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Opinión

Daniel Eskibel

El público del siglo 21 tiene mucho de voyeur.

Quiere ver, quiere saber, quiere echar una mirada detrás del escenario, en la trastienda, en las zonas oscuras o pobremente iluminadas de los personajes públicos. Ya no se conforma con lo que le muestran.

Su mirada ya no se agota en lo visible. Quiere ir más allá.

La televisión, los blogs, Facebook y otras redes sociales, Twitter, YouTube…son todos medios que de alguna manera conectan con esa curiosidad por el “detrás de escena” del espectáculo.

Y la política de hoy se ha “espectacularizado”, se ha transformado en espectáculo.

Tres notas esenciales caracterizan a un espectáculo: un cuerpo que se exhibe, una mirada que lo observa y una distancia entre cuerpo y mirada. Entonces, más allá del discurso político propiamente dicho, muchos gobernantes y candidatos se muestran, se exponen, levantan el velo que cubría su vida personal.

Muchos políticos, pues, ingresan al mundo del espectáculo mediático. Cada vez más.

A veces espontáneamente, de un modo casi natural, impulsados por ese espíritu de los tiempos actuales. Son, como decía aquella vieja canción de Aguaviva aunque en un sentido diferente, “todos gente de hoy”. Y al ser gente de hoy tienen el espectáculo mediático incrustado en lo profundo del cerebro.

Al igual que el resto de las personas, claro. Incluyendo a los votantes.

Otras veces la espectacularización de la política también es producto de la dinámica propia de los medios de comunicación, y por supuesto de la ávida demanda de la mirada del espectador.

Yo quiero ver. Yo quiero que me vean. Yo quiero que lo vean. Es como un coro polifónico de espectadores, políticos y medios.

En ocasiones, también, una campaña política busca deliberadamente el espectáculo. ¿Por qué? Porque genera una notoriedad mucho mayor y más explosiva que la racionalidad discursiva clásica del político. Genera viralidad: el episodio espectacular se propaga como un rumor, como un virus…y vuela por todas partes y atraviesa todas las capas sociales y se aloja hasta en los cerebros más refractarios a la política.

Y además porque esa generación de espectáculo agrega condimentos al político, aporta toques de humanidad y facilita que muchos espectadores lo vean no como un ajeno sino como “uno de nosotros”.

Esto no es menor porque vivimos en un tiempo de narcisismos conflictivos, donde el ciudadano agobiado por problemas levanta la mirada hacia los medios de comunicación buscando un espejo, algo donde reflejarse, alguna superficie o cuerpo que le devuelva la imagen mejorada de su cotidianeidad.

Ahora bien…¿esto da resultado y aumenta la popularidad o los votos de alguien? ¿O afecta negativamente su imagen?

En este sentido puede decirse que cada caso es diferente. Lo que para uno puede ser un plus que le permite crecer, para otro resulta un episodio más y para un tercero puede ser una grave crisis de imagen.

Depende del político, de sus características personales, de su trayectoria, de sus ideas. Y depende de la sociedad en la que vive y opera, de sus prejuicios y su talante. Una cosa es Italia, en cuanto a la expresividad emocional por ejemplo, y otra cosa es el mundo anglosajón.

De todos modos creo que la gente no define su voto por la vida personal de los candidatos.

El punto central es siempre y en todas partes la percepción que ese público tenga en cuanto a qué candidato resolverá mejor sus problemas. Eso es lo que encenderá una luz verde o una luz roja en su cerebro.

El resto acompaña. A veces suma, otras veces resta. Es más: a veces el exceso de espectáculo resulta rentable en imagen en el corto plazo pero pasado el tiempo se vuelve en contra y resulta un bumeran.

Sabido es que el espectáculo tiene sus propias leyes, y el político que lo ignore arriesga con tropezar con algunas de ellas. La notoriedad puede ser notable y resplandeciente, sí. Pero un paso en falso puede dejar el show fuera de cartel.

Y como el espectáculo debe continuar, ya vendrán otros con un nuevo show.

Aún quienes parezcan inmunes, de todas maneras están jugando con fuego. Y un buen día los aplausos se trocan en silbidos.

Me refiero a que los mismos que aplaudían se saturan y un buen día comienzan a silbar.

Maquiavelo&Freud

https://maquiaveloyfreud.com/marketingpoliticoyespectaculo/

 3 min


Con voz propia

Violaciones de los derechos humanos (DDHH) constituye para el autoritario régimen una espiral descendente que no parece tener fin, dictamina el informe del alto comisionado de la ONU (ACNUDH), Zeid Ra’ad Al Hussein y que el secretario general António Guterres consideró impactante. Se plantea crear una comisión de investigación internacional y abogar por un “compromiso creciente de la Corte Penal Internacional”.

Se ha comprobado la existencia de violaciones recurrentes, entre las cuales sobresalen:

  • Acceso a la justicia en el caso de muertes relacionadas con las protestas, que desde el cambio de Fiscal General, en agosto 2017, las autoridades no han actuado con la diligencia para investigar de manera oportuna y eficaz el uso excesivo de la fuerza y de muertes de manifestantes tras la acción de esa fuerza.
  • Uso excesivo de la fuerza y muertes causadas en otros tipos de operaciones de seguridad. Indican “Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP). Entre julio 2015 y marzo 2017, mataron a 505 personas, entre ellas 24 niños. Carnet de la patria lo solicitan como condición para recibir cajas CLAP.
  • Detenciones arbitrarias y violaciones de las garantías del debido proceso. Entre el 1 de agosto 2017 y el 30 de abril 2018 lo fueron 570 personas, incluidos 35 niños.
  • Torturas, malos tratos y condiciones de detención. Registran unos 90 casos antes, durante y después de la ola de protestas masivas de 2017, y que estando detenidas fueron sometidas a una o más formas de tratos crueles, inhumanos o degradantes.
  • Inacción de las autoridades o la ineficacia de las medidas adoptadas para abordar el agudo deterioro de las instalaciones y el equipo de atención médica. Entre los casos señalan falta de medicamentos, en particular para pacientes con enfermedades crónicas, y el repunte de enfermedades que ya habían sido erradicadas. Madres de niños aquejados de insuficiencia renal informaron de escasez sistémica de equipos para diálisis en el único hospital del país donde los niños menores de 12 años pueden recibir dicho tratamiento. Profesionales de la salud se quejaron de la presencia de Guardia Nacional, milicia y colectivos armados en el recinto de los hospitales.

Los médicos se han visto en la incapacidad de tratar adecuadamente a los niños con desnutrición aguda, debido a la escasez de medicinas, suplementos nutricionales y leche infantil en el sistema público de atención sanitaria.

Tan pronto se difundió el Informe, el castrense régimen procedió a su rechazo en Comunicado de la Cancillería, con su característico léxico diplomático. Dice que es “una grotesca farsa mediática en esta materia, en alianza con otros actores multilaterales al servicio de Washington”. Centra posición en menosprecio de Zeid Ra’ad Al Hussein.

Lo hacen cuando en é reconoce acción en la ONU en mantenimiento de la paz. Destacan su papel decisivo en creación de la Corte Penal Internacional, al presidir complejas negociaciones sobre elementos crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra; Asamblea de los Estados Partes en el Estatuto de Roma; las intrincadas negociaciones sobre el "crimen internacional supremo", calificado por el Tribunal Militar Internacional de Núremberg.

Poco importa al autoritario régimen que el hoy ACNUDH, del Reino Hachemita de Jordania, monarquía constitucional, es el primero en la línea al trono del Reino de Irak, con el título de Príncipe Heredero.

Significativa es la intervención de la OEA con aporte a la solución de la crisis humanitaria. El Secretario, Luis Almagro, declaró que con apoyo de varios países de la región y de la Asamblea Nacional envió el informe a la Corte Penal Internacional. “Esperamos castigo a los culpables y justicia son un imperativo”

Al MARGEN

Maduro saca de la cava a su Drácula, que tuvo su prueba en sangriento motín con un centenar de muertos. Piensa que tiene allí un canciller, quien ya está en lista de lavado de dinero.

jordanalberto18@yahoo.com.

 2 min


El impacto de la hiperinflación en el presupuesto municipal, la “ocupación temporal” de los mercados municipales anunciada por el Ministro de Industria y Comercio y la situación que genera la anunciada militarización de los “llenaderos” de agua en la zona metropolitana de Caracas –en momentos cuando el agua escasea– son tres temas que inciden de manera directa en la vida local de nuestros municipios, pues impactan negativamente en las condiciones de vida de nuestras comunidades.

Cuando la Constitución, aún vigente, reconoce que el municipio tiene responsabilidad en la promoción del desarrollo económico y social, así como también en el mejoramiento, en general, de las condiciones de vida de la comunidad y en la prestación del servicio público del agua, no cabe la menor duda de que esos tres temas planteados no pueden ser ignorados, y menos aún, deben ser asumidos como desafíos para los gobiernos locales.

La Constitución Nacional y la Ley Orgánica del Poder Público Municipal identifican al cabildo abierto como un mecanismo de participación legítimo que puede ser convocado por iniciativa del propio alcalde, del concejo municipal e, incluso, por los propios vecinos, atendiendo a las normas que la ordenanza respectiva establezca a tal fin.

En estos tiempos tan complejos y difíciles donde las instituciones políticas municipales se ven disminuidas o debilitadas por acción del gobierno central –y como estrategia política para impulsar el modelo del poder popular, tal y como se reconoce en el contenido del Plan de la Patria 2013-2019– pretender un cabildo abierto como espacio para que se aborden con los vecinos los tres temas planteados, en una agenda que promueva un debate cívico, político y por demás legítimo, representa no solo un acto de irreverencia, sino también un acto político de reivindicación de la autonomía municipal, como principio constitucional de la participación ciudadana respetuosa, incluyente, efectiva y real.

Pretender levantar la bandera en defensa de las elecciones de concejales, anunciadas para el último semestre de este año 2018, pierde todo sentido, si los líderes políticos y sus agrupaciones partidistas no logran asumir el debate político de estos temas propios de la vida local, con sus vecinos que son en definitiva sus electores.

Son tiempos confusos y complejos, pero oportunos para reivindicar la política de las ideas, la política del debate y del encuentro entre vecinos y autoridades, en función de temas sobre los cuales se pueden construir consensos y evidenciar la necesidad de fortalecer la autonomía municipal, la descentralización y la institucionalidad en un modelo político donde la libertad, la igualdad de oportunidades y el respeto a la dignidad del ser humano tengan espacio y sean inspiración de sus autoridades.

Los alcaldes y concejales no tienen nada qué inventar. Si realmente tienen vocación democrática, tienen en los mecanismos de participación legalmente reconocidos las herramientas suficientes para asumir una labor de pedagogía social y de defensa de la ciudadanía y del espíritu democrático, a través de la activación de mecanismos como el cabildo abierto para abordar temas que hoy ponen en un estado de emergencia la tranquilidad de las comunidades y atenta contra la salud pública del municipio.

El ciudadano tiene derecho a ser informado por sus autoridades municipales y a participar en el debate sobre la capacidad presupuestaria del municipio para hacer frente a los desafíos existentes en el marco de una economía hiperinflacionaria, lo que contribuiría a aclarar las expectativas reales sobre la gestión municipal, e incluso, a identificar modalidades de cooperación en aras de defender la institucionalidad y la democracia desde el ámbito municipal.

Por otro lado, el ciudadano merece que el voto ejercido para legitimar la representación política sea suficiente para hacer que el funcionario electo se sienta en la responsabilidad de informar y valorar el impacto de la intervención de los mercados municipales en la dinámica local, en momentos de grave escasez de productos y en el marco de una economía hiperinflacionaria.

Por cierto, el área de los mercados, según la letra f del artículo 56 de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, es una de las materias que el legislador reconoce como propia del municipio.

Es oportuno recordar que fue el 13 de agosto de 2016 cuando el Presidente Nicolás Maduro anunció la intervención militar de los mercados del país, delegando en el Ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, como el responsable de ejecutar la medida, la cual se propuso que fuera ejecutada por la vía de la Gran Misión Abastecimiento Soberano.[1]

Ahora, en el año 2018, se anuncia la creación de un centro de mando y conducción de todos los mercados municipales[2], y en días pasados, se informó sobre la intervención de ocho mercados municipales por parte del Ministerio de Industria y Comercio.

El ciudadano no puede seguir viviendo con la ansiedad y la angustia diaria de no saber si el agua recogida y guardada es suficiente, dependiendo de si el agua llega o no, si se cumple o no el racionamiento.

En tal sentido, cuando el pasado 15 de mayo de 2018 se anunció la militarización de siete puntos de llenado de agua en Caracas y, además, se informó sobre una reunión para un nuevo plan de abastecimiento de agua potable para Caracas, en el que participó la alcaldesa del Municipio Libertador[3]; el ciudadano requiere y necesita para bajar sus niveles de angustia e incertidumbre, que las autoridades informen con claridad y precisión las dificultades que presenta la prestación del servicio de agua potable en el municipio y se construyan posibles alternativas para enfrentar la crisis o la situación irregular de la prestación del servicio.

En este sentido, hay que recordar que la Ley Orgánica de Prestación del Servicio de Agua Potable y Saneamiento reconoce al municipio como un actor en la gestión integral del agua, pues no sólo está obligado a exigir información de la prestadora del servicio, sino además, a través de una ordenanza puede reglar la prestación del servicio de agua potable en el municipio y mediante reglamento puede desarrollar la participación ciudadana vía las mesas técnicas de agua.

Por cierto, así como sucede con el tema del mercado, también en el año 2016 se aplicó en Margarita[4] la militarización de los “llenaderos” por parte de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI), a los fines de controlar la distribución del agua y además, se anunció el control de precios del servicio de cisternas. Por lo tanto, los anuncios en este sentido no resultan nada novedosos, más si preocupante porque advierte la grave crisis del sector del agua potable en el país.

El Cabildo Abierto está allí, es legal y además reconocido como instancia de participación constitucional; los temas de la problemática social, están muy claros en las consecuencias de la hiperinflación, del posible impacto en la seguridad alimentaria al intervenir los mercados municipales y en la intervención militar de los llenaderos.

Si nuestro compromiso es restaurar la vigencia de la Constitución y restituir el orden democrático, en tiempos tan complejos como éstos, el Cabildo Abierto, podría ser una clara demostración de la vocación democrática de los venezolanos y un ejercicio cívico muy oportuno para el reclamo, institucional, público y legítimo, por un cambio político y para reafirmar la ilegitimidad del régimen y del presidente.

[1]www.efe.com. Maduro ordena intervenir militarmente los mercados muncipales del país. 13 de agosto de 2016.

[2] ABC. Maduro interviene militarmente los mercados municipales. 13 de agosto de 2016.

[3]Descifrado.com. Militarizan 7 tomas de agua en Caracas. 15 de mayo de 2018.

[4]El Sol de Margarita. Militarizan y regularán venta de agua en camiones cisternas. 15 de marzo de 2016.

PolitiKa UCAB

Junio 25, 2018

https://politikaucab.net/2018/06/25/municipio-hiperinflacion-intervencio...

 6 min


El ejemplo más claro de que las hiperinflaciones son deletéreas para los gobiernos lo pudimos observar con lo que le ocurrió a la República de Weimar, a pesar de que Haljmar Schacht, presidente del Banco Central, le puso término en 1923 al imponer una hipoteca legal sobre las tierras y bienes existentes en el pais, que constituirían el respaldo de la nueva moneda. En menos de una semana la hiperinflación desapareció, pero las consecuencias no, lo que como todos resultó en el triunfo posterior del nazismo.

La hiperinflación argentina de 1989, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, fue un fenómeno social muy grave, con saqueos y manifestaciones populares, que abrió las puertas del gobierno del peronista Carlos Ménem, y luego a un periodo de alta inestabilidad política.

Mugabe en Zimbabwe pudo sortear una de las más graves hiperinflaciones después de la alemana, porque Nelson Mandela extendió la mano y permitió que circulara la moneda Surafricana y, además, ese país seguía siendo, relativamente, una potencia agrícola regional, lo que no era poca cosa.

En nuestro caso, ya tenemos una tasa de inflación diaria de 5%, lo que augura una tasa acumulada anual de más de 600.000%. Además, no disponemos de una producción de alimentos suficiente para alimentar a nuestra población, y con la caída de la producción petrolera tenemos cada día menos dólares para importar lo necesario para abastecer a la población.

La pregunta que todos se hacen es cómo se puede manejar al Estado en estas condiciones tan turbulentas, sobre todo si no hay propósito de enmienda en cuanto a la política económica y no se ve en el horizonte de los gobernantes actuales a ningún Fernando Henrique Cardozo, ni mucho menos a un Schacht, ni tampoco a ninguna Suráfrica u otro país que esté dispuesto a jugársela, ahora, por el régimen.

 1 min


Cualquier ciudadano, hoy más que nunca, siente en lo más profundo la urgencia de una sociedad que reclama justicia.

A mí me preguntan, en la creencia de que lo debería saber por mi profesión, si algún día podremos dar una respuesta afirmativa sobre esa legítima inquietud y, con gran dolor, debo responder que ello aparece como un sueño lejano, porque los venezolanos no hemos aprendido ni internalizado esa lección, ni nos hemos preocupado por sentar las bases que la puedan hacer posible, ya que las guerras, las confrontaciones internas, la debilidad institucional y los regímenes autoritarios caudillistas no han permitido la formación y consolidación de un verdadero Poder Judicial autónomo e independiente, que no pueda ser utilizado como instrumento de la política.

Eso sí, cultivamos y propiciamos el mito de la ley y de las constituciones como panacea para resolver todos nuestros problemas y para identificar un culpable de los males que debemos atacar con acciones y no con advertencias punitivas o pócimas legales insertadas en gacetas oficiales.

La leyes inoperantes y los administradores de una justicia dependiente, politizada y manipulada, han dado lugar al recurso perverso de los “caminos verdes” por los que transitan las causas promovidas para resolver los conflictos ciudadanos, y han creado así prácticas al margen de la Constitución y de las leyes formales, invocadas cuando se asumen cargos públicos, aunque ahora solo se jura por la revolución y el socialismo del siglo XXI.

Por lo demás, ante los requerimientos de justicia de una sociedad que hoy resiente su total ausencia y padece las consecuencias de la anomia y del caos jurídico, se han abierto trochas o caminos tortuosos que han sustituido los procesos como instrumentos idóneos para establecer la verdad de los hechos que afectan las bases morales de la colectividad, con la consecuente frustración ciudadana que solo tiene la certeza de la violencia, del atropello a sus derechos y de la trágica impunidad que liquida toda esperanza de justicia.

Los “caminos verdes” que se han sobrepuesto al orden normativo que rige el debido proceso son innumerables e inciertos. Pero son la más dura respuesta que puede tener un ciudadano que ha padecido en carne propia los abusos de quien detenta el poder y, de buena fe, ha recurrido a un tribunal demandando decisiones justas.

En esos caminos no se observan las normas que aparecen en nuestros códigos, aunque hay reglas que se respetan religiosamente, al igual que las que imponen los “pranes” en las cárceles, siendo la más importante la de la obediencia a “órdenes de arriba”, sin identificación de sus responsables.

Es una tarea impostergable para la Venezuela del futuro sentar las bases de un Poder Judicial que, simplemente, cumpla con su tarea de impartir justicia y aplicar el derecho, único camino hacia la paz social y el logro del bien común.

aas@arteagasanchez.com

El Nacional

25 de mayo de 2018

 2 min


César Pérez Vivas

Nuestro país vivió, en diversas etapas de su evolución histórica, crisis de naturaleza variada. En el último medio siglo se presentaron crisis políticas, económicas, naturales y sociales. Ninguna había alcanzado las dimensiones de la actual situación nacional. En estos últimos tres años hemos pasado de la crisis a la catástrofe. Si, a una catástrofe cada día más dramática, y con visos de profundizarse hasta niveles aún más letales.

Nunca antes, VENEZUELA había aventado de su territorio a millones de sus hijos, huyendo de la muerte generada por una criminalidad desbordada, por el hambre y la falta de medicinas. O dicho de otra forma por un sistema político y económico nocivo, destructor.

Nunca nuestro pueblo había sido sometido a tan variados procedimientos para acceder a los alimentos: terminal de la cédula de identidad, marcaje de los brazos, huellas dactilares, carnets partidistas y otras formas.

Pero sobre todo, nunca el salario había sido tan insignificante como en estos tiempos del “socialismo bolivariano”. Maduro pulverizó el salario y lo hizo el más miserable del mundo occidental.

Nunca en nuestra historia la delincuencia había dominado extensas porciones de nuestro territorio. El Sub mundo del delito abarca a todos los sectores sociales y a toda la geografía nacional.

Frente a esa catástrofe, la angustia se apodera del ciudadano. A diario la pregunta es recurrente: ¿hasta cuándo debemos soportar esta tragedia?

¿Cuánto más tiene que ocurrir, para que los responsables de este drama sean aventados de los espacios del poder?

Los venezolanos buscan afanosamente un desenlace a esta tragedia. Buscamos un orden social, político y económico diferente. Un orden auténticamente democrático, moderno, eficiente, equitativo y próspero.

Y no solo los venezolanos que no respaldamos a la camarilla destructora. Sino que ya ese anhelo está entre quienes aparentemente están en responsabilidades de gobierno, o cercano a los personajes que participan o sostienen a la dictadura.

Parte de la burocracia que soporta a la cúpula roja es consciente de la incapacidad de su gobierno para enderezar ese rumbo, para rescatar un mínimum de calidad de vida. Saben que no hay forma de conseguir superar la trágica situación que afecta a la nación, y de la que ellos y sus familias no escapan. Ellos también quieren escapar de su laberinto. Entraron allí y no pueden salir. Esperan un desenlace que les permita zafarse de un compromiso que los ha traído a un mundo al que jamás pensaron llegarían.

Por momentos densos sectores de nuestra sociedad pierden la esperanza en el anhelado cambio, y limitan su acción y su lucha. Piensan que estamos frente a la definitiva cubanización de nuestra sociedad, con una camarilla instalada en los aposentos del poder, que se conforma con sostener una logia de civiles y militares usufructuando los pocos recursos que pueden transar, para atender sus necesidades operativas y de vida, en medio de una población famélica y desesperanzada que ya no tiene fuerzas, ni para salir a ejercer el derecho a la pacifica protesta, mientras otros, sacando fuerza de sus entrañas y rematando lo poco que aquí puede tener, buscan salir por las fronteras terrestres a buscar vida en otros confines del continente.

Lo cierto es que Maduro y su camarilla ya no gobierna. No tienen capacidad, ni posibilidad de tomar decisiones para hacer medianamente viable la vida del país. Su presencia y la de su entorno político y militar son de mera subsistencia en los escenarios del poder. Allí medran, amparados solo en el control institucional de la Fuerza Armada, a la que le exigen “máxima lealtad” para un régimen que ha perdido toda su legitimidad en el desempeño del poder, y su legitimidad de origen, luego del monstruoso fraude del pasado 20 de Mayo de 2018.

El desenlace vendrá por la total paralización de la sociedad fruto de la destrucción de la infraestructura y los servicios: transporte, metro, agua, electricidad, salud, y educación. Y saltarán del mismo cenáculo del poder, los actores que abrirán las compuertas hacia un cambio político. Simplemente porque este modo de vida es inviable.

No seremos los actores políticos de la oposición quienes vamos a producir el desalojo físico de la camarilla de sus burbujas de poder. No somos nosotros quienes tenemos armas o ejercemos influencia en quienes las tienen.

Serán los mismos que hoy les cuidan las puertas y los muros de sus centros de poder, lo que crearán las condiciones para que se produzca ese desenlace.

Pero si nos corresponde la obligación ética y política de acompañar la lucha, la limitada protesta que se genera, y ofrecer una alternativa para trabajar en la reconstrucción de la patria, una vez que el desenlace positivo se produzca.

Mantener encendida la luz de la esperanza, el espíritu de lucha, y la voluntad de resistencia que repudia la inmoral actuación de la barbarie roja, es una tarea de todo venezolano de bien, que de verdad desea un nuevo amanecer.

 3 min


Arnold Toynbee, en su monumental obra “Estudio de la Historia” escribió que “Una civilización crece y prospera cuando su respuesta a un desafío tiene éxito y desaparece cuando no encuentra respuesta”. Con los países, instituciones y empresas debe suceder algo similar, aunque en el caso de estas dos últimas su ciclo vital es más corto. A veces la decadencia y muerte está escrita desde su propia gestación, por ser imposible su viabilidad a mediano plazo.

En otras la desaparición es por culpa de quienes toman decisiones. Cabe preguntar sobre el caso de Venezuela y de su empresa vital Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) ¿A qué factores debió su auge y cuáles determinaron su caída? ¿Pdvsa declinó porque Venezuela cayó o vice versa? El excelente libro de Ernesto Fronjosa titulado “Auge y caída de un petroestado” la historia del petróleo en Venezuela es de discusión obligatoria para entender nuestra historia reciente y decidir si el Estado debe seguir siendo el amo y señor de vidas y haciendas, así como si debe o no rescatarse su principal empresa.

La investigación de Fronjosa es la más completa que hemos leído sobre la historia de nuestra industria petrolera y tiene el mérito de presentar diferentes apreciaciones sobre temas polémicos, sin eludir proporcionar su opinión. Tiene seis capítulos: 1- Importancia del petróleo a nivel mundial, 2- Desarrollo de la industria petrolera en el mundo. 3- Una industria con antecedentes remotos. 4- El régimen de concesiones. 5- La industria en manos del Estado y 6- La inexorable politización. Aquí solo haremos algunos comentarios generales e instamos a leer el libro.

El petroestado se caracteriza, según este autor, por “la impresionante prosperidad económica que marcha a la par de una notable disminución de la diversificación económica. Además, esa riqueza es administrada exclusivamente por el Estado. Esto crea expectativas en la población que espera recibir prebendas. El medio político utiliza esta mentalidad con fines clientelares y la consecuencia es la injerencia de la política partidista en todo lo relacionado con el petróleo”. Nuestro Estado es rentista. Este hecho se deriva de que los dueños de la tierra donde se encuentra petróleo no participan de ningún beneficio. Además, desde 1934 la política fue mantener una moneda sobrevaluada, con lo que se perjudicaron las exportaciones no petroleras.

Antes de la estatización los conflictos fueron entre las empresas petroleras extranjeras y el Estado representado por el gobierno de turno. La Ley de Hidrocarburos de 1943 constituyó un hito importante. Las compañías recibieron el mensaje de que los venezolanos se preocupaban por su petróleo. Al momento de la nacionalización, en 1975, el 96,5% del personal era venezolano.

La nacionalización o quizá mejor dicho la estatización de la industria de los hidrocarburos ocasionó muchos temores y esperanzas. Hoy se discute si fue una medida favorable o perjudicial para el país. Fronjosa destaca que, por lo general en Latinoamérica se piensa que una empresa del Estado debe tener mayor contenido social, ser independiente de cualquier participación extranjera y que su aporte se deriva exclusivamente de los ingresos fiscales que genera. Debido a que nuestros gobiernos tienen una concepción primitiva de lo que es estratégico, se preocupan por garantizar que la estructura organizativa esté identificada con los lineamiento políticos del gobierno de turno, por lo que tienen la tendencia a ejercer control político sobre la organización. Además, señala el autor del estudio, “existe la opinión generalizada de que una organización con ese poder no puede restringir su actividad a aquella para la cual fue creada y es necesario dotarla de un mayor contenido social”.

Según esta apreciación, la cual compartimos, es evidente que más temprano que tarde alguien tomaría a Pdvsa y filiales por asalto para ponerlas al servicio de su proyecto político.

Fronjosa narra en forma amena las diferentes etapas de nuestra historia petrolera, con algunas anécdotas interesantes. Las concesiones y sus consecuencias, las leyes sucesivas mediante las cuales el Estado fue tomando cartas en el negocio petrolero. Las discusiones sobre las leyes de Reversión, de Nacionalización y sobre la llamada Apertura Petrolera. Los logros alcanzados como consecuencia de la adquisición de refinerías en el exterior para garantizar mercados, los Convenios Operativos y Asociaciones Estratégicas que permitieron obtener un petróleo que de otra manera estará todavía en el subsuelo. La eliminación de las filiales, con sus más y sus menos. Por último el conflicto del 2002, el cual era inevitable, y la consecuente destrucción. Pareciera que Pdvsa estaba condenada a caer en manos irresponsables, tal y como sucedió con el país. Sin duda todos fuimos culpables al permitir el deterioro gradual de las instituciones.

Fronjosa recomienda identificar oportunidades dentro del mercado petrolero, que los recursos obtenidos no sean para mantener el rentismo, sino para diversificar la economía, que sirva para darle mayor poder al ciudadano , desarrollar su sentido de emprendimiento, responsabilidad e independencia, que entienda que su bienestar no depende de dádivas del Estado.

Como (había) en botica:

Nuestra dirigencia sigue siendo sorda y muda ante el clamor de unidad. O atienden esta necesidad o inevitablemente pasarán a un segundo plano.

Lamentamos el fallecimiento del distinguido colega José Joaquín Villasmil, excelente profesor de estadística en LUZ y buen ciudadano.

También de la señora Hilda Mendoza, hija de don Eduardo Mendoza Goiticoa, quien fue un destacado ingeniero agrónomo que le renunció a Betancourt por estar en desacuerdo con la adquisición de carne de Argentina que introdujo la aftosa a nuestro país. También era tía de Leopoldo López

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

26/06/18

 4 min