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Arichuna Silva Romero

Un breve aporte del pasado y presente de Venezuela

Arichuna Silva Romero

«“Pueblos en guerra, destinos aplazados, pero jamás vencidos. Pasan los años, la fe no muere. Y no se compra lo que no se vende”

Rubén Blades

De la canción: “El Padre Antonio y su Monaguillo Andrés

Así como en la naturaleza existen los elementos químicos llamados “tierras raras”, a Venezuela se le pudiera dar el calificativo de ser una tierra rara. Pues, en ella se clavaron los aguijones de la ambición, la aventura, el bochinche y el ansia de poder, que han prevalecidos por encima de los intereses nacionales, el destino como patria digna ante el mundo y los motivos más elevados a la conformación del “Proyecto Nacional Venezolano”. Definido éste, por el historiador Germán Carrera Damas en su interesante libro: En defensa de la República, como “… el conjunto de determinaciones sociopolíticas, que originadas en la observancia del concepto Nación —vale decir, en la conjugación de las soberanías Nacional y Popular—, como fuente única de la legalidad y legitimidad del poder público, informan la estructura y del Estado y rigen las conductas socioindividuales.” (p.14).

Del pasado hemos venido soportando un gran peso, que ha desembocado en la tragedia que vivimos. Realidad funesta, que está haciendo detener la marcha de la sociedad democrática. Que mantiene al ciudadano venezolano envilecido, pidiendo limosnas, hurgando en la basura, huyendo por las fronteras, muriendo de mengua, impedido del trabajo ético y productivo, dependiente del poder personalizado, amenazado y despreciado. Muy lejos, del ejercicio de sus derechos y responsable del cumplimiento de sus deberes, como amo genuino de su parcela: la democracia.

Como la República y su democracia están en riesgo, repasemos nuevamente, las huellas que nos han marcado históricamente y, lo que está haciendo aplazar “… el destino, que es divino;…” como lo dijo Víctor Hugo, en nuestro desasosegado presente:

  1. El ambiente “buen salvaje”: el que se tenía en el territorio antes de la llegada de Cristóbal Colón (1498).
  2. Tres siglos y doce años de inmutabilidad e indiferencia: el período horrible de la Conquista y la apacible época Colonial (1498-1810).
  3. El alba de la revolución: aquel 19 de abril de 1810 y el despertad de los conceptos: libertad e independencia.
  4. Protocolización del ejecútese por la independencia: firma del Acta el 05 de julio de 1811.
  5. La Guerra de Independencia, el conflicto armado que llevó al campo de batalla, a bandos hermanos entre los años 1811 y 1821: por la permanencia del statu quo de la Corona y el de los mantuanos.
  6. “He arado en el mar y he sembrado en el viento”, dijo Simón Bolívar: la desintegración de la Gran Colombia (1831).
  7. Más de un siglo de autoritarismo, saqueo y repartición de la hacienda Venezuela: la instauración del “Proyecto Nacional Liberal Autocrático” (1830-1945), del que nos aleccionó Carrera Damas.
  8. Venezuela formalmente independiente: el reconocimiento que hizo España un 30 de marzo de 1845.
  9. Génesis de la democracia (1946-1948): el fallido intento por comenzar a transitar el camino democrático, marcado por los acontecimientos de conspiración y golpe de estado al general Isaías Medina (1945), ascenso de la Junta Revolucionaria de Gobierno, convocatoria a elecciones generales y llegada a la máxima magistratura del novelista Rómulo Gallegos (1947).
  10. Una vez más, el país que pisa el “cuero seco”: el regreso del autoritarismo en nombre del progreso y el orden, impuesto por los militares de turno (período 1948-1958).
  11. Los cuarenta años de “democracia fría” (permítaseme acuñar el término): el Pacto de Punto Fijo, sus particulares presidentes electos, el acomodo de los partidos en nombre de la gobernabilidad y defensa constitucional, el desencanto social, la corrupción, el clientelismo, las barraganas, el “Caracazo”, el “monstruo militar” gruñendo en los cuarteles y los amaneceres de “golpes” (1992).
  12. Llegada del “buen revolucionario” (1998): el ascenso de la V República al mando de Hugo Chávez Fría y el engendro del fenómeno populista y retrógrado “Chavismo”, como resultado de la falta de líderes emergentes y progresistas al servicio del interés nacional.
  13. Actualidad: la demolición de la democracia en pleno desarrollo y, como lo apuntó nuestro historiador Germán Carrera Damas: “… busca vaciar la nación de estructuras institucionales, políticas y sociales, substituyéndola por una masa alveolar en la cual los individuos, reducidos a procurarse la subsistencia, quedarían en estado de absoluta dependencia y subordinación respecto de un poder unipersonal.” (Véase el libro: En defensa de la República, p. 30).
  14. Futuro promisorio: por los momentos difuso a la vista y envuelto en una nebulosa cargada de incertidumbre. Pero del que saldremos sólo con una consciencia colectiva de nuestro progreso posible, siendo más democráticos y republicanos, decentes y serios. Con una mentalidad “Kaisen”, teniendo a la fe y esperanza, como fuente que nos impulsa hacia un mejor mañana. Porque aquí, sencillamente: “no se compra lo que no se vende”. Y nuestra dignidad, no está en venta.

MSc. Arichuna Silva Romero

@asiromantis

Un manuscrito para recordar

Arichuna Silva Romero

«—Pero entonces, ¿qué te consuela?

—La certeza de mi libertad interior —respondió Maurice tras un instante de reflexión—, que es un bien precioso e inalterable, y de que conservarlo o perderlo sólo depende de mí. De que las pasiones llevadas hasta el extremo, como ahora, acaban por apagarse. De que lo que tenido un comienzo tendrá un final. En una palabra, de que las catástrofes pasan y hay que procurar no pasar antes de ellas, eso es todo. Así que lo primero es vivir: Primum vivire. Día a día. Vivir, esperar, confiar.»

Irène Némirovsky (1903-1942) / Suite Francesa (2004)

I

A mediados del mes de junio de 1942, Irène Némirovsky, debió haber escrito muy rápido las últimas líneas de su trabajo ambicioso: Suite Francesa. Proyecto, que a la postre, quedaría inconcluso. Pues, un presentimiento le decía que le quedaba poco tiempo de vida. Su condición de judía, ya estaba bajo el control de los operarios del sistema de exterminio nazi.

De su vida, podemos reseñar, que fue toda una tribulación. En ella sola, se encarnaron, los más funestos actos malvados que se pudieron cometer a un ser humano, y que, apartando el método extremo del holocausto que se empleó en otrora; en la contemporaneidad que se vive, muchos de ellos se siguen practicando abiertamente o sutilmente, a través de otros métodos según sea el caso y bajo los auspicio de la democracia. Y es que todo, obedece a esa palabra medular que no termina de ser digerida por ciertos seres humanos: Intolerancia.

En este orden de ideas, qué diferencia existe, entre la estrella amarilla y negra que portaba Irène como una más, de los miles de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial; y las etiquetas verbales de “escuálido” o “apátrida” que desde el régimen chavista-madurista se impusieron a una parte de la sociedad venezolana. Del mismo modo, cómo apreciar el éxodo que sufrió esa afamada escritora, siendo niña, tras huir con su familia de Kiev; al llegar la revolución bolchevique en 1917, por el sólo hecho que poseían una inmensa fortuna. Y lo que observamos en Venezuela, en relación al éxodo masivo de venezolanos por causa de un régimen militarista-totalitarista, que le cerró las puertas de su bienestar y progreso. Pero, no sigamos abriendo más las grietas que poseemos, las cuales son de dominio público.

Dejemos, que sean las notas de Irène Némirovsky, las que nos retraten la situación de Francia luego de la invasión nazi. En ellas veremos cómo plasmó, la actitud «aborrecible» (como la describió) de una parte de los ciudadanos franceses ante la derrota y el colaboracionismo. Muy comparable, con la situación de desazón y decaimiento que impera la Venezuela de estos últimos dieciocho años. La República que fue llamada a refundarse a partir de 1999, por todos. Donde el miedo, la cobardía, la traición, la aceptación de la humillación, la persecución y las masacres han estado a la Orden del Día.

Males, que Irène vivió día a día, esperando confiadamente que su catástrofe pasara —y esto, a pesar—, de que no tenía ninguna ilusión sobre su propio destino. El 13 de julio de 1942, los gendarmes franceses llamaron a su puerta y la detuvieron y, posteriormente, la enviaron a Auschwitz, donde murió asesinada el 17 de agosto. Su esposo Michel Epstein, lo deportaron tres meses después y también fue muerto en Auschwitz el 6 de noviembre. Por su parte, y gracias a la Divina Providencia y a la diligencia de la tutora que estaba a cargo de sus dos hijas, las niñas pudieron sobrevivir.

Recordemos seguidamente estas notas, para el presente que vivimos:

II

«¡Dios mío! ¿Qué me hace este país? Ya que me rechaza, considerémoslo fríamente, observémoslo mientras pierde su honor y la vida. Y los otros, ¿qué son para mí? Los imperios mueren. Nada tiene importancia. Se mire desde el punto de vista místico o desde el punto de vista personal, es los mismo. Conservemos la cabeza fría. Endurezcamos el corazón. Esperemos.

1942. Los franceses estaban cansados de la República como de una vieja esposa. Para ellos, la dictadura era una cana al aire, una infidelidad. Lo que querían era engañar a su mujer, no asesinarla. Ahora que ven muerta a su República, su libertad, lloran.

Todo lo que se hace en Francia en cierta clase social desde hace unos años no tiene más que un móvil: el miedo. Ha llevado a la guerra, la derrota y la paz actual. El francés de esa casta no siente odio hacia nadie; no siente ni celos ni ambición frustrada, ni auténtico deseo de revancha. Está muerto de miedo. ¿Quién le hará menos daño (no en el futuro, en abstracto, sino ahora mismo y en forma de patadas en el culo y bofetadas)? ¿Los alemanes? ¿Los ingleses? ¿Los rusos? Los alemanes le han pegado, pero el correctivo está olvidado, y los alemanes pueden defenderlo. Por eso está «Por los alemanes». En el colegio, el alumno más débil prefiere la opresión de uno solo a la libertad; el tirano lo humilla, pero prohíbe a los otros que le birlen las canicas y le peguen. Si se libra del tirano, está solo, abandonado en medio de todos.

III

Hay un abismo entre esa casta, que es la de nuestros dirigentes actuales, y el resto de la nación. Los otros franceses, como poseen menos, temen menos. Como la cobardía no les ahoga en el alma los buenos sentimientos (patriotismo, amor a la libertad, etc.), éstos pueden nacer. Ciertamente, entre el pueblo se han amasado muchas fortunas en los últimos tiempos, pero son fortunas en dinero devaluado, que no se pueden transformar en bienes reales, tierras, joyas, oro, etc. Nuestro carnicero, que ha ganado quinientos mil francos de una moneda cuya cotización en el extranjero (exactamente cero) conoce, le tiene menos aprecios que un Péricand a sus propiedades, un Corbin¹ a su banco, etc. El mundo está cada vez más dividido entre los que poseen y los que no poseen. Los primeros no quieren soltar nada y los segundos quieren cogerlo todo. ¿Quién ganará?

Los hombres más odiados de Francia en 1942: Philippe Henriot² y Pierre Laval. El primero como el tigre, el segundo como la hiena. Alrededor del uno se percibe el olor a sangre fría y alrededor del otro, el hedor a carroña.

Quieren hacernos creer que vivimos en una época comunitaria en la que el individuo debe perecer para que la sociedad viva, y no queremos ver que es la sociedad la que perece para que vivan los tiranos.

Esta época que se cree «comunitaria» es más individualista que la del Renacimiento o la de los grandes señores feudales. Todo ocurre como si en el mundo hubiera una suma de libertad y poder compartida tan pronto entre millones como entre uno solo y millones. «Tomad mis sobras», dicen los dictadores. De modo que no me vengan con el espíritu comunitario. Estoy dispuesto a morir, pero como francés y como racional quiero entender por qué muero, y yo, Jean-Marie Michaud³, muero por P. Henriot, P. Laval y otros señores, del mismo modo que un pollo al que matan para servirlo en la mesa de esos traidores. Y yo sostengo que el pollo vale más que los que se lo comerán. Sé que soy más inteligente, mejor, más valioso a los ojos del bien, que los susodichos. Ellos tienen la fuerza, pero una fuerza temporal e ilusoria. Se la quitará el tiempo, una derrota, un capricho del destino, la enfermedad (como ocurrió en el caso de Napoleón)… Y la gente se quedará boquiabierta: «¿Cómo? —dirá—. ¿Y esto era lo que nos hacía temblar?» Tengo auténtico espíritu comunitario si defiendo mi parte y la de todos contra la voracidad. El individuo no tiene valor si no siente a los otros hombres. Pero que sean «los otros hombres», no «un hombre». La dictadura se funda en esa confusión.

Napoleón sólo desea la grandeza de Francia, dice, pero le grita a Metternich: «la vida de millones de hombres me importa un comino».

Hitler: «No lucho por mí, sino por Europa» (empezó diciendo «no lucho por el pueblo alemán». Piensa como Napoleón: «la vida y la muerte de millones de hombres me importan un comino».

  1. Personajes de Suite francesa.
  2. Diputado católico por la Gironde, Philippe Henriot (1889-1944) fue uno de los propagandistas más escuchados y más eficaces del régimen de Vichy. Miembro de la Milicia desde su creación en 1943, a principios de 1944 entró en el gobierno presidido por Pierre Laval, en cuyo seno propugnó la colaboración a ultranza. Murió a manos de la Resistencia en junio de 1944.
  3. Personaje de la novela.

MSc. Arichuna Silva Romero

@asiromantis

Lo que nos trasmiten los libros

Arichuna Silva Romero

«Mientras a consecuencia de las leyes y de las costumbres exista una condenación social, creando artificialmente, en plena civilización, infiernos, y complicando con una humana fatalidad el destino, que es divino; mientras no se resuelvan los tres problemas del siglo: la degradación del hombre por el proletariado, la decadencia de la mujer por el hambre, la atrofia del niño por las tinieblas; en tanto que en ciertas regiones sea posible la asfixia social; en otros términos y bajo un punto de vista más dilatado todavía, mientras haya sobre la tierra ignorancia y miseria, los libros de la naturaleza del presente podrán no ser inútiles.»

Víctor Hugo (1802-1885) Los Miserables (1862), Prólogo

I

Qué valor hermenéutico podemos extraer de ese breve prólogo que introduce la gran obra universal: Los Miserables, que pueda extrapolarse al momento de opresión que vive Venezuela. Dos palabras claves emergen de su texto: ignorancia y miseria. Causa y efecto universal, del desmoronamiento social y su consecuente condena; óbices que detienen el desarrollo de cualquier comunidad humana; tinieblas que aturden a los pueblos y caldos de cultivos que propician regímenes apartados de las ideas de república y democracia; así éstos hayan llegados por el mecanismo del voto.

Todos esos estadios los padece nuestra patria. De todo ello, se ha escrito, analizado y debatido en cuantía. Su infortunio, es una perenne enfermedad a la que se le ha diagnosticado muchas veces; y para la cual, pareciera no existir cura. O no se le quiere dar cura. En consecuencia: ¿puede haber alguna cura?, ¿existe esa cura?, ¿dónde está? y ¿quién la tiene? Interrogantes por ahora, que pertenecen al campo de la complejidad, y que no son fáciles de responder; por lo que subyace en ellas.

Pero, lo que sí podemos y debemos comprender; es que, la ignorancia posee una dirección común en las esferas filosóficas, pedagógicas y jurídicas. Por ejemplo, en el sentido filosófico el «no saber que no se sabe», hace al individuo ingenuo, sin malicia. Por ello en Venezuela, luego de la llegada de la V República e implantado su modelo político, económico y social contrario a la Constitución, se observa una gran masa de venezolanos haciendo culto a la personalidad y alienados por el pensamiento único. Llevando franelas rojas y portando brazalete tricolor. Y pintando por doquier, las caras de Chávez, el Che, Zamora, Bolívar (la imagen creada en “revolución”) y Miranda.

II

Por otra parte, y visto en un sentido pedagógico: para qué Simón Bolívar nos pronunció en un párrafo de su Discurso de Angostura (1819): “La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una República; moral y luces son nuestras primeras necesidades”.

Para que en el balance de la Venezuela del siglo XXI, y luego de haberle ingresado más de US$ 960.589 millones por la venta del petróleo que es riqueza de todos y para todos, se viera al semillero (nuestros niños) del país, limpiando vidrios en los semáforos, otros tantos mitigando el hambre con las drogas y desertando de las aulas, y muchos de ellos, pidiendo algo (dinero o comida) para comer; al cliente que paga en la caja y, diciéndole: “gracias señor, que Dios se lo multiplique…”. O, en el otro extremo del “orden social”, y después de dieciocho años, ver salir a la luz pública a los supuestos corruptos de cuello rojo (recordemos que en la IV República se le llamaba de cuello blanco). Los otrora ex Presidentes y Directivos de la primera industria (PDVSA) que nos da el pan de cada día. Sí, ese 95% de bienes y servicios que consumimos.

Y finalmente, se tiene el sentido jurídico: Ignorantia juris non excusat ("la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento"). A todos los venezolanos se nos dio un mandato a partir de la aprobación de la Constitución de 1999. Una carta magna que fue redactada más social a la de 1961, que ponía sobre los hombros del Estado mayores responsabilidades y deberes. Pero, que apeló a su vez, a la ciudadanía y a la sociedad organizada para que se movilizara y contribuyera de forma activa en la toma de decisión en el ámbito local y nacional. Es decir, se le dio el empowerment (empoderamiento) a cada ciudadano venezolano, para que opinara en la discusión de las leyes. Y dejara de tener una conducta limitada, sólo de votar.

III

Esta nación grande y profunda, tan llena del ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana; vive un estado de miseria. Sus indicadores, se ven en las colas de los supermercados y en las estaciones de gasolina, en el anaquel vacío, en el precio que cambia velozmente por la hiperinflación, en la escasez, en el ser querido que se exilia, en la basura que nos ahoga, en el Metro colapsado, en el agotamiento del anciano, en la desidia, en la traición de los dirigentes políticos y en la pérdida de tiempo que nos han hecho pasar, deteniendo nuestro progreso (asfixia social, Hugo V.).

Pensamos que debemos ir de nuevo al Preámbulo del texto constitucional. Y desde su invocación y fines supremos (protección y visión) empezar a reconstruir la patria de la arepa, la hallaca, la gaita, el Auyan-tepui, el café colado y el gentilicio de su maravillosa gente. Haciendo la primera tarea que dejamos de cumplir.

IV

Nos hemos convertido como Estado y Nación, en uno de los miserables de Víctor Hugo. Aquel insigne autor que, desde el exilio y cuya cabeza se le puso precio –luego del golpe de Estado que diera Luis Napoleón el 02 de diciembre de 1851–, dejara cuestiones de alta trascendencia en su novelón, como se le describió.

Veamos a continuación, una interpretación que sobre el tema de la obra, hiciera el escritor Jacinto Labaila (1833-1895), expuesto en el aparte: Estudio Preliminar, Obras Completas (2004) de Víctor Hugo. Un motivo, que nos puede mover a la interpretación y comprensión (sentido hermenéutico) del fenómeno que vivimos y lo que pudiera hacerse. Veamos su parágrafo:

«Porque nadie puede dejar de advertir que esto no es un juego literario ni un desahogo personal, sino que aquí se discuten cuestiones de alto bordo. ¿Qué es la culpa y la inocencia? ¿Qué es la justicia, qué hay que entender por orden social, en qué consiste ser bueno?¿Existe la fatalidad en las conductas humanas y en los mecanismos sociales, o puede vencerse luchando por la regeneración, convirtiendo el mal en bien?» (p.14).

Tcnel. (Av.) (R) Arichuna Silva Romero

@asiromantis

Lecciones de un capítulo

Arichuna Silva Romero

«En una situación en la que las consecuencias de la decisiones erróneas son tan terribles, en la que un mínimo de irracionalidad puede poner en movimiento un tren entero de acontecimientos traumáticos, no creo que podamos darnos por satisfechos sabiendo simplemente que la “la mayor parte de la gente se comporta racionalmente la mayor parte de las veces”.»

Charles E. Osgood (1916-1991)

I

Venezuela vive un permanente malestar. Sufriendo un mal estar en las colas por una ración de alimentos, aquejándose de sus dolencias físicas que no puede mitigar con las medicinas que no encuentra. Sintiendo náuseas al destapar las bolsas repletas de basura, buscando algo que comer o ponerse. Despidiendo a sus seres queridos en terminales, aeropuertos y fronteras. Viendo sí, el contador dolartoday por fin se detiene o comienza a descontar su cifra astronómica. Viviendo un ciclo inflacionario desequilibrado. Esperando a que vuelvan a los anaqueles los productos de producción nacional para que se pare la importación. Pero, también siendo testigo de la muerte de compatriotas por inanición y de mártires encerrados en lúgubres ergástulas a lo largo y ancho de la patria de Simón Bolívar.

Su decadencia no le es soportable más, y frente a otras calamidades –que sería larga la lista nombrarlas aquí–, está su penúltima molestia padecida: haber sida sacrificada por la dirigencia política de la MUD luego que interpretaran los roles de Pilatos y Judas.

II

Sólo dos batallas ha ganado la Venezuela republicana y democrática en estos dieciocho años de confrontación política, contra un régimen que se saltó las líneas invocadas en el Preámbulo de la Constitución (1999): recordamos el Referéndum para la Reforma Constitucional de 2007 y las Elecciones Parlamentarias de 2015. Dos victorias que no fueron bien administradas y, a las que no se les dedicó una debida reflexión por parte de los responsables elegidos para que nos representaran y, legislaran y controlaran la cosa pública.

Así pues, como se careció de algunas competencias –esto, como un libre ejercicio de destrezas e inteligencia–; y pese a que la nación, tiene dieciocho años de atropellos y atraso a cuestas, los nuevos diputados no llegaron con la convicción y la unidad pregonada a plantearle al país cuál era la gran estrategia requerida, y acto seguido, se durmieron en los laureles.

Por ello, el día de la instalación de la Asamblea Nacional (05 de enero de 2016), lo que se vio fue un protocolo de celebración y toma de cargos. El grave hecho ocurrido un mes antes, con el nombramiento de los Magistrados del TSJ y la anulación de los diputados indígenas, no llamó a la conciencia y a la acción de los 112 diputados opositores; de llevar aquel día de gloria democrática, una voz de protesta y condena sobre el abuso de poder consumado. Los hechos que vinieron después, son parte del historial que ha sido bien documentado y conocido por todos.

III

El estratega chino Sun Tzu dijo: “La victoria es el principal objetivo de la guerra. Si se pospone demasiado, las armas se embotan y la moral decae…”. Y este axioma se aplica igualmente, en los campos pacíficos de la política y de la actividad empresarial.

Visto esto, y ante la petición que se nos hizo desde la MUD, luego del acontecimiento traumático del pasado 15 de octubre, de seguir transitando más unidos y con una estrategia unificada; resulta conveniente hacerles una respetuosa recomendación: dedicarle una reflexiva lectura al libro De la Dictadura a la Democracia. Un Sistema Conceptual para la Liberación (2011) de Gene Sharp, en especial, el capítulo sexto.

Tcnel (Av) retirado

@asiromantis

Reflexión para esta ocasión

Arichuna Silva Romero

I

“La vida siempre hace tambalear las fórmulas. La derrota puede revelarse como el único camino hacia la resurrección, a pesar de sus fealdades. Sé bien que para crear el árbol se condena una semilla a pudrirse. El primer acto de resistencia, si se produce demasiado tarde, siempre es perdedor. Pero es el despertar de la resistencia. Tal vez un árbol salga de él como de una semilla”.

Antoine de Saint-Exupéry (1900 – 1944)

De su libro "Piloto de Guerra"

Cuando Antoine de Saint-Exupéry escribía el libro “Piloto de Guerra” (una especie de bitácora de vuelo), durante la Segunda Guerra Mundial, no sólo enfrentaba el terror que significaba cada misión en medio del fuego de artillería antiaérea y de un cielo infectado de aviones cazas nazi, sino la impotencia y el miedo que le daba el Estado Mayor francés, por no tenerle clara la estrategia ante el enemigo. Por ello, pensó en algún momento que: “para que esto se parezca a una guerra es necesario sacrificar vidas inútilmente”.

Los señores que nos representan en la oposición bajo las siglas MUD, por lo visto, nunca han tenido una estrategia unificada frente al Estado oprobio que impera. Por eso, nos han sacrificado todo este tiempo.

II

La ocasión electoral vivida el 15 de octubre, así lo demuestra. Lo primero que se vio fue que salieron sonrientes con ánimo de triunfo. Muy confiados que los soldados que tenían en el frente como miembros y testigos en los centros de votación, cumplían cabalmente con sus tareas asignadas; y que, sus leales electores que habían decidido ir a sufragar, votaban en condiciones democrática óptimas.

Mientras sucedía eso, la incertidumbre orquestada por el régimen, avanzaba sigilosamente. Llegó la lluvia y la noche. Y el oficialismo, en asechanza, esperaba. Entonces, salieron nuevos rostros, en esa oportunidad sin sonreír, a decir que: “tenemos serias sospechas por los resultados que anunciará el CNE”. Ya estábamos sitiados. Y acto seguido, y sin esperar hasta altas horas de la noche, vino la estocada final –muy rápida–, del samuray CNE.

III

En los días venideros, veremos si prospera una auditoría que muestre los votos y actas a favor, dejados en el teatro electoral por un pueblo demócrata –que vejado, pero esperanzado–, se trasladó en masa; muchos de ellos en mermada capacidad física (algunos en silla de ruedas), para ejercer su derecho constitucional en muchos centros paupérrimos y hacinados ordenados intencionalmente por el Poder Electoral.

Para que finalmente llegue un nuevo día –en que felices y contentos–, volvamos a retomar la senda de lucha mediante una estrategia unificada (que pensábamos existía) y muy unidos, como lo pidieron nuestros seudo estrategas de la MUD, en la voz del alcalde Gerardo Blyde.

IV

“La victoria es el principal objetivo de la guerra. Si se pospone demasiado, las armas se embotan y la moral decae…

SUN TZU

El Arte de la Guerra

Arichuna Silva

Tcnel(Av) retirado