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​José E. Rodríguez Rojas

Expectativas no dan credibilidad al plan de Maduro.

​José E. Rodríguez Rojas

En sus expectativas los actores económicos no ven al gobierno ajustándose el cinturón y reduciendo el déficit gubernamental, por el contrario lo ven asumiendo compromisos salariales que no puede pagar y emitiendo dinero para financiarse, lo cual aupará aun más la inflación y el crecimiento del dólar paralelo. En lugar de tomar medidas para aumentar su credibilidad el gobierno ha instrumentado una agenda represiva que generará un nuevo ciclo de escasez.

Las expectativas de los agentes económicos son uno de los factores determinantes de la dinámica de la economía. El término expectativa se relaciona con la posible o probable ruta que tomarán las principales variables económicas (dólar paralelo, inflación, consumo, políticas económicas) en el futuro. Los empresarios normalmente se asesoran con las firmas consultoras para conocer esa ruta, y tomando esta información como un insumo fundamental, elaboran una visión del futuro a partir de la cual toman sus decisiones. Esa visión del futuro son sus expectativas, las decisiones que los empresarios toman en base a la misma retroalimentan también el escenario probable que enfrentaremos en los días por venir.

El periodista y analista político Alonso Moleiro publicó un artículo en el diario español El País en el cual se refiere a las expectativas generadas a partir de las medidas económicas anunciadas por el presidente Nicola Maduro. Dichas medidas incluyeron el incremento del precio de la gasolina y la realización de un censo automotor para viabilizar el subsidio a la misma, así como un importante aumento del salario mínimo. Anunció una plan de reconversión monetaria y el anclaje de la nueva moneda, el bolívar soberano, a una referencia que denomino el petro. Se comprometió a reducir el déficit fiscal y detener la emisión de dinero.

Moleiro en su escrito señala que el recién nacido bolívar soberano nació con plomo en el ala pues perdió la mitad de su valor a escasos días de su alumbramiento. En el artículo se mencionan las declaraciones de Víctor Álvarez ex ministro de Hugo Chávez en el cual señala que la reacción del mercado a las medidas ha sido mala lo cual se revela en la presión alcista del dólar paralelo, la cual se mantiene, y en la presión al alza de los precios, los cuales el gobierno busca controlar con medidas represivas creando un clima de terror. Señala Álvarez que los acuerdos de precios no son tales y que “a ese nivel no se pueden cubrir ni costos y eso puede producir un recrudecimiento de la escasez y la inflación”. Se menciona en el artículo los señalamientos del economista Francisco Rodríguez, quien fuera cercano al gobierno de Maduro, el cual señala que el programa económico del presidente tiene serios problemas de credibilidad. El gobierno ha prometido disciplina fiscal para frenar la inflación pero pocos le creen. Los expertos consultados para el reportaje coinciden en que “hay pocas razones para que los actores económicos sean optimistas”.

El economista Alejandro Grisanti de la consultora Ecoanalítica señaló recientemente, en una entrevista en CNN Dinero, que de acuerdo a sus estimaciones el gobierno no logrará cubrir el elevado déficit fiscal que tiene, el cual se potenciará como consecuencia de los aumentos salariales y bonos anunciados. Él no ve al gobierno ajustándose el cinturón. En consecuencia deberá emitir dinero sin respaldo para cubrir el déficit remanente, lo que impulsará aun más la hiperinflación. También señala que los planes gubernamentales no lograrán estabilizar el dólar paralelo, por el contrario él estima que el dólar paralelo ascenderá hasta ubicarse entre los 12 y 15 millones de bolívares fuertes atizando aun más la espiral inflacionaria. Adicionalmente a ello el aumento salarial repercutirá negativamente en la viabilidad económica, en especial de las pequeñas empresas, obligando a muchas de ellas a bajar la santa maría lo cual se traducirá en mayor desempleo y contracción económica.

En líneas generales las firmas de consultoría económica coinciden en sus expectativas, no ven al gobierno ajustándose el cinturón, por el contrario lo ven asumiendo compromisos salariales que no está en condiciones de pagar e imprimiendo dinero para cubrir el déficit, lo cual incentivará la inflación y desestabilizará el tipo de cambio. El gobierno en lugar de dialogar con los empresarios y tratar de aumentar su credibilidad, ha decidido recurrir a la represión creando un clima de terror para imponer unos precios, que son inviables en el contexto de una hiperinflación aupada por la escasa credibilidad de la agenda gubernamental. El clima de terror generará un nuevo ciclo de escasez. En este contexto la espiral ascendente del dólar paralelo continuará. El programa económico del gobierno fracasará en su propósito de estabilizar el dólar paralelo y el valor de la nueva moneda, el bolívar soberano. Tarde o temprano se planteará la necesidad de una nueva reconversión monetaria ante la obsolescencia del bolívar soberano y su primo hermano el petro.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com

Ilusión monetaria y salario mínimo

​José E. Rodríguez Rojas

El incremento del salario mínimo decretado por el gobierno ha creado la ilusión, en los sectores favorecidos por el mismo, que su situación mejorará en proporción al aumento. En realidad, la capacidad de compra de éste sé evaporará antes de que llegue a las manos de los beneficiarios.

En las colas que suelo hacer para retirar efectivo o comprar el pan, coincido con habitantes de las barriadas cercanas. En conversación con algunos de ellos he notado que lucen entusiasmados por las recientes medidas presidenciales, en particular las referentes al salario. Esto es lo que los economistas llaman “ilusión monetaria”, un fenómeno propio de los países con inflación aguda. El término se usa para referirse a la ilusión que despierta en muchas personas las abultadas cifras nominales de los aumentos de salario. Ello ha sucedido con el reciente aumento del salario mínimo, decretado por el gobierno, que lo ha elevado de 5 millones de bolívares fuertes a 180 millones. La elevada magnitud de la cifra ha llevado a muchos de los sectores favorecidos por la medida, a confiar en que su situación económica mejorará en proporción a la magnitud del aumento nominal señalado. Este espejismo es aupado por el gobierno y sus sindicatos afines, quienes insisten en que se puede compensar los efectos de la inflación con aumentos de salario obtenidos por decreto o fruto de una negociación colectiva.

La ilusión creada por el aumento de salario mencionado sorprende, pues es un hecho de conocimiento general que en los últimos años los aumentos de salario mínimo no han logrado incrementar la capacidad de compra de los beneficiarios, por el contrario al incentivar la inflación tienden a deprimirla. Cuando deducimos el efecto de la inflación del salario nominal obtenemos el salario real, el cual mide la evolución de la capacidad de compra del salario. El economista Humberto García Larralde ha estudiado el impacto de los aumentos de salario mínimo en el salario real durante el gobierno de Nicolás Maduro. Los resultados de su trabajo señalan que a pesar de los múltiples aumentos de salario mínimo decretados por Maduro, el salario real descendió en un 55,8 %. El salario mínimo real, a mediados del año 2017, representó menos de la mitad del salario mínimo real en el último año del gobierno de Chávez (García Larralde, H. Hiperinflación. Dígalo Ahí. 11 de septiembre del 2017).

El deterioro de la capacidad de compra del salario mínimo se ha prolongado hasta los momentos actuales. En el cuadro 1 podemos observar la tendencia citada, tomando como referencia la canasta básica del CENDAS, un organismo relacionado con la Federación Venezolana de Maestros. De acuerdo con las cifras del cuadro 1 el salario mínimo en el mes de julio del 2018 no llega a representar ni el 1% de la canasta básica. La hiperinflación destruyó la capacidad de compra del salario en su totalidad. Si proyectamos el valor de la canasta básica al 1 de Septiembre encontramos que la situación no cambia sustantivamente pues la capacidad de compra del nuevo salario mínimo sigue siendo abiertamente insuficiente pues solo cubre el 7% de la canasta. El trabajador debe lograr otros ingresos con los cuales sufragar el 93% de su gasto de vida. La capacidad de compra del nuevo salario mínimo se ha evaporado antes de llegar a las manos de sus beneficiarios.

Cuadro 1. Evolución del salario mínimo como proporción (%) de la canasta básica (CB) en julio y setiembre 2018.

Julio (Bs Fuertes)

1 de Septiembre (Bs. Soberanos)

Canasta básica (CB)

1.157.252.851

25.460

Salario mínimo (S)

5.000.000

1.800

S/CB en %

0,43

7,07

Fuente: Finanzas Digital. 2018; cálculos propios. Nota: la CB de julio proviene del CENDAS, para la estimación de la CB de septiembre asumimos que los precios se duplican cada 25 días (dato tomado de: The Economist.2018), lo cual da una inflación de 120% mensual.

El director del CENDAS Oscar Meza en una entrevista con Cesar Miguel Rondón difundida por la prensa, estima que en los próximos dos meses la canasta básica ascenderá hasta lograr un valor de 20.000 bolívares soberanos, lo cual confirma la estimación del cuadro 1. El nuevo salario mínimo no alcanzará a representar ni un 10% de esta cifra. Según Meza “el poder adquisitivo se esfumó”. En otras palabras en los próximos meses la hiperinflación pulverizará la capacidad de compra del nuevo salario mínimo. En claro mensaje a los gremios y sindicatos que insisten en tratar de resolver el problema mediante negociaciones y contratos colectivos señaló: “Aquí no hay salario ni contrato colectivo que le pueda hacer frente a la hiperinflación, pero ni el sueldo recién aumentado ni las pensiones pueden sostener esta situación que estamos viviendo” (Noticiero Digital. 2018)

Referencias:

Finanzas Digital.2018. Cendas: canasta básica familiar de julio 2018 fue de Bs. 1.157.252.851. Aumentó 503.038.177 bolívares. Finanzas digital. Agosto 21, 2018.

Noticiero Digital. 2018.Cendas-FMV: el poder adquisitivo se esfumó. Inclusive con el aumento de salario. Noticiero Digital. Com. 23 de agosto del 2018.

The Economist. 2018.The perils of Nicolás Maduro. The Economist, august 11th, 2018.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com

El paquete agudizará la crisis económica

​José E. Rodríguez Rojas

El paquete de medidas anunciados está mal concebido, es confuso y contradictorio y no aliviará la crisis económica, por el contrario parece tender a agudizar la misma incrementando las presiones inflacionarias, lo cual impedirá restaurar la capacidad adquisitiva de los venezolanos que es el reto más importante que se plantea en los actuales momentos.

Nicolás Maduro expuso recientemente un paquete de medidas para luchar contra la supuesta guerra económica que incluyeron la reconversión monetaria, el incremento del precio de la gasolina a precios internacionales, un censo automotor para el subsidio al combustible y el anclaje del bolívar al petro. La exposición de las medidas fue confusa y no se entendió o no fue claro lo que persigue el gobierno con el paquete de medidas. Según Alejandro Grisantri, de la consultora Ecoanalítica, la gente acude a los economistas a fin de que estos les aclaren lo planteado por Maduro, pero ello es muy difícil de hacer. No se entiende como anclando el bolívar al petro se fortalecerá la moneda venezolana y se abatirá la inflación.

Grisanti y su colega Henkel García de la consultora Econométrica señalan que el paquete de medidas anunciadas por el gobierno parece un intento de implementar un plan económico similar al del Plan Real, el cual se llevó a cabo en Brasil, a inicios de la década de 1990, con el propósito de luchar contra la hiperinflación en ese país. El Plan Real contempló el anclaje del Real (la nueva moneda). Maduro y su gente tuvo la idea de hacer una mala copia del plan brasileño planteando el anclaje del bolívar al petro.

La política de anclaje de una moneda debilitada es una estrategia antiinflacionaria que se ha usado con anterioridad en Venezuela, durante el segundo gobierno de Caldera con la Agenda Venezuela. En este caso se ancló el bolívar a una moneda dura como el dólar, buscando que la credibilidad y confianza de éste se trasladara a la moneda venezolana debilitada por la inflación. La confianza y credibilidad del dólar nace de la fortaleza de la economía de los Estados Unidos y de la confianza que generan en los mercados las políticas de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Banco Central), orientadas a mantener bajas las tasas de inflación en el país norteamericano. Adicionalmente a ello el gobierno venezolano tenía el musculo financiero para establecer una relación relativamente fija entre el bolívar y el dólar, para lo cual contaba con financiamiento externo gracias al apoyo del Fondo Monetario Internacional. El anclaje unida a otras medidas como el control del gasto público y la emisión de dinero por el Banco Central redujeron la inflación de 80%, a mediados de la década de 1980, hasta llegar a 12% en el año 2003.

En contraste con la experiencia anterior el petro es un invento del gobierno de Maduro que no tiene valor de mercado, pues no se transa en ninguno. Su valor lo fijará el Banco Central de Venezuela, es decir los testaferros que Maduro puso en esa institución para que emitieran dinero a solicitud de su gobierno, para financiar las políticas de control social. En otras palabras la confianza y credibilidad del petro es la misma que los agentes económicos y los ciudadanos puedan tener en el gobierno madurista. Como lo planteó Henkel García “el sistema monetario moderno… se basa en la confianza del emisor y quienes emiten el bolívar soberano y el petro son los mismos que llevaron al debacle al bolívar”.

Alejandro Grisanti plantea que un aspecto central del Plan Real brasileño fue la reducción del déficit público y del gasto gubernamental, así como de los subsidios que en Brasil otorgaban tanto el gobierno central como los gobiernos regionales. Según Grisanti el reciente aumento de la gasolina decretado por Maduro parece ir en esta vía, pero el incremento de la gasolina a precios internacionales es insuficiente para reducir la magnitud del déficit fiscal en los niveles que se necesitan para abatir la hiperinflación. Es necesario que Maduro y su gobierno se ajusten el cinturón y reduzcan los subsidios en una magnitud significativamente mayor.

No hay señales que indiquen que el gobierno se embarcará en un régimen de austeridad. Por el contrario lo más probable es que mantenga en el tiempo su estrategia para mantenerse en el poder asociada a una política de control social y subsidios ligada al carnet de la patria. El estrambótico aumento del salario mínimo que pasó de 3 millones de bolívares a 180 millones evidencia que el gobierno continuara emitiendo dinero discrecionalmente para financiar estos aumentos, lo cual llevará la hiperinflación a mayores niveles. Según Henkel García el aumento salarial “es una locura, tendremos la inflación diaria más alta de nuestra historia”.

La otras medidas anunciadas son las que tienen que ver con la reconversión monetaria y la eliminación de cinco ceros a la moneda. Ello facilitará las transacciones y el manejo administrativo de las empresas y de los bancos. José Guerra economista y diputado de la Asamblea Nacional señaló que al Banco Central han arribado la cantidad de billetes necesarias para paliar la crisis de efectivo que existe desde hace varios años, de ser así ello tendrá un efecto positivo en el pequeño comercio y particularmente en el informal. Sin embargo la hiperinflación provocará la obsolescencia de los nuevos billetes en pocos meses, como ocurrió con el bolívar fuerte.

En consecuencia el paquete de medidas anunciadas está mal concebido, es confuso y contradictorio y no aliviará la crisis económica, por el contrario parece tender a agudizar la crisis incrementando las presiones inflacionarias, lo cual impedirá restaurar la capacidad adquisitiva de los venezolanos que es el reto más importante que se plantea en los actuales momentos.

Nota: los planteamientos de Alejandro Grisanti fueron hechos en un programa de CNN Dinero del 14 de agosto, orientado a discutir las medidas recientes del gobierno madurista. Los señalamientos de Henkel García han sido difundidos por la prensa nacional.

Profesor UCV

josenri@gmail.com

Un futuro económico complicado

​José E. Rodríguez Rojas

Los gobiernos del chavismo no solo han complicado el presente provocando una aguda contracción económica y una inflación fuera de control, sino que también han ensombrecido el futuro del país complicando cualquier plan de reestructuración de la deuda externa que se plantee en los años venideros, debido a los reclamos que plantean las empresas expropiadas ante los tribunales de los Estados Unidos.

Crystallex, una empresa minera canadiense, obtuvo en el año 2002 permiso para explotación de las minas “Las Cristinas”, pero en el año 2008 dichas minas fueron estatizadas por el gobierno de Hugo Chávez. Desde ese momento la citada empresa planteó un reclamo por los bienes expropiados y el perjuicio sufrido que se estima en 1.200 millones de dólares. Primero recurrió a una corte internacional, que para tales efectos existe en el Banco Mundial, el cual falló a favor de la empresa canadiense. Posteriormente, en Canadá, el gobierno venezolano y la empresa citada llegaron a un acuerdo según el cual el gobierno acordaba indemnizar a la empresa minera, pero la parte venezolana no cumplió con el acuerdo. Debido a ello Crystallex acudió a una corte distrital en el estado de Delaware, donde está registrada la empresa venezolana CItgo (filial de PDVSA), y solicitó confiscar las acciones de Citgo como compensación a la deuda que el gobierno venezolano mantenía con ella. El juez de la corte de Delaware falló a favor de Crystallex y autorizó a la empresa a incautar las acciones de Citgo en compensación. La decisión del juez es apelable, por lo que los abogados de Pdvsa recurrieron a una corte superior en contra del fallo; debido a ello el proceso de embargo de las acciones de Citgo puede llevar tiempo.

Lo significativo de la decisión del juez de Delaware es que echó por tierra el argumento de Pdvsa según el cual la petrolera venezolana y el Estado venezolano son entes jurídicos diferentes. El juez concluyó en su decisión que Pdvsa y el Estado venezolano son una sola cosa y los que mantienen reclamos contra el Estado venezolano por deudas impagadas o indemnizaciones, como las de Crystallex, pueden tomar las acciones y bienes de Citgo en Estados Unidos como compensación. Ello provocará que a la demanda de Crystallex se sumen otras empresas como Conoco Philips que tienen reclamos similares. También un grupo de tenedores de bonos de Venezuela que mantienen un pleito judicial exigiendo al gobierno de Venezuela 8000 millones de dólares. Toda empresa que se sienta perjudicada por las locuras de los dirigentes chavistas correrán en tropel a Delaware a hacer valer sus derechos.

La fila de empresas ante los tribunales de Delaware, perjudicadas por las acciones de los gobiernos chavistas, complicará el futuro económico de Venezuela. En el momento en que en el país se plantee un plan de recuperación económica, será necesario dinero fresco para lograr incrementar las importaciones y la recuperación del aparato productivo, para lo cual será indispensable un plan de reestructuración de la deuda externa. Los reclamos de las empresas afectadas por las alocadas decisiones del chavismo harán más complicado cualquier plan de reestructuración de la deuda externa de Venezuela.

Nota: para la elaboración de este articulo se ha utilizado información disponible en varios reportajes sobre el tema en la prensa nacional, pero sobre todo una síntesis que hicimos de una entrevista a Luis Pacheco, quien se desempeña como profesor del Centro de Estudios de Energía de la Rice University, en el programa CNN Dinero el pasado 10 de agosto.

Profesor UCV

josenri@gmail.com

Sin financiamiento y cambio político no hay salida económica

​José E. Rodríguez Rojas

Los ingresos del gobierno han caído y ha optado por imprimir dinero para financiar los mecanismos de control social potenciando la hiperinflación, lo cual ha incentivado la conflictividad social. La hiperinflación y la conflictividad pueden conducir a un gobierno de transición que posibilite el levantamiento de las sanciones y tramitar nuevo financiamiento ante la Asamblea Nacional. Sin financiamiento no es posible salir de la crisis económica.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reporte más reciente sobre Venezuela prevé una inflación anualizada de 1.000.000,00% al año. La estimación del FMI para algunos puede parecer descabellada, pero es realista. La banca de inversión Barclays Capital estimaba 200.000%, pero la diferencia de pasar a 1.000.000,00% es un poco más de inflación mensual. Barclays Capital esperaba un 80% de inflación mensual, pero se ha incrementado a 150%, lo que hace factible que se pueda llegar a 1 millón o 2 millones anuales de inflación.

Algunos sectores del país albergan la esperanza de que el gobierno pueda entrar en razón y cambie su política económica a fin de revertir el proceso inflacionario. Esta perspectiva choca con las previsiones de Barclays Capital. Según esta banca de inversión los ingresos del gobierno han venido disminuyendo. El gobierno había puesto su esperanza en el incremento de los precios del petróleo para recuperar sus ingresos, pero la caída de la producción petrolera ha bloqueado esta posibilidad. La producción petrolera viene cayendo. Este año se ha contraído 40%, la caída de la producción más que compensa la subida reciente en los precios del petróleo, por lo cual los ingresos han caído. El gobierno tiene la esperanza de que la producción se recupere, pero las previsiones son que continuará cayendo, al igual que los ingresos del gobierno. En la medida que caiga la producción petrolera y los ingresos, la única salida del gobierno es continuar imprimiendo dinero. La semana pasada, en una sola semana, el Banco Central expandió la base monetaria (dinero circulando en la economía) en un 25%. Para tener una idea de lo desproporcionado de esta cifra, podemos mencionar que en el caso de Colombia el crecimiento de la base monetaria, durante todo un año, no llega a la mitad.

El gobierno ha apostado al control social, realizando aumentos de salario mínimo y llevando a cabo transferencias (subsidios como las bolsas CLAP y bonos) que de alguna manera garanticen la fidelidad de la población beneficiaria o los desestimule a protestar. Pero ello se convierte en una bola de nieve pues debe imprimir dinero para hacerlo, lo cual impulsa aun más la inflación. Estos mecanismos pierden efectividad pues no logran compensar los elevados incrementos en el costo de vida que genera la hiperinflación. El salario mínimo en términos reales (capacidad de compra) ha caído prácticamente a cero, apenas alcanza para comprar una lata de atún, si es que se consigue. El deterioro que genera la hiperinflación crea un ambiente que ha llevado a un incremento de la conflictividad social, la cual es previsible que crezca en los próximos meses.

El gobierno ha intentado llegar a un acuerdo con los empresarios a fin de realizar un control de precios consensuado con estos sectores. Estos acuerdos es poco probable que prosperen y tengan alguna posibilidad de éxito pues la salida a la crisis económica requiere financiamiento para atenuar la escasez de divisas y mejorar el abastecimiento, no solo de alimentos y medicinas, sino de insumos para restaurar el aparato productivo y el sistema de transporte de alimentos y de pasajeros.

El acceso a nuevo financiamiento es improbable que se dé, pues Venezuela está en default. Tiene sanciones que limitan el acceso a nuevo financiamiento. Los países amigos del gobierno como China y Rusia han estado esquivando la posibilidad de concederle más recursos. Sin financiamiento es imposible solucionar la crisis económica de Venezuela. El acceso a financiamiento requiere el levantamiento de las sanciones por la comunidad internacional, para lo cual es indispensable que el gobierno tramite el nuevo financiamiento a través de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición. Esto, es muy poco probable que suceda, mientras Maduro esté en el poder. Es probable que la hiperinflación y la conflictividad social que ésta genera, contribuya a algún tipo de transición política que pueda abrir el camino al levantamiento de las sanciones. Sin ello no hay posibilidad de resolver la crisis económica.

Nota: este artículo se basa mayormente en una entrevista al economista Alejandro Arreaza de la banca de inversión Barclays Capital realizada en el programa CNN Dinero, el 24 de julio del presente año. En lo relacionado con la necesidad de un régimen transición política para acceder a financiamiento recoge también planteamientos del economista Alejandro Grisanti de la consultora venezolana Ecoanalitica, hechos en una entrevista reciente en el mismo programa.

Profesor UCV

La involución de la economía venezolana

​José E. Rodríguez Rojas

El chavismo como gobierno ha tendido a recorrer una ruta similar al del peronismo argentino y la Cuba de los Castro. Ha conllevado una destrucción de las capacidades productiva del país, generando una involución que ha implicado un descenso de la importancia de la economía de Venezuela, que ha pasado de ser la cuarta economía de América Latina a ser la séptima. El caso de Venezuela es anómalo entre las economías de mediano y gran tamaño de la región que en las década recientes han tendido a crecer.

Que un proyecto político genere una involución en las capacidades productivas de un país no es una novedad en América Latina. Cuba era una economía prospera, antes de la llegada de los Castros al poder, e involucionó hasta convertirse en una economía parasitaria, cuya sobrevivencia solo es posible si otros países acuden en su ayuda a subsidiar el desastre nacional. Otra experiencia histórica, muy similar a la de Venezuela, fue la que sucedió con la llegada del peronismo al poder en Argentina. A inicios del siglo veinte el país austral rivalizaba en su nivel de vida con los europeos. Varios factores tanto internos como externos cambiarían esta situación. Uno de ellos fue la llegada de Perón, y la reconcomiada Evita, al poder; sus políticas sumergirían a la economía argentina en una combinación de estancamiento económico e inflación que inició el camino hacia el hundimiento del país austral en un caos de hiperinflación y pobreza.

En el contexto descrito el chavismo como gobierno ha tendido a recorrer una ruta similar al del peronismo argentino y la Cuba de los Castro. Ha conllevado una destrucción de las capacidades productiva del país, retrotrayéndonos a los niveles de producción de la década de 1950 (Ver: Rodríguez Rojas, José E. El chavismo: un proyecto destructivo. Dígalo Ahí, julio 2018). Esta involución ha implicado un descenso de la importancia de la economía de Venezuela en el contexto de América Latina.

Los organismos internacionales clasifican las economías de América Latina, por su tamaño, en un ranking donde el Producto Interno Bruto (PIB) es el indicador de referencia utilizado para dimensionar el tamaño. El PIB se define como el valor de la producción total de bienes y servicios que se generan en el territorio de un país. Los niveles de producción de un país tienen mucho que ver con la dimensión del territorio, por lo cual el ranking, para el año 2007, es encabezado por los países de mayor dimensión territorial como el gigante Brasil encabezando la lista, luego se ubica México y después Argentina. A continuación de los países de mayor dimensión territorial se ubicaba Venezuela en el cuarto lugar y detrás de Venezuela los países de mediano tamaño como Colombia, Chile, Perú y Ecuador (ver cuadro 1).

En la medida que el chavismo llegó al poder y se inició el proceso de destrucción de las capacidades productivas que lo ha caracterizado, esta situación comenzó a cambiar. Este proceso fue motivo de un artículo en el diario español El País donde se reportaba que Venezuela estaba disminuyendo su posición en el ranking de las economías latinoamericanas. En los años posteriores al 2007, reportaba el artículo de El País, otros países de América Latina, comenzaron a desplazar a Venezuela. Cuando examinamos las estadísticas observamos que, para el año 2015, Colombia ocupaba el cuarto lugar y Chile el quinto, desplazando a Venezuela, la cual fue relegada al sexto lugar (ver cuadro 2, anexo). Esto es consecuencia del crecimiento del PIB de las economías citadas y del retroceso de nuestro país. En los cuadros 1y 2 podemos observar que mientras Venezuela disminuyó su PIB entre el año 2007 y 2015, Colombia por ejemplo, lo aumentó de 203 a 378 mil millones de dólares, un incremento del 86%. Ello revela que el comportamiento de Venezuela es un caso anómalo entre las economías de mediano y gran tamaño de la región.

El mencionado artículo de El País señalaba, en el año 2016, que era previsible que la economía de Venezuela se siguiera contrayendo y que su descenso en el ranking de las economías latinoamericanas continuara. En efecto cuando observamos las estadísticas del año 2017 observamos que Perú se ubicaba en el sexto lugar relegando a Venezuela al séptimo puesto (ver cuadro 3, anexo).

Anexos

Cuadro 1. Países grandes y medianos de América Latina clasificados por el tamaño de su economía, año 2007.

País

PIB (miles de millones de dólares)

Ranking

Brasil

1268,46

1

México

1022,06

2

Argentina

262,33

3

Venezuela

228,07

4

Colombia

202,92

5

Chile

163,91

6

Perú

107,05

7

Fuente: CEPAL; cálculos propios.

Cuadro 2. Países grandes y medianos de América Latina clasificados por el tamaño de su economía, año 2015.

País

PIB (miles de millones de dólares)

Ranking

Brasil

2346

1

México

1291

2

Argentina

543,1

3

Colombia

377,9

4

Chile

258

5

Venezuela

206,3

6

Perú

202,6

7

Fuente: FMI; cálculos propios.

Cuadro 3. Países grandes y medianos de América Latina clasificados por el tamaño de su economía, año 2017.

País

PIB (miles de millones de dólares)

Ranking

Brasil

2055

1

México

1149,2

2

Argentina

637,7

3

Colombia

309,2

4

Chile

277

5

Perú

215,2

6

Venezuela

210,1

7

Fuente: FMI

Profesor UCV

josenri2@gmail.com

El chavismo: un proyecto destructivo

​José E. Rodríguez Rojas

El chavismo como gobierno ha implicado la destrucción de las capacidades del país retrotrayéndonos, en términos productivos, a los niveles de mediados de la década de 1950.

El chavismo como gobierno ha conllevado a una sistemática destrucción de las capacidades productivas del país, tanto las públicas como las privadas. En primer lugar logró destruir la primera empresa pública del país: PDVSA. La compañía petrolera estatal figuraba como la principal multinacional de importancia en América Latina con inversiones en refinerías en Estados Unidos y Europa y una cadena de distribución de gasolina en los Estados Unidos. Producía 3,4 millones de barriles por día debido a las limitaciones que imponían las cuotas de la OPEP, pero su capacidad de producción era de 4 millones de b/d. Todo esto se vino abajo progresivamente después de que el prócer de Sabaneta despidiera en cadena de radio y TV a la gerencia profesional que dirigía la empresa. La producción comenzó a declinar y no ha parado hasta los momentos actuales cuando se ubica en un poco más de 1 millón de b/d. Según la opinión de diversos expertos petroleros la empresa es irrecuperable pues esta carcomida por la burocracia y la corrupción.

El chavismo también se ha caracterizado, a diferencia de otros gobiernos de izquierda como el de Evo Morales, Lula y Correa, por un sistemático hostigamiento a la iniciativa privada, que se ha traducido en la expropiación y confiscación de empresas productivas que cuando llegan a manos del Estado entran en un proceso de mengua, como ha ocurrido con Agroisleña, CANTV, Electricidad de Caracas, Lácteos Los Andes e innumerables empresas agroindustriales, agrícolas y ganaderas. El hostigamiento también ha implicado una política de control de precios que en un entorno inflacionario ha reducido la rentabilidad de las empresas, obligando a muchas a bajar la santa maría. También una política de control de cambio que ha agudizado las restricciones a la importación de insumos, indispensables para muchas de las empresas como las de derivados de trigo, aceites, avícolas, papel, embases, refacción de vehículos y pare usted de contar, que han dificultado la operatividad de las empresas.

En el caso de las empresas transnacionales el control de cambio ha impedido la repatriación a sus casas matrices de las ganancias que generan y dificulta la operatividad de las filiales en la medida que limitan la transferencia de recursos y tecnologías a éstas, dificultando la actualización tecnológica que normalmente ocurre en las empresas. También el chavismo ha impulsado una política económica que ha ido progresivamente incentivando la inflación y reduciendo el poder de compra de los venezolanos, disminuyendo a su vez el mercado natural de las compañías y afectando negativamente la dimensión de sus negocios. Una combinación de todos estos factores ha llevado a muchas empresas transnacionales a abandonar el país.

El caso más reciente fue el de la compañía Kellog’s, ubicada en el área de San Jacinto en Maracay, lo que implicó la pérdida de 400 puestos de trabajo. La salida de la Kellog’s es el caso más reciente, pero con anterioridad la lista de transnacionales que han abandonado el país es larga e incluye a líneas aéreas, laboratorios, empresas petroleras y agroalimentarias.

El colapso de las empresas publicas como PDVSA, el estado de mengua de las empresas expropiadas y confiscadas, la fuga de empresas transnacionales y el cierre de las privadas nacionales ha lesionado la generación de empleo y el tejido productivo del país de manera sensible. El deterioro del tejido productivo del país se refleja en la caída de la producción que viene desde hace varios años contrayéndose. Esta caída se puede medir a través del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) que se define como el valor monetario de la masa total de bienes y servicios que se produce en un país. En los cuatro años previos al 2017 el PIB descendió 35% según José Manuel Puente, economista y profesor del IESA. Es la crisis más aguda que se haya vivido en América Latina en los últimos 40 años, según el mencionado profesor. Afirmó también que el PIB de Venezuela en el año 2017 es similar al que tenía Venezuela en el año 1955, por lo que el país retrocedió 60 años en términos productivos. Estas afirmaciones las hizo el economista en el foro Perspectivas 2018 llevado a cabo por el IESA en el mes de marzo y han sido difundidas por la prensa nacional.

La destrucción que ha ocasionado el chavismo en el tejido productivo del país nos ha hecho retroceder a los niveles de producción de la época de Pérez Jiménez; todo el esfuerzo que hizo el gobierno de Pérez Jiménez y lo que hicieron posteriormente los gobiernos de la democracia se ha ido a pique. Cuanto de esto se podrá recuperar es una tema de discusión, primero tenemos que salir de los herederos del prócer de sabaneta que continúan la meticulosa labor de destrucción de su mentor.

Profesor de la UCV

josenri2@gmail.com

Hiperinflación y control social

​José E. Rodríguez Rojas

Con los recientes cambios en el gabinete el gobierno quiere dar la impresión de que está haciendo algo sobre la economía, cuando en realidad la economía no les interesa. Evidencia de ello es que los designados no dominan el tema económico. Lo que realmente les importa es el control social de una parte de la población. La hiperinflación es generada por la expansión del gasto público producto de los beneficios que se le conceden a un 25% del electorado, que es utilizado en los eventos electorales para prolongar la permanencia de Maduro en el poder y montar la fachada de una democracia. Un poco más de 30 millones de venezolanos debemos sufrir un proceso de empobrecimiento, generado por la hiperinflación, para financiar el gasto social de éste 25%.

En un programa de CNN Dinero reciente se abordó el tema de los cambios en el gabinete de Maduro y se preguntaba al economista invitado si los mismos contribuirían a aliviar la crisis económica que enfrenta el país o si se trataba de más de lo mismo, pues se trataba de los nombres de siempre pero en cargos diferentes.

El economista entrevistado fue Orlando Ochoa quien planteó: Maduro tiene un aparato de propaganda que insiste en el tema de la guerra económica. Estos cambios quieren dar la impresión de que están haciendo algo en lo económico, cuando en realidad el tema económico no les interesa, pues los designados no dominan el tema económico. Comenzando por El Aissami quien fue designado Vicepresidente para Asuntos Económicos. Mientras tanto la economía se deteriora, la inflación se acelera; si anualizamos la inflación mensual obtenemos una cifra que oscila entre 115 a 160.000%. No hay una política económica para frenar la inflación ¿Porqué sube la inflación? Al examinar los números observamos que hay una expansión fiscal y una expansión monetaria continua lo que presiona la inflación al alza ¿Porqué lo hacen? Maduro ha hecho un fuerte énfasis en el control social de una pequeña parte del electorado, que estimamos oscila entre 20 y 25% del mismo. Este 25% recibe beneficios que generan una expansión del gasto público y un déficit que es financiado monetariamente (con la impresión de dinero) por el Banco Central de Venezuela (BCV). Ese gasto fiscal (gubernamental), con la finalidad de control social, es lo que genera la inflación. Un poco más de 30 millones de venezolanos sufrimos un proceso de empobrecimiento, debido a la hiperinflación, para financiar el gasto social de un 25% de la población que es utilizada en los eventos electorales para prolongar la estadía de Maduro en el poder, lo que permite mantener la fachada de una democracia.

El presentador del programa Xabier Serbiá planteó que Maduro estaba tratando de ganar tiempo y le preguntó al entrevistado: ¿qué lectura le das a estos cambios?, ¿son parte de une estrategia para ganar tiempo?

Ochoa respondió: quieren dar la impresión de que están haciendo algo sobre la economía. Venezuela requiere un plan de estabilización para el control de la inflación, acceso a fuentes de financiamiento internacional, una protección de los activos petroleros. Las sanciones financieras y la acelerada caída de la producción petrolera hacen que esto se vea, en un periodo muy corto de tres meses, muy feo y doloroso para la población. Esto no es sostenible económicamente. El tiempo que pasa perjudica a la economía. El deterioro de la economía es el costo de mantenerse en el poder. En el lado político ganan tiempo tratando de legitimarse en el poder. Veremos en los próximos meses, en el balance, que resulta decisivo si lo económico o lo político.

En la línea de argumentación desarrollada por Ochoa observamos que la designación del presidente del BCV ha recaído en alguien que no tiene ni la formación ni la experticia en el área financiera y de banco central que requiere el cargo. Así lo ha afirmado el economista y diputado José Guerra, quien a su vez señaló que “es una falta de respeto a la profesión del economista, una falta de respeto al país y una burla a Venezuela”. Se desempeñará en el cargo como un gestor del instituto financiero cuya misión será acatar en forma expedita las solicitudes del ejecutivo para imprimir dinero y contribuir a financiar el gasto social de la pequeña parte del electorado que su jefe requiere para prolongarse en el poder, metiéndole fuego a la hiperinflación.

La designación del presidente del banco central es clave en una agenda para el control de la inflación, en cuyo caso se designan expertos al frente del mismo, cuya prioridad es el control de la masa de dinero requerida para el funcionamiento de la economía, evitando que la misma crezca a discreción de las necesidades de un gobierno populista. Esto es lo que han hecho países como Bolivia, bajo el gobierno de Evo Morales, y Lula durante su mandato al frente del gobierno de Brasil. Ambos compañeros de viaje del chavismo (Ver: Rodríguez R., José E. El milagro económico boliviano. Dígalo Ahí, 23 de enero del 2017)

Profesor UCV

josenri@gmail.com

La democracia liberal bajo acoso

​José E. Rodríguez Rojas

El deterioro de la democracia en Venezuela es consecuencia de la debilidad de las instituciones liberales, base de la democracia liberal. Esto es parte de un proceso global que involucra a numerosos países del mundo en desarrollo donde las instituciones liberales están bajo acoso, pues los votantes eligen líderes autoritarios que las están debilitando. Al final la eliminación de las instituciones liberales está conduciendo a la muerte de la democracia en su sentido más básico, como ha ocurrido en nuestro país.

El deterioro de la democracia en Venezuela es consecuencia de la debilidad de las instituciones liberales (jueces independientes y prensa libre), las cuales fueron eliminadas o neutralizadas por un líder autoritario elegido por votación popular. Las instituciones liberales no tuvieron la suficiente fuerza para contener el poder y los abusos del déspota. El deterioro de la democracia en nuestro país es parte de un proceso global que viene dándose en el mundo en desarrollo y que involucra a naciones de la Unión Europea como Hungría, que también es miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde se codea con los países más ricos. También Turquía (miembro de la OCDE) está siendo afectada por la misma dinámica. La tesis expuesta es planteada por la revista The Economist en un artículo reciente donde presenta de forma magistral la diferencia entre democracia y democracia liberal, mostrando que esta última está siendo acosada por líderes autoritarios en muchos de los países en vías de desarrollo.

La última encuesta de Freedom House, un centro de análisis estratégico ubicado en Estados Unidos, se llamó “Democracia en crisis” y muestra que en el año 2017 los países que vieron deteriorar su democracia superan en número a los que mostraron mejoras. La Fundación Bertelsmann, otro centro similar que se focaliza en economías emergentes, encontró que la calidad de la democracia ha caído a su nivel más bajo en 12 años.

Los índices elaborados para medir la calidad de la democracia, lo que miden no es simplemente democracia sino democracia liberal, la cual se define como un gobierno electo en elecciones libres y transparentes, que también respeta los derechos individuales y de las minorías, el estado de derecho y las instituciones independientes.

Democracia y democracia liberal se pueden separar y las diferencias entre ambas son importantes. Los votantes (o sus representantes) pueden querer cosas que son democráticas pero que no son liberales, como por ejemplo restringir un discurso que no es de su agrado (las declaraciones que violan la Ley del Odio, en Venezuela) o perseguir a una minoría que no les gusta o a la cual culpan de sus desgracias (inmigrantes sirios en Turquía, satanizados por el primer ministro Victor Orton). Al mismo tiempo muchas de las instituciones liberales (jueces independientes y prensa libre) no son democráticas pues no son elegidas por voto popular y restringen el poder de los políticos elegidos por votación popular. En una democracia liberal el poder está disperso. Los políticos no solo deben responder a los votantes sino que también deben hacerlo ante la ley, y someterse a la supervisión de los periodistas y los grupos de presión.

El componente liberal de la democracia está bajo acoso en las democracias jóvenes de los países en vías de desarrollo, pues los votantes están eligiendo líderes que lo debilitan, creando lo que Victor Orton, primer ministro de Hungría, llama la “democracia no liberal”. Una vez que el autócrata de turno, como el señor Orton, destruye las instituciones liberales, considera conveniente legitimarse periódicamente mediante elecciones por lo cual el componente democrático sobrevive en lo que el señor Orton llama la “democracia no liberal”. Sin embargo una vez que las instituciones liberales fenecen, también lo hace la independencia de los organismos electorales, como en Venezuela, y el autócrata manipula a su antojo los resultados electorales para perpetuarse en el poder. En consecuencia, a la larga la desaparición de las instituciones liberales conduce a la muerte de la democracia en su sentido más básico.

Globalmente el apoyo político a la democracia se mantiene elevado, debido a ello los autócratas no admiten explícitamente que planean deshacerse de ella, por ello buscan revertirla en su esencia manteniendo una apariencia externa democrática, mediante elecciones periódicas, con lo cual buscan legitimarse ante la comunidad nacional e internacional apelando a subterfugios como los de una “democracia no liberal”.

Eventualmente cuando el sistema de contrapesos y chequeos institucionales es destruido el autócrata encuentra una vía expedita para neutralizar la democracia persiguiendo a la oposición, encarcelándola o inhabilitándola, como ha sucedido en Venezuela, donde la Asamblea Nacional elegida con los votos del pueblo es desconocida por el ejecutivo, eligiendo un parapeto paralelo en unas elecciones manipuladas y no reconocidas por la comunidad internacional.

El acoso a la democracia liberal es un fenómeno que se centra en los países en vías de desarrollo. En los países de democracias maduras ésta no corre peligro pues los sistemas institucionales de contrapesos al poder de los políticos electos se mantienen fuertes y la democracia liberal goza de buena salud, a pesar de las extravagancias de líderes potencialmente autocráticos como Trump.

Referencia: The Economist. In retreat. After decades of triumph democracy is losing gound. Junio 14, 2018.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com

El retroceso democrático

​José E. Rodríguez Rojas

Existe un deterioro de la democracia a nivel global. Este retroceso es reciente y se concentra en los países en desarrollo, debido a la debilidad de los mecanismos institucionales para el control de los hombres fuertes potencialmente autoritarios. El desmantelamiento de la democracia no es inevitable, pues países en desarrollo como la India han mantenido un régimen democrático por 70 años. En otros países la resistencia de la población ha desplazado del poder a hombres fuertes corruptos, a pesar de la censura. Lo más importante en la defensa de la democracia son las instituciones, como una prensa libre y jueces independientes, aunque el ejemplo de las democracias maduras controlando a hombres fuertes, potencialmente autoritarios, influye.

¿Está la democracia en problemas? Después de 30 años de la afirmación de Francis Fukuyama declarando el fin de la historia y el triunfo de la democracia liberal, esta pregunta todavía es pertinente. Algunas de las principales potencias tienen líderes autoritarios como Putin en Rusia y Xi Jimping en China que está dirigiendo a esta nación hacia el gobierno de un solo hombre. A lo largo del mundo en desarrollo los hombres fuertes tienden a prevalecer como es el caso de Erdogan en Turquía y Ortega en Nicaragua.

Los índices sobre la salud de las democracias muestran un alarmante deterioro desde la crisis financiera del 2007 al 2008. Uno de esos índices es publicado por la Unidad de Inteligencia Económica de la revista The Economist, y muestra que 89 países mostraron una regresión en sus niveles de democracia y solo 27 han mejorado. Algunas encuestas muestran que solo un tercio de los jóvenes estadunidenses piensan que es “esencial” vivir en democracia. Este año han proliferado libros sobre el fin de la democracia.

El pesimismo sobre la democracia debe ser puesto en contexto, pues el deterioro sucede después del relevante avance que se produjo en la segunda mitad del siglo XX. En el año 1941 solo había una docena de democracias en el mundo; en contraste para el año 2000 solo 8 países nunca habían experimentado un proceso electoral. Una amplia encuesta en 38 países muestra que normalmente 4 de 5 personas prefieren vivir en democracia.

No todas las amenazas al pluralismo son del mismo grado, pues en las democracias maduras como los Estados Unidos el sistema institucional de chequeos y contrapesos que la caracteriza, mantiene bajo control al más ambicioso de los presidentes autocráticos. En este sistema son claves jueces independientes y prensa libre (es conceptualmente de origen liberal y está pensado para proteger derechos fundamentales como los de libertad de expresión, así como los derechos de las minorías). En las democracias inmaduras, estas instituciones son débiles, de manera que los hombres fuertes pueden erosionar las mismas rápidamente. En consecuencia el preocupante deterioro reciente de la democracia está ocurriendo en jóvenes democracias del mundo en desarrollo.

Desde Venezuela hasta Hungría este retroceso en las jóvenes democracias presentan fuertes similitudes y muestra lecciones para el occidente. ¿Cómo ocurre el debilitamiento de una joven democracia? En términos gruesos se puede generalizar que el debilitamiento atraviesa varias etapas. En una primera fase, surge un generalizado y popular descontento en contra de los gobernantes liberales en el poder. En una segunda etapa, un potencial hombre fuerte identifica a algún enemigo imaginario (el “imperio” en el caso de Venezuela) al cual culpar por los problemas del país. En una tercera etapa, la cual ocurre una vez tomado el poder, el autócrata se deshace de la prensa libre, de un sistema judicial independiente y de otras instituciones que le estorban. Al final prevalece un régimen con apariencia democrática pero sin el sistema de contrapesos institucionales, pues el respeto a los derechos individuales y el gobierno de la ley son eliminados, así como la prensa libre.

El proceso de deterioro de la democracia no es inevitable, países como la India han tenido una vibrante democracia por 70 años. Botsuana la ha mantenido por más de 50. Otros han logrado deshacerse de los potenciales autócratas, como ha sucedido en Malasia, Sudáfrica y Armenia. Desde Malasia a Sudáfrica existen considerables similitudes en los procesos que al final han llevado al desplazamiento de hombres fuertes por revueltas populares, que se han llevado a cabo en contra de la enorme corrupción que han desarrollado.

Las similitudes señaladas tienden a generar algunas lecciones La principal y más importante es que las instituciones importan. Las democracias occidentales tienden a enfatizar la calidad de las elecciones. Sin embargo, jueces independientes y periodistas estridentes son la primera línea de defensa de la democracia. Las instituciones de ayuda internacional y las ONGs deben redoblar los esfuerzos para fortalecer el gobierno de la ley y una prensa libre, aunque los autócratas inevitablemente los acusen de trabajar para agentes foráneos. En segundo lugar hay que destacar que la reversión del proceso de deterioro de la democracia ha sido impulsado por hombres fuertes oportunistas, más que por cambios en la ideología de los votantes. Cuando los autócratas roban descaradamente ninguna censura puede evitar que ello se divulgue y en algunos casos desplazarlos del poder. En último lugar el ejemplo de las democracias maduras importa, como es el caso de los Estados Unidos, donde las poderosas instituciones de ese país ponen restricciones al deslenguado de Donald Trump.

Nota: este escrito es una síntesis del artículo How democracy dies. Lessons from the rise of strongmen in weak states. 16 de Junio, 2018, publicado por la revista The Economist.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com