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Opinión

Asdrúbal Oliveros

Cuando la revista SIC se fundó en 1937, Venezuela era un país agrícola de unos tres millones de habitantes que apenas empezaba a explotar el petróleo, construyendo las primeras vías que conectarían ciudades abismalmente separadas por llanos abarrotados de paludismo, y en el que la vasta mayoría de su población era iletrada. Y hoy, 85 años después, Venezuela parece haberse volteado en el camino de la modernidad para estrellarse una vez más con aquel país de caudillos.

Según un informe reciente de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), basándose en 16 mil pruebas en diecisiete estados y Caracas, alrededor del 60 % de los estudiantes reprobaron habilidad verbal y casi 70 % reprobó matemáticas. SIC, en el auge y naufragio del país, se ha mantenido como un faro.

Por ello, es importante resaltar su aporte a la vida económica del país. En los últimos ocho años, Venezuela experimentó una contracción económica que raras veces se ve en una nación que no esté en guerra. Por ello, actualmente –según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2022– alrededor de 80 % de los hogares venezolanos sufre de pobreza por ingresos. De hecho, según cálculos de Ecoanalítica, actualmente el venezolano promedio –representativo de un 80 % de la población– gana entre $100 y $300 dólares mensuales, aunque la canasta básica alimentaria esté alrededor de los $400 dólares. Y la desigualdad es abismal: a la par de países como Mozambique y Angola.

En este contexto de hecatombe económica, SIC ha sido una suerte de foro de discusión donde distintas voces se han encontrado para intercambiar, para discutir, para proponer y para evaluar diferentes modelos para la Venezuela del día después. En sus páginas se ha discutido sobre los impactos de una recuperación tibia y desigual, sobre las desastrosas políticas económicas del socialismo bolivariano, sobre el impacto de las sanciones sectoriales, los procesos casi siempre frustrados de reapertura o reinstitucionalización y los efectos de la crisis sobre un país deshumanizado.

Pero todas estas propuestas, estas distintas voces, han escrito desde la premisa fundamental de tener al ser humano como centro de la Doctrina Social de la Iglesia, que tanto recalca la dignidad del hombre. Bien dijo el papa Juan Pablo II en 1979 que “Cristo jamás aceptará que el hombre sea considerable únicamente como instrumento de producción”, recalcando que esto debía ser recordado tanto por el trabajador como por el patrón, la nación, el Estado, la empresa y el sistema económico.

Por supuesto, estas propuestas y visiones que se han discutido y evaluado en la revista SIC –por medio de su enfoque social– han buscado modelos, o una óptica, que sean viables para Venezuela, donde en incontables ocasiones se discuten propuestas que no tienen viabilidad o no son posibles de ser aplicadas aquí; recetas copiadas de otras latitudes que ignoran la idiosincrasia, la estructura institucional o el momento histórico que atraviesa nuestro país. El petróleo en Noruega, por ejemplo, ha dado resultados considerablemente diferentes a los de Venezuela por el hecho que la burocracia del Estado nórdico antecede la explotación de sus primeros pozos: nuestro Estado, nuestra burocracia, parece en cambio pescado del Barroso II. Las propuestas que no tomen en cuenta nuestras variables culturales, o nuestra historia institucional y cultura política –que a veces asemeja más un petro-Estado de Medio Oriente o África que una nación sudamericana– terminarán en el cementerio de los modelos políticos que no aguantaron el calor de nuestro trópico.

Por ello, es importante que las propuestas discutidas sean viables, sean sostenibles en el tiempo, sean realistas y sean realizables. Y allí SIC, al dar espacio a muchas voces, tiene muchísimo que contribuir. Aunque la liberalización de la economía y la reducción del rol del Estado es fundamental para una recuperación sostenida e importante de Venezuela y el desarrollo humano de su gente, cualquier modelo económico que se aplique aquí tiene que partir del hecho que somos un país con una mayoría pobre.

Según la última Encovi, la tasa de pobreza de ingresos cubre a 81,5 % de los hogares venezolanos (la extrema llega a 53,3 %). La tasa de pobreza multidimensional cubre 50,5 % de los hogares venezolanos. Y aunque la tasa va decreciendo, poco menos de 80 % de los hogares venezolanos reporta algún índice de inseguridad alimenticia. De hecho, 13 % de los hogares pasó un día entero sin alimentarse y 33 % se quedó sin comida en algún punto. La gran mayoría de la población no está asegurada, según la misma Encovi, y más de 65 % de los hogares reporta no tener prestación de servicios de Internet según el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos: un país analógico, a pesar de lo que puedan sugerir las redes sociales.

La discusión sobre la política social activa de la revista SIC puede dar respuesta a estos retos en el día después: de forma rápida, pero con enfoque humanista, para que ese alto porcentaje de la población que no tiene forma de insertarse a los sectores productivos pueda hacerlo. Aunque la población económicamente activa ha aumentado hasta cubrir 56 % de los venezolanos en edad de laborar, el porcentaje sigue siendo bajo, sobre todo en zonas rurales.

Hoy la economía venezolana –en términos de productividad, es decir, de contribución al PIB por persona– es similar a la de Nicaragua y está por debajo de Honduras y Bolivia: en la retaguardia regional. De hecho, Venezuela apenas tiene algunos indicios de competitividad en los sectores de agricultura y exportación de hidrocarburos y minerales, una economía extractivista y de las menos complejas de América Latina.

Reinsertar la población en edad laboral, superando la pobreza social –por ejemplo, aquella desatada por el colapso del sistema educativo– es crucial para convertirnos en un país verdaderamente productivo. Un plan económico que no tome en consideración estos aspectos sociales será un plan suicida.

Bien insiste la Doctrina Social de la Iglesia, en la que se fundamenta la visión de esta revista, que la economía está al servicio del hombre y de su desarrollo integral: el hombre no es un instrumento al servicio de la producción y del lucro. En cambio, al gestor político le incumbe crear condiciones para que la población pueda tener acceso a un trabajo digno, a una vivienda, a la salud y a la educación. Será crucial tener esto presente en la recuperación de Venezuela. La meta no es meramente que existan centros comerciales lujosos, diez restaurantes por cuadra y conciertos cada noche, sino que la población venezolana pueda surgir de la pobreza, educar a sus hijos y acceder a la salud.

Otro aporte crucial que ha hecho la revista SIC es su actitud crítica a las políticas económicas a través de diferentes períodos. Por ejemplo, en los 90 fue un vocero crítico al llamado “modelo neoliberal”, pues la economía no puede perder el norte sobre las implicaciones que tiene sobre el ser humano. Aunque las reformas liberales eran necesarias, es crucial siempre tener un enfoque pragmático por las condiciones sociales previamente mencionadas. Hay que observar al pasado, y al presente, para entender por qué iniciativas de modernización económica –como el Gran Viraje o la Agenda Venezuela– fracasaron: para ver el campo de minas que puede ser la falta de sincronía entre la política y la economía.

Porque modernizar la economía implica no solo tener criterios técnicos, sino saber vender el modelo, sobre todo a los líderes políticos y de la opinión pública para que entiendan por qué deben aplicarse esas políticas y que den paso a negociaciones, discusiones y consensos. La liberalización de la economía es necesaria y Venezuela ha quedado rezagada en los modelos económicos: pero esta no debe imponerse, sino ser discutida por la sociedad misma. La imposición, sin vender el modelo o discutirlo, fue el talón de Aquiles de los llamados modelos “neoliberales”; o, en palabras de Juan Pablo II, “… el consiguiente dominio de las cosas sobre los hombres”.

Pero, además de esta lucha por mantener lo humano dentro de las economías liberales, la revista SIC también ha sido crítica al modelo híperestadista e híperregulador que siguió a los experimentos “neoliberales”. La crítica cambia, se hace apta e importante para la contemporaneidad, y entiende los cambios en el espíritu de los tiempos, a los que se adapta la crítica de la revista.

Bien decía Juan Pablo II, en su Centesimus Annus de 1991, que el capitalismo como sistema vencedor era algo positivo si se entendía como “…un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector humano de la economía”. Las críticas contemporáneas de la revista, y cualquier visión económica que deba desarrollarse a futuro, deben conectarse a esta visión y empujar por la “economía de mercado” o “economía libre” que abogaba el Papa después de la caída de la Cortina de Hierro.

Finalmente, otro aporte crucial que ha hecho la revista –pero que debe profundizar– es el de instruir a la sociedad venezolana en temas económicos que muchas veces pueden ser tabú: el rol de los mercados, la inversión privada, la inversión extranjera, los subsidios, la competitividad y el papel de los empresarios y el mercado. Como demuestran discusiones sociales en redes, existen ideas preconcebidas e ideas malsanas de lo que es la economía.

En vez de entender los efectos nocivos de nuestra poca productividad, de nuestra poca competitividad, de los costos del colapso de los servicios públicos y de la incapacidad de una economía de escalas por el poco poder adquisitivo que existe en la Venezuela empobrecida de hoy –y como todo esto influye en el encarecimiento de la vida y el aumento de los precios en dólares, que llega a 44 % este año según cálculos de Ecoanalítica– muchas veces los internautas venezolanos se lanzan en diatribas sobre “especuladores” y “comerciantes abusadores”.

La última vez que dichos términos se volvieron fundamentales en el discurso político, con sus subsecuentes “precios justos” y precios congelados como supuesta solución, la economía venezolana sufrió un desplome de proporciones históricas y generó un éxodo masivo que todavía afecta a casi todo el continente americano. Entender la economía es crucial para el desarrollo sostenible y sostenido de Venezuela. La revista, como lo ha estado haciendo, debe seguir abriendo espacios para discutir y compartir estos tópicos desde diferentes visiones: y que sea así por los próximos 85 años.

Enero 30, 2023|

Revista SIC N° 842. Noviembre - diciembre 2022.

https://revistasic.org/auge-y-naufragio-de-un-pais/

 8 min


Humberto García Larralde

El Banco Central de Venezuela (BCV) no publica cifras sobre la producción (PIB) en Venezuela desde el primer trimestre de 2019, ni sobre su balanza de pagos con el exterior. Los últimos datos oficiales dados a conocer sobre la gestión fiscal son del informe de 2017 a la Security and Exchange Commission (SEC) de EE.UU. Corresponden al año 2016. Cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre fuerza laboral y comercio, llegan hasta el primer semestre de 2018. Los últimos informes sobre la gestión de PdVSA son del año 2016. Petróleo y Otros Datos Estadísticos (PODE) no salió después de 2014.

O sea, estamos en una situación de inopia informativa oficial en cuanto a estadísticas sobre la economía. Tal opacidad disimula la corrupción y acentúa la inseguridad para inversionistas, ya mosqueados a causa de la disparatada conducción de la economía durante la gestión de Maduro. No obstante, este blackout informativo cumple un propósito. Como émulo del ministro nazi de propaganda, Joseph Goebbels, le ha permitido inventar una falsa “realidad” en la que las sanciones económicas de los EE.UU. contra el Estado venezolano constituyen la razón del empobrecimiento brutal de la población, escamoteando, así, su criminal responsabilidad en ello. Pero, aún incompleta, la información oficial existente, junto con alguna otra fuente y estimaciones confiables, desmontan tal pretensión. Que me perdonen mis lectores, entonces, por someterlos a una pesada relación de datos estadísticos a continuación.

Maduro hereda una economía hinchada por la exportación de crudo durante la última presidencia de Chávez. El precio promedio del crudo exportado durante esos seis años fue de $80,89 y el valor de estas exportaciones promedió $75 millardos anuales. Financió importaciones (promedias), cada año, de $50 millardos. En comparación, las cifras correspondientes a los cinco años del gobierno de Rafael Caldera (1994-1998) fueron (promedios anuales): $14,67 el precio del barril de crudo; $14,82 millardos de exportaciones de petróleo; y 12,38 millardos de importaciones. Claramente la fortuna le sonrió a Chávez.

Pero, no satisfecho con aquello, aumentó la deuda pública externa desde $26 millardos en 2006 a más de $113 millardos al finalizar su mandato. Al sumar los ingresos domésticos (deuda, impuestos, tasas, etc.), pasaron por las arcas del Estado en cada año de su período, una magnitud (promedia) de recursos por habitante 3,4 veces superior a la del último año (1998) de Rafael Caldera. El gasto público promedió más de 35% del PIB, llevando al déficit fiscal a más de 10% de tal variable. Por otro lado, en nombre del “socialismo del siglo XXI” arrasó con expropiaciones, impuso controles de precio y de tipo de cambio, así como regulaciones diversas, provocando una fuga de capitales de $75 millardos. Al finalizar su gestión (2012), su socialismo de reparto había incrementado el consumo privado por habitante en un 55% con respecto a 1998. Recordamos a Jorge Giordani, su ministro de planificación para entonces, confesar que, como 2012 era año electoral, había que “botar la casa por la ventana”.

Al asumir su gobierno, Maduro habría pensado que tenía el traje hecho. Durante sus primeros dos años de gobierno, además, los precios del crudo venezolano de exportación se mantuvieron muy altos, promediando $98,08 en 2013 y $88,42 en 2014. No obstante, al continuar con las regulaciones y controles impuestas por su mentor, la economía se estancó y comenzó a contraerse. El designado quiso seguir, empero, con el derroche de aquél. El gasto público se elevó a 43% del PIB. A pesar de exprimir todavía más a Pdvsa y aumentar la deuda pública externa para financiarlo, la brecha fiscal se ensanchó, dado el encogimiento de los ingresos tributarios por la reducción de la actividad económica interna y por el desplome los precios internacionales del crudo a finales de 2014 (promediaron $44,65 por barril, en 2015 y $35,15 en 2016). El déficit del gobierno central llegó al 23,7% del PIB en 2016, acentuando gravemente las presiones al alza de los precios de los bienes y servicios.

La inflación, de 20,1% a finales del gobierno de Chávez, fue escalando hasta llegar a 274,4% para 2016 (cifras del BCV). Pretendiendo defender el poder adquisitivo de los trabajadores, Maduro decretó sucesivas alzas del salario mínimo (incluyendo bono de alimentación), 7 veces hasta finales de 2016. Pero, ante la caída de los ingresos fiscales y su empeño en privilegiar el pago creciente del servicio de la deuda pública, tuvo que recurrir a financiar estos aumentos con emisión monetaria del BCV, es decir, con dinero sin respaldo. La base monetaria se fue expandiendo, llegando a ser, para finales de 2016, 19 veces el monto de 2012, combustible para la inflación. Peor aún, durante esos años mantuvo el control de cambio, racionando al dólar oficial a precios ridículamente bajos, cuando los del mercado negro eran centenares de veces superiores. Ello dio lugar a la corruptela más masiva de nuestra historia, con miles de millones de dólares birlados a través de distintos ardides, que fueron a engrosar cuentas privadas en el extranjero. Las reservas internacionales, que habían llegado a superar los $43 millardos en diciembre de 2008, estaban a menos de $11 millardos para 2016.

Lo comentado ocurrió antes del 25 de agosto de 2017, cuando el gobierno de EE.UU., impuso las primeras sanciones económicas al Estado venezolano. Fueron en respuesta a la elección fraudulenta de una asamblea constituyente para usurpar potestades de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición. Estas sanciones prohíben que entes públicos venezolanos, incluyendo a Pdvsa, operen a través del sistema financiero de EE.UU. Cabe señalar, empero, que, para noviembre, el Estado había entrado en una situación de default de hecho de sus bonos Pdvsa, impago que luego se extendió a otras deudas. Fue resultado de un cronograma de pagos de su enorme deuda concentrado entre 2017 y 2027, que montaban a cerca de $10 millardos anuales, cuando las exportaciones petroleras, alcanzaban, desde 2015, unos $30 millardos. Por ende, el Estado venezolano hubiera quedado fuera de los mercados financieros internacionales de todas formas, independientemente de las sanciones.

Para finales de 2017 y luego de cuatro años continuados de contracción económica, el ingreso per cápita del país era más de un 34% inferior a cuando Maduro entró la presidencia. Pero, además, su disparatada conducción de la economía había generado desequilibrios inmanejables, que hicieron que se desatara un proceso hiperinflacionario, con terribles consecuencias para el venezolano de a pie. Cifras del BCV indican que el PIB siguió su caída el año siguiente (2018), de manera que, aún antes de que el gobierno de EE.UU hubiese prohibido a empresas con negocios en ese país transar con petróleo venezolano, el ingreso por habitante había caído aún más, en un 44%. Tal cifra representa un promedio; el deterioro entre los asalariados fue todavía mayor. Recordemos, además, la terrible escasez de artículos de consumo que enfrentaban y el colapso en la prestación de servicios públicos.

Al imponerse las sanciones petroleras a Venezuela a comienzos de 2019, ya la producción de crudo se había reducido a sólo 1,43 millones de b/d (cifras oficiales), una caída de más del 50% desde finales de 2012. Cabe señalar que, desde la reducción de sus precios internacionales a finales de 2014, el país miembro de la OPEP que registraba la peor caída de su ingreso per cápita (real) fue Venezuela (se excluye Libia, por estar en guerra). Salvo Guinea Ecuatorial y, en menor medida, Angola, los demás países crecieron o permanecieron igual[1]. El haber terminado de entregar Pdvsa a militares que no tenían experiencia alguna en su manejo, designando al general de la Guardia Nacional, Manuel Quevedo como su presidente, incidió, sin duda, en este balance tan negativo.

A partir de 2018, estimaciones confiables señalan que siguió contrayéndose nuestra economía hasta finales de 2021. Hay consenso en que el PIB llegó a tener un tamaño de aproximadamente entre el 25% y el 30% del de 2013.

Lo reseñado me permite las siguientes respuestas como conclusión:

  1. ¿Son las sanciones la razón del grave deterioro en el bienestar material de los venezolanos? No. Pero eso no cambiará el discurso del Goebbels criollo ni hará que su hijo deje de hacer el ridículo alabando su manejo de la economía. En realidad, la suerte de sus compatriotas los tiene sin cuidado.
  2. ¿Las sanciones redujeron los ingresos por exportación? Es posible. Una proyección lineal de la caída en la producción de petróleo desde comienzos del período de Maduro arrojaría un nivel de unos 1,1 millones de b/d para finales de 2021. Pero resultó menor (0,87 millones de b/d, según cifras oficiales). No obstante, esta mayor disminución tiene también explicación en el saqueo y pésimo manejo a que fue sometida Pdvsa. La reducción causada en el ingreso se debe más a los descuentos a que se ha tenido que vender el petróleo venezolano para evadir las sanciones.
  3. ¿De no existir las sanciones, la situación (promedia) del venezolano sería mejor? Es discutible. No debe pasarse por alto que lo que se ha asentado en Venezuela es un régimen de expoliación. Impide que ingresos mayores redunden en beneficio de las mayorías. Tampoco la relación es simétrica. De haberse reducido los ingresos por exportación por las sanciones, no significa necesariamente que levantarlas permitirá recuperarlos. La destrucción de Pdvsa ha sido muy alta, difícilmente reversible.
  4. Es preocupante que muchos voceros opositores hayan asumido posiciones cada vez más parecidas a las de Maduro, exigiendo el levantamiento de las sanciones, como si nada. Si bien su aplicación no ha resultado en el desplazamiento de la dictadura, no implica que deban levantarse sin exigir nada a cambio. De hecho, les afecta y por algo piden su eliminación. Por tanto, constituyen una poderosa carta para negociar condiciones que permitan el retorno a la democracia.

[1] OPEC, Anual Statistical Bulletin, 2022

 7 min


Pedro Pablo Peñaloza

Vendo por 4,5 petros tres fórmulas que nunca fallan para tratar de explicarlo todo:

1) El radical Diosdado Cabello sabotea al reformista Nicolás Maduro.

2) El chavismo azuza a los radicales de la oposición.

3) El chavismo muestra una conducta errática (esto en cristiano quiere decir: Nadie entiende nada).

La primera le calza a casi todo, especialmente a la “amenaza” de renovación del Consejo Nacional Electoral (CNE). En primera instancia, al anunciar su intención de cambiar a la cúpula del CNE, el chavismo señala a sus propios rectores, no a los de la oposición. Es decir, va por la cabeza de los suyos.

Ahora, si se materializa ese cambio, el chavismo no solo se pondrá en contra a la comunidad internacional, que valoró positivamente la designación del ente comicial, sino que corre el riesgo de terminar enfrentado con los sectores políticos y sociales de la oposición que defienden al “árbitro”. Y no es poca cosa. El CNE es la única “institución” chavista que es avalada por sectores de la oposición. El apoyo partía de la premisa de que la composición del organismo dirigido por el exministro Pedro Calzadilla, reflejaba el pulso entre moderados y radicales del chavismo, ganado por los primeros encabezados por Maduro.

Ese discurso se mantuvo incluso a pesar de lo ocurrido con la (no) renovación del Tribunal Supremo de Justicia, donde algunos esperaban que siguiera la prometida “reconstrucción” institucional. ¿El temido cambio en el CNE marcaría el retorno triunfante de los radicales sobre los reformistas? ¡Oh! En la hipótesis “Radicales vs. Reformistas”, Maduro siempre gana. Gana en imagen, pues aparece como el líder que está dispuesto a flexibilizar posiciones para avanzar en la reinstitucionalización. Y también gana en poder real porque, pase lo que pase, seguirá controlando el CNE.

¿Cómo continuará ese espacio de diálogo con la ley anti-ONG?

Mención aparte merece Cabello, quien tiene 20 años ejerciendo de villano. Con Hugo Chávez en el poder, lo tachaban de “derecha endógena”. Y con Maduro en el Palacio de Miraflores, pretenden identificarlo como el último chavista radical a caballo. Ayer y hoy, un verdadero soldado de esta revolución.

El supuesto conflicto interno abre paso al “comportamiento errático” en semanas como estas: cuando recibieron con sus mejores galas al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, resulta que persiguen a periodistas y a activistas sociales y lanzan una ley para liquidar a las organizaciones no gubernamentales (ONG).

Sí, Maduro tuvo el “gesto” de liberar a un preso político. Quizá el más polémico de todos, cuya excarcelación sirvió para atizar las contradicciones dentro de las fuerzas políticas y sociales, especialmente entre los defensores de derechos humanos. Para rematar, usando como “mediador” al expresidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, personaje repudiado por sectores de la oposición.

Ese “comportamiento errático” también se vio en el caso del despido y posterior reenganche del dirigente sindical Pablo Zambrano, quien había sido atendido por el propio Maduro en Miraflores en la reunión con representantes de la sociedad civil. ¿Cómo continuará ese espacio de diálogo con la ley anti-ONG?

Ni hablar sobre los cambios en Cancillería con ministros que duran semanas. Primero, Félix Plasencia. Luego, Carlos Faría como mensaje a los rusos. Después Yván Gil, para acercarse a los europeos. Plasencia tuvo un paso fugaz por Bogotá, en contraste con el protagonismo del embajador de Colombia en Caracas. Muy “errático”.

Todo esto, se advierte, busca soliviantar a los radicales de la oposición. Para promover la abstención. Para sembrar dudas sobre la efectividad de la negociación. Para alimentar la pugna interna, dando razones a quienes creen que es imposible la convivencia y la apertura. Mientras, el chavismo congela México. Así como le señalan que las licencias son reversibles, Maduro -que no suelta- muestra que él también puede apretar más. Si tardaron más de un año para la agenda social, no hay apuro para lo político, que le metería presión al poder.

¿Está desatada la lucha entre moderados y radicales rojos? Eso deben esperar y querer en la oposición, pues de lo contrario será muy difícil avanzar hacia una transición democrática. Y si Maduro -ese gran ganador- es el símbolo de la apertura, seguirá cosechando apoyos. ¿El régimen marcha de forma errática?, ¿o confunde a sus adversarios?

Moderados y radicales de la oposición intentan descifrar el enigma. Entretanto, vendo tres fórmulas infalibles por 4,5 petros o, en su defecto, acepto trueque por un apartamento con vista al mar de la felicidad.

3 de febrero 2023

La Gran Aldea

https://lagranaldea.com/2023/02/03/se-venden-tres-formulas-para-interpre...

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Eddie A. Ramírez S.

Petróleos de Venezuela (Pdvsa) asumió en 1976 las operaciones de los hidrocarburos. A partir de esa fecha de estatización, la extrema izquierda castro-comunista la sometió a descalificaciones. Como ya no podía alegar que era una actividad del imperio que explotaba a los venezolanos, predicaron que los gerentes y directivos eran voceros de las transnacionales, que la empresa era una caja negra, un Estado dentro del Estado, indiferente a las necesidades de la población, con trabajadores con sueldos exorbitantes y apáticos al acontecer nacional. El propósito era calumniar para darle el zarpazo cuando se presentara la ocasión.

Lograron apoderarse de nuestra principal industria para ponerla al servicio de un proyecto político inviable y corrupto. En todos estos años han pretendido borrar el pasado. Así como el diario El Universal eliminó de sus archivos las excelentes caricaturas de Rayma, los ineptos y resentidos rojos desaparecieron de su página web los Informes de Gestión de Pdvsa anteriores al 2002.

¿Qué se conocía de la empresa antes del 2002?

Todos sabían que siempre había gasolina, gas y lubricantes, y que se exportaba petróleo; que esporádicamente ocurrían accidentes y derrames de petróleo; que sus trabajadores no protestaban para solicitar mejores condiciones. También que hubo un caso de corrupción conocido como los petro espías, denunciado por la propia empresa, que algunos empleados eran prepotentes; que algún gerente quizás favoreció a determinado contratista, y que hubo una que otra violación a la meritocracia por el factor humano, no por motivos políticos.

¿Qué ignoraba la mayoría?

Pocos se percataban que la empresa presentaba puntualmente sus Informes anuales de gestión, fruto de los planes, presupuestos y resultados discutidos y aprobados por el accionista, representado por el ministro de Energía y Minas; que la Contraloría General de la República, en ese entonces autónoma y con funcionario idóneos, velaba por el manejo de los recursos; que los trabajadores estaban bien remunerados, pero dentro del 75 percentil de las mejores empresas en Venezuela y que nunca ocurrían accidentes por falta de mantenimiento de las instalaciones. Gran parte de la población, sobre todo en las ciudades, desconocía que la empresa tenía muchos programas de inversión social en las comunidades de su entorno y, además, realizaba donaciones en las áreas de salud, educación y cultura.

¿Qué se conoce hoy?

A pesar de la casi total hegemonía comunicacional del régimen, es imposible que oculte que no hay gasolina, gas, ni lubricantes. La falta del llamado gas de bombona afecta a gran parte de la población y la escasez del gas que se distribuye por tubería limita la generación de energía eléctrica. Además, que importamos petróleo liviano y que es muy peligroso vivir cerca de una refinería por la frecuencia de incendios y explosiones . Que Pdvsa realiza actividades que no le competen, como distribuir alimentos, que tiene seis filiales no relacionadas con los hidrocarburos. Gracias a los boletines de la Opep, se conoce que en el 2001 la producción fue de 3.342.000 barriles de petróleo por día (b/d) y que en el 2002 solo alcanzó 716.000 b/d. Que el Plan de Negocios 2005-2012 ofreció que se llegaría a producir 5. 837.000 b/d, pero en el 2022 sólo se llegó al 12 por ciento de esa cifra. Que la empresa se apropió del Fondo de Jubilaciones de sus trabajadores, con quienes tiene una gran deuda, y que también se apoderó de las prestaciones, Fondo de Ahorros y Fondo Habitacional de los despedidos ilegalmente en 2002-2003. Tampoco ha podido ocultar la corrupción, denunciada por Gustavo Coronel, varios periodistas y por casos sentenciados en tribunales de Estados Unidos. Rafael Ramírez Carreño, denunció casos de corrupción y Maduro y El Aissami declararon que el corrupto es el expresidente de Pdvsa.

¿Qué se desconoce hoy?

Que mucho antes de unas sanciones poco contundentes, Pdvsa decidió no exportar petróleo a Estados Unidos, prefiriendo enviarlo a China e India, a pesar del mayor costo del transporte. Que antes del 2002 teníamos participación total o parcial en 18 refinerías en el exterior, con una capacidad de procesamiento de 1.800.000 b/d, y hoy solo tenemos tres con 644. 000 b/d de capacidad, y que también perdimos nuestra participación en otras tres, adquiridas por motivos políticos en Cuba, Jamaica y República Dominicana. Que la mayoría de los insumos, productos y repuestos se están obteniendo de Rusia, China Irán. Que el último Informe Anual de Pdvsa es del 2016. O sea que desde hace seis años no se conoce la nómina de la empresa, ni cuantos trabajadores han renunciado por la baja remuneración, por no recibir atención médica y por las condiciones de inseguridad debida a la falta de mantenimiento de las instalaciones. Tampoco se conoce cuál es el precio de la cesta petrolera venezolana, ni a cuánto monta la deuda.

¿Qué hacer con la empresa?

De continuar el régimen actual, la empresa seguirá deteriorándose por la falta de gerencia, inversión, mantenimiento y por la corrupción. Maduro tuvo que aceptar que Chevron, aunque socia minoritaria en las empresas mixtas Petropiar y Petroboscán, sea la que conduzca la batuta, lo cual es positivo. Cuando tengamos un gobierno democrático, los políticos tendrán que decidir si mantienen a Pdvsa y a otras empresas del Estado o las privatizan, para concentrarse en las áreas de educación, salud, seguridad e infraestructura. Ojalá entiendan cuál es el papel de un Estado moderno.

Como (había) en botica:

Tulio Hernández y Ediciones Frontera Viva presentaron el libro El poder de reírse, que contiene excelentes caricaturas de nuestros artistas Rayma, Almarzaale, Edo, Pinilla y Weil. Se consigue por Amazon y próximamente en Venezuela.

Una vez más, esta vez durante un acto religioso en Cantaura, los cobardes maduristas agredieron a la valiente María Corina.

Lamentamos el fallecimiento de Pietro Micale Romanzo, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com 7/02/23

 4 min


Benjamín Tripier

Cuando al terminar el primer mes del año se comienzan a confirmar las tendencias económicas y sociales que se anticipaban, y que no eran buenas, se entiende que ha llegado el momento de tomar medidas para remediarlo.

Desde el gobierno mostraron que se dieron cuenta y comenzaron con un recambio de personas; es de imaginarse que con la idea de cerrar filas en el momento transformacional que está viviendo lo que conocemos como revolución bolivariana, al transitar desde el chavismo clásico del Plan de la Patria, hacia lo que he dado en llamar el neo chavismo con perfil liberal y de mercado.

Porque el desafío más importante que enfrentaban era tratar de generar un ambiente de mercado, contando con gente que, si estaba en los mandos de la revolución, era porque no solo no creía en el mercado, sino que de eso no sabía… o si sabía ya había sido almacenado en el baúl de los recuerdos. Por eso lo delicado del momento económico… porque no hay claridad conceptual sobre el sentido de dirección, y están embarcados en una pulseada permanente entre el pasado y el futuro de la revolución, considerando al presente como una bisagra que da un paso para adelante y otro para atrás.

Por eso es que en el recambio de personas, se deberían ver más funcionarios que vienen del mundo empresario o profesionales con formación diferente a la que hasta ahora había privilegiado la revolución. Hoy, realmente, les hace falta refrescar el perfil profesional porque ser “un cuadro” ya no suma, sino que les resta capacidad de maniobra.

Hay que reconocer que la línea liberal se había ido imponiendo en el gobierno, pero con un costo muy alto que había que manejar políticamente porque la gran masa de gente de base, que no entiende mucho de mercado versus Estado, sigue esperando ayuda de parte de ese Estado que la revolución se ocupó de hacer omnipresente y participativo; y la realidad es que el Estado ya no puede hacer mucho más por ellos… son un problema para el cual la revolución, en las condiciones actuales, no tiene una solución posible a corto plazo.

Por eso es que este neo chavismo está navegando en territorio desconocido sin capacidad, por ahora, de anticipar, y siempre está en modo reacción, pero reaccionando tarde e incompleto. Porque ya es muy difícil regresar a la radicalización ideológica sin sufrir un daño muy grande que haría que, si bien podría volver a consolidarse el ultra izquierdismo que teníamos, lo haría a un costo político tan alto que los dejaría en minoría y la continuidad que hoy ven casi asegurada, pues volvería a ponerse en entredicho y lo social y lo político los arrasaría como un tsunami.

Hoy no se ven posibilidades de tsunami social por el armado socio político existente que consiste en manejar una economía pequeña visible, con capacidad limitada -tal vez para el 17% de la población- mientras la gran masa que está en pobreza se esconde y se saca de la discusión diaria (en realidad somos pocos los que mantenemos vigente el tema del peso de la pobreza), pero son muchos y están comenzando a reaccionar. Las crecientes protestas son un indicador de vulnerabilidad que solo podrá evitarse, o bien respondiendo a las demandas, o bien intentando evitar que protesten… en fin… el tema no es fácil, porque el juego está trancado y solo se destrancará con cambios profundos.

Desde el lado privado también deben hacer cosas para revertir las expectativas negativas. Las empresas de todo tamaño han seguido preservando las estructuras existentes, con la expectativa (a veces consciente y a veces simplemente por inercia) en un momento donde lo que hay que hacer es revisarse para ajustar y confirmar o modificar el rumbo.

Es lo que yo llamo “refrescar la estrategia” con el propósito de evaluar y poner en perspectiva las oportunidades que esta situación compleja pone en evidencia y saca a la superficie; y otras, las cuales, el hecho de que aún no hayan salido a la superficie, no significa que no estén sino que hay que buscarlas. Las oportunidades son lo bueno que tenemos en el futuro.

Las empresas no pueden seguir navegando pasivamente, tienen que hacer algo para reinventarse y adaptarse proactivamente al futuro que hoy ya podemos dibujar con cierta claridad.

Político

Con la desaparición del interinato, que era la pieza que mantenía integrada a una oposición dividida y desunida, todas las demás piezas se soltaron y quedaron libres, atomizándose la capacidad de presión y negociación y separándose aún más de las bases que sienten que quedaron a la deriva.

Porque la desconfianza sobre las razones para haber desarticulado la única figura que mantenía alineada la presión internacional con un claro sentido de dirección, se ha profundizado y el resultado posible con mayor probabilidad de ocurrencia será la abstención, que es la única vía de comunicación que tienen las bases para pasarle su mensaje a la dirigencia.

Por el momento, el gobierno se siente más aliviado, pues es un frente menos con el que lidiar, justo en momentos donde necesita toda su concentración para manejar un panorama que en lo económico le está resultado adverso; y en lo social y lo internacional, sigue aplicando viejas recetas para problemas nuevos. Ya no tiene oposición real, y la piedra en el zapato que era el interinato ya se la removieron gratuita y voluntariamente.

Ahora, en lo político, el gobierno quedó solo en la cancha, lidiando con sus problemas internos y apelando a la verticalidad y la disciplina para mantener juntos pensamientos y conceptos tan diversos como los que conviven dentro del chavismo.

Social

Podemos identificar dos franjas sociales gruesas entre los que tienen trabajo o están sindicalizados de una u otra forma, y los que no tienen otra cosa que un subsidio o una ayuda.

Para la franja de arriba, hay una cantidad de actores interesados como la OIT, la tripartita entre trabajadores, empleadores y el gobierno; y la consecuencia de esta última que es la mesa técnica. Además de las leyes laborales que dan como cierto lo que llaman “derechos adquiridos”, que son objeto de reclamo cuando no se cumplen… o porque no se quiere, o porque no se puede, como puede observarse en la actualidad, tanto para el sector público como para el privado.

Porque para esa franja privilegiada (por tener una fuente de ingresos) hay una cierta garantía que era posible cumplir cuando éramos la Venezuela saudita, la de CAP y la de Chávez. Pero ahora, que tenemos una economía menor a la de Guatemala que depende de unos embarques mínimos de petróleo que deben pagar desde EE UU ya no se puede tener un paquete de leyes laborales de lujo.

Y digo lujo, porque no están asociadas a cumplimiento, a productividad, a objetivos claros de negocio, ni a nada que se convierta en una métrica de desempeño. Para este enfoque, medir está mal, y hacer méritos es hasta peor. Y así, esto no es viable… en algún momento tendremos que aterrizar que somos pobres y no podemos mantener una nómina de ricos.

Lo anterior se refiere a la franja privilegiada por tener contacto con fuentes seguras de financiamiento. No hay que olvidar a los otros, los que están en pobreza que están cubiertos, en un alto porcentaje, por el sistema patria, el cual se ha convertido en una plataforma eficaz para asignar recursos sin tener que pagar a un intermediario para recibirlo.

Ese sistema debería ampliarse para colocar mayor capacidad de compra en los bolsillos de las familias, pero no para adquirir los bienes a los precios de mercado, sino para que pagando con el carnet de la patria (con las modificaciones para darle poder transaccional), cualquier negocio haga un descuento de entre el 15 y el 20% el cual después pueda descontar de su declaración mensual del IVA o de cualquier otro impuesto que se identifique. Y que esa metodología se extienda hasta sustituir al CLAP por bonos directos combinados con descuentos en los comercios.

Ya se ha comprobado que es mejor que cada familia decida la composición del CLAP que cada una necesita, sin necesidad de trasladar físicamente los productos, embolsarlos y distribuirlos; todos costos que podrían ahorrarse y trasferirse al bolsillo de los realmente necesitados.

Este sistema “tiene una penetración promedio de 67% de los hogares, y aporta –en promedio- unos 5 dólares por hogar. En Amor Mayor –una especie de pensión no contributiva- llega al 8,22% de los hogares. Parto Humanizado, Lactancia Materna y Misión «José Gregorio Hernández» entre todos no suman más de 9 dólares. En resumen, los bonos del Sistema Patria aportan, en promedio, una cifra en torno a 6,17 dólares” … que, por cierto, para esa pobre gente, eso es mejor que nada.

Ante la pregunta de si esos programas son sostenibles, la respuesta de los expertos es que así como están le cuestan al Estado actualmente 500 millones de dólares al año. Por lo que perfectamente podrían ampliarse si realmente hubiera una política de austeridad y de consciencia de que, a esas bases, no solo hay que transferirles poder de compra y ámbitos amigables en dónde gastar ese dinero, sino que habría que favorecer la formación técnica y apoyarlos en temas de salud.

Porque en definitiva, la misión primigenia del Estado está en proveer salud, educación, justicia y seguridad, y proveer a la defensa nacional. De allí la insistencia en deshacerse de las empresas del Estado, pasándolas al sector privado y hasta cerrando aquellas que no puedan sostenerse por sí mismas. Porque pagar nóminas y generar derechos laborales como sustituto de subsidios en estas circunstancias que llegaron para quedarse por más de una década en el futuro, no tiene mucho sentido práctico y nos coarta cualquier posibilidad de recuperación y salida.

Económico

Todo indica que las sanciones no solo no se aliviarán, sino que en algunos casos podrían hasta endurecerse. Porque seguir con la idea de que nuestro petróleo (a corto, mediano o largo plazo) es una carta de negociación, nos hace poner el foco en el lado equivocado de las opciones de solución.

Lo que si es cierto es que el petróleo venezolano que está y seguirá bajo la tierra durante muchos años más, aparece en cualquier radar energético del planeta, pero no aparece en el radar de los próximos cinco años, o de los próximos diez, dependiendo de los cambios políticos que son el lado correcto de las opciones de solución.

En el último tiempo se pusieron en la palestra dos temas petroleros; uno, la GL-41 para Chevrón, y el otro la licencia OFAC a T&T para explotar el gas en el campo Dragón que está en el fondo del mar venezolano. Y en los dos casos, el mensaje claro e incontrovertible del gobierno de EE UU fue que no haya posibilidades de que de cualquiera de esas operaciones le quede algo de caja al gobierno de Venezuela.

Y al mismo tiempo se volvió a introducir al senado de EE UU la ley Bolívar (Banning Operations and Leases with the Illegitimate Venezuelan Authoritarian Regime, que en español significa Prohibición de Operaciones y Arrendamientos con el Régimen Autoritario Ilegítimo Venezolano) que eleva a nivel legislativo una parte importante de las Executive Orders que respaldan las sanciones contra Venezuela.

Hay quienes dicen que se trata de algo simbólico, pero bien visto a una EO se la puede derogar con otra EO; mientras que a una ley es un poco más difícil derogarla. O sea… ya no dependería de un presidente sino del congreso, por lo que no parece factible que las sanciones se alivianen a corto plazo, y más bien pudieran endurecerse.

Si bien el sector privado no está sancionado, no cabe duda que las sanciones le producen un impacto indirecto más o menos fuerte, dependiendo del sector y de las necesidades propias de cada uno. Pero ya a estas alturas varios años después así como el gobierno terminó asimilándolas, el sector privado hizo lo propio, a partir del concepto: “esto es lo que hay”. Y se adaptó a las circunstancias buscando los resquicios operacionales, logísticos y financieros como para seguir operando y mantener los anaqueles llenos y las plantas con los insumos que el tamaño de la operación le requieren.

De hecho, la economía post sanciones fue produciendo balances ordenados basados en aportes del accionista, un crédito limitado a las necesidades reales de financiamiento, una clarificación de que el dólar es la moneda que genera confianza y que el petróleo, gran fuente del pasado y esperanza del futuro, cuando se encarrile la operación, va a servir de refuerzo… pero hoy, ya no es la palanca inevitable… sería necesario sí, pero estamos acostumbrándonos de a poco a ser pos petroleros.

Internacional

La conflictividad entre Irán e Israel va creciendo y dándose por tramos, tanto en forma directa como a través de interpósitas personas. Hezbollá en la franja de Gaza mantiene alertas las defensas, mientras Irán construye su bomba. Y mientras EE UU que coincide con Israel en que Irán no debería tener la bomba, no coincide ni en los métodos, ni en los tiempos.

Fueron dos semanas muy activas del conflicto con ataque con drones a centros militares de Irán (sin que aún se sepa de donde provenían los ataques), especialmente a la planta de fabricación de los drones que le suministra a Rusia para sus ataques a Ucrania. Mientras entre Israel y Palestina hay un vuelo permanente de misiles que impactan en medio de la franja, en los sitios donde la huella de calor muestra que fue el punto de lanzamiento de los misiles hacia Israel.

Y también en esa semana, viajaron a Israel, la CIA, el Pentágono y hasta el secretario de Estado de EE UU; lo cual indica que algo va a pasar. O que se quiere evitar que pase. Pero el tema está muy caliente, más que nada porque el tiempo pasa e Irán sigue construyendo.

Para nosotros en Venezuela, que estamos en el ámbito de influencia de EE UU, el tema Hezbollá e Irán, ambos con presencia en Venezuela, puede ser alguna de las causas subyacentes que nos alejen de una solución a nuestra situación. Porque si el argumento pasa por lo anterior, ya ni siquiera sentándonos en México nuestra situación va a mejorar.

Habría que prestar atención a la entrevista que el Atlantic Council le hizo a la general de cuatro estrellas, comandante del comando sur de EE UU, Laura Richardson. Mostró su lectura desde el ámbito de una militar piloto de helicópteros de combate sobre las relaciones de EE UU con Latinoamérica, y lo hizo con la crudeza de quien no tiene que cuidar las formas porque tiene el poder de las armas. Dejó la sensación de que conceptos como democracia y soberanía sirven para juegos de palacio, mientras lo de ella son juegos de guerra.

O sea, que se expresó sin eufemismos, en un lenguaje plano, como el comandante de un Ejército en operaciones orientado a poner a la región, que desde su punto de vista es la región bajo su responsabilidad, como el suplidor confiable de todo lo que ellos puedan necesitar. Lo cual a su vez implica que esos recursos no pueden estar disponible para sus enemigos o adversarios; en este caso Rusia como número dos, dejando a la especulación si el primero era China o era Irán.

Porque las fuerzas armadas de EE UU toman un rol preponderante en las relaciones exteriores, solo cuando la política ya no es suficiente. Aquí no hay amenazas sino puesta en perspectiva, y la aparición de un actor no tradicional en las relaciones con América Latina. Cabe mencionar que cuando habló de petróleo se refirió a Guyana, y cuando habló de Venezuela se refirió a minerales, al oro, y recién después y como marginal, se refirió al petróleo; también se refirió a nosotros con el tema de la relación con Rusia.

El mensaje concreto es que además del congreso de EE UU, la Casa Blanca y el Departamento de Estado, ahora también va a opinar el Comando Sur, por boca de su comandante.

Recomendación

  • Al gobierno: Que los nuevos cargos clave que están asumiendo en esta rotación en el área económica, no solo profundicen y formalicen el sentido de dirección de liberalidad y mercado, sino que impulse coordinación horizontal entre los segmentos de la economía que hoy parecieran estar moviéndose por su cuenta… como si tuvieran agenda propia
  • A la dirigencia opositora: Que el problema más importante de la dirigencia es recuperar el contacto con las bases que, según se ha podido medir, está prácticamente suspendido. La confianza se perdió y deberían recuperarla viajando por el interior. Y en el exterior, esta gira por la UE tratando de reemplazar a los embajadores que ya estaban trabajando solo crea más suspicacia. Para hacer algo creíble en lo internacional, la gira debió haber arrancado en Washington. Y si tratan que los europeos hagan algo distinto a los deseos de EE UU, pues están soñando. Hoy por el tema de la guerra están más juntos que nunca, y dependen más de EE UU que nunca después de la WWII.
  • A la dirigencia empresarial: Que impulse el crédito solo para inversión, evitando que se desvíe a capital de trabajo o especulación cambiaria, porque ambos son (salvo contadas excepciones) promotores de la inflación. Hoy hace falta inyección de inversiones frescas, porque hay sectores donde la relación causa-efecto es muy rápida y multiplicativa. El único antídoto contra la inflación, hoy, aquí en Venezuela, es lograr expandir la producción.

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 13 min


Humberto García Larralde

Las encomiables labores de muchas organizaciones no gubernamentales (ONG) les han ganado la estima de la sociedad venezolana actual. Ante la destrucción de la economía y el colapso del Estado, con su consecuente incapacidad para responder a las múltiples demandas de la población, venezolanos conscientes, de gran sensibilidad social y espíritu solidario, dispuestos a ayudar al prójimo, fueron estructurando, en respuesta, organizaciones diversas.

Con sus esfuerzos en parcelas particulares del quehacer social, han ido llenando el vacío dejado por la devastación institucional. Así, en campos de la salud, educación, cultura, medios, alimentación, igualdad femenina, de los Lgtbi, derechos indígenas, vejez, seguridad personal y muchos otros, el venezolano de a pie ha podido encontrar asistencia y amparo ante sus carencias. Pero es, sobre todo, en torno a la defensa de los derechos violentados por la represión, el acoso y la desidia de los círculos más elevados de poder, donde han adquirido más significación y prestancia.

Porque sin derechos civiles y políticos elementales, el venezolano difícilmente puede luchar para hacer valer sus derechos en los demás ámbitos de su vida. Y, sintiendo su poder desafiado por este compromiso de las ONG por hacer respetar y cumplir los derechos ciudadanos consagrados en la Constitución, instancias del chavo-madurismo han aprobado, en primera discusión de la asamblea oficialista, un proyecto de ley de Fiscalización, Regularización, Actuación y Financiamiento de las Organizaciones No Gubernamentales y Afines.

En el proyecto que leo en mi computadora, luego de unos primeros artículos anodinos sobre asuntos de registro, definiciones y otros aspectos administrativos, se hace conocer, a partir del artículo 7, su verdadera intención. Éste se intitula, «De la limitación de sus facultades». Deben acotarse, expresamente, a «las tareas humanitarias, sociales, de asistencia, culturales, educativas u otras, que estén fijadas en sus estatutos». Suena lógico. Pero con base en tal enunciado se introducen acciones de supervisión y control por parte del Ejecutivo Nacional, como las sanciones correspondientes si se transgrede la norma, sobre todo si «comprometan la soberanía nacional o el normal desenvolvimiento de la asociación civil» (numeral 3, artículo 13). Para quienes carecen de suspicacia, la transgresión anterior se hace explícita más adelante, en el artículo 15, referente a las Prohibiciones:

«Las organizaciones no gubernamentales tendrán prohibido en todo el territorio nacional: 1. Recibir aportes destinados a organizaciones con fines políticos 2. Realizar actividades políticas 3. Promover o permitir actuaciones que atenten contra la estabilidad nacional y las instituciones de la República 4. Cualquier otro acto prohibido en la legislación venezolana”. (negritas mías, HGL)

Dada la plasticidad complaciente con que jueces abyectos aplican la ley, el último numeral deja en manos de la discreción autocrática las demás actividades a prohibir. Entre las sanciones, está la disolución de la ONG, incluyendo «medidas cautelares … para evitar la continuación del delito.» Y, más adelante (artículo 16), se establece que, si la ONG no notifica lo que recibe como donaciones, «será castigada con la imposición de una multa equivalente al doble de la cantidad percibida, sin menoscabar las responsabilidades civiles y penales a las que pueda haber lugar, en virtud de la legislación sobre legitimación de capitales y financiamiento al terrorismo, si fuese el caso.» (negritas mías, HGL)

Para disipar toda duda respecto a la intencionalidad de este proyecto de ley, basta leer su exposición de motivos. Parte de la existencia de una conspiración internacional que, «anclado en el derecho de asociación que está consagrado en la Constitución» (…) abusa de esta libertad a través de las ONG, «en beneficio del moderno imperialismo, reafirmando las premisas del neoliberalismo y, al mismo tiempo, actuando para promover o apoyar las intervenciones militares.» (…) «Un análisis riguroso (¡!) de estas instituciones permite observar que dependen casi en exclusiva de la «ayuda» de los gobiernos occidentales que, por lo general, se dirige hacia los países de importancia geopolítica y que se relacionan con un marco de intervención.» Por tanto, la normativa a aprobar, «reivindica la soberanía del Estado» (OJO, no de la nación), para enfrentar esta amenaza. En palabras de Diosdado Cabello: «Las ONG de Venezuela no dependen del Gobierno Bolivariano, dependen del gobierno de Estados Unidos. Son apéndices de organismos que operan en el mundo para garantizarle al imperialismo su operación en el mundo entero».

La esencia de todo régimen totalitario es copar todos los espacios de poder, controlando los aspectos más básicos de la vida en sociedad, para perpetuar la posición de dominio de quienes ejercen el poder central. Esto implica, por tanto, la prohibición de la política como ejercicio soberano de quienes integran la nación venezolana.

La normativa en comento encubre este despropósito manifestando, en su artículo 3, que «facilita el derecho de asociación licita, previsto en la Constitución.” Sin embargo, el último artículo (17) aclara que: «De manera expresa, se favorecerán formas de organización popular comunitaria y comunal que busque participar en la solución de los problemas locales, así como en la garantía de los derechos humanos.» Reaparece, así, el adefesio comunitario, controlado desde el poder por las leyes dictadas al respecto, la versión chavista del Estado Corporativo fascista de Mussolini.

Aristóteles señaló que el ser humano es un zoon politikon (animal político). Afirmaba, así, el apremio de participar activamente en los asuntos públicos (res publica) de las ciudades-estado griegas, atributo central de su democracia. Hoy, la sociedad civil se activa en la forma de un poder ciudadano amparado en derechos individuales irrenunciables, sujetos al cumplimiento de sus deberes, que acreditan su demanda porque le sean rendido cuentas de manera transparente de la gestión pública y se le garantice justicia, conforme a los criterios contemplados en el contrato social (constitución) con base al cual se articula esa sociedad.

En Venezuela, al desmantelar el Estado de Derecho, la lucha por que sean observados los derechos humanos consagrados en nuestra Carta Magna ha sido asumida, en sus diferentes manifestaciones, por las llamadas Organizaciones No Gubernamentales. Y es ese ejercicio de ciudadanía, contrapeso de los abusos cometidos desde el poder, lo que la autocracia militar despótica chavo-madurista no se puede permitir. Sobre todo, aquellas ONG que denuncian sus atropellos ante los organismos defensores de los derechos humanos de la ONU y la OEA, así como ante la Corte Penal Internacional.

De ahí el acoso y persecución de activistas, su represión y encarcelamiento, la tortura de quienes luchan por la democracia, y la agresión contra medios de comunicación independientes, cuyo zarpazo más reciente ha sido el ataque, la semana pasada, contra el diario El Nacional. Ahora pretenden complementar su arsenal represivo con este instrumento jurídico para acabar con las ONG que desafían el poder autoritario de quienes se han cogido el país para ellos, militares y civiles. Para los opresores, las ONG estarían financiando actividades terroristas (¡!).

Es emblemática que esta ofensiva sea asumida por la figura más conspicua del fascismo venezolano, Diosdado Cabello. ¡Siempre habrá enemigos a vencer, a quienes no debemos dar cuartel! ¡Para eso estamos nosotros, los militares chavistas sin escrúpulos!, parece espetarnos con sus cínicas imprecaciones.

Y uno se pregunta, ¿Cómo encaja ello en el escenario de la supuesta normalización que Maduro pretende simular, de su interés por ser aceptado por la comunidad internacional y la continuidad de las negociaciones con sectores de oposición? La apelación a los primitivos esquemas represivos del chavismo y a colectivos fascistas que amedrentan la protesta no son buenos augurios.

No podía faltar, en este orden, la incesante alaraca «en defensa de la patria ante la agresión imperialista», para que sean levantadas las sanciones contra los personeros centrales del chavismo, violadores de derechos humanos, blanqueadores de dineros mal habidos y otras vagabunderías. Porque lo que en realidad se defiende, como los venezolanos estamos hartos de confirmar, es la impunidad con que los que se han apropiado del Estado han amasado inmensas fortunas, al amparo de la destrucción del ordenamiento constitucional y la democracia. Lo que queda son las ONG: ¡A defenderlas!

Mail: humgarl@gmail.com

Humberto García Larralde es economista, Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Profesor (j) de la Universidad Central de Venezuela.

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Fernando Mires

Todas las analogías son ahistóricas. Ni la historia se repite, ni los personajes históricos son reproducidos con papel de calco. Otra cosa son las comparaciones y los paralelos, procedimientos a los que es lícito recurrir desde un punto de vista historiográfico. Naturalmente, Putin no es Hitler, aunque podemos compararlos y encontrar semejanzas y diferencias, así como también podemos hacerlo con Putin y Stalin, o Putin y Pedro el Grande, con quien se ha comparado el propio dictador ruso.

En su artículo precisamente titulado «Putin y Hitler», Manuel Castells, uno de los sociólogos de referencias de la izquierda española (Podemos y algunas fracciones del PSOE) llama «halcones» (concepto usado en los EE UU para referirse a sectores belicistas) a quienes han logrado acuerdos para enfrentar la avanzada de Putin en Ucrania. Con ello imagina tal vez situarse en la fracción de «las palomas» (moderados, en el léxico estadounidense). Pero el problema no es tan simple. Ni todos los que creen en la política de apoyo militar a Ucrania son halcones, ni todos los que creen en la política de la negociación son palomas.

Muchos pensamos que hay que buscar negociaciones entre las partes beligerantes. Pero también sabemos que el principal enemigo de las negociaciones es Putin, pues como constata el mismo Castells «Putin no va a cejar hasta ocupar la parte de Ucrania que define como rusa» (o sea toda Ucrania, según su ensayo del 2021). De ahí que el problema correctamente planteado es cómo llevar a Putin a la mesa de negociaciones, algo que no nos dice Castells.

Partamos de una premisa: mientras Putin tenga poder de fuego, no irá a negociaciones. La experiencia, por lo menos hasta ahora, muestra que Putin no va a aceptar negociar donde pueda perder (y en toda negociación los negociantes deben perder algo). Putin solo aceptará su victoria total. Visto en sentido inverso, Putin solo aceptará negociar cuando entienda que no puede ganar. Conclusión a la que no va a llegar mediante un ejercicio intelectual. De tal modo que hay que obligarlo a negociar. Bien, ese es el objetivo de esta guerra para el campo democrático occidental (halcones, según Castells)

La guerra misma es una negociación. Cada centímetro conquistado es un argumento en contra o a favor de Putin. Nadie piensa que la guerra se lleva a cabo para matar más enemigos sino para acercarse a una condición de negociación aceptable para ambas partes, no solo para una. Si fuera para una, hablaríamos de capitulación. Pues bien, eso lo que propone Castells.

A fin de convencernos, Castells usa dos premisas que a la vez son las mismas de Putin. La primera, es que en Rusia impera un sentimiento de humillación que debe ser compensado. Falso. Putin se siente humillado, pero no así la ciudadanía rusa. Para que los rusos se sintieran humillados deberíamos aceptar que el fin de la Rusia comunista fue obra de la OTAN, la que jamás movió un dedo para apoyar a las fuerzas democráticas insurgentes en Rusia (ni en Hungría de 1956, ni en Checoeslovaquia en 1968, ni en Polonia en los setenta) La caída de los sistemas comunistas fue obra de los ciudadanos del mundo comunista, no de una potencia extranjera.

Por lo demás, no fue solo la humillación derivada del Tratado de Versalles lo que determinó el ascenso de Hitler. Si Hitler llegó al poder fue en primer lugar por el miedo que sentía la población alemana frente al avance del comunismo, de la impotencia política de la república de Weimar y de la inflación desatada desde la crisis de 1929. Hitler enriqueció a Alemania. Eso explica por qué Hitler fue adorado por los alemanes como un mesías. Cosa que no ocurre con Putin, quien está empobreciendo a Rusia. Si los rusos lo vieran como un redentor histórico que va a poner fin a una humillación y luego enriquecer al país, Putin sería tan amado como Hitler. Pero Putin solo inspira miedo, o terror, pero no amor.

La segunda premisa es que Putin puede usar en algún momento los dispositivos nucleares. Y claro, es una posibilidad latente. Por eso el campo democrático usa medios para evitar un desenlace atómico sin tener que entregar Ucrania a Putin, como propone Castells. La no intervención directa de OTAN es un medio. Otro, es la diplomacia internacional, y uno de sus objetivos es lograr que China no se convierta en aliado militar de Rusia, lo que hasta ahora se ha logrado. Alemania, Francia y otros países europeos han intensificado alianzas económicas con China a un nivel incluso más alto que el que prevalecía antes de la invasión rusa.

Cambiar paz por territorio como propone brutalmente Castells, es suponer que Putin lucha por más territorio (no es lo que le interesa, aduce el mismo Castells) y no por la soberanía de Ucrania. En otras palabras, la de Castells no es una propuesta de negociación. Es una, reiteramos, de pura y simple capitulación.

Naturalmente, capitular es también una opción política y al serlo no debe ser descartada. Pero como toda opción, requiere de determinadas condiciones. La primera, que sea el gobierno ucraniano en conjunto con los gobiernos de Europa central y del este – los que en caso de capitulación son los que se verían más afectados frente a posibles nuevos avances de Putin – quienes acepten una capitulación. Sin ese procedimiento, la OTAN y la UE serían dividas en dos partes antagónicas, y eso es lo que más quisiera Putin.

La segunda condición es que el resultado de esa capitulación no sea acercarnos a una nueva guerra. Algo muy importante de tener en cuenta. Pues una capitulación llevaría al desconocimiento de todos los acuerdos y tratados internacionales, de las propias Naciones Unidas, y a una incitación a todos los poderes mundiales antidemocráticos del mundo a seguir el ejemplo de la Rusia triunfante.

Una capitulación, dicho en breve, no traería consigo ninguna promesa de paz. Lo más probable es que al día siguiente Rusia haría lo posible para hacerse de Moldavia y Georgia. Los países bálticos, más Finlandia y Polonia exigirían, y con razón, concentrar todos los dispositivos militares, incluyendo nucleares, en sus cercanías. La OTAN, o por lo menos una parte de ella, se vería presionada a intervenir directamente. En breve, una capitulación nos acercaría mucho más a la guerra nuclear en lugar de distanciarnos de ella. Pensar lo contrario sería confiarnos en las palabras de Putin. Y eso, la historia reciente lo ha demostrado, es lo que menos se puede hacer.

Y no por último, ¿con quién propone Castells llevar a cabo negociaciones que conduzcan a la capitulación? Cualquiera que entienda un poco de política internacional sabe que el bando occidental, justamente por ser democrático, no es monolítico. En los países escandinavos e Inglaterra no se piensa lo mismo que en Francia o Alemania, en Polonia no se piensa lo mismo que en Hungría, en Europa no se piensa lo mismo que en los EE UU. Turquía y Hungría están incluso más cerca de Putin que de la UE y de la OTAN. Eso significa que cualquiera proposición de capitulación llevaría a una división de las filas occidentales (el logro más alto alcanzado hasta ahora por Occidente) y por lo mismo a una nueva tentación expansionista de Rusia. ¿Es eso lo que busca Castells?

Por lo demás Occidente ya capituló una vez. La guerra que inició Putin en Ucrania en el 2014 y su apoderamiento violento de Crimea y de los territorios del Donbas, no le trajo, aparte de mínimas sanciones que no se materializaron, ningún problema con EE UU y menos con la UE. Justamente, fueron la impavidez de Occidente y la consecuente negación a que Ucrania ingresara a la OTAN, hechos que alentaron las expectativas de Putin. 2014 abriría el camino para el 2022.

Según Castells, estamos en Munich de 1938, cuando los aliados buscaron apaciguar a Hitler a espaldas de Checoeslovaquia. Pero evidentemente no es así: no estamos en Munich de 1938. No obstante, proposiciones de Castells, tendientes a repartir Ucrania a espaldas de Ucrania, sí llevarían a repetir el triste episodio de Munich de 1938. Y bien, precisamente eso es lo que hay que evitar. Un Putin vencedor es mucho más peligroso que uno perdedor. Quizás eso es lo único que une a Putin con Hitler.

Los aliados europeos tuvieron que vencer su antinorteamericanismo para lograr la unidad mundial frente a Hitler. Hoy la unidad ha sido lograda contra Putin, pero Castells y sus derechistas izquierdas quieren desvirtuarla en nombre de ese mismo antinorteamericanismo que en el pasado dejó a Europa, durante un tiempo, desamparada frente a Hitler.

La historia demostró, lamentablemente, que Chamberlain, no tenía razón.

El artículo de Manuel Castells puede ser leído en Manuel Castells – PUTIN Y HITLER (polisfmires.blogspot.com)

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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