Pasar al contenido principal

Opinión

Provea

Presentación del Informe Especial

Venezuela es un caso de estudio en las facultades de economía de las universidades del orbe.

Nuestro país, según diversas estimaciones, podría detentar la tercera caída más fuerte del PIB en la historia del capitalismo.

En tan funesto ranking, nuestra nación destaca por no haber sufrido ningún enfrentamiento bélico, ni guerra civil, ni una invasión militar.

Los otros dos países en el mismo podio sufrieron devastadoras conflagraciones (Liberia y Kuwait). La crisis en Venezuela no sólo estuvo exenta de combates armados, lo cual ya la convierte en un caso atípico, sino que la recesión fue precedida del auge rentístico petrolero más largo de nuestra historia.

Nadie se explica cómo se pudo caer tanto, y tan rápido. El meollo de la crisis es indispensable abordarlo muy brevemente en este trabajo.

Decimos: fugazmente, porque el estudio a realizar busca entender el devenir del: salario, el poder adquisitivo real y lo que podría ser el proceso de destrucción de condiciones de reproducción biológica a través del trabajo, más profundo en la historia global del último siglo.

De las múltiples aristas que se desprenden de esta cuestión, nos vamos a concentrar en los aspectos económicos fundamentales, dejando para otros investigadores ámbitos importantes que se escapan de nuestras capacidades, como los culturales y los relativos a la educación y a la salud.

En este ensayo tendremos como importante baza, el complejo entramado jurídico de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC), que dentro de sí incluyen los derechos a la alimentación, a la vivienda adecuada, a la educación, a la salud, a la seguridad social, a la participación en la vida cultural, al agua y saneamiento, y al trabajo.

Todos los derechos humanos, ya sean civiles y políticos o económicos, sociales y culturales, están interrelacionado. Por ejemplo, las personas que no saben leer ni escribir suelen tener más dificultades para desarrollar todo su potencial que las que sí pueden encontrar trabajo o participar en la actividad política.

La malnutrición y el hambre son menos probables allí donde los individuos pueden ejercer efectivamente su derecho al voto e influir en las prioridades del gobierno.

Los DESC se encuentran reconocidos en el Pacto Internacional de los DESC, adoptado por los Estados parte del Sistema Universal de Derechos Humanos en el año 1966 (en vigor a partir de 1976) y ratificado por Venezuela en 1978.

La tarea a emprender requiere el volumen de un libro muy robusto. En esta ocasión haremos síntesis de los aspectos más interesantes que se desprenden de la investigación que hemos venido realizando.

También nos vamos a permitir formular algunas ideas en pro de la recuperación del poder adquisitivo y de los DESC (enfocados únicamente en la dimensión económica) conculcados.

La lucha política efectiva debe basarse en el conocimiento, es decir, la organización de la acción que conoce su potencialidad de transformación social, al entender las formas que despliega el desarrollo de las relaciones sociales que ahí se construyen.

Sólo la incesante construcción de conocimiento con potencialidades transformadoras puede dirigir la acción ciudadana que erija las bases que permitan sacar al país de una de las crisis más fuertes en la historia y recuperar la mancillada dignidad del trabajo.

31 de octubre 2022

https://provea.org/publicaciones/informe-especial-hiperinflacion-y-ausen...

El informe completo se incluye como anexo

 2 min


Javier Solana

“Esconde tu fuerza, espera tu momento”

Con esta frase, Deng Xiaoping establecía las bases estratégicas – el gradualismo, la flexibilidad ideológica y la discreción – del imparable ascenso económico del país asiático tras la muerte de Mao Tse Tung. Casi cincuenta años después de la presidencia de Deng, el estatus de China como potencia económica ya no es objeto de debate.

Los sucesores de Deng centraron su atención en el crecimiento económico, mientras China mantenía un perfil bajo a nivel internacional. A pesar de las incógnitas sobre el tercer mandato de Xi Jinping, ha quedado patente que en el concepto de la ‘revitalización de la nación china’ que promulga el actual mandatario chino no cabrá la discreción geopolítica.

Xi Jinping afronta su tercer mandato, que sin duda será ratificado durante el XX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino que se está celebrando a lo largo de esta semana, en un momento delicado. Según Oxford Economics, la economía china crecerá aproximadamente en torno al 4.5 por ciento al año durante la próxima década, con una bajada del 3 por ciento de crecimiento económico anual para la década que empezará en el año 2030. Los datos de crecimiento económico de China en las últimas cinco décadas, que en numerosas ocasiones superaban el diez por ciento, pasarán a ser cosa del pasado.

Ante este escenario, no sería improbable asistir a una convergencia entre los datos de crecimiento económico de China y EE. UU., un acontecimiento que no ocurría desde 1976, el año de la muerte de Mao Tse Tung. Sin ir más lejos, hace unas semanas el Banco Mundial revisaba los datos de crecimiento de China para este año a un 2,8 por ciento, tan solo tres décimas por encima de la previsión del mismo organismo para la economía estadounidense.

En las últimas décadas, una parte importante del pensamiento occidental sobre China se ha centrado, acertadamente, en la necesidad de integrar al gigante asiático en la comunidad internacional para que su rápido ascenso económico fuese pacífico. En las próximas décadas, la comunidad internacional tendrá que prepararse para un escenario en el que las cifras de crecimiento del PIB de China no vayan más allá de un crecimiento moderado, incluso bajo.

Además, China asiste a un resquebrajamiento de su pacto social como consecuencia de las grandes desigualdades que ha generado su espectacular crecimiento económico. Aunque Xi Jinping quiera atajar este problema, quedará por ver cómo puede llevar a cabo su programa de ‘prosperidad común’ (common prosperity) sin que afecte demasiado a su principal fuente de legitimidad social, el crecimiento económico, o al espacio que tenga el sector privado para seguir participando en el desarrollo económico del país.

La salud de la economía global depende en gran medida de la salud de la economía china, y de su apertura comercial. El Puerto de Shanghái, el más grande del mundo en cuanto a volumen de comercio anual, ha estado parado durante meses como consecuencia de las políticas de cero-COVID, lo que ha resultado en una caída del PIB de la provincia de Shanghái de un 13.7 por ciento.

Durante este siglo, China no va a querer comportarse como un mero espectador de la coyuntura internacional. Los acontecimientos más recientes – como la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái en Samarcanda, en la que Putin se vio obligado a reconocer las ‘preguntas y preocupaciones’ de China respecto al conflicto en Ucrania – fueron un necesario recordatorio del papel que quiere jugar China en el orden internacional del siglo XXI.

Xi Jinping ha sido claro en su voluntad de que China sea un participante activo en la conformación de un nuevo orden internacional. Al fin y al cabo, es cierto que el actual sistema gobernanza global es una creación de los países que conformaban Occidente tras la Segunda Guerra Mundial, que fundaron instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y que establecieron la primacía del dólar en la economía global.

Como argumenta Kevin Rudd, en su último libro The Avoidable War, China quiere participar en la creación de las normas globales que van a regir el orden internacional del siglo XXI. Aunque está por ver cómo pretende China reescribir estas normas, lo cierto es que difícilmente el orden internacional liberal surgido del final de la Segunda Guerra Mundial podrá perdurar sin modificaciones.

Más allá del próximo mandato de cinco años, resulta difícil predecir cuánto tiempo permanecerá Xi Jinping como presidente. Sin embargo, vistos los acontecimientos más recientes – como la tercera resolución emitida recientemente por el Partido Comunista Chino, en la que se eleva el estatus histórico de Xi al nivel de Mao Tse Tung y de Deng Xiaoping – una presidencia indefinida de Xi Jinping al frente del Partido no resultaría inverosímil.

Xi Jinping tiene sentido de misión histórica que podría ser catastrófico. En aras de asegurar su legado en la historia del Partido Comunista, Xi no esconde sus intenciones de ‘recuperar’ Taiwán. Sobre este asunto, es crucial que tanto China como EE. UU. sigan manteniendo las líneas de interacción diplomática abiertas para evitar ulteriores escaladas.

Las relaciones entre China y EE. UU. serán determinantes para el transcurso del siglo XXI. Su capacidad para hacerlo dependerá no sólo de las ambiciones geopolíticas de Xi, sino también del futuro político de Estados Unidos. Tras el Congreso del Partido Comunista, para tener una imagen más completa de la dirección que tome el siglo XXI, tendremos que esperar a las elecciones de medio mandato en EE. UU. que se celebrarán en unas semanas, y que pueden servir de termómetro de la salud política de la democracia estadounidense. También podrían tener un impacto significativo en el futuro de las relaciones sino-americanas.

Un decoupling entre las economías de Estados Unidos y China sería catastrófico para ambos países, por lo que es imperativo evitar ese escenario. Mientras que la salud política y económica de China y EE. UU. es fundamental para la gobernanza global, abordar problemas globales como el cambio climático será imposible sin la cooperación de ambas potencias. Si queremos construir un nuevo orden global adecuado a los retos del siglo XXI, deberán prevalecer la cordura y la sensatez.

21 de octubre 2022

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/china-xi-jinping-new-intern...

 5 min


Jesús Abreu Mena

Un viejo conocido retornará a la presidencia en Brasil a partir de enero de 2023. Luis Inácio Lula Da Silva, de 77 años, quien ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el pasado 31 octubre, volverá al poder gracias a la que se considera una resurrección política que era impensada hasta hace tres años, cuando el líder del Partido de los Trabajadores (PT) salió de la cárcel en noviembre de 2019 luego de pasar 580 días tras las rejas, condenado por cargos de corrupción.

Lula se impuso a Jair Bolsonaro, el gobernante de ultraderecha que aspiraba a la reelección, al obtener 50,9% de los votos válidos (60.345.999 voluntades) frente a 49,1% (58.206.354 voluntades).

La victoria de Lula en las elecciones más reñidas de Brasil desde el retorno de la democracia en 1985 completó una configuración del mapa geopolítico de la región en la que predominan gobiernos de tendencia socialista izquierdista, como en Argentina, Chile, Colombia, Perú y Bolivia.

En Venezuela, un país conocido por Lula quien durante sus mandatos consecutivos como presidente de Brasil, de 2003 a 2010, fue uno de los principales aliados del entonces presidente Hugo Chávez, está por verse cómo se desarrollará la nueva etapa de relaciones que defina la administración del líder sindical carioca.

Contexto diferente

El gobernante Nicolás Maduro adelantó que en conversación telefónica con Lula, tras su victoria electoral, acordaron retomar la agenda binacional de cooperación, una relación signada, entre otras cosas, por el paso de la constructora brasileña Odebrecht y el mecanismo de corrupción de esa empresa en territorio venezolano.

Un contexto político venezolano distinto, en el que destacan investigaciones por crímenes de lesa humanidad y señalamientos contra el propio Maduro, entre otros aspectos geopolíticos y regionales, condicionarán la relación entre Lula y el gobernante venezolano, de acuerdo con los internacionalistas Luis Peche y Félix Arellano consultados por El Pitazo.

En agosto, en la dinámica electoral de Brasil, al referirse a Venezuela, el político carioca dijo que unas elecciones libres y la alternancia en el poder son lo más deseable para el país.

«Tenemos que tratar a Venezuela con respeto, siempre queriendo que Venezuela sea lo más democrática posible», dijo Lula el 22 de agosto citado por la agencia de noticias Reuters.

Designaciones y señales

La aspiración de Lula para volver a la presidencia contó con el apoyo de diversas personalidades políticas y culturales de Brasil, como el respaldo que manifestó el político socialdemócrata Fernando Enrique Cardoso, expresidente brasileño.

De acuerdo con Arellano, las designaciones y nombramientos de Lula para su próximo gabinete serán un factor que debe considerarse para tratar de anticipar la orientación que tendrá su administración.

El analista internacional considera que Lula será más cauto y menos radical con respecto a su relación con el oficialismo en Venezuela y en particular con Maduro, pues entre otros elementos, la presencia de su compañero de fórmula y vicepresidente, Geraldo Alckmin, un político de centro y exgobernador de Sao Paulo, obligan a Lula a ser prudente.

«Visualizo a Lula con una postura cercana a la de Petro, sin un apoyo absoluto y mecánico, obligado a ser prudente porque no es el Lula del pasado aunque lo ayudó el pasado», refirió Arellano vía telefónica.

Peche, por su parte, considera que la postura de Lula ante el conflicto político venezolano será similar a la manifestada hasta ahora por el mandatario argentino Alberto Fernández.

«Puede llegar a ser una posición que ha sido más de solidaridad y de apoyo, tomando en cuenta que Lula ya tuvo dos periodos en el poder, en lo cuales formó parte de una coalición como el Foro de Sao Paulo. No creo que haya una denuncia de un nivel como el de Boric, quien sí ha exigido mejoras en cuanto a derechos humanos», agregó el internacionalista vía telefónica.

Arellano vaticina como probable que Lula designe un embajador de renombre para los asuntos vinculados con Venezuela para así «bajar las aguas en Miraflores sin ir mucho más allá».

Acercamiento entre naciones

Las relaciones diplomáticas entre Brasil y Venezuela, que no están rotas, comenzaron a deteriorase con el mandatario Michel Temer, quien en 2017 impulsó la salida de Venezuela del Mercosur. A esa situación se le sumó, en 2019, el reconocimiento de Bolsonaro al líder opositor Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.

«No va a haber un show con grandes declaraciones, como en el pasado, porque a Lula no le conviene en lo interno ni en lo externo», dijo Arellano.

La situación de los DD. HH. en Venezuela y la relación de Brasil con Estados Unidos serán determinantes en el condicionamiento de la relación entre Lula y Maduro, según Arellano.

La victoria de Lula no solo fue motivo para que el oficialismo en Venezuela manifestara sus expectativas, la oposición que constituye la Plataforma Unitaria Democrática solicitó a la que será la nueva administración brasileña que mantenga la consistencia en las políticas de apoyo y solidaridad a los migrantes venezolanos que, de acuerdo con los últimos cálculos de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), totalizan 365.387 venezolanos en suelo brasilero.

2 de noviembre 2022

El Pitazo

https://elpitazo.net/politica/que-implica-para-venezuela-el-retorno-de-l...

 4 min


Humberto García Larralde

Para muchos venezolanos la recuperación de la economía del país pasa irremediablemente por el petróleo. El bienestar que aspiramos restaurar más temprano que tarde, fue hechura, en buena parte, de lo que deparó en el pasado nuestra principal industria. Alimentó una visión económica y política que identificaba nuestra fortuna como venezolanos con los avatares del crudo criollo en el mercado petrolero internacional.

Esta idea se remarcó con la prédica de muchos políticos que rivalizaban por posiciones de poder durante la democracia: ¡somos un país rico, por lo que no debemos limitar nuestros horizontes! A pesar de la ignorancia de la mayoría respecto al manejo real de la industria –pocos han estado en un campo petrolero o visto de cerca al crudo—se cimentó la confianza de que, en última instancia, contábamos con el respaldo petrolero para nuestras aspiraciones de vida. En cierta medida y aunque fuese de manera inconsciente, nuestra particularidad como venezolanos la asociamos con el petróleo.

Hoy proporciona en muchos una sensación de seguridad de que, más temprano que tarde, habremos de superar el terrible bache en que nos encontramos. Pero la condición de salvavidas del petróleo venezolano, inmutable en la mente de tantos, ha experimentado últimamente cambios no desestimables que trastocan estas expectativas. Veamos lo que dicen algunas noticias recientes.

Una de ellas señala dos nuevos descubrimientos petroleros en el bloque Stabroek que explota la ExxonMobil frente a las costas de Guyana[1]. Con ello suben a 30 sus descubrimientos en ese yacimiento, llevando a esa empresa a alardear sobre la rapidez con que amplía sus operaciones ahí. Si bien sus dos primeros proyectos sólo han alcanzado los 360 mil barriles diarios, ExxonMobil confía en que, para finales de la década, su producción llegará al millón de barriles/día.

Dos cosas nos deberían concernir al respecto. En primer lugar, sobre ese bloque costa afuera Venezuela reclama soberanía, siendo parte del área en disputa por nuestro cuestionamiento al Laudo de 1899 que falló a favor del Reino Unido. Como sabemos, se dirime actualmente en la Corte Internacional de Justicia, a petición de Guyana. El destino de esta explotación se verá afectado, por tanto, por lo que ahí se decida. Pero si resulta favorable a Guyana y la ExxonMobil logra cumplir ahí con sus expectativas, el vecino país desplazaría la posición de la que tradicionalmente disfrutaba Venezuela como suplidor confiable de petróleo a EE.UU.

Se dirá que el país del norte es ya prácticamente autosuficiente y que la producción venezolana es el doble de la guyanesa en la actualidad, pero lo que importa aquí es la velocidad con que se desarrolla la explotación del crudo en esta parte del mundo, las garantías asociadas y lo que ello implica en cuanto a la confiabilidad como proveedor futuro a los países occidentales.

La capacidad de Venezuela de competir favorablemente en este ámbito pasa por atraer para el sector una sustancial inversión extranjera. El saqueo de que ha sido objeto PdVSA en manos chavo-maduristas y el deterioro de sus capacidades productivas la anulan como competidor en los mercados externos. ¿Y qué puede decirse de nuestra aspiración a atraer inversión privada? Un reporte de Reuters asegura que de las 44 compañías extranjeras que tenían empresas conjuntas con PDVSA, ocho transfirieron o cedieron su participación a partir de 2018, renunciando al cobro de lo que le adeuda la empresa estatal. Total y Equinor acaban de tirar la toalla en la región deltana. Otras siete ya se fueron y 15 proyectos están inactivos (aunque las sociedades, técnicamente, se mantienen) [2]. Se cansaron de tanta indolencia. Las condiciones imperantes bajo la gestión actual en absoluto favorecen a estos inversionistas. La producción nacional de crudo, en consecuencia, se estancó en torno a los 700.000 barriles diarios.

Para mayor desconcierto, el régimen acaba de suspender su acuerdo con las empresas Repsol y ENI para exportar petróleo a Europa y cobrarse, así, lo que se les adeuda. Tal acuerdo se debe a la dispensa de EE.UU. de las sanciones que impuso al comercio de petróleo venezolano, con miras a paliar la posible escasez de crudo en el viejo continente derivada de las sanciones a Rusia por su criminal invasión a Ucrania.

Por otro lado, la expectativa de un arreglo similar con Chevron, para que esta empresa exporte producción suya a EE.UU., cobrándose sus deudas, no da visos de concretarse. Es decir, el deseado rescate de la producción petrolera venezolana por la inversión extranjera, para volver a ser un actor importante en los mercados mundiales, parece cada vez más remoto. Al respecto, el presidente de la Chevron advirtió que la recuperación de su producción en Venezuela tardaría “meses y años para comenzar a mantener y restaurar campos y equipos y cambiar cualquier actividad de inversión”.[3]

En el plano global, el informe del World Energy Outlook correspondiente a 2022 asevera que la severa crisis energética desatada por la agresión imperial rusa a la vecina Ucrania estaría impulsando con más ímpetu la transición hacia energías renovables en los países europeos, Japón y EE.UU[4]. Si bien se acrecientan las alarmas por el incumplimiento de las metas acordadas por la mayoría de estos países en la contención de gases invernadero y por la expectativa de consecuencias aún peores del cambio climático, la emergencia bélica estaría provocando ahora –paradójicamente-- una respuesta más contundente.

Pareciera que las previsiones agoreras de los científicos y la acentuación de los desastres climáticos alrededor del mundo han logrado forjar, aunque tardíamente, una conciencia más comprometida con la disminución, cuanto antes, del uso de combustibles fósiles. Para el bien de la humanidad, ojalá así sea. Pero para Venezuela, representa un desafío crucial.

Es obvio que, de tener estos esfuerzos el éxito deseado, la demanda por combustibles fósiles, en particular, por petróleo, comenzará una tendencia sostenida a bajar en un futuro no muy lejano. Nuevos desarrollos como los de Guyana y las urgencias de Rusia por conquistar mercados que compensen los que habrá de perder en Europa, amén el interés de Irán (y de Venezuela) de recuperar sus niveles históricos de producción, implicarán una mayor competencia por un espacio que se estanca y empezará a estrecharse.

Parece asomarse una fecha de cierre de la ventana que les queda a los países petroleros por aprovechar sus recursos. Pero para Venezuela, quizás apenas se abra. Tanto por el marco institucional que rige el sector, la fuga de talentos y de personal calificado, el deterioro de las instalaciones y la ruina de PdVSA, Venezuela luce, hoy, muy mal preparada para salir airosa de esta contienda. A su favor cuenta con que una parte importante de costos fijos ya están invertidos, quizás más los referidos a los intangibles de la información y prospección de nuestra geología.

Es menester, entonces, contar con un plan cabal para el rescate del sector, que contemple el marco institucional requerido, estrategias promisorias de desarrollo, recuperación y repotenciación del sector conexo, de la mano de obra e incentivos para instrumentar tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, para hacer de Venezuela un destino atractivo para los inversores extranjeros.

Es obvio que Maduro y compañía no están en condiciones –ni tienen el interés—de generar la confianza sobre la que tendría que descansar una estrategia como ésta. Lamentablemente, sin el músculo que representaría una industria petrolera repotenciada, será muy difícil conseguir los tan necesitados préstamos foráneos para atender la emergencia humanitaria, la insuficiencia de los servicios, el saneamiento del Estado y la reestructuración de nuestra cuantiosa deuda. Venezuela no es el único país ávido de fondos de la banca multilateral. Es imperativo, entonces, lograr el desplazamiento del chavo-madurismo cuanto antes. Olvídense, si no, de cualquier ilusión de “salvavidas” petrolero para nuestro futuro bienestar.

[1] https://oilnow.gy/featured/breaking-exxon-makes-two-more-discoveries-off...

[2] https://www.reuters.com/business/energy/venezuelas-oil-partners-head-exi...

[3] https://monitoreamos.com/destacado/chevron-advirtio-que-recuperacion-de-...

[4] https://iea.blob.core.windows.net/assets/c282400e-00b0-4edf-9a8e-6f2ca65...

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

 6 min


Fernando Mires

¿Por qué hay seres humanos que apoyan a Putin?

Es un dictador implacable, no respeta derechos humanos, manipula la información, la prensa, la radio, la televisión, gobierna sin ningún control, no se debe a nadie ni a nada, manda asesinar a sus opositores reales y potenciales, su poder reposa sobre la base de una oligarquía de millonarios corruptos, de agencias secretas, de un ejército cuyas tropas son reclutadas en zonas marginales, y de una secta “cristiana” estatal, un tirano que persigue no solo a enemigos políticos sino también a enemigos sexuales, intelectuales y religiosos, un asesino que ha cometido las más horrendas masacres del siglo XXl en Chechenia, Georgia y Siria y hoy invade y masacra a los habitantes de una nación europea jurídica y políticamente constituida como Ucrania, violando todos los acuerdos y convenciones internacionales, llevando a cabo algo que solo monstruos como Hitler y Stalin hicieron: elegir como blanco a la población civil, sobre todo a mujeres, ancianos y niños.

Y sin embargo hay seres humanos que aquí, en pleno Occidente, apoyan a Putin. Más todavía: hay gobiernos que lo apoyan. O lo que al fin es casi lo mismo: lo relativizan. En Europa son en su mayoría de derecha, en América Latina, en su mayoría, de izquierda (escribo derecha e izquierda sin comillas).

EL SER DEL NO-SER

“Criminales de guerra de segunda mano” denominó con justificada ira el legendario poeta y cantautor alemán Wolf Biermann a quienes proponen no enviar más armas a Ucrania con la ilusión de que después Putin los dejará vivir tranquilos. De un modo más objetivo los podemos ver como una parte de una revolución antidemocrática dirigida en contra de los principios y valores que algunos llaman democracia liberal, y otros simplemente democracia, a secas. Una ola antidemocrática que avanza hacia todo el Occidente político, a veces bajo la forma de antimodernidad, otras, como antinorteamericanismo, y casi siempre, como antioccidentalismo. Su forma más radical y cruel de expresión es el putinismo.

¿Cómo se llega a ser putinista? Esa fue la pregunta que me llevó a pensar en las relaciones que se dan entre el ser humano y sus representaciones (no solo) políticas. En efecto, nadie nace putinista como tampoco nadie nace demócrata. Se llega a serlo. El putinismo, como muchas otras opciones políticas es un llegar a ser, y las razones para llegar a serlo pueden ser múltiples y variadas.

Al fin y al cabo, en la vida casi todo lo que somos es porque hemos llegado a serlo. Un ser en sí mismo, es decir, alguien que es, y no un llegar a ser, no existe a escala humana. Solo a escala divina. En la Biblia la voz de Dios fue muy clara cuando al presentarse ante el atónito Moisés, desde la sarza ardiendo, dijo: Yo soy el que soy. Eso es justamente lo que no puede decir ningún ser humano. A diferencias del Ser de Dios, el del humano ha llegado a ser en el tiempo. Pues Dios, si existe, no tiene tiempo (de otra manera no sería Dios) Él, según toda teología, es el tiempo y a la vez está más allá del tiempo. Nosotros en cambio somos un siendo que llega a ser. Ser en el tiempo – esa es según Heidegger la condición humana - implica, por lo tanto, aceptar la posibilidad del ya no ser, ya sea parcialmente en la propia vida, ya sea después de la muerte.

Recuerdo que una vez, siguiendo su impulso feminista, Simone de Beauvoir escribió: “no nacimos mujeres, llegamos a serlo”. No hablaba, claro está, en un sentido anatómico sino de la incorporación de la mujer a roles cultural y socialmente asignados como femeninos. Anatómicamente se nace mujer u hombre (no hay una tercera posibilitad), quería decir de Beauvoir, pero social y culturalmente, no. Podríamos extender el ejemplo a muchas actividades que nos definen como lo que somos, ya sea por determinaciones de orígenes, ya sea por identidades adquiridas en el curso de la vida.

El ser es lo que cada uno ha llegado a ser en su vida y cada uno es, por eso, muchas cosas a la vez. Nadie se identifica con un ser puro sino con un ser formado en distintos ámbitos de la existencia, ya sea en las profesiones, en el estado civil, en la nacionalidad, en la adhesión a determinadas creencias, valores, ideas, ideologías, intereses. Cada uno de nosotros es portador de diversas identidades y esas no son idénticas entre sí. Y bien, esas identidades son las formas del ser en la vida.

Así como en cada uno habitan distintas formas de ser (formas del Ser, diría un heideggeriano) la vida en sociedad supone la coexistencia de diversas formas grupales de ser, vale decir, de grupos que se identifican entre sí por la adhesión a una determinada cultura, o religión, o política. Por eso Michael Walzer deducía que la llamada sociedad moderna debe ser multicultural (luego, multireligiosa y multipolítica) o no ser. Esas formas de ser conforman nuestras identidades, y a la vez cada uno es definido ante los demás en la escena pública a la que pertenece la política. En ese sentido podríamos diferenciar dos tipos de identidades (o modos de ser). A unas las llamaremos sólidas y a las otras, menos sólidas (para no decir líquidas como Sygmunt Baumann)

IDENTIDADES DEL SER

Hasta la primera mitad del siglo XX en Occidente, y hoy en naciones no democráticas, primaban las identidades sólidas (o inalienables). Entre estas últimas, las nacionales, las religiosas, las ideológicas, y por supuesto, las sexuales. Algunas de esas identidades conservan todavía su solidez originaria, pero lentamente sus tendencias son las de convertirse en identidades relativas.

Podemos cambiar de nacionalidad, de religión, de ideología, y en materia sexual, no asumir la condición anatómica con la cual llegamos al mundo, sino la representación mental de nuestro sexo. Por eso hoy se habla del género como algo diferente al sexo.

El sexo es inalienable, nacemos con sus dispositivos, y solo hay dos sexos. Hombre o mujer. El sexo anatómico, a no mediar una operación quirúrgica, es definitivamente inalienable. O como decía un reaccionario tuitero -también los reaccionarios tienen a veces razón- "es difícil que un hombre pida hora a un ginecólogo". El género, en cambio, así nos enseñan los militantes de los movimientos de género, es la representación mental del sexo. El sexo mental, o de género, es intercambiable. Más aún, en algunos casos es optativo. Eso significaría, siguiendo una ruta que va desde Platon a Freud, somos no solo lo que somos sino lo que creemos que somos.

Para los ayatolas, para Putin, para Orban, para Erdogan, la sexualidad genital debe corresponder exactamente con la sexualidad mental, pero para un gobernante democrático ambas sexualidades pueden ser sumatorias y, por lo mismo, legalmente aceptables. Así se explica por qué para los primeros el Occidente político es visto como un espacio de-generado.

De más está decir, en Occidente hay sectores que comparten la racionalidad anti-occidental, como a la inversa –lo estamos viendo hoy en Irán- hay multitudes de jóvenes de otras latitudes culturales que adhieren a la occidental. Estamos en medio de una lucha político cultural a fuego cruzado, una que tiene lugar en diversas naciones del globo.

Ahora, cuando son varios los que comparte similares representaciones mentales, la tendencia lleva naturalmente a su asociación incluyendo en ellas a las más aberrantes (pienso inevitablemente en los movimientos “anti-vacuna”). Una sociedad, para pensar de nuevo con Walzer, sería entonces un conjunto de asociaciones cuyos miembros participan de una comunidad de representaciones mentales, las que elevadas al plano de la política pueden llegar convertirse en ideologías, vale decir, en sistemas organizados de representaciones colectivas. Por eso existen ideologías de clase, ideologías nacionalistas, ideologías de género, y muchas más.

En fin, como occidentales podemos renunciar a nuestras identidades originarias e intercambiarlas por otras adquiridas. Lo que no podemos, o tal vez, no debemos, es renunciar a tener identidades. Sin identidades dejamos de ser alguien. Eso quiere decir, reiteramos, que el ser no se sostiene sobre sí mismo sino sobre su forma o modo de ser. Esa también esa la razón por la que personas que portan identidades precarias son las que más se aferran a las pocas que tienen, hasta el punto de intentar convertirlas en identidades sólidas, o duras, inseparables e irrenunciables.

Me atrevería a decir incluso que existe una tendencia predominante a transformar identidades optativas en identidades sólidas. Hay un ejemplo que podría ser ilustrativo. Me refiero al de los hinchas de fútbol. Para un seguidor del Barca, por ejemplo, sería más fácil cambiar de nacionalidad, de religión o de sexo, que convertirse en un hincha del Real. En el fútbol, una identidad que debería ser suave, convertida en identidad dura, es inofensivo (aunque a veces no tanto). Pero cuando esas identidades adquieren una solidez religiosa, nacionalista, racista, clasista, o de género, vale decir, excluyente con respecto a todas las demás identidades, ha llegado la hora de hacer sonar las alarmas.

¿Cuáles son las pre-disposiciones psíquicas o las encrucijadas biográficas o los golpes de la mala suerte que llevan a un ser humano a convertirse en fascista, estalinista o putinista? No lo sabemos. Pueden ser muchas. Lo que sí sabemos es que no son intrínsecas, sino adopciones de un ser que para ser necesita ser algo frente a sí mismo, y por cierto, frente a los demás. Sin esas adopciones, por más negativas que sean, irrumpen las fuerzas del no-ser. La psicología nos habla de depresión, de melancolía, y últimamente, de disforia: Un muy buen término.

DISFORIA POLÍTICA

El ser disfórico es el que no ha logrado insertar en sí una representación adecuada a su ser. Es el “desganado”, el que no encuentra sentido y razón a su existir y, por lo mismo, en caso extremo, el que puede llegar a pensar que ya no es. Por esa misma razón, cuando encuentra, o le es ofrecida una representación, suele abrazarla con pasión, o con una euforia que no es más que el otro polo de su disforia.

Aunque suene cínico decirlo: Un fascista, un estalinista, un putinista, es un ser que ha encontrado una “razón de ser” la que, por más detestable que nos parezca, lo protege frente a la monstruosa soledad de ser nada. Su representación mental, convertida en ideología, los salva de su disforia. Incapaz de pensar, ha decidido ser pensado por su ideología, la que para que sea efectiva, debe obedecer a un principio de programación simple.

Me explico: a diferencias de las ideas, las que al ser permanentemente pensadas no son garantías para sustentar ninguna identidad, las ideologías son construcciones cerradas y, por lo tanto, con un muy bajo nivel de comunicación con el mundo externo. Dicho en modo metafórico, las ideologías son ideas muertas, sin posibilidad de reproducción, y por lo mismo yacen petrificadas al interior de un sistema, valga la redundancia, ideológico.

IDEAS E IDEOLOGÍAS

Ahora bien, en el caso del putinismo latinoamericano su sistema ideológico se compone de tres elementos: 1) EE UU es el principal enemigo económico y militar de la humanidad. 2) Putin es el enemigo mortal de los EE UU. 3) Apoyar a Putin es ser antinorteamericano, y luego, antimperialista.

En el caso del putinismo europeo, los elementos también serían tres: 1) Occidente se encuentra en una profunda decadencia moral y cultural. 2) Putin representa el regreso del orden patriarcal, de la religión, el amor a la familia y a la patria. 3) Apoyar a Putin es defender los valores que en el pasado dieron grandeza a las naciones de Europa.

No hay, en efecto, peores enemigos para un orden democrático que los sistemas ideológicos de representación colectiva. A ellos pertenecen ideologías como la estalinista, la fascista y la putinista. Pero a la vez, cuando proliferan, podemos considerarlas como un síntoma de la crisis de un orden social que no ofrece muchas posibilidades de identificaciones racionales.

Las ideologías surgen de la carencia de ideas. Las ideas aparecen de la comunicación, primero entre uno mismo y su conciencia, y segundo, de uno con los demás (de la razón comunicativa, según Habermas). Las ideologías en cambio, de representaciones petrificadas de la realidad.

Podríamos decir entonces que en cada orden social, o en cada nación, occidental o no, hay una lucha permanente entre la irracionalidad ideológica y la razón de las ideas. La democracia, por lo tanto, no es solo una forma de gobierno, es una lucha permanente -sí, permanente- en contra de la irracionalidad política. Para oponernos a su avance nos organizamos en movimientos o en partidos y elegimos candidatos que nos representen frente al “asalto a la razón” (Así nombró Georg Lukács al fascismo de su tiempo). Por eso pensamos, discutimos, y a veces, también escribimos.

La democracia no se encuentra al final de la lucha sino en la lucha misma, y esa lucha no tiene final. Eso quiere decir, sin más ni menos, que la condición normal de la democracia es su agonía (lucha entre la vida y la muerte). O dicho en términos más pragmáticos: cada autocracia derrotada en cualquier lugar del mundo, será en última instancia una derrota para Putin. La mejor solidaridad que podemos ejercer con Ucrania -esta es la deducción- es derrotar a los autócratas y a los que quieren serlo, en nuestros propios lugares de vida (virtuales o físicos), allí donde somos, allí donde actuamos.

30 de octubre 2022

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2022/10/fernando-mires-el-ser-de-la-pol...

 10 min


Guillermo Mendoza Dávila

Durante el mandato del Presidente Obama y más tarde bajo la gestión Trump, el gobierno de los EE. UU. impuso sanciones económicas de diversa índole en contra de algunos funcionarios e instituciones venezolanas. Varios países en Europa y otras regiones hicieron lo propio. En general, estas medidas son consideradas adecuadas porque pretenden el cambio de comportamiento del sancionado, ya que teóricamente afectan sólo a unas pocas personas o grupos determinados. No obstante, históricamente dichas sanciones han demostrado no ser efectivas en cuanto al objetivo propuesto y sí han implicado un costo social importante.

En el caso venezolano, tales medidas han implicado una pérdida muy significativa del nivel y calidad de vida de la población, al restringir severamente la capacidad económica nacional, toda vez que al afectar directamente al sector petrolero se restringe nuestra principal fuente de ingresos. Muy a pesar de la importante industrialización experimentada por el país en la segunda mitad del siglo pasado, cuando el petróleo representaba no más de un tercio de nuestro PIB, las políticas económicas de los últimos cinco lustros han generado un marcado retroceso en cuanto al aporte del sector privado a la producción y a la recaudación fiscal, y regresamos a ser en esencia un país mono dependiente; con el severo agravante de que el manejo reciente de PDVSA la haya conducido a la triste situación actual. De allí que la renta de los hidrocarburos sea aún mucho más importante para el mantenimiento y recuperación de la misma infraestructura petrolera, así como el resto de los servicios públicos que obviamente están hoy día por el suelo.

Ante este escenario los políticos de oposición y muchos connacionales que viven en el extranjero alzan sus voces y presionan por mantener las sanciones y no permitir en lo más mínimo las operaciones ni inversiones de empresas petroleras extranjeras. Proponen usar este mal momento económico para lograr negociaciones políticas que lleven a unas muy anheladas elecciones libres. Ciertamente, el planteamiento tiene mérito y no tratamos de desmontar la tesis ofrecida, pero…hay un inmenso pero que debemos atender. Las fulanas medidas no han surtido ninguno de los efectos pretendidos en cuanto a mejorar las condiciones de los derechos humanos, libertades políticas, justicia y tantas otras aspiraciones. Más sin embargo, si han contribuido en mucho a ahogar al pueblo venezolano en una situación social imposible. El 85% de la población económicamente activa trabaja en el sector informal, más de la mitad no alcanza a ganar ni $100 al mes, las oportunidades son escasas por demás y la consecuente migración nos ha costado una diáspora que supera ya los 7 millones de familiares y vecinos.

En algún momento tendremos que aceptar que quienes están siendo sancionados en realidad somos todos los venezolanos que residimos el país y no solo unos pocos dirigentes, que el impacto de cualquier apertura será inmediato en mejorar las condiciones de vida de la población y que sin inversión extranjera no será posible recuperar la capacidad de producción y refinación de petróleo y gas, de la producción y transmisión de la electricidad, el suministro adecuado de combustibles, agua, la salud, educación, vialidad y todos los servicios que el Estado necesariamente debe proporcionar. Ciertamente, hay un elevado costo político inserto en el planteamiento de permitir la flexibilización de las sanciones, un costo que cuesta mucho aceptar. No hay garantías de que una eventual apertura no alimente conductas intolerables, ni tampoco las hay de que los recursos se destinen efectivamente a las ingentes prioridades nacionales. Pero lo que si seguro es que hasta ahora ninguna de esas conductas han desaparecido por razón de las sanciones,

¡Debemos hacer algo diferente si aspiramos a otros resultados!

guillermomendozad@gmdconsultor.com

 2 min


Eddie A. Ramírez S.

En el mundo hay millones de seres humanos que son olvidados y humillados por gobernantes incompetentes e indolentes que mantienen a sus pueblos en pobreza extrema, sin acceso a los alimentos mínimos para lograr una vida sana, carentes de agua potable, de electricidad y de educación. En unos pocos casos esta situación se puede explicar, no justificar, por la escasez de recursos económicos o por la ocurrencia de largos períodos de sequía. El caso de Venezuela, bajo las dictaduras de Hugo Chávez y de Maduro, puede equiparase a la hambruna y al retroceso ocasionados por las políticas de Stalin o las de Mao. Venezuela, Rusia y China son países que disponen de abundantes recursos, pero los citados tomaron decisiones torpes o quizá exprofeso para controlar a la población.

En Venezuela, parte de sus ciudadanos sufren de desnutrición y mueren por esa causa o por no poder adquirir medicinas. Otra, cae en el camino del exilio, sea en selvas, desiertos o en elevadas montañas. Presos políticos mueren en las cárceles como consecuencia de torturas o falta de atención médica. Presos comunes fallecen por falta de comida, de atención médica o por asesinatos como consecuencia del hacinamiento. Miles son abatidos en las calles por los cuerpos de seguridad del Estado que simulan enfrentamientos. Millones de jubilados o pensionados mueren de mengua o subsisten a duras penas con apoyo de algún familiar en el exterior que envía unos pocos dólares. Todos esos grupos forman partes de los compatriotas olvidados y humillados por el régimen usurpador.

El último de los casos citados es patético, ya que por su avanzada edad les es difícil conseguir un empleo. En nuestro medio, pasar de los 55 años las mujeres y 60 los hombres se considera un impedimento para desempeñar un oficio. Las pensiones del Seguro Social nunca han sido suficiente para cubrir la canasta mínima alimentaria. En el pasado, algunos planes de jubilación eran buenos ya que el monto se equiparaba al de los trabajadores activos y, al no haber inflación, ni devaluación, permitían una vejez sin sobresaltos. La mayoría de esos planes eran cubiertos por el presupuesto de la nación, con poco aporte de los trabajadores.

En el caso de Petróleos de Venezuela, el plan era contributivo, no indexado. El Fondo de Jubilación era autónomo e invertía el dinero en actividades de poco riesgo, y parte en dólares previendo posibles devaluaciones. El monto devengado por el jubilado dependía de su contribución, último sueldo y ganancias del Fondo. La llamada por los rojos “nueva Pdvsa”, se apoderó del Fondo y de los fondos. El primer “ asalto , lo dio la directiva de Pdvsa, siendo Eudomario Carruyo director de Finanzas, al entregarle al pillo Illaramendi 500 millones de dólares para que dispusiera a su antojo. Illaramendi fue sentenciado en Estados Unidos por sus tracalerías.

En el 2005, Rafael Ramírez Carreño, entonces presidente de Pdvsa, hoy acusado de corrupto por sus compinches rojos, decidió tomar por asalto al Fondo. Según comunicado de la Asociación de Jubilados, a partir del año 2005, comenzó el incumplimiento de los estatutos del Fondo, como si se tratara de recursos públicos y no de dinero ahorrado por los jubilados... Con la llegada de Rafael Ramírez, los haberes depositados por los jubilados en la Asociación Civil APJ-PDV fueron manejados en beneficio de Pdvsa y no de los jubilados….. La nueva administración se consiguió con un pote que tenía 1.265 millones de dólares que sin ser patrimonio de la empresa lo podía manejar fácilmente. Lo grave de la situación no ha sido que se hubiera migrado la cartera de inversiones en el exterior a instrumentos de deuda Pdvsa, sino la falta de pago de los intereses debidos por parte de la Empresa...

El monto de las pensiones en Pdvsa, según tabla de julio 2022, fluctúa entre 233 y 637 bolívares mensuales, que al cambio paralelo de nueve bolívares por dólar o del Banco Central que está en 8,59, esos montos están entre 26 y 71dólares por mes. Un juez de primera instancia gana unos 74 dólares al mes. Un maestro con licenciatura 145 dólares mensuales. En el caso de los profesores universitarios, los jubilados reciben el mismo monto de cuando estaban activos. El problema es que, con la devaluación, un profesor universitario titular, a dedicación exclusiva y con doctorado, puede llegar a devengar un máximo de 1.485 bolívares, o sea 165 dólares. A las cifras anteriores hay que agregar los 19 dólares del Seguro Social.

El salario mínimo y la pensión del Seguro Social es de 130 bolívares y una cesta ticket por 45 bolívares, estos 175 bolívares equivalen a 19 dólares mensuales, o sea 0,64 dólares diarios, el más bajo de Hispanoamérica. La Cesta Básica Alimentaria, según el Observatorio Venezolano de Finanzas, está en 303 dólares por mes. Esta vergonzosa situación solo podrá cambiar si nos unimos para derrotar a Maduro en las próximas elecciones, lo cual no será fácil porque el régimen apelará a las inhabilitaciones y utilizará todos los recursos del Estado, incluida la violencia.

Como (había) en botica:

¿Qué pretenden los políticos que quieren acabar con el gobierno interino? Acaso las ambiciones les impiden aceptar de que no se trata de que nos guste o no el presidente Guiado, sino de preservar nuestros activos en el exterior, principalmente Citgo. Esta refinería, hoy muy bien manejada, produce ganancias, aunque las mismas solo pueden utilizarse para pagar parte de la deuda adquirida por Chávez-Maduro. Varios compatriotas luchan en el exterior para que no caiga en manos de quienes reclaman compensación por expropiaciones en Venezuela ordenadas por Chávez y por endeudamientos ordenados por Maduro. Ojalá nuestros políticos entiendan que Citgo es muy importante para la recuperación de nuestra economía cuando tengamos un nuevo gobierno. Por ello, se requieren que prorroguen el gobierno interino y que autoricen el pago de los abogados que defienden nuestros intereses.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 4 min