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Julio Dávila Cárdenas

La necesaria unidad

Julio Dávila Cárdenas

Si hay algo en lo que la inmensa mayoría de los venezolanos está de acuerdo, es en el hecho de que este régimen ha sido el peor gobierno en la historia del país en los últimos cien años. Esto bastaría para comprender que es imprescindible cambiarlo, ya que de no ser así estaríamos a las puertas del caos, que cada día se ve más cerca.

Ahora bien, buena parte de nuestros dirigentes políticos deben estar conscientes que ese necesario cambio solo se puede lograr dejando a un lado los intereses personales para buscar los del país y su gente. De acuerdo a las encuestas que circulan, la población que está en contra del gobierno supera ya el setenta por ciento, pero eso no quiere decir que todos ellos estén conformes con la actuación de los partidos y dirigentes de la oposición, antes por el contrario, muchos consideran que dejan mucho que desear. Pareciera que estamos llegando a aquello que decían los sureños: ¡Que se vayan todos! Y es que si bien es cierto que el régimen no solo no les resuelve los problemas a la gente, sino que se los agrava, no lo es menos que ven a los líderes opositores en una permanente lucha fratricida para tratar de lograr la candidatura presidencial denigrando de los otros aspirantes, sin tomar en cuenta que los humillados, deberán ser quienes le prestarán apoyo para la campaña en contra del candidato oficialista y sin su concurso será más duro el camino. La oposición debe generar confianza en el electorado.

Por otra parte resulta imprescindible que exista un programa de gobierno que sea creíble y eso debe ser producto del consenso entre los aspirantes. Todos los verdaderos opositores deben poner a su gente a trabajar en la elaboración de ese programa de gobierno común y antes de la fecha de elección del candidato, aceptar que todos se comprometerán a hacer posible el cumplimiento de esa propuesta de país, una vez en el gobierno.

El régimen sabe perfectamente que está en situación de minoría y por ello ha puesto y seguirá poniendo todas las trabas posibles para impedir la elección del candidato opositor. Dependerá de la confianza y credibilidad de la gente que la “terrible travesía haya terminado” y ello solo se logrará si se ve unida a la oposición. Como dijo Ramón Guillermo Aveledo, “no se trata de que nos unamos porque tenemos una candidatura, tenemos una candidatura porque estamos unidos”. La Biblia nos recuerda que todo reino dividido contra sí mismo queda desolado y cae casa contra casa.

¿Venezuela está de duelo?

Julio Dávila Cárdenas

Estuve transitando por la Avenida Bolívar de nuestra Caracas, así como por la Autopista del Este y observé que la primera se encontraba llena de banderas de Venezuela, así como también el entorno de una escultura dorada que en la autopista parece quisiera representar a los indígenas.

Pero me llamó mucho la atención que todas esas banderas se encontraban izadas a media asta. Desconozco la intención que tuvieron quienes ordenaron colocarlas así. Lo cierto es, que la bandera nacional, junto con el escudo y el himno constituyen los símbolos de Venezuela.

Ahora bien, de acuerdo a los protocolos existentes en la mayoría de los países, cuando se iza la bandera nacional a media asta, se hace en señal de duelo, bien porque ha ocurrido una tragedia de grandes proporciones o porque se quiere conmemorar, en señal de respeto, la muerte de alguna personalidad nacional o extranjera. Siempre se fija el tiempo en que debe permanecer así.

Debo confesar de nuevo que ignoro las razones que tuvo el personero del régimen para enarbolar tantas banderas a media asta, pero motivos no le faltarán.

Quizás se ha querido dejar constancia del sufrimiento de tantos venezolanos que han preferido abandonar el país, en lugar de soportar la tragedia que desde hace más de veinte años se sufre por la carencia de servicios públicos o por la falta de mantenimiento de los mismos.

Puede ser también, que se ha querido manifestar el duelo que sufren los familiares de aquellos que han fallecido por manifestarse opositores, o por quienes han perecido en las travesías hacia otros países.

Otra hipotética posibilidad, aunque más lejana, haya sido que el funcionario que dio la orden, pensara –si cabe el término- que era necesario llamar la atención por la cantidad de casos de corrupción que se han conocido y quedado impunes.

Ha llegado el después que sabiamente nos ha hablado desde hace muchos años, Monseñor Ovidio Pérez Morales, es decir, el tiempo en que hay que salir en la búsqueda de la paz, la concordia y la reconciliación entre los venezolanos. Basta de sembrar el odio entre los hermanos. Corresponde ahora a la oposición buscar caminos de unidad que permitan disfrutar a todos una Venezuela libre, democrática, solidaria e independiente. Para ello es indispensable restituir el equilibrio entre los diferentes poderes, a fin de que estos reflejen la verdadera conformación de la nación, así como conciliarse con los factores sociales y económicos del país. Ofrecer garantías que permitan la inversión nacional e internacional, en sectores que contribuyan al desarrollo económico y a la búsqueda de la justicia social. Por ello cabe preguntarse: ¿Venezuela está de luto?

Terribilis mundi

Julio Dávila Cárdenas

Todo parece indicar que la cordura ha ido desapareciendo de muchos de quienes se dicen líderes. Bajo el signo ideológico equivocado se encuentran aquellos que consideran como solución al extremismo izquierdista, que en lugar de beneficiar, idiotiza. En estos difíciles tiempos se ha visto aparecer comportamientos contradictorios que lejos de aclarar y ayudar, embrutecen. Claro ejemplo de ello lo encontramos en el comunismo y las enseñanzas de los Foros de San Pablo o de Puebla.

Dichos Foros pregonan que sus luchas son por la paz, el feminismo, el medio ambiente, la tolerancia y algunas otras. Para plantear sus campañas en favor de lo anterior han creado movimientos pacifistas y ecológicos. Todos dirigidos por gente que se dice de izquierda. Veamos ahora la realidad: 1. La reciente y lamentable invasión de Ucrania por parte de Rusia ha significado un gran número de muertes de niños y adultos que nada tenían que ver con esa “guerra”, sin embargo Putin afirma que invade a un país soberano para que reine la paz. 2. Habría que preguntarse en cuál país bajo régimen comunista existe un gobierno regido por una mujer. 3. ¿Es que acaso un convoy militar ruso de más de sesenta kilómetros que penetra en Ucrania, tiene por objeto ayudar al medio ambiente? Estos movimientos de izquierda han sido creados para desestabilizar a los países democráticos, no para lograr los propósitos para los cuales dicen fueron creados.

La verdadera lucha debe ser contra la pobreza. Ese si debe ser una batalla permanente por medio de programas de gobierno que tengan como finalidad una lucha frontal para acabarla. Claro está que debe existir una estrategia que permita llegar a su fin con el menor daño posible. Vale decir, en sus inicios deben existir programas de ayuda inmediata a quienes la necesiten para su supervivencia. Junto con estas ayudas se deben crear programas de educación que en el mediano plazo permitan ir mejorando la calidad de vida de esta población. Estos programas deben ser creíbles y ello se logra cuando los pobres sientan que existen verdaderas mejorías, a través de la educación y la capacitación para el trabajo.

La mayoría de nuestra población se encuentra en niveles de pobreza extrema y en una verdadera democracia se debe llegar al poder a través del voto y si la mayoría es pobre, es a ellos a quienes deben dirigirse los esfuerzos. No es a través de limosnas como se puede lograr superar la pobreza. Claro está que si esto es lo único que existe y solamente el régimen cuenta con los recursos, los pobres no querrán morirse de hambre. Por ello, la lucha requiere de inteligencia y sacrificio para lograr un mundo mejor. Tenemos la gente, falta la voluntad.

Citas peligrosas

Julio Dávila Cárdenas

Los Gobiernos se han constituido para la felicidad común, para la protección y seguridad de los Pueblos que los componen y no para beneficio, honor o privado interés de algún hombre, de alguna familia, o de alguna clase de hombres en particular que sólo son una parte de la comunidad. El mejor de todos los Gobiernos será el que fuere más propio para producir la mayor suma de bien y felicidad y estuviere más a cubierto del peligro de una mala administración, y cuantas veces se reconociere que un Gobierno es incapaz de llenar estos objetos o que fuere contrario a ellos, la mayoría de la nación tiene indubitablemente el derecho inajenable e imprescriptible de abolirlo, cambiarlo o reformarlo, del modo que juzgue más propio para procurar el bien público”. (Art. 191 de la Constitución Federal de 1811)

“Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En tal eventualidad todo ciudadano investido o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.

Serán juzgados según esta misma Constitución y las Leyes expedidas en conformidad con ella los culpables de los hechos arriba señalados y así mismo los funcionarios de los Gobiernos que se organicen subsecuentemente si no han contribuido a restablecer el imperio de esta Constitución.” (Art. 250 de la Constitución de 1961)

La Constitución vigente establece: “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella.

En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.” (Art. 333 de la Constitución de 1999)

A la Constitución de la República Bolivariana - no se sabe por qué razón- se le eliminó la parte final que contenía el artículo 250 de la Constitución de 1961, que expresaba: “El Congreso podrá decretar mediante Acuerdo aprobado por la mayoría absoluta de sus Miembros, la incautación de todos o parte de los bienes de esas mismas personas y quienes se hayan enriquecido ilícitamente al amparo de la usurpación, para resarcir a la República de los perjuicios que se le hayan causado”.

Hermann Escarrá Malavé –a quien muchos venezolanos conocemos- opina que “el 250 constitucional consagra un Derecho de Resistencia que comprende: El Derecho a la Revolución; el Derecho a la Restauración Democrática; el Derecho a la Desobediencia Legitimada y el Derecho a la Disensión ante la actuación del Poder Estatal. Y en su Conclusión señala que: la hora aciaga que vive Venezuela no puede ser comprendida sólo a través de la crisis constitucional –como llaman algunos- o del modo de activar los mecanismos de defensa que la Constitución establece para restaurar la ordenación jurídica democrática, como preferimos decir otros.” (Hermann Escarrá Malavé. La inviolabilidad de la Constitución y el Derecho de Resistencia, págs. 38 y 39- Temas Constitucionales-Editorial Biblioteca Jurídica- Caracas, 1994). Son citas al menos comprometedoras.

Un nuevo renacimiento

Julio Dávila Cárdenas

El avasallante triunfo de la oposición en la tierra de quien fuera el “líder supremo” de la llamada revolución bolivariana y que se convirtió en sitio sagrado del imperio familiar chavista desde que tomaron el poder, me trajo a la memoria lo que ocurrió en Europa entre los siglos XV y XVII, cuando el Renacimiento trajo consigo un importante movimiento cultural, político y social que permitió la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna y la renovación del pensamiento de la época. Se dice que hizo concluir un período oscurantista de la historia. El advenimiento del Renacimiento no fue fácil porque no existía un pensamiento unitario en las diversas regiones europeas.

Lo sucedido en Barinas durante los meses de noviembre y diciembre del pasado año y el 9 de enero de 2022, puede servir de estímulo a muchos para tratar de defender los principios y valores que durante estas dos últimas décadas se han ido perdiendo y lograr así un renacimiento que lleve a la refundación nacional, como lo pregona la Conferencia Episcopal.

Al igual que sucedió en Chile en los años finales de la dictadura de Pinochet, en Venezuela se requiere de una salida jurídico política institucional como la propugnada en aquel momento por Patricio Aylwin, quien señaló que era “la mejor forma de superar las divisiones sobre la base de descubrir y reforzar lo que nos une y sacrificar lo que nos separa”. Decía Aylwin: Puestos a la tarea de buscar una solución, lo primero es dejar de lado la famosa disputa sobre la legitimidad del régimen y su Constitución. ¿Cómo superar este impasse sin que nadie sufra humillación? Sólo hay una manera: eludir deliberadamente el tema de la legitimidad.

Si lo que la mayoría considera conveniente es la vía del revocatorio y hay quienes piensan que por ese medio se estaría legitimando al régimen, sería preciso dejar a un lado el tema y enfocarse en tratar de lograr la UNIDAD, que es la única forma de poder conseguir el objetivo de salir del régimen. La unidad no requiere UNANIMIDAD y si la dirigencia del régimen lo impide, pues peor para ellos y que les sirva de lección lo que les sucedió en Barinas.

Citas peligrosas

Julio Dávila Cárdenas

Los Gobiernos se han constituido para la felicidad común, para la protección y seguridad de los Pueblos que los componen y no para beneficio, honor o privado interés de algún hombre, de alguna familia, o de alguna clase de hombres en particular que sólo son una parte de la comunidad. El mejor de todos los Gobiernos será el que fuere más propio para producir la mayor suma de bien y felicidad y estuviere más a cubierto del peligro de una mala administración, y cuantas veces se reconociere que un Gobierno es incapaz de llenar estos objetos o que fuere contrario a ellos, la mayoría de la nación tiene indubitablemente el derecho inajenable e imprescriptible de abolirlo, cambiarlo o reformarlo, del modo que juzgue más propio para procurar el bien público”. (Art. 191 de la Constitución Federal de 1811)

“Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En tal eventualidad todo ciudadano investido o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.

Serán juzgados según esta misma Constitución y las Leyes expedidas en conformidad con ella los culpables de los hechos arriba señalados y así mismo los funcionarios de los Gobiernos que se organicen subsecuentemente si no han contribuido a restablecer el imperio de esta Constitución.” (Art. 250 de la Constitución de 1961)

La Constitución vigente establece: “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella.

En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.” (Art. 333 de la Constitución de 1999)

A la Constitución de la República Bolivariana - no se sabe por qué razón- se le eliminó la parte final que contenía el artículo 250 de la Constitución de 1961, que expresaba: “El Congreso podrá decretar mediante Acuerdo aprobado por la mayoría absoluta de sus Miembros, la incautación de todos o parte de los bienes de esas mismas personas y quienes se hayan enriquecido ilícitamente al amparo de la usurpación, para resarcir a la República de los perjuicios que se le hayan causado”.

Hermann Escarrá Malavé –a quien muchos venezolanos conocemos- opina que “el 250 constitucional consagra un Derecho de Resistencia que comprende: El Derecho a la Revolución; el Derecho a la Restauración Democrática; el Derecho a la Desobediencia Legitimada y el Derecho a la Disensión ante la actuación del Poder Estatal. Y en su Conclusión señala que: la hora aciaga que vive Venezuela no puede ser comprendida sólo a través de la crisis constitucional –como llaman algunos- o del modo de activar los mecanismos de defensa que la Constitución establece para restaurar la ordenación jurídica democrática, como preferimos decir otros.” (Hermann Escarrá Malavé. La inviolabilidad de la Constitución y el Derecho de Resistencia, págs. 38 y 39- Temas Constitucionales-Editorial Biblioteca Jurídica- Caracas, 1994).

Son citas al menos comprometedoras.

La sabiduría de la Iglesia

Julio Dávila Cárdenas

La sabiduría es una cualidad atribuida a quien posee una gran cantidad de conocimientos y se distingue por usarlos con prudencia y sensatez. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que es uno de los siete dones que otorga el Espíritu Santo.

Recientemente, los acontecimientos que se han producido en la Cota 905 de Caracas han sido tan impactantes que han obligado a la Conferencia Episcopal Venezolana a presentar un Comunicado Frente a la violencia suscitada en Caracas y otros lugares del País. En el mismo, los Obispos señalan que, “una vez más nos toca alzar la voz ante la violencia, ante la muerte.” “El miedo, la barbarie, el atropello, el odio, se apoderan de las calles de nuestro país, de nuestras ciudades, de nuestras zonas populares.”

Con gran coraje señala que ello es el resultado de dos décadas en las que se ha blandido la violencia desde el poder como arma política, a diestra y siniestra, de palabra y obra, como amenaza y como hecho consumado. Si quienes detentan el poder no tienen otro medio para imponer su ideología trasnochada que el de la fuerza y la violencia, no hace falta esperar demasiado para observar una respuesta igualmente violenta.

Continúa el Comunicado afirmando que “este estallido es además la demostración más evidente del fracaso de un modelo social y productivo. Si el régimen ha hecho todo cuanto ha podido para hacer imposible que los ciudadanos puedan ganarse la vida de una manera digna y suficiente, tampoco sorprende que haya quienes busquen ganarse la vida por medios delictivos.”

Y por si lo anterior fuera poco, continúa así: “Es además un fracaso del Estado como garante de la seguridad y de la paz.... “no pocos miembros de los cuerpos de seguridad han dejado de ser garantes de la seguridad y la convivencia pacífica y en muchos casos han abandonado por completo vastas regiones del país, especialmente las zonas rurales y populares. El habitual respeto a la autoridad se ha transformado en desconfianza y temor a la autoridad, en vista de la distorsión de las irregulares funciones que hoy cumplen, incluyendo la extorsión y el soborno.”

Como se desprende de todo lo citado, un país en el que impere el terror y la violencia, ambas producto del régimen que le gobierna, que se ha empeñado en que sus habitantes no tengan posibilidad de vivir dignamente y mucho menos de tener un proyecto de vida, es un país prácticamente fallido. Un país en manos de la delincuencia es inviable.

Ante esta situación resulta imperativo lograr la UNIDAD de las fuerzas gallardas, decentes y honestas que indudablemente existen aún y a través de esa unidad, lograr que se reviertan las catastróficas situaciones que hoy se viven en el país. Los venezolanos y todos quienes la habitan merecemos otra Venezuela.

Repique de campanas

Julio Dávila Cárdenas

El 24 de junio de 2021 se conmemoró el bicentenario de la Batalla de Carabobo, lamentablemente el régimen desde sus inicios pretende convertir todo lo que significó la lucha de los venezolanos de la época por lograr la Independencia, en algo similar a lo que ellos han dado en llamar “la revolución del siglo 21”. En tal sentido lo primero que han hecho es convertir la figura del Libertador, modificando su rostro y tratando de ignorar el verdadero, tal como se refleja en numerosos retratos de él elaborados, entre otros el de José Gil de Castro, del cual Bolívar señaló que era el retrato suyo con la más grande exactitud y semejanza y que no se parece en lo más mínimo al que aparece ahora en murales por todo el país y hasta en el papel moneda cuyo valor tanto han depreciado.

Pero no sólo han depreciado a la moneda nuestra, han despreciado al pueblo a quien tanto adularon y por si fuera poco han sumido en el caos a todo el país. Venezuela que durante muchos años fue ejemplo para Latinoamérica de ser una nación de progreso y libertad, ahora la vemos convertida en una de las más pobres de la región, en la que una inmensa cantidad de sus habitantes se han visto obligados a emigrar en busca de un proyecto de vida que les permita subsistir con dignidad y en el que ellos y sus hijos puedan lograr lo que a ellos se les niega en la Venezuela actual.

Luego de una década en la que el régimen recibió ingresos inconmensurables que le hubieran permitido lograr un país del primer mundo en muchos aspectos, vale decir en educación, salud, infraestructura y buen manejo de esos recursos, prefirieron convertirlo en ejemplo de lo que no debe ser: corrupción, narcotráfico, complicidad con terroristas, arbitrariedad, estímulo a la delincuencia y persecución a quienes se oponen a tan oprobioso régimen.

Como señala la Conferencia Episcopal Venezolana “Hoy como es bien sabido, atravesamos por una profunda crisis que crea desconsuelo y desaliento. Se comprueba el gran deterioro de los servicios públicos…La paulatina implantación de un sistema totalitario como “Estado comunal” busca poner al margen el protagonismo del pueblo verdadero…Este 24 de junio pedimos que en todos los templos del país repiquen las campanas”.Y ese repique, digo yo, debe ser a rebato porque la situación del país es de una tragedia tal que requiere la presencia de todos para salvarlo y lograr su libertad.

El olvido

Julio Dávila Cárdenas

Como casi todos los Domingos de Pascua trato de ver y escuchar la bendición Urbi et Orbi que pronuncia el Papa en tan gloriosa ocasión y, en ella ora expresamente para rogar al Señor la benevolencia para quienes sufren en la tierra. En ese día se celebra la victoria sobre la muerte, lo cual será un motivo para celebrar la vida, que debería de llenar de esperanza a todos los creyentes, sobre todo en estos tiempos de una pandemia que ha llenado de angustia y muerte a muchos, sin distingo de razas o creencias, edad o situación económica. Su Santidad Francisco rezó especialmente por los haitianos, por los jóvenes de Myanmar que luchan por encontrar la democracia. Agradeció al Líbano y a Jordania por acoger a tantos migrantes que huyen del terror existente en Siria y en Yemen, así como en Libia. Sus pensamientos se dirigieron también a Irak y los pueblos de África para que cesen los conflictos de guerras y las persecuciones políticas que existen en el mundo.

Recordé hoy, la lucha permanente que han sostenido y sostienen en nuestro país las autoridades eclesiásticas para lograr el restablecimiento de la democracia. Ejemplo de ellas, las que mantuvo el fallecido cardenal Rosalio Castillo Lara, de quien resulta oportuno destacar las críticas frontales que tuvo frente al chavismo y al abandono y sufrimiento que causaban al pueblo las políticas económicas y sociales que pretendían imponer. Pero también dejó un alerta a la conciencia de ese pueblo que hoy resulta profético:

“Nuestro Señor Jesucristo, ha querido quizás darnos una buena lección, debido a nuestras infidelidades por no haber sabido aprovechar los dones que nos dio en esta tierra venezolana tan fértil y rica, de una población inteligente, trabajadora y generosa, y no haber ayudado debidamente a los más necesitados y no haber vivido limpiamente nuestra Fe cristiana. Ayúdanos dulce Divina Pastora, a aprender la lección y danos a todos la claridad de la mente para conocer y evitar el peligro, así como la fuerza para superar democráticamente este momento difícil.”

Al igual que lo hizo en su momento el difunto cardenal, en estos tiempos, los cardenales Urosa Sabino y Baltazar Porras han mantenido una posición de abierto enfrentamiento al actual régimen y ello les ha valido la aversión que siente el chavismo madurismo por los prelados de la Iglesia, cuando se convierten en críticos de sus desmanes y son verdaderos Pastores del pueblo venezolano.

Llama la atención que en este Domingo de Pascua, fiesta central del cristianismo, el Papa Francisco haya “olvidado” mencionar el terrible Vía Crucis que enfrenta a diario el pueblo venezolano. Sobre todo si consideramos que además de ser argentino es americano y por tanto debe estar al corriente de las inmensas necesidades materiales y espirituales que abruman a este pueblo. De la diáspora que ha originado el régimen, en la que más de cinco millones de venezolanos andan por el mundo en busca de un proyecto de vida que les ha sido negado por la ambición de poder y la corrupción existente, por las persecuciones políticas que a cada momento ocurren y en fin, por la destrucción de un país que contaba con los dones de una tierra fértil y rica. No era lógico ni esperable el olvido.

La mabita y la pava macha

Julio Dávila Cárdenas

En Venezuela se dice que la mabita es expresión de mala suerte y cuando se le achaca a una persona significa que atrae la mala suerte, pero el superlativo de mabita viene a ser la pava macha. Es decir, algo o alguien que lleva consigo el summum de la mala suerte.

Hablando en venezolano, podemos decir que a los habitantes de esta Tierra de Gracia nos cayó la pava macha con este régimen y no por unos días, ya llevamos más de veinte años soportando esta tragedia. Cuando se creía que había llegado la prosperidad por haber aumentado los precios del petróleo, lo que llegó fue el populismo en su máxima expresión y con él, la corrupción, el vandalismo, el resentimiento y su consecuencia: el odio. Pero, por si esto fuera poco, también llegó la sumisión a otro régimen tiránico que impartió las instrucciones para acabar con la industria, la educación, la seguridad, la salud, las comunicaciones, la honestidad y en fin, acabar con la libertad y la democracia. No obstante, antes de fallecer y sabiéndose ya al borde del sepulcro, designó a su sucesor, quien ha sido tan eficiente como él en la labor de destruir a lo que queda de país.

Simón Bolívar poco antes de morir, el 9 de noviembre de 1830, escribió una carta al General Juan José Flores, primer presidente constitucional de Ecuador. En ella le dice, entre otras cosas: “He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: La América (Latina) es ingobernable para nosotros; el que sirve una revolución ara en el mar; la única cosa que se puede hacer en América (Latina) es emigrar; este país (la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador) caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para luego caer en manos de tiranuelos, casi imperceptibles de todos los colores y razas”.

Ramón Guillermo Aveledo dice en la presentación del libro de Guillermo Morón Los Imperios y el Imperio, que Gregorio Marañón elaboró una Teoría del Resentimiento. Los resentidos son gente tímida y, si llegan a tener fuerza, proclives a la venganza. “Por eso son terribles los hombres débiles –y resentidos- cuando el azar los coloca en el poder, como tantas veces ocurre en las revoluciones”. De allí provienen los tiranuelos.

El que nos tocó “en suerte” dijo alguna vez: “Ser rico es malo” y él lo fue, pero en grado máximo. Sus discípulos han seguido el ejemplo y hoy hacen alarde de ser unos ricos muy malos, en lugar de mantenerse como estaban cuando llegaron al poder: unos buenos pobres.

El problema de ellos estriba en el mañana: ¿Cómo podrán hacer cuando ya no estén en el poder? ¿Podrán disfrutar de esas cuantiosas fortunas? ¿Será por eso que se resisten a tan siquiera hablar de abandonar el poder? ¿Les llegará la mano de la justicia? ¿O será que la mabita y la pava macha les caerán a ellos en algún momento?