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Opinión

Humberto Acosta R.

Proyecto País.

Ahora, más que nunca, los venezolanos no podemos equivocarnos. Por el contrario, después de la victoria popular de la oposición democrática del 6D (frente a la corrupción e ineptitud del régimen), con unidad de criterios y de acciones, debemos continuar la lucha para obtener el próximo triunfo: Desalojar del poder al Sr. Maduro - régimen, parentela, conmilitones - y reestablecer el sistema democrático e iniciar un verdadero proceso de desarrollo social, moderno y sostenible, en el País, sus regiones y la población toda.

Es la oportunidad que la Sociedad tiene para cerrar la hemorragia. 2016 es el tiempo para salir del atolladero, en el cual el desgobierno chavista, de la autodenominada “revolución”, ha colocado a los ciudadanos, especialmente a los más humildes, que de buena fe e ilusamente creyeron los relatos “revolucionarios”.

Cuentos, mentiras y fraudes, como política de estado, que los “hijos” del “comandante eterno” pretenden perpetuamente continuar con resultados pésimos. Después de más de tres quinquenios y con todos los recursos disponibles los cuentos y cuentas son chimbas, no cuadran.

Evidencia el régimen rojo, un balance altamente negativo, en rojo-rojito, que permite concluir que deben irse ya. Si tuvieran vergüenza renunciarían. Nosotros, debemos y podemos hacer todo lo posible, en paz, democráticamente, con elecciones y con la Constitución Nacional en la mano, lograr tal desplazamiento a plenitud.

Es el momento y la oportunidad de la Sociedad Civil para alzar su voz con el firme propósito de acometer cambios estructurales, recuperar la Democracia, Pero... no podemos equivocarnos, contamos con recursos, experiencia, actitud y amplia disponibilidad para la acción concertada, para lo cual la Fuerza Popular y los mecanismos constitucionales son determinantes. El correcto estudio, elección, combinación y aplicación de los mecanismos constitucionales hacen viable la solución, no obstante, con el poder público que aún el régimen dispone a su antojo (TSJ, CNE, Fiscalía, Contraloría, Generales no institucionalistas, colectivos y milicias “bolivarianas” y cubanas).

En este contexto, parafraseando al francés Georges Clemenceau, manifestamos que la Política es tan vital para la Sociedad y el Estado venezolano que no podemos dejar solos a los políticos profesionales para que ellos tomen, exclusivamente, las decisiones.

Sobre éste asunto tan importante para la vida del país, desde hace varios años, el MID, en varias regiones e Instituciones, pacíficamente, en forma técnica, con responsabilidad y ética política, pensando en Venezuela, ha estudiado los 7 mecanismos constitucionales posibles, determinando fortalezas y debilidades de cada uno, concluyendo que es la Asamblea Constituyente convocada por Iniciativa Popular el proceso que reúne relativamente las características más propicias, para encontrar en este caos que vivimos, la solución para una Venezuela mejor, incluso en menor tiempo que las restantes vías constitucionales.

Se resumen en tres las ventajas: 1. El Proceso Constituyente por Iniciativa Popular, depende exclusivamente de los ciudadanos y de los partidos políticos democráticos, conformando la Fuerza Popular organizada y movilizada (Arts. 5, 70, 347, 348 y 349 Constitucionales) 2. El Poder Público constituido no está habilitado ni debe intervenir (No hay CNE, ni TSJ sumisos al Ejecutivo…), el Proceso es autónomo, se da sus propias institucionales y asume plenamente la conducción del proceso constituyente hasta la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, actúa así el Poder Originario, como innumerables veces lo exaltó Chávez 3. El alcance de la Asamblea Constituyente llega a objetivos superiores, comunes, necesarios e improrrogables: Reforma del Estado, Nuevo Ordenamiento Jurídico, Reforma o Enmienda Constitucional.

La Asamblea Constituyente es, también, la oportunidad para la RECONCILIACIÒN: exige analizar y decidir, consensuadamente, entre todos con representantes electos de todos los sectores nacionales (políticos y sociedad civil), sobre propuestas e ideas alrededor de un Proyecto de País para lograr entre todos una Venezuela moderna, democrática, descentralizada, con plena autonomía y autarcía regional y municipal, que permita desarrollar el potencial humano y territorial del país.

Fines, objetivos y metodología que los otros mecanismos constitucionales no lo propician y menos aún el Referéndum Revocatorio que por sus características y normativa puede constituirse en la tabla se salvación para el régimen y su continuidad…e incluso su atornillamiento en el Poder hasta 2.019.

Por algo, los personeros del régimen viven retando a la oposición para que convoquen a un Referéndum y nos preguntamos: ¿Por qué jamás, ahora, hablan de una Constituyente? La Constituyente por Iniciativa Popular es HOY la mejor VIA!

* Ex Rector UNET

La Nación. 9 de diciembre de 2016

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El llamar a las cosas por su nombre es uno de los rasgos distintivos de la condición humana y humano. En el Libro del Génesis dice que Dios encarga al hombre (en este caso sí solo al hombre, porque la hombra no había sido fabricada), que ponga nombre a los animales y a las cosas. Nombrar significa apropiarse de algo. Cuando los conquistadores aparecían por estas tierras, lo primero que hacían era bautizar los territorios nombrándolos a su gusto y parecer.

El término “dictadura” para denominar a ciertos regímenes políticos viene, como tantas otras formas políticas, de la antigua Roma. Los romanos crean este nombre para referirse al gobierno conducido por un “dictator magister populi”. Se trataba de un funcionario que ejercía todos los poderes, sin las limitaciones establecidas en las leyes y sin posibilidad de ser censurado ni criticado por nadie. Se le designaba para momentos extraordinarios, de gran peligro o dificultad.

La diferencia fundamental entre esta forma dictatorial originaria y la actual estriba en dos rasgos notables: en Roma era el Senado el que promovía el nombramiento, muy distinto de la actualidad, donde los dictadores se nombran ellos solitos. La otra diferencia es que la dictadura tenía un plazo establecido que no podía prolongarse más allá de seis meses, que para un imperio milenario no es más que un pequeño lunar en su historia y benigno, además.

Lo que vivimos hoy (quiero decir en los tiempos contemporáneos) son dictaduras en las cuales un solo individuo o pequeño grupo (oligarquía -del griego-, gobierno de unos pocos) gobierna a capricho a una nación y con vocación de quedarse para siempre, porque además los dictadores se perciben a sí mismos como inmortales y casi que en verdad lo son, porque la gran mayoría muere en el ejercicio del poder (cita requerida) y -salvo honrosas excepciones- suelen ser muy longevos.

Hoy día se distinguen entre dos tipos de dictadura: la autoritaria y la totalitaria. Para definirlas en términos burda e’simplistas, la dictadura autoritaria es aquella en la que el dictador “solo” quiere pisotear o someter a una nación, donde no tiene importancia que las masas apoyen, simplemente se les somete por la fuerza y no tienen una ideología que les sustente más allá del deseo de que se les obedezca incondicionalmente y consecuentemente no hay un culto al líder más allá de la pura propaganda. La dictadura totalitaria va más allá: la concentración del poder va acompañada de un culto y endiosamiento del líder, a quien se le denomina con títulos extravagantes y pomposos (no ve viene a la cabeza ninguno, pero los hay).
Las dictaduras totalitarias parten de una ideología que abarca todas las esferas del ser humano: economía, cultura, familia y especialmente la educación que se rediseña en función del crear un nuevo tipo de ciudadano, una suerte de hombre nuevo de pensamiento único (el del régimen).
Se usa el terror para someter a la sociedad. Para ello se crea una policía que suele ser secreta, cuya misión es perseguir y someter a todo pensamiento disidente.
Se crean campos de concentración donde los que no se someten o se rebelan son aislados y torturados, donde son recluidos en condiciones infrahumanas y despreciada su humanidad.
Para el totalitarismo toda forma de disidencia es una aberración que debe ser extirpada. No se concibe la idea de que alguien pueda pensar distinto y mucho menos de que pueda haber algún día cambio de régimen político.

Estos son, simplificados de manera casi dictatorial, los rasgos que distinguen a la dictadura totalitaria.

La verdad se a dicha, cuando comencé este escrito, lo hice motivado por algo en específico, pero en el transcurso de la escritura se me olvidó por qué, y a mí que nada se me olvida. En fin, cosas de estos tiempos

Fuente: https://www.lapatilla.com/site/2016/12/16/y-que-nombre-le-pondremos-por-...

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Lester L. López O.

Apreciación de la situación nacional # 91

Próximo a finalizar el presente año 2016, a los venezolanos que ansiamos y teníamos las expectativas de concluirlo con un cambio de gobierno en puertas y un futuro 2017 promisorio, quedamos con la decepción de que ninguna de las dos expectativas tiene alguna posibilidad en el corto plazo.

Quizás lo más decepcionante fue la actuación de los integrantes de la MUD nacional y de nuestros diputados de la Asamblea Nacional, que concluyen el año imbuidos en un mar de contradicciones y disputas internas que les costará, en el futuro inmediato, el favor político de la población que hace un año le dio la mayoría parlamentaria en la AN para que lideraran el cambio para salir de la crisis. La miopía política y de estadistas de los dirigentes opositores, ahora diputados, les impidió calcular exactamente a que se enfrentaban e identificar tempranamente cuál sería el camino para lograr el cambio de gobierno, por lo que las contradicciones, desde el principio, estuvieron a la orden del día.

¡Todas las opciones son posibles y no podemos decirle al gobierno cuál de ellas es la que utilizaremos finalmente! fue la respuesta del secretario ejecutivo de la MUD para tratar de lavar la cara a la misma sin decir que simplemente no se había puestos de acuerdo en una cuestión tan fundamental como esa. Al final, la opción del referendo revocatorio fue la que se impuso, cuando ya los lapsos de tiempo para realizarlo estaban comprometidos. Paralelamente la AN, dando una demostración de democracia, discutía que había que discutir en la AN y cuales los temas de interés, siempre pensando que el régimen, finalmente les reconociera sus facultades legislativas, para darse cuenta, también tardíamente que el régimen iba por la libre.

Cuando finalmente, por la presión internacional y del secretario general de la OEA, le pusieron chiquitas las cosas al régimen, se comienza un diálogo –en República Dominicana- con el gobierno de la peor manera posible, sin conocimiento de la mayoría de los integrantes de la MUD y sin conocimiento del secretario general de OEA que ya había comenzado a meter las manos en el candelero para apoyar a la oposición y aplicar la carta democrática. La alternativa, apresurada, fue recurrir a la mediación papal con los negociadores, que ya había escogido el gobierno, para sentarse en una mesa de diálogo representados por políticos con poca experiencia en estas lides y cuyas consecuencias no se hicieron esperar en términos de los confusos acuerdos logrados que continuarán después del 13 de enero 2017.

La guinda de la torta se produce en la AN cuando tres diputados de la oposición no asisten a la plenaria para designar dos nuevos rectores para el CNE que pudieran cambiar, un poco, las expectativas electorales para el próximo año.

Pero el régimen no se queda atrás. Si se ha sostenido hasta ahora es por el bochinche opositor, la FAN que es parte fundamental del régimen y el seguimiento de un guion propagandístico y programático, sin duda alguna, muy bien estructurado pero que, a pesar de contar con esto, no ha dejado de lucir sus torpezas cuando tiene la oportunidad o los asesores cubanos lo dejan solo. La última es el despelote monetario que han creado y que ellos mismos no saben en qué y cómo va a terminar.

¿Qué podemos esperar los venezolanos para el año 2017? Sin duda alguna más bochinche, versión 2.0 o del siglo XXI.

Diciembre 16, 2016

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Julio Cesar Pineda

El modelo de Estado de la Venezuela futura, después del cambio de gobierno por la vía electoral, debe ir más allá del Estado liberal pero negando el Estado totalitario y absolutista, la nueva democracia debe reivindicar el Estado social y democrático de derecho con valores esenciales en el ordenamiento jurídico no solo promulgados sino realizados, como la libertad plena, la justicia oportuna, la igualdad total y el pluralismo político. Los poderes públicos con la necesaria separación, deberán promover las condiciones para la libertad y la igualdad de las personas y de los grupos, facilitando la participación de todos en la vida política, económica, cultural y social.

Un avance
En la política moderna se rechaza el Estado liberal con su concepto de Estado mínimo. Fue un avance frente a la monarquía pero con el control de la burguesía de los parlamentos y de los poderes públicos olvidando lo social y las condiciones detestables de la clase trabajadora, por eso en el siglo XIX el resurgimiento de los movimientos sociales y la nueva conciencia del proletariado, como también los combates por la participación electoral y el sufragio universal, es cuando surgieron los partidos políticos de carácter socialista, socialcristiano y socialdemócrata y en el caso europeo, las corrientes de orientación anarquista y marxista. La Primera Guerra Mundial facilitó el fin de los viejos imperios europeos y en el caso de la Unión Soviética donde no había existido el modelo liberal, el movimiento comunista presentó un nuevo paradigma social. Fue lo que determinó la modificación del Estado liberal en democrático con la incorporación de los sectores populares y de políticas sociales. La Constitución de Querétaro en México 1917 y de Weimar en Alemania en 1919 son ejemplos de estas conquistas. Pero fue con la crisis económica mundial de 1929 cuando nuevas alternativas trataron de crear un nuevo tipo de Estado, desgraciadamente totalitario y de visión única con el socialismo real y la dictadura del proletariado y los modelos fascista y nazista en Italia y Alemania.

Fueron tiempos de exigencia de un Estado total frente a la pobreza, la ingobernabilidad y el fracaso de la economía. Con la intervención económica del Estado cuestionando al Estado liberal se llegó a la negación de la justicia y libertad.

El nuevo concepto
Fue después de la Segunda Guerra Mundial con el proceso de la internacionalización del Derecho, y un nuevo constitucionalismo internacional cuando se desarrolló el nuevo concepto de Estado social de derecho. Esto significaba un avance a la progresión del Estado liberal democrático pero también una ofensiva frente al Estado totalitario y así las constituciones incluyeron, en las nuevas democracias, la ideología del Estado de derecho, democrático y social. En este camino, tanto los juristas como los políticos diseñaron una arquitectura que implementará los dos valores fundamentales de la política: la justicia y la libertad. Por una parte, el mandato constitucional y legal, con la necesaria seguridad jurídica y la afirmación de derechos y libertades como límite al Estado pero también la intervención del mismo en la garantía de los derechos sociales y económicos, allí se daba la tridimensionalidad del derecho; en lo fenomenológico frente a las realidades nuevas con la protección de la persona y de la comunidad (personalismo comunitario), pero también, el aspecto normativo con nuevas leyes en el orden interno de las naciones y los tratados en el contexto internacional (derechos humanos); pero con la exigencia ética en la denominada dimensión axiológica. Esta nueva visión de la democracia ya no solamente era formal sino participativa superando la dinámica de los procesos eleccionarios y facilitando la participación en las grandes decisiones. Si bien es cierto que el poder tiene su base en el pueblo, es el pueblo el que debe ejercerlo.

La Constitución venezolana vigente tiene sus raíces en la larga historia constitucional de nuestro país, y como antecedentes más recientes las constituciones europeas posteriores a 1945 en particular la de Italia de 1947, la de la República Federal de Alemania de 1949 y la francesa de 1958. Los constituyentes venezolanos tomaron como ejemplo más cercano el texto español de 1978 en cuyo preámbulo se señala la voluntad de “establecer una sociedad democrática avanzada” y en su Art. 1 promulga que “España se constituye como un Estado social democrático y de derecho”. En este caso, la forma de gobierno corresponde a una monarquía constitucional. En Venezuela están dadas todas las condiciones, dentro de la Constitución y las leyes, para esa libertad y esa justicia que aún no hemos encontrado. Por eso hace falta un nuevo modelo económico y el necesario cambio político.
@jcpinedap
Jcpineda01@gmail.com

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Luis Manuel Aguana

Por algo dicen que la historia la escriben los vencedores. Y la del 23 de Enero de 1958 no es la excepción. Ese cuento encantador que nos han relatado desde que tengo uso de razón y que se ha construído en el imaginario colectivo de que unos “militares civilistas” encabezados por Wolfgang Larrazabal permitieron el retorno a la democracia en 1958 no tiene precisamente esa exactitud histórica.

Y lo mas interesante de eso está en que ese es el argumento que se utiliza para fundamentar que es posible un retorno a la democracia de las manos de otros “militares civilistas” que, en ese mismo gesto desprendido, le entregarían el poder a los civiles para un nuevo 1958 redivivo, tal y como nos lo sugiere el Padre Luis Ugalde en una reciente conferencia (ver Luis Ugalde, Sin apoyo militar no salimos de esta dictadura ni recuperamos la democracia
http://www.noticierodigital.com/2016/12/padre-luis-ugalde-sin-apoyo-militar-no-salimos-de-esta-dictadura-ni-recuperamos-la-democracia/).

Lamento estar en desacuerdo con el Padre Ugalde. En 1958 pasaron muchas cosas que poca gente sabe y que creo que Ugalde conoce bien, al ser uno de los intelectuales que mejor ha estudiado nuestra historia contemporanea.

Sin ánimo de desmeritar a ningun personaje histórico, no es desconocido por los militares, y en especial los que protagonizaron la época que nos ocupa, cual era el papel y la significación de Larrazabal dentro de las Fuerzas Armadas en ese entonces. El verdadero liderazgo militar no estaba precisamente en este oficial que jugó un papel fundamental a favor de la arquitectura del poder diseñada por líderes de la talla de Rómulo Betancourt.

El liderazgo real de las Fuerzas Armadas estaba en oficiales como Hugo Enrique Trejo, cuyo movimiento fallido del 1ro de Enero de 1958, resquebrajó el poder de la dictadura, y que se encontraban presos el 23 de Enero. Habría que investigar porqué esos oficiales permanecieron presos después del retorno de la democracia, y que luego resultaron incómodos para el nuevo liderazgo político que asumió las riendas del país (ver Biografia de Hugo Enrique Trejo
http://www.fundacionjoseguillermocarrillo.com/sitio/testrejo.html).

A juicio de algunos oficiales que fueron testigos presenciales de esa historia, Betancourt y quienes le acompañaron nunca hubieran podido negociar politicamente una transición hacia la democracia con el verdadero liderazgo de entonces de las Fuerzas Armadas, que se encontraban sometidos en las mazmotras de la dictadura, y que fueron convenientemente dejados en esa condición hasta que se hubiera asegurado el poder.

En otras palabras, no fue el verdadero liderazgo militar de entonces quienes graciosamente le entregaron el poder a los civiles, como siempre se ha vendido, sino la zamarreria y el genio politico de los dirigentes de entonces, quienes aprovechando una conyuntura de descabezamiento militar por parte de Pérez Jimenez y su huida posterior, se hicieron con el poder, utilizando figuras militares que resultaron emblemáticas y útiles pero sin ningun peso dentro del ámbito militar de ese entonces.

Pensar en duplicar, en una suerte de Larrazabal II parte, esas condiciónes en el actual estado de cosas político y militar es poco menos que una ingenuidad. Y si dudara de las buenas intenciones del Padre Ugalde pensara que cualquiera que diga eso esta manipulando a la opinión pública con fines inconfesables.

El otro aspecto que me llamó mucho la atención de la intervención del Padre Ugalde, es la permanente referencia, repetida por un sinfín de seguidores como un mantra: “nuestro problema no tiene que ver con la Constitución…”.

¿Cómo que no tiene que ver con la Constitución? ¿Y quién le dio competencia directa al Presidente de la República para los ascensos militares? ¿Quién desapareció al Senado, sin el cual hubiera sido imposible que existiera una aberración como el llamado Arco Minero? ¿Quién elevó a niveles impensables las competencias del Presidente, al punto que el resto de los poderes son meras oficinas de trámite a su disposición y antojo? Muchos males y una sola respuesta: la Constitución de 1999.

Sin embargo, eso no es lo más grave, aunque no lo parezca. Reducir de forma maniquea el objeto de una Constituyente a un “torneo de discursos a lo Escarra” denota más que una sobre simplificación de ese mecanismo, asumiendo por descontado que todos los procesos constituyentes que vengan en el futuro serán similares a aquel donde Escarra y Reyna Lucero se daban la mano en una Constituyente que no brillaba precisamente por la ilustración de sus integrantes, con excepciones bien contadas.

Pero lo mas importante fue lo que sugirió claramente el Padre Ugalde: la manera de acceder a ese nuevo estado de cosas pasa por la intervención militar directa. Esto es, un golpe de Estado.

No voy a caer en la ingenuidad estúpida de decir que los cambios en la situación politica venezolana no pasan por la intervención de los militares. ¡Claro que pasan! Lo que discutimos aqui es cuando y cómo entran los militares en la escena, y que pasa después de eso.

Si usted se dice demócrata no puede andar por allí pidiéndole a los militares que resuelvan lo que los civiles no han podido resolver. Ugalde cae en un lugar comun simple: estamos en una dictadura, ergo los militares deben intervenir como en 1958 restituyendo la democracia para la dirigencia politica sinvergüenza que no ha tenido el valor de afrontar el problema en la Asamblea Nacional. Y todos vivimos felices para siempre. Con razón muchos repiten a Ugalde como loros.

Pues les tengo malas noticias. El mundo no funciona ahora como en las películas de Walt Disney. Si hay un golpe militar los que menos verán el poder serán los politicos de la MUD. Por eso el politico de siete suelas que es Henry Ramos Allup le huye al golpe de Estado militar como el vampiro a la luz del día. Eso responde a la pregunta del porqué hace todo lo posible para que el régimen no colapse y nos encontremos todavía en esta situación cada dia peor.

Y si los militares entran antes, esto es ahora, no sera “para la restitución de la democracia” a lo Larrazabal como lo dice (¿ingenuamente?) Ugalde. Entraran con una agenda que nadie conocerá hasta que ellos la digan. Eso puede ser tanto para hacer elecciones en 1, 2 o 10 años, como hacer una Constituyente o quedarse para siempre si les da la gana. Nadie lo sabrá hasta que pase. Me gustaría que fuera lo segundo pero no existen garantias de eso ni de nada. Pudieran haber matazones a lo Chile 1973, donde se lleven por delante a los que son y a los que no son. Si alguno de ustedes quiere eso, yo no. Si hay algo que hemos aprendido los venezolanos es aquel dicho que dice que muéstrame una situación y yo te enseño una peor. Nosotros creímos que nada podia ser peor que Chávez y apareció Maduro…

Nuestro planteamiento es simple: los militares deben estar sometidos al poder civil y entrar cuando los civiles lo ordenemos. Eso es lo constitucional.

Ya he mencionado antes en este blog que intervención de las Fuerzas Armadas debe ser en auxilio al poder civil del ciudadano, conformado en Poder Constituyente Originario. Este apoyo no es opcional sino obligatorio: Artículo 328: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y la soberanía de la Nación…”; Artículo 5: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo…Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”; Articulo 347: “El pueblo de Venezuela es el depositario del Poder Constituyente Originario…”. De acuerdo a esta secuencia, la Fuerza Armada Nacional está en la obligación de garantizar y hacer cumplir la voluntad del pueblo de Venezuela expresada en las manifestaciones de voluntad, al alcanzarse el mínimo requerido del 15% de firmas de los electores y electoras inscritos en el Registro Civil y Electoral, establecido en el Artículo 348 de la Constitución.

Debo insistir, como antes he escrito, que el verdadero fondo del problema que tenemos en Venezuela pasa por lograr que quienes deben hacer que se respete la Constitución efectivamente lo hagan, pero por obediencia debida al principio fundamental de que los civiles van primero que los militares y le deben obediencia constitucional.

A la recolección efectiva del minimo constitucional requerido para convocar al constituyente establecido en el Articulo 348, las Fuerzas Armadas no solo estan en la obligación de respaldar esa solicitud frente al régimen, como antes señale, sino que tendrían la responsabilidad de ser custodios de la institucionalidad hasta que se instale la Asamblea Nacional Constituyente. A partir de ese momento, el Constituyente designaría un gobierno constitucional de transición con la legitimidad necesaria para conducir al país hasta que se sancione una nueva Constitución. Ese gobierno reestablecería el imperio del Estado de Derecho y las leyes de acuerdo a la constitución vigente.

Es así como nosotros concebimos cuando y como entran los militares en el histórico papel de restituir la República y la democracia. Lo de Ugalde es una lotería que tal vez ganen los políticos devaluados de la oposición oficial, eso si ya tienen todos los números comprados…

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A veces es necesario escribir sobre nuestra dirigencia e intentar dilucidar el porqué de algunas de sus decisiones, las cuales originan opiniones que fluctúan desde un apoyo irrestricto hasta descalificaciones extremas. Algunos predican que solo los inscritos en un partido tienen el derecho a opinar. Los demás somos considerados aficionados a los que solo nos corresponde acatar las decisiones del sanedrín para no entorpecer el trabajo de los políticos de profesión. No se han percatado que, gracias al internet el ciudadano de a pie tiene voz; a veces se equivoca, pero solo los necios se atreven a rehuir sus opiniones.

El término colaboracionista es utilizado con ligereza para descalificar a alguien con cuya opinión no coincidimos. El colaboracionista más famoso de los últimos tiempos fue el mariscal Petain, quien optó por rendir a Francia ante el poderío alemán. Quizá de buena fe consideró que era la mejor opción para que parte de Francia no fuese invadida. Millones de franceses lo apoyaron. El admirado general De Gaulle era casi un solitario refugiado en Inglaterra estimulando la resistencia. Gradualmente Petain se dejó dominar por el pro nazi Laval y resultó corresponsable de la deportación de judíos franceses y de la entrega de miembros de la resistencia.

Este ejemplo debe servir de alerta. Se comienza por ceder y se termina colaborando con el totalitarismo. El principal delito del héroe de Verdún no fue haberse rendido, sino haber cedido ante la presión de los genocidas nazis. En nuestro caso estoy convencido de que ni Ramos Allup, ni Borges, ni Capriles, ni la gran mayoría de nuestros dirigentes son colaboracionistas. Sin embargo, el mismo Capriles reconoció que en la MUD hay quienes son corruptos y pasan información al régimen. Debe dar nombres para no ocultar a delincuentes.

¿Será que algunos de nuestros dirigentes son ineptos? Hace algunos años, los partidos Acción Democrática y Copei se preocupaban por formar a sus cuadros. En ellos había un gran número de militantes con excelente formación y conocedores a fondo de la doctrina de su respectiva tolda. Muchos sufrieron años de cárcel y de exilio, los cuales aprovecharon para mejorar sus conocimientos. Hoy la situación ha cambiado y tenemos a varios dirigentes ¨express ¨ que no tienen formación y cada vez que declaran la meten ¨hasta donde dice Colimodio¨, como expresaba un narrador deportivo cuando un bateador mandaba la pelota a lo más profundo del viejo campo de San Agustín. Es decir que sí hay ineptos, pero también otros con una excelente formación.

La principal crítica que muchos independientes hemos hecho a nuestra dirigencia es que han sido apaciguadores y han aplicado aquello de ¨dejar hacer, dejar pasar¨. Los defensores a ultranza de la MUD alegan que es lo único que se podía hacer, pero ello no es cierto. Por ejemplo, desde un inicio Antonio Ledezma afirmó que estábamos ante una dictadura y denunció la existencia de presos políticos y de exiliados, mientras otros dirigentes pasaban agachados. Posteriormente, la valiente Maria Corína se resteó en contra del régimen y se sumó Leopoldo López. El resto llegó con retardo, actúa erráticamente y critica a los citados.

Desde luego que nuestros diputados se juegan la vida todos los días por defender la democracia y muchos de ellos han sido cobardemente agredidos. Los respetamos y apreciamos. En la MUD hay gente valiosa y honesta. Quizá algunas de sus actuaciones que consideramos errores obedezcan a que son pragmáticos y tienen los pies sobre la tierra. Sin embargo, en otros casos, como el del manejo del diálogo, gente muy ecuánime opina que ha cometido errores de novatos. No podemos callar ante lo que consideramos una conducta inapropiada de Juan Carlos Caldera, Ramón José Medina y Timoteo Zambrano. Capriles debe dar otros nombres y Rosales debería aclarar si es o no cierto que está alojado en un apartamento de Heliodoro Quintero, el exdiputado dirigente de UNT que negociaba adhesiones con Ruperti, el contratista de Pdvsa que pagó los honorarios de los defensores de los narcosobrinos.

Nos sumamos a quienes proponen que, previa depuración, la MUD permanezca como organismo coordinador para lo electoral y crear una nueva instancia con participación de la sociedad civil para enfrentar al régimen en el aspecto político.

Como (había) en botica: Vergüenza le debería dar al general Padrino declarar que ¨Venezuela puede enseñarle al mundo como se defiende un país¨. Debería renunciar y pedirle la renuncia al general Antonio Benavides por los atroces asesinatos cometidos por guardias nacionales en Barlovento. Lamentamos el fallecimiento de Fernando Octavio Márquez, quien fue un destacado profesional petrolero y buen ciudadano ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

13 de diciembre de 2016

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Cuando los trabajadores y el pueblo de Paris salieron resueltos a tomar la cárcel de la Bastilla, para liberar a un puñado de prisioneros políticos e instaurar un nuevo gobierno, estaban provocando un salto en la humanidad, que quizás ni ellos mismos se lo habían calculado. A partir de ese momento toda Europa sintió el rugido del poder ciudadano, de los comuneros y por supuesto de la Comuna de Paris.

Desde aquel 18 de marzo de 1871 hasta nuestros días, la actividad comunitaria y su rol de construir ciudadanía, como institución social y forma de autogobierno popular, no ha cesado en su objetivo al ser asumida como instancia de participación comunitaria; sobre todo en Europa, donde solo en Francia, desde la mencionada revuelta hasta nuestros días, los franceses han constituido más de 36.000 comunas sociales, donde se ejerce a diario la ciudadanía.

También en países como Bélgica, Suiza, España, Italia, sus ciudadanos se rigen por esta modalidad de gobiernos locales, donde el ciudadano de a pie si ejerce cabalmente su ciudadanía; esto sin ahondar que, en la República Popular China, allá por el año de 1958, cuando Mao Tse-Tung, convocó al “Gran Salto Adelante”, ese inmenso territorio se vio sembrado de comunas agrícolas y de producción fabril, como forma de avanzar en la socialización de su economía.

Sin ir muy lejos, aquí mismo en nuestro continente, países con una amplia experiencia en la lucha comunitaria y ciudadana, han venido batallando por la consolidación de su autogestión social. Chile tiene instituido la figura de la Comuna, desde mediado del siglo XVIII, y hoy cuenta con más de 360 comunas, debidamente constituidas. Así mismo, Argentina con su reconocida Ley 1777 (Ley Orgánica sobre Comunas), ha dado importantes avances en el ejercicio de la ciudadanía, la descentralización y desconcentración en las funciones del gobierno de la ciudad.

El concepto de ciudadanía siempre ha estado ligado al Derecho, pero han sido los ciudadanos en su empeño de luchar por sus derechos, quienes lo han hecho posible. La ciudadanía bien ejercida es la condición previa para que el ciudadano pueda intervenir en los asuntos del Estado; esta actividad genera la participación directa o indirecta del individuo en el gobierno y en su consecuente administración.

Aquí en Maracaibo una nueva forma de asumir la política ha comenzado a regarse como chispa en la pradera. Ha llegado la hora de proponerle a los vecinos como habitante de la ciudad, a que cumpla sus deberes, y a que, como individuos de acción, lleven a cabo tareas para su bien y también para el desarrollo de la comunidad, recordándoles que los problemas de la ciudad deberían ser una preocupación para todos los ciudadanos.

El gobierno ha transformado en pura perorata el concepto de participación protagónica, al ideologizar y etiquetar con sus dogmas distorsionantes, el accionar del ciudadano con sus iguales. Hoy surge la necesidad de revisarlo todo, desde la tradicional forma de ejercer el activismo político, como la más sencilla actividad comunitaria. Nunca se debió dejar en manos solo del poder ejecutivo, la voluntad soberana del pueblo de ejercer su soberanía. Vientos de cambios se sienten en el horizonte, y por estas riberas del lago ha comenzado a soplar con pasión.

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