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Opinión

​José E. Rodríguez Rojas

La economía venezolana incrementó su crecimiento el pasado año en un 22%. Fue una recuperación en el fondo de pozo, pues había perdido 80% de su tamaño en los años previos. Si bien se superó la hiperinflación, el Índice de Precios culminó en 305,7%. Los precarios logros alcanzados tienen fundamentos frágiles pues en el 2023 se prevé una desaceleración del crecimiento y tasas de inflación cercanas a la hiperinflación.

La guerra de Ucrania ha creado varios shocks que han tenido efectos traumáticos en las cadenas de suministro de energía y alimentos, que se ha reflejado en un incremento de los precios de ambos elementos y ha empujado la inflación en los países más industrializados a cifras cercanas al 10%. Los bancos centrales de estos países han incrementado las tasas de interés a fin de disminuir la inflación. El aumento de las tasas de interés generará una recesión global en el año 2023. La recesión presionará a la baja la demanda y los precios del crudo.

Previendo la recesión los países de la llamada OPEP ampliada, que incluye a Rusia, tomaron la decisión de recortar la producción que aspira compensar la caída en la demanda de petróleo. Se espera que esta política de recortes se mantenga. Sin embargo los especialistas señalan que es difícil estimar el precio del crudo ante las diversas fuerzas que lo presionan, unas a la baja y otras al alza. Lo cierto es que no se prevé un derrumbe en los precios y las diversas fuentes estiman que se moverá en un rango entre 70 y 140 dólares.

Venezuela incrementará ligeramente su producción en unos 100.000 b/d debido a la moderación de las sanciones y la concesión de la licencia a la empresa Chevron por el gobierno de Biden, a fin de producir y exportar petróleo venezolano a los Estados Unidos. Si bien se espera un incremento en la producción y exportación de petróleo que mejorara el flujo de caja del gobierno, se prevé una crecimiento del 4% lo que implica una desaceleración con respecto al 2022, cuando la tasa de crecimiento fue del 12% según la CEPAL. Esta última fue una recuperación en el fondo del pozo, pues la economía había contraído su tamaño en un 80% en los años previos.

Se espera una caída en las remesas debido a que se ha producido un reencuentro de las familias en el exterior y la recesión complicará la situación económica de los que han emigrado.

Si bien la inflación del 2022 culminó en 305,7% según el Observatorio Venezolano de Finanzas, en los meses finales del año rondó los niveles de hiperinflación. Un escenario probable en el 2023 es que continúen las elevadas presiones inflacionarias rondando los niveles de hiperinflación. La elevada inflación reducirá el poder adquisitivo de la población, en especial de los que laboran en el sector público, lo que presionará a las organizaciones sindicales a movilizarse para presionar al gobierno por medidas compensatorias a sus agremiados. El consumo se resentirá.

Los efectos positivos de la dolarización culminaron en el 2022 debido a que el propio gobierno introdujo la reforma del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras lo que trajo un retroceso en el proceso de dolarización.

Las elevadas presiones inflacionarias continuarán debilitando al bolívar y revalorizando al dólar. Algunos eventos podrían moderar la presión sobre el bolívar. De concretarse la operación de Chevron, la empresa podría vender parte de las divisas que obtenga en el mercado nacional disminuyendo la presión sobre la moneda nacional, también incidirá en este sentido la liberación de los recursos de Venezuela bloqueados en Rusia por las sanciones.

Como lo hemos señalado se producirá una situación paradójica pues a pesar del mayor ingreso en dólares del gobierno, que se producirá en el 2023, se generará una desaceleración del crecimiento; que estará impulsada por la caída de las remesas, el retroceso en el proceso de dolarización y la caída en el consumo producto de las elevadas presiones inflacionarias.

Al igual que en el 2022 el precario crecimiento económico que se produzca será muy desigual en términos territoriales pues el 40% se concentrará en Caracas. En términos sectoriales porque se generará un proceso de desindustrialización en el marco del cual los sectores más dinámicos serán comercio, servicios, transporte y alimentos, mientras la industria y la manufactura quedarán al margen. En términos sociales pues solo una minoría con ingresos dolarizados se beneficiará.

Los mayores ingresos que percibirá, el resquebrajamiento del aislamiento internacional y la división de la oposición generarán en el gobierno una sensación de mayor afianzamiento en el poder, lo que podría hacer aflorar las fricciones existentes entre las fracciones que cohabitan en el mismo.

Fuentes

Correo del Caroní. 2022. Advierten que Venezuela podría entrar de nuevo en hiperinflación en 2023. Diciembre 15.

Finanzas Digital. 2022. Asdrúbal Oliveros estima que la economía venezolana solo crecerá 4% en 2023. Noviembre 23.

Tal Cual. 2022. La economía venezolana en 2023 “pende de una licencia”. Noviembre 30.

The Economist. 2022. Why a global recession is inevitable in 2023. Nov. 18th

Profesor UCV

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José Briceño

La educación venezolana tiene millones de problemas que van desde negligencia doméstico, eso a su vez tiene que ver directamente con lo poco que les interesa a muchos y eso desde los representantes hasta los profesores, unos porque no entienden su importancia en este país donde un Dr. (Phd) gana menos que el obrero calificado y el desinterés de muchos docentes por el mismo asunto, nadie trabaja por mendrugos a menos que sea millonario y en ese caso lo llaman voluntariado eso solo funciona para quienes no deben pensar en la quincena para comer, asunto que no pasa con mis colegas, si a ese coctel venenoso le agregas un sistema educativo que aplana la curva del aprendizaje haciendo que todos los jóvenes pasen por el mismo plan educativo sin tener en cuenta las aspiraciones de cada uno, regalando el pase al grado inmediato superior solo por asistir, en ningún momento para aprender, así sea buena la intención, las consecuencias son terribles, un país donde la educación de calidad está (en teoría) solo en los colegios públicos es una tragedia que recién estamos viendo sus consecuencias, una economía sin salida.

Ahora bien, quejarse no tiene sentido si no propones algo nuevo, creo que la educación media tiene que cambiar hacia algo que les atraiga a las mayorías, que no cree ese abanico de aspiraciones truncadas en el que se ha vuelto el bachillerato, que si le sumamos los costos de un liceo (o universidad) privado la cosa de la desesperanza cunde por todos lados. Desde hace años (casi cuarenta) he visto de cerca los cambios educativos, primero como alumno del aborrecible bachillerato y luego como docente que ha evitado por todos los medios el contacto con adolescentes que no soporto , es cuestión de gustos, hay a quienes les apasiona ser padres con horario docente y otros (como yo) a quienes les agrada dar clases a gente adulta que sabe que si no estudia no aprueba, pero esa es otra historia, luego de ver tanto creo dar con una teoría que quizás sirva para mejorar el proceso del muy importante bachillerato y con ello lograr mejoras sustanciales en el futuro de la nación.

Desde mi experiencia

Cuando dejé el bachillerato me fui a una escuela de artes donde aprendí los rudimentos del oficio de fotógrafo, allí vi por primera vez que el estudio no es ningún drama si la cosa te apasiona, luego fui a la universidad y esa idea terminó de tomar fuerza, durante todo el bachillerato solo amé algunas materias porque estimulaban mi imaginación y me permitían descubrir cosas nuevas, el resto de todo eso lo odié tanto que abandoné en el último año pensando que podría hacer algo decente con mi vida, otro aprendizaje, si no tienes vocación de comerciante difícilmente podrás tener una vida holgada pues ya pasaron los años de obreros felices y eso era en el siglo pasado que ahora el asunto es aún más especializado que hace treinta años. Tanto en la escuela de artes como en la universidad fui feliz no porque hubiese un bajo nivel de exigencia, todo lo contrario, en el primer ejemplo debías investigar mucho y practicar más para que el resultado fuese aceptado en un salón estudiantil por lo que quienes no aprobaban la curaduría ya sabían que les tocaba repetir, en el segundo caso (la universidad) hubo un nivel de exigencia rudo, cinco años haciendo malabares entre la vida y el estudio, debía trabajar , hacer trabajos para la universidad investigar, estudiar para los exámenes , redactar mucho y leer más (estudié Lengua y Literatura) para aprobar con 8,5 sobre diez.

Estos ejemplos conservan una similitud básica, estaba descubriendo un mundo de cosas nuevas y como añadido estaba en eso con otros locos empeñados en estudiar asuntos que a muy pocas personas importan hoy día, luego de la universidad descubrí que ser uno de los expertos en la obra de Gabriel García Márquez solo me importaba a mí y a los colegas, a nadie más interesa, en eso consiste la alegría universitaria, el beneficio del título aplica pero la verdad es que quienes fuimos felices en la universidad pero infelices en el liceo podemos dar fe de ello.

Entonces, mirando atrás puedo asegurar que odiaba el bachillerato por considerar (erróneamente) que todo lo aprendido allí no tiene ningún sentido, claro, si lo aborreces apenas serás funcional allí y eso en quienes tienen padres pendientes del asunto, que quienes no pues terminan abandonando o entregados a las facilidades de la espantosa ley de educación inventada para reducir el abandono escolar, en vez de atacar el problema entregan más facilidades para hacer felices a los muchachos sin saber muy bien que sucederá con ellos al salir, pecando de cospiranoico puedo creer que es un plan orquestado para hacer más patente la brecha entre los que tienen dinero y los pobres, si los pobres se mantienen ignorantes siempre serán necesitados y fáciles victimas del sistema, esa ley de educación básica parece constatar mi idea.

Como debería ser la educación.

Tengo la impresión de que el problema educativo ha sido mal entendido en Venezuela, los colegas a quienes respeto, parecen no tener idea de cómo salir del atolladero y les da por inventar asuntos que están muy lejos de nuestra realidad, no somos ciudadanos de ningún país nórdico para imitarlos, ellos tienen problemas que a nosotros nos perecerían maravillas si los compartimos con los nuestros, además no salen del formato necio de ser bachiller “integral”, un eufemismo para ocultar la problemática de fondo, en estos tiempos en los que la educación especializada debería comenzar en el bachillerato, prefieren evadir el bulto de la muy necesaria tecnificación de nuestros bachilleres porque así les sale más barato, correr la arruga es algo natural en la gente de izquierda cuyo raciocinio parece no darles para mucho, inventando soluciones administrativamente simples para problemas profundamente complejos.

Los colegios privados tampoco hacen mucho, es verdad que por tener más opciones esos alumnos aprenden otras cosas pero el sistema de base es el mismo, hacer tabla rasa con el aprendizaje aplastando en el camino al intelecto, es algo común pero que por fortuna hay algunos elegidos que pueden escapar y vaya que se escapan, si logras salir con éxito de ese navegar en el profundo barro de la “normalidad”, al salir vas a correr tan rápido como puedas de todo.

La solución

La solución va en dos sentidos, el primero está en cambiar la ley de educación para que esta vuelva a permitir que los jóvenes entiendan el valor del estudio pues si no hay premio tampoco habrá esfuerzo, ya basta de regalar el diploma de bachiller a jóvenes que difícilmente podrán cumplir con programa universitario alguno, no porque sean brutos, es que no tienen las competencias necesarias, el socialismo feliz que le quita obligaciones también les priva el intelecto. La otra idea es diversificar el bachillerato, pero no de la forma tradicional, sería interesante ver un bachillerato (digamos que el diversificado) donde las materias representen unidades de crédito cuya sumatoria (y aprobación) tenga como resultado la obtención de un diploma de bachiller que le certifique para el universo universitario, no todos quieren ser bachilleres en ciencias, hay gente que quiere estudiar teatro, literatura, programación, gaming, periodismo, fotografía, cine, física, matemática, antropología, arquitectura, ingeniería, ciencias militares , docencia, matemáticas y pare usted de contar las oportunidades, todas cegadas por un sistema limitado y pobre. Propongo establecer una dinámica donde el estudiante pueda inscribir las materias que lo hagan acreedor de los créditos necesarios basándose en sus intereses y habilidades, por supuesto habrán unas cuantas materias comunes como matemáticas, física ,química y castellano, el resto son unidades de crédito que cada joven escogerá a conveniencia para poder obtener un título cuya característica principal es la de haberle dado las competencias necesarias para su vida universitaria, solo así (creo) los jóvenes recuperarían el amor por el estudio y no estarían en ese limbo de neo-profesiones (youtuber, Vtuber, tiktoker, influencer, community manager etc.etc…), que si bien resuelven la situación económica del momento , no aportan nada al crecimiento de un país.

Recordemos que países como India, que hasta hace pocos años eran un agujero negro de pobreza pudieron salir adelante haciendo cuantiosas inversiones en estudios para que las nuevas generaciones los salvasen de la miseria, ciertamente no la han acabado pero ya tienen el camino andado para que la miseria (en algún momento) sea solo un recuerdo del pasado, en Venezuela, pareciera que a miseria es dictada por decreto para obtener ganancia política.

17/01/2023

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Humberto García Larralde

El inicio de año suele acompañarse de esperanzas de mejora, como si las trabas y malas energías que frustraron nuestras aspiraciones el año pasado se hubiesen ido con él. Quizás por razones de fe, emergen expectativas positivas: no merecemos las penurias a que nos ha condenado el chavo-madurismo. Bienvenidas sean, si ello se plasma en una disposición de lucha por superar las dificultades que agrian nuestro derecho a una vida mejor. Y este ánimo parece inaugurar el 2023; multitudinarias manifestaciones de docentes en pueblos y ciudades a lo largo de la nación y también de los Sidoristas en Guayana, protestando en contra de sus deplorables condiciones de vida y de trabajo. Pero, a juzgar por la visión edulcorada de “recuperación” que presentó Maduro la semana pasada en su Memoria y Cuenta, tales movilizaciones no tendrían razón de ser. ¿Realmente se recupera el país bajo Maduro?

La economía fue descrita como ciencia “lúgubre” (dismal) por parte del filósofo escocés del siglo XVIII, Thomas Carlyle. Aunque nos tilden de “aguafiestas”, debemos señalar que la superación de la miseria material de las mayorías venezolanas no será sin incrementos sostenidos en la productividad. Es decir, sin una aplicación cada vez más eficiente de los recursos a nuestra disposición para producir los bienes y servicios que requerimos. Y por integrar una economía globalizada, esta eficiencia debe reflejarse en ventajas competitivas en suficientes sectores como para pagar por nuestras importaciones.

Solemos obviar esta verdad básica, porque fuimos amamantados en la idea de que teníamos a mano una riqueza inagotable --la renta petrolera-- que eventualmente vendría al rescate. Las políticas de reparto dispendioso de Chávez, junto a la temporada de caza (de rentas) que abrió el desmantelamiento de las instituciones, afianzaron tal visión. Pero también destruyeron la gallina de los huevos de oro.

Incrementos en la productividad de una empresa resultan de la inversión en maquinarias y equipos mejorados, la mayor preparación de su fuerza de trabajo, la optimización de sus procesos de procura, manejo de inventarios y venta, y de una organización y una gerencia ágil y abierta. Éstos y otros aspectos engloban la incorporación, por distintas vías, del progreso tecnológico. Suelen entenderse como el ámbito de acción de la propia empresa.

Pero la instrumentación de estas mejoras está sujeta a incentivos, expectativas y posibilidades de financiamiento, amén de las condiciones del entorno que permitan su desempeño exitoso. En Venezuela este contexto es, como sabemos, muy adverso.

Además de enfatizar medidas propicias a la innovación y al fortalecimiento competitivo de empresas particulares, es menester identificar las trabas (deseconomías externas) que tanto merman el uso eficiente de los recursos existentes y que desincentivan el trabajo creativo. Si bien la liberalización de precios y del uso de divisas ha permitido iniciativas particulares alentadoras –la necesidad es la madre de la inventiva—, son apenas una sombra de las potencialidades que representa la vasta subutilización de recursos productivos, resultado de la destrucción urdida por la gestión chavo-madurista.

Un paso básico para poder aumentar rápidamente la productividad del país como un todo es lograr el mayor aprovechamiento posible de la inmensa capacidad ociosa del aparato productivo doméstico, tanto del campo como de la ciudad. Idealmente, aumentaría significativamente el producto sin tener que hacer importantes inversiones o sin incurrir en mayores costos. Lamentablemente, no es así, dado el grado de destrucción del tejido industrial, la desaparición de proveedores y de servicios especializados, la emigración de mano de obra calificada y de talento profesional, la reducidísima capacidad financiera de la banca y, desde luego, el colapso de los servicios públicos y de la infraestructura física.

¿Cuánto pierden talleres, fábricas o comercios, por la caída del suministro eléctrico, del agua o del gas, o por tener que adquirir una planta eléctrica de emergencia? ¿Cuál es el costo para un negocio pequeño, de un transporte encarecido por las esperas interminables para cargar combustible? ¿Cuánto añade al precio final de la producción agrícola el mal estado de los caminos, la falta de gasolina y reponer el matraqueo de la Guardia en los peajes? ¿Cómo lidiar con los bajos salarios, las fallas de transporte, la inseguridad personal y el deterioro de los servicios de salud que tanto perjudican a los trabajadores?

En fin, la lista puede alargarse mucho más. Los empresarios, en épocas mejores, ya se referían a estas deficiencias como “el costo Venezuela”, que lastraban su competitividad. Hoy la situación es mucho peor; un país destruido y un Estado desguazado y, por tanto, incapaz de responder apropiadamente a los problemas nacionales. Además, debe sumarse las comisiones, extorsiones, robos y corruptelas que, amén de la inseguridad en general, pechan las actividades productivas. En ausencia de restricciones cambiarias y arancelarias, la existencia de este “costo Venezuela”, inflado, hace que la sobrevivencia de muchos negocios dependa de las bajas remuneraciones a sus empleados y trabajadores, muy inferiores a las de nuestros vecinos latinoamericanos. Por más eficiente que sea una empresa en sus actividades internas, su mayor productividad es anulada por estas deseconomías externas “revolucionarias”. Obvio que, en estas condiciones, no puede aspirarse a aumentos apreciables en el ingreso de la población.

Pero Maduro y sus cómplices se evaden construyendo un mundo de fantasía que hace desaparecer tales “menudencias”. Inventan una cifra descomunal de pérdidas atribuidas a las sanciones --¡232 mil millones de dólares desde 2015!— para ocultar su responsabilidad en la pauperización de los venezolanos.

Sucede que la prohibición de operaciones financieras a través de la banca de EE.UU. es de 2017, año en que Venezuela entró, de hecho, en default, por no poder servir la enorme deuda acumulada por Chávez y su pupilo. Para ese año, el BCV registró un PIB que se había reducido en más del 36% durante la gestión de Maduro en la presidencia. Y las sanciones petroleras se aprobaron en 2019. Para entonces, según cifras oficiales, la producción de crudo apenas superaba la tercera parte de la de 2012. La caída estimada del PIB –porque se dejaron de publicar cifras oficiales—rozaban el 60%. Y no se detuvo hasta 2021, cuando el valor de las actividades económicas en el país se había encogido a la cuarta parte del de 2013.

Maduro ahora alardea que el año pasado la economía creció en un 15%. Suponiendo, incluso, que esta cifra fuese creíble, implicaría recuperar sólo un 3,75% de lo que se produjo en 2013. Sabemos, además, que este incremento fue aprovechado por muy pocos. Al cerrar 2022 la inflación se había comido buena parte de los aumentos salariales de marzo, y el salario mínimo había caído a menos de siete dólares mensuales, unas 50 veces inferior al promedio latinoamericano.

El gobierno de Maduro amenaza con anunciar nuevas medidas salariales, aquellas que, sin mejoras en la productividad, se financiarán con emisión monetaria, combustible para la inflación. Porque, en ausencia de la restitución de las garantías, derechos a la propiedad, resolución ágil de disputas, financiamiento, recuperación del crédito internacional y de la capacidad del Estado --con rendición de cuentas y transparencia en su gestión--, Venezuela continuará sumida en la trampa en que la colocó el chavo-madurismo. Y no puede quedar fuera el pisoteo de los derechos humanos, con unos doscientos cincuenta presos políticos, emisoras cerradas y represión. Ello es consustancial a esa trampa, construida con las alianzas tejidas por Maduro para mantenerse en el poder, cuya base es el desmantelamiento del Estado de derecho. El régimen de expoliación instalado no es un accidente; tiene poderosos dolientes, sobre todo entre el reducido grupo de militares traidores que controlan la cúpula castrense.

Recuperar la capacidad productiva de petróleo tardará años y requerirá la inversión de decenas de millardos de dólares. Sanear el Estado y poner a funcionar los servicios públicos, requiere también de recursos mil millonarios, que sólo la banca multilateral puede dar. Y las inversiones, tanto nacionales como extranjeras, apenas se asomarán, da no haber cambios fundamentales en la situación del país. Y sin ello, la productividad global de nuestra economía permanecerá en el subsuelo y, con ello, las remuneraciones de todo aquel que no esté bien enchufado.

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

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Eddie A. Ramírez S.

Las nuevas generaciones desconocen lo que es un sainete. Las no tan nuevas lo deben haber olvidado, porque se representan muy poco. Son o eran piezas teatrales cortas, de carácter popular y burlesco. Por extensión, la palabra se utiliza como referencia a un acontecimiento grotesco o ridículo. Últimamente se presentan varios sainetes, aunque no en teatros, ni de ficción. Se desarrollan en el eje Madrid- Barcelona-Caracas. Están relacionados con la literatura, la socialité, el deporte, la música y la política. Cada uno deja una moraleja. Al contrario de los conocidos sainetes escritos por Ramón de la Cruz y por Carlos Arnichez, en los que hay un personaje bueno y otro malo, en los que presenciamos no es fácil distinguir entre uno y otro.

El primer sainete, se basa en la relación entre un destacado escritor entrado en años y una señora, no muy joven, pero que se las echa y todas las semanas aparece en revistas faranduleras. La moraleja por extraer es que cuando se llega a cierta edad es mejor dejar de lado ciertas ilusiones o fantasías, lo cual es válido tanto para gente laureada, como para quienes permanecen más tiempo de lo prudente en los medios sociales a punta de matrimonios y de divorcios.

En política también hay que olvidarse de las fantasías, dando prioridad a lo que está en nuestras manos que, en nuestro caso, son las elecciones a pesar de los escollos.

El segundo lo protagoniza un jugador fuera de la cancha y una cantante en los escenarios. Al primero, como buen jugador que fue de la Liga, le encanta ligar. La cantante, claramente ofendida, le dedica una pegajosa canción y, burlándose de su habilidad defensiva, le metió un gol. La moraleja es que ligar tiene sus riesgos. Como dice Berna González en El País de España, “hoy las mujeres ya no lloran su despecho, sino que facturan”. La situación no está clara, pica y se extiende. Esto también es válido para los políticos que brincan talanqueras.

Estos dos sainetes dan pie para cotilleos en peluquerías y en revistas faranduleras. En los medios de comunicación escritos y en las redes ocupan más espacios que los grandes problemas que aquejan a la humanidad, como la pobreza, los desplazamientos de millones de personas de sus países por razones económicas o políticas, la invasión de Rusia a Ucrania, las violaciones de los derechos humanos en muchos países, los atropellos a las mujeres en Irán y en Afganistán o el calentamiento global. Incluso, quien esto escribe, tratando de eludir la reiterada mención a la situación política que nos aqueja, cayó en la tentación de dedicarle

unos párrafos a hechos que solo deberían incumbir a los protagonistas.

El tercero es obligatorio para no dejar de lado nuestra situación política. Se desarrolla entre uno que se dice defensor de la justicia y otro que se identifica con la voluntad popular. Ha sido el divorcio más traumático. Quizá porque era una relación incestuosa, debido a que los actores provienen de una tolda política común. Lamentablemente, este sainete nos atañe a todos los demócratas. No nos arranca sonrisas, sino rabia. Mientras trabajadores públicos de la educación, de las empresas estatales de Guayana y nuestros jubilados corren riesgos protestando por su situación socio-económica; mientras los presos políticos son torturados y el pundonoroso teniente coronel Igbert Marín Chaparro está en huelga de hambre y su vida corre grave peligro; mientras millones de compatriotas atraviesan a pie ríos, montañas y desiertos, huyendo del hambre, de la escasez de electricidad, de agua y de la inseguridad, algunos connotados dirigentes de la oposición se pelean en vez de unirse para salir del régimen opresor.

El vanguardista mayor acusó a dirigentes justicieros de tener vínculos con el gobierno de Nicolás Maduro. Los justicieros ripostaron que “la unidad está primero y que quienes dicen encarnar la voluntad del pueblo “predican el odio, mienten y fortalecen a Maduro”. Los dos grupos son tan insensatos, que, por defender sus intereses, favorecen al régimen usurpador.

Traicionan a parte del pueblo venezolano que inicialmente los percibió como la generación de relevo. Corren el riesgo de que, como en las malas representaciones, el público les dé laespalda. La moraleja es que tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe.

¿Será posible que, por lo menos, cierren la boca? ¿Con qué cara solicitamos a otros gobiernos que nos apoyen, si nosotros nos ponemos zancadillas? ¿Será posible una reconciliación?

¿Valdrá la pena? Recordemos que a veces el divorcio es necesario y conveniente. Quizá las elecciones primarias pueden ser la oportunidad para callar a los necios y presentarle a nuestro electorado solo dos candidatos, cada uno apoyado por un bloque de partidos, con respaldo de organizaciones de la sociedad civil y de independientes.

La Conferencia Episcopal Venezolana sí habló lo debido y monseñor Besabe fue contundente en su homilía el día de la Divina Pastora, al expresar con angustia: “oremos por nuestra Venezuela, herida, maltratada y saqueada a más no poder, y que cesen las burbujas de la falsedad económica que pretenden ocultar al mundo la precaria situación en que están inmersos la mayor parte de los hermanos venezolanos” ¡Bravo!

Como (había) en botica:

Fue una masacre. No lo pueden ocultar. Oscar Pérez y seis compañeros fueron asesinados hace cinco años después de rendirse.

Recientemente falleció en el exilio César Vicente, pundonoroso capitán del tanquero petrolero Morui, quien se sumó al paro cívico de diciembre del 2002 en defensa de la democracia.

La nueva directiva de Pdvsa quizá, solo quizá, sea apropiada para la junta de condominio de un edificio pequeño.

Según denuncia El Nacional, el régimen está arremetiendo contra Carolina Briceño por su acucioso trabajo de investigación, junto con Ramón Hernández, de la estrecha relación entre los hermanos Morón y Nicolás Maduro Guerra.

Felicitaciones a la bellísima diseñadora de ropa y de sueños Amanda Dudamel, primera finalista en el Miss Universo, sobre todo por su actividad en favor de los menos favorecidos en el barrio de Petare.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Trino Márquez

En el complot que un sector de la oposición urdió contra el llamado ‘gobierno interino’ presidido por Juan Guaidó, se cometieron excesos de distinto tipo. Solo voy a referirme a los que me parecen más importantes por las consecuencias tan negativas que están produciendo y que, seguramente, se ahondarán en el futuro inmediato.

Guaidó era el presidente de la Asamblea Nacional el 10 de enero de 2019, cuando a Nicolás Maduro le colocaron de nuevo –esta vez Diosdado Cabello, presidente de la ilegítima Asamblea Constituyente- la banda presidencial para asumir el período constitucional 2019-2025. Maduro había salido electo en un proceso comicial fraudulento en mayo de 2018. En vista de la usurpación perpetrada por el mandatario y sus camaradas, la oposición parlamentaria –en la cual se encontraban representados todos los partidos importantes de la oposición- decidió designar a Guaidó como Presidente de la República interino, con el fin de cubrir el vacío legal que se había creado. Todo en el marco de la Constitución de 1999. Lo demás es historia conocida.

Los defenestradores de Juan Guaidó dicen que el interinato no cumplió con los objetivos fijados: salir de Maduro y convocar elecciones libres. Este argumento es muy débil pues ninguno de los planes y políticas aplicadas por la oposición a lo largo de un cuarto de siglo han logrado esa meta.

Una rápida lista de los acontecimientos muestra que tras el propósito de recuperar la democracia fallaron los promotores de los sucesos del 11 de abril de 2002; los organizadores del paro cívico de 2002-2003; quienes impulsaron la abstención de 2005; y quienes obtuvieron el glamoroso triunfo en las elecciones legislativas de 2015. Todo el mundo recuerda la promesa de Henry Ramos Allup en enero de 2016 de sustituir a Nicolás Maduro, por la vía constitucional, en un período no mayor a seis meses. Fracasaron también las vías insurreccionales de 2014 y 2017, incluido el intento de golpe del 30 de abril de 2019. En la lucha contra el régimen no hay ningún dirigente, partido o sector que pueda decir que no se ha equivocado tanto en el diagnóstico como en los logros. Por lo tanto, señalar que había que acabar con el interinato porque no había cumplido con las metas propuestas me parece un exabrupto. Por cierto, al frente de Acción Democrática, Primero Justicia y un Nuevo Tiempo están los mismos dirigentes de hace veinticinco años. Nadie dentro de sus agrupaciones les ha dicho que deben retirarse porque fracasaron. Los militantes que se han atrevido a formular algún planteamiento crítico han salido eyectados como corcho de limonada.

El fariseísmo de quienes dinamitaron el interinato lo hicieron a la sombra. Tramaron una emboscada sin dar la cara ni formular la menor autocrítica. No fueron capaces de convocar una rueda de prensa para explicarles a Venezuela y a las naciones que apoyaron esa iniciativa, cómo y por cuál motivo habían tomado esa drástica decisión; y cuáles las política y planes que sustituirían a lo representado por Juan Guaidó. Ignoraron las opiniones de los juristas más destacados del país, inclinados a continuar con el interinato ya que ninguna de las condiciones institucionales que lo habían justificado habían cambiado. No les importó para nada la opinión pública. Se sacaron de la manga unas cuantas cifras aisladas y descontextualizadas para decir que el interinato carecía de apoyo popular. Se buscaron a tres diputadas muy valiosas, pero totalmente desconocidas, residentes en el exterior y carentes de peso específico, para integrar la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional de 2015, sin que se sepan las razones de ese nombramiento.

La conjura la tramaron a cambio de nada. Al menos de nada positivo que el análisis desde la perspectiva democrática pueda destacar. Ahora la oposición se encuentra más dividida, más debilitada y le corresponderá luchar en peores condiciones que antes contra el Gobierno. La decisión no fortaleció las posibilidades de reanudar las conversaciones en México. La soberbia y desplantes de Maduro, Jorge Rodríguez y compañía son ahora más agresivos. Esos señores no muestran ni el menor interés en volver a reunirse con la Plataforma Unitaria. ¿Para qué? Han amenazado con cambiar la composición del CNE, seguramente porque desean colocar allí a los ‘alacranes’, que obedecerán las órdenes de Miraflores sin chistar. Enrarecieron aún más el ambiente de las primarias, a las que les colocaron algunos tacos de dinamita alrededor. Esperemos que no terminen por hacerlas estallar. La condición de los presos políticos y de los derechos humanos será aun más precaria, pues la oposición perdió un factor de presión internacional muy poderoso. El nexo con la Unión Europea y, probablemente, con Estados Unidos será más frágil, luego del espectáculo protagonizado por los detractores de Guaidó. Pronto veremos qué va a ocurrir con los activos internacionales de Venezuela a los cuales Maduro quiere ponerles la mano antes de 2024.

La Plataforma Unitaria se alineó con los intereses del régimen, que aspira a tener una oposición domesticada, raquítica y sin capacidad de organización y respuesta. Todo muy deplorable. Así comenzamos 2023. De todos modos, como este es mi primer artículo de la temporada, Feliz Año.

@trinomarquezc

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Luis Ugalde, S.J.

En Venezuela amanece el año nuevo en pobreza integral: pobre el Estado, pobres las empresas, pobres las escuelas y las universidades, pobres los servicios públicos… Hasta la banca es pobre. De miseria los salarios e ingresos de millones de trabajadores y jubilados, sobre todo del sector público. Todo gracias al “socialismo del siglo XXI”. No hay mentira oficial que pueda tapar esta realidad. Es necesario reconocerla y enfrentarla unidos para derrotarla.

El mayor peligro no es la pobreza material, sino la resignación espiritual a la actual agonía social, económica y política; rendirse a una Venezuela sin vida y sin futuro.

La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) todos los años empieza enero con una Asamblea para auscultar los signos vitales del país y de la propia Iglesia, para definir tareas y compartir su visión con todos los venezolanos. Por su parte los venezolanos, católicos o no, que no se resignan a la derrota, se preguntan por el aporte de la Iglesia; no faltan quienes temen que se someta y acomode a la actual gran derrota nacional. Más allá de las excelentes exhortaciones episcopales de los últimos años, los católicos y Venezuela entera necesitamos ahora una sacudida espiritual para levantarnos y ponernos en marcha para la urgente reconstrucción del país.

La Escritura nos ofrece una luz en Los Hechos de los Apóstoles que narra los primeros pasos de la naciente Iglesia en Jerusalén. Un día dos apóstoles de Jesús Pedro y Juan, al entrar como judíos fieles al templo a orar, se encontraron con un paralítico tendido en el suelo pidiendo limosna. Pedro le dijo “no tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, levántate y camina” (Hechos de los Apóstoles 3,5-11) y el paralítico se levantó ante el asombro de sus familiares y conocidos y se transformó en testigo de esa fuerza espiritual de Jesús que cambia todo. Hoy con esta Venezuela tullida y limosnera no tenemos futuro sin una fuerte sacudida espiritual. Levantarse en nombre de Jesucristo no es un individualista “sálvese quien pueda”, sino un amor radical que hace brotar la solidaridad con rescate de las instituciones públicas y el trabajo conjunto para el bien común, para el renacer de la República de ciudadanos frente a nuestra actual situación de habitantes resignados y desarticulados llorando la pérdida de la renta petrolera y su Estado. La sociedad civil, no es una abstracción, sino una realidad que nos transforma a millones de resignados, dispersos y tullidos en productores solidarios de riqueza sociopolítica.

Para esa transformación no basta un buen documento del Episcopado, sino que millones de venezolanos que somos Iglesia nos preguntemos “que puedo aportar yo”. Al pasar de pedir a dar, descubrimos que cuanto más damos, más riqueza espiritual tenemos y fuerza para renacer como país unido.

La Iglesia universal está en una reflexión sobre su identidad “sinodal” que renace como comunidad desclericalizada caminando juntos y descubriendo lo mucho que podemos aportar unidos.

Política renacida

Sin una sana política de pacto social solidario, no hay República. En medio del actual espantoso desprestigio de la política, necesitamos descubrir lo mucho que cada uno podemos aportar y lo imprescindible que es para el renacer político del país. Transformación del poder público que hoy sufrimos como dominio y latrocinio que ha degradado a la nación a ser un mendigo inválido postrado a la puerta del templo. El renacer de la sociedad civil enterrará el corrompido cadáver político (presente hoy de diversas maneras en el gobierno y la oposición) y alimentará las fuerzas renovadoras nacidas de ese espíritu que pone en pie nuestra acción responsable. Sabemos por experiencia que, en medio de los desastres, el solidario amor al prójimo se convierte en una indomable fuerza espiritual que transforma todo porque nos transforma a nosotros. Miremos a las miles de parroquias, capillas, comunidades de base, grupos apostólicos o activos servidores de la salud y educación… Somos muchos y es mucho lo que hacemos, pero todo ello es una mínima parte del potencial que necesitamos activar. La Iglesia caminando juntos con espíritu sinodal, aporta una fuerza transformadora que se multiplica cuando su voz y su ejemplo se vuelven convincentes para el conjunto del país. A pesar de la depresión, Venezuela no se resigna a la actual situación de agonía y de muerte. Tenemos como país un objetivo humano compartido y el compromiso de lograr juntos vida y libertad. Necesitamos que los derechos humanos florezcan y que los ideales democráticos expresados en la constitución regresen con unas elecciones democráticas, libres y justas en una Venezuela que no está sola sino acompañada de los países democráticos del mundo. Producir nuevas realidades y como soberanos elegir las autoridades, desde el presidente hasta el alcalde del pueblo más pequeño.

La vida del país, hoy postrado en la indigencia, viene con el renacer de la educación de calidad y de los medios de comunicación social libres, de las empresas productoras, del trabajo bien remunerado y del respeto a la opinión ajena que libera a los presos políticos y a los perseguidos y obedece y aplica una constitución rescatada.

Eso significa lo que dice Pedro – y nuestra Iglesia- al pueblo venezolano hoy postrado y sin fe en su enorme potencial espiritual: “En nombre de Jesucristo levántate y camina”.

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Benjamín Tripier

La presentación de la Memoria y Cuenta a la AN 2022, es un punto de referencia para ajustar o confirmar la lectura que los analistas de entorno van generando sobre el estado de la política, lo social, lo económico y, de alguna manera, lo internacional.

La estructura de la presentación fue similar a la de los años anteriores con intenciones de hacer cosas, y con la declaración de haber hecho cosas. Es, sin duda la percepción que el gobierno tiene de sí mismo, y de cómo cree que está la situación del país. Se convierte en una de las tantas lecturas que, sobre esos mismos temas tienen otros actores sociales, económicos y políticos.

Una vez más, la autocrítica fue débil, y tal vez el mayor signo de humildad fue el repetido “modesto, pero no suficiente” para explicar algunos de los números que, a todas luces eran muy, pero muy pobres.

Pero la omisión más dramática fue la del tema eléctrico, y de las energías primarias que lo respaldan. Ni una palabra sobre que estamos estancados porque no hay electricidad suficiente, ni que estamos impedidos de crecer por la misma razón.

Hablar de futuro y de crédito, sin mencionar inflación y oferta agregada, termina convirtiéndose en una contradicción; porque con más crédito se expande la demanda, la cual hace presión sobre una oferta rígida de bienes y servicios, haciendo que, por definición, los productos siempre sean escasos y tiendan a costar más; ya sea en dólares, ya sea en bolívares; es un simple juego de oferta y demanda.

Pero el gobierno sabe eso, porque fue el impulsor del súper encaje; el cual, como parte de un conjunto armónico de medidas con perfil esencialmente monetario (incluyendo el levantamiento de los controles de precios y la libre circulación del dólar), logró frenar la brutal hiperinflación que teníamos y la convirtió/ degradó en una inflación muy alta, siempre borderliner con el retorno a la híper.

Porque a todas luces esas medidas tenían el perfil –como suele pasar con todas las medidas que distorsionan- de ser transitorias, mientras se estimulaba la expansión de la producción; pero no tomaron en cuenta que el producto de un país, es la electricidad con que cuenta… o como en nuestro caso, con la que no cuenta.

Tenemos una restricción estructural en cuanto a la energía para soportar, tanto la precaria infraestructura productiva que tenemos activa, como cualquier crecimiento profundo que vaya más allá de lo comercial y transaccional. La utilización de la capacidad instalada que ha crecido al doble desde julio 2021 a julio 2022, tiene como techo la restricción eléctrica.

Lo comento porque el crecimiento en la cartera de crédito al que se hizo referencia, es por un lado una buena noticia, pero por el otro un peligro que se resume en que, o bien presionan sobre una oferta escasa, o bien presionan sobre el dólar, el cual también, es un inventario realmente escaso y limitado.

Cualquier expansión en el crédito que no tenga un correlato concreto con la expansión de la parte real de la economía, nos seguirá condenando a permanecer en la triste estadística de ser uno de los cuatro países, junto con el Líbano, Zimbabue y Argentina, con los peores índices de inflación del planeta. Y eso no es bueno, porque también nos condena a no recibir inversiones, y, si por casualidad, llegara alguna, lo haría con una prima de riesgo que se manifiesta o bien en precios muy altos, o bien en muy mala calidad… o, lo más probable, en las dos anteriores juntas.

Sería importante formalizar el sentido de dirección liberal, capitalista y de mercado que está llevando el gobierno, y así, de una buena vez, estar seguros de que no habrá un retroceso que nos regrese a las etapas más oscuras del socialismo que nos trajo a este presente tan complicado.

Porque siempre está latente la pulseada entre los radicales que quieren regresar al Plan de la Patria y los neo chavistas que proponen una mejor calidad de vida. Tienen que tomar decisiones duras, y este es su momento para hacerlo, considerando que la oposición verdadera fue desmantelada. Y deberían hacerlo, porque la misma oportunidad política que tienen los liberales para imponer su estrategia, también la tienen los radicales. Por eso creo que estamos en un momento de decisión que nos pueda llevar o bien a una economía de mercado, o bien al comunismo chino, que lo tenemos “a la vuelta de la esquina”.

Político

La desaparición de la figura del interinato no cambió la percepción que del gobierno de Maduro tiene la comunidad internacional históricamente relevante para nosotros; siguen considerándolo ilegítimo, y reconocen la AN 2015 como el último vestigio de legalidad institucional de Venezuela. Y eso no va a cambiar.

El gran beneficiario de la decisión fue el chavismo en general, y Maduro en particular, porque obtienen una victoria, la cual, aparentemente fue a cambio de nada. Pero todos saben que “no hay almuerzo gratis”. Los tres que votaron con toda la fuerza que tenían a favor de acabar con el interinato están obteniendo algo a cambio… aún no está claro, y hay más rumores y medias verdades, que certezas. Pero seguro hay algo que tiene que ver con ventajas personales primero y para sus grupos de influencia después.

Durante los dos últimos años, desde el gobierno se intentó, una y otra vez, imponer a Capriles para desbancar a Guaidó, y ninguna de las veces lo logró, principalmente por oposición de los americanos. Bueno… parece que esta vez sí, por lo menos en la parte de desbancar a Guaidó… ahora habrá que ver si también logran la otra parte, que es la de imponer a Capriles.

El tema de las primarias es una carta complicada que presenta vulnerabilidades importantes… presenta rigideces que limitan la capacidad de maniobra, y que, ante cualquier anticipación de fechas que imponga el chavismo, ya queda fuera de juego la votación, y habría que pasar a consenso, para presentar a alguien… quien, curiosamente, podría ser Capriles. De allí la amenaza –una vez más- de Guaidó, de presentarse, para hacerle contrapeso; porque si se impusiera en primarias el criterio de los tres que tumbaron el interinato, y se diera el “pago” por haberlo hecho, pues se acabaría definitivamente el concepto de oposición en Venezuela.

Porque solo quedarían como opositores la tríada de mesita-alacranes-escorpiones; lo cual significa que se acabarían los contrapesos tan necesarios para el funcionamiento de cada sociedad.

Social

Otro de los elementos medulares de la Memoria y Cuenta fue el referido a la pobreza y la alimentación y nutrición; ya haberlo nombrado es un progreso, porque se visibiliza; lo cual da pie al desarrollo de políticas públicas.

Ahora, la manera de encarar la solución la han mantenido sin cambios, aun a sabiendas que, hasta ahora, no ha dado resultados, porque la situación ha ido empeorando. Cuando se leen informes de ONG´s queda claro que el Clap, tal como está concebido, se presta más a corrupción que a solución.

Cuando se mencionó al Sistema Patria, en realidad no se presentó como un sistema que pudiera dar transparencia al combo de alimentos (que pudiera incluir medicinas, salud, gasolina y hasta repuestos para carros) el cual, pagando con el carnet de la patria como monedero digital, permitiría que cada beneficiario pudiera comprar su propio “clap” en cualquier supermercado, sabiendo que al pagar con ese instrumento, se le aplicaría un descuento sustancial, que el comerciante recuperaría deduciendo la diferencia de la liquidación mensual de impuestos, por ejemplo del IVA.

Cada persona sabe lo que necesita en cada momento, y debería poder administrar sus gastos sin sacrificar autoestima ni estar dependiendo de lo que el “gran hermano” cree que necesita, de la calidad que lo necesita y con el diseño que se le ocurra. Hay que devolverle a la gente la dignidad y la capacidad de ser independiente de las presiones y extorsiones de las que hoy son víctimas. Y eso es algo que puede hacerse muy rápidamente, y que posiblemente sí dinamizaría la economía porque serían empresarios verdaderos los que generarían las ofertas para que el beneficiario les comprara a ellos y no al competidor.

El mercado es milagroso, y tiende a poner orden en los sistemas de distribución. Una vez más: mercado donde sea posible, y estado “solo” donde sea muuuy necesario… si no… es mejor que el estado se quede fuera.

Económico

Estamos en un momento crítico de nuestra economía, donde estamos a un paso de consolidar un sistema de desigualdad que permita que vivan razonablemente bien 5 o 6 millones de personas, y mal, y muy mal entre 20 y 21 millones de personas.

Si no logramos profundizar la economía de mercado, permitir que el dólar sea de curso legal y pasar al sector privado las actividades empresariales en manos del estado (especial y prioritariamente el negocio eléctrico) será difícil que salgamos de la trampa en la que estamos… de la cual hay salidas, pero no hay muchas opciones.

Fue muy importante que Maduro mencionara al mercado de valores, porque ya se va haciendo parte del paquete de soluciones estables con las que se cuenta. El tema es que se lo está viendo solo como fuente de financiamiento, cuando el verdadero valor que agrega es el de las finanzas corporativas y mercados de renta variable, para el reacomodo patrimonial.

Sin duda que los aportes de capital también son fuentes de financiamiento; pero tienen la cualidad –a diferencia de la renta fija- de asociar su destino a la gestión del negocio y a la administración patrimonial.

También fue importante la mención del mercado de valores porque le induce un anclaje al sistema capitalista… el mercado de capitales es el sumun del capitalismo… no existe tal cosa como mercado de capitales socialista o bolsa de valores socialista… justamente, lo opuesto al socialismo, es el mercado… es la antítesis.

Entonces… bueno… tienen que tomar decisiones y tienen que hacerlo pronto, porque el problema se les puede escapar de las manos.

Es preocupante que se estén esperando los 3.100 millones como si fueran una inyección a la economía, cuando en realidad tienen todo el sentido social contra la pobreza, y serán administrados por organismos internacionales. Claro que, cuando se negoció, el interinato iba a tener mucho que ver con el direccionamiento de esos fondos; y ahora que la tendrá la AN2015, seguramente compartirá su administración con el chavismo. De allí que sea tan importante ese tema, como para mencionarlo, en forma amenazante, a cada rato.

Pero claro… esos fondos no se liberarán gratuitamente, sino que serán a cambio de pasos claros y hasta irreversibles hacia unas elecciones en las que pudiera perder el chavismo. Y como sabemos que eso es difícil que ocurra, pues los 3.100 millones demorarán un tiempo en concretarse… y será difícil que entren en la economía y menos quela reactiven.

Más bien, por el contrario, podrían recalentarla y causar más daño que beneficios. Y no hay que olvidar al fantasma de la corrupción que siempre anda sobrevolando sobre esos temas.

Internacional

La estigmatización de “la derecha” que se hace en los países que, transitoriamente, están gobernados por la izquierda, tiene que ver con que su advenimiento no es más que la consecuencia del fracaso de las políticas de izquierda, que están más orientada al gasto que a la generación de riqueza. Por eso, lo razonable sería un péndulo donde la derecha genera la riqueza y la izquierda se la gasta; luego vuelve la derecha a reponer lo que se perdió, y reaparece la izquierda a volver a gastársela… y así.

El tema con Latinoamérica es que la riqueza que se gastó la izquierda, no era la generada por la sociedad, sino la provista por la naturaleza… y cuando pierdes esa, bueno, ya no hay como reponerla.

Por eso es que se puede anticipar que, donde logre mantenerse la democracia, el siguiente movimiento natural será avanzar a gobiernos de derecha, porque en países como Argentina, Brasil o Colombia, ya son mayoría, o están muy cerca de serlo. Es como un movimiento natural que tratan de evitar que se note, estigmatizándolo.

La relación con EEUU sigue siendo la más importante, seguida por la de Colombia. A los dos que nombró Maduro fue a Petro y a Biden… y también, y especialmente, a Nichols el hombre del Departamento de Estado que está directamente con el caso Venezuela. Ese señor debe mantener el balance entre la “izquierda” de la Casa Blanca de Juan Gonzales, que quiere flexibilización y negociación, y los radicales del Congreso que están opuestos a cualquier beneficio para nosotros. Para ellos, como institución bi partidista, somos el enemigo… y nos tratan como tales.

En el caso de Petro y Colombia, el trasfondo es económico y busca que, ante la debilidad internacional del gobierno de Venezuela, buscar toda ventaja posible; porque para Colombia, Venezuela es para siempre; y les conviene mantener ese mercado cautivo. Lo de la política, y la izquierda, es, para ellos, un segundo plano.

Recomendación

  • Al gobierno: que utilice el Sistema Patria y el monedero digital del carnet de la patria para virtualizar el clap y evitar los “peajes” para que alguien los reciba. La propuesta es muy sencilla y la he venido proponiendo desde hace por lo menos cinco años
  • A la dirigencia opositora: que se reorganice desde las bases para tratar de lograr una relación representativa; porque entre las plataformas, las comisiones, y la nueva AN2015 con mayoría de escorpiones, pues la brecha es tan grande que en cualquier proceso electoral lo que prevalecerá será la abstención. Hay que comenzar de cero, y desde las bases. No hay que reunificar a los dirigentes, sino reunificarse con las bases… ¿se entendió?
  • A la dirigencia empresarial: que hay que hacer énfasis en fortalecer los patrimonios de las empresas y mantener posiciones financieras lo menos líquidas posibles. El otro tema es profesionalizar la gerencia y evitar la improvisación; también retener al personal clave.

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