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Opinión

Autor Desconocido

La elegante sala de reuniones de la Presidencia del Banco Central de Venezuela, bullía de excitación: los altos directivos presentes intercambiaban animados comentarios alrededor de la gran mesa de reuniones. Tanto el Presidente del Banco, un joven recién nombrado, como los directivos más experimentados, estaban eufóricos. Parecía que hubiesen logrado una gran gesta financiera.

Desde su lugar en segunda fila, Antonio Tocof, asombrado, sentía un dolor lacerante como economista profesional, con casi treinta años de experiencia en el BCV.

La Directiva del Banco justo había acordado devaluar el Bolívar Fuerte y no moderadamente, sino al cien mil por ciento. Es decir, le quitaban cinco ceros al Bolívar Fuerte y al resultado lo llamaban Bolívar Soberano. !Una devaluación desconocida en los anales económicos no solo en Latinoamérica, sino en el resto del mundo!

Incrédulo, Tocof observaba la alegría de los directivos que habían consumado aquella monstruosidad, celebrándola como si de una gran victoria se tratase.

En una economía con hiperinflación declarada, donde los bienes y servicios subían desmesuradamente todos los días, y empobrecían dramáticamente a la población venezolana, los directivos del BCV celebraban la mega devaluación de la moneda, sin reparar en los graves perjuicios que causarían a los venezolanos. Tampoco parecía importarles, que la hiperinflación continuaría agravándose, mientras el propio Banco Central imprimiese ingentes millones de Bolívares inorgánicos, es decir sin respaldo.

¿Acaso no conocían estos personajes que los dos objetivos fundamentales del BCV eran lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria? Así lo establecía claramente el artículo 318 de la Constitución. Con la híper devaluación el BCV atentaba directamente en contra de ambos objetivos.

En términos de ortodoxia económica, el BCV sufría un fracaso estruendoso en su misión, con ribetes de anomalía histórica para la economía mundial, y allí estaban estos ignaros inconscientes, celebrando alegres su gesta, porque habían cumplido las instrucciones de sus dirigentes políticos, aunque para ello habían traicionado los fines del BCV. El dolor interno de Tocof era casi físico, sentía una opresión en el pecho y una dolorosa pesadez en el cerebro.

Poco a poco se iban calmando las voces y eventualmente el Presidente reparó en el Vice presidente de Operaciones Nacionales, que trataba de llamar su atención.

¡Por favor señores! Levantó su voz al auditorio, el compañero Pérez solicita la palabra.

El aludido se levantó de su silla, para abarcar mejor a los presentes:

“Presidente, hay un asunto colateral que resolver: se trata de los Títulos de Interés y Capital Cubierto. En particular el TICC 032019, que como saben está denominado en dólares, aunque es pagadero en Bolívares. - sabía perfectamente que el Presidente no tenía noción del asunto, por lo que trataba de explicarse con detalle para evitar situaciones embarazosas. Con la nueva tasa de cambio oficial, de 60 Soberanos por dólar que se ha decidido adoptar luego de la reconversión monetaria, deberemos prever al menos seis mil millones Bolívares Soberanos, para pagar a los tenedores del bono en marzo de 2019.

El rostro del presidente demostró desconocimiento y alarma. Lo poco que sabía de la situación del Banco le permitía deducir que cualquier pago sería problemático.

Sin embargo, continuó rápidamente el Vice presidente Pérez, hemos encontrado una manera de evitar pagar esa alta suma a los tenedores de los TICC, que por otra parte son generalmente ricos y además enemigos de la revolución!

-Pérez hizo una pausa teatral, orgulloso de su discurso, que junto a la propuesta que había urdido, esperaba le granjeara el favoritismo del nuevo presidente.

¿Cómo es eso Vicepresidente? indagó ansioso el presidente que no tenía idea de lo que pudiera plantearse, pero a quien le sonaba bien eso de no pagar a los ricos y enemigos de la revolución.

Pérez sonrió complacido y explicó:

La fórmula que hemos encontrado implica adelantar la fecha de vencimiento y rescatar los bonos ahora, al precio actual del Bolívar Fuerte. Luego se ejecuta la reconversión monetaria - evitaba cuidadosamente mencionar la palabra devaluación- y el resultado calculado de esta manera, es que el Banco paga aproximadamente uno con setenta Bolívares Soberanos por dólar, en lugar de los sesenta de la nueva tasa de cambio.

Así el total a pagar por el Banco a los inversionistas, no será de seis mil millones de Soberanos, sino únicamente de ciento setenta millones. Es decir evitaríamos pagar a los enemigos de la revolución cinco mil ochocientos treinta millones de Soberanos concluyó con entusiasmo y gran satisfacción!!

Tocof casi se cayó hacia un lado de la silla. Sintió el impacto de la indignación en el pecho, y un vahído de asco que lo hizo beber agua ansiosamente.

Lo que se proponía era equivalente a una estafa, pero no realizada por un comerciante sin escrúpulos o un timador profesional, que no tendrían las capacidades para hacerlo. La estafa la ejecutaría nada menos que el BCV, la máxima autoridad monetaria del país, que debía regirse por el principio de responsabilidad pública, y apuntar a ser ejemplo y guía del quehacer financiero en Venezuela, y en lugar de ello actuaría con alevosía y ventaja en contra de los ahorristas.

“Pero ese bono se vence en marzo de 2019!” leyó el presidente de una nota que le había pasado un ayudante.

“Si presidente”- replicó rápidamente Pérez - “pero el Banco tiene la potestad legal de adelantar la cancelación de cualquier bono, cuando circunstancias de fuerza mayor lo ameriten”.

Tocof sabía que en efecto el Banco tenía esa potestad legal, pero para situaciones de emergencia y para el logro de los altos fines de la política monetaria, no para castigar indebidamente a los ahorristas en general y menos por considerar que fuesen ricos o enemigos de la revolución.

También sabía que su cuñado, modesto empleado de una compañía ferretera, era uno de los venezolanos que había invertido sus ahorros, trabajosamente acumulados a lo largo de los años, en el TICC 032019. Él no era ni rico ni enemigo de la revolución, al igual que otros miles de ahorristas, muchos agrupados en cajas de ahorros y cooperativas, sólo habían tratado de protegerse de la devaluación del Bolívar, invirtiendo en los bonos del BCV, confiando en la equidad de la máxima autoridad monetaria del país, símbolo de responsabilidad, estabilidad y seguridad monetaria y financiera. ¡Que terrible desengaño esperaba a esos miles de ahorristas! Serían víctimas de una dolorosa felonía perpetrada precisamente por la máxima autoridad monetaria del país, el BCV.

Tocof no pudo contenerse, se incorporó y alzó la mano solicitando la palabra, sintiendo una oleada de calor e indignación en su rostro, y un temblor incontrolable, producto de la tensión, en sus manos.

“Sr presidente”, trató de mantener una voz calmada y hablar pausadamente, cuando el Presidente le indicó con un gesto que tenía la palabra, “es conveniente considerar que la mayoría de los tenedores de bonos del BCV, son pequeños ahorristas que han confiado en nuestro banco, y a través del TICC procuran protegerse de la hiperinflación. Violentar la fecha de vencimiento del TICC y perjudicar a los tenedores, enviaría una señal muy negativa a los ahorristas sobre la actuación del Banco. Se pondría en entredicho la confiabilidad y seguridad de los instrumentos monetarios del Banco, y afectaría negativamente la emisión de futuros instrumentos financieros.

Tocof había hablado de un tirón, condensando sus observaciones lo más que pudo, y al hacer la pausa percibió las miradas hostiles de algunos de los directivos. Sólo los profesionales con reconocida trayectoria en el Banco, que sabían lo acertado de sus observaciones lo miraban con aprobación. Aprovechó el desconcierto que había causado en la Directiva para concluir.

“Por ejemplo señor presidente, los “lingoticos de oro” que han sido anunciados por el sr presidente de la República tendrán aceptación en la medida en que los inversores confíen en el Banco. El tratamiento que se dé al TICC 032019 puede afectar negativamente la confianza de los ahorristas en el Banco y en los lingoticos”.

Algunos murmullos y rostros de incredulidad matizaron en ese momento la reunión. Una posición contestataria viniendo de un funcionario de tercer nivel, no era acostumbrado. Varios directivos querían hablar, pero el Presidente vio la oportunidad de hacerse sentir en el seno de la Junta Directiva. Con voz solemne anunció:

“Al designarme como Presidente del Banco Central, el Sr Presidente de la República me indicó que tenía su plena confianza y que contaba con mi lealtad a la Revolución y a su persona... Yo no pienso defraudarlo”

“Bajo mi dirección, este Banco apoyará irrestrictamente las políticas económicas de nuestro gobierno y los objetivos de La Revolución”.

“En este sentido, considero prioritario para el Banco, defender los intereses del Gobierno Revolucionario, antes que los beneficios y ganancias excesivas de los privilegiados de derecha, y enemigos de la Revolución”.

Obviamente el novel presidente estaba recitando una lección aprendida, y no tomaba en cuenta la responsabilidad institucional que le correspondía, pensaba Tocof conforme escuchaba la perorata política. Era tan absurdo que públicamente estaba violando los lineamientos constitucionales sobre la Autonomía del BCV, al reconocer que lo había designado el Presidente de la República.

En efecto, la razón por la que había accedido a la presidencia del Banco, era ser hijo de un magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, destacado cuadro político del partido de gobierno y cercano colaborador del presidente de la República. Ninguna trayectoria profesional lo calificaba para el cargo.

“Así pues acuerdo que se adelante el rescate del bono TICC 032019 y que se pague en bolívares fuertes, según lo propuesto por el Vice Presidente de Operaciones Nacionales” concluyó tajantemente el novel presidente.

¿Alguna observación o pregunta adicional?, añadió desafiante.

Lo abrupto de la intervención hizo caer un pesado e incómodo silencio en la sala de reuniones.

Tocof sintió la indignación en todo su ser. Aquel fanático actuaba con una petulancia comparable a su irresponsabilidad e ignorancia. Sabía que contradecirlo tendría sus consecuencias, pues algunos colegas habían sufrido represalias en oportunidades anteriores, por tratar de actuar con responsabilidad técnica y profesional, por sobre los lineamientos político-partidistas. Pero ya no podía soportar tanta sevicia, no podía aceptar que la ignorancia fanática continuara imponiéndose al profesionalismo y al conocimiento de la teoría económica. En su interior sintió la necesidad imperiosa de rebelarse contra el atropello, la injusticia y la maldad.

Nuevamente levantó la mano y solicitó la palabra.

El presidente y un coro de rostros incrédulos lo escudriñaban cuando comenzó a hablar.

“Sr. presidente”, su voz era firme y trataba de hablar pausadamente a pesar de sentir un volcán interior en erupción.

“Considero que la decisión que aquí se anuncia, resulta injusta y perjudicial para los miles de ciudadanos que han confiado en la seriedad y honorabilidad del Banco Central de Venezuela. Los somete a pérdidas y perjuicios en su patrimonio, sin justificación económica o ética”.

Un silencio tenso había descendido sobre la sala de reuniones. Los rostros asombrados e incrédulos indicaban que nadie esperaba que un funcionario de tercer nivel, como Tocof, tuviese el valor de oponerse públicamente a una decisión tomada por la más alta instancia del Banco.

“Considero igualmente” continuó Tocof “que con las decisiones hoy adoptadas en esta Directiva, el BCV está violando los objetivos fijados por la constitución en su artículo 318, referidos a la estabilidad de precios y la preservación del valor de nuestra unidad monetaria.” La actual política de la Directiva ha ocasionado la destrucción del Bolívar y el auge de la hiperinflación, lo que constituye un colosal fracaso.”

“También opinó que la credibilidad del Banco y su prestigio sufrirán una dolorosa disminución, que será particularmente sentida por quienes hemos dedicado nuestra vida laboral a esta institución. El BCV será percibido como artero y ventajista enemigo de los ciudadanos que confían en el ahorro como sano instrumento para su progreso material. El resultado de esta percepción se comprobará en el fracaso de futuras emisiones de instrumentos financieros, así como en otras instancias.”

El Presidente hizo señas para que dejase de hablar, y Tocof supo que le iban a cortar el micrófono, así que apresuró sus palabras.

“Sr. presidente, señores directores! mi responsabilidad y ética profesional me obligan a distanciarme públicamente de las decisiones erradas de esta Junta Directiva, y me impiden continuar formando parte del personal de empleados de este banco, por considerar que ha perdido el norte institucional y se ha transformado en un apéndice espurio del gobierno de turno. Presento pues mi formal e irrevocable renuncia al cargo de Jefe del Departamento de Deuda Pública que hasta el momento he venido desempeñando”

Tocof terminó de hablar en medio de un murmullo creciente de voces alteradas, como si hubiese alborotado un avispero. Sin embargo, se sintió enormemente aliviado. Percibía como en segundo plano, como en modo silencio, los ademanes, los gestos, las expresiones de los presentes. En su interior sentía una gran tranquilidad, una fuerza poderosa y una satisfacción, casi un regocijo interior. Recogió sus notas con tranquilidad y caminó pausadamente hacia la salida de la sala. A su alrededor como entre niebla fueron quedando las palabras del presidente, que apenas le llegaban como un murmullo, y las figuras difusas, como fantasmas, de los directores y funcionarios que hablaban, gesticulaban y se movían desordenadamente.

Nada de ello lo turbaba, pues ahora sentía físicamente una fuerza interior inconmovible, una fuerza llamada DIGNIDAD.

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No creo que se hubieran puesto de acuerdo pero esos dos escritores y notables articulistas que son Javier Marías y Javier Cercas escribieron en la misma edición de El País Semanal sendos artículos sobre el mismo tema.

El tema es el estado desastroso que ofrece el escenario mundial con el aparecimiento de dictaduras y autoritarismos como los de Orban, Erdogan, Putin, Maduro, Ortega, Le Pen, Duterte, Al Sisi, Salvini, Pudigemont, Torra. A la lista, Cercas agregó los nombres de Trump y Bolsonaro. En suma, los dos javieres se encuentran muy desilusionados frente al giro antidemocrático que se observa en el último decenio. Tanto, que Marías -después de una conversación telefónica con Arturo Pérez-Reverte- dio a su texto el lúgubre título de Cuando conviene marcharse. Para no ser menos, Cercas en su artículo Lecciones no aprendidas de la historia, sugiere la tesis de que el ser humano está condenado a repetir los mismos errores de siempre. Y lo peor de todo es que ambos parecen tener razón. Ellos, personas sensibles, sienten en su innegable desilusión, un Mal du Siècle, el mal del siglo XXl: el descenso de las democracias

Desilusionados significa que alguna vez estuvieron ilusionados. La verdad, después de la caída del Muro muchos lo estuvimos. La derrota final del comunismo al poner fin a la guerra fría parecía abrir un ciclo democrático y de entendimiento entre las diversas naciones. No faltaron quienes abrazaron al título -mas no la teoría- del famoso libro de Francis Fukuyama: El fin de la Historia.

No sé si fueron razones comerciales las que llevaron a Fukuyama a titular su libro de un modo tan abstruso. En realidad debería haberse llamado “el fin de la concepción dialéctica-hegeliana-marxista de la historia”. Claro está, con ese título muy pocos lo habrían comprado. Pero nos habríamos ahorrado el trabajo de explicar que es lo que Fukuyama había querido decir.

Lo que Fukuyama quería decir es que lo que terminó no fue la historia narrativa sino una concepción ideológica según la cual la historia se movía en sentido progresivo de acuerdo a sus contradicciones principales. Con el fin del comunismo desaparecía la contradicción principal entre comunismo y capitalismo y, por lo mismo, emergía un campo de múltiples contradicciones sin que ninguna de ellas pudiera alcanzar el rango de principal. Y precisamente en ese campo estamos situados y, al parecer, muchos se sienten incómodos. Algunos, hasta desilusionados.

Es cierto, a veces extrañamos los tiempos en los que la historia parecía obedecer a una lógica, cuando todo estaba ordenado entre buenos y malos y era fácil tomar posiciones. Por ejemplo, durante el periodo del nazismo y del fin de las repúblicas fascistas, casi todo el mundo tendió a alinearse en torno a la lucha anti-fascista. Poco después de la segunda guerra el mundo fue dividido en dos bloques irreconciliables. Así nació el largo periodo de la guerra fría. Muy mal denominada, porque en algunas zonas fue muy caliente (pregunte usted a un vietnamita, laosiano, coreano, camboyano, húngaro, checo-eslovaco, polaco, o a los que sufrieron bajo las dictaduras de seguridad nacional del cono sur latinoamericano, si solo pasaron frío durante ese periodo)

Al interior de las naciones más desarrolladas, el orden social creó su complementario orden político en donde conservadores alternaban con socialdemócratas en representación de una clase obrera organizada. Las sociedades de los países industrializados eran sociedades de clases, pero de clases muy bien constituidas, tanto social como políticamente. Pues bien, todo ese orden comenzó a cambiar desde la caída del muro de Berlín.

Pero no fue la caída del muro sino su coincidencia con un fenómeno que ya se venía anunciando a pasos acelerados lo que originó el mal del siglo XXl. Nos referimos al periodo de tránsito que lleva de la sociedad industrial a la sociedad digital, consecuencia y causa a la vez de la globalización de los mercados y de las relaciones internacionales.

Como todo proceso de cambio, la digitalización produjo alteraciones irreversibles en el orden social. Una de las más gravitantes fue la desaparición paulatina del llamado “proletariado industrial”, puntal de la economía social de mercado. En su lugar aparecieron nuevos segmentos laborales, algunos con alto grado de especialización, pero también tuvo lugar un descenso de las antiguas clases medias, así como el aparecimiento de una masa social formada por trabajadores independientes no afiliados ni a partidos ni a grandes organizaciones “clasistas”. Más abajo, un ejército de desocupados, temporales la minoría, crónicos la mayoría (en algunos países europeos hay familias que después de dos generaciones continúan viviendo de la ayuda estatal) y en los sótanos sociales, una mano de obra barata cuya oferta no logra ser regulada ni por el estado ni por los empresarios pero que ejerce un magnetismo irresistible hacia “los condenados de la tierra”, los ejércitos migratorios que en largas columnas avanzan hacia las metrópolis de Europa y de Norteamérica, llenando de pánico a algunos de sus habitantes.

Muchos vuelcan sus opciones políticas hacia los demagogos que ofrecen orden y muros, el regreso a la sociedad idílica (que nunca existió) donde todos tenían trabajo, un solo pasaporte y un solo sexo, donde no había drogas, ni prostitución y las calles eran limpias e inmaculadas.

Estamos en fin asistiendo un proceso que lleva a la transformación de la sociedad de clases en sociedad de masas (sociedad, solo en sentido figurado) Proceso que es padre de la inseguridad e inseguridad que es madre de los neo-nacionalismos que asolan al mundo democrático.

Las profundas transformaciones mencionadas no tardarían en repercutir en una crisis de representación política en casi todas las naciones occidentales. El suceso más notable ha sido el colapso de las socialdemocracias tanto en Europa como en América Latina. En algunos países, el gran hueco que dejaron al irse ya ha sido llenado por rabiosos gobernantes neo-nacionalistas cuyo objetivo, después de acceder al poder por vías democráticas, no es otro sino destruir el orden democrático.

La muerte de la democracia comienza con el acceso democrático de gobernantes encargados de asesinar a la democracia. Esa es la idea central del libro de Stefen Levinsky y Daniel Ziblatt, Cuando mueren las democracias (Ariel, Madrid 2018)

Los neo-nacionalismos, al imponer supuestos intereses locales por sobre los regionales, amenazan apagar el fuego con bencina. No solo fascinan a las masas con discursos demagógicos. Además alteran, si no las leyes, las normas de la convivencia ciudadana. Su lucha de clases no está dirigida hacia los de arriba, sino hacia los de abajo, los más débiles y desamparados, sobre todo los emigrantes. El lenguaje procaz de gente como Trump, Salvini, Bolsonaro, y otros, apunta justamente a la realización de esa obra destructiva. Pues ya lo sabemos: la destrucción de la palabra precede siempre a la destrucción de las cosas.

Las relaciones bilaterales proclamadas por Trump las venía por cierto practicando Putin antes de Trump. Está claro que gobiernos como el húngaro, el polaco, el austriaco y el italiano, y tal vez próximamente el francés, se sienten mejor platicando con la autocracia rusa que con los representantes de la UE. Hoy se aprestan a llegar a la UE mediante la vía electoral pero con el propósito de erosionar sus cimientos y volver así a a la geometría de los antiguos bilaterismos internacionales. Antiguos, porque el bilaterismo fue el sistema de relaciones que primó en el pasado reciente.

El retorno de los esquemas bilaterales ha llevado a no pocos historiadores europeos a volver a analizar los hechos que dieron origen a la Primera Guerra Mundial. Pues los orígenes de esa horrible mega masacre (27 millones de muertos) hay que buscarlos en la predominancia de las relaciones bilaterales y por lo mismo, en la precariedad de las organizaciones regionales. Me explico: Si no hubiera sido por el tratado bilateral entre Serbia y Rusia, Rusia jamás habría ido a esa guerra; y si no hubiera sido por el tratado bilateral entre Alemania y Austria, Alemania tampoco habría ido a una guerra que solo podía perder. Las pérdidas, es sabido, jugaron un papel determinante en el ascenso del nazismo y en el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Así que ya lo sabemos: si logra imponerse la tesis del bilateralismo “trumpiano”, lo que pueda suceder ya está programado. De eso han tomado nota, entre otros, los príncipes sauditas: podemos asesinar a quien se nos venga en gana, siempre que esos asesinatos no afecten nuestras relaciones comerciales con los EE UU. Así más o menos lo dijo, entre líneas, Trump.

La historia no se repite, no hay duda. Pero es inevitable pensar que –como dijo un comentarista de la televisión francesa- el mundo avanza rápidamente hacia atrás.

noviembre 22, 2018

Polis

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Edgar Benarroch

Me llamó poderosamente la atención y también sorprendió escuchar al Presidente de la Republica, en sus rutinarias cadenas de medios de comunicación, hablar sobre el tema del déficit fiscal y las graves consecuencias que ello acarrea no sólo en lo económico fiscal sino también en lo social y en el funcionamiento general del país. Es la primera vez que lo escucho abordar el tema, que es bueno recordar no es nada nuevo, la nación viene arrastrando este serio problema desde hace varios años, pero es ahora cuando al parecer se dieron cuenta que es asunto de extrema gravedad y necesario su atención.

El déficit fiscal se produce porque el ingreso nacional no es suficiente para atender el funcionamiento y operatividad del Estado. ¿Qué ha hecho el gobierno es ese tiempo, sin tener dinero como atender la demanda nacional? Pues ha recurrido a la inmensa irresponsabilidad del endeudamiento externo e interno para atender gastos corrientes y a la emisión de dinero inorgánico. Pusieron y ponen la máquina de fabricar billetes a trabajas a todo vapor, con la gravísima consecuencia de introducir en el circulante dinero sin ningún respaldo. Esta irresponsabilidad solo ha servido para potenciar la inflación y llevarla a términos astronómicos como los que estamos padeciendo. El endeudamiento per se no es nocivo, pero a él debe recurrirse siempre para atender inversiones o costear gastos fundamentales para el desarrollo integral del país, siempre estimando la capacidad para honrar el capital y el servicio que ello genera, nunca para gastos corrientes. La emisión de dinero inorgánico es una monstruosa irresponsabilidad que no tiene justificación de ninguna naturaleza. Ahora bien, entiendo que el Presidente sabe que con decreto o enunciado el déficit no se resuelve y que está bien informado de las medidas que hay que tomar en materia de política económica y fiscal. Para llevar el déficit fiscal a "cero", como lo prometió, es necesario un paquete macro y microeconómico muy bien concebido y en él luce de ante ojito el desmontaje del control de cambio y la eliminación del afán de control de precios que se ha prestado para la extorsión, coacción y matraca. ¿Está dispuesto el Presidente a tomar estas medidas? Personajes del gobierno han dicho que el control de cambio no es una medida económica sino un instrumento político y mediante el control de precios, como su nombre lo indica, mantiene controlados a quienes le interesa controlar.

En tiempos de hiperinflacion como los que vivimos donde los precios y costos varían diariamente, el sostenimiento de esta política de controles lo que hace es agregar serios problemas a la industria, al comercio y al aparato productivo en general. Por ello la pregunta anterior. De adoptarse las medidas correctas, lo felicito porque estaríamos al inicio de la sanidad económica y fiscal de la nación, pero como "por sus obras los conoceréis" tengo suficientes razones para dudar que ello ocurra.

Lo económico produce inmediatas consecuencias en lo social. El desastre que vivimos se explica en un modelo fracasado en todas partes del mundo y quienes lo intentaron hoy están en franca revisión. La llamada China comunista trabaja hoy en un programa que ha llamado "Sociedad modestamente acomodada". No es otra cosa que la economía de mercado en marcha. El 90% de la planta industrial y comercial de China está en manos privada y el gobierno se esfuerza en promover y cuidar y por supuesto los controles del Estado también se dejan sentir con el fin de evitar abusos o descarrilamientos. En Cuba se produce hoy una reforma constitucional que abre espacios a la iniciativa y propiedad privada además de abandonar el término comunista y sustituirlo por el de socialismo, amén de limitar el periodo del mandato presidencial a cinco años, permitiendo reelección inmediata por una sola vez.

Por ello, lo fundamental no son las correcciones puntuales o particulares económicas, fiscales o sociales, lo fundamental es el cambio rotundo del modelo y ello solo se logra con un cambio de gobierno.

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​José E. Rodríguez Rojas

A lo largo de las últimas décadas, académicos, comisiones gubernamentales y ONGs venezolanas diseñaron propuestas para una agricultura deseable eficiente y competitiva internacionalmente. Al final estos planteamientos se ampliaron incluyendo al sector agroalimentario en su totalidad, en una plataforma programática que se instrumentó durante la década de 1990, dando pie a un conjunto de reformas que en el sector agroalimentario lograron un relativo éxito, al incrementar las exportaciones hasta un valor cercano a los 600 millones de dólares. Los gremios agropecuarios, que durante este tiempo discreparon de este paradigma, al final, incorporados a la alianza de fuerzas que acompañaron al régimen de Chávez, torpedearon la reforma comercial en el sector agrícola y contribuyeron a su desmantelamiento.

La crisis agrícola y el fuerte incremento de las importaciones agroalimentarias que se dio durante el boom petrolero de la década de 1970, impulsó en los diversos sectores ligados al agro venezolano, una discusión sobre la agricultura deseable en el país y la necesidad de desarrollar planes orientados a incrementar el autoabastecimiento. En un artículo publicado a inicios de la década posterior, que se convertiría en un clásico en el área de la economía agrícola, Gustavo Pinto Cohen planteó la conveniencia de impulsar una agricultura eficiente y competitiva internacionalmente. Planteaba también, la conveniencia de impulsar una agricultura adaptada a las características de nuestros ecosistemas tropicales que predominan en el país, lo que llevaba a replantear el modelo de agricultura que se había realizado, que replica la agricultura llevada a cabo en los países de clima templado.

En el mismo momento que Pinto Cohen formula sus planteamientos, el gobierno socialcristiano de Luis Herrera Campíns crea una comisión para desarrollar un Plan de Desarrollo Agrícola a Largo Plazo (Planagri). Este plan coincide en líneas generales con los planteamientos de Pinto Cohen, de impulsar una agricultura adaptada a los ecosistemas tropicales y apuntalar la competitividad agrícola. A tal fin se propone potenciar los rubros con ventajas comparativas como el arroz y convertirlo en un rubro dominante en la producción de cereales.

Sin embargo las ideas de Planagri y las de Pinto Cohen no son las que llegan a implementarse en la década de 1980. Por el contrario, en la segunda mitad de esa década, con la llegada del partido AD al poder la agenda gubernamental instrumenta un plan de autoabastecimiento elaborado por sectores ligados a los gremios agropecuarios dominados por AD. En consecuencia se impulsa una política de rentabilización de la agricultura en base a fuertes incrementos de precios, que incentiva el crecimiento de una agricultura ineficiente, que dio en llamarse “el milagro agrícola”. Por otro lado, el fuerte incremento de los precios agrícolas se tradujo en una inflación de alimentos que perjudicó a los sectores urbanos de bajos ingresos e incrementó la pobreza.

El impacto de las políticas del “milagro agrícola” sobre los consumidores urbanos de bajos ingresos, dio lugar a una etapa signada por el rechazo o resistencia de diversos sectores del Sector Agroalimentario Venezolano (SAV) a las demandas y propuestas de los gremios agropecuarios. En este contexto surgió una nueva propuesta de políticas agroalimentarias impulsadas por el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS), más cercana a la posición del sector agroindustrial; los cuales eran partidarios de un proceso de apertura comercial, en el contexto del cual era necesario incrementar la competitividad del SAV y de la agricultura en particular. El tema de una agricultura competitiva, planteado por Pinto Cohen, es retomado de nuevo. El planteamiento del ILDIS es, sin embargo, diferente de las ideas de Pinto Cohen, en el sentido que acepta la existencia de los sectores agroalimentarios importadores como el avícola, como un elemento estructural del SAV. En este sentido no insiste en la necesidad de incrementar el autoabastecimiento y reducir las importaciones, que son en buena medida insumos para los sectores agroindustriales importadores como el avícola. El énfasis se centra en reducir el desequilibrio de la balanza comercial agroalimentaria mediante el incentivo a las exportaciones, tarea en la que el sector avícola puede desempeñar un importante rol. Otro aspecto que se enfatiza es la necesidad de incrementar la ingesta calórica recurriendo a los subsidios al consumo de rubros como el arroz. En esta propuesta, el trigo conjuntamente con el maíz serían el soporte del consumo de cereales, sin dejar de enfatizar la necesidad de incentivar el consumo de arroz.

La propuesta del ILDIS se desarrolla como una plataforma programática que se presentaría al nuevo gobierno que se elegiría a finales de la década de 1980. El nuevo gobierno es encabezado por Carlos Andrés Pérez en una alianza de fuerzas que deja a un lado a los gremios agropecuarios. El nuevo ministro de agricultura proviene de la agroindustria, por lo que es proclive a la visión desarrollada por el ILDIS. La nueva política económica se orienta al replanteo del modelo rentístico petrolero y a implementar un proceso de reforma y apertura comercial, como herramienta para incrementar la competitividad de la economía. Se desmanteló la política de protección y subsidios al sector agrícola. Los gremios agropecuarios quedaron fuera del proceso de negociación de los precios lo cual se planteó como el resultado de negociaciones directas entre compradores y vendedores de las cosechas nacionales. Todo ello tuvo un impacto negativo sobre la producción agrícola relacionada con el “milagro agrícola”. Sin embargo logró incrementar la producción de los sectores potencialmente competitivos como cacao, café, arroz y frutas tropicales. La reforma comercial en el sector agroalimentario se mantuvo con altibajos durante toda la década de 1990; en una visión de largo plazo las medidas instrumentadas tuvieron un relativo éxito al aumentar las exportaciones agroalimentarias hasta un monto cercano a los 600 millones de dólares, al final de la década. Sin embargo esto no satisfizo las aspiraciones de los gremios agropecuarios, que se inscribieron en el rechazo que diversos sectores plantearon al gobierno de CAP y continuaron posteriormente en su labor de torpedeo de la reforma comercial incrementando la conflictividad al interior del sistema agroalimentario venezolano.

Ante la cercanía de un nuevo evento electoral, a finales de la década de 1990, los gremios agropecuarios se organizaron políticamente a fin de realizar una nueva apuesta, apoyando a Hugo Chávez en sus aspiraciones presidenciales. Una vez elegido Chávez las presiones de los gremios agropecuarios lograron desmantelar la reforma comercial en el sector agrícola y la política de precios concebida en la Agenda Venezuela. Ésta última fue sustituida por una política manipulable por los gremios, los cuales logran insertar en la agenda gubernamental una política favorable a los cereales que logra incentivar la producción de maíz hasta el año 2007, propiciando un desarrollo agrícola vulnerable, en base a rubros para los cuales el país no tiene condiciones para su producción óptima y competitiva. Se restauraron de nuevo los aumentos indiscriminados de precios, como los del “milagro agrícola”, sin considerar el impacto de estos aumentos sobre los consumidores de bajos ingresos. Ello fue posible gracias a que los elevados precios del petróleo permitieron la implementación de programas de asistencia alimentaria que amortizaron el impacto de los incrementos de precios sobre los sectores de más bajos ingreso. Sin embargo la alianza del régimen chavista y de los gremios agropecuarios era contra natura ya que el régimen era proclive a los intereses de los grupos de bajos ingresos, que eran su base electoral. Al final esta incompatibilidad de intereses aflora, la influencia de los gremios agropecuarios se desvanece y el control de precios se radicaliza, lo que unido a la inflación dio al traste con los beneficios de los productores, hundiendo a la producción de cereales en una profunda crisis del año 2008 en adelante.

Nota: un mayor detalle de esta análisis, así como los respaldos documentales y estadísticos de este escrito pueden encontrarse en: Rodríguez R., José E. 2018. Buscadores de renta y seguridad alimentaria en Venezuela, 1973-2012. Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura. Vol. XXIV, n°1., pp. 13-35 (Disponible en internet en el repositorio “saber ucv”)

Profesor UCV

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2007 se ha señalado como el inicio de las expropiaciones en el chavismo, pues fue el año en que el fallecido Hugo Chávez dio paso a un fuerte proceso de nacionalización de empresas que se extendió por años. Con la llegada al poder de Nicolás Maduro, el Gobierno cambió la modalidad al optar por ocupar, en lugar de expropiar.

En años recientes las autoridades han esgrimido dos argumentos para justificar la acción contra las entidades de trabajo: el abandono o incumplimiento del reinicio de actividades productivas o el que supuestamente la compañía está vinculada con la guerra económica que se viene denunciando desde 2010, y que en este caso supone el haber incurrido en acaparamiento o usura.

De acuerdo a la dinámica cumplida, se aplica un procedimiento de ocupación, toma o control de los activos de la empresa, en el que puede intervenir el más alto nivel del ejecutivo a través de su vicepresidente, pasando por el Ministerio del Trabajo, gobernador del PSUV del estado respectivo, o en ocasiones la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE) y otras carteras relacionadas con el área productiva, a fin de constituir una administradora especial, integrada por trabajadores y representantes gubernamentales como asesores técnicos.

Las causas que llevan a la empresa a la suspensión de sus actividades productivas son variadas, pero en casi todos los casos se presenta la falta de insumos o materia prima, así como los efectos de años de producir a perdida debido a un modelo económico basado en controles que impide, por ejemplo, el acceso a materia prima o repatriar capital para pagar a la casa matriz y proveedores.

Aunque al momento de tomar una compañía, el Gobierno la acusa de atentar contra el país, por mermar su capacidad operativa, las principales causas del cierre son los controles de cambio y precios; la no entrega de divisas para importar insumos, bienes terminados o repatriar dividendos; la inamovilidad laboral, la inseguridad jurídica y otras medidas de orden fiscal que mantienen al país en recesión desde hace cinco años, y en un proceso hiperinflacionario que está próximo a sumar 13 meses.

¿En qué consiste el proceso de toma de una empresa?

Son varios los escenarios que se pueden presentar para que el Gobierno adopte una medida de ocupación. Entre los principales están los siguientes:

Abandono por parte del propietario o sus representantes. La decisión procede luego de descartar otras salidas, como acudir a un proceso de atraso (falta de liquidez impide pago de compromisos, por lo que se procede a paralizar cualquier acción legal de cobro) o quiebra, venta de la compañía o reducción de personal, por lo que se decide abandonar la empresa y notificar a los trabajadores que las actividades han quedado suspendidas en ocasiones de forma temporal, y en otras de manera definitiva.

La empresa efectúa una notificación de cierre y pago inmediato de todas las liquidaciones o pasivos laborales a sus trabajadores, y repite el procedimiento con sus proveedores.

Conocida la nueva situación de la entidad de trabajo, el Ejecutivo ordena el reinicio de actividades, dando paso a la toma a través del Ministerio del Trabajo, el cual procede a publicar una resolución donde se ordena la ocupación y la entrega de la administración a una junta integrada por trabajadores y representantes gubernamentales con la supervisión de funcionarios militares.

En este caso no suele haber aprehensiones de directivos de las empresas, ya que la mayoría de las veces las compañías proceden a sacar del país a sus representantes antes de informar el cese operacional.

Supuesta vinculación de la empresa con el boicot y la guerra económica. Se la acusa de estar implicada en la guerra económica llevando a cabo acciones como omisiones que impiden la producción, fabricación, importación, acopio, transporte, distribución y comercialización de bienes o servicios que son de interés y necesarios para la comunidad.

Ante esto, se ordena por la fuerza la toma de la compañía con todos sus activos, con el apoyo de la fuerza pública, que generalmente son la Guardia Nacional Bolivariana como principal apoyo y la SUNDDE. En estos procesos frecuentemente hay representantes de la empresa apresados o arrestados.

Ocupación temporal con el propósito de obligar al empresario a ajustarse a condiciones o parámetros en su proceso productivo o comercial. Es un sistema aplicado a mercados populares y mayoristas, empaquetadores de comida y/o distribuidores e incluso transportistas. Esta ocupación se diferencia por ser temporal, ya que cesa luego de pocas semanas o meses. Normalmente no hay directivos detenidos.

El viraje

La política de expropiación, confiscación y nacionalización impulsada primero por Chávez, y luego por Maduro ha dejado al Estado venezolano 441 empresas de las 576 compañías públicas inventariadas por Transparencia Venezuela, de las cuales muchas arrojan números rojos por la mala administración, corrupción e ineficiencia en las operaciones.

Las industrias cementera, eléctrica y de alimentos, así como las empresas básicas de Guayana y Conferry, son ejemplos de cómo el Estado venezolano no ha sido capaz de responder a la demanda que exige el manejo de unidades de producción, por lo que los propios dirigentes del PSUV, a través de los congresos del partido, han declarado que expropiar es contrario al ideario del socialismo del siglo XXI, porque no prioriza la participación de los trabajadores y la comunidad.

Aunado a esto, ha facilitado la transición de la expropiación a la ocupación; mientras la primera tiene rango constitucional y un procedimiento legal que debe ser agotado la ocupación no, por lo que este último método es más eficiente a los fines de controlar empresas sin tener que superar numerosas barreras legales y financieras. Esto último es clave, ya que la toma no demanda el pago de elevadas sumas por la compra de activos.

Sobre la base de este razonamiento, se estableció el método en la Ley del Trabajo de 2012. En el artículo 149 se estipula la “protección de las fuentes de trabajo y de los puestos de trabajo”, y se indica que la “administración y reactivación de la empresa” recae en los propios trabajadores y el Estado venezolano en los casos de cierre ilegal de una entidad de trabajo o debido a una acción de paro patronal.

Atendiendo a esto, aunque la ocupación es una figura que ha facilitado la toma de compañías por parte del Gobierno en años recientes (Clorox, septiembre 2014; Kimberly-Clark de Venezuela, julio 2016; Alimentos Kellogg’s, mayo de 2018), se debe advertir que al igual que la expropiación, la misma desestimula las inversiones, por el riesgo que supone no poder en un futuro cerrar la operación, salvo abandonando todo.

Igualmente, aunque la toma de activos privados podría verse como una medida menos severa que la expropiación, la realidad es que la misma tiene igual efecto negativo sobre la ciudadanía, porque las empresas tomadas no han conseguido recuperar su capacidad productiva ante la incapacidad de la nueva gerencia, pero también por la profunda crisis económica que padece el país.

También se debe advertir que los procedimientos de ocupación vulneran el legítimo derecho a la defensa, el debido proceso, el derecho a la propiedad privada, la libertad económica y el principio de presunción de inocencia del propietario de dicha empresa, con respecto al supuesto cierre fraudulento que le es endilgado por el Gobierno al tomar las compañías.

La situación además se agrava para el representante de la compañía que enfrente el procedimiento, ya que corre el riesgo de ser afectado por una medida privativa de libertad, lo que ha llevado a varias empresas a sacar del país a sus directivos antes de la suspensión de actividades.

La prisión se encuentra establecida en la Ley del Trabajo, artículo 539, como arresto por cierre ilegal e injustificado de la fuente de trabajo con pena de 6 a 15 meses, y además la Ley de Costos y Precios Justos, establece en su artículo 140, prisión de 10 a 12 años.

¿Y a ti venezolano, cómo te afecta?

Al igual que las expropiaciones en su momento, la política de ocupación de empresas impacta directamente en la calidad de vida del ciudadano, no sólo al restarle una unidad productiva de la cual surtirse en medio una severa espiral inflacionaria y de escasez, sino además por la violación de derechos constitucionales que supone esta acción, generando más desempleo y desabastecimiento, por lo que al final todos somos afectados.

Enlace a la nota: https://bit.ly/2FAv1IX

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Con voz propia

Nueve meses e igual número de días, duró en ejercicio como el Presidente de la República, el escritor y educador Rómulo Gallegos, elegido el 14 de diciembre de 1947, por primera vez de manera directa, secreta y universal. Obtuvo 871.764 votos de los 1.183.764 emitidos (80%), mayor porcentaje logrado en los comicios celebrados en la historia.

Asumió el mando el 15 de febrero de 1948, con la afirmación: “Quiero ser el Presidente de la Concordia”. Su Gabinete Ejecutivo lo formaron 12 ministros: Eligio Anzola Anzola, Andrés Eloy Blanco, Manuel Pérez Guerrero, Carlos Delgado Chalbaud, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Edgar Pardo Stolk, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Edmundo Fernández, Ricardo Montilla, Leonardo Ruiz Pineda, Gonzalo Barrios.

En mensaje al Congreso Nacional, resaltó lo que podría considerarse su lema: “Obra fundamental del Estado es la educación. Gobernar es educar”. En su corto mandato realizó obras que para reflexión del régimen dictatorial a la cual estamos sometidos en este siglo XXI, ni siquiera ha realizado en veinte años. Entre otras obras dio fuerte impulso a la Educación; amplió vías de comunicación, construyó 25 aeropuertos; fortaleció la Reforma Agraria; con planificada inmigración permitió la entrada de unas 20 mil ciudadanos de diversas nacionalidades.

Párrafo aparte merece la política petrolera. Al efecto decidió “Creación de una comisión para estudiar y planificar posibilidades de explotación petrolera con miras al establecimiento de una empresa nacional, que abarcaría además la industria de la refinación. Se logró, la duplicación de las entradas al fisco nacional, por concepto de la renta petrolera”.

Enfatizó la intención de trabajar por el sosiego de las relaciones de la Iglesia y el Estado, la búsqueda de la armonía, de conciliación y de respeto para todas las tendencias y todos los partidos. Y la lucha contra los totalitarismos, que en este 2018 priva.

Para Simón Alberto Consalvi, Gallegos “fue político, lo fue muy a pesar suyo, en todo caso fue (a su manera), sí no un político, sí un personaje de la política y un personaje de la historia”.

Su primer viaje al exterior lo realizó a Estados Unidos, el 1 de julio de 1948, correspondió a invitado por el presidente Harry S. Truman.

La visita duró once días y dejó encargado de la Presidencia al ministro de la Defensa, el Comandante Carlos Delgado Chalbaud. Su homólogo y Marcos Pérez Jiménez le sustituiría en el Despacho de las armas. Juntos con el Comandante Luis Felipe Llovera Páez, conformarían la macabra trilogía del 24 de noviembre.

En la Universidad de la población denominada Bolívar, en Missouri, donde ambos presidentes participaron en la develación de una estatua del Libertador, donada por Venezuela, Gallegos pronunció un discurso en el cual hizo énfasis en el carácter civilista de Bolívar.

También la OEA celebró un acto en homenaje a Gallegos. En su discurso, el mandatario venezolano expresó “Estamos urgidos de entendernos para prestarnos ayuda recíproca no solo en momentos críticos de peligro sino en los ordinarios también de la vida cotidiana”. La Universidad de Columbia lo declaró Doctor Honoris Causa

La ambición militar sobrevino el funesto 24 de noviembre de 1948, hace 70 años, con un llamado Golpe frío, esto es sin el uso de las armas. Se instauró la dictadura castrense por una década, mitad de la nar-corrupta que subyuga al pueblo al hambre. Junta militar formada por la trinca antes mencionadas. El Delgado Chalbaud, que Gallegos había alojado en su exilio de España, asumió la Presidencia. A los dos años pagaría con el magnicidio, en el cual se dio por implicado a Pérez Jiménez.

Al MARGEN. El aviador militar que aterriza en el ministerio de agricultura, se retrotrae al estruendoso fracaso de la zafra cubana de caña en 1970, y proclama la producción de 13 millones de toneladas. Ojalá asimile la lección del Imperio Chino: allá funciona la propiedad privada.

jordanalberto18@yahoo.com.

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Daniel Eskibel

En diciembre de 2015, mientras los españoles se disponían a votar en las elecciones generales, el periódico El Mundo se planteaba una pregunta inquietante: ¿qué le pasa por la cabeza a alguien para querer ser Presidente?

La pregunta desata cierta preocupación y desasosiego considerando que el liderazgo político tiene sus complicaciones secundarias: exceso de tareas, responsabilidades que pueden abrumar, problemas que se multiplican hasta el infinito, emociones negativas que se disparan, conflictos asegurados, críticas y ataques que inevitablemente se recibirán, stress en grandes magnitudes, rupturas personales y políticas, decepciones varias, frustraciones en buena cantidad, mayor riesgo de enfermedades y hasta cierto envejecimiento más acelerado…

¿Y entonces qué?

¿Qué tiene en mente el candidato cuando decide postularse?

¿Cuál es la psicología del líder político?

El reportaje de El Mundo comienza explorando las respuestas a esa pregunta brindadas por los cuatro principales candidatos de aquel momento:

Pedro Sánchez, del PSOE, dijo que pensaba en sus hijas y en el cambio climático.

Mariano Rajoy, del PP, dijo que ser Presidente era algo excepcionalmente destacado.

Albert Rivera, de Ciudadanos, dijo que para tener un país feliz hacía falta un país feliz y que él mismo era muy feliz.

Pablo Iglesias, de Podemos, dijo que se veía capacitado para el cargo y que alguien tenía que hacerlo.

Claro que estas respuestas son brindadas rápidamente y sin pensarlo demasiado, además de que son presionadas por el hecho de que van a ser publicadas y leídas. Son auténticas, sí, pero son solo una pequeña muestra de la dimensión motivacional que está detrás del liderazgo del dirigente político.

Por eso el periódico continúa su reportaje incluyendo las voces de algunos psicólogos entre los cuales estoy yo mismo. ¿El objetivo de escuchar voces profesionales? Pues ir más allá de las motivaciones conscientes de los propios líderes. Y tener una visión más cercana acerca de la psicología de este peculiar tipo de líder que es el político.

Motivaciones inconscientes del liderazgo político

El reportaje de El Mundo se titula ¿Qué le pasa por la cabeza a alguien para querer ser presidente del Gobierno? A continuación la transcripción textual de gran parte del mismo:

“…’Hay tres tipos de motivaciones que llevan a una persona a ser candidata: las motivaciones políticas, las que generalmente se expresan en entrevistas y tienen que ver con su ideología, su partido político y su visión de los problemas más importantes que hay que resolver; las motivaciones conscientes o semi-conscientes que van más allá de la política, que pueden ser pensadas por la persona, a veces habladas con su círculo familiar o amistoso, a veces fantaseadas… pero que por lo general no llegan al plano público; y las motivaciones inconscientes, desconocidas hasta para el propio candidato. Generalmente provienen de las zonas más primarias de nuestro cerebro y suelen girar en torno a los deseos de poder, dominio, jerarquía y aspectos similares que vienen desde el fondo de los tiempos impresos en nosotros mismos y en cierto oscuro y primitivo espíritu de manada que necesita producir líderes. Las tres se complementan y a veces luchan entre sí, como en todas las actividades humanas’.

El análisis es de Daniel Eskibel, experto en psicología política para campañas electorales y autor del blog Maquiavelo y Freud. Él identifica al menos seis tipos de personalidad política.

Las personalidades políticas

1. Autoritario. Es respetuoso con las jerarquías. Suele elogiar a quienes ostentan cargos más importantes que él, pero al mismo tiempo es muy competitivo con sus pares y dominante con quienes están por debajo. Valora la dureza, la resistencia y la agresividad política.

2. Narcisista. Busca ser el centro de atención en las noticias, en las reuniones y en todos los eventos políticos. Es convincente, seductor y carismático. Demanda lealtad de parte de los demás pero rara vez la concede en reciprocidad. Tiene un sentido de grandiosidad rayano en el exhibicionismo en cuanto a sus ideas, sus proyectos y su personalidad.

3. Manipulador. Es frío y calculador y generalmente no se deja detener por reparos éticos. Para él ganar lo significa todo, y lo demás es negociable: el fin justifica los medios. Es muy hábil para observar a las personas con las que interactúa. Y rápidamente descubre sus intereses y explota sus debilidades para poder obtener réditos políticos.

4. Obsesivo. Trabaja duro y es minucioso y preciso. Su capacidad de trabajo y su profesionalismo suelen brillar mucho más que su personalidad. Hace las cosas a consciencia y manteniéndose dentro de sus parámetros éticos. Su proceso de toma de decisiones es lento pero seguro. Toma en consideración factores complejos y hace esfuerzos extraordinarios para evitar errores.

5. Paranoide. Es reservado, desconfiado y muy atento a los posibles significados ocultos tras las palabras o las acciones de los demás. Muchas veces duda de la lealtad de quienes le rodean, y con facilidad cree que otros forman alianzas en su contra. Es frecuente que se sienta perjudicado por otros, y las teorías conspirativas le resultan generalmente razonables más allá de las evidencias.

6. Totalitario. Es raro de encontrar en los contextos democráticos porque demanda obediencia absoluta de parte de sus subalternos. Cree en su propia infalibilidad y ejerce el poder haciendo que le teman o le respeten casi religiosamente. Es un fanático, obliga a que hagan un culto de su personalidad y rechaza todos los hechos que contradigan sus ideas o decisiones.

No hay tipos perfectos y puros’, aclara Eskibel. Cada político tiene predominio más o menos claro de uno de los tipos con rasgos complementarios de otra categoría. El equilibrio (o no) define a cada uno.

‘Comparto la idea de los rasgos narcisistas, hasta me atrevería a decir, sociopáticos, de muchos políticos aunque no suele ser la característica más presente en los máximos dirigentes. Creo que hoy en día el mundo de la política gira en torno a la búsqueda de poder en detrimento de la ideología que la caracterizaba y motivaba antaño’, aporta Isolde Broseta, psicóloga especializada en terapia cognitivo-conductual.

Según Sergio García, psicólogo experto en intervención social, todas las personas tenemos ‘ciertos rasgos psicopáticos que nos ayudan a salir adelante’, y son buenos o malos dependiendo de la función que desempeñamos. ‘Que un actor sea exhibicionista es normal, que lo sea un loco no tanto. Un asesino en serie puede tener un rasgo que le empuja a despedazar un cadáver, el mismo que ayuda a un cirujano a extirpar un tumor. Lo mismo ocurre con el narcisismo o la autoestima de los políticos’.

Escribía el psicólogo americano John Gartner que unas elecciones siempre las gana el candidato más hipomaníaco, ‘las personas con la grandiosidad para creer que están destinados a liderar el mundo libre, la energía necesaria para montar una campaña implacable y el carisma para inspirar a millones de personas’.

García establece una diferencia entre el candidato que tiene un proyecto para el país y el que tiene un proyecto individual. ‘No es lo mismo querer cambiar tu país que querer ser presidente por el mero hecho de serlo. Es entonces cuando comienza el desgaste, hay más estrés, menos sueño…Y a eso contribuyen las estructuras del poder, la presión de la oposición, el nunca estar seguro del fuego amigo’.

La enfermedad del poder y el cerebro de reptil

‘Un buen día desconoces al político por el que tanto has trabajado. Ese mismo con el que hiciste tantos planes, con el que viviste tantas situaciones difíciles. Ese con el cual luchaste palmo a palmo durante tanto tiempo. Ese con el cual ganaste las elecciones y que ahora tiene un cargo de gobierno. ¿Qué pasó?’, se pregunta Eskibel.

La respuesta la bautizó David Owen como síndrome Hubris o la intoxicación del poder. Lord David Owen, neurólogo que fue también ministro de Sanidad y de Exteriores del gobierno británico, concluye que ‘las presiones y la responsabilidad que conlleva el poder terminan afectando a la mente’.

Escribió el libro En la enfermedad y en el poder e identificó los síntomas del delirio de los grandes líderes políticos: una exagerada confianza en sí mismos, desprecio por los consejos de quienes les rodean y alejamiento progresivo de la realidad. Aquí se llamó el síndrome de la Moncloa.

‘Llega un momento en el que uno piensa: Mi vida no es mía, pertenece a la función que ocupo’, explica Sergio García. Y cambia su forma de actuar.

‘Lo ves solo, aislado, sin escuchar, sin contacto con la gente, agresivo, cometiendo errores que nunca creíste que pudiera cometer, cada vez más rodeado por incondicionales que solo dicen que sí, incondicionales ciegos. Lo ves rumbo al abismo electoral y no sabes cómo ayudarlo. Menos aún sabes por qué diablos pasó eso. ¿Cuándo cambió? ¿Por qué?’

Eskibel se responde a sí mismo apelando a lo que algunos investigadores llaman el cerebro de reptil, una estructura cerebral idéntica al de cualquier lagarto que controla comportamientos primitivos, ‘que empuja hacia el dominio, la agresividad, la defensa del territorio, la auto-ubicación en la cúspide de una jerarquía vertical e indiscutida’.

‘El aislamiento del poder es una actitud donde pesa sobremanera el cerebro de reptil’, insiste el psicólogo uruguayo. ‘Este es mi territorio, acá mando yo, estoy por encima de todos, si llegué aquí es porque soy más capaz que ustedes, sí sé más que ustedes entonces no pierdo tiempo escuchándolos, y además no quiero que nadie llegue a amenazar este poder ni siquiera en el futuro, por lo tanto no dejo que nadie se acerque, solo dejaré que se aproximen aquellos que hagan los correspondientes rituales de sometimiento y sumisión’.

¿Se puede mitigar?

Tal vez sí, pero antes de que el cerebro de reptil asuma el mando. Lo antes posible.”

Así finaliza el reportaje del periódico español El Mundo.

En la mente del candidato

Por cierto, la mente del candidato es un universo fascinante. Y es complejo comprender por qué una persona lucha, a veces desesperadamente por conquistar un cargo que sabe que le traerá enormes problemas y dolores de cabeza.

Me refiero al que honestamente aspira a ese cargo, no al que conscientemente es impulsado por motivaciones corruptas o antisociales. Ese otro tipo de líder político tiene un perfil psicológico diferente que ya abordaremos en otro momento.

Lo cierto es que el candidato honesto tiene una serie de motivaciones conscientes que lo impulsan hacia la lucha por el poder. Y por detrás de ellas también tiene motivaciones inconscientes que desconoce en sí mismo. El poder es uno de los conceptos centrales que anudan muchas de tales motivaciones en su psicología.

¿Un consejo para candidatos derivada de esta introducción a la psicología del líder político?

“Conócete a ti mismo”, como dice el célebre aforismo atribuido a Sócrates.

Conoce no solo tus zonas iluminadas sino también, y especialmente, tus zonas oscuras.

Trabaja en equipo, además. Rodéate de los mejores. Escucha consejos. Medita tus decisiones.

Y cuídate siempre de tus impulsos primitivos, en especial cuando vas logrando posiciones de liderazgo y notoriedad en el mundo político. Recuerda que en el interior de todos los seres humanos espera agazapado nuestro cerebro de reptil, siempre dispuesto a dar un zarpazo buscando más y más poder.

Maquiavelo&Freud

https://maquiaveloyfreud.com/psicologia-lider-politico/

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