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Opinión

Se está volviendo a hablar de “negociación”, “diálogo” y hasta de participación electoral. Y nuevamente la “unidad” luce y se evoca como condición indispensable, sin la cual es imposible librarnos del régimen que nos agobia desde hace casi 20 años; pero, si bien sigo siendo firme partidario de la misma, la búsqueda de esa idílica unidad, no nos puede seguir condenando a la inacción y la demora, como nos está ocurriendo hasta ahora.

La semana pasada concluí con esta frase mi artículo, Descubriendo el Agua Tibia, (https://ismaelperezvigil.wordpress.com/2018/10/20/descubriendo-el-agua-tibia/): “…si no nos organizamos internamente para desestabilizar la dictadura, de nada servirá la solidaridad internacional.” Ese organizarse internamente no significa recetas o manuales de autoayuda, con los cuales tergiversamos lo que es la actividad política y la actividad del liderazgo político y social. Significa que cada quien debe defender y probar sus teorías acerca de cómo salir de este oprobio desgraciado en el que vivimos. Es hacer efectivo el discurso, darle contenido programático y acción; que en efecto se haga, que se pase de las palabras a la acción y a obtener resultados políticos. Y en ese sentido yo planteo las líneas generales de dos acciones que se deben acometer.

En primer término, debemos rescatar la senda electoral, pues abandonarla no ha traído ningún beneficio; todo lo contrario, ha estimulado más la apatía y la desmovilización y traído un prejuicio más grave aún, la oposición se ha quedado sin recursos ni cargos para ocupar por sus activistas políticos.

Se acerca ahora una elección local, de concejales, el 9 de diciembre próximo. No olvidemos que los Concejos Municipales están en capacidad de controlar y remover los alcaldes; si queremos preservar los que nos quedan, no podemos perder los concejos municipales. El objetivo de mantener los alcaldes, en una elección por parroquias y municipios, es fácil de lograr, aun para las organizaciones de la sociedad civil y los partidos más pequeños. La vía electoral no es la panacea, pero es una vía válida y mediante ella le hemos propinado sonoras derrotas al régimen y es además una vía incluyente y mayoritaria que el régimen teme y por eso la corrompe y desprestigia.

En esta etapa de reflujo político la vía electoral es una manera bastante segura para organizar y movilizar a la población, para que se oponga, resista y luche contra la dictadura. Nadie dice que las elecciones, sobre todo de concejales, van a acabar con la dictadura, pero nos permitirán mantener las alcaldías, fortalecer el movimiento y liderazgo vecinal y acceder a recursos y cargos para el activismo político, que sí es muy necesario para la lucha política de más largo aliento.

A la población opositora, en realidad al país todo, en esta elección del 9 de diciembre, hay que organizarlo para ganar los concejos municipales y para que se defienda el derecho al voto. Eso implica, organizarlo para:

  1. que difunda su mensaje y defienda las ideas democráticas durante la campaña electoral, acompañando y protegiendo a los candidatos de agresiones;
  2. que conozca y denuncie las violaciones a las leyes electorales, por parte de cualquiera, pero especialmente por parte del gobierno y el CNE, que son los que más las violan o dejan de cumplirlas;
  3. que por parroquias y centros electorales, el día de la votación en las elecciones de concejales que se avecinan, se cubran todas las mesas –o al menos el 90% de las más significativas– sobre todo en los municipios en los que contemos con alcaldes
  4. que en esos centros, parroquias y municipios en los que tenemos alcaldías que defender, se evite que se cometan irregularidades y abusos; y
  5. lo más difícil, demandante y exigente, que es defender el voto emitido y que se respete la voluntad popular, que es posible hacerlo al menos en las alcaldías que hoy tenemos.

Las actividades electorales descritas suponen acciones antes, durante y después del día de las elecciones. Supone hacer política de manera general y política electoral específicamente; eso es lo que trae votos, no es al revés, no son los votos los que hacen la política. Los votos lo reafirman, lo expresan, pero no sustituyen al trabajo político. Como tampoco al trabajo político directo del dirigente y los activistas políticos y partidistas, en la calle, los barrios, las fábricas, los campos, los liceos y universidades, etc. lo sustituyen los medios de comunicación, las redes sociales o las encuestas. Esos son medios que coadyuvan a la actividad política, no son sus sustitutos.

Esta actividad puede ser emprendida por cada partido o por cada organización de la sociedad civil, en las elecciones de concejales, sin tener que apelar a complicadas fórmulas de unidad electoral. Además, cada partido, cada organización política de la sociedad civil, de acuerdo a sus objetivos específicos e ideología, sabe perfectamente hacia donde debe dirigir su actividad; nadie –y menos por esta vía– les va a dar lecciones o indicaciones precisas sobre el proselitismo político que deben desarrollar; y proselitismo político no es una mala palabra, es la forma de convencer y ganar seguidores, partidarios, para una idea o causa determinada.

Con relación a la segunda acción que propongo, hay también tareas de carácter general, que también se pueden emprender de manera separada, pero que requerirían de un esfuerzo unitario para ser más eficaces; me refiero a la actividad a desarrollar con relación al mandato presidencial próximo a concluir al darse inicio un nuevo periodo constitucional a partir del 10 de enero de 2019, de acuerdo a lo establecido en el artículo 231 de la Constitución.

Los venezolanos, tenemos que hacer valer lo que algunos reclaman como un éxito, que mediante una masiva abstención se desconoció el proceso electoral del 20 de mayo 2018, acción que fue además respaldada por un número importante de países. Toca ahora hacer esto efectivo políticamente.

Sobre este tema volveremos con mayor detalle en próximos artículos.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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Mijaíl Gorbachov

Hace más de treinta años, el presidente Ronald Reagan y yo firmamos en Washington un acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Soviética para la eliminación de misiles de alcance intermedio y corto, el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF). Por primera vez en la historia, dos clases de armas nucleares se eliminarían y destruirían.

Ese fue el primer paso. Después siguió el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START I), que la Unión Soviética firmó en 1991 con el presidente George H. W. Bush, nuestro acuerdo sobre recortes radicales a las armas nucleares tácticas, y el Nuevo START, suscrito por los presidentes de Rusia y Estados Unidos en 2010.

Aún quedan demasiadas armas nucleares en el mundo, pero los arsenales estadounidense y ruso ahora son solo una fracción de lo que fueron durante la Guerra Fría. En la conferencia encargada del examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, celebrada en 2015, Rusia y Estados Unidos informaron a la comunidad internacional que el 85 por ciento de esos arsenales habían sido desmantelados y, en su mayoría, destruidos.

Hoy, este logro formidable, del cual nuestras dos naciones pueden sentirse legítimamente orgullosas, está en peligro. La semana pasada, el presidente estadounidense Donald Trump anunció que su país planea retirarse del tratado INF y que tiene la intención de fabricar armas nucleares.

Me han preguntado que si ver el fin de un logro que me costó tanto trabajo alcanzar me deja un sabor amargo. Pero este no es un asunto personal. Hay mucho más en riesgo.

Se anuncia una nueva carrera armamentística. El tratado INF no es la primera víctima de la militarización de la política global. En 2002, Estados Unidos se retiró del Tratado sobre Misiles Antibalísticos; este año, del acuerdo nuclear con Irán. El gasto militar se ha disparado a niveles astronómicos y sigue en aumento.

Como pretexto para retirarse del INF, Estados Unidos apeló a las supuestas violaciones de Rusia a algunas disposiciones del acuerdo. Rusia ha expresado inquietudes similares sobre Estados Unidos y, al mismo tiempo, ha propuesto discutir los desacuerdos en una mesa de negociaciones para llegar a una solución que sea aceptable para ambas partes. Sin embargo, en los últimos años, Estados Unidos ha evitado involucrarse en este tipo de debates. Creo que ahora está claro por qué.

Con suficiente voluntad política, se podría resolver cualquier problema de cumplimiento en los tratados existentes. Pero, como hemos visto durante los últimos dos años, el presidente estadounidense tiene en mente un objetivo muy distinto: liberar a Estados Unidos de cualquier obligación, cualquier restricción, y no solo respecto de los misiles nucleares.

En realidad, Estados Unidos ha tomado la iniciativa de destruir el sistema de tratados y acuerdos internacionales que sirvió de cimiento para la paz y la seguridad después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, estoy convencido de que las personas que esperan beneficiarse de una batalla mundial desmesurada están profundamente equivocados. No habrá un ganador en una “guerra de todos contra todos”, en particular si acaba convirtiéndose en una guerra nuclear. Y esa es una posibilidad que no se puede descartar. Una carrera armamentística implacable, tensiones internacionales, hostilidad y la desconfianza universal solo aumentarán el riesgo.

¿Es demasiado tarde para regresar al diálogo y las negociaciones? No quiero perder la esperanza. Confío en que Rusia tomará una postura firme pero equilibrada. Espero que los aliados de Estados Unidos, después de una seria reflexión, se rehúsen a ser plataformas de lanzamiento de los nuevos misiles estadounidenses. Quisiera que las Naciones Unidas, y en especial los miembros del Consejo de Seguridad —investidos por la Carta de las Naciones Unidas y con la principal responsabilidad de mantener la paz y la seguridad a nivel internacional—, tomen medidas responsables.

Ante esta amenaza funesta a la paz, no estamos indefensos. No debemos renunciar, no debemos claudicar.

26 de octubre de 2018

New York Times

https://www.nytimes.com/es/2018/10/26/opinion-gorbachov-armas-nucleares-...

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Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos y en esta oportunidad trataremos los recursos suelo y agua.

Recursos suelo y agua

Dos de los recursos naturales renovables de mayor importancia en la agricultura son, indudablemente, el suelo que es asiento para el crecimiento y desarrollo de las plantas y el agua que es el componente principal de los vegetales.

El suelo es un cuerpo natural y por lo tanto, de una gran variabilidad espacial. Esto quiere decir que existen suelos muy diferentes entre sí, cada uno de los cuales tiene especiales características para determinado uso, por lo que para utilizarlos lo mejor posible deben ser estudiados y clasificados.

Durante la primera mitad el siglo XX, en Venezuela se realizaron algunos estudios de suelos, sin embargo, a partir de la década de 1960 y quizás hasta los años ochenta, estos estudios se intensificaron tratando de cubrir la mayor parte del territorio nacional. Posteriormente, poco a poco fue disminuyendo la intensidad de estos estudios, hasta llegar el momento actual cuando prácticamente no se han continuado. Paralelo a esto, toda esa información generada por años no ha estado a buen resguardo y se han perdido algunos estudios total o parcialmente, especialmente lo correspondiente a los mapas que complementan los estudios de suelos.

El suelo por ser un cuerpo natural tiene, como se señaló anteriormente, una gran variabilidad espacial, es por eso que en pocos metros de distancia sobre un terreno pueden existir suelos de muy diferentes características. Hay entonces una gran diversidad de suelos, algunos de los cuales no se pueden utilizar en agricultura y otros no deben ser usados para tal fin. Para ejemplo de esto, tomemos la información de dos edafólogos venezolanos de amplia trayectoria (Comerma, J. y R. Paredes. 1978. Principales limitaciones y potencial agrícola de las tierras en Venezuela. Agron. Trop. 28:71-85), quienes hicieron una prospección del uso de la tierra, indicando que aplicando tecnologías ya probadas por investigadores y productores avanzados, existe un 4% de áreas con amplia gama de uso agrícola; un 14% con una limitada gama; 30% fundamentalmente para uso ganadero; 41% para bosques, recreación y reservas hidráulicas entre otros; y un 11% que posee una asociación de áreas con limitada gama de uso agrícola y zonas limitadas a bosques y recreación.

En la actualidad, con nuevas tecnologías que se han aplicado a la producción agrícola, quizás se pueda señalar que disponemos de un 5% de áreas con amplia gama de uso agrícola y 15% con una limitada gama, lo que representaría un 20% del territorio que se pudiera utilizar en la producción de cultivos, sin incluir pastizales. Ese porcentaje representa unos 18 millones de hectáreas que se pueden dedicar a la producción de cultivos extensivos como maíz, sorgo granífero, soya, arroz, algodón, frutales, leguminosas de grano, hortalizas, caña de azúcar, palma aceitera, girasol, papa, yuca, etc. En aquellas áreas donde se pueda regar o sembrar un segundo cultivo en lo que se conoce como ciclos de norte o de norte verano, la superficie se duplicaría en esas áreas, y estaríamos llegando quizás a unos 22 millones de hectáreas. Esa gran superficie estaría repartida por diferentes regiones del país y sería suficiente para cubrir los requerimientos alimenticios de nuestra población, y hasta para producir excedentes exportables.

Por otro lado el 30% del territorio nacional para ganadería, representa más de 27 millones de hectáreas para establecer pastizales, mejorar los pastizales naturales, lo cual puede albergar millones de cabezas de ganado para la producción de carne, leche y sus derivados, tanto de bovinos como de ovinos y caprinos. Porcinos, aves y otras especies menores como conejos, se benefician de la producción de granos forrajeros que van a las fincas o a las fábricas de alimentos balanceados. El caso de chivos se pudiera ubicar en las regiones áridas del país, con el suministro adicional de algunos insumos básicos para su desarrollo.

El café puede ocupar áreas que se consideran limitadas para la agricultura por elevadas pendientes, pero en este caso, el café es un cultivo conservacionista que se debe sembrar tomando en cuenta todas las recomendaciones para evitar los riesgos de erosión y destrucción de los suelos y del paisaje.

Las áreas que se han delimitado para bosques, recreación y reservas hidráulicas, deben ser protegidas y asegurar que no sean intervenidas indiscriminadamente.

En conclusión, Venezuela dispone de más de 50 millones de hectáreas para la producción de alimentos, lo que representa más de la mitad del territorio nacional. Pero es obvio que se deben aplicar una serie de conocimientos científicos y tecnológicos para manejar esos suelos, para recuperar aquellos que tienen algunas limitaciones para su uso agrícola y para conservarlos en el tiempo, ya que se pueden deteriorar con facilidad.

Se puede considerar que durante el período 2000-2015 los recursos suelo y agua han sido mal utilizados y en cierto modo se ha promovido su destrucción. A muchos suelos se le ha dado un uso diferente al más adecuado para su aprovechamiento máximo y para su conservación, y no se han vuelto a realizar programas de saneamiento de tierras para incorporarlas, entre otras cosas, al uso agrícola. En relación al agua, no se han realizado más obras para su almacenamiento, control de cauces, utilización en riego, generación de electricidad, saneamiento de cuerpos de agua. Por el contrario, se han realizado muchas actividades destructivas de algunas cuencas hidrográficas importantes, para lo cual basta con señalar lo que ocurre en amplios sectores de Guayana, región que recoge nuestra mayor riqueza hidrológica, donde se permite la devastadora minería ilegal sin ningún control oficial y se destruyen las márgenes de los grandes ríos, sus nacimientos, se contamina el agua, en fin, se está destruyendo este importante recurso natural.

En el caso de nuestra Guayana en particular, sumado a la destrucción de la gran cuenca hidrográfica como un todo, que pudiera afectar en el mediano plazo el suministro de agua de calidad a las industrias de hierro y aluminio tan importantes de la región, a los desarrollos urbanos que tanto han crecido en los últimos cincuenta años y a la agricultura, se puede destruir la generación de la electricidad que ilumina a la mayor parte del territorio nacional.

Además de la necesidad de estudiar suelos y agua, se requiere disponer de información adicional, especialmente de algunas variables meteorológicas. Los registros de clima en Venezuela han disminuido enormemente, buena parte de las estaciones meteorológicas de diferente calidad están abandonadas y no se generan suficientes datos de apoyo a la planificación del uso de los recursos suelo y agua. Así mismo, los planes de ordenamiento del territorio a todos los niveles no se han continuado y en los casos en los cuales existen, es frecuente que no se tomen en consideración al momento de decidir el uso de los recursos naturales. Generalmente, en estas decisiones priva más el beneficio político o económico que pueda obtener algún funcionario o algún empresario, por encima de la importancia de preservar un recurso natural.

Otro aspecto lamentable, ligado al uso de los recursos naturales renovables, ha sido la eliminación del ministerio al que le correspondía el manejo de todo lo relacionado con dichos recursos. Venezuela fue el primer país de América Latina en conformar un Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales, pero también debe haber sido el primero en eliminar dicho ministerio y convertirlo en una oficina dentro de otro ente del Poder Ejecutivo, demostrando la poca importancia que este régimen dedica al uso y conservación de suelos, agua, flora y fauna. Paradójicamente, se ha creado un Ministerio de Agricultura Urbana, lo cual no pasa de ser otra burla en la organización del Poder Ejecutivo, ya que ésa sí es una materia que no debería ir más allá de una oficina dentro del Ministerio de Agricultura y Tierras.

Es claro que hay un arduo trabajo con los estudios de suelos. En primer lugar, se requiere recuperar los estudios realizados cuyos informes no se encuentren en las oficinas públicas correspondientes y disponibles para su uso, y que pudieran estar en manos de particulares (personas naturales y jurídicas) que alguna vez los utilizaron y decidieron que en su poder estarían mejor resguardados. En ese caso, es urgente solicitarlos, reproducir copias suficientes tanto de los textos como de los mapas de suelos, disponerlos en las oficinas gubernamentales correspondientes y controlar su consulta por parte de los usuarios interesados.

Al recuperarse los estudios extraviados y reunirlos con los que aún persisten en las organizaciones oficiales autorizadas, se debe hacer un inventario y decidir cuáles son los estudios faltantes para programar continuarlos hasta tener un mapa de suelos de todo el país, con el grado de detalle que amerite cada región en particular.

Con el recurso agua es fundamental establecer manejos adecuados de las cuencas hidrográficas del país, destacando obras y prácticas necesarias para su protección y su recuperación. Así mismo, emprender programas de descontaminación de cuerpos de agua que posteriormente puedan ser utilizados no solo en agricultura, si no con fines recreativos, urbanos e industriales. Un detalle importante es la necesidad de retomar las mediciones de los cauces de ríos de cierta magnitud, que ayuden en programas de almacenamiento o derivación de esos ríos según sus caudales máximos para preparar programas tendientes a evitar posibles desastres naturales causados por el agua, o según su caudal de estiaje para su posible uso en riego.

En lo que respecta a la información climatológica, es preciso recuperar las estaciones meteorológicas existentes en el país, construir las que sean necesarias, utilizar todos los recursos incluyendo los satelitales, hasta disponer de una información completa, actualizada, permanente y confiable.

Conocer suelos, recursos hídricos y clima de las regiones potencialmente agrícolas del país, es fundamental para el éxito de cualquier programa agrícola que se quiera adelantar, ya que permite establecer los sistemas suelo-planta-clima-manejo más adecuados a cada espacio en cada región agrícola.

Finalmente, en este punto de los recursos naturales renovables, es fundamental disponer nuevamente de un ministerio que se encargue del estudio y planificación del uso de los suelos, del agua y demás recursos; que supervise las disposiciones que se hagan al respecto; que coordine la elaboración de los planes de ordenamiento territorial a nivel nacional, regional y local y vele por el cabal cumplimiento de los mismos; que recupere las estaciones meteorológicas propias y apoye la recuperación de las de otras instituciones; que concentre la información meteorológica a nivel nacional; en definitiva, que dicte las políticas necesarias para el mejor conocimiento, utilización, recuperación y conservación de los recursos naturales renovables en todo el territorio nacional.

pedroraulsolorzano@yahoo.com

www.pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com

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Pedro Vicente Castro Guillen

La semana pasada se cumplieron 73 años del golpe cívico militar del 18 de octubre de 1945, que resulto de la alianza circunstancial entre el joven Partido Acción Democrática dirigido por Don Rómulo Betancourt y la Logia de los jóvenes Militares cuyo líder más representativo fue el Gral. Marcos Pérez Jiménez. Este suceso histórico que aún es objeto de un interesante debate histórico sobre su efectividad y consecuencias futuras para el desarrollo de la democracia tiene al menos un logro incontrovertible, como lo fue que a través de un proceso absolutamente legal y legítimo por la Asamblea Constituyente que funcionó entre 17 de diciembre de 1946 y el 22 de octubre de 1947 que formulo y discutió la Constitución puesta en marcha en 1947, se instauro el Sufragio Universal Directo y secreto que permitía el voto a hombres y mujeres sin ningún tipo de discriminación para la elección del Presidente de la República y el Congreso Nacional. Antes de este momento sólo votaban los Varones que supiesen leer y escribir con 21 años de edad a los Concejos Municipales, aproximadamente un 10% de la población, todos los demás cargos hasta la Presidencia de la Republica eran electos de manera indirecta.

Esta cuestión es de suma importancia destacarla porque uno de los problemas que está planteado en este momento es la desaparición de este derecho, incluso como simulacro, con el tema puesto sobre la mesa por el régimen como es llevar a referéndum la ignota constitución “elaborada” por la asamblea nacional constituyente (anc). Lo planteamos porque no sabemos aún cuales serían las bases para tal consulta refrendaría, porque como siempre el régimen quiere que el país acepte ir a elecciones para tres días antes anunciar cuales son las condiciones de la elección. No se puede descartar bajo ningún concepto que el grupete rojo rojito que maneja el cne nos vuelva a imponer que las elecciones sean de manera seudo corporativa de la misma manera como se eligió la anc.

Con lo que el principio de Sufragio Universal Directo y Secreto quedaría ya definitivamente liquidado. Pero aun cuando no sea así, este principio ha venido siendo duramente vulnerado cuando no tenemos condiciones electorales que sean creíbles para la mayoría del electorado, cuando persisten prácticas para-electorales que el régimen pone practica a cada elección para garantizar su predominio político, no me voy a extender en un asunto muy conocidos por todos los venezolanos opositores o no.

Uno de los problemas más grave sobre la perversión del sentido originario del Sufragio Universal Directo y Secreto es el hecho de que el régimen las utilice para pretender manipular su legitimidad de origen, pretendiendo que la población vote en elecciones que carecen de legalidad y legitimidad como el caso de las elecciones presidenciales del 20 de mayo.

Las elecciones para una consulta sobre la ignota constitución fabricada en la anc, hay que tener en primer lugar muy claro que le régimen nunca otorgara condiciones para que dicha consulta se realice de manera limpia y legal. Luego que lo que el régimen busca es legitimarse para poder endeudarse con el sistema financiero internacional y sacar la cabeza del ahogo que sufre actualmente frente al acoso de las medidas de los Estado Democráticos. El problema es que una elección tramposa y sin garantías democráticas no puede lograr el objetivo del régimen. En este sentido la exigencia del mundo democrático es muy clara: ayuda humanitaria y regreso a condiciones democráticas para la legitimación de los poderes.

@pedrovcastrog

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La democracia en América Latina está en crisis, dice el informe 2018 de Freedom House, y previamente Latinobarómetro, en su Informe 2017, advirtió del declive de la democracia latinoaméricana.

Frente a la crisis, el Pew Search Center, realizó una investigación en el 2017 en el cual positivamente destaca que la mitad de los encuestados, en 38 países del mundo, reivindican, valoran y consideran que la democracia representativa es una forma de gobierno “buena” o “bastante buena”.

En el caso específicamente venezolano, el estudio señalado registra que el 71% afirmó que la forma de democracia representativa es “bastante buena” y “muy buena”. Por su parte, el 61% respondió que la democracia directa es “bastante buena” y “muy buena”; en relación con la forma de gobierno de expertos, hubo 46% de aceptación. El gobierno de un líder fuerte registró un 17% de aceptación, frente al 81% de rechazo por parte de los venezolanos y, por último, la opción de un gobierno militar sólo recibió un 24% de aceptación frente al 71% de rechazo.

Para el Pew Search Center, solo el 25% de venezolanos en la primavera de 2017 expresaron estar satisfechos con la democracia, frente al 73% de insatisfacción. El 72% expresó que la economía marchaba bien, frente a un 14% que dijo lo contrario.

El Informe 2017 de Latinobarómetro, precisamente concluyó que en América Latina había una disociación entre el mundo de la economía y el mundo del poder político, lo que se evidencia también en esas cifras del Pew Search Center.

Según Latinobarómetro, Venezuela es el país que registra mayor apoyo a la democracia, pero en un marco de insatisfacción general. De un 26% de satisfacción en el 2016, se redujo a un 13% en el 2017, lo que representa unos 17 puntos por debajo de la media regional de satisfacción con la democracia.

La información estudiada por Latinobarómetro en el 2017 sobre Venezuela le llevó a señalar que “la manera como los venezolanos entienden la democracia es, sin duda, distinta de la manera como responden los ciudadanos de otros países de la región que se refieren a su democracia, y como apoyan esa democracia”.

Por lo tanto se preguntaron: ¿Cómo entienden los venezolanos la democracia?

Para Giovanni Sartori, en su obra La democracia en 30 lecciones, hasta ahora la mejor “máquina” que se ha podido inventar para permitir al hombre ser libre y evitar ser sometido a la voluntad arbitraria y tiránica de otros hombres, es la democracia.

Los “maquinistras” de esa “máquina”, afirma Sartori, son los seres humanos, y en consecuencia el funcionamiento de esa “máquina” queda condicionada a la voluntad y capacidad de los mismos hombres.

La indiferencia sobre el tipo de régimen democrático para el 25% de los latinoamericanos, según el Informe 2017, es un tema que exige mayor estudio, porque abre la oportunidad a que el populismo se disfrace de democracia en cualquier otro país de la región y entonces, procure destruirla cuando tenga la oportunidad.

En el pasado hemos tenido distintos ejemplos de populismo, pero la destrucción de la democracia venezolana y las consecuencias humanitarias que ello está generando son claramente inéditas.

¿Qué entienden los venezolanos por democracia?, se preguntó el Informe 2017 de Latinobarómetro, y es oportuna la inquietud para reflexionar sobre ello como sociedad.

Según Latinobarómetro, como ya se dijo, el venezolano es consciente del valor de la democracia, pero no está satisfecho con la calidad de ella y, en ese sentido, es muy positivo, a los fines de abordar esa pregunta. Que el mismo Informe 2017 reconozca que la “confluencia de demandas democráticas desde los extremos enfrentados, aun con posiciones bien diversas, coinciden en que dicho sistema es el medio para lidiar con los problemas del país”.

Ello es coherente con el apoyo a la democracia de la enorme mayoría de los venezolanos y claramente condiciona la solución de los problemas del país a la restitución del orden democrático, lo que supone, en principio, restaurar la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, a los fines de recuperar un orden mínimo en el que procurar el debate más profundo sobre la democracia, sus problemas y posibles soluciones.

Se escribe y se dice fácil, pero hay más de seis millones de venezolanos que no se identifican con los artículos 333 y 350 de la Constitución de 1999, y menos aún con el modelo político, social y económico que allí se plantea. La razón de ello es porque no participaron en ninguno de los procesos de consulta de la constituyente de 1999.

Recordemos que ese proceso político –facilitado jurídicamente por la Corte Suprema de Justicia a través de una interpretación constitucional– fue validado y acompañado por un poco más de tres millones de venezolanos, por lo tanto, entonces la gran mayoría fue indiferente sobre el tipo de régimen democrático que se estaba debatiendo en ese momento.

El populismo aprovechó ese resultado, la sociedad ignoró debatir la legitimidad del cambio constitucional y, entonces, 20 años después, el populismo se alió con la corrupción y, de manera progresiva, manipulando el tejido legal, irrumpió el orden democrático, hasta lograr desconocer definitivamente el orden constitucional.

Así como sucedió luego de la caída de Pérez Jiménez y también luego de la muerte de Juan Vicente Gómez, la Constitución de 1999 es el único instrumento político capaz de aportar los principios, valores y garantías democráticas necesarias para garantizar una transición política y posteriormente facilitar un proceso de reforma constitucional, que permita lograr el reencuentro de la sociedad venezolana.

Pero el Informe 2017 de Latinobarómetro advierte que ese proceso de transición, con o sin la Constitución de 1999, tiene que valorar un elemento fundamental, clave para la sostenibilidad del proceso político que se inicie con un cambio en Venezuela: el nivel alarmante de desconfianza interpersonal.

Venezuela ocupa uno de los niveles más bajos de confianza interpersonal en América Latina –que tiene un registro promedio de 14%–, el más bajo porcentaje que haya registrado la región en los últimos 20 años. Venezuela registra solo 9% de confianza interpersonal.

Esa realidad evidencia la ruptura o el quiebre de la cohesión social y permite explicar algunas razones por las cuales la sociedad venezolana no logra, en términos generales, organizarse de manera efectiva para impulsar la restitución del orden democrático, y podría aportar elementos importantes para comprender la respuesta de la sociedad venezolana a los anuncios sobre el diálogo y/o negociación entre oposición y gobierno.

El gran desafío, la urgencia de hoy, no es superar la crisis económica –y menos aún hacer entender al mundo la tragedia que se vive en el país–, es trabajar la cohesión social a los fines de mejorar los niveles de confianza interpersonal para enfrentar con mayor efectividad los desafíos que suponen la organización política y social e impulsar el cambio político en el país.

No podemos construir consensos sobre las expectativas venezolanas frente a la democracia sin espacios de debate, sin el encuentro entre todos los actores de la sociedad civil y, menos aún, en un clima de desconfianza entre la propia sociedad civil.

En Venezuela hay muchos “maquinistas”, pero sin una hoja de ruta que genere confianza y cohesione a los actores sociales. En la medida en que el tiempo avance cada vez será más difícil la labor pedagógica de restaurar esa cohesión social. El régimen juega a ello y los “maquinistas” lo saben.

@carome31

22 de octubre de 2018

POLITIKA UCAB

https://politikaucab.net/2018/10/22/la-maquina-llamada-democracia-y-los-...

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Jesús Elorza G.

El pasado 30 de septiembre 2018, se realizó en la ciudad de San Cristóbal, el maratón “Táchira 42K”. En el evento, simultáneamente se corrieron las pruebas de 10K y la media maratón 21K. Cabe destacar, que una vez finalizad el evento, varios de los atletas participantes manifestaron sus quejas y críticas contra los organizadores, producto de las irregularidades presentadas en la organización y desarrollo de la competencia. Entre los aspectos más resaltantes de las denuncias formuladas destacan las siguientes:

  • La ruta del maratón, fue cambiada sin notificación alguna a los participantes. Solo fueron informados el día de la entrega del “Kit” para la competencia (el número oficial de corredor con el Tag (dispositivo de control de tiempos).
  • Todo lo relacionado con el dispositivo (Tag) para el control electrónico de los tiempos no funcionó. No pasó más allá de ser un anuncio propagandístico para engañar a los atletas.
  • Debido a la poca cantidad de atletas inscritos, los organizadores optaron por hacer un “solo bulto” a la hora de la salida. No hubo, la reglamentaria distribución de los corredores por evento. Es decir, establecer el orden de salida con los corredores de 42K en primera instancia, luego los de 21K y finalmente los de 10K. El despelote fue de un todo contra todos.
  • Los puestos de hidratación y suministro de frutas no estaban cada dos kilómetros como está reglamentado, ¡¡¡Solo se habilitaron 6 puntos de hidratación para todo el recorrido!!!. Los organizadores pretendieron justificar esta anomalía diciendo que, como la competencia era en un circuito de 21 kilómetros, al hacer dos vueltas para alcanzar los 42 kilómetros, los 6 puntos se transformaban en doce. Pero, a partir del kilómetro 30, los puntos brillaron por su ausencia.
  • Al cumplirse la primera ronda de 21 kilómetros, los puntos de control fueron abandonados; este hecho, aunado a la falta de señalización para el recorrido, permitió que afloraran cualquier tipo de irregularidades técnicas, desde “recortar” camino o ser asistido por personal no autorizado.
  • El circuito del maratón o ruta nunca estuvo cerrado al tráfico, los participantes estuvieron expuestos a un accidente en todos los momentos exceptuando en el tramo de la quinta avenida de la ciudad. En el resto de la ruta, circularon bicicletas, motocicletas, patinadores no autorizados que ayudaban a los corredores del patio, a pesar de estar prohibido. Además, hay que señalar que buena parte de la ruta debía ser recorrida por una autopista, la cual no fue cerrada y para la segunda vuelta la vigilancia fue retirada.
  • La Póliza de Seguro, para la protección de los atletas brillo por su ausencia. Los organizadores no informaron a los participantes sobre esta materia.
  • En la llegada, el despelote no se hizo esperar: No hubo premiación por categorías. Los organizadores decidieron de manera arbitraria y unilateral, hacer una premiación general solamente a los primeros 7 u 8 corredores que llegaron a la meta, violentando de esa manera el reglamento previsto para ello, configurando así una descarada burla hacia los atletas.
  • El trágico suceso de la muerte del corredor José Reinaldo Paz de 53 años de edad, quien cayó víctima de un infarto, durante su recorrido. Todos los participantes, al enterarse de esa noticia, no dejaban de preguntarse ¿Qué pasó con los controles médicos? ¿Los organizadores no chequearon o exigieron la Planilla sobre Descargo de Responsabilidades que debían entregar los atletas a la hora de su inscripción y en donde se debía dejar constancia de estar saludable para participar en el maratón?

Preguntas, hasta este momento sin respuesta alguna. Lo que está comprobado es que, los organizadores no exigieron a la hora de la inscripción o a la de la entrega de materiales (Kit), la señalada Planilla de Descargo de Responsabilidades que debían firmar y presentar los atletas participantes. Demás está decir, que los organizadores están en la obligación de ser más rigurosos con las exigencias de chequeos médicos a los participantes de maratones.

La muerte del atleta, pudiera indicar que estamos en presencia de un hecho que amerita responsabilidades civiles y/o penales, que derivan de conductas negligentes por el incumplimiento de una obligación eximente de responsabilidad (no exigir la presentación de la planilla de descargo).

Como un hecho agravante, en este trágico maratón de irresponsabilidades, hay que señalar que la Asociación de Atletismo del estado Táchira ¡¡¡No avaló este evento!!! Y entonces, surge la pregunta ¿Quién o quienes en la Federación Venezolana de Atletismo dieron el visto bueno para la realización de esta competencia?

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I.

La economía es el centro de las preocupaciones del país. En tiempos de hiperinflación resulta casi imposible hablar de otra cosa. Nuestra economía no levanta cabeza, sólo lo hace en el discurso del Presidente Maduro, quien, sin que medie el más mínimo sonrojo, a partir de su programa de estabilización, redacta (de nuevo) la partida de defunción del modelo rentista, decreta (también una vez más) la Venezuela Productiva y asoma el proyecto de inundar el mercado chino de productos venezolanos.

II.

Pero el país sufre de otras gravedades, a las que miramos menos. Lo digo porque termino de leer el Informe El poder de decidir. Derechos reproductivos y transición demográfica 2018 (accesible en la web), elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, presentado hace pocos días a escala mundial, en el que se muestra una muy mala foto del caso venezolano en cuanto cuanto al número de embarazos no deseados, el acceso a los métodos anticonceptivos, la cifra de embarazos que terminan en abortos realizados en malas condicione y, por mencionar algo más, la falta de información sobre diversos aspectos relacionados con la salud sexual y reproductiva.

En sus páginas se indica, además de otros muchos datos y comparaciones entre todos los países, que Venezuela registra el primer lugar de embarazo adolescente a nivel suramericano (100 por cada 1000), que entre 20 y 25 % de los nacimientos son de una madre adolescente (en no pocas veces de una jovencita de apenas 12 años), y que de los 600 mil embarazos registrados anualmente, 120 mil son de adolescentes, provenientes en su inmensa mayoría de los sectores más desprotegidos y pobres de la sociedad. En fin, como dijo alguien, Venezuela está preñada de madres casi niñas, reflejo de una muy grave situación dibujada y diagnosticada en diversos estudios, sostenidos en datos que a lo largo del tiempo sólo cambian para empeorar, dejando el testimonio estadístico de una dolorosa tragedia personal y familiar.

III.

Estas madres adolescentes son, así pues, parte de un paisaje social hecho de relaciones familiares frágiles, niños desatendidos , educaciones truncadas, destinos laborales dudosos, todo ello según un largo y angustioso rosario de consecuencias requeté sabidas, que limitan las posibilidades y multiplican los obstáculos a lo largo de su vida. Arman la fisonomía de una sociedad que, aunque tiene un gobierno que anda de revolución desde hace dos décadas, ha dejado sin tocar aspectos que tocan su médula. De una sociedad en la que las chamas dan a luz cuando todavía no les toca y en la que la maternidad termina siendo una cuestión azarosa y desgraciada que les pone la vida cuesta arriba y chiquitica cuando apenas comienza.

El panorama descrito tiene otro lado que también se descuida: el del “chamito embarazado”, por nombrarlo de alguna manera. Según parece, no son muchos los estudios que reporten con referencia a los varones adolescentes que son padres ni que expliquen cómo encaran esa situación, pocos igualmente los programas de prevención pensados para ellos y las organizaciones que los orienten. No obstante, nada hace pensar que sea una cuestión muy distinta al de las madres precoces, y no cabe duda, por tanto, de que, con sus particularidades, aterriza en efectos equivalentes, todos apuntando a empañarles el futuro.

IV.

A todas éstas el Gobierno que actúa, según dice, en modo revolución, soslaya la situación y la deja pasar por debajo de la mesa, tal vez porque considera que no tiene cabida en la épica desde la que mira y atiende la realidad nacional. En fin, apenas repara en ella, a pesar de que es particularmente grave, compleja y, sobre todo, dolorosa, consecuencia de una sociedad estructuralmente desacomodada e injusta.

El Nacional, miércoles 24 de octubre 2018

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