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Opinión

Jesús Elorza G.

En la campaña presidencial de 1988, el Colegio de Entrenadores Deportivos de Venezuela (CEDV) organizó un foro con los candidatos para conocer sus propuestas sobre el deporte. En ese escenario, Teodoro Petkoff analizó el deporte nacional con la óptica de alguien vinculado a la actividad, como aficionado y en consecuencia, preocupado por el tema. Las ideas centrales de su exposición estuvieron basadas en los siguientes aspectos:

-La práctica deportiva debe ser concebida como uno de los ejes centrales en la formación de los ciudadanos. La educación debe ser desarrollada de una manera integral, combinando armónicamente lo que se aprende en el aula y lo que se saca de la cancha.

Es una concepción tremendamente equivocada pretender que la práctica deportiva es una especie de ocio, que es un aspecto secundario de la formación ciudadana. Eso no es verdad, porque los valores que la práctica deportiva desarrolla en el individuo (competencia sana, espíritu de cooperación, y solidaridad) obligan a ver esta actividad como esencial para el ser humano. Es tremendamente cierta la máxima romana “mente sana en cuerpo sano”.

-La organización deportiva, debe ser comparada con una pirámide. Una base muy amplia, formada por todo el pueblo joven, que está naturalmente organizado en las escuelas primarias, liceos, universidades, fabricas, cuarteles …, es decir que la sociedad está vertebrada y por tanto la instauración del modelo no debe resultar difícil porque lo esencial, la gente organizada para ello, existe. Pero esto supone tener una concepción filosófica acerca de la importancia de la práctica deportiva y en consecuencia hacer que esa anchísima base ciudadana o poblacional haga deporte.

Creo más importante que tener superatletas es la existencia de un deporte organizado de amplia participación y de allí se produciría, por la natural decantación, la élite dorada.

-Sobre el problema de las instalaciones deportivas, quiero ejemplificarte mi posición haciendo referencia a un caso concreto: conozco solo un liceo en todo el país que tiene piscina y es fácil imaginarse la cantidad de nadadores que habría si la mayoría de los planteles de educación secundaria pudieran contar con una instalación para la práctica de la natación. La decantación de cerca de un millón de nadadores ofrecería una importante cantidad de individuos para la alta competencia, es decir, podría contar con decenas de jóvenes como Rafael Vidal y ese ejemplo podríamos trasladarlo a otros deportes como el atletismo, gimnasia y tantos otros.

Además, el deporte a nivel escolar, debe estar vinculado con una valoración desde el punto de vista académico, es decir, que la participación deportiva de los alumnos le sea compensada con créditos educativos. En consecuencia, el Instituto Nacional de Deporte (IND) debe estar vinculado al Ministerio de Educación, porque es fundamental el concepto de la formación integral de los estudiantes.

-Todos los sectores poblacionales deben ser tomados en cuenta. Por ejemplo, debemos organizar el deporte en las principales industrias del país. Debemos recordar que la elite del atletismo de hace algunos años surgió de los Juegos Shell de la industria petrolera, que parece que luego de nacionalizada, dejo de producir deportistas de localidad de antes.

-La iniciativa privada es muy importante para la práctica deportiva, pero cuando estamos hablando de millones de personas del país entero, el Estado tiene la mayor parte de la responsabilidad de educar a los muchachos y por tanto también es suya la responsabilidad de organizar el deporte en escuelas, liceos y universidades, porque de lo contrario seguirá todo como hasta ahora, con una actividad deportiva espasmódica y desarticulada.

-El problema que rodea a la actividad deportiva, es la carencia de una Filosofía de Estado en cuanto al deporte. Hasta ahora, han demostrado que para ellos el deporte es algo de segunda importancia, que puede ser abandonado a la buena de Dios, por eso más importantes son la docena de guardaespaldas de cualquier capo político de la jefatura de gobierno que la actividad deportiva de los liceos, y por eso a la hora de cualquier recorte presupuestario escogen lo que consideran de menor importancia y así, entre otras atrocidades desaparecieron la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos (ENED).

-También resulta contradictorio que en vista de lo costoso que resulta importar artículos deportivos, en Venezuela no se haya iniciado una industria para cubrir ese frente, lo cual además de ahorrar divisas al país, resultaría altamente rentable. Por ley de mercado deben aparecer, pero sería saludable que el Estado ofrezca incentivos con créditos u otra forma, porque realmente corre el peligro de paralizarse por falta de implementos que, por su carácter de artículos importados cuestan el ojo de una cara.

Teodoro desde su posición como político, diputado, director de medios de comunicación siempre fue un hombre solidario con los atletas, entrenadores y dirigentes en su permanente lucha por “Un Deporte Mejor en una Sociedad Mejor”. Apoyó a los entrenadores en la huelga de hambre de 1975, denunció el arbitrario cierre de la Escuela de Entrenadores, en el Congreso Nacional fue un permanente defensor de un presupuesto justo para el deporte, respaldo las denuncias de los atletas por una atención integral, se hizo eco de las denuncias de corrupción en el sector deportivo y estuvo al lado de los deportistas cuando el 22 de junio de1999 le dieron un parao al presidente Chávez, cuando este pretendió convertir el acto conmemorativo del Día del Deporte, realizado en la Academia Militar, en un circo proselitista de presentación de “sus milicianos” candidatos a la constituyente.

Hoy, un sentimiento de dolor está presente en el deporte por la muerte del amigo Teodoro. Su recuerdo es permanente y su ejemplo como luchador social frente a los regímenes autoritarios y dictatoriales seguirá siendo una guía para la reconstrucción de la Democracia y la Libertad en Venezuela.

PAZ A SUS RESTOS

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Sheera Frenkel, Mike Isaac y KateConger

El 29 de octubre, una búsqueda en Instagram, la plataforma propiedad de Facebook para compartir imágenes, produjo un torrente de imágenes y videos antisemitas publicados en la plataforma después del tiroteo del sábado en una sinagoga de Pittsburgh.

Una búsqueda con la palabra “judíos” mostraba 11.696 publicaciones con la etiqueta #JewsDid911 (los judíos son responsables del 11s), mediante la que se afirmaba que los judíos habían organizado los ataques terroristas del 11 de septiembre. Otras etiquetas en Instagram hacían referencia a la ideología nazi, entre ellas el número 88, una abreviatura utilizada para el saludo nazi Heil Hitler.

Las publicaciones de Instagram mostraron una dura realidad. A lo largo de los últimos diez años, las compañías de redes sociales de Silicon Valley han expandido su alcance e influencia hasta los rincones más remotos del mundo. Sin embargo, se ha vuelto muy evidente que las empresas jamás entendieron del todo las consecuencias negativas de esa influencia ni lo que deben hacer al respecto —y que no pueden volver a meter al genio en la lámpara—.

“Las redes sociales están envalentonando a la gente para que cruce los límites y se comporte de manera extrema respecto a lo que está dispuesta a decir para provocar e incitar a otros”, comentó Jonathan Albright, director de investigación en el Centro Tow para el Periodismo Digital de la Universidad de Columbia. “Está claro que el problema está creciendo”.

Las repercusiones de la incapacidad de las redes sociales para manejar la desinformación y el discurso de odio se han manifestado de manera abundante en días recientes. Parece ser que Cesar Sayoc, quien fue acusado la semana pasada de enviar artefactos explosivos a demócratas destacados, se radicalizó en línea a causa de publicaciones partidistas en Twitter y Facebook. Robert Bowers, que asesinó a once personas en la sinagoga Tree of Life (Árbol de la Vida) en Pittsburgh el 27 de octubre, publicó algo sobre el odio que siente por los judíos en Gab, una red social que comenzó operaciones hace dos años.

Los efectos de las redes sociales también fueron evidentes en todo el mundo. Quienes observaron de cerca la elección de Brasil el 28 de octubre adjudicaron gran parte del atractivo del vencedor, el populista de extrema derecha Jair Bolsonaro, a lo que transcurrió en las redes sociales en aquel país. Los temas de interés vinculados con la campaña de Bolsonaro parecieron inundar WhatsApp, la aplicación de mensajería propiedad de Facebook, con un diluvio de contenido político que proporcionó información errónea sobre los sitios y los horarios de votación, instrucciones falsas acerca de cómo votar por candidatos específicos y desacreditó abiertamente a Fernando Haddad, uno de los principales rivales de Bolsonaro.

Además, miembros de alto nivel de las fuerzas armadas de Birmania han utilizado mensajes editados en Facebook para fomentar ansiedad y miedo contra la minoría de los rohinyás musulmanes. Por otro lado, en India, historias falsas en WhatsApp sobre secuestros de niños provocaron que multitudes asesinaran a más de una decena de personas este año.

“Las compañías de redes sociales han creado, permitido y facilitado que los mensajes de los extremistas entren desde lo marginal y se vuelvan parte del discurso predominante”, comentó Jonathan Greenblatt, director ejecutivo de la Liga Antidifamación, una organización no gubernamental que combate el discurso de odio. “En el pasado, no podían encontrar una audiencia a la cual transmitir su veneno. Ahora, tan solo con un clic, una publicación o un tuit, pueden divulgar sus ideas con una velocidad nunca antes vista”.

Facebook señaló que estaba investigando las etiquetas antisemitas en Instagram después de que The New York Times las denunció. Sarah Pollack, portavoz de Facebook, dijo mediante un comunicado que Instagram estaba viendo publicaciones nuevas y otro tipo de contenido relacionado con los sucesos del 27 de octubre y que estaba “analizando de manera activa las etiquetas y el contenido vinculados con esos incidentes y eliminando los que violen nuestras políticas”.

YouTube comentó que tiene políticas estrictas que prohíben el contenido que promueve el odio o incita la violencia, y agregó que elimina videos que violan esas reglas.

Las redes sociales han señalado que identificar y eliminar el discurso de odio y la desinformación —o incluso definir lo que constituye ese tipo de contenido— es difícil.

Facebook agregó este año que sus sistemas internos solo marcaron el 38 por ciento del discurso de odio en su sitio. En contraste, sus sistemas detectaron y eliminaron el 96 por ciento de lo que definió como imágenes de desnudez, y 99,5 por ciento del contenido terrorista.

YouTube señaló que los usuarios reportaron casi diez millones de videos desde abril hasta junio debido a que posiblemente violaban los lineamientos de la comunidad de su plataforma. Se halló que poco menos de un millón de esos videos no cumplían con las normas y fueron eliminados, de acuerdo con datos de la empresa. Las herramientas automatizadas de detección del sitio de videos también eliminaron 6,8 millones de videos más durante ese periodo.

Un estudio por parte de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts halló que era un 70 por ciento más probable que se compartieran mentiras en Twitter que noticias fidedignas.

Facebook, Twitter y YouTube han anunciado planes para invertir grandes cantidades en inteligencia artificial y otras tecnologías con el fin de encontrar y eliminar de sus sitios contenido no deseado. Facebook también ha señalado que contrataría a diez mil personas más para trabajar en temas de seguridad y protección, y YouTube ha mencionado que planea contar con diez mil empleados dedicados a analizar videos. Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter, hace poco dijo que aunque el principio de la empresa desde hace mucho tiempo era la libre expresión, estaba discutiendo cómo “dar prioridad a la seguridad”.

No obstante, mientras las compañías invierten dinero y recursos para resolver estos problemas, algunos de sus empleados dijeron el lunes que estaban replanteándose si los servicios de redes sociales podían tener un efecto positivo.

En Twitter, por ejemplo, los empleados están cada vez más preocupados de que la empresa esté fallando en el manejo del lenguaje tóxico y el discurso de odio, comentaron cuatro empleados y exempleados que pidieron conservar su anonimato debido a los acuerdos de confidencialidad que habían firmado.

Los empleados dijeron que la incertidumbre comenzó en agosto, cuando Apple y otras empresas eliminaron gran parte de las publicaciones y videos de Alex Jones —que divulga teorías conspirativas y es fundador del sitio de derecha Infowars— que se encontraban en sus sitios, pero Twitter no hizo lo mismo (sino hasta semanas después). El tiroteo del sábado en la sinagoga de Pittsburgh provocó que los empleados instaran a los altos mandos de Twitter a consolidar una política sobre cómo lidiar con el discurso de odio y el contenido relacionado con la supremacía blanca, según dijeron dos personas.

Twitter no abordó el 29 de octubre las preguntas sobre las preocupaciones de sus empleados, pero señaló que la empresa debía ser “reflexiva y considerada” en cuanto a sus políticas.

“El progreso en este espacio es difícil, pero jamás hemos estado tan comprometidos y concentrados en nuestros esfuerzos”, señaló Twitter. “Atender el diálogo público e intentar que sea más sano es nuestra misión específica en este contexto”.

Instagram, que se creó como un sitio en el que las personas pueden compartir fotografías de su comida, sus mascotas adorables y sus tiernos hijos, ha evitado en gran medida el escrutinio respecto de la desinformación y el contenido de odio, sobre todo en comparación con su empresa matriz, Facebook. Sin embargo, los investigadores dedicados a las redes sociales dijeron que, en el transcurso del año pasado, el sitio se había convertido en un hervidero de publicaciones y videos de odio que tienen como objetivo provocar discordia.

Fue evidente después del tiroteo en la sinagoga de Pittsburgh, con el surgimiento de nuevo contenido antisemita en la red social de imágenes. El 28 de octubre, un nuevo video añadido a Instagram afirmaba que el Estado de Israel fue creado por los Rothschild, una familia judía adinerada. Debajo del video había etiquetas como: #Conspiracy y #JewWorldOrder (orden mundial judío).

Para el lunes por la noche, más de 1640 personas lo habían visto y compartido en otras redes sociales, entre ellas Twitter y Facebook.

2 de noviembre de 2018

New York Times

https://www.nytimes.com/es/2018/11/02/redes-sociales-mensajes-odio/?acti...

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Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos y en esta oportunidad se presentan lineamientos para definir las políticas agrícolas, que deben ser la base para cualquier planificación.

Políticas agrícolas.

La producción agrícola en Venezuela se encuentra a niveles muy bajos en relación a la demanda de la población por alimentos y por otros productos del campo, causando que la mayoría de esos requerimientos sean satisfechos con importaciones. Para solucionar esta situación y obtener una balanza agrícola positiva, un aspecto importante es la aplicación de políticas agrícolas que favorezcan el incremento de la producción y de la productividad de los cultivos, tomando en consideración todos los aspectos que intervienen en el proceso agrícola como son los legales y financieros, los recursos físico naturales; infraestructura; equipamiento e insumos agrícolas; demanda de los diferentes rubros por la población; recursos humanos incluyendo mano de obra asalariada, productores y profesionales del agro; aspectos sociales y aspectos geopolíticos.

El establecimiento de lineamientos para definir políticas agrícolas en Venezuela, debe partir de conocer qué vamos a producir, cuánto, dónde, con qué y con quién vamos a alcanzar la producción deseada o requerida.

1.-Qué vamos a producir: se necesita producir alimentos energéticos como azúcar, cereales y semillas oleaginosas; y fuentes de fibra y de proteínas.

Nuestra principal fuente de azúcar es la caña de azúcar, y los cereales para consumo humano directo y más competitivos en nuestros sistemas suelo-planta-clima, son el maíz blanco y el arroz.

Las oleaginosas con más posibilidades en la actualidad son la palma aceitera, la soya y el girasol, y quizás el ajonjolí como fuente de una semilla y un aceite muy especiales. En cuanto a las fuentes de proteínas de origen vegetal tenemos nuevamente la soya y algunas leguminosas de grano; y como fuentes de proteínas de origen animal tenemos huevos, leche, carnes de diferentes especies domésticas y pescado.

Para la producción de proteína animal cuya alimentación básica es con alimentos balanceados, como aves y cerdos, se requiere una producción primaria de fuentes energéticas que se pueden cubrir con maíz amarillo y sorgo granífero, y de fuentes proteicas que se cubren mayormente con harina de soya y con tortas que son subproductos de otras especies vegetales. La alimentación para la producción de proteína animal a potreros, es básicamente con especies forrajeras que van a aportar un poco de todo, incluyendo fibras, minerales y vitaminas esenciales para la nutrición animal, suplementado con concentrados de minerales.

Una alimentación balanceada para mejorar el suministro de vitaminas y minerales esenciales para la población se completa con frutas, hortalizas, raíces y tubérculos como papa, yuca, ocumo, ñame y otros de menor importancia, los cuales necesitan fundamentalmente apoyos financiero y educativo para estimular su producción y mantenerla a niveles de la demanda.

En relación a la proteína animal, además de los aspectos de su alimentación, deben considerarse políticas que promuevan el uso de las mejores razas para nuestros ambientes y sistemas de producción, así como el mejoramiento genético de los rebaños.

2.-Cuánto vamos a producir: en función de la seguridad alimentaria esperada, para saber cuánto vamos a producir, podemos basarnos sobre los requerimientos nutritivos de la población que permitan diseñar una adecuada guía de alimentación, capaz de cubrir esos requerimientos. El Instituto Nacional de Nutrición (INN) o su equivalente, debería ser el organismo líder en esta instancia, con la cooperación de algunas organizaciones privadas y de expertos independientes que acumulan múltiples y acertadas experiencias en esta materia. Estos requerimientos se llevan a productos alimenticios, para saber la cantidad de cada alimento que debe ser consumida anualmente por la población venezolana y cuánto de eso nosotros pudiéramos producir.

Además se deben revisar las estadísticas y considerar los datos históricos en cuanto al consumo de la población en cada rubro, lo cual ayudaría mucho en el diseño de los cultivos y la magnitud de cada uno. Lo importante es que se pueda ofrecer a la población venezolana una adecuada alimentación, y si es con productos provenientes de nuestros campos, mucho mejor.

Una vez que se hayan determinado los déficits de cada cultivo, las políticas agrícolas deben estar orientadas, en primer lugar, a promover su siembra en los sistemas suelo-planta-clima con mejores condiciones para cada cultivo. Luego, se establecen las superficies a sembrar, que se estiman considerando los rendimientos promedio de cada cultivo en cada región agrícola. Una vez en progreso esta actividad, se debe considerar la producción de excedentes para exportación, en aquellos rubros en que esto sea posible y cuando se tenga un mercado seguro para su colocación.

3.-Dónde vamos a producir cada cultivo: con la participación de los especialistas en edafología, climatología y otras ciencias, se definen los sistemas suelo-clima mejor adaptados para cada cultivo, así como se establecen las fechas (períodos) de siembra más convenientes para cada caso en las siembras de secano, fechas que deben ser respetadas para poder esperar resultados exitosos. Esta información se complementa conjuntamente con los productores agrícolas, utilizando sus experiencias de larga data relativas a la producción de determinados cultivos en las diferentes regiones del país. Además, las políticas agrícolas deben favorecer realizar los estudios de suelo y de los recursos climatológicos, que sean necesarios para ampliar la frontera agrícola de la manera más segura posible.

4.-Con qué produciremos: durante los años más recientes ha sido notoria la escasez de los insumos básicos para la agricultura, en todos los rubros y en todas las regiones del país. Las políticas agrícolas en este caso deben estar orientadas a facilitar los trámites de registros, importación, producción, distribución de los distintos insumos, incluyendo semillas, plaguicidas, fertilizantes, y maquinarias y equipos agrícolas. Con esto se busca que esos insumos lleguen a las unidades de producción a tiempo, en las cantidades requeridas, del tipo y calidad exigida por los agricultores.

5.-Con quién produciremos: en el país existe un buen número de productores agrícolas, capacitados, con experiencia, en muchos casos especializados en determinados cultivos y manejando muy específicos sistemas de producción, quienes serán los principales protagonistas de la actividad agrícola nacional. Gran parte de estos productores se encuentran agremiados en diversas asociaciones, las cuales son, entre otras cosas, centros de apoyo para facilitar las actividades de campo, legales, financieras, y también centros de divulgación y mejoramiento profesional de esos agricultores.

También existen los pequeños productores, quienes tradicionalmente han permanecido y vivido de lo que producen sus limitadas parcelas, que tienen que ser apoyados y mejorados en cuanto al suministro de recursos incluyendo asistencia técnica, y en cuanto a su calidad de vida que algunas veces es realmente marginal.

Además de los productores, en el país hay centros de investigación y docencia para apoyar la actividad; profesionales de alto nivel y amplia experiencia en agricultura; y una disponibilidad laboral con tradición y conocimiento de las actividades de campo. Todos ellos deben ser beneficiados con políticas agrícolas que los apoyen en sus gestiones financieras y comerciales, ya que representan las personas con quienes produciremos los alimentos y otros bienes agrícolas, para tratar de lograr una necesaria e impostergable seguridad alimentaria.

6.-Otras políticas: en adición a las políticas específicas para la producción de campo, se tienen que decretar otras, en áreas conexas, que vayan dirigidas a la solución de tantos problemas que afectan la vida y la tranquilidad de los productores. Algunas de estas políticas deben cubrir el área de financiamiento de la producción, incluyendo, además del apoyo para cubrir los costos directos de producción, las inversiones en infraestructura y en equipos y maquinarias agrícolas. Otras políticas dirigidas a asegurar la titularidad de las propiedades de los agricultores, así como para brindarles seguridad personal que es un deber constitucional de los gobernantes para con los ciudadanos. Otras orientadas a comprometer a las industrias receptoras de materia prima a llegar a acuerdos que sean satisfactorios para ellos, pero también para productores y consumidores.

En fin, para dictar políticas agrícolas eficientes es necesario revisar todos los aspectos que influyan sobre la marcha de la agricultura en su más amplia expresión. Buenas políticas permitirán alcanzar éxito en esta actividad fundamental, no solo para la salud y supervivencia de nuestros conciudadanos, si no para su felicidad y disfrute pleno de la vida.

Noviembre de 2018

www.pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com

pedroraulsolorzano@yahoo.com

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Edgar Benarroch

Con el fallecimiento de Teodoro Petkoff se aparta de nosotros un político integral, de una autenticidad a toda prueba, de valentía única y de una voluntad de lucha por sus ideales, donde siempre estaba presente el interés nacional.

Su autenticidad y desbordante indomable temperamento lo llevó, durante el inicio de los años sesenta a defender y luchar por sus creencias desde la montaña, luego a principios del presente siglo dijo: "Exceptuando aspectos subjetivos y emocionales, políticamente ése fue un error demasiado grave que no puede ser reivindicado en nombre de nada".

Sin lugar a dudas Teodoro fue un político muy bien equipado y bastante relevante, controversial muchas veces, irreverente y no menos veces discutido de América Latina. Fue un intelectual bien formado y hombre de acción que combinaba con su honestidad con sí mismo y con los demás. En su rostro adusto, algo mal encarado y férreo carácter en él se encontraba una inmensa calidad humana. Era un hombre de respuestas inmediatas, no le permitían sus sentimientos y convicción esperar para más tarde. Lo que creía lo decía y sus ejecutorias y obras guardaban sintonía con sus predicas. A pesar de las enormes vicisitudes que le correspondió o resolvió vivir, que seguramente lo afectaron orgánica y emocionalmente, no recuerdo escucharle ni una palabra de rencor o resentimiento, tampoco pensar en pase de facturas y mire que varias veces tratamos el tema.

El Teodoro comunista, teórico y práctico empieza a deslindarse a partir del año setenta cuando se produce la invasión armada de la Unión Soviética a Checoslovaquia. Si nuestra lucha es contra el capitalismo lo es sin apellido, no solamente contra el "gringo", también contra el soviético, me comentó alguna vez. Sus críticas a la teoría y sobre todo a la praxis del comunismo le valió un sin número de epítetos y calificativos, hasta llamarlo traidor, por parte de los teóricos y la NOMENKLATURA tanto de Venezuela como de América y Europa.

El "Eurocomunismo" que nace en Italia, España, Francia y Portugal en los años 73 y 74, no era otra cosa que una revisión de la vieja ortodoxia materialista, tratando de modernizarla con la pretensión de hacerla humana y digerible. Teodoro en el año 70, es decir cuatro años antes ya lo había advertido y avizorado, lo había escrito y sustentado, fue después del año 74 que reconocieron la razón de su deslinde.

En atención a ese proceso de revisión por el que pasó Teodoro, afirmó a inicio de la década de los noventa "Tanta economía privada como sea posible y tanto Estado como sea necesario", no recuerdo si es de su autoría pero lo cierto es que la tomó para sí. La revisión fue de tal naturaleza que en el segundo gobierno de Caldera fue el Ministro Director de la Coordinación y Planificación de la Nación.

Cuando en una extensa entrevista, varios meses de conversación, el agudo periodista Alonso Moleiro le pregunta sobre su rectificación, le dijo: "Solo los entupidos no cambian de opinión".

Cuando el partido que él entre otros fundó, el MAS, decidió apoyar la candidatura a la Presidencia de la Republica del Teniente Coronel Hugo Chávez , se opuso hasta el final, ya consumado el respaldo les dijo:" Los espero en la bajadita". Y que bajadita.

Incursionó en el periodismo, fue director del vespertino El Mundo, que lo recibió en precarias condiciones y en corto tiempo lo relanzó de tal manera que todo el país salía en las tardes a comprar y leer El Mundo para enterarse del acontecer nacional.

Fundó y dirigió TAL CUAL. Mantengo el honor y distinción de haber sido invitado para estar entre los colaboradores de su nacimiento, lo hice con mucha emoción y convicción de estar colaborando con un instrumento útil a la mejor causa del país y así fue, TAL CUAL (escrito) fue de obligatoria consulta para estar al día con el acontecer nacional, de América y el mundo, además contenía lo que otros callaban. Ahora a través de las redes continúa en su labor de patria brindándonos sustantivos artículos de opinión.

El intelectual, el de indomable temperamento, el irreverente, el auténtico, el honesto y de inmensa calidad humana se nos fue. Padeció en los últimos años de una severa enfermedad que lo alejó de la realidad y lo distanció del mundo exterior. Gracias a Dios creo no vivió su propia muerte.

Tuve el inmenso honor y privilegio de ser su amigo durante más de cuarenta años. Compartimos curul en la Cámara de Diputados del pasado Congreso de la Republica, allá hablábamos mucho, coincidíamos o estábamos en desacuerdo pero siempre la amistad fue superior y honrada.

Nos queda su legado, sus enseñanzas y sobre todo nos queda el ser humano con capacidad de rectificar, nos queda también su testimonio de autenticidad. Teodoro era Teodoro, actuó como pensó y creyó y con el sufrimiento de no poder verlo, leerlo, escucharlo y hablarle nos queda su recuerdo que será por siempre imperecedero.

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Con voz propia

“En este momento no hay una democracia en Venezuela, porque no se cumplen parámetros fundamentales como la supremacía de la Constitución, el valor de legitimidad primaria que reside en el pueblo como titular de la soberanía o la división de poderes, totalmente secuestrados por el caudillo, el autócrata, el régulo que dirige la democracia tumultuaria de tutelaje militar que pretende implantarse y lo ha logrado en espacios importantes de la institucionalidad” La expresión corresponde a Hermann Escarrá, en edición especial de El Universal del 1 de abril 2004.

“De manera que estamos en una situación de ingobernabilidad, deslegitimación de desempeño y un intento, frenado por la sociedad civil, de instalar un gobierno castrista-chavista y una monocracia tumultuosa que pretende cerrar definitivamente el Estado de Derecho y la vigencia de la Constitución”-agrega.

Entonces invocaba el ejercicio de la rebelión y el derecho a resistir, “tal como lo establece el artículo 350 de la Constitución (de la cual) hubo incumplimiento y traición de Hugo Chávez Frías”. Ya había sido víctima de secuestro anunciado en amenazas el 18 de agosto 2002, cuando “estaba terminando de redactar el documento destinado a la OEA sobre el incumplimiento del gobierno del comandante con la Carta Democrática de las Américas”. Consecuente en su posición suscribió los pronunciamientos iniciales del frente de la defensa de la vigente Carta Magna aprobada por Asamblea Constituyente de 1999, de la cual formó parte.

Pena ajena la que sentimos por ese personaje que se burló con su supuesto radicalismo y se lanzó como candidato a gobernador en diferentes procesos a varias entidades, como diputado a parlamento internacional; que promovió marchas y sarcásticamente llamó a una de ellas para llegar y quedarse en Miraflores. Individualmente cumplió, se quedó en el Palacio. Pero a los convocados los dejaría carne de cañon. Allí está Puente Llaguno, con sus defensores premiados. Ejemplo: presidente del TSJ.

En septiembre del 2009 el Escarrá en comentario propuso a la Fiscal General Luisa Ortega Díaz aplicar al Presidente Chávez, el artículo 132 del Código Penal: “cualquiera que dentro o fuera del territorio nacional, conspire para destruir la forma política republicana que se hado la nación será castigado con presidio de 8 a 16 años” (Zeta, 24/09/2009)

Pero –plagiando a la Abogada y Psiquiatra Olivia Blasini- “ha dejado de lado el pudor y nos muestra su alma adiposa de tinterillo asalariado cada vez que da un salto de talanquera y deja al aire sus vergüenzas”. El “Molt honorable leguleyo del régimen -vende al contado, en dólares, sus consejos jurídicos; mientras el pueblo se muere de hambre”.

En la auténtica constituyente de 1999 fue avergonzado por el comandante que lucrativamente ahora idolatra, con una pasión que sus seguidores jamás llegaron a imaginar.

Al archivo quedó la exposición de motivos que elaboró para la Constitución. La Constituyente aprobó la leída por camarada Isaías Rodríguez, con quien comparte en la espuria constituyente que el autoritario régimen instaló, para desconocer a la Asamblea Nacional. No olvidar que la voluntad del pueblo expresada en votos propinó una aplastante derrota al narco régimen y obtuvo la mayoría absoluta de diputados.

Para mayor demostración en su salto de talanquera Hermann Escarrá promueve en la espuria constituyente el estado comunal que en el pasado reciente combatió. En vez de la nueva Constitución prometida, proponen una reforma parcial para modificar los 9 principios fundamentales de la vigente Carta Magna e imponer las comunas, el socialismo y a la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador agrega a Hugo Chávez, el comandante Supremo.

Al MARGEN. La cúpula militar, renunciando a la formación académica a la cual dedicaron por lo menos 30 años, están improvisando milicias, para usarlas en criminales acciones contra la sociedad civil.

jordanalberto18@yahoo.com.

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Desde hace un tiempo, sobre todo en algunas redes sociales, se promueve un ánimo inquisidor, una ceguera purificadora. Como un pac-man enloquecido, se mueve todo el día, en todas las direcciones, etiquetando a los demás, acabando con casi todos los liderazgos y derrumbando todas las alternativas. Es un movimiento dedicado a masticar cualquier optimismo. Según los miembros de esta brigada, la oposición está contaminada por siniestros y aberrantes pensamientos y sentimientos izquierdosos. Cualquiera puede llevar adentro ese asqueroso germen, incluso sin saberlo, sin darse cuenta. Se trata de un epidemia que ataca hasta el gusto musical o el modo de hacer las arepas. Cualquiera puede ser un traidor o un colaboracionista. Cualquier menos ellos, por supuesto. Ellos: los inmaculados, los impolutos, los vírgenes.

En una sociedad tan pagana como la nuestra, resulta paradójico este frenesí por la pureza ideológica. De pronto, hay quienes desean instaurar una nueva Denominación de Origen ligada a la gran tragedia que vivimos. Buscan desesperadamente en el pasado de cada quien cualquier tipo de militancia, teórica o práctica, que pueda asociarse con ese monstruo llamado “La Izquierda”. Van más allá. No toleran ninguna ambigüedad. Hurgan tratando de encontrar una cana al aire que huela a socialismo, un desliz no probadamente liberal, un titubeo demasiado cercano a la social democracia. En el fondo, se trata de una ansiedad muy tentadora. Quieren aferrarse a una lógica que los mantenga a salvo y que explique la larga permanencia del chavismo en el poder.

Pensar que un remitido de bienvenida a Fidel Castro, firmado en 1989, tiene la culpa de que Maduro continúe todavía en Miraflores es un inmenso disparate. Es tan absurdo como creer que Soledad Bravo y Antonio Sánchez García, su marido y mánager, son responsables de todo lo que vivimos porque , durante demasiados años, difundieron por todo el país la música de la nueva trova cubana. Y con esto no estoy defendiendo el bendito remitido. Cada una de sus palabras, ahora, me parecen un despropósito. Pero en ese tiempo yo no pensaba así. Eso ocurre. Se llama historia. Y es una experiencia muy común. Conozco a más de uno de los que hoy anda desatado por las redes, con los adjetivos en alto, buscando impíos, que celebró con entusiasmo el golpe del 4 de febrero de 1992. Conozco a más de uno que, incluso, votó por Chávez en 1998. Muchos, en esos años, se dejaron llevar por la pasión anti adeca y se entregaron gozosos al fuego de una efímera venganza.

En el contexto de un liderazgo minado, aplastado e invisivilizado por el poder, el camino de la depuración solo propicia de manera irremediable más fracasos. Ciertamente es más fácil culpar e insultar a los líderes, a los parlamentarios, a los luchadores sociales, a los periodistas, a los intelectuales, a los “abajo firmantes”… que tratar de sacar al chavismo de Miraflores. Por ese camino, hay mucha bilis que gastar y mucha catarsis fugaz que disfrutar.

El horizonte de la inquisición siempre puede expandirse. La cantidad de impuros por descubrir es infinita. Alguien podría culpar a Ángela Zago, por haber escrito “La rebelión de los ángeles”: el primer altar que tuvo Hugo Chávez. Otro podría señalar que El Nacional y Miguel Henrique Otero apoyaron y estuvieron muy cerca, demasiado, del triunfo de Hugo Chávez en 1998. Otros que podrían ser sospechosos por omisión. Hay quien podría señalar, por ejemplo, que Diego Arria solo se volvió un verdadero militante cuando le quitaron su hacienda. O acusar a Antonio Ledezma de hacerse el sueco con su propia familia…Al parecer, es más fácil perseguir e insultar a supuestos castro-comunistas que a los buenos chicos de Derwick, o a todos los que vieron en “la revolución” una ventana de oportunidad para hacer grandes negocios. Al parecer, es más sencillo y sonoro arremeter contra Elías Pino o contra Milagros Socorro que contra todos aquellos que, en silencio y sin debates, enseñaron a los nuevos saqueadores del país a lavar sus fortunas en el extranjero… El abismo de las acusaciones, de las suspicacias y de las especulaciones, tampoco tiene fondo.

No se trata de establecer complicidades, de comprometer la ética. Pero tampoco de emprender cacerías inútiles, de repartir odios, paranoias y desazón, entre la mayoría opositora. ¿Quién es realmente el adversario? ¿Dónde se encuentra? Todo sabemos que no está claro cómo se puede derrotar a la mafia que controla el poder en el país. Pero lo único que sí está claro es que, sin unidad, no podremos hacerlo. De ninguna manera. Mientras no haya unidad, no habrá futuro.

Vivimos al límite. Tanto los ciudadanos como la comunidad internacional, estamos exigiéndole unidad y cohesión al liderazgo de la oposición. Nunca antes había sido tan dramática ni tan urgente esa demanda. Y sin duda la historia los juzgará por lo que haga o deje de hacer cada uno de ellos en estos momentos. Pero también es necesario, desde todos los frentes, desde todos los bandos, desde todos los espacios, crear y reforzar una cultura de la unidad. La alternativa de una sociedad distinta comienza ahora y no cuando Maduro se vaya del poder. Antes de pensar en la salida hay que pensar en la llegada. La dirigencia debe demostrar su capacidad de gobernar y de controlar un cambio. Los ciudadanos debemos demostrar que sí podemos manejar las diferencias, que sí somos capaces de ser país.

La unidad nos hace mas, nos hace mejores. La inquisición solo suma cuerpos y nombres en la hoguera.

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Para Teodoro Petkoff

In Memoriam

Desde hace algunas semanas atrás viene revoloteando en el ambiente político venezolano algo que trasluce como el principio de una posible nueva negociación. O, por lo menos, la revelación de algunos actores, tanto nacionales como internacionales, que asoman querer entrar en un espacio que abra con mayor certeza esa posibilidad. Todo esto ocurre en un momento en que la terrible muerte del Concejal Albán —que aconteció en las ergástulas de las oficinas de inteligencia del Gobierno— nos recuerda el lado más oscuro de un régimen que profundiza sistemáticamente la persecución y la violencia política.

Entre la evidencia informativa de que algo efectivamente está en movimiento destacan la visita a Caracas del senador Corker de los Estados Unidos, las declaraciones del canciller de España hablando del 10 de enero de 2019 como la fecha de vencimiento de la legitimidad de origen de Maduro, el anuncio de la directora de Relaciones Exteriores de la Unión Europea explicando la imperiosa necesidad de buscar acuerdos sin dejar de aumentar la presión internacional en caso de que fuese necesario, el anuncio de Bruselas de la creación de un Grupo Contacto para Venezuela, cuyo objetivo sería explorar las bases para una potencial mediación; la activación del Grupo de Boston como punto de encuentro entre chavistas y opositores, las palabras de algunos voceros de oposición sobre la importancia de entrar en una negociación que permita fijar una nueva elección presidencial con condiciones justas y transparentes, el rechazo de otros actores a repetir una ronda sin que haya acuerdos previos que sean verdaderamente sustantivos, e incluso el reconocimiento de algunos líderes —que hasta hace poco estaban completamente renuentes a la posibilidad de un acercamiento— que dicen ya haber entrado en contacto con facciones internas del chavismo.

Todas estas afirmaciones hacen pensar que algo está pasando, que muchos factores, bastante disímiles entre sí, andan construyendo túneles para abrir la comunicación política entre diversos grupos. Los partidos, como los topos, han terminado cavando pasos subterráneos, muchas veces de forma paralela, para poder intercambiar puntos de vista sin ser observados. Como resultado de esta mancilla todos prefieren mimetizarse, pues saben que la simple sospecha de que una ronda de acuerdos con el chavismo pudiese llegar a ocurrir causaría un enorme escozor, ante una opinión pública que ve cualquier transacción como una traición irreparable.

Es indudable que en Venezuela existen muy buenas razones para pensar de antemano que cualquier nuevo intento de negociación es una pésima idea. Las experiencias previas con dichos procesos terminaron más bien por desprestigiar a los partidos políticos que de buena voluntad decidieron participar en ellos, hundió en la desesperanza a la población que avaló la idea de buscar acercamientos, y también condenó al escepticismo a la misma comunidad internacional que los ha promovido. En el pasado, el Gobierno ha utilizado muy hábilmente a la negociación como una táctica para ganar más tiempo en su esfuerzo por posponer la entrega del poder y dividir al liderazgo opositor. En cada uno de los episodios en los que se abrió un compás para intentar alcanzar algunos convenios, el proceso culminó con un deterioro aún más acentuado de las condiciones políticas y económicas del país.

Los malos frutos están a la vista. La mesa de negociación que lideró El Vaticano en noviembre de 2016 le permitió al chavismo la posibilidad de bloquear el referéndum revocatorio. Esa suspensión fue una violación constitucional, que estuvo seguida por la inhabilitación judicial de la Asamblea Nacional y que abrió el camino para profundizar la cruel represión de las protestas ciudadanas. La negociación que lideró el expresidente Rodríguez Zapatero en República Dominicana, en marzo de 2018, culminó abruptamente sin acuerdos, y llevó a un evento electoral sin ningún tipo de reconocimiento internacional, con la ilegalización de los principales partidos políticos de oposición, con el exilio forzado del antiguo presidente de la Asamblea Nacional y con un mayor recrudecimiento del autoritarismo. De modo que cada una de esas mesas se cristalizó en decepciones, que se han traducido a su vez en un mayor abatimiento general. ¿Para qué insistir en este tipo de alternativas?

La pregunta no es retórica. Esto es exactamente lo que argumentan aquellos que nos recuerdan que cualquier negociación en Venezuela no sólo es inmoral, sino estructuralmente imposible. Un tercer episodio de acercamientos tan sólo terminaría por deteriorar aún más las frágiles condiciones de lucha de las fuerzas democráticas del país. La alternativa es esperar. Incrementar la presión internacional. Elevar las amenazas creíbles. Dejar que el tiempo, conjuntamente con el deterioro de las condiciones socio-económicas, produzca un quiebre interno del chavismo. Tan sólo en un eventual momento de ruptura será conveniente negociar.

¿Pero por qué Maduro permanece en el poder a pesar de que la crisis ha adquirido proporciones ciclópeas? Muchos insisten en que las fuerzas oficialistas se van a terminar debilitando con la próxima ola de presiones internacionales —ayer encabezados por Macri o mañana por Duque y Bolsonaro—, así como con la aceleración hiperinflacionaria y la perpetuación de la crisis económica. Sin embargo, hasta ahora todos quedamos más bien sorprendidos ante la capacidad de resistencia del régimen. Eso no quiere decir que un evento en un futuro próximo no pueda ocurrir, pues es evidente que podría suceder, pero quizás también sea conveniente preparase o planificar lo que también se puede presumir con una altísima probabilidad: que el conflicto político permanezca incólume. ¿No será que una vez que suavicemos ese supuesto haremos nuevamente relevante a la lucha interna y nos obligue a planificar otro escenario? ¿No será acaso que nos hemos equivocado, tanto chavistas como opositores, en la concepción del tipo de conflicto que vivimos en el país y que, sin importar el escenario, siempre vamos a terminar en una negociación?

La visión compartida de ambos bandos es que el conflicto político venezolano es por su propia naturaleza uno de desgaste y que es, además, temporalmente finito: alguien terminará por imponerse. Ante esa realidad, el juego del Gobierno es desmantelar la institucionalidad democrática, movilizar recursos para reprimir la protesta social, elevar capacidades para desarbolar cualquier amenaza interna o externa, incrementar las rentas económicas a sus aliados más cercanos y controlar directamente a la población. Todo esto siempre acompañado de algún barniz electoral que les permita mantenerse en el poder. Esta bárbara manera de ver la realidad política asume que, una vez que se alcancen todos estos objetivos, el país va a quedar en paz, sin oposición y con mucha revolución por delante.

Sin embargo, para sorpresa del propio chavismo, esa rotunda victoria nunca ha sido definitiva a pesar de haber logrado cada uno de los objetivos que se propusieron. La oposición, aunque disminuida y reprimida, no desapareció. Las sanciones internacionales se incrementaron. El declive del sector petrolero se aceleró. La hiperinflación explotó. El acceso al financiamiento internacional se cerró. Las elecciones del 20-M no fueron reconocidas. Y las protestas sociales aumentaron. Es así como, aun logrando mantener el poder, el conflicto de desgaste para el chavismo nunca llegó a producir un triunfo irreversible.

La oposición mantiene una visión similar sobre la naturaleza del conflicto político venezolano. Para derrotar al chavismo, y restaurar la democracia, es fundamental construir todo tipo de opciones que incrementen los costos de la coalición dominante asociados a mantenerse en el poder. Para ello la clave es deslegitimar y construir amenazas internacionales con un alto grado de credibilidad que hagan ver que si no hay concesiones políticas, especialmente electorales, o, incluso, si no abandonan el poder, esas amenazas terminarán siendo implementadas.

El peso de las acciones internacionales, que implican explorar el uso de “todas las opciones que están sobre la mesa”, pasan a ser el principal eje de la actual estrategia disuasiva opositora. El supuesto central detrás de esta concepción es bastante simple: el aumento de los costos asociados a esas amenazas “obligará” a los chavistas a cambiar su comportamiento y posiblemente a negociar pacíficamente su salida del poder. Otro supuesto colindante de esta manera de ver el cambio político es que el deterioro de las condiciones internas, entre ellas la depresión económica, así como el colapso de la infraestructura básica del país, ineludiblemente van a llevar a una implosión política dado el incremento exponencial de las presiones sociales.

Hasta ahora todos estos supuestos no han producido los resultados esperados: el chavismo ha logrado atrincherarse con cierto éxito. La ruptura final no se ha producido —lo cual no quiere decir que pueda ocurrir más adelante—. Los militares parecieran mantenerse leales o han sido efectivamente purgados. La amenaza internacional tampoco termina siendo ni suficiente, ni perfectamente creíble. Y la presión social, aunque mayor, hasta los momentos no ha alcanzado una gran escala como para dinamitar el proceso político. Es indiscutible que el diseño y la ejecución de esta estrategia han disminuido reputacionalmente al chavismo en la esfera internacional y también ha reducido sensiblemente su campo de acción, pero es necesario comenzar a reconocer que tampoco lo ha dejado fulminado domésticamente. Alguien podría responder que es cuestión de tiempo y que, por lo tanto, hay que seguir aguardando.

El problema es que la idea de que este conflicto de desgaste es temporalmente finito, es decir, que va a tener un final relativamente pronto o incluso feliz, puede ser cuestionable. Entonces, ¿cuál es la verdadera naturaleza del conflicto político venezolano? Mi visión es que es un conflicto existencial sin término temporal. O lo que algunos psicólogos sociales conocen como un conflicto grupal marcado por “odios mellizales”. En la literatura sobre los conflictos sociales, este tipo de situaciones ocurren cuando las “heridas” de ciertos grupos comienzan a ser traducidos en “reclamos” y éstos, a su vez, son “ajustados” a través de distintos medios, pero nunca logran ser saldados completamente. En esta dinámica social, el enemigo que debe ser dominado logra resistir: nunca termina siendo derrotado. En el fondo, es la historia de dos grupos filiales que están condenados a vivir juntos pero que preferirían que el otro no existiese o que fuese reducido a su mínima expresión. La tragedia de este conflicto consiste en que el “otro” encuentra imposible prescindir totalmente del “mellizo”, pues no sólo no lo puede eliminar, sino que, al tratar de hacerlo, deteriora su propia probabilidad de supervivencia.

La mejor solución a este tipo de conflictos es la construcción de instituciones fuertes que otorguen garantías mutuas a ambas partes indistintamente del tamaño social y político de cada grupo. Este fue el conflicto que caracterizó a la transición sudafricana de los años ochenta, que no era otra cosa que el conflicto de una minoría blanca que pretendía ejercer un dominio de facto sobre el resto del país, pero que, al hacerlo, aumentó considerablemente los riesgos de terminar destruyendo su propia supervivencia debido a las crecientes presiones internacionales. Esta élite política, que tenía cómo mantenerse en el poder autoritariamente e independientemente de esas mismas presiones, terminó aceptando que dependía del “otro” para poder construir instituciones lo suficientemente sólidas, que le permitiese preservarse y blindarse frente a cualquier amenaza futura. Esto fue lo que Nelson Mandela logró resolver tan magistralmente después de décadas de duras luchas sociales y políticas.

Quienes dicen que en el país no hace falta una negociación tienden a subestimar la posibilidad de que la nefasta situación actual se siga extendiendo en el tiempo. La negociación es más bien un instrumento valioso, que es necesario preservar y que requiere estar técnicamente bien conducido. Para todos los que vivimos aquí en Venezuela, y que padecemos el conflicto directamente, comienza a ser cada vez más evidente que el Gobierno puede seguir resistiendo tan sólo con hacer su coalición cada vez más pequeña, pero también cada vez más extractiva y cada vez más autoritaria y mejor alineada ideológicamente. La oposición también ha demostrado su capacidad de infligir daños internacionales al chavismo, cada vez más severos, pero todavía sin lograr su objetivo final. De modo que la posibilidad de que ambos grupos puedan construir una salida sin una negociación, por la vía del dominio, de la implosión o de un colapso, es algo que luce cada vez menos probable. Es más: que hayamos quedado traumados por las experiencias anteriores no hace que la negociación requiera ser desechada o que, por lo menos, deba ser planificada. Es fundamental reconocer que las heridas que el chavismo ha dejado son enormes y grotescamente graves, pero no por ellas un movimiento político que ha dominado la escena venezolana durante las últimas dos décadas va a desaparecer instantáneamente. Persiste. La oposición tampoco puede ser ignorada. También existe. El chavismo sabe que si esa misma oposición se vuelve a unificar llegaría a tener una amplia mayoría electoral.

Ante este panorama, sin garantías mutuas, visto con crudeza desde el chavismo, ¿para qué negociar unas condiciones electorales perfectamente justas y transparentes de unos comicios que inevitablemente perderían? El único atractivo para el chavismo de una negociación de ese tipo sería entregar condiciones parciales en materia electoral que les permita una razonable probabilidad de ganar a cambio que se les otorgue legitimidad internacional o entrar a obtener esas garantías plenas (incluyendo la remoción de las sanciones) a cambio de la reinstitucionalización completa del país.

Ambos resultados son diferentes. El primer escenario de esa negociación podría terminar en una sucesión para el chavismo (que podría presentar otro candidato), y si llegase a perder culminaría en una transición pacífica dominada por la oposición. La negociación sería un “replay” con algunos ajustes menores de las rondas anteriores pues los temas estarían centrados en los asuntos estrictamente electorales. Dentro del chavismo es cada vez más notorio cómo el Gobierno comienza a pasearse por la posibilidad de una segunda sucesión revolucionaria y para poder asegurar ese resultado necesita una nueva elección general con aval internacional y continuar promoviendo la división completa de la oposición. El chavismo se prepara, al menos se planifica, para ese escenario. Lo que es más difícil de anticipar es más bien cuál va a ser la repuesta opositora. Lo que sí es evidente es que en el plano normativo, si la negociación se va a centrar simplemente en lo electoral, el objetivo no puede ser otro que obtener todas las garantías y, muy especialmente, un nuevo Consejo Nacional Electoral independiente así como la presencia de observación internacional.

El segundo escenario de esa misma negociación implica la reinstitucionalización completa del país a cambio de amplias garantías políticas y judiciales para el chavismo. Este acuerdo conllevaría ineludiblemente a un cambio político. De ahí que insistir en aumentar los costos asociados a las amenazas internacionales es insuficiente sin dar claras señales de estar dispuesto a ser igualmente creíbles a la hora de otorgar ciertas concesiones. Este intercambio pasa por comernos varios sapos: justicia transicional, sobrerrepresentación de las minorías, transferencias fiscales aseguradas y amnistías de todo tipo. Bajo esta perspectiva, la negociación no sería tratada como una simple transacción comicial, sino como un mecanismo para consensuar un conjunto de instituciones constitucionales, judiciales y electorales que garanticen a ambas partes que perder la presidencia no se convierta en un drama, que ejercer el poder no sea un burdo botín y que pasar a la oposición no implique andar desnudo o preso. Este resultado va a depender de la confluencia de cuatro factores diferentes: la presión interna del chavismo, la unificación opositora, la condicionalidad internacional y la aceptación militar.

En el fondo, indistintamente de los escenarios, lo que hay comprender es que la negociación sólo sirve si cumple con el objetivo de restaurar el orden democrático y el estado de derecho. Si la negociación no logra ese objetivo difícilmente puede ser justificada. A estas alturas, soluciones parciales ya no son suficientes. Ahora bien, debido a la naturaleza del conflicto venezolano, es cada vez más evidente que la salida nunca va a ser sencilla para llegar a ese puerto. Si Venezuela no es capaz de resolver el punto neurálgico de su problema político-institucional, es poco lo que en materia económica, social o incluso de reconstrucción de la infraestructura básica podremos realizar en el futuro. La sostenibilidad y la estabilidad de la nación seguirán totalmente comprometidas. En cambio, si por algún golpe de suerte comenzamos a entender que el conflicto puede ser procesado institucionalmente, sin perder las garantías básicas que mutuamente nos hemos concedido, y que perder elecciones no implica quedarse sin libertades y sin derechos económicos y políticos, entonces, y sólo entonces, quizás el país pueda salir de este primitivismo tan salvaje, de este perfecto infierno en el que la irresponsabilidad autoritaria del actual Gobierno nos ha condenado a vivir a todos los venezolanos. Es más que evidente que la negociación es inevitable. Lo difícil es explorar la forma de condicionar lo incondicional.

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