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Carlos Raúl Hernández

Los dinosaurios no van en carro

Carlos Raúl Hernández

La nave del fin del mundo nos lleva a que en cuatro décadas, Londres, las ciudades ribereñas, Shangai, Tokio, Nueva York, Hong Kong estarán bajo las aguas, igual que Vietnam, Bangladesh y la costa suramericana del Pacífico, por deshielo del casco polar. Cientos de millones de personas sin agua potable, hambrientas, la Edad de Piedra. Amazonia languidecerá en inundaciones, sequías y huracanes. Nubes de zancudos traerán epidemias en nuevas zonas cálidas antes frías, debido a los altos niveles de CO2 por la actividad humana.

Miseria abrumadora. El PTB se desploma en un aterrador -20%. “Los próximos 25 años la cantidad de personas en países con falta de agua crecerá de 800 a 3000 millones… se derretirán glaciares de los Pirineos”. Añade adrenalina James Lovelock, Premio Nobel, autor de la Teoría Gala, médico, biólogo y geólogo británico que en julio pasado cumplió 100 años de edad. Fundador de la ecología científica y académica, de los más irreverentes y acertados científicos en su larga y creadora vida.

Para él ya es imposible detener la destrucción. Aunque se suspendiera hoy abruptamente el uso de petróleo en el mundo entero, la devastación duraría miles de años. Pero sostenía durante los 90, tesis antagónicas. Desestimaba que el calentamiento global fuera antropogenético, creado por la acción humana, y afirmaba que los hombres son tan arrogantes que quieren ser causa hasta de los fenómenos cósmicos.
Según modelos matemáticos hasta antes de la “astrofísica ideológica”, contracultural, los incontables cambios climáticos en 4000 millones de años fueron producto de movimientos siderales, las variaciones del sol, su campo magnético, tormentas solares, luminosidad en aumento, variaciones orbitales de la tierra y múltiples complejidades más. Hoy los trabajos de divulgación están obligados a ser políticamente correctos y no cuestionar la antropogenia.
La ciencia del delirio
Pese a que los dinosaurios no quemaban petróleo porque era su futuro, desaparecieron en un cambio climático. Erick el rojo y su hijo Leif llaman las tierras que descubrieron, Groenlandia (tierra verde) y Vinlandia (tierra de vinos) hace apenas 1000 años y fundaron comunidades que sobrevivieron hasta la pequeña glaciación, el cambio climático del siglo XV, sin industrias.
Piensa Lovelock que para finales de este siglo, solo sobrevivirán 500 millones de habitantes guarecidos en el Ártico, para entonces con temperaturas como las de Europa hoy. La salvación, “sustituir los combustibles fósiles por energía nuclear” lo que desató un escándalo. Pero el botánico y activista ecológico David Bellamy piensa que Lovelock está tan equivocado como la apocalíptica doctrina oficial de los ecologistas.
“Durante toda la vida ha sido para mí un héroe, pero es inverosímil. El dióxido de carbono es una parte minúscula de la atmósfera. ¿Cómo demonios habría una multiplicación tal de ese componente que pueda afectar la temperatura?... (porque) las plantas dirían muchísimas gracias y crecerían más rápidamente al absorberlo”. Los cambios climáticos son… “naturales en los últimos estertores de una era glacial en que las temperaturas suben y bajan enloquecidas”.
La futurología es la disciplina del delirio y una fantasía de la ciencia. En el siglo XIX Robert Malthus anunció que “la producción de alimentos crecía en progresión aritmética mientras la población aumentaba en progresión geométrica”, hambruna general, y Marx que la depauperación absoluta y relativa de la población… conduciría inevitablemente a la revolución. En los 70 el Club de Roma anunció que la civilización desaparecería a finales del siglo XX. La paradoja es que los gases del ganado producen muchos más volúmenes de contaminación que autos e industrias.
Murió el Llanero Solitario
Y la agricultura natural erosiona y saliniza la tierra, mientras la mecanizada lo preserva y además es 10.000 veces más productiva (podemos comer gracias a ella). Michael Crinchton, investigador, inspirador de películas de Spielberg y director de cine dice que “…la gente de 1900 ni siquiera sabía lo que era el átomo. Tampoco una radio, un aeropuerto, una película, la televisión, una computadora” … “un celular, un avión a reacción, una filmadora, un antibiótico o un cohete…“.
“…ni un satélite, ni un CPU, IBM, MRI, EPA, DG1, UPS, POP3, HTMI, JPG, GPS, nylon, teflón, internet, interferón, fibra óptica, túnel carpiano, trasplantes de córnea, hígado, corazón, cirugía laser, laparoscopia, y Ud. quiere predecir el mundo en 2100. Los modelos predictivos transportan el presente al futuro y están destinados a equivocarse”. A mediados del siglo XIX, NY tenía 3 millones y medio de habitantes que se movilizaban en cientos de miles de caballos.
Como cada uno de estos produce 15 kilos diarios de estiércol, en las afueras había montones de 20 metros de altura imposibles de eliminar. Elbert James, futurólogo, calculaba que para 1900 se llenaría con ellos una extensión de tres veces el Cañón del Colorado. La desesperación convocó un congreso internacional para tratar el tema que se disolvió pronosticando la muerte de la ciudad. Pero vinieron los ferrocarriles y los automóviles y ¡zuas! derrotaron la “vida natural”.

@CarlosRaulHer

Hollywood es la revolución

Carlos Raúl Hernández

El profundo cambio cultural, social, económico y político del siglo XX es en gran medida obra de Hollywood: la propagación y el triunfo ideológico de la libertad, la democracia y la modernización, frente a los autoritarismos, hoy enturbiado por la antipolítica. Su obra regó por el globo la transformación de las pautas productivas, el consumo de bienes, la calidad de vida y la revolución científica. Millones y millones admiran el glamour y la belleza en la alfombra roja de los Oscar.

Un sismo cultural entre los que tienen menos posibilidades de conocer las maravillas creadas por el hombre. Nació una forma de recreo popular, barato, los nikelodios (valía un níquel la entrada) a salas que abarrotaban los pobres en EEUU y el mundo, particularmente los trabajadores migrantes, una de las tres grandes industrias contemporáneas. En las lejanas décadas de los 30, 40, 50, incontables millones de latinoamericanos, africanos y asiáticos, supieron que existía el confort.
Conocieron automóviles, aviones, la Quinta Avenida, las torres de Pisa y Eiffel, el shampoo, las lavadoras y los antibióticos en películas, radio y TV. Hizo que De Niro y Zellweger aumentaran 30 kilos, convirtió a Dustin Hoffman en Tootsi (Pollack 1982), a Williams en la señora Doubfire (Columbus: 1993) a Kidman en Virginia Woolf (Daldry: 2003), la perfecta Theron en una horrenda asesina, Aileen Wuornos (Monstruo: Patty Jenkins, 2003).
Blanchett fue Bob Dylan (No estoy allí: Haynes, 2007), Travolta la obesa Edna Turnblad (Hairblad: Shankman, 2007) Finnes es Voldemort (Harry Potter: 2011) apenas detalles de las infinitas maravillas cinematográficas y 95% de la población mundial que no viaja, solo podrá ver las obras de Michellangelo o Leonardo en la pantalla. Hollywood se fundó en una épica de acero.
¿Dónde está esa máquina?
Thomas Edison doblegó y absorbió a los competidores y creó con ellos en la Costa Este un todopoderoso oligopolio de los recursos para hacer cine: cámaras, revelados y celuloide, patente que compro al fundador de Kodak. Los intentos de producir películas fuera de su control en N.Y. durante el cine mudo, terminaban a tiros. Al principio, el manejo de la industria lo tenían estudios europeos, concretamente franceses (Pathe, Gaumont y otros).
Después de la Primera Guerra Mundial la hegemonía pasó a manos norteamericanas, aunque el expresionismo alemán, el surrealismo y Eisenstein florecieron al margen. Samuel Goldwin y Cecil B. DeMille rodaban una película en Nueva York y ante la arremetida de los agentes de Edison, huyen de su larga mano a Arizona. Luego siguieron a Los Ángeles, cerca de México por si había que correr.
Los acompañaron grupos de inmigrantes, la mayoría de origen judío, que intuían la nueva fiebre del oro celuloide en California. Darryl F. Zanuck, Samuel Bronston, Goldwyn, DeMille, los hermanos Warner, crearon Universal, Paramount, 20th Century Fox, Metro Goldwyn-Meyer. Más tarde la rebelión de los actores frente al star-sistem llevó a Chaplin, Pola Negri y muchos otros a crear United Artist, su propia productora.
El gran cine de masas producido y/o distribuido por Holywood fue volcán de grandes cambios. Protagonizó la revolución sexual. La primera mujer desnuda que hizo abrir la boca a cientos de millones de hombres fue Brigitte Bardot en Y Dios creó a la mujer (Vadim: 1956) El primer súper orgasmo en pantalla lo tuvo Jane Fonda en Barbarella, enfrentada a una máquina (Vadim: 1968) y masas inmensas de jóvenes se enteraron de que las mujeres también los tenían.
La denuncia del poder
La primera relación sexual auténtica en cámara la protagonizaron Donald Sutherland y July Christie en Amenaza en la sombra (Roeg: 1973). Una poderosa pasión y erotismo hacen que el amor profundo de Fonda se imponga sobre la paraplejia de su amante, el veterano de Vietnam, John Voigth, en Regreso sin gloria (Ashby,1978). Las inquietantes escenas eróticas con close-up de los rostros de Juliette Binoche y Lena Olin en La insoportable levedad del ser (Kauffman: 1988).
Igual, Naomi Watts y Laura Harring en Mulholland drive (Lynch: 2001). El rudo y perdurable amor entre dos vaqueros (Secreto de la montaña: Lee, 2006). El primer beso cinematográfico entre un negro y una blanca, Wesley Snipes y Natassja Kinsky (Después de una noche: Figgis,1997) son auténticos terremotos en la cultura sexual universal comparados con las autorridiculizantes malderrabias “de género” que hoy nos hacen reír.
Solo Hollywood, gracias a que su inmenso poder comercial, llegó a la plebe, un imposible para maestros como De Sica (Olor de mujer) o Bergman (El silencio, Persona). Los anacronismos de izquierda y derecha fijaron en los estudios californianos un enemigo predilecto, gracias a las cultísimas boberías de Marcuse, Adorno, Horkeimer y el corsario de siete mares Erich Fromm, porque odiaban su poder cultural.
No hay problema importante de la sociedad abierta que no haya sido sangrientamente denunciado por el cine norteamericano, miles de films se ocupan de desenmascarar la corrupción policial (Asuntos internos: Figgis,1990) el racismo, Mississipi en llamas (Hambling: 1988) Fantasmas del Mississipi (Reimer: 1996). Cientos de obras dedicadas a las entretelas de la guerra de Vietnam, entre ellas las siempre esplendorosas Apocalipsis now (Coppola: 1979) y El cazador de venados (Cimino: 1978).
@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/61854/hollywood-es-la-revolucion

El héroe

Carlos Raúl Hernández

Al arrestarlo la inquisición, Galileo se retracta de que la tierra se movía. Su ayudante, airado ante lo que interpretó cobardía, le enrostra: “desgraciados los países que no tienen héroes… No -respondió el sabio- desgraciados los países que necesitan héroes”. Bertold Brecht puso en boca de ambos este diálogo desgarrado. Durante la etapa bárbara y gran parte de la civilizada, la cultura giraba alrededor del heroísmo de caudillos guerreros que gobernaban cubiertos de cicatrices.

Del pellejo cuarteado y cosido emanaba el derecho de gobernar a los demás. Con el triunfo de la política en sentido moderno, Aquiles, Alejandro, Carlo Magno y Napoleón cedieron el paso a Jaurés, Churchill, Roosevelt, Betancourt, Togliatti, Adenauer, De Gasperi, que enfrentaron la oscuridad y la violencia y salvaron la cultura, pero las erupciones autoritarias hicieron que en ciertos momentos los líderes civiles tuvieran que tornarse en aquellos.
El 4F de 1992 se abrió la tierra de los cementerios y regurgitó una legión de espectros amenazantes que querían arrastrar el país a sus tumbas. Pero un héroe, Carlos Andrés Pérez, al frente de las FF.AA hizo el exorcismo y los regresó al lugar de origen. Lejos de reconocer su arrojo, el coraje personal que lo llevó, junto a Blanca de Pérez, a jugarse la vida por defender la democracia, élites que lo odiaban precisamente por sus virtudes, pasaron a la conspiración civil.
Grupos empresariales, comunicacionales, sindicales, eclesiásticos, torcieron el destino del país y los suyos propios, celebraban la ordalía, y se probaban trajes nuevos para la juramentación. Los partidos acobardados por el rugido del atraso, destituyeron a Pérez en una degradante sesión del Congreso, hicieron el juego a una manga de bribones con el nombre de Corte Suprema de Justicia, convertidos en tinterillos de los deseos de los golpistas.
Doctora Corte de los Milagros
Caldera en el Senado defendió las razones de éstos y lo mismo hizo Uslar en un panfleto, Estado y golpe, que misteriosamente hoy no es posible conseguir. En consecuencia, el mismo Caldera, ya Presidente, libera a los insurrectos y los emplea en la administración pública. Pretende tranquilizar la fiera arrojándole carne y sangre frescas, y más bien la cebó. Pero su obra magna, por la que será recordado, es dar sobreseimiento, declarar sin delito al cabecilla que así se convertía en Robin Hood ante la opinión pública.
Si sencillamente lo hubiera indultado, habría salido en libertad, pero sin derechos políticos. Nunca hubiera sido candidato presidencial y otra sería la historia. Pero el designio era diferente: menoscabar a Eduardo Fernández quien tiene un laurel de oro en la memoria de quienes conocen su valor cívico el 4F. Un grupo de ciudadanos presenta recurso para inhabilitar como candidato a las elecciones presidenciales de 1998 a quien había dirigido el levantamiento armado.
Y la misma Corte de los Milagros lo declara sin lugar. Ya candidato disfruta de apoyo incondicional de dueños y gerentes de importantes televisoras, cadenas de radio y periódicos, (algunas no lo apoyan de forma abierta sino le hacen el trabajo de atacar al “puntofijismo”), le facilitan aviones, automóviles, dinero, residencias y damas de compañía. Los intelectuales le escriben teatro, sonetos, telenovelas (Por estas calles, proclamas, endechas y hasta poemas de amor).
Como sabemos triunfa como río crecido, pero necesita el poder total, por lo que levanta el arma mortífera. Quiere convocar una figura contra constitucional, espúrea y violatoria de los derechos fundamentales, una irracionalidad que consiste en conceder el poder total, supra constitucional, por encima de la Ley, la llamada constituyente, a ciento sesenta diputados, para quebrar el espinazo a los demás poderes.
Supra constitucional será tu…
¿Y para qué están los amigos? ¿Para qué está la Corte de los milagros sino para satisfacerle los íntimos deseos? Al concederle el derecho de gobernar arbitrariamente con la “constituyente supra constitucional” (algún pensador declaró que “por encima de nosotros solo están Dios y el Pueblo”), se inicia la ofensiva totalitaria que arrasa los ingenuos y “vivos” que lo apoyaron, y estremece el llanto de los desengañados. Pérez, el héroe que hubiera preferido otra muerte, vaticinó lo que hoy pasa.
Para caracterizar los ingenuos y vividores, es alarmante que si Ud. revisa la lista verá que muchos de los protagonistas de entonces, hoy a esta hora que Ud. lee, perpetran sistemáticos detrimentos y son responsables de errores suicidas de las fuerzas democráticas en estos treinta años y contando. Apelaré a un gran amigo poeta, quien vivió algo similar, la pérdida de su país por la igual ineptitud de las élites y en quien suelo refugiarme a menudo. Tampoco allá pudieron ver lo que tenían en sus narices.
“…vi personas que caminaban y lloraban en silencio con paso lento. Estaba cada uno retorcido de modo extraño con la cara volteada hacia la espalda y tenían que caminar hacia atrás, por haber perdido la capacidad de mirar hacia adelante… Ahora bien lector, que Dios te permita sacar fruto de esta lectura. Considera si mis ojos podían permanecer secos cuando vi de cerca figuras humanas tan torcidas, que las lágrimas les corrían entre las nalgas”. Dante (Infierno, Canto XX).
@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/61309/el-heroe

¡Me la afusilan!

Carlos Raúl Hernández

En 1930 el teniente coronel Luis Sánchez Cerro dio un golpe de Estado contra el Presidente Leguía de Perú. Un militar enérgico y con don de mando, se cabreó porque cada vez que daba una orden en el palacio de gobierno, alguno de los tinterillos le decía “eso no se puede comandante. Lo prohibe la Constitución”. Cuando finalmente se le saltaron los tapones, les gritó: “¡manden a buscar a la doña Constitución esa y me la afusilan aquí mismo!”.

Tenía razón Sánchez porque las constituciones modernas (y las clásicas) surgieron para impedir la concentración del poder en un hombre, la tiranía, hoy llamada dictadura (dictadura en el período clásico era otra cosa). Para Montesquieu solo la vigilancia paranoica entre tres poderes, garantiza los derechos fundamentales. Eso es la Constitución.
La evicción de Evo Morales y la peligrosa ruleta en Chile, estimulan discutir cómo surge y como funciona. Son derechos fundamentales, reglas del juego permanentes, para largo plazo, que normarán intereses contradictorios y no deben someterse a mayorías electorales, sino a consensos cualitativos sólidos entre las diversas fuerzas de la sociedad, como desarrolla John Rawls entre otros.
Por eso para tocarla, aprobar, enmendar o reformar la Constitución, se establece un complejo mecanismo de consultas que aseguren la invulnerabilidad del acuerdo. La Constitución francesa de 1791 aclaraba que ninguna persona, ni la propia Asamblea Constituyente, ni el rey y ni siquiera el pueblo, podían modificarla una vez firmada, sino el trabajoso mecanismo que ella misma establecía.
Doña legitimidad
Rawls explica que los derechos fundamentales, la vida, la libertad y la propiedad, no se someten a voto popular para preservarlos de demagogos carismáticos, Robespierre, Mussolini, Hitler, Perón o Fidel Castro, porque son la camisa de fuerza contra semejantes peligros. La venezolana de 1961 se aprobó por consenso de las organizaciones sociales, concejos municipales, legislaturas, partidos políticos y mayoría calificada en las dos cámaras del Congreso. Imposible una imposición.
Las constituciones definen la legitimidad del gobierno sobre dos principios: legitimidad de origen, que sea electo conforme ella lo pauta. Y legitimidad de ejercicio, que la acción de gobernar sea estrictamente apegada a sus normas (por eso es una barbaridad cuestionar la legitimidad de un gobierno por impopular). Pero cuando se aparta de la Constitución, se hace ilegítimo e instituciones y ciudadanos tienen el derecho-deber de deponerlo.
A Carlos Andrés Pérez injustamente se le aplicó esa cláusula en 1993 y nadie protestó. Evo Morales, por el contrario, dio varios golpes de Estado consecutivos. Viola la Constitución con un referéndum para intentar reelegirse contra ella, que además, pierde. Insiste y lanza su espuria candidatura y así vuelve a violarla. Otra vez derrotado, ordena detener el escrutinio al organismo electoral.
La izquierda y sus fans no se horrorizaron por nada de eso sino al contrario, reaccionan contra las instituciones a nombre de Evo. Con tosco cinismo o ignorancia, intelectuales, dirigentes revolucionarios y descolgados denuncian violación de protocolos procedimentales cuando la fuerza pública actuó para detener un crimen in fraganti. Y se hacen los holandeses con el principio universal de que el Estado debe actuar con diligencia para impedir un delito.
Venezolanizar Chile
“Se considera delito flagrante el que se estuviera cometiendo o se acabara de cometer cuando el delincuente sea sorprendido en el acto… (o) inmediatamente después…”. La ley autoriza no solo a los organismos de seguridad sino a los propios ciudadanos para impedir la transgresión. Es surrealista (o revolucionario que es parecido) que los policías esperen sentados que asesinen a un niño para luego actuar. Si no detienen a Morales, seguiría en su presidencia ilegítima.
Teólogos nada atraídos por la violencia, San Agustín, Francisco de Vittoria y Francisco Suárez, justifican el derrocamiento y hasta el magnicidio de los tiranos. Otro episodio de protagonistas desvergonzados y de las más grandes tragedias de nuestra historia ocurrió cuando la Corte Suprema de Justicia autorizó a Chávez para violar la Constitución y cambiar las reglas del juego por mayoría electoral.
Chile pudiera estar al borde de una estocada, precisamente el disparate llamado proceso constituyente, por debilidad del Presidente Piñera y necedades de pirómanos exhibicionistas que hablaban de dictadura sexual e incineraban laptop, DVDs y televisores de mil dólares. Pero un problema sustantivo es el alto costo de la Educación Superior, en todas partes uno de los bienes más caros, y que el país carece de recursos suficientes para financiar.
La propuesta de gratuidad educativa en el gobierno de Bachelet se cayó por inviable. Y a la izquierda solo se le ocurre quemar el metro. Tendrán que emprender una reforma para traer más inversiones extranjeras y realizar ajustes fiscales que no tienen nada que ver con la Constitución y menos con el antimperialismo. El plan de cambiarla, especialmente por el mecanismo aborrecible de convocar “una constituyente” no está pensada para resolver nada sino para venezolanizar Chile. Si Chávez, Evo y Correa lo lograron ¿por qué no los chilenos?

@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/60742/me-la-afusilan

La comedia insurreccional

Carlos Raúl Hernández

Calle-calle-calle, “Maduro vete ya”, “falta poco”, “hora cero”, “trancones”, “referéndum popular”, “la ruta de la dignidad”, 350, “la salida”, “intervención militar democrática”, TIAR, “esto lo resuelve el catire Trump”, “referéndum popular”, “el país no aguanta más”, “no se dialoga con delincuentes”, “solo negociaremos a qué país se va”, “No lo llames elecciones”, “¡colaboracionistas!”, “¿con ese CNE?”, “no es gobierno, es régimen”.

“Henry Falcón será Vicepresidente”, “no voto sin condiciones electorales”, “si o si”, “operación libertad”, “Maduro abandonó el cargo”, “intervención extranjera”, “marcha sin retorno”, “abstención”. Espantajos del diccionario del vacío, arterías, engendros mermados. Quincalla conceptual que nos hundió y fortalece la revolución, que por fortuna, hace lo necesario para desvencijarse. Y la reina madre de las burradas: el llamado abstencionista en 2018.
Mentiras, errores, calumnias, necedades, destruyeron la fuerza para hacer un cambio, pero también la ilusión, que nacieron brillantes en 2015. El mundo está hecho de palabras y ellas cambian la vida de quien las pronuncia y de quien las oye, porque son el momento simbólico de la acción. Hablamos varios lenguajes al mismo tiempo sin saberlo, el verbal, los gestos, las miradas, el vestido, pero más allá de cualquier hermenéutica, se impone el que respalda la práctica.
Llamar a papá
Hay que hacer esfuerzos para no dejarse arrastrar al cul de sac al que los activistas nos conducen periódicamente. El curso actual iba (¿va?) directo a regalar la Asamblea Nacional con lo que la oposición desaparecería igual que en 2005. Hemos sido el ridículo latinoamericano, porque otros se quitaron de encima, sin implorar al “catire”, al pepetismo, a Correa.
También a Kirchner (ojo: gracias a unos tontos regresaron, lo que hace temer por nosotros). Igual al Farabundo Martí, a Evo Morales. Mientras, en cuatro años la A.N de la esperanza que nos aguaba los ojos el 5D, devino un centro migueliano que debieran allanarlo la CEV y el Cardenal en persona con un equipo Swat de exorcistas del Vaticano.
Y habrá que desviar un río de “aqua mirabilis” para que arrastre las emanaciones de esos establos de Augías. Dieciocho diputados, aunque ojo, se dice que son treinta, que algunos cobraron mucho por votar mientras otros, precio razonable por solo hacer quorum. Así murió la eticidad de la A.N, la gran esperanza democrática y la peor pesadilla de la revolución.
Pecado de soberbia porque se cometen siempre los mismos errores, pasamos por ellos de la peste al cólera, luego del cólera a la peste, nadie tuvo la sensatez de llamar a la rectificación y ni siquiera se aprende de la experiencia propia. No se sabe a ciencia cierta si fue Cicerón o Santayana quien escribió que estudiar la historia no sirve para nada porque estamos condenados a repetir los mismos errores.
Unidad para la práctica
Un abogado podría glosar la frase con otra como que “la ignorancia de la historia no excusa su cumplimiento”. Los contendientes duros, brutales, suelen devorar princesitas y príncipes, como saben Megan y Harry. Los argumentos contra la locura política se han dado durante 21 años y no hubo taladro que perforara cráneos de granito. Ya desde el abismo, es imperativo regresar a la realidad y que se entienda que terminó la comedia insurreccional. Hay que abrir una nueva etapa.
No hay otra unidad posible sino para escoger CNE, reformar la ley electoral y concurrir a las elecciones parlamentarias, reconstruir la victoriosa experiencia de la MUD y aprobar el crédito multilateral para el sistema eléctrico de Zulia, Mérida y Nueva Esparta. No buscar más subterfugios y hacer lo necesario. Pero las heridas que no cicatrizan vuelan sobre nuestras cabezas y atormentan dentro de ellas.
Y no son solo errores. La “ayuda internacional” se convirtió en el modo de vida de un estamento que no está dispuesto a renunciar a él, y por eso no acepta elegir nueva A.N ya que le es imprescindible ese Frankenstein deplorable, desencajado, impotente, pero al mismo tiempo inauditable, su caja negra.
La elección ventilaría los establos y eliminaría el poder de casta que se ejerce y eso afectaría a demasiados. Los aparentes exabruptos ya no lo son, sino defensa de sus intereses, y los detentores solo estarían dispuestos a emprender un cambio si tienen la seguridad de que el monopolio del poder se mantiene en sus manos.
Transición de amigos
Eso explica el mantra. “cese de la usurpación y gobierno de transición”, más bien de amigos que no altere la micro hegemonía. Solo así convienen las elecciones. Es momento de que la opinión pública produzca un cambio electoral sobre el organismo legislativo.
De lo contrario seguirá esta senda de tonterías, disparates y peor, envilecimiento crónico y consciente, que garantiza la permanencia de Maduro, su demiurgo, quien da los pasos necesarios para mantener ese statu quo y estimular la abstención por descrédito ¿O sería que no nos dimos cuenta de que él propició lo ocurrido los días 5N y subsecuentes?
El gobierno calculó bien los rocambolescos episodios producidos. Solo se equivocaron porque su naturaleza brutal los llevó a abusar de la fuerza bruta, bastarda e inconstitucional en la sesión del 5E, lo que desvió la atención de lo ocurrido. Todo lo demás fue fríamente calculado. “No contaban con mi astucia”.

@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/59757/la-comedia-insurreccional

La memoria y el olvido

Carlos Raúl Hernández

(Este trabajo se publicó el 14 de abril de este año que fenece. Léalo entre comillas)

El gran Viraje"
Después que la toma de Miraflores se convirtió en simulacro y éste en protesta frente a Corpoelec, corresponde una sacudida mental. El balance de estos ya tres meses sugiere que caminar lento o rápido no garantiza que se va a algún sitio preciso y hay que chequear la brújula. Tumbar la puerta a patadas no es política y menos descalzo. Según Gramsci la inteligencia pesimista ve los problemas, pero vencerlos requiere una voluntad optimista, aunque lo inverso es una catástrofe. Si Guaidó se sale de la huella y asume el viraje, tendrá apoyo resuelto contra los que lo inducen al fracaso y a repetir tonterías.
Los simples imploraron un golpe militar al que dieron el ridículo nombre de “intervención militar democrática”. Y una tan burda que jamás pensé escuchar en esta vida ni en las siguientes: una invasión militar extranjera. La estrategia de patear descalzo estuvo clara siempre. Desde las guarimbas de 2003, el paro petrolero, plazaltamira, la abstención 2005, la salida en 2014, la salidota en 2016, la megasalida en 2017 (Mariella Rossi dixit) la recontra salida de 2018. Pero podríamos estar frente a un cambio de paradigma y de ser así habrá que ganar a la opinión pública.
A finales de enero 2019, cuando por algún incomprensible motivo pensaban posible la fábula de la invasión, llovieron twits y hasta algún reportaje con retrato hablado de los creadores de la estrategia pirata. Ni el Caballo de Troya parecía tan brillante. Y si (¡digo es un decir!) se materializara el viraje habría que celebrar la aparición de un dirigente con coraje para rehacer y rehacerse. Hasta ahora, quienes se equivocaron se hicieron los locos y pusieron la basura debajo de la alfombra. Querían actuar entre escombros como si nada hubiera pasado.
El príncipe de las mareas
El Príncipe de las Mareas es una vieja película dirigida por Barbra Streisand (1991) coprotagonizada por Nick Nolte. Cuenta la historia de una madre y dos niños, víctimas de asalto y violación en su hogar, que pactaron fingir absoluta normalidad al regreso del padre de su trabajo en la noche. Juraron nunca más hablar de eso, que quedaría sepultado en la memoria. Como era previsible, el terrible hecho como su represión síquica destruyeron las vidas de todos. Los duelos y lo errores hay que procesarlos y no dejar cadáveres en el closet.
Es letal en la política sembrar ilusiones, inventar deadlines imaginarios, soñar con trompetas de Jericó. Hay que sacarse de la cabeza malos ruidos y reconstruir la política, muerta en el extravagante llamado a abstenerse el 20 de mayo (“¡invasión sí, elecciones no!”. La único después de tanta alucinación, es el camino electoral democrático y negociar con el gobierno ante los ojos de UE, Latinoamérica, EEUU, Rusia, China y el Vaticano. Héctor Rodríguez propuso a la oposición un acuerdo el 18 de enero para regresar a una relación civilizada. El 5 de marzo Jorge Rodríguez planteó cinco puntos, le respondieron con el mantra y no recibió nada serio a cambio.
Arreaza hizo un puente que nadie pasó. Maduro propuso por tercera vez un proceso electoral (con supervisión de sus amigos), y Diosdado Cabello retó en su papel de policía malo: “estamos preparados para la violencia o para las elecciones”. No es excusable menospreciar como actos de debilidad, y sería soberbia del suicida pensar que “ya falta poco”, otra vez dando vueltas en la noria, en la amarga espera de que el gobierno caiga. Hay que apoyar al Grupo de Contacto de la UE porque, única posibilidad real de salir del infierno.
Gobierno de cohabitación
No se puede reconstruir el país sin un acuerdo de gobernabilidad entre gobierno y oposición, que contemple elecciones bajo supervisión internacional (¿alguien podría suponer que no serían libres?). El mantra ha bloqueado la posibilidad de pensar en política adulta, como una cohabitación en la que Maduro rehaga lo que destruyó, ejecute las severas reformas económicas con apoyo global y cargue con los costos políticos. El mantra se la pone fácil: que gobiernen sus opositores, implanten medidas difíciles, mientras el chavismo toma las calles y recupera fuerzas.
Para que haya confianza en algún eventual acuerdo, debe imperar justicia transicional y asegurar instituciones que hagan imposibles los ajustes de cuenta. Todo el mundo debería saber que derrotado Pinochet, quedó como jefe del ejército. Y liquidado Daniel Ortega, logró hacer a su hermano ministro de Defensa de Violeta Chamorro. De errada fuente sale la declaración de ilegitimidad hace tres meses. Hoy aparece un planteamiento útil: si ningún grupo se impone al otro, hay que buscar soluciones prácticas. Entendido eso a tiempo, hubiéramos ahorrado tragedias, como la muerte de pemones.
Eso lo deberían saber hasta los perros de la calle pero lamentablemente no es así. Si el gobierno acepta un proceso electoral es que acepta irse, pero para seguir en la política, incluido Maduro. Que lo tengan presente los esclarecidos de la intervención militar democrática. Era pueril aquel jacarandoso “solo se puede negociar a qué país se van”. Paralelamente se requiere un acuerdo especial, independiente del otro, para enfrentar la crisis eléctrica. Tanta política ha hecho olvidar a la gente."


@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/56918/la-memoria-y-el-olvido

Las semivírgenes

Carlos Raúl Hernández

Con la simpleza de que la salsa del pavo debe servirle a la pava se quiere dar lecciones de filosofía política coloquial, para justificar cualquier cosa, conforme si se es de la alt left o la alt rigth. En la región existen democracias como Chile, Colombia, Ecuador, Panamá y Uruguay y también autoritarismos plebiscitarios, semidemocracias, que encarnaron con el socialismo XXI y la salsa no es la misma.

A la alt lef le parecen comprensibles los vandalismos en Chile contra la desigualdad y a la otra cualquier cosa que se haga contra Morales y cuidado con la receta para adobarlas. Balzac hablaba de las semivírgenes para referirse a damas encopetadas e insatisfechas de la Inglaterra victoriana (a la que detestaba) dispuestas a hacer cualquier audacia íntima siempre que no pusiera en peligro su virginidad, que ofrendarían en el sacramento matrimonial.

En su ingenuidad, algunos enredan todo al referirse a Venezuela o Bolivia como tiranías, cuando son semidemocracias o semidictaduras, cosa muy distinta. A estas alturas del pensamiento y la acción se sabe perfectamente que la democracia es un método de gobierno alternativo, de régimen electoral confiable, predecible y monótono en el cumplimiento de los derechos fundamentales y con poderes separados.

Las elecciones están invariablemente regidas por la Ley y no a capricho de un caudillo. Los autoritarismos plebiscitarios, electorales o semidemocracias consisten exactamente en lo contrario, pero conservan formas semivirginales, aunque comienzan por cambiar la Constitución y controlar las instituciones lo que enajena o problematiza el voto. Así hicieron Chávez, Rafael Correa y Evo Morales con lo que tuvieron un poder no constitucional y por lo tanto autoritario y espurio.

Doble play

Morales gracias a su control de los jueces forzó un referéndum aberrante y pidió insólita autorización al electorado para violar la Constitución, aspirar a un tercer período de gobierno, y perdió 51 a 49. Recordemos que una Constitución no es cualquier panfleto sino una Carta que establece los derechos inalienables de las personas, su espacio de libertad donde están exentas de la presencia del Estado. En los países civilizados la Constitución es casi intocable no así en el tercer mundo.

Por eso al lanzarse de candidato este mes, se coloca doblemente fuera de la Ley, da un golpe de Estado, y otro cuando ordenó delictivamente al Tribunal Electoral escabullir los escrutinios. Principio fundamental del Derecho moderno es que el Estado solo puede hacer aquello que específicamente le fijen las leyes, mientras los ciudadanos somos libres para hacer todo lo que no nos esté prohibido. Esta es la garantía para la vida, la libertad, la propiedad.

Si no es eso, no es una Constitución sino un grimorio. Morales delinque al presionar a la gente para que le permitiera violar la ley y también o más al violarla pese a su reprobación expresa. Las cartas fundamentales de prácticamente todos los países democráticos contienen un artículo anti autoritario, aporte de la Escuela de Salamanca, que inspiraron los teólogos jesuitas y dominicos Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, Tomás de Mercado, Domingo de Soto y varios otros.

Esta insta a todo ciudadano, civil o militar, a derrocar al usurpador y restablecer la vigencia de la Constitución. San Agustín no tiene dudas de recomendar el magnicidio. Las Constituciones de EEUU, Francia, Alemania, España, recogen este principio, el famoso artículo 350 en Venezuela. Su significado es una autorización para usar la fuerza cuando el mandatario se aparte del orden constitucional y la justifica a posteriori.

Golpe a golpe

La ingenuidad hizo pensar a muchos en Venezuela que se invocaba “el 350”, salía el genio de la botella y el problema estaba resuelto. La esencia que nos obliga a acatar los gobernantes es la legitimidad, que para los revolucionarios no significa nada pero tiene dos fuentes: la legitimidad de origen que, como hemos dicho, parte de que el gobierno nace conforme lo pauta la Constitución. Y la legitimidad de ejercicio, que pierde si se aparta de ella en su gobierno, como hacen las semivírgenes en el poder.

El golpe de Estado es una figura suficientemente estudiada en la teoría política y consiste en que un poder del Estado, basado en la fuerza, usurpa atribuciones o funciones constitucionales de otro, anulándolas. Suele provenir del Poder Ejecutivo por su control sobre la fuerza pública. Puede ser un golpe militar, cuando hay movilización de tropas.

Ese expediente a veces no es necesario porque basta con la disuasión y se habla de un golpe blando. Pero si un mandatario delinque y lo toman in fraganti, la fuerza pública está en la obligación de impedir que se consume el crimen. Es lo que ocurre con Morales quien había cometido uno grave y se le sorprende perpetrando otro, nada menos que un fraude electoral.

Sin que eso signifique pronunciarse sobre las desgracias o venturas que podrían haber procurado a los respectivos países, en las últimas décadas defenestraron varios presidentes de la región, sin que pueda calificarse de golpe de Estado: Carlos Andrés Pérez en Venezuela 1993, Mel Zelaya, Honduras en 2009, Fernando Lugo de Paraguay en 2012 y Dilma Rousseff de Brasil en 2016, la última sin haber cometido la más remota transgresión.

@CarlosRaulHer

http://www.eluniversal.com/el-universal/55642/las-semivirgenes

Humano, demasiado humano

Carlos Raúl Hernández

1. Rómulo Betancourt es el más grande líder político que ha dado Latinoamérica. Escritor, activista, organizador, ideólogo, gobernante de crisis. Con pocas excepciones, las demás leyendas de la región, Fidel, Perón, Villa, Velasco, Torrijos, Guevara, Cárdenas, son caudillos autoritarios, déspotas o simples bandidos. Valiente en el peligro, decidido, honrado, profundo, trabajador, clarividente, triunfante, generoso, es lo más parecido posible a un héroe. Pensó que la atrasada hacienda Venezuela, debía ser un país libre como las grandes naciones.

2. Se rodeó de importantes hombres de su época, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto, Alberto Carnevalli, Leonardo Ruiz Pineda y de la inteligencia política más prodigiosa del siglo XX, Gonzalo Barrios, quien lo contrariaba y complementaba. La democracia no hubiera sobrevivido sin la llave Betancourt-Barrios. Fundó el primer partido moderno AD, el régimen de partidos, la democracia, y la defendió de la barbarie de izquierda y derecha cuando llegó a la Presidencia. Demasiadas hazañas en la vida de un solo hombre.

3. Desconfiaba de la Asamblea Constituyente de 1946 porque era un poder absoluto, una figura anacrónica en el siglo XX. Por eso en 1958 se empeñó en que el Congreso, institución sometida a Estado de Derecho, elaborara la Constitución de 1961.

4. En la caída de Gallegos en 1948, además de la impericia del gran novelista, jugaron papeles estelares Rafael Caldera y Jóvito Villalba. Por su generosidad y genialidad estratégica, lejos de guardar rencores, Betancourt incorporará ambos al Pacto de Puntofijo y al gobierno.

5. La oposición a Betancourt en el partido era tan poderosa que su candidatura presidencial se aprobó por apenas un voto en la Convención de 1958. La otra mitad proponía un candidato independiente, como Rafael Pizani o Francisco De Venanzi. Ya electo inició la política de desarrollo industrial llamada sustitución de importaciones. Mientras, su ministro Leopoldo Sucre Figarella emprendía la masiva construcción de cloacas, acueductos, represas, escuelas, viviendas populares, aeropuertos, sistemas de riego, tendidos eléctricos. Eso cambió la fisonomía y la fisiología de Venezuela. Proseguido por Raúl Leoni, convirtieron en diez años a Venezuela, de un país atrasado en el más moderno de América Latina. Una hazaña pocas veces lograda en algún lugar del mundo.

6. Fundó un partido que venía inficionado de marxismo y tuvo que vivir en batalla sin cuartel para derrotar en la lucha interna esas ideas que él compartió en su juventud. Fue el único líder político de la región que se enfrentó abiertamente a Fidel Castro cuando su prestigio y el de la revolución cubana estaban en el cenit. Con eso ganó el odio de la izquierda cultural y artística del mundo entero.

7. Entre 1958-1963 derrotó más de veinte conspiraciones militares de izquierda y derecha, entre ellas golpes efectivos como el del general Castro León en Táchira, el “porteñazo”, el “barcelonazo” y el “carupanazo”. También la insurrección armada del MIR y el PCV y superó dos divisiones del partido, las del MIR y ARS. AD concurre a las elecciones de 1963, en medio del boicot armado, con la tarjeta electoral negra, porque el Consejo Electoral le quitó la blanca. “Por encima de las tumbas”, dejó la banda presidencial en manos de Leoni.

8. Valoraba las resistencias que despertaba en izquierda y derecha, y en su segundo gobierno designó Secretario de la Presidencia a R. J. Velásquez, bien visto por ambos sectores. Hombres clave, el mismo Velásquez y Leandro Mora, avisaban a Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff y otros jefes de la insurrección cuando la policía develaba sus “conchas” e iban a apresarlos. Lo hacía porque en los cuerpos de seguridad abundaban renegados izquierdistas y otros que actuaban con saña asesina.

9. En las elecciones de 1968, decididas por 30 mil votos adulterados en Socopó de Barinas, Betancourt y Barrios tomaron la decisión dramática para la historia y contra la opinión del partido, de reconocer el triunfo de Caldera aunque no hubiera ganado. “Prefiero una derrota discutida que un triunfo cuestionado”; dijo Barrios en una frase más duradera que el bronce.

10. Toda alegría trae su tristeza pero la nuestra es trágica. A la obra creadora de Betancourt durante 40 años de democracia, la liquidó el Leviatán, el espíritu de la destrucción que se apoderó del alma de los venezolanos, en pleno proceso de reformas, descentralización, aperturas desde 1989. El de Caldera en 1993 es el primer gobierno chavista. Y se empañan sus aportes al proceso político haber sido esencial en la exterminio de la democracia en 1948 y 1993 y de Copei, el partido que creó.

11. Por desgracia las generaciones posteriores no pudieron mantener la democracia ni el monumental legado de Betancourt. A la muerte de Barrios el país quedó sin horizonte en manos de seudo elites ineptas que acabaron todo y continúan en eso. Ahora falta que dividan el territorio nacional.

12. Y la pregunta inevitable: ¿aparecerá un estadista entre nosotros? ¿Alguien que ponga orden y restañe las heridas? ¿Con talento y habilidad suficientes para mantenerse en los mandos en medio de la zozobra?

13. Si no hubiera hecho nada más, Betancourt estaría en la historia del pensamiento por su extraordinario libro; Venezuela, política y petróleo.

@CarlosRaulHer

Ser leninista sin saberlo

Carlos Raúl Hernández

Se habla mucho de estrategia, término de uso habitual en el lenguaje político, y como ocurre con vocablos muy meneados, toma variadas significaciones con diferentes validez y utilidad de acuerdo con las bocas. Con frecuencia se confunden objetivos o meros deseos que uno acaricia, con estrategia, es decir, el procedimiento para conseguirlos eficientemente. Oí una activista decir en 2017 que “la estrategia no era ir a la elección de gobernadores sino tomar el gobierno”, una vaciedad error génica, como se vio.
Ganar sólidamente gobernaciones, alcaldías, legislaturas, A.N y concejos municipales, ponían en jaque mate al gobierno en las presidenciales. Eso era una estrategia. En 2005 el quijotismo iluso creía que su objetivo táctico de llamar a la abstención, materializaría la estrategia de licuar las bases del sistema que se vendría abajo. Antes había sido la movilización masiva de calle durante el paro petrolero lo que produciría la implosión, sin que uno entendiera cómo se produciría el prodigio y por qué.

Von Clausewitz sistematiza académicamente este lenguaje en el campo militar, y en la política lo hacen los marxistas por una razón evidente: estaban fuera de las instituciones y querían derrocarlas. En el siglo XIX los socialistas, comunistas y anarquistas confundidos juegan “en todos los tableros”, elecciones, insurrecciones caóticas, sangrientas y aplastadas, hasta la horrorosa Comuna de París en 1871, tan criminal y delirante que en Montmartre se edificó la Basílica de Sacre Coeur para pedir perdón por los desmanes.

Lenin define en las Tesis de abril de 1917 la estrategia insurreccional, porque la Guerra Mundial había dejado deshecho al ejército, casi único sustento de poder y participaría a favor del derrocamiento, o se inhibiría. Desde allí esa fue por mucho tiempo la línea revolucionaria en todo el mundo: insurrección urbana o rural. Pero desde la socialdemocracia alemana, Eduard Berstein propone la incorporación a las instituciones del Estado para mejorarlas, no para destruirlas.

Gradualismo vs. revolución

En Italia, Antonio Gramsci, el más importante de los pensadores políticos marxistas del siglo XX desarrolla su teoría coincidente con Berstein, con gran profundidad y extensión filosófica. El orden social se basaba en la hegemonía que ejercían las instituciones políticas, culturales, económicas en conjunto, el consenso a su alrededor, y la estrategia revolucionaria consistía en penetrarlas progresivamente, a las que llama “casamatas ideológicas”, para desplazar el consenso hacia nuevas fuerzas.

Al final de su obra, Gramsci había dejado de ser comunista para tornarse artífice de la conversión de la izquierda en gradualista y no revolucionaria. En Venezuela se tuvo una estrategia bersteniana o gramsciana entre 2006 y 2015 que llevó a la oposición a la antesala del poder. A partir de ahí renació una mezcla de leninismo espontáneo, golpismo e inocencia, que llevó a aplastantes derrotas hasta 2019, cuando aparece más claramente expresado, en su dolorosa candidez.

La estrategia consiste en que mientras peor, más bajo y siniestro sea el nivel de vida, más gente coma de los basureros en la calle por efecto del socialismo y las sanciones, más cerca estaremos del cambio, particularmente de la “fractura militar” o, en última instancia, de una intervención extranjera. Es la cubanización como esperanza. Van al diálogo sin mucha convicción, entre otras cosas porque no deciden en él.

Confunden la estrategia con el mantra, tres pasos que según se piensa, garantizarían que el poder pase a un grupo predeterminado. Afirmar que no concurrirán a elecciones parlamentarias porque “estabilizan al gobierno” es expresarse en leninista, como Monsieur Jourdain que hablaba en prosa y no lo sabía. Otra parte de la oposición considera que hay que volver a la política electoral, a la organización de partidos, y tejer acuerdos de gobernabilidad con el chavismo para frenar graves riesgos de desintegración del país.

Gramsci y Berstein los iluminen

Según múltiples ejemplos históricos, aspiran una vía sin persecuciones, violencia y con garantía de concordia que permita gobernar y prevenga la inestabilidad. Esa sería la porción gramsciana o bersteniana. Frente a esa dualidad hay partidos y grupos que se mantienen expectantes y parecen esperar la evolución de los acontecimientos para tomar una decisión. En este cuadro habrá elecciones parlamentarias en 2020 y si el gobierno no mete el casco, se pueden favorecer evoluciones positivas para un cambio.

El gobierno no debería usar el ministerio de triquiñuelas llamado constituyente y sí apoyar la renovación del CNE, de la ley electoral y legalizar los partidos, lo que haría difícil llamar racionalmente a la abstención. El país está a la espera de acontecimientos trascendentes, como la eventual incorporación del PSUV a la AN, institución universalmente reconocida como legítima.

Esto desencadenaría desarrollos políticos complejos que requerirían mucha habilidad por parte de los opositores, pero que auspiciarían otros cambios con el apoyo de la UE y los encuentros de Oslo. Desgraciadamente el mantra tiene paralizada la construcción de salidas, al exigir sine qua non que se vaya Maduro previamente, aun cuando éste sería el candidato que más convendría para el triunfo electoral de la oposición. Ojalá Gramsci y Berstein los iluminen.

@CarlosRaulHer

“…una oportunidad, no una garantía”

Carlos Raúl Hernández

En la formación de la voluntad del electorado influyen diversos factores políticos, emocionales, comunicacionales, económicos y culturales, en una síntesis que al final, se vota por candidatos o partidos cuya imagen logre asociarse a una vida mejor, y ese suele ser el hilo rojo de las campañas electorales exitosas, el Dr. Jekyll. Una oferta de futuro y por otro lado se complementa al identificar al competidor con un infierno real o potencial. Entra en juego el Mr. Hyde llamado “campaña negra”.

Los dos pensadores británicos del siglo XIX que terminaron de diseñar la democracia representativa tal como la conocemos, Jeremías Bentham y John Stuart Mill, plantean que los seres humanos buscan con sus actos, placer, beneficio personal y familiar, y a esto se llamó utilitarismo. Bentham escribe que “la libertad… tiene valor solo en cuanto constituye medio para conseguir la felicidad”. El aparataje de una campaña electoral bien concebida debe inducir en la mente de los electores a Mr. Hyde y el Dr. Jekyll.

Marx, cuyo esquema político es primitivo comparado con contemporáneos mucho menos celebrados, quedó estupefacto en 1848 cuando presenció la primera votación directa, universal y secreta conocida, que eligió a Luis Napoleón en Francia. Para él todo régimen burgués era una dictadura, y su brújula enloqueció cuando la clase obrera, “la mayoría social explotada”, votó en masa por éste, mientras los comunistas quedaron reducidos a una demacrada minoría. A Marx le pareció casi un acontecimiento mágico.

Para su despecho una mayoría social “proletaria, explotada, miserable”, que solo podía perder las cadenas, se ponía al servicio de sus enemigos y no era capaz de hacerse mayoría política a través del proceso electoral que convierte sufragios en curules, es decir, en poder. Contentarse porque los estudios de opinión arrojen que 80 ó 90% desea salir del actual gobierno, debería ser estímulo suficiente para concurrir a una elección porque son muy altas las posibilidades de ganarla, si se tiene la capacidad suficiente.

Mayorías social y política

Y si no es por el voto y las curules que tornan mayoría social en mayoría política, aquella es una ficción que sirve de poco. Las mayorías políticas hay que construirlas, no están dadas por simpatías estadísticas, sino son un proceso productivo que requiere recursos económicos y humanos, partidos, una campaña electoral sólida, habilidad política, estudios técnicos de opinión, una maquinaria de testigos en las mesas que recabe las actas. Y la moralización de los electores para que concurran en situaciones adversas y ganen.

En veinte años la sociedad ha fracasado varias veces en estos principios básicos, pero también fue exitosa cuando lo hizo bien, como en 2015. La experiencia real acumulada es que ninguna (enfatizo: ninguna) de las denuncias de fraude ha podido respaldarse con el elemento esencial, los recibos, que son las actas. Y la misma experiencia señala que cuando se tienen la victoria se logra no importa el ventajismo de gobierno. Eso lo vimos el año pasado en Zulia, Táchira, Mérida, Anzoátegui y Nueva Esparta.

En mayo de 2018 tuvimos la demostración más palmaria e insólita, digna de estudio por tratarse de un hecho incomparable, de como la incompetencia estratégica puede impedir que una amplia mayoría social se convierta en mayoría política, sugiere Adriana Morán. Este caso es tan increíble que merecerá estudios por ser modelo de suicidio de un liderazgo y se han dado argumentos tan pueriles como que a los decisores no les gustaba el candidato.

En otras palabras, que era preferible el triunfo de Maduro. Demostramos incapacidad para dar una exitosa batalla electoral, como si ha ocurrido en otros países de la región, pese a la proclama de ser mayoría. Y tampoco hemos sido suficientemente hábiles para negociar con el gobierno y hasta eso han tenido que asumirlo los norteamericanos, tal como se supo recientemente.

Rendirse mata

Las primarias argentinas del domingo ilustran lo que hemos dicho. Macri triunfa sobre el peronismo en 2015 porque representó una esperanza de cambio para mejorar la vida de la gente. Pero desde hace por lo menos dos años se observa que su deriva podía conducirlo a la derrota, porque no enfrentó los desarreglos estructurales que envilecen la sociedad, empezando por la inflación, lo que se suma a su inexperiencia política.

Las mayorías no son estables sino efímeras y la capacidad de los líderes se prueba precisamente al mantenerlas. El haber rechazado el financiamiento del FMI que le hubiera permitido suavizar los efectos del ajuste para emprender la reforma estructural de la economía, siempre lució como una excentricidad que salió muy cara, particularmente para alguien que se enfrenta a un monstruo con el arraigo popular del peronismo.

La eventual pérdida de la mayoría política en las elecciones de octubre debería ser una lección. Mantener el poder o cualquier parcela de felicidad, como diría, Bentham, obliga a tejer acuerdos, arreglar disputas, conciliar diferencias, pero no para medrar sino para realizar eficientemente los objetivos de la acción, la conquista de mayor bien. Pero la libertad es una oportunidad, no una garantía. Y todo se puede perder.

@CarlosRaulHer