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Carlos Raúl Hernández

Ladrones de cuerpos

Carlos Raúl Hernández

Actuamos con ideas simples, incluso necias. Suelen ser inofensivas como muchas bacterias bajo la piel que habitamos, hasta que se atraviesa un resfriado o un parpadeo inmunológico que las hace socialmente patógenas. En las sociedades cohesionadas están a raya por la actividad sistemática de los creadores de pensamiento, cuyo trabajo martilla que detrás de la obviedad suele haber un error, que lo real es complejo, toda simplicidad imaginaria, y que la simpleza y la obviedad son el no pensamiento. Pero las efervescencias colectivas apartan los razonamientos complejos, sustituidos por lo que Hayek llama “difusores de ideas de segunda mano”.

Son sofistas cuyo ser consiste en no ser, experticias imaginarias que contagian a otros y riegan la pandemia. En estas tres décadas varias veces el inicialmente inofensivo simplismo se trasmuta en colectividades movilizadas, y hasta en mayorías fanáticas en ciertos momentos. Es escalofriante recordar el trabajo incansable de grupos rencorosos y amargados para convencer de que el régimen democrático era una sentina y los partidos un basurero. Y los difusores de ideas de segunda, que no tienen instrumentos para discernir, lo convirtieron en verdad revelada.

Luego, que el “comandante” limpiaría la podredumbre. Y las caravanas de camellos de los difusores llevaron la mercancía contaminada de necedad a todas partes, así como también en 2016, 2017. La notable estrategia: abstenerse en 2018 para deslegitimar al gobierno y así vendría la solución desde fuera (frenemos ahí. Decía aquél: “la luz del entendimiento me hace ser muy comedido”). Es difícil enfrentar el vendaval de puerilidad de decisiones tomadas por simplismos, afectos, rabietas, ilusión, y ver cómo la ola arrastra gente en la crecida que antes era el comandante.

¡Devuélveme a mi mamá!

Los ladrones de cuerpos es una película de 1956, dirigida por el legendario Don Siegel que recibió grandes honores. Le han hecho tres remakes, algo inusual por no decir que extraordinario. Más tarde la incorporaron a la colección fílmica del Congreso de Estados Unidos. Cuenta que una pareja, el médico Bennell y su novia Becky descubren una invasión extraterrestre en un pequeño pueblo de California. Los usurpadores sustituían a las personas por unos dobles físicamente exactos y la gente pasaba por el momento aterrador, traumático, de descubrir que entes idénticos a sus padres, esposos, amigos o hijos, habían perdido su calidez, el élan.

Los críticos vieron en el film simbólicamente el contagio del fascismo y el comunismo en las masas. En nuestro país fue la inundación de simpleza que condujo de fracaso en fracaso. Si en la película los bichos se gestaban en unas vainas gigantescas, basta asomarse discretamente a algunas redes de “entendidos” para ver cómo proliferan los entes de la nadería flagrante. La suplantación avanza, imperan vaguedades, fantasías y desconocemos a nuestros seres queridos. Durante años se impuso la práctica de casar confrontaciones quiméricas.

Así se perdió la esencia del hacer político, quemaron las ventajas comparativas. Con ellas, victorias que habrían hecho del gobierno hoy un recuerdo y fueron a pelear donde quería el adversario, con la idea de sacarlo de un solo envión, con olvido de lo que ha pasado durante mucho tiempo, muchas veces y en muchas partes. A la fecha, algún entendimiento desnivelado nos hizo esclavos de una secuencia para mermados mentales con el fin de imponer a la realidad un prêt-pòrter que algunos han llamado jocosamente mantra: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

Grupo de Lima reloaded

¿No se puede cambiar el orden de la cartilla para evitar menudencias como muertes y otras violencias porque impediría algún plan? Escribe Luis Mariano Rendón @lmrendon, dirigente social chileno, opuesto a Maduro: “esa trilogía (puede cambiar porque) no se la entregó Dios a Guaidó en la cima del Ávila…”. Salir del caos revolucionario… ¿armoniza con dar base por bolas a que Maduro ha propuesto elecciones dos veces? ¿No habría que arrancarle el guante frente a terceros, particularmente la U.E y el Grupo de Lima reloaded?

No deberá olvidarse lo ocurrido ese 23 de febrero del que Tarantino pudiera hacer Reservoir dogs II. Que desmanteló la policía de la felicidad creada por los difusores y que reprimía la crítica. El Grupo de Lima insiste en que no habrá intervención militar. Igual los tres grandes, México, Argentina y Brasil que no estuvieron en Cúcuta, y éste en notoria retracción de sus palabras hace un mes. Declaran sobre llamar a elecciones limpias y ese debería ser el tema de negociación y debate. Pero ¡asombro¡ algunos dicen invasión sí elecciones no (todos estamos siempre a un paso de la locura). Toca evitarla, corregir los errores y preparar el próximo movimiento.

La incertidumbre y el ambiente actual sirven para recordar un genial cruce de retruécanos entre dos de las más cortantes lenguas de la Gran Bretaña. Bernard Shaw invita al estreno de una de sus obras a Winston Churchill, y en la esquela no deja de sajarlo con su humor “…te envío dos entradas al estreno, para que vayas con algún amigo, si es que lo tienes”. Churchill le responde de inmediato “Querido Bernard me es imposible ir al estreno. Pero te garantizo que iré a la segunda función, si es que la hay”.

@CarlosRaulHer

La muerte te queda bien

Carlos Raúl Hernández

El socialismo del siglo XXI muere como tenía que morir, trágicamente. Fue un nuevo error de la historia y de los pueblos que parecen tener por costumbre equivocarse con demasiada frecuencia, hacer constantes ironías que no se entienden y dar lecciones que nadie consigue aprender, como pudiera pasar ahora en México. ¿Cómo pudo caber en la cabeza colectiva de alguien volver a tropezar con la misma eterna piedra, después de lo ocurrido en los cuarenta y tres años desde la denuncia de Kruschev en 1956 hasta la Perestroika de 1989, y cuando ya la NASA estudiaba cómo desviar un meteorito y evitar que choque con la Tierra, tal según podría ocurrir en 2022?

De aquella frase escrita por Rafael Correa con caracteres góticos aunque en la arena, “Latinoamérica vive un cambio de era”, Unasur, Mercosur, Alba, Celac y demás pamplinas antinorteamericanas, quedan hoy unos precarios gobiernos acorralados en Caracas y Managua ¡Cuánto cambió el mundo! López Obrador no deja de ser una amenaza pero debe haber visto en los espejos trizados del camino los mil rostros del fracaso del siglo XXI y del siglo XX. La historia regional repite hasta las arcadas el eterno retorno. Un caudillo astuto, con habilidad de pandillero, carismático, demagógico y cabeza hueca seduce a las elites para que le abran todas las puertas.

Y por la venerable costumbre de meter sinvergüenzas en el Poder Judicial, -vigente hasta la fecha- también le dan las llaves. A pesar de eso el eje rojo o rosado que cruzaba el continente en los 2000 se reduce ahora a unos manchones de color indeterminado, porque nadie podrá decir que Ortega o Morales impusieron modelos económicos comunistas en sus países. Son dictaduras bastante depravadas como suelen serlo ellas, pero también mercados en funcionamiento. Serán locos pero no tontos.

El mar de la conciliación

La extravagancia absurda del esquema económico venezolano, salió de los retortijones mentales de un oficial de precaria formación, un comediante que se presentó, para seguir con los lugares comunes, de una vez directamente como comedia. Aquellos oropeles retóricos de la primera década del siglo, solo dejaron malos recuerdos y un país despanzurrado. Muchos de los que convencieron a la gente para arrojarse al mar de la felicidad, hoy piden con razón que no se hable de eso y los que decían que no teníamos democracia sino un “sistema de conciliación de elites” desean intensamente y con justicia que haya conciliación.

Se acabó de nuevo la promesa de una nueva sociedad, una nueva civilización, la democracia protagónica, los gobiernos de cumbre en cumbre y los pueblos de abismo en abismo, el maldito puntofijismo. Resalta que el intento revolucionario volvió a fracasar porque no sirve para nada, nunca sirvió, y siempre tuvo el corazón podrido. Por mucho tiempo la pobreza extrema, la hambruna o sus prolegómenos en las revoluciones socialistas se atribuían al “cerco occidental” contra la URSS o China y al “bloqueo norteamericano” de que hablaban los Castro.

Hoy llegaron a balbucear una supuesta guerra económica y sobre un tal bloqueo, cuando lo cierto es que Venezuela recibió la increíble, abrumadora monumental suma de dos billones de dólares, principalmente de Estados Unidos, con lo que debería ser hoy un país plenamente desarrollado. Cuando termine el ciclo de destrucción será preciso conquistar una estabilidad suficiente para iniciar la regeneración de la democracia e implantar un bloque de reformas económicas estructurales y coyunturales para recuperar el crecimiento y el camino de la civilidad.

Primero lunes, luego martes

Las posibilidades de recuperar del país serán muy altas una vez se neutralice el sarcoma que corroe sus estructuras y muchos países se levantaron de situaciones parecidas. La experiencia indica que hubo éxito donde grupos dirigentes pudieron resolver por sí mismos, con sus propias fuerzas, el problema interno y demostraron que tenían capacidad endógena suficiente para responder al compromiso y recuperar sus países. Así ocurrió con gran parte de Latinoamérica, particularmente Chile, Perú, Argentina, Ecuador, Brasil, Salvador, Guatemala. En el caso de México los factores de poder lo lograron después de 19 años de guerra y millón y medio de cadáveres.

Muchas naciones en las que los grupos dirigentes no pueden conquistar la democracia por sí mismos y requieren prótesis sine qua non, arrastran demasiadas dificultades para la reconstrucción y tienden a perderse en piélagos de inestabilidad crónica (Bolivia tuvo 20 gobiernos de facto en 20 años). Otros terminan como estados fallidos y entre ellos son muy recientes Libia, Irak, Siria en los que la incapacidad interna para conseguir acuerdos de gobernabilidad se tradujo en imposibilidad para la sobrevivencia.

Hay boxeadores que entran al ring buscando el golpe para obtener knockout, lo que requiere una aplastante superioridad y suerte. Pero la mayoría de los combates se gana por votación dividida de los jueces. La actitud de la UE y también la que menos claramente se percibe detrás de las palabras fuertes de algunos factores de la política norteamericana, parecen producto de haber evaluado los riesgos de que malas salidas a las crisis pueden ser tan indeseables como las no salidas, caldo de cultivo para recaer.

@CarlosRaulHer

La hambruna, etapa superior del socialismo

Carlos Raúl Hernández

Desde hace años languidece el socialismo del siglo XXI, una monstruosidad apoyada por los venezolanos, significativamente sus élites, cuando ya la utopía había fenecido muchas veces. Desde los inicios del Gran Terror de Robespierre, la primera forma de dictadura ideológica en la modernidad, el drama de los revolucionarios en el poder se repite. Es un ciclo hasta ahora fatal en el que quedaron atrapados los que quisieron corregir las deficiencias de la condición humana, enderezar la madera torcida de la Humanidad por medio del ejercicio severo del poder para crear sociedades justas y armónicas.
Las revoluciones modernas se inspiran en ese afán profiláctico social que solo se observa en movimientos marginales de la Edad Media y la Antigüedad. Al principio del ciclo, se ejercen dosis variables de violencia para someter la reacción, las resistencias de los privilegiados que defienden sus oscuros y mezquinos intereses. Pero fatalmente con el paso del tiempo, encarcelados los disidentes, aplastadas las libertades burguesas y las expresiones de rechazo, el modelo sigue sin funcionar. Las empresas expropiadas quiebran, la escasez de bienes impera y la miseria, rasgo inseparable de las revoluciones, se impone.

Dicen que es obra del saboteo interno y externo, se requiere apretar la represión y afinar los sistemas de espionaje, ya no contra los opositores políticos sino contra toda la sociedad, globalmente sospechosa. Cualquier ciudadano, imbuido por la pérfida ideología del pasado puede ser terrorista o saboteador, hasta que aparezca por fin el hombre nuevo. Luego al pasar los años viene el desencanto y partes importantes del grupo dirigente entienden que el sistema no sirve, que es un fracaso, que lo que era la ciudadanía en la sociedad anterior, hoy mera población, es cada vez más pobre e infeliz.

Hambruna: solo en socialismo

Pero la “vanguardia” debe mantenerse en el poder a toda costa para eludir la venganza colectiva que pudiera venir sobre sus cabezas. Ya perdió los ideales, por siniestros que fueran su ejercicio y sus consecuencias prácticas, y se convirtió en pragmatismo puro, en afán de conservar la cabeza en su sitio. La gente es una masa violada, hambrienta, temerosa, diezmada por las enfermedades y por la represión, que recibe alimentos escasos y de mala calidad por medio de una tarjeta de racionamiento. Sustituido el mercado por el economato.

En la estremecedora y magna obra Vida y destino de Vasili Grossman, dos militantes del Partido Comunista Soviético, maestro y discípulo que habían luchado juntos, se consiguen después de muchos años en una horrenda cárcel stalinista acusados de trotskismo. El primero, moribundo en la enfermería sobre una colcha manchada de sangre, excrementos y pus, disertaba de allí a su antiguo discípulo, que lo oía con afecto y desinterés, que la culpa del horror no era del comunismo sino de los excesos de Stalin. El comunismo seguía siendo el puro ideal a buscar.

Ya habían transcurrido por la etapa de cristalización plena de la nueva sociedad y vivían las hambrunas, rasgo distintivo, ya que en el siglo XX solamente se han producido en regímenes de la familia socialista. No debe confundirse hambruna con crisis alimentaria, porque mientras la segunda es coyuntural, la primera afecta las variables demográficas de mortalidad y natalidad y se produce cuando hay menos de tres litros de agua potable diaria por persona, con 30% de la población afectada por la desnutrición, y mortalidad de 2 por cada 10 mil personas.

Fidel, langosta y Chablis

Mientras durante la Guerra Civil en la Unión Soviética hubo un millón y medio, durante los primeros quince años de consolidación del régimen se produjeron 30 millones de muertes, gran parte por hambruna. Stalin las provocó con las colectivizaciones forzosas en Ucrania (Holodomor) y otras regiones, sin descuidar que luego de la república de 1936 y la guerra civil subsecuente, también la hubo en España. Luego Mao la engendró en China cuando decidió convertir a los campesinos en obreros metalúrgicos, y más tarde la revolución teorizada por Jean Paul Sarte y Frantz Fanon en Los condenados de la tierra, la generalizó en África poscolonial y antiimperialista.

En Cuba no hubo hambruna gracias a la ayuda del bloque socialista, que suplía la vagancia y la improductividad implantada en la isla con un subsidio directo y durante el periodo especial, a la caída del comunismo soviético, gran parte de la gente se alimentaba con conchas de plátano disfrazadas de carne mechada. En Venezuela durante los 20 años de socialismo, el gobierno consumió una asombrosa riqueza petrolera equivalente a 200 veces el ingreso de los 40 años de democracia puntofijista y el país está pisando la alfombra de la crisis alimentaria con lo que termina el mito de que las revoluciones se asfixian por el embargo imperialista.

Las revoluciones mueren porque ponen en práctica una visión aberrante de la sociedad y practican políticas demostradamente criminales. Todas transitaron por las hambrunas y los déspotas se fotografiaban con los turistas de izquierda devorando langostas y bebiendo Chablis mientras sus pueblos morían de hambre. Ni las hambrunas ni los embargos sirvieron para otra cosa que no fuera aherrojar y remachar la dominación de la nomenclatura en el poder.

@CarlosRaulHer

Negociación o exterminio

Carlos Raúl Hernández

La comidilla masiva de términos como negociación política y diálogo, los marca con todo tipo de distorsiones y errores. Y desde las redes se disparan caprichosos diagnósticos sin ningún respeto por conceptos serios de la ciencia política sobre los que hay dilatada experiencia práctica y tradición académica. Los espontáneos que se lanzan al ruedo sin saber de lo que hablan, aquellos que Hayek llamaba “difusores de ideas de segunda mano”, establecen folklóricos juicios con irrespeto absoluto por el conocimiento acumulado luego de incontables procesos, sangrientos y dolorosos. Y con terrible irresponsabilidad práctica.
La demencia ya arranca a calificar negativamente los visos de sensatez y a pedir aceleración y turbulencia. Desacreditan opiniones y acciones que no entienden y que por lo tanto no pueden compartir, y por ignorancia crucifican a quienes las expresan. Pero si los decisores prestaran atención a tales pavadas, como ha ocurrido recientemente, se vendrían nuevas desgracias. De entrada ignoran que en los conflictos en los que no se vislumbra claramente el vencedor, es ingenuo establecer condiciones previas de negociación, mucho menos todo o nada.

Cuando una de las partes apela a esto, es porque no quiere negociar. Durante el auge de Al fatah, brazo terrorista de la Organización para la Liberación de Palestina dirigida por el fallecido Yasser Arafat, diversos países y organismos internacionales intentaron acercamientos entre ellos y el Estado de Israel. El propósito era detener la oleada de sangre inocente que desparramaban las acciones de Arafat por el mundo entero, que llegaron a su cúspide con el asesinato del equipo de Israel en las Olimpíadas de Munich, y las pronosticables retaliaciones que vendrían del Mossad.

Solo negocio con mi mami

La respuesta de OLP era “poner condiciones” imposibles. Estas eran del tono de “iremos a las negociaciones si se liberan los presos políticos revolucionarios en todas partes del mundo y se nacionalizan las empresas petroleras extranjeras en el Medio Oriente”. OLP se sentía segura de un eventual triunfo por su eficiencia para despanzurrar turistas judíos en los aeropuertos, y cualquier diálogo le parecía tonto, aunque finalmente terminaron por acceder luego de innumerables derrotas y de perder por vía bélica lo que hubieran podido ganar por la otra.

Entre las consejas convertidas en matrices por la difusión de ideas de segunda mano, una es discriminar al interlocutor. “No se negocia con delincuentes” es la nueva ley, como si en los conflictos políticos uno pudiera escoger como interlocutores exquisitos caballeros y damas de nuestra simpatía y afecto y llegar a afectuosos acuerdos. La gama infinita de ejemplos en los que se tiene que negociar precisamente con “el enemigo”, el que nos ocasionó muertes y pérdidas materiales o desorganizó nuestras vidas, debiera ser suficiente para dar discreción a las profusas boquitas que se llenan gases ácidos para soltarlos.

Desde hace unos cuarenta años en los departamentos de policía y el FBI se organizaron unidades de negociadores, formadas por sicólogos, siquiatras, sociólogos y otros expertos, precisamente para enfrentar situaciones de rehenes o secuestros, creadas precisamente por terribles delincuentes. Por fortuna ninguno de nuestros expertos ha pasado por ahí con la tesis de no negocio con delincuentes. Una negociación no se puede realizar con espíritu de exterminio, a menos que el exterminio sea real, como ocurrió con Alemania en la Primera Guerra y no hizo falta negociación sino un diktat.

El costo de la ceguera

Se impuso en Versalles en 1919 un estatuto de paz a los vencidos, las potencias saborearon una victoria adobada con sadismo y venganza por cuyo mandato Alemania se declaraba la única responsable de la guerra y debía pagar reparaciones a todos aliados. Un miembro de la delegación británica, J.M. Keynes, de los economistas más notables del siglo XX, escribió Las consecuencias económicas de la paz, donde cuestionaba lo ocurrido y anunciaba futuros graves conflictos en consecuencia, para escándalo de los desprevenidos del momento que coreaban.

Vinieron los nacionalsocialistas, Hitler y la Segunda Guerra. Una de las pruebas de absurdo más dramáticas que se observan en la jerga empírica que analizamos, es que no solo exigen condiciones sine qua non para acceder a una negociación, sino que entre esas condiciones están nada menos que objetivos máximos, prácticamente la rendición del adversario y nunca las bases para una transición, uno de los enjuagues bucales más usados. Los chilenos que negociaron con Pinochet tuvieron el suficiente talento para no plantearse establecer una democracia plena, sino iniciar el camino para logarla, como ocurrió años después.

Así operan las precondiciones. Los vietnamitas difirieron deliberadamente ocho meses las conversaciones de paz con los americanos en París porque no aceptaban mesas cuadradas ni redondas. Y, ya instaladas, los norteamericanos bombardearon Hanoi para sabotearlas. Pero más errático es cuando las precondiciones exigen la autoaniquilación de un adversario que no está derrotado. Para imponer algo parecido al tratado de Versalles se requiere también algo parecido a una invasión y un aplastamiento militar. Y luego se verán las consecuencias de esa paz.

@CarlosRaulHer

Lobos y muchedumbres

Carlos Raúl Hernández

En 2016 las fuerzas democráticas estuvieron en tercera base hacia el poder, pero todo se derrumbó. Misteriosamente abandonaron la cadena de victorias electorales, la estrategia gradual y retrocedieron al abstencionismo. Rodaron los responsables por acción u omisión, se perdió la oportunidad de que el país saliera de la trampa con sus propias fuerzas y los poderes globales decidieron actuar por sí mismos, obviar a los derrotados, vistas tantas dificultades para hacer el trabajo. En lo que ocurre a partir de enero 2019 son determinantes factores exodinámicos y es necesario replantear los endodinámicos.

Por eso suena asombroso que fans de los autores del descalabro que menguó a los partidos democráticos, produjo muertes, persecuciones y dio oxígeno al gobierno, propaguen que el hoy es producto de una estrategia en la que entran las desventuradas abstenciones y los otros desaguisados. En ese contexto aparece Juan Guaidó, rozado por el ala de la Fortuna, sin la cual para Maquiavelo era imposible que los hombres pudieran culminar grandes empresas, quien al parecer se ha librado de la pulsión suicida.

Maquiavelo pensaba en la Fortuna a propósito de César Borgia quien tenía condiciones de liderazgo para unificar Italia, pero murió sin lograrlo, en un estúpido accidente. Invitó a cenar a unos cardenales en su casa para envenenarlos y el asistente sirvió a él, vino destinado a sus enemigos. Luego de la victoria de 2015 y de un primer diferendo sobre el asunto, los partidos deciden un orden para rotar la Presidencia de la Asamblea. En las calles se inicia una disparatada secuencia que llevó a la cárcel o al exilio a quienes tenían opciones prioritarias para el cargo que hoy detenta Guaidó.

La policía de la felicidad

El insurge en la escena con coraje y prudencia. A partir del 23 de enero pasado cuando se entronizó, se gesta un proceso cuyos vericuetos son difíciles de seguir, pero que podría culminar en el triunfo democrático. Entusiasma que el líder emergente maneja hasta ahora el lenguaje con prudencia mientras actúa con audacia pero bien administrada. Usa racionalmente los recursos, como la calle, de manera de no poner en peligro vidas inocentes, porque hay lobos que desean que se vierta sangre, de uno o el contrario bando, pero que ansían un nuevo Pedro Carmona.

Se agitan tormentas porque pareciera estar dispuesto a ejercer el liderazgo que está en sus manos y no encarnar una especie de Héctor Cámpora, aquella figura menor de la historia argentina, a quien eligieron Presidente de la República y se la guardó a Perón para su regreso. Guaidó camina por terreno vidrioso con gente que lo apresura de buena o mala fe, y debe cuidarse de la euforia de las muchedumbres que lo estrujan en los actos. Y de asesores complacientes que Yehezkel Dror denominaba la jaula de cristal, que incomunican al líder con el mundo real y complacen sus oídos.

La crítica proporciona elementos de juicio más valiosos que los mimos de los entornos. Estos conforman una especie de policía de la felicidad, que sale enardecida como perro de presa contra observaciones que perturben el entusiasmo sencillo de los fans. Los entornos son Mefistófeles que soplan al oído e influyen decisivamente tanto en el fracaso como en la victoria. La policía de la felicidad se encargó de reprimir con furia a quienes alertaron sobre la secuencia de errores del triste periodo 2016-2019 y que por el momento dejó incinerados varios dirigentes.

Revolución contra constitución

Toda situación política es compleja pero sobre todo cuando bordea la violencia interna y la intervención extranjera, que dejan traumas indelebles. Dentro de esta complejidad resalta que gran parte de lo que se hace o se pretende en esta crisis está fuera del orden constitucional, comenzando por la aplicación del famoso artículo 233. Toda revolución es por principio anticonstitucional puesto que su propósito es derrocar la “democracia burguesa” o representativa para crear lo que llaman democracia protagónica o popular, que no es otra cosa que una dictadura.

El régimen constitucional es el Estado de Derecho y las revoluciones se hacen para destruirlo y disponer discrecionalmente de la propiedad, la libertad e incluso de la vida de los ciudadanos. Los derechos humanos están subordinados a los intereses de la revolución y por eso un gran energúmeno declaró “con la revolución todo. Contra la revolución, nada”. No hay que sorprenderse de que la bolivariana se fundamente en el desconocimiento de la Constitución y no en ella. Y un gobierno de facto desencadenó una réplica de facto.

Para impedir desenlaces oscuros es necesario un entendimiento entre las fracciones de la oposición, pero igual imperativo hacia los que han respaldado al gobierno, entre ellos las FF.AA. Así se podrá regresarse al orden y asegurar la estabilidad a mediano plazo con una justicia transicional que ya anunció la A.N en la ley de amnistía. Todas las tendencias críticas al gobierno, partidos, asociaciones, y hasta los aspirantes presidenciales, deben rodear a Guaidó y hacer sentir su indeclinable voluntad de acuerdos. Hace 61 años eso fue el espíritu el 23 de enero. No duró mucho, pero sirvió para sembrar bases constitucionales que duraron 40 años.

@CarlosRaulHer

Rugido de ratón

Carlos Raúl Hernández

La incapacidad, la arrogancia, la fatuidad y la soberbia, cuatro jinetes apocalípticos que en realidad son como quince, llegan periódicamente en estos veinte años con sus trompetillas a neutralizar éxitos posibles y generar tragedias. Pero en vez de montar imponentes bucéfalos, andan a horcajadas en chivos, mulas, burros y hasta cochinos para llegar a la feria. La falta de memoria colectiva, de opinión pública, de sentido crítico, ayuda a que esta cabalgata estrafalaria siga impune, porque quienes deberían evaluar sus acciones son fans. Hoy aparece con Juan Guaidó una llama a la que debe protegerse de estos y muchos otros asedios.

Porque vienen montados en sus cuadrúpedos entre ruidos variados, y pueden devastar a punta de arrebatos y torpeza sistemática cualquier posibilidad de cambio, cualquier esperanza. Lo más probable es que después de cada trastada, de nuevo no aparezcan los responsables porque siempre se agachan a la hora de rendir cuentas. Cada vez que actúan dejan un hueco en el ozono, una oleada de depresión colectiva y familias enlutadas. Muchachos que mueren detrás de un sueño fatuo que se paga con sangre. Esta vez fueron veintiséis los cadáveres. La acción política toma la forma perversa de crear problemas sin resolver ninguno.

Desde 2005 el chavismo se coge las instituciones sin disparar un tiro. Por el otro lado le levantaron la mano a Carmona y le soplaron el decreto fatal. La antipolítica inaugura un mundo de aprendices de brujo y vuelve rampante en las elecciones municipales y presidenciales de 2017 y 2018. Se disloca el proyecto de acumulación de fuerzas, de toma territorial del país y la casa deviene cenizas. En los muros de las ruinas están las inscripciones de la prédica ingenua, infantil. Reaparecen para continuar con los argumentos en 2018 y pretenden marcar la pauta a la AN. Pero Guaidó existe gracias a que elegimos la AN. De no ser así, no habría sino carbón.

Sexo de los ángeles

Se promueve una discusión constitucional sobre si Maduro es legítimo, usurpador, un vacío de poder ambulante, un “no lo llames presidente”, una distracción. Argumentan que tenía la AN que destituirlo, nombrar una “junta de transición” y Presidente de la República. Afincado en décadas de insolvencia política se mantiene un poder que debería haber cambiado. Pese a las advertencias de no crear nuevas fantasías, se presentaron el 10E y luego el 23E, fechas mágicas, encrucijada de destinos. Los militares a los que enviaron mensajes apaciguadores ven síntomas que minan la confianza.

De ser cierta la violación del compromiso con los aliados… ¿cómo creer las promesas de amnistía que pretendieron borrar en un mes las diatribas de veinte años? Da a pensar que los excluidos prospectivos en su nuevo régimen no serán solo los chavistas, sino también todos los demás partidos políticos. Encima de birlar a sus aliados, quedó en evidencia la pretensión de un selecto estamento de cogerse el país. El gobierno ha creado una sociedad mendicante, angustiada, desprotegida, sin futuro, por su empeño en no dar marcha atrás a un modelo económico que debió desaparecer con los cromagnones.

Desestiman que chinos y rusos lo abandonaron hace décadas, y los bolivianos ni se le acercan. El 23 de enero de 2019 lo que antes se llamaba pueblo chavista demostró en las calles de nuevo que toda revolución es una desgracia, la peor que puede atravesar cualquier país y que si los gobernantes no dan un viraje hacia la realidad, estamos en el preámbulo de la destrucción, del Estado fallido. No se entiende que un grupo en el poder que explotó la demagogia del amor a los pobres, demuestre la más gélida insensibilidad ante la tragedia social.

Entendimiento nacional

Además esa pulsión insólita de romper relaciones y amenazar a EEUU con un rugido de ratón es para preocuparse. Sin la menor simpatía por la presencia de los militares en la política, pienso que la única respuesta racional de estos días la dio el general Padrino aunque se esperaba que se levantara la mano a sí mismo para juramentarse, (según los chismes estaba defenestrado) Pese al inconstitucional grito de “¡Chávez vive!”, después de la experiencia en días de demencia polimorfa, ubicua, exuberante, su declaración hace pensar que la FAN teme a la anarquía que rechina en las cabezas y que estimulan factores internacionales.

Tampoco el ministro debió callar sobre los veintiséis asesinatos. Entre los extremos que representan Putin y Trump y sus operadores locales, el ministro expuso un elemento central para conseguir el camino: el entendimiento, el diálogo, que deberían haber planteado Guaidó y Maduro, y coincide con la UE. La división de las FAN significaría una guerra civil y la posible fragmentación territorial de Venezuela, la puesta en peligro del Golfo, y países vecinos podrían cobrar su presa. Por eso, luego de suficientes insania democráticamente distribuida, los militares deben estar preocupados por quien podría quedarse con la llave de la casa.

Deben estar alarmados por tener que lidiar con semejantes presiones. Sorprendente efecto colateral de la declaración de Padrino, es que algunos que se dedicaron a acusar y encanallar de colaboracionistas a quienes hablan de diálogo y entendimiento desde hace años, ahora dicen que una de las ganancias de esta última y estruendosa opereta es que el gobierno llama al diálogo. Ahora todos serán colaboracionistas.

@CarlosRaulHer

El eterno fracaso

Carlos Raúl Hernández

Algunos se inquietan por la deriva de la libertad en Estados Unidos, aunque es una de las pocas naciones que eludió los peligros del totalitarismo o la dictadura. Esa virtud puede ser efecto de que el fundamento de la sociedad es la autonomía de los estados, y de que la estructura federal impone que el Estado sea más o menos una convención aceptada por todos, pero una convención al fin, cuya fortaleza hacia adentro es casi solo hacer cumplir la ley, y hacia afuera afirmar la seguridad y defensa. Su constitución garantiza escrupulosamente la libertad de las personas, los derechos de los estados y la posibilidad de que cada quien busque la felicidad.

No existe una cultura nacional, nada específicamente norteamericano, y filósofos como Jean Baudrillard y Slavov Zizek ven al país como un ente sin alma que se traga todo, asimila las culturas de todas partes. “Lo que no se consigue en NY es porque no existe”, dicen los newyorkers con razón. Resulta difícil creer que al echar las bases de EEUU, desde los peregrinos del Mayflower, fueron decisivas variadas sectas religiosas fanáticas con marcados elementos comunistas y anarquistas, y otras que practicaban una incipiente economía del mercado. Convivieron además zoaritas, amanitas, luteranos, auroritas, bethelianos, calvinistas, católicos, y otros.

No hubo algo similar en Latinoamérica sino la Inquisición y la Compañía de Jesús. Desde 1620 de la colonización de Massachusets, la iglesia pietista, con el gobernador William Bradford a la cabeza, y un poco después los cuáqueros o amish, proponían lo que hoy se llama economía de competencia. Eso hizo rica la primera colonia británica en norteamérica aunque conflictos en la metrópoli incidieron positivamente. Por ejemplo, el monarca británico Carlos II tenía un grave problema con William Penn, un poderoso aristócrata hereje, cuáquero, al que no podía tocar pero necesitaba quitarse de encima.

Tres males a erradicar

Para ello le otorgó 120 mil kms. de territorio en la colonia, hoy Pennsilvania. Y aquél funda Filadelfia, la primera república democrática del mundo en 1682, le da una constitución llamada Marco de gobierno, que establece el sufragio, los derechos individuales y que, cien años después, inspira la Constitución de Estados Unidos que George Washington hace aprobar ahí mismo. De acuerdo con Historia de las sociedades comunistas norteamericanas de Charles Nordhoff, esas sectas, hermandades e iglesias se lanzaron a la conquista territorial.

A un extremo la cofradía de la Segunda Aparición de Cristo o shakers, cuyos miembros eran desde encratistas, que prohibían las relaciones sexuales e incluso el matrimonio, hasta los Perfeccionistas, que propiciaban el amor libre. El primer experimento comunista moderno ocurre en Estados Unidos durante el siglo XIX y no en Rusia del XX. Robert Owen compra a la secta economita la comunidad de Armonía dedicada a la carpintería, impresión, destilación, fundición y muchas otras actividades en términos altamente productivos.

Después de iniciar con mal paso, decreta una Constitución de Igualdad que se propone el ideal utópico de pasar de la competencia a la cooperación. Declara que “libraré a la Humanidad de sus tres males más monstruosos: la propiedad privada, la religión irracional y el matrimonio…”. Y en poco tiempo una comunidad productiva modelo se convirtió en abandono, decadencia, caos. Entran en conflictos judiciales por pago de deudas y Owen se rinde y regresa vencido a Europa, quebrado después de haber perdido cuatro quintas parte de su fortuna.

Hombre nuevo estafador

En apenas dos años, el socialismo logró convertir aquel emporio de riqueza y productividad en un antro de pleitos y escasez. Otro de los grandes teóricos socialistas, es el francés Etienne Cabet, ya famoso por sus obras Viaje… a Icaria y El verdadero Cristianismo… en las que reivindica los modelos utópicos de Moro y Campanella. Logra que mil quinientos peregrinos se embarquen de Francia a EEUU en 1848, comprometidos a aceptar a Cabet en condición de dictador por una década. Establece Icaria en Navoo-Illinois, una próspera comunidad en aquel entonces más grande y productiva que Chicago.

“Nuestro programa es el comunismo racional democrático: aumento de la producción, reparto equitativo, supresión de la miseria…”. Cabet implanta un régimen autoritario en el que las mujeres carecían de voz y la comunidad entera de voto, con una sentencia apabullante… “el pueblo debe estar protegido de la tentación de buscar la verdad por el contraste de opiniones”. Las familias vivían en casas iguales, con cuartos iguales, el mismo mobiliario y los padres delegaban la educación de sus hijos en la comunidad.

Se repite la historia. Al poco tiempo Icaria está en decadencia y las arbitrariedades del dictador hacen que Ia colectividad se divida y se retire gran parte de los integrantes para fundar una nueva colonia. El hombre nuevo que se proponía alumbrar, termina en reyertas, pleitos judiciales, infidelidades, traiciones y estafas. El colectivismo es estructuralmente perverso y todas sus versiones en el tiempo conducen a lo mismo: pobreza, dictadura, violencia, sufrimiento. La sociedad norteamericana logró tragarlo y asimilarlo, como seguramente hará con cualquier otro peligro.

@CarlosRaulHer

Crónica de farsantes y farsantas

Carlos Raúl Hernández

“La estupidez es más poderosa que nosotros”. Oscar Wilde

Oscar Wilde, uno de los más brillantes escritores de la historia, terminó en 1900 guiñapo y luego cadáver en un humilde hotel de París a los 46 años, víctima de la persecución de los farsantes y las farsantas en la Inglaterra victoriana. No pudo soportar la tenebrosa cárcel de Reading, penado por mantener una relación sentimental con lord Alfred Douglas, que duró caóticamente hasta su muerte. Cada sociedad encubre las liberalidades morales de la gente con un tinglado necesario de fingimientos, protocolos, seudo conservatismo, útiles para la cohesión social, para que cada quien pague su dosis de disimulo y haga lo que le da la gana.

Pero sobre Wilde cayó en deslave una montaña de animales podridos, tal vez por el resentimiento que despertaban su brillo e irreverencia. Un periodista le preguntó cuáles consideraba los mejores cien libros y respondió “no puedo decirle eso porque hasta ahora solo he escrito quince”. El padre de Lord Douglas era el marqués de Queensberry, un patán de cuna de oro, a quien se recuerda por formalizar las reglas del boxeo, y porque juró y cumplió destruir a Wilde para castigarlo, no así a su hijo, por supuesto. Cualquier rememoración del lejano tema recogía unánimes reacciones de horror y dolor por un acto tan inhumano.

Ese repudio es más obvio luego de la revolución sexual de los años 60, y de los sucesos de Stonewall en 1969, que se conmemoran como el Día de la dignidad gay. Luego de ambos acontecimientos se creía haber conquistado una vida social más respetuosa con la privacidad de cada quien. Pero con asombro observamos cómo en la segunda década del siglo XXl se podría repetir a escala el caso Wilde, esta vez con Kevin Spacey. Siempre estamos a un paso de regresar a la Edad Media. Aunque usted no lo crea.

Acosador: demuestra lo contrario

Después de centurias de cacería de herejes, judíos y brujas, la calidad del proceso judicial dio un salto humanizador. Surge el juicio acusatorio, en el que se presume la inocencia del acusado, éste tiene derecho a la defensa y la fiscalía está obligada a probar la comisión del delito. En el caso de Spacey se procede hasta ahora al modo de un tribunal de inquisición. Como en la cacería de brujas, basta un señalamiento sin pruebas, que hasta ahora no se exigen, ni tampoco hay posibilidad de conseguirlas, para abrir un juicio al actor por acoso sexual a otros varones hace nada más que 30 años.

Como si fuera un crimen contra los Derechos Humanos, tortura, genocidio, esta especial sospecha de delito no prescribe, aunque no haya pruebas, ni indicios firmes. Previamente perdió sus trabajos, muy posiblemente su carrera y la opinión pública ya lo condenó, independientemente de que el tribunal lo exculpe. Varias paradojas: no sabemos qué consecuencias podrán tener, sobre todo a partir del desconcertante video que publicó los últimos de diciembre, donde sugiere que la causa es insostenible y se cuela que puede venir a la contraofensiva como Morgan Freeman contra CNN, con una lluvia de demandas que mojaría varias cabezas.

Eso podría hacer desistir a los cazadores de fortuna que dan vueltas como tiburones. Una es que se produce contra un actor homosexual, en momento de auge de las políticas llamadas “de género” en ciertos fondos intelectuales, en ese lenguaje bufo y retorcido que al mismo tiempo encubre un retorno salvaje al espíritu conservador y reaccionario de los años 50 y el macartismo. Esa jerga que convirtió la Constitución de Venezuela en un panfleto impresentable de “concejales y concejalas”.

Más bella será tu mamá

En España están prohibidos los piropos y según cuenta Javier Marías, en Wall Street los brokers varones no quieren ni hablar con las mujeres para evitar riesgo de procedimientos judiciales por acoso. En Francia planean multas de 90 euros para quien diga algo a una mujer en la calle. Neflix estableció que nadie puede mirar a otra persona cinco segundos fuera del rodaje porque podría ser objeto de una acusación. Si usted se burla de la leyenda negra izquierdista sobre la colonización española y el mestizaje que produjo la nueva etnia latinoamericana, saldrá escandalizado algún pájaro de mal agüero, algún disfraz lloroso de Teresa de Calcuta.

Esta maraña de medianía, fingimiento y ánimo destructivo, es parte del mismo tronco. El asalto de lo políticamente correcto, ahora con el ímpetu de pequeños grupos feminazi que determinan lo que deben o no aceptar o hacer las mujeres. Por fortuna en 2017 un grupo de actrices europeas publicó un documento que fijaba posición racional ante la amenaza de Metoo de crear un mundo de autómatas hostiles que caminan sin mirarse.

Hace poco una activista de Podemos decía que en cada penetración la mujer se arrodillaba moralmente al patriarcalismo, la dominación, encarnaba la sumisión y el machismo kapitalista. Una tuitera le respondió simplemente “tal vez señora, pero puedo vivir con eso”. La ola doblega a algunos y crea preocupación en todas partes porque arranca de suponer que quien denuncia un acoso no miente, como los acusadores de Spacey, y basta su palabra para desatar los demonios contra alguien. Muchos savonarolas andan sueltos con un atavío progre.

@CarlosRaulHer

Asuntos del corazón

Carlos Raúl Hernández

A Jean y Eleonora

Incluso en el país del odio debiera haber Navidad, si no con la tranquilidad de la democracia, si para dejar que la gente que los tiene viva de recuerdos, y los que no, de esperanzas. Pero el Atila colectivo desde hace un cuarto de siglo y hasta hoy domingo, pisotea cualquier retoño. Roto en Venezuela el cántaro de Pandora, que nunca fue una caja, no aparece aún el trapito verde con aroma de reingreso al carril perdido, la esperanza de la razón y del corazón, como diría un poeta. Junte en un texto las palabras pájaro, barco, corazón, alma, y tendrá un lindo poema de Benedetti.

La importancia simbólica del corazón en la cultura, la inagotable variedad de noblezas asociadas con él, amor, voluntad, coraje, carácter, esfuerzo, bondad, comienzan porque para Aristóteles, fundador del pensamiento, en este órgano radica el aparato pneumático, encargado de recoger las sensaciones de los cinco sentidos y trasmitirlas al alma. Aristóteles da un paso gigante en la evolución del conocimiento al producir una respuesta de cómo se relacionan el mundo sensible y el de las ideas, que supera la oposición absoluta entre ambos concebida por su maestro.

Si no hubiera una conexión, los dos componentes del hombre, sustancias opuestas, no tendrían ningún punto de contacto y el espíritu pasaría a través del cuerpo sin tocarlo, lo traspasaría como en las películas. Ese gozne es el corazón que articula la fuerza vital inmaterial con el cuerpo, que sin alma es inerte, está muerto. Como la transmisión de un carro, conecta la aceleración del motor con las ruedas. Así transfiere vida a la carne, capacidad de movimiento por medio de la circulación sanguínea, y en proceso inverso el alma percibe, siente el mundo material que se trasmite por la piel, los ojos, los oídos.

Esta cruel melancolía

En el alma, las sensaciones se transforman en pensamientos a los que Aristóteles llama fantasmas o fantasías. El enamoramiento, por ejemplo, ocurría porque una mujer con la regla se miraba al espejo, dejaba en él una película invisible de mínimas gotas de sangre que penetraban por los ojos, llegaban al corazón de un hombre y formaban un fantasma que se apoderaba de él. La víctima se debilitaba y podía morir de melancolía negra, enfermedad también llamada hereos (término que designa un tipo de demonio), y una particular manera de calificar al mundo femenino. Al aquejado de ese mal lo domina el fantasma que lo había seducido.

Y por no poder entenderlo, semejante poder de una mujer sobre un hombre, causaba odio, miedo y rabia. En la Edad Media la melancolía erótica de los varones tuvo fascinantes y terribles implicaciones antifemeninas, asociada a maleficios, magia negra, pacto con el Diablo y demás crímenes. El hereos o despecho trae “omisión del sueño, de la comida y de la bebida, todo el cuerpo se debilita salvo los ojos… Sin tratamiento, los enfermos se hacen maniáticos y mueren”. Deambulan con el pulso alterado, pierden capacidad de atención y para actuar.

El médico prescribe relaciones con varias mujeres, viajes, excursiones, consumir alcohol, hacer ejercicio. Si no mejora, se contratará una vieja arpía para que consiga un trapo lleno de sangre menstrual y se lo restriegue en la cara al paciente mientras grita “ella es esto, suciedad, es una asquerosa como todas” en el entendido que las mujeres son “un mal de la naturaleza” como reza el más insigne manual de cacería y tortura de brujas, el Malleus Maleficarum. Si después de eso no se curaba, entonces no estaba poseído por el fantasma de la amada sino por el demonio en persona.

Esclavo de un fantasma

El enfermo de melancolía negra o hereos, se debilitaba, se deshacía en el dolor, pero no sus ojos. La malignidad entraba por ellos y a través del nervio óptico tomaba el cerebro y derribaba la autoestima. Se salvaban los ojos porque el espíritu obsedido los necesitaba para buscar o mantener contacto angustioso con su dominadora. Un poeta del primer Renacimiento se preguntaba: “¿cómo esa mujer tan grande puede entrar por mis ojos, tan pequeños?” y los médicos respondían que no era ella directamente la que imperaba en el infeliz, sino que lo hacía por medio de su fantasma y algunas prendas que él le quitaba con autorización o subrepticiamente.

Él atesoraba pañuelos, relicarios, prendas de vestir, mechones de pelo. En la magnífica y terrible leyenda artúrica, el valiente e invencible Lancelot colapsó ante un peine con los dorados rizos de Ginebra, “la sombra blanca” y, mujer al fin, causante de la aniquilación del reino de Camelot. Ellas siempre eran culpables de desgracias y los hombres víctimas inocentes o en todo caso propiciatorias, por lo menos hasta la aparición del arquetipo de Don Juan. El enamorado obsesivo era víctima de una brujería o de la posesión del fantasma destructivo de una mujer. Don Juan, el burlador, será la antítesis.

Pero en otra rama de la pasión medieval, que la literatura llamó amor cortés o cortesano, a ellas se las presenta como tiranas, despectivas, sádicas con los pobres caballeros que sucumbían a su embrujo. Se trataba de embelesos masculinos adúlteros y no correspondidos por mujeres casadas, y hasta un hombre tan serio como Petrarca, se hace la víctima: “Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra/ni me retiene ni me suelta el lazo/ y no me mata amor ni me deshierra/ ni me quiere ni quita mi embarazo”.

@CarlosRaulHer

Donde digo digo, digo Diego

Carlos Raúl Hernández

Sobre el 10 de enero, olas de imaginación van y vienen, pertinaces, y el último conejo del sombrero, el nuevo traje pret-a- porter, es que ese día mágico el Estado colapsará ante el repudio universal por ilegítimo. Un gobierno es legítimo únicamente cuando cumple el pacto sagrado de respetar la Constitución. Las fuerzas democráticas están obligadas a competir, gobernar y oponerse con reglas del juego inviolables. Pero ocurre que para los revolucionarios esta es una tramoya burguesa y la legitimidad revolucionaria emana del caudillo que encarna al pueblo y no de un librito demoliberal. A Stalin, Mao, Castro o Hitler al parecer no les inquietó mucho el asunto.

Los nuevos estrategos primero dijeron que el 10E era el día dramático. Se les pidió no crear ilusiones como el R.R, elecciones ya, el 16J, el 350 o la hora cero, pero con la acotación que no todo era pérdida porque ellos mismos fijaban la fecha de prueba para la verdad o falsedad de su hipótesis. Alertados sobre el ganso muerto, rápido lo lanzaron a la A.N: el gobierno se caería sí y solo sí ésta obedecía las instrucciones de los estrategos, que de acertar, serán héroes, y si fallan, será culpa de la A.N. Señalada la jiribilla, hicieron un nuevo borrón: el 10E no es la cosa, pero comienza un proceso y en el que todos los gatos son pardos y nadie víctima de su lengua.

En síntesis donde digo digo, digo Diego y volvemos a lo resabido: falta poco, Maduro vete ya y gente desarmada a las calles contra la Guardia Nacional. El nuevo Lenin llama a un golpe militar, pero luego corrige y pide fineza a los golpistas y entregar la junta de gobierno a civiles de la transición ¿Habrá retiro masivo de embajadas a partir de esa fecha? No parece que Europa ni EEUU harían ese gran favor al gobierno, al que le conviene el mayor aislamiento para que el país termine de convertirse en un preso incomunicado en Cayena. Mientras más extranjeros se vayan, más solos quedamos.

Retiro ma non troppo

El Presidente de Colombia anunció un aporte simbólico, retirar su embajador, pero dejó claro que permanecería en Venezuela gran parte de la delegación. La historia del repliegue de embajadores merecería estudiarse porque no conocemos precedentes modernos de algo así. En la extrema Camboya cuando el triunfo de los jemeres rojos, muchos países lo hicieron, no en tanto respuesta política sino para preservar la vida de sus funcionarios en el terreno. Tal vez habría algo similar en la Guerra de los Bóxer en 1899, también por temor a la cacería de extranjeros.

Un déspota paraguayo del siglo XIX, Gaspar Rodríguez de Francia, se auto aisló para, al contrario, instalarse en el poder por tres décadas. Surgen muchas dudas sobre un elemento aparejado al retiro de las embajadas: las sanciones económicas a instituciones o personas del gobierno, porque hasta ahora no hay un solo tirano al que hayan forzado a un cambio de régimen, léase Hussein, Kim Jon-un (antes su padre y su abuelo), Fidel Castro, Al Assad, Gadafi. En ninguna de estas naciones tuvo resultados tal política.

Veamos: Corea del Norte (desde 1950), Cuba (desde 1960), Irán (1979), Irak (1990), Yugoeslavia, Birmania (1997), Zimbabue (2002) Bielorusia, (2004) Siria (2004), Congo (2006), Sudán (2007), Sudán del Sur (2014) Somalia (2010), Libia (2011) Costa de Marfil (2011), Líbano (2012), Yemen (2012) Ucrania (2014), Rusia y Venezuela (2014). En Irán hay sin angustias, miles de personas sometidas a esa penalidad. Queda en evidencia que no vulneran la estabilidad del régimen y que los momentos en los que surgió alguna esperanza democrática, no se debió a eso sino a triunfos electorales de la oposición.

Sancióname

Las sanciones han empobrecido pavorosamente a la mayoría de los iraníes,-y a las de los otros países mencionados-, y destruido sus infraestructuras de servicios. La política sancionatoria aherrojó la alianza Rusia, Venezuela, Turquía e Irán (por ahí anda China con cuidado). Y ante la amenaza de un embargo al petróleo iraní, el presidente Rohani amenazó ocupar y cerrar del estrecho de Ormuz, bloquear las exportaciones petroleras desde el Medio Oriente y, en síntesis, una nueva guerra en el Golfo Pérsico.

Europa ya manifestó su reticencia a las acciones norteamericanas que lanzaron a Irán al bloque anti occidental, mientras fuerzas internas bregaban, torpemente como aquí, por una liberalización de los ayatolas. Por desgracia la oposición venezolana tomó el camino de la iraní al renunciar a la presencia en los mecanismos de poder a cambio de alternativas, lo que precisamente condujo al fracaso de la izquierda en el continente durante los sesenta, cuando Rómulo Betancourt limpió el piso hemisférico con ella.

Vico introdujo el término revolución en idioma italiano aplicado a la ciencia fáctica y la definía como un inútil giro de 360 grados que conducía al mismo sitio de partida. La insurrección civil de la posmodernidad coincide en el punto cero con el “Gran rechazo” de los marxistas en los 60. Alguien decía que estudiar la historia no sirve para nada porque estamos condenados a cometer los mismos errores. El trabajo para recomponer las fuerzas democráticas debe olvidar sortilegios y volver a las bases populares abandonadas, reconstituir los partidos, regresar al voto, la vía democrática, y enfriar los espíritus recalentados.

@CarlosRaulHer.