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Opinión

Quienes suscribimos este documento, representantes del pueblo ante la Asamblea Nacional Constituyente que sancionó la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el año de 1999, manifestamos a través de esta declaración nuestra preocupación por la grave crisis económica, social, moral y política que atraviesa el país. La peligrosa realidad que confrontamos se manifiesta con particular énfasis en la corrupción que ha invadido las instituciones, la impunidad ante la delincuencia, el deterioro progresivo de los servicios públicos, la destrucción del aparato productivo, la escasez de alimentos básicos y medicinas para la satisfacción de las necesidades elementales de la población, todo lo cual ha impactado negativa y gravemente en la calidad de vida de los venezolanos. Vivimos una situación inédita en la historia contemporánea, a lo cual se suma el desprecio por la Constitución.

La grave crisis señalada tiene un componente fundamental en la violación sistemática por parte del Régimen del texto fundamental de la República, en menoscabo del principio de la supremacía constitucional consagrado en su artículo 7, que reza: “La Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución.”

Lamentablemente, en los más de tres lustros de vigencia de la Constitución hemos presenciado un agudo y progresivo proceso de erosión constitucional, que se materializa en la desfiguración de sus valores y principios más preciados, la destrucción de las instituciones democráticas, la perversión del Estado de derecho, la burocratización de la Administración Pública, flagrantes conculcaciones de los derechos humanos fundamentales, y el abandono del principio cardinal del Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, suplantado por un modelo de Estado Comunal inspirado en el denominado “socialismo del siglo XXI”, antitético a nuestra Carta Magna, que ha generado miseria, hambre y depauperación de vastos sectores de la sociedad, en detrimento de la avanzada carta de derechos sociales en ella consagrados.

El destructivo proceso de erosión constitucional ha entrado en una nueva etapa de peligrosas e impredecibles consecuencias, que no dudamos en calificar de quebrantamiento constitucional dado el desconocimiento de la voluntad popular, manifestado en la elección el pasado 6 de diciembre de una nueva y amplia mayoría política en la Asamblea Nacional a la cual, en abierta violación de la Constitución, írritas decisiones de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia le han arrebatado atribuciones de su exclusiva competencia, diáfanamente establecidas en nuestra Ley Superior.

Consideramos que, ante la quiebra del Estado de Derecho que hoy presenciamos, existe una vía genuinamente democrática y constitucional en el recurso electoral del referendo revocatorio. El referendo debe efectuarse este año, pues el pueblo, en ejercicio de sus derechos y en consonancia con el principio constitucional de la democracia participativa, decidirá soberanamente su destino político en esta hora estelar y crítica de la República.

Hacemos votos por la libertad de los presos políticos y por la reconciliación nacional. La solución a la crisis y el consiguiente proceso de transición política debe ocurrir en paz, en democracia y sin exclusión o lucha de clases. Su hoja de ruta es la Constitución; cualquier otro camino agravará los problemas del país, en detrimento de su sufrida población. La Carta Magna es nuestra bandera, es nuestro compromiso.

Los Constituyentes que suscribimos este pronunciamiento nos comprometemos a colaborar con todos los sectores de la sociedad venezolana en la creación de un clima de tolerancia y diálogo, orientado por el valor superior del pluralismo político, que pasa ineluctablemente por la restauración del Estado de Derecho bajo la guía, respeto y vigencia de la Constitución. Asumimos la tarea de defenderla y promoverla, en función del objetivo fundamental que no es otro que el supremo bien de la patria.

A los catorce (14) días del mes de junio de dos mil dieciséis.

Los Constituyentes,

LUIS MIQUILENA

ALLAN BREWER CARÍAS

JESÚS RAFAEL SULBARÁN

PABLO MEDINA

RICARDO COMBELLAS

ERNESTO ALVARENGA

ELÍAS LÓPEZ PORTILLO

ALBERTO JORDÁN HERNÁNDEZ

ANTONIO DI GIAMPAOLO BOTTINI

CARLOS TABLANTE

HUMBERTO PRIETO

LEONEL JIMENEZ CARUPE

HAYDÉE BRIZUELA

REINALDO ROJAS

FLORENCIO PORRAS ECHEZURÍA

VIRGILIO AVILA VIVAS

JESÚS TEODORO MOLINA VILLEGAS

GILMER VILORIA

FROILÁN BARRIOS NIEVES

GEOVANNY FINOL FERNÁNDEZ

 3 min


Hasta hace unos años era considerado un honor ser docente universitario, decirse (o saberse) doctor, PhD o algún similar era un orgullo, además de una aspiración totalmente válida para todos. En apariencia en estos tiempos ya no parece ser así ¿la razón? Entre otras más están los sueldos docentes, pero quisiera hacer un poco de especulación histórica para intentar explicar este tsunami que supone la ignorancia como marca de “pueblo” y por tanto políticamente correcta, con todo lo desagradable que supone este fenómeno.

Hubo una vez un presidente que se saltó a la torera todas las formas políticas hasta ese momento, se llamaba Carlos Andrés Pérez, por supuesto eso ofendió a todo el mundo, en ese instante, la izquierda que estaba agazapada atenta a cualquier oportunidad, aprovechó para hacer propaganda desfavorable al gobierno, igual había una crisis muy parecida pues los precios del crudo bajaron hasta los ridículos cinco dólares por barril, eso trajo un descalabro terrible en toda la estructura nacional. El presidente hizo equipo con lo más granado de la inteligencia nacional, todo un equipo de doctores salidos de las universidades más prestigiosas del mundo quienes, políticas aparte, hicieron lo que los libros de economía les dictaba.

El no ser políticos si no académicos que no sabían de sutilezas al momento de planificar y ejecutar las medidas necesarias para el avance nacional, produjo que todo el estamento partidista se uniese en contra de la perdida de sus fueros, una suerte de conspiración interna para recuperar los feudos perdidos fue la reacción de políticos , militares y empresa privada, los medios de comunicación que para el momento eran solo parte de grandes corporaciones no estaban exentos de tomar partido, más por razones económicas que políticas, sin embargo hicieron el necesario ruido que hoy, a la vista de la devastación que sufrimos, sabemos que no era tan grave ni tan terrible, sin embargo para un país que se creía el cuento de ser millonarios fue un tiempo doloroso.

La ola trajo el llamado Caracazo, años después un intento de golpe de estado que lanza a la palestra a un desconocido militar que fue indultado y extrañamente habilitado políticamente que años más tarde llega a la presidencia. En muchas conversas con viejos militantes de la izquierda brillante que se llevaron con ellos la inteligencia, me confesaron que muchos de ellos tuvieron que ver como agitadores del llamado caracazo que fue planificado milímetro a milímetro desde los cuarteles de La Habana y traído en avión hasta las guaridas de la insurrección en todos lados, pero como siempre a las pocas horas de la protesta ya habían perdido el control así que se volvió un caos inmanejabl, al final se fueron a sus casas dejando que la pelea siguiera su curso de sangre y balas, una manera bastante cobarde de actuar, pero aun, nadie lo acepta en público, todos me lo han dicho de manera confidencial y yo me tomo la libertad de gritarlo desde mis líneas.

Como podemos ver, todo comienza por un esfuerzo de la inteligencia que al final fue desbaratado por la fuerza bruta de los que queriendo más poder (o simplemente poder) han desbaratado todo, tanto así que muchas veces en estos últimos años he oído de varios oficialistas que “Ya pasó el tiempo de los doctores, ahora gobierna el pueblo”, he ahí la clave del asunto, una campaña formal donde por más de 20 años se ha machacado a todos que lo más importante no es el conocimiento si no el “saber popular” ha logrado que las aspiraciones académicas de muchos se queden en el camino, bien sea por el desánimo de ver que un buhonero cualquiera gana más vendiendo café que un profesor universitario o que un ingeniero, además han logrado que los obreros en muchos casos ganen más que los jefes y lo más grave, hay gente en altos cargos cuya formación académica si acaso le daría para ser porteros, sumando a todo eso una ley de educación básica que permite a los bachilleres egresar sin saber leer bien tan siquiera.

Toda esa serie de factores han condenado al país a un atraso sin precedentes, con universidades públicas que por primera vez desde su fundación han sufrido mermas de hasta 80% en su matrícula, ya ni hacer exámenes de admisión vale la pena pues son tan pocos los que se presentan cada año que es más una selección simple que aquella dura pelea por la admisión que muchos vivimos en nuestro momento para ser admitidos en las instituciones de educación superior de la que somos egresados.

Cuando todo explote, los que quedemos de pie necesitaremos reconstruir desde la base la sociedad, comenzado por volver a posicionar el estudio y el esfuerzo como un valor absolutamente indispensable para el avance nacional , ninguna nación sale adelante sin investigación, producción intelectual, cultura, teatro, cine , literatura. Que los docentes de todo nivel vuelvan a recobrar la importancia que antaño tuvieron, que los cargos públicos vuelvan a estar en manos de gente con preparación acorde que a su vez de soluciones lógicas a los problemas que sufre cualquier nación, más aun esta que se cae a pedazos.

Será un esfuerzo titánico pero no imposible que solo puede funcionar si desde la escuela se otorgan esos valores, si los medios de comunicación (que a ciencia cierta son solo elementos de distracción y en ningún caso con función educadora pero cuyo poder de persuasión es innegable) colaboren en sembrar la idea del estudio como parte del progreso nacional, el renacimiento de las becas dignas, de las instalaciones educativas y de todo el entramado institucional, que volvamos a escuchar otra vez a las madres diciéndole a sus hijos que estudien pues es lo único que los salvará en el futuro en vez de esta patológica e indecente propugnación de la ignorancia como un valor revolucionario.

junio 2016

@jbdiwancomeback

 4 min


¿Cómo están los venezolanos en el exterior? Muy pocos compatriotas pensaban radicarse en otros países. Incluso aquellos nacidos en España, Italia, Portugal, Colombia y en otros lares y que tanto contribuyeron a nuestro desarrollo, por lo general habían decidido pasar el resto de sus días en Venezuela, en donde tenían hijos, nietos, amigos y propiedades. Todos estos planes cambiaron a raíz de la pérdida gradual de calidad de vida que se inició en la década de los años ochenta y que se aceleró velozmente con la llegada de los rojos al poder.

Venciendo las trabas para conseguir una visa, inicialmente emigraron los jóvenes ante las limitadas oportunidades de progresar en el país que una vez fue el de las oportunidades. Mi generación tuvo más posibilidades de progresar que la de nuestros padres, pero nuestros hijos han tenido menos que las nuestras y esta es la mayor tragedia que le puede suceder a un país. Aunque esta situación también se da en otros partes, en el nuestro el problema se agravó con la inseguridad. Tenemos la única dictadura en la historia de la humanidad que ni siquiera garantiza la seguridad personal de sus ciudadanos.

Emigrar es muy duro y deben enfrentarse muchas dificultades. Sin embargo, en esos tiempos de obscuridad, quienes emigran disfrutan de una mejor calidad de vida y no tienen problemas de inseguridad, ni sufren por escasez de alimentos y de medicinas. Esto es generalmente cierto para los jóvenes. Inicialmente les es muy duro el desarraigo. Quienes son profesionales deben pasar por el calvario de la reválida del título que exigen los países con los cuales no hay convenio de reciprocidad. El lograr la equivalencia implica años de estudiar lo ya visto y empezar a trabajar en niveles ya superados, por lo que muchas veces los jóvenes prefieren dedicarse a otras actividades. Sin embargo, consiguen vivir en mejores condiciones que las que hubiesen tenido en el país del cual no hubiesen querido apartarse y al cual, lamentablemente y por motivos bien fundados, la mayoría no piensa regresar.

Posteriormente empezaron a emigrar los de la tercera edad que tenían algunos ahorros y contaban con una pensión de alguna empresa u organismo del Estado, de una universidad, de la Fuerza Armada y también del Seguro Social. Una moneda fuerte como era el bolívar, a la tasa de cambio, les garantizaba una vejez con limitaciones, pero sin muchos sobresaltos. Lamentablemente, la situación cambió, no solo por la devaluación de nuestra moneda, sino porque muchos ya no están recibiendo lo que por derecho les corresponde y otros lo reciben con retardo. Todos tienen la incertidumbre de si tendrán acceso a la pensión a la tasa preferencial vigente o si tendrán que acudir al dólar paralelo, lo cual la convertiría en sal y agua.

Esta situación se está volviendo dramática para muchos compatriotas. No pueden regresar porque vendieron su vivienda ante el enorme riesgo que significaba alquilarla, que el inquilino no pagara y que el gobierno instruyera a los jueces de no proceder con desalojos. Carecen del apoyo solidario de familiares que están imposibilitados de ayudarlos y enfrentan un costo de la vida elevado, con pocas opciones de conseguir trabajo debido al factor edad.

Al respecto, consideramos que la Asamblea Nacional debe pronunciarse, aún a sabiendas de que el Ejecutivo la mantiene amarrada. El término exilio se aplica estrictamente a los casos políticos, pero dadas las condiciones de Venezuela es imperativo considerar que todos los compatriotas en el exterior son exiliados. En el caso de los que tuvieron que salir del país por persecución política judicial y policial, el caso es aún más grave.

Más de millón y medio de venezolanos en el exterior siguen pendientes de los acontecimientos del país, sufren con las malas noticias, se alegran cuando gana la Vino Tinto o Muguruza y se les pone un nudo en la garganta cuando escuchan la canción Venezuela de los compositores Armenteros y Herrero, el primero de los cuales acaba de fallecer. Recomendamos el libro ¨La voz de la diáspora¨, del distinguido compatriota Tomás Páez.

Debemos seguir presionando para que se realice el referendo revocatorio este año, ya que solo un cambio de régimen permitirá la recuperación del país y el bienestar de sus ciudadanos, tanto de quienes se quedaron, como los que pudieron o tuvieron que irse al exilio. No será fácil. Las cuatro rectoras rojas del CNE han evidenciado que hacen lo posible por evitarlo. Las trabas puestas a las firmas iniciales del 1% para iniciar la petición, son una pequeña muestra de lo que harán con el 20% que tendremos que recoger para que se realice. La pelea hay que darla en todos los frentes.

Como (había) en botica:

Nuestra producción de petróleo sigue en picada. El Market Report de junio de la OPEP, reporta que Venezuela informó que su producción es de solo 2.370.000 barriles por día, es decir 897.000 barriles por día menos que en el 2001. El otro Escarrá era también intelectualmente deshonesto, pero nunca lo ocultó. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 4 min


Es de mal gusto –por pretencioso- comenzar un artículo alardeando que uno tenía razón. “¡Se los venía diciendo!” es un reclamo odioso. Lamento, por tanto, tener que recordar que vengo señalando por años la naturaleza fascista del régimen chavista y que, en momentos en que se viera acorralado, buscaría apresurar una conflagración final para limpiar, de una vez por todas, el panorama de las supuestas "lacras" que impedían la instauración del ansiado Nuevo Orden.

Viene a la mente la imagen de Hitler en su bunker, asediado por las tropas soviéticas a las afueras de Berlín, ordenando, enloquecido, ofensivas de tal unidad del ejército contra el enemigo o de tal otra, cuando en realidad la wermacht ya había sido prácticamente aniquilada. Cuando Himmler, jefe de la SS, se escabulle del bunker para sondear posibilidades de paz con los aliados, Hitler lo tilda traidor y ordena su ejecución sumaria si se le capturaba. En la película “La Caída” se le representa denostando del pueblo alemán por no haber estado a la altura de sus delirios y escogiendo finalmente suicidarse como suprema manifestación de que, para él, no era aceptable ningún resultado distinto del triunfo absoluto.

Guardando la distancia, las manifestaciones últimas de Maduro, los hermanos Rodríguez, Diosdado y ahora también Arístóbulo –¡qué mal te empataste, hermano!- tocan teclas similares. Ante el rechazo abrumador a su destructiva conducción de los asuntos públicos, la plana mayor del fascismo criollo no busca enmendar entuertos: se atrinchera buscando la conflagración final. Insultos, atropellos violentos y burlas a la población alcanzan niveles cada vez más estridentes en la medida en que aumenta su desesperación. Provocan a las fuerzas democráticas esperando que caigan en la trampa de la confrontación violenta, escenario en el cual confían triunfar gracias a su supuesto control de la FAN y a su capacidad para desatar sus bandas malandro-fascistas para reprimir y matar impunemente.

Con las secuaces del CNE, le meten el dedo en el ojo a la gente con excusas pueriles para retrasar el referendo revocatorio y provocar su indignación al invalidar firmas que solicitaban la apertura del proceso. Para mayor irritación, Tibisay advierte que si hay disturbios –léase protestas por sus arbitrariedades y abusos- olímpicamente interrumpe el proceso. Jorge, el enfermo, disfruta acusando cínicamente a los que firmaron de tramposos, insulta a Capriles y reprime con saña a quienes pretenden reclamar el revocatorio en “sus” predios del Municipio Libertador.

Maduro, luego de erigirse abiertamente como dictador, desconociendo las potestades de la Asamblea Nacional y desconociendo la Constitución, se emperra con un sistema odioso y discriminatorio de reparto de comida que pretende extorsionar a la población para conseguir su aquiescencia con sus desmanes -los CLAPs- y los impone a la fuerza, no obstante la protesta de la gente. Y Diosdado no desperdicia la oportunidad de enardecer a los opositores con calumnias, falsedades y burlas cínicas a sus reclamos de que se respete la constitución.

Para el imaginario fascista el mundo es de una sencillez pasmosa. Es de un blanco y negro prístino. No hay medias tintas: o se está conmigo o se está en el bando enemigo. Los que están con la revolución, inspirados en la gloriosa gesta de los libertadores, discípulos fieles de Chávez -es decir, la ficción del Noble Pueblo que no pide distingo alguno para sí como individuos sino que se entrega gustosamente por entero al destino colectivo que éste les señaló-, se enfrenta en lucha terminal contra los apátridas, los que reniegan del Nuevo Orden e insisten en sobreponer los derechos humanos y civiles de la Constitución a ese glorioso futuro común. Los buenos –nosotros, los “revolucionarios”- contra los malos –ellos, los otros.

En estos momentos de dificultad no hay plan “B”. El fascismo no sabe lidiar con la complejidad, por lo que desecha el juego político democrático ya que concibe a éste simplemente como una guerra. De ahí que se aferra -¡todavía!- a la estupidez de una supuesta “guerra económica” para explicar la grave situación de desabastecimiento y hambre que aqueja a los venezolanos, en vez de reconocer la necesidad de enmendar perentoriamente sus desastrosas políticas. Esta obcecación coloca al revocatorio como única salida, pero su prosecución es denunciada por el régimen como intento de desconocer los poderes nacionales, desestabilizar el país y conspirar con el “imperio” para “derrocar” a Maduro (¡!). Ya no importa que tales argumentos no tengan credibilidad alguna: se siguen repitiendo porque su intención no es la de convencer a la mayoría de venezolanos hoy enfrentados al gobierno, sino de convertirlos en bandera para aglutinar a los fanáticos violentos en torno a suyo para la batalla final. Toda negociación o diálogo sólo adquiere prestancia cuando permite ganar tiempo para acumular fuerzas para esta arremetida, pero nunca para ceder.

Lo paradójico, hoy, de la práctica Goebblesiana de repetir una mentira hasta convertirla en verdad es que en esta era de tan extendida inter-conectividad no funciona la censura y los únicos que terminan creyendo los embustes del gobierno son los chavistas fanáticos que no leen otro periódico o escuchan otro programa no sea oficialista. Es decir, lo de Goebbels opera al revés, ya que provoca el rechazo de la mayoría. No obstante, sirve de excusa para radicalizar la postura de confrontación violenta a la que se ha comprometido la claque en el poder.

Lo que está detrás de todo esto es la defensa de un régimen de expoliación por parte de la nueva oligarquía militar y civil, que se cobija en consignas “revolucionarias” para buscar legitimación. Diosdado Cabello, ícono del fascismo venezolano como ninguno, hace un llamado a la “rebelión popular” para enfrentar la revocación de Maduro. Pero, hablando de fascismo, es bueno recordar el trágico final de Mussolini, colgado con ganchos de carnicero junto a su amante Clara Petacci, de un poste luego de ser capturado por los partisani tratando de huir de Italia.

De seguir negando el revocatorio y no permitir una salida pacífica y constitucional a la crisis, es bueno que Maduro, Cabello y el resto de la cúpula se pregunten en qué lado de la ecuación van a quedar en un posible desenlace de esta naturaleza. Seguir cayéndose a embustes puede resultarles fatal.

Economista, profesor de la UCV.

humgarl@gmail.com

 4 min


José E. Rodríguez Rojas

Una vez que fue elegido presidente y asumió su cargo, Luiz Inácio Lula Da Silva decidió continuar la política económica del presidente saliente Fernando Henrique Cardozo. Hizo esto a pesar de que en la campaña electoral Lula y su partido habían cuestionado la política de Cardozo como “neoliberal”. A continuación analizamos con mayor detalle la metamorfosis de Lula, de izquierdista radical a gobernante “neoliberal” y derivamos algunas lecciones útiles para el caso venezolano.

A inicios de la década de 1990 la hiperinflación en Brasil había alcanzado la cifra de 5.000% agobiando la vida del ciudadano común. Los brasileños desesperados clamaban al gobierno que tomara medidas, no importa cuales fueran, siempre que controlaran la espiral inflacionaria. Ante estas presiones el presidente Itamar Franco designó en 1993 a Fernando Henrique Cardozo como su ministro de economía, asignándole la responsabilidad de implementar medidas para controlar el flagelo. Cardozo es un intelectual brasileño de izquierda, habla con fluidez cuatro idiomas y ha sido profesor de renombradas universidades de su país, Estados Unidos y Europa. Es conocido en América Latina por su contribución a la teoría de la dependencia, campo este donde escribió un texto con Enzo Faletto que fue una obra de consulta obligatoria sobre el tema.

Cardozo posesionado de su cargo como ministro, reunió a algunas de las mentes más calificadas de su país en el área económica y diseñaron en conjunto lo que fue bautizado como el Plan Real. Este plan contuvo un conjunto de políticas de orientación liberal orientadas a restringir el gasto, tanto del gobierno central como de los gobiernos regionales y locales. Sin embargo un aspecto central de la estrategia fue la creación de una nueva moneda conocida como Real, la cual sustituiría al devaluado y vapuleado Cruzeiro. Cardozo y su equipo lograron convencer al ciudadano común que la nueva moneda mantendría su valor, en contraste con la vieja. El Real fue lanzado a mediados de 1994, la inflación anual se redujo a dos dígitos en 1995 y ya en 1998 se ubicó por debajo del 2% anual.

El control de la inflación hizo que se recuperara la capacidad de compra de la población, impulsó el consumo y el crecimiento económico a 4% entre 1994 y 1997. En consecuencia la tasa de pobreza se contrajo un 20%. El éxito de Cardozo como ministro de economía lo catapultó a la presidencia de Brasil, cargo al que fue elegido en dos oportunidades. Durante su gestión impulsó la privatización de empresas públicas, disminuyó el proteccionismo de las empresas brasileñas lo que obligó a estas a ser más eficientes, introdujo mejoras salariales y en el equipamiento escolar e impulsó programas antipobreza a gran escala focalizados en los sectores más vulnerables de la sociedad brasileña.

Los gobiernos que encabezó Cardozo se dieron en un entorno internacional inestable, en el cual se produjeron varias crisis de naturaleza económica que afectaron a la economía brasileña y obligaron al incremento de las tasas de interés para impedir la fuga de capitales. Al final la inestabilidad económica internacional afectó la gestión del intelectual brasileño y el crecimiento económico se redujo a cifras decepcionantes. Mientras tanto Lula y su partido recorrían el territorio brasileño señalando que las dificultades que enfrentaba Cardozo y el decepcionante desempeño de la economía, eran culpa de las políticas “neoliberales” de contracción del gasto público y social implementadas por Cardozo. Este último respondía a las críticas del Partido de los Trabajadores de Lula señalando que sus políticas, si bien habían restringido el gasto púbico, no lo habían hecho con el gasto social el cual se había expandido. Sin embargo el carisma personal y el corrosivo discurso de Lula y su partido tuvieron su efecto. En las siguientes elecciones presidenciales del año 2002, el candidato del partido de Cardozo perdió las elecciones y Lula fue designado presidente.

Una vez instalado en la casa de gobierno, Lula un político pragmático e inteligente, entendió con ayuda de sus asesores, que no había otra opción para evitar recaer en la pesadilla de la hiperinflación, que continuar las políticas de Cardozo a pesar de que previamente las había cuestionado como “neoliberales”. Además los mercados financieros estaban nerviosos por la llegada a la presidencia de un radical de izquierda. Sin pensarlo dos veces se colocó su chaqueta de gobernante pragmático y “neoliberal” y mantuvo la política previa y el acuerdo con el FMI que acompañaba a esta.

Sin embargo Lula decidió también ampliar los programas sociales que Cardozo había iniciado, lo cual fue su gran acierto y lo que marcó su gestión. Retomó varios de estos programas y los fundió en uno solo llamado “Bolsa Familia” el cual expandió. Para el año 2006 el programa había beneficiado a 11 millones de familias ubicadas en la condición de pobreza extrema. El programa incluía una ayuda mensual de 95 reales equivalentes a 44 dólares. El gobierno también incrementó el salario mínimo en 25%. El programa Bolsa Familia tuvo un fuerte impacto y contribuyó a sacar a millones de familias de la pobreza. La continuidad que el gobierno de Lula dio a las políticas económicas de Cardozo y a los programas sociales, lograron reducir la pobreza de 43% en 1993 a 20,9% en el año 2011. En síntesis la izquierda brasileña ha optado durante más de dos décadas por una combinación de políticas de orientación liberal para controlar la inflación y programas sociales focalizados en los sectores más vulnerables de la población, que lograron avances sustantivos en la reducción de la pobreza.

Mientras esto ha sucedido en suelo brasileño, en Venezuela Teodoro Petkoff como Ministro de Planificación del gobierno de Rafael Caldera impulsó en 1996 la Agenda Venezuela, que contempló políticas de orientación liberal similares a las impulsadas por Cardozo. La mencionada agenda logró reducir la inflación de 80% en 1994 a 12,1% en el año 2001 e impulsar la capacidad de compra de importantes sectores de la población, como pusimos en evidencia en un artículo previo titulado “Cuando éramos felices y no lo sabíamos”. Sin embargo a diferencia de Lula el expresidente Chávez decidió, con asesoría cubana, no mantener la disciplina económica de la Agenda Venezuela y el acuerdo con el FMI que esta implicaba; optando por un giro en la política económica de 180°. Este cambio catapultó la inflación y llevó al empobrecimiento de la sociedad venezolana y al caos económico que atravesamos.

Nota: La mayoría de las estadísticas y la información de los gobiernos de Cardozo y Lula fueron obtenidos de la obra de Michael Reid: “Forgotten continent. The battle for latin america’s soul”. Reid es el editor para América de la revista inglesa The Economist.

Profesor UCV

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El comentario de la semana.

Pertenezco al grupo que todavía se sorprende y reacciona negativamente ante la magnitud del cinismo presente en las muestras discursivas de algunos representantes connotados del oficialismo.

Las declaraciones de los ministros que niegan las fallas notables de alimentos, medicinas y otros insumos, las de los responsables de la seguridad ciudadana que siempre encuentran en otros la culpa de sus errores, la de los militares en el gobierno avalando guerras económicas y preparativos de invasión por parte del imperio, siendo responsables de lo que pasa, las del alcalde metropolitano en su papel de árbitro electoral que defiende la “pureza” de los procesos, son solo muestras casi diarias del accionar de un gobierno que no gobierna, para distraer la atención de los ciudadanos, desconociendo que podemos parecer bobos pero que no lo somos, o al menos no para siempre.

Me cuento entre los miles de venezolanos que firmamos solicitando la realización de un revocatorio presidencial y que hoy, después de haber esperado suspicazmente por el pronunciamiento de las rectoras, confirmo que mi solicitud ciudadana no cuenta ya que “Esta cédula de identidad no se encuentran firmando en el proceso de Validación de registro presentado por la MUD”, que luego fue cambiado por “Esta Cédula de Identidad no se encuentra en la base de datos de los registros presentados por el partido MUD”.

Para demostrar, si es que fuera necesario, la mala intención de las que dirigen ese organismo, estos primeros mensajes fueron borrados y ahora dice “El número de cédula ingresado no cumplió con uno o mas de los criterios de validación aprobados por el CNE”, lo que deja al ciudadano solo con una certeza; su solicitud no cuenta.

Esta última y tecnológicamente lacónica respuesta del cne da por anulado un legítimo derecho constitucional, miemtras que las causas dependeran del momento en el que leyó el mensaje en pantalla, sembrando aún más dudas en el ciudadano.

Para confirmar lo del cinismo, el cne señala que existe un “procedimiento de validación y exclusión” que le permite al firmante “arrepentido” pedir que lo saquen de esa lista, pero que no nos da a los excluidos por ese poder, la oportunidad de solicitar por la misma vía (una planilla) y en el mismo momento, la ratificación de muestra petición de convocar un revocatorio contra el presidente.

Decimos ratificar porque si consultamos la base de datos de marras, lo hicimos esperando estar entre los que firmamos la solicitud, y al no encontrarnos, sentimos que alguien y no nos queda duda de quién, cometió una omisión que deseamos subsanar. No estamos hablando de una lotería en la que no salió mi número; yo, al igual que muchos miles, presenté formalmente una petición y pido que se me conceda el derecho de ratificarla, ante su supuesta inexistencia.

Esto será inútil, dado que de concederse alguna posibilidad de enmienda al abuso, solo sería para hacerlo aún mayor, retardando el proceso y mejorando las posibilidades de que el referendo no se realice en el tiempo adecuado para remover al presidente y tener que convocar a la elección de uno nuevo.

Con esta experiencia y de cara al próximo evento, ¿de qué sirva convocar a firmar una solicitud, si al final, los “aceptados” tendrán que ir a ratificar su voluntad, personalmente y contra su huella guardada electrónicamente, en aquel sitio que determine el órgano electoral? ¿No es mucho más fácil y adaptado al sistema electrónico electoral, convocar a los que quieren hacer una solicitud, a que en un solo acto y momento manifiesten su deseo y se compruebe electrónicamente la correspondencia entre la cédula mostrada y la huella del solicitante? Por supuesto que sí, pero esto haría que los lapsos fueran menores y eso es precisamente lo que no quiere el gobierno y sus adláteres.

Algunos dirán que eso pasa por esperar comportamientos democráticos de quienes han demostrado reiteradamente no ser precisamente demócratas. La interpretación debe ser otra; una vez más se demuestra, gracias el esfuerzo ciudadano, que el régimen no puede mantenerse legalmente y que tiene que recurrir a la trampa para prolongar su agonía, lo que no importaría si no fuera porque es el futuro inmediato del país lo que se está poniendo en riesgo, sin olvidar que en el presente, muchos venezolanos, la mayoría, estamos viviendo la peor experiencia personal de nuestras vidas.

Esto tiene que cambiar, esto va a cambiar, y ojalá encontremos pronto la mejor vía para hacerlo; por lo pronto, en números y voluntad, el revocatorio está convocado, faltándonos solo por ver lo que inventaran las rectoras para impedirlo, si es que las dejamos.

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Lester L. López O.

Apreciación de la situación nacional # 65

La situación del país es cada vez más caótica, la incertidumbre se apodera de la calle, el hambre comienza a hacerse presente en una realidad que muchos aún creen que no llegará, los que por innumerables razones y factores pasados, tienen reservas y recursos que le permiten sobrevivir en este escenario de escasez económica y moral en el que se ha convertido el país. Pero la realidad está allí, presente.

Dentro de este caos e incertidumbre es difícil lanzar pronósticos, es como el refrán preferido de muchos comentaristas deportivos en eventos donde los contrincantes tienen fortalezas y debilidades semejantes: “cualquier cosa puede pasar”. Lo único es que, en justas deportivas, lo que pase al final no tiene mayores repercusiones para el común de la gente, salvo el disfrute de una victoria, o la decepción de una derrota, que en pocas horas se atenúa y que con frecuencia, la mayoría ni se entera.

Igual o,currió la semana que finalizó; esta se caracterizó por el elevado tono de la confrontación política, incluyendo que varios diputados de la oposición democrática salieran heridos y golpeados en su intento de ser escuchado por los rectores del ente electoral, los saqueos se generalizaron a nivel nacional, las víctimas de la escasez de alimentos y medicinas son cada vez más elocuentes y audaces en sus declaraciones, demostrando su rabia en los medios de comunicación y las redes sociales, los supuestos mediadores para el dialogo, se muestran ineficientes ante un gobierno que solo quiere escuchar que lo van a dejar que cumpla su periodo hasta el 2019 y una oposición que no va, y no puede, dejar de insistir en la realización del revocatorio como objetivo político fundamental para este año.

Al margen de este espectro de escenarios, la selección de futbol nacional, la vino tinto, en medio de tremendas dificultades organizativas, asiste al torneo Centenario de la Copa América, logra dos victorias consecutivas, únicas en la historia de esta selección, para llegar a cuartos de final, y lo que debería ser un motivo de júbilo nacional, casi que pasa por debajo de la mesa por la conflictividad reinante en el país.

Finalmente, el ente electoral fijó las fechas para la primera validación de firmas para el referendo revocatorio, acompañada de una serie de requisitos que debe sortear la MUD nacional, y los firmantes, para pasar a una segunda fase, sin obviar invalidar a bastantes firmantes como para echarle más gasolina al fuego.

Por allá, en el imperio, además del torneo de futbol mencionado, el Consejo Permanente de la OEA, aprobó oficialmente el análisis del informe del Secretario General de la organización solicitando la aplicación de la Carta Democrática de las Américas a nuestro país para la sesión del 27 del presente mes de junio, o sea, la intervención diplomática internacional en nuestro país puede hacerse realidad. Mientras tanto, como dicen los amigos deportivos “cualquier cosa puede pasar”.

11 de junio, 2016

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