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Carlos Raúl Hernández

Yo soy el castigador

Carlos Raúl Hernández

Cada vez que triunfa una de esas pesadillas como Jair Bolsonaro, queda la esperanza de que finalmente se imponga la racionalidad y las instituciones frenen esas bestias apocalípticas con la manía de destruir una parte de la sociedad para “adecentarla” o favorecer a otra. Este stand-by sicológico es humano, comprensible y a veces resulta. Con Chávez quienes confiaban que tuviera su epifanía, vivieron la realidad. Pepe Mujica, al contrario, pese a haber sido jefe tupamaro y preso político víctima de torturas, hizo un gobierno democrático y de apertura económica, cuyos beneficios aun no terminan. El caso de Lula es contrario.

Realizó una gestión correcta desde los puntos de vista democrático y de política económica, mientras edificaba un Estado paralelo de corrupción como pocos, cosa que, por cierto, nada influyó en los resultados del domingo pasado. Era previsible, sin embargo, que la destitución de Rousseff se tradujera en algún cisne negro. Con el apoyo de notorios exponentes de la cultura, generalmente ciegos en política, López Obrador es una tensa expectativa, pero quienes sí ven piensan que es una amenaza.

Escribió Isaiah Berlin que cuando un pistolero poderoso y decidido se planta frente a las instituciones democráticas, a éstas les tiemblan las piernas y tienden a incumplir su misión de bloquearlo, reducirlo y defenderlas. A Chávez lo coronaron entre el Presidente de la República que lo precedió, la presidenta de la Corte de Justicia y los jefes de las instituciones y organizaciones sociales encargadas de neutralizarlo. El triunfo de Bolsonaro revela las taras del análisis político de peluquería que, casi sin excepción, lo atribuye a la reacción contra las taras del sistema, la crisis de los partidos, las fallas del liderazgo y bla bla.

Lugar común, lugar de todos

Enumeran la corrupción, la ineficacia, la miseria y demás lugares comunes que sirven para todo. Pero contra esta retahíla de naderías políticamente correctas, como se sabe, casi todos los estudios de opinión decían que Lula, el fundador de la corrupción sistémica en Brasil, patriarca de Odebrecht, líder de un partido tradicional, barrería con apoyo masivo si no lo impedía el Poder Judicial. A las mayorías esos pecados no les molestaban demasiado y deseaban votar específicamente por ellos, lo que deberían reflexionar los análisis tapa amarilla en los que el pueblo es el verdugo republicano par excellance a nombre de la moral pública.

Las posibilidades de Fernando Haddad no eran brillantes. Para adular a su jefe, dijo que con el apoyo de Lula ganaría “hasta un poste”, lo que ayuda a comprender por qué su gestión en la alcaldía de Río de Janeiro fue gris. Sin embargo, el PT obtuvo la altísima votación de 45%. Parte del país quería votar por el gran corrupto carismático y benefactor. Como no lo tuvo sino a una especie de nulidad, escogen el punisher que suena como potencial nuevo repartidor, el antisistema que demostró repetidamente su carisma electo muchas veces como diputado y que en 2014, fue el candidato que recibió en Río la mayor votación al Parlamento.

Un underdog como Haddad no tenía vida entre las figuras tan fuertes de Lula y Bolsonaro, quien como López Obrador, tiene por delante ejecutar o no los programas con los que ganaron. Ambos son amenazas populistas, de izquierda o de derecha lo mismo da, que pueden o no materializarse. Que dos países gigantes de Latinoamérica estén a un paso de lo que vivió Venezuela, tiene que mantenernos en ascuas. Si Bolsonaro intenta llevar adelante sus prejuicios racistas y sus políticas del siglo XIX contra las mujeres, los homosexuales y otras minorías, iniciará la desestabilización.

El otro es López Obrador Igual que si López Obrador pretende avanzar con sus odios contra las clases medias proyankis, los blancos, el Acuerdo de Libre Comercio con EEUU, la modernización, los riquitos, las empresas privadas y todo lo que ha construido la prosperidad de México. Estamos en la era Trump y por lo tanto la extravagancia, la irracionalidad, la inmoderación, tienen papeles de identidad en el mundo. Vargas Llosa dijo recientemente que era el problema de tener un presidente tercermundista en Estados Unidos.

Hillary le dio una paliza electoral, con casi tres millones de votos por arriba, pero por razones técnicas él está en la presidencia. El único estadista europeo occidental es la señora Merkel, mientras los líderes en España se debaten entre quién es el más fiel plagiario o el mejor agente de una amenaza revolucionaria. Rajoy se sumergió en el anonimato y Felipe mejor si hiciera lo mismo. Un grupo de países latinoamericanos se involucró en Venezuela con el fin de ayudarla a recuperar la democracia y sacar a Maduro, asesorados por algunos dementes, y su efecto fue contrario.

Contribuyeron a desvalorizar el voto ante la ciudadanía y sumergieron a Venezuela en una laguna Estigia, sin esperanza democrática visible, con una oposición malherida. No existe ni vale la pena que exista unidad ni niño muerto, ni puente ni túnel, que pasen por otro lugar que no sea la estrategia democrática, constitucional, pacífica, negociada, cuyo centro sea la recuperación del voto y reconstruir los partidos políticos. Hablar de unidad fuera de eso, nos tiende a ubicar entre los parámetros conceptuales de esa categoría analítica divulgada por Norkys Batista.

@CarlosRaulHer

La magia y lo fantástico

Carlos Raúl Hernández

Será el nuevo flogisto o el éter de los que se pensó en diversas épocas estaba hecho el Universo, o la nueva piedra filosofal que convierte las materias viles en oro? Es la fecha mágica: 10 de enero de 2019. No hay nada que pensar, ni recoger vidrios rotos ni trazar estrategias ni desarrollar la inteligencia para aprender a pelear en la política ni reorganizar las fuerzas ni trabajar como bueyes para reconstruir lo que perdimos por razones conocidas. No hay que enmendar errores ni reconquistar la conciencia de la gente hoy poseída por los fantasmas del radicalismo prepolítico, sino sentarnos a ver el eclipse y esperar el prodigio que anuncia la astrología.

Solo aguardar la fecha mágica. El reportaje de mi queridísimo Alonso Moleiro en El País del 23 de octubre, certifica el derrumbe de lo que hasta hace poco fue la esperanza de futuro. Al nacer 2016, la discusión eufórica, triunfante, era sobre cuál sería el método para salir del gobierno rápidamente, y en dos años y tanto, fantasía tras fantasía, se arruinó la fuerza que el pueblo otorgó con sacrificios y votos. El gobierno aplastó a la oposición, o ésta se aplastó a sí misma, y hoy doblan las campanas de un sueño, retazos de ilusiones esparcidos en el barro.

Es el efecto de haber vivido una fantasía tras otra. En 2016 la catástrofe del RR, que se recordará como una de las más trágicas puerilidades de la historia política venezolana. Después siguieron más fantasías en 2017: elecciones ya, trancones, Maduro vete ya, 350, el referéndum popular y hora cero. La oposición había exigido elecciones en abril de 2018, se pautaron para el 20 de mayo, pero los solicitantes decidieron que la deslegitimación inexorable se lograría gracias a la abstención. Eso traería las liberadoras tropas extranjeras o el golpe democrático.

El regreso de Dorian Grey

Al final están fracasadas todas las quimeras, perdido el norte, desintegrada la fuerza, publicadas series completas de documentos ingenuos con procedimientos de autoayuda para triunfar. Pero nadie asume la responsabilidad de la derrota y lo que es terrible, nadie tiene la bizarría de señalar los errores (no aprendieron bien del maestro Hugo Chávez). Y lo peor de lo peor: aparece otra vez la vía fácil, rápida e imaginaria, la nueva fábula infantil salvadora: el 10 de enero, día del milagro de la transubstanciación al revés cuando el gobierno pase a ser “ilegítimo. Se produce así una pirámide financiera de ilusiones y artificios, unas sobre otros.

Resulta que el gobierno hasta ese día habrá sido legítimo, prístino, estricto cumplidor de la Constitución, falso que haya convocado “la constituyente cubana”, “que haya sido una dictadura” o atropellado a la A.N. Falso que haya desconocido la propiedad. No nos equivoquemos. Hasta ese día tendremos un gobierno normal y todo lo que hemos dicho hasta ahora son calumnias. El 10 de enero como Dorian Gray, se pudrirá violentamente y el joven lozano, seductor, se convertirá en un despojo. Ese día sonarán las campanas, sesenta países retirarán sus embajadores y romperán relaciones con Venezuela.

Y la última maravilla: habrá un ataque cibernético masivo. Josué hará sonar las trompetas, se derrumbarán las murallas, el gobierno caerá estruendosamente. Esto podría ser una simple entelequia más, pero hay unos cuantos que hacen lobby en EEUU para que procedan a la asfixia financiera de Pdvsa, lo que desencadenaría ni más ni menos que la hambruna. Las migraciones masivas se exasperarían por el tiempo que dure la horca petrolera. Es una idea tan bárbara como la que tuvieron algunos líderes internacionales luego de la Segunda Guerra Mundial.

La rebelión de las máquinas

Pretendían destruir la infraestructura industrial y moderna de Alemania derrotada para que regresara a ser un país campesino y agrícola, devolverla al siglo XVII, sin importar las consecuencias para su población y más bien para castigarla por Hitler. Por fortuna esa genialidad del estrangulamiento por hambre de las mayorías la rechazan sectores muy poderosos en los propios Estados Unidos. Tales extravíos solo pueden ser elucubraciones de los que no pudieron cumplir con su trabajo y ahora juegan al holocausto, siempre que ellos puedan venir en el portaviones y caminar al poder entre los cadáveres.

Con ella se quiere disimular el desastre que llevó a gente a la muerte, a otros a la cárcel, al exilio (unos con el apoyo de la familia bien fondeada, otros no), dejó los partidos deshechos, perdidos los cargos representativos “que no valen la pena” como dice la inconsciencia. Es la nueva estafa fantástica para volver a perder, otra vez advertidos, porque nuevamente reconocemos nuestra incapacidad frente al adversario y esperamos que alguien nos resuelva el problema, saque a los malos y nos llame a gobernar.

Pareciera que esta vez la comunidad internacional no se dejará hipnotizar. Declara Federica Mogherini que hay que crear condiciones para un entendimiento porque no hay interlocutores del lado opositor y que es inconcebible una invasión a Venezuela. Y por otro lado, luego de las demostraciones de los negociadores previos, está claro que no hubo una buena representación. Es necesario que aparezcan nuevos factores con responsabilidad e inteligencia para contribuir a dar un chance de salida a la deriva que conduce a un Estado fallido.

@CarlosRaulHer

El final de la política

Carlos Raúl Hernández

Ilegalización de partidos y sindicatos, persecución de activistas, censura de prensa, espionaje generalizado, odio, tortura, asesinato, cárcel y exilio a la disidencia, son factores constitutivos de esas desgracias llamadas “revoluciones”, que en los siglos XX y XXI crearon sistemas absolutistas, a diferencia del XVIII. Los derrocamientos de dictaduras que no pretendieron derivar a un “nuevo orden social”, como el 23 de enero de 1958, “la revolución de las fantasías” según Domingo Alberto Rangel, afortunadamente no fueron revoluciones. Por cierto, la mayoría de las dictaduras se derrumbaron electoralmente, pese a lo que dicen las cherch

Que revolucionarios de izquierda y de derecha busquen clausurar la política no es casualidad, ya que Hegel y Marx, los dos más grandes pensadores del “fin de la Historia” concibieron que eso tenía que ocurrir. Marx, un utopista brillante, escribió que, como en el comunismo los trabajadores serían dueños de la riqueza y la sociedad se autogobernaría, no eran necesarios política ni Estado, pues el gobierno sería una mera administración de actividades y cosas. Para Hegel los fines que habían impulsado la marcha de la Historia, los ideales ancestrales de justicia y libertad, se habían materializado en el Estado prusiano.

Por eso en el siglo XX los marxistas y nacionalsocialistas implantaron a sangre y fuego el fin de la política, es decir, del pluralismo y la lucha por el poder. Lenin y Trotsky fundaron una monstruosa dictadura totalitaria y el primero, moribundo, descubrió que su discípulo más destacado, Stalin, garantizaba un futuro peor de lo que ya habían creado. Hitler se propuso explícitamente “destruir la herencia de la revolución francesa” y naturalmente no se refería a los abominables crímenes políticos y humanos de Robespierre.

Repetir el Terror

Disparaba a la etapa liberal que comienza con la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 y termina en 1793 con el Terror de Maximiliano Robespierre, al que más bien Hitler reproduce. La habilidad de los luchadores democráticos exitosos contra dictaduras, fue actuar inteligentemente y con cuidado extremo para reconstruir paso a paso algunos pilares del Estado de Derecho que condujeran a procesos electorales, en los que sucumbieron más de 90% de los regímenes autoritarios. En Venezuela ha ocurrido exactamente el proceso inverso, que pasará a la historia de la candidez humana.

Las fuerzas democráticas han actuado sistemáticamente a lo largo de 20 años para perder por torpeza y demencia, las garantías liberales que la revolución estaba desesperada por eliminar. Así como argentinos, chilenos, peruanos, uruguayos, brasileros, salvadoreños, comenzaban con comisiones de Derechos Humanos, fundaban periódicos o introducían sutiles planteamientos democráticos en los existentes, luchaban por la libertad de los presos hasta llegar a pedir elecciones, y luego ganarlas, en Venezuela ha sido al revés.

Incursiones irracionales, suicidas, dirigidas por improvisados y antipolíticos, y políticos ambilados, fueron sacrificando uno a uno los recursos de la democracia: periódicos, televisoras, emisoras de radio, Poder Judicial, fuerza militar, Pdvsa, gobernaciones, alcaldías, partidos políticos, acuerdos en República Dominicana, hasta llegar al colmo de los colmos: la abstención en las elecciones presidenciales este año. En actos de locura, como el toro que embiste contra el burladero y se desnuca, despalillamos las reservas de fuerza democrática. Nunca se ha visto nada semejante.

Absolutismo por las buenas

La izquierda revolucionaria trabajó para destruir la política, los mecanismos mencionados en los que cristalizaba la fuerza democrática, y la derecha revolucionaria ha hecho exactamente lo mismo al promover el abandono de los espacios institucionales. Hoy ya no existe política reformista, de centro, sino un gobierno absolutista e ilimitado, sin que haya costado una guerra civil, ni fusilamientos ni golpes de Estado, sino el auxilio al gobierno de radicales y abstencionistas. Ante la ausencia de política, el único enemigo de la permanencia del status es su incapacidad para darle una orientación medianamente normal a la economía.

Luego de largos meses de errores, hoy la comunidad internacional parece comenzar a comprender cómo la despolitización del abstencionismo atornilló al gobierno y liquidó la esperanza. Frente a la obscuridad, la Unión Europea, en lenguaje políticamente correcto, declara un núcleo importante: la necesidad de conseguir interlocutores e iniciar negociaciones para buscar salidas antes que el orden de cosas termine de fraguarse. Captaron que no promover el regreso de la política es sentencia de que las nuevas estructuras se hagan impenetrables. Pero el radicalismo opositor, responsable directo, evidencia su incapacidad para medianamente entender la realidad.

Lo único que hacen es repetir la frase lamentable, decúbito dorsal de la inteligencia: negociar es criminal. No son capaces de articular una idea útil, concreta, ni una aproximación seria a la realidad. Consignas huecas, vanidades ridículas, ambiciones, descomedimiento, fantasmagoría, sustituyen el mínimo mobiliario que debe tener la cabeza de alguien que pretenda dirigir a otros. Si por algún golpe de dados llegaran al poder, la desgracia de los venezolanos se mantendría y profundizaría. El final de la política.

@CarlosRaulHer

El zamuro fénix

Carlos Raúl Hernández

Los abstencionistas y los que se abstuvieron sin serlo (¿?) hablaban de “deslegitimar” para hacer solemne una de las novatadas más espectaculares de la historia política, tanto o peor que la lucha armada de los sesenta. Entonaban “deslegitimar” con tanta ceremonia como cuando Hegel dijo “todo lo real es racional y todo lo racional es real” y quedamos tratando inútilmente de entender. Pese al terrible drama de su “ilegitimidad”, Maduro hace lo que le da la gana, le importa un comino la hiperinflación, trae a los chinos y los rusos, hace tragarse un burro al Grupo de Lima, reinicia acercamientos con Trump, va a la ONU.

Todo el mundo reniega de la “¿intervención extranjera yóoo… Estás loco?”. Gracias a los abstencionistas y a los que se abstuvieron sin serlo, la oposición desapareció del territorio, ya no existen partidos y el deslegitimado va sin freno. Hace unos meses, antes del 20 de mayo, escribí que la abstención nos llevaría a una larga travesía por el desierto rojo. Mientras tanto los responsables de la hecatombe no dicen nada, o publican documentos banales y simpáticos pero no debaten con honradez para rectificar el error. Piensan que si pasan agachados al país se le olvidará lo ocurrido (en unos veinte años) y alzará majestuoso el zamuro fénix.

Tal vez partidos y opositores prospectivos tendrán poco que ver con lo que conocimos. Antes cada uno de los principales hablaba a nombre de miles o millones de votos encajados. Hoy cada vez que se mencionan sus siglas o nombres, los mismos ciudadanos escupen. Triunfaron los radicoides que siempre anduvieron por el hombrillo con su prédica demente, mientras los partidos construían una gran autopista que quedó hecha en diciembre 2015, pero ya es escombros.

Estrategia y auyama

El desvarío era patrimonio de minorías pero se apoderó de todo. En esta temporada e insensatez, como dice @Karla-ngj, desapareció la más elemental capacidad de razonamiento político, y la negatividad radicoide como un agujero negro, se traga todo. Discursos -listas de mercado con quejas sobre cómo la hiperinflación impide conseguir una buena auyama y enumeración de males que nos acongojan, como si nadie lo supiera. Los pobretólogos ilustran cuántos millones exactamente comen de la basura, cuántos ingieren carne una vez al mes, cuántos zancudos pican a los venezolanos.

Eso no es un plan estratégico sino un llanto. La segunda parte del discurso es una impostura, un sketch teatral, la farsa de una supuesta ética superior sin que haya nada en sus vidas que respalde eso. Caricaturesco que con tal declaración de moralidad, se dedican a la inmoralidad: calumniar, mentir, desacreditar, ensuciar a otra parte de la disidencia por no compartir sus acciones infantiles, retóricas y suicidas. En la vagancia e inactividad, su tiempo lo ocupan en inventar canalladas y enjuagarse con un republicanismo circense.

Pero parece que no saben muy bien qué es eso. Ya liquidaron las fuerzas opositoras y ahora apagan cualquier llamita que sobreviva, e intentan difamar, con su discreta inteligencia que poco usan, a cualquiera que siquiera utilice alguna de las palabras prohibidas (voto, diálogo, negociación, candidatos). Son un tribunal de Inquisición de manetos, inútiles, tullidos del alma, una corte de los milagros que no existe en ninguna parte sino en su jerga escatológica y lupanaria. En sus sueños vespertinos de la siesta hasta las 5 de la tarde, imaginan que “la transición” los llamará para ofrecerles el poder.

Rebolledo y Alzuru

Las cabezas vacías del radicalismo y los chavistas comparten su falta de moralidad, la afición por métodos revolucionarios y que ambos implantan o implantarían dictaduras para hacer lo que se les ocurra. Lo acaba de demostrar esa parte de los magistrados del exilio que actuó bajo órdenes del S.G. Almagro, exactamente igual que el tesejota gobiernero, con lo que se baldaron de por vida. Y nada menos que preparaban la trapisonda para nombrar una “junta de gobierno” que habría que desconocer inmediatamente en el supuesto de que llegara a nombrarse. Semejante metidas de pata nos pondría en ridículo ante el mundo y afianzaría aún más a Maduro.

Maquiavelo llamaba a tener cuidado con las informaciones emanadas de quienes habían sido expulsados de sus países, porque la pasión privaba su juicio de serenidad. Los procedimientos del abogado que encabeza a los magistrados de Miami son exactamente los mismos que los del que preside el TSJ local. No hay diferencias éticas ni jurídicas. Solo políticas al servicio del sector más atolondrado e inepto de lo que fue la oposición. La desincorporación de los magistrados Alejandro Rebolledo y Thomas Alzuru, frenó la nueva tracalería en ciernes.

A la “deslegitimación” de Maduro la comunidad internacional “procedería”, dijeron y está en los archivos, pero no le han explicado a la sociedad que dejaron huérfana por qué no hubo intervención militar ni golpe de Estado. Más bien, Maduro, si tuviera un mínimo de responsabilidad como gobernante y se ocupara de hacer la reforma económica sin piraterías, podría instalar un régimen al estilo del PRI en México. Basta de tonterías que ya van suficientes. Hay que prepararse para las elecciones municipales y recuperar la fuerza.

@CarlosRaulHer

Fisiología de la devastación

Carlos Raúl Hernández

A nuestras generaciones, como a otras del pasado, nos correspondió enfrentar, sufrir y observar los movimientos revolucionarios y populistas, cuya versión más reciente es el socialismo del siglo XXI. La esencia de tales fenómenos es la movilización pasional, irracional, mítica, que exaspera el vínculo odio-amor-envidia que subyace en toda sociedad, para desmembrarla, romper la “cohesión social” que Chávez repudiaba. La erosionan, cultivan el resentimiento y la inquina entre grupos y finalmente liquidan la sociedad misma. Ricos-malos-y-pobres-buenos, profesionales-perversos-y-trabajadores-explotados, blancos-malos-y-morenos-buenos.
El inquilino al que “explota” el dueño de la pensión y el que anda en el metro porque otro tiene carro. El dueño del abasto encarcelado porque “especula al pueblo” en medio de una hiperinflación y una fantasmal guerra económica de la oligarquía y países extranjeros para encubrir el despalillado de una inmensa riqueza. La política no es la búsqueda del poder por medios pacíficos y civilizados, sino la matchpolitik, el enfrentamiento. Lo terrible es que el modelo se filtra hasta los tuétanos de las fuerzas originalmente democráticas, que dejaron a un lado su noumeno propio para ser clon del monstruo.

Se incrustan en asuntos tan sórdidos como la moral, el bien contra el mal, los decentes contra los vergonzosos, la fuerza contra el acuerdo, la calle contra el voto y demás dualidades funestas de principios que sustituyen el lenguaje, el razonamiento y la práctica democráticos. Vemos que la revolución entrampó y destruyó la sociedad en esa discrepancia maniquea y falsa, rechazada frontalmente en nuestra cultura desde San Agustín, y sus adversarios se autodestruyen en esa trágica operación, ser el nuevo chavismo de derecha que hace lo propio contra el “colaboracionismo”.

Quemado en la hoguera

De allí la “dignidad”, “la verdadera oposición”, los republicanos puros con un arsenal de bombas de aire, generalidades, invocaciones a los principios, jergas vacías que ilustran su total incapacidad para la lucha, como han demostrado hasta el hartazgo. Incapaces de construir siquiera un rancho, se manejan como pez en el agua de la calumnia y el vandalismo emocional contra quien razona políticamente. Su única aptitud consiste en manejar las bajas pasiones, la división y el aborrecimiento.

Son el nuevo peligro por su incapacidad para convivir con quien siquiera oiga otra música, y si les va bien sobrevivirían unos pocos meses en el poder (el 11 de abril aguantaron 72 horas apenas). Son buenos, como el chavismo, para manipular y despedazar, pero no saben ni poner un bombillo. Uno de los libros más importantes sobre la política, de tal dimensión como El Príncipe de Maquiavelo es la extraña y olvidada obra De los vínculos en general, de Giordano Bruno, escrito contra la Iglesia Católica y su poder espiritual sobre el mundo, antes del y en época del Renacimiento.

Todos pensamos que a Bruno, de los esenciales defensores del heliocentrismo, lo quemaron en la hoguera por negar que la tierra fuera el centro del universo, pero más que a eso se debió a su condición de mago, ocultista y detractor de la Iglesia. Es una de las obras que describe más perfectamente la manipulación de las masas a partir de utilizar sentimientos y valores colectivos. Para Bruno una de las propiedades del Mago es esa. Podría haber sido el manual del Chávez, López Obrador, Castro o Correa. Según él, hay que apuntar al eros, sustrato vulnerable y fundamental para manejar, manipular, a los humanos.

La envidia es amor al revés

“La envidia es la expresión del amor a uno mismo, no soporta que otros sean iguales o superiores y se torna en odio. La indignación (moral) es amor por la virtud… el pudor es amor a la honestidad… y la ira (frente a esos elementos) es una forma negativa de amor… por eso los platónicos llaman al amor el gran demonio”. El dilema debe ser planteado “en términos de tragedia” (los actuales revolucionarios dividen en amigos y enemigos del pueblo o verdaderos opositores y traidores de la oposición) para que los frutos sean abundantes. El “cazador de almas” puede introducir sus trampas y “vínculos” a través de la “emoción y la fantasía”. No puede sentir piedad o pudor:

“No hay nada que partiendo de los sentidos pueda llegar a la razón sin pasar por la fantasía”. “Procura no transformarte de operador en instrumento de los fantasmas”. El cazador debe ser frío, implacable, carecer de escrúpulos, mentir, calumniar sin el menor remordimiento. No existe la verdad “debes ser capaz de ordenar, corregir y disponer la fantasía, componerla según tu voluntad” (calumniar sin misericordia hasta a Teresa de Calcuta). “El operador creará todos los vínculos que quiera, la esperanza, la compasión, el miedo, el odio, la indignación, la paciencia, el desprecio por la vida, por la muerte, por la fortuna”.

Para observadores externos es difícil explicarse la sobrevivencia de un gobierno que es posiblemente el peor que hubo en América Latina. Pero también es difícil dudar que se debe principalmente a que los fenómenos analizados por Giordano Bruno en tiempos tan remotos como 1588 cuando se publicó el libro, parecen haberse apoderado de la sangre de demasiados que sustituyeron la racionalidad, la sensatez y el sentido sabio en la política, por el odio y la manipulación como sentimientos predominantes.

@CarlosRaulHer

“Querido Niño Jesús”

Carlos Raúl Hernández

(A pesar de todo, comienza el ambiente navideño y un famoso asesor político conocido como el Padre de la Derrota, colgó en la Web su carta al Niño Jesús, aplaudida por intelectuales venezolanos en París, Roma, Madrid, Miami y otras capitales, como el arma secreta que acabará con el gobierno. Realmente el documento tiene incalculables megatones y, además de un brillante diagnóstico, da la solución a casi todos los problemas políticos, sociales y económicos. La carta es la solución. Les ofrecemos el documento para que admiren sabiduría política de la que ya no se consigue).

Querido Niño Jesús, te escribo para pedirte una sola cosa: un gobierno de transición. Por aquí la situación está muy mal, no se consiguen medicinas ni alimentos y la hiperinflación es inimaginable. No te imaginas los precios del cebollín y el pimentón. La gente está contra el gobierno y lo desprecia, pero también la oposición carece de credibilidad por lo siguiente. Habían ganado masivamente las elecciones de 2015 y el próximo paso era ir a las regionales en las que ganarían hasta 20 gobernaciones. Promoví activamente reuniones y los convencimos en 2016 de no buscar a Dios por los nidos sino ir tras el referéndum revocatorio, y escribí una cantidad de artículos, ya que siempre me ha encantado la política. Ayudé a tumbar a Carlos Andrés Pérez y a ganar a Chávez....”.

“… Debí pensar que como el gobierno tenía de su lado al TSJ, no habría referéndum sino una paliza para la oposición. El año siguiente mientras muchos clamaban por rectificar y asumir las elecciones regionales y locales, yo los convencí de que había que pedir elecciones generales porque el gobierno estaba prácticamente caído. Ellos me hicieron caso y se fueron por el camino de sacar manifestaciones de muchachos desarmados para que se enfrentaran con la Guardia Nacional y los colectivos armados. Comenzó la muerte por goteo, que enlutó a ciento sesenta familias a las que quitaron hijos, padres y hermanos. Lamentablemente, querido Niño…”

… “… las luchas cuestan bajas. Ensayamos todo. Trancones que encerraban a los vecinos en las urbanizaciones y miles de autos en las autopistas, paros de comercios, a alguien se le ocurrió convocar un referéndum popular (sin reconocimiento del CNE) y hasta una Hora Cero, en la que pasaría algo, como en el cuento de García Márquez, y nada que el gobierno caía. Por el contrario, Maduro convocó una constituyente y aunque yo juraba que no sería posible, que primero caería, éste hizo su constituyente y desmoronó a la oposición. Por fortuna aunque saben cuál fue mi responsabilidad, nadie lo dice en voz alta por mi investidura y porque me tienen cariño”…

…“Con el espinazo roto, la oposición concurre a las regionales y la ciudadanía frustrada, amargada, desmoralizada, baja la guardia y el gobierno gana dieciocho gobernaciones. La oposición turulata por la paliza decide aceptar mis consejos nuevamente, no participa en las elecciones de alcaldes, y el gobierno ilegítimo se cogió los cargos ejecutivos que están más directamente relacionados con la comunidad. El problema ahora era que en las presidenciales ninguno de los que a mí me gustaban podía ser candidato y se me ocurrió una travesura: lanzar a un empresario de gran prestigio. Si lo expropiaban o lo metían preso no era el problema:..”

… “… tenía que sacrificarlo todo por la patria. Pero no aceptó y me quedé sin ficha presidencial. Me gané a otros grupos de presión y fui a fondo con la tesis de que quien se lanzara era un instrumento del gobierno. Entonces se me ocurrió que a menos que Maduro voluntariamente renunciara o que tuviera lugar una invasión extranjera, solo un golpe militar democrático podía ponerle fin a la pesadilla. Había que deslegitimar a Maduro y con eso, se darían las condiciones para una de esas opciones. Claro que surgía un grave problema, pero había que pasarlo por alto. Y es que la salida del ilegítimo gobierno dependía del mismo ilegítimo gobierno…”

…“… o bien por la renuncia, o bien por el golpe de Estado. Estaba claro, como prometían Almagro y cancilleres del Grupo de Lima, una vez deslegitimado Maduro por la abstención, la comunidad internacional actuaría. Pero la política es demasiado sucia y el gobierno norteamericano ahora anda de encuentros secretos con Maduro como reflejo de los entendimientos entre Trump y Putin. También el Grupo de Lima dio una voltereta espectacular y comentan que los europeos tienen fundados temores sobre una acción militar internacional encabezada por Estados Unidos que los involucre, que podría crear una especie de Irak o Libia al norte de América del Sur…”

…“… un riesgo demasiado grande para los retos electorales de Trump. Insólito que el Grupo de Lima mandó a retractarse a Almagro después de haber prácticamente anunciado una invasión. Por eso querido Niño Jesús, solo te pido que nadie se entere de mis metidas de pata. Y que me mandes un gobierno de transición al que yo pueda asesorar porque los que gobiernen sean esos muchachos que contribuí a formar en la universidad y que por eso me hicieron caso. Te digo que quise comprar unos camarones y eran impagables. Si me das ese milagro, es posible que se olviden mis cuarenta años de pifias. (Firmado) Padre de la Derrota”.

@CarlosRaulHer

El carnet de las Termópilas

Carlos Raúl Hernández

Donde triunfaron los movimientos totalitarios del siglo XX, se impuso en la política el pensamiento mítico sobre el racional y la acción se promovía a través de calumnias, himnos, consignas, que apuntaban a mover pasiones, al inconsciente y no a la conciencia. Tanto el comunismo como el nacionalsocialismo y el fascismo fabricaron el reino de la ideología, el engaño y las bajas pasiones, como decía Lucio Colletti. Movilizan al público con una jerga espuria que hablaba de clases y razas parásitas, otras oprimidas, del triunfo de los pobres, de los pueblos a los que se negaba la felicidad y cuyo destino era construir un nuevo mundo.
Para el bien era necesaria una etapa de destrucción de lo existente: la revolución. Por obra del mito, simples autocracias criminales, ineficientes y sinvergüenzas dejaron de llamarse gobiernos para convertirse en “la revolución” y así justificar todos sus fracasos y miserias. Y de ese mito matriz, deriva una mitología, un tejido de submitos, que contagian al resto de la sociedad, intrasistemas complejos de turbideces que se toman por valores morales o pos “verdades” (ahora tenemos también pos verdades) para éxito de los autócratas.

Esa mitología se extiende a toda la sociedad, incluidos los opositores. Trágicamente nos descubrimos pensando y hablando como quieren los seis demiurgos revolucionarios, que deben estallar en carcajadas cada vez que pisamos sus minas ideológicas. Parte del síndrome es lo ocurrido con el llamado carnet de la patria, un instrumento del gobierno para sus usos clientelares, reparto de la renta y tarjeta de racionamiento en otros casos. Pero grupos de nuestros sectores ilustrados (¿?) lo han convertido en una especie de batalla de las Termópilas.

La dignidadddddddd

En ella se prueba el valor, el heroísmo, la dignidad, palabra que se gastó de tanto usarla. Algunos de los que dignamente no lo tienen, se sienten en homérica beligerancia al lado de Leonidas contra cientos de miles de persas. Los millones de ciudadanos normales y sensatos que tienen su carnet o lo tendrán (en este último grupo me incluyo) han sido declarados traidores a los sagrados principio que inventaron entre el gobierno y ciertas ramas de seudo opositores con mucho tiempo libre. Bastante se ha dicho que tal dignidad no se veía afectada por Cadivi.

Para obtener dólares baratos hacían llevar al solicitante unas carpetas que de tan bien hechas parecían obra de Benvenutto Cellini. Ahí no se les empañaba el honor a estos catones, pero si cuando la gente humilde tuvo que comenzar a hacer cola para comprar alimentos y algunos atorrantes llegaron hasta la agresión física contra ellos. Desde la desaparición de los partidos tradicionales y la emergencia de grupos improvisados de clases medias, sin experticia en el arte político, los mitos mayores y menores proliferan en la ingenuidad.

Los mitos siempre han existido y tuvieron gran fuerza en sociedades del pasado, las llamadas prelógicas por el antropólogo francés Lucien Levy-Bruhl. Con la modernidad, la ciencia y la razón analítica ocuparon gran espacio ideológico, pero la redención social trajo otra vez el engaño, los falsos problemas para disfrazar los verdaderos. Los movimientos totalitarios juegan fríamente con las emociones de las clases medias, las más fácilmente manipulables al tocarles supuestos valores, no así las clases populares, obligadas a ser más pragmáticas.

Anzuelos de colores

El gobierno hace lo que le da la gana con sectores críticos al ponerlos a morder coloridos anzuelos éticos. Otra de esas trampas cazabobos es la tal Asamblea Constituyente, una fórmula estrafalaria para llamar a un simple ministerio de triquiñuelas. Fuimos tan ilusos como para preferir que se sacrificaran los pocos gobernadores electos con tal de no profanar la dignidad ¿o virginidad?, al juramentarse en la “constituyente”. ¿Y qué pensarán los dignos de que Zulia cayera en manos que lo destruyen premeditadamente por venganza. En el exilio hay gente respetable, muchos a quienes aprecio y considero amigos.

Pero de la chapucería de algunos fallidos políticos surgen aberraciones que dieron K.O a la oposición. Esenciales para la mitología cosas tales como la abstención (hasta que lo lograron el 20-M con efectos conocidos), la prédica de “con ese CNE”, la virtud del voto manual frente al electrónico. Ahora parece que inventan una presidencia en el exilio sin entidad y que dice muy poco de bueno al país. Eso de disfrazar la política de moral es propio de la antipolítica, el autoritarismo y el totalitarismo y algunos cabecillas opositores solo hablan de esas tonterías, aderezadas del alto precio de los huevos o de las papas.

No existe razonamiento estratégico y todo se derrumbó. Y dentro de la oleada destructiva, calumnias, fake news de la fauna radical tuitera, de la que nos ocupamos con frecuencia, pareciera que ahora le toca a este periódico. Algunos que gracias a El Universal tuvieron renombre no muy merecido y que hoy no están en sus páginas, conspiran para desacreditar uno de los pocos diarios que sobreviven y montan una tramoya con la excusa del carnet de las Termópilas en la que el impudor hace que algunos hablen de grabaciones hechas a reuniones privadas de trabajo. Volveremos.

@CarlosRaulHer

¿Quién le teme a Elliot Ness?

Carlos Raúl Hernández

Una declaración del llamado tsj-exilio, “conminó” a la Asamblea Nacional a dar los pasos derivados de haber declarado en enero de 2017 abandono del cargo por Maduro (¿hacerlo preso, nombrar un nuevo Presidente de la República?). Para sorpresa mayúscula poco después el secretario general Almagro da las mismas “instrucciones”, que la AN debía cumplir a menos que quisiera ser cómplice del reo. Se sabe que la AN está capitis diminutio precisamente por esa infantil decisión, entre otras parecidas, más que simbólica, inoperante; “más que un crimen, una estupidez” diría Talleyrand.

Lo sabe Almagro cuya actividad transcurre en esguinces y muñequeos de gabinete. Era una operación que buscaba quebrar a la AN: o se estrellaba contra el gobierno o contra los cazadores de brujas del almagrismo local. Es muy grave que la autoridad de la OEA, sistemáticamente fallida en lograr algo concreto para la democracia venezolana, se luzca pechereando su último reducto de constitucionalidad, y queda en evidencia que anda en tejemanejes más propios de un edil de aldea. Pero ayuda a entender porqué su gestión ha fracasado y cómo sus ligerezas, el llamado a no votar, por ejemplo, fortalecieron lo que quiere combatir.

Es difícil dudar que si no se leyera como un triunfo de Maduro, varios países despacharían al desmañado secretario. El plan fue urdido en conjunción con esa alma que pena cuya obsesión es ocupar el tonto cargo de presidente en el exilio, después de despilfarrar el poder que le dimos los ciudadanos. Pero al día siguiente ocurrió algo increíble que aciduló por minutos el café: el objetivo de la bomba cazabobos, la Asamblea Nacional, cae en la burda trampa, y como es habitual, rueda.

El dictador que no dictaba

Ratifican su propia e inútil declaración de enero 2017 y la “sentencia” de cárcel para Maduro del tsj-exilio. No era imaginable que pudieran morder el anzuelo sin carnada. Pero lo escandaloso es que 24 horas después de la decisión de la AN, magistrados de Miami publican un acta en la que misteriosamente alguien interpoló el nombre de Henrique Capriles para solicitar su investigación penal. La exdirectora de la Escuela de Derecho de la UCV, doctora Eglée González Lobato, posteó un documento, Comentarios al acuerdo de la AN del 21/A/2018 en el que evidencia los retorcimientos de este lamentable episodio.

Por ejemplo, después de publicada, uno de los magistrados del exilio, Rafael Ortega Matos, aclara a propósito de la mención a Capriles, que en la supuesta acta “aun cuando aparece mi firma, el contenido no se corresponde con la audiencia del 15/A/2018” (ver González Lobato p.2). En otras palabras, el magistrado deja ver o no puede ocultar falsificación del documento original y uso no autorizado de su firma (¿también falsificación?), dos delitos en uno. La secuencia completa integra una auténtica sentina en la que se mezclan maniobras de parte de la oposición de afuera para aprovecharse de la nobleza de la AN.

Se ven uñas de los que, sin apoyo ni prestigio, solo agallas, conspiran con fines turbios, acciones opacas del secretario de la OEA, de los magistrados, y las dos falsificaciones declaradas por uno de ellos. Es necesario recordar que los de Miami no son un TSJ sino un grupo de jueces que la AN nombró para cubrir vacantes de los express designados por el gobierno contra la Constitución, sin cumplir los requisitos, arbitrariamente, y no pudieron asumir el cargo porque la represión lo impidió. Empiezan a actuar en el exilio con una investidura simbólica, los intocables en lucha romántica por la justicia, aunque me cueste la vida, en la Chicago de los años 20.

Romeo y Julieta barrigones

Dependía de ellos mantener su prestancia para encarnar ante el mundo el Estado de Derecho que no existe en Venezuela. Pero el romanticismo se nutre de sí mismo, de la abnegación, la pureza, la incontaminación y de ahí su razón de ser. Lancelot se desmayaba de amor solo de ver el peine con los cabellos dorados de Ginebra, y los amantes de Verona mueren jóvenes porque no puede uno imaginarse a Romeo un domingo ante el televisor, sin afeitarse, barrigón y bebiendo cerveza, mientras Julieta en estado pelea con él y con sus dos diablitos que no quieren comer. El llamado tribunal-exilio perdió el glamour en estas operaciones más mafiosas que jurídicas.

Dice González Lobato… “Las relaciones no solamente están rotas entre gobierno y oposición sino entre los distintos factores que componen esta última. Permanecen los discursos excluyentes y destructivos, y esta vez, peligrosamente abarcan una temática tan sensible como la justicia y la legalidad… aun cuando Venezuela se encuentra en uno de los últimos puestos en el ranking de World Justice Project Privacy Policy…”. En esta comedia de las equivocaciones, hemos visto las costuras de los moralistas.

Hacen gárgaras con la palabra dignidad, pero pueden bailar lo que les pongan en cualquier tugurio, desde Almagro hasta el pichón de presidente en el exilio, pasando por varios aturdidos comediantes del Derecho que en Venezuela defienden esa desvergüenza. En una página Web aparecen declaraciones anónimas de uno de estos magistrados, en las que deja escapar: “estamos haciendo el ridículo”. Pienso que es algo peor. Más bien nos permitieron ver una laguna de oxidación moral que no tiene nada que envidiar a la conducta del gobierno.

@CarlosRaulHer

Planes piratas

Carlos Raúl Hernández

En los ochenta después de un par de décadas de fiascos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y de gobiernos populistoides, la región entra en un espantoso remolino, la Crisis de la Deuda Externa, por haber derrochado los recursos y no poder pagar las importaciones. Sus monedas desaparecieron por la inflación y la devaluación, y la gente se depaupera. Allí nacen los Programas de Estabilización Macroeconómica apoyados por el FMI y el duro aprendizaje sobre las reglas para que una economía funcione sana: que el flujo de los precios los mantiene equilibrados y la libre convertibilidad evita la fuga de divisas.
Que el Estado debe estimular y no hostilizar la inversión privada nacional y extranjera, tener gastos fiscales bajo control y moderar las ganas de “hacer el bien” a costa de castigar a los productores. Invertir los recursos públicos con transparencia en puertos, aeropuertos, hospitales, electricidad, escuelas y demás servicios, pero no administrarlos porque fracasan. Los dirigentes se vieron obligados a aprender a nadar mientras se hundía la canoa y costó ahogos. Muchos lo lograron y hoy, naturalmente con problemas, sobre todo a partir del Socialismo de Siglo XXI, viven prosperidad suficiente para recibir oleadas de migrantes venezolanos desesperados.

Durante el aprendizaje fracasaron con programas híbridos de estabilización, merengadas de apertura con ojeriza por la libertad económica. Raúl Alfonsín asume la Presidencia de Argentina en 1983 para enfrentar la crisis que dejó la dictadura militar fracasada. Presenta el llamado Plan Austral de 1985, cuyos autores creían como Hans que el problema era el sofá y quitar ceros a la moneda detenía la inflación. Hubo forcejeos con el “neoliberalismo” y la “inhumanidad tecnocrática” que cuestionaban tales espejismos.

Hans, el sofá y la economía

Al final doblaron el brazo del FMI y crearon un plan híbrido, pirata, de los que llamaban heterodoxos, que no erradican la enfermedad porque el tratamiento duele. Conservaba control de precios de servicios públicos que quebraron y de alimentos que desaparecieron. El patriotismo no aceptó privatizaciones y a cambio hubo recesión, devaluación, hiperinflación, desempleo y miseria. El austral se hunde y se editaron a la carrera billetes de 10.000, 50.000, 500.000 y 1.000.000. Como no pueden pagar la deuda externa, emprenden una nueva acción inútil, el Plan Primavera, que trajo saqueos, incendios, fuga de divisas, devaluación.

Récord histórico de pobreza y renuncia del presidente. Asume Carlos Menem y con un plan serio, el de Convertibilidad, bajó la inflación a un dígito para que su sucesor, De la Rúa, en lucha antineoliberal, descarrilara a los pobres de nuevo al abismo con el fin de ayudarlos (como Caldera aquí y otro plan pirata, la Agenda Venezuela). Luego la peste Kirchner crea el caos. En 1986 Brasil durante la presidencia de Sarney, con problemas parecidos, ejecuta su plan salvador, otra piratería parecidísima a la anterior, lo que ahorra repetir muchas cosas.

Al cruceiro le quitan tres ceros y se convierte en el cruzado, nombre del plan. Y la eterna historia: control de precios y de cambio, con el iluso fin de parar inflación y devaluación. Editan una tabla con los precios controlados en las dos monedas (¿algún parecido?) y una manada de lobos de la superintendencia con credencial aterrorizaba comerciantes. Resultado, el mismo: hiperinflación, hiperdevaluación, hambre, marginalidad, delincuencia, las favelas obtuvieron fama mundial de criminalidad y muchedumbres de niños bajaban de Pan de Azúcar a Copacabana para asaltar a los bañistas.

Cardiocirugía del FMI

La heterodoxia produjo catástrofes. Para bien de Brasil llegó al poder en los 90 Fernando H. Cardoso, que aunque confesó no saber nada de economía, tenía cultura e inteligencia para saber qué hacer y rodearse de técnicos de primera. Y produjo tal milagro que tres períodos de corrupción del PT solo lo hirieron. Los camaradas ecuatorianos que prueban fortuna en Venezuela de asesores, han oído campanas. El plan de Cardoso creó una moneda ficticia llamada URV (unidad real de valor) que coexistió unos meses con el cruzado. Los artículos tenían un precio invariable en URV, aunque la inflación inercial en cruzados seguía.

Pero la gente se acostumbró al URV. Lo que parecen no saber los amigos correístas, es que mientras creaba así confianza en el Real, Cardoso realizaba cirugía de corazón abierto a la economía con la cardióloga jefe del FMI (tal como hicieron Menem y Carlos Andrés Pérez) con una montaña de dólares a cambio de racionalizar los gastos del Estado y privatizar despojos. Libera las importaciones y estimula las exportaciones para traer divisas. Emprende la reconversión industrial y la inversión masiva en formar mano de obra técnica. Sube las tasas de interés por sobre la inflación para recuperar la moneda como depósito de valor.

Y sobre todas las cosas con el apoyo internacional creó confianza a los trabajadores, comerciantes, empresarios, campesinos, profesionales, que ningún bandido con carnet del gobierno podía arrebatarle a alguien sus propiedades o los productos de su trabajo a nombre de ninguna patria. Que quienes invertían su dinero para generar empleo, tenían la protección de las instituciones. Que quienes querían vivir mejor debían trabajar y estudiar más. Esos pequeñísimos detalles le faltan al Plan Maduro I. Pero veremos el Plan Maduro II.

@CarlosRaulHer

La sensatez de Archie Moore

Carlos Raúl Hernández

Estamos en la antesala de un nuevo paquete, necesario por obra de treinta años de destrucción, en los que pasamos de ta’barato-dame-dos a la condición de venecos. El alto poder adquisitivo de nuestra gente era tema de burla para las elites (¿semi?) ilustradas, pero hoy sufrimos miseria y humillaciones en otros países. Sectores muy importantes de esas elites acumulan ya tres décadas de destrucción meticulosa de todo lo existente, que comenzaron precisamente en 1989. Los hijos de Atila.

Grupos de comunicadores, empresarios, intelectuales, políticos, religiosos, de izquierda y de derecha, se coaligaron para pulverizar el programa de reformas económicas, políticas y sociales de Carlos Andrés Pérez, y a él mismo. La izquierda, siempre de antiguallas, calificó al Gran Viraje de paquete neoliberal y la derecha acusó al gobierno de corrupción, aunque sus ministros eran profesionales capaces y honorables, versiones tecnocráticas de Teresa de Calcuta, comenzando por Miguel Rodríguez. Paquete traducía trampa, embauque, intereses turbios, y comenzaba la deriva hacia el noveno círculo dantesco.

Empresarios subsidiados no querían competir, y políticos a los que se les atravesaban gobernadores y alcaldes electos, encabezaron un motín reaccionario para rechazar la democratización. La economía crecía a las tasas más altas del mundo junto con China, que había aplicado a su vez decisiones homólogas. Se logró tal nivel de empleo que los gremios empresariales se plantearon importar mano de obra de nivel técnico medio. Pero la oleada reaccionaria se salió con la suya, desmembró todo y el primer gobierno chavista, el de Caldera, reimpuso los controles de cambio y el resto de la economía política de la imbecilidad.

Matos y Giordani

Todo con el estulto, mendaz blablableo del ministro Matos Azócar sobre “economía social”, “precios solidarios” dignidad frente al FMI, que nuevamente destruyó la actividad económica. Ante el desastre en 1995 vinieron con su propio paquete la agenda-Venezuela, un programa mediocre, pirata, incompetente, lleno de parches e insuficiencias y que como toda gestión mal hecha, colocó al país en el peor de los mundos. La supuesta agenda nos empobreció brutalmente y lo único que logró fue que el gobierno llegara rengueando a las elecciones de 1998 con Chávez convertido en ídolo.

Los grupos que provocaron la caída de Pérez y el triunfo de Caldera, acompañaron al nuevo adalid de los pobres para que la destrucción siguiera triunfal. De no haber sido por la tragedia 1993-1998, hoy viviríamos en un país desarrollado sin nada que envidiar a los Emiratos en materia de satisfacción de necesidades materiales. Entre Caldera, la Corte de Justicia y varios ilustrados, hicieron todopoderoso a Chávez quien con una asamblea supra constitucional y la asesoría de Giordani, se dedicó a malbaratar la monumental riqueza petrolera y a pulverizar el país.

Arruinó los productores y la producción nacional, a las clases medias, enfrentó a nuestra gente en dos mitades artificialmente separadas y la desgracia echó raíces a partir de 2003 con el retorno de la economía política imbécil de controles y represión. Hizo que el sentimiento nacional fuera el odio. Hoy estamos ante la ejecución de un nuevo paquete del que, a la hora de escribir esto, no sabemos exactamente de qué se trata, salvo unas vagas estelas. Y el gobierno no capta que una reforma económica, para triunfar, necesita estar hecha por profesionales de punta, respaldo financiero internacional, el FMI, y apoyo interno.

Dictadura cariñosa

El último que trató de hacerla autónomamente fue Macri y ya está de regreso. La de aquí se desliza en medio de la brutalidad y la ferocidad que hacen insoportable la vida, como ya lo es para la mayoría de los ciudadanos. Pero la saña destructiva sigue con el colapso de la oposición producto de la cadena acciones alocadas, irresponsables, durante los últimos dos años y ocho meses, que condujo a terribles derrotas. La monstruosa abstención en las elecciones de alcaldes y la presidencial, simplemente porque no podía ser candidato alguno de los predestinados, dejó al país sin ningún instrumento de presión para frenar la demencia gubernamental.

Con la ilusa pretensión de sacar a Maduro de un solo golpe, aupada por los mismos grupos que apoyaron antes los varios episodios comentados, las fuerzas democráticas quedaron en la indefensión. Ya no hay unidad, ni MUD, ni líderes, ni partidos, ni nada, simplemente porque desde 2016 decidieron lanzarse al vacío en la oscuridad. Ahora solo nos quedan fe y esperanza, pero en algunos también insulsa y desviada, a la sazón un golpe de Estado modelo 23 de enero de 1958. Hasta terrorismo tenemos hoy como novedad y no solo del gobierno.

Llega la ilusión de que un pronunciamiento militar les entregará el poder para ellos implantar una dictadura buena, cariñosa y moderna. Todavía no cicatrizan las heridas de las palizas anteriores y ya apuestan a otro contrafáctico. Dependen ahora del favor de sus enemigos porque no pudieron construir su propia opción. Tal vez les sirva una anécdota del mega púgil pesado y semipesado, Archie Moore. Luego de la pelea en la que Ezzard Charles le dio un descomunal knockout, un periodista le preguntó si vendría por la revancha. Y él respondió “por el momento voy a estar quince días hospitalizado. Después pensaré en eso”.

@CarlosRaulHer