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Opinión

Escribió Stefan Zweig en su excelente biografía de José Fouché: “saber retirarse a tiempo es una virtud necesaria en un político”. A mi memoria acude también una canción latinoamericana de los años cuarenta o cincuenta del siglo pasado – Tango o bolero, no recuerdo - intitulada “Hay que saber perder”.. Traigo a colación ambas cosas porque retratan fielmente el drama actual del régimen chavista.
Empezando por lo último, la conducta asumida por el chavismo gobernante luego de la derrota del 6 de diciembre pasado demuestra que no sabe perder. Empujado por las circunstancias tuve que reconocer los resultados adversos, pero fiel a su vocación dictatorial, se ha negado sistemáticamente a aceptar las consecuencias políticas, jurídicas e institucionales derivadas del cambio político materializado ese día.
La consecuencia directa y principal de ésta ceguera e intransigencia es la profundización de la crisis sistémica que padece el país.
En vez de apertura y rectificación la conducta gubernamental es y ha sido radicalizar el proceso y continuar la senda nefasta que nos ha arrojado a este abismo sin fondo.
Las últimas decisiones tomadas por el régimen en lo político y lo económico ratifican la visión errada de quienes gobiernan en relación a los intereses del país y sus habitantes.
La mayoría abrumadora de los venezolanos aspiramos a un cambio de gobierno y de modelo, lo queremos pronto (este año) y por vía constitucional y democrática; consultando a la ciudadanía.
La voluntad nacional – recogida en las encuestas y evidente en la calle - favorable a un Referéndum Revocatorio Presidencial demuestra que el rechazo al Gobierno, lejos de disminuir se ha ensanchado.
Es tal el repudio a quienes gobiernan que la marca Chávez – sí, al máximo líder también, no solo a Maduro - está empezando a pagar el costo de sus desatinos. Cosa por cierto, justa y acertada.
Continuar bloqueando el cambio por procedimientos reñidos con la Constitución y la democracia amparados en la razón de la fuerza podrá comprar tiempo, pero a costa de mayores sufrimientos para los venezolanos y lesionar seriamente la pervivencia del chavismo como movimiento político.
Es aquí donde toma vigencia la referida cita de Stefan Zweig. El chavismo está amortizado (nada nuevo ni positivo tiene para ofrecer), le llegó la hora de dar un paso al costado, al igual que el sandinismo en 1990.
Puede retirarse bien, vía renuncia de Maduro o permitir la celebración del referéndum revocatorio éste año. O puede resistirse a la manera siria y ser responsable de una catástrofe nacional.
Las fuerzas democráticas deben hacer todo lo posible para que el chavismo comprenda la enorme y decisiva responsabilidad que descansa en sus manos, que la salida de esta pavorosa crisis se produzca consultando la voluntad de la ciudadanía.
Aprovecho para saludar y respaldar la convocatoria hecha por la MUD de jornadas nacionales y regionales de protesta a culminar en una gran demostración de fuerza ciudadana el 1º de septiembre a favor de la consulta refrendaría este año y para protestar contra el drama social. Unir lo político y lo social es clave para aumentar la capacidad de convocatoria. Saludamos también la convocatoria de asambleas ciudadanas para informar, motivar y calentar el ambiente.
Proponemos a la MUD y a las distintas organizaciones de la Sociedad Civil concertar un pronunciamiento nacional a favor del RR.
Caracas, 8 de agosto de 2016

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Apreciación de la situación # 74
Económicamente, las causas estructurales – e ideológicas- que generan la actual crisis continúan vigentes sin vestigios de que el gobierno nacional tenga alguna intención seria de corregir el rumbo para comenzar a salir de la misma. El gobierno, o sus voceros, insisten en que el problema alimentario y de medicamentos no es de producción sino de distribución y cualquiera de sus altos funcionarios o ministros que asome o insinúe algo distinto, aunque sea muy pequeño, inmediatamente es sustituido o desautorizado por el jefe del régimen.
El nombramiento del ministro de la defensa como máxima autoridad económica del país, es una evidencia de esta convicción de que el problema es de distribución causado por la ineficiencia y corrupción de los ministerios involucrados, mayormente dirigidos por oficiales generales de la FAN. Al vicepresidente de economía, por haber declarado públicamente que se estaría analizando la conveniencia de unificar el tipo de cambio de divisas, fue inmediatamente eliminado y sacado del gabinete ejecutivo; hasta ahora no ha sido sustituido, el ministro de defensa asumió esa cartera también.
Pero el plenipotenciario ministro, después de más de un mes encargado de la economía, poco o casi nada ha logrado en mejorar la economía y la distribución de alimentos y medicinas, las colas para adquirirlos se mantienen o se hacen más largas. No se evidencia una intención del gobierno nacional para buscar financiamiento externo, unificar el tipo de cambio, generar confianza en los empresarios privados e internacionales o simplemente presentar un programa razonable y creíble por la población que indique un cambio de rumbo en el manejo de la economía; pareciera que la política económica de “como vaya viniendo, vamos viendo” es la que continuará siguiendo el régimen, por lo que la conclusión lógica es que el semestre que transcurre será igual o peor que el que ya finalizó.
Socialmente, aunque todas las encuestas y mediciones coinciden en que más del 80% de la población desaprueba la gestión del gobierno y más del 70% está de acuerdo en revocarlo, no se produce una acción masiva coordinada y con la suficiente contundencia que ponga en peligro la estabilidad del régimen. A lo largo y ancho del territorio nacional se producen diariamente manifestaciones, saqueos o intentos de saqueos, todas desarticuladas entre ellas, que rápidamente son reprimidas, silenciadas, con poca y oportuna cobertura de los medios de comunicación social. La sociedad civil, exigida para que haga la presión de calle necesaria para lograr los cambios requeridos ha sido incapaz de articularse eficientemente para estos propósitos y pareciera depender de la MUD nacional para hacerse presente en estas manifestaciones.
El mayor problema, para la actuación eficiente y eficaz de la sociedad civil es que aún no ha asumido el todo – el cambio del régimen- como su primera necesidad, sino que actúa en función de sus problemas particulares y sectoriales, sin entender que la solución de sus problemas, pasa primero, y necesariamente, por la salida del régimen. Esta desarticulación de la sociedad en general, es aprovechada por el gobierno y la propaganda oficial para argumentar que la gente está contenta y que las escasas manifestaciones son de grupos fascistas de la ultra derecha de la oposición, aunque lo más común es que lo ignoren totalmente en el sistema de información nacional al igual que hace con los fallecidos a manos del hampa.
Políticamente, el gobierno actúa monolíticamente, aunque sea con las políticas equivocadas, pero esta actuación le genera una imagen de fortaleza ante la sociedad en general, especialmente dentro de sus disminuidos seguidores o que dependen de sus favores para sobrevivir la crisis que nos afecta. Pero también afecta a un buen porcentaje de los opositores y en especial a aquellos que aspiran a una salida pronta de esta situación.
Esta sensación de fortaleza la administra adecuadamente de acuerdo a las circunstancias, reprimiendo en las manifestaciones, presionando a sus jueces y rectores, y en cualquier situación que amerite demostrar poder y fuerza. En ocasiones, e inicialmente, auspiciaba el diálogo y negociación y hasta designó voceros oficiales extranjeros, sin embargo, ahora parece dejar que estas iniciativas pasen por debajo de la mesa y que la oposición las asuma como propias.
Paradójicamente, esta actuación monolítica del gobierno, que es su mayor fortaleza, para los factores de la oposición democrática, que tienen las mayorías electorales, es una de sus principales debilidades. La MUD, como alianza electoral, ha tenido eficacia electoral, pero no así, en la conducción política del país para concretar la transición democrática que concluya con el cambio del régimen. Aunque, a diferencia de la sociedad civil, priorizan la necesidad del todo –el cambio del régimen- en el día a día, aún persisten en darle prioridad a sus intereses y cálculos partidistas. Finalmente se decidieron apoyar el RR en su totalidad, pero tímidamente hablan y exigen las elecciones regionales que deberían realizarse en diciembre, y ni hablar de las primarias; aún a esta fecha no se ha generado un criterio único al respecto.
Las recientes declaraciones de la rectora principal del CNE, donde deja en un limbo el cronograma del RR, debería haber sido aprovechado por la MUD para solicitar a la OEA se dé continuidad a la carta democrática y envíe observadores para este proceso. En ese sentido han sido muy pocas las manifestaciones.
Igualmente, la MUD debe priorizar un proceso de diálogo y negociación con la presencia de facilitadores internacionales; eso puede marcar la diferencia en el mediano plazo a favor del cambio del régimen, pero esto, al menos, de manera pública no se está realizando.
Finalmente, la oposición democrática debe ir definiendo a un dirigente político que conduzca con éxito, en nombre de la unidad nacional, el proceso de cambio o transición, así como, elaborar y publicar el pacto de gobernabilidad, incluyendo las medidas económicas a adoptar en un gobierno de transición.
El camino continua siendo complicado y tortuoso, pero la MUD deberá completar las tareas que le faltan, que son muchas todavía.
15 de agosto de 2016

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Este gobierno tiene que irse y cuanto más pronto mejor. Dudamos que en la historia política nacional exista otro caso en el que una mayoría tan inmensa de los venezolanos esté de acuerdo con algo, como lo estamos ahora, en relación a la necesidad de sustituir a los responsables inmediatos del descalabro que vivimos, como país y como ciudadanos.
Las formas de hacerlo están bastante claras, aunque no exista la misma certeza en cuanto a la más factible y sobre todo, sobre la más conveniente para todos. Aunque lo anterior sigue teniendo actualidad como debate, uno siente que el mismo no será resuelto convenientemente a menos que incluyamos en el mismo lo que queremos como reemplazo en lo inmediato y ello, sin duda, es más importante que la sustitución misma. No es cierto que cualquier cosa será mejor.
¡Quítate tú para ponerme yo! no resolverá los problemas que nos aquejan, mucho menos si lo hacemos confiando a una persona “providencial” las decisiones indispensables que hay que tomar.
El país que queremos, civil, federal, verdaderamente descentralizado en su gestión, efectivamente democrático, con justicia, productivo, socialmente responsable y con oportunidades realmente iguales para todos, donde el desarrollo sea producto de capacidades y esfuerzos, todo ello dentro del mayor respeto por el ambiente que nos acoge, requiere para poder comenzar a construirse, un gran acuerdo nacional que nos incluya a todos y del que solo queden excluidos los delincuentes, corruptos y de otros tipos, esos que cambian de nombres y partidos pero no de comportamiento.
Ese acuerdo debe prolongarse todo lo que sea necesario, trascender los lapsos constitucionales que hay que respetar, pero manteniendo el principio de continuidad para las políticas públicas y el de alternabilidad en el desempeño de las responsabilidades de dirección, sean estas nacionales, estadales o municipales. A ello contribuiría de manera importante el reconocimiento y respeto a la carrera de funcionarios público.
Con esta visión, que consideramos indispensable e impostergable, a los que encabecen las gestiones ejecutivas solo habría que exigirles, que es bastante, capacidad para la concertación de enfoques políticos y la coordinación de los equipos de trabajo, ya que son estos los que realmente tienen que enfrentar el día a día, guiados por planes consensuados política y socialmente, supervisados efectivamente por la ciudadanía y por supuesto lo suficientemente flexibles como para permitir las adecuaciones que se vayan detectando como necesarias.
Los próximos años serán de transición y si no lo entendemos así estaremos condenados a repetir esos errores que nos han llevado a ocupar los peores lugares en todos los indicadores de desempeño, como país y como sociedad, que se consideran válidos nacional e internacionalmente.

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Estimados amigos@ a modo de SOS les hago llegar la programación del Museo Mateo Manaure de Maturín... Comparen al Museo de Maturín y al Museo de Arte de Maracay " Mario Abreu " ... el nuestro en lo que va del año ha realizado una sola actividad... Se nos está muriendo y los aragüeños somos tan indolentes que no nos damos cuenta...El Museo de Maracay : Perdió el Penetrable de Soto, las 19 piezas que el artista Guinovart donó de su autoría, la escultura de Juan Loyola, las piezas que están en su supuesta "bóveda" y su estructura arquitectónica deja mucho que desear.... Hagamos algo o la historia nos juzgará... Propongo un foro en el museo y de manera pacífica defendamos lo que es nuestro... Amanecerá y veremos...
Aquiles Ortiz Bravo
0243-2459816
0414-5981757

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A casi un mes de haber circulado la reseña noticiosa del “cucutazo le diera la vuelta al mundo y que este ayudara a visibilizar la crisis humanitaria venezolana al ver a miles de personas desesperadas corriendo hacia Colombia para comprar comida.
Merece la pena recordar que los mismos que cerraron la frontera hace casi un año para, según ellos resolver la escasez, hoy se ven forzados a abrirla para eso mismo. Y es que definitivamente la lista de acciones irresponsables contra nuestro pueblo, y de las que luego se retractan como si nada hubiera pasado, bastaría para construir un Museo del Caradurismo.
Hoy lamentablemente en esta Venezuela humillada, en la que vemos a los ciudadanos de rodillas llorando por comida gracias al modelo fracasado de un gobierno irresponsable, pudimos ver igual en esos días a los militares y policías colombianos ayudando a mujeres venezolanas a regresar, imágenes que contrastan con las que hace poco más de 11 meses vimos de guardias venezolanos expulsando de nuestro país a familias colombianas completas, incluyendo niños, ancianos y mascotas.
Sin lugar a dudas una de las tareas que nos tacará hacer en el próximo gobierno, será la de recuperar el orgullo de ser venezolano, el honor hoy mancillado de nuestra República y de las Fuerzas Armadas, así como la capacidad productiva y nuestra autoestima.
Bien sea socialismo del siglo XX o del siglo XXI, lo cierto es que sigue y seguirá siendo un fracaso. En el pasado se pudo ver cuando los cubanos escapaban de Cuba a Miami, de Corea del Norte a Corea del Sur, de Alemania Oriental a la Alemania Occidental y ahora está ocurriendo de Venezuela a Colombia o a cualquier otro destino.
Una frontera y dos modelos con realidades totalmente opuestas, en la que tenemos de un lado controles en la economía, desabastecimiento, expropiaciones, escasez, recesión, crisis y hambre, del otro lado una economía de mercado, respeto a la propiedad privada, producción y abastecimiento.
¿Cómo es posible que a ambos lados de la frontera, que no es más que una raya imaginaria, haya realidades tan distintas? Obviamente que esto no se debe a la raza, religión, al nivel educativo de la población, ni al clima, ni mucho menos a la capacidad de trabajo, ni a los empresarios; sino al modelo fracasado de controles en la economía y restricciones a la libertad, mejor conocido como socialismo del siglo XXI.
Vamos por un camino sumamente peligroso, en el cual de seguir así dentro de muy poco, veremos a Maduro aparte de los inservibles decretos de emergencia económica y estado de excepción, declarando ilegal a la inflación como lo hizo Mugabe en Zimbawe, justo antes de provocar la hiperinflación más brutal que se haya conocido “por ahora” en el mundo.
En fin, este gobierno imita los pasos que hicieron que estas naciones colapsaran, producto de un modelo de restricciones a la libertad y de controles en la economía, que incluye estos aumentos de salarios financiados con dinero inorgánico que se diluyen en la inflación que él mismo produce.
Un gobierno que no sabe qué hacer, y que en vez de dejarse ayudar, de guiar y rectificar, continua radicalizándose, agravando cada vez más crisis y profundizando con sus errores el poder adquisitivo de los venezolanos.
Por todo esto y más, y ante la falta de apoyo popular, es que este régimen no quiere ni revocatorio, ni elecciones regionales este año, ni el otro, en fin, decidieron no contarse y así lo han hecho saber sus principales voceros, incluyendo el CNE que quedó para bloquear y evitar cualquier evento electoral.
El pueblo en la calle, incluyendo cada vez a más chavistas, clama mayoritariamente por la salida de Nicolás Maduro y de todos estos gobernadores oficialistas para lograr el cambio constitucional, pacífico y democrático.
Diputado a la Asamblea Nacional
http://visionvzla.blogspot.com/
oavila1973@gmail.com
@omaravila2010

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La Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE), alarmada por el sostenido deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos, se siente en la obligación de dirigirse al país para reiterar preceptos básicos de la ciencia económica que ofrecen pautas para la superación de tan grave trance.
La actividad económica obedece a incentivos. Las empresas producen y/o comercializan bienes y servicios con la expectativa de obtener un beneficio que remunere adecuadamente su inversión y sus esfuerzos. Un obrero valora ser remunerado dignamente al cumplir con sus labores. El consumidor busca que el dinero que entrega en pago de bienes y servicios sea compensado con la calidad de éstos. El amparo de tales incentivos impulsa la economía hacia niveles crecientes de bienestar, como lo muestra la experiencia de numerosos países de desarrollo exitoso. Ello debe plasmarse en un marco institucional adecuado que genere un ambiente de abierta competencia, libre movilidad de los recursos productivos, transparencia y bajos costos en las transacciones a efectuarse, garantías jurídicas y estabilidad macroeconómica, en el que los precios y las remuneraciones premian el esfuerzo y la capacidad de innovar. Debe velarse, igualmente, porque la actividad económica redunde en objetivos deseados de justicia social y de protección ambiental.
Asegurar un marco institucional idóneo para superar la grave crisis económica debería ser la principal responsabilidad del actual gobierno. Lamentablemente, ha preferido continuar con las políticas económicas de su predecesor, Hugo Chávez, quien desmanteló las instituciones favorables a la economía de mercado y a las libertades individuales, confiscó empresas e instrumentó mecanismos de control y regulación, generando un ambiente de gran incertidumbre y de acoso al sector privado, que desincentivó sus actividades. Bajo la creencia de que el ingreso petrolero bastaba para alcanzar los propósitos del gobierno, se intervino el sistema de precios, sometiéndolo a consideraciones políticas. El reparto de la renta y otros recursos centralizados en manos del Ejecutivo liquidó los estímulos para aumentar la productividad, para el uso racional de los recursos como sostén de mayores niveles de consumo en el tiempo y para la adecuada remuneración al esfuerzo productivo. Se exacerbó así el intervencionismo y el tutelaje estatal que habían minado la estrategia de “sembrar el petróleo” de gobiernos anteriores.
El reforzamiento de reglas de juego no mercantiles, en un ambiente opaco en el que no se rinden cuentas sobre la aplicación de los recursos públicos, premia la discrecionalidad en la toma de decisiones a favor de intereses partidarios. Los precios regulados, divorciados de sus costos de producción y comercialización – incluyendo el incentivo de una ganancia adecuada-, la obligatoriedad de sacar permisos de todo tipo para distribuir productos y la amenaza de sanciones severas para las empresas que no cumpliesen, incentivó la búsqueda del lucro fácil para todo aquél que tuviera cómo intervenir en la aplicación de tales medidas. La brecha entre los precios de los bienes regulados y los de reventa que están dispuestos a pagar los consumidores, el aprovechamiento del diferencial cambiario para vender tales bienes en países vecinos y convertir los proventos al tipo de cambio paralelo, las increíbles fortunas que posibilitan tales prácticas en el caso de la gasolina, las oportunidades para extorsionar a productores y comerciantes que ofrecen las regulaciones punitivas a sus actividades, y la opacidad con que se efectúan muchas transacciones públicas, al margen del escrutinio de la Asamblea Nacional y de los medios de comunicación, han terminado por arrollar los baluartes morales que pudiesen evitar tales prácticas en distintas esferas del poder. Como era de esperar, se han creado poderosos intereses en torno a la permanencia de estos mecanismos de intervencióny control. Constituyen la principal explicación de la resistencia del Ejecutivo a la rectificación de políticas para poder superar las terribles penurias que sufren los venezolanos.
Los excesivos controles de precio en Venezuela se asocian a la inflación más alta del mundo, un desabastecimiento extendido, desempleo, un empobrecimiento acelerado y un aparato productivo en el suelo. Pero el gobierno pretende ocultar tan notoria evidencia inventando una supuesta “guerra económica” de factores internos y externos contra el pueblo para explicar sus carencias. Ello es recogido en el Decreto de Estado de Excepción y de Emergencia Económica que el Presidente se hizo aprobar contra la voluntad de la Asamblea Nacional. Entre otras cosas, crea los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) para distribuir productos alimenticios regulados directamente a los hogares. En manos de organizaciones oficialistas, ha generado numerosas denuncias de discriminación política y de corrupción. Más allá este marco ha servido para entregarle poderes extraordinarios al Ministro de la Defensa, General Padrino López, como Jefe del Órgano Superior del Comando para el Abastecimiento Soberano y Seguro, mediante Decreto N° 2367. Enumera entre sus objetivos, el perseguir y neutralizar las “acciones desestabilizadoras” que se vienen ejecutando contra “el sistema agroproductivo e industrial”. Dispondrá de equipos técnicos de carácter cívico- militares que, entre sus atribuciones, podrán obligar a “sujetos de las cadenas productivas y de distribución” a vender a “determinadas empresas u otros entes estatales el porcentaje de su producción que sea necesario“, de conformidad con la Ley de Precios Justos (Art. 7). En este orden de ideas, la Resolución 9855 del Ministerio del Trabajo crea un “régimen laboral transitorio” que permitirá la conscripción de trabajadores de empresas públicas o privadas para “el reimpulso productivo del sector agroalimentario”, en violación de libertades individuales y garantías económicas básicas.
La Academia Nacional de Ciencias Económicas se siente obligada a manifestar que la economía no es un escenario de guerra que puede ser conducido con base en órdenes y controles, ni el grave desabastecimiento agroalimentario se reduce a un problema de logística militar. Políticas intervencionistas de este tipo han producido la deplorable situación que hoy padecemos, reiterando los desaciertos que han empobrecido a la población. Como afirmara una prominente figura política internacional, “cuando se está metido en un hueco, la salida no es cavando”.
Es perentorio generar condiciones que estimulen la iniciativa privada y, con ello, reactive el aparato productivo doméstico, que en muchos casos opera con apenas un 30 o un 35% de su capacidad. Ello requiere unificar y liberar el tipo de cambio, estabilizándolo en torno a sus valores de equilibrio, para que las empresas puedan importar los insumos, piezas y equipos que requieren para abastecer al país, sustituir importaciones (y con ello ahorrar divisas) y crear empleo productivo. Levantar los controles que hoy asfixian la economía y procurar el financiamiento externo tiene que ser una de las prioridades actuales del gobierno para avanzar con estos propósitos, así como sanear las cuentas fiscales para abatir la inflación y generar la confianza requerida para el cálculo económico de inversionistas, empresarios y consumidores. La adecuada instrumentación de estas medidas y la activa promoción de la competencia, de las seguridades jurídicas y de la transparencia en las transacciones, permitirán rebajar el precio –en algunos casos, sustancialmente- de muchos bienes que se importan con el dólar paralelo o que son revendidos a varias veces su precio regulado. Ello es imprescindible para que los salarios, en un ambiente que promueva la productividad, mejoren su poder adquisitivo.
Ante la severa crisis que afecta la vida de la inmensa mayoría de los venezolanos, no hay excusa para que un gobierno que alega defender los intereses del pueblo no promueva las reformas que incentiven la reactivación pronta de la economía. Venezuela cuenta con enormes potencialidades para solventar las penurias actuales. Como siempre ha reiterado en sus pronunciamientos públicos, la Academia Nacional de Ciencias Económicas se pone a la orden, conforme al artículo 2 de su Ley de creación, para contribuir a que estos cambios puedan producir los resultados deseados.
Humberto García Larralde Sary Levy Carciente
Presidente Secretaria
Caracas, 3 de agosto de 2016

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Si en algún punto de su narrativa Gallegos, plasmó con hermosura el lecho de la vida y el eterno fluir de nuestra venezolanidad, ha sido en su novela Canaima. De un solo tirón al hablar de nuestro majestuoso Orinoco nos describe: “aún no se sabe precisamente dónde empezó, el río niño de los alegres regatos al pie de la Parima, el río joven de los alardosos escarceos de los pequeños raudales, el río macho de los iracundos bramidos de Maipures y Atures, ya viejo y majestuoso sobre el vértice del Delta, reparte sus caudales y despide sus hijos hacia la gran aventura del mar”.
En su constante fluir Rómulo Gallegos, comenzó su carrera política en los días cuando Juan Vicente Gómez, gobernaba la Venezuela rural con cepo y grillete.
En 1936 al desaparecer el Dictador, el Presidente Eleazar López Contreras, lo nombra Ministro de Educación. Cartera en la cual tuvo poco tiempo, porque sus esfuerzos por promover reformas, fueron torpedeados por el viejo régimen que aún permanecía intacto. En 1945 participa junto a Rómulo Betancourt, en un golpe militar, conocido como la Revolución de Octubre. En 1947 resulta electo Presidente de la República, ejerciendo dicha Magistratura por escasos 8 meses.
Gallegos es derrocado en 1948 por una Junta Militar, encabezada por el General Carlos Delgado Chalbaud, dando pie a unas de las peores dictaduras del Siglo XX, liderada por Marcos Pérez Jiménez. Este hecho y su destierro hacia la ciudad de México lo apartaría para siempre del trajinar político.
Su obra literaria lo consagró como novelista, ensayista, cuentista y por supuesto como educador. Los Aventureros; Doña Bárbara; Reinaldo Solar; La trepadora; La Doncella y El Último Patriota; Cantaclaro y Canaima, constituyen la mejor herencia dejada a las generaciones futuras.
El Maestro Gallegos, nos sigue invitando al paseo maravilloso del espléndido mundo, donde el venezolano como el mismo Orinoco siempre será: ¡Agua de monte a monte! ¡Agua para la sed insaciable de las bocas ardidas por el yodo y la sal! ¡Agua de mil y tantos ríos y caños por donde una inmensa tierra se exprime para que sea grande!
Hoy en esta Venezuela urbana, deseosa de volver a la rural, habrá que decir como Santos Luzardo, en Doña Bárbara: "Algún día será verdad. El progreso penetrará en la llanura y la barbarie retrocederá vencida".

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