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Opinión

¿Existe el madurismo? La pregunta puede parecer académica pero no lo es. Por lo menos no lo es en sus consecuencias. Y no lo es porque determina –sí, determina- la política de alianzas de la oposición en momentos cuando esa oposición a través de su órgano de representación institucional, la Asamblea Nacional, y en conformidad con los artículos 333 y 350, ha decidido desconocer la legitimidad del gobierno Maduro al haber este traicionado a la Constitución de todos.

En Venezuela existe una dualidad de poder. Un gobierno anti-constitucional por un lado y otro representado por una oposición constitucional. Como se dijo en un artículo anterior, en Venezuela hay muchos partidos, pero solo hay dos campos: el de la anti-Constitución y el de la Constitución. Este último campo, absolutamente mayoritario, incluye de modo creciente a sectores divergentes del régimen a los que hemos llamado “chavismo constitucional”. Su figura emblemática es actualmente la fiscal Luisa Ortega Díaz. En contra de ella está apuntando toda la artillería del gobierno inconstitucional.

De este modo, desde una perspectiva objetiva, si no existe una alianza entre el chavismo constitucional y la oposición, existe por lo menos un punto objetivo de convergencia: la defensa irrestricta de la Constitución del 99. Ese punto es –o debería ser- el origen de una alianza política de dimensiones nacionales.

Una alianza tiene lugar entre por lo menos dos entidades las que al reconocer un enemigo común deciden sumar fuerzas para derrotarlo. Para que una alianza tenga lugar se requiere por lo tanto de las diferencias. Por lo mismo, las diferencias, lejos de ser un obstáculo, son la condición de una alianza.

Entre dos fuerzas similares no se requieren alianzas precisamente porque son similares. La aceptación de las diferencias es el requisito esencial de una política de alianzas, y esta última a la vez, es condición esencial de la política como tal. La política es, entre otras cosas, el arte de sumar y multiplicar y no de restar y dividir. Eso es lo que no logran entender algunos sectores anti-políticos de la oposición cuyo poder de difusión es afortunadamente menor a su poder político real. Los hay en dos matices: a un lado los puristas, al otro los aperturistas.

Los puristas son aquellos que bajo ninguna condición aceptan acuerdos con el chavismo constitucional. Para ellos chavismo es chavismo, el madurismo no es diferente al chavismo y pactar con grupos disidentes es traición. De más está decir que con esos opositores –en verdad, opositores a la oposición- no hay ninguna posibilidad de comunicación política.

Problemático es también el sector de los aperturistas. Los hay también en dos versiones. Una versión dura y otra suave. Unos sustentan la tesis de que hay que aceptar al sector chavista disidente, pero solo bajo determinadas condiciones, entre ellas que reconozcan sus pecados originales, que realicen una autocrítica y no pretendan en ningún caso imponer condiciones cuando llegue el momento de actuar juntos. El sector más suave en cambio, afirma que hay que recibir a los chavistas disidentes con los brazos abiertos, algo así como al hijo pródigo regresado al hogar después de haber errado su camino. Ambas posiciones parten, sin embargo, de un supuesto falso.

Ese supuesto falso está sustentado sobre la premisa de que el chavismo constitucional intenta sumarse a la oposición constituida y por lo tanto de lo que se trata es de recibirlos o de no recibirlos. El problema es que hasta el momento no se conoce a nadie dentro del chavismo constitucional que haya hecho una solicitud de ingreso a la MUD, o algo parecido. Todo lo contrario. En sus declaraciones los chavistas antimaduristas intentan diferenciarse de la MUD. Después de haber roto con lo que ellos llaman, desde su perspectiva, el madurismo, se entienden a sí mismos como una fuerza equidistante entre la MUD y el madurismo, algo así como la tercera fuerza de la política venezolana.

En otras palabras, los chavistas constitucionales no son saltadores de talanquera. Son chavistas. Pero a la vez son, o intentan ser, fundadores de un tercerismo político que busca un espacio de acción dentro del espectro político venezolano. El dilema, por lo tanto, no es aceptarlos o no. Se trata solamente de reconocerlos en lo que son –o de lo que desean ser- y por medio del diálogo buscar con ellos algunos puntos de convergencia que puedan llevar a una alianza táctica en función del objetivo de los objetivos: restaurar en Venezuela a la Constitución del 99. Más sería demasiado.

Stalin no pidió a Churchill que se hiciera comunista ni Churchill exigió a Stalin que se convirtiera en un demócrata. Ambos concertaron una alianza frente al enemigo principal, Hitler, y gracias a esa alianza lograron derrotarlo. Eso es una alianza política: la unidad circunstancial de dos o más posiciones diferentes.

La historia del chavismo constitucional es muy distinta a la historia de la MUD. Por esa misma razón ambas entidades mantienen un relato diferente con respecto a la misma historia. Los chavistas constitucionales, a diferencias de la oposición, han realizado una ruptura epistemológica que ha terminado siendo, como suele suceder, una ruptura política. No así la oposición la que, por supuesto, no ha necesitado de ninguna ruptura para oponerse primero a Chávez y después a Maduro.

Una ruptura epistemológica, en el sentido acordado por Gastón Bachelard al término (en su texto clásico “Filosofía de las Ciencias”) tiene lugar cuando en una narración es introducido un concepto que interrumpe y altera la continuidad discursiva. Ese nuevo concepto interruptor se llama, para el chavismo constitucional, “madurismo”.

De acuerdo al relato histórico del chavismo constitucional, el concepto de madurismo, entendido en discontinuidad con el de chavismo es producto de una ruptura epistemológica que antecedió a la ruptura política que hoy está teniendo lugar. O dicho así: lo que desde la perspectiva de la oposición constituida es percibido como continuidad, desde la perspectiva del chavismo constitucional es percibido como ruptura.

Por lo demás, la lógica de los chavistas constitucionales posee cierta coherencia. El chavismo del madurismo, se quiera o no, terminó siendo diferente- y en algunos casos, opuesto- al chavismo de Chávez. Las diferencias entre el chavismo y el madurismo son, para los disidentes chavistas, fundamentalmente cuatro.

La primera diferencia dice que, mientras el de Chávez era un gobierno que contaba con la mayoría absoluta de la ciudadanía, el de Maduro es un gobierno radicalmente minoritario.

La segunda dice que, mientras el de Chávez era un gobierno político-militar, el de Maduro se constituyó como un gobierno militar-político para llegar a ser después lo que ahora es, una dictadura puramente militar.

La tercera dice que mientras la fuente del poder de Chávez era electoral, la de Maduro es anti-electoral.

La cuarta dice que, pese a que Chávez faltaba a la Constitución, nunca renunció a ella como ha ocurrido con Maduro.

Que chavismo y madurismo son dos formas de un mismo régimen –como sostiene la oposición- es cierto. Pero también es cierto que mientras el primero correspondía a una forma ascendente, el segundo corresponde a una forma descendente. Si Chávez habría hecho lo mismo que hoy hace Maduro, o que Maduro es un Chávez sin plata, también puede ser cierto. Pero no es comprobable. Afirmaciones de ese tipo no tienen más valor que el que se deduce de simples conjeturas. Mucho más cierto es que Maduro está vivo y Chávez está muerto; y esa diferencia es muy comprobable.

Tanto en la vida profesional como en la pública debemos realizar alianzas, incluso con personas e instituciones que no nos gustan. Las hay a largo, a mediano y a cortísimo plazo. Puede ser que la que se pueda gestar entre el chavismo constitucional y la unidad opositora corresponda solo a la tercera categoría.

Tal vez ni siquiera sea una alianza sino un simple acuerdo puntual. No por eso menos necesario. En cualquiera de los casos, lo importante para que actúen fuerzas convergentes es reconocer, aceptar y respetar las diferencias que las separan. Exigir como condición para una acción común la renuncia a esas diferencias es condenarse a sí mismo a la más absoluta soledad. Dicha premisa vale tanto para la oposición como para el chavismo constitucional.

Sin alianzas no hay política.

https://polisfmires.blogspot.com/2017/06/fernando-mires-la-oposicion-el....

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Esas palabras corresponden al Presidente de la Diputación de Huelva, España, Ignacio Caraballo, en el marco de las palabras de bienvenida a los más de 20 países que asistieron al XXII Encuentro Iberoamericano de Autoridades Locales celebrado en esa población española en abril de 2017.

El XXII Encuentro tuvo por tema el Desarrollo productivo e identidad cultural como motores de la competitividad territorial, la agenda de trabajo abordó los siguientes aspectos: Cooperación y Agenda 230 de Desarrollo Sostenible; Alternativas para el Desarrollo Agrícola; Marca y Competitividad Empresarial y Territorial, por último el Desarrollo Económico y Territorial.

Francisco Alburquerque, asesor internacional en Desarrollo Económico Local, en una conferencia magistral en ese XXII Encuentro Iberoamericano de Autoridades Locales, afirmó que “en un momento de crisis social, institucional y climática, los gobiernos locales deben fortalecerse y ejercer más plenamente su actividad política, de forma conjunta con la participación de la ciudadanía”.[2]

En este momento de crisis social e institucional, Venezuela no puede asumir la descentralización, el fortalecimiento municipal y la participación comunitaria como herramientas para el desarrollo integral porque simplemente son ignorados y desconocidos por el régimen de Nicolás Maduro.

El Plan de la Patria 2013-2019, hoja de ruta política del gobierno, omite cualquier mención a la descentralización, al municipio, a las autoridades locales y condiciona la participación a los órganos del poder popular.

Para el régimen de Nicolás Maduro, la construcción del socialismo Bolivariano del Siglo XXI exige la consolidación y expansión del poder popular y de la democracia socialista, para lo cual planteó la necesidad de impulsar la transferencia de competencia en torno a la gestión y administración de lo público desde las distintas instancias del Estado hacia las comunidades organizadas (Objetivo 2.3.3 Plan de la Patria 2013-2019).

La transferencia de competencias desde el Poder Público a las comunas, comunidades organizadas y demás organizaciones del Poder Popular se asume en la hoja de ruta del gobierno para el periodo 2013-2019, a través del Consejo Federal de Gobierno, mediante una la planificación adecuada del desarrollo territorial, a través de la cual el régimen aspira alcanzar el objetivo nacional 2.5 que propone la irrupción definitiva del Nuevo Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia.

Esa política nacional de transferencia se concreta con la aplicación del Decreto Rango, Valor y Fuerza de Reforma del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica para la Transferencia al Poder Popular de la Gestión y Administración de Servicios, Bienes y Otras atribuciones (2014).

Para que las transferencias de servicios, bienes y competencias, puedan desmantelar el modelo de Estado Federal descentralizado, claramente el régimen necesita de esa supuesta Asamblea Nacional Constituyente que se ha convocado, a los fines de constitucionalizar definitivamente el modelo de Estado Comunal. A tal fin, como lo indica la propia Convocatoria del 1 de mayo de 2017, en la agenda programática de esa Constituyente está prevista la constitucionalización de nuevas formas de democracia participativa y protagónica, a partir del reconocimiento de los nuevos sujetos del Poder Popular, tales como las Comunas y Consejos Comunales, Consejos de Trabajadores, entre otras formas de organización de base territorial y social de la población.

En este sentido, una Asamblea Constituyente lo único que haría es constitucionalizar el modelo comunal de Estado, para así justificar su definitiva implantación en un eventual, dudoso y supuesto marco constitucional más favorable.

El llamado que hizo la Unidad el pasado 20 de junio del 2017 a asumir la defensa de la democracia y de la constitución a través de los artículos 350 y 333 de la Constitución, encuentra en la descentralización, en los principios constitucionales de la libertad para participar y asociarse, así como también, en el reconocimiento del municipio como única forma de organización del territorio nacional, tres importantes razones, para desconocer a un régimen que de manera evidente actúa no sólo fuera del marco constitucional, sino también, ajeno al respeto a los valores, principios y garantías previstos en la propia Constitución.

Restituir la vigencia de la Constitución significa reivindicar la descentralización como política nacional, y orientarla hacia la profundización de la democracia, el acercamiento del poder a la población y la promoción de mejores condiciones para el ejercicio de la democracia como para la prestación eficaz y eficiente de los cometidos estatales, tal y como está expresamente señalado en el artículo 158 de la Constitución.

Descentralización, participación ciudadana y municipios reconocidos como actores del desarrollo efectivo, son ingredientes básicos en una receta que permita a la democracia y al desarrollo local encontrar espacio en las agendas políticas de nuestras autoridades municipales.

En este sentido, resulta oportuno señalar que el 7 de julio de 2016, la Asamblea Nacional, aprobó un Acuerdo en Rescate a la Descentralización, en el cual asumió formalmente el compromiso por darle vigencia a la Constitución de 1999, especialmente en lo que se refiere al artículo 4, 6, 157 y 158 a los fines de procurar la construcción de un verdadero Estado Federal Descentralizado.

En ese Acuerdo, la Asamblea Nacional reconoce que la descentralización podría facilitar que las gobernaciones, alcaldías y las mismas comunidades organizadas puedan de manera mucho más efectiva combatir la pobreza que es uno de los problemas fundamentales del país, por lo tanto, así como lo expresó la Conferencia Episcopal en la carta a Elías Jaua expresando su rechazo a la Constituyente, si el Gobierno aplicara la Constitución, los problemas que hoy nos agobian como sociedad podrían ser solucionados con mayor rapidez y efectividad.

En ese Acuerdo se estableció, entre otros aspectos, la necesidad de sancionar una Ley Orgánica de Hacienda Pública Estadal, aprobada en primera discusión; así como también, la necesidad de reformar la Ley Orgánica del Poder Público Municipal y la del Consejo Federal de Gobierno, entre otras leyes que claramente reivindicarían además el rol del municipio en el desarrollo integral y garantizaría rescatar la participación ciudadana como principio efectivo para la cohesión social.

Esas reformas legales mencionadas, podrían a través de su desarrollo normativo, reordenar el diseño institucional de nuestro Estado Federal Descentralizado y de manera efectiva resolver el paralelismo que supone el estado comunal y que se ha pretendido implementar a lo largo de estos años, fuera del marco constitucional. Todo ello, sin necesidad de nuevas leyes y menos aún de una reforma constitucional.

[1]20minutos.es Inaugurado XXII Encuentro Iberoamericano de Autoridades Locales en pleno 525 aniversario. 25 de abril 2017. Online en: http://www.20minutos.es/noticia/3021236/0/inaugurado-xxii-encuentro-iber...

[2]Huelvared.com Destacan la fortaleza de los gobiernos locales en el Encuentro Iberoamericano que se celebra en Huelva. 26 de abril de 2017. Online en: http://huelvared.com/2017/04/26/destacan-la-fortaleza-de-los-gobiernos-locales-en-el-encuentro-iberoamericano-que-se-celebra-en-huelva/

PolitiKa UCAB, junio 23, 2017

https://politikaucab.net/2017/06/23/la-descentralizacion-en-la-defensa-d...

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José Rosario Delgado

Un revolucionario socialista y bolivariano me confiesa que ya no le es posible continuar la situación que vive en carne propia después de apoyar al régimen dictatorial que impera hoy en Venezuela, ya que sus amigos, vecinos, colegas y familiares no lo soportan por ser responsable directo e indirecto de que todos estemos muriéndonos de hambre y de necesidades ante la escasez, la carestía y la barbarie que se observa en las calles y carreteras del país sin que se vislumbre una salida que permita no sólo salir de este gobierno forajido, malandro, sino emprender la reconstrucción del país sin los mismos o peores traumas que sufrimos.

Me cuenta que cuando llegó el comandante del apocalipsis se entusiasmó por “la cachucha”, pensando que la historia liberadora, la tradición democrática y la formación institucional de los militares permitirían enrumbar al país por el camino de la participación y el protagonismo popular en un ámbito de paz y tranquilidad, lejos del despilfarro y de la corrupción.

Dice que en los años ’90 tenía su buena quinta, una cabañita en la playa y otra en el campo, un “tremendo” carro, una 4x4, su jugosa cuenta en el banco, sus muchachos en colegios privados, servicio doméstico para aliviar la carga casera de la mujer, departía y compartía semanalmente con amigos y familiares en ambiente festivo de parrilladas y exquisito whisky no mayor de edad, pero sí de buena familia.

Quincenalmente iba de mercado y cada mes de compras para la renovación del teléfono inteligente de última generación, del ropero y de los utensilios de la casa, electrodomésticos incluidos, y una que otra vez invitando o aceptando invitaciones a los elegantes restaurantes de Las Delicias o San Agustín o cogiendo carretera para degustar deliciosos sancochos en leña, ricas cachapas con queso ‘e mano y chicharrón o un sencillo sándwich de pernil en La Encrucijada.

También sellaba su dominical cuadrito del 5 y 6, jugaba Kino y Triple Gordo o terminal, amén de ir al Bingo eventualmente para pasar una divertida y prometedora tarde/noche tomando en cuenta que ya no es un muchacho y quería acomodarse en la antesala de la tercera edad, cerca como tenía La Pensión del Seguro Social y, quizá, su ministerial jubilación.

Religiosamente pagaba e iba a pagar los servicios de telefonía, electricidad, agua, cabletv, Directv, gas directo, etcétera, para no sufrir los inconvenientes propios del corte por mora ni por las impertinencias de empleados o funcionarios a la hora de la limpieza, cuando la “matraca” es una solución a los problemas de ellos y una conmoción para los usuarios.

Pero todo eso y mucho más se derrumbó, se derrumbó, se derrumbó dentro de él; de humo fue la revolución y de papel, y de papel, porque lo que no ha vendido o perdido le tiene empeñado y a su familia empacando para irse a otro país que, como le dicen, les permita aunque sea comer y comer con tranquilidad, degustar el bocado en paz.

Con su magdalénico llanto mi amigo fue contándome todas y cada una de las tragedias que empezó a vivir desde 1999, con el agravante de que cada trauma que sufre la familia se le achaca a él por ser responsable directo e indirecto de todo lo que les pasa y él cree que es así, pues tiene hambre de democracia, sed de justicia, deseos de libertad, ganas de comer y sin nada qué llevarse a la boca…

  • Delicuescencia: Decadencia o descomposición social y personal como resultado de la transgresión en las reglas morales o pérdida de los valores y principios.

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Economía Social y Transformación

Los valores son pautas de conducta adquiridas a lo largo de la vida de las personas, grupos humanos, organizaciones y sociedades por influencias variadas: familiares, escolares, religiosas, políticas u otras, que permiten discernir entre cuales límites actuar ante determinados sucesos, son como rieles de un tren que conceden límites a quienes los poseen, los principios por su parte pueden entenderse como síntesis de los valores, como locomotoras que facilitan la comprensión y aplicación de los valores; el valor de la democracia por ejemplo, puede ser aplicado sin equívocos bajo el principio de “un ciudadano un voto”. La ética por su parte sería la sinergia de los valores y principios, ella tiene aposento propio en la mente de cada persona.

Los valores de unos pueden ser jerarquizados con diferencia por otros; tomemos la democracia como valor de referencia para ilustrar lo dicho. La democracia es un valor intrínseco que se inicia con el debate entre ideas en la mente de una persona, ella se exterioriza en las acciones y relaciones de esa persona con otras y, tal como la varita del Rey Midas, debe convertir en democracia todo lo que toca pues la democracia necesita de mas democracia para desarrollarse, hasta alcanzar niveles nacionales y mundiales convirtiéndose así en un preciado valor universal.

El valor y el principio de la democracia están en juego en Venezuela; dos posiciones se enfrentan: 1.- La de los ciudadanos que, vestidos de colores, la bandera en una mano, el “Gloria al bravo pueblo” en los labios, y la alegría de un triunfo seguro, exigen democracia y ocupan desde hace más de un mes las calles del país con sus pacíficas concentraciones y marchas; y 2.- la de unos mercenarios que con reconcomios azuzan a sus subalternos para que, con caras de tristeza y oscuros uniformes, arremetan contra aquellos a cambio de espejitos de ilusiones y prebendas.

La Real Academia Española (RAE) es clara en cuanto a estos términos: por voluntarios comprende: “… Que nace de la voluntad, y no por fuerza o necesidad extrañas a aquella”; 2. adj. Que se hace por espontánea voluntad y no por obligación o deber. Por mercenarios: “Dicho de un soldado o de una tropa: Que por estipendio sirve en la guerra a un poder extranjero […]; 2. adj. Que percibe un salario por su trabajo o una paga por sus servicios […]. Esta última acepción permite afirmar que no solo son mercenarios quienes reciben paga por usar armas con balas y lacrimógenas, también son aquellos de “cuello blanco” que detrás de escritorios y sofisticados equipos de computación, controlan comunicaciones, intervienen correos, y bloquean celulares de gente de oposición, entre otras actividades.

Las fuentes financieras son variadas con el erario público como base común, los guardias de la foto, los policías, los cuellos blancos y los paramilitares de los colectivos son todos funcionarios públicos. Esas fuentes se complementan con el chantaje de perder el empleo, los pagos por participar en marchas, el “pónganme donde haiga”, y las prebendas de un carnet de la patria que pretende desplazar la cédula de identidad de la que el Libertador se sentiría orgulloso. Afortunadamente existen deserciones; unos se sublevan; otros pasan a retiro o se niegan a reprimir compatriotas; los más, pasan a engrosar el 90% de ciudadanos que rechazan a quienes solo piensan en aniquilar oponentes para sobrevivir.

Sin dudas que la foto ut supra es congruente con las definiciones aportadas. La costosa pared metálica que el militarismo capitalista adquirió para su sobrevivencia, establece un claro deslinde entre voluntarios y mercenarios. La democracia es gemela de la libertad y el dúo Democracia-Libertad no acepta cuarteles. Prefiero la lentitud de miles tomando una decisión, a la rapidez de UNO decidiendo por miles.

Prof. (UCV).

oscarbastidasdelgado@gmail.com

@oscarbastidas25

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Rafael S. Mujica Castillo

El movimiento de los despolarizados, como expresión de una porción del chavismo, fundamentalmente de unos cuadros dirigentes, que no de chavistas de la base, un sector que busca un reacomodo en la nueva realidad política venezolana, dizque, queriendo dejar a un lado a la corriente madurista del chavismo, porque eso, y no otra cosa es el madurismo, una corriente surgida del chavismo, corriente que en esencia en nada se diferencia de la práctica chavista de: destrucción, segregación, corrupción, delincuencia, barbarie, involución, entre otros males.

Aparte de lo anterior, ésta corriente de despolarizados, tiene como propósito fundamentalmente dividir o debilitar el esfuerzo opositor, que en el seno de la sociedad política venezolana del presente, ha cobrado una enorme fuerza, fortaleza que día a día en éste año 2017, se disputa con el régimen las posibilidades de conducción de los destinos del país.

La posible convergencia del movimiento opositor con los factores del chavismo (llámesele como se le quiera llamar, usando denominaciones tales como: chavismo crítico, entre otros, un sofisma con el cual pretenden sí acaso criticar al madurismo, queriendo diferenciarlo del chavismo, cuando son las dos caras del mismo mal) en estos momentos circunstancialmente distanciado de su par madurista, con los cuales comparten como ya dijimos, los genes de su existencia, así como también comparten en estos 18 años, el largo recorrido en la destrucción del país y de sus posibilidades futuras.

La posibilidad de acercamiento real y operativa entre la corriente autodenominada despolitizada y el movimiento opositor venezolano nucleado a través de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), tiene como enorme dificultad la esencia de la antes citada corriente despolarizada, la cual es la antítesis de la más elemental idea de democracia, de la idea de libertad, de la idea de progreso de los ciudadanos a partir de la puesta en marcha de sus potencialidades y en la búsqueda de su auto realización.

En atención a lo anterior vemos con beneplácito, el hecho de que en la MUD, los responsables de la conformación alianzas, con sectores que realmente desean superar el estado de nuestra situación política actual, no hallan “mordido el anzuelo” de la supuesta contribución de estos despolarizados, cuando en el fondo, al lanzar las propuestas de distanciarse del madurismo, lo único que persiguen es relanzar al chavismo con miras a la toma del poder bajo cualquier modalidad, sea ésta, la de participar, de seguro en condiciones por demás ventajosas y favorables, en un gobierno conjunto de transición o en un gobierno netamente chavista. Teniendo lo anterior, una intencionalidad nuevamente contraria a los más legítimos intereses de la porción mayoritaria de la población venezolana en la actualidad.

Como evidente muestra de lo anterior, tenemos que hasta el presente, en ningún momento ésta corriente despolarizada ha dado señales concretas de estar enfrentada al régimen dictatorial, tal como sí lo ha demostrado una parte muy importante de la MUD, aparte de la diaria demostración de los ciudadanos venezolanos, de claro enfrentamiento a un gobierno: nefasto, brutal y destructor del presente y peor aún destructor del futuro del país. A lo más que ha llegado ésta corriente como tal, es a ciertas declaraciones públicas, las cuales por su naturaleza, en el momento político actual es muy poco cuanto contribuyen a la superación de todas las desgracias que nos ha deparado el chavismo.

En este infausto período de descomposición y destrucción de nuestras posibilidades de construir el gran país que nuestros hijos y nietos merecen y que es nuestro deber luchar por su reconstrucción, sin que medien posiciones que alienten la posibilidad de reediciones de lo más nefasto del régimen militarista dictatorial chavista, un régimen empobrecedor a gran escala de la población en general, generador de miserias por doquier, y represor de los más elementales derechos civiles y políticos de la ciudadanía, llegando al vil asesinato de jóvenes, en plaza, calles y avenidas, jóvenes sin armas, que manifiestan su legítimo derecho por la construcción de un futuro de porvenir, jóvenes que luchan por su legítimo derecho de vivir en libertad y desarrollarse en democracia. Ante tales intenciones de relanzar el chavismo hacia su continuación en el ejercicio del poder. Elevamos al cielo la petición contenida en el adagio español, que reza: Líbranos, Dios de las aguas mansas, que de la brava me libro yo.

Sí alguna gran verdad muestra nuestro sistema político actual, ella es la de la gran polarización que nos ha tocado vivir, tan grande es dicha polarización, que bien iluso resulta pasearse por posibilidades de construcción de una supuesta tercera vía, construir terceras opciones políticas, en estos casos, siempre ha sido sumamente difícil. Pero en la actual situación política nacional ello pasa de ser difícil a ser verdaderamente casi que imposible. Decimos esto por el gran rechazo, que cualquier propuesta de conducción política chavista, ha cosechado entre la ciudadanía, incluso entre quienes hasta hace algún tiempo fueron sus circunstanciales seguidores.

Con las reflexiones anteriores, no se pretende bloquear el necesario esfuerzo por incorporar a la lucha contra ésta dictadura cruel y feroz a quienes venidos desde el chavismo, de manera franca y decidida deseen sumarse a la auténtica reconstrucción del país, dentro de las propuestas de orden democrático que se impulsan desde el ámbito de la oposición, lo cual es diametralmente opuesto a quienes sólo con un ardid y no menos astucia, pretenden reeditar y volver a poner en práctica, políticas propias del castro - chavismo, utilizando para ello, un aparente chavismo maquillado, pretendiendo proponer soluciones a los problemas del país que en 18 años de gobierno chavista, jamás contribuyeron a resolver. La mayoría de sus actores son parte de los artífices de todas las calamidades por las cuales está transitando nuestra población, en ésta hora de desdichas, las cuales con mucho tesón y empeño, estamos próximos a superar.

A propósito de todo lo antes dicho. Sólo nos resta, recordar los versos del Gran Poeta Hispanoamericano. César Vallejo, cuando al advertirnos magistralmente de los riesgos a los que podemos estar expuestos, nos decía:

“¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,

negárate tres veces,

y del que te negó, después, tres veces!”

“¡Cuídate del futuro!…”

rafmujica@yahoo.es

24 de junio de 2017.

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Carlos Raúl Hernández

(A Eglée González)

La Constitución es un conjunto de normas que la Humanidad inventó específicamente para proteger los seres humanos frente al Estado, el más temible depredador cuando anda por la libre. Georg Jellinek escribió que era la jaula que encerraba a la fiera del poder. Esas mismas normas generalmente establecen la anatomía y la fisiología de las instituciones, cuáles son sus órganos y cómo han de funcionar. Fijan límites hasta donde Leviatán no debe dar un paso más porque peligran los derechos a la vida, la privacidad, la propiedad y la libertad. Así el término “dictadura constitucional” de los años cincuenta es un contrasentido y los gobiernos son dictaduras precisamente cuando pueden disponer de la vida, libertad y propiedad de la gente, porque no hay Constitución. Las constituciones son reglas que las sociedades sanas no deben implantar por mayoría sino por consenso.

La mejor Constitución que tuvo Venezuela, la de 1961, asesorada y escrita por brillantes juristas españoles asilados aquí para la época, fue producto del consenso entre las fuerzas políticas y sociales. Con el mismo fin las constituciones de las grandes democracias solo se pueden aprobar, reformar y enmendar a través de un complicado mecanismo que incorpora mayorías calificadas de los parlamentos, las legislaturas regionales y los municipios –así era la de 1961– un amplio acuerdo horizontal y vertical. El sentido es claro: impedir que un demagogo mayoritario pueda pasar por encima de las minorías y aplastarlas. Incluso, autores tan diferentes como Montesquieu, Hayek y Rawls no contemplan que los derechos esenciales se sometan a mayorías electorales, sino al acuerdo entre mayorías y minorías.

El demagogo peligroso
Hitler, con su facultad para enloquecer a los alemanes, podía hacer la Constitución que le diera la gana, hasta el extremo de que un pensador de la talla de Karl Schmith no tuvo pudor para escribir que el poder constituyente en Alemania era el fuhrer que encarnaba la voluntad del pueblo, –como Fidel la de Cuba. La de EEUU elaborada en la Convención de Filadelfia, concilió intereses antagónicos del Estado Federal naciente contra los estados, los estados grandes contra los pequeños; y los choques multidireccionales entre el Estado Federal, los estados, los municipios, y el corazón de la sociedad libre: los derechos de los seres humanos individuales. Así creó la obra de ingeniería política más admirable de la Humanidad. Fue la obra cumbre de un hombre cumbre, George Washington, y suya la creación del Senado en sentido actual. En la Convención se presentó una crisis que casi hundió el proyecto constitucional.

Varios estados estuvieron a punto de retirarse porque según el diseño presentado, para integrar la Cámara de Representantes cada estado escogería un número de diputados correspondiente al volumen poblacional, lo que aplastaría los estados pequeños: Virginia elegiría veinticinco, por ejemplo, mientras Rhode Island tendría uno solo. Washington ideó entonces la Cámara Federal, el Senado, en la que todos tendrían por igual dos senadores, y que sería política y administrativamente la instancia superior. Controlaría la gestión de la Cámara de Representantes y daría el visto bueno o no a las leyes que vinieran de ella. Los senadores se elegirían por ocho años mientras los representantes lo serían por cuatro años. Así superó el impase, pese a que nunca disertó en las plenarias –habló diez minutos en la clausura– desayunaba con las delegaciones por separado para discutir con ellas.

La amenaza Constituyente
De allí su conocida anécdota. Vertió café hirviendo en el plato, mientras comentaba “…el café viene caliente de los representantes. El Senado lo enfría”. Un siglo después el poder constituyente recorrió el mundo para devorar el orden anterior y crear una nueva sociedad. En el XX el golpismo latinoamericano lo descubrió y más reciente, los marxistas. Antonio Negri, el teórico terrorista italiano de Brigadas Rojas –huésped bolivariano– descubrió que “el poder constituyente es la revolución”, y tuvimos el proceso en Venezuela, Bolivia y Ecuador. El espantajo constituyente se convirtió en una amenaza democrática a la democracia y al orden establecido, tal como lo vivimos, y por eso ninguna Constitución decente contiene semejante sífilis política que pone de nuevo en manos de mayorías momentáneas caudillos el destino de los Derechos Fundamentales. Pero los demagogos embriagados de popularidad dejan colar un error.

Desde la Edad Media se acepta el derecho a la rebelión, como reza en la Declaración de Independencia de EEUU y en las constituciones francesa y alemana entre muchas otras, aquí llamado 350: todo ciudadano, civil o militar está obligado a restablecer por la fuerza la Constitución si el Estado la viola. Es un principio que desprevenidos confunden con la realidad, y que en la práctica sirve solo para legitimar una acción, pero no la realiza, ni otorga la fuerza para hacerlo (algunos creían que al “aplicarlo” el gobierno “se iba”). Lo imaginan como una trompeta de Jericó cuyo solo sonido derrumba las murallas, una invocación sobrenatural. Incluso, una vez que la fuerza actúa, los políticos son los que califican: para la OEA de entonces, las caídas de Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay fueron golpes de Estado, pero hoy seguramente las evaluarían como rebeliones constitucionales.

@CarlosRaulHer

 4 min


Lester L. López O.

Apreciación de la situación política # 110

El asesinato de un joven estudiante por parte de un efectivo de la policía aérea de la base Francisco de Miranda con un arma larga y prácticamente a quema ropa lo justificó el ministro de relaciones interiores que fue como consecuencia del asedio a la que está sometida la base aérea por estos estudiantes desde hace algunos días. Es lamentable que este señor general no tenga claro, al menos en términos militares, lo que significa asedio, según la RAE: Cercar un lugar fortificado, para impedir que salga quienes están en el o que reciban socorro de fuera. Como podemos apreciar, difícilmente estos jóvenes estaban, ni están, en la capacidad de realizar semejante acción y la razón es muy sencilla: se carece de un mínimo de control, dirección y planificación previa para realizarla.

El puro voluntarismo y la valentía demostrada por estos jóvenes, no será suficiente para doblegar al régimen, sí para incrementar las víctimas, que nadie desea. El plan propuesto por la dirigencia nacional el pasado lunes 19 habla “de calle y más calle” hasta lograr el objetivo que es sacar el gobierno e impedir la fraudulenta constituyente, pero es evidente que estas acciones tienden a anarquizarse cada día más, precisamente por falta de control y dirección.

No se puede convocar a un plantón o trancazo para el siguiente día a las 10 pm de la noche previa y a través del Twitter, como está ocurriendo hasta ahora. Aspirar un paro general exitoso con este tipo de deficiencias de planificación y de control de los participantes es una quimera y principalmente, desmotivante para algunos participantes que aún no están convencidos de participar. La dirigencia opositora, la situación del país y las amenazas del régimen, que si tienen dirección y control, no están para seguir cayendo en estas carencias.

Es urgente, si se quiere impedir la constituyente fraudulenta y cambiar al régimen, establecer, crear, desarrollar o hasta comprar (pagar por) un órgano único capaz de planificar un cronograma coherente de acciones que incluya un sistema de comunicaciones eficiente (cada día el internet está más lento e intervenido y las redes sociales más colapsadas) que permita transmitir las instrucciones y verificar en tiempo real que las acciones planificadas se están ejecutando. Eso, entre otras muchas cosas.

Concentrarse todos los días en el mismo sitio, a la misma hora, para “asediar” una base aérea que no tiene mayor valor como objetivo político, no tiene mucho sentido y como hasta ahora lo ha demostrado, poca eficacia política.

Si se quiere impedir que se materialice la fraudulenta constituyente y cambiar al régimen, es necesario comenzar a jugar en serio al asedio desde ahora, aún hay tiempo. Lo otro es esperar que algo fortuito acontezca y se produzcan los cambios, pero eso es para los creyentes de míster popo celestial y eso no garantiza nada.

@lesterllopezo

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