar en un determinado contexto social, que obviamente influye en la manera en que se utilizan las innovaciones, determinando, sobre todo hoy en día, que su gobernabilidad sea un problema ineludible en la agenda humana. Continuamos, sin embargo, con instituciones y normas inadecuados para orientar los propósitos y usos de los avances digitales y en general del nuevo paradigma tecnológico, integrado, además, por las nanotecnologías, las biotecnologías y las neurotecnologías, al que se han incorporado las ciencias sociales y humanas, de acuerdo con un formato que dejaré pendiente para otro artículo.

Qué dirá Zuckerberg

Progresivamente ha ido aumentando el consenso respecto a la idea de que el entorno que emerge de la digitalización, es un espacio de relación compartido y común. El mismo no puede estar en las manos, prácticamente libres, de empresas que manejan sus propios códigos, dándose incluso el lujo de cancelar cuentas, como hizo Facebook en el emblemático caso de Donald Trump, alegando que sus mensajes a propósito del asalto al Capitolio, estimulaban la violencia, infringiendo las reglas establecidas en su “política de integridad cívica"

El asunto es, entonces, disponer de procedimientos públicos, transparentes y democráticos, fundamentados en los derechos humanos, para evitar esa suerte de anarquía digital que hoy en día enfrentamos.

Dicho sea de paso, aparte hablar de la falla técnica, que a uno le suena a algo así como que es sólo cuestión de unos cablecitos que se desenchufaron, ¿qué dirá Zuckerberg de lo que salió a la luz después del apagón de su compañía?

El Nacional, jueves 7 de septiembre de 2021

Petitissimo Larouse de la actual política venezolana

Ignacio Avalos Gutiérrez

Compendio de palabras básicas para medio entender el país

A

Abstención. Decisión política que en diversas ocasiones han tomado algunos sectores opositores, suerte de un autogol o tal vez de auto suicidio, como dicen que dijo Carlos Andrés Pérez

Anomia. Situación en el que los vínculos sociales se debilitan y la sociedad pierde su fuerza para integrar y regular adecuadamente a los individuos. A pesar de que este concepto lo elaboró el célebre sociólogo Emile Durkheim hace bastante tiempo, resulta muy útil para comprender la actual sociedad venezolana.

Arco Minero. Zona del sur de país donde se concentran reservas importantes de agua dulce y una gran biodiversidad, que se explota bajo el marco del “capitalismo, rentista extractivista”, en nombre del Socialismo Ecológico.

B

Bolívar, Simón. Artífice de la independencia nacional, cuya historia ha sido reescrita al extremo de que parece que él hubiera sido chavista antes que Chávez.

Benedetti, Mario. Gran escritor uruguayo, quien sin ser politólogo señalo que la humanidad enfrenta dos grandes peligros: “La derecha cuando es diestra y la izquierda cuando es siniestra”

Bodegón. Bodega grande en la que se venden exquisiteces, casi todas importadas, con precios en dólares y asequible sólo para una parte pequeña de la población. Término que ayuda a describir el actual del modelo económico.

Burbuja. Espacio pequeño y aislado de la sociedad en el que vive una minoría de venezolanos y desde el que resulta imposible imaginar como transcurre la vida de la gran mayoría de sus compatriotas

C

Carvajal. Pollo que amenaza con hablar como si fuera Loro

Casinos. Establecimientos en el que tienen lugar los juegos de azar, cerrados hace dos décadas por el Presidente Chávez, quien los consideraba “lugares de perdición de la burguesía”. Maduro anunció hace unos días que se abrirán 30, advirtiendo, para endulzar ideológicamente la medida, que los recursos generados se emplearían en la educación y la salud.

Canasta básica. Creación teórica los economistas, muestra inequívoca de que el ingreso de la mayoría de los venezolanos no da para las tres comidas de cada día.

Corrupción. Practica recurrente en el contexto de la gestión oficial, respecto a la cual el sistema de justicia se hace el desentendido

CH

Chambita. Puesto de trabajo medio chimbón, considerado como privilegio en estos tiempos de crisis

China. País asiático. Inventor de los juegos artificiales y de un modelo económico regido por un capitalismo, administrado por el Partido Comunista. Hay quienes creen que el gobierno actual pretende transitar caminos parecidos, con su toquecito tropical, claro está.

D

Discurso Oficial. Relato en el que la realidad es un detalle menor, respecto al que no es preciso guardar ninguna una relación de concordancia.

Dialogo. Ingrediente esencial para tejer la convivencia social, según se ha escrito desde los tiempos de Perogrullo

Diáspora. Seis millones de venezolanos que han optado por no vivir en su país.

Dólar. Moneda local en la República Bolivariana de Venezuela.

E

Educación. Aspecto clave en la llamada sociedad del conocimiento, cuyas deficiencias son imposibles de exagerar en la sociedad venezolana

Escasez. Palabra que retrata todos los escenarios de la vida cotidiana y que se hace particularmente evidente en la falta de futuro para los más jóvenes.

Estado. Ente invisible para gran parte de la población en lo que respecta a seguridad, justicia, salud, educación y otras menudencias parecidas, pero muy visible en sus maneras de ejercer el poder.

Fuga de cerebros. Exportación de capital intelectual que descapitaliza seriamente al país.

Futuro. ¿Como será la semana que viene?

I

Ideología. Palabra chiclosa que se puede emplear, acomodándola a casi cualquier situación.

Iguana. animal que suele ser acusado como responsable de los daños que sufren los servicios públicos, en alianza con la acción terrorista de algunos grupos financiados desde el exterior.

Intervención Extranjera. Sueño de algunos opositores de cara a la solución de la crisis venezolana, cuyo cumplimiento hubiese sido una pesadilla, según lo muestra la historia universal.

M

Machismo. Muerto que aún goza de buena salud, a pesar de las palabras, los palabros y les palabres

Moto. Bípedo mecánico que convertía a su jinete en víctima automática de cualquier redada policial durante la anterior república, pero también en ésta.

Mazo. Objeto contundente que puede ocasionar daños graves. Algunos dirigentes del oficialismo se valen de la esa palabra como metáfora de la política

N

Niño de la calle. Niño de la Patria que sigue viviendo en la calle.

Nostalgia. Percepción indulgente del pasado que obvia los polvos que trajeron estos lodos de hoy.

Negociación. Proceso que tiene lugar en México entre la oposición y el gobierno, cuyo trasfondo no debiera ser la disputa por el poder, sino llegar a los acuerdos que resuelvan el drama que vive el país.

O

Ombligo. Pequeña cicatriz ubicada en medio del vientre de los seres humanos. En buena parte de nuestros lideres políticos representa la única perspectiva desde la que miran la sociedad, haciendo que a veces que el escenario político se asemeje a un festival de egos.

Oposición. Partidos y grupos diversos contrarios al gobierno, que a veces suelen parecer contrarios entre sí.

P

Palabra. Instrumento esencial de la comunicación humana. Algún politólogo tendrá que establecer cuanto de la crisis que padece el país, se debe a la forma como se han dicho las cosas.

Pandemia. Epidemia universal causada por un bichito microscópico que ha puesto en jaque al planeta, inclusive Venezuela, país en donde es difícil saber de las andanzas y perjuicios del coronavirus en sus distintos disfraces.

Pensamiento único. Pensamiento que se opone radicalmente a los pensamientos únicos de los demás.

Política Financiera. Borrar cada cierto tiempo el número de ceros al Bolívar para disimular la inflación y otras incongruencias de nuestra economía, según opinan algunos economistas enemigos del gobierno.

Privacidad. Derecho humano que cada vez se ha visto más comprometido en el mundo, inclusive en Venezuela, por supuesto.

R

Redes Sociales. Espacio en donde hoy en día sucede buena parte de la vida humana. Escenario libre de filtros, en el que en buena medida ahora transcurre la política para bien, para mal y para todo lo contrario, obligando a repensar la democracia, según argumentan varios autores.

Rojas, Yulimar. Notable atleta venezolana. Rara avis en medio de los graves problemas que rodean al deporte nacional.

S

Salario Mínimo. Remuneración que solo alcanza para llevar una vida microscópica.

Sastre. Señor que hace trajes a la medida del cliente. Metáfora de los diputados de la Asamblea Nacional, encargados de elaborar leyes al gusto del poder ejecutivo, aprobadas casi siempre por unanimidad y en primera discusión.

Socialismo del Siglo XXI. Proyecto de sociedad que asomó el chavismo durante los primeros años, que luego se transformó en algo semejante al Socialismo del Siglo XX, hasta convertirse hoy en día en un capitalismo incipiente, tipo burbuja, cobijado por el autoritarismo político y bañado en el poco jugo que aun le queda a su retórica revolucionaria.

Sociedad Civil. Grupos diversos que actúan en el ámbito público fuera de las estructuras gubernamentales y de las organizaciones políticas. Pese a los obstáculos que enfrentan, llevan sobre su espalda buena parte de la disidencia política en el país.

T

Transición energética. Proceso que se orienta a la utilización de energías verdes en sustitución de los combustibles fósiles, planteando desafíos importantes a un país petrolero que no ha puesto el empeño suficiente en diversificar su economía y cuyo aparato productivo se encuentra por el suelo, muy lejos de la Venezuela Potencia, siempre presente en la propaganda oficial.

Tsunami. Tormenta generada por profundas transformaciones tecnocientíficas, que sorprenden a Venezuela sin paraguas.

U

Unidad. término que produce alergia en ciertos sectores opositores, a pesar de que les dio el triunfo en los comicios del año 2015.

Universidades Autónomas. Instituciones que a pesar de ser públicas, pareciera que pueden ser expropiadas por el Estado. En virtud de ello, y sin importar lo que establece la Constitución, se ha venido desarrollando durante varios años una estrategia que hace apenas una semana dio su primer fruto para el gobierno: Universidad Simón Bolívar (USB). De ahora en adelante será una universidad autónoma en manos del Estado.

V

Voto. Instrumento necesario, aunque no suficiente, para solventar las graves dificultades por las que atraviesa el país.

Violencia. Elemento omnipresente en la fisonomía de la sociedad venezolana.

Vida. Algo que ocurre mientras estamos exclusivamente ocupados por el día a día, según podría haber dicho John Lennon, si estuviera entre nosotros.

Y

Yo. Ciudadano de a pie para quien el optimismo no es una opción, sino una obligación, como sostiene Daniel Innenarity, filósofo español.

El Nacional, miércoles 22 de septiembre de 2021

Play Matters

Ignacio Avalos Gutiérrez

Una mínima honestidad me exige iniciar estas líneas señalando que quien las escribe es un “baby boomer”, conforme a una categoría que lo ubica como nacido en tiempos predigitales, esto es, alguien para quien los dispositivos tecnológicos actuales significan una realidad “sobrevenida”, en la que surfea lo mejor que puede.

Así, aunque me muevo con cierta dignidad en varios rincones del espacio digital, me encuentro lejos del mundo de los video juegos y con respecto a los E-sports guardo una absoluta indiferencia, dado que no alcanzo a entender, por ejemplo, que alguien prefiera jugar futbol sentado frente a una pantalla, en vez correr en una cancha con veintidós tipos disputándose el balón para marcar un gol.

Sin embargo, me atrevo a escribir sobre el asunto porque advierto en los videojuegos el reforzamiento de señales que se están mostrando hace tiempo y de manera muy acelerada, en otros contextos que no me resultan tan ajenos.

Drogas electrónicas

Leo, pues, que en el mundo hay alrededor de 2.500 millones de personas de todas las edades, que diariamente se acercan a los videojuegos en sus múltiples formas, redibujando el tiempo dedicado al ocio y abriéndole el camino a un negocio cuyas cifras actuales son estratosféricas.

Con más de 665 millones de jugadores, China es el mayor mercado del mundo. Se estima que sus ventas en 2021 estarán en torno a los 41.700 millones de euros, y se espera que para 2025 el monto se eleve hasta alcanzar alrededor de 60.000 millones, siempre y cuando se mantenga la tendencia que viene registrando, cosa que está por verse.

Está por verse, digo, porque desde hace dos años, China ha mostrado su preocupación por el daño que pueden causar los videojuegos, principalmente en niños y adolescentes, un 60% de los cuales los practica de manera habitual. Se convirtió así, en el primer país en declarar la adicción de los jóvenes como un "desorden clínico", mientras que los medios de comunicación estatales, menos cuidadosos en el empleo de las palabras, los definieron como "opio espiritual" y "drogas electrónicas”.

En virtud de lo anterior, recientemente el Gobierno elaboró un conjunto de normas que limita drásticamente el tiempo de exposición a los jugadores menores de 18 años: de lunes a jueves a tres horas semanales y de viernes a domingo a una hora, de 8 a 9 de la noche. Las nuevas pautas se aplicarán universalmente a todas las plataformas de juegos en línea que operan en China, a partir de un sistema común que identifique la identidad y edad del usuario.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace menos de un mes publicó su nueva Clasificación Internacional de las Enfermedades, en la que incluyó por primera vez la adicción a los videojuegos, poniéndola dentro de la sección correspondiente a "trastornos mentales, del comportamiento o del desarrollo neurológico". La normativa adoptada entra en vigor a partir del año entrante, en los casi 200 países que integran la referida organización

Play Matters

Nadie puede oponerse a establecer determinadas reglas en función del diagnostico expuesto por la OMS. Pero se han prendido las alarmas por la influencia que pueden tener las plataformas y su capacidad para extraer datos de todo lo que ocurre mientras esta encendida la pantalla. “Los datos de quién eres son muy valiosos, los datos de qué quieres ser lo son todavía más. En los juegos se ve lo que aspiramos a ser”, dice Miguel Sicart, filósofo español, autor del libro Play Matters.

En el caso chino la industria del videojuego guarda el control de los datos de millones de usuarios, convirtiéndose, así, en una pieza más del sistema de vigilancia que ha logrado armar su gobierno para supervisar la vida de los ciudadanos en casi todos sus aspectos, incluso en “el control actual de los úteros a través de la planificación familiar”, como expresaba un sociólogo chino, cuyo nombre obviamente no puedo recordar. La tarea, añadía, se realiza mediante dispositivos tecnológicos que. unidos a los sistemas de calificación social, dan lugar a esquemas para catalogar a los ciudadanos.

La «Gran Cibermuralla» bloquea a las grandes empresas extranjeras (Apple, Samsung, Microsoft, Facebook…), a fin de que no se cuelen mensajes políticamente inconvenientes para el gobierno. La población no tiene otra versión de la realidad que la que le brindan sus autoridades, Vive, pues, una realidad paralela, recreada por su gobierno conforme a un diseño que incluye censura, vigilancia, adoctrinamiento, desinformación … Así las cosas, dentro del paisaje por donde transcurre la vida de los ciudadanos, el control social es parte de la normalidad, algo completamente institucionalizado y en general no se percibe ninguna necesidad de buscar otras opciones.

El Sistema Patria

Desde luego, no sólo en China ocurren estas cosas. En casi todos los países la vigilancia social lleva instalada un buen rato. La pandemia le ha servido como anillo al dedo. En efecto, ¿quién se va a oponer a determinados controles si lo que se persigue es una loable e imprescindible medida de bioseguridad? En este sentido, cabe mencionar que las diversas organizaciones que observan los niveles de democracia y libertad en todo el mundo demuestran que el autoritarismo ha aumentado sensiblemente en estos tiempos de coronavirus.

En Estados Unidos es una cuestión central de la agenda pública desde hace años, según lo relató, entre otros, Edward Snowden (empleado de la Agencia Central de Inteligencia y de la Agencia de Seguridad Nacional), quien se vio obligado a salir de su país por denunciar, con pruebas en la mano, que organismos públicos coartaban las libertades políticas y civiles de la población norteamericana. E igualmente podríamos mencionar otros muchos países que, en la medida de sus capacidades, tienen semejantes estrategias. Y ni hablar de las llamadas grandes “empresas tecnológicas”, promotoras del “capitalismo de la vigilancia”, un sistema económico que, en síntesis, funciona a partir de la recolecció y procesamiento de una enorme y variada cantidad de datos.

En lo que respecta a Venezuela, la aparición, con asesoría China, por cierto, del Sistema Patria ha dejado constancia durante sus cuatro años de funcionamiento que no es solo una pequeña plataforma digital empleada para la entrega de subsidios gubernamentales. La amplitud de su sistema y el volumen de su base de datos, se dirige ciertamente al objetivo de paliar en alguna medida la crisis nacional, pero como lo escribió recientemente el sociólogo Héctor Briceño, “…en paralelo busca trazar un mapa de lealtades políticas…”, y es obvio, añado yo, que marcha hacia fines más ambiciosos en cuanto al control social.

¿Democracia Digital?

Menuda tarea, así pues, la que encaramos los terrícolas. Dicho en pocas palabras, hay que reconceptualizar la democracia, pensarla a la luz de las nuevas condiciones que plantean los diversos cambios tecnológicos, tal y como se viene argumentando desde hace tiempo, desde varios países, desde varios sectores. Menuda tarea, repito, porque además de todo lo señalado tiene como trasfondo una grave confrontación geopolítica en la que varias naciones, en particular China y Estados Unidos, compiten por la hegemonía en el desarrollo global de tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el 5G o la vigilancia masiva.

La buena noticia es que el mundo no se encuentra de brazos cruzados. Lejos de ello proliferan iniciativas muy importantes que apuntan a garantizar la democracia y las libertades en las sociedades digitales.

El Nacional

Miércoles 8 de septiembre de 2021

El planeta azul y el código rojo

Ignacio Avalos Gutiérrez

La agricultura fue la base de todas las civilizaciones hasta la llegada del capitalismo moderno. Francis Bacon figura destacada entre los filósofos que se ocuparon de la Primera Revolución Industrial, escribió que partir de ella se gestó en Inglaterra la "ideología de la dominación de la naturaleza", entendida como “soporte de un modo de producción”. Como veremos en las próximas líneas, de aquellos polvos nos vienen estos lodos que ahora nos agobian.

Parece que se prenden las alarmas

Hace alrededor de medio siglo, expertos de distintas partes agrupados en el denominado Club de Roma, publicaron un libro, “los Límites del Crecimiento”, que mostraba la peligrosa (y hasta neurótica) relación que guarda el proceso productivo con la degradación de la naturaleza, señalando que si el incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantenía de acuerdo a la tendencia que venía mostrando en los últimos tiempos, el Planeta Azul se haría inviable en alrededor de 100 años (ojo: ya pasaron cincuenta). Pero tal diagnóstico no parece haber generado el temor suficiente como para que se asumieran medidas efectivas, de manera, pues, que el PIB continuó engordando a sus anchas, particularmente en algunos países.

En la misma dirección, bastante después de esta alerta inicial, desde el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), fundado en el año 2001, se describió el empeoramiento de los diversos problemas ambientales que confrontaba el mundo. Huelga señalar que su mensaje tampoco alcanzó para a presionar la adopción de las políticas requeridas. En suma, el peligro no se veía tan peligroso, como si se tratara apenas de algunas hipótesis, de amenazas muy lejanas o de algunas apreciaciones equivocadas de los propios científicos.

En su más reciente comunicación, el citado Club de Roma fortalece sus evidencias y hace más explícitos los costos que implica dejar que las cosas sigan como van. Por otra parte, el Secretario General de la ONU declaró que en su más reciente estudio, el IPCC muestra que no hay duda de que se nos acorta el tiempo de manera dramática.

Es extenso el inventario de pruebas que expone éste último. Incendios incontrolados, inesperadas inundaciones, olas de calor, sequías de duración cada vez mayor, pérdida de la biodiversidad, factores a los que se suma un amplio etcétera, cuyo origen es el ser humano, por su manera de relacionarse con la naturaleza. Gutérrez se refirió a este informe como un Código Rojo, subrayando que se trata de un problema que es responsabilidad de todos, lo que supone, entonces, mejorar en gran medida la institucionalidad encargada de la gobernanza mundial e implica, además, la necesidad de que los terrícolas se perciban como integrantes de una misma especie, lo que no parece fácil de lograr si le damos un vistazo a lo que ocurre en este momento

La transición energética

En el marco anterior y en sintonía con los postulados fundamentales del Acuerdo de París suscrito en 2015 y al cual se han adherido más de 180 países, se estimulan las iniciativas que han venido dándose en el marco de la “transición energética”, impulsando la generación de las energías limpias (agua, sol, viento, biomasa), con el propósito de sustituir las energías fósiles (petróleo, carbón, gas), cuyo impacto ambiental es enorme, una estrategia en la que se encuentra alineada la Agencia Internacional de la Energía con su reciente propuesta de no autorizar nuevos proyectos de explotación de yacimientos de petróleo y gas natural, ni tampoco nuevas minas de carbón.

La cuestión no es, entonces, averiguar cuantos barriles guarda la tierra en sus entrañas para seguir alimentando la expansión desmedida del aparato productivo. El tema es, por el contrario, su abundancia con respecto a la capacidad de digerirlo sin comprometer la sobrevivencia humana. Tenía razón, así pues, el Jeque Yamani, quien fue Ministro de Energía de Araba Saudita, cuando hace mucho tiempo sostuvo que “La Edad de Piedra no se acabó por falta de piedras, así como la del petróleo no acabaría por falta de petróleo.”

La transición energética va de la mano con la modificación de las premisas que vertebran el modelo de desarrollo que nos ha traído hasta aquí e igualmente con la necesidad de entender que al PIB hay que ponerlo a dieta, acompañándolo de termómetros que calibren otros aspectos del desarrollo. En el mismo sentido, pero desde una visión un poco más amplia, hay que echar mano de una ciencia interdisciplinaria que contribuya a crear nuevos vínculos entre la vida humana y el medio ambiente, en un contexto globalizado en el que nada nos resulta lejano ni ajeno. Menuda tarea la que nos espera, por eso no extraña que algunos sugieran que lo más conveniente sería colonizar Marte

Venezuela envuelta en una ¿paradoja?

A pesar de que, obviamente, nos incumbe de manera significativa, el cambio climático apenas figura en un rinconcito de la agenta política nacional, copada casi por completo por la crisis que nos rodea, escondida tras los problemas más inmediatos más urgentes, los que circundan la vida cotidiana de la gente de a pie.

Ciertamente Venezuela encara un complicado escenario. El país lleva un largo tiempo jugándose su destino en el petróleo, atento a los vaivenes del mercado, rogándole al cielo que no se hundan los precios. Es ésta, desde luego, una apreciación demasiado general que pasa por alto los no pocos e importantes resultados obtenidos en la diversificación de nuestra estructura económica, aunque no fueran suficientes para sacar al país del rentismo, o sea, su zona de confort

En este momento el país se encuentra ante en un escenario especial, trazado por su condición de productor y exportador de combustibles fósiles. Como sostienen varios especialistas, la cuestión es si el tiempo alcanzará (lo estiman entre 10 y 20 años) para recuperar la industria petrolera – hoy en día muy venida a menos -, antes de que el reloj indique el final uso de combustibles fósiles. Simultáneamente tendrá que surfear durante la transición energética y comenzar a construir una sociedad con un menú más amplio y variado en lo atañe a sus capacidades productivas, todo ello montado sobre en un escenario perfilado por rápidos y profundos cambios tecnológicos.

En fin, hay que aprovechar los recursos petroleros de manera tal que el futuro del país sea posible sin ellos. Parece paradoja, pero no es.

El Nacional, miércoles 24 de agosto de 2021

La pulga salto a Paris

Ignacio Avalos Gutiérrez

Alguna vez escribí que Adán anticipó el fútbol cuando, antes de morder la manzana, la chutó como si fuera un balón, versión ésta que, lo confieso, parece no ser compartida por nadie. En fin, desde su origen, cualquiera que sea, los historiadores señalan que ha evolucionado en sus esquemas institucionales, en sus reglas y su arbitraje, en el nivel de la participación femenina, en las formas de entrenar, en las estrategias de juego, en el tratamiento de las lesiones, en el balón y los zapatos, al igual que en otros muchos aspectos, hasta convertirse hoy en día en el deporte que tiene más practicantes, tanto en el ámbito profesional como en el amateur, e incluso, en el formato de “caimanera” y, así mismo, es el que cuenta con mayor cantidad de seguidores en el mundo.

Por otra parte, además de jugarse en la cancha, el balompié transita en un gran escenario dentro del que nace una amplia gama de negocios, a partir de los derechos de televisión, el márquetin publicitario, la compraventa de jugadores y otros muchos renglones, que generan ingresos cuantiosos, cuya gestión es bastante opaca, por decir lo menos.

La Pulga

Desde los cinco años este zurdito dejo en claro que tenía un futuro brillante. Sin embargo, siendo ya adolescente los médicos le descubrieron un retraso en su evolución ósea, culpa de un déficit hormonal que le impedía crecer. Imposible, entonces, que con el tamañito que le auguraban los médicos, pudiera llegar a actuar como profesional en una cancha. El pibe es bueno, sin duda, opinaban los encargados del fichaje de nuevos futbolistas, pero ¿y si no alcanza los centímetros requeridos, si se nos queda pasmado por debajo del metro y medio? Así las cosas, aprovechando las raíces catalanas de la madre, el padre decidió llevarlo a España y al poco tiempo de arribar, el club Barcelona lo pasó por el control de calidad previsto para quienes aspiran a ser sus integrantes. Carlos Rexach, responsable de la cantera, lo vio jugar media hora, no le hizo falta más tiempo para saber que se encontraba frente a un futbolista nacido de un molde especial, aunque según dice una leyenda, esa misma impresión fue la que tuvo apenas advirtió la manera como bajaba las escaleras del avión que lo trasladó. En fin, los directivos del club sacaron cuentas – el fútbol es un negocio, se ruega no olvidarlo - y decidieron hacer la apuesta rechazada por sus colegas argentinos, encargándose de sufragar el tratamiento médico del muchacho. Después de algunos meses, éste alcanzó a crecer lo suficiente como para ser futbolista, aunque siguiera vestido de Pulga. De allí en adelante la historia revela que firmó muy pronto como profesional y debutó con el equipo, en la primera división española, cuando apenas contaba 17 años. Fue éste el inicio de una carrera extraordinaria, protagonizada por un tal Leonel Messi.

Se dice que es el mejor jugador de la historia, opinión que en verdad no comparto, pues tuve la fortuna de ver, algunos en el estadio y a otros por televisión, a futbolistas como Di Stefano, Pelé, Maradona, Platini, Cruyff, Garrincha y Ronaldinho, quienes percibo unos escalones más arriba. Pero, en fin, las comparaciones son odiosas y con relación a los gustos no hay reglas. Ningún baremo da buena cuenta del momento y las circunstancias que le tocan a cada individuo. La mía es por tanto una apreciación arbitraria que, por cierto, me ha granjeado varias antipatías, incluso con familiares y amigos, feligreses de Messi. Pero lo cierto es, en suma, que estamos ante excepcional jugador, agrandado por la visibilidad que le ha brindado la era digital.

La Camiseta 30

Como consecuencia de la severa crisis económica de su club de siempre, hace unos días, a sus 34 años Messi fue traspasado al Paris Saint Germain, un prestigioso equipo francés que cuenta en su alineación con varios de los mejores jugadores de la actualidad (Neymar, Ramos, Donnarumma, Icardi, Navas, Marquinhos, Di María, Verratti, Mbappé, todos extranjeros, por cierto) y ya figura en las apuestas como candidato a triunfar en los diversos eventos de la temporada que recién se inicia con ciertas limitaciones y algunas novedades, derivadas de la pandemia.

Escogió la camiseta número 30, con la que debutó en el Barcelona y no hay que ser adivino para pronosticar que muy pronto el 30, y no el 10, pasará a ser el reservado al jugador más emblemático de cualquier oncena, de cualquier país, de cualquier nivel, sea amateur o profesional, masculino o femenino.

El cambio, que ha suscitado una gran polémica, sobre todo, aunque no solo, en Europa. El mismo fue posible mediante el pago una cifra astronómica, llena de ceros, y de un sueldo anual que bordea los 40 millones de euros, suma que será ampliamente recompensada con la venta de productos, los patrocinios y la visibilidad internacional que con toda seguridad atraerá esa gigantesca máquina de hacer dinero, en la que se ha transformado la Pulga.

El Dopaje financiero

En cualquiera de sus variantes, el dopaje es un grave problema que envuelve al deporte, principalmente porque lesiona el fair play, que es el principio desde el que vertebra a todas sus disciplinas.

En lo que atañe al fútbol, en el año 2011 la Unión Europea de Futbol Asociado (UEFA), elaboró una ley que se refiere expresamente al fair play financiero. En su contenido se indica que ningún equipo que participe en competencias europeas puede gastar más de lo que ingresa y que su masa salarial no puede superar el 70 % de esos ingresos, puesto que da pie a ventajas que pervierten la competencia. Se trata, así, de evitar casos como el del Chelsea, financiado por el millonario ruso Roman Abramovich, el del Manchester City por un miembro de la realeza de los Emiratos Árabes Unidos, el del AS Mónaco por el magnate Dimitryi Rybolovlev, también ruso, y el del propio PSG, comprado en el año 2011 por el fondo soberano de Catar, a través de su filial Qatar Sports Investment.

El costoso fichaje de Messi fue posible debido a que las autoridades del futbol francés pospusieron hasta el año 2023, la aplicación de las sanciones contempladas en la mencionada Ley, mientras que los dirigentes de la liga española dada la crisis por la que atraviesa, las asumieron, impidiendo que el Barcelona pudiera mantener al argentino en sus filas. En otras palabras, el PSG aprovechó la oportunidad e incurrió en el dopaje financiero, driblando el fair play.

Resetear el futbol

Las dificultades que aquejan al planeta también llegan, por supuesto, a las riberas del futbol junto a los desafíos que se abren en el horizonte. Hay, por tanto, que resetearlo en su concepción como deporte y como espectáculo (de paso, algunas encuestas recogen que el 40% de los jóvenes europeos de 16 a 24 años no tienen interés por el balompié). Y, asociado a lo anterior, examinarlo también desde la perspectiva financiera, pero no al estilo de la Nueva Liga Europea concebida por los dueños de varios de los mejores clubes, conforme a un proyecto desatinado que por fortuna se desmoronó.

En medio de esta crisis civilizatoria, de la que cada vez tenemos más señales, el fútbol también tiene, entonces, la tarea de ver cómo se va arrimando al futuro

El Nacional, miércoles 18 de Agosto de 2021

Los JJOO TOKIO XX (cavilaciones de un deportista de a pie)

Ignacio Avalos Gutiérrez

A todos los atletas que nos representaron en Japón

Los historiadores cuentan que a finales del siglo XIX, en año 1896, bajo la inspiración de un evento realizado muchos años antes de Cristo, se llevaron a cabo en Atenas los primeros Juegos Olímpicos (JJOO) de la época moderna, sobre la base de un formato aún visible en nuestros días, pensado por Pierre Freddy, Barón de Coubertain, quien lo elaboró como una filosofía de la vida, que exalta y combina, las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu, contribuyendo a crear un mundo más pacífico y fraternal.

Dentro de este marco se consagró el principio de la igualdad de condiciones, el “fair play”, como fundamento del conjunto de normas que regulaban la actividad deportiva, que debía ser desarrollada por atletas aficionados (“amateur”) y de la que quedaban excluidas las mujeres. Resumió su idea expresando que “… como en la vida, en el deporte lo importante no es el triunfo sino el combate; lo esencial no es haber vencido, sino haber luchado bien”. También fundó el Comité Olímpico Internacional (COI), cuya estructura y fines son pautados por la Carta Olímpica

Contra, viento, marea y coronavirus

Como se sabe, tocaba hacer los Juegos Olímpicos (JJOO) el año pasado. La pandemia se encontraba, entonces, en su primer año y la decisión fue suspenderlos. Sin embargo, oponiéndose a buena parte de la opinión pública mundial, incluyendo a la mayoría de la población nipona, el COI y el propio gobierno del país anfitrión, cambiaron de idea y acordaron realizarlos este año.

En función de ello trataron de maquillar la preocupación respecto a las secuelas económicas derivadas de una nueva postergación, justificándose en el objetivo de "inspirar a la humanidad, revisitar el valor del olimpismo y reconectar a todo el mundo…”, comprometiéndose así mismo a tomar todas las medidas necesarias frente a la emergencia sanitaria.

Una muestra más, así pues, de que, mientras el coronavirus hace de las suyas y hasta se da el lujo de mutar y presentarse con distintos disfraces (el de Delta es el último), los humanos preferimos mirar hacia otro lado, igual que con el cambio climático

La trampa como presunción

En fin, más de un siglo después de Atenas el evento aterriza en Tokio, reiterándose como un fenómeno social universal, epicentro de un rentable espectáculo armado en torno a negocios que van dejando huella por todos lados y dando pie a contradicciones respecto al evangelio que se predica en la ya citada Carta Olímpica.

Así, el cuerpo sano es sustituido por el cuerpo rendidor, las naciones reclaman para sí la victoria de sus atletas (véase la importancia política que se le otorgó a la lucha por las medallas de oro entre Estados Unidos y China), el amateurismo desapareció y, por mencionar un aspecto más, el dopaje se vuelve una sospecha generalizada.

Aunque con diferencias que dependen de cada disciplina, el dopaje rompe claramente la igualdad en la competencia entre los atletas, El reciente caso de Rusia permite mostrar una buena parte de su complejidad. Dicho país no está oficialmente presente en Japón, aunque algunos atletas participan a título individual amparados por la bandera del Comité Olímpico Ruso. Su equipo nacional fue vetado, dado que, entre 2011 y 2014, se dopó sistemáticamente a centenares de deportistas, sin que, por cierto, los alegatos de Putin hayan conseguido mostrar que su gobierno no tenia la mano metida en el asunto. Evidentemente, no es la única nación que lo ha hecho (los casos abundan) y no es para nada raro que algunos países ( y atletas a título individual, desde luego) lo estén haciendo.

Para evitar las irregularidades la Asociación Mundial Antidopaje (AMA) ha tomado diversas medidas, pero las mismas parecieran insuficientes, al punto de que las estimaciones asoman que entre el 10% y el 40% de los atletas de Tokio podrían haber transgredido las normas. Cierto que la organización se encarga del control, pero la mayor parte del trabajo corre a cargo de las autoridades nacionales.

Más aún, según se registra en un informe, el hecho de que los países y las compañías financien el deporte de alto nivel e igualmente a la propia AMA, arroja justificadas dudas sobre los juicios de esta última.

El problema se encuentra muy lejos de haber sido resuelto. No sólo por la creciente sofisticación en los tipos de dopaje, sino porque además no hay posiciones tajantes al respecto. En este sentido, en medio de grandes controversias diversos especialistas han desarrollado la idea de un nuevo concepto de fair play que “… tenga como pilar no la pureza del cuerpo, sino la igualdad en las condiciones en que se compite”.

Atletas transgéneros

Como ya mencioné, en el inicio del deporte moderno las mujeres quedaron por fuera. Sin embargo, la situación ha cambiado al punto de que hoy en día son millones las que participan en todo el mundo y en todas las disciplinas, estimándose que en Tokio su asistencia es semejante a la de los hombres. Pero en lo que respecta a su visibilidad y a su reconocimiento, todavía deben enfrentar los restos de un cierto machismo que pareciera negarse a morir, esgrimiendo razones cada vez menos razonables.

Pero desde el año 2004 el tema del género ha subido a la palestra de otra forma. Si entrar ni, mucho menos, en la consideración de los varios aspectos que lo arropan, apenas diré que en el escenario deportivo la cuestión se ha complejizado en alto grado. Aludo en particular a la actuación de atletas transgénero (se calcula en varias decenas su presencia en los actuales juegos) y particularmente los que implican una transformación de hombres a mujeres que intervienen, por tanto, en las competencias femeninas.

Encima de los dilemas éticos, filosóficos, jurídicos, científicos y hasta religiosos que han surgido en varios países, a propósito de algunas iniciativas legales tomadas por los gobiernos con respecto el tema del género cabe señalar que también tales dilemas tocan, a su manera al deporte, sobre todo en lo que concierne al “fair play”. En efecto, de acuerdo con lo que se argumenta, las mujeres transexuales poseen una ventaja, distinta según disciplinas, al generar una nueva configuración biológica, más fuerte y vigorosa.

Con respecto a lo anterior, el COI y la AMB se rigen bajo dos normas básicas a fin de establecer el género de un deportista: la identificación sexual - a partir de la manera como se define la propia persona - y el examen de los niveles de testosterona de su organismo, e incluso de la realización de un estudio cromosómico que, de acuerdo con la opinión de ciertos investigadores, es más confiable. No obstante, las decisiones que se han tomado, la polémica continúa, y no se ve un despeje a corto plazo.

¿Se resignifica el deporte?

En lo escrito anteriormente se deja ver el desconcierto, así como las disyuntivas que encaran hoy en día los seres humanos ante una sociedad en la que el marco de lo posible se ha abierto a tal extremo, que la comprensión de las transformaciones que ya están ocurriendo, así como las que se avecinan en lapsos relativamente cortos, evidencian con nitidez que, «la ciencia reúne el conocimiento más rápido de lo que la sociedad reúne la sabiduría», según la alerta que dio Isaac Asimov.

No son pocos los que proponen la necesidad de redefinir el deporte en virtud de los cambios sociales radicales, en gran medida tejidos desde el desarrollo de tecnologías “disruptivas” (ingeniería genética, robótica, neurociencia, big data, nanotecnologías). Cambios que obviamente impactan, ya lo están haciendo, al deporte, influyendo en la definición los criterios de acceso de los atletas que compiten, en el desempeño de los mismos, en las diciplinas que se practican, en los instrumentos y dispositivos que se usan, así como como en el formato que tendrá como espectáculo, insinuado a partir de estos JJOO virtuales y de lo que se avizora en las enormes dimensiones que han cobrado los E-sports.

Continúan, pues, varias preguntas abiertas y las posibles respuestas apuntan en direcciones divergentes. La tarea pendiente no es menor. Además de todo lo mencionado habría que mirar al deporte ubicado en lo que, en medio de grandes divergencias, emerge como la posibilidad de una sociedad trans humana (harina de otro costal que tal vez trate en una próxima oportunidad).

Las medallas como espejismo

Referirse a nuestros deportistas es el epílogo imprescindible de estas líneas referidas a los JJOO de Tokio.

Desde las alturas del oficialismo se festejaron las medallas obtenidas por el equipo venezolano, al igual que la excelente actuación de otros atletas. Lo conseguido en Japón se presume como un éxito de la política deportiva gubernamental, repitiendo el discurso de “la Generación de Oro”, la Venezuela Potencia y otras exageraciones por el estilo, parte integrante del habitual paquete retórico. Lamentablemente, y según cualquiera pudo haberlo adivinado sin ser Pávlov, esas declaraciones fueron respondidas de manera inmediata y automática por algunos opositores, descalificando e irrespetando a aquellos deportistas que estimaban como simpatizantes del chavismo.

El mero sentido común indica que la crisis que atosiga al país también llega a orillas del deporte. Como muy bien lo diagnóstico recientemente el entrenador Jesús Elorza, estamos hablando de una situación marcada por canchas insuficientes y deterioradas, programas operativos sin recursos, violación de la autonomía de las federaciones, suspensión de los juegos deportivos nacionales, déficit de entrenadores, falta de roce internacional, abandono de los Centros de Preparación de Alto Rendimiento, progresiva reducción de los programas de Asistencia Social Integral al Atleta, desatino en la planificación y en la elaboración de programas, todo como parte un precario entorno, evidente incluso en años en los en que se dispuso de buenos presupuestos.

Es, en suma, la fotografía de un proceso de deterioro que obviamente se ha manifestado en los resultados obtenidos en los campeonatos internacionales y no hablemos de la pregonada masificación de la actividad deportiva, cuyos bajos niveles actuales implican la violación del derecho al deporte de los venezolanos, establecido en la Constitución.

A Japón viajaron 43 atletas (entre ellos, el boxeador Eldric Sella Rodríguez, primer latinoamericano en el equipo de refugiados), en contraste con los 108 atletas que estuvieron en las Olimpiadas Pekín 2008. Llegaron en virtud de ciertos apoyos provenientes de diversos lados, pero en general cada uno se las arregló como pudo. Lo logrado por estos jóvenes no es, por tanto, el resultado debido a la política gubernamental, sino más bien todo lo contrario.

Son las suyas, victorias logradas a pulso, con el viento soplándoles en la cara. De allí pues mi admiración y cariño hacia todos ellos Y de allí, también, mi pesar al ver que su desempeño es, apenas, la representación engañosa de las circunstancias por donde se desenvuelve el deporte nacional.

El Nacional, miércoles 10 de agosto de 2021

Enanitos verdes en el planeta rojo

Ignacio Avalos Gutiérrez

En estos tiempos de encierro, me dio por revisar, no sé muy bien por qué, algunos textos de ciencia ficción, género por el que, si bien no siento afición, me genera mucho interés, no sé si me explico, pero trataré de hacerlo en el transcurso de las siguientes líneas.

De paso, dejé para la semana que viene mi comentario sobre el Proyecto de Ley de Universidades, que reposa en la Asamblea Nacional y que, salvo transformaciones de fondo, bastante improbables, por cierto, lo considero una grave equivocación, cuyas consecuencias vamos a lamentar los venezolanos, en particular los más jóvenes

Una travesura infantil

En un escrito publicado en El Nacional hace alrededor de quince años, refería que cuando éramos niños, mis hermanos, sobre todo Alfonso y Francisco, se daban a la tarea de mandar al cielo globos de manufactura doméstica. Eran, según recuerdo, bolsas de papel blanco, de casi dos metros de altura, que ascendían gracias al aire caliente generado por una estopa encendida, mojada con alcohol. La sencilla plataforma de lanzamiento era un viejo banquito que a duras penas guardaba el equilibrio, ubicada en la parte de atrás de la casa. En las vacaciones, durante varias noches seguidas ellos y algunos amigos, veían embelesados como cada globo subía lentamente, convertido en una luz que conforme se alejaba, se iba haciendo roja, hasta desvanecerse en la nada.

Pero, lo mejor era lo que sucedía en los días siguientes. Poco apoco se iban enterando de que algunos vecinos contaban haber visto un platillo volador, otros daban fe de la invasión de un OVNI comandado por marcianos y así como éstas, escuchaban otras historias protagonizadas por extraterrestres. Recuerdo que más de una vez algunos periódicos hablaron de sus globos reseñando el susto que causaban en alguna gente, llegando en cierta ocasión, a señalar el hallazgo de “materiales extraños”, que habían sido remitidos al IVIC para su correspondiente análisis, al paso que se recomendaba calma y serenidad ante esos misteriosos objetos nocturnos. Sobra señalar que mientras esto ocurría, mis hermanos disfrutaban su pequeña dosis de gloria.

Enterado de los comentarios que corrían, un profesor universitario que vivía cerca de nosotros los calificaba como una solemne pendejada. El miedo es pura ignorancia y Marte no era, según él, sino un planeta desolado que el cine y la literatura habían poblado de hombrecitos pequeños, de color verde y ojos saltones, provistos, además, de un par de antenitas empotradas en su cabeza deformada, pasajeros frecuentes de naves que viajaban hacia acá con la mala intención de invadirnos. Confieso que durante un buen tiempo me quedé con esa idea, pues parecía tener rango de sentido común.

Multimillonarios al espacio

Desde hace un buen rato, Marte está dejando de ser una fantasía. Así, el año pasado, en el marco de la denominada desde hace seis décadas, la “carrera por la conquista del espacio” Estados Unidos, China y, por primera vez, Emiratos Árabes Unidos (país dueño, por cierto, de varios de los mejores equipos de fútbol del mundo), enviaron tres naves a Marte. Con sus lógicas variantes tales iniciativas tenían el propósito de realizar estudios sobre el suelo marciano, la estructura geológica, el medio ambiente, la atmósfera y el agua, así como recolectar y almacenar rocas y polvos, además de, por supuesto, investigar acerca de las manifestaciones de vida al mencionado planeta

El asunto parece ir tan en serio que algunos especialistas sostienen la necesidad de revisar la legislación internacional correspondiente. Aluden a vacíos respecto a temas como la propiedad de los terrenos, la explotación de los recursos, la participación del sector privado, la basura espacial e igualmente acerca de quién debe fijar las reglas correspondientes. Lo que pareciera estar en juego es si prevalece el principio de que todo se hace “en interés de la humanidad y para la paz”, conforme lo establece el denominado Tratado del Espacio, suscrito en 1967

Por otro lado, hay quienes creen que la llegada del hombre al planeta rojo, incluyendo la creación de una colonia de humanos, si bien no se encuentra a la vuelta de la esquina, tampoco es tan lejana. Al menos es lo que empiezan a demostrar, apostando grandes sumas de dinero, el fundador de SpaceX, Elon Musk y el de Virgin Galactic, Richard Branson, quien hace apenas una semana realizó exitosamente un viaje al espacio, suerte de antesala de su programa de turismo cósmico, en el que también anda Jeff Bezos, otro multimillonario, fundador de Blue Origin y quien además afirma que los terrícolas pueden convertirse en una “especie multiplanetaria”. Así las cosas, ahora la conquista del espacio no sólo implica una disputa geopolítica, sino que también una lucha por la búsqueda de nuevos mercados.

¿Huir a Marte?

Ray Bradbury, considerado como uno de los mejores autores dentro de la literatura de ciencia ficción, describió en su libro Crónicas Marcianas (1950), las razones que llevaba, a los habitantes de la tierra a querer ir a Marte.

Allí relata que “... todas las gentes con sentido común querían irse de la Tierra. Antes que pasaran dos años iba a estallar una gran guerra atómica, y él no quería estar en la Tierra en ese entonces. Él y otros miles como él, todos los que tuvieran un poco de sentido común, se irían a Marte. Ya lo iban a ver. Escaparían de las guerras, la censura, el estatismo, el servicio militar, el control gubernamental de esto o aquello, del arte y de la ciencia. ¡Que se quedaran otros! Les ofrecía la mano derecha, el corazón, la cabeza, por la oportunidad de ir a Marte. ¿Qué había que hacer, qué había que firmar, a quién había que conocer para embarcar en un cohete?”

A partir del planteamiento anterior y dentro de una lógica similar a la de Bradbury, aunque con sus particularidades, distintos autores registraron en películas y libros que la llegada a otros planetas, su conquista y su colonización, terminaba reemplazando la organización y cultura de los lugares ocupados, replicando las causas por las que decidieron jugarse su suerte en otro sitio del espacio y poniendo de manifiesto que tal proeza tecnológica no incluía el cuido de sus implicaciones filosóficas y éticas.

Regresando a nuestro actualidad terrenal, sobran los estudios que de una u otra forma, diagnostican las amenazas que se ciernen sobre la humanidad, bien sea a través del cambio climático (respecto al cual los recientes pronunciamientos de la Agencia Internacional de Energía son terminantes), la guerra biológica, las armas nucleares, el crecimiento demográfico, factores todos que dejan la mesa servida la mesa para el debate sobre la posibilidad de mudarse a Marte, convertido, como leí en algún lado, en una suerte de “copia de seguridad” para los terrícolas.

¿Ficción o profecía?

Jeremy Rifkin, a quien he citado en muchas ocasiones, ha llegado a afirmar que somos una “especie en extinción”. La huida a otro lugar del espacio se nos asoma desde la ciencia ficción como solución a nuestra crisis civilizatoria, soslayando la necesidad y la posibilidad de transformar la esencia de los esquemas que han modelado la organización y los propósitos de la vida humana durante las últimas décadas.

Uno se pregunta, entonces si la ciencia ficción es más bien un pronóstico y si la realidad termina calcando la fantasía. De paso, cuál será ahora la respuesta del profesor que, cuando yo era niño, dijo lo que dijo sobre los enanitos verdes.

El Nacional, miércoles 21 de julio de 2021