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Opinión

Griselda Reyes

En los últimos 15 años, los venezolanos hemos aguantado de todo. En estos años de crisis humanitaria, hemos soportado escasez de alimentos y medicinas, apagones, hiperinflación y -aunque sea imposible de creer- colas por racionamiento de alimentos y colas por gasolina, a pesar de tener la reserva probada petrolera más importante del planeta tierra y en un tiempo no lejano las mejores estructuras de refinación y transformación petrolera.

Las últimas generaciones de venezolanos no han visto otra cosa más que la pobreza y la desolación como política de Estado, donde las excusas oficiales para sacar al país adelante se han vuelto un lugar común. A Dios gracias, como sostenía la profesora Mercedes Pulido de Briceño –primera mujer ministra de este país–, «a diferencia de Cuba, aquí llegó la tragedia 50 años más tarde y con la tecnología en contra».

Frente a tanta desolación, parece inaudito que hoy la oposición venezolana esté separada por abismos entre sí, y mantenga más relación con interlocutores del chavismo que con sus pares opositores. Y ustedes dirán, ¿Pero qué tiene que ver la crisis país con las diferencias entre la oposición?

Pues, la respuesta es más que lógica: Si nosotros como sociedad, como país, no actuamos en función de reclamar dos cosas claves, no sacaremos a este país adelante más nunca.

La primera, a la clase política le urge presentar un plan de país concretable en el cortísimo plazo, en caso de ganar en 2024.

Para lograr esto último, es trascendental reunificar a las fuerzas vivas democráticas. Incluso esto es algo que va más allá de los partidos políticos tradicionales, es que las bases asumamos la necesidad de entendernos, de ponernos serios para responder la necesidad que hoy tiene el país para así poder recuperar la confianza de la ciudadanía.

Por ello la pregunta inicial: ¿Cuánto más nos falta por aguantar? En este momento, seis años más del actual modelo de Gobierno en Miraflores, será una tragedia… Los únicos responsables serán los opositores que sigan tendiendo puentes hacía la otra orilla y no entre sí.

Yo no hablo de enemigos, pero si hay que asumirlos como adversarios para poder cambiarlos… Por la vía democrática del voto. No hay balas ni batallones a la orden para hacer ni una intentona, urge articularnos en función de la única ruta: El voto.

En estos tiempos que tanto se habla de inteligencia artificial, nosotros debemos reclamar a los actores de todos los grupos políticos de oposición, inteligencia racional, inteligencia emocional. Hay que actuar con madurez política antes que se nos pase el tren, Venezuela no puede seguir esperando.

www.griseldareyes.com

Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.

Twitter: @griseldareyesq

https://talcualdigital.com/hasta-donde-aguantamos-por-griselda-reyes/

 2 min


Fernando Mires

Si me preguntaran si todavía pienso en si la historia está sujeta a leyes, respondería: sí. Estoy convencido de que la historia está sujeta a una ley fundamental. A esta ley la denomino, la ley de la contingencia. Esa ley dice: nunca los hechos, ni siquiera los procesos (que son articulaciones de hechos) van a resultar como tú lo imaginas. Quiero decir: el futuro imaginado es un imaginario que actúa sobre una base real (lo real según Lacan, es lo indeterminado, lo desconocido, lo que está más allá de la realidad chiquitica que habitamos) En esa mini realidad, pensamos y actuamos: es nuestro minimundo.

¿Y quiénes somos nosotros? Responderé con Sartre: seres que hemos sido arrojados al mundo sin saber por qué ni para qué. Pero ya que estamos aquí, tenemos que ser en lo más inmediato: vivir. Y como nos hicieron pensantes, tenemos que pensar, es decir, hacernos preguntas que intentamos responder desde dentro de la caverna, tan lejos de la luz platónica. Y como no se puede pensar sin hacer preguntas, seremos seres preguntones. Y como a las preguntas hay que responderlas, seremos también, seres respondones.

En breve, no solo vivimos en el mundo como las almejas, además, pensamos en el mundo. Hagas lo que hagas, no podemos sino pensar. Vivir es pensar (entre otras cosas). Ahora, pensar es pensar a través del tiempo, es ser en el tiempo y, por lo mismo, pensar es una actividad tridimensional. Pensamos en el presente, desde el pasado y hacia el futuro.

Un futuro sin pasado es un tiempo imposible. El futuro no es sino el pasado que avanza. Un río que va «a dar a la mar que es el morir» según la copla de Jorge Manrique. Por eso, si el río no avanza hacia el futuro, el presente se convierte en puro pasado. Los días están atados con un hilo, dijo con razón Hamlet, y el mismo entendió que para entender su locura, debía aceptar que el hilo que ataba a los días se había roto. Esa ruptura la denominamos en palabras poco amables, locura. Mantener el hilo, o la cuerda que ata a los tiempos, la llamamos en cambio, cordura. Ser cuerdo es vivir atado a la cuerda que ata a los tiempos del ser.

Pensemos por ejemplo en cualquier gran suceso que haya marcado la historia: la toma de la Bastilla, la batalla de Waterloo, la primera guerra mundial, la segunda guerra mundial, el derrumbe del muro de Berlín, el 11-9 norteamericano, la invasión rusa a Ucrania, y varios más. Para todos esos hechos tenemos explicaciones, algunas cuerdas, otras descabelladas. Pero las tenemos porque fueron hechos, y los hechos se hicieron. Podemos indagar acerca de por qué ocurrieron. Lo que no podemos hacer –si es que no somos negacionistas– es negar que existieron.

Ucrania como contingencia

Pensemos, para ejemplificar, en el último de los hechos nombrados, la invasión rusa a Ucrania. Puede que no sea el hecho histórico más importante (eso lo sabremos después) pero en el tiempo, es el más cercano. Un hecho que ahora, visto después que ocurrió, aparece ante nuestros ojos como algo muy fácil de haber sido previsto. Incluso documentalmente previsible.

Putin –como Hitler, quien antes de ser electo escribió que «la raza judía» debía ser eliminada de la faz de la tierra– había escrito un ensayo asegurando que Ucrania por razones derivadas de una común consanguinidad (!¡), era parte de Rusia (2021). Putin había anexado por la fuerza a otras naciones (parte de Chechenia y Georgia en el 2008) y había invadido a Ucrania el 2014, robándose Crimea.

Ya había anunciado incluso que había que modificar el orden político mundial (discurso de Münich 2007) y sin embargo, el 24 de febrero de 2022, a pesar de todos esos anuncios, la mayoría de los gobernantes occidentales fueron sorprendidos por la invasión rusa a Ucrania. ¿Cómo podemos explicarnos esa sorpresa frente a un hecho que hoy nos parece tan previsible?

Barajemos algunas hipótesis: la más divulgada es la que afirma que la mayoría de los gobernantes europeos fueron seducidos (comprados, dicen otros) por el gas y el petróleo ruso. No obstante, esta hipótesis no responde a la pregunta del por qué. Y para responderla nos vemos obligados a formular una segunda hipótesis: pues, porque sencillamente no creían que Putin iba a hacer una invasión a Ucrania. Así no más. Pero la respuesta no está dada. Ahora viene entonces la pregunta clave:¿por qué no lo creían capaz de hacerlo? La respuesta no puede ser otra que la siguiente: la mayoría de los gobernantes occidentales proyectaron su propia racionalidad hacia la cabeza de Putin.

Acostumbrados a pensar en términos de costos- beneficios, los mandatarios, sobre todo los europeos, supusieron que Putin no iba a arriesgar el futuro de Rusia sacrificando sus excelentes relaciones económicas y políticas con Occidente. Claro, puede ser que Putin también se haya equivocado y pensado en que, aparte de un endurecimiento temporal de las sanciones no era mucho lo que iba a pagar por su atrevimiento invasor.

De acuerdo a su propia racionalidad, puede que no haya imaginado la decisión con que Occidente iba a enfrentar la ocupación de Ucrania. Así como Occidente cultivaba la noción de un Putin cruel, pero racional, Putin cultivaba la visión de un Occidente enriquecido, pero incapaz de arriesgar el bienestar de sus naciones por una «provincia» llamada Ucrania.

Suponiendo entonces que la invasión a Ucrania ocurrió como consecuencia de una doble equivocación, la de Occidente con Putin y la de Putin con Occidente, la conclusión es evidente: hay un error fundamental en la que los humanos solemos caer, y este error es pensar en los otros como si nosotros fuéramos los otros.

Me refiero a esa impronta propia al pensamiento humano que lo lleva a no poder escapar de su propia subjetividad. Más todavía si pensamos en que ese pensamiento no es tan libre como nos imaginamos pues, de alguna manera, está determinado, aunque sea inconscientemente, por el deseo de que algunas cosas no sucedan. Solo una inteligencia artificial está libre del peso del deseo. Y como el deseo se expresa siempre en tiempo presente, imaginamos el futuro, aún el más lejano, como si fuese una simple extensión del presente.

«¿Por qué fue necesaria una guerra asesina en Ucrania para que Alemania se diera cuenta de la amenaza de Rusia?», es el largo título de un interesante artículo escrito por la historiadora alemana Helene von Bizmark. Su respuesta, en cambio, es corta. Nadie pensó en Alemania (en Europa tampoco) que la Rusia de hoy no es solo una prolongación de la ex URSS, sino algo muy distinto.

En otros términos, casi nadie pensó en lo peor. Como en los comienzos de Hitler, nadie pensó en el Holocausto, como en los comienzos de Stalin nadie pensó en el Gulag, como durante los primeros años del gobierno Putin, nadie pensó –aunque los indicios se acumulaban– en el genocidio que hoy es cometido en Ucrania. Volviendo a las primeras líneas, nadie pensó en la contingencia que nos depara el futuro porque la imaginación que surge de nuestros deseos bloqueaba ese pensamiento.

No estamos condicionados, quiero decir, para pensar en lo peor. No podemos aceptar que el futuro no es solo una simple prolongación del presente, sino algo distinto, determinado por hechos imposibles de prever. Y sin embargo, he aquí nuestra tarea de Sísifo: como seres pensantes estamos obligados a pensar en el futuro. El campo de lo imaginario es un futuro pensado con la simbología del campo del presente.

Pensamos el mundo pero pensamos en el mundo. ¿Cómo será el mundo después de la invasión de Putin a Ucrania? Todo depende en parte de la forma como se resuelva la guerra, eso lo sabemos. ¿Con una victoria de Rusia y la consiguiente anexión de Ucrania, o con una victoria de Ucrania la que aún perdiendo parte de su territorio podría llegar a emerger como una nación europea, libre, soberana y democrática?

No obstante, también sabemos, o mejor dicho presentimos, que la confrontación en Ucrania puede llegar a ser un detalle de no mucha importancia comparado con el dilema mundial que aparecerá nítido después de Ucrania: la confrontación entre dos megapotencias, China y Estados Unidos, buscando cada una ocupar un lugar hegemónico en el mundo. ¿Cómo se resolverá este antagonismo? Esa respuesta ha sido intentada responder por el conocido internacionalista norteamericano, Ian Bremmer.

El orden del futuro

Ian Bremmer, un pensador muy original, ha escrito recientemente un artículo cuyo título es decidor: «La próxima potencia mundial no será la que se piensa». Deconstruyendo los tenores dominantes en los pronósticos mundialistas, Bremmer nos sorprende con una afirmación: «Ya no vivimos en un mundo unipolar, bipolar o multipolar». Por el contrario, aduce, el mundo que se avecina será interactivo. En cierto modo ya lo es. Lo que hoy tenemos, y al parecer, seguiremos teniendo –es su tesis– son múltiples órdenes mundiales «separados pero superpuestos». En otras palabras, habrá un escenario de hegemonías compartidas.

Estados Unidos, según Bremmer, seguirá siendo un actor dominante en términos de seguridad (para bien o para mal, no lo dice) Pero el poderío militar norteamericano no es suficiente para establecer las reglas de la economía global y, en ese punto, deberá competir y compartir con China pues la economía norteamericana y la china han llegado a ser, en el espacio global, intensamente interdependientes. «No se puede tener una guerra fría económica si no hay nadie dispuesto a luchar contra ella», dictamina Bremmer con mucha lógica.

En ese marco descrito por Bremmer, la Unión Europea actuará como un mercado insustituible para China y Estados Unidos, Japón seguirá siendo una potencia económica y si India mantiene sus actuales índices de crecimiento, se unirá a la multipolaridad dominante.

Pero existe, además, otra posibilidad: y esta es que, debido a la aceleración de la revolución tecnológica de nuestro tiempo (por ahora digital y energética) las empresas tecnológicas, imbricadas entre sí en un tejido interminable de redes, lograrán una autonomía relativa con respecto a los estados nacionales, hasta el punto en que, emancipadas de amarras políticas, pueden llegar a dictar condiciones a los estados, y no a la inversa. De acuerdo a esa posibilidad, Bremmer configura tres escenarios:

  1. Si los estados nacionales siguen ejerciendo preeminencia sobre la tecnología, puede desatarse «una guerra fría tecnológica» (podría ser la que estamos viviendo).
  2. Si las tecnologías se emancipan relativamente de los estados nacionales, puede tener lugar la conformación de un orden mundial digitalizado, reservándose para los estados nacionales los espacios económicos y de seguridad.
  3. Si el espacio tecnológico supraestatal se convierte en dominante, puede llegar a conformar «un orden mundial por sí mismo» en condiciones de dictar reglas en la seguridad y en la economía internacional. Por ahora este escenario parece de ciencia ficción pero, para Bremer, es inevitable.

El poder del destino

Imaginar el futuro es gratis. Cada uno puede hacerlo según sus ideas, creencias o, como Bremmer, cálculos. Sus escenarios pueden ser perfectamente posibles. No lo ponemos en duda. Pero también pueden no darse. Los hechos se dan solo cuando se dan, más allá de las condiciones que los hacen posibles.

Pienso por mi parte que este, y otros cuadros imaginativos, aun los que se basan en tendencias reales como las que configura Bremmer, dejan de lado algunos aspectos que pueden ser tan determinantes como los aquí expuestos.

El primer aspecto es que los seres humanos no solo compiten tecnológica, económica y militarmente entre sí. La mundialidad económica, tecnológica y militar, no suprime las diferencias de ser en el mundo, diferencias que pueden ser religiosas, culturales o de simples modos de vida.

Para nadie es un misterio, por ejemplo, que para ordenes reglados por la religión o por la tradición, Occidente continuará siendo perverso, blasfemo y libertino. Peor todavía: Occidente, por el solo hecho de existir, es occidentalizador. Su fuerza no reside solo en los números ni en los aparatos, sino en su inevitable poder de atracción devenido de libertades que en otras partes no se dan.

Estados Unidos y Europa son por muchos, odiados, pero masas de seres humanos quieren vivir en Estados Unidos y en Europa, o por lo menos, como en los Estados Unidos y en Europa. De ese poder de atracción carece China. En materias relativas a las libertades humanas, China no está en condiciones de competir.

En lo que entendemos por Occidente, la revolución digital corre de modo paralelo con una revolución en las relaciones de género y de sexo, revolución que, guste o no, existe. En el no-Occidente, la revolución tecnológica avanza, pero las relaciones culturales y sexuales continúan siendo rehenes del más lejano pasado. Sus gobiernos despóticos, también.

Las confrontaciones entre el pasado y el presente suelen ser tanto o más cruentas que las económicas o tecnológicas. Al sobrevalorar a las primeras en desmedro de las segundas, analistas como Bremmer no dejan ningún espacio para la competencia política, expresada hoy en la contradicción esencial que se da entre ordenes democráticos y ordenes autocráticos, sean estos últimos dictatoriales o totalitarios.

Las teocracias islámicas así como el despotismo totalitario que crece en China, puede llevar a tensiones imposibles de ser resueltas mediante el concurso de la razón tecnológica y económica. La política, en fin, no es un subproducto de la economía, ni del desarrollo de las fuerzas productivas, según los marxistas, ni de las invisibles leyes reguladoras del mercado, según los liberales.

No por último hay que tener en cuenta que la historia está hecha por seres humanos y no por procesos objetivos, por más universales que ellos sean. Y bien, no hay nada más impredecible que un ser humano cuando, independientemente a constituciones y leyes, llega a controlar por sí solo los mecanismos del poder político. Lo estamos viendo hoy en los casos de Kim Jong-un y de Putin.

Tampoco hay una póliza de seguros que convierta en imposible un triunfo de Trump o de Le Pen o incluso de algo peor (pienso en el avance creciente de la ultraderecha alemana). Del mismo modo, no hay ninguna lógica objetiva que nos proteja de la irracionalidad de sectas religiosas como las que controlan el poder en Irán o Arabia Saudita, o de la de mandarines ideológicos como son lo que comandan el Partido Comunista Chino. Lo que hoy aparece como imposibilidad, mañana puede aparecer como posibilidad.

La guerra en Ucrania, para ejemplificar con una realidad actual, no era inevitable y por lo mismo no puede ser considerada el resultado de un proceso histórico objetivo. Por el contrario, todo parecía indicar, ya desde los tiempos de Gorbachov y Yelzin, que Rusia iba a unir su destino económico y tecnológico, incluso cultural, con Occidente.

Tuvo que aparecer un monstruo contingente llamado Putin para que toda la promesa encerrada en un proceso histórico que parecía posible, fuera revertida y con ello, desatados todos los horrores que día a día estamos viendo en la pantalla.

Escribió Antonio Machado: «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar». Hoy podríamos decir: «Caminante, no hay destino, se hace destino al pensar». Y como las realidades en las que pensamos, llegan y se van, no hay otra posibilidad que pensar el destino del mundo de modo constante. No sé si esa tarea es nuestra condena. Pero si no la cumplimos, dejamos de pensar.

Referencias:
Ian Bremmer – LA PRÓXIMA POTENCIA GLOBAL NO SERÁ LA QUE SE PIENSA (polisfmires.blogspot.com)

Helene von Bismarck – ¿Por qué fue necesaria una guerra asesina en Ucrania para que Alemania se diera cuenta de la amenaza de Rusia? (polisfmires.blogspot.com)

Fernando Mires – EL NUEVO-VIEJO ORDEN POLÍTICO MUNDIAL (polisfmires.blogspot.com)

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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Ismael Pérez Vigil

El proceso de elección Primaria, para escoger el candidato o candidata de la oposición democrática, del 22 de octubre (22-O), sigue su curso sin interrupción y sin vacilaciones. Entre las diversas tareas que se desarrollan simultáneamente, veamos un resumen de los tres aspectos más importantes que se han producido y los que están en marcha.

Los candidatos.

El pasado sábado 24 de junio, tras una prórroga de 24 horas, finalizó el plazo para la inscripción de los candidatos que concurrirán al proceso electoral del 22-O. Un total de 14 candidatos −presentados por partidos y factores políticos, sectores sociales y grupos políticos organizados−, se inscribieron finalmente; los nombres y sus fotografías los pueden ver en la página de Instagram de la Comisión Nacional de Primaria (CNdP), con el siguiente enlace: https://bit.ly/3PE91iU; además fueron reseñados ampliamente por la prensa nacional y las redes sociales.

Sus nombres aparecerán en la boleta electoral ordenados alfabéticamente, según lo acordado con los candidatos y conforme al instructivo que se elaborará al respecto. Concluido el lapso de postulación, se abrió un periodo de impugnaciones de 72 horas, que concluyo el miércoles 28 de junio y al no haberse presentado ninguna impugnación, los 14 candidatos quedan inscritos y confirmados para participar en el proceso electoral. No obstante, el Reglamento Marco y el Reglamento de Postulaciones, prevé que puede haber sustituciones y remplazos hasta 10 días antes de la votación e incluso, por causa extrema, hasta dos días antes. Queda pendiente el acto formal de presentación al país de los candidatos y que estos firmen el Programa Mínimo de Gobierno que ha sido acordado con todos ellos.

Las Juntas Regionales

La CNdP continua con un recorrido, iniciado hace dos semanas, por todos los estados, para hacer la presentación formal de las Juntas Regionales (JR) a las comunidades en cada uno de los estados. Esa actividad, además de actos generales, abiertos a todo público, implica también reuniones con ciudadanos, oenegés, partidos, organizaciones sociales y demás personas interesadas en el cambio político en el país. Durante estas visitas, que son en realidad jornadas de trabajo, se ha estado evaluando dos importantes actividades que han estado siendo realizadas por las JR: la búsqueda y evaluación de posibles Centros de Votación y los criterios para conformar y constituir los equipos de trabajo y de personal electoral que actuará el 22-O, conjuntamente con la CNdP y las JR.

Desde mediados de mayo las JR habían estado evaluando los centros de votación que se podrían utilizar, con la participación del CNE o sin ella, en la jornada electoral; una vez que se decidió continuar la Primaria sin la participación del CNE, bajo la modalidad denominada autogestionada, ha comenzado un proceso de reevaluación y revisión de todos los centros de votación para ver cuales se podrán utilizar para la elección autogestionada y si es preciso buscar otros o adicionales. Ese trabajo debe concluir en los próximos días, para que los técnicos de la CNdP elaboren una propuesta, que será después revisada con los candidatos de la Primaria, sus equipos de trabajo y las propias JR, para elaborar el listado definitivo de centros de votación y determinar el número de mesas, lo que se denomina “tabla centros” y “tabla mesas”.

Con relación al reclutamiento del personal electoral, tarea que corresponde realizar a las JR, con propuesta y apoyo de la CNdP, se ha estado utilizando una aplicación en línea, que facilita esa tarea; se trata del “Registro de Organizaciones Políticas y Ciudadanas”, mediante la cual esas organizaciones se pueden registrar, nacional y localmente, para proponer candidatos a integrar los equipos de trabajo que conformarán el personal electoral −miembros de mesa, coordinadores de centros y monitores− que actuará el día de la elección. Una vez concluida la primera fase del registro de las organizaciones, en las subsiguientes se podrán incluir también, de manera individual, las personas que se quieran integrar a esta actividad. Esta aplicación está disponible, por el momento solamente para las organizaciones, con el siguiente vinculo: https://bit.ly/434bhD8.

Actualización del Registro Electoral (RE) en el Exterior.

Como ya hemos comentado en artículos anteriores −(ver varios de ellos en esta página: https://bit.ly/447uswW)− desde el 7 de junio está abierta la actualización del RE para los venezolanos que, estando inscritos para votar en Venezuela, residen ahora en el exterior y no han podido actualizar su dirección, pues la mayoría de los consulados venezolanos no están realizando esa actividad.

La CNdP decidió que en 81 ciudades, en 31 países, se establecerán centros de votación. En esas ciudades, de acuerdo a la información disponible, viven 6,5 millones de venezolanos y están en edad de votar más de 3,5 millones; pero lo más importante es que con esta actividad de actualización se está abriendo la oportunidad para que cualquier venezolano, en cualquier parte del mundo, pueda actualizar sus datos para votar el 22-O en una de esas ciudades.

El proceso ha marchado de acuerdo con los parámetros y expectativas esperadas, para una elección primaria, que como se sabe es un proceso en el que no participa toda la población electoral, sino que lo hace un porcentaje de la misma, que puede ser variable, pero que rara vez sobrepasa el 15% del padrón electoral. Para el momento de publicación de este artículo, la cifra de personas que han pasado por el proceso de actualización sobrepasa los 115 mil venezolanos y han logrado concluir el proceso unos 75 mil, y están por finalizarlo otro 25 mil; habiendo quedado por fuera unos 15 mil casos, que no lograron actualizar su registro, que representan un porcentaje de rechazo inferior al 13%. Esos “rechazados” aún pueden seguir intentando concluir el proceso, pues queda aún una semana, hasta el 7 de julio, en la cual se espera un incremento importante de actualizaciones.

Para algunos a quienes estas cifras les lucen pequeñas en comparación con el número de inmigrantes venezolanos, hay que resaltarles que es una cifra, que no solo está en los parámetros de este tipo de actividad, sino que además, en tan solo 20 días supera el RE oficial del CNE, que no llega a los 108 mil inscritos. Ese registro del CNE, desde la última elección primaria de la oposición −realizada en 2012 y en las elecciones presidenciales de 2012 y 2013−, era de 101 mil electores; es decir, se ha incrementado apenas en menos de 7 mil personas en una década.

Conclusión.

La actualización del RE para la elección primaria, no solo permitirá escoger el candidato unitario de la oposición democrática, sino que ayudará también a hacer notoria a nivel internacional la presencia de los venezolanos en el exterior y como se les priva de sus derechos políticos, al no permitir que se registren o actualicen sus datos para votar en la elección presidencial de 2024.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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Moisés Naím

Uno de los grandes debates de nuestro tiempo es cómo tratar a los dictadores. En decenas de países hay un choque frontal entre quienes solo aceptan la salida incondicional y el eventual enjuiciamiento y condena del dictador y sus secuaces y quienes están dispuestos a aceptar horribles concesiones con tal de establecer una democracia.
Es un tema cuya urgencia se ha hecho imposible de ignorar desde la criminal invasión que lanzó el dictador ruso contra el vecino democrático en su frontera. Pero no es solo un problema ruso: entre los campos de concentración que mantiene el Gobierno chino en Xinjiang, hasta el férreo control sobre la disidencia que mantiene desde 1979 Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial, en el mundo hoy gobiernan no menos de 39 dictadores (sin contar los ocho reyes, emires y sultanes que gobiernan unipersonalmente).
De esos 39 dictadores hoy en el poder, 20 de ellos ejercen su poder sin límites en África, 14 más en Asia, tres en América Latina y dos en Europa. Tres dictadores comandan arsenales nucleares —Vladímir Putin, Xi Jinping, y Kim Jong-Un—. Otros tiranizan países de gran peso geoestratégico como Egipto, Cuba y Vietnam. Y entre ellos se encuentran los jefes de muchos de los países más pobres del mundo: Burundi, Laos, Nicaragua y otros tantos más cuya miseria se deriva en muchos casos del liderazgo incompetente y corrupto del dictador.
Salir hoy de un dictador es mucho más difícil de lo que era hace un par de generaciones. La solución clásica era el exilio. Figuras como Idi Amin, en Uganda, o Baby Doc Duvalier en Haití supieron que, llegado el momento, podían eximirse de sus responsabilidades abordando discretamente un avión con maletas llenas de dinero y jubilándose en una lujosa mansión, preferiblemente en el sur de Francia. Esas cosas ya no pasan.
El 10 de octubre de 1998, el general Augusto Pinochet fue arrestado en nombre de la jurisdicción universal durante una estadía en Londres, ante cargos de genocidio y tortura durante su régimen (1973-1990). Aunque finalmente fue liberado por razones de salud y regresó a Chile, su arresto marcó el principio del fin del exilio como solución para sacar a dictadores atrincherados en el poder. Años después, en el 2006, el expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic morirá en una celda en La Haya mientras esperaba el veredicto en su juicio internacional por crímenes contra la humanidad, genocidio y crímenes de guerra.
Las intenciones sin duda fueron muy buenas, pero las consecuencias de estas decisiones siguen reverberando hasta el sol de hoy. Al aumentar sustancialmente el costo para un dictador de entregar su poder, estos casos paradójicamente entorpecieron todos los intentos posteriores para remover a un dictador.
Cuando la alternativa al poder absoluto es morir en la cárcel y perder el acceso a las enormes fortunas que los dictadores, sus familiares y testaferros acumularon, no debe sorprender que los tiranos se aferren al poder como sea. En parte por esto, el proceso que se dio en algunos países donde los dictadores dejaban el poder en manos de líderes democráticos ahora ocurre muy poco.
De los últimos cinco países en deshacerse de sus dictadores, solo uno —Armenia— parece haber tenido cierto éxito transitando el camino a la democracia. Los demás han visto su proceso de democratización retroceder (Túnez) o colapsar (Myanmar, Egipto), o degenerar en una guerra civil (Sudán). En este último caso hay una guerra abierta entre facciones militares que se lleva a cabo mientras el exdictador, Omar al Bashir, se encuentra en prisión esperando un juicio que le podría llevar a la pena de muerte.
Son contados los casos en los cuales las protestas callejeras combinadas con el apoyo de las fuerzas armadas y partes de la comunidad internacional logran desalojar al antiguo dictador. Y esto pasa cada vez con menor frecuencia. Mucho más común es la experiencia de países como Bielorrusia, Camerún, Cuba, Hong Kong, Irán, Tailandia o Nicaragua, dónde amplios movimientos de protesta han sido derrotados por sus dictadores, en la mayoría de los casos brutalmente, a través de la violencia y la represión.
El mundo ha perdido la capacidad de erradicar del poder a sus dictadores. La falta de opciones atractivas y riesgos tolerables que resultan de la pérdida del poder los ha llevado a redoblar sus esfuerzos para repeler los intentos de sacarlos. Así, los dictadores hoy son derrocados con menos frecuencia que los de ayer y, cuando se van, dejan un caos difícil de gobernar.
El mundo tiene que volver a aprender el arte y la ciencia de salir de un dictador. O prepararse para que el tipo más común de gobierno en el mundo actual sea la dictadura o la anarquía.

@moisesnaim
www.moisesnaim.com
Moisés Naím / El País

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Werner Corrales

OBJETIVOS Y PROBABILIDAD DE ALCANZARLOS

La Primaria tiene dos finalidades principales con alta probabilidad de éxito, lo que justifica poner grandes esfuerzos en ellas: a) promover la movilización de la población y la recuperación de su confianza en el liderazgo opositor, que la gente ha perdido en la dirigencia actual, y b) provocar la sustitución del liderazgo de hoy, que significa crear razones fuertes para que los partidos renueven sus propios líderes y que consideren legítimo el liderazgo central de quien resulte ganador en ella.

Siendo realista, el tercer propósito de la Primaria es: c) seleccionar un candidato único de la Oposición que derrote al régimen y que este lo reconozca en 2024, objetivo que tiene una probabilidad de éxito bastante más reducida, pero debe perseguirse igualmente.

LOS ENEMIGOS DE LA PRIMARIA

El régimen trata y seguirá tratando de impedir el éxito de la Primaria, pero también el G3 lo viene y lo seguirá haciendo.

Parte de la contra estrategia de esos dos adversarios es crear la división, el desánimo, la desesperanza y el pesimismo de los opositores buscando impedir la eficacia de lo planteado en los objetivos « a » y « b ». El régimen tiene además la inhabilitación, el encarcelamiento y los atentados contra candidatos incómodos.

Por su parte el G3 persigue impedir la Primaria haciéndola ver inviable, para que el Candidato Unitario tenga que ser elegido por consenso entre AD, PJ y UNT. Su principal mecanismo de actuación para lograr ese fin son sus representantes directos en la Comisión de Primarias, quienes retrasan las decisiones de la CNP y pueden bloquearlas, como hicieron por varios meses, hasta que el régimen disolvió al CNE.

COMO VA HASTA AHORA LA PRIMARIA

En pocas palabras la Primaria va bien hasta ahora debido al creciente ánimo popular y a pesar del retraso de la CNP, pero sus enemigos en el régimen y el G3 todavía tienen agentes y mucha fuerza que se debe derrotar estratégicamente.

El peor error que se puede cometer en el futuro inmediato es confiar en que esos dos enemigos ya no tienen poder para detener la Primaria. Es duro decirlo, pero puede ser ingenuo creer que los representantes del G3 en la CNP actuarán de aquí en adelante en favor de la eficacia de la Primaria sin CNE.

Rasgos de esa ingenuidad se están viendo en personas de buena fe que creen hoy que la CNP siempre estuvo trabajando en un programa para la implementación autónoma, lo que es contradictorio con la conducta pública de la Comisión ante el CNE, cuya disolución por el régimen la obligó a arrancar de cero la implementación de una idea que estuvo dormida desde hace meses.

30 de junio 2023

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Maxim Ross

Ahora que, por primera vez, la economía privada de origen venezolano permitió dar el salto de dinamismo que vive Venezuela, gracias principalmente al flujo de remesas que envía la diáspora venezolana, sería muy conveniente examinar las ventajas y la contribución en crecimiento y bienestar que, históricamente, ese sector le ha dejado a la comunidad venezolana, en especial en comparación con la economía pública o la que proviene del Estado más allá de las circunstancias actuales.

Tal objetivo, creemos que se justifica, porque, como sabemos, también ese dinamismo proviene del aumento de los precios internacionales del crudo, derivados de la invasión rusa a Ucrania y a los recientes recortes de producción de la OPEP, los que han multiplicado el valor de las exportaciones de PDVSA, lo que, si bien es cierto, depende como ha sido siempre, de la volatilidad de los precios y de los acontecimientos políticos[1] que siguen presentes en la Venezuela de hoy.

De allí que resulta necesario evaluar el grado de sostenibilidad de esta opción de crecimiento, en contraste con la que ofrece la Economía Privada, cuyos aportes en el pasado y en el presente le dan ventajas convincentes y de allí deducir la conveniencia de que el país se vuelque por entero a promover y apoyar su desarrollo y así evitar los daños que causa una economía dependiente de los precios del crudo y de decisiones estrictamente gubernamentales y políticas.

Si la prueba a la que sometemos a la Economía Privada resultara positiva, entonces podríamos diseñar una ruta deseable y previsible a futuro para garantizar su continuidad, su sostenibilidad y sus beneficios.

¿Qué es la Economía Privada?

Quizás resulte extraño ubicar su definición, pero podría ser necesario. Una primera manera de identificarla es por su diferencia con la economía pública o economía estatal, donde el marcador proviene de que es el Estado el propietario del capital, caso de PDVSA obviamente, pero de varias empresas que le pertenecen. Una segunda manera es diferenciarla de las que se conocen, en otros medios, como empresas públicas[2].

Desde luego también derivan de la atribución de propiedad que define la legislación, incluyendo la que pauta la Constitución vigente, en las que se especifica su calidad de propiedad privada, a lo que corresponde la clasificación que elaboran los bancos centrales en las cuentas nacionales y se le puede identificar por sus respectivas contribuciones al crecimiento de la economía, medido este por su participación en el Producto Interno Bruto (PIB)[3], en el Ingreso Nacional, en el empleo y en la remuneración de los factores productivos.

Una paradójica contribución privada

Sabido es que, desde la aparición del petróleo en la economía venezolana el sector estatal ha sido el predominante pero, paradójicamente, es la Economía Privada la que ha tenido un peso relevante en lo que respecta a la conformación de nuestras fuerzas productivas y esa es su gran fortaleza, por ejemplo, si apelamos a su participación en la generación del Producto Interno Bruto, que es la suma y medida de todo lo que se produce en el país y que revela la cuantía del Valor Agregado que cada sistema de propiedad aporta al país. Sin embargo, en contraste se puede decir que su gran debilidad fue y es que nunca logró superar al sector estatal, liderado por la industria petrolera, en la provisión de divisas extranjeras distintas a las de ese origen.

Así pues, tenemos un aparato productivo que, prácticamente lo produce todo, pero no ha sido capaz de liberarse de la “cadena” que impone su completa dependencia del sector estatal para aprovisionarse de sus principales insumos y recursos. Como se comprenderá tal paradoja no solo emana de su propia capacidad para superar esa situación[4], sino del hecho de que la industria petrolera le pertenece exclusivamente al Estado venezolano.
Aportes al PIB de la Economía Privada

Una primera forma de apreciar su contribución procede de su grado de impacto al crecimiento económico en determinadas épocas que, como se observa en el cuadro a continuación casi siempre dominó el sector público gracias al petróleo, pero que ya en los últimos años amainó y la Economía Privada igualó su impacto a la pública. No olvidemos lo que estas tasas significan, pues cada una indica cuanto aumentó la producción, esto es la publica crecía a una tasa más elevada, con el petróleo a la cabeza y la privada a una tasa menor produciendo la mayoría de los bienes y servicios.

Crecimiento inter-periodos

% Anual Promedio

Público

Privado

1950-68

6,1

7,2

1968-84

8,5

1,5

1984-97

3,4

2,4

1997-2010

1,8

2,1

Ahora para comprender mejor la idea presentamos la composición del PIB para cada una de las economías y, como se podrá apreciar la Economía Privada lleva el mayor peso en su contribución al PIB, lo cual, no solo reitera su importancia, sino el hecho de que siendo la que más contribuye a la producción de bienes y servicios, no tiene contrapartida en la generación de las divisas que ella misma requiere para subsistir. El en cuadro que sigue se puede constatar el valor de esa contribución que, como se ve, fue 2,7 veces la pública. Un valor que, gracias a esa paradoja, no representa su peso en la economía total de Venezuela.

Estructura del PIB (%)

Publico

Privado

1950-68

17,1

82,9

1968-84

22,2

75,2

1984-97

36,8

63,2

1997-2010

30,0

60,2

La importancia del empleo privado

Otra variable que permite valorar el peso que ha tenido la Economía Privada en las actividades económicas de todo el país, viene reflejada en la participación que ha tenido el Empleo Privado en el total, sea este entendido como empleo formal o informal. En ese sentido, las cifras que muestran esas relaciones ilustran que el Empleo Privado siempre fue mayor que el público, en especial si se agrega ese factor de informalidad que es, ciertamente, también privado.

Desde 1984, cuando se comienzan a registrar estos datos[5], hasta el 2021, la Economía Privada representó en promedio un 36,9% de la fuerza laboral ocupada, esto es en el orden de 1,8 millones de personas en ese primer año, hasta un máximo de 5,5 millones en 2016 y 3,9 millones en el 2021. Ello, si solo se toma en cuenta la ocupación formal, pero si se agrega la informal[6] encontramos cifras muy significativas de la cantidad de personas que operan en la Economía Privada. Por ejemplo, para todos los años descritos la participación alcanza en promedio a un 81,3% de los trabajadores ocupados, esto es 3,9 millones de personas en 1984, 11,5 millones, su máximo, en 2018 y 10,2 millones en 2021.

Empleo Privado

Millones Personas

% Empleo Total

Total

Formal

Total

Formal

1984

3,9

1,8

78,2

36,4

1990

5,2

2,5

80,2

38,6

1999

7,4

2,8

84,9

32,5

2012

10,0

4,7

79,5

37,4

2016

10,8

5,5

78,8

40,2

2018

11,5

5,3

77,4

35,8

2021

10,2

3,9

77,1

29,6

Es de resaltar, que aún con el negativo impacto no sólo de años de recesión interna, sino además de la pandemia que se inició en 2020, las cifras oficiales reflejan que el empleo privado formal logró en 2021 representar casi un 30% del empleo total, y el empleo privado total un 77%.

Hubiésemos querido presentar referencias adicionales sobre las remuneraciones a ese empleo que realizaron ambos sectores, el público y el privado, pero no encontramos una serie construida al efecto. Sin embargo, algunas cifras recientes[7] indican que el sector privado remunera mejor a sus empleados que el público, pero no las reseñamos por ser demasiado puntuales y no muestran una tendencia significativa.

¿Quién alimenta a Venezuela?

En resumen, si tomamos cuenta esas dos variables podemos dar a entender al lector la importancia de este sector en la economía venezolana, lo cual no se refleja en estos valores, sino principalmente en que es este sector el que “alimenta a Venezuela”, metáfora que utilizamos para recordar que detrás de ellas está la producción agrícola, la agroindustrial, la manufactura, el sistema financiero y, por supuesto, los medios que permiten que ellas lleguen al consumidor, el transporte, el comercio y los servicios.

Se podrá entender, con esta sola referencia que, cuando se concibe a la Economía Privada como un enemigo y se realizan acciones para restringir su funcionamiento o, inclusive, se eliminan o expropian empresas, tal como sucedió, de lo que se trata es que todo ello termina en la destrucción de toda esa gama de “alimentos”, para decirle de manera también metafórica.

Dos tareas a futuro

Habiendo hecho este recorrido por las cifras y la historia corresponde preguntarse sobre el presente y el futuro, es decir que debería hacer esa Economía Privada para preservar su continuidad, su sostenibilidad y su fortaleza.

En síntesis, por una parte, necesita hacerse más autónoma y menos dependiente del Estado venezolano y, por la otra desarrollar una estrategia propia de producción y de acercamiento a la comunidad venezolana, más allá de objetivos exclusivos de rentabilidad y mantenimiento de los negocios, aun a sabiendas de la situación que vive hoy día.

Una respuesta global de la economía privada

En ese sentido, en el documento “Venezuela Elementos para una Visión de Integración Nacional”[8] decíamos que se requiere: Una respuesta global de la economía privada que implica:

* Separarse de las prácticas proteccionistas y asumir la tarea de la apertura, la competencia y la integración internacional.

* Renunciar al aprovechamiento de relaciones de influencia, amistad y corruptelas para obtener contratos o ventajas mercantiles con el Estado.

* Se propone consolidar una postura gremial y global sobre su responsabilidad con Venezuela y superar el esquema de la responsabilidad social, mediante un verdadero Compromiso con Venezuela y desarrollar un encuentro con los ingentes problemas venezolanos y no dejárselos solo al Estado, con las consecuencias políticas que se conocen.

* Se propone la creación de una Fundación Privada[9] o una Confederación de las Fundaciones Privadas, a la que se le aporten recursos financieros, que lleguen a representar un % de las utilidades netas del capital o de los activos privados.

* Con el fin de encontrar un camino para el ideal de “democratizar la propiedad y el capital” se propone que las mismas instituciones y las empresas vinculadas a ellas, organicen un sistema de propiedad privada, de pequeñas y medianas empresas compatibles con ellas, de tal manera que, más allá de la creación de empleos productivos, la economía privada desarrolle un amplio sector de “nuevos propietarios”[10], a partir de las exigencias operativas de ellas mismas y de su aparato productivo.

Una Economía Privada más autónoma

Dichas estas recomendaciones un camino útil y fértil podría ser que la Economía Privada pruebe que tiene la capacidad para realizar acciones y tomar decisiones sin tener que esperar las que emanen del Estado, a pesar de las dificultades que ello implica, pero si no

Logra superar de manera, repetimos, autónoma producir sus propias divisas, aquellas que les permitan potenciar su aparato productivo no logrará zafarse de la dependencia del Estado y, para ello, una cifra significativa de exportaciones es la clave.

Obviamente, para que la Economía Privada pueda sustentarse con mayor autonomía el tema de la explotación por el Estado de nuestro recurso principal debe ser considerado, si se acepta que, en un momento dado, los venezolanos y sus capitales deben tener pleno acceso a la explotación del crudo y a las divisas que este permite producir.

Un Plan Productivo de la Economía Privada

Una segunda vía que puede comenzar a ensayarse puede ser el diseño conjunto entre los empresarios y sus trabajadores de un Plan Productivo de la Economía Privada que se conecte con los principales problemas sociales que tiene Venezuela, y que se ponga en conocimiento y al servicio de la sociedad venezolana y que, también, puede ser presentado a las autoridades gubernamentales.

Basamos esta propuesta en algunas manifestaciones que se han llevado a la opinión pública, tales como las que vienen elaborando Fedeagro, Conindustria, Consecomercio y algunos muy especiales que van al ámbito sectorial especifico como lo es el presentado por el Grupo Orinoco titulado: “Hacia un modelo diversificado y sostenible del sector forestal venezolano”


[1] Nos referimos al vínculo entre el tema “sanciones” y decisiones políticas.

[2] En otros países se entiende por empresa pública aquellas que se cotizan en las bolsas de valores, aun cuando sean de propiedad privada o de algún Estado.

[3] Dependiendo del momento que analicemos porque, por ejemplo, antes de la “estatización” de la industria petrolera, esta era clasificada como privada, por cuanto la ejercían las compañías internacionales, que así lo eran, y también como sucedió muy recientemente muchas empresas privadas fueron expropiadas y pasaron a ser propiedad estatal pero, excluyendo ese evento esa diferencia es consistente históricamente.

[4] Tema que lleva a su continuo dilema entre el proteccionismo y la apertura.

[5] La fuente de los datos es el INE

[6] Conscientes estamos de las observaciones que se realizan para clasificar ese sector en el que se incluyen además de aquellos que trabajan en empresas que solo emplean entre 1 y 4 personas, a otras de dudosa identificación, pero que, en definitiva, son privados. El sector informal está dominado por los trabajadores por cuenta propia no profesionales, que en 2012 representaban el 75,1% del empleo informal.

[7] Ver datos del Observatorio Venezolano de Finanzas

[8] Publicado por el Centro de Estudios de Integración Nacional” de la Universidad Monteávila, 2023

[9] No estamos aquí inventando una “nueva idea”, aunque proponiendo consolidar lo que fue una excelente experiencia

privada en años anteriores, con los ejemplos de la “Fundación de la Vivienda Popular: el Instituto de Educación Bancaria

“Fundametal” y otras iniciativas tomadas por el sector privado.

[10] La experiencia indica que, antes de dejar esa tarea a la exclusividad del Estado, con las consecuencias políticas que ya

se conocen, el sector privado tiene el conocimiento y la capacidad operativa para desarrollar esos sistemas y originarlos a

partir de sus necesidades operativas. El caso de la “tercerización” mejorado puede servir de base para esta propuesta

 10 min


Prensa digital

El presidente del IFEDEC, Eduardo Fernández, señaló que para recuperar a Venezuela hace falta un proyecto nacional que deje atrás la destrucción producida durante los últimos 23 años; enfatizando, que la unión nacional no puede venir del aire.

Las consideraciones del Dr. Fernández se produjeron este jueves durante su participación como ponente en el Congreso "100 Años de la Educación Jesuita en Venezuela", efectuada en las instalaciones del Colegio San Ignacio de Loyola, compartiendo el panel de expositores con Javier Contreras, coordinador del Centro Gumilla, y con Ramón Guillermo Aveledo, presidente del Instituto de Formación Fermín Toro.

Para el ex-candidato presidencial, resulta fundamental trazar un camino para los próximos cien años de Venezuela, visualizando el país como una nación fraterna y solidaria, en la cual prevalezca el amor sobre el odio.

Para Eduardo Fernández, el país necesita un proyecto nacional integrador que incluya, reunifique y reconstruya a Venezuela pensando en los próximos 100 años. La unión no puede venir del aire, requiere de ética, inteligencia y trabajo, pues no vendrá del aire.

La unión nacional debe fundamentarse en una visión compartida que integre la verdad de unos y otros para hacerla nuestra, es decir, de todos los venezolanos. Claro está, habrá matices y diferencias, pero tendrá que ser respetuosa e integradora para que pueda servir y perdurar.

La inclusión que requerimos como nación debe integrar a todos los ciudadanos conformando una sociedad donde sus integrantes puedan contribuir y beneficiarse de resultado del proceso.

Rescatando los valores de la solidaridad y la fraternidad se hará posible superar la injusta y perniciosa exclusión que reina en la actualidad.

Cuando no hay estado de derecho, impera la arbitrariedad, no hay igualdad ante la ley, no se respetan los DDHH, y hay exclusión, por lo cual es fundamental rescatar la institucionalidad democrática.

Hoy los venezolanos sufren dentro y fuera del país, la exclusión por razones económicas no se justifica, el contraste y la iniquidad entre una minoría opulenta, y la mayoría de los venezolanos resulta indignante. Es necesario cambiar esa realidad y ello constituye un reto común, pero con énfasis en las nuevas generaciones".

Se debe construir un nuevo orden social en el que haya igualdad de oportunidades, acceso a la política, a la economía, la educación, la cultura y el bienestar.

La reconciliación debe superar la cultura de la división, de la polarización, del odio y la venganza, cambiándose por una civilización del amor, conforme al mensaje del Papa Francisco: " a través de la amistad cívica debemos fomentar la búsqueda de consensos para resolver los problemas de la sociedad. Las palabras claves son amor, solidaridad, fraternidad, respeto, pluralidad; y las negativas son odio, revancha, venganza y violencia".

Toca a la puerta la hora de la reconstrucción nacional. Que termine el cuarto de siglo desperdiciado en destrucción sistemática de todo lo que se había construido.

Pocas cosas han escapado de esa política de destrucción nacional y debemos recomponer al país desde todos los aspectos: políticos, económicos, sociales. Queremos un país donde sirvan los servicios públicos, donde no haya corrupción, donde los venezolanos nos sintamos orgullosos, donde reine el respeto, la dignidad y el amor.

Una Venezuela en la que podamos decir que la noche quedó atrás, el sol brilla de nuevo, que regresen los que se fueron y quieren regresar y en la que se fortalezcan nuevas esperanzas.

29 de junio de 2023

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