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Opinión

Celestino Aponte

La sociedad venezolana, en este momento histórico trágico luce confundida, desorientada y sumergida hasta el cuello en un pantano de leyendas urbanas, mitos y lugares comunes que han sustituido a la reflexión política y al análisis de los hechos y tendencias.

Me parece pertinente, en consecuencia, colocar en el debate ideas y consideraciones sencillas y archiconocidas por todos a manera de premisas sobre las cuales soportar las consideraciones que a continuación exponemos.

Por qué y para qué luchamos? Qué queremos? Y cómo alcanzar ese o esos propósitos?

Queremos libertad. Es decir un mundo en el cual tanto individual como colectivamente nos comportemos, por decisión propia, según nuestra conveniencia. Y lo que nos conviene es desenvolvernos en tanto que persona humana en función de satisfacer nuestras necesidades, motivaciones, aspiraciones, ideales y vocación sin limitaciones siempre y cuando nuestro desempeño no coarte los derechos del prójimo. Es, por otra parte, satisfacer plenamente la visión y sueño de sociedad que la ciudadanía tenga a bien definir democráticamente. Queremos democracia. Vale decir, un modelo político, económico y social surgido de un pacto social para una convivencia en santa paz. Lo cual sólo es posible en el contexto de un sistema en el cual se respeten rigurosamente los derechos humanos, civiles, económicos y políticos tanto del ciudadano como individuo como de la sociedad en general y de grupos sociales particulares. Una sociedad y un país en el cual las decisiones acerca del curso a seguir se tome por mayoría a través del diálogo y la institución del sufragio y predomine en el Estado una separación de poderes y contrapesos.

Queremos un mundo, un país, donde la justicia, y la justicia social en particular, sea una realidad. Donde todos seamos iguales ante la ley y todos tengamos las mismas oportunidades y en el cual el desarrollo de cada quien dependa de su talento, voluntad, esfuerzo y personalidad. Vale decir, una sociedad democrática, libre y sin desigualdad social.

Los venezolanos luchamos por estos objetivos porque vivimos en un sistema político y socioeconómico contrario a ellos, bajo un régimen político opresor y antidemocrático, en condiciones sociales y laborales muy cercanas al esclavismo y con los derechos fundamentales suprimidos. Por eso luchamos. Y actuamos decididamente contra una dominación criminal, corrupta e inescrupulosa, responsable de la espantosa crisis humanitaria compleja que padecemos. Desalojar del poder político a la banda que lo ostenta y responsable de esta tragedia es el objetivo estratégico de nuestro accionar político.

EL FRACASO.

Pero los “deseos no preñan”, como dice el refrán popular. Conquistar el cambio demanda la formulación de políticas, estrategias y tácticas orientadas a socavar los pilares que sustentan al régimen y a tomar el poder con el menor costo político, humano y material posible. Ubicados en ese contexto, estudiado el accionar de los actores políticos y sociales que lo han liderado y los resultados obtenidos la conclusión puede resumirse en una palabra: fracaso.

Por Celestino Aponte.

Desde el 2002 hasta nuestros días con manifestaciones pacíficas, acciones violentas, golpes de estados frustrados, referéndum revocatorio, protestas y presiones cívicas, abstencionismo y participación electoral los resultados son insatisfactorios, salvo puntuales y muy significativas victorias políticas (derrota a Chávez en el referéndum para la reforma constitucional y las elecciones parlamentarias del 2015). Una primera y aproximada explicación a éstos resultados parece estar en la ausencia de una estrategia coherente y en las carencias de las acciones tácticas promovidas por la dirección política. Éste hecho, a su vez, parece ser el efecto de la marcada discapacidad política de los partidos políticos venezolanos para el ejercicio de sus funciones. Expresión de la crisis que aqueja a éstas organizaciones cuyas principales manifestaciones son la notoria ausencia de representatividad de los mismos y unos equipos de dirección con serias carencias teóricas y en manos de meros a activistas. La “sargentería política” de la cual hablaba el historiador Manuel Alfredo Rodríguez; y una sociedad civil voluntariosa, preñada de buenas intenciones, excelente en acciones de solidaridad y reivindicativas pero sin la madurez y la experticia para afrontar en el plano político a un feroz adversario como lo es el régimen de marras.

Sin negar, por supuesto, la destreza y habilidad del régimen y sus socios internacionales para resistir y superar obstáculos, para mentir, manipular y corromper hombres e instituciones.

ELECCIONES REGIONALES.

En este cuadro general se celebró el pasado 21 de noviembre, por mandato constitucional, las elecciones de gobernadores, alcaldes, legisladores estadales y ediles. Arrojando unos resultados paradójicos que han profundizado el estado de confusión antes referido y provocado una frustración colectiva adicional a la ya existente y su correlato de desesperanza y angustia. Una primera evaluación de la jornada puede resumirse así: el régimen de Nicolás Maduro sufrió una derrota política que se expresa en tres indicadores a saber. El primero, es el descenso abrupto de su votación al caer de 4.371.328 votos en las elecciones del 2017 a 3.722.656; el número de votos obtenidos por el PSUV y sus aliados el pasado 21 N es inferior al total de sufragios alcanzados por la plural oposición (3.722.656 versus 4.429.137); el conjunto de la oposición alcanzó el 54,33% de los votos válidos; el 58,2% de los electores hizo caso omiso al llamado de Maduro a votar y no sucumbió al chantaje oficialista dejando al descubierto la soledad del régimen usurpador. Más aún, el régimen pretendió mostrarse como democrático y recuperar la legitimidad perdida olvidando que elecciones locales ni legitiman y deslegitiman a un gobierno de facto de nivel nacional. Y, por si fuera poco, el informe preliminar presentado por los observadores de la Unión Europea confirmó las reiteradas denuncias de la oposición venezolana sobre las condiciones electorales.

Paradójicamente -repito- el régimen logró una victoria electoral al ganar 19 gobernaciones de estado y 205 alcaldías. Lo cual se explica por el efecto conjugado de tres factores. El ventajismo electoral manifestado en la hegemonía comunicacional impuesta por el régimen y el peculado de uso para poner los recursos del Estado al servicio de los candidatos del PSUV; el manejo irresponsable y torpe de la oposición político partidista al esencial asunto de la unión de la oposición y a la selección de los candidatos; y, como corolario, la abstención militante de una amplia franja social de la oposición que oscila entre el 18 y el 20 por ciento de los electores. Dado que históricamente el 40% de los electores venezolanos son indiferentes a las elecciones regionales y locales (abstencionistas per se) y el 21 N la abstención alcanzó a 58 % damos como un dato de la

realidad que sólo una franja inferior al 20 por ciento asumió como válida la prédica abstencionista de ciertas organizaciones políticas.

De modo que la oposición venezolana siendo mayoría perdió la mayoría( valga la redundancia) abrumadora de gobernaciones y alcaldías. Un revés que dificultará aún más la eficacia política requerida en el futuro inmediato y ahondará la desazón y la frustración.

¿CÓMO?

La alternativa democrática debe repensar, discutir y elaborar una hoja de ruta consensuada. Comenzando Por identificar lo que no debe hacer. No debe, por ejemplo, continuar la diatriba con acusaciones mutuas y repartir supuestos y reales culpabilidades; insistir machaconamente en repetir y girar en torno a mitos y clichés como “dictadura no sale con votos”, partidos “mayoritarios” (que ninguno lo es) con derecho a veto, con malandros no se negocia, cese de la usurpación gobierno de transición y elecciones libres; no debe continuar en la práctica de sustituir a la organización y movilización ciudadana por las teclas de los teléfonos; con el eventismo (eventos por eventos sin ninguna trascendencia), la rutina aparatera y vacía de los partidos políticos sin contenidos teóricos y la crítica destructiva a cuanto líder insurja haciendo coro al G2 cubano.

Lo que hay que hacer es elaborar una política global y coherente, con una visión sistémica y no fragmentada, con sentido de la realidad y sin extraviarse de los valores y principios democráticos.

Dar concreción práctica al supuesto según el cual la solución al drama nacional antes expuesto ha de ser político, pacifico, electoral y apegado a la letra y espíritu de la Constitución Nacional. Y le agregaría un nuevo componente: salida judicial dado el curso tomado por el juicio en la Corte Penal Internacional.

Si la salida del régimen es electoral quiere decir que cualquier proceso electoral, presidencial o regional, será con instituciones controladas por él y, en consecuencia, no serán libres y lo transparente que deseamos. Elecciones libres, justas y transparentes habrá post régimen madurista. Combinar la lucha electoral con presión cívica, presión externa y negociación parece ser la regla general y cuya ejecución práctica es el problema con el cual debe lidiar una Dirección Política seria y a la altura de las circunstancias.

Más aún trabajar en dirección a construir una Dirección Política unionista y supra partido capaz de organizar y conducir la nueva política.

Sobre el contenido y perfil de esa nueva política y su estrategia correspondiente trataremos en una próxima entrega.

Ciudad Guayana, 24 de noviembre de 2021.

 7 min


Jesús Elorza G.

El pasado viernes 26 de noviembre, el mundo deportivo fue sorprendido al conocer la decisión, de un juez de la ciudad de Rio de Janeiro, de condenar a 30 años de prisión al antiguo presidente del Comité Olímpico Brasileño Carlos Arthur Nuzman. La condena por este caso, derivado de la “Operación Jogo Sujo”, es por lavado de dinero, evasión fiscal, corrupción y pertenencia a banda criminal. La sentencia establece que Nuzman y dos condenados más, pagaron dos millones de dólares al expresidente de la Federación Internacional de Atletismo Lamine Diack, a cambio de nueve votos para asegurarse derrotar en 2009, a Madrid, Tokio y Chicago y lograr que Rio fuera la sede de los Juegos Olímpicos 2016.

Junto a Nuzman, fueron sentenciados el exgobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral (a 10 años) y el que fuera director de Río 2016, Leonardo Gryner (13 años). También, entre los detenidos se encuentra uno de los constructores favoritos de Cabral, Arthur César de Menezes Soares Fillho, conocido en Río como O Rei Arthur, que durante la gestión de Cabral obtuvo contratos públicos por valor de 3.000 millones de reales (unos 800 millones de euros).

La Fiscalía brasileña, ha explicado que las actas procesales muestran que Papa Massata Diack, hijo del expresidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) Lamine Diack, reconoció que había actuado para recolectar votos a favor de la candidatura de Río.

Días antes de la votación que dio a la ciudad brasileña la sede olímpica, Papa Massata Diack recibió en una cuenta bancaria personal, una transferencia de dos millones de dólares enviada por una de las empresas de O Rei Arthur. El empresario carioca llegó a acompañar al gobernador Cabral y a Nuzman,a la reunión del COI, que eligió a Río como sede.

Papa Massata, que ya fue consultor de marketing de la IAAF y que vive en Senegal, tiene una orden de búsqueda emitida por Interpol y fue apartado de por vida del mundo del atletismo por sospechas de corrupción y chantaje en el escándalo del doping ruso. Su padre, Lamine Diack, se encuentra detenido en Francia, acusado de corrupción y blanqueo de capitales, en el mismo caso que investiga la existencia de una trama de sobornos para ocultar el sistema institucionalizado de dopaje de atletas en Rusia.

Un segundo miembro del COI estaría, implicado en la presunta trama de compra de votos. Tal y como revelan los documentos de la fiscalía, Papa Massata Diack transfirió, mediante su empresa y el día de la elección de Río como sede, 299.300 dólares a una compañía llamada Yemli Limited. Esta empresa, con sede en el paraíso fiscal de las Islas Seychelles, está asociada a Frankie Fredericks, exatleta namibio, nada más y nada menos que el auditor de los votos de la elección de la sede y presidente de la comisión que evaluará la sede olímpica de 2024.

Según la Fiscalía, el modus operandi fue el siguiente: el dinero brasileño fue pagado al hijo de Diack, Papa Diack, el 29 de septiembre de 2009, tres días antes de que la ciudad fuera elegida como sede. Según el relato del antiguo gobernador Sergio Cabral, los entonces jefes del comité olímpico y de Río 2016 le plantearon que el presidente de la Federación de Atletismo estaba dispuesto a dejarse sobornar para allanar el camino a Río. “Hicimos contacto con él. Hay una garantía de 5 a 6 votos. Ellos quieren 1,5 millones de dólares”, contó Cabral que le dijeron. Aceptó la oferta. Para no correr riesgos, consiguieron otro medio millón con el que Diack les aseguró nueve votos; entre ellos, el del ucraniano Serguei Bubka y el ruso Alexander Popov, ambos campeones olímpicos. La transferencia fue realizada por el empresario Arthur César Soares de Menezes, conocido en Río como el Rey Arturo, por tener los contratos más rentables con el Gobierno de Río, a través del offshore Matlock Capital Group. Sin esos nueve votos, Río nunca habría superado a Chicago en la primera ronda.

Descalificados Chicago primero y Tokio después, en la votación final Madrid cayó ante Río de Janeiro por 32 votos contra 66. Una pregunta queda en el aire ¿Cuántos de esos 66 votos también fueron comprados?

Lo más sorprendente de todo este entramado de corrupción alrededor de los Juegos Olímpicos, es la conducta cómplice, por encubrimiento, de las autoridades del Comité Olímpico Internacional. En primer lugar, con su cara muy lavada, por no decirle cara dura, el presidente del COI Thomas Bach, afirma que ¡¡¡pedirá mayor información sobre el caso a las autoridades, porque el COI no sabía nada al respecto!!!! En segundo lugar, por la defensa, a pesar de todas las pruebas en su contra, que hace del corrupto Frankie Fredericks. En tercer lugar, y esto ya raya en lo insólito, fue permitir la permanencia, de Carlos Arthur Nuzman, corrupto presidente del Comité Olímpico de Brasil, como miembro de la Comisión de Coordinación de los Juegos Olímpicos de Tokio y miembro del Comité Olímpico Internacional ….. ¡aunque usted no lo crea!

Finalmente, es importante señalar que, desde la década de los ochenta del siglo pasado, la dimensión económica de las olimpiadas ha pasado a un primer plano, tras el incremento de su comercialización mediante contratos de televisión y patrocinios. Las ciudades que aspiran a acogerlos tratan así de presentar una oferta mejor que las demás, para aumentar su prestigio y lograr su deseada transformación urbana. Sin embargo, la ciudadanía está cada vez más preocupada por el coste que este evento supone para el erario y se indigna ante los escándalos de corrupción que se han asociado a su organización.

Los Juegos Sucios de Río de Janeiro son un ejemplo de ello.

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Beatriz De Majo

Una de las mejores prácticas en la vida cuando se actúa con rectitud es la de guardar las apariencias. En los políticos es hasta obligatorio. La sensatez aconseja discreción en el accionar humano, pero hay quienes no se dejan llevar por este tipo de “bobadas”, como se dice en buen colombiano.

El caso es que a través de las redes y los medios de colombianos desde el miércoles circula la fotografía en la que el sonriente expresidente de Colombia Juan Manuel Santos celebra, birra en mano, con el cabecilla de las FARC Rodrigo Londoño, el aniversario quinto de la firma del Acuerdo de Paz de La Habana que habría decidido la desmovilización de este grupo guerrillero artífice de innumerables crímenes en contra de la población y la institucionalidad colombiana. Timochenko, como se le conocía en los predios farianos fue el tercer comandante de este grupo de irregulares que sembró el terror y la desolación en el país vecino por media década y asumió su conducción después que Alfonso Cano, otro sanguinario héroe terrorista, fuera dado de baja hace exactamente una década.

Es seguro que para un hombre sobre el que pendía una circular roja de Interpol y más de cien órdenes de captura, celebrar su situación actual, luego de que sus fechorías fueran borradas de un plumazo con el Acuerdo de Paz de La Habana, resulta extremadamente adecuado, hasta necesario.

Es que antes de 2016 el Departamento de Estado de Estados Unidos ofrecía una recompensa de hasta cinco millones de dólares por información que condujera a su captura, para responder por cargos de tráfico de drogas. Pero su historial en Colombia comprende mucho más que eso: innumerables atentados y muertos y secuestros a granel en buena parte de la geografía neogranadina ordenados desde su centro de manejo estratégico de esta fuerza guerrillera. En aras de respetar el espacio de esta columna cito apenas que se le atribuye a este infausto personaje la tragedia del Club El Nogal en Bogotá, la noche del 7 de febrero de 2003, cuando 200 kilos de explosivos terminaron de un zarpazo con la vida de 36 personas y dejaron heridas a 198 otras.

No solo la memoria es corta cuando se alza un vaso para brindar por la paz de Colombia con un criminal de esta estirpe y se olvida el reguero de dolor que este solo hombre le ha causado al país. La moralidad debe ser flaca también para brindar pasando por alto hechos como los que se le endosan, porque cualquier ordenamiento legal establece, y con razón, que es preciso reparación y arrepentimiento al daño causado a terceros cuando se promete y se compromete la desactivación propia como criminal. Este nuevo adalid de la Paz así lo había rubricado en La Habana en nombre de las FARC cuando allí se decidió levantar las órdenes de captura en su contra y contra muchos otros en Colombia.

Es así como para Timochenko todo es ganancia. No es poca cosa conseguir sentar sin elección previa en el órgano legislativo colombiano a asesinos gracias a la amplitud de conciencia de quien brinda con el y de otros que le hicieron el coro y premiaron la “desmovilización” de su grupo armado con curules en el magno Congreso Colombiano.

Hay quienes dirán que el abandono de las armas por parte de 13.000 guerrilleros es motivo de satisfacción mayor pero no lo es tanto cuando poco más de la mitad ( 54% apenas) se han podido acoger a planes productivos y cuando la violencia en el país está tan presente o más que antes de La Habana. Para hoy más de 1200 líderes sociales, defensores de la tierra, de los derechos humanos e indígenas han sido asesinados, según la organización Indepaz. Otro tanto hay que decir de los miles de casos de desplazamiento, ejecuciones extrajudiciales, falsos positivos, reclutamiento forzado para la población infante. ¿Se olvida Santos que una década después de su flamante Premio Nobel aun en su país hay 100.000 desaparecidos?

El recuerdo de los 262.000 muertos que siguen sido el trágico balance de 50 años de violencia fariana, no puede ser objeto de brindis alguno. Estos muertos ofenderán por siempre la Historia del país neogranadino.

https://www.analitica.com/opinion/hay-razones-para-celebrar/

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Américo Martín

Veinte años después de la clamorosa ruptura de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV) en 1938, los del movimiento estudiantil perseguido por la dictadura perezjimenista procederemos a organizar, a legalizar el clandestino Frente Universitario. Fue así como concebimos la Federación de Centros Universitarios (FCU), heredera lejana de la FEV y cercana de la FCU destruida en los primeros años del régimen militar.

¿Influyó la crisis de la FEV y UNE de 1938, en el carácter unitario asumido por las flamantes FCU de 1951 y 1958?

En estos dos casos no se organizaron estructuras estudiantiles paralelas. Se volvió a diferenciar la dimensión gremial de la política y por lo tanto se dio cabida a todos los estudiantes sin separaciones banderizas. Se impuso esa importante orientación por la necesidad de enfrentar juntos en 1951 a los autócratas militares y luego, en 1958, para proyectar al esfuerzo de reconstrucción universitaria el espíritu de unidad nacional del 23 de enero.

Debido a eso, la juventud copeyana, heredera directa de la UNE volvió a la unidad con las juventudes de AD y comunista, herederas de la FEV. De 1958 a 1969 funcionó la unidad, se mantuvo la FCU pluralista, se preservó la armonía, se manejaron con ejemplar destreza las relaciones de convivencia. La dirección estudiantil trabajó unida, armónica y con mucho sentido de los altos fines comunes. Éramos rivales en las campañas estudiantiles y socios respetuosos del mandato expresado en los votos.

Sin embargo no hay felicidad eterna. Todo funcionó de manera tan plausible solo hasta la irrupción del radicalismo fundamentalista y la costosa desviación guerrillera. No obstante, la juventud copeyana, sin duda valorando críticamente la experiencia de la UNE, se limitó a separarse de la FCU sin anunciarlo en una proclama formal y sin diseñar, como en el pasado, una organización estudiantil paralela.

Mucho más tarde fue cuando vine a reflexionar con más profundidad sobre esos temas. Entendí mejor el desenlace rupturista de 1938 y el de 1961 cuando leí en 1975 (catorce años después) un ensayo de José Rodríguez Iturbe publicado en la revista socialcristiana Nueva Política, destinado a analizar ese acontecimiento. Por lo menos esos y varios otros momentos de la historia, hasta donde alcanzaba a saber, no habían sido analizados con similar densidad por nosotros, los sectores de izquierda de entonces.

Los hechos fueron muy singulares. La crisis no la protagonizaron Caldera y Betancourt, sino Caldera y Jóvito, quien curiosamente, aunque ya había renunciado a la presidencia de la FEV, conservaba intacta su enorme influencia en ella. Claro que Rodríguez Iturbe, un hombre afectuoso y muy bien formado hala, por así decir, la brasa para su sardina, pero en conjunto sus opiniones me esclarecieron no poco un incidente importante del cual, como digo antes, jamás me había ocupado con la debida seriedad.

Jóvito y Rómulo competían por el liderazgo, a pesar de su fuerte amistad personal. Caldera estaba aún en la FEV, pero Betancourt no. Se había salido de la órbita estudiantil para fundar un partido, ARDI, mientras Jóvito se disponía a hacer de la FEV algo como una plataforma propia para solidificar su participación en la política. Al personalizar de tal manera la FEV, ésta perdió amplitud y restringió el margen de su pluralismo. Rodríguez Iturbe atribuye a semejante viraje, la separación de los socialcristianos.

No tenían razones para acompañar a Jóvito en sus decisiones político-ideológicas. Con base en semejante premisa –concluye también Rodríguez Iturbe– la FEV de 1936 no podía ser igual a la de 1928. Nacida ésta última de y para los estudiantes sin distingos ideológicos, no podía desintegrarse por causas políticas, alejadas de la realidad. De la organización presidida por el bachiller Raúl Leoni, a la presidida por el bachiller Jóvito Villalba habría una importante diferencia a favor de la primera.

El momento más y mejor recordado de la FEV del 28 fue la celebración de la supuestamente floral Semana del Estudiante y la elección de Beatriz I. Ese programa de actividades fue directamente respaldado por la totalidad de los estudiantes democráticos.

La tesis de Rodríguez Iturbe, según pienso, pasa por alto algo fundamental: el drástico cambio político ocurrido a la muerte del general Gómez. Los estudiantes dirigidos por Leoni reaccionaban sin diferencias entre ellos contra una negra dictadura. No tenía sentido profundizar diferencias cuando solo había una opción.

En cambio Jóvito actuaba en tiempos de vida democrática, cuando el pluralismo necesitaba expresarse a través de corrientes universales envueltas en legítima y necesaria competencia. Eso obligaba a la búsqueda de cauces diferentes y muchas veces enfrentados. Para darle más cuerpo a su peculiar FEV y asociarla más férreamente a su persona, Jóvito fundó un semanario entre cuyos colaboradores estaban Juan Liscano, Carlos Augusto León, Héctor Guillermo Villalobos y otros futuros ilustres intelectuales y políticos. Seguía siendo un movimiento amplio y representativo, pero ya no tan plural como el anterior.

Si la primera consecuencia de esa especie de reducción sectaria de la FEV fue la salida del grupo dirigido por Caldera quien como he dicho se desplazará hacia la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), la segunda tuvo relación con Jóvito mismo. Su base orgánica entró en proceso de agotamiento. Porque con todo, cualquier tipo de estructura diseñada sobre una base estrictamente estudiantil nunca podrá evitar la proliferación de criterios en pugna. En esa eventualidad su cohesión estará en duda y por consiguiente lo estará su eficacia, salvo si se convierte en una secta, en cuyo caso no hubiera guardado ni sombra de representatividad.

Como en cambio ARDI logró consolidarse, Betancourt comenzó a predominar sobre Villalba en el liderazgo democrático. La organización superaba a la emoción. Pocos como Betancourt habían percibido la entrada de los partidos en el escenario. Era su hora.

Twitter: @AmericoMartin

Américo Martín es abogado y escritor.

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Carlos Raúl Hernández

El estudio académico de la política da un salto cuando se comprende que no es que “las cosas pasan” producto de “fuerzas históricas desatadas”, “fatalidades”, o avatares, sino porque los hombres las hacen, conscientemente o no, y que los fenómenos no son un montón caótico de avatares, sino parte de estructuras y sistemas, y tienen concatenación e interrelaciones comprensibles en cierta medida. Jacques Monod explicó que el caos es un orden que aún no hemos descubierto, sometido a dos fuerzas contradictorios, el azar y la necesidad, y nuestros actos tienen consecuencias que disfrutaremos o pagaremos. Una ciencia de lo político solo puede intentar comprender lo que ya ocurrió, por qué ocurrió y las consecuencias de la acción, nunca profetizar. Al contrario, la práctica política misma no tiene mucho que ver con la ciencia. La función de “líder” requiere esencialmente de la intuición, porque decide a caballo sobre los acontecimientos y si es cierto que su saber, experiencia y asesoría son valiosos recursos, la capacidad para sintetizar en su mente lo que no es visible para otros, es su liderazgo; si cruza el puente a punto de colapsar o no. Tener claro que la semilla puede llegar a ser un árbol es parte del “saber” de un líder. Eso se tiene o no se tiene.

En 2016 la sociedad estaba en la antesala del poder, y los “expertos” indicaban el fin de la revolución, pero mezclaban un caramelo envenado: tomar las calles, una vez decidieran “el método”. Muy simple. Todos celebraban y se confeccionaban trajes para lucir buenas telas en próximas responsabilidades. Pero la cadena de decisiones erradas, memeses, qué hoy el movimiento sufriera una cuadraplejia. ¿Cómo es que no vieron a dónde nos llevarían el calle-calle, los trancones, la hora cero, el “Maduro vete ya”, el retiro de las alcaldías, la abstención, el “cucutazo”, “los topochos”, “Gedeón”, la guerra sucia contra los defensores del voto en 2018-2020, esa inconcebible cadena, digna de los libros de Bárbara Tuchman, Paul Tabori, André Glucksmann y otros tratadistas sobre la estupidez ¿Cómo es que un día antes de las elecciones del 21N surgen balbuceantes llamados a abstenerse? Vanidad, irrealidad, ambición irracional y un mal mayor en este caso demostrado incurable: incapacidad política.


La ambición sensata logra los objetivos de la voluntad. Pero la soberbia maridada con medianía, impide cumplir el paso número uno de quienes dirigen cualquier cosa: examinar los fundamentos de la crítica, el feddback sobre la acción. Los líderes efectivos se alimentan precisamente de eso. Pero si llevas 22 años repitiendo que hay que abstenerse sin siquiera ver los daños que produces, eres una amenaza pública. Gracias al valor, a la pasión unida a la razón, la voluntad humana atravesó el Mar Tenebroso y descubrió América, pero optamos por arrojarnos al vacío dentro de nosotros al declarar clausurada la racionalidad política. En 2018 cierran la vía electoral, desacreditan el voto, califican de “alacranes” a quienes participan, y luego se lavan las manos y llaman a votar en 2021. “Por mal que esté una situación, siempre puede ser peor”, dice el sarcástico pesimismo de Murphy. Pero somos libres para enmendar, cambiar, rectificar, sacarnos las pifias de la cabeza, el mantra, la ingenuidad, pero estos no pudieron, por mermados mentales, por cobardes o por las dos juntas.

No es lo mismo tener popularidad que ser un líder, al que nadie hace, sino que se hace a sí mismo en la adversidad. Los conatos de líderes en estas penosas décadas no soportaron las pruebas, porque no tenían “lo que hay que tener”, según palabras de Tom Wolfe. Por si fuera poco, carecen de honradez y vergüenza para rectificar con claridad que dé ejemplo y oriente a los que antes confundieron, sino actuaron sinuosamente, por los rincones. Solo la rectificación valiente da la autoridad moral para llamar a que otros te sigan. Cuando descubrió sus trágicos errores, asesinado a su padre y acostarse con su madre sin saberlo, Edipo se arrancó los ojos. Es el castigo por no ver lo que estaba ante ellos, su imposibilidad para prevenir las fatales equivocaciones que labraban su desgracia. Por aquí ni siquiera se arrancaron una pestaña y cuchillo en mano, se lanzaron contra los que tuvieron razón. El error es demasiado humano, trae muchas veces consecuencias irreparables y los políticos tendrían que cuidarse, según la frase de la esfinge al comienzo de la obra, cuando Edipo la derrota y ella lo sentencia: “el abismo al que me lanzas está dentro de ti”. Tus errores en el tiempo y el espacio remacharon a tu adversario. Si no hubieran estado, seguramente el gobierno hoy sería otro, quizás el de Uds, eventualmente para una desventura peor. Tanta incapacidad para ganar denota una peor para mantenerse en el poder, como demuestran Maquiavelo y la historia. Si hubo fraude. El fraude fueron Uds. que primero llamaron a abstenerse y después les faltó coraje para rectificar con honestidad, conducir abiertamente a la gente a votar. Balbuceantes, no tuvieron sesos ni redaños para explicar su error. A un gobierno hambriento de poder le concedieron el milagro de la abstención ¿Qué cosa mejor podía soñar?

El fraude eres tú.

@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/112673/el-fraude-eres-tu

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Marc Bassets

Thomas Piketty (Clichy, Francia, 50 años) ha logrado con sus tratados de más de mil páginas algo que solo un puñado de economistas ha conseguido en la historia: colocar su tema de estudio académico en el centro de las discusiones políticas y las agendas internacionales. Su tema es la desigualdad. O, dicho de otra manera, la larga historia del avance hacia la igualdad. Porque el autor de El capital en el siglo XXI y Capital e ideología se declara optimista, aunque no lo parezca: prefiere ver el vaso medio lleno de la igualdad que el medio vacío de la desigualdad.

Ahora Piketty publica Una breve historia de la igualdad (editorial Deusto, traducción de Daniel Fuentes), una síntesis en menos de 300 páginas de sus ideas y sus propuestas.

Piketty no pertenece al club de los apocalípticos: él cree —y así se lo confirman los datos— que, pese a los tropiezos y contratiempos, el mundo va mejor. Y dice que, aunque los partidos que defienden sus ideas son minoritarios y que en muchos países, como el suyo, las clases trabajadoras votan opciones nacionalistas y populistas, no cree estar predicando en el desierto. “Desde la crisis de 2008 se ha acelerado la toma de conciencia sobre los excesos de la desregulación financiera de los años ochenta y noventa, y la covid ha contribuido a ello”, resume en su diminuta oficina en la Escuela de Economía de París. “Las cosas evolucionan un poco en el sentido que yo describo”.

PREGUNTA. ¿No ha sido útil a fin de cuentas el capitalismo para mejorar la esperanza de vida o el nivel de vida, o para reducir las desigualdades?

RESPUESTA. Lo que ha permitido la prosperidad es haber atemperado el capitalismo del siglo XIX con una economía de tipo socialdemócrata, una economía mixta en la que toda una parte de las riquezas está socializada. Y hay que continuar con este movimiento. El socialismo participativo, democrático y federal que yo deseo se inscribe en la continuidad de transformaciones ya muy importantes que han tenido lugar. El sistema de economía mixta socialdemócrata que hoy tenemos en los países de Europa Occidental no tiene mucho que ver con el capitalismo colonial, patriarcal, autoritario de 1910. Y el sistema que yo describo para el futuro no es más diferente del sistema actual de lo que el sistema actual lo es respecto del capitalismo de 1910.

P. ¿Las guerras, revoluciones o catástrofes naturales han sido necesarias para reducir las desigualdades?

R. Las revoluciones no siempre son catástrofes. Efectivamente, en la historia hay movimientos políticos, movilizaciones que permiten avanzar hacia una mayor igualdad. E insisto en el mensaje positivo: hay una marcha hacia la igualdad que viene de lejos, que es un fenómeno de largo plazo y que se nutre a veces de revoluciones, pero más generalmente de rebeliones, de peticiones de más igualdad. Es un movimiento que comenzó a finales del siglo XVIII, sobre todo con la Revolución Francesa y también con la rebelión de los esclavos en Santo Domingo. Estos dos acontecimientos marcan el principio del fin de las sociedades de privilegios, de un lado, y de las sociedades esclavistas, del otro.

P. Pero no siempre se avanza con revueltas o revoluciones.

R. Otro ejemplo es Suecia. Hasta principios del siglo XX era uno de los países con mayor desigualdad de Europa y una codificación institucional de la desigualdad más extrema que en el Antiguo Régimen francés o en las monarquías censitarias de Francia o España del siglo XIX. Solo el 20% de hombres más ricos tenían derecho de voto, y dentro de este 20% se podía tener entre 1 o 100 derechos de voto en función de si uno era el más rico de los ricos o si lo era menos. Incluso las sociedades anónimas tenían derecho de voto en función del capital invertido en el municipio. ¡Ya les gustaría a las multinacionales hoy tener algo semejante! Lo que ocurre después es que hay una gran movilización sindical y del partido socialdemócrata en un país muy educado, y la clase obrera toma el poder. Se impone entonces de manera relativamente pacífica.

P. La de Suecia fue una revolución pacífica.

R. ¿Sabe? Este tipo de transformaciones no pueden hacerse respetando las reglas del régimen precedente. En un momento dado habrá una ruptura institucional. Siempre es así. Cuando la Administración de Obama anuncia a Suiza que se acabó el secreto bancario y que, si Suiza lo mantiene, Estados Unidos retirará las licencias a los bancos suizos, no es algo que estuviese previsto en los tratados internacionales que organizaban la libre circulación de los capitales. Pues bien, resulta que estos tratados no evitan que en un momento dado un país diga: “Cambiamos las reglas”.

P. Estados Unidos es la primera potencia mundial. Otro país quizá no podría hacer lo mismo.

R. Pero es que el cambio histórico se nutre de relaciones de fuerza, sea en 1789 o en 2020. Si se pide educadamente a la nobleza que renuncie a sus privilegios, la cosa no funciona. Si se pide educadamente a Suiza y Luxemburgo que dejen de ser paraísos fiscales, tampoco. Y estas transformaciones suelen implicar transformaciones institucionales con cambios en los tratados o las Constituciones. No quiero decir que el Estado de derecho no sea importante, pero no debe convertirse en un pretexto para mantener las posiciones adquiridas. Todas las transformaciones que describo se han realizado derribando el sistema legal precedente, pero con el fin de reemplazarlo por un Estado de derecho más justo, emancipador e igualitario.

P. ¿El mundo posterior a la covid será más o menos igualitario?

R. El primer efecto es de más desigualdad. Primero, entre el norte y el sur. Es escandaloso cómo los países del norte han rechazado transformar las vacunas en un bien público mundial, una oportunidad perdida. También vemos que las grandes fortunas del planeta se han enriquecido. Todo el sector de las altas tecnologías se ha enriquecido. Los más pobres y frágiles sufren más por la covid. Al mismo tiempo, como sucede con todas las crisis de esta naturaleza, la pandemia ha tenido efectos complejos, porque también ha contribuido a rehabilitar una cierta visión del servicio público, del hospital, del sistema sanitario, y esto permite también legitimar de nuevo una política de reinversiones en los servicios públicos.

P. ¿Vamos por el buen camino?

R. Por ahora, se avanza despacio. El nivel de desigualdades es contraproducente. Tener a un 50% de la población que no posee casi nada —en Francia o en España ese 50% posee un 5% del total del patrimonio, mientras que el 10% más rico posee un 50%, un 55%, un 60%— no solo es injusto, sino económicamente ineficaz. El 50% más pobre y sus hijos tienen al menos tantas ideas e iniciativas como los hijos de los más ricos. A largo plazo supone una pérdida colectiva limitar así las oportunidades económicas y las posibilidades de que se dinamice la economía con una mayor circulación de las riquezas, de la propiedad y del poder.

P. Pero estará satisfecho con que la Unión Europea adoptase un acuerdo para poner la deuda en común e invertir masivamente, ¿no?

R. Soy un federalista europeo. Todo lo que vaya en esta dirección es bueno. Y endeudarse conjuntamente permitió, al menos, ganar tiempo y salvar la idea europea. Yo, sin embargo, habría preferido que el plan de recuperación lo adoptase un grupo de países más pequeño y con una mayor democratización de las instituciones europeas, y un voto por mayoría y no por unanimidad. Imagine que en seis meses o un año necesitemos un nuevo endeudamiento y un nuevo plan de recuperación. ¿Hará falta de nuevo la unanimidad de los Veintisiete? La solución es que los países que no quieren más solidaridad queden fueran: no hay que forzar a Países Bajos, Suecia, Dinamarca a participar. Quienes quieran una Europa más unificada, que avancen. Para mí es una ocasión perdida.

P. ¿Y el acuerdo para imponer una tasa mínima global a las multinacionales?

R. Plantea dos problemas. El primero es que la tasa de imposición de un 15% es ridículamente débil. Una pyme (pequeña y mediana empresa) o un hogar de clase media o popular no puede, así como así, crear una filial en un paraíso fiscal para aprovecharse de la tasa del 15%. En Francia, si usted es jefe de una pyme en la restauración o la construcción, entre el impuesto sobre los beneficios, el impuesto sobre la renta, las cotizaciones sociales paga como mínimo un 20% o un 30%, y con frecuencia más bien un 30% o un 40%. Así que el 15% para las multinacionales con capacidad para crear filiales en paraísos fiscales equivale a crear un sistema derogatorio privilegiado para los actores más poderosos. Temo que esta reforma con el 15% reporte muy poco dinero y no haga más que perpetuar una injusticia enorme entre, de un lado, las multinacionales y los más ricos, y del otro las pymes y las clases medias.

P. ¿Y el segundo problema que menciona?

R. Es aún más grave que el primero. Y es que esta reforma se ha concebido para los países del norte y no los del sur. Los países que obtendrán ingresos suplementarios son aquellos en los que se encuentran las sedes de estas multinacionales; es decir, los más ricos. Creemos que no nos conciernen las crisis en Malí o en Afganistán, pero desde el momento que hay riquezas para explotar, como el uranio en Níger o el cobre en Congo, las compañías occidentales acuden enseguida, o las chinas, que hacen lo mismo. Al mismo tiempo, las emisiones de CO₂ acumuladas de los países europeos y de Estados Unidos representarán un coste considerable en términos de subdesarrollo a los países del sur. Y recordemos que no hay países ricos sin países pobres: todos los enriquecimientos de la historia son resultado de un sistema de división internacional del trabajo y de uso y a veces explotación de recursos naturales y humanos en el planeta, como la industrialización durante el colonialismo y la esclavitud.

P. ¿Qué hacer?

R. La idea de que tal país o persona es enteramente responsable de su riqueza y debería quedárselo todo para sí mismo es una construcción intelectual nada convincente. Hay que imaginar un sistema de reparto de las riquezas con los ingresos fiscales procedentes de los actores económicos más prósperos. Si solo tomásemos una pequeña fracción de los beneficios de las multinacionales y el patrimonio de los milmillonarios y se redistribuyese a todos los países en proporción a la población de estos países, los recursos para invertir en educación y en la salud serían 10 veces más elevados que las supuestas ayudas internacionales, que en África son cuatro veces más débiles que los beneficios de las empresas occidentales y chinas. Estamos creando un sistema que nos estallará en la cara.

P. ¿Una revolución?

R. Estamos en una situación que no es tan distinta de la que llevó a la Revolución Francesa: hay una huida adelante hacia la deuda pública que se explica porque no se logra hacer pagar a las clases privilegiadas. Entonces era la nobleza la que no quería pagar impuestos. ¿Y cómo se resolvió? Con una crisis política, con los Estados Generales, la Asamblea Nacional y el fin de los privilegios de la nobleza. Ahora, de una manera u otra, acabará igual. Cuando hace un momento le hablaba de que el sistema nos estallará en la cara, pensaba en el norte y el sur. ¿Y en el norte? Lo podemos llamar revolución. Siempre ha habido revoluciones en la historia: 1968 o 1945 lo fueron.

P. ¿Y ahora?

R. La revolución de la que hablo consiste en hacer que contribuyan las mayores fortunas. Si se crea un sistema en el que usted puede enriquecerse utilizando las infraestructuras públicas de un país, su sistema educativo, su sistema sanitario, y después, con solo apretar un botón, puede transferir sus activos a otra jurisdicción sin que haya nada previsto para controlarle, y después usted simplemente puede dejar la factura a las clases medias y populares que son inmóviles y no pueden moverse del país…, es un sistema insostenible. La pregunta es si el cuestionamiento de este sistema se hará en el desorden o de manera apaciguada, como prefiero. Yo soy un intelectual: he elegido escribir libros, no ser guerrillero.

27 de noviembre 2021

El País

https://elpais.com/ideas/2021-11-28/thomas-piketty-estamos-en-una-situac...

 9 min


Rafael Isidro Quevedo Camacho

La democracia no tiene otro recurso que los votos y la movilización popular organizada, para cambiar a los gobiernos, incluso las dictaduras, como sucedió con el caso de Pinochet en Chile o de las dictaduras comunistas con la caída de la Unión Soviética, y de muchos otros. Deseo destacar esquemáticamente los siguientes aspectos:

A. Este proceso ha servido para volver a la práctica constitucional del voto por todos los partidos, a pesar de las restricciones que el régimen impuso, que son muchas y deben mencionarse:

1. La cárcel y el exilio para muchos dirigentes.

2. La inhabilitación de muchos líderes naturales.

3. Secuestro de los símbolos y nombres oficiales de los principales partidos, para engañar al elector y tratar de confundirlo en el momento electoral.

4. Manipulación, chantajes y “compras puras y simples” de supuestos dirigentes venales.

5. El ventajismo descarado y manifiesto en todos los campos del proceso electoral.

6. Inseguridad física y jurídica-

7.Falta de independencia de los poderes.

8. Control de los centros de votación y mesas.

9. Un Plan República con militares comprometidos con el régimen.

10. Todos los recursos del gobierno a favor de sus candidatos.

11. Control de la radio, prensa y televisión por el régimen.

12. Votos «asistidos», presión a los electores, «puntos rojos» de supervisión y vigilancia, compra de votos, presión al elector.

Y aún así, mas de CUATRO MILLONES Y MEDIO DE ELECTORES VOTARION POR LA OPOSICION EN SU CONJUNTO.

B. A pesar del ventajismo del régimen, fue a votar un 41 %. En la abstención que fue de 59 % y no del 70 como ha dicho la Señora María Corina Machado, un 30 % cuando menos está en el exterior, es la DIASPORA, que no puede votar. De los siete millones de compatriotas regados por el mundo, al menos tres millones y medio son mayores de edad y electores que se fueron, pero también líderes, activistas, miembros potenciales de mesas, testigos y eventuales candidatos. Luego la abstención real nacional se reduce al 29 %. Esa es la VERDADERA SITUACION; no obstante si se hubiera reducido en 10 %, la OPOSICION HABRIA GANADO EN TODOS LOS ESTADOS!!! y si hubiéramos asistido unidos, como ocurrió en el año 2015, otros habrían sido los resultados.

C. El liderazgo opositor, falló en la ESTRATEGIA ELECTORAL. Ha sido presa de la propia manipulación psicosociológica del régimen, asesorada y apoyada por potencias extranjeras: RUSIA, CHINA, el operador CUBANO, IRAN, TURQUÍA, etc. Si Rusia comprobadamente influye en las elecciones de USA, que no puede hacer en Venezuela.

D. A nivel de la dirigencia regional hubo falta de visión, claridad y compromiso. Todo candidato que se precie de tal debe tener encuestas cuando menos semanales y «tracking» para evaluar la evolución de la campaña. Todos ellos sabían antes del once de noviembre, fecha límite para retirarse y endosar sus votos, que porcentaje tenían en las encuestas y no actuaron en consecuencia: prevalecieron las venganzas mellizales, el cálculo mezquino, falta de visión de estadista, ambición de figurar, envidia, y quien sabe si en algunos casos cálculos crematísticos.

E. Este proceso ha demostrado, sin embargo que hay una base electoral sólida que es superior a la del régimen y que si se aglutina en un COMPROMISO PATRIOTICO, se puede derrotar a un régimen que luce agotado en su gestión, desnudado ante el mundo por su falta de pertinencia, mala gobernabilidad, incapacidad y resultados deplorables como lo son la destrucción del aparato productivo nacional, la pobreza de mas del 90 % de la población, la caída en el nivel de vida, en el índice de desarrollo humano, en la seguridad física y jurídica, en el deterioro de los servicios y la infraestructura nacional y en la desestructuración institucional y social, así como en la entrega de nuestra soberanía nacional a potencias extranjeras, la entrega del Esequibo y la introducción de costumbres y hábitos ajenos a nuestra idiosincrasia nacional.

F. Es necesario fortalecer la CULTURA DEL VOTO para que el electorado indiferente o desilusionado, recobre la confianza en la FUERZA DEL VOTO.

G. Es indispensable que los partidos y sus dirigentes «regresen a las bases del pueblo» y se organicen consistentemente en barrios y urbanizaciones para que el ciudadano pueda participar, ser tenido en cuenta para seleccionar los mejores candidatos y movilizar los procesos electorales.

H. Hay que aprender de la derrota, aprovechar las «LECCIONES APRENDIDAS» para no volver a tropezar con la misma piedra.

I. Necesario es superar el sentimiento de fracaso y aprovechar la oportunidad para enmendar el rumbo político y trazar un nuevo camino que devuelva la esperanza y los sueños de un mejor porvenir para el país.

28 de noviembre 2021

Resumen Digital

http://resumendigital.com/mi-punto-de-vista-sobre-el-reciente-proceso-el...

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