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Opinión

Jesús Elorza G.

Al término de la cadena nacional, en la cual fueron anunciadas las nuevas medidas económicas, los milicianos agrupados en los colectivos revolucionarios, brincaban de la alegría y se decían unos a otros “por fin, somos millonarios”. El camarada Nicolás, tiró la casa por la ventana. Ahora, el salario mínimo será de 1.800 bolívares soberanos, ¡¡o sea ciento ochenta millones de los viejos!!…La euforia los condujo a gritar la siguiente consigna “Con petros soberanos, Maduro es mi hermano”

La derecha golpista y oligárquica se quedó con los ojos claros y sin vista, dijo el comisario político del consejo comunal. Mi camarada Nicolás, se colocó a la altura de los grandes economistas mundiales. Adam Smith, Milton Friedman, Robert Malthus o Stuart Mill por solo citar algunos. Todos ellos quedaron en pañales frente a mi presidente.

Epa, comisario y donde quedan los camaradas Marx y Engels.

Clase aparte mi pana. A esos dos, la teoría económica de Nicolás “Cero mata cero” los resucitó del olvido histórico al que habían sido sometido por el capitalismo.

-¿Cómo así?

-Bueno, muy sencillo, el nuevo cono monetario, viene a demostrarle al mundo la derrota definitiva de la economía capitalista y la implantación del sistema socialista revolucionario sin la dependencia colonialista del dólar imperialista. Ahora, diría el camarada Carlitos Marx “No se trata de interpretar al mundo económico sino adecuarlo al petro”

No me queda ninguna duda, continuó señalando el comisario, que el próximo Premio Nobel de Economía ya tiene nombre asignado: Nicolás Maduro. Solamente, tomen en cuenta este hecho: El Fondo Monetario Internacional, había indicado que la inflación en Venezuela alcanzaría 1.000.000% a finales de año…y Nicolás con su tesis del cero mata cero o la reducción de ceros en nuestro signo monetario !!!la redujo a 10%!!! ¿Cómo les quedo el ojo?

Bueno, cambiemos de tema. Conversen entre ustedes, en que van a invertir o gastar los miles de bolívares soberanos que les sale por la vía de salario mínimo o si prefieren hablar con el bolívar fuerte, entonces piensen en millones.

Todos, en el consejo comunal de su localidad, comenzaron a especular que iban a hacer con sus millones:

-Creo que al fin voy a poder comprarme mi carrito, dijo uno.

-Me voy de rumba, en un crucero por el Caribe, dijo otro.

-Pa’ Orlando directo a visitar los parques de diversiones con mis chamos, expresó una de las camaradas jubilada.

El día después, todo se derrumbó. Todas las millonarias ilusiones revolucionarias, se vinieron al suelo, al ver y sentir que la economía de mercado imponía su realidad.

-Creo que me engañaron, me hablaron de millones y ahora resulta que el famoso ½ Petro no pasa de ser más que un dólar diario…no me joda, con esa miseria de vaina si me alcanza para comprarme una botella de refresco.

-Yo pase la noche pensando y preparando mi viaje para Orlando, en la mañana caí en cuenta que la pensión no pasaba de 42 Bolívares Soberanos, según el anuncio del gobierno. Entonces donde están los mil ochocientos prometidos…me cobearon. Y no me vengan con el cuento que el próximo mes me actualizan. Acaso se les olvido que los pensionados cobramos el mes adelantado. Hoy nos corresponde cobrar septiembre y nos pasaron por bolas.

-La cara más larga, la tenía el comisario. A su casa, en horas muy tempranas le llegó una correspondencia y al abrirla de vaina no se desmayó. La “empresa socialista” en la cual trabajaba, le comunicaba “que había sido despedido por reducción de personal” …no podían cubrir el pago de personal por el desmedido aumento de 3.500% en la nómina, producto de las medidas anunciadas por el gobierno de su camarada Nicolás…Coño e su madre, no fue ½ Petro lo que me metieron sino MEDIO PALO.

 3 min


Durante 10 años tomó nota de todo lo que escuchaba y veía: nombres, direcciones, teléfonos, cantidad y peso de los bolsos llenos de dólares que le ordenaban entregar.

Los cuadernos de Óscar Centeno, conductor de un alto funcionario del gobierno de Néstor Kirchner, develaron una escandalosa trama de corrupción. En menos de dos semanas, la justicia argentina ha imputado a 38 personas, detenido a 15 y tomado declaración a 9 arrepentidos que están colaborando. Entre ellos, el presidente de la Cámara de la Construcción quien detalló cómo las empresas privadas debían pagar sobornos del 15 y 25% para obtener contratos de obras públicas.

La confesión más impactante ha sido la del ex funcionario Claudio Uberti quien aseguró que le llevaba a Néstor Kirchner los bolsos con el dinero que recaudaba de las concesionarias viales y que hacía las entregas en la propia Casa Rosada o en la residencia presidencial de Olivos. Uberti también confirmó que Cristina Kirchner estuvo presente varias veces y que el encargado de comunicarle sus tareas era el exministro de planificación Julio De Vido.

Al principio, la trama de sobornos pretendía conseguir dinero para las campañas del kirchnerismo, pero luego las recaudaciones no se correspondían con los tiempos electorales.

Uberti, De Vido y Kirchner viajaban con frecuencia a Caracas. No en vano les llamaban “la embajada paralela en Venezuela”. Empresarios argentinos con inversiones en nuestro país afirman haber sido extorsionados por el grupo, supuestamente a cambio de proteger sus intereses frente el afán estatificador de Chávez.

Uberti es conocido por el famoso caso del maletín de Antonini Wilson en el cual quedó al descubierto el financiamiento ilegal de Hugo Chávez a la campaña de Cristina Kirchner con recursos de la Pdvsa “roja-rojita” de Rafael Ramírez.

El argentino fue uno de los muchos episodios de subvención política ilegal del gobierno de Chávez a otros países. La larga lista incluye a Evo Morales, Rafael Correa, Ollanta Humala, Daniel Ortega y varios políticos caribeños. Dirigentes de los partidos españoles Podemos e Izquierda Unida también obtuvieron lo suyo, ya fuera por medio de honorarios por asesorías a través de la Fundación CEPS, o por compras de aceite de oliva sobre-facturadas, a través de un alcalde de Izquierda Unida.

Twitter: @TablanteOficial

Facebook: Carlos Tablante

Web: www.carlostablante.com

 1 min


Paul Krugman

Ser o no ser un tugurio socialista, he ahí la cuestión. Perdón, no pude evitarlo.

El fin de semana pasado, Trish Regan, una comentarista de Fox Business, desató un ligero incidente internacional al describir a Dinamarca como un ejemplo de los horrores del socialismo, justo como Venezuela. El ministro de Finanzas de Dinamarca le sugirió que visitara su país y se enterara de algunos hechos.

En efecto, Regan no pudo haber elegido un peor ejemplo o, para los progresistas estadounidenses, uno mejor.

Y es que Dinamarca efectivamente ha tomado un camino muy diferente al de Estados Unidos en las últimas décadas, desviándose (mesuradamente) hacia la izquierda donde nosotros hemos girado hacia la derecha. Le ha resultado bastante bien.

La política estadounidense ha estado dominada por una cruzada en contra de un gobierno burocrático; Dinamarca ha adoptado la función de un gobierno expansivo, con un gasto público de más de la mitad de su PIB. Los políticos estadounidenses temen las conversaciones sobre la redistribución del ingreso de los ricos a los menos favorecidos; Dinamarca lleva a cabo esa distribución a una escala que en EE. UU. resultaría inimaginable. Las políticas estadounidenses han sido cada vez más hostiles hacia los sindicatos y estos casi han desaparecido del sector privado; dos terceras partes de los trabajadores daneses están sindicalizados.

La ideología conservadora dice que las decisiones políticas de Dinamarca deberían ser desastrosas, que las calles de Copenhague deberían lucir descuidadas. De hecho, Regan estaba describiendo lo que sus empleadores piensan que debería estar ocurriendo en ese país. No obstante, si Dinamarca es un infierno, hace un buen trabajo para ocultarlo: acabo de estar ahí y luce bastante próspera.

Además, los datos coinciden con esa impresión. En comparación con los estadounidenses, hay más probabilidades de que los daneses tengan empleo, y en muchos casos ganan mucho más. En general, el PIB per cápita en Dinamarca es un poco más bajo que en Estados Unidos, pero eso sucede básicamente porque los daneses toman más vacaciones. La desigualdad de ingresos es mucho más baja, y la expectativa de vida es más elevada.

La realidad es que la vida es mejor para la mayoría de los daneses de lo que es para los estadounidenses. Hay una razón por la cual Dinamarca siempre obtiene un lugar mucho mejor que Estados Unidos en las mediciones de felicidad y satisfacción de vida.

¿Acaso Dinamarca es socialista?

El libertario Instituto Cato dice que no: “Dinamarca tiene una fuerte economía de libre mercado, además de sus transferencias del Estado del bienestar y un alto gasto gubernamental”. Esa es una clasificación que da qué pensar.

Es cierto que Dinamarca no encaja para nada en la definición clásica de socialismo, que incluye la propiedad de los medios de producción en manos del gobierno. Es en cambio socialdemócrata: una economía de mercado en la que las desventajas del capitalismo se mitigan por la acción gubernamental, que incluye una red de seguridad social muy fuerte.

Sin embargo, los estadounidenses conservadores —como Regan de Fox— siguen desdibujando sistemáticamente la distinción entre socialdemocracia y socialismo. En 2008, John McCain acusó a Barack Obama de querer el socialismo, básicamente porque Obama hizo un llamado a expandir la cobertura de salud. En 2012, Mitt Romney declaró que Obama sacaba sus ideas de los “socialdemócratas de Europa”.

En otras palabras, en el discurso político estadounidense, a cualquiera que quiera hacer la vida menos desagradable, brutal y corta en una economía de mercado se le acusa de socialista.

Esa campaña de desprestigio ha tenido un efecto predecible: tarde o temprano, si llamas “socialismo” a cualquier intento de mejorar la vida de los estadounidenses, mucha gente concluirá que el socialismo está bien.

Una encuesta reciente de Gallup descubrió que la mayoría de los electores jóvenes y quienes se autodenominan demócratas prefieren el socialismo al capitalismo. Sin embargo, esto no quiere decir que decenas de millones de estadounidenses quieran que el gobierno se apodere de los altos mandos de la economía. Solo significa que a mucha gente que quiere que EE. UU. sea un poco más como Dinamarca se le llama socialista y acaba creyendo que el socialismo no es tan malo después de todo.

Lo mismo se puede decir de algunos políticos demócratas. Se ha dicho mucho de Alexandria Ocasio-Cortez, no solo debido a su victoria sorpresiva en las elecciones primarias, sino también porque se autodenomina socialista. Sin embargo, su plataforma no tiene nada de socialista según la definición tradicional. Solo es abiertamente socialdemócrata.

Eso la coloca en línea con el resto de su partido. Siempre que leo artículos que cuestionan aquello que apoyan los demócratas, me pregunto si los escritores están prestando atención a lo que los candidatos están diciendo en términos de políticas. El Partido Demócrata de hoy en realidad está impresionantemente unificado en torno a metas socialdemócratas, mucho más que en el pasado.

Es cierto, hay diferencias entre las políticas y la estrategia retórica. ¿El impulso por la cobertura universal de salud debería incluir Medicare para todos o simplemente el derecho a que todos compren un programa Medicare mejorado? ¿Los demócratas deberían simplemente ignorar las calumnias de los republicanos acerca de sus ideas socialdemócratas o deberían tratar de convertir la mancha “socialista” en una insignia de honor?

No obstante, estas no son divisiones muy profundas, sin duda nada cercano a las divisiones entre los liberales y los centristas que fracturaron al partido hace un par de décadas.

El hecho indiscutible es que hay más miseria en Estados Unidos de la que debería. Todos los demás países avanzados tienen atención médica universal y una red social mucho más fuerte de la imperante en EE. UU., y no debería ser así.

New York Times

19 de agosto de 2018

https://www.nytimes.com/es/2018/08/19/krugman-socialismo-dinamarca/?rref...

 4 min


El 21 de agosto de 2018, la Asamblea Nacional, aprueba el Acuerdo de ratificación de la decisión de la Asamblea Nacional de declarar el abandono del cargo de Nicolás Maduro Moros, y sobre su responsabilidad penal por los hechos de corrupción vinculados a la empresa Odebrecht.

El texto del nuevo Acuerdo consta de 10 considerandos y 6 acuerdos.

Los considerandos que presenta el Acuerdo, registran una relación de hechos políticos a través de los cuales se configura el vacío de poder en el marco de la Constitución y de los Tratados vigentes.

Ese vacío de poder es consecuencia de dos hechos que son destacados en el texto del Acuerdo, a saber:

1.- La ruptura del orden constitucional, lo que lleva a la Asamblea Nacional a recordar en el Acuerdo que el gobierno de Maduro no puede ser considerado democrático y menos aún, apegado al Derecho, por el contrario, debe ser calificado como un régimen autoritario, que ha pretendido derogar de facto la Constitución.

2.- La ausencia de autoridades legítimas en el Poder Ejecutivo Nacional, la irregular composición y parcialidad política del Tribunal Supremo de Justicia integrado por los Magistrados designados antes de 2015, del Poder Electoral y del Poder Ciudadano.

Los hechos políticos que registra el Acuerdo, se presentan a continuación de manera cronológica y se convierten en documentos referenciales para el análisis político de la realidad venezolana. A saber:

1.- Los Acuerdos aprobados el 13 de diciembre de 2017 y el 9 de enero de 2017, en donde se declara expresamente la responsabilidad política y el abandono del cargo de la Presidencia de Nicolás Maduro Moros.

2.- El Acuerdo del 22 de mayo de 2018, mediante el cual la Asamblea Nacional declaró como fraudulento y en consecuencia inexistente, el proceso de supuesta reelección de Nicolás Maduro como Presidente de la República.

3.- El Acuerdo del 5 de abril de 2017, a través del cual, declaró que existen méritos suficientes para continuar el proceso judicial que se inició en contra de Nicolás Maduro Moros, por hechos de corrupción relacionados con Odebrecht.

4.- Los distintos acuerdos, cuyas fechas omitió la Asamblea Nacional, en los cuales se ha rechazado y desconocido la convocatoria, elección y decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente.

5.- Por último, este Acuerdo del 21 de agosto 2018, a través del cual, se manifiesta expreso respaldo político de la Asamblea Nacional a la decisión suscrita por los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, designados y juramentos por la Asamblea Nacional, el pasado 15 de agosto de 2018.

La Asamblea Nacional, en este Acuerdo, deja constancia que desde el año 2016 ha venido denunciando las sistemáticas violaciones a la Constitución, especialmente, por parte de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, las cuales han provocado la ruptura del orden constitucional y democrático en Venezuela, así como la violación de la Carta Democrática Interamericana, entre otros Tratados de Derechos Humanos.

En tal sentido, este Acuerdo del 21 de agosto 2018, reitera y denuncia que en Venezuela hemos tenido un golpe de Estado permanente que comenzó a implementarse desde el año 2016.

Precisamente en ese golpe de Estado permanente la Asamblea Nacional encuentra la razón por la cual los órganos de seguridad no han acatado los exhortos, llamados y declaraciones de la Asamblea Nacional a través de sus diversos Acuerdos. Aun así, en este Acuerdo de agosto 2018, nuevamente emplaza a los órganos de seguridad del Estado a cumplir los Acuerdos de la Asamblea Nacional.

Otro aspecto importante a destacar de este nuevo Acuerdo de la Asamblea Nacional, está en el reconocimiento que hace a la necesidad de diseñar e implementar una estrategia de amplio apoyo popular que permita la transición democrática, fundamentada en los artículos 333 y 350 de la Constitución.

En tal sentido, en este Acuerdo de 21 de agosto de 2018 la Asamblea Nacional asume el compromiso de iniciar las consultas con todos los sectores de la sociedad venezolana para promover un proceso de restablecimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, como lo ordena el 333 y 350 de la propia Constitución y como expresamente se exigió en la consulta popular del 16 de julio del 2017.

Preocupa que en el pasado, también ha habido el reconocimiento a impulsar acciones de inclusión de otros sectores de la sociedad en el proceso de reestablecer el orden constitucional y democrático, pero las mismas, hasta la fecha, no han resultado efectivas.

Hoy más que nunca estos compromisos deben ser concretados para el bien de todos y en especial, de la Asamblea Nacional, porque es la única vía para restaurar la confianza perdida de sus electores, quienes son la fuente esencial de la legitimidad que hoy detenta y que la convierte en el único Poder Público válido y vigente de la institucionalidad venezolana.

Las piezas del rompecabezas están en la mesa, hay argumentos políticos y jurídicos que han sido registrados en distintos acuerdos que configuran la responsabilidad política; el abandono del cargo por no cumplir las funciones que le son inherentes y con las cuales, mediante juramento público se comprometió; la ilegitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente; la responsabilidad por corrupción del Presidente Maduro; las violaciones sistemáticas a los derechos humanos; el desconocimiento a la Constitución y al orden jurídico vigente, etc...

Lo único que hace falta en ese rompecabezas, es que haya una Unidad de acciones y estrategias políticas que permitan conectar a ciudadanos y dirigentes en una hoja de ruta concreta hacia el restablecimiento de la democracia.

Se han hecho esfuerzos e intentos importantes, pero que hasta la fecha no han resultado, en esas experiencias pasadas, sin duda alguna, hay lecciones que deben ser revisadas y lograr identificar aquellas enseñanzas importantes para la dirigencia política y la sociedad civil en general.

Los ciudadanos han esperado por una Unidad que aún no se concreta y muchas veces han buscado respuestas inviables, porque no han logrado una organización básica, y porque no hay espacios para el debate, la discusión y el encuentro con sus dirigentes, para aclarar las expectativas y revisar los hechos de manera adecuada.

Como nunca antes, el país reclama de sus ciudadanos mayor organización local, reconocimiento de las dificultades de comunicación a nivel nacional y de la responsabilidad que hoy tenemos de no esperar por una receta mágica, sino por el contrario, ser parte de la construcción de esa hoja de ruta para restituir el orden constitucional y democrático en Venezuela.

Nos corresponde llamar a los diputados de nuestros Estados, en cada rincón del país, para que inspirados en los valores, principios y garantías constitucionales y atendiendo a esa consulta a la cual la Asamblea Nacional se ha comprometido, el país sea incluido en la construcción de un gran acuerdo regional, que se traduzca luego en Acuerdo Nacional.

En principio, corresponde a los ciudadanos en cada ciudad, tomar la iniciativa de respaldar este último Acuerdo de la Asamblea Nacional, de manera organizada, pública, evidente y por escrito, en Asambleas de Ciudadanas, reconocidas en el artículo 70 de la Constitución.

En esa misma Asamblea de Ciudadanos, es oportuno, primero exigir a Asamblea Nacional a que cumpla con la consulta a que se obligó con todos los sectores del país y de manera incluyente en todas las regiones.

Y en segundo lugar, unir nuestras voces al llamado de la Asamblea Nacional a los órganos de seguridad a que respeten el orden constitucional y democrático atendiendo a los artículos 333 y 350 de la Constitución y en consecuencia actúen.

Hoy más que nunca, nos corresponde activar la soberanía popular, no para convocar a una Constituyente, no para elegir concejales sin poder político real, sino para asumir responsablemente la exigencia a que cada quien actúe en el marco de los compromisos y del respeto debido a los valores, principios y garantías constitucionales.

El desafío no es fácil, porque exige humildad, desprendimiento y comprender que el cambio político exige de todos, no de un líder.

Pareciera que nuevamente Venezuela va a reclamar de una Junta de Gobierno y de un Pacto para que esa junta de gobierno actúe y genere confianza en la sociedad. En la consulta a que se ha comprometido la Asamblea Nacional en el Acuerdo del 21 de agosto de 2018 pudiera estar una oportunidad para identificar los consensos nacionales básicos que sirvan de fuente para legitimar a ese futuro Pacto de gobernabilidad, que cada vez es más necesario y urgente.

22 de agosto de 2018

https://estado-ley-democracia.blogspot.com/2018/08/una-mirada-al-acuerdo...

 6 min


Daniel Eskibel

Ocurrió en Madrid, en diciembre de 2015.

La periodista le preguntó al dirigente político cuales eran las líneas rojas de su partido en la negociación para formar gobierno. El dirigente político respondió con diligencia y explicó todos aquellos asuntos que su formación política no estaba dispuesta a aceptar de ninguna manera.

En los días siguientes los demás líderes políticos fueron explicando públicamente cuales eran las líneas rojas que no traspasarían.

Periodistas, políticos y buena parte de los votantes creyeron que los partidos españoles estaban comenzando una negociación. Y creyeron que la exposición de las líneas rojas de cada cual era un paso sensato e imprescindible.

Estaban equivocados.

El mapa político español se convirtió en poco tiempo en un archipiélago de pequeñas islas rojas, aisladas cada una de las demás. Islas prisioneras de sus dichos, encerradas en sí mismas hasta la caricatura, fortificadas y a la defensiva, dispuestas al ataque ante la menor insinuación.

El resultado era previsible: no hubo ningún acuerdo y fue necesario convocar a nuevas elecciones.

Es que ese camino que comienza por desplegar líneas rojas en el telediario de cada noche no tiene parentesco alguno con la negociación política.

Peor aún: así es la portada del manual básico para que una negociación fracase.

¿La negociación política es pública o privada?

El primer principio que debe guiar una negociación política efectiva y seria es la privacidad.

Vivimos en un tiempo donde lo privado parece estar a la defensiva.

Todo es público, dicen muchos.

Todo debe saberse, ventilarse a los cuatro vientos, divulgarse de inmediato. Mejor aún: en tiempo real.

El mundo así concebido se transforma en una gigantesca casa de Gran Hermano, una casa con paredes de cristal en la cual multitud de cámaras nos van mostrando todo el tiempo ante una audiencia global que consume nuestras vidas con voracidad mientras las suyas propias son consumidas con similar voracidad.

Verlo todo, mostrarlo todo, escucharlo todo, decirlo todo, saberlo todo…ese parece ser el mantra.

Y con respecto a la negociación política el celo se acentúa. Entonces se afirma con grandilocuencia que nada debe hablarse “entre cuatro paredes” y que todo debe ser a la más plena luz del día.

Pues bien. Aunque así se diga, pues me permito decir que no.

No.

Nones.

Primero porque es importante preservar la existencia de ámbitos públicos y ámbitos privados. La mera idea de que todo, absolutamente todo, debe ser público y en tiempo real no deja de ser una creencia que poco se sostiene.

Lo privado también es importante y tiene su valor.

Y algunas cosas avanzan mejor y florecen en el ámbito de la privacidad.

Y en segundo lugar una negociación política estilo Gran Hermano siempre conduce al fracaso.

Porque negociar en política es como negociar en economía, en lo laboral, en las relaciones humanas o en cualquier ámbito.

O sea que implica un ir y venir de argumentos, explicaciones, propuestas y contra-propuestas, una verdadera danza en la cual los negociadores se acercan y se alejan y vuelven a acercarse. Una danza donde se van produciendo cambios, donde se tantea el terreno, donde se avanza y se retrocede.

En ese proceso tan humano de negociar valen mucho las sutilezas y los matices. Por tanto hay que concebirlo como un proceso de producción, no como un espectáculo. Si se vuelve espectáculo las posiciones se congelan y los matices terminan en caricaturas improductivas.

Encerrado en tus propias líneas rojas

Ya vimos en el ejemplo español lo que ocurre cuando trazas abiertamente tus líneas rojas y las comunicas a todo el mundo.

Pasa que quedas atrapado por esas líneas rojas.

Tarde o temprano las estarás defendiendo con todas tus fuerzas. Hasta el punto de poner más energía en ello que en la propia negociación.

Eso no significa que sea negativo tener líneas rojas y ser bien consciente de ellas. Por el contrario, es bueno que ello ocurra.

Pero no para que se transforme en algo declarativo sino para que interiormente tengas claramente delimitado el rango de situaciones dentro del cual te vas a mover en la negociación.

Piénsalo con frialdad: ¿qué sentido tiene informarle a tu adversario cuáles son tus límites y hasta dónde puedes o no llegar?

Además esa reserva inicial de tus propias líneas rojas te permitirá algo esencial: centrar la negociación política en los intereses y motivaciones que siempre están más allá de las posiciones.

Tus intereses y los de tu adversario.

Esos sí serán factores decisivos para culminar con éxito un proceso negociador.

Detecta los intereses detrás de las posiciones

Una posición política es una afirmación, una declaración de intenciones, una bandera política o ideológica que se levanta, una idea que se sostiene, un lugar que se defiende. Esa posición tiene un contenido concreto, específico, bien determinado.

Piensa por ejemplo en una negociación política legislativa. Varios legisladores y partidos discuten un proyecto de ley en una comisión de trabajo. Y proponen eliminar un artículo del proyecto de ley, o agregar otro artículo, o modificar uno en especial. Y plantean textos específicos para agregar, quitar, enmendar o sustituir.

Cada una de estas acciones es una posición que cada cual adopta.

Una posición política.

Pero detrás de cada una de esas posiciones políticas hay intereses en juego.

No me refiero a intereses entendidos con una connotación negativa sino a intereses legítimos.

Pueden ser intereses ideológicos o políticos o culturales o sociales o de diverso orden. Son las verdaderas motivaciones de fondo que te llevaron a tomar esa posición política de querer sustituir un artículo del proyecto de ley por un texto nuevo que presentaste.

Si te quedas en tu posición y nada más, tarde o temprano la negociación se estanca y se frustra.

En realidad ocurre más temprano que tarde, a decir verdad.

Es tu posición contra la de tu adversario y si ambos defienden ese único camino pues luego no queda nada más que hablar.

Pero si identificas cuales son los intereses o motivaciones que hay detrás de tu posición y también los que hay detrás de la posición del otro…entonces ocurre algo maravilloso.

Ocurre que te das cuenta que tanto tus motivaciones como las del otro se podrían llegar a satisfacer con alguna posición diferente a las que están en juego ahora mismo.

Al final del día, eso es negociar: avanzar hacia un acuerdo que supere las posiciones específicas de cada cual con nuevas posiciones que satisfagan a ambos.

O sea: que satisfagan intereses y motivaciones de ambos.

Porque la posición política concreta se puede ajustar y modificar, pero no la motivación que la respalda.

Y lo bueno de la mesa de negociaciones está allí, en lograr una forma nueva de cumplir con tus fundamentos profundos de siempre.

Lo cual por supuesto no es un proceso frío, matemático, puramente lógico y desprovisto de emociones.

Por cierto que no lo es.

Las emociones en la mesa de negociación

Una negociación es un evento psicológico muy delicado donde se ponen en juego todas las capacidades humanas. Racionales y emocionales. Todas.

Por eso es importante el equilibrio emocional de los negociadores, su templanza, su ecuanimidad, su confianza en sí mismos, su serenidad ante las situaciones de presión y su apertura mental para seguir trabajando en pos de soluciones aún en los momentos más duros.

Pero además hay otro nivel emocional igualmente importante: la conexión y la empatía con los negociadores adversarios.

Sí. Con los otros.

Con esos que están ahí del otro lado de la mesa. Con quienes representan opciones políticas tan disímiles. Con ellos mismos.

Es necesario considerar que la negociación política es un trabajo, una operación conjunta, un mecanismo de producción de algo nuevo.

Ya sabes: si fuera simplemente una trinchera no sería negociación sino apenas un nuevo debate encubierto.

Para negociar hay que crear un clima de trabajo conjunto. Y para eso se necesita un cierto nivel básico de confianza en los otros y de empatía hacia ellos. Lo cual debe ser mutuo, claro está.

Y cuando te digo que “debe ser mutuo” no me estoy refiriendo a un posible imperativo moral sino a un criterio eminentemente práctico y funcional. Debe serlo para que la negociación funcione y sea productiva.

Eso, simplemente eso.

Sin empatía, sin confianza, sin conexión y sin un buen clima de trabajo, pues la negociación no logra nada.

Emociones, que de eso están hechos todos los ámbitos humanos.

También y muy especialmente cuando se necesitan soluciones para un determinado asunto político.

Las soluciones no se encuentran porque no existen

Hay una escena bastante penosa pero muy reiterada. Termina una negociación política y los protagonistas declaran que no han podido encontrar ninguna solución al problema que encaraban.

La escena es penosa porque muestra que esos protagonistas no aprendieron aún una de las lecciones más importantes de la psicología de la negociación.

Me refiero a que las soluciones no existen. Y menos en política.

Reitero: las soluciones no existen.

No hay algo que esté en algún lado y que constituya una solución y que simplemente haya que buscarlo y encontrarlo.

No.

Las soluciones a las que llega una negociación son su producto, su creación. Se llegó a la instancia negociadora justamente porque no habían soluciones. Los negociadores son los encargados de crearlas.

Ese es su trabajo, su misión.

Un trabajo colectivo, duro, arduo, complejo.

Ya sabes: trabajoso.

Si llegas a la mesa de negociación buscando una solución, entonces estás confiando tu destino a la magia. Y pronto verás que “nada por aquí, nada por allá”. La solución no está. La magia no resultó. Los negociadores se levantan de sus asientos, y todo queda como estaba.

Pero si llegas a la negociación con el concepto de producir, de trabajar para crear la solución, entonces estarás mucho más cerca de lograrlo.

Y de paso, estarás mucho más cerca de lograr tus objetivos.

7 pautas para tu próxima negociación política

En suma, cuando vayas a tu próxima negociación política te sugiero estas pautas simples:

Negocia en un marco de privacidad y reserva.

Guarda en tu interior tus líneas rojas.

Busca cuales son las motivaciones que fundamentan tus posiciones y las de tus adversarios.

Negocia en base a esas motivaciones más que en base a posiciones fijas.

Mantén la serenidad, la calma y la templanza en todo momento.

Crea con esos adversarios un clima de trabajo de confianza, respeto y empatía.

No busques soluciones. Mejor será que te dispongas a participar de la creación colectiva de las mismas.

Una vez culminada la negociación repasa todo el proceso y verifica cuánto has avanzado.

Te sorprenderás.

Maquiavelo&Freud

https://maquiaveloyfreud.com/conducir-negociacion-politica/

 8 min


Una mujer que al amor no se asoma/ no merece llamarse mujer/ es cual flor que no esparce su aroma/ como un leño que no sabe arder/ La pasión tiene un mágico idioma/ que con besos se debe aprender/ puesto que una mujer/ que no sabe querer/ no merece llamarse mujer/ Una mujer debe ser soñadora/ coqueta y ardiente/ debe darse al amor/ con frenético ardor/ para ser una mujer/ Ahora quiero y me aferro a la vida/ ahora mi alma comienza a latir/ puesto que una mujer/ que no sabe querer/ no merece llamarse mujer

Una Mujer. Intérprete: Gregorio Barros. Autor: Paul Misraki

Estamos, Diotima y yo, leyendo el próximo bolero que he decidido analizar, sorbiendo un café en un bar, cerca de donde ella se instala a adivinar la suerte a los turistas que llegan en manadas a La Habana.

- Ay acere, no leas con la voz tan alta, mira que llegaron al hotel unas chicas de las ORMF y si te escuchan te van a hacer mondongo.

- ¿Y qué son la ORMF?

- ¿Cómo que no lo sabes tú? Organización Revolucionaria de Mujeres Femeninas

- Feministas se dice Diotima, no femeninas

- Sí, femeninas

- ¿Y tú crees que de verdad harían mondongo conmigo?

- Y si no te hacen mondongo ellas te voy a hacer mondongo yo, que hasta yo, que no soy de las femeninas esas, estoy espantada con la letra de esa canción. Mira tú, ¿con qué derecho ese idepú cree que va a determinar cuando una mujer merece llamarse mujer?

- Es un bolero viejísimo. De los años cuarenta del pasado siglo. Eran otros tiempos.

- Eso me lo dices tú a mí, tú. Mira coño que a ti te gustaría estar en el pasado siglo, te lo digo yo, tú.

Y tiene razón Diotima. ¿Con qué derecho determina el autor del bolero cuándo una mujer es mujer o no? Mejor dicho: ¿Sobre qué base? La base según el texto del bolero no puede ser más absurda. Una mujer que no sabe querer no merece llamarse mujer. Y si no sabe querer: ¿cómo merece llamarse? ¿Hombre? Y un hombre que no sabe querer ¿cómo merece llamarse? ¿Mujer? No, pero no voy a polemizar con el texto del bolero. Para polemizar, que es parte de mi oficio, he de buscarme otros adversarios, no autores de boleros. Vale la pena sí retener una idea: dicho bolero ha surgido de un medio histórico donde era posible que el hombre, desde una innegable posición de poder, determinaba lo que debía ser una mujer. En ese sentido el bolero posee un innegable valor documental. Como muchos, es también un palimpsesto de su época. Quizás los futuros historiadores, cuando quieran reconstruir nuestro tiempo, tendrán que recurrir a algunos boleros como fuentes bibliográficas, entre ellos, Una Mujer, bolero que en su agresivo machismo recuerda otro peor que tuvo un éxito enorme en los años cincuenta del siglo veinte. Sí, “Señora”:

Señora/ te llaman señora/ todos te respetan sin ver la verdad/ Señora/ pareces señora/ y llevas el alma/ llena de pecado/ y de falsedad/ Señora/ tú eres señora/ y eres más perdida/ que las que se venden/ por necesidad/ Señora/ has manchado un nombre/ el nombre del hombre/ que puso en tus manos/ su felicidad/ Señora/ con todo tu oro/ lástima me inspiras/ pues vives la vida/ sin Dios ni moral.

Su autor fue Bienvenido Granda, llamado el Bigotón, quien cantaba acompañado de la legendaria Sonora Matancera. Nunca nadie le preguntó por qué no cantó un bolero dedicado al Señor Hombre. Así eran las reglas. Si una señora engañaba al señor, la señora era una puta. Si ocurría al revés, era lo más natural del mundo. Aquello que evidencian los boleros machistas –aunque boleros feministas no hay- es una reiteración. Porque no sólo el hombre ha definido a la mujer desde posiciones de poder, sino que esa ha sido, es, y probablemente será, una práctica constante de nuestra vida: la definición del otro. Y la definición del otro ya es un uso de poder pues el otro no es sino aquel que carece de poder para definirse a sí mismo. Desde esa perspectiva se entiende aquella conocida constatación de Simone de Beauvoir (1992, p. 336): “No llegamos al mundo como mujer; llegamos a serlo”. Sobre el sentido político de dicha premisa ya se ha discutido bastante en círculos feministas y no va a ser aquí donde continuaré dicha discusión. Lo que sí trataré de rescatar es que ese “llegar a ser mujer” ocurre por determinación externa y no por una determinación del propio ser. El principio de determinación del ser de acuerdo al cual el ser de uno se transforma en un objeto de un sujeto que lo condiciona y lo denomina, es la negación del ser de un sujeto que es a la vez la negación del ser ya que en estricto sentido del término, un objeto está, pero no es. O lo que es igual: existe pero no vive.

La negación del sujeto es uno de los temas más recurrentes del pensar filosófico moderno. Basta decir que se encuentra en el corazón de la filosofía hegeliana donde la negación del objeto por quien se asume como sujeto lleva al objeto a buscar su condición de sujeto negando al sujeto que no lo deja “ser”. La dialéctica histórica hunde su raíz en el deseo del otro de ser uno mismo.

“Mi Otro es un hombre no blanco. ¿Cuántos hay en el mundo de hoy? El ochenta por ciento” escribió ese gran periodista- aventurero- filósofo, Ryszard Kapuscinski (2007, p. 94). Sin embargo, la determinación del otro por el color no es muy diferente a la determinación del otro por el sexo, y podría agregarse, por la clase social, por la cultura, por la religión, etc. Vivimos todo el día produciendo “otros". Porque la determinación del otro no es sólo estigma o vilipendio, es también sublime idealización. Pero los otros no quieren ser otros, secreto que percibimos cuando los otros somos nos-otros.

Esa permanente lucha por no dejarse a-poderar, o esa constante tentación para a-poderarnos de los otros, recuerda inevitablemente algunas opiniones de Michel Foucault, quien concibió su filosofía como una invitación a luchar contra los poderes que nos circundan los que, si nos descuidamos, nos dominarán por completo

Según Foucault, el poder no está concentrado en un sólo lugar. Por el contrario; se encuentra fragmentado o atomizado al interior de los organismos públicos y privados. No sólo es el poder del Estado. Es, además, el poder de las instituciones y de las personas. Los sistemas de salud, las escuelas, las familias son, según Foucault, dispositivos de poder tanto o más eficaces que los ejércitos. Esos poderes ejercen vigilancia sobre nuestro ser, pero como nuestro ser está localizado inevitablemente en un cuerpo, dichos poderes asumen forma biológica. Se trata de poderes biológicos. Foucault (2003) los concentra en una sola palabra: bíopoder.

El bíopoder entra en nuestros sentidos por la vista, a través de la alimentación, en la música que escuchamos, en el aire envenenado con CO2 que respiramos, hasta en el cuerpo que nos acaricia. Porque el poder no es una “cosa”. El poder está formado, asegura Foucault, por relaciones de poder (2002, p. 599). El poder, siguiendo a Foucault, sería posible encontrarlo hasta en el texto de un bolero. Y, por cierto, el que estoy comentando es un clásico bolero-poder. Su pretensión final es definir “aquello” que debe ser una mujer para un hombre. La mujer, según el mandato del bolero no sólo debe querer, sino, además, “debe ser soñadora, coqueta y ardiente” Y por si eso fuera poco, “debe darse al amor, con frenético ardor, para ser una mujer”. Asi, La Mujer es el objeto total del hombre. Más aún: es un objeto del amor trinitario: Santa, amante y puta y una sola mujer, nada más.

Las tesis de Foucault han tenido gran importancia en el desarrollo del discurso feminista el que, por razones obvias, no tematizaré en estas páginas. Tuvieron también el mérito de desactivar ideologías dominantes, entre otras el marxismo estructuralista (sobre todo el de Althuser) en la intelectualidad francesa de finales del siglo pasado. La noción de un poder microfísico desarticulaba, por último, la creencia ideológica relativa a que el poder está situado en un lugar determinado, principalmente en el Estado, al que, según la lección marxista, era necesario “tomar” para que con su poder pudiéramos liberarnos del poder. Si es que había que realizar alguna “toma de poder” esa debería ser, según Foucault, una tarea no sólo cotidiana sino, además, multi-espacial.

No obstante, las nociones de Foucault ofrecen un par de dificultades. Por una parte convierten el poder en algo puramente negativo. Es esa negatividad pura la razón que no permite responder a Foucault la pregunta clave relativa a la liberación de los bío-poderes que detecta. La idea de Foucault acerca del poder puede llevar así a asumir una posición lindante con la más feroz de las paranoias. El poder, en lugar de ser el medio que nos permite hacer política, se convierte en manos de Foucault en un medio que nos impide acceder a la política que es un espacio, entre otros, donde es posible iniciar una lucha en contra de los poderes que nos niegan. Evidentemente Foucault no leyó o leyó mal a esa Diotima de la modernidad filosófica que fue Hannah Arendt. Algo por lo demás incomprensible pues Foucault se declaraba ferviente seguidor de Heidegger y Arendt representa, entre otras “cosas”, la “apertura” del mundo filosófico de Heidegger hacia el espacio de la realidad política.

No es el momento aquí para desarrollar las tesis de Arendt acerca del poder. Sin embargo, creo que no es desventurado recordar tres de sus opiniones que surgen de una sensibilidad política (helénica) totalmente ajena a los filósofos masculinos modernos, incluyendo a Foucault.

La primera es que Arendt separa cuidadosamente el concepto de poder del concepto de violencia, los que en ocasiones están unidos en el idioma alemán en una sola palabra: Gewalt. Hay también en el idioma alemán una palabra específica para el poder, y es a ese poder al que se refiere Arendt. Esa palabra es Macht (que viene de machen: hacer, con lo que el poder sería, en ese caso, un poder-hacer). Sin embargo, que el poder y la violencia también puedan concentrarse en una palabra (Gewalt), dice mucho más acerca de la historia de Alemania de lo que uno podría imaginar (Arendt 1996, p.8).

La segunda opinión es que para Arendt el poder no sólo es distinto a la violencia sino todo lo contrario. Argumentaba por ejemplo Arendt que quien tiene poder no necesita de la violencia. A la inversa, decía ella que sólo recurren a la violencia quienes no tienen poder (Ibíd., pp 57-58). De este modo, el concepto de poder en Arendt pierde el carácter demoníaco que le había otorgado Foucault, de algún modo siguiendo a Nietzsche, probablemente el menos político de los filósofos modernos.

La tercera opinión de Arendt -y es la decisiva- es que para liberarnos de aquellos poderes que no nos dejan ser, necesitamos acumular poder, acumulación que en política se da a través de la suma que forman las mayorías (Ibíd., pp.42-43). De este modo mientras la filosofía es el medio que nos permite liberarnos de lo que impide pensar al ser, la política, vista por Arendt, se convierte en el correlato práctico de la filosofía. Es en la lucha política donde, conquistando a las mayorías, podemos liberarnos de lo que no nos deja ser. Así como la filosofía es un medio para alcanzar la verdad, la política es un medio para conquistar la libertad. A la vez, para Arendt, la libertad es una condición del pensar.

O dicho así: si yo no puedo leer en voz alta el texto del bolero porque pueden venir las chicas “femeninas” de la ORMF y me hacen -como dijo Diotima- “mondongo”, quiere decir que yo, en ese caso, sería una víctima de la violencia y no del poder. Pero si, en cambio, no sólo las chicas de la ORMF sino, además, todas las mujeres protestan frente al hoy inadmisible bolero llamado Una Mujer, yo seré derrotado por el poder. Algo absolutamente innecesario, por lo demás. Porque a diferencia de muchos boleros que han llegado a ser inmortales, Una Mujer no lo escucha hoy nadie –a menos que se trate de un erudito bolerólogo como yo-. Eso quiere decir que ese bolero ya ha sido derrotado no por la violencia, sino por el poder, representado en la mayoría de las mujeres conscientes de nuestro tiempo. Y que Dios las cuide y las guarde, tan bellas que son.

Referencias:

Arendt, H .Macht und Gewalt, Berlín 1996

de Beauvoir, S. Das andere Geschlecht, Frankfurt 1992

Foucault, M. Gerechtigkeit versus Macht en Ditts et Ecrits, Schriften, Tomo 2, Suhrkamp, Frankfurt 2002.

Kapuscinski, R. Encuentro con el Otro, Madrid 2007

Para escuchar a ANTONIO BARRIOS cantar UNA MUJER hacer CLIC en

https://www.youtube.com/watch?v=K1ft-vOwIOg

Polis: Política y Cultura

https://polisfmires.blogspot.com/2018/08/fernando-mires-una-mujer.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+blogspot/xSpmE+(POLIS)

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Pedro R. García Montero

El ministro de la Defensa General en Jefe Vladimir Padrino López, acompañado del alto mando militar llegó a Ciudad Bolívar el día 15-08-2018, para realizar un recorrido de supervisión de los trabajos de prevención que se viene efectuando ante la crecida del río Orinoco cuyos niveles en el día 14-08-2018 frente a Ciudad Bolívar se mantuvieron en 18 metros con 4 centímetros sobre el nivel del mar. Unos trabajos de prevención cuando parte de Cd. Bolívar ya estaba bajo aguas.

El gobierno decidió tomar medidas en torno a las inundaciones en varios estados del país. A ese respecto el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, anunció este miércoles (15-08-2018) el levantamiento de un muro de contención en Ciudad Bolívar, cuando el agua ya tenía varios días visitando las calles y casas de la capital del estado. La estructura tendrá más de 50 metros y será construida con casi 2.000 sacos de arena, para evitar el paso del agua del río Orinoco al sector La Alameda del estado Bolívar.

La verdad que después de ver la foto y escuchar sus declaraciones, uno no sabe si reírse de ver semejante payasada adornada con una gran dosis de ignorancia en lo que respecta al conocimiento de la dinámica de las aguas del río Orinoco como resultado de las lluvias, o simplemente ponerse a llorar al ver que nuestro país está en manos de una caterva de ineptos, ignorantes y de notables improvisadores. Como siempre con un discurso cargado de reláfica epopéyica el ministro indicó que "Gracias al trabajo mancomunado entre el gobierno regional y la FANB, se ha logrado levantar este muro de contención de más de 50 metros, construido con casi 2.000 sacos de arena, para evitar el paso del agua del Río Orinoco a la ciudad". Al ver la noticia uno se imagina una obra descomunal de drenaje, un canal de desvío de las aguas, un canal de Panamá etc.

Cuando se detalla la foto lo que se aprecia como ese esfuerzo descomunal es un poco de sacos de arena que de acuerdo a las dimensiones no llega a la cifra de 50 m3 de arena. Sobre esos sacos el victorioso Padrino López camina orgulloso y erguido tal como si hubiese obtenido un triunfo histórico en una sangrienta batalla, cual Napoleón Bonaparte o Simón Bolívar.

Lo otro que inevitablemente causa risa de la fotografía es ver la bomba de achique, salvadora junto al muro de la ciudad. Esta bomba que por su tamaño parece ser de 4 pulgadas, es la que va a sacar las aguas de la ciudad a un caudal aproximado de 4-5 lts /seg. Basta solo con ver en la foto” el torrentoso chorro de agua” que la bomba está sacando de la ciudad, que sin duda alguna va a drenar la ciudad y generar en corto tiempo tranquilidad a los habitantes de las zonas inundadas.

Seguramente el Ministro de la Defensa, léase bien, de la defensa, no solo contra invasiones militares de otros países (lo cual, según los voceros del régimen no los deja dormir), sino ante eventos de esta naturaleza, no sabe que en el momento de dar con regocijo la noticia de construcción de ese magnificente muro de 50 mts, con 2 mil sacos de arena, el 3° río más caudaloso del mundo después de los ríos Amazonas y del Congo, estaba escurriendo por su cauce ampliado (que ahora cubre el territorio inundado, lo que se conoce en geomorfología y dinámica fluvial su “lecho mayor”) el pequeño caudal de 120 millones de litros por segundo (120.000.000 lts/seg). No sé si el ministro y el séquito que lo acompañaba conocían este pequeño detalle. Sr. Ministro, el río Orinoco es uno de los ríos más importantes de América del Sur que nace y discurre mayormente por Venezuela, es el cuarto río sudamericano más largo-2.800 km si se considera el sistema Orinoco-Guaviare y 2.140 km solo, para que Ud. se pavonee creyendo que una bomba de 4 pulgadas pueda evacuar los excesos de agua de una inundación de esta magnitud, de por si histórica.

Ahora surge otra pregunta elemental. ¿Con ese nivel de inundación y con ese caudal, hacia donde están “vertiendo” las aguas que extrae la bomba de achique? Por lo que se aprecia en la foto las aguas van de nuevo al río Padre. Me imagino una erosiva y peligrosa turbulencia al momento en que las aguas expulsadas por la imponente y extraordinaria bomba de achique se encuentran con el “chorrito de agua” del río Orinoco. ¿Sabrá nuestro flamante ministro que con ese caudal del Orinoco es imposible drenar las zonas inundadas?, es como querer vaciar un tanque echando el agua en otro tanque, pero lleno, así de sencillo mi General.

Para completar el circo, la flamante Vicepresidenta de la República declara el 14- 08- 2018 que “la situación de lluvias que afecta a siete estados del país, se debe a la afluencia de la crecida de los ríos en los llanos colombianos que ha tenido un impacto tremendo en el aumento de los caudales en los ríos venezolanos”. Delcy parce que no aprendió en primaria, ni en bachillerato que en la época de lluvias los río crecen y en algunas ocasiones provocan inundaciones. Tampoco parece tener los conocimientos elementales de lo que son las cuencas hidrográficas y creo que tampoco sabe que el río Orinoco recibe por su margen izquierda ríos provenientes de Colombia, pues la cuenca del río Orinoco incluye ríos colombianos.

Señorita Delcy es bueno que sepa que la cuenca del Orinoco tiene una superficie de casi 989.000 km², de los que 643.480 km², es decir, el 65 %, quedan en territorio venezolano y el 35 % restante en territorio colombiano. ¿Ud. tiene idea de la cantidad de agua que puede captar esta cuenca? ¿Ud. sabía que en ese 35% de la cuenca del río Orinoco en territorio colombiano se encuentran los ríos Guaviare (1.550 km), llegando desde el este de Colombia y que tiene como principal afluente al largo río Inírida (1.300 km); el río Vichada (580 km), el río Tomo (560 km), por la izquierda y el río Meta (1.050 km), todos afluentes por la margen izquierda del río Orinoco? ¿Sabía Ud. que precisamente en esas cuencas se estacionó un frente de altas precipitaciones al igual que en las cuencas andinas de Venezuela, que también llegan al Orinoco por su margen izquierda? Si el Orinoco se desbordó es por la contribución y aumento de sus caudal por los aportes de los ríos colombianos y venezolanos.

Seguramente Ud. no lo sabe pero en el año de 1892, el río alcanzó la cota máxima e histórica de19,14 m.s.n.m, constituyéndose a su vez como “la mayor creciente” experimentada por el río en 113 años de registros en Ciudad Bolívar, Municipio Heres, Estado Bolívar. Igualmente es bueno que se entere que las crecidas más importantes durante el siglo XX que afectaron a ciudad Bolívar y a otras partes del país ribereñas al Orinoco ocurrieron en los años 1927 (17.14 m.), 1943 (18,04 m), 1946 (17.42 m.), 1951 (17.65 m.), 1954 (17.40 m.), 1962 (17.39 m.), 1967 (17.38 m.), 1976 (18.05 m.) y la de 1981 (17.38 m.). Delcy, no es la primera vez que estas devastadoras inundaciones ocurren. La extraordinaria crecida de 1976 produjo inundaciones en la parte norte de Ciudad Bolívar y es hasta el momento la segunda mayor crecida experimentada por el río Orinoco en Ciudad Bolívar. El registro del jueves 15-08 de 2018 se ha convertido en la crecida más grande de la historia de la ciudad, pasando la cota de 1943 que era de 18,03 y esto no es por culpa de los ríos colombianos, es un fenómeno natural, tan natural como la ignorancia.

Lo que falta son las declaraciones del general Motta Domínguez, afirmando que esta crecida del río Orinoco es un acto de saboteo, al parecer la palabra predilectade este militar para dar respuesta al mal servicio eléctrico que afecta a millones de venezolanos, debido a su incapacidad y a la del gobierno que representa.

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