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Análisis de Entorno: 2023, Fantasía versus Realidad

Tiempo de lectura: 14 min.

Este es el momento del año en el que se terminan de afinar las expectativas para el año siguiente. Y el escenario inercial es el que termina imponiéndose como el que tiene mayor probabilidad de ocurrencia, al menos en el primer trimestre del año.

Lo cual significa que en lo político no se esperan cambios, que en lo social la pobreza seguirá muy alta, aunque muy sensible a bajar cada vez que haya un mínimo de reactivación económica, y que en lo económico continuará la pulseada entre el ala dura del chavismo de Chávez y del Plan de la Patria, contra el ala liberal -neo chavismo, le llamo- de Maduro y de Delcy que está más fuerte que nunca antes desde que comenzó esta nueva manera de hacer revolución, permitiendo que el dólar fluya primero y dejando al mercado hacer su trabajo después, lo cual produjo el milagro del reabastecimiento en 2018.

Y no hay que perder de vista el ámbito internacional que por razones del alta geopolítica y de la guerra en Ucrania y en Rusia nos está alejando de las amistades que el chavismo cultivó (Irán, China, Rusia y Turquía), por lo que nos hemos quedado aislados en este lado del mundo, sin poder de contrapeso en una zona que responde íntegramente a EE UU.

De allí que buscando organizar contrapesos, hayamos regresado en forma reactiva a la estrategia de las asociaciones regionales, reviviendo el ALBA, reimpulsando la Celac, y reactivando el Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla. Claro que, sin petróleo, es difícil reconstruir el entramado de antes, pero todo el 2023 se nos irá intentándolo.

De cara adentro, el chavismo mantendrá el poder absoluto que hoy ostenta, y la dirigencia de oposición, sin ideas nuevas, seguirá moviéndose al ritmo que el chavismo le marca, en una estrategia que ha venido funcionando sistemáticamente los últimos años, que es que todo se mueve, pero al final, Maduro sigue en el poder, y la dirigencia de oposición, bueno, sigue oponiéndose. Ambos lados de la política, distanciados de las bases que son esencial y mayoritariamente opositoras.

En el marco anterior, cada ida y venida (que siempre terminan en el mismo lugar: “Maduro sigue en el poder, y la dirigencia de oposición, oponiéndose”) producirá olas de expectativas positivas y negativas que acompañarán a los movimientos devaluatorios del dólar, los cuales, a su vez, inducirán una inflación creciente donde siempre los ingresos correrán detrás de los precios y los que no puedan alcanzarlos, pues caerán en la pobreza.

Aunque hay que estar claros que hay una alta sensibilidad entre el aumento de la utilización de planta y la baja de la pobreza. Porque estos crecimientos de entre el 5 y el 8% que algunas instituciones mencionan en realidad son solo mayor utilización de la capacidad instalada existente, porque en realidad estamos impedidos estructuralmente de crecer por las restricciones de energía eléctrica y de las energías primarias que están detrás de la electricidad. Y de la hidráulica del Caroní, tenemos restricciones de equipos de generación, de vulnerabilidad en la transmisión mayorista, y de los problemas de mantenimiento en subtransmisión y distribución a todos los niveles.

Por eso es que una mayor inyección de recursos monetarios a la economía, si se levantara el encaje y se expandiera el crédito solo aumentaría la presión sobre la oferta, pues esta, como les decía, no depende para crecer de la inyección de recursos monetarios, sino de inversión focalizada en el sector eléctrico. Porque sin electricidad cualquier expectativa de crecimiento, sería una fantasía. El PIB de un país, es la electricidad que tiene… o que no tiene.

Por lo que este 2023 nos depara un reacomodo de los recursos con los que ya contamos, optimizando su utilización. Y ya con eso, aunque no haya cambios mayores, será suficiente como para al menos mantenernos.

Político

Mientras en la dirigencia opositora siguen trabajando en las primarias y haciendo presencia en México, el chavismo continúa en un proceso interno de poner orden entre sus fuerzas, las cuales se debaten entre el chavismo clásico del Plan de la Patria, o el neo chavismo de Maduro y Delcy. Todo indica que el neo chavismo terminará imponiéndose, pero en la diatriba la que sufre es la economía.

Lo que está pasando con el dólar y la sensación de retroceso por lo del IGTF y la Sundde nuevamente en la calle, son una muestra de que el chavismo clásico se fortalece con el freno a cualquier idea privatizadora, y con la vuelta de las declaraciones altisonantes del “dólar mayamero” y del empresario especulador. Que del lado “neo” saben que no es así, pero que deben mostrar empatía con el ala dura, para evitar una ruptura sin retorno.

Difícilmente esa ruptura ocurra, pero habrá que hacer concesiones internas de forma tal de reunificarse, por lo que es difícil esperar que, al menos en este año 2023, haya cambios mayores en el ámbito político. No imposible, pero si difícil que ocurra.

Porque las elecciones del 2024, en caso de ocurrir, o si se adelantan, no producirán cambios en la estructura de poder. Diosdado Cabello dijo que “no vamos a llamar a elecciones para perderlas”, y ese es el caso duro que debería servir de referencia, al momento plantear los futuros posibles.

El 2023 será un año muy parecido al 2022 en cuestiones políticas, más que nada porque las sanciones seguirán igual o más fuertes, considerando que las posibilidades de flexibilizarlas están asociadas precisamente a algo que este año no parece que vaya a ocurrir, que es un cambio de poder o al menos una señal clara de que algo así pudiera pasar… pero algo así, no está a la vista … así que seguiremos sancionados.

El interés primario de EE UU con respecto a Venezuela, no está en el petróleo, sino en que dejemos de ser una “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad interna de EE UU”, y eso, según ellos, se logrará solo cuando el chavismo salga del poder, o cuando, si no sale del poder, pero Maduro sea sustituido, dejemos de ser “antimperialistas” que a todos efectos significa dejar de ser anti EE UU.

Los americanos nunca –y resalto nunca- permitirán que el actual gobierno de Venezuela cuente con recursos suficientes, que puedan luego ser utilizados en contra de ellos. Y con esa premisa en mente, es difícil fantasear con que nos permitirán algo más de holgura económica, si no se producen cambios reales.

Social

La situación de la pobreza en Venezuela se ha vuelto crítica. Es un tema del que no se habla. O por lo menos no se habla ni a nivel político, ni a nivel económico. Solo lo mencionan los interesados formales en los temas sociales, tales como la Iglesia, las organizaciones de desarrollo social o las universidades como la UCAB que tiene a Encovi.

Y al no hablarse, no se hace nada por solucionarlo. Porque el primer paso es reconocer el problema, el segundo hacer una caracterización/ diagnóstico, tercero hacer un plan, y recién luego ejecutarlo; tomando consciencia de que cuando digo “hacer un plan” digo, identificar la fuente de recursos.

Pero eso no está ocurriendo, ni siquiera el primer paso. Porque la información de Encovi es considerada como “golpista” desde el chavismo, y no tomada en cuenta, ni siquiera en los discursos, desde la oposición.

Lo único que realmente está quedando es la buena voluntad privada, ya sea personal, ya sea empresaria a través de la RSEX. Porque solo con empleos privados se sale de la pobreza. Pero mientras eso ocurre, esa gigantesca masa del 83% de los venezolanos está por su cuenta y solo le queda irse del país con la esperanza de estar mejor que aquí.

Debemos prepararnos a coexistir otro año más con la gente comiendo de la basura. Porque la rebaja de la pobreza del 94% al 83%, atribuibles al aumento en la utilización de planta del 18 al 30% solo se dio en la parte de la pobreza que aún tiene capacidad para incorporarse a la economía. Pero las capas más pobres, a nivel de miseria, no fueron tocadas, ni minimizadas por el discreto aumento de la actividad económica.

Rebajar la pobreza debe convertirse en el objetivo crítico del sector privado, porque la experiencia nos lo muestra trágicamente todos los días: el Estado solo no puede con eso. Hay que hacer algo desde el campo privado, y hacerlo rápido. Eso se llama consciencia social, y desde las empresas, Responsabilidad Social Empresarial Extendida, RSEX.

Económico

A lo largo del año el precio del dólar nos va mostrando que es el precio maestro de toda la economía, que es el precio que importa porque un porcentaje muy alto de las transacciones se hacen en esa moneda, y la diferencia se referencia en dólares.

Y su comportamiento, a su vez, es un indicador del estado de ánimo y de las expectativas. Cuando el precio del dólar crece al ritmo de la inflación se siente una cierta estabilidad, como si todo estuviera en equilibrio, pero cuando ese precio aumenta en mayor grado la percepción cambia y los equilibrios se pierden.

Lo anterior pudiera ser visto como que estamos permanentemente en un equilibrio inestable, que cuando se pierde ya no busca regresar, sino que se aleja más. Pero en realidad, nuestra economía perdió los equilibrios hace ya mucho tiempo y lo que realmente vivimos son pseudo equilibrios que comprenden solo un conjunto limitado de factores y que son los que nos dan esa sensación de equilibrio.

Entre agosto del 2021 y mayo del 2022, el precio del dólar se mantuvo relativamente estable, porque se había logrado una cierta disciplina monetaria y fiscal, y con los pocos ingresos que había, con las remesas semanales del BCV a la banca, se podía lograr esa sensación que llevó a que los optimistas acérrimos, acuñaran el concepto de “Venezuela ya se arregló”.

Mientras que los optimistas informados sabíamos que eso era algo transitorio y que las variables de la economía iban a alcanzar por su cuenta los verdaderos valores que tenían. Porque en una economía pequeña como la nuestra, con muy pocos recursos financieros que se aporten, ya se puede moldear su comportamiento pero cuando ese modelaje trata de mostrar algo que “no es”, pues entra en crisis y la solución que queda es la misma que el gobierno entendió que era la que funcionaba: dejar que el mercado trabaje sin intervención y que trate de optimizar los menguados recursos que se inyectan en la economía.

El salto que dio el precio del dólar en el último par de meses se debió a intervenciones de la tesorería, inyectando más poder de compra que los bienes y servicios que había para comprar. Y con esa presión extra de la demanda y con una oferta limitada y rígida, pues el sistema de precios de referencia se vio sobre exigido y se canalizó vía aumentos de precios, no solo de todo lo demandable, sino, principalmente, del dólar visto desde esta perspectiva como otro bien mas, cuya oferta es limitada, pero su demanda es infinita.

El comportamiento del precio del dólar lleva al sistema de precios de la economía a comportarse como escalones, con pisos a veces cortos y a veces largos, y con alturas a veces bajas y a veces, como lo que estamos viviendo, más altas que lo usual. Lo cual es previsible porque con ofertas limitadas por la recesión la demanda por pequeña que sea siempre va a terminar superándola.

Un tema que no hay que perder de vista es el atraso en la entrega de los dólares que se compran a la banca que tiene un mínimo de dos semanas y un máximo de seis semanas. El peligro de ese atraso, que comenzó en 15 días, es que se siga extendiendo y acumule una masa tal que se convierta o bien en deuda, o bien en corralito.

Porque lo que hay es un corralito parcial de seis semanas, el cual cuando ya se convierta en más tiempo, puede pasar a convertirse, o bien en deuda (tipo Cadivi) o bien en corralito permanente. Lo cual es poco probable porque atentaría contra el flujo normal de pagos que es esencialmente en dólares. Antes de llegar a eso, siempre están los dólares en custodia que desde hace tiempo están en la mira de las autoridades de la economía.

Las custodias están allí, son una masa importante y aun no encuentran la vía de utilizarlas sin crear un caos generalizado. Porque más allá del daño patrimonial para los tenedores de esos dólares, está el daño casi irreversible que se le haría a nuestra precaria economía. Y si eso ocurriera, pues sería un triunfo del ala radical del chavismo y un retroceso muy grave a lo que se ha dado en llamar el “plan Rivera”.

Para este fin de año se prevé que el dólar paralelo atrase su ritmo de devaluación y que el oficial se le acerque lo suficiente como para dar un mensaje de calma y estabilidad, con un nuevo piso para arrancar el año que debería estar entre los 17 y los 20 bolívares por dólar.

Lo anterior es importante porque incide en las expectativas de inflación, la cual, si bien ya no es del 500 mil por ciento y ahora está en el entorno del 200%, aun es hiperinflación y en esas condiciones, un salto es cuestión de horas o de días… por eso es que estos saltos como el del último mes y medio son peligrosos. Porque si la gente –que es el mercado- piensa que las cosas van a andar mal… pues andarán mal. Y los 180 millones de dólares que se inyectaron esta semana no serán suficientes para frenar expectativas negativas.

Internacional

El caso de Perú, con la salida de Pedro Castillo del poder y su reemplazo por su vicepresidente está dejando a la vista grietas conceptuales entre los miembros del resto de la izquierda latinoamericana, que en estos momentos históricos son mayoría en la región.

La disección del proceso peruano alineándolo con los preceptos constitucionales de cada país, siempre en el marco del derecho internacional y el respeto a los DD HH muestra una secuencia de eventos que en cualquier otro país no se hubieran sucedido con la velocidad de reacción de la institucionalidad peruana. Porque la velocidad de reacción marcó la diferencia y convirtió la presión social y política interna contra un mal gobierno en un autogolpe que fue conjurado casi inmediatamente y en cuestión de horas ya había un nuevo presidente.

Y las protestas de la calle, que poco a poco van amainando y siendo controladas no son reacciones a la salida de Castillo, sino esencialmente son protestas contra el gobierno por reivindicaciones pendientes.

Las posiciones de los diferentes presidentes de la región en realidad deben ser leídas basadas en sus propios riesgos y temores, así como en las conveniencias personales. Nada que ver con el estado de derecho y el manejo constitucional; y menos que menos con la consistencia conceptual en relación con otros casos.Habría que comparar las argumentaciones en el caso peruano con las que utilizaron para posicionarse en el caso de Bolivia, con la salida de Evo Morales. En Perú el presidente depuesto está preso, y en Bolivia, lo está la presidente emergente. Distinta vara frente a conceptos equivalentes.

El otro tema, también de la región, es el acuerdo previo a la preparación de la nueva Constitución chilena, el cual ya incluye los ajustes y adaptaciones que llevaron al fuerte rechazo popular al primer proyecto cooptado por la izquierda.

Una de las cláusulas dice “La soberanía tiene como límite la dignidad de la persona humana y los derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales ratificados por el Estado de Chile y que se encuentren vigentes. La Constitución consagrará que el terrorismo, en cualquiera de sus formas, es por esencia contrario a los derechos humanos”.

Lo cual implica la expresa renuncia a que desde el exterior intervengan si, como está pasando en algunos países de la región, la población está siendo secuestrada por un sistema que viola los derechos humanos y somete a torturas y muerte a los que se le oponen, y al mismo tiempo destruye el patrimonio del país, degradando el PBI a niveles que solo generan hambre y llevan a la gente a abandonar el país por el medio que sea, aun a riesgo de la propia vida.

Si eso realmente se incorpora en la constitución, entonces la excusa de la soberanía y la autodeterminación se acabaría y se podría invocar la ayuda internacional, que en ese caso sería de liberación e independencia y no de intromisión en los asuntos internos.

La tortura, la pobreza y la destrucción nunca deberían ser “asuntos internos” …

Para poner en perspectiva la situación de las izquierdas gobernantes, la mitad y en algunos casos mucho más de la mitad de la población votante de esos países está en contra de sus gobiernos, limitando de esta forma que puedan repetirse los casos que en el pasado llevaron a las dictaduras de izquierda que aún permanecen en la región.

Por eso ya el mapa no es más rojo, sino que es de un rosado suave, y con el péndulo muy cercano a convertirse en azul. Ya queda solo un par de casos rojos en nuestro mapa Latinoamericano y caribeño…

Recomendación

  • Al gobierno: Que salga al rescate de la credibilidad de la estrategia de mercado dando señales concretas y comprobables de que casos, como el de los controles, las amenazas y las devaluaciones aceleradas no se repetirán. Más que nada porque la confianza que en forma precaria se va construyendo, se derrumba con cada uno de estos casos y hay que comenzar nuevamente, pero ahora sabiendo que el retroceso es una opción más posible que hace unos meses.
  • A la dirigencia opositora: Que genere un plan alternativo que postergue la democracia interna y se concentre en colocar un candidato aceptable por el mundo, adentro y afuera, como Guaidó, de forma tal de asegurarse que no se vota por él por simpatía o afinidad sino para lograr un cambio en el poder. Y, recién entonces, un par de años después, convocar las elecciones “verdaderas” en la tranquilidad de que aun perdiendo cualquier candidato el país siempre ganará… porque será siempre en democracia
  • A la dirigencia empresarial: Que ponga foco en las economías primarias del interior del país con énfasis en lo agropecuario. Caracas tiene el foco comercial y gerencial pero las verdaderas economías productivas están en el interior. Las giras de la dirigencia por el interior son importantes y deben resultar en acciones concretas, orientadas a las finanzas corporativas, alianzas, fusiones y adquisiciones considerando al mercado de capitales como una opción fuerte.

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