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Carlos Raúl Hernández

El huevo de la serpiente

Carlos Raúl Hernández

Al leer sobre atrocidades del pasado, genuinamente sentimos asombro y nos decimos “¡de la que nos salvamos… qué suerte haber nacido en esta época!”. Pero si vivir en la Era de la penicilina y de los analgésicos, quedar extasiados ante paisajes culturales como Les Halles o la Quinta Av. son bendiciones en la feria de la razón y la tecno-ciencia, a cada rato descubrimos que la política está siempre al borde de volver a la era oscura, la irracionalidad, la superstición y el mito.

Ante los mil quinientos fusilados por el Che Guevara en La Cabaña, incluso con su propias manos, o de las desapariciones y muertes por Videla en Argentina, nos tranquilizaba el regazo femenino de la democracia y veíamos aquellos acontecimientos tan remotos como la Inquisición o los pogromos, no podíamos intuir que en cualquier momento se franquea la delgada línea roja (o negra) y vuelve la pesadilla. Y Venezuela lo hizo.

El país latinoamericano con mejores y más extendidos servicios de agua, electricidad, viviendas populares, aeropuertos, medios de comunicación, institutos de educación popular, desarrollo institucional, actividad cultural. De ingreso per cápita, en 1980 varias veces superior al de algunos países europeos, abandonó la política de la razón para retroceder al pasado siniestro del mito y el caudillismo. Las desfasadas y ciegas élites decidieron que vivían en una sentina y había que cambiarlo todo.

El error atribuye lo mítico a las masas, pero comenzó a partir de los años noventa, como siempre precisamente en los más instruidos, que transmutaron los valores para crearlo. La hazaña del Pacto de Puntofijo se convirtió en puntofijismo, no teníamos democracia sino partidocracia. El Congreso, las legislaturas y los concejos municipales eran atajos de vagos, corruptos y analfabetas, que no bastaba un río para lavar su procacidad. La descentralización y la reforma económica, neoliberalismo.

Auto Circe

Izquierda y derecha se dieron la mano para acabar la democracia, para unos burguesa y para otros “quincallera”, y ahora lo hacen para destruir el país en su conjunto y que no quede piedra sobre piedra. El caudillo cambió nombres a diestra y siniestra porque entendió el poder como destrucción de símbolos. Por eso Waraira Repano, la Av. Teherán, Misión Milagro para desacreditar sus odiados médicos, el ALBA, “los blanquitos”, asfixiar los productores con importaciones, regalar petróleo.

Un dislate tras otro convirtieron a Venezuela en tiempo récord en un país de cuarto mundo. Hoy varios grupos de poder parecen coaligados para llevarla a Somalia, y si ya no lo es se debe a que la infraestructura construida en la democracia mantiene la fisonomía de país moderno. Circe amaba apasionadamente a Ulises y transformó sus marineros en cerdos para impedirle que siguiera viaje a Itaca, pero fue terrible vivir y sufrir el espectáculo de verlos aquí transformarse a sí mismos.

Intelectuales y sub intelectuales (sobre los segundos recordemos la abyección de Por estas calles), empresarios, políticos, curas, comunicadores, despertaron el cadáver del hombre fuerte mítico, el caudillo que los hizo postrarse ante él (el documento para recibir a Fidel Castro en 1989 fue una premonición). Sanear ese establo de Augías mal llamado democracia requería pervertir todo, la Constitución, la Ley, la Justicia y cualquier bajeza como hizo la Corte Suprema para crear un Estado paralelo. El mandamás no aceptaba leguleyismos.

Al Congreso, una Asamblea Constituyente “supraconstitucional”, al Poder Judicial, una junta interventora. Y quien criticara era sospechoso de servir a tenebrosos intereses. Mientras en la democracia hasta los grandes líderes, Betancourt, C.A. Pérez, tuvieron legiones, no de críticos sino de detractores, el caudillo trajo el bozal. Hoy el ejército de Blancanieves, la deriva génica después de treinta años, exige silencio ante cada añagaza o trapisonda que comete. Es la herencia oscura.

La ética se castiga

La cultura democrática agoniza y hay que rescatarla porque de ella depende que no evolucione el huevo de la serpiente. Cuando se pone el dedo en la herida, salta la liebre cómplice que acusa fines ocultos, financiamientos contaminados, mala intención o desamor. Como en una novela policial, estamos obligados a participar en el crimen en calidad de observadores. Pero el deber de la razón, como ha sido siempre, es develar las debilidades de su tiempo.

Enfrentar el chantaje contra la libertad de pensamiento, el autoritarismo y la arrogancia, no tolerar pasivamente la soberbia ni la insolencia. Recordar siempre que los medios justifican el fin y que como escribió Kant, de madera torcida no puede salir nada recto. De no ser por la ética en el ejercicio de la libertad no existirían ni la ciencia ni la filosofía, sino solo el error, la estupidez y la desvergüenza.

Como él mismo enseña, la ética no es una realidad sino un objetivo. No es consustancial al Hombre sino entrenamiento y dolorosa autoconstrucción, de los más duros que puede emprender el espíritu. Y mientras más equivocada esté una sociedad, y mayor sea la turbulencia, mayor la obligación de razonar libremente sobre sus errores, por encima de bajas pasiones. Según Kant el imperativo categórico nos exige actuar como si cada una de nuestras decisiones va a ser ley general.

@CarlosRaulHer

El Príncipe mermado

Carlos Raúl Hernández

Todo el que se interese o quiera actuar en la política internacional debe tener claras las dos leyes de hierro que la rigen, inexorables como la gravedad y que nadie, en ninguna circunstancia, debería descuidar. La primera es que las sanciones económicas o embargos fortalecen las autocracias al hacer miserable y débil a la ciudadanía, postrarla ante la dádiva, como teorizaba con sabiduría el ministro Jorge Giordani. Y la segunda no recuerdo bien cuál es.

Se ha dicho incansablemente: durante la segunda mitad del siglo XX hubo 25 países embargados o sancionados por las potencias y en ninguno de ellos, en ninguno, se logró lo que llaman cambio de régimen. Al contrario las tiranías se entronizan y la gente muere de hambre y enfermedades curables, principalmente niños y ancianos. Esas medidas se conciben con fines loables, derrocar tiranías que violan los Derechos Humanos, pero producen lo que Maquiavelo llamó efectos perversos.

Resultados contrarios a los objetivos. El Príncipe de intelecto mermado que se lanza en pos de un objetivo y lo hace tan burdamente que sus actos alejan el fin buscado. Hay toneladas de obras que analizan eso desde variadas perspectivas. Dos fundamentales de Samuel Huntington y Crane Brinton explican en profundidad que la pobreza genera conformismo y que los cambios políticos ocurren en sociedades en expansión económica, nunca en el entorno de la starvation.

El médico asesino

Para que no hay confusiones: a países averiados porque tuvieron la desgracia de vivir revoluciones socialistas, luego los liquidó el desmañamiento de los liberadores, que quisieron apagar el fuego con nitroglicerina. Afectados por la terrible enfermedad, caen en manos del médico asesino. La historia actual de sanciones inútiles y efectos perversos comenzó en 1950 contra el régimen de Kim Il Sum y lleva ya tres generaciones de sicópatas norcoreanos en el poder.

El abuelo, el hijo, y el nieto que hoy se da el lujo de tomarle el pelo a la comunidad internacional. Después fue Fidel Castro el sancionado y embargado desde 1959 y consiguió el argumento propagandístico ideal para convertirse en el Capitán América tercermundista, ejercer su tiranía sanguinaria hasta la muerte y dejar heredero. En 1979 se produjo la revolución islámica en Irán, dirigida por una excresencia medieval, el Ayatola Rujollah Khomeini y este año se cumplen cuarenta de sanciones económicas.

No deja de tener hunor porque el número de sancionados pasa de cincuenta mil (pero como el mal absoluto dicen que no existe, mientras Rohani trasiega el brollo de las sanciones, se ocupa menos de fastidiar a las mujeres que ya comienzan a enseñar sus cuerpos y rostros). En 1990 comenzaron las penalizaciones contra Irak y se levantaron en 2010, cuando ya el país estaba destruido. Lo mismo ocurre con Yugoslavia en 1991 y ni las sanciones ni la intervención extranjera pudieron impedir que el país se despedazara.

En 1997 le toca a Birmania, en 2002 a Zimbabue y en 2004 a Bielorusia, 2006 Congo, 2007 Sudán, 2010 Somalia (potencial atracción turística por ser el país más perfectamente miserable del mundo). En Libia entre sanciones e intervención extranjera lograron despachar de este valle de lágrimas a Gadafi, a cambio de que el país dejara de existir, un éxito muy dudoso. Y así Ucrania, Yemén, Sudán, Siria y hasta Rusia. En 2014 comienzan en Venezuela.

Entendimiento bífido

A quienes cuestionan la perversa ineficacia de sanciones que provocan resultados exactamente antagónicos, los defensores generalmente fuera del país o aquí con buen respaldo esgrimen dos primorosos argumentos. Uno es la legendaria apelación a la excepcionalidad venezolana. Cuando alguien menciona alguno de los casos señalados, la respuesta es “Venezuela no es Cuba” o “no es Somalia” o “no es Irán o Irak” y en definitiva, tienen razón: el ser solo es idéntico a sí mismo.

Por fortuna Kant dedicó un par de capítulos de su CRP a explicar que la razón sigue dos caminos. Por uno se descubre que esa vaca y un hombre se parecen en que son mamíferos, vivíparos, vertebrados, que no es poco. Y otro que explica en qué son diferentes una vaca y un hombre, que no es poco. La unidad y la diversidad, y el conocimiento es la concatenación de ambos, la mente científica contrasta sus hipótesis con la experiencia, lo general con lo particular.

El otro argumento es asombroso. Las sanciones se aplican para impedir la exportación petrolera, única fuente de divisas y paralizar el comercio exterior de un país que todo lo importa. Pero para el interlocutor en el diálogo de Esperando a Godot, éstas no tienen que ver nada con el deterioro de la situación. El embargo reduce la producción petrolera de Irán de millón y medio de b/d a 250 mil y lo poco que vende es por vericuetos. Si los ingresos caen en 80%... ¿cómo es que no tiene que ver?

¿Entonces para qué son? ¿Para favorecer al régimen? Un gobierno de los más ineptos de la historia latinoamericana convirtió la economía en escombros, así como la sociedad, la cultura y la calidad de vida, con el agravante de que la vocación caótica de toda revolución se agrava en este caso porque lo han enfrentado fuerzas desorientadas, disolventes y por lo que ocurre, dispuestas a usar todo tipo de medios para sus particulares fines, que no son necesariamente los del resto del país.

@CarlosRaulHer

Trivialidades de la guerra civil

Carlos Raúl Hernández

La ciencia política habla de Estado fallido aunque en derecho internacional solo existen estados sin calificativos. Dos politólogos norteamericanos, Steven Ratner y Gerald Helman acuñaron el concepto hace casi 30 años. Son naciones en dramática disolución porque la vida es invivible, incapaces de satisfacer necesidades básicas, prestar servicios de salud, electricidad, agua potable o seguridad ciudadana. Grupos irregulares o delictivos arrebatan el monopolio institucional de la fuerza.

Robert Rotberg matiza que previos al precipicio hay estados en vías de fallar, fracasar, colapsar o desestructurarse. Venezuela va en ese tramo pero acelera con la actual dualidad de poderes que no parece proclive de resolverse porque se creó un statu quo y muchos intereses atravesados. No hubo hasta ahora una guerra civil con cisura territorial, porque las FF.AA no sucumbieron a la prédica de la intervención militar democrática, el quiebre militar.

No han funcionado coros de sirenas mitad humanos y mitad burros. Según estudiosos, Somalia es la tormenta perfecta, tanto que somalización equivale a Estado fallido, éxodos en masa, hambruna, guerra civil, terrorismo y desintegración territorial. Datos recientes indican que funcionaban apenas siete hospitales, habían robado el cableado eléctrico, todas las escuelas cerraron, no existía ya red de agua potable, ni policía, ni bancos, ni ejército regular.

Ni sistema de pasaportes, identificación, ministerios, ni aduanas. Cuestiona la idea de Estado fallido Noam Chomsky, uno de los más importantes semiólogos del siglo XX, pero también en sus análisis políticos, reo de estafa continuada y mentira con alevosía. Su disgusto nace de que casi todos los fallidos fueron plazas revolucionarias, satélites soviéticos o chinos. Una vez que se desintegró la URSS, la corriente se lleva a sus criadas e improductivas tiranías en África y Asia.

Socialismo fallido

Cuba se salva porque cuando queda sin subvención soviética y llamaba al hambre período especial, Chávez la adoptó. En esa morgue o cerca están: Somalia, Uganda, Ruanda, Burundi, República Centroafricana, Zimbabwe, Congo, Sierra Leona, Mozambique, Liberia, Sudán, Chad, Yemen, Irak, Libia, Afganistán, Birmania, Camboya, Kirguistán, Uzbequistán, Turkmenistán, Tayikistán, Siria et.al. El socialismo africano. Pese a las ensoñaciones diurnas las tropas extranjeras cambian cáncer por Sida

¿Cuántas intervenciones militares extranjeras llevan Haití y Somalia? En esos países el infierno se abrió cuando las guerras civiles dividieron al ejército y el país quedó en manos de bandas. La historia se repite: un bufón megalómano y pueril con cabeza cuajada de tonterías, vino a cambiar el mundo y lo logró, gracias a la trivialidad de las élites. A diferencia de Chomsky, organismos internacionales, de seguridad, y centros académicos, dan a la discusión primera magnitud y carácter de tragedia.

La CIA crea una Fuerza de Tarea en Estados Fallidos (SFTF) y un Comando Africano (AC). La OCDE tiene el Grupo para Estados Frágiles (FSG) Somalia se funda en 1960 con un régimen democrático que muy pronto comienza a ahogarse en la polarización política y el odio entre los grupos dirigentes. La incapacidad para establecer un consenso de convivencia trae la revolución encabezada por Siad Barré en 1969, alfil de la Unión Soviética que nacionaliza la economía e inicia hostilidades con la vecina Etiopía.

Una tiranía feroz e inepta, aplasta clanes y tribus a nombre del socialismo que abre puertas a la hambruna. El frente opositor derroca la república socialista a comienzos de los 90, pero incapaces de establecer acuerdos, estalla la guerra civil. En medio de la violencia a partir de 1996 cinco regiones se declaran autónomas o independientes. Una coalición de grupos islámicos toma la capital, y ante la anarquía los países vecinos, Burundi, Kenya y Etiopía, invaden Somalia para frenar el drama de millones de refugiados.

Sanchezcos

Como el ejército quedó destruido, EEUU, Europa y la Unión Africana deciden nueva intervención militar, que dura diez años, para respaldar y estabilizar “la transición”. Solo dieron a mafias, narcotraficantes y piratas argumento para acciones terroristas. Hoy el gobierno apoyado por occidente apenas controla la capital Mogadiscio y los funcionarios no pueden siquiera salir de la ciudad. Sin problemas étnicos ni religiosos, la moderna, petrolera y democrática Venezuela, se hunde y coquetea con disolverse.

Sus élites “alquilaron habitaciones en el hotel del abismo” diría Lukács. Empujaron y empujan la carreta hacia él durante tres décadas. En alguna religión de India, Leviatán es un espíritu no del mal, sino del caos. Derrocar del proyecto modernizador de Carlos Andrés Pérez instaló el caos en el gobierno y en importantes grupos de poder que luego fueron opositores a la revolución.

Veinte años atrás, amigos criptochavistas tomaban con sorna sanchezca las advertencias sobre lo que vendría. Hoy criptoradicales, las asumen de la misma manera. Hay tres puntos clave para frenar la locomotora sin frenos. Un acuerdo de conciliación que cierre la brecha, lo que implica seguridades mutuas. Mantener la unidad de la FF.AA; y que nuestros países amigos no apuesten a somalizarnos, a matarnos de hambre.

@CarlosRaulHer

Mississipi en llamas

Carlos Raúl Hernández

Al caos, el autoritarismo y la corrupción, hay que contraponerles ley y orden, democracia y libertad, honradez y transparencia. La polarización extrema, la ruptura que hace lucir imposible la convivencia, propicia paradójicamente que los contendores se aproximen en lenguajes y métodos, como las tánganas entre nazis y comunistas en las calles de Berlín y Munich. La polarización convierte a tontos y astutos en cómplices de errores y delitos: “la familia con razón o sin ella” y trapicheos precoces, pervierten los movimientos.

La revolución es una empresa delictiva. Su objetivo es privar a la sociedad de sus derechos constitucionales, vida, libertad y propiedad, y ponerlos en manos del Estado forajido, al extremo que alguien amenace sacar reos a la calle a matar. No hay cambio social aceptable sin Estado de Derecho, mientras el radicalismo posmoderno convierte en monstruos fuerzas que proponen justas reivindicaciones. Las históricas luchas que igualaron a las mujeres, ya presidentes de países o grandes empresas, hoy las sustituyen caricaturas. Por fortuna el Movimiento por los derechos civiles de EEUU superó durante los 60 y 70 el mal revolucionario.

Mientras Angela Davis y el Black Panter Party fundado en 1966 por Elridge Cleaver, Huey Newton y otros, cometían desafueros, Martin Luther King recorría pueblo por pueblo para inscribir a los reacios negros en el registro electoral. “Los blancos” los cazaban con perros, colgaban de postes y asesinaban activistas del SDS (Estudiantes para una Sociedad Democrática), pero King desmarcado de ellos negociaba, y entre 1964 y 1968 hizo aprobar la Civil Rigth Act, hazaña comparable a la abolición de la esclavitud.

Los medios justifican el fin

Aunque ya él había triunfado los radicales quisieron falsear la historia y exhibir el asesinato de King (1968) como prueba de lo inútil del pacifismo. Pero los hombres de acción directa solo tenían fracasos y tenebrosas biografías, ocultas gracias al poder cultural de la izquierda. Angela Davis, la discípula predilecta de Herbert Marcuse es una obra magna de distorsión y mentira. Se presenta por el P.C. USA en las elecciones presidenciales de 1980 y 1984 y, esperado fenómeno electoral, no llegó a 1% aunque su peinado afro dio vueltas al mundo. La detienen por terrorismo, secuestro y asesinato en la fuga de su amante, el presidiario activista George Jackson.

En la operación, Jackson liquida seis rehenes, deja agonizantes tres más y cae acribillado. En mismo juicio a los sobrevivientes una célula irrumpe, ametralla al tribunal y mueren el juez, dos alguaciles y uno de los acusados. Pese a esto hubo una atronadora campaña mundial que logra la libertad de Davis, promovida por Marlon Brando, los Rolling Stones y John Lennon, quienes le componen canciones. Huey Newton, fundador del Poder Negro, muy joven asesinó a una prostituta con un cuchillo de cocina porque lo llamó baby. Más tarde se apropió de 600 mil dólares de la organización. Lo liquidan de dos tiros en la cara en un tráfico de Crack.

Elridge Cleaver, otro de los próceres estuvo diez años preso por violador sistemático “un acto de insurrección con el que desafié los valores blancos” aunque la mayoría de las víctimas eran negras. Luego de ser candidato presidencial en 1968 y obtener 0.5%, por un atraco fallido en el que muere un camarada, huye a Cuba donde lo recibieron a cuerpo de rey. Se va a Argelia con una corte de panteras negras y una mesada del gobierno vietnamita, pero los desórdenes, francachelas y el asesinato del amante de su mujer crisparon al presidente Boumediene e hicieron que exclamara que estaba “harto de payasadas”. Tuvo que largarse a París.

Héroes y payasos

Ya en declive entra a programas del gobierno americano para arrepentidos y termina militante del Partido Republicano, se convierte en mormón y crea una organización filantrópica denominada Los guardianes de la esperma. Más tarde funda un nuevo credo denominado Crislam, pretendida síntesis de las dos religiones. La sociedad norteamericana absorbió la subversión de los años 60, y la integró a la vida democrática y así pudo seguir en su proceso gradual, pese a que habían anunciado su decadencia.

La democracia se conquista y se desarrolla cuando las invocaciones a la justicia mueven factores de poder de sus posiciones y se producen alianzas contra la barbarie, como logró King pactar con parte del sistema político “blanco”. Igual hizo el movimiento feminista hasta finales del siglo XX y conquistó espacios definitivos para las mujeres al convencer partidos y parlamentos hostiles. La historia de los revolucionarios, que se salen de la gradualidad y quieren saltos, oscila entre el drama y la comedia. Los que quisieron combatir el KKK con los mismos métodos, terminaron igual en el basurero de la historia.

En 1968 finalizan locales, baños, escuelas, asientos en el transporte colectivo separados para blancos y negros. Ello no implica la ingenuidad de que el racismo desaparece, porque todos los grupos étnicos desconfían y se desprecian entre sí. Solo el hombre de mentalidad universal supera el parroquialismo y la pequeñez del grupo al que pertenece. El Poder Negro hoy es un recuerdo de tropelías e indignidades, mientras gracias a Luther King, cuarenta años después un negro originario de la tribu keniana luo fue Presidente de EEUU.

@CarlosRaulHer

Ruptura militar

Carlos Raúl Hernández

Tecleado esto el jueves 4, aparece el domingo 7, un hoy figurado en el que ya se sabe si hubo por fin intervención militar democrática. La destrucción y el abandono de fuerzas y partidos que defendían la sociedad, se suplen con dead-lines, fechas mágicas en las que alguien neutralizará nuestros traspiés, hará lo que no supimos, la carroza de Maduro se convertirá en auyama y los corceles en ratones. El quiebre, la ruptura militar, es el conjuro que emerge por no saber qué hacer o decir después de año y dos meses del 20M. Hay que repetirlo cien mil veces:negociación, normalización institucional y elecciones deben ser el nuevo mantra.

Lejos de una solución, la fractura de las FF.AA pondría en peligro la existencia misma del país, otra desgracia atroz en tres décadas de ellas. No hay instituciones porque al decir de Mariela Rosso, el estatismo acabó con el Estado. Sin ministerios, ni AN, concejos municipales, comunales ni legislativos, alcaldías, gobernaciones, justicia ni prácticamente nada, lo único que ha sostenido la unidad nacional es el alto mando de Padrino al frente de las FF.AA, que mantuvo la cabeza cuando otros la perdieron.

Con la ruptura que claman los comandos de Bárbula y el Cedral, si la otra parte no se rinde, habría una guerra que de civil tendría los muertos, con zonas liberadas, tal vez dos países de leales y rebeldes, y suficientes bajas. Intervendrían en el conflicto Colombia y Brasil y quién sabe si el gobierno norteamericano. Irregulares colombianos, narcotráfico, megabandas, la delincuencia normal, tomarían dominio territorial, aunque ya disponen de la soberanía sicológica de la gente que se esconde a la puesta del sol como en Transilvania.

¿Se desintegrará Venezuela?

Es la autopista de la disolución que tomaron Somalia, Yugoslavia, Irak, Libia, Sudán, Yemen y tantas. Se desatará el caos en los mandos represivos que prefigura la muerte del capitán Acosta previa a la reunión en Oslo y recuerda la del concejal el año pasado en plena visita del senador Corker. En ese contexto puede surgir una feroz dictadura militar. Tal vez no sea un 23 de enero de 1958, sino más bien Siria de 2014. En países más afortunados, si el gobierno siembra entropía la alternativa se ofrece como el regreso a la ley y el orden, pero aquí pone su cuota de caos.

Por fortuna los uniformados tienen mayor comprensión política que el activismo civil sobre la unidad de la FF.AA. Saben que es antídoto de la desintegración nacional que reaparece con los amagos de golpe o invasión extranjera. La fuga de miles de millones de dólares en corrupción que dejan enano el peculado del gigante brasilero, se hizo explosivamente disociadora porque condenó a la pobreza a 90% de la población, y parte de ella come basura. Ridley Scott en La caída del halcón negro describe grupos encabezados por Mohamed Aidid que se enriquecían al paso del horror y la descomposición de Somalia.

Es una metáfora de por qué en procesos de disolución de países surge un nuevo y prósperostatus quo nacional e internacional que se beneficia, y entorpece la posibilidad de enderezar la marcha hacia un cambio ¿Qué cuentas corrientes en el exterior se le quitaron al gobierno y quienes las manejan? ¿Cuáles son sus montos y quién y qué adquieren con ellos? ¿Ante qué contraloría rinden cuenta”? ¿Quién recibe las de Citgo? Este dualismo de poder parece tener incentivos no leninistas muy poderosos que le desean larga vida. Eso requiere respuestas claras.

La policía del buen camino

Por si aparece alguno con su pistola de agua, puntualicemos: la raya de partida es que este es el gobierno más corrupto de la historia latinoamericana, pero aterra que con la informalización de tales cuentas corrientes, podría tener competencia. Es interesante que se observa una especie de policía del buen camino, que arresta retóricamente y con rabia a quien pretenda debatir las “estrategias” (¿?) y señalar fallos ¿Estará esa policía al servicio de la defensa del nuevo stablishment? No sería raro. Las torres gemelas de Caracas, viveza y candidez desde hace décadas también se derrumbaron, aplastaron la democracia y no paran de hacerlo.

Dijimos décadas. Mataron las reformas económicas. Editores prestaban casas a Chávez, empresarios sus aviones, intelectuales componían ditirambos y algunos curas le celebraban misas. Luego se voltearon hacia la abstención en 2005, golpes de Estado, lanzaron gente desarmada a los colectivos, y se dejaron birlar el poder de las manos en 2016, 17, 18. Eran ¿son? remedos sin jerarquía para llamarse elites. Se lanzaron a todos los barrancos, desacreditaron a gobernadores que ganaron heroicamente sus estados. Todavía hoy insultan a la princesa guerrera Laidy Gómez, con el “argumento” de que se juramentó en la Constituyente.

Impusieron la no participación, comunidades y dirigentes locales quedaron abandonados a la miseria sin alcaldías ni concejales. Es un amargo recuerdo aquella trágica e irreparable reunión de Montalbán, en la que obligaron a partidos desmoralizados y apaleados a claudicar, y sin disimulo les “prohíben” participar en las elecciones mientras solicitan una invasión y declaran la ingenua ilegitimidad. De allí salieron a crear un frente abstencionista y ahora piden pasar mil páginas sin leerlas (y las que vienen). ¿Hubieran aceptado Betancourt, Barrios o Villalba algo así?

@CarlosRaulHer

Solo la cubanización salva

Carlos Raúl Hernández

El 23 de junio confluyeron dos noticias. La derrota de Erdogan en Estambul y el fin de la visita de Michelle Bachelet a Venezuela. En las redes le habían insistido que viniera “a ver con sus propios ojos” la violación de DD.HH. Si uno ve algo no tiene que advertir que lo hace con los ojos, cosa implícita y menos, además, que es con los propios y no con ajenos. Su ausencia demostraba complicidad con el gobierno. Decidió hacerlo y una lluvia ahora de abajo hacia arriba develó que la complicidad la hizo venir. Karl Popper negaba seriedad científica al marxismo porque el mismo argumento da razón de un fenómeno y su opuesto.

Hipótesis esencial del materialismo histórico era la inevitable revolución en los países desarrollados, pero con las idénticas razones, retorcidas ad hoc, explica por qué solo ocurrió en un país atrasado, Rusia de 1917. Si viene es cómplice y si no también. Salvo gratas excepciones, demasiado en las redes sobre su visita fue tapa amarilla, mera impericia sobre protocolos de ONU y las multilaterales. Debía “denunciar” al gobierno, como si fuera operadora de un partido o una internacional de partidos y no de Naciones Unidas. A otros irritó el institucionalismo que obliga a un funcionario internacional.

Realzó a la oposición al indicar el débito de ambos contendores en la solución de la crisis, pero lo tomaron como afrenta. Retardado el despegue del avión de Bachelet por la tormenta de improperios, irrumpe la noticia del bofetón a Erdogan que trajo otro aquelarre. Turquía y Venezuela tienen lo que expertos llaman semidemocracia, semidictadura o autoritarismo competitivo, y abusos electorales parecidos. El 31 de marzo los opositores ganaron en Estambul con ventaja de 1% y el artero organismo electoral lo invalidó.

¡Acompañados tampoco!

Pero no se dedicaron a quejarse, a llamar a Trump, pedir golpes militares o urdir amenazas más ingenuas que creíbles. No lo declararon ilegítimo ni llovieron sobre mojado. No cerraron el camino del voto ni tuvieron la cachaza de fundar un frente abstencionista. Se aprietan faldas y pantalones, concurren a la reposición del proceso el 23 de junio para contarse otra vez y volvieron a ganar, ahora 9% arriba. Aquí corearon: “¡gran cosota!, Turquía es Europa y no hay una Tibisay”, haciéndose los locos frente a la brutal anulación.

Su conclusión: Lord Erdogan no es un dictador asiático sino un refinado caballero europeo, y Bachelet, no una Presidenta constitucional sino una roja zafia. Por eso nuestros activistas no celebran ni se interesan en aprender de lo ocurrido, sino en autojustificar sus chapuzas. Nuevo mantra higiénico del gato: pasar la página, mantener la división opositora y seguir la hegemonía interna irrepresentativa, torpe y desquiciada. Sin voluntad para absolver y sepultar cristianamente, nos atormentan cadáveres del abstencionismo, la alucinación y suicidas políticos, escondidos en el closet de 2002-03-05-14-16-17-18-19. No pueden a exorcizarlos.

Esa posesión diabólica sacrificó concejales, gobernadores, consejeros regionales, alcaldes, es decir, los partidos políticos. Celebrar a los turcos revive la gran burrada de 2018 que conectó los cables invertidos para no poder ganarle a nadie, ni con cincuenta países y EEUU que equivalen a cincuenta más. ¡Solos no podemos pero acompañados tampoco! Mientras la epidemia social revolucionaria cómodamente destruye, contamina, descompone, tales demócratas celebran con lógica comunista, que “se agudizan las contradicciones”. De la cubanización nacerá la libertad.

Noticias de ninguna parte

Mercedes Malavé escribe que “hasta un niño de doce años sabe que abstenerse es claudicar”. La desmadrada abstención abandonó los dirigentes locales al hambre, el desamparo. No bastaba y ahora ponen en jaque la A.N. Meten el casco y el gobierno nos despedaza, ni bien ni mal vamos a ninguna parte, y no habrá salvador acuerdo en Oslo mientras insistan. Desplomados el golpe y la invasión 23F y 30A, veremos nuevas chifladuras y apuestas desmelenadas. Desesperado por Atenea, Hefesto se abalanza para tomarla por la fuerza y aunque la diosa virgen se resiste, no pudo evitar que el apasionado herrero mojara sus piernas.

Ella se secó con un pedazo de lana y de él nació Erichtonio el primer rey de Atenas. La nueva aberración también es mitológica: la feliz criatura nacerá de la hambruna revolucionaria en ciernes y su acelerador, el embargo económico. Caminamos sin ruta en la diáspora, la miseria creciente y el autoritarismo, la cubanización hija de quienes la denuncian y un trapo. En tanto, como en todas las revoluciones, la nomenclatura va en aviones privados, deglute exquisiteces y cata buenos vinos, mientras la población apenas sobrevive.

Los cubanos aprendieron a hacer carne mechada e infusiones de conchas de plátano para sustituir el café, cuando por ventura coinciden agua y gas o electricidad, como cuenta Jesús Díaz en Dime algo sobre Cuba. En las calles habaneras sestean corroídos automóviles de los 60s cuando el comandante mandó a parar la historia. Bajo paredes cancerosas, cloacas que corren por el canto de la acera medra gente en bermuda, franela y sandalias, descompuestos, deshumanizados por el ocio y la miseria como figuras de Bacon. Al fondo el cínico y tenebroso son de Carlos Puebla: “¡aquí, aquí/esperando la invasión!”.

@CarlosRaulHer

El anti-Midas

Carlos Raúl Hernández

Admirables movilizaciones populares, un hombre querido por las muchedumbres y de una relación cálida con ellas en toda Venezuela. Tiene condiciones favorables para que nazca un líder. Ser querido, bien plantado y emocionar a la gente, ayuda mucho a la comunicación en los procesos políticos, siempre que se esté conduciendo un proceso político. De Gásperi, Churchill, o Stalin, no podían competir en carisma con Mussolini, Hitler o Trotsky, pero ganaron porque sabían conseguir los objetivos, ver las dificultades con antelación y virar sin pruritos cuando era necesario. Pero el carisma vale oro.
Cuando alguien logra objetivos públicos, estamos en presencia de un líder. Churchill, por ejemplo, fue por años objeto de burla en la Cámara de los Comunes porque sistemáticamente alertaba sobre los nazis. Al extremo que cuando comenzaba a intervenir en las sesiones, algún diputado le preguntaba cosas como “Winston: ¿le pusiste el termómetro a Adolfo?... ¿es verdad que tiene gripe?”, mientras le lanzaban bolitas de papel. Al final la genialidad de su filling político se hizo de culto. Betancourt decidió ir a las elecciones lopecistas “con el pañuelo en la nariz” contra los abstencionistas vintage.

Chávez despachó al MBR-200 abstencionista para crear el PSUV e ir al proceso electoral de 1998. Con esos golpes de timón estratégicos se tragó la historia y la historia no se lo tragó a él. Las impactantes declaraciones de Elliott Abrams dan la hora de un viraje de ciento ochenta grados en la política nacional ya que EEUU lo hizo en la suya hacia Venezuela, con gran efecto en otros países. De allí se desprende que la insurrección desde 2014, 2016 y 2017, crear un frente abstencionista en 2018 y el putchismo de la llamada intervención militar democrática, con guinda de invasión extranjera en 2019, fueron boberías trágicas.

Maduro jefe de la oposición

Tan fatales que Trump las arrojó con grima al basurero (y atornillaron a Maduro, quien ya no debería ser presidente sino el jefe de la oposición) ¿Habrán entendido el mensaje los activistas locales? Abrams dice con un sentido de la realidad que ya quisiéramos, lo contrario de aquél saco de ilusiones fermentadas. La vía es pacífica, electoral, negociada y que “como todos los ciudadanos del país, los chavistas deberán desempeñar un rol en la reconstrucción de Venezuela”. El planteamiento nos permite pensar que EEUU, la UE, el Grupo de Lima, China y Rusia, tienen en sus manos la posibilidad de torcer el rumbo al Estado fallido.

EEUU ha sido nuestro principal aliado histórico, amigo, soporte de la democracia y su ayuda en esta dirección será esencial para reconstituirla. Falta ahora que gobierno y oposiciones estudien su propuesta con ojos mayores de dieciocho años. No los hemos tenido y por tanto lo que ocurre y ocurra es y será responsabilidad nuestra y no de EEUU ni de ninguno de los aliados. Grupos internos desorientados pagaron un desmesurado lobby para vender baratijas e ilusiones en la comunidad internacional y crearon un espejismo.

El jefe de la CIA, Mike Pompeo ante la comunidad judía de N.Y expresó deliberadamente para que se filtrara, su juicio sobre las fracturas de la oposición que impiden derrotar al gobierno. Y como mandado a hacer por él mismo, ocurre el mefítico incidente de las elecciones estudiantiles de la UCV. En ellas un multimillonario aparato de descrédito con base en Bogotá aplasta dos jovencitas opositoras que aspiraban dirigir la FCU. Ese aparato de matones comunicacionales, por cierto, se dedica a desacreditar gente de otros partidos y tendencias que no le gusten al capo.

Lustay y Sairam

Manejado por una especie de anti- Midas que todo lo que toca lo convierte en escoria, ametralló a un grupo de muchachos fogueados en dura lucha de años contra el gobierno, simplemente porque no comparten sus posiciones. Por cierto que Midas es uno de los mitos de la cultura occidental que evidencia el peligro de la bobería con poder. El agalludo pidió a Zeus que se convirtiera en oro cualquier cosa que tocara y murió de hambre ¿Qué podrá comer quien lo que toca se hace escoria? Cualquier acusación canalla circuló por ese desaguadero comunicacional.

Así despellejaron a Lustay Franco y Sairam Rivas, y a los jóvenes que no cuentan con los millones de su agresor. Qué aprendan a soportar al carroñero. Alguien que tenga sentido de la justicia, honradez y algo de pudor, sí pudiera, impediría tal gansterismo. Hay tareas inmediatas sugeridas por aliados como Abrams y Pompeo. En primer lugar continuar las negociaciones de Oslo pero no como quien se roba la limosna, sino con honradez, como hizo Santos con FARC. Cada vez que se descubre un engaño a la opinión pública, arrecia el desencanto y el desprecio por la política.

Habría que aprender a jugar limpio y perdimos esa costumbre, pero es un aprendizaje necesario. Se impone repasar las costuras de la oposición, aceptar que haya puntos de vista distintos, que eso no es un crimen y que, por el contrario, la nueva tesis asumida por la comunidad internacional, sin lobby, es la de quienes defendieron a ultranza la vía pacífica, los “inmovilistas”, “apaciguadores”, los “fundamentalistas del voto” como los llamaron. Si no, ocurrirá lo impredecible.

@CarlosRaulHer

Política del corazón

Carlos Raúl Hernández

Hace décadas viajaba de Maracaibo a Caracas vía San Antonio, el DC-9 tuvo un accidente en la escala y los pasajeros decidieron no proseguir el viaje. Vine solo, entonces, con la tripulación y amablemente me pasaron a la cabina. Volando sobre Barquisimeto, el piloto me cuenta que está deprimido por una separación sentimental y me toma de confidente. En algún momento me dice “no sé cómo trabajo en esto, porque tengo miedo a volar. Además estoy seguro de que este avión se va a caer… recuerda -me dijo- lo reconoces porque tiene los emblemas de las dos líneas, Avensa y Aeropostal ¡No te montes. Se estrellará cualquier momento!”.
Me recorrió un velado ataque de pánico al verme en manos de un piloto despechado que temía volar y anunciaba la ineluctable catástrofe de la nave que conducía. La misma turbación me aparece cuando descubro los esquemas mentales de varios dirigentes, expresados por ellos o por sus escuderos y comentaristas en los chats. Circulan profusamente y hay abundante evidencia de que demasiados carecen de la menor idea de cómo se resuelve un diferendo (sueñan rendiciones). La sociedad destruyó sus partidos en busca de un príncipe azul, no tuvo tiempo de formar adecuadamente relevos y hasta ahora ha besado quintales de sapos.

Es la machtpolitik, la prepolítica, la antipolítica. Hegel la llama política del corazón, frenesí de la arrogancia, de respuestas simples y agresivas como el puñetazo contra la palma de la mano que usamos hasta hace poco. El crimen a nombre de la moral, declamado por el bien. Dice Hegel, “simula ser una muestra de excelencia, como si procurara el bienestar de la Humanidad… cuando se atraviesa esta etapa de destrucción, la ley del corazón es la perversión de sí misma, es la conciencia enloquecida”. Arteras embestidas, canalladas contra personas rectas como Mibelis Acevedo, María Eugenia Mosquera, Eduardo Fernández, entre tantas.

El aporreador digital

Revolucionarios de izquierda y de derecha llevan veinticinco años de destrucción y rechazan acuerdos. El pensamiento crítico, democrático y la política racional están condenados y perseguidos por disposición de prepolíticos. Durante algún tiempo pensamos que la “conciencia enloquecida” contra la convivencia se debía a aludes pasionales, pero la explicación es básicamente otra: el gamberro digital, ni sus patronos, tienen más nada que decir ni otra manera de enfrentar un argumento. Sus cabezas eriales como las de Marat y Desmoulins suelen terminar olisqueadas por los perros, reales o figurados.

La machtpolitik practica la infamia contra el interlocutor, como en el pasquín jacobino El amigo del pueblo, y mientras llega el momento de la agresión física, siembra calumnias sobre aquél, que “le pagan” por lo que dice. Hegel ironizó esa peste ética aunque le preocupaban las tragedias que produce. La primera revolución moderna, la francesa que comenzó imbuida del humanismo y la Ilustración, terminó chapoteando en el lodo sangriento de Robespierre, como toda revolución de izquierda o de derecha.

El Incorruptible intentó convertir Notre Dame en templo de la Diosa Razón, deidad que no era más que el otro nombre de la guillotina. Si alguien daba un paso hacia el centro y la convivencia, fuera de la estupidez criminal, le caía el hacha. A Condorcet símbolo de la sabiduría y la tolerancia, lo obligaron a suicidarse. No hay razón sino odio y muerte. Los jacobinos estaban intoxicados de principios, estupideces éticas y potenciales crímenes, igual que todos los revolucionarios. Después del Incorruptible vienen Lenin y Stalin, Mao, Hitler, Mussolini, Fidel y demás.

Mente de pollo

A ellos les importaban tanto los muertos como al que pide una invasión militar. Quienes no han vivido más política que la revolucionaria actúan así por reflejo, y vale como escribió Bertold Brecht, matar, hacer trampa, engañar, para salirse con la suya. Los reos siempre son los demócratas, los que practican el pensamiento crítico y quieren convivir. El gamberro fanático de la actualidad apela a lo único contundente: el machete de carnicero digital hasta que le toque uno de verdad. Es más fácil romper que transar y si decido que encarno el bien, la justicia, los grandes ideales, una opinión contraria es contra el bien, la justicia y los grandes ideales.

La visión del mundo del gamberro es primitiva, hormonal y se caracteriza por la incapacidad para concatenación. La realidad para él es un montón de episodios desarticulados, mientras el proceso comprensivo nace de establecer conexiones. Así piensan que Chávez fue un benefactor y Maduro traicionó el legado, cuando lo cierto es que ahora cosechamos lo que sembró aquél, y éste es su continuador. Otros no vinculan abstenerse en 2005 con la subsecuente entronización del chavismo y la caída de la alternativa democrática por una década, raíz de nuestras desgracias.

Ni cómo se relaciona la presión de no juramentarse hecha al gobernador electo en 2017 y el infierno que vive el Zulia. Ni cómo el skeetch del 30 de abril trae el arrase contra la AN. Ni qué tiene que ver la debilidad extrema de los demócratas hoy, con los errores precedentes. Los que decidieron abandonar todo en las elecciones regionales y municipales y en la presidenciales de 2018, nos privaron de mecanismos de poder y solo les queda rogar a Dios, los militares y EEUU, como el perrito que ante un perro grande se tira patas arriba y gime.

@CarlosRaulHer

Razón y pasión

Carlos Raúl Hernández

La vida humana se rige por esos dos principios antagónicos y según filósofos de la cultura, las notorias diferencias entre sociedades y períodos históricos tal vez se deban al predominio colectivo de alguna sobre la otra. Entre nosotros estamos viviendo desde hace casi treinta años la edad de la ira, la destrucción, Leviatán. Tanto en la política como en la guerra y en cualquier actividad humana, el choque mal resuelto entre las dos fuerzas desgarra al hombre. Colón tenía la razón renacentista, la fuerte convicción de la redondez de la Tierra, pero no hubiera cambiado el mundo sin el fuego interior que lo hizo salir de la comodidad a retar su destino.

Así forcejeó años por hacer posible su alocada expedición, para luego embestirle al infinito mare tenebrosum. Sin pasión habría sido como miles de navegantes innominados que también sabían lo que él. Sócrates no habría inventado el conocimiento sin tentar a la muerte. Nada importante se logra sin voluntad, en una batalla que se da primero en el corazón y señala el destino de cada uno, aunque la cultura y las instituciones fuerzan a controlarla en beneficio de la razón, por lo menos en el dominio público. En el fuero interno la lucha es tan feroz que puede llevar al nirvana o a la destrucción.

Homero las encarna en dos personajes eternos. Aquiles, la violencia, “que soltó chorros de sangre negra”, incapaz de soportar la contradicción, esclavo de la soberbia, aplastante e inderrotable, salvo por su única fragilidad. El talón que simboliza su debilidad por dos seres, Criseida y Patroclo, su extraña pasión bipolar. Por él se dirige a la muerte y por ella muere. Aquiles un semidiós, cae a los veintinueve años. La otra es Ulises, el estratego, que a diferencia vive hasta muy anciano, un extraordinario coraje embridado por la razón, no para aplastarlo sino para triunfar. El valor no lo domina sino él domina su valor.

Simpatía por el diablo

No va perderse el canto de las sirenas seductoras y asesinas, pero se hace amarrar al mástil para no sucumbir a ellas. Es por ese equilibrio que logra conducir la guerra y ganarla, retornar a Itaca en la terrible Odisea y, casi perdidas sus propiedades y Penélope, utiliza la inteligencia para recuperarlo todo. Según documento confidencial del gobierno americano una intervención en Venezuela costaría miles de muertes, años de presencia militar, decenas de millones de dólares y no se sabe qué quedaría después de lo que fue un país.

El otro Moloch conduce a ahorcar la ciudadanía por hambre. Claro que la destrucción se debe al modelo socialista como en todas partes donde se aplicó, pero las sanciones operan como si a un presidiario enfermo, hambriento y debilitado, lo ponen a correr media maratón en vez de hospitalizarlo. ¿Existe algo o alguien con quien Ud. no hablaría para evitar que su país se destruya? “¡No se puede negociar con delincuentes!”, vociferan almas cándidas que piden guerra sin saber lo que dicen y a quienes nunca les secuestraron un familiar. Hablar hasta con el diablo si fuera necesario, y Fausto incluso pactó con él.

Pero por fin se enciende un bombillo con la reunión en Oslo, cosa que hay agradecer profundamente al gobierno Noruego. Que parlamenten, se vean, se sienten juntos civilizadamente, que hagan uso de todas las triquiñuelas y astucias odiseas, pero que lleguen en algún momento a un acuerdo, y aunque este encuentro no ofreció mucho, sirvió para que trastabillara el odio por las soluciones pacíficas en los gruppies y fans. Estimula ver en las redes a los mismos que excomulgaban la posibilidad de dialogar, comenzar su camino de Damasco.

Tripa vacía vs. fusil

Así es posible que aprendamos a no dejar escapar la palabra definitiva, a no pisar el terreno del letrero que dice “quien llegue hasta aquí, pierda toda esperanza”. A no incinerar los recursos de la razón, paz, elecciones, negociaciones, convivencia, tolerancia, ante los pies de dioses de la pasión desenfrenada, Moloch que se apaciguan con la sangre y el olor a grasa quemada de los sacrificios bárbaros. Cuando eliminamos o desacreditamos los instrumentos de la política civilizada, la sociedad se queda inerme, cede la capacidad de decidir a los fusiles de los que carecemos o a fuerzas exógenas que disponen de nosotros.

De las peores secuelas de abandonar las vías democráticas y electorales, es que perdimos la melena y el poder, y pasamos a ser cachorros en manos de otros. Citaba el dramaturgo José Tomás Angola una frase clásica: “para cualquier perro su amo es Dios. Por eso muchos hombres prefieren los perros a otros humanos”. Los conductores que hicieron historia, para bien o para mal, se cuidaron de dejar abiertas puertas para la oportunidad. Nixon negoció y pactó con Mao Zedong, Bolívar con Morillo, los norteamericanos con los vietnamitas.

El diálogo de Oslo está atrapado entre dos mantras de hierro, que confiamos puedan derretirse: Maduro no se va y cese de la usurpación. Si hay una posibilidad de cambio real, las elecciones supervisadas por el mundo entero debían darse con garantías para ambos bandos. Cambio del CNE, un reclamo masivo, y mecanismos y transicionales en manos que hagan institucionalmente imposibles las venganzas con o sin Maduro en el cargo. Pero llevamos casi tres décadas de tochadas irracionales…

@CarlosRaulHer

Si te van a dar lo que pides ¡cuidado!

Carlos Raúl Hernández

Las mil y una noches enseña que lo peligroso de los deseos es que se pueden cumplir. De esa maravillosa obra se derivan centenares de cuentos y chistes populares sobre las crueldades que hacen los espíritus cautivos en botellas y lámparas a sus desprevenidos liberadores, como el hombre condenado a cargar sobre su hombro una paloma enorme e insaciable por equívoca petición a uno de esos espíritus. También Homero dice que los dioses castigan a los hombres al hacer realidad sus sueños y en términos prácticos, pocas cosas tan escalofriantes como un político soñador. Mucho cuidado con lo que pedimos.
El escalofrío lo sentimos a diario desde que a algunos se les ocurrió la idea de invocar a un “quiebre” o una “fractura” de la estructura castrense, la intervención militar democrática. Eso revela la espontaneidad de quienes aspiran derrotar al gobierno en un país cuya política se hizo torva porque éste se caracteriza por escasez de escrúpulos y demasiada rudeza. En 2017 comparamos esa relación con la que habría en una reyerta entre Lady D y Bin Laden. En Venezuela triunfaron en los últimos dos siglos cinco golpes militares entre más de dos decenas de “intentonas” como se les dice en la jerga.

Los que derrocaron al General Medina Angarita en 1945, Rómulo Gallegos en 1948, Marcos Pérez Jiménez, Hugo Chávez el 11 de abril de 2002 y a Pedro Carmona dos días después. Todos tienen un rasgo en común: fueron pronunciamientos en bloque de los estados mayores conjuntos y no “quiebres”, ni “fracturas”, ni niño muerto. Por eso no se derramó sangre y podría decirse que el stablishment militar se limitó a informar al presidente que ya no lo era.

Yeso y fractura

De haber “fractura” hubiéramos tenido conato de o guerra civil, que nos hundió en la miseria extrema desde la Independencia hasta 1899 fecha en que el arquetipo del gocho trabajador, discreto y sobrio suplantó al llanero, con grandes beneficios para el país. Vallenilla Lanz lo describe en Cesarismo Democrático como un guerrero bárbaro que montaba en pelo, desnudo, lanza en mano, cubierto de barro y que devoraba carne asada o cruda sin bajarse del caballo. Los andinos por el contrario eran silenciosos, trabajadores, tenaces, apegados a la tierra porque debían arrancarle papas a laderas empinadas, frutos a una naturaleza hostil.

Campesinos sedentarios, en un estadio más cercano a la civilización que aquellos jinetes nómadas de Gengis Kahn perdidos en nuestras llanuras. Las fracturas militares son el preámbulo de guerras civiles que nadie sabe cuánto duran, pero los polemólogos consideran más sanguinarias y terribles que las convencionales. Pueden terminar en secesiones o estados fallidos y no así en los nacientes EEUU, España (y otros) porque ambos bandos se ahogaron en sangre y horror. O en guerras internas de baja intensidad como Argentina y Chile, con miles de desaparecidos y torturados.

Mucho de eso enseñaron África y los Balcanes. Hasta ahora entre los militares no se concreta una fractura ya que tienen conciencia clara de que son la última frontera que resguarda la unidad nacional, garantía frente a la marea de las megabandas, el narcotráfico, los colectivos, los grupos irregulares colombianos y el hampa simple que tomarían el país en un escenario de violencia ¡Cuidado con lo que pides! La guerra es una maquinaria de asesinar niños y así lo espeta el furioso Aquiles a Agamenón: “en la guerra los jóvenes mueren y los viejos pactan”. Hay que regresar a la ley y el orden.

Advertencias inútiles

Es preferible que los viejos pacten antes y no mueran los jóvenes. Por desgracia desde que llamaron a la abstención en 2018, una de las burradas políticas más grandes que se recuerden, parte de la sociedad desarmada pasó a la contra natura condición de militarista, a depositar sus aspiraciones políticas en algo que no controlan y ni siquiera conocen. Los sectores que derrocaron a Allende en 1973 creían que una vez tranquilizadas las cosas, en cuestión de semanas Pinochet entregaría el poder a la democracia cristiana en tanto fuerza fundamental de la oposición. Esperaron sentados por diecisiete años.

La novillada del 30 de abril parece que marca un hito y los principales sorprendidos por su estridente fracaso son los que lo intentaron. Ya hay una amplia hemerografía sobre la vacuidad sin límites de la ruta emprendida desde hace ya varios años cuando se adoptó una desmangurrillada insurrección civil para hacer estallar el mundo militar. Mucha gente se ha cansado de advertir la ingenua ceguera de ese plan, que a partir de 2014 y antes, logró perpetuar en el poder a los que ya hoy deberían estar fuera de él. Es gracias a ellos aun gobiernan. Arruinaron la posibilidad del cambio, nuestras vidas y las suyas, exiliados, presos o acorralados.

Parece que sigue siendo inútil advertir nada porque algún incorregible mecanismo de la mente crea incapacidad de procesar la realidad, hacer sinapsis en los decisores. Tal vez lo que procede es, para advertir, crear una fuerte corriente de opinión que se oponga al gobierno pero también a la sistemática vocación para el error que se destaca. Es desesperanzador que los militares, según sabemos, hayan perdido respeto al liderazgo civil, lo chalequeen y lo vean como un ridículo peligroso y no como una posibilidad. Alguien debe asumir el regreso a la ley y el orden.

@CarlosRaulHer