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Opinión

1. Ambiente político real

La presente Guía de Interpretación constituye el cuerpo de acciones que deben ser emprendidos por Líderes Políticos Emergentes y Operadores Políticos Regionales frente a la violación de la Constitución vigente. Tan grave hecho demanda de una conducta política única y solidaria reflejada en una participación política contendiente que muestre una decisión de rebelión ciudadana contra el responsable de haber violado, abierta y públicamente, el texto constitucional (Art. 333).
La Asamblea Nacional Legislativa ha interpretado sabiamente la violación por parte del régimen de Maduro, apoyado inmoralmente por el partido político en armas que sirve a la ideologización marxista, acercándoles a conducta similares a la tiranía cubana que amenazan la supervivencia de la República y la democracia venezolana.

2. Invitación a la participación política contendiente

La Asamblea Nacional Legislativa ha hecho interpretación sabia del ambiente político real y, en consecuencia, ha solicitado responsablemente a la sociedad civil la aplicación del Art. 350, que nos obliga a todos los ciudadanos demócratas -sin excepción- a expresar nuestro rechazo al régimen de una forma práctica y efectiva; es decir, haciendo público nuestro desconocimiento a quienes pretenden, mediante una Constituyente Comunal, violentar el poder natural.
Todos los demócratas, y mucho más quienes son Líderes y Operadores Políticos Regionales, estamos obligados a organizar en nuestro barrio, edificio, urbanización o caserío a todos los ciudadanos en verdaderos y reales Comités de Defensa de la Democracia. Para ello, empleando el Manual del Elector, debemos repasar los contenidos sobre ética, liderazgo político y democracia. Re-estudiar, discutir y masificar estos conceptos creará la energía suficiente para los críticos y delicados momentos que se avecinan a la crisis política venezolana.

3. Respuesta ética ciudadana

La lectura y discusión sobre democracia, ética y participación política nos permitirá a los demócratas construir inteligentemente la respuesta cierta de la Rebelión. La Rebelión significa que estamos convencidos ética y moralmente de que tenemos la razón y que nos asiste el derecho a defender el gentilicio político democrático venezolano, con el propósito de dejar claro que no permitiremos la imposición de la dictadura militarista representada por Nicolás Maduro.
Significa, igualmente, que como demócratas exigimos un nuevo gobierno legítimamente electo por la sociedad civil democrática y, de no ser así, un gobierno transitorio que facilite el camino para establecer -por la vía del hecho electoral- un gobierno que re-instale la democracia liberal. La convicción personal, reforzada con el conocimiento político sobre democracia, ética y participación política, más la fe ciega en el respeto a la Ley y a la Constitución, serán nuestra gran energía política para acometer la necesaria rebelión que nos conduzca a la democracia.

Es auténtico,
Dr. José Machillanda

Caracas, 22/06/2017

 2 min


Alberto Hernández

Crónicas del Olvido

Camino, ando y desando las calles. La ciudad se retoca con la mugre, los gusanos y los rostros que la desolación y la tristeza forjan a diario. Nadie se desplaza ileso. Todos vamos heridos. Muertos, sacudidos por muchas ausencias. Unos, con la boca presta a maldecir. Otros, con la frecuencia del silencio en los ojos. Pero todos somos pequeños animales despojados del cercano recuerdo de aquellos momentos cuando era posible entrar a un bar a elevar un brindis. O comprar lo que nos pedía el cuerpo.

Somos fantasmas. La desolación viaja con nosotros y nos empuja a mirar con suspicacia a quienes igualmente pasan a nuestro lado con sus fantasmas, lutos funerarios y dolores a cuestas.

Todos los días pierdo un hijo. Todas las horas son peligrosas. Alguien piensa así y se duele, se arrima a una pared y llora. Cerca, un buhonero usa su lado oscuro para robar a un comprador con el peso manipulado. Otro sonríe y ofrece el paisaje de una mano de cambures.

Unos aguacates reniegan de su naturaleza.

Camino y me detengo. Suelo usar el infinitivo llorar y se me tupe la nariz. Entonces consiento en un pájaro que pica un mango y me toco podrido como la fruta que ahora es semilla solitaria.

Camino y me agacho para ver cuántos horizontes nos quedan. La calle me ve como si fuera el próximo loco de sus experiencias. Y se me ocurre una novela. Y la imagino. Y enloquezco como mis personajes. La leo en voz alta y me señalan mis cercanos. Y sienten lástima por mí. Eso pienso. Estoy divagando. No navego, vago, sigo el camino hacia el centro de la ciudad y me aturde un limosnero y un grupo de hombres y mujeres alrededor del camión del aseo urbano. Se pelean un saco repleto de miseria. Se jalan. Se vapulean. Se insultan. Luego reparten entre ellos lo que no logro saber qué es. El camión arranca con los recogedores colgados como monos.

Queda el mal olor del país impregnado en mi ropa.

Una pancarta con un sujeto que ofrece el paraíso. Dice de dos países que son uno solo. Y la rabia consume los pasos que doy hacia la farmacia donde me dicen que no hay, que no tenemos, que se acabó, que está agotado. Y me agoto yo.

Lamento la sombra de un pobre árbol deshojado.

Lamento mi sombra de las once de la mañana. Se alarga, se aleja de mí y concluye en el hueco de una alcantarilla. Allí fenece. La rescato con el caminar ligero y me interno en un bululú que anuncia el cuerpo de una señora bajo las ruedas de un autobús rojo en una avenida ancha y mal diseñada por los nuevos ejecutivos de la destrucción.

Me sostengo en la cordura casi perdida.

Miro una nube. Busco entre los edificios la mirada de alguien. El mundo duerme una siesta. Ve una película, se masturba o hace el amor. Otro planeta se insulta a quince pisos de distancia del suelo.

El país, el pobre país, el que nos queda hasta ahora.

El que tendremos que recuperar de las manos de los fabricantes del miedo. De los constructores de pesadillas. De los ideólogos del terror.

La ciudad se recuesta de uno de mis hombros y llora.

 2 min


Jesús Elorza G.

En el informe de la organización Human Rigths Watch (HRW), el observatorio mundial que vela por la defensa de los derechos humanos, la FIFA (Federación Internacional de Futbol Asociado) ha sido denunciada por ¨no haber cumplido plenamente¨ con su compromiso de llevar a cabo una tarea de supervisión de las condiciones laborales de los trabajadores que participan en la construcción de los distintos estadios que albergan la actual edición de La Copa Confederaciones 2017 y el próximo Mundial de Futbol 2018 en Rusia.

En el informe titulado ¨Tarjeta Roja¨ se destaca que 17 trabajadores han muerto durante la construcción de los estadios en las sedes de San Petesburgo, Kaliningrado, Rostov, Sochi y Ekaterinburgo. También, se advierte en el informe la falta de contratos que garanticen las relaciones laborales, los retrasos en el pago de los salarios y la falta de protección para la realización de algunos trabajos en condiciones meteorológicas extremas que se realizan en temperaturas ambientales de hasta 25 grados centígrados bajo cero.

La promesa de la FIFA de hacer de los Derechos Humanos una pieza central de sus operaciones, ha quedado en letra muerta. El gobierno de Putin, le cae a patadas a los DDHH, mientras el árbitro, que es la federación, mira hacia otro lado y no asume su papel de ser garante de la aplicación de las normas no solo deportivas sino también laborales de respeto a la condición humana.

También se denuncia en el referido informe la detención de uno de los observadores enviados por la organización HRW a Rusia para la supervisión de las condiciones de trabajo y la vigilancia, detenciones y represiones sobre los trabajadores para que no reporten los abusos a los cuales son sometidos diariamente. Jane Buchanan, directora asociada en Europa y Asia Central de HRW y responsable del documento titulado Tarjeta Roja, asegura que ´´la represión ejercida sobre los trabajadores sugiere que los responsables de garantizar adecuadas condiciones de trabajo tienen algo que ocultar. La transparencia es clave para cualquier protección seria de los derechos humanos¨

En mayo de 2016 la FIFA anunció que había establecido un sistema de vigilancia de común acuerdo con las autoridades rusas para supervisar las condiciones en las que se encontraban los trabajadores. Sin embargo, la organización mundial del futbol no ha dado repuesta a las situaciones denunciadas por el observatorio de HRW. Por el contrario, tanto el régimen como la FIFA han asumido lo que pudiera ser calificado como una Sociedad de Cómplices, en la cual, para ocultar los abusos del régimen de Putin al considerar y tratar a los trabajadores como serviles esclavos la federación se limita a no ver, no escuchar, no criticar solo participa de las ganancias económicas que produce el evento por los distintos negocios de comercialización.

En este despiadado juego, los equipos de Putin y la Federación le caen a patadas a los trabajadores que en este caso representan al balón…….frente al mundo a ambos equipos deberían sacarle tarjeta roja y expulsarlos.

jesuselorza@hotmail.com

 2 min


Sergio Sánchez

Nos enfrentamos a un paradigma, a una "verdad" que han esgrimido los "Cochinos Napoleón" (haciendo alusión al libro Rebelión en la Granja) pero que ellos no han respetado: "está prohibido todo contacto con el hombre" y así en Granja Animal, nadie podía hablar con el hombre, PERO ellos, Napoleón y Squiler, si podían "por el bien de todos". Les recomiendo que relean ese libro quien aún no lo haya hecho. Allí se resume buena parte de lo que está ocurriendo a lo interno de la Revolución Bolivariana.

El asunto es que los actores del alto gobierno y la dirigencia de la MUD se hablan constantemente, se llaman, se sientan y pactan. Y no solo lo hacen en nombre de la revolución, sino también, algunos de ellos, en nombre de sus grupos de poder, mientras ambas direcciones le dicen a sus bases "ódiense, desconózcanse, irrespétense". Ahorita mismo están sentados Jorge Rodríguez y Freddy Guevara con intermediación de Zapatero. Tienen varias semanas en eso. Y en los acuerdos está la libertad de Leopoldo López y otros presos más, ente otros aspectos. Aclaro que apoyo que estén dialogando. Lo celebro y deseo que lo sigan haciendo porque eso es parte de la Política fuera de la guerra. Hasta la URSS y EEUU conversaban en la Guerra Fría. Los diálogos de Paris se dieron en medio de la Guerra en Vietnam. Sin embargo, creo más en el dialogo amplio, que incluya a todos los sectores de la sociedad, en vez de dialogo de elites.

Ahora, lo relevante de esta negociación es que nadie salta en el país a decir que "sentarse con la MUD es traición" ¿Por qué nadie lo hace? ¿Por qué es "natural" que una pequeña elite se siente a negociar por todo el país, pero si organizamos un foro solo para debatir (entiéndase debate no negociación) saltan los extremistas a llamar "Traidores" a los organizadores? La respuesta es única e inequívoca, porque aceptamos la División Social del Trabajo en la Política, porque aceptamos que solo ellos (esa elite) deben tener el poder de hacer puentes y construir entendimientos mínimos y nosotros, las bases, solo debemos cumplir "órdenes de operaciones" como peones en el tablero de ajedrez. Y luego nos quejamos que el PSUV no debate, pero ¿por qué en un tablero de ajedrez la reina debe discutir con los peones?

Al final resulta que esa "verdad" es un absurdo. Para convivir hay que dialogar. Y dialogar NO es traicionar. Dialogar es buscar puntos donde nos encontremos, MANTENIENDO nuestros principios, nuestros programas y nuestras luchas.

Con este discurso sectario, el gobierno ha salido perdiendo pues quién es gobierno se desgasta con el tiempo de la gestión. Eso es normal en Venezuela y en todo el mundo. Además, regional y localmente, al prohibirnos dialogar, dejamos grandes masas trabajadoras que no ven VTV, solo a merced del discurso de la MUD que si les está llegando.

Soy de los que creo, porque hice vida política en la UCV y la inmensa mayoría eran de capas medias, que el discurso de soberanía, de libertad, de autodeterminación, de justicia social, de desarrollo, perfectamente pueden asumirlo las capas medias siempre y cuando se les hable, se les proponga coherentemente, se les reconozca y respete. Y esto no se ha hecho desde el Chavismo. Una vez converse con Chávez en privado el tema y me dijo "Sergio, cada vez que planteó el tema de la Clase Media en el Gabinete no encuentro eco, me quedo solo". El presidente Chávez lo intentó, pero nunca tuvo apoyo para eso, salvo Héctor Navarro que él mismo me lo mencionó en esa conversación.

Si estuviésemos a la ofensiva y tuviésemos el 70% del apoyo hacia las fuerzas de la Revolución quizás podría decir "no hace falta conversar con ellos", como hemos venido haciendo y, sin embargo, sería incorrecto pues siempre hay que dialogar. Pero en un momento defensivo, donde el rechazo al Gobierno supera el 80% (según todas las encuestas incluyendo las que hace el Gobierno), negarse a conversar con este mayoritario sector de la sociedad es suicidarse políticamente por razonamientos infantiles. Hay que dialogar para distender y volver a traer a sectores Chavistas hacia el apoyo a la revolución. Sin embargo, el Gobierno en vez de distender, respetar, proponer y accionar hacia el dialogo, saca una foto diciendo "al Guaire lo que es del Guaire" y expresiones oficiales peyorativas y prepotentes equivalentes de Pedro Carreño, Iris Varela y Jackeline Farias, entre otros. Califica de traidor a quienes hacen criticas empujándolos hacia una confrontación interna innecesaria.

Ahora, si se nos prohíbe dialogar con el adversario entonces tendríamos que convocar a los opositores para un foro, por ejemplo, en donde los ponentes serían todos Chavistas, ¿Será que van a ir? No. La única forma es que hagamos foros, conversatorios conjuntos con la oposición, en donde ambas partes expongan y así Chavistas y Opositores en el público contrasten visiones y propuestas. ¿No es nuestro programa el correcto, el que defiende la justicia? Quien no quiere dialogar es quien no quiere ser expuesto. Entonces ¿qué coherencia tiene prohibir y satanizar el dialogo conjunto con opositores en foros, conversatorios, mesas redondas, etc? Esto solo es sectarismo del más infantil.

Fíjense que en el foro realizado en la Universidad Bicentenaria de Aragua el martes 13 de Junio, en donde invitamos a todos los sectores políticos incluido al PSUV, el opositor Eduardo Fernández (que fue un ponente propuesto por la oposición) decía "nos falta poco para ganarle al Gobierno", mientras el General Miguel Rodríguez Torres (ponente propuesto por el chavismo) decía "necesitamos respetarnos y reconocernos todos, no se trata de ganadores y perdedores sino de buscar fórmulas del más amplio consenso para estabilizar la economía. Sino trabajamos juntos por detener la caída de la economía, no podremos lograr parar la crisis".

Al final la gran conclusión del evento fue: Debemos Trabajar Juntos, a pesar de nuestras diferencias, para impedir una guerra civil. Al terminar se me acercó un joven de VP y me dijo "ahora sí entiendo, aún si llega Leopoldo de presidente no tendrá Gobernabilidad y no mejorará la economía. Por tanto, no es viable su Gobierno. Debemos sentarnos y dialogar todas las partes". Nos preguntamos ¿No es eso lo que tenemos que hacer los revolucionarios, o de lo que se trata es de insultar al adversario para demostrar nuestra "lealtad"?

Finalmente, claro que hay que dialogar, sentarse a hablar con toda la oposición, desmantelar el odio, abrirles caminos para que se expresen, reconocerlos. La soberbia de un sector de la burocracia del Gobierno al negarse a dialogar y limitarse a ofenderlos solo los ha fortalecido y los ha sumado a los planes de sectores guerreristas de la ultra derecha, que de otra forma estuviesen debilitados. ¿Esto que digo va a contradecir la máxima "con la oposición no se dialoga"? Si. Y la contradice porque parto de que no toda la oposición es fascista, así como no todo el chavismo es revolucionario. Pero ser un líder político responsable no es decir lo que quieran escuchar sus seguidores sino hacer y decir lo que es correcto y responsable, así no sea popular hacerlo, y explicárselo al Pueblo. Eso fue lo que hizo Chávez cuando dijo aquella frase que, si tenía que bajar al infierno a hablar con el diablo para defender a su pueblo, lo haría

¿Qué necesitamos ahorita, líderes que digan lo que queremos escuchar y que le echen gasolina a la candela o líderes que hagan lo correcto y nos ayuden a recuperarnos de esta crisis para impedir una guerra civil y una intervención extranjera?

La respuesta es fácil.

21 de junio de 2017

aporrea

https://www.aporrea.org/ideologia/a248021.html

 6 min


Si el objeto de una asamblea constituyente es, “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución” -como reza el artículo 347 de nuestra Carta Magna-, su convocatoria supone que se han labrado consensos en torno a los rasgos definitorios del país que se quiere construir. Como señala Fernando Mires, es una instancia portadora de una idea fundacional: propone “formar una nueva nación”. Por tanto, debe manar del soberano y acordar normas de convivencia entre ciudadanos y con el estado en torno a ese proyecto país para lograr su respaldo por todos. Se trata de asentar las bases legales de un nuevo contrato social cuyos elementos deberían haberse madurado en el seno de la sociedad, que expresasen sus anhelos y valores. Si ello no fuese así, la nueva constitución quedaría sólo en el papel, sin sustento real, y sus intentos de instrumentación se convertirían en fuente de conflicto y zozobra creciente, dado su rechazo por el pueblo.

Lo insólito de la iniciativa presidencial intentada por Maduro, es pretender imponerla en contra de lo que la sociedad como un todo desea. Intenta “constitucionalizar” una tiranía. Representa, por tanto, un contrasentido, un despropósito que, por tanto, es inviable y destinado a fracasar. Se trata, en realidad, de una Asamblea Nacional Disolvente, pues busca disolver los fundamentos sobre los cuales descansa la República, cuales son que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, y que la división y autonomía de poderes es la garantía sine qua non para que se respeten los derechos humanos y civiles que son su razón de ser. Es menester que las instituciones que sustentan el orden republicano, sobre todo la Fuerza Armada Nacional como depositaria de los medios de violencia que el Estado le confirió para su resguardo, impidan la destrucción de la República, más si ello obedece a intereses vinculados a la gerontocracia despótica foránea de los Castro. Por si hubiera dudas, el artículo 333 de la Constitución señala como deber de todo(a) ciudadano(a), contribuir a restablecer su efectiva vigencia cuando ésta dejare de observarse.

Hoy el 85% de la población encuestada defiende la actual Constitución y rechaza la Asamblea Disolvente de Maduro. El empeño de la oligarquía militar-civil de aplastar con semejante farsa a la voluntad popular, nos ha convencido de la necesidad incontrovertible de que abandone el poder. La represión salvaje de la protesta lo que ha hecho es reforzar aún más esta convicción, pues muestra que nos (des)gobiernan asesinos con los cuales es imposible convivir. Una Guardia Nacional que actúa como verdadero ejército invasor -asesina; detiene a inocentes; los atraca, tortura y/o abusa de ellos; saquea negocios y violenta hogares- pone de manifiesto la incompatibilidad del régimen militar con la nación venezolana. Remarca, además, que somos un país sitiado por órdenes que emanan de una dictadura externa, la cubana. De manera que no hay vuelta atrás: con Maduro se acaba el país, se acaba el futuro.

Pero Maduro acelera su suicidio insistiendo en una constituyente corporativa que sólo podrá implantarse desatando una mortandad terrible. Independientemente de la crueldad, depravación y sevicia mostrada por algunos Guardias Nacionales contra manifestantes pacíficos en múltiples videos -ya van más de 70 asesinatos-, la Fuerza Armada como un todo no puede estar dispuesta a echarse encima el costo de semejante horror. Se reportan crecientes pases a tribunal disciplinario de militares indispuestos a acompañar la sangría ordenada por Maduro y sus cómplices, así como “run runes” de altos oficiales -tenidos como chavistas- disgustados con su rol de perpetuadores de un régimen que se ha desnudado para revelar el tradicional gorilismo militar de Pinochet, Videla, Somoza, Stroessner y los de su calaña.

La oligarquía fascio-militarista que encabeza Maduro ha mostrado, de manera más que fehaciente, su desdén por la suerte de los venezolanos. Sabiendo que sus políticas han sumido a los venezolanos a los peores padecimientos de hambre y de muertes por falta de atención médica que recuerda la historia moderna, se niega a rectificarlas. Enterada de que es posible reactivar la economía en un muy corto plazo, generar empleo productivo, detener la inflación y recuperar los niveles de bienestar que destruyó -porque los economistas se lo venimos indicando desde hace tiempo ya-, se niega a instrumentar las medidas para ello, pues implica ceder control y abdicar de las oportunidades de lucro que ello ofrece. La contraposición de los intereses de esta oligarquía con los de los venezolanos se manifestó ya, claro está, con el saboteo del referendo revocatorio y de las elecciones para gobernadores en 2016, y se reitera trágicamente con la brutal represión de quienes simplemente están exigiendo sus derechos ciudadanos, entre otros, de manifestar en Caracas, como hacen (porque se les permite) los fascio-Maduristas.

En anteriores oportunidades he hecho referencia a la vocación fascista por una conflagración final que “limpiase” la sociedad de la maldad que, para ellos, representa quienes se les interponen a sus ansias de control absoluto. Y, como nos lo recuerda Lord Acton, si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. De ahí el comportamiento tan desalmado, inhumano e infeliz exhibido por quienes hoy constituyen una mafia expoliadora, sin control ni medida, atrincherada en los nodos decisorios del estado. Sus inmensas fortunas las han acumulado, tristemente, gracias a la creciente miseria del resto de los venezolanos, pues en su afán de lucro destruyeron una economía que, en vez de crecer, decrece. Para esta mafia no hay término medio ni posibilidad alguna de entendimiento con las fuerzas democráticas: o todo o nada, winner takes all. Reducida a una secta fanática, sin apoyo popular, está dispuesta a inmolarse en una confrontación definitiva, porque sabe que sus crímenes no tienen perdón. Y en su desespero por cogerse todo y aniquilar a la oposición, precipita -con su Asamblea Disolvente- el desenlace final que habrá de sacarla del poder. Basta recordar la locura de Hitler, recogida magistralmente en la película “La caída”, invocando batallones inexistentes desde su bunker contra las tropas soviéticas que entraban a Berlín, para finalmente sucumbir con insultos a la población germana -deseándole lo peor- por no haber estado a la “altura” de sus designios.

La suerte del pueblo venezolano, su bienestar, es lo menos que le preocupa a Maduro. En su fuero interno, sabe que él representa el anti-país, contrario a los anhelos básicos del pueblo, a sus valores democráticos y a sus deseos de vivir dignamente en libertad, a su espíritu libertario, su sentido de justicia y su afán de superación. Ya no le sirve cobijarse en una retórica izquierdosa redentora y patriotera, porque de tanto abusar de ella, de la mentira y las promesas incumplidas, ya nadie le cree. No hay vuelta atrás, o sale -con su camarilla de cómplices- o sale. Esto lleva a hacer lo humanamente posible por terminar de resquebrajar el apoyo que todavía tiene, sobre todo de ese sector vil de militares que insultan a la Fuerza Armada con su proceder: “Maldito el soldado que empuñe su arma contra su propio pueblo”

El mayor reto de las fuerzas democráticas opositoras es aislar a la camarilla fascista que expolia el país y ganarse a aquellos chavistas no comprometidos con las mafias que controlan el poder para rescatar el orden constitucional. Su futuro como opción política en el marco de pluralidad democrática a instaurar, está en juego. Si no se desmarcan abiertamente del horror que representan Maduro y sus cómplices, el costo de la transición democrática será mayor, más sangrienta, pero igual ocurrirá. ¿Para qué cargar con el karma de ser señalados como culpables de ello? ¿Por qué hipotecar toda posibilidad de ser reconocidos como fuerza política legítima? Y a los militares, si quieren volver a granjearse el respeto de los venezolanos y dejar de ser vilipendiados como una cruel e inhumana fuerza de ocupación, deben hacerle ver contundentemente a la mafia fascista que no tolerarán más crímenes contra los venezolanos y obrar activamente por el regreso al orden constitucional sobre la cual descansan nuestras instituciones republicanas.

¡No a la Asamblea Disolvente de Maduro!

ANEXO

La iniciativa de Maduro quebranta el ordenamiento jurídico del país[1]. Viola la letra y el espíritu de los artículos 347 y 348 de nuestra Carta Magna y, al pretender obviar la necesaria consulta por intermedio de sendos referendos sobre la convocatoria de la ANC, de sus bases y para aprobar la nueva constitución -una vez redactada-, desconoce absolutamente el fundamento principal de todo estado democrático, cuál es que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, como lo afirma tajantemente su artículo 5°. Asimismo, viola lo dispuesto en su artículo 63[2] al transgredir todo sentido de proporcionalidad en el voto y al proponer que la elección de los delegados -en el caso de la representación sectorial- no sea universal ni directa, si no de 2° grado. Plantea, más bien, una representación corporativa reminiscente del estado corporativo fascista de Mussolini o de la cámara corporativa falangista de Primo de Rivera, que asegure el control por parte del oficialismo. Su fin, confesado por sus mismos promotores, es remover a la Fiscal General y acabar con la actual Asamblea Nacional, contrapesos institucionales que estorban las ansias desmedidas de poder y de riqueza de la oligarquía que hoy ocupa el poder. El Estado Comunal que, supuestamente, resultaría de esa ANC establecería unas estructuras de gobierno, que sustituirían alcaldías y gobernaciones por Comunas y Ciudades Comunales designadas por elecciones de 2° y 3er grado, eliminando el voto directo y universal. Asimismo, establecería una economía comunal que sólo podría subsistir con transferencias de renta desde el Ejecutivo y que significaría el empobrecimiento aun mayor de los venezolanos.

Para la Asamblea Disolvente de Maduro se elegirán 364 delegados, de 500, uno por cada municipio, salvo aquellos que son asiento de capitales de estado (elegirán 2), y del Distrito Capital (elegirá 7). Municipios pequeños son equiparados con otros 20 y más veces superiores, comprimiendo la representación de los estados más poblados y sobre-representando áreas rurales, en las que la influencia del gobierno -a veces el único empleador o fuente de servicios y provisiones- es preponderante. Por otro lado, habría 173 constituyentes elegidos por 8 sectores ya definidos por el presidente: trabajadores; campesinos y pescadores; estudiantes; personas con discapacidad; pueblos indígenas; pensionados; empresarios y comunas; y consejos comunales, cuyos respectivos padrones electorales lo definirían organismos controlados por el PSUV. Otros 8 serán nombrados por comunidades indígenas. El padrón electoral de estos sectores lo controlan organismos corporativos identificados con el Madurismo. Ya se registran críticas de Maduristas de base respecto de la imposición, desde las alturas del poder, de quiénes-“democráticamente”- deben ser los delegados a elegir.

[1]http://prodavinci.com/2017/05/02/actualidad/la-ilegitima-e-inconstitucio... ; http://prodavinci.com/blogs/bases-comiciales-otro-golpe-a-la-democracia-...

[2] Art. 63 CRBV: “el sufragio es un derecho (que) se ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y secretas. La ley garantizará el principio de la personalización del sufragio y la representación proporcional”.

Economista, profesor de la UCV.

humgarl@gmail.com

 8 min


En esta Venezuela, el país remolino, lo que hasta hace poco era un susurro, un "no se te ocurra mencionarlo", ya es de uso cotidiano.

En junio del año pasado, antes que aparecieran los productos importados, cuando el desabastecimiento era el combustible que elevaba la presión, y parecía inminente el estallido, el líder de moda y miembro del selecto G4 nos tranquilizaba: "el pueblo aguanta, pero el chavismo tiene que caer aún más, para que más nunca se levante". Por el otro lado, Maduro anunciaba que no había tiempo para el Referendo Revocatorio, y el CNE invalidaba 600 mil firmas

Y así nos fuimos deslizando, a paso de vencedores, hacia una polarización más extrema. Pero esa misma fuerza centrífuga que distanciaba aún ms los polos, hizo crecer el campo despolarizado. Hoy ese campo, esa tierra de nadie, sigue creciendo

Los polos se desgastaron, pero no se han desactivado.

Y así, con el fraude de la Constituyente, nos acercamos al borde del barranco. Pero al mismo tiempo, comienzan a desprenderse, piezas y grupos importantes del oficialismo, ante lo que a todas luces se nos aproxima: más miseria, atropello y represión.

Comenzamos entonces a confluir en la defensa de la Constitución.

Soy de los cree y confía, que esa confluencia es lo que nos pudiera salvar del salto al vacío. Es por ello, que me sumo a ese pequeño grupo que se ha atrevido a cruzar el puente para encontrarnos con aquellos con quienes no habíamos tenido comunicación, pero que la gravedad, en sus dos acepciones, de la situación y la fuerza, no has aproximado.

Sin duda, cruzar ese puente, en ambos sentidos tiene un costo político, y en términos más coloquiales, una raya. Desde la simpleza de colaboracionista o tonto útil, al extremismo de traidor e inmoral. Sin embargo, o hablamos, o nos matamos

En ese marco, en relación al tema de la posibilidad cierta de una guerra civil en Venezuela, los invito a escuchar a Nicmer Evans (De la polarización a la Guerra Civil; https://youtu.be/YxCPcdHHps), dirigente de Marea Socialista, e integrante de la plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución, quien próximamente vendrá a Maracay,

 1 min


La Asamblea Nacional Constituyente no tiene razón de ser. Como ya se ha dicho mil veces, es inoportuna, inútil, ilegal y contraria a la opinión mayoritaria de los venezolanos. Es un truco político, cuyo propósito es conservar el poder, aun sin tener el apoyo popular.

Encima, y por si fuera poco lo anterior, el proceso constituyente se está organizado con prescindencia de las pautas básicas establecidas para las consultas electorales. En un trabajo organizado por el Observatorio Electoral Venezolano (OEV), a cuya directiva pertenezco, se registran diversas irregularidades, tales como la de no haber previsto la campaña institucional dirigida a informar a la ciudadanía acerca de la naturaleza y pormenores del proceso ; la de no cumplir con las normas respecto a la publicación del registro electoral; crear los sub registros electorales (recuérdese que se decidió una elección tipo sectorial) de manera acelerada y a puertas cerradas, sin dar ocasión para que pudieran impugnarse; no realizar jornadas de inscripción (ocasionando que no puedan votar quienes hayan cumplido 18 años después de 2015, última vez que se hicieron,); dejar dudas en lo que atañe a la definición de las suscripciones electorales; alterar lo dispuesto en las normas en materia de postulaciones; eliminar 14 de las 21 auditorías técnicas que se realizan antes, durante y después de la realización del proceso ; reducir, sin que se conozcan los motivos, el lapso de la campaña electoral; o la de no dejar claras las cosas respecto a los miembros de mesa, ni tampoco la situación de los observadores nacionales y de los llamados acompañantes internacionales, aspectos todos que pueden verse con mayor detalle en la página web de la mencionada organización (oevenezolano. org)

En fin, todo parece haberse concebido a la carrera, apretando los tiempos y suprimiendo tareas, a fin de que el proceso se lleve a cabo “contra viento y marea”, de acuerdo a lo solicitado desde el gobierno y conforme a maneras muy poco transparentes que, seguramente, dejaran dudas sobre el resultado de las votaciones del próximo 30 de julio, puesto que no se contara con los mecanismos que en pasados eventos electorales sirvieron para cotejar las cifras anunciadas por el CNE.

Visto lo anterior resulta difícil exagerar la irresponsabilidad con la que ha actuado el Presidente Maduro de cara a la severa crisis que envuelve la vida de los venezolanos. Irresponsabilidad, digo, porque en frente a ella, opto por salvar su propio pellejo político.

HARINA DE OTRO COSTAL

Albert Camus dijo más de una vez que “La Patria es la selección nacional de fútbol”. En parecida dirección, los sociólogos han argumentado que el fútbol es un agente importante en el fortalecimiento de la identidad nacional. La cancha, explican, es un lugar en donde resulta posible, tal vez como en ningún otro lugar, el despliegue de la épica nacionalista. Si la selección no es la Patria, al menos se le parece, diría uno, en tono seguramente más comedido que el filósofo francés.

Digo lo anterior a propósito del sub campeonato mundial logrado por nuestro magnífico equipo juvenil, en Corea el Sur. En estos momentos ásperos de nuestra vida colectiva, la selección fue un motivo para recordar que vivimos juntos en este pedacito del mapamundi. Y aunque fuera sólo por un breve instante, dejo entrever una hermosa metáfora, la del país sentido como afán común.

El Nacional, miércoles 19 de junio de 2017

 2 min