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Opinión

En la sesión de entrenamiento de la Selección Nacional de Futbol, los jugadores allí presentes, mostraban su preocupación por el próximo encuentro contra Bolivia en el marco de las eliminatorias para el mundial 2018.
-Jugar en La Paz, no es nada fácil, comentaba uno de los veteranos del equipo. La altura boliviana disminuye la presión del aire, lo que produce dificultades respiratorias.
- Otro jugador, hablo de su experiencia. En mi primer partido, jugado a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, sentí que las piernas me pesaban toneladas, llegó un momento en que casi no podía desplazarme sobre el terreno de juego. Esa pesadez, fue seguida de vómitos e intensos calambres.
- Bueno, tengamos calma, fue la directa observación del capitán del equipo. Ya, el cuerpo medico, ha tomado cartas en el asunto. Desde hace tiempo, tiene previsiones en cuanto al tiempo necesario para la debida aclimatación o el uso de “Cámaras Hiperbáricas” diseñadas para llevar a cada célula del organismo mayores cantidades de oxigeno que las que reciben en condiciones normales.
Sin embargo, la preocupación seguía latente en los jugadores. Uno de los novatos, se atrevió a opinar, señalando que había visto por Internet el surgimiento de un método nuevo y a primera vista algo extraño, el cual ya ha sido usado, según las informaciones a la mano, por distintos equipos suramericanos (River Plate, San Lorenzo de Almagro, Gremio, Alianza Lima, entre otros), una vez colocados en el trance de tener que disputar partidos en la estadio Hernando Siles, en la capital boliviana….¡¡¡Se trata del Viagra!!!!
-¿¿¿Viagra??? Preguntó el resto del equipo, incluyendo a los masajistas, utileros y al cuerpo técnico…..esa vaina es pa otra cosa, fue la expresión colectiva.
-Sin inmutarse, el jugador internauta, siguió explicando lo que había conseguido. De acuerdo a los especialistas, la pastilla genera efectos vaso-dilatadores que aumentan el flujo sanguíneo y la oxigenación y, por ende, elevan el rendimiento, compensando, así, el efecto generado por la menor presión atmosférica…..y remató diciendo “Nada perderíamos con probar”
El entrenador, al ser informado por sus asistentes, de la situación planteada, decidió estudiar y profundizar sobre la materia y las implicaciones que traería la aplicación de ese novedoso método.
Luego, de revisar todo lo publicado sobre esta materia, de reunirse con expertos científicos y analizar las implicaciones técnicas, comunicacionales y morales que pueden derivarse del uso de esa sustancia, convocó a sus jugadores para hacer de su conocimiento la decisión que había tomado:
En primer lugar, debo señalar como un aspecto positivo, que “El Viagra” no figura entre las sustancias incluidas en la lista anti-doping de la FIFA.
Pero, desde el punto de vista técnico-táctico- estratégico del juego, tengo profundas reservas de la utilización de la referida sustancia. Deben saber, continuo explicando, que el Sildenafil, la sustancia milagrosa con la que se fabrica esa pastilla, es un medicamento empleado fundamentalmente para lidiar con la disfunción eréctil. Si bien es cierto, que ayuda en el aumento del flujo sanguíneo y la oxigenación….no menos cierto, es que provocaría en los jugadores una erección durante el desarrollo del juego.
Esto ultimo, nos obligaría a colocar, durante la ejecución de tiros libres, las barreras de espaldas al balón, para proteger a los jugadores de un posible balonazo en sus “Partes más Nobles”
Lo más preocupante, sería el comportamiento en el momento de cobrarse un corner, ya que las defensas en esta acción, siempre buscan molestar a los atacantes pegándoseles a su cuerpo por detrás…..y esto, sin lugar a dudas, va a generar violentos encontronazos entre los jugadores.
Desde el punto de vista del espectáculo, quedaría eliminada la zambullida de los jugadores cuando marcan un gol…solamente imagínense, realizar esta acción bajo el efecto de esta vigorizante pastillita……imposible.
Las cadenas televisivas, me notificaron que, de administrarles a los jugadores esa sustancia, el horario de trasmisión de los partidos seria en horario de adultos exclusivamente o en su defecto, para ser trasmitidos en horario normal, se limitaría el enfoque de los jugadores solamente de la cintura para arriba.
Por último, imagínense a las barras del equipo contrario, llamándonos burlonamente “Los Pithecantropus erectus
En conclusión, mis queridos guerreros…..nos quedamos con las cámaras hiperbáricas….dejemos las viagra para otras camas.

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Discurso de investidura
Han pasado 53 años y dos meses desde que entré por primera vez en la casona de la Facultad de Humanidades de esta universidad para sacar la equivalencia de mi recién terminada carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Javeriana de Bogotá y así poder dedicarme a la educación venezolana. También en esos meses, mientras estudiaba en la ULA, ejercí por primera vez la docencia en el incipiente colegio Monseñor Silva.
Tres pichones de jesuitas, vestidos de rigurosa sotana negra íbamos a la universidad en ese año tan encrespado por el debate ideológico y la lucha armada. Poco duró nuestra presencia, pues la crisis de los misiles en Cuba el 23 de octubre, provocó graves disturbios y en noviembre se cerró la ULA hasta enero. Pero bastaron esos dos meses para que yo me llevara un recuerdo entrañable e imborrable de mi primera universidad venezolana y de esta acogedora ciudad.
Ahora he sido sorprendido con la para mi inesperada e inmerecida distinción que me otorga una universidad asediada. Vuelvo aquí para agradecerles y pido su licencia para solidarizarme y compartir con ustedes nuestra común defensa de la autonomía universitaria y de la democracia, ambas sometidas a terrible cerco.
I Naturaleza pública de las universidades
Todas las universidades son públicas por su creación y reconocimiento y por el título que otorgan. No hay carrera, ni título universitario privado. Todo rector, incluso el de una universidad privada, en el solemne acto público de entrega del título dice “en nombre de la República y por autoridad de la ley le otorgo el título de…”. Así lo hice durante dos décadas como rector de la Universidad Católica Andrés Bello. Esos títulos tienen reconocimiento legal nacional e internacional y en ese sentido todas las universidades son públicas, y su responsabilidad también. Sería un delito si alguna existiera sin autorización y otorgara títulos no reconocidos, en carreras no aprobadas. La diferencia fundamental no está en su responsabilidad pública o no, sino en su modo de financiamiento y de gestión.
En cuanto a la gestión universitaria hay una primera diferenciación entre las de gestión privada, las que podríamos llamar de gestión oficial gubernamental y las de gestión autónoma.
Permítanme detenerme en la peculiaridad de la universidad autónoma, que ciertamente es pública, pero no es oficial por cuanto ella misma elige y nombra a sus máximas autoridades rectorales y a las demás autoridades principales; no lo hace el gobierno nacional de turno, ni ninguna otra autoridad externa a la comunidad universitaria.
En estos tiempos de cultivada confusión entre Estado, gobierno y partido, donde la constitucional separación de poderes se ha reducido a mera apariencia, quiero compartir con ustedes, no mi experticia jurídica - que no la tengo-, sino mis reflexiones políticas sobre lo público, lo privado, lo estatal y lo societal, pues la claridad sobre estos puntos me parece de máxima importancia para el rescate de la democracia, que ha de ser representativa y al mismo tiempo participativa. La confusión de estos planos y la falta de separación de poderes producen la muerte de la democracia.
Somos testigos, y al mismo tiempo sufrientes, del actual vía crucis universitario sometido a duro y creciente cerco por el gobierno nacional deseoso de rendir por hambre a las universidades autónomas. Incluso en ambientes informales hemos escuchado a agentes del gobierno defender el cerco presupuestario diciendo “¿Cómo pretenden que nuestro dinero (para ellos estatal-gubernamental-partidista) vaya a financiar el funcionamiento de una universidad no sumisa al gobierno, peor aún, crítica del mismo y autónoma en su pensamiento?” No es un argumento improvisado para legitimar atropellos gubernamentales, sino que se basa en una concepción de sociedad, estado y universidad radicalmente distinta a la democrática, en la que el Estado es plural y creado por una sociedad plural, como su instrumento trascendente y especial para promover el bien común. Basta recordarles cuán absurdo nos hubiera parecido hace un cuarto de siglo, que alguien creyera posible que en la totalitaria sociedad cubana rectores y universidades expresaran libremente sus ideas diversas y opuestas a las del Jefe Supremo de la Revolución, el comandante Fidel Castro.
En ese pensamiento, no solamente es absurda la libre divergencia del único Jefe y del único partido, sino que es inconcebible el nombramiento autónomo de las autoridades, como era en Venezuela y la gestión independiente de una universidad financiada fundamentalmente por el presupuesto nacional. En los años más recientes la aplicación gradual, pero inexorable, de ese pensamiento totalitario a nuestra sociedad tenía que llevar necesariamente al actual asedio y trágico empobrecimiento de la universidad venezolana, específicamente de las universidades autónomas. La dramática crisis económica debido al empecinamiento gubernamental en un modelo que ha fracasado donde se ha ensayado, viene a agravar ese empobrecimiento universitario, de graves consecuencias para el país.
Permítanme compartir con ustedes, con franqueza y libre de todo alarde de erudición (que tal vez se espera de un doctorado honoris causa), unas sencillas reflexiones sobre la importancia y sentido de la autonomía universitaria que se expresa en esta dualidad y tensión resultante del hecho de que el presupuesto viene del gobierno, pero él no nombra a las autoridades que lo deben elaborar y administrar con autonomía de criterio, pluralismo y transparencia.
Esa autonomía no es una generosa concesión que hace el gobierno a la universidad, sino que la universidad autónoma es expresión de la sociedad democrática plural que la defiende como condición indispensable para el fomento de la ciencia y de la creatividad, con libertades y autonomías de pensamiento y de investigación, tan plurales como lo es la propia sociedad. Todo ello es público, pues lo público no se reduce a lo gubernamental y a lo propio de un estado totalitario. Si así fuera, no tendría ningún sentido hablar de “soberanía del pueblo” (soberanía de la sociedad que crea el Estado), y los ciudadanos y la sociedad entera perderían su dimensión pública. La soberanía del pueblo es la del conjunto de los ciudadanos, de la sociedad, sobre su Estado y su gobierno. Es el soberano el que en ejercicio de su dimensión pública, hace su Constitución y puede modificarla y cambiar su Estado. Lo público nace de la voluntad del conjunto de la sociedad de donde brota la Constitución democrática. Por eso cada uno de los ciudadanos no es meramente privado, sino que mantiene esa dimensión pública (dimensión de cada individuo) en cuanto ciudadano. El hecho de que la Sociedad sea una realidad previa y origen del Estado, hace que tenga poder sobre éste, y prevalezca en situaciones de crisis y de desencuentro entre ambos.
Nuestra sociedad en la profunda enfermedad actual, con un funcionamiento del Estado que contradice al bien común de la sociedad y a lo establecido en la Constitución, sólo tiene salida desde el ejercicio de esa dimensión pública de cada uno de los integrantes, que es miembro constituyente de la civitas o de la polis, es decir ciudadano y político.
Sobre esa base quiero resaltar que la universidad autónoma es una realidad pública que pertenece a la plural sociedad venezolana y al mismo tiempo es parte integrante del Estado democrático plural y no del Estado dictatorial propio de otros modelos y constituciones dictatoriales. El dinero público viene de la sociedad y el presupuesto de las universidades autónomas es administrado y gestionado al servicio de una sociedad plural por autoridades plurales, no necesariamente gobiernistas. Cosa que es contrapuesta al trato que un estado totalitario da a la sociedad y a la universidad. Esta es la razón por la que hace décadas se constituyó el Consejo Nacional de Universidades, presidido por el Ministro de Educación y con participación de todos los rectores, como una plataforma plural donde se tratan y se resuelven las divergencias y los posibles desencuentros. Se desvirtúa la naturaleza y el sentido del CNU cuando se le quita - de iure o de facto- todo poder de decisión a una parte de él y se lo apropia íntegramente la otra parte. En la medida en que el Ejecutivo y la Universidad autónoma se centren en hacer que la universidad sea de primera al servicio de la nación y de la solución de sus problemas, se superan las dificultades y divergencias de una manera creativa, cosa que no ocurre cuando el Ejecutivo pretende imponer la uniformidad (con aspiración de partido único) con voluntad de reducir la universidad a instrumento suyo y como tal dedicado a la indoctrinación socialista-estatista.
Desde una concepción que entiende la universidad como apéndice del Ejecutivo y éste como instrumento del partido único, o al menos hegemónico, nunca se podrá aceptar la autonomía universitaria que reconoce nuestra Constitución en sus artículos 109 y 110: ”El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía…”.”Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión”. (art. 109). Por el contrario desde el partido- gobierno-estado se blandirá el grito de guerra “delenda est autonoma universitas"(hay que destruir la universidad autónoma); grito amenazante que estamos escuchando en estos días. El cerco presupuestario con el correspondiente brutal empobrecimiento, es su lógica consecuencia. Es triste reconocer que actualmente el personal universitario tiene ingresos inferiores no sólo a sus colegas de Canadá, USA o Alemania, sino que son al menos diez veces inferiores a los de Ecuador, Paraguay o Colombia.
II Derecho de los pueblos al autogobierno
Como jesuita ex alumno de esta universidad me permito en mi agradecimiento recordar el parentesco - lejano pero real- de los jesuitas con esta ciudad universitaria y con los que sustentaron la independencia de la República basada en el derecho de los pueblos al autogobierno.
Juan Germán Roscio, preso en la cárcel de Ceuta, escribió entre 1814 y 15 su original y admirable libro “El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo”. En él Roscio demuestra de manera extraordinaria con argumentos teológicos que Dios quiere la libertad de los pueblos y no el despotismo que, con la pretensión de estar fundamentado en la voluntad divina, los oprime. Las monarquías absolutas imponían la teoría del “derecho divino de los reyes” que colocaba a estos por encima de todo juicio y posible destitución por parte de la sociedad.
En 1767 salían de esta ciudad de Mérida al destierro 5 jesuitas, presos como malhechores. Eran los herederos de los que siglo y medio antes (1628) con la fundación del colegio San José - el primero de la orden en Venezuela - trajeron semillas de estudio que más adelante fructificarán en la universidad y en el pensamiento crítico. Los jesuitas expulsados por las monarquías borbónicas, vieron cómo, por presión de éstas, el papa Clemente XIV suprimía la Compañía de Jesús en 1773. Luego de la expulsión de los jesuitas la monarquía española exigía a todo profesor de la universidad y del seminario el juramento de no enseñar “la doctrina jesuítica”, ni siquiera como moralmente probable. Simplemente en estas tierras americanas estaba prohibida como “inmoral” y se imponía como obligatorio enseñar en cátedras y púlpitos la falsa doctrina del “derecho divino de los reyes”. Inculcar a los pueblos americanos esta sumisión llevaba a condenar la idea misma de su futura independencia y el derecho a darse gobierno propio y bloquearla con la enseñanza de que ir contra el Rey de España era ir contra Dios.
En el momento en que los jesuitas eran expulsados de Mérida y del imperio español, en San José de Tiznados se abría a la vida un niño de 4 años, Juan Germán Roscio, probablemente el pensador civil más destacado por su argumentación a favor de la independencia de Venezuela. Él redactó en 1811 el “Manifiesto que hace al Mundo la Confederación de Venezuela” y con Francisco Isnardy el Acta de la Independencia. A la caída de la Primera República, Roscio fue apresado y enviado a la cárcel de Ceuta con otra media docena de ilustres próceres civiles de nuestra independencia.
Cuando en 1814 el Papa Pío VII restaura la Compañía de Jesús, Juan Germán Roscio en la cárcel está escribiendo El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo y defiende con razones bíblicas y religioso-teológicas el derecho de los pueblos a la justa rebelión contra los déspotas y tiranos y a darse gobierno propio. Nos recuerda “que los reyes no tienen derechos ni privilegios divinos, y que está al arbitrio de los pueblos removerlos y arrojarlos cuando les convenga”(Roscio, Obras 1953 tomo II p. 31) Roscio dice que él en sus estudios civiles y canónicos en la Pontificia Universidad de Caracas no tuvo la suerte de conocer a los jesuitas (expulsados cuando él era niño) y la universidad tampoco le brindó el conocimiento de su prohibida doctrina sobre el derecho de los pueblos a la legítima rebelión contra los tiranos y déspotas. De ahí Roscio concluye en su escrito de 1814:”He aquí la verdadera causa porque fueron arrojados(los jesuitas) de los reinos y provincias de España: todo lo demás fue un pretexto de que se valieron los tiranos para simular el despotismo y condenar la censura y venganza que merecía el decreto bárbaro de su expulsión. También lograron extinguir la Compañía” (citado Ugalde L. El Pensamiento teologico-político de Juan Germán Roscio. Ed. Casa de Bello Caracas 1992 p.57).
Hoy como ayer tenemos que oponernos a la apropiación privada de un bien público (como son el Estado y la universidad) al servicio de una ideología. Toda ideología- y también la religión como nos enseña Jesús ( ver Evangelio de Marcos 2,27) debe ser instrumento al servicio de la vida de la gente y no al revés, como recientemente nos recordó en papa Francisco en su visita a Cuba, en las Nacionales Unidas y en el Congreso norteamericano. Una universidad autónoma se debe a la sociedad y tiene el compromiso de contribuir decididamente a hacerla libre y justa; por eso siempre será molesta e inaceptable para una concepción totalitaria del poder y del Estado.
Quisiera que el doctorado honoris, inesperado e inmerecido de mi parte, que me otorga esta querida universidad sea un reconocimiento a la autonomía universitaria hoy asediada y también a Roscio y a mis antepasados jesuitas, a quienes sus ideas les acarrearon el destierro y la cárcel. Para que la universidad sirva a la sociedad es fundamental que no se subordine a la ideología del gobierno de turno, ni se encierre en sí misma como torre de marfil ciega y sorda al clamor de nuestra gente, sino que sea lugar de encuentro y constructora de puentes entre los sectores enfrentados de la sociedad. La universidad ha de formar profesionales decididos a que mañana el ejercicio de su profesión lleve al país a eliminar las exclusiones, a potenciar por medio de la educación el talento de los pobres para que salgan de su pobreza y hacer que el Estado sea instrumento de la sociedad impidiendo que el partido en el poder se apropie de él e imponga sus intereses.
Muchas gracias.
Universidad de Los Andes, Mérida 10 de noviembre de 2015

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El comentario de la semana
Nuevamente ocurren hechos que por su notoriedad nos recuerdan lo efímero de la vida, sobre todo cuando la misma está expuesta a circunstancias ajenas a los que la pierden. Lo ocurrido en París, por ser precisamente París, nos enfrenta profusamente al horror súbito, inesperado y definitivamente inmerecido cuando ejercido sobre personas inocentes, desprevenidas y dedicadas a momentos de esparcimiento, en su intento de disfrutar un cambio en su cotidianidad personal.
Por supuesto que sabemos, e igualmente rechazamos, que en otros lugares existen situaciones similares, en las cuales se pierden vidas humanas por motivos igualmente cuestionables, sin olvidar a aquellos que son víctimas de la violencia del hampa alrededor del mundo, hecho que es particularmente corriente en nuestra Venezuela.
Sirvan estas letras para ratificar un principio que estamos seguros compartimos con la inmensa mayoría de los habitantes del mundo:
NO HAY CAUSA, POR JUSTA QUE SEA, QUE JUSTIFIQUE EL USO POLÍTICO DE LA VIOLENCIA TERRORISTA.
14 de noviembre de 2015

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Finalmente el régimen tuvo que aceptar la presencia de una comisión electoral de la UNASUR en calidad de observadores y no de acompañantes o veedores como exigía el CNE. La Corte Electoral de Uruguay, así se denomina el ente electoral en ese país, tiene la misión de nombrar y coordinar esta comisión que estará conformada por unos 50 delegados de los diferentes países que integran el organismo multilateral. De esta manera, se contará oficialmente con una observación internacional calificada en los comicios parlamentarios del 6D que esperemos que cumpla sus responsabilidades sin parcialización con el régimen y los abusos que están acostumbrados a cometer.
Mientras tanto, se comienza a observar la propaganda oficial por televisión enfocada en revivir la imagen del difunto eterno como gran elector, ya que la imagen del presidente no logra convencer a buena parte del electorado oficialista que se debate entre abstenerse o votar por los candidatos “independientes”, también simpatizantes del chavismo, o finalmente por los candidatos de la MUD.
El otro enfoque es sembrar el temor entre este electorado de que perderán beneficios obtenidos por la revolución si la MUD obtiene la mayoría parlamentaria; otras variantes se fundamentan en mostrar videos completamente fuera de contexto de diputados de la oposición negando proyectos de leyes que supuestamente favorecen al pueblo, por lo que hay que estar preparados para una campaña electoral tremendamente sucia por parte del oficialismo.
Otra carta del gobierno, es la acumulación de artículos y alimentos importados para distribuirlos días antes de las elecciones en un intento de demostrar que los problemas de abastecimientos han comenzado a normalizarse a pesar de la guerra económica patrocinada por la oposición democrática y sus aliados del extranjeros.
Para complicar la situación, esta semana el gobierno vuelve a dar otro paso en la dirección equivocada para resolver el problema de desabastecimiento- y en general económico- con la publicación en gaceta oficial de una nueva ley orgánica de precios justos vía habilitante, lo que es inconstitucional, ya que esta habilitante no autoriza leyes orgánicas que deben ser aprobadas con la mayoría calificada de la Asamblea Nacional.
Esta nueva ley, prácticamente, va a obligar a cerrar sus puertas a una mayoría de empresas y comercios que estaban importando al dólar libre y la ley los obliga a vender al cambio de SIMADI corriendo el riesgo de pagar penas de cárcel, toma de sus negocios por el gobierno y cuantiosas multas, condición inaceptable para estos comerciantes que preferirán bajar la santamaría y no perder el negocio. En otras palabras, el remedio es muchísimo peor que la enfermedad y como dice el dicho popular “no mejora nada el enfermo”.
10 de noviembre de 2015

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Pienso que quienes seguimos creyendo en la democracia y la libertad, haríamos bien en adoptar el lenguaje belicista del chavismo para describir sus acciones. La única variante importante es que el objetivo de la guerra de la nueva oligarquía que gobierna a Venezuela es mantenerse a toda costa en el poder, independientemente de que una de las víctimas principales de este proceso corrupto de sobrevivencia sea la destrucción del presente y el futuro del país.
Es un ejercicio interesante pasearse por el impacto de cada una de las iniciativas mayores del chavismo, para establecer una robusta e inequívoca correlación entre el avance de la revolución y la destrucción del país.
Veamos algunos ejemplos de este entramado perverso de iniciativas que vistas en conjunto conforman una traición de dimensiones históricas y trascendentes al pueblo venezolano.
Democracia participativa y protagónica
La aniquilación de todo vestigio de independencia de los poderes públicos y las instituciones del Estado comenzó conceptualmente con el desprestigio de las fórmulas de la democracia representativa y del proceso de descentralización del país. Ello para favorecer la visión de la democracia tumultuaria y arbitraria impulsada por la revolución. Los resultados están a la vista en el estado lamentable del poder legislativo y el poder judicial como herramientas de control de la población y no como instancias de defensa del pueblo.
Estado comunal
La ampliación de las ideas de la democracia participativa y protagónica ha llevado a la revolución a crear gobiernos paralelos a toda la institucionalidad establecida en la Constitución. El así llamado “estado comunal” es una de las traducciones más perversas porque opera como mecanismo de control al nivel de las comunidades, compitiendo con las alcaldías y otros órganos del poder municipal.
Las Misiones
Originalmente concebidas como un excelente programa de atención a problemas específicos que requerían una inversión masiva de recursos focalizadas, las misiones terminaron por pervertirse y se convirtieron en el epicentro del populismo, ampliando el esquema de dádivas del estado todopoderoso a la población de menores recursos y profundizando la cultura rentista que tanto daño le ha hecho al tejido cultural del venezolano. El resultado más perverso de este manejo del gasto social es que la inversión pública en sectores claves como hospitales, energía y transporte se ha debilitado aceleradamente, contribuyendo de manera decisiva a la depauperación de la nación y el decaimiento de su infraestructura.
Ahora PDVSA es de todos
Con el peregrino argumento de que PDVSA estaba secuestrada por la cultura meritocrática y exclusivista, la revolución la transformó en la caja de financiamiento del populismo y abrió la puerta para que la otrora pujante empresa se convirtiera en un mastodonte lento y proclive a la corrupción.
La hegemonía comunicacional
Una de las más horrendas creaciones de la revolución, que con el resabiado argumento de contener el manejo de los medios de comunicación por la “derecha apátrida” ha transformado el libre flujo de ideas y de información, esenciales para la democracia, en un cansón y repetitivo coro de alabanzas a la revolución y en un poderoso sistema de fabricación de “realidades ficticias” a la medida del poder.
La alianza cívico-militar
La retorcida doctrina de una revolución pacífica pero armada descansa en la idea de una alianza cívico-militar que, en última instancia, funciona como un poder supraconstitucional, como nos lo recordó recientemente el presidente Maduro a propósito de analizar la posibilidad cierta de que el chavismo perdiera las elecciones para la Asamblea Nacional.
Autogestión obrera en las empresas
Bajo el argumento de poner los medios de producción en manos del pueblo, la nefasta política de expropiaciones, conjuntamente con la importación masiva de bienes de consumo, ha arruinado a las empresas que operaban en el país. Es precisamente esta destrucción del tejido económico y de las redes de distribución, lo que ha creado las colas y el bachaqueo. A esto hay que añadirle la política de creación de sindicatos paralelos y el desconocimiento de las contrataciones colectivas del gobierno del presidente “obrero”.
Educación para el pueblo
Dejo para el último lugar en la larga lista de acciones destructivas de lo que significa ser venezolano, la pretensión revolucionaria de tener educación a la medida de sus intereses. Esta perversa acción tiende a ideologizar la educación primaria y secundaria y a distorsionar la enseñanza de la historia. Un ejemplo de esta política es la exaltación en los libros escolares del Comandante Eterno y su presunta gesta de continuación de la obra inconclusa de Bolívar.
Pero probablemente donde mayor es el alcance de la traición de la revolución es en su pretensión de destruir a la universidad del pueblo, a la universidad autónoma, democrática y libre. La reciente resolución de la AN sugiriéndole al Gobierno una serie de acciones contra la universidad no solamente está mal escrita y peor concebida, como lo señaló recientemente el presidente de la APUCV Víctor Márquez, sino que su propia esencia constituye una confesión superior de hasta qué punto están enfrentados los intereses de la oligarquía chavista con los intereses del pueblo venezolano.
vmujica54@gmail.com
http://www.talcualdigital.com/Nota/120131/Nuevas-Del-Frente-De-Guerra-Contra-El-Pueblo
06-11-2015

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La Venezuela que queremos todos (I de VIII)
Acordar una nueva Visión de País y una estrategia de desarrollo basada en ella es imperioso para los venezolanos porque ya llevamos treinta y siete años de continua degradación social, económica y política que nos ha hecho antagonistas y que proyecta explicables angustias hacia adelante. Para que nuestros hijos tengan futuro y no opten por irse, para que progresemos y tengamos paz debemos iniciar y hacer sostenible un proceso de desarrollo, lo que trasciende el puro cambio de un gobierno, no tiene nada que ver con “distribuir la riqueza de la que todos somos dueños” e implica mucho más que un crecimiento económico que supuestamente “se derramará para todos”.
Los artículos que escribiré en esta columna en las próximas semanas se alternarán entre dos líneas de reflexión. En la primera, que comienza con el artículo de hoy, comentaré e intentaré motivar a mis lectores sobre la construcción de una propuesta de Visión Compartida de País que está en marcha, basada en siete consensos, y en la segunda continuaré la línea que he explorado desde hace varios meses, de proponer acciones para una transición pacífica e irreversible a la democracia.
La construcción participativa de una propuesta de Visión Compartida de País
Desde hace seis años viene progresando una iniciativa de la sociedad civil venezolana para la construcción de una propuesta de Visión Compartida de País. Entre 2009 y mediados de 2012 la iniciativa completó sus dos primeras etapas, a lo largo de las cuales construyó la espina dorsal de la propuesta alrededor de siete consensos, a través de diálogos de colectividades, talleres de líderes y simposios de académicos y expertos en los que participaron más de 66.000 personas entre partidarios de “El Proceso”, “No Alineados” y “Opositores”.
Hoy día, a finales de 2015, está concluyendo una tercera etapa que ha sido dedicada a enriquecer la propuesta, por una parte, y por la otra a trabajar con diversos liderazgos y organizaciones fundamentales de la sociedad venezolana en la perspectiva de que ellos asuman la convocatoria para que todos tomemos en serio la tarea de convertir en realidad la Visión Compartida de País.
En el proceso de talleres de expertos que está en marcha desde 2014, los especialistas despliegan en forma de objetivos y estrategias de desarrollo los consensos que fueron recibidos como mandatos de la etapa de Voces de la Gente. Se trata de un proceso inédito en nuestro país, en que las bases han expresado cómo es el país que quieren y los académicos y expertos responden planteando cómo lograr los objetivos. Diferente del modo como tradicionalmente han sido formulados los “planes de desarrollo” y los “programas de gobierno”, que sólo involucran a las bases como clientes potenciales a quienes las élites salen a ofrecer los productos que han elaborado.
Los talleres de expertos, que se realizan con el auspicio de la Universidad Metropolitana y la participación de especialistas de varios centros de pensamiento, se completarán en las primeras semanas de 2016, y a partir de ese momento, con las propuestas de estrategias y políticas producidas para cada uno de los siete consensos, se promoverán simposios y foros públicos apoyados en universidades de distintas regiones del país, y se generarán publicaciones y campañas de comunicación para provocar una amplia difusión y discusión a nivel nacional.
La Iniciativa estaría en esta etapa fomentando el compromiso de los liderazgos con una nueva estrategia de desarrollo que responde a las aspiraciones de la sociedad, a la vez que cerrando el ciclo participativo de la construcción de una Visión Compartida de País, al llevar de nuevo a las bases los consensos que habría recibido como mandatos de las Voces de la Gente, convertidos ahora en estrategias y políticas para el desarrollo del país.
Los siete consensos de la Venezuela que queremos todos
Siete consensos sirven de estructura a la propuesta de Visión Compartida de País que está en construcción. Ellos fueron logrados en las primeras dos etapas de la Iniciativa, la primera de las cuales fue denominada “Voces de la Gente” atendiendo a que los acuerdos fueron producidos en las bases de la sociedad, en 309 talleres de día y medio de duración realizados en 22 estados del país los cuales congregaron a más de 6.300 líderes y activistas comunitarios, en 1.714 diálogos de tres a cuatro horas en que participaron más de 60.000 miembros de comunidades, y en cinco simposios y un foro universitarios en que fueron protagonistas más de 500 profesionales.
El primer consenso, al cual se dedicará el próximo artículo de esta serie (II/VIII) bosqueja cómo lograr un país libre de violencia y polarizaciones. Plantea reconciliarnos y comprometer los esfuerzos de los ciudadanos, las comunidades y el Estado, en construir una Venezuela de libertades y justicia que nos una en la diversidad; no violenta, segura y que viva en paz.
El consenso No 2 será tratado en el tercer artículo de la cadena (III/VIII). El esboza una estrategia para lograr un país con predominio amplio de familias de clase media en el cual la exclusión social tiende a desaparecer, y delinea la construcción de un pacto de los actores sociales, económicos y políticos para superar la pobreza y asegurar oportunidades concretas de bienestar y progreso para todos los venezolanos.
El desarrollo de una economía de alta productividad es el tema del tercer consenso. El mismo traza los objetivos y las estrategias fundamentales que deben seguirse, planteando reformas y estrategias de desarrollo que faciliten, promuevan y den seguridad a la inversión privada para diversificar e innovar de forma sostenida, para construir una economía que se conecte favorablemente con el mundo, y para crear muchas oportunidades de emprendimiento y empleo decente, contribuyendo así al desarrollo con equidad.
La reforma institucional es el foco del cuarto consenso, el cual plantea los propósitos y las líneas de acción para que la misma ponga efectivamente al Estado al servicio del ciudadano, la democracia y la libertad. Bosqueja estrategias para profundizar la democracia participativa y el protagonismo regional y local, y para extinguir el clientelismo y recuperar la ética en la gestión pública.
El quinto consenso aborda cómo mejorar la calidad del ambiente natural y del hábitat construido en que vivimos todos los venezolanos (ciudades, centros poblados y vivienda), con foco en la equidad y cómo hacerla sostenible para el beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Finalmente, los consensos 6 y 7 de La Venezuela que queremos todos se dedican a dos líneas fundamentales que atraviesan a los demás consensos para asegurar la viabilidad de sus objetivos y estrategias.
El sexto trata de las estrategias referidas al conocimiento y los procesos educativos. Plantea elevar hasta niveles de excelencia la calidad de la educación, hacerla efectivamente accesible a todos los venezolanos a lo largo de sus situaciones de vida, y fomentar la producción de conocimientos relevantes para su realización y el desarrollo del país. Plantea además reorientar el proceso educativo e impulsar la innovación y la creación científica, tecnológica y artística para que contribuyan a la construcción de valores y capacidades para el emprendimiento, la creatividad y la realización del individuo; para la convivencia en paz, la democracia y la ciudadanía; para la preservación del ambiente y la naturaleza; y para la inserción de Venezuela en la sociedad mundial del conocimiento.
El séptimo consenso se refiere a la superación del rentismo, conjunto de conductas de la sociedad que obstaculiza nuestro desarrollo y que trasciende ampliamente lo puramente petrolero o las esferas de lo económico. En él se plantea implementar estrategias culturales-educativas y una profunda reforma institucional que favorezcan la economía productiva, destierren el populismo clientelar y fomenten una cultura que valore los logros basados en el esfuerzo y la responsabilidad.
Invertir capital político en una Visión Compartida de País
Las sociedades que han extraviado su senda de desarrollo suelen ver cómo crece la exclusión social y se disipan gradualmente la cohesión y los intereses compartidos hasta llegar a enfrentamientos profundos. Al perder la visión compartida no logran ponerse de acuerdo en las acciones que les permitirían recorrer nuevamente un derrotero de progreso y libertad, llegan a desgarrarse en el enfrentamiento social y la polarización política y ven a sus hijos languidecer en la frustración o marcharse para no volver.
Un círculo vicioso como el descrito atrapó progresivamente a Venezuela en las dos últimas décadas del Siglo XX y favoreció la degradación política que nos ha venido empujando en los últimos dieciséis años hasta la aguda crisis de hoy, que ha devastado la economía y deshilachado los tejidos de cooperación social, que corrompe nuestra cultura y pareciera haber removido de ella valores fundamentales para la convivencia, que nos ha enfrentado acerbamente y que ha destruido las instituciones.
El año 2015 ha sido uno más de privaciones y sufrimientos para los venezolanos y el 2016 no va a ser fácil, pero en él se van a iniciar cambios que no podemos enfrentar con una visión miope, limitada a la gestión política de corto plazo. En 2016 podremos comenzar a construir un nuevo futuro si somos capaces de llegar a acuerdos en que participe la mayor parte de la sociedad. Hoy más que nunca tiene sentido intentar la movilización de los venezolanos para acordar una Visión Compartida de País que nos una en los propósitos y que dé sustento a la construcción de una nueva realidad en la que todos podamos vivir y realizarnos, en paz y en libertad.
@wernercorrales
Guayoyo en letras
http://www.guayoyoenletras.net/index.php/2012-08-06-05-07-46/en-lo-politico/2719-2016-ano-de-acuerdos-sobre-una-vision-compartida-de-pais

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Ese es el subtítulo de Eichmann en Jerusalén, de Hannah Arendt. El libro recopila los envíos regulares de su cobertura del juicio para The New Yorker. Fue en 1961, convirtiéndose en una contribución monumental para nuestra comprensión del fenómeno totalitario y los rasgos ocultos detrás de su tan visible crueldad.
La banalidad del mal, justamente, es la conclusión derivada del hecho que Eichmann no resultó ser un monstruo, ni mucho menos. Allí se lee que no es un iluminado, no es un ideólogo, no es un fanático, no es un líder. No es carismático ni particularmente inteligente. Tampoco tiene una personalidad criminal, es muy capaz de expresar empatía y afecto por su familia y sus amigos. Es la profundidad y al mismo tiempo la sutileza del totalitarismo.
El mal es banal porque Eichmann es un ser normal—común, en realidad—como cualquier otro. Su maldad no es innata ni patológica, solo la mera consecuencia de quien obedece sin interrogar la moralidad de las órdenes que recibe. Eichmann causa el mal a millones por ser eficiente, un simple burócrata como tantos que cumplen sus obligaciones sin cuestionar. Simple pero competente, un servidor público ejemplar quien, ante un tribunal, articula la defensa de su propio juicio: ser victimizado por haber seguido órdenes. A esta altura, sabemos que ese es un lugar común argumental.
Con las entrevistas al fiscal Franklin Nieves, el acusador de Leopoldo López, y las opiniones sobre el caso, especialmente la magnánima y conmovedora columna de Leopoldo López Gil, el libro de Arendt acompaña y perturba. El paralelo puede ser exagerado, lo cual sería un legítimo debate, pero es inevitable. Nieves ha estado en mi cabeza estas últimas semanas acompañado de Eichmann, ambos bajo la sombra de la gran Hannah Arendt.
Es que la banalidad de Nieves sobresale, al punto que uno se siente incómodo con el tema, se ruboriza por ser testigo de la humillación de un individuo. Vergüenza ajena es la expresión de estilo. Cuando el victimario se constituye en víctima, eso ofende. Al mismo tiempo humilla a quien mira. Y, sin embargo, allí sigue uno, leyendo y mirando con fascinación voyeurista. Nieves confiesa lo obvio, lo conocido por todos. La noticia es el valor institucional de su confesión.
Su arrepentimiento sirve políticamente, es un golpe al régimen de Maduro y Cabello. Lo demás interesa porque evoca la gran intuición de Hannah Arendt. Nieves era un burócrata como Eichmann. Acató sin moralidad alguna y lo hizo hasta el final, hasta que hubo condena. Manufacturó la evidencia, se sometió al Ejecutivo, acusó a sabiendas de la falsedad de las pruebas. Tristemente exiliado en Miami, según cuenta, su obediencia debida tampoco lo absuelve ni lo hace víctima.
Ni mucho menos, por sus decisiones hay un preso inocente. Su arrepentimiento ha generado sorpresa en muchos, compasión en algunos y una cierta rebelión en otros. Si su defección hubiera ocurrido antes, ese mismo arrepentimiento podría haber truncado el juicio y tal vez evitado una condena injusta. El daño al régimen habría sido mayor al que fue.
Pero, como Eichmann, Nieves decidió obedecer, cumpliendo con su (supuesta) obligación. Supuesta porque Eichmann obedecía leyes injustas y opresivas pero que existían, estaban escritas. Nieves debió violar los procedimientos legales para acusar. Y a propósito de banalidad, y nótese la perversidad que acompaña, el fiscal Nieves jamás será el mejor amigo de Leopoldo López, según afirmó.
El paralelo sirve porque Eichmann y Nieves pertenecen al mismo universo conceptual. Juntos también ilustran algo esencial sobre el poder en la no democracia. Prolongado indefinidamente, aquello que puede comenzar como un autoritarismo relativamente benigno—y así empezó el chavismo—entra en descomposición. Entonces muta, adopta rasgos de otra especie. Gobierno y Estado se fusionan, la esfera de lo privado se contrae—es penetrada por el aparato estatal—y la opresión se hace indiscriminada. Ese régimen bordea en el totalitarismo, Nieves se parece cada vez más a Eichmann. Y al final, para mayor paralelo, es el terror lo único que sostiene su imprescindible perpetuación.
Los burócratas obedientes, en definitiva, son funcionales a la reproducción de ese orden político. Nunca son víctimas. Su arrepentimiento es con frecuencia apócrifo y siempre tardío, obligado por las circunstancias de un régimen que se desmorona o que los abandona al costado del camino. Es que además de todo, esos burócratas son siempre material descartable. Esa sí que es una definición de banalidad.
Twitter @hectorschamis
El País. 7 de nov. 2015
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/07/america/1446924...

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