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Opinión

No recuerdo en estos momentos el nombre del autor de esa columna en El País. Debí haberlo anotado, pero no creí que el tema me iba a ocupar. El autor se refería a algo que para mí, en todo caso, no era nuevo: la permanente recurrencia de los políticos españoles a descalificarse mutuamente haciendo uso de referencias al periodo de Franco. En tan poco loable tarea, Pablo Iglesias y quienes lo secundan se han sacado los zapatos. Las veces que ha tildado a Rajoy de franquista e incluso de ser (un nuevo) Franco son ya incontables.

En medio de la crisis provocada por los independentistas catalanes, uno de los nombres más populares ha sido el de El Generalísimo. Para cualquier observador al margen de la maraña hispana, no solo un despropósito. Más bien una prueba o síntoma de que los españoles -hablo en general- no las tienen todas consigo cuando se trata del pasado. Franco y el franquismo, para muchos de ellos, no son todavía parte del pasado. El nombre de Franco se extiende con porfía sobre el presente, como si fuera una sombra.

Para un opinador chileno, nada sorprendente. Experiencia similar he vivido en mis visitas a la patria que tuvo la gloria de verme nacer. Y nótese que no lo he hecho –Dios me libre – en periodos electorales. Allí no hay conversación de más de 10 minutos que no te lleve a esos nombres, a esos lugares, a esas cosas tan sórdidas y horribles que ocurrieron en el periodo dictatorial. Como en la post-franquista España, en el post-pinochetista Chile, los huesos del dictador yacen bajo tierra. Pero el fantasma sigue acosando. Como si fuera una sombra.

Sí, como si fuera una sombra. Aunque no como las sombras del viejo pasado que no volverá, como reza el tango de Gardel. La sombra que se extiende sobre ambos países viene del pasado, pero de un pasado que no ha pasado. Se trata, para decirlo de un modo algo incongruente, de un pasado-presente. Uno que aparece donde y cuando menos se piensa. Incluso, allí, cuando se quiere acallar a la fuerza, más aparece.

En fin, hablo de un pasado no inconsciente sino de otro situado un par de centímetros más allá, en la zona del pre-conciente, lugar donde el pasado golpea las puertas de lo consciente sin atreverse a entrar. La imagen es de Freud quien nos habló del “retorno de lo reprimido”. Lo reprimido no es –téngase muy en cuenta- lo olvidado. Lo reprimido es simplemente lo que no se quiere recordar. C. G. Jung le puso un nombre corto. Lo llamó la sombra.

Típico de Jung. Su deporte favorito era dar a las ideas de Freud otros nombres para después presentarlas como propias. A veces eran tirados de las mechas (ánima, ánimus, arquetipos, por ejemplo) Otros, más afortunados. Es el caso de la sombra. La sombra, según Jung, es el inconsciente que no quiere hacerse consciente, o dicho con la precisión no literaria de Freud, es lo pre-consciente.

Jung –lo he escrito en otra parte- no era un psicoanalista clínico. En verdad, toda su psicología es meta-psicología, o si se prefiere, filosofía analítica. Para ayudar a un paciente no sirve, pero para pensar en los misterios situados más allá del alma no deja de ser sugerente. Incluso poético. Tan poético como su metáfora de lo inconsciente: la sombra.

Jung definía al inconsciente en sentido negativo, a saber, todo lo que no es consciente. Pero, además, agregó una segunda dimensión a la que llamó inconsciente colectivo. independiente del yo individual, pero sobre-determinante en cada uno de nosotros. Por cierto, adujo que esa era su diferencia con Freud, lo que de hecho es falso. Si hay alguien que ha estudiado de modo acucioso al llamado inconsciente colectivo (aunque sin darle ese nombre) y nada menos que en tres de sus obras centrales (El Malestar en la cultura, El fin de una ilusión y Psicología de las masas) ese alguien ha sido Freud, y no Jung. Pero dejemos a un lado las grandes pequeñeces de Jung y volvamos a la sombra.

La sombra de Jung es el pasado inconsciente que retorna con el objetivo de oscurecer el presente. Pero – es el detalle- al retornar no se hace consciente. Sigue actuando sobre nuestras vidas, aunque de modo oculto. La tarea del psicoanalista, a la vez que aclarar el pasado de cada individuo sería en ese sentido similar a la del historiador cuya función es aclarar el pasado de los pueblos, culturas, naciones. Solo cuando las sombras inconscientes que vienen del pasado sean disipadas, ese pasado comenzará a pasar y el presente será iluminado en toda su nitidez. El “pequeño” problema es que no podemos sentar a toda una nación en un diván.

Tampoco podemos suponer que todos los ciudadanos de un determinado país van a iluminar su pasado leyendo libros de historia. El lugar de la terapia colectiva tiene otro nombre. Un nombre desconocido para Freud y Jung (aunque no tanto para Lacan) Ese nombre es, política.

La política es el lugar de las aguas divisorias. Zona de conflicto y de transferencias. Espacio de encuentro y des-encuentro donde el ser se esfuerza en su –digámoslo con Hegel- lucha sin cuartel por el reconocimiento. Allí con los nos-otros y los otros obtenemos identidad pero a la vez revelamos nuestros malestares, síntomas de esa patología propia a la condición humana: la de ser cuerpo y alma a la vez.

En la política se construye la historia y por lo tanto allí fraguamos el futuro de acuerdo al pasado, tal como lo entendemos. O tal como no lo entendemos. En el caso del pasado español o chileno, es usado para estigmatizar al adversario. Así, designar como franquista o pinochetista a personas que no han tenido nada que ver con el periodo aludido, cumple una función ambivalente. Nombramos al pasado y a la vez lo minimizamos. Pues si Rajoy es Franco, quiere decir que Franco después de todo no era tan malo.

En uno de los, según mi opinión, mejores filmes de Rainer Werner Fassbinder, “Ruleta China”, los personajes, un grupo de parejas decadentes y acomodadas, practicaba un siniestro juego. De acuerdo a la ruleta uno debería decir del otro lo que indicaba cada pregunta. Hasta que llegaba el momento de “la pregunta mortal” ¿Qué habría hecho esa persona durante el Tercer Reich? El juego cumplía diversas funciones. Primero: mostrar que la sombra del pasado seguía presente. Segundo: la sombra del nazismo era reducida a un simple juego. Tercero: los comensales daban curso a sus agresiones personales, convertidos en representantes del pasado.

¿Debo decir que el juego de la ruleta china continúa siendo practicado en diversos países, aunque en reproducción ampliada? Creo que hay que rendirse a la evidencia: Los pueblos también enloquecen. Y quien no me crea, lea por favor la novela Patria, de Fernando Aramburu.

Sucumbir ante las sombras del pasado, impedir que el pasado pase, rendir tributo al pasado, no saber diferenciar las marcas que separan los tiempos, son signos patológicos que se dan en los individuos y en las naciones. De lo dicho obtuve hace pocos días una comprobación visual. En Hannover (3.12.2017) cientos de manifestantes se congregaron en las calles en contra de la inauguración del congreso interno del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD). Los acontecimientos derivaron en duros enfrentamientos con la policía.

Los cabecillas de la demostración dieron a conocer sus argumentos. El más socorrido fue: el fascismo no debe existir en Alemania. Pues bien, suponiendo que todos los miembros de AfD son fascistas, el hecho es que en las últimas elecciones AfD obtuvo una excelente votación, de modo que el problema reside no solo en el partido sino en los electores. Además: el derecho a existir de un partido con tendencias xenófobas pero con millones de electores no puede ser definido moral sino legal y constitucionalmente. Luego, quienes protestaban en contra de la AfD lo hacían también sin saberlo, en contra de la norma constitucional.

¿Por qué no puede existir un partido de ultraderecha en Alemania? Porque una vez Alemania fue nazi, es la más frecuente respuesta. Pero con el mismo argumento debería ser prohibido el partido de la izquierda extrema, cuyo pasado estalinista es evidente. En otras palabras, los manifestantes, en lugar de buscar la controversia con el partido enemigo, intentaron hacerlo desaparecer. Destruirlo y con ello impedir toda posibilidad (y oportunidad) de enfrentarlo políticamente. De ese modo dejaron en evidencia que ellos solo combatían a sus fantasmas, no a la AfD. La AfD para ellos no era un nuevo (remacho: nuevo) enemigo político al que hay que confrontar, sino una simple representación sombría del pasado. Lo que nadie les dijo es que el tiempo de la política no es el pasado sino el presente.

Nadie les dijo tampoco que el pasado está ahí para ser recordado y aclarado. Revivirlo es imposible. Si lo intentamos, solo veremos su sombra.

La obra completa de Carl Gustav Jung ha sido publicada en español por Editorial Trotta, Madrid 2016, 18 volúmenes

Diciembre 09, 2017

POLIS: Política y Cultura

https://polisfmires.blogspot.com/2017/12/fernando-mires-la-sombra.html?u...(POLIS)

 7 min


Anónimo

Hace unos días tuvimos acceso a unas ideas esquemáticas sobre retos políticos a enfrentar en los próximos meses, escritas por un amigo de un amigo de cuyo nombre no debemos acordarnos en esta presentación, copia de las cuales adjuntamos con la creencia firme de que apuntan acertadamente hacia la necesidad de ponernos de acuerdo en cómo abordar, de inmediato, la tarea de construir una vía para sacar a Venezuela de este salto al pasado al que mos ha traído el régimen actual.

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 1 min


Nuestra justicia, sin duda alguna, es críptica, enigmática, confusa y, en definitiva, incomprensible a la luz de la normativa vigente, la cual contrasta con lo que ocurre en la realidad.

Los principios fundamentales que rigen nuestro sistema penal, según la Constitución y las normas sustantivas y adjetivas que la complementan han sido sustituidos por prácticas y procedimientos sin fundamento jurídico alguno.

Bien podemos decir, con profunda preocupación ciudadana, que nuestra libertad, simplemente, depende de la voluntad de quien ejerce el poder.

El proceso se ha convertido en el arma más eficaz para neutralizar al adversario político y en la tentación de cualquier aventurero que pretenda escudarse en la ley penal para presionar indebidamente en su propio beneficio o en el de terceros inescrupulosos, pescadores en río revuelto.

Los derechos y garantías que consagra la Constitución para proteger el bien más preciado, después de la vida, como es la libertad, constituyen letra muerta de una carta magna declarada moribunda, aunque los jerarcas del oficialismo la sigan exhibiendo como recurso retórico e imagen repetida, carente de todo contenido.

En la práctica, la justicia penal se pone en movimiento por declaraciones anónimas o en razón de una alegada flagrancia, que no es tal; la presunción de inocencia es un argumento inocuo al que se responde con la detención preventiva que se prolonga sine die; y el proceso ha terminado siendo un simple instrumento que garantiza la inmediata sanción por hechos no probados, cuya autoría y culpabilidad se atribuye, sin más, a la víctima de un sistema injusto, diseñado y manejado de acuerdo con intereses particulares, económicos o políticos.

La pena o sanción prevista por la ley para determinados hechos que afectan las bases de la comunidad y que solo deben aplicarse después de un juicio justo se ha convertido en una simple referencia, a los fines de desconocer el derecho a un juicio en libertad.

La verdadera sanción, indefinida, indeterminada y prolongada, es la llamada prisión preventiva, en la modalidad de un trato cruel en los antros penitenciarios o su sustitución, en contados casos, por un arresto domiciliario acordado como medida humanitaria ante daños irreparables a la salud producidos bajo la responsabilidad del Estado.

Las modalidades de la persecución penal son múltiples. Dejando a un lado el absurdo alegato de flagrancia en casos que deben ser apreciados por expertos para determinar su verdadera naturaleza delictiva y que se traduce en la prisión inmediata en cárceles del horror, se han impuesto, como modalidades de pena anticipada: la humillante presentación periódica ante el tribunal, cada semana o cada quince días; la prohibición de salida del país; la inmovilización de cuentas bancarias; y, en definitiva, ante este panorama de incertidumbre e inseguridad, el exilio forzado del investigado como auténtica pena de extrañamiento.

El derecho penal, cuyas normas se han dictado para sancionar por los más graves hechos que afectan las bases de la comunidad, garantizando al investigado sus derechos, en particular su libertad y presunción de inocencia, se ha convertido en arma de persecución y terrorismo para vengar ofensas personales o pasar facturas políticas.

La criptojusticia debe ceder el paso a una verdadera justicia que no transite por caminos verdes, sino por la vía transparente del derecho, en manos de hombres y mujeres que asuman, con plena conciencia, la noble y sabia tarea de juzgar.

@ArteagaSanchez

aas@arteagasanchez.com

11 de diciembre de 2017

http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/criptojusticia_214710

 2 min


El que un ciudadano sea militar no debe ser óbice para que ocupe la presidencia de Pdvsa , de cualquier otra empresa del Estado o que sea ministro. Pero vestir verde oliva no debe ser una credencial suficiente para ocupar alguno de esos cargos. Por Pdvsa han pasado militares excelentes, algunos no tan buenos y ahora un oficial mísero tomó las riendas de nuestra principal empresa.

El primer presidente de Pdvsa fue un militar civilista, de gran prestigio en el mundo civil y en el de las armas. Carlos Andrés Pérez tuvo la acertada decisión de designar al general Rafael Alfonzo Ravard para dar una señal de que Pdvsa sería manejada como un negocio y que la política partidista no tendría cabida en sus filas. Durante la etapa democrática ningún militar formó parte de la directiva de la empresa y solo algunos oficiales retirados integraron la nómina de la gerencia de Prevención y Control de Pérdidas (PCP), desempeñándose con profesionalismo.

Chávez designó a tres oficiales en la directiva de Pdvsa. Como Directores Internos a los entonces coroneles Alfredo Carneiro Campos y a Oswaldo Contreras Maza y como Director Externo al general Arnoldo Rodríguez Ochoa. Alfredo Carneiro causó muy buena impresión pero, lamentablemente, al poco tiempo fue separado del cargo. Contreras es además ingeniero nuclear y fue el primero de su promoción, pero le faltó carácter para oponerse a las arbitrariedades de Ciavaldini cuando este jubiló prematuramente a valiosos ejecutivos. Rodríguez Ochoa fue Director Externo y gozó de nuestro respeto. Tuvo una actitud profesional durante los sucesos del 2002. Además, el teniente coronel retirado Gustavo Pérez Issa fue designado en PCP, comportándose como un comisario político.

El general Guaicaipuro Lameda fue el primero de su promoción. Asumió la presidencia en octubre del 2000. Llegó con la idea de que Pdvsa debía aumentar los aportes al fisco. Gradualmente fue comprendiendo a la empresa y respetó la meritocracia. Por sus enfrentamientos con Chávez fue destituido a principios del 2002, fecha en que se inició la debacle de Pdvsa.

Después de la salida de Lameda fueron designados Directores varios militares. Al igual que los directores civiles, los militares solo tenían el “mérito” de ser rojos. Entre ellos el general Déster Rodríguez, a quien la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional está solicitando se investigue por presunta corrupción. La vicealmirante Maribel Parra, fue designada Directora de Pdvsa, pero no duró un año. Fue edecán de Chávez, se declara “hija de esta revolución” y se dice que trataba al personal en forma despótica.

Ahora, el general Manuel Quevedo, nuevo presidente de Pdvsa y ministro de Energía y Petróleo, inició su gestión imitando a Enma Ortega, la exministra que amenazó a cualquier gringo que se presente con “puyarle los ojos y espicharle las bolas”. También sigue el ejemplo del defenestrado Rafael Ramírez, quien amenazó con “sacar a carajazos” a quien no fuese rojo rojito.

Quevedo, cual Savonarola redivivo, instó a los trabajadores de Pdvsa a “denunciar a jefes corruptos, a identificar y no permitir escuálidos, así como a burlarse de quienes no son rojos, decirles “buenos días escuálido, qué haces aquí escuálido”. Este mísero oficial declaró que “ algunas anclas que nos dejó la burocracia elitesca ... sobrevivieron y quedaron enquistadas en la industria, quedaron como quistes de la corrupción, penetraron algunas de las estructuras básicas, fundamentales y que venían con todo un plan en el año 2017 para utilizar la industria petrolera en contra de la economía nacional”.

Este general de marras insiste en que los directivos y gerentes recientemente presos eran saboteadores, olvidándose que fueron designados por ser “revolucionarios” y que en la Pdvsa meritocrática jamás hubiesen alcanzado esos altos cargos. Se comprometió a aumentar la producción de petróleo en un millón de barriles, sin tener idea de los recursos financieros y humanos que se requieren para lograrlo. Sin duda que en Pdvsa existen jóvenes profesionales capacitados, pero hay escasez de gerentes y cientos de trabajadores son solo activista políticos, como los presentes durante la alocución de Quevedo.

Pobre Pdvsa, siguiendo instrucciones de un teniente coronel felón fue destruida por Ciavaldini, Gastón Parra, Alí Rodríguez, Rafael Ramírez y Eulogio Del Pino, fanáticos ineptos que se rodearon de directores y gerentes a su imagen y semejanza. Un general de los de antes como Alfonzo Ravard le dio vida, distinguidos civiles demócratas la desarrollaron, civiles corruptos totalitarios la destrozaron y un general de los de ahora como Manuel Quevedo la sepultará.

Como (había) en botica:

Ninguna sorpresa en estas elecciones fraudulentas. Elevada abstención de los ciudadanos y ventajismo rojo. Los resultados no reflejan la realidad, ya que no participaron los principales partidos. Sin embargo, celebramos el triunfo de Ferreira en Lecherias y de otros alcaldes de oposición. Rosales cosechó lo que sembró. La dirigencia democrática debe reflexionar y rectificar. El general Motta debería estar preso. El defenestrado rojo-rojito no puede obviar su responsabilidad como capo di tutti capi. Miente cuando afirma que inició la presentación de los balances expresados en dólares y auditorías por multinacionales.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 4 min


No estoy descubriendo el agua tibia mi estimada lectora o lector, cuando afirmo que tú eres un milagro del proceso de la evolución biológica; en consecuencia, permíteme que te lo demuestre.

Comencemos por el principio:

¿Cuál es tu origen?

Tú provienes del Australopiteco, es decir, del primer organismo viviente que aprendió a caminar en dos pies con la intención de dejar libres sus manos y así poder usarlas para transformar la naturaleza a través del trabajo creador. Del Australopiteco y por un proceso de evolución biológica, apareció el Homo habilis, más evolucionado que el anterior y por esta razón lo desplazó, luego y por el mismo mecanismo evolutivo el Homo habilis fue sustituido por el Homo erectus que posteriormente le cedió el paso al Homo sapiens u hombre actual; al cual tú, los demás seres humanos y yo, pertenecemos; todo ello, en la seguridad de que el actual Homo sapiens también cederá su lugar a otro Homo muchos más evolucionado que nosotros por cuanto así lo establece el proceso de la evolución biológica mediante mutaciones que se generan a nivel del ácido desoxirribonucleico.

Por otro lado, observemos la clasificación taxonómica que te corresponde como individuo integrante de la especie humana:
Reino: Animal
Filum: Cordado
Clase: Mamífero
Orden: Primates
Familia: Homínido
Género: Homo
Especie: sapiens.
Ahora bien: ¿Por cuál razón fuiste ubicado dentro del Reino Animal?
Porque tienes organización celular, nutrición heterótrofa, reproducción sexual, desplazamiento, tus células se organizan en tejidos, órganos y sistemas….
¿Por qué dentro del Filum de los Cordados?
Porque en nuestra fase primaria de desarrollo biológico, los humanos presentamos una estructura denominada Notocordio que luego se transforma en Columna Vertebral.
¿Por qué dentro de la Clase de los Mamíferos?
Por cuanto las hembras de nuestra especie poseen glándulas mamarias, tienes capacidad para conservar el calor, respiración pulmonar, fecundación interna, circulación sanguínea, esqueleto, sistema nervioso complejo…
¿Por qué dentro del Orden de los Primates?
Porque tienes manos y pies con cinco dedos, ojos al frente, visión estereoscópica, giras el brazo alrededor del hombro y puedes juntar un dedo de la mano con otro diferente.
¿Por qué dentro de la Familia de los Homínidos?
Porque los homínidos practican el bipedismo.
¿Por qué dentro del Género Homo?
Porque incluye al ser humano moderno y a sus más cercanos parientes que dicho sea de paso, todos están extinguidos.
¿Por qué a la Especie sapiens?
Porque tienes la capacidad para pensar. Esta característica te hace único, pero no superior al resto de los seres vivos.
Y finalmente, tu nombre científico es: Homo sapiens.
Ahora bien, es bueno recordarte que para que sucedieran todos estos procesos, transcurrieron millones y millones de años antes de que tú nacieras por un milagroso trabajo de parto de tu mamá. Entonces, no te parece, mi estimada lectora o lector: ¿Que tú eres uno de los seleccionado por el proceso de la evolución biológica?...
Piénsalo serenamente y obsérvate de arriba hacia abajo. No te falta nada. Estas entero y si no lo estuvieses, igual. Tú eres un ser único, maravilloso e irrepetible. Por añadidura y para rematar el asunto, tienes la fuerza, el poder y el privilegio de la reproducción sexual para darle continuidad a la especie humana. En síntesis, es indudable que tienes argumentos de sobra para considerarte un milagro biológico único e irrepetible.
Finalmente, solo me resta recordarte que la vida, independientemente de las condiciones predominantes, merece vivirla intensa y plenamente; tanto más, si le damos propósito, objetivo, razón, pero fundamentalmente, sentido.

 2 min


Con voz propia

Arrogante Nicolás Maduro afirmó en su cadena de radio y tv al referirse al encuentro con representantes de la Oposición en República Dominicana: “Lo logré! Senté a la MUD en la mesa de diálogo de manera definitiva”. Y el sumiso lacayo ministro de Salud, Luis López, complementó con la negación del ansiado propósito: "Aquí nadie se arrodilla ante el imperio y mucho menos va a permitir que esta derecha imponga una supuesta ayuda humanitaria cuando nuestro pueblo está siendo atendido por nuestro adorado presidente".

Ilusorias esperanzas al hambriento pueblo las aplazaron para entrada la navidad en otro turístico viaje a Santo Domingo del 15 de diciembre, porque las exigencias a la narco dictadura era la apertura de un canal para el ingreso al país de alimentos y medicinas.

Del hazme reír sigue siendo NM de los principales países e instituciones del planeta entero, cuando asegura que el castrense castro comunismo ha convertido a este país en ¨pujante, trabajador¨. Bien cierto es que para la mayor vergüenza conduce a una nación de mendigos. Pena debían sentir quienes sostienen y defienden la corrupción con el carnet de la patria, requerido militarmente para suministrar las necesidades humanitarias.

“Carnet será fundamental para la entrega de los programas sociales”, pregona NM. Pronostican que para cobrar pensiones se exigirá.

Tareck Zaidan El Aissami Maddah, el cuestionado vicepresidente que EEUU clasificó entre principales líderes del narcotráfico, en ejercicio de la gobernación de Aragua, arengó en poblado humilde: “Mientras uno más consigue pobreza hay más lealtad a la revolución y más amor por Chávez, mientras el pueblo es más pobre es más leal al proyecto”. Y NM, emulando a líder nicaragüense Augusto César Sandino: “los humildes son los que siempre llegan al final”.

Al cierre del primer semestre de 2015, hasta cuando se permitió divulgar cifras oficiales, el Instituto Nacional de Estadística ubicó en 33,1%, pobreza de 2.434.035 familias. De este número, 683.370 familias son “pobres extremos”.

Eso demuestra un aumento progresivo de la pobreza extrema en el país durante los últimos años y que había roto su piso en 2012 cuando logró bajar el número hasta 6%. Son revelaciones de la investigación periodística Efecto Cocuyo.

Hace poco en el hospital de San Cristóbal fallecieron dos bebés. Y cuando los médicos concluyen que la causa primaria fue la desnutrición no siempre quiere decir que murieron de inanición.

La Organización Mundial de la Salud ya ha comenzado a alertar sobre la gravedad de la situación venezolana. Lo ha hecho llamando la atención sobre la cifra del incremento de la malaria en el país. Estamos en el mismo nivel de países africanos que no han podido erradicar la enfermedad. Pero el caso de Venezuela es aún más grave, porque el paludismo, así como otras enfermedades infectocontagiosas, que habían sido prácticamente erradicadas.

Usando el deterioro del liderazgo auto definido oposicionista, el NM apadrinado por el alto mando militar, manipula el cronograma electoral presidencial y ordenó a su vicepresidente "aprovechar esa debilidad, incluso mediante la celebración de anticipada de las presidenciales (el 4F es tentadora fecha), para anunciar su reelección".

La aspiración de NM era previsible, pues aun con su baja popularidad (de un 15% a 20% según encuestas), es el líder chavista con mayor aprobación, señaló en declaraciones a la AFP la politóloga Francine Jácome.

Perpetuarse en el Poder, con la humillación del pueblo condenado al hambre y chantajeado con el llamado carnet de la patria, militarmente impuesto por el corrupto mando militar, es la meta del paisano NM.

AL MARGEN

Reto a Fiscal General reconocida por legítima Asamblea Nacional, mantiene el impuesto por la fraudulenta Constituyente de la narco dictadura. Tiene la palabra Luisa Ortega Díaz acusada por Tareck William de cómplice de los corruptos denunciados por él.

jordanalberto18@yahoo.com

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Si en los ’60 se nos hubiese dicho a quienes militábamos en la izquierda que nuestra prédica serviría décadas más tarde para encumbrar una dictadura militar, habríamos reaccionado indignados. En esos años la izquierda asumía posturas insurreccionales en distintos países de América Latina, enfrentada violentamente a quienes eran percibidos como el “brazo armado de la opresión”. Los militares eran vistos como autores de la represión, tortura y muerte de decenas de jóvenes -en su mayoría, universitarios- insuflados de una fe ciega en su misión “histórica” de “liberar” a la patria.

Paradójicamente, esta prédica era a su vez militarista. Fidel, con la autoridad que le envestía haber conducido una revolución victoriosa en las narices del imperialismo, insistía una y otra vez en que “el deber de un revolucionario era hacer la revolución”. ¿Y cómo se hacía eso? Pues, por la violencia militar, agarrando un fusil y alzándose contra el gobierno.

Las objeciones de la ortodoxia marxista, que señalaban la inexistencia de condiciones objetivas y subjetivas para el éxito de tal empresa, desaparecían ante la tesis esbozada por Regis Debray: la pequeña rueda del foco guerrillero activaría, cual engranaje revolucionario, a la gran rueda de la insurrección popular. El voluntarismo, con la fuerza de las armas, sustituiría a las luchas sociales.

Además, había un militarismo “bueno” y uno “malo”. Las intentonas de Barcelona (1961) y Puerto Cabello (1962) en contra de la democracia venezolana caían dentro del primer grupo por haber sido instigadas por el PCV, la de Castro León -derechista- (1960), dentro del segundo. A principios de los ’70 el golpe del Gral. Velazco Alvarado en Perú era “progresista”, igual que el de Juan José Torres en Bolivia. Pero el gobierno del Gral. René Barrientos, antecesor de este último, era “reaccionario”, pues bajo su mandato fue apresado y asesinado el “Che” Guevara gracias, en no pequeña medida, a la animadversión que le mostró un campesinado boliviano congraciado con Barrientos por el apoyo que éste les ofrecía.

Los dueños del país

La llamada Revolución Bolivariana se disfrazó de alianza cívico-militar. Chávez, invocando la gesta emancipadora, le endilgó a la Fuerza Armada que había derrotado a la guerrilla treinta años antes, la condición de heredera del Ejército Libertador. Le fue entregando parcelas de poder para asegurar su lealtad, sobre todo después del efímero golpe que lo destituyó en 2002.

Hoy la FAN, a la que se le ha adjudicado el cognomento de “Bolivariana”, es dueña de astilleros, instituciones financieras y de seguros, empresas agrícolas, de construcción, bebidas, ensamblaje de vehículos, transporte, alimentos, armamento y televisoras, entre otras, y de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petroleras y de Gas, C.A. (Camimpeg), constituida recientemente para intermediar en las subastas y demás negocios relacionados con la riqueza petrolera y minera del país, de cuyo manejo, de paso, los militares saben lo mismo que yo de aeronáutica espacial.

Adicionalmente, están al frente de la CVG, de los puertos y aeropuertos, de Minerven, Corpolec, Pequiven, Edelca, Enelven y ahora, de la joya de la corona --con gran pérdida de lustre, es cierto-- PdVSA. Según Impacto CNA (Citizen News Agency), los militares controlarían no menos del 70% de la economía venezolana1.

Una idea de la extensión de este control lo ofrece el portal Armando.info, que publica un reportaje de periodistas de investigación que cruzaron datos referentes a los contratos públicos del actual gobierno con la nómina de la alta oficialidad de la FF.AA., para encontrar que “al menos 785 oficiales activos” están al frente de empresas de construcción, servicios de seguridad, suministros médicos, alimentos, transporte, comerciales, informática y más, que contratan con el estado2.

Además, militares ocupan numerosas gobernaciones y hoy controlan 12 de 32 ministerios, en particular los relacionados con la economía. En total, entre activos y jubilados, cerca de 2.000 oficiales han pasado por posiciones de alto mando en la administración pública bajo los gobiernos de Chávez y Maduro.

Ahora, con la Gran Misión Abastecimiento Soberano, monopolizan la importación y distribución de alimentos y medicamentos esenciales, para lo cual tienen acceso a dólares a la tasa DIPRO (10 Bs/$). Adicionalmente, custodian las fronteras y las aguas territoriales, más allá de las cuales el precio de la gasolina se multiplica por centenas. Amparados en leyes punitivas como la de “precios justos”, ejercen acciones policíacas contra comerciantes, propensas a prácticas de extorsión y confiscación.

En un ambiente de opacidad total en los asuntos públicos, de no rendición de cuentas, de cercenamiento de la libertad de prensa y de anulación de la función controladora de la Asamblea Nacional, las oportunidades para lucrarse, arbitrando entre los abismales diferenciales de precio que resultan de los controles y del disparatado régimen cambiario, o inventando negocios ficticios para ponerle la mano al dólar barato, son sencillamente monstruosas. ¿Y qué hay con el Arco Minero y, ahora, con los negocios de PdVSA, sin mencionar a los que han sido señalados de estar incursos en narcotráfico?

La “revolución” celestina

¿Qué papel juegan los “revolucionarios” en todo esto? Justificar “Históricamente” tal entrega. La prédica original, neofascista, de Chávez pronto entendió, bajo la tutela de Fidel Castro, la funcionalidad del discurso comunista en el sojuzgamiento del país. Aunque ya no es capaz de legitimar ante las masas un proyecto político en pugna con otras opciones de poder, sirve de credo para invocar lealtades y reclamar obsecuencia de sus partidarios.

El chavismo dejó de cautivar a vastas capas de la sociedad para movilizarlas en batalla contra fuerzas “contrarrevolucionarias”, para transformarse en una secta de fanáticos que usan las categorías de la retórica comunista como “verdades reveladas” que la eximen de toda necesidad de entender la realidad tal cual es y encontrar “justificación” de sus ejecutorias.

La ideología se orienta ahora a fomentar un espíritu de cuerpo y a forjar un sentido de pertenencia a una causa trascendental en la que un Chávez endiosado es el alfa y el omega. De ahí el culto a su persona y el afán de mantener viva su memoria con todo tipo de invocaciones, simbolismos maniqueos y clichés. El campo de influencia del chavismo requiere para su sobrevivencia de lo mágico-religioso.

Emerge así una construcción valorativa cerrada sobre sí misma, blindada contra toda increpación externa, que da cobijo y seguridad a quienes militan en las filas oficialistas. La veracidad de los hechos pasa a un segundo plano ante la funcionalidad del discurso para con los intereses del chavismo y así lo entienden los jueces abyectos que usurpan el TSJ para sentenciar siempre a favor del poder. Como ilustrara magistralmente Orwell, el totalitarismo se afianza en la disolución de toda distinción entre la realidad y sus ficciones retóricas.

De ahí tanto disparate, sin el más mínimo sentido del ridículo, en los discursos de Maduro y de sus ministros. La ideología sirve deliberadamente para obnubilar la capacidad de discernimiento de aquellos a quienes va dirigida, cual “falsa conciencia” (Marx dixit). De esta manera, aun no creyendo los simplismos que profesan, los dirigentes chavistas logran blindarse y aislarse de la dura realidad que contraría sus pretensiones de dominio sostenido.

El mundo ficticio así construido es un refugio necesario para evadir el mundo circundante y no tener que enfrentar sus propios atropellos. Lo más insólito es que se sienten asistidos de una pretendida “superioridad moral”, pues sus designios están avalados por la providencia (la Historia con mayúscula). La importancia de la ideología no reside en que Cabello, Maduro, El Aissami y Padrino López la crean –obviamente no es el caso-, sino porque sirve de referencia o de señuelo para bloquear toda reprensión a sus actuaciones que pueda hacer dudar a partidarios. Los conmina a cerrar filas para compartir el usufructo, sin cortapisas, de una Venezuela que machaconamente proyectan como suya.

La lealtad así planteada no es un asunto de mística revolucionaria: es más afín a la que prevalecía en la mafia clásica, con sus códigos y juramentos de obediencia (Omertá) para la depredación excluyente de zonas consideradas su particular coto de caza.

La cúpula militar se ha apoderado de esta representación, con todos sus clichés y giros idiomáticos, para avalar su dominio del país. El responsable en última instancia de la masacre de decenas de jóvenes en las protestas cívicas de 2014 y 2017, de los atropellos perpetrados en edificios residenciales, de la tortura de presos políticos y de la violación extendida de los derechos humanos --el general Padrino López-- se rasga las vestiduras para denunciar que detrás de la ayuda humanitaria extranjera que aliviaría el hambre de muchos, se agazapa una conspiración internacional de la “ultra-derecha” (¡!).

Conspiraciones contra la “revolución” se descubren bajo cada piedra para justificar la persecución de la disidencia y más de un alto representante de la casta militar que usufructúa hoy el poder libra sus culpas proyectando en los demócratas su propia condición fascista. ¡Cosas veredes, Sancho!

¿Y qué obtienen los auto-postulados “revolucionarios” civiles de esta alcahuetería? Desde luego, son cómplices en el reparto del botín. En momentos en que el apoyo de Maduro se reduce a una minoría sectaria, cuentan con la protección de quienes monopolizan las armas, como lo revela la trágica represión a sangre y fuego de las protestas cívicas durante estos últimos años.

Disfrutan, además, de una patente de corso para saborear los placeres del poder: carro -camioneta blindada- con chófer, guardaespaldas, secretaria, viáticos en dólares, viajecitos en avionetas de PdVSA, abastecimiento seguro de alimentos y medicamentos, pasaporte diplomático y de posiciones privilegiadas desde las cuales “meterle la mano” en cuanto negocio pasa por su jurisdicción. Pero, sobre todo, está el irresistible goce de mandar, ¡mientras más abusiva y arbitrariamente, mejor! Un verdadero apartheid.

La verdadera naturaleza de la revolución chavista

La oligarquía militar civil necesita de una narrativa que disuelva sus atropellos y les allane toda resistencia moral o de conciencia a aplicar medidas represivas y/o a cometer las injusticias que demanda su expoliación de la riqueza nacional. Es este el papel de ese menjurje ideológico “fascio-comunista”. Al denostar del capitalismo y de las relaciones mercantiles que regulan el intercambio, “legitima” (¿?) prácticas de apropiación y usufructo de bienes, servicios y dineros basados en las relaciones de poder dentro de, o en relación con, el aparato de Estado. Y como dijera Mao, el poder emana del cañón de un fusil. Con el amparo de la fuerza de las armas se fue conformando lo que Max Weber denominó un Estado Patrimonialista, es decir, aquel en el que se confunde el patrimonio público con el privado. Bajo la predica socialista, la oligarquía justifica hoy su apropiación (privada) de la cosa pública.

Quienes han estudiado el fascismo clásico reconocen su naturaleza revolucionaria. Se propuso destruir el estado liberal burgués, igual que el comunismo. Pero a diferencia de éste, el foco de su atención en Venezuela no ha sido la expropiación de los capitalistas -que sí lo ha habido en no pequeña medida- sino la expropiación del pueblo, en tanto que soberano de cuya voluntad debe responder el ejercicio del poder público (Art. 5 de la CRBV). En jerga marxiana se ha revolucionado, no la propiedad sobre los medios de producción, sino la propiedad sobre el Estado.

No otra cosa es el desmantelamiento del Estado liberal de Derecho, con sus contrapesos al poder central y sus garantías individuales, civiles y sociales. El último zarpazo usurpador de la voluntad popular fue crear una asamblea “constituyente” fraudulenta. Han sido subvertidas las relaciones de producción capitalista, no por la apropiación de fábricas por parte de una clase obrera consciente --como soñaban los marxistas--, sino por relaciones de depredación de una oligarquía atrincherada en los nodos del poder y, entre ellos, por quienes alardean de su monopolio de la violencia: “esta revolución es armada”.

La contraparte de esta depredación es la terrible situación a que se han visto obligados a vivir contingentes crecientes de venezolanos. Cuentos espantosos sobre niños que fallecen de hambre, de muertes por no disponer de los medicamentos prescriptos, aparecen en las redes con alarmante frecuencia. La Comisión Permanente de Economía y Finanzas de la Asamblea Nacional acaba de revelar que la inflación de noviembre fue del 56,7%, un alza de precios acumulado de 1.351% en el año. Con ello el poder de compra del salario mínimo integral, luego del último ajuste decretado por Maduro el 1° de noviembre, es apenas un 25% del existente a finales del año pasado.

Obviamente, todo aumento administrativo de salarios, mientras se reduce la producción y decae la productividad, es combustible para más inflación. También lo es la carrera desmedida por emitir cantidades crecientes de dinero sin respaldo por parte del BCV. ¡Ha aumentado casi 16 veces en lo que va del año, unos Bs. 30 billones (30 x 1012) solamente en noviembre!

De no haber una rectificación perentoria y a fondo de las políticas del gobierno, el año venidero será literalmente dantesco. De proyectarse un alza mensual de precios del 50% a lo largo del año, la inflación terminará en un 13.000% a finales de diciembre, 2018. Y con la destrucción de PDVSA, el excesivo endeudamiento en que incurrió el régimen chavista --quintuplicó la deuda pública externa entre 2005 y2016-- y el riesgo-país prohibitivo de Venezuela en los mercados financieros internacionales, no habrá conque pagar las importaciones, que habrán de reducirse aún más.

Es sumamente doloroso tener que anunciar que, si no hay cambios, nos espera más hambre y miseria, mayor cantidad de muertes evitables y la proliferación extendida de insuficiencias y padecimientos de todo tipo vinculados a la desnutrición.

Y he aquí una de las manifestaciones más deplorables y perversas de la ideología encubridora fascio- comunista del chavismo: la arrogación de una pretendida superioridad moral que hace desaparecer, por voluntad de la Historia, toda consideración por los sufrimientos de sus víctimas. De ahí la insondable crueldad conque la negativa a rectificar condena a los venezolanos a penurias que no se sufrían desde la Guerra Civil.

Tanta malignidad no es explicable sólo por el interés de una oligarquía en defender sus privilegios frente a una población depauperada. Denota a mentes enfermas que, cínicamente, consiguen amparo en un imaginario nefasto --en el que dejaron de creer hace mucho-- que condona a conveniencia sus atropellos. Una nueva versión de la controversial “banalidad del mal” conque Hannah Arendt abordó la incomprensible crueldad de Adolf Eichmann y los de su calaña en el exterminio del pueblo judío. A Stalin se le atribuye la afirmación de que, si bien la muerte de un individuo puede parecer una tragedia, la muerte de millares es sólo una estadística. No importan, “La Historia me absolverá”.

Muchos podrán argüir que lo examinado fue práctica común del “socialismo realmente existente”, es decir, de los regímenes comunistas que dominaron distintos países. Y, ciertamente, lo que busca afianzarse en Venezuela es el modelo implantado por Raúl Castro desde el MinFAR, que entregó a los militares cubanos el control de la economía cubana a través de la creación de GAESA (Grupo de Administración de Empresas, S.A.) y les otorgó otros monopolios.

No por ello se incurre en un error al calificar al chavismo de neofascista; más bien confirma que entre fascismo y comunismo se ha borrado toda distinción. Paradójicamente, denunciar a esta oligarquía depredadora de comunista la enaltece, pues le ofrece posibilidades de cobijarse en un ideario redentor que cuenta con la anuencia de cierto pensamiento de “izquierda” y en el que todavía creen algunos, condición absolutoria que hace tiempo perdió el fascismo clásico.

Pero la complicidad criminal entre las cúpulas militares y civiles empieza a hacer aguas. El botín se les achica cada vez más, ya que destruyeron la economía. Y con las sanciones internacionales, no pueden “bicicletear” papeles en busca de financiar sus insaciables apetencias. La defenestración de Rafael Ramírez y de sus protegidos en PdVSA es señal de que la guerra entre las mafias se agudiza.

Las fuerzas democráticas tienen que esforzarse en resquebrajar aún más esa complicidad, denunciando atropellos, defendiendo a la Asamblea Nacional y a los derechos civiles ante la opinión pública nacional e internacional, y definiendo claramente una política frente a la Fuerza Armada.

No es que me ilusione con la posibilidad de un militar redentor que nos rescate de este abismo, pero tengo la convicción de que, sin cercenar la anuencia de las mayorías castrenses con este régimen expoliador, difícilmente podremos salir de este despotismo. Las fuerzas democráticas no cuentan con las armas. Maduro y Padrino López por ahora sí, y han mostrado no tener escrúpulo alguno para usarlas contra su pueblo.

1 http://impactocna.com/el-ejercito-de-ocupacion-que-opera-en-venezuela/

2 https://armando.info/AiData/outsourcing_Militar#militares

Economista, profesor de la UCV, humgarl@gmail.com

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