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Opinión

Humberto García Larralde

La economía está lejos de ser la ciencia neutral, en cuanto a sus impactos y/o condicionantes sociales y políticos, que pretenden algunos teóricos de la ortodoxia. Conscientes de eso, muchos economistas intentamos ser explícitos en cuanto a las implicaciones o inclinaciones de las propuestas de política que formulamos. Muy a pesar de tales empeños, es difícil que en nuestros análisis no se cuele uno que otro sesgo ideológico o preferencia, sin que nos demos cuenta. En todo caso, el apego a la realidad y estar atentos para identificar a tiempo las reacciones ante las medidas de política instrumentadas o anunciadas, constituye un antídoto de rigor para atajar sus efectos imprevistos, no deseados.

Lo anterior viene a cuenta para entender la súbita crisis que enfrenta la recién estrenada Primera Ministra del Reino Unido, Liz Truss, nombrada hace apenas mes y medio por el Partido Conservador para suceder a Boris Johnson. Ganó la postulación prometiendo bajar los impuestos para generar el crecimiento que políticas tradicionales le habían negado a la economía inglesa, pero sin menoscabar los programas sociales ni dejar de ofrecer ayuda a los británicos para enfrentar el alza de sus facturas de luz y gas. Su contendor principal dentro del partido, el ducho y realista Rishi Sunak, ex ministro de finanzas de Johnson, había previsto subir los impuestos, a fin de mantener los equilibrios, en momentos en que el fisco se veía comprometido con gastos de asistencia y se acentuaba la inflación.

Pero más tentadoras resultaron las ilusiones de que podía solventarse la brecha fiscal y echar las bases de un mayor crecimiento y bienestar futuro, reduciendo la carga impositiva a las empresas, proyectadas por la Truss. La explicación de tal paradoja, artículo de fe de la llamada “economía de oferta” (Supplyside economics), era que menores impuestos aumentarían el ahorro (de los ricos) y, con ello, la inversión productiva. Este impulso se derramaría (“trickle-down”) sobre toda la economía, generando empleo. La mayor oferta de bienes aplacaría las presiones inflacionarias del mayor déficit público. Y, con el tiempo, aumentaría la recaudación fiscal. En el ínterin el endeudamiento financiaría la brecha resultante. La confianza en que tan sólido programa proveería los recursos con los cuales reembolsar estos préstamos, los hacía viables. ¡La cuadratura del círculo que beneficiaría a todos, sin mayores costos!

Como se recordará, este planteamiento estuvo en la base del auge de los enfoques neoliberales de finales del siglo pasado. Tuvieron sus orígenes en los gobiernos conservadores de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, que abogaban por disminuir el rol del Estado, central a las políticas keynesianas de gestión de la demanda agregada, para que actuaran, sin intervención, las fuerzas del mercado. Ello se enmarcó en lo que se denominó la “revolución monetarista” que desplazó a los postulados keynesianos en la conducción de la política económica. Habrían de prevalecer las leyes “naturales” de la economía, garantes de una supuesta “neutralidad” de las políticas.

Pero las políticas monetarias restrictivas que se instrumentaron para contener la inflación (había alcanzado los dos dígitos), hicieron inefectivo el incentivo de la baja impositiva. Asimismo, el incremento del gasto militar de Reagan dificultó la contención del alza en los precios. En el Reino Unido, inconsistencias parecidas resintieron la actividad financiera de la City. Así que, en su más notoria puesta en acción, la economía de oferta mostró claramente sus limitaciones. Resultó que no era ninguna panacea y que sus medidas no debían ignorar el contexto ya que podría llevar a contradecir políticas.

Más de dos décadas después, el desgaste de los gobiernos conservadores, luego de doce años en el poder, animó de nuevo la apelación a estas ilusiones. Resurgieron insufladas por la creencia de que, habiendo roto las amarras con Europa con el Brexit, el Reino Unido se había liberado de las trabas y las políticas tradicionales que, creían algunos, explicaban su pobre desempeño económico. Era la oportunidad para lanzar un ambicioso programa de crecimiento que rompiera con esas ataduras. La oferta del “mini-budget” de la Primera Ministra de bajar los impuestos a los más ricos y no efectuar el incremento en las tasas impositivas previstas por el exministro Sunak, subsidiando el precio de la energía y sin sacrificar gastos en los programas sociales, desnudó una reducción de los ingresos fiscales y un ensanchamiento resultante del déficit, haciendo menester un fuerte endeudamiento para financiarlo. No se tomó en cuenta, empero, que el Banco de Inglaterra y los bancos centrales de las principales economías estaban aprobando aumentos sustanciales en las tasas de interés para aplacar la inflación.

A pesar de que el Reino Unido había escogido disminuir su peso económico amputando, años antes con el Brexit, sus más importantes mercados, el nuevo gobierno, en reminiscencia de su pasada influencia imperial, creyó que ello no obstaría para hacer prevalecer su voluntad. Los mercados financieros, como sabemos, pensaron diferente. Hubo una corrida contra la libra que puso en peligro fondos de pensiones y otros. El FMI, en unas declaraciones inusuales, manifestó su preocupación por el impacto distributivo de estas políticas. Ante tanta presión, el gobierno se vio obligado a recular, sacrificando al ahora exministro Kwarteng y recogiendo velas con las anunciadas rebajas impositivas. Todavía no está claro si la Primera Ministra Truss podrá sobrevivir a la tormenta que su obsesión doctrinaria desató.

Luego de los estragos de la pandemia a nivel mundial, muchos confiaban en un nuevo consenso en torno a un papel más proactivo del Estado en apoyo a la salud y en previsión de otras calamidades, como las desatadas por el cambio climático y sobre el costo de los alimentos y de la energía, asociados a la invasión rusa de Ucrania. Cómo financiar esta mayor presencia tampoco exigiría mucha imaginación, si nos atenemos a las enormes fortunas amasadas, sobre todo en EE.UU., por el 1% más rico de la población. Pero los sesgos ideológicos son tercos. Son demasiado poderosos los intereses en juego. Trump (previo a la pandemia) había rebajado los impuestos a los más ricos pero, en vez del ansiado “trickle down” (derrame), disparó la inequidad en la distribución del ingreso. En España una absurda concepción de autonomía en el ámbito fiscal permite a distintos gobiernos autonómicos competir en la baja de impuestos para atraer inversiones, cuando el gobierno central anuncia la subida de éstos a los más ricos para poder financiar los programas sociales. Por supuesto que el examen del gasto, su idoneidad, impacto macroeconómico, efecto distributivo y sostenibilidad intertemporal es el otro elemento, obligado, de esta discusión, no exenta, tampoco, de sesgos ideológicos.

Los venezolanos, junto a la población de los países que fueron comunistas –sobrevive Cuba—estamos entre las peores víctimas del efecto destructivo de la ideología en la conducción de la economía. Pero, a diferencia de aquellos y a despecho de su retórica, en nuestro país la intromisión ideológica poco tuvo que ver, en realidad, con la idea de “construir el socialismo”. Obedeció, antes que nada, a los delirios mesiánicos de quien, creyéndose un segundo Libertador, se empeñó en destruir las instituciones y en ponerle la mano a las enormes rentas que deparaba la venta internacional del crudo, para consolidar una poderosa cofradía de mafiosos, sobre todo de militares traidores, que aseguraran su dominio. La tradición intervencionista del Estado venezolano, alimentado por enormes rentas petroleras asignadas con creciente discreción, facilitaron esta tan nefasta revolución populista de Chávez. Ahora que, sobre sus cenizas, el régimen busca enderezar los entuertos que le permitan sobrevivir, siguen asomándose, como por acto reflejo, las imposturas ideológicas heredadas para justificar los intereses que impiden que las fuerzas económicas puedan ejercer el efecto deseado en la recuperación de la economía.

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela.

humgarl@gmail.com

 6 min


Gustavo Coronel

Dudo que la historia del ser humano registre tanta insensatez como la que observamos hoy en el planeta. Desde los asuntos más importantes hasta los más frívolos, todo parece contagiado por la ignorancia, la pequeñez y la mediocridad.

El serio peligro de la extinción del ser humano se ha presentado de nuevo; esta vez de la mano de Vladimir Putin, un demente acomplejado que carece por completo de la visión global que debería tener un jefe de Estado. Sus pretensiones territoriales sobre la vecina república de Ucrania pueden llevarlo, dados sus fracasos militares convencionales, a emplear armas nucleares, con todo lo que ello significa para el futuro de la humanidad. A nivel regional y de países individuales el panorama es desolador. Estados Unidos de América, la nación más poderosa del mundo, la bandera de la democracia y de la libertad, se encuentra hoy rota en dos grandes fragmentos separados por estúpidas ideologías. Toda la nación parece haberse adherido a los extremos, dejando a un lado la proverbial sensatez de sus antecesores. En la TV se pintan a diario dos países totalmente diferentes: el Estados Unidos de Fox News y el Estados Unidos de CNN. Quien se opone a Trump es comunista. Quien se opone a Biden es fascista. La mitad del país dice que Hunter Biden es un ladrón y la otra mitad dice que la ladrona es Ivanka Trump. Unos leen todo lo que se publica sobre Kanye West (quien se jacta de no haber leído jamás un libro), mientras otros leen todo sobre las hermanas Kardashian, quienes basan su notoriedad en el tamaño de sus traseros. Quien admita el aborto en casos de violaciones o de peligro inminente para la madre es comunista. Los seguidores de Black Lives Matter quieren destruir las estatuas de la confederación, a pesar de que ello es parte de la historia. Los adoradores de la supremacía blanca dicen que el incremento de la negritud representa un proyecto macabro y premeditado para cambiar la composición racial de la nación, lo que llaman la teoría de reemplazo de los blancos. El melodrama de Piqué y Shakira (acusada de evasión de impuestos), el de Jennifer López y sus múltiples esposos y queridos monopolizan la atención de los televidentes. Una verdadera orgía de embrutecimiento.

Hoy se identifica a un republicano porque rechaza vacunarse o a un demócrata porque nunca se corta el pelo. La seguridad social -se dice- es un mito demócrata, mientras que los republicanos aspiran a mantener la supremacía blanca en el país.

La inmigración, dicen Trump y la república de Fox News, está representada por pedófilos y rateros, quizás sin darse cuenta que sus ascendientes fueron inmigrantes (aunque no del mismo origen) y que el problema de esta gran estampida de sitios pobres a sitios menos pobres es muy complejo y no se soluciona con una pared. La educación universitaria gratis es necesaria, dice la extrema izquierda que habla por CNN, aunque sabemos que el tesoro estadounidense no aguantaría tamaño subsidio y que lo gratis termina siendo lo más costoso para la nación. La población negra se queja de la discriminación, pero sus organizaciones, sus programas de TV, etc. no tienen un blanco ni para remedio. El asunto de los géneros ha llegado a lo absurdo y cursi, con el uso del idioma inclusivo y el remplazo de la aceptación de diferencias (que sería lo sensato) con el intento de glorificación de las diferencias (totalmente insensato).

Quienes nos aferramos al centro, adoptando algunas posturas definidas como de izquierda y algunas posturas definidas como de derecha, somos objeto de ataque por los dos lados. Nos tildan de comunistas o de fascistas, según sea el interlocutor. Como decía el poeta William Butler Yeats, en su momento (mi traducción): El Halcón ya no escucha al halconero/todo se desintegra, el centro ya no aguanta/la anarquía se desata sobre el mundo… la ceremonia de la inocencia ha desaparecido/ los mejores carecen de convicción alguna/mientras que los peores están contagiados de una apasionada intensidad”.

En ningún tema esencial, de vida o muerte para todos, es más trágica esta polarización que en el caso del cambio climático. En la Conferencia de París de 2016 y en posteriores conferencias, la inmensa mayoría de los países del planeta se han adherido a una tesis científica sobre la influencia del hombre y su uso de combustibles fósiles sobre el clima del planeta. El hombre ha actuado como agente geológico importante, aumentando las emisiones de carbono hasta el punto que el planeta está en peligro inminente de traspasar de forma irreversible los límites de temperatura que garantizan nuestra vida normal en el planeta. Ya vemos las trágicas consecuencias de ese proceso, sin que el ser humano haya podido ponerse de acuerdo en actuar con la rapidez necesaria para corregir esta profunda deformación.

Al contrario, el mundo sigue empeñado en sus problemas de absurda frivolidad. En Venezuela Maduro, se consolida y borra la huella de su antecesor, causando una pugna entre quienes lo siguen a él y las viudas del anterior. En Perú, un hombre ridículo es presidente; en Nicaragua, un psicópata está al mando; en Cuba, el pueblo ha sido esclavizado por décadas. En la región no se vislumbra un solo estadista.

Los grupos que abogan por restituir la calidad del Homo sapiens son débiles. Nos ahogan las zarzuelas de estupideces que prevalecen hoy sobre lo que Harry le dijo a Charles o si Megan le torció la boca a Camila. Algunos me dirán: señor, la frivolidad tiene su lugar en esta vida y estarán en lo cierto, pero yo respondo: sí, pero no hasta el extremo de colocarla como piedra angular de la existencia.

Hay escapes. Pero lo triste es que uno deba escaparse de la realidad circundante para encontrar felicidad, cuando ella debería estar al alcance de la mano de la gran mayoría de los seres humanos. El camino que recorremos nos lleva a la más severa involución.

14 de octubre 2022

Confirmado

http://confirmado.com.ve/opinan/una-orgia-de-insensatez-aflige-el-planeta/

 4 min


Acceso a la Justicia

Menos de un mes después de proponer unir las elecciones regionales y municipales con las parlamentarias en 2025, Nicolás Maduro ha vuelto a referirse al calendario electoral de manera tal que ha sembrado dudas sobre este y la transparencia y equidad del sistema comicial. Así, el líder del Gobierno dejó caer la posibilidad de que las próximas elecciones presidenciales, pautadas para 2024, se produzcan antes.

«Estamos en el año 2022 (…) vienen los años 2023 y 2024. ¿Cuándo es que hay elecciones (presidenciales)? Héctor Rodríguez (gobernador de Miranda), ¿cuándo hay elecciones? 2024, ¡o antes! Lo cierto es que nosotros estamos preparados para que cuando haya elecciones ir a una gran victoria popular, revolucionaria. Cuando sea, dónde sea y cómo sea. Si tú quieres, yo también quiero, si tú no quieres, yo quiero».

Esto declaró Maduro el pasado 7 de octubre, en un acto que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) celebró en La Guaira.

El pronunciamiento del líder del oficialismo representa una nueva violación de los artículos 136 y 292 de la Constitución de 1999, los cuales establecen el principio de separación entre las distintas ramas del Poder Público e indican que el Consejo Nacional Electoral (CNE) es el organismo que tiene la potestad de «la organización, administración, dirección y vigilancia de todos los actos relativos a la elección de los cargos de representación popular de los poderes públicos, así como de los referendos», respectivamente.

Asimismo, el artículo 42 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE) indica claramente que el CNE es quien tiene la facultad de convocar y fijar la fecha de los eventos para escoger a los distintos representantes para los cargos de elección popular.

Con una reforma

En 2009, el oficialismo modificó la legislación electoral y suprimió la disposición que establecía, de manera casi pétrea, el momento en el que debían celebrarse los distintos comicios. La derogada Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política señalaba en su artículo 152 que las elecciones debían fijarse «un día domingo de la primera quincena del mes de diciembre del año anterior a la finalización del período correspondiente».

La modificación abrió las puertas para que las sucesivas votaciones se produjeran en momentos distintos al tradicional mes de diciembre. Así ocurrió con las legislativas de 2010, que tuvieron lugar el 27 de septiembre; las presidenciales de 2012 y 2018 que ocurrieron el 7 de octubre y el 20 de mayo, y más recientemente, las regionales del 21 de noviembre de 2021.

Sin embargo, ninguno de los procesos antes mencionados dio pie a que el período de transición entre un mandato constitucional y otro pudiera ser de más de un año. No obstante, las palabras de Maduro abren las posibilidades de que esto ocurra, lo cual iría contra toda la lógica administrativa.

Asimismo, habría que aclarar que un eventual adelanto de los comicios presidenciales para el año 2024 o incluso 2023 no supondría una reducción del sexenio del jefe del Estado previsto en el artículo 230 de la carta magna. Así, lo ha dejado en claro en reiteradas ocasiones la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que en varios fallos ha reiterado que el período presidencial es de seis años y que concluye e inicia el 10 de enero, tal y como manda el artículo 231 del texto fundamental.

Cualquier cambio en relación con la duración o inicio del mandato del presidente de la República requeriría una enmienda constitucional, que de acuerdo con la propia jurisprudencia del máximo juzgado no aplicaría para el actual período.

Maniobrando para ganar

Un eventual adelanto de la fecha de la elección es un claro acto de ventajismo a favor de Maduro, lo que constituye un elemento de fraude electoral que podría gestarse en las venideras presidenciales.

Jugar con la fecha de las elecciones es parte de las maniobras del oficialismo para ganar elecciones, como lo demuestra el informe elaborado por Acceso a la Justicia, titulado Elecciones en autocracia. El caso venezolano 2017-2021. En dicha investigación se advierte que el oficialismo ha utilizado esta estrategia para favorecer sus opciones.

Por su parte, es escandaloso el silencio que guarda el CNE ante estos pronunciamientos de Maduro, lo que supone flagrantes intromisiones en sus competencias constitucionales. El mutismo del árbitro no hace más que reforzar las sobradas dudas que existen en un importante porcentaje de la población en relación con su independencia, autonomía y, sobre todo, su capacidad de organizar comicios limpios, transparentes y competitivos.

No en balde, la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea que siguió las pasadas «megaelecciones» regionales y municipales del 21 de noviembre de 2021, en su informe criticó la actuación (o inacción) del árbitro a la hora de ponerle coto a los abusos del oficialismo durante la campaña y la propia jornada de votación.

Asimismo, instó a las autoridades a reforzar la independencia del organismo, en especial en materia «sancionadora».

Y a ti venezolano, ¿cómo te afecta?

Como ya señalamos semanas atrás, el hecho de que Maduro se inmiscuya en las competencias del CNE y que este último sea incapaz de ponerlo en su lugar no hace más que reforzar las dudas que hay entre los ciudadanos sobre la transparencia, confiabilidad y equidad del sistema electoral venezolano. La eventual materialización de esta propuesta no solo podría el broche de oro a un sexenio que comenzó viciado y no siendo reconocido por cincuenta países del mundo, debido a los vicios que empañaron las últimas presidenciales; sino que además dejarían en claro que las autoridades no han aprendido la lección ni tienen intenciones verdaderas de rectificar.

18 de octubre de 2022

https://accesoalajusticia.org/gobierno-maduro-plantea-adelantar-eleccion...

 4 min


Grupo Ricardo Zuloaga, Grupo Orinoco

El Grupo Ricardo Zuloaga y el Grupo Orinoco de Energía y Ambiente, se pronuncian ante la agudización de la crisis del sector eléctrico nacional que afecta a millones de venezolanos.

La vida sin energía eléctrica es inimaginable. El fluido eléctrico está presente en todo, desde el hogar a las industrias, las oficinas, la salud, la alimentación, la educación y el entretenimiento. Es indispensable contar con un servicio eléctrico continuo, confiable, asequible y sostenible para alcanzar el desarrollo económico y el bienestar de los ciudadanos.

El actual Sistema Interconectado Nacional se ejecutó durante las cuatro décadas de democracia de 1958 a 1998 y fue piedra angular en el desarrollo de las industrias del petróleo-gas; del hierro, acero y aluminio, del sector comercial y en el aumento de la calidad de vida de la mayoría de la población. Integrado por empresas públicas y privadas, llegó a ser considerado el mejor de América Latina, con una cobertura del 97 por ciento de la población, excelente calidad de servicio, uso de tecnología de punta, robustez, estabilidad y confiabilidad. Hasta 1999, cuando se producía alguna interrupción se recuperaba con rapidez y mínima afectación a los ciudadanos.

En las últimas dos décadas, la degradación del servicio eléctrico se ha hecho evidente. En el 2006 comenzaron las fallas críticas y en 2008 hubo cuatro apagones nacionales, no olvidemos que en marzo de 2019 en Venezuela hubo un apagón general que afectó 23 estados del país. Se estima que los cortes de electricidad causaron más de 1.000 millones de dólares en pérdidas. A finales de 2009, Corpoelec, por el mal manejo de los embalses hidroeléctricos y la indisponibilidad del parque térmico, comenzó a racionar el consumo de electricidad.

En la actualidad, la capacidad térmica disponible escasamente sobrepasa los 2.000 MW de los 18.000 MW instalados. Por otra parte, la generación hidroeléctrica del Bajo Caroní está limitada por el descenso de la demanda de Guayana y por la capacidad de la Red Troncal de Transmisión. En Guayana existe una reserva rodante de 2,300 MW que, de no usarse localmente, debe ser descargada por los aliviaderos o se corre el riesgo de un apagón nacional en caso de fallas de generación en el sistema centro occidental.

Para justificar sus fallas el Gobierno ha utilizado múltiples excusas como: saboteo, la sequía o el daño causado por fauna silvestre. Sin embargo, la crisis actual es de su exclusiva responsabilidad y las causas del deterioro son la obsolescencia de todo el equipamiento, falta de mantenimiento, personal con escasa competencia profesional, deficiente operación y corrupción generalizada.

Se estima que en las dos últimas décadas se ha asignado al sector eléctrico más de 105 mil millones de dólares. Con la emergencia eléctrica decretada en el 2010, se hicieron adjudicaciones directas a firmas sin experiencia y se adquirieron unidades usadas y con sobreprecio. Es necesario señalar que el costo total de la inversión realizada en los 40 años de democracia (1958-1998) alcanzó los 47,000 millones de US$.

El Sistema Interconectado Nacional tiene en la actualidad instalados unos 35.000 MW y la demanda de electricidad pasó de 18.600 MW en el año 2013 a unos 12.400 MW actualmente, de los cuales solo pueden ser atendidos unos 10.400 MW. Este déficit es compensado con el racionamiento del servicio que afecta a millones de consumidores, ocasionando daños en hogares y equipos eléctricos por la variación del voltaje suministrado.

Es preciso que se entienda que Venezuela tiene una capacidad instalada hidrotérmica nominal tres veces mayor que la demanda actual, sin embargo la indisponibilidad es tan alta (75%) que hay racionamiento diarios en varias regiones del país a pesar de que casi la mayoría tiene generación instalada suficiente que, de estar disponible, las harían autosuficientes. La prioridad actual es rehabilitar lo que se pueda de lo instalado para lograr eliminar o reducir el racionamiento actual. Definitivamente, lo que se necesita actualmente es energía firme que no la aportan ni la eólica ni la solar como se está proponiendo.

El sistema eléctrico nacional se ha tornado inviable; la gestión pública ha fracasado y de no avocarse a su reingeniería integral, con la participación de los especialistas del sector, estaremos agudizando el mal al persistir en la vieja práctica de adoptar medidas coyunturales (parches). Para esto, sociedades técnicas y grupos de expertos han desarrollado planes serios y bien formulados en el país. Lo que hace falta es voluntad política y capacidad para ejecutarlos.

Se estima que las inversiones requeridas para recuperar el sistema eléctrico superan los 15.000 MM$, en un periodo de tres a cinco años. Las inversiones deberán distribuirse en generación alrededor del 35%, en transmisión 25% y 40% en distribución y comercialización, siendo prioritario rehabilitar lo que sea posible.

La solución de la crisis del sistema eléctrico pasa por cambios institucionales profundos: la ideología del régimen; un nuevo modelo económico que se aparte del rentismo y esté orientado preferentemente hacia el bienestar de los ciudadanos; un nuevo marco legal que promueva un modelo diferente de gestión del sector eléctrico basado en la eficiencia y transparencia y operado por un equipo de profesionales con sólidos conocimientos en la prestación del servicio y comprobada ética.

Es imperativo incorporar la energía eléctrica como un elemento prioritario en la política energética del país. Dentro de los nuevos elementos de una política energética es necesario emitir una nueva Ley del Servicio Eléctrico, que permita la participación de los privados en todas las actividades relacionadas con el sistema, ya que la del 2019, que aún está en discusión, no es un mapa de ruta que sirva de guía y estímulo a la inversión privada. En el mapa de ruta contemplado en la ley se deberá definir temas como la descarbonización de la matriz energética, la accesibilidad a la energía y la seguridad energética, la garantía del suministro; la visión de los retos del futuro; las tendencias sociales y de consumo del servicio; la gestión de clientes; la adaptación de las empresas al cambio y los desafíos en recursos humanos y en particular en el desarrollo de la industria del gas.

Esta Ley deberá contribuir a generar un clima de seguridad jurídica que haga viable la consecución de las inversiones privadas necesarias.

Finalmente, para implementar los cambios necesarios se considera indispensable la acción conjunta de un estado responsable y de una población consciente de sus derechos y deberes.

Caracas: 17 de octubre de 2022

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Eddie A. Ramírez S.

La Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos, designada por el Consejo de Derecho Humanos de la ONU, presentó su tercer informe sobre Venezuela. La reacción de Tarek Saab, quien ocupa ilegalmente la Fiscalía General de la Nación, fue acusarla de querer destruir a Venezuela. Destruir Cartago o Numancia, después de que las arrasara el romano Escipión Emiliano, no hubiese sido posible. No se puede destruir lo que está demolido. En lugar de descalificar esta Misión, Tarek debe contestar por qué el régimen no ha permitido a sus integrantes visitar Venezuela, por qué no ha contestado las cinco cartas solicitando información y por qué han ocurrido y siguen sucediendo violaciones a los derechos humanos. La Misión fue presidida por Marta Valiñas, de Portugal, con participación de Francisco Cox, de Chile y Patricia Tappatá, de Argentina, quienes desde el 2019 han trabajado ad honorem.

Dicha misión fue designada en septiembre 2019 y ha presentado tres Informes, el último el 20 de septiembre de este año. En los mismos aclara que es un órgano de investigación no judicial, por lo que las responsabilidades penales deben ser establecidas por las autoridades competentes. Así mismo, que hay suficientes indicios para realizar investigaciones ulteriores. Entrevistó a 471 personas, entre víctimas, familiares, exfuncionarios de los cuerpos de seguridad, representantes de ONG y periodistas, además de revisar expedientes judiciales y documentos confidenciales verificados.

Señala que la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y algunas de sus direcciones, así como el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) son responsables de numerosos casos de violaciones a los derechos humanos, y señala la cadena de mando que termina en Nicolás Maduro. Hay entrenamiento y ”sugerencias” de personal cubano. Hay diecisiete centros clandestinos de detención y secuestro. La principal labor es la persecución de personas percibidas como no afectas al gobierno.

Leer las 122 páginas del Informe, que incluye los tipos de torturas, causa indignación y asco. He aquí la lista:

Violencia física: Golpes, descargas eléctricas, asfixia con sustancias tóxicas y con agua, cortes y mutilaciones, incluso en las plantas de los pies y debajo de las uñas, uso de una “señorita” para levantar y deformar el cuerpo y bajarlo a tanques de agua.

Violencia sexual y de género: Violación con objetos, amenazas de violación, desnudez forzada, golpes y descargas eléctricas en genitales

Condiciones de detención: Privación de alimentos y de agua, comer en el suelo, iluminación u oscuridad constante, calor o frio extremos, faltade de acceso a baños, denegación de tratamiento médico, alimentación forzada de heces y vómitos.

Violencia psicológica: Amenaza de muerte a la víctima y a sus familiares, simulación o tortura real de otros detenidos, períodos prolongados de confinamiento solitario, administración de drogas supuestamente para obtener confesiones, amenaza con animales vivos, incluso perros. El Informe no deja dudas de que han ocurrido crímenes de lesa humanidad.

Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM): Su director es el mayor general Iván Hernández Dala. Antes la ocupó el mayor general Hugo Carvajal Barrios. La DGCIM depende administrativamente del ministerio de la Defensa, pero desde el punto de vista funcional y organizativo depende de Maduro.

Dirección General Adjunta de la DGCIM: Fue ocupada por el general Cristopher Figuera, entre el 2014 y 2018; general de división Ramón Rafael Blanco Marrero del 2018 al 2020; general Carlos Ramón Enrique Carvallo a partir del 2020.

Jefatura de Dirección Especial de Asuntos Especiales (DEIPC): Depende de la DGCIM, ha sido ocupada por el general Wilman Nabor Hernández Aquino, entre el 2013 y el 2016; general Rafael Franco Quintero, entre 2016 y 2018; coronel Hannover Guerrero Mijares, desde 2018 hasta 2019; general Carlos Enrique Terán Hurtado, desde 2019 a febrero 2021; teniente coronel Asdrúbal José Brito Hernández, desde febrero 2021.

Jefatura de la Dirección de Asuntos Especiales (DAE): La ocupa el teniente coronel Alexander Granko Arteaga desde el 2017. Antes de él estuvieron el coronel Juan Carlos Álvarez Dionisi, capitán Gómez Larez y teniente coronel Obregón Gutiérrez.

Hannover Guerrero y Alexander Granko han sido señalados de participar en las torturas que causaron la muerte al capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo. El teniente Franklin Caldera fue secuestrado en Colombia y el teniente coronel Juan Antonio Hurtado Campos está desaparecido desde el 2018. Los generales Hugo Carvajal y Cristopher Figuera se exiliaron y han denunciado algunos hechos.

Servicio Bolivariano de Investigación Nacional (SEBIN): El Informe cita a su director mayor general Gustavo González López, y a los comisarios Carlos Calderón Chirinos y a Ronny González Chirinos. Sobre los mismos hay fuertes señalamientos. Además, el Informe identifica solo con clave a varios funcionarios, pero no cita sus nombres para proteger a testigos. Fernando Albán y Rogelio González fueron torturados en ese organismo.

No deja dudas de la relación directa de Nicolás Maduro con los directores de ambos organismos. Como ya mencionamos, corresponde a los tribunales determinar la responsabilidad de los citados y de otros supuestos participantes. Es evidente que Maduro y su círculo no quieren se profundice en la investigación. Agradecemos el esfuerzo realizado por los integrantes de la Misión.

Hoy 18 de octubre, hace 77años, la juventud militar exclamó ¡Queremos elecciones universales y libres y basta de que nos impongan jefes sin méritos! Y derrocaron al presidente Medina, quien no permitía la violación a los derechos humanos. ¿Qué pensarán actualmente nuestros militares? Ni Padrino López, ni el resto pueden eludir su responsabilidad.

Como (había) en botica: Excelente la presentación de nuestros jóvenes músicos de la orquesta Cruz Diez el Día de la Hispanidad en Madrid.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Jesús Elorza G.

En todas las instalaciones deportivas del país, atletas, entrenadores y dirigentes se hacían las mismas preguntas ¿Cómo pasó esto?, ¿No puede ser?, ¿Vamos a seguir estando a la cola de Colombia?, ¿Cómo explicar que Brasil casi nos triplica en medallas de oro (133 a 31)?, ¿Quiénes son los responsables de este fracaso?, ¿No y que éramos Potencia Deportiva?, ¿Generación de Oro?, ¿Venezuela se arregló?... y lo más grave es que ninguna autoridad da respuesta sobre la actuación del país en los recién finalizados XII Juegos Deportivos Suramericanos, celebrados en Asunción, Paraguay.

- Un entrenador caminaba de un lado a otro exclamando: No puede ser, no puede ser. No logro entender como fuimos desplazados por Chile y Argentina, países que en los últimos veinte años siempre estaban por debajo de nosotros y ahora nos desplazan a la quinta posición en la tabla final de los juegos.

-Certifico lo señalado por mi colega, dijo otro entrenador. Para ser más exactos me permito señalarles que en los VII Juegos Suramericanos 2002 logramos alcanzar el 2ª Lugar con 97 medallas de Oro. Pero ojo, este resultado, gústele o no al gobierno, fue producto de los ciclos de preparación desarrollados en los gobiernos anteriores, mal llamados por este régimen como la IV República. Y disfrazaron este logro deportivo con una demagógica consigna, conocida por todos como “Generación de Oro”. Pero la historia que, no perdona, se encargó de desmentirlos, de dejarlos desnudos, ya que a partir de ese momento la debacle suramericana comenzó a hacerse realidad.

En el 2006 pasamos al 4º Lugar de la tabla. En el 2010 solo alcanzamos 89 medallas de Oro. En el 2014, la caída fue mayor, solo logramos 47 medallas y en el ciclo de Potencia Deportiva del Siglo XXI, en los Juegos del 2018, solo logramos alcanzar 43 medallas de Oro. El progresivo deterioro de los resultados deportivos en este proceso “revolucionario” de falsas y vacías consignas no se ha detenido, por el contrario, sigue su lamentable camino y ahora vemos, con una mezcla de tristeza y rabia, como en los Juegos Suramericanos 2022, la debacle se evidencia con mayor fuerza, en una de las peores actuaciones, al solo obtener 31 medallas de Oro y ocupar un 5º lugar, solo representativo de las incapacidades e incompetencias de las autoridades deportivas. Este régimen de gobierno, en veinte años (2002-2022) ha provocado un estrepitoso retroceso de más del 70% en el logro de medallas doradas

-Un dirigente deportivo, intervino para señalar, con mucha emotividad, que, más allá, del análisis estadístico, es importante determinar las causas que han generado este retroceso en el nivel competitivo de nuestro deporte. Factores sociales, económicos, políticos, éticos, morales y laborales han sido señalados, como los causantes principales de la crisis del deporte venezolano. Entre otros y a manera de síntesis, pudiera decirse que, las políticas y programas impuestos por este régimen durante más de dos décadas, se han caracterizado por los siguientes elementos:

  • una constante violación de la autonomía de las Federaciones Deportivas y del Comité Olímpico,
  • suspensión arbitraria del Registro de las organizaciones deportivas dejando en situación de ilegalidad a todo el sector deportivo federado,
  • una burocrática lucha por el poder se transformó en el objetivo principal de los representantes ministeriales y olímpicos. Quedando atrapado el deporte en una maraña de maniobras y agresiones para doblegar o conseguir apoyos de las federaciones deportivas o en su defecto que los altos funcionarios pasen a ocupar cargos en las directivas o comités ejecutivos de las federaciones,
  • tres años sin reunir al Directorio del IND,
  • el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con todo lo relacionado al transporte, alimentación y viáticos de las delegaciones que representan al país en eventos internacionales,
  • el leonino convenio para traer 10,000 "entrenadores cubanos",
  • la no transparencia en el manejo de los cuantiosos recursos económicos del Fondo Nacional del Deporte,
  • la estafa continuada con la solicitud de divisas a Cadivi,
  • el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con la construcción de las instalaciones deportivas para los Juegos Nacionales o para eventos internacionales como lo fue el caso del Estadio Iberoamericano de Atletismo en Maracay,
  • el grave y progresivo deterioro y abandono en que se encuentra más del 80% de nuestras instalaciones deportivas,
  • la carencia de recursos económicos para los Programas Operativos Anuales de las Federaciones Deportivas,
  • la seguridad social de los trabajadores del sector deportivo obreros, empleados y entrenadores activos y jubilados ha empeorado progresivamente, los contratos colectivos están congelados desde el año 2000, los salarios son de hambre, no se les reconoce la homologación de las pensiones y jubilaciones, se mantiene cerrada la Escuela de Entrenadores, los seguros HCM que, por sus pírricas coberturas, prácticamente los mantienen en condiciones de “condenados a muerte",
  • la suspensión de los Juegos Deportivos Nacionales desde el año 2013 dejo a nuestra juventud sin la posibilidad de competir en el evento de mayor trascendencia para la conformación de nuestro potencial competitivo para los ciclos olímpicos.

-Entrenadores y dirigentes deportivos de todo el país, coinciden en señalar, el destacado desempeño de nuestros atletas que, con mucha entereza logran entrenar a pesar de todas las dificultades a las que permanentemente están sometidos, como son la falta de recursos, instalaciones deficientes, incumplimiento de programas, suspensiones de eventos, becas de hambre, inadecuada e insuficiente protección social. A pesar de todo esto, representan al país y dan todo su esfuerzo por salir airosos en sus diferentes eventos competitivos.

El cuadro final de medallas reflejó la demoledora realidad del estado actual del deporte en el país. Colombia, a quien hasta el año 2013 habíamos aventajado en todos los eventos del ciclo olímpico (Juegos Bolivarianos, Centroamericanos, Panamericanos y Olímpicos) nos superó por 124 medallas (255 contra 131) logrando el 2º lugar en la tabla final de posiciones. Otros países a los que también superábamos en competencias internacionales quedaron por encima en la clasificación final de estos juegos: Chile con 38 medallas de oro y Argentina con 58 alcanzaron los puestos 3º y 4º, quedando Venezuela relegada al quinto lugar.

Es bien cierto que el balance de medallas en los juegos suramericanos no fue el mejor y no menos cierto es que la incapacidad e incompetencia de las autoridades deportivas gubernamentales que en su afán de lucro, de control totalitario y el uso demagógico del deporte han generado la grave y profunda crisis de este en el país. Superar esta crítica situación y avanzar en lograr “Un Deporte Mejor en Una Sociedad Mejor”, solo será posible con la sustitución de este régimen.

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Benjamín Tripier

Tal vez del lado opositor debería lograrse una disciplina interna que haga que las críticas cruzadas entre tendencias, se mantuvieran encapsuladas, y solo dejaran trascender lo que les suma de cara al chavismo, y de cara a sus propias bases, porque eso es lo que ha practicado el chavismo con mucho éxito. Ellos tienen profundas diferencias internas, pero una verticalidad a toda prueba.

Con lo anterior no quiero decir que los imiten, sino que sean conscientes del riesgo reputacional involucrado, y del impacto que esas peleas internas, que se hacen públicas, tienen sobre la credibilidad de las bases hacia sus dirigentes… la cual, por cierto, está muy golpeada.

A principios de 2016 hubo un conato de unidad, pero ciertas actitudes extremistas, como bajar los retratos de Chávez en forma despectiva, no calaron muy bien en todo el arco opositor, y comenzó la división. Posteriormente, luego de las marchas y presiones de 2017, regresó la unidad con los pronunciamientos de Trump y el nombramiento de Guaidó. Y hubo una férrea disciplina comunicacional, que duró hasta los eventos del puente de Altamira en mayo de 2019, momento a partir del cual, cada dirigente de primera, segunda o hasta tercera línea se sintió con el peso como para ocupar el espacio que quedó abierto cuando se abortó el intento de desestabilización.

Y en vez de reconocer como grupo que se había fallado, decidieron que era mejor echarle la culpa de todo a Guaidó y comenzar, cada quien, a sentir que él sí podía arreglar el país; gente que ni siquiera medía en encuestas o con muy bajo reconocimiento nacional, creyó que, ante el vacío, podía ocupar espacios. Y eso, sigue hasta hoy con más aspirantes a la presidencia que los que las bases, potenciales votantes, puedan reconocer o procesar.

Normalmente, la organización que se reconoce de hecho, tiene más legitimidad que aquella resultante solo del derecho… en este caso, la resultante de las primarias. Porque ante la falta de una organización formal, la misma sociedad, la interna y la del exterior, percibe que hay ciertos líderes, y que el resto son agentes más inclinados a la continuidad del estatus quo, que al cambio o la renovación.

Curiosamente pareciera que las críticas y las peleas internas de la oposición, están alcanzando niveles altos de pérdida de perspectiva, haciendo ver que la terrible situación país que vivimos con una economía del tamaño de Guatemala (eso era hace un tiempo… hoy debemos ser más pequeños), también tiene como responsables a los opositores.Y no hay nada más lejos de la verdad, porque el poder casi absoluto que ejerce el chavismo dentro del país, hace que no haya espacio como para la crítica o la oposición, no como nombre sino como acción. De hecho, con solo seguir los medios, se notará que hay un muy bajo nivel de críticas al gobierno; o por lo menos no el nivel de crítica que se esperaría después de tantos años de retroceso progresivo y acelerado, que está a la vista de cualquier observador casual y no especializado.

Un mínimo sentido de la responsabilidad política del lado opositor debería considerar seriamente que posicionarse uno mismo denostando de los otros potenciales candidatos, como mínimo deja un sabor amargo y aleja a ese aspirante de la simpatía de cualquier votante. Porque para el sentido común, continuar en la vía que vamos donde se ataca más a Guaidó que a Maduro, solo puede conducir a más abstención. Y a aumentar la brecha entre la dirigencia y las bases.

Porque no hay que perder de vista que EE UU es el aliado principal que tiene la oposición, y que tendrá que acompañar a cualquier gobierno que implique un cambio. Eso es importante porque buscar cortarse por su cuenta y chocar en, por ejemplo, el reconocimiento a Guaidó, no solo es hacerle el juego al chavismo gobernante, sino también perder el único anclaje que tiene la oposición con el resto del mundo.

La oposición se volvió complaciente y se acostumbró a la coreografía en la cual, al final de cada acto, siempre Maduro continuaba en el poder, y los opositores… bueno… haciendo como que se oponían… sin éxito… y con temor a un posible éxito… como si no tuvieran vocación de poder.

Y si a lo anterior se le suma que el gobierno está produciendo cambios impensables en lo económico, quitándole lo disruptivo a la oposición… bueno… más le vale a la oposición que se organice de una manera diferente, porque así, basando todo en las primarias, pues no solo no conseguirán la unidad, sino que terminarán mas divididos.

Porque del lado opositor aún sigue haciendo falta la oferta de cambio… qué es lo que se haría diferente, qué es lo que pasaría si no se llegara a un acuerdo interno, y terminaran, con o sin primarias, con varios candidatos. O si no lograran una buena participación y el candidato surgido del proceso no tuviera la legitimidad de base; o si finalmente se desconfiara de los resultados, tanto de las primarias, como de la elección propiamente dicha. Hay como muchas incógnitas y preguntas que se hace el pueblo llano, el cual, con tantos problemas para sobrevivir, ya fue perdiendo interés en buscar las respuestas. De hecho, el escepticismo es la sensación más frecuente.

Aún hace falta un líder que irrumpa, y a quien lo no le importe ser presidente sino cambiar las cosas. Y sin que sea la solución, el único que está haciendo esa tarea, en contra del resto de los dirigentes opositores es Guaidó… el elegido y apoyado por EE UU.

En lo económico estamos viendo un nuevo deslizamiento del valor del dólar, paralelo y oficial, podría responder a una estrategia de búsqueda del valor de equilibrio, pese a que, al haber inyectado nuevamente dólares a la economía, muestra que tratan de contenerlo, pero no tanto; porque al mismo tiempo, los pagos de la tesorería, especialmente los bonos comprometidos, ponen una presión adicional sobre el dólar, porque no hay otras fuentes de refugio transitorio. Y ya cuando se gasten, pues lo harán en dólares directamente, momento en el cual ya se le perderá el rastro, pero nunca se venderán como para que se logre un efecto contrario con una oferta privada de dólares.

Un dólar atrasado es un dólar que facilita e impulsa las importaciones; un dólar devaluado, si bien pudiera significar un impulso a las exportaciones, en nuestro caso, con una infraestructura productiva deprimida y estancada, en realidad podría inducir a inflación de oferta, que es el componente más importante de la inflación total que tenemos. Es cierto que ya no es la hiper que supimos tener, que fue el resultado de los controles y restricciones (principalmente cambiarias); pero aún sigue fuera de control la relación entre la oferta y la demanda de bienes y servicios.

Hace no mucho tiempo podíamos anticipar que para finales de año el tipo de cambio podría estar alrededor de los 10 bolívares por dólar; pero observando el comportamiento de estos últimos días, y estando en claro que el estado, buscando mantener la paz social y llevar las fiestas en calma, pues tendrá que incorporar a la economía los otros tres tramos del bono comprometido a pagarse en cuatro partes. Cosa que no ayuda a la deteriorada economía personal del venezolano promedio.

Mirando fuera de Venezuela, la segunda vuelta de las elecciones en Brasil pudiera presentar aristas diferentes a la primera vuelta, porque los minoritarios que no llegan a 10% no tienen el liderazgo ni la homogeneidad como para trasladar sus votos a quien ellos apoyen. El perfil de campaña cambia tanto que Lula tuvo que declararse en contra del aborto, cuando siempre había sido abortista. Lo que ocurre es que la distorsión de la izquierda los ha llevado a incorporar como característica estructural a los movimientos LGTBI, a los reclamos indígenas, a la identidad de género y al abortismo, lo cual choca de frente con las religiones cristianas, católica y evangélicas. Y eso, va a constituir el fiel de la balanza en la elección.

Una lectura comparativa a las redes sociales del Brasil muestra que en Facebook Lula tiene 5,1 millones de seguidores, mientras Bolsonaro tiene 14 millones, siendo Facebook más orientado a mediana edad. En Twitter, más comunicacional y de planteo de opiniones, Lula tiene 4,48 millones de seguidores, mientras Bolsonaro tiene 9 millones. En Instagram, la reina de las redes y la que, casi como Google, marca la existencia y la reputación de una persona, Lula tiene 7 millones, mientras Bolsonaro tiene 21,6 millones. Y en TikTok, la red incipiente, están más parejos con Lula 1,7 millones y Bolsonaro 2,6 millones.

Lo negativo, si ganara Lula, sería el regreso de la corrupción y la desconfianza en el gobierno, y que, como casi seguramente cambiarían la política económica exitosa de Bolsonaro, pues Brasil retrocedería. Y en nuestra Latinoamérica, si retrocede Brasil, retrocedemos todos. Bueno, tal vez Venezuela no tanto, porque estamos aislados como en una burbuja donde nada entra y nada sale.

La realidad de la guerra en Europa comienza a superar a las ficciones que veíamos en las películas. Estamos bajo amenaza de guerra nuclear táctica por parte de Rusia, y la OTAN arranca ejercicios nucleares en Bruselas. Es un juego de límites que, cuando uno lo veía en las películas, pues se ponía nervioso y se movía en el asiento… pero claro… era una película y sabíamos que no corríamos peligro, porque al final todo estaba bien.

Tristemente todo indica que el conflicto escalará aún más y que las armas atómicas tácticas pasarán a ser parte del arsenal de operaciones, y en vez de matar a cientos, como ahora, pues matarán a miles, o decenas de miles. Y la OTAN tendrá que intervenir porque sea o no Ucrania miembro de la OTAN, Rusia está vulnerando todas las zonas de seguridad que ellos tienen definidas.

Sin más, podemos anticipar que la guerra escalará, y que, miles de muertos después, terminará con la rendición incondicional de Rusia, con su desarme y desmilitarización, con su propio Nüremberg y el país dividido al menos en tres partes, donde China, tendrá la suya. Porque China terminará asociada a los aliados y reclamará su parte.

No hay que sacar del radar todo lo demás que está ocurriendo, especialmente las provocaciones de Corea del Norte, el delicado equilibrio del estrecho de Taiwán, y los movimientos reivindicativos en Irán. Así como las nuevas alianzas de Israel con sus vecinos, promovidas por EEUU, que le dan una mejor posición frente a su enemigo declarado, Irán, cuyo propósito de existencia es la destrucción de Israel.

Recomendación

  • Al gobierno: que continúe despolitizando la economía, y le termine de quitar el perfil ideológico. Porque ya pudo comprobar que cuando sale la ideología, entra el mercado y termina de ordenar las piezas del rompecabezas empresarial. Pero claro… hace falta la voluntad política clara que marque el sentido de dirección; que, de una vez, terminen de pasar al sector privado las actividades empresarias en manos del estado.
  • A la dirigencia opositora: que revisen su estrategia y su línea de tiempo. Porque si se adelantan las elecciones como parece que va a ocurrir, pues se producirá una desbandada y cada quien querrá hacer cosas por su cuenta. Lo cierto es que la rigidez burocrática con que se están manejando los opositores no auguran un gobierno flexible si llegaran a hacerse con el poder. Deben estar atentos porque cada vez escucho más gente desilusionada, más dirigentes que quieren ir por su cuenta.
  • A la dirigencia empresarial: que impulse fuentes privadas de financiamiento extrabancario, apoyándose en el mercado de valores como plataforma flexible para adecuar los excedentes de algunos, con las necesidades de otros. El mercado de valores es como una plastilina que poco a poco va haciéndose más maleable y más fácil de adaptarse a las necesidades de las empresas. De las empresas serias con buena institucionalidad y gobernanza, con buen patrimonio, y con generación de flujo de caja sólido y estable en el tiempo.
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