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Carlos Raúl Hernández

¡Aguanta Ucrania!

Carlos Raúl Hernández

Sacaron sus intestinos sin amputarlos y los pusieron en un asador. Le rompieron piernas y brazos y moriría despresado por caballos. Ese fue el suplicio de Robert-Francois Damiens, quien atentó contra Luis XV. (La chusma gritaba enardecida “!Aguanta Robert¡”)

Washington Post deja colar la reunión de enero en Kiev entre William Burns, jefe de la CIA, y el presidente Zelensky. La información viene pasteurizada, homogeneizada, antiséptica y antibiótica para mantener a los lectores desprevenidos, pero es una provocación para curiosos. Según el Post, Burns habría dicho “que el apoyo norteamericano es fuerte, pero de pronta caducidad (¿?) …porque ·los legisladores republicanos rechazarán un nuevo paquete de ayudas”, lo que los criptógrafos de la CIA interpretar como: “Te amo con pasión, más que a nada en el mundo, pero la vida nos separa”. Movilizar tan lejos y a un área de peligro al vértice de la inteligencia, no puede ser para decir perogrulladas, sino para tratar sucesos dramáticos.

Después de muchas horas, cuando el Gulfstream IV de Burns ya estaba estacionado en Orly, digo yó, Kiev captó que no contaría con más recursos y que la cámara de representantes va a exigir una rigurosa contraloría, como declaran, sobre cada uno de los aportes. Zelensky luce ahogado por escándalos de corrupción, nada menos que en el receptor de las ayudas militares, el ministerio de defensa. Su gobierno también se descompone porque altos funcionarios desmienten sistemáticamente su incorregible mala costumbre de atribuir a Rusia hechos que podrían desencadenar la guerra mundial. Von der Leyen dio una cifra asombrosa de 100 mil bajas en el ejército, lo que se tomó como una gaffe más de las que acostumbra en amistosa competencia con Josep Borrell.

La posición del presidente Biden que trasmitió el jefe de la CIA, está relacionada con un nuevo y denso documento: Evitar una guerra larga. La política estadounidense y la trayectoria del conflicto Rusia-Ucrania: Corporación Rand (enero 2023) de primerísima importancia para comprender lo que pasa y lo que puede pasar. Deja claro el paper que su perspectiva corresponde a los intereses norteamericanos, que “suelen coincidir con los de Ucrania, pero no pueden confundirse, porque no son los mismos”. La Fundación Rand, es el think tank de mayor influencia en la inteligencia norteamericana, financiada por el Pentágono. Arquitecto de la guerra de Ucrania y de la estrategia para producirla, corrige ahora la marcha.

Afirma que EE. UU debe terminar el conflicto porque “…los costos y riesgos de una larga guerra en Ucrania…superan los beneficios…para EE.UU. Aunque Washington no determina por sí mismo la duración… puede tomar medidas que hagan más probable un final negociado del conflicto”. La guerra de Ucrania en varios aspectos reportó ganancias para los EE. UU: la asombrosa e inédita obediencia de Europa, cuando aún recordamos el cruce de mordiscos entre Trump y Merkel; la sustitución del baratísimo gas ruso por el licuado gringo, cuatro veces más caro. Inutilizar los gasoductos Nord Stream, lo que dificulta las fuerzas de crecimiento de Europa, mientras acelera su decadencia económica y geopolítica. Al mismo tiempo Biden ofrece subsidios en la ley contra la inflación a las empresas que se fuguen a EE. UU, como lamentó Macron.

El mundo presencia el fracaso del armamento europeo, que será sustituido en adelante por productos de Lockheed-Martin, Indra, Northrop, General Dynamics, para el nuevo ejército de OTAN. Es posible que sea el fin de la Ucrania que conocimos, porque la propuesta de la CIA sin anestesia es dejar en manos de Putin lo que obtuvo en combate, 20% del territorio, y además, conocida la sagacidad financiera de Zelensky, ya ofreció hace tiempo a las potencias que sean en la posguerra “patrocinadoras” de provincias o ciudades ucranianas, protectorados de status parecidos a Alemania después de la segunda guerra, pero sin armas y con dinero. El documento casi dice a Biden como a Robert de Niro en Casino de Scorsese “retírate que ya ganaste, tienes a la chica y el diablo puede cambiar tu suerte”, consejo nunca desdeñable.

Desde los intereses norteamericanos, Biden “tiene amplias razones para establecer como prioridad prevenir el uso de armas nucleares”. Le preocupa a Rand que se pase por alto la exigencia del general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, que “la confrontación se mantenga dentro de los límites de Ucrania” (hemos visto que Zelensky y sus amigos de la región hacen todo tipo de tejemanejes para extender la guerra a territorio OTAN). Saltemos a 2019, a otro documento igualmente decisivo en la historia actual: Sobreextensión y desequilibrio de Rusia. Evaluación del impacto y de los costes de las posibles opciones: Corporación Rand (2019) Con la autoridad que le confieren a la corporación más de setenta años asesorando la política norteamericana, no hay duda ni interpretación en lo siguiente: propone hostilizar a Rusia y sacrificar a Europa.

Tenían claro que EE. UU no podía “irse a las manos con Rusia” por su poder nuclear, pero si hostilizarla valiéndose como chivos expiatorios de sus aliados, porque los problemas que esto les ocasionaría serían en beneficio de EE. UU. Las sanciones no fueron un castigo por la intervención a Ucrania, sino meticulosamente preparadas y previstas sus implicaciones: “las sanciones podían producir grandes costes y, dependiendo de su severidad, grandes riesgos (para Europa)”. Salieron conforme lo previsto, incluso su severidad para Europa, pero falló un presupuesto esencial “…estresaría la economía rusa y podría limitar el presupuesto del Estado y, por extensión, el gasto en defensa. Al adoptar políticas que expandan la oferta a nivel mundial y depriman los precios globales (de la energía), EE. UU puede limitar los ingresos rusos. Hacerlo implica poco costo riesgo y producirá beneficios de segundo orden para la economía estadounidense”.

Esta premisa estaba formalmente bien concebida, pero Putin aherrojaba su relación con la OPEP, que le permitió sortear el propósito, que se suponía de “bajo costo”. Biden quiso superarlo, ya tarde, con un viaje a Arabia Saudita. Es escandalosamente evidente que ningún líder europeo leyó el documente, pero Putin sí. Según lo previsto propone claramente fomentar la fuga de talentos a EE.UU. El plan contiene también los elementos de la “guerra asimétrica”, campañas intensas para “crear la percepción de que el régimen ruso no está interesado en el interés público. Podría enfocarse sobre la corrupción generalizada y a gran escala para cuestionar la legitimidad del Estado…Alentar las protestas internas y otras de resistencia no violenta se concentrarían en distraer o desestabilizar el régimen ruso…pero el riesgo es alto y sería difícil para los gobiernos occidentales aumentar directamente la incidencia o intensidad de actividades anti-régimen en Rusia”.

Boicotear eventos deportivos y culturales: “es cierto que ninguno de estos elementos tiene alta probabilidad de éxito, pero funcionan para generar todavía más ansiedad en los ciudadanos y el gobierno…”. Considera necesario desconocer el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio INF, para desplegar misiles en Europa que apunten a Rusia. Desde que surgió esta guerra, que hace un año llamé “la más estúpida del mundo” lo hice porque conocía el plan y tenía claro que los perdedores serían Europa y Ucrania, ya desde antes evaluada por los organismos internacionales como la de peor desempeño económico, desarrollo político y con mayor grado de corrupción y atraso institucional. Como de costumbre los teofrastos, teobaldos y teodomires se pusieron sus guayucos intelectuales de inquisidores intrigantes para manifestar su horror ante el putinismo de quienes hablaba del triste destino de Ucrania. Ahora gritan ¡aguanta Robert! Con sus rupestres cabelleras, o calvas, tomo la libertad de limpiarme los zapatos, as per usual.

@CarlosRaulHer

Mandela en Uruguay

Carlos Raúl Hernández

“Si quieres cambiar no puedes seguir haciendo lo mismo”. Pepe Mujica

Chile, Uruguay y unos pocos más, desmentían que en Latinoamérica, a partir de cierto momento, para dominar el sistema político o el gobierno, iba con ventaja quien tuviera alguna merma mental, problema de conducta, fuera un drop up académico o, en su defecto, tuviera un título falso. Chile con el promedio de crecimiento más alto del mundo en cuarenta años, lo confirmó sin dejar dudas y en 2019 un grupo de vándalos quemaron todo lo que pudieron hasta que se les acabó la gasolina, y luego ganaron las elecciones en 2021. Queda Uruguay como muestra de país con gobiernos psicológicamente sanos de la región, junto a Panamá, República Dominicana y uno que otro. Uruguay fue la Suiza de América a partir de 1875, período que los historiadores llaman de modernización por sus avances económicos, sociales y administrativos, hasta comienzos del siglo XX en los gobiernos de José Batlle y Ordoñez y el batllismo.

El auge se basó en la exportación de materias primas (lana y carne). Como en el resto de esta infortunada región, a finales de los años 50, lo hemos comentado, vino la caravana de Cepal a venderle baratijas, que se industrializaran a la brava con préstamos externos, capitales públicos y sin ventajas competitivas, porque le daba la gana. Igual que el resto de Latinoamérica, colapsó en los 80 con la deuda, para recomenzar una economía normal a partir de las reformas del FMI. Y a diferencia de demasiados otros países, Uruguay mantuvo la senda con un éxito sin precedentes hasta nuestros días, no triunfó ningún redentor del pueblo contra la explotación capitalista, a garganta desgarrada contra el FMI y la oligarquía. Y no es que no los hubiera, porque desde 1963 hasta su derrota y rendición formal en 1985, el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro fue, junto a las dictaduras, piedra en el zapato de la vida normal.

Al principio quiso ser una guerrilla espectáculo, lo que llamaron la “violencia cortés”, no derramar sangre, imposible porque ese oficio lleva a matar y en varias ocasiones, entre ellas, al agente norteamericano Dan Mitrione. Tenían cárceles del pueblo para encerrar empresarios y políticos, víctimas de secuestros juzgadas por tribunales también del pueblo de un solo magistrado, un dirigente tupamaro que ni siquiera veía al “reo” y ante quien no existían defensores. La historiadora tupamara Clara Aldrighi dice “el MLN- Tupamaros aplicaba justicia alternativa, con sus fuentes de derecho propias (!!!)…”. El gobierno responde con similar brutalidad; apresan dirigentes históricos o importantes y los convierten en rehenes. Es la suerte de Jorge Manera, Raúl Sendic, Adolfo Wasem, Henry Engler, Jorge Zabalza. Tres de ellos, José Pepe Mujica, Mauricio Rosencof, Eleuterio Fernández Huidobro, estuvieron encarcelados e incomunicados más de una década, de 1973 a 1985.

Las incidencias del cautiverio se registran en La noche de doce años película de Álvaro Brechner; y Emir Kusturica rueda Pepe, una vida suprema, presentadas en los festivales de Huelva y Venecia 2018. Terminadas las pesadillas dictatorial y revolucionaria, lejos de traumas de prisionero, Mujica sale a la lucha política y luego de la brillante presidencia de Tabaré Vásquez, llega el mismo a ser presidente en 2010. Sin odios, con inmensa sabiduría y una humildad desconocida en políticos, hace una gestión admirable. Despreciaba la corrupción de los Kirchner “…esa vieja es peor que el tuerto. El tuerto es más político, pero ella es más terca”. Continúa la apertura económica y la liberalización (“no es bonito legalizar la mariguana. La única adicción saludable es el amor”, el matrimonio homosexual (“no legalizarlo sería torturar a las personas inútilmente”) la interrupción del embarazo.

En las siguientes elecciones exitosamente devuelve el poder a su partido el Frente Amplio, que gobierna hasta 2020, cuando triunfa Luis Lacalle Pou quien mantiene invariables las políticas internas, muchas diseñadas veinte años atrás. La continuidad administrativa es el secreto para no hacer oposición salvaje, no botar al niño con el agua en que lo bañaste y para que los países puedan progresar al corregir los errores. Según la Cepal (“nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos” escribió Neruda) Uruguay tiene 4%, el menor porcentaje de pobreza, los mayores niveles de ingreso per cápita, desarrollo social y alfabetización de Latinoamérica. Transparencia Internacional dice que es el país menos corrupto de la región y el que tiene la más grande clase media. Sufrió una crisis financiera en 2002 pero se recuperó de inmediato y ya lleva veinte años de crecimiento sostenido, ligeramente importunados por la pandemia.

Según la escala de The Economist que mide los grados de democracia y autoritarismo, ocupa el puesto número uno de la región y en la escala mundial, es una “democracia plena”, por encima de EE. UU, Gran Bretaña y Francia. Esperemos que no aparezcan vándalos con latas de combustible para incendiar el Palacio Salvo, la Torre de las Comunicaciones, el Mercado Agrícola, o los hoteles “burgueses”, “kapitalistas” en el balneario de Punta del Este, porque después no faltarán doctores en economía que escriban sobre “la verdad oculta” de Uruguay, como pasó con Chile, una vez descubierto por los doctores que era un Haití o Somalia encaletado. Uruguay discretamente, sin estruendo, dio pasos de altísima planificación estratégica que lo colocan en clara ventaja sobre otros de la punta latinoamericana sobre un asunto esencial. La cuestión es ¿por qué Colombia, Panamá,Chile, México, Perú, pese a años de crecimiento sostenido, no alcanzan el nivel europeo de ingresos?

Los economistas llaman ese fenómeno trampa de los ingresos medios. Los demagogos tienen la tarúpida respuesta de culpar a los que producen (los ricos) a Elon Musk, no sé si oí que a los neandertales o a los neoliberales. Pero romper el cerco solo se puede por dos medios: o producen petróleo (y administran bien) o exportan bienes y servicios de alta tecnología con calidad global, lo que solo es posible al tener una fuerza de trabajo altamente calificada. Si los jóvenes se mantienen de vender caramelos o incluso de trabajar en fábricas tradicionales, el país no pasa el cerco de los ingresos medios. Uruguay ya es exportador mundial de software, el primero de Latinoamérica, y también electricidad y celulosa, sin abandonar las materias primas (hay tres vacas por cada ciudadano). El liderazgo quiere que sea un parque tecnológico como la India, y para ello Tabaré, Mujica y Lacalle Pou, contra el reflejo pavloviano de los presidentes de la región, bajan y tienden a bajar impuestos a la inversión en tecnología

Igual derriban las barreras legales para la inmigración de expertos y profesionales calificados. No ha habido cambios bruscos, todos los presidentes cumplieron sus períodos, la política es tranquila y respetuosa, el país no se mete en conflictos internacionales. Para terminar, Perú merece mención porque rompe varios records Guinnes. Tuvo presidentes normales en un sistema político aterrador, que lucían como la compuesta niña Wednesday en medio de la familia Addams. Los locos Addams peruanos controlan el congreso y desde 2000 encarcelaron o persiguieron a Fujimori y a todos sus sustitutos democráticos. La respuesta que se estaban rifando se había hecho esperar hasta que Sendero Luminoso aprovecha el intento de golpe de Estado y la destitución de Castillo para ponerse a la cabeza de una insurrección que derroque a Boluarte, disuelva en congreso y haga la revolución, pero que carece de destino.

@CarlosRaulHer

La fuga del paraíso

Carlos Raúl Hernández

Varios líderes radicales han tenido sus epifanías, salen de las penumbras, se resetean, y comienzan un nuevo destino, para beneficio de quienes vieron envilecerse sus salarios, perdieron los empleos, fondos de retiro con los ahorros de toda su vida, y una mano gigante los lanzó a la incertidumbre. Justificadamente se tiende a no creer la nueva empresa y para hacerlo no solo deben verse los resultados sino además convencer de que están ocurriendo, que no es soplar y hacer botellas. En la democracia quien no convence no vence. Los que encuentran la ruta, y el grupo humano que los rodea, se formaron en concepciones contrarias y tienen dificultades epistemológicas para enfrentar el reto. Y cualquiera que emprenda cambios, precisa cuidado para no fracasar en el intento como Mauricio Macri, Lenin Moreno y Carlos Andrés Pérez, que quisieron rectificar y lo hicieron a medias. A Pérez lo linchó una cofradía de odiantes y mensos, entre ellos el CEN de su partido, causantes de las tragedias posteriores, aunque los gavilleros terminaron en hazmerreír de la historia reciente.

Los otros dos cayeron quedaron en el peor de los mundos, al hacer reformas a medias por un miedo paralizador que les impidió tener resultados “ganar y cobrar”. No seguir adelante conduce a la desgracia de todos, y siempre a la miseria, la cubanización y finalmente al desplome. Hay muchos ejemplos exitosos, Karl Kautsky y Eduard Berstein, Den Xiaoping, Mitterrand, Felipe González, Clinton, Blair, Lula. Se aparta González (Isidoro) de la ideología los duros del PSOE que causo la guerra civil del 36, en el XXV congreso del exilio (Toulouse, 1972), y se integra a una secretaria general colegiada, con Nicolás Redondo y Pablo Castellano. Dos años después lo eligen secretario general con una línea clara e inflexible: sacar a España de la edad media franquista, incorporarla a la globalización y a la democracia y, en el contexto del conflicto EE. UU-URSS, lavarle la imagen comunista a su organización.

Para llegar a la presidencia de España tuvo que pasar el Rubicón del izquierdismo ancestral del PSOE y jugarse el resto en una acción temeraria, proverbial y que vale la pena recordar. Relecto jefe en el congreso del partido de 1979, en demostración de coraje político y claridad estratégica –que no se dan demasiado- pone como sine qua non eliminar el marxismo de los estatutos para asumir el cargo, porque recordaba a los españoles lo ocurrido en la república fracasada. Al no lograrlo, se retira del evento. Cuatro meses después, el partido convoca un congreso extraordinario, liquidan al marxismo, devuelven a González la secretaría general y a partir de ahí comienza la historia de éxitos. España se distancia del socialismo, entra en la prosperidad y se convierte en el país moderno y todo lo que hoy. el progresismo pone en juego. Historias parecidas de coraje e inteligencia protagonizaron otras figuras de la izquierda, que entendieron la necesidad de librar a sus partidos del pensamiento anacrónico, el estatismo, la persecución a los productores, el autoritarismo y la siembra de miseria.

John Rawls, Raymond Aron, Anthony Giddens, Antonio Escotado, Francis Fukuyama, Umberto Cerroni, Amartya Sen, fundamentan en teoría una verdad simple, pero inaccesible a muchos políticos: para que un país avance se requiere que su gente dedique la voluntad a producir, y lo contrario, el socialismo, es una fuerza punitiva contra algún o varios grupos de la sociedad, principalmente los productores. Hoy se puede afirmar que ese esquema jamás, nunca, en ninguna parte, ha traído más que desgracias. Pero persiste personajes, fósiles desde que nacieron, intelectuales de lecturas siempre precámbricas, que además carecen de sentido de la realidad y reclaman más “mano dura” pese a las tragedias provocadas por su iglesia profana. Circuló en internet un papel con la firma de algo llamado Vanguardia Bicentenaria Republicana, que acusa de “traición la entrega al capital de las conquistas revolucionarias”.

Para este Marcial Lafuente de la de la épica revolucionaria, a falta de La Bastilla, la gloria era inutilizar el Sambil de la Candelaria, robado, abandonado, siniestro, que ahora en manos de sus dueños, cobra vida y dejó de ser un tumor urbano. Pero para estos extraños señores, devolverlo lo hizo “templo del consumismo capitalista y allí volvieron exultantes sus dueños y esa clase social llena de odios y desprecio por el pueblo oprimido”. Este texto es al mismo una dosis matacaballo de cursilería, un test de inteligencia y una prueba psiquiátrica para quienes lo escribieron, y nos permite descubrir con temor una deformación de la realidad, una rara perturbación emocional que confunde La Candelaria con la rive gauche, donde se pasea gente que cenará en Le comptoir du pantheon. El pecaminoso “consumismo capitalista” consiste en ver una película en Cines Unidos, comprar un bluyín chino en diez dólares si alcanza, y comer comida árabe en el kapitalismo salvaje y monstruoso de la Feria. Les horroriza, por otro lado, que ahora en el país se permitan casinos, sitios “de perdición”, pero también de “ganación” para los que tienen suerte.

En el Vaticano no hay casinos y no es fácil imaginar una monjita hacer acordeones con un mazo de póquer mientras comienza la mano, pero en la mayoría del mundo sí, (si hay casinos, claro) y ciudades dedicadas que giran en torno a ellos, Las Vegas y Atlantic City, y en las que tienen gran importancia, Montecarlo, New Orleans, Venecia y mil más. También el kapitalismo cultiva otros centros de pecado para que la gente sea demoníacamente feliz, restaurantes, discotecas, bares, moteles para solaz de los amantes. No se salva del hisopo con roja salsa de tomate, la televisión del Estado por trasmitir películas y telenovelas como cualquier televisora popular en vez de historias de fusilamientos revolucionarios, jornadas de trabajo masivo y sin salario en la “zafra de las 10 mil toneladas”, biografías de Fidel Castro, Mao y Pol Pot. Ese “documento” que debe guardarse porque es una antología irrepetible de las locuras místicas del comunismo, en la segunda mitad del siglo XXI, a treinta y cuatro años de su hundimiento planetario con terrible estruendo.

Se necesita ser marxiano o marciano para escribir tales atorrancias, cuando sesenta países murieron de hambre en el intento, y para los que no conocen esa historia, a dos horas de vuelo en el Caribe, hay una isla donde no hay comida ni medicinas para sus sobrevivientes, luego 65 años de haber creado un mundo nuevo. “Se trata de derrocar el viejo régimen no solo en los hechos sino también en las ideas, las costumbres y lo valores. Eliminación de propiedad privada monopolística nacional”. Hay individuos suficientemente desbalagados para repetir este íncubo ideológico, este síntoma de esclerosis intelectual, después de la destrucción de 75% de las empresas y del empleo del país y cuando vamos heridos por el camino que huye del socialismo, las expropiaciones, los controles de precios (hiperinflación) controles de cambio (hiperdevaluación). Viven mentalmente en Saturno para pretender que regresemos a la desgracia. Razonan como la inquisición, a nombre de lo que supongo será el aporte de Britto García, inspirador de ese documento maoísta: el comunismo místico. Aterra que en un barajo, un traspiés, pueden retomar las riendas.

@CarlosRaulHer

Con el debido respeto...

Carlos Raúl Hernández

EEUU y Canadá son altamente desarrollados, pero fueron colonias igual que Argentina, que entre 1853 y 1946 fue también potencia mundial. Y aunque el odio patológico contra Colón y España, la leyenda negra, no fuera síntoma de merma mental, la revolución de independencia fue la oportunidad para cambiar la historia. En EEUU, cinco o seis hombres extraordinarios dirigidos por un titán y anti caudillo, George Washington, lo hicieron con la Constitución de 1787, una de las obras de ingeniería política más compleja y dificultosa de la historia moderna. Fue un inédito, sorprendente y temerario modelo político que se pensaba, sucumbiría muy pronto. Estados Unidos tuvo una sola guerra civil, gran matanza para liberar los esclavos, con la que consolidó la unidad nacional, emprendió la ocupación del espacio continental de costa a costa, con la idea del Destino Manifiesto y arranca la Revolución Industrial. En diametral diferencia, desde la independencia, Hispanoamérica entra en crónica violencia, se desintegran los virreinatos y vienen cien años de guerritas y dictaduras militares.

Bolívar, Rosas, Francia, Monteagudo, Castelli decenas de caudillos militares y amanuenses civiles, le dan otro destino opuesto al Norte. No fue así en Argentina gracias al cisma de Alberdi con el militarismo en 1853, ni en Chile que se estabilizó a partir de 1833. Comparar figuras de épocas diferentes, por ejemplo, Eisenhower y Julio César, puede ser un ejercicio entretenido e interesante. En computadora simularon un combate entre Cassius Clay y Rocky Marciano para saber quién fue “el más grande”. Pero como la técnica y los conocimientos dan ventajas a la última generación, parece mucho más práctico Plutarco con sus vidas paralelas: contrastar personajes de momentos cercanos. Así podemos carearlos con relativa justicia. Hoy día tenemos certeza que Shakespeare es superior a Marlowe, Neruda a Juan Larrea y Churchill la estrella de su época. Valdría la pena analizar a George Washington y Simón Bolívar, líderes de revoluciones de la Ilustración.

En El federalista, creado por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay en el debate para elaborar la constitución, dice que “la separación de poderes es el mejor avance hacia la perfección en los tiempos modernos” y denomina “abogados del despotismo” a los que pedían centralismo y mano dura contra la inestabilidad de la república en su comienzo. Hamilton con fe política incondicional en “las virtudes del pueblo” diseña “la regular distribución del poder…el balance y chequeo legislativo…la representación del pueblo en la legislatura por diputados de su elección...”. Del otro lado, Bolívar en Cartagena 1812 atribuye su catástrofe personal en la Primera República a no haber fusilado suficiente y a tiempo: “la fatal adopción del sistema tolerante… improbado como débil e ineficaz” y al error de “hacer por la fuerza libres pueblos estúpidos que desconocen el valor de sus derechos”.

“La república se perdió "por seguir las máximas exageradas de los derechos del hombre… junto a… elecciones populares hechas por los rústicos del campo y por los intrigantes moradores de las ciudades…unos… tan ignorantes que hacen sus votaciones maquinalmente y otros tan ambiciosos que lo convierten todo en facción”. Por siglo y medio se ha rendido culto a estas “teorías” ¿Qué tienen de raro entonces nuestros resultados? Washington fue lo más distante a un charlatán y ni siquiera quiso tomar la palabra en la Convención de Filadelfia que aprobó la constitución, presidida por él. Habló cinco minutos en la clausura, para no inclinar la balanza en el debate. Desayunaba con los delegados para desmontar bombas de tiempo que amenazaban el experimento republicano. Entre ellos, que el sistema de representación conducía a que, en el futuro congreso, estados grandes como Virginia, aplastarían en número de parlamentarios a los pequeños como Rhode Island, que no estaban dispuestos a aceptarlo. Entiende la gravedad y se dedica a conciliar, nunca a amenazar, sobre el sistema federal de nuevo tipo, y la convivencia equilibrada de estados pequeños, su autonomía y la libertad individual.. De esos desayuno viene la anécdota que usó para explicar el papel equilibrador del senado, Vertió el café de la tasa al platillo Y comentó "las decisiones de los representantes vienen calientes y el senado las enfría".

Y logró el milagro con el “Gran Compromiso”, crear una cámara federal, el senado, que en primer lugar, dominará la otra, formada por miembros de edad adulta por plazos mayores que los representantes y en la que los estados tendrían el mismo número de miembros. Así se originó la Constitución escrita más longeva del mundo moderno, obra maestra en los aportes clásicos a la teoría política. Por estas latitudes, Bolívar analiza su fracaso inicial, la Primera República en 1812, con sociologismos y gran elocuencia en el Manifiesto de Cartagena, pero principalmente con mentalidad militar. Las causas del descalabro, a su juicio: debilidad del gobierno patriota, vacilación para aplastar al enemigo, adversidades creadas por “exceso” de libertad, y “el federalismo” de la Constitución del 21 de diciembre de 1811. Una obra de ficción. Las provincias, Cumana, Guayana, Maracaibo y Margarita, carecieron de autonomía ya desde la creación de la Capitanía General en 1777, a diferencia de Norteamérica, donde las trece excolonias estuvieron a un paso de hacerse repúblicas independientes y las conjuga la Constitución. En estas latitudes, la “federal” de 1811 nunca entró en vigencia y por eso sus atribuciones no existían ni en el papel.

Apenas a cuatro meses de aprobada, el 4 de abril de 1812, el Congreso renuncia a sus funciones y la suspende. Nombra a Miranda Dictador Absoluto, amo de la vida y la muerte. “No consultéis más que a la suprema ley de salvar la patria” en extrema adulancia aterrada, con la potestad de designar los comandantes militares, facultados para ajusticiamientos sumarios. La constitución, la libertad y el federalismo murieron sin nacer. Con sorna por las potestades de Miranda, los realistas asaltan y toman la plaza de Puerto Cabello mientras su comandante, Bolívar, jugaba cartas, dominó o cosas mucho más gratas. Ese catastrófico fracaso político militar, y los errores de Miranda, explican el fin de la república. En una de las situaciones complejas de su vida, acusa a Miranda de traidor, quita del medio al jefe, lo mancha históricamente, lo entrega a los peninsulares y en la operación obtiene un pasaporte español. Y para desviar la atención de semejante operativo y quitarse responsabilidades, nada mejor que redactar un tratado: el Manifiesto de Cartagena (1812) con el que el águila vuela sobre las causas “profundas”, el federalismo y los excesos de la libertad.

Pero la derrota de la República no era la blandenguería sino falta de apoyo popular, el desprecio mutuo entre la gente y los líderes. El asunto era resolver eso y no soltar a la calle la bestia del terrorismo en degollinas masivas que hacían a la población mucho más hostil, ni implantar la hegemonía militar con puño de hierro, como lo hacen. La fatuidad del documento de Cartagena la demuestra que Boves vuelve a aplastar a los patriotas y a la Segunda República en plena efervescencia del terror de la Guerra a Muerte (1813) “inspirada” en el, “programa” del caudillo Antonio Nicolás “el Diablo” Briceño. Boves se limpia las botas con el terror patriota, aplicando el suyo propio. En 1814, año de su muerte en la batalla de Urica, ahoga en sangre la Segunda República gracias a una consigna de enorme tino y poder de movilización: que los patriotas crearían “una república de blancos”. Bolívar sólo saldrá de la racha de derrotas años después, cuando aprende a cambiar su relación con el pueblo llano que tanto despreciaba (“estúpidos”, incapaces para la libertad, hijos de tres estirpes enfermas”), gracias a José Antonio Páez, quien, por su liderazgo popular, su aceptación por la masa “estúpida”, es capaz de juntar fuerzas para la guerra de liberación nacional. El desprecio por la libertad, la federación, la gente y la civilidad, podría ayudarnos a entender por qué América Latina es un paraíso de energúmenos.

@CarlosRaulHer

Filibusteros cósmicos

Carlos Raúl Hernández

Dicen que Latinoamérica es un continente inviable y al ver su historia, un hilo de pánico hace temer que sea cierto. Quienes sostienen esto pretenden demostrarlo con la baja calidad de las universidades, el retraso científico tecnológico, la inexistencia de un tejido empresarial fuerte, el escaso flujo de inversiones, el anacronismo de los intelectuales, de una forma u otra, enemigos de la modernidad, la democracia y naturalmente colectivistas, estatistas, populistas y simpatizantes de cualquier escoria autoritaria que aparezca, incluido Pedro Castillo. Si sacamos a Uruguay, bendito mientras cuenten con la genialidad de Pepe Mujica, cuando algunos países intentan asomar la cabeza, la coalición de sabios imbéciles logra torcer la marcha y regresar al pasado. Por citar apenas dos casos, durante los 50 exportar materias primas empujaba hacia adelante, abría perspectivas de futuro, mientras Asia registraba aterradores índices de miseria, pero hoy son los países de mayor crecimiento económico y apertura, encabezados por China. Las fotografías de niñitos famélicos rodeados de moscas de las favelas brasileras, se tomaban entonces en Hong Kong, Cambodia, China.

La fatalidad mandó a Cepal a convencer a los gobiernos de posguerra que exportar café, cambures, caucho, maíz, petróleo, hierro, era una “explotación” indigna, subdesarrollante (“que culpa tiene el tomate…”). Un filibustero cósmico, el argentino Raúl Prebisch, ideó que “el modelo agroexportador” era la fuente del atraso, había que industrializar a la fuerza; y ese esquema demente no logró borrar del mapa la región en treinta años con el desastre de la deuda externa, gracias a las ambulancias del FMI. De no ser así, seríamos una especie Somalia gigante o Cuba. En el mismo período la izquierda armada, -en varios sentidos-, con su teoría de la dependencia, miraba por encima del hombro el “reformismo cepaliano” y tenía orgasmos múltiples con ver a “Fidel”, su antimperialismo, el control total de la economía y la vida social bajo una tiranía feroz. La diferencia entre uno y otro es que mientras Cepal quería muy poca y restringida inversión privada, la dependencia aspiraba fusilar a los kapitalistas. El filibustero cósmico en esta etapa fue Eduardo Galeano, autor de un desgraciado panfleto del que al final de la vida se arrepintió, aunque sus fanáticos no quisieron enterarse.
Mal síntoma que el libro más leído de ciencias sociales de la región sea semejante derrelicto. El terremoto mundial, la crisis de la deuda en los 80, enseñó a los gobiernos a cepillarse los dientes en economía, usar jabón, derrotar las hiperinflaciones, las hiperdeudas externas, las hiperdevaluaciones; que existían variables necesarias de estabilizar para crecer y enfrentar los problemas sociales ¡Ahora sí! ¡Estamos condenados a triunfar! El alto crecimiento económico trajo estabilidad democrática en Chile, Argentina, Brasil, México, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Colombia, Centroamérica, etc. Pero la asombrosa mediocridad intrínseca de las élites, intelectuales de izquierda que no sabían ni quien era Den Xiaoping y de derecha que no tenía idea de Reagan, no entendían lo que pasaba en el mundo y nos lanzaron de nuevo al barranco por odio a la democracia, los partidos y el kapitalismo. Apenas en 2019 vi con asombro al economista Dr. Tonto, de apellido Castillo, Casas o Cuevas, reflexionar sobre la virtudes del vandalismo “benefactor,” culpa de la injusticia social, como si hablara de Haití o Nicaragua, ante la arremetida bárbara contra la democracia chilena, país que ya había ingresado al club de los desarrollados.
Reapareció la contrarrevolución y el continente dio la vuelta en U para desnucarnos durante los 2000 en experimentos iguales de peores que las revoluciones del siglo XX. Se pensaba que, a diferencia de otros países del “cambio de era”, con la revolución ciudadana Ecuador en 2007 había ganado la rifa de un gobierno autoritario, pero que se cuidaría de no afectar las reformas de los 80/90, entre ellas la dolarización. Pero comienza por levantar la raída vocinglera populista contra la “injusticia de la deuda” por “ilegitima” y había “compromisos nacionales urgentes que pondré por delante”. Ante los desconcertados y crédulos fondos de pensiones holandeses, suecos o irlandeses que tuvieron la ingenuidad de comprar “ilegítimamente” bonos ecuatorianos, el gobierno desconoció a sus acreedores por kapitalistas y declaró el impago, en un típico acto de viveza criolla, como el célebre mono que aprovecha al león dormido para darle un palo en lomo. La deuda ecuatoriana era pequeña (10 mil millones de dólares) por la correcta administración previa del Ecuador y su dolarización, pero estafar a los acreedores destruyó la confiabilidad del país, incorporado ahora a la banda de tracaleros globales, junto con el kirchnerismo y otros impresentables.
El efecto inmediato del presidente economista de “la revolución ciudadana”, los papeles financieros se devalúan y sube la calificación de riesgo. Se vendían para hacer cotillones y como buen vivote tropical, el mismo los compra con lo que “coronó” 7 mil millones y liquidó la deuda, pero también hasta el último átomo de credibilidad en el gobierno y la economía ecuatorianos. Lo extraordinario es que Correa contaba con holgados recursos y estas operaciones son solo para dejarle claro al sistema financiero internacional quien lo tenía más grande y usó los abundantes ingresos petroleros en repetir la desgastada, curtida y harapienta comedia populista. Repartir dinero a chorros para hacerse amar, lo que también como siempre produjo un crecimiento artificial del consumo y la economía, pero la condenó, como dicta la navaja populista, a la pronta desgracia. Récord mundial en velocidad de crecimiento del gasto público, derroche y corrupción de hasta cinco veces la tasa de crecimiento económico. El Estado duplicó su peso en la economía, con la perversa multiplicación de deudas y nóminas.
Durante la etapa inicial del espejismo que viven los bochinches populistas, tuvieron sus quince minutos de fama: crecimiento de las clases medias, aumento de programas sociales, reparto a manos llenas y prebendas a amigos y financistas, reducción de la pobreza, una ilusión fugaz, como siempre, hasta que se terminó la fiesta. Los extremos de la locura fueron tales que la deuda pública, que como decíamos, era de apenas 10 mil millones, creció como Hulk a 100 mil millones de dólares (diez veces) pese a haber tenido ingresos petroleros por 80 mil millones. El presidente, enemigo del sistema financiero, tuvo que entregar la mitad de las reservas de oro a Goldman Sachs para conseguir financiamiento que le permitiera por lo menos pagar a los empleados y las facturas, y después de bramar contra el FMI, terminaron pidiéndole apoyo. El sucesor, Lenin Moreno, detiene la revolución, pero termina tan catastróficamente (7% de intención) que no pudo siquiera aspirar a la reelección, por dos razones. Primero porque el mismo no entendía muy bien la economía y no tuvo precisión sobre qué hacer para superar el caos heredado, bien porque su equipo tenía las mismas insuficiencias de origen.
Tal vez él no se atrevió a asumir el cambio estructural y terminó en una tierra de nadie que se lo tragó, como a Macri y otros si no se dan cuenta (nuestro vecino de al lado). Hay que pensar en la economía y también en sus efectos políticos. Medidas que frenan la inversión y la creación de empleos, perjudican a la gente, tal como aumentar 25% los impuestos a las empresas e incrementar los aranceles a la importación, con el fin de reducir el déficit fiscal a 7%. Como es costumbre aplican ajustes a la gente y no al gobierno, con una demagógica reducción de 10% de los salarios en las altas esferas del Estado. Centró la atención en cambios políticos, que aunque necesarios, no atraen la atención de las mayorías. La Ley Orgánica de Comunicaciones, permitía a los revolucionarios regular la información con la Supercom (superintendencia de comunicaciones), según dice un paradójicamente un panfleto “para velar por el derecho de las personas a la comunicación (y) para ello, monitorea los medios de comunicación social”. Pero lo esencial de esos cambios políticos es la reforma constitucional que impide la reelección. Trágico para el prestigio de Moreno fue subir el precio de la gasolina que era prácticamente regalada y siguió siéndolo después del aumento, y después echar para atrás la decisión. Correa dejó al país en bancarrota, Moreno recuperó la democracia y el nuevo presidente, Guillermo Lazo (52.4%), ganó al exministro de Correa, Andrés Arauz (47.4%) en las elecciones de 2021.Todo está en proceso.

@CarlosRaulHer

Notas sueltas pero amarradas

Carlos Raúl Hernández

1.“La presidencia provisional” como todo acto disruptivo, revolucionario, es una aberración ética, política, y constitucional sin medida, en síntesis una imbecilidad redonda, que revela severa merma en esos órdenes, desde haberla apoyado cuando lo racional era arrojarla como una brasa ardiente, por las terribles efectos para el país y para las fuerzas involucradas. Cuando apareció, alerté a una persona a la que apreciaba, que por su propio cuidado no llamara así tal bachillerada y recibí una ráfaga de bofetones verbales. Y cualquier ápice de sentido político quedó en el camino al montar los despojos sobre el burro hasta diciembre de 2022, casi cuatro años ¿Será recuperable el daño? La abscisa no es un interés político sino económico y lo que está en juego hoy es cómo queda el sustento de unas diez mil personas que se mantienen de eso. Vivimos el fin del socialismo y la enferma etapa de insultos, maltratos, amenazas, expropiaciones, acosos, terminó para dar paso a una reforma económica con altibajos, pero que permite a millones salir de la indigencia y trabajar. Según CEPAL, Venezuela es este año es el país con más alto crecimiento en Latinoamérica, en el orden del 12%, música celestial porque es el segundo año, (el Dr. Tonto, economista, se esmerará en retahilar lo obvio: que se crece con respecto al año pasado) pero, aunque cede la hiperinflación, no logran cortarle la cabeza y pugna por crecerle de nuevo. El Dr. Tonto debería dejar de encadenar vaciedades como la “burbuja” y estudiar en serio los errores del gobierno para decir algo que valga la pena.

2. El antihumanismo comienza con Robespierre, el primer moderno que gobierna basado en la ideología de que la vida no tiene valor frente a “la causa”, tradición de marxistas y otros que no lo son, Marx, Lenin, Spengler, Max Scheler, Nietzsche, Hitler, Michael Foucault, Althusser, Merleau Ponty. Parte de que las personas reales son “briznas de paja en el huracán revolucionario”, sacrificables, porque los individuos, familias, sus vidas, muertes y dolores, son epifenómenos frente “grandes empresas humanas”. Foucault, escribe que el hombre solo es “una invención fracasada del Renacimiento”. ¡Qué pueden importar el terror, la tortura, la muerte, si fines superiores de la historia los requieren¡ Para Nietzsche la decadencia de la civilización es producto del humanismo, la piedad cristiana por los débiles y el imperio romano lo derribó el amor al prójimo. Pero es demostrable que más bien fue la esclavitud, el trabajo gratuito sobreexplotado, que funda el ocio de los grupos de poder y frena el desarrollo de las fuerzas productivas, la ciencia, la tecnología, la creatividad, y todo se pudre de improductividad.

3. Cualquier discurso de guerra tiene sentido en la guerra y fuera de contexto es fidelismo, demagogia confrontacional que encubre la incompetencia para resolver problemas. Pensadores alemanes del siglo XX, en evocación de Esparta, denunciaron la falta de disposición de dar la vida por la patria, derramar la sangre en batalla, por obra del confort kapitalista, el comercio, el aburguesamiento. Max Scheler escribe que “los hombres se habrían devorado pacíficamente si no fuera porque la dignidad de la guerra ha justificado la violencia”. Acude al rescate de la decencia Kant y escribe que la condición humana solo se define a partir de las decisiones, que los actos humanos fundan leyes universales, y asesinar o maltratar grupos, razas o naciones, no puede ser ley universal. La acción política, dice Helmuth Plessner consiste en saber actuar, es “el arte del momento adecuado, la ocasión favorable”. Lenin se inspiró para su obra ¿Qué hacer? en el Catecismo Revolucionario del anarquista ruso Sergei Nechayev, maestro de Stalin, Mao, Hitler, Mussolini, Castro, Guevara y cualquiera que los quiera emular. Sus frases resuenan casi textuales en boca de muchos revolucionarios que he conocido, que son bastantes, muchas veces suavizadas, pero idénticas.

4. No se piense que Nechayev fue un teórico de cafetín. Dirigió una célula terrorista de nombre Venganza del Pueblo y por diferencias personales y políticas con uno de sus miembros, lo ajustició a tiros con su propia pistola, tal como hizo el Che Guevara cien años después. Tanto aterrorizó a Dostoievsky la personalidad de Nechayev, que le inspiró una de sus grandes novelas políticas, los Endemoniados, que narra los espeluznantes debates de los círculos anarquistas europeos de finales del siglo XIX. Ricardo III, Nechayev y el Che hoy son encarnación perfecta del hombre nuevo. Los invito a comprobar cómo cada atrocidad debe algo a este abuelo, creador del concepto del hombre nuevo, que queda perfectamente descrito en El catecismo revolucionario.“El revolucionario…no tiene intereses personales, relaciones, sentimientos, vínculos o propiedades, ni siquiera tiene un nombre. Todo en él se dirige hacia un solo fin, un solo pensamiento, una sola pasión: la revolución…

“… ha roto… toda relación con el orden social y con el mundo intelectual y todas sus leyes, reglas morales, costumbres y convenciones. Es un enemigo implacable de este mundo, y si continúa viviendo en él es sólo para destruirlo más eficazmente… Él conoce una sola ciencia: la ciencia de la destrucción… La meta es una sola: la más rápida y más segura destrucción de este sistema asqueroso… …Para un revolucionario, un amigo es sólo aquél que ha probado con sus actos que también él es un revolucionario. La amistad, dedicación u otras obligaciones hacia ese amigo dependen de su utilidad para la causa revolucionaria… Cuando un camarada tenga problemas, y haya que decidir si salvarlo o no, el revolucionario no se guiará por sus sentimientos personales, sino solamente por los intereses de la causa. Por tanto, debe sopesar cuidadosamente la utilidad del camarada en problemas contra el costo del esfuerzo necesario para salvarlo, y debe decidir qué tiene mayor peso…”

Un revolucionario entra al Estado y al mundo intelectual, y vive en ellos, solo para destruirlos rápido y totalmente. No será un revolucionario si experimenta alguna simpatía por algo de ese mundo, o si se detiene ante la destrucción de algún estado de cosas, relación o persona que pertenezca a ese mundo en el cual todo debe ser odiado igualmente. Peor para él si tiene familia, amigos o relaciones amorosas; no podrá ser un revolucionario si eso detiene su mano… Toda esta sucia sociedad tendrá que ser dividida en varias categorías. La primera categoría es la de aquéllos que deberán morir sin demora… harás listas de los condenados, tomando en cuenta el daño potencial que puedan hacer a la revolución, y eliminarán en primer lugar a los primeros de la lista… Al unir esas listas, y agrupar ordenadamente a los condenados, no se tomará en cuenta la maldad personal del hombre ni el odio que éste provoca entre los camaradas o el pueblo.”

La tercera categoría incluye animales que no tienen gran inteligencia ni energía, pero poseen riqueza, posición social, conexiones, influencia y poder … las mujeres. Debes explotarlas de todas las maneras posibles, implicarlas, confundirlas, y conocer, hasta donde sea posible, sus secretos más sucios con el fin de esclavizarlas… hay que dividirlas en tres categorías…las "cabeza hueca", inconscientes y desalmadas, hay que utilizarlas… igual que las apasionadas, devotas y talentosas, pero no son propiamente nuestras…La maldad y el odio pueden servir temporalmente para provocar la sublevación de las masas. Es necesario tomar en cuenta el grado de utilidad que la muerte podría dar a la causa revolucionaria. Ante todo, debes destruir a aquellos que más daño pueden hacer a la organización revolucionaria, o a aquellas otras cuya muerte súbita y violenta provocarán el mayor terror en el gobierno, debilitando su poder y privándolo de sus miembros más enérgicos e inteligentes… El segundo grupo está compuesto por aquellas personas a quienes se les permite vivir temporalmente, porque sus actos terribles conducirán al pueblo a una sublevación inevitable…”

@CarlosRaulHer

Monjas penitentes de Nuestra Señora

Carlos Raúl Hernández

Argentina fue el país más rico del mundo, gracias a la Constitución de apertura (1853), concebida por Juan Bautista Alberdi en su obra Bases y puntos de partida…, y a los primeros presidentes, Mitre, Sarmiento y Avellaneda, cuyos efectos positivos duran hasta mediados del siglo XX. Sarmiento, ante la inmensidad territorial despoblada de Martín Fierro y Facundo Quiroga, plantea la lucha de civilización contra barbarie y traza línea de fuego contra esta. Pobre y primitiva, con apenas dos millones de habs., aislada del mundo, sin metales preciosos, capitales, infraestructura, seguridad jurídica, ni derecho de propiedad y libertad de empresa, inician la modernización social y políticar contra el atraso. Al llegar el siglo XX, Argentina es ya el principal productor de alimentos del mundo que contaba el progreso por millones: doce millones de hectáreas sembradas, 5 millones de toneladas de granos al año, 20 millones de cabezas de ganado. Y 28 mil kms. de vías férreas para exportarlos.

Salarios tres veces más altos que en Europa atrajeron migración masiva y la población creció más que en Canadá y Australia. Para la fecha, ocho países competían en prosperidad. Inglaterra, Bélgica, Suiza, EE.UU. Australia, Canadá, Nueva Zelanda. Y Argentina, la primera exportadora mundial de trigo, maíz y carne. Julio Roca estableció educación primaria gratuita y universal y redujo el analfabetismo a un tercio de la población, mientras en Europa andaba en dos tercios. Desde los años cincuenta del siglo XX que aparece el peronismo, todo se derrumbó y hoy está en el triste número sesenta en el ranking internacional de bienestar, y entre los países más corruptos, con la tercera inflación del planeta y miseria que afecta 45% de la población. Según la Universidad Católica 16 millones son pobres, tres millones indigentes. Apenas ocho millones de trabajadores productivos sostienen a 46 millones de argentinos y en ocho departamentos la mayoría de la mano de obra son empleados públicos.

Los impuestos suman más de la mitad del precio de un carro, que cuesta tres veces más que en EE. UU, el doble que en España; y 45% de la canasta de alimentos. A 80 años del primer gobierno de Perón, sus sucesores protagonizan el “caso de los cuadernos” que condena a Cristina Kirchner por corrupción (12.000 millones de dólares), con un grupo de empresarios. Es el más escandaloso caso en la región, aunque Odebrecht se lleva la palma porque involucra varios países. Se revela un plan ejecutado directamente desde las presidencias Kirchner entre 2003 y 2015. La trama revienta por Oscar Centeno, quien distribuía las coimas y que por hábitos ejemplares de trabajo anotaba en cuadernos meticulosamente, direcciones, nombres, conversaciones y número de maletines que entregaba a los interesados.

Como las sumas eran incontables, la unidad era el maletín de billetes de cien dólares que contenía 800 mil, cuántos maletines recibía cada quien. Resulta que un tal José López tenía 9 millones de dólares en su casa para cigarrillos y chucherías, pensó que iban a allanarlo, y corrió a ocultarlos en el convento de las asustadas Monjas orantes y penitentes de Nuestra Señora de Fátima, donde lo pillaron. Pero ya la cúpula kirchnerista se desmoronaba desde 2017. A Omar “Caballo” Suárez, jefe de los sindicatos portuarios, lo agarran por fraude, estafa agravada y cuentas multimillonarias sin justificación. Juan Pablo “Pata” Medina, jefe del sindicato de la construcción, preso por extorsionista, asociación para delinquir y operaciones por diez millones de dólares no justificados. A ese humilde dirigente popular, la vida lo premió con ciento nueve automóviles, un avión y un helicóptero. Marcelo Balcedo, de los educadores y traficante de armas, tenía cuentas por veinte millones de dólares, y era feliz propietario de dos aviones, un yate, cuatro porches, un Ferrari, un Mercedes McLaren (valorado en 500.000 dólares) y un zoológico privado.

Estos líderes populares apoyaron todo lo que depauperó a sus dirigidos. El procedimiento kirchneriano era el siguiente: el ministro, más bien superministro, de planificación, Julio de Vido, creó un “comando” con las grandes empresas constructoras, que oficiaba el presidente de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner. Allí decidían el plan de obras públicas y adjudicaban quien ganaría cada licitación. Una vez “licitadas” e iniciadas las obras, duplicaban o triplicaban el costo inicial, aunque con frecuencia ni siquiera se concluían. De ahí sobraban dólares para varias capas de funcionarios del gobierno y empresarios, y todo el mundo contento. Estos cuadernos llegaron a manos del poder judicial y comenzó el corre-corre. El supermagnate Carlos Wagner, en compungidas “confesiones”, revela que los Kirchner recibían 3 millones de dólares diarios, 90 al mes, 12 mil millones durante sus tres gobiernos, suficiente para una vida modesta, pero sin privaciones.

En 1943 es el golpe de Estado que hace Ministro del trabajo al teniente coronel Juan Domingo Perón, quien usó el cargo para repartir prebendas y vincularse a los sindicatos, tal como había aprendido de Mussolini. Creció su popularidad y los superiores lo forzaron renunciar en 1945. Se despidió en un dramático discurso de alerta sobre el peligro que corrían los beneficios laborales que él había concedido. Lo detuvieron por su provocación, pero lo excarcelaron las masas con el esfuerzo de Evita y ganó las elecciones de 1946. Su programa revolucionario echaba abajo lo que había formado la prosperidad, con la conocida jerga populista: “soberanía política, independencia económica y justicia social”, oleadas de expropiaciones que convirtieron a los trabajadores en su nómina personal. Nacionaliza transportes, energía, comunicaciones, restringe el comercio exterior y aprisiona la banca privada; controla precios de los servicios públicos por debajo de los costos, infla las nóminas del Estado.

Eso convierte a Perón en patrón universal, produce déficit fiscal, multiplica los controles, para acaba con la productividad y quebrar la economía. Para financiar el gasto gigante que produce, emite dinero inorgánico y desata la inflación. Una ilusión de bienestar insostenible porque la inversión privada se desploma, la balanza internacional pasa a negativa, quiebra al país, quema las reservas y naturalmente se declaró víctima de guerra económica, de los especuladores, el imperialismo, e hizo escasear el pan en el granero del mundo. Como la constitución le impedía reelegirse, hizo otra que declaraba al Estado centro de la sociedad. En 1955 lo derrocan los generales Aramburu y Leonardi, en una nación arruinada, cuesta abajo hasta hoy. La revolución populista pervirtió demasiado la cultura política latinoamericana nos condenó a la pobreza, la, corrupción, el atraso, mientras el síndrome de Perón siga vivo.

Por ejemplo, el rechazo al FMI es una comedia en el país que desde los años 50 vive del FMI, porque no produce para sostenerse. Arturo Frondizi (1958), Juan Carlos Onganía (1966-70) Jorge Rafael Videla (1975) Raúl Alfonsín (1983-89) Carlos Menem (1989) Fernando De La Rúa (1999) Macri (2015) y Fernández- Kirchner (2019) recibieron su beca para equilibrar la economía, pero no lo hicieron y despilfarraron los recursos, iniciaron crisis tras crisis, para pedir reiteradamente. Fernández -Kirchner hacen el último ajuste, no para racionalizar y adecentar el Estado sino para que la gente de a pie pague por la indecencia de los gobernantes. En vez de corregir el despilfarro en ferraris, agreden el ingreso de los ciudadanos, suben impuestos, retienen producto de las exportaciones, reducen renglones no imponibles, gravan la compra de dólares y controlan los cambios. Proteccionismo, devaluaciones, regulaciones e impuestos entre los más altos del planeta, hicieron un Estado parásito y una economía inepta, paciente crónica de endeudamiento externo. Cuando llegaron los Kirchner al poder en 2003 el gasto fiscal era de 23% del PIB y cuando medio sale Cristina en 2015, había ascendido a 40%.

@CarlosRaulHer

La guerra de los bocachancla

Carlos Raúl Hernández

“No confundamos estupidez con maldad. La estupidez es mucho más peligrosa”. Dietrich Bonhoeffer

El autor citado es un teólogo alemán ahorcado por los nazis poco antes de la liberación de Berlín, porque sacaba judíos clandestinamente de Alemania y conspiró para asesinar a Hitler. Aunque no tengo mayores luces de teología, me sedujo su valor, reciedumbre, agudeza, y que haya escrito Resistencia y sumisión: cartas y apuntes desde la cárcel, como su contemporáneo Antonio Gramsci, y tal vez por eso sus textos resuman pragmatismo y amor a las maravillas de la vida. Abandonó la cómoda residencia en EE. UU y regresó a su país en medio del terror, para enfrentar en el púlpito a las turbas nazis que asesinaban, golpeaban y humillaban a los judíos en las calles, en los prolegómenos de la kristallinacht (“noche de los cristales rotos”). Necesitó coraje y moral de acero, ya que la tendencia de muchos héroes es a pirarse cuando las papas se ponen duras, para aullar bien seguros en alguna colina extranjera. “La estupidez es más peligrosa que la maldad”. En nuestros días posmodernos, linchar físicamente no se usa y cede el paso a canalladas, denigraciones, escraches y “cancelaciones”. Acciones estúpidas.

El tarado es reptante, denigra, envía mensajes torcidos, chantajea, compone microbianas agitaciones de resentidos contra disruptores de sus letrinas conceptuales y morales. En prisión, Bonhoeffer se interroga por qué muchos intelectuales y demás élites devenían bribones de poca vergüenza, mentirosos, oportunistas y amorales. En cartas desde la cárcel a su mujer y amigos más queridos, expone esta idea: “algunos promovieron el horror nazi por malvados, pero la mayoría por estúpidos”. De ahí nace la hoy trillada tesis de la banalidad del mal. Hace unos 30 años en Venezuela, grupos de intelectuales, empresarios, periodistas, socavaron la democracia en respaldo a salvajadas políticas y económicas, tenían orgasmos con Ortega y Castro (firmaron vergonzosos apoyos), derrocaron al gobierno democrático y trabajaron para entregarse a sus propios aniquiladores. Luego se largaron del país, y me he hecho la misma pregunta: ¿eran estúpidos o malvados?

Caigo en un círculo vicioso: “no pueden ser tan malos; son brutos - a lo que me respondo- no pueden ser tan brutos; son malos”. Al analizar el fenómeno en la opinión pública, en las ofensivas políticas, consigues ambos componentes: designios de grupos de élite que hacen “estrategias” de calumnia, maldad, y aguas abajo las subsecuentes confusiones, desconocimientos y estupidez. Eso opera en esta guerra en la que los fautores usaron a Ucrania con fines económicos, y ahora sufren su propia tragedia ¿por maldad o estupidez? La planificaron con fines extraéticos y una legión bocachanclas menores la apoyan por tontos, sujetos de ambas pulsiones. Decir que Putin es Hitler, “occidente un jardín”, idealizar y promover la desgracia de millones con la destrucción, y ahora venta por piezas de Ucrania desde buena calefacción, es simplemente monstruoso. Siempre debieron saber que la única forma de acabar con Rusia es la guerra mundial que Zelensky propicia, pero el binomio maldad-estupidez lo ignoró.

Los “aliados” de Ucrania podían prever el resultado, pero querían, y quieren, destazarla y venderla por piezas como un pollo en brasas a las “potencias”. Bonhoeffer es un pensador poco conocido, sus tesis (es más peligrosa la estupidez que la maldad) fue fácilmente tomada por otros y en la actualidad la he visto con el nombre de “ley de Hanlon”, e incluso incorporada a la sicología para excelentes terapias. El estúpido primero te odia porque le llevas la contraria. Cuando queda desmentido por los hechos y en evidencia su mentecatez, te odia el doble, porque encima de que tenías razón, lo pusiste en evidencia. Si el bocachancla se atraviesa en tu camino, recomiendo buscar, enterarse y estudiar sus debilidades morales, intelectuales, su situación familiar, humana, sus problemas personales, su memez, y tal vez pasar de largo ¿Te molesta, te favorece o te da igual la retórica de un bocachancla? Actúa a conveniencia. Aristóteles escribió que hasta la ira (y también el amor) deben someterse a la racionalidad. Dice Bonhoeffer “…si los hechos irrefutables contradicen a un necio…este los ignorará y dejará de lado…”

“…así el necio, comparado con el canalla, estará satisfecho consigo mismo, pero puede ser peligroso porque se vuelve agresivo con rapidez. La locura y la estupidez requieren un manejo más complicado que la maldad. Toda revolución religiosa o política producen una explosión de estupidez en parte de la población, porque el jefe lo necesita”. Las revoluciones viven de simplismos, ideas de pacotilla, generalmente basadas en el resentimiento de mayorías contra minorías y de resultados infaliblemente fatales. El filósofo italiano Carlo Cipolla, autor de Allegro ma non troppo, inspirado en Bonhoeffer, afirma igual que “el estúpido es más peligroso que el malvado”. Y aunque el libro es humorístico, propone una interesante hipótesis que coincide con la que comentamos del caso venezolano. Cuando un grupo de gente así controla un país o una organización, indudablemente la arrastra al desastre, según demuestra la historiadora norteamericana Bárbara Tuchman.

Por el contrario, dice Cipolla, “todo país en ascenso tiene un porcentaje importante de ellos, pero también un porcentaje insólitamente alto de personas inteligentes que procuran tenerlos bajo control, y producen para ellos y para los demás éxitos suficientes para que el progreso sea un hecho”. No debe confundirse estulticia con ignorancia porque mucha gente inculta es prudente, y la alfabetización no redime de aquella y a veces la agrava. El estúpido más peligroso es aquél que estudió, pero su incompetencia para entender la realidad resultó invencible. Dos sociólogos norteamericanos, Dunning y Kruger, investigaron en su país con una amplísima muestra de estudiantes y descubrieron un “efecto” que lleva sus nombres: los más mediocres eran los más seguros de sí mismos, mientras los brillantes tenían más dudas metódicas que seguridades.

Aquellos ejercían liderazgos basados en popularidad, simpatía, aptitud deportiva o social, no en raciocinio. Los tontos se autoperciben más inteligentes de lo que se consideran a sí mismos los de verdad aptos. El sufrimiento de la cárcel hizo a Bonhoeffer comprender y valorar profundamente la vida, porque los humanos reciben su cuerpo de Dios y de la tierra y deben recibir esta gracia de con alegría y plenitud, en lo que disiente del misticismo. Debemos amar a Dios con todas las fuerzas sin desmedro del amor terrenal, un regalo del Cielo, idea que me recuerda una encíclica del Papa Benedicto. No se puede vivir confinado, constreñido, a la “esfera de existencia espiritual”, (“esfera de lo último”) ni tampoco a la “esfera de la existencia secular” (“esfera de lo penúltimo”) y la vida cristiana debe ser plenamente ambas.

@CarlosRaulHer

Cambio de piel

Carlos Raúl Hernández

“Ser de izquierdas es como ser de derechas. Es una de las infinitas formas que tiene el hombre de ser imbécil”. Ortega y Gasset

El antes y el después de la segunda guerra mundial pusieron en ascuas las democracias. Aparecen terribles amenazas para la humanidad: el totalitarismo moderno, Jano cuyas dos caras son el nacionalsocialismo y el comunismo, uno hasta la muerte de Hitler y el otro con el auge de Stalin y Mao. Por fortuna la socialdemocracia, la democracia cristiana, los liberales y otras fuerzas, tuvieron coraje y habilidad para frenar las reediciones europeas y aunque en los ochenta parecía que el mundo marchaba al comunismo, caen los ladrillos el Muro de Berlín. Colapsan las diversas formas de estatismo en los 80/90, izquierda y derecha descubren la economía abierta, y mantienen la hegemonía reformista que atempera el debate izquierda-derecha en la alta política. Thatcher y Blair, Reagan y Clinton, Felipe González y Aznar, Aylwin y Lagos, Mitterrand, José Mujica, Fernando Cardoso y Lula, Carlos Andrés Pérez, y Sánchez de Losada, confluyeron en impulsar la globalización, la formación de capital privado y la producción de riqueza.

Hacen su rantrée neofascistas-neonazis, marginales, pandilleros, cuya huella solo quedó en turbulencias callejeras y películas sobre los skinheads, aporreadores de negros, chinos y latinoamericanos, como la impresionante Historia americana X, en la que Tony Kaye dirige al matón Edward Norton. En la segunda década de este milenio aparecen filofascistas electorales que desplazan a la socialdemocracia y hoy cambian de piel, en una “transición” (me agarro la oreja izquierda ante esta palabra) cuya estampa más resaltante es Giorgia Meloni, ahora desmarcada del autoritarismo. De su capacidad y habilidad para deslastrarse del cementerio ideológico dependerá un cambio que estacione claramente la derecha en la democracia representativa y se acaben las fundadas desconfianzas, tan validas como las que se tuvieron con Podemos. Meloni es el primer triunfo electoral, rápidamente se amolda al marco político y los Demócratas de Suecia se convierten en gobierno sin estridencias.

Vox de Santiago Abascal fue el primero en derribar el muro entre la nueva derecha y la tradicional al pactar en varios gobiernos regionales con el PP. El veloz avance en apenas dos décadas viene con el equivalente de su némesis, su enemiga gemela, la ultra izquierda, que toma el control de organizaciones socialistas moderadas que abandonaron sus programas de los 80/90-pienso en EE. UU, Chile, España- para desarrollar la política de desgarramientos identitarios, como el Partido Demócrata de los EE. UU, varios europeos. Eso ocurre bajo el manto de la Agenda 20-30 que cercena el proceso gradual de reivindicación de las minorías y crea un antagonismo ético político virulento contra las mayorías, que es precisamente lo que da el triunfo a Meloni a nombre de estas últimas y parece anunciar una era “de derecha”. Hasta la reciente aparición de Vox, España era uno de los pocos países europeos donde los conservadores duros no tenían representación parlamentaria. Pero el gobierno actual del PSOE y los aventureros de Pablo Iglesias, convirtieron la política en pelea de perros, como los republicanos españoles en los 30s.

El auge y la caída de Trump son hitos. La derecha europea son unos 30 partidos en crecimiento, feroces contra inmigración: Vox de Abascal en España y en Italia La liga de Mateo Salvini; SIDE de Victor Orban en Hungría (quien construyó un muro de 175 km en la frontera serbia y otro en la croata), Jussi Halla-Aho del Partido de los Finlandeses Independientes; Alexander Gauland y Alice Weidel de Alternativa por Alemania. Los Nacionalistas Demócratas suecos de Jimmie Akesson, arribaron al parlamento en 2010 y en diez años tomaron el poder en alianza con la derecha moderada y despacharon a los socialistas a mediados de 2022 y Marine Le Pen llegó a 42% de la votación en 2021. Hoy la guerra Rusia-Ucrania hace confluir grupos de izquierda, derecha y centro con o contra Putin, que obliga a la UE mantener los ojos entrecerrados. Los ultraconservadores polacos, son antirusos pronorteamericanos, por los que la Unión Europea mira para otro lado con las violaciones de derechos humanos y el incumplimiento de las normas democráticas, y azota con plumas de ganso a Orbán, aunque pro ruso, miembro de la UE.

Steve Bannon, asesor de Trump, viajó constantemente a reunirse con dirigentes europeos con los que comparte el nacionalismo económico, el proteccionismo, la antiglobalización y el rechazo al euro y a la U.E por “despilfarrar malamente” recursos en salvar a los países del sur de Europa en la crisis de 2008 y enajena la soberanía de los países. En eso coinciden con el inefable Iglesias, quien además planteaba durante su vicepresidencia muy izquierdistas expropiaciones y derrocamiento de “la casta”. Pero en 2015 la extrema izquierda de Siriza ganó en Grecia y se alió con los ultraconservadores Griegos Independientes, porque ambos querían una economía cerrada, proteccionista y nacionalista, exactamente todo lo que fracasó y llevó Grecia –y al mundo- a la pobreza. Al contrario, Merkel en 2018 rechazó pactar con la derecha de la AFD mientras el Frente Nacional de Le Pen en 2021 consiguió gran parte de sus votos en los cantones tradicionalmente socialistas. Trump buscó apoyo en los partidarios de Bernie Sanders y su política económica fue enfrentar la globalización, procurar el regreso de los capitales norteamericanos en una terrible carrera contra China que hoy continúa Biden.

Tienden al populismo (“el pueblo víctima de la élite”) e imitan el comportamiento la de gente común. Coinciden en la defensa de la familia, contra el aborto y las parejas homosexuales. Abascal adversa la ley de violencia de género que enciende hoy su país. Alternativa por Alemania llegó al parlamento en 2017 con un plan contra el euro y la Eurozona, y cuestiona la apertura a la inmigración de Angela Merkel, pero la catástrofe del Brexit obra maestra de Boris Johnson, matiza la tendencia a salirse de la UE. Un dirigente de Alternativa por Alemania AFV aclaró la nueva línea entrista, poner diques a la UE desde dentro. Si los gobiernos no tocan los tratados internacionales, los derechos humanos y la justicia, pueden vulnerar debilitar el identitarismo en sus países, la Comisión Europea no puede hacer nada, y si se juntan tres en el Europarlamento y 33%, de los votos, se constituye una “minoría de bloqueo” de las decisiones de Bruselas. Marine Le Pen cuyas referencias son Putin y Trump anunció en 2021 que de ganar saldría de la OTAN para contribuir a enderezar el desorden mundial, obtuvo 42% de los votos y junto al partido de la Libertad en Austria y Holanda, marca distancia de sus extremismos del pasado, una metamorfosis usual en los radicales que aguzan el entendimiento y dejan de ser carnívoros.

@CarlosRaulHer

Mad Max no ve explosión demográfica

Carlos Raúl Hernández

Sobre la pandemia, notorios del marketing filosófico global colocan en vidriera sus trascendentales disertaciones y así desfilaron curiosas teorías que comentamos entonces. No hacían humorismo y daban la impresión de creer sus asertos: era una conspiración china para echarle mano a multinacionales en su territorio, destruir la economía occidental, y cierto marxista crítico intuía una superdictadura totalitaria digital. Otros, por el contrario, veían una maniobra judía para vender vacunas prefabricadas. Infaltables los que descubrían las sucias manos imperialistas coaligadas con “los laboratorios” en hacer el agosto, o la turbidez de Putin para colocar su vacuna en el mercado. Trump, sus imitadores Boris Johnson, Bolsonaro y demás terraplanistas, se burlaban del virus y las vacunas. Los paulo-coelhos de la filosofía anunciaban un futuro tenebroso, Armagedón, las desoladas y peligrosas carreteras de Mad Max, Farenheit 451 o Ciudad Gótica.

Esas tesis filosóficas deberían contarse junto a las andanzas de Jaimito y de Hans. Libres ya de teorías conspirativas hoy sabemos lo que antes suponíamos. Gracias a las vacunas y a la ciencia médica (cero acupuntura o medicina alternativa) no hubo efectos comparables a pandemias del pasado que cambiaron el curso de la humanidad, la llamada peste de Justiniano entre los siglos VI y VIII, la peste negra del XIV o la gripe española del XX. El mundo sigue siendo como era y se mantienen o aceleran tendencias existentes, buenas y malas. Justiniano pensaba unificar de nuevo Roma, reiniciar las conquistas y la plaga lo detuvo en seco, modificando el destino universal. La peste negra torció la historia en el siglo XIV liquidó 40% de la población europea, creó escasez de mano de obra, e incentivó automatizar la producción. La mayor baja demográfica del siglo XX la produjo el SIDA, 55 millones desde los años 80. La gripe española de 1928 se cargó 30 millones.

Los terremotos sociopolíticos tienen efectos tan poderosos como las pandemias. La gran depresión de los años 30 y el embargo petrolero de los 70, revolucionaron los paradigmas económicos. La primera desacreditó la economía abierta, trajo el estatismo rooseveltliano, sus versiones europeas y el auge del socialismo que generalizaron la pobreza y colapsaron dramáticamente en los 80. El segundo produjo una reingeniería del transporte, de la relación hombre-ambiente, y del uso de los recursos energéticos, e hizo surgir la ideología verde. El covid no tocó las tendencias demográficas, económicas y sociales pre-existentes, aunque ayudó contraer la economía y reducir el empleo, moderados por el teletrabajo y el delivery, con más fuerza en occidente que en Asiá. En noviembre la población planetaria llegó a 8 mil millones, con una notable ralentización de su crecimiento desde hace tiempo.

El impacto del covid en la mortalidad global es leve, 133 muertes por millón de habitantes. La tasa de natalidad desciende desde mediados del siglo XX, cuando el promedio era de cinco nacimientos por mujer n/m, mientras hoy es 2.3. n/m. La cultura urbana revolucionó el papel de las mujeres en la vida social, su acceso al mercado de trabajo y al mundo profesional. Hace setenta años cuando la vida rural era significativa, los padres tenían hijos para asegurarse en la vejez. Parían a los 18 de edad, mientras ahora lo hacen a los 30. Mantener y educar una persona hasta que cumple 22 años en EE. UU, por ejemplo, cuesta 500 mil dólares y las parejas se limitan a tener uno o dos. El envejecimiento demográfico viene con la baja natalidad y la prolongación de la vida por el desarrollo de la medicina.

China redujo el número de nacimientos con la política del hijo único en 1979 que afectó la relación demográfica entre varones y hembras, porque las familias evitaban las niñas. Aunque ahora pueden tener hasta tres hijos, la tasa de maternidad es apenas de 1.3 n/m hacia la baja. Desde los años 70, por ejemplo, en Taiwán es de 1.3 n/m, y en Corea del Sur la más baja del mundo, 0.9 n/m. En 2030 India será la primera potencia poblacional, Africa la segunda, entonces el mayor mercado de consumo del planeta y ni el SIDA, que mató 35 millones de africanos en los 80 y 90, alteró la curva de crecimiento. India y Africa desplazan demográficamente a China que, a cambio, al parecer será en 2030 primera potencia económica global y es hoy principal inversionista en el continente negro. La población africana aumenta porque las mujeres que no tienen educación primaria procrean un promedio de nueve hijos.

Desde 1980 la modernización asciende a las mujeres africanas y las que obtienen título universitario se limitan a un solo hijo. En el mundo desarrollado la población comienza a crecer a partir del año 2000 hasta hoy, por efecto de la inmigración, lo que no impide que Europa, segunda población mundial en los años cincuenta, pase en 2030 al quinto lugar. 22% de la población de Canadá no nació allá y en 2030, Norteamérica estará conformada mayoritariamente por las hoy minorías. A mediados del siglo pasado, la expectativa de vida de alguien nacido en el subdesarrollado era 30 años menor que la de alguien nacido en el primer mundo. Hoy esa brecha se cierra porque los países atrasados mejoraron su calidad de vida, salvo en algunos puntos de África. La moda posmo, incentiva aplicar el “pensamiento transversal” que podría hacer de utilidad estas informaciones para quienes toman decisiones.

Pudiera ser útil para los aprendices de brujo por ejemplo en Chile donde un gobierno ideológico e inexperto, juega con los exitosos fondos de pensiones de capitalización individual. En todos los países crece el número de personas de la tercera edad; en China, por ejemplo, pasarán de 250 a 365 millones de personas. Con el desarrollo de la medicina, después de los sesenta años la gente puede vivir 25 más. Al mismo tiempo, mundialmente el número de individuos en edad productiva se reduce, de 5 o 6 por cada persona jubilable, a 1 y medio en edad laboral por cada persona jubilable. Dicho más claro: si hace unas décadas el trabajo de seis jóvenes producía la pensión de un jubilado, ahora tres jóvenes deben sostener a dos jubilados. Eso obliga a altas tasas impositivas, desiderátum de ignorantes en materia social, porque frena mejorar las condiciones de vida, la acumulación de capital social y empleo, la formación de empresarios y lesiona el sistema de retiro tradicional, que, según actuarios, colapsará en diez años.

En países estatistas, socialistas y populistas los fondos de retiro en manos del Estado se hicieron sal y agua o están en eso. Enfrentar esta perspectiva implica implantar un modelo que permita la reproducción ampliada de los ahorros de los trabajadores, conocidos como fondos de capitalización individual. En el modelo tradicional pasábamos por etapas: jugar, estudiar, trabajar y pasar a retiro, pero el alargamiento de la vida nos obligará a trabajar después de la edad de jubilación porque la pensión no alcanza, pero nuestros conocimientos serán obsoletos. En China 75 millones de personas mayores de 55 años regresan a la universidad. Además, no habrá suficiente gente joven para cuidar a los numerosos ancianos. En Japón estos prefieren que los cuide un robot por muchas razones.

@CarlosRaulHer