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Opinión

José Rosario Delgado

A cada momento, este moribundo régimen tiránico y dictatorial nos habla pública, notoria y mediáticamente de la ampliación del cono moñetario, pero cada día vemos que se encoge más la disponibilidad de dinero en efectivo y se ensancha abismalmente la brecha entre los que tragan más harina y los que nos quedamos sin saliva ni aliento por la escasez y carestía de los productos de primerísima, segunda y tercera necesidad, todos convertidos en artículos de lujo o delicatesses culinarias.

En esa fantástica y fantasiosa información hablan y escriben sobre los billetes que son impresos tipográficamente (¿?) en papel algodón de fibrilla firme y resistente, tanto como el contenido de los diarios cadenazos presidenciales, que se distinguen con rayos ultravioleta con una claridad semejante a las cobas del gobierno que se ven a leguas y con luz natural e incluso con la escasa chispa eléctrica que nos llega del Guri.

Marcas de agua, fondo antiescáner, microtextos, registro perfecto, hilo de seguridad, imagen fluorescente, magnética, latente, sensible al tacto (¿?) y ópticamente variable, como varían el dólar preferencial y el innombrable, incluyendo su diferencial cambiario, y muchas otras especificaciones traen los billetes del nuevo cono moñetario, hasta miniaturas de criaturas o especies en extinción, refiriéndose posiblemente a las libertades y a la democracia…

Todo eso se ve y se palpa en los billetes impresos, grabados o filmados en los periódicos y videos fundidos y difundidos a diario en todo horario por el ministerio de propaganda, pero lo que no se ve por ninguna parte son los billetes nuevos, la plata contante y sonante que el BCV dice estar distribuyendo en la banca pública y privada que no encuentra cómo satisfacer la demanda de clientes y usuarios que van a la taquilla o se pasean por los cajeros automáticos, más pela’os que hueso en sabana…

Aviones, barcos y gandolas cargadas de billetes de distinta denominación dizque llegan a los puertos y aeropuertos del país todos los días, pero ninguna cantidad se le entrega a la banca, particularmente a la banca pública (pregúntenle a los asegurados), que paga la esmirriada pensión por partes, por retazos, haciendo que los adultos del amor mayor de la revolución den viajes y viajes para largas colas hasta cuatro veces por semana para retirar la cuota máxima del salario mínimo, como si fuera la limosna que dan en las misiones, en porciones de 20 o 10 mil bolívares en billetes de a 10, sí, billetes de Bs. 10; o sea, que no existe el bendito cono moñetario ni un moño ni un cono ni un carato para pasar la calentera que produce la falta de real, la limpieza en los bolsillos…

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Alberto Hernández

Crónicas del Olvido

1.-

Sostuvo la nota con mano firme. Un frío momentáneo lo hizo respirar un poco más agitado y profundo. “Retírese de la Cámara con cualquier pretexto”, decía el papelito que alguien le entregara en una suerte de solidaria y anónima advertencia.

El 24 de enero de 1848, el Congreso Nacional fue asaltado por facciones del presidente Monagas. En medio de la violencia resultó herido de gravedad Santos Michelena, quien venía de una larga jornada aún sentida en el país de hoy. Aquella República desapareció entre las heridas que el diplomático y estadista sufriera en su cuerpo, las cuales no tuvieron tiempo de cicatrizar. Cuarenta y ocho días después, el 12 de marzo, moriría escondido en la misión británica en Caracas.

Esta breve reseña es recogida por Simón Alberto Consalvi en las últimas páginas de su libro “Santos Michelena, el Estadista Liberal”, para cerrar el ciclo de un país que, como dijo Robert Ker Porter, tuvo en Michelena al “único hombre con capacidad, rectitud y conocimientos suficientes para desempeñar las complejas carteras de Hacienda y relaciones exteriores, en los primeros años de la República”.

2.-

En efecto, Michelena lidió con ese tiempo. Cabeza visible del primer intento de liberalismo económico, este venezolano nacido en Maracay el 1º de noviembre de 1797, fue quien le dio forma a la Hacienda Pública de un país rural rodeado de conflictos. Las finanzas encontraron en Michelena al cerebro mejor organizado.

La diplomacia tiene en él al más conspicuo representante, toda vez que fue quien negoció con Colombia un tratado que aún sirve de acicate para intentar explicar los problemas con el vecino país. Pero como siempre, los intereses políticos, las mañas y las torpezas, no permitieron que el Congreso de la época aprobara las ideas de quien fuera asesinado en plena Cámara durante los sucesos de aquel fatídico 24 de enero.

Lúcido, Santos Michelena recorrió el polvo y las páginas de tantos caminos. Ese talento imprevisto fue truncado en pleno apogeo de sus facultades. Nadie movió un dedo para evitar el hecho de sangre en el recinto legislativo. Monaguistas y antimonaguistas lograron borrar a puñaladas los esfuerzos de un hombre poco dado a las lides políticas.

3.-

Con cincuenta años a cuestas, la muerte se posesionó de quien es motivo de estas líneas. Antes, Santos Michelena se había revelado al mundo como un excelente, polémico y astuto negociador. Después de haberse paseado por una adolescencia revolucionaria, al lado de las ideas de Bolívar, nuestro personaje se fue a Filadelfia en una especie de exilio de seis años que dedicaría al estudio. Dejó señas en la batalla de La Victoria. Sus huellas fueron a encontrarse con las luces de la democracia norteña, pespunteadas por Jefferson, Hamilton y Madison, “quienes habían diseñado una sociedad para el futuro, una república de ciudadanos iguales y libres”, como lo afirma Consalvi en su trabajo.

“Cuando la disminución proviene del aumento del contrabando, puede ponerse remedio de dos modos: disminuyendo la tentación del contrabando, y aumentando la dificultad de hacerlo. La tentación se disminuye rebajando los derechos, y la dificultad se aumenta con el sistema de la administración más propia para impedir el fraude”, palabras de Michelena inspiradas en el pensamiento del autor de “La riqueza de las Naciones” y que servirían para darle cuerpo a un nuevo régimen de importaciones y borrar el de los tiempos coloniales. Pozo de reflexiones que serviría para encarar al Congreso de la Gran Colombia, adonde llegó por instancias de José Rafael Revenga, en 1825. Su talento de hombre de estado quedó sellado en esa jornada.

4.-

Negocia y discute con los neogranadinos, por los años 1833 y 1834, los problemas fronterizos con Venezuela. Así, el 14 de diciembre del año 33, Michelena y Pombo suscriben el “Tratado de Amistad, Alianza, Comercio, Navegación y Límites”, pero como dejó escrito José Gil Fortoul, no fueron tan afortunados estos pactos como la ventajosa convención sobre la deuda. Para Santos Michelena, la solución al problema limítrofe fue todo un éxito, pero como siempre, encontró los obstáculos internos que dieron al traste con el contenido de sus ideas.

De esta manera lo advierte Gil Fortoul:

“Una simple mirada al mapa demuestra que los congresos venezolanos, de 1836 a 1840, cometieron un error negándole al Ejecutivo la autorización de reabrir negociaciones diplomáticas, para modificar ventajosamente, o aceptar como estaba, el Tratado Michelena-Pombo, cuyas estipulaciones, en todo caso, resultan más favorables que la frontera del laudo, pues ésta, en el norte, no empieza ahora sobre la costa del mar de las Antillas sino dentro del golfo de Maracaibo, y en el sur penetra hasta la vaguada del Orinoco, haciendo un ángulo entrante desde el Apostadero del Meta”.

Asunto este tan discutido, tan vapuleado, que hoy nos sigue causando dolores de cabeza. No entendieron a Michelena, no quisieron hacerlo. Finalmente, todo fue rechazado. Es decir, el país se rechazó él mismo. De un mordisco perdió un buen pedazo de territorio.

Como coda, el lamento. Este hombre es el pálpito de los errores y mezquindades de otros. La mano anónima que le hizo llegar el recado en el Congreso, seguramente confiaba en la sabiduría de Santos Michelena, aquel estadista liberal que aún sangra acorralado en la residencia del ministro del imperio británico de la capital de un país no muy lejano del siglo pasado, llamado Venezuela.

(Este libro fue publicado por la editorial La liebre libre. Maracay 1999)

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El triunfo contundente de los demócratas venezolanos, en condiciones adversas, evidenció que rechazamos a Maduro y que exigimos se respete la Constitución. Fue un mensaje claro al régimen, a sus partidarios y a los demás países. Esos resultados obligan a realizar el mayor esfuerzo para lograr el cambio. Quienes aspiren, con todo derecho, a jugar un papel en la reconstrucción del país tienen que pronunciarse claramente, sin dejar de tender puentes con los rojos que no hayan delinquido.

En este sentido, hacemos un llamado al grupo de compatriotas denominado despolarizados que no están de acuerdo con el régimen, pero tampoco con decisiones de la MUD. Rechazaron la convocatoria a una Asamblea Constituyente, pero no estuvieron de acuerdo en que se incluyera en la consulta pública las preguntas demandando a la Fuerza Armada y a los funcionarios públicos obedecer y defender la Constitución y tampoco en la renovación de los Poderes Públicos, realización de elecciones y conformación de un gobierno de unidad nacional.

El argumento de este respetable grupo es que Maduro y sus palafreneros no aceptarán dejar el poder antes del 2018 y que esas dos últimas preguntas entorpecen una negociación necesaria para llegar a un acuerdo político que evite más daños. Nos parece bien que haya un grupo que esté intentando conversar con personajes del régimen. Sin embargo, debe tomar en cuenta los resultados de la consulta popular del pasado domingo. El pueblo no solo no acepta la realización de una Constituyente, convocada violando la Constitución, sino que quiere un cambio en los Poderes del Estado y le exige a la Fuerza Armada y a los funcionarios que respeten la Constitución.

Lo aprobado por más de siete millones de votos no es por capricho, ni solo porque Maduro está realizando un pésimo gobierno, sino porque a diario viola la Constitución y desconoce a la Asamblea Nacional y a la Fiscalía General. Entre las violaciones hay que destacar los asesinatos y torturas cometidos por efectivos de la Guardia Nacional, de la Policía Nacional y por paramilitares rojos; los encarcelamientos arbitrarios y el sometimiento de civiles a los tribunales militares. Esta situación, amigos despolarizados, no tienen ninguna justificación y no debe prolongarse.

Desde luego que Maduro, Diosdado, Jaua, Aissami, Jorge Rodríguez y otros pocos no tienen disposición de entregar el poder. A ellos no les importa que la inmensa mayoría del pueblo los rechace. Tampoco dudan en dar órdenes de reprimir, incluso con armas de fuego, a quienes expresan su repudio en protestas callejeras. Quieren una Constituyente a su medida para disolver la Asamblea Nacional, destituir a la Fiscal y prolongar por varios años el mandato de Maduro sin necesidad de realizar elecciones. Con descaro, Maduro, Adán Chávez y Arias Cárdenas han dejado ver que frente a los votos ellos tienen las armas. Ya no les importa ser minoría.

Por ello, cualquier negociación tiene que pasar por un acuerdo que permita un cambio de gobierno sin traumas. Los resultados de la Consulta popular realizada, el pronunciamiento de los gobiernos democráticos de América y Europa condenando las violaciones a los derechos humanos, el asalto a la Asamblea y el intento de neutralizar a la Fiscalía, así como la caótica situación económica constituyen elementos de peso para que una negociación no se limite a lograr que no se realice la Constituyente.

A quienes todavía tienen dudas es pertinente que también reflexionen sobre los miles de votos en el exterior, en su gran mayoría de gente joven. De prolongarse la permanencia de Maduro y su pandilla muchos más venezolanos optarán por emigrar, un capital humano que difícilmente se recuperará.

Señores despolarizados, hoy en día el punto no es si se está o no de acuerdo con la estrategia de confrontación de la MUD, sino si es moralmente aceptable mantener en el poder a una partida de delincuentes. No es un secreto que además de los atropellos ya señalados, los venezolanos estamos a merced del hampa común incentivada por el régimen. Esta es la única dictadura de la historia en que el ciudadano no cuenta con seguridad personal. El pueblo habló el 16 de julio. Ahora le corresponde tomar acciones a la MUD y también a aquellos que estuvieron con el gobierno hasta hace poco. Ya no caben medias tintas.

Como (había) en botica:

Como era de esperar, el resentido Jorge Rodríguez volvió con su cantaleta de que los demócratas abultamos votos. Felicitamos a la MUD y al los voluntarios que en Venezuela y en muchos países hicieron posible esta victoria de la democracia. Desde luego también a los ex presidentes Laura Chinchilla, Andrés Pastrana, Miguel Ángel Rodríguez, Vicente Fox y Quiroga. El CNE actual y el Plan República no hicieron falta. Seguimos exigiendo la libertad de Ledezma, Leopoldo, Ceballos, Goicochea, Ángel Vivas y otros. Muy contentos con el triunfo en Wimbledon de Garbiñe Muguruza ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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El llamado para el próximo jueves, calificado exactamente con el título de esta nota, tiene que ser explicado. Lo más obvio es que se realizará en todo el país y que durará un día completo, incluyendo actividades diurnas y nocturnas; de aquí en adelante hay que precisarlo.

Paro se entiende universalmente como dejar de realizar las labores a las que cada uno de nosotros se dedica normalmente, sean estas remuneradas o no, y que asumirlo implica una decisión ciudadana muy personal a la que se llega por convencimiento.

En el caso de los trabajadores de cualquier tipo implica el no asistir a su lugar de trabajo o en el caso de hacerlo, dejar de realizar la labor para la que están contratados, asumiendo la actitud de “brazos caídos” o de “mentes inactivas”. Ante las alternativas de esta opción es definitivamente preferible optar por la inasistencia al lugar de trabajo y quedarse en la casa.

No abrirán sus establecimientos aquellos industriales y comerciantes que están claros de que hagan lo que hagan y se porten todo lo bien que puedan, igualmente lo perderán todo en el caso de llegar a elegirse y establecerse la constituyente fraudulenta. Los que tengan la ilusión de que a ellos no les tocará, estarán en la puerta de sus instalaciones, aceptando resignadamente la decisión de sus trabajadores, escudándose en la misma, pero manteniéndoles la paga del día como una decisión muy propia y absolutamente legítima de respeto a una decisión de la gente que hace posible que su negocio funcione.

El sector servicios, particularmente y destacadamente el dedicado al transporte colectivo, que lucha por sobrevivir y que es cada vez menos entendido por sus usuarios, quienes pueden identificarlos erradamente como responsables adicionales de sus carencias y no como parte de una sociedad asfixiada por el mal gobierno, están llamados a detener sus unidades en señal de solidaridad y sobre todo de acompañamiento del reclamo de cambio que nadie duda en calificar como abrumadoramente mayoritario.

Los jubilados, amas de casa y desempleados el próximo jueves debemos mantenernos en nuestras casas, reducir al mínimo las labores domésticas, realizar familiar y solidariamente las indispensables, pero sobre todo evitar salir a adquirir aquello que notemos en falta, suponiendo que ello estuviese disponible en algún sitio.

El caso de los empleados públicos es más difícil frente a un gobierno dictatorial, pero recordando lo fácil que era en los gobiernos democráticos, las dificultades de movilización que enfrentarán, la escasez de público y de trámites, así como el temor a como regresar a sus hogares pueden ser razón e incentivo para acompañar el paro. Por supuesto no desconocemos, ni negamos, la existencia de individuos que trabajan en el sector gobierno con convencimiento y con “güaramo” para correr el riesgo de asumir posiciones abiertas; ojalá su ejemplo cunda.

Todo lo que hagamos el próximo jueves lo estaremos llevando a cabo por decisión propia, porque creemos que es necesario que se note aún más que queremos que las cosas sean distintas y para que todos los partidos entiendan que reclamamos evitar la destrucción total del país, lo que solo es factible si se deponen posiciones extremas y se sientan a definir la forma pacífica, democrática y electoral que permita de inmediato el cambio de los poderes nacionales, necesariamente acompañado con un compromiso de gobernabilidad que lo haga posible.

Ese paro será activo en la medida de que lo cumplamos notoriamente y para ello los demócratas tenemos que promoverlo previamente con los argumentos que abundan y con el respeto a los que no nos acompañen aunque pensemos que están equivocados.

El objetivo es que el gobierno suspenda el llamado inconstitucional a la mal calificada constituyente y que acordemos una salida política expedita a la crisis a través de un gobierno de unidad nacional que facilite la transición hacia una Venezuela distinta.

El domingo demostramos, y nos demostramos contundentemente, que somos mayoría, que la constituimos individuos de muy diversas características, que queremos y podemos convivir en paz y que somos capaces de organizarnos cuando de alcanzar objetivos compartidos se trata. Ratifiquémoslo este jueves.

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Ya avanzada la tarde cuando los militantes de Pasión por Maracaibo se disponían a retirarse y seguir organizando la jornada de este domingo, se presentó un tropel de esbirros del SEBIN a la Sede del Movimiento. Desde el principio sabíamos que iban por el líder del Voluntariado, Dr. Carlos Alaimo. Cuando se percataron que no estaba se presentó el primer forcejeo por intentar entrar sin orden de allanamiento. Los dirigentes Marco Rivero, Freddy Araujo, Oscar Ali Moncayo, Jairo Silva, y Ángel Peña, junto al resto de los activistas, con decencia y entereza los confrontaron y surgió el primer atropello, al informar los funcionarios que harían una visita rutinaria por denuncias realizadas.

De inmediato todos se encontraron secuestrados, puesto que terminaron allanando el recinto y ordenaron que nadie podía retirarse del sitio. Voltearon patas arriba cada una de las oficinas buscando material subversivo, al decir de los funcionarios. A cada rato cada y con mucha insistencia, preguntaban quién era el “encargado” del recinto, a lo que se le respondía con firmeza, que era el presidente Editor de Versión Final, presidente del Centro Clínico la Sagrada Familia, presidente de la Fundación Humanismo y Progreso y, fundador de Pasión Por Maracaibo.

A final de la tarde se presentó el jefe de la Comisión Policial, un hombre con acento caraqueño y pasado los cincuenta años, regordete y con cara de torturador de la vieja Seguridad Nacional Perejimenista. Hubo un cambio de actitud, quizás por haber recibido órdenes superiores. Después de hostigar al joven Conductor de la camioneta de Carlos Alaimo, resolvieron retirarse, no sin antes aclarar, que habían llegado allí porque les habían informado que desde hace días a ese edificio no paraban de entrar y salir mucha gente de los Barrios en actitud “sospechosa”.

Dos hechos habrá que significar en este atropello. Primero, las palabras de Marco Rivero, quien, dirigiéndose a los presentes, expresó: “Compañeros, yo sé que todos sentimos miedo por esta salvajada del régimen, pero ellos también supieron que aquí encontraron firmeza y fortaleza espiritual hasta para soportar sus tropelías”. El otro elemento, es la tercera vez donde los cuerpos de seguridad embisten con saña contra el líder de esta organización, quien más allá del tamaño de su fuerza política, está interpretando el sentir de la gran mayoría de los habitantes de esta ciudad y, de allí el recurrente hostigamiento oficial.

De seguro ya estarán preparando otra arremetida contra Carlos Alaimo y sus seguidores, pero eso a nadie amilana, porque sé demostró que con la pasión de un pueblo toparon. Hoy millones de venezolanos salimos a decirle al mundo, que desconocemos la realización de una constituyente propuesta sin la aprobación previa del pueblo. Que aprobamos la renovación de los Poderes Públicos, así como la realización de elecciones y la conformación de un nuevo gobierno de unidad nacional, y por no dejar, que demandamos de la Fuerza Armada Nacional su obediencia y defensa de nuestra Constitución Bolivariana. Este triunfo de la Consulta del domingo hubiese sido más contundente en el robado Revocatorio.

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He sostenido que la salida del régimen está planteada. Algunos interlocutores me reclaman, porque yo llevaría años prediciendo lo que no ha ocurrido. Siempre parece que se está a punto y no ocurre. Tema a evaluar, sobre todo por respeto a quienes confían en la palabra de quien esto escribe.

Cuando se ha dicho que Maduro (o, antes, Chávez) se va del poder, es casi inevitable que tenga el tono de una predicción; es decir, de una certeza que se cumplirá. Sin embargo, en rigor alude a la elevada probabilidad de que ocurra. No es una certeza sino una evaluación, según la cual entre todos los acontecimientos posibles, el de la caída del régimen se presenta como altamente probable.

Una alta probabilidad de la sustitución del régimen ha estado planteada en varias oportunidades y solo en 2002 se dio, aun cuando por escasas horas. Tuvo lugar en ese momento y después no por varios factores: el estado de la oposición, la situación de la Fuerza Armada, la situación interna del chavismo y la protesta de calle.

En el pasado, la oposición ha estado bastante unida en los eventos electorales, pero no en la caracterización del régimen como dictadura ni en la apelación a la insurgencia (333 y 350 de la Constitución). El “diálogo” zapateril y las elecciones regionales han sido atractores fatales que han confundido y dividido a las fuerzas democráticas.

Los militares, por su parte, salvo en 2002 y en algunos episodios individuales (o en supuestas conspiraciones abortadas), han permanecido en una actitud de obediencia, aun cuando todo el mundo sabe que forzada por la persecución interna, la ominosa presencia cubana y el servilismo de algunos jefes.

En el caso del chavismo ha forzado la homogeneidad: hace tiempo expulsó de sus filas o experimentó disidencias importantes (Luis Miquilena, Raúl Baduel, etc.) a lo largo de los años, pero volvió a compactarse por un período largo.

La calle ha subido y bajado en varias oportunidades. Las masas han salido a la calle muchas veces, pero un sector opositor les sustrajo el apoyo y desamparadas políticamente tuvieron que volver a sus casas con pérdidas terribles.

La situación de 2017 es diferente: la oposición –¡por fin!– asumió el carácter dictatorial del régimen y la necesidad de rebelarse en su contra, en la convicción de que aquel cerró toda salida electoral. La FAN aparece como un hervidero, con la disidencia de figuras importantes, y según el correo de las brujas con cismas entre generales, y entre generales y civiles de la macolla tardo-chavista, por el otro. En el chavismo de hoy el deslave es por demás evidente. Y los ciudadanos no se muestran dispuestos a regresar a sus casas después de tres meses en la calle.

Esta nueva temperatura hace muy probable el fin de la pesadilla.

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La tesis socialista del gobierno y la antítesis de la propiedad privada de los medios de producción que sustenta la oposición, han generado una contradicción dialéctica de tal magnitud y gravedad, que no es exagerado afirmar sea la responsable de la crisis que estamos padeciendo; en consecuencia, es urgente solucionar dicha contradicción y el único llamado a resolverla civilizada y electoralmente, es el pueblo venezolano por cuanto en él y solo en él, reside la soberanía, descansa el poder constituyente originario y subyace el arbitraje de su propio destino.

Ahora bien, intuyo que la solución de esta contradicción, no solo permitirá comenzar a enfrentar con eficiencia la crisis social económica, política, religiosa, internacional, ideológica, cultural, militar y moral que estamos padeciendo, sino que de paso se evitará y alejará definitivamente el fantasma de la revuelta armada numero 167; pues en 187 años que llevamos de vida Republicana, se han producido en Venezuela 166 revueltas armadas que solo dejaron viudas, huérfanos, tierra arrasada y un país física, económica, política, militar y moralmente destruido.

En este orden de ideas y por la paz de la Republica, es válida una plegaria: ¡Ojala que Dios y la Virgen de Lourdes de Villa de Cura, mi pueblo, derramen sobre los actuales dirigentes políticos una cierta dosis de sabiduría útil que los haga detener esta vorágine que nos está ahogando y les haga echar marcha atrás sus conductas políticas divergentes y cese el trágico sacrificio de jóvenes estudiantes que luchan en las calles porque el pueblo venezolano alcance mejores estándares de vida!!

En este sentido, la pregunta es pertinente:

¿Quién en sus años juveniles no quiso al pueblo con pasión de carbonario, y por él, hasta dispuesto estaba a inmolarse?

Cuando todo haya pasado, entonces habrá que poner en práctica aquella hermosa de Andrés Eloy Blanco:

Por mí ni un odio, hijo mío,

ni un solo rencor por mí,

no derramar ni la sangre

que cabe en un colibrí,

ni andar cobrándole al hijo

la cuenta del padre ruin

y no olvidar que las hijas

del que me hiciera sufrir

para ti han de ser sagradas

como las hijas del Cid

Luego, de allí en adelante y con la más absoluta certeza, dejaremos a un lado el subdesarrollismo y comenzaremos a ser uno de los países más prósperos de la América latina: sin deuda externa, con la mejor educación, con los mejores servicios públicos, con la mejor salud, con unos índices de pobreza en franca decadencia, y oportunidades ciertas de un futuro mejor, por cuanto la educación eficiente y el crecimiento económico sostenido le proporcionarán un destino útil y placentero a todos y cada uno de los venezolanos.

Todos estos comentarios, amigo lector, por cuanto estoy convencido de que resuelta la contradicción dialéctica, alejado el fantasma de la revuelta armada número 167 y reconciliados, estaremos en condiciones laborales e intelectuales de comenzar a construir una nación agrícola, pecuaria, petrolera, minera e industrialmente desarrollada, a través de la educación eficiente, la honestidad moralizadora, el trabajo creador, la solidaridad ética, la responsabilidad militante, la tolerancia política, el respeto al derecho del otro y la moral pública

Entonces, todo sueño será posible en esta tierra de gracia y hasta el que haya naufragado en alta mar porque el tifón rompió sus velas, querrá que entierren su cuerpo cerca del mar, en Venezuela.

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