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Luis Manuel Aguana

Terremoto político

Luis Manuel Aguana

Luego de un terremoto que siempre se recomienda en prudencia, es esperar tranquilo un breve tiempo que aparezcan las replicas del sismo para no quedar en peor situación, porque se supone que el terremoto ya ocasionó por lo inesperado un daño importante.

Lo que ocurrió en Venezuela con el fraude del régimen el 15-O fue un terremoto político de unas consecuencias que no podemos todavía sopesar en su magnitud ni despachar como un simple robo en las elecciones de gobernadores. Luego la réplica, representada por la juramentación de los gobernadores electos de Acción Democrática, se terminaron de caer las estructuras restantes que creímos que se sostendrían pese a lo fuerte del terremoto inicial.

El primer edificio en caerse fue el de la MUD. Muchos venezolanos creyeron de buena fe que aun cuando el terremoto del fraude se llevara el supuesto “triunfo” opositor ofrecido por la MUD de “mas 20 gobernaciones”, aun así los pocos gobernadores electos opositores que quedaran de pié “no se juramentarían ante una Constituyente fraudulenta”, como gritara la MUD en sus comunicados.

Vana ilusión. El férreo dominio del Secretario General de Acción Democrática sobre su partido prevaleció sobre la voluntad de los electores de los gobernadores adecos electos. Esperaba esa conducta, no porque tuviera una bola de cristal sino porque es parte de un comportamiento consistente de la oposición oficial frente al régimen (ver mi nota ¿Quien será el ganador el 15-O? http://ticsddhh.blogspot.com/2017/10/quien-sera-el-ganador-el-15-o.html). Sin embargo deseaba haberme equivocado. Acción Democrática actuó a los ojos de los venezolanos a espaldas a su glorioso pasado histórico. Si no fue así, deberá entonces la base de ese partido corregir lo que haga falta corregir para que Venezuela no pierda lo que ha sido un importante bastión de la democracia venezolana.

Indicaba en esa nota que lo harían, y lo hicieron. Se fueron a postrar vergonzosamente frente a Delcy Rodríguez en la constituyente fraudulenta. Y no se equivoquen con el caso de PJ en el Zulia. Si la situación hubiera sido a la inversa, esto es, si le hubieran tocado a PJ esas 4 gobernaciones, Julio Borges hubiera tomado la misma decisión de Henry Ramos Allup. Así que esos supuestos golpes de pecho de honorabilidad de ese partido no son más que la toma de ventajas de posiciones políticas frente a su principal contendor en las Presidenciales que esperan tener con el régimen, ante una decisión que ambos partidos ya habían tomado muchísimo antes de las elecciones. Que Guanipa le venda ese discurso a los pendejos. Ya muchos salieron con posición adelantada lanzando al gobernador electo del Zulia como candidato presidencial. ¡Por favor, hasta cuándo se van a aprovechar de las inocentes ilusiones de cambio de los venezolanos!

Ahora bien, Henry Ramos Allup sale de la réplica de ese terremoto como una de sus principales víctimas. Y yo me pregunto ¿esperaban que brotara una naranja de una mata de mango? Me voy a atrever aquí a decir que Henry Ramos Allup no puede ser el chino de Recadi. Esto es, el único culpable de una tragedia que tiene muchísimo más fondo y responsables de los que vemos a simple vista. Si existe algún “culpable”, si es que lo podemos llamar asi, es una manera de hacer y concebir la política, que atropella todo lo moral, todo lo ético, toda la lógica, incluso hasta toda la racionalidad con tal de seguir conduciendo los destinos del país y administrar una ubre que pareciera que es inagotable en el medio de la mayor miseria material -y peor aún, moral- que ha vivido la Nación después de la Guerra de Independencia.

Podremos volcar en una sola persona toda nuestra “frustrachera” por lo sucedido el 23 de Octubre viendo los gestos de genuflexión de esos Gobernadores adecos electos frente a las cámaras y a la vista de todos. Ya ellos deberán responder por eso ante la historia. Pero lo que no se ha resuelto todavía es la razón por la cual los dirigentes políticos hicieron lo que hicieron, que no es otra cosa que un sistema de partidos incapaz de renovar su dirigencia y de poner por delante al país y a sus ciudadanos en lugar de sus propios apetitos de poder e influencia. Eso es lo medular de este problema.

Mientras un régimen corrupto, sea este o cualquier otro, maneje la caja y distribuya cargos a su antojo porque tiene control de la renta y el reparto de posiciones de poder mediante el control de la maquinaria electoral, en este estado de cosas ético y moral, habrá siempre alguien que haga el papel que hizo Henry Ramos Allup, que para su infortunio le correspondió a el en esta oportunidad. Si le hubiera tocado a Borges seria Ramos Allup quien se estaría rasgando las vestiduras como lo hace Guanipa.

Esto no indica que Ramos no tenga parte de esa responsabilidad, como también la tuvo el famoso chino de Recadi. Lo que digo es que nos tenemos que ver en todos retratados en este espectáculo. Los jefes de esos partidos políticos no podrían haber llegado tan lejos en una entrega del país de no haber mediado un apoyo popular masivo a sus actuaciones; y Ramos Allup no actuó por su sola cuenta en esta traición monumental al pueblo de Venezuela mas allá de lo que ha sido el sistema de complicidades que todavía existe en Venezuela.

¿Seguiremos tolerando que la competencia para resolver este gravísimo problema se base en carismas, en quien insulta mejor al régimen, echa mejores discursos en la Asamblea Nacional, o en si es un muchacho “echao pa’lante” que se bate en las marchas con la policía? Ya va siendo hora de EXIGIR PROPUESTAS, analizarlas y debatirlas, y ver con mucho cuidado quien las hace y porque las hace. Es hora de exigir a los liderazgos una ruta, no candidaturas ni salvadores de la patria. Cambiando a los choferes no arreglaremos este autobús destartalado donde viajamos todos. Esto dejó de ser desde hace mucho un debate electoral para todos los venezolanos para convertirse en un camino espinoso y duro en el que se nos puede ir la vida, como ya lo hemos podido dolorosamente constatar.

Y es por eso que en la fase que se nos abre ahora en una Venezuela post-MUD, no se puede aceptar que se le pongan gríngolas al pensamiento de la gente permitiendo que las viudas y los herederos de Henry Ramos Allup nos lleven de nuevo como ganado al matadero electoral. Como quisiera una Venezuela que haya aprendido esa lección y sea mucho más exigente.

Como lo cerré en mi nota justo antes del megafraude del 15-O, “Abstención en tiempos de colaboracionismo” (verla en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/10/abstencion-en-tiempos-de.html): Si nos venden, tanto a los que votaron como a los que no, ya sabremos a qué atenernos… Pues bien, ya nos vendieron. Comencemos ahora a actuar de acuerdo con eso, dando el primer paso para construir una oposición antisísmica. Se lo debemos a las nuevas generaciones…

Caracas, 27 de Octubre de 2017

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La Fiscal, cabeza visible

Luis Manuel Aguana

En realidad esta era la nota que iba a publicar cuando se atravesó la MUD con lo del 333 y el 350. Tuve que apartarla por considerar prioritario publicar mi anterior nota (http://ticsddhh.blogspot.com/2017/06/y- … l-350.html) y aportar para crear opinión en relación a ese tema porque, aunque ustedes no lo crean, aun existe mucha confusión, en especial en aquellos que tienen la responsabilidad de indicarnos el camino. Y cuando ellos por flojera o incompetencia -más de lo segundo que de lo primero, salpicado con mucho de colaboracionismo- deciden en favor de lo que grita la galería, este barco donde vamos todos va directo al precipicio. Y eso es lo que creo que también nos está pasando con el caso de la Fiscal Luisa Ortega Díaz.

La primera impresión que tuvimos todos cuando la Fiscal declaró la ruptura del hilo constitucional con las famosas sentencias 155 y 156 de la Sala Inconstitucional del TSJ, fue que era una trampa del régimen. Pero en la medida que fueron pasando los días y los pronunciamientos adicionales del Ministerio Público, se fue poco a poco develando otra cosa que podría cambiar el curso político del país.

Es claro que la Fiscal no está descubriendo el agua tibia con las irregularidades de este régimen delincuente, en especial cuando la titular de la acción penal anda suelta por su cuenta, con todos los años de mora que solo puede tener un régimen que se ha enriquecido a costa del hambre y la muerte de los venezolanos. ¿Cuántos secretos y expedientes tendrá Luisa Ortega Díaz por cada alto funcionario del régimen en las gavetas de su escritorio? Eso me hace recordar el caso del primer Director del FBI norteamericano, J Edgar Hoover, quien sabía los secretos a todos los políticos de Estados Unidos, lo que lo hacía un hombre muy poderoso y sumamente peligroso. Este sorpresivo giro de la gestión de la Fiscal tiene un indudable objetivo político que el régimen difícilmente le va a tolerar. Pero es un riesgo que vale la pena correr si en ello se juega el Poder.

Luisa Ortega Díaz parece ser la cabeza visible de un movimiento que esta “rescatando” las banderas olvidadas -pero no muertas- de lo que pudiéramos denominar el “chavismo originario”, algo que en algún momento se calificó como el “chavismo sin Chávez”, que está aprovechando una oportunidad única que les está dando el régimen para reagruparse alrededor de una bandera: la defensa del “legado” del Comandante Eterno y Galáctico Hugo Chávez Frías, la Constitución de 1999. Como extraordinario beneficio colateral están obteniendo el apoyo de la ciudadanía opositora que se niega a vivir en comunismo, esto es, prácticamente todo el país.

En una jugada política muy audaz, la Fiscal coloca al régimen contra las cuerdas favoreciendo las posturas opositoras, causando que la MUD apoye su reciente “conversión”, lo que la transforma de la noche a la mañana en un factor político aglutinante de los dos polos que se disputan el poder en contra del régimen, poniendo sobre la mesa a su favor algo que la oposición oficial no tiene: el apoyo de factores militares afectos al chavismo originario “cuatrofebrerista”.

Esta movida está dejando sin piso político a los presuntos precandidatos opositores, quienes muy a su pesar no les ha quedado otra que apoyar las acciones de esta funcionaria, que en la práctica es la responsable directa de todos los presos políticos que existen en el país, en especial el primero de ellos, Leopoldo López.

Pero también le ha dado nombre al “chavismo originario”, quienes se encontraban en vías de extinción frente a los talibanes castristas del régimen, adoradores de Cuba, y cuya existencia terminaría con la eventual aprobación de una nueva constitución.

Esta división en las filas del PSUV en la práctica aumenta la oposición a las pretensiones del régimen de aprobar una nueva constitución pero también crea una situación inesperada: la viabilidad de una transición conjunta oposición-chavismo que saque fuera del juego a Maduro y a los castrocomunistas, con un interés de negociación común: la preservación de la Constitución de 1999.

En la coyuntura tan desesperada en que se halla el país, nos encontramos en la situación absurda de que es preferible defender lo indefendible, que es una constitución que hace inviable el desarrollo como lo es la de 1999, sostenida por aquellos que nos llevaron al caos del chavismo en 1998, aliados con quienes lo protagonizaron, para salir de la delincuencia organizada que tiene secuestrado el gobierno y todas las instituciones del Estado. En otras palabras, decidir entre el menor de los dos males.

Ante el cuadro dramático que nos dibuja Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) del Army War College de Estados Unidos, especializado en la investigación del acontecer latinoamericano, en reciente entrevista con Deutsche Welle, “lo que ocurre en Venezuela no es una cuestión de política o de relaciones internacionales, sino un golpe del crimen organizado de gran escala: un grupo de criminales ha tomado control del Estado y asaltado su tesorería.” (ver http://m.dw.com/es/evan-ellis-venezuela … a-38722778), al parecer tendremos que transitar por caminos que nunca hubiéramos considerado posible (recuerden esta frase que he mencionado antes en el blog: “politics makes strange bedfellows”).

Los próximos días serán cruciales para la definición del rumbo político del país. No queda duda que Ellis tiene razón al indicar en esa entrevista que la “gobernanza y el orden globales exigen que, independientemente de lo que pase, los funcionarios del Ejecutivo de Maduro sean procesados judicialmente con toda la dureza de la ley por haber saqueado las arcas del Estado, por haber violado los derechos humanos de su población y por haber pisoteado la Constitución Nacional.”. No se van a ir lisos pero tampoco sin llevarse a mucha gente por el medio. Es por eso que la Fiscal jugará un papel tan importante como lo jugó Vladimiro Montesinos en la salida de Alberto Fujimori del Perú.

Soy de la idea de sostener –por ahora- la constitución de 1999 en aras de la salida del crimen organizado que nos desgobierna, pero de ninguna manera a que esta sea la plataforma que sostenga un nuevo “establishment” de poder entre lo viejo cuarto-quinto-republicano y una nueva República. Esa nueva plataforma nos tocará construirla a los venezolanos después que despertemos de esta pesadilla.

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Vox populi, vox Dei

Luis Manuel Aguana

“La voz del pueblo es la voz de Dios”…
Dedicado a los caídos del 11 de Abril de 2002

No cometo ninguna indiscreción al contar que una vez el Dr. Enrique Tejera París me dijo en una reunión, en tono de fuerte reclamo: “¡Jovencito! ¡Yo he estado en tres golpes, dos buenos y uno malo, y en todos la constituyente se hizo después que estás en el gobierno!”. Y digo que no la cometo porque el mismo Dr. Tejera declaró su participación en esos tres golpes a la prensa ucevista (ver Homenaje a Enrique Tejera París, en http://univnoticias.com/wp/index.php/20 … era-paris/ ). Con mucho respeto le contesté, “será entonces esta la primera vez”, poniéndome a contravía en esa oportunidad de lo que todo el mundo pensaba y todavía piensa del curso histórico que debe llevar ese proceso.

Y no era la altanería de un “jovencito”, que por lo demás yo era –y todavía soy- en comparación con el recorrido histórico de ese bastión de la historia contemporánea de Venezuela que fue el Dr. Tejera París, sino del razonamiento que en esa ocasión le di, y todavía le doy, a aquellos que piensan que esa es una suerte de designio histórico inevitable, que se debe repetir como un mantra una y otra vez en Venezuela, sugiriendo que la historia debe volver a repetirse para la desgracia de todos los venezolanos.

Venezuela está pasando por un proceso de destrucción nunca antes visto, semejante al de una guerra, con muertos incluidos. No tenemos en nuestros anales históricos alguna referencia con la que comparar esta plaga que ha descendido sobre nosotros. Podemos efectivamente analizar todas las causas por la cuales caímos en esta desgracia pero de ninguna manera la historia pasada nos sirve como orientación para estudiar qué es lo que debemos hacer para salir de ella. ¡Debemos innovar! “O inventamos o erramos” decía el Maestro del Libertador, Don Simón Rodríguez…

La solución que indicaba el Dr. Tejera París y aun sugieren tercamente algunos lideres políticos opositores, a los que se suman connotados formadores de opinión pública, es que debe ocurrir primero la “caída del régimen”, y que de la mano de un “gobierno de transición cívico-militar” se convoque posteriormente a un proceso Constituyente. Esa es, de acuerdo con ellos, la receta histórica que debe aplicarse en Venezuela. O mejor, debo decir, la aplicación de la manida foto amarillenta de la historia de los cambios bruscos de gobierno en Venezuela.

Pero esa foto amarillenta debe ahora actualizarse a una película digital de alta resolución y trasladarse a las condiciones del presente, tomando en consideración ahora a unas Fuerzas Armadas completamente desmanteladas y secuestradas por el narcotráfico, prácticamente dueñas del negocio de la comida en el país, un sistema de inteligencia del régimen, entrenado por quienes fueron formados en la Stazi de la Alemania comunista, que conoce quien, cuando y donde se mueve algún componente militar a cualquier hora, una oposición oficial completamente desarticulada y ansiosa de poder y dinero, sin ningún plan coordinado adonde conducir el país. Ese panorama lamentable hace extremadamente difícil que se repita la receta histórica del golpe “bueno” que algunos aspiran que se produzca en Venezuela.

Tengo la teoría de que la situación trágica de Venezuela se ha alargado innecesariamente porque precisamente mucha gente de la oposición formal, conjunta o separadamente, se han dedicado a esperar que esa foto amarillenta se repita; y en el medio de esa desesperación, que es también la de todos, están perdiendo el control, y cualquiera que diga “¡calle!” puede ocasionar un descalabro trágico, esperando que el gobierno caiga debido a la violencia generalizada. Eso puede, como puede no pasar. Y dependerá de hasta donde decida el régimen aplicar la represión. Cuba ya lleva más de 50 años en eso, llevando la represión a extremos inimaginables, como ya estamos empezando a experimentar aquí, al ver el ejemplo de la Guardia Nacional y la PNB disparar sobre los manifestantes, dejando caer bombas lacrimógenas desde helicópteros sobre la multitud, disparando gas toxico dentro de los centros comerciales y de salud, persiguiendo venezolanos.

En otras palabras, la estrategia que percibimos de la oposición oficial es salir del régimen a como de lugar, con toda la gente que se pueda reunir en la calle, sin importar quien salga herido, muerto o desaparecido, sin un horizonte claro de quien o que vendrá luego, después que hipotéticamente el gobierno caiga por crisis, para ver después lo que hacemos. Esa es la versión clásica del “como vaya viniendo vamos viendo” de Eudomar Santos. Al menos cuando teníamos la fotografía vieja y amarillenta, “alguien” sabía lo que vendría y estaba en control. ¿Es ese el mismo caso de ahora? Viendo en retrospectiva a los actuales personajes opositores, lo dudo mucho. Entonces, algunos de ellos están apostando que de ese caos salga la libertad. Mala apuesta porque eso, mis queridos amigos, no existe.

Y de paso algunos indican que del gobierno que salga de ese caos, alguien se “comprometerá” a garantizarnos a los venezolanos un proceso constituyente limpio para reconstruir institucionalmente al país. Después que me cuenten una de vaqueros. Es eso precisamente lo que han hecho los gobernantes desde hace más de 180 años en Venezuela después de acceder al gobierno por la vía rápida: acomodar la constitución como un traje a la medida para su permanencia en el poder. De ocurrir eso prefiero defender la maltrecha Constitución de 1999 y seguir en la lucha por el cambio político de la mano del Poder Originario.

Me preguntarán ¿y cuál es tu planteamiento entonces? Innovar. Desde la ANC le planteamos al país un procedimiento inédito, constitucional, pacifico y electoral, pero sobre todo controlado para solucionar la crisis, que recorre un camino difícil pero posible, sobre la base del ejercicio del derecho ciudadano de los venezolanos a la participación política; y que de acuerdo al Artículo 347, al ser depositarios del Poder Constituyente Originario, podemos convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Lo llamamos “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio” (verlo en http://ancoficial.blogspot.com/p/docume … tales.html ). En ese procedimiento se ejecutan todos los artículos del Titulo IX, De la Reforma Constitucional, Capítulo III, De la Asamblea Nacional Constituyente, de la Constitución, haciendo efectivos los Artículos 347, 348, 349 y 350, concretando así el desconocimiento a la autoridad constituida a favor de los ciudadanos.

De esta manera seguimos una ruta apegada estrictamente a la Constitución comenzando por la organización ciudadana para recoger las manifestaciones de voluntad necesarias, establecidas en el Artículo 348 (15% del Registro Civil y Electoral) para convocar al Poder Constituyente Originario y elegir a una Asamblea Nacional Constituyente, sin intervención de los Poderes Constituidos (Presidente de la República, TSJ, CNE, AN, y Poder Moral). Es allí donde contestamos “como se come” el desconocimiento establecido en el Artículo 350, dándole curso a lo he hemos llamado una Insurrección Civil Constitucional (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2017/02/in … ional.html ), canalizada de una manera ordenada y organizada.

Una vez reunidas esas voluntades, acto seguido, una entidad establecida por el mismo pueblo al firmar la convocatoria, el Consejo Nacional Constituyente, tomará el control de la administración del proceso constituyente hasta la elección final de los Constituyentes. A partir de su instalación, la Asamblea Nacional Constituyente tiene la potestad de hacerse cargo de la remoción de los Poderes Públicos que considere convenientes, y proceder a la designación de un gobierno de transición hasta la aprobación de una nueva Constitución, con la subsecuente elección de los nuevos Poderes Públicos. De acuerdo al Artículo 349, “los poderes constituidos no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente”.

El Consejo Nacional Constituyente no gobernará al país, ni le dará un golpe de Estado al gobierno. Su misión es conducir el proceso constituyente originario hasta la elección de la Asamblea Nacional Constituyente. El gobierno deberá permanecer en su lugar hasta que la Asamblea sea electa y decida su destino. Aquí no hay “golpe de Estado”.

Y algunos me dirán, ¿y ustedes creen que el gobierno lo va a aceptar? No, no lo creemos. Sin embargo, está en la obligación de hacerlo y quien lo debe garantizar es la Fuerza Armada Nacional, a tenor de lo siguiente: Artículo 5: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo…Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”; Articulo 7: “La constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta constitución”; Articulo 347: “El pueblo de Venezuela es el depositario del Poder Constituyente Originario…”; Artículo 328: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y la soberanía de la Nación…”.

Entonces, la Fuerza Armada Nacional estará en la obligación de garantizar y hacer cumplir la voluntad del pueblo de Venezuela expresada en sus manifestaciones de voluntad, al alcanzarse el mínimo requerido del 15% establecido en el Registro Civil y Electoral, de acuerdo al Artículo 348 de la Constitución.

Pero, ¿será eso posible en el estado ya descrito de las Fuerzas Armadas? Pienso que no les quedará otro camino como un todo institucional si no desean, como estamos seguros que no desean, salir a matar gente en las calles. De hecho creo que esperan una solución como esta. Sería la puerta franca, abierta y civilizada que les estaría brindando el pueblo venezolano para canalizar constitucionalmente la crisis y re institucionalizar al país. Sería la presión correcta, precisa e institucional que no implicaría el ya manoseado “golpe cívico-militar” salido de las componendas por el poder, marcado por intereses inconfesables, sino la subordinación a las que se deben como militares a un gobierno de civiles, en el acatamiento de la decisión del Soberano.

El pueblo venezolano tiene el legítimo derecho de echarse a las calles a protestar por una situación que ya es intolerable, pero la dirigencia política tiene concomitantemente la altísima responsabilidad de conducir esa protesta de una manera clara y efectiva que la conduzca al éxito de sus reivindicaciones. De otra manera, seguiremos viendo a un pueblo frustrado y hambriento muriendo en las calles a manos de una dictadura genocida.

La Constituyente Originaria no está reñida con la protesta cívica, todo lo contrario. Será producto de ella si entendemos que debemos ganarnos ese derecho en la calle si se canaliza correctamente la energía popular en esa dirección, por parte de una dirigencia responsable. ¿Será posible que la sindéresis y la racionalidad de la dirigencia política venezolana priven sobre ese designio histórico que me martillaba el Dr. Enrique Tejera París, como curso inevitable de la situación política de Venezuela? No lo creo, pero les doy el beneficio de la duda. Al menos no será por falta de propuestas y voluntad de cambio de la gente. Al final la decisión será siempre del Soberano pueblo de Venezuela: Vox populi, vox Dei…

Caracas, 11 de Abril de 2017

PD. Hoy se cumplen 15 años de los trágicos sucesos del 11 de Abril del año 2002. Un homenaje a los caídos en la histórica marcha y una oración por el descanso eterno de sus almas. Sus vidas no se habrán perdido en vano si los que quedamos vivos seguimos luchando por hacerles justicia, recuperando la libertad por la que ellos murieron…LMA

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Mercadeo constituyente

Luis Manuel Aguana

Una de los obstáculos más importantes que hemos tenido en posicionar el tema constituyente en la opinión pública en nuestro país no es precisamente la resistencia de la clase política de aceptar un cambio de magnitudes en el sistema político venezolano que hace aguas desde hace décadas. Es la comunicación simple y clara del porqué de esa idea, así como todo cuanto ella conlleva para la población. En esencia, es un problema de mercadeo a las grandes multitudes.

Sin embargo, desde el secuestro de los grandes medios de comunicación – impresos, radio y televisión- por parte del régimen que domina a los venezolanos, quien imponiendo su hegemonía comunicacional se terminó saliendo con la suya, debemos entonces usar nuestra máxima creatividad para utilizar eficientemente la herramienta que nos queda, las redes sociales, y en particular los espacios en portales, blogs, artículos, audios y videos, para comunicar nuestras propuestas y expresar nuestras opiniones en el ejercicio de nuestra libre libertad de expresión.

El espacio de este blog nació hace 7 años en la red (ver ¿Por qué un Blog venezolano para comentar acerca de las TICs y los Derechos Humanos?, enhttp://ticsddhh.blogspot.com/2010/02/porque-un-blog-venezolano-para-comentar.html) como una respuesta a la utilización indebida de la tecnología de información y comunicaciones y su impacto en los derechos humanos. El tiempo ha hecho evolucionar los temas que se han tratado, haciendo que TICs y Derechos Humanos haya ido buscando su propio espacio de actuación, convirtiéndose en una tribuna especial para impulsar el cambio político fundamental que requiere una Venezuela convulsa y llena de necesidades.

Nuestra propuesta desde la Alianza Nacional Constituyente se traduce en poner en funcionamiento un nuevo estado de cosas, contenido en un proceso de reingeniería del Estado venezolano, explicado ampliamente en un proyecto denominado Proyecto País Venezuela reconciliada vía Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html). Lo que está escrito en ese Proyecto solo es posible convocando a una Asamblea Nacional Constituyente.

Es ese Proyecto lo que debemos explicar. Y solo hay una manera de hacerlo: escribiendo profusamente de él y todos los ejes que lo componen, haciéndolo posicionar adecuadamente en la red. He investigado detenidamente el tema a los fines de hacer lo más amplio posible la penetración de los contenidos del Proyecto País Venezuela, buscando ideas que nos puedan ayudar en esa labor sumamente técnica.

La red ha sido generosa en ubicar una amplia gama de alternativas para esta labor, como por ejemplo aquella conocida técnicamente como SEO (Search Engine Optimization): El posicionamiento en buscadores, optimización en motores de búsqueda u optimización web es el proceso técnico mediante el cual se realizan cambios en la estructura e información de una página web, con el objetivo de mejorar la visibilidad de un sitio web en los resultados orgánicos de los diferentes buscadores. (https://es.wikipedia.org/wiki/Posicionamiento_en_buscadores).

He encontrado algunas alternativas de sencilla aplicación para aquellos que deseen comenzar a utilizar la optimización de contenidos a los fines de darle penetración a nuestro mensaje. De todas las exploradas recomiendo particularmente una en nuestro idioma que me pareció muy interesante por lo refrescante y directa (ver Romuald Fons en Cómo Optimizar Contenidos, https://romualdfons.com/como-optimizar-contenidos/) con videos y textos explicativos. Siguiendo los pasos descritos allí se pueden efectivamente ubicar contenidos de una manera relevante en la red para ser localizados y leídos por la mayor cantidad posible de personas. Ese es el tipo de estrategias que deberemos estar utilizando para poder evitar la hegemonía comunicacional que nos están imponiendo en el resto de los medios de comunicación y hacer más eficiente el único medio que nos queda en el país.

Esta confrontación solo la ganará quien este mejor preparado para ejecutarla. Solo con inteligencia y un mensaje claro y preciso a la población, con un método visiblemente explicado, lo lograremos. Venezuela está pidiendo a gritos una solución, y si nosotros estamos convencidos de que la tenemos, solo nos hace falta hacerla llegar inteligentemente a la población. El resto dependerá de ella…

Caracas, 6 de Marzo de 2017

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https://www.lapatilla.com/site/2017/03/06/luis-manuel-aguana-mercadeo-co...

El Comandante

Luis Manuel Aguana

Han pasado 25 años y la gente olvidó. En 1992 el país discurría en una dinámica diferente cuando unos militares alzados irrumpieron en la vida de todos nosotros. Moisés Naim hizo un extraordinario trabajo al recordarnos esos días con la nueva serie de Sony, “El Comandante”, inspirada en la vida de Hugo Chávez, que transmite en la actualidad RCN en Colombia (ver entrevista a Moisés Naim en NTN24 en https://youtu.be/ftCh9tLYv9c).

Me sorprendió conocer que Naim había sido el creador de la serie y uno de sus principales productores, porque comencé a ver los capítulos de “El Comandante” antes de saberlo y ahora entiendo porque esta historia me enganchó desde el primer capítulo. Nadie como Naim podría contextualizar tan bien la Venezuela de esos días, no solo por haberse desempeñado como ministro de CAP II, particularmente en una cartera como la que el él tuvo en el Ministerio de Fomento, sino por el extraordinario analista político que es. Ese conocimiento transformado en novela política es lo verdaderamente valioso de esa producción.

Al ser una serie de ficción en un género que particularmente me fascina, que es la historia fabulada, los productores pueden darse unas licencias bien sabrosas basándose en la realidad vivida en la Venezuela de ese entonces, que aunque pasaron ya hace 25 años y algunos recordamos muy bien esos días, no dejan de reflejar el por qué razón Chávez resultó el fenómeno telúrico que fue en esa Venezuela y porque aun sigue teniendo la aceptación que tiene su causa en una gruesa capa de la población. Hay que entender ese fenómeno si se quiere lograr sobrevivir con éxito a esta pesadilla que representa ahora los antivalores más despreciables, lo más alejado de aquella idea de cambio que movió a muchos venezolanos a votar por él en 1998.

De la serie resaltan de inicio dos cosas muy importantes que todavía no se resuelven. Lo primero, el derrumbe del entonces sistema político y la percepción generalizada de los venezolanos que los políticos estaban tan distanciados de los problemas de la gente llana que vieron con muchísima simpatía que alguien irrumpiera haciendo algo para sacarlos. Naim me recordó lo que todos decíamos de los adecos y los copeyanos. La gente los mimetizó, eran a los ojos de todos la misma vaina corrupta. Caldera, al alejarse de su partido y aglutinar sin una base militante a una población descontenta logró ganar las elecciones presidenciales en 1993. Pero aún así, no tomo las decisiones necesarias para salvar un sistema que ya estaba condenado.

Lo segundo es que recordé algo que yo mismo había olvidado: “¡por fin llegó alguien que se responsabiliza por algo en Venezuela!”, al ver a Chávez con su “por ahora” en televisión. Todos los venezolanos queríamos, deseábamos esa irrupción. Para mí significaba una cosa, pero para la mayoría de los venezolanos se traducía en otra muy diferente. Yo era –y sigo siendo, aunque disminuido- de la clase media. Me eduqué en un estrato social diferente de esa gran mayoría de personas que sintieron al golpista como una suerte de héroe que venía a su rescate, y en consecuencia tenía una percepción distinta.

Uno de los personajes populares de la serie ya lo ponía el un altar con la Virgen para que nada le pasara en Yare. Y ese detalle es muy significativo. Allí empezó a gestarse un mito, una cercanía popular muy difícilmente igualada por otro dirigente político en Venezuela. Eso será tal vez lo más difícil de resolver en el futuro, aun cuando Chávez haya muerto. Es el mismo mito de los “descamisados” peronistas que todavía llevó hasta anteayer a Cristina Fernández de Kirchner a la presidencia de Argentina.

Otro aspecto muy importante de la historia y que para pocos era conocido en ese entonces, es que Chávez no era solo un golpista cualquiera, era un conspirador ideologizado desde hacía muchísimo tiempo, proveniente de las mismas Fuerzas Armadas. Con el disfraz “bolivariano” escondía en el fondo la misma idea de transformación de la izquierda comunista que mueve a los movimientos guerrilleros en el continente, particularmente en Colombia.

¿Pero de donde vino eso? Del mismo lugar de siempre, de la pobreza en la que han vivido –o mejor aún, sobrevivido- nuestros países producto precisamente del olvido de la dirigencia política de gobernar para disminuir progresivamente ese cordón de miseria que nos ha rodeado históricamente. Chávez y sus sucesores se encargaron de usar esa mayoría en pobreza estructural para afianzar su poder y seguir generando más pobreza.

Llama particularmente la atención la importancia que le dio la producción de la serie a la pobreza que rodeó el origen del protagonista en el interior de Venezuela, donde sabemos que la necesidad es mucho mayor de la que se vive en Caracas. Las vicisitudes pasadas por ese niño pobre dan lugar a un resentimiento que persiste en su vida adulta y que se tradujo en una “viveza” que concibe el éxito de una manera distorsionada. Como dicen los expertos, la pobreza se lleva en la mente, pero aun cuando muchos se deslastran de ella, la mayoría sucumbe. Y Chávez encarnó ese sentimiento de venganza resentida de esa mayoría…

Pero ahora hay más pobreza y más resentimiento, que el régimen se está encargando de desviar muy astutamente desde ellos, que son los responsables, hacia donde siempre lo han hecho los comunistas (“el imperio” o “la derecha entreguista”), afianzando ese círculo vicioso que fue el origen del mal que nos acompaña. Se han agravado entonces esas dos cosas presentes en la Venezuela de 1992: a) la percepción generalizada que los políticos siguen aprovechándose de sus posiciones de poder para negociar y enriquecerse, y; b) esperan a que otro alguien aparezca para que los rescate.

¿Cómo enfrentamos eso? Es claro que no será fácil. Debemos volcarnos hacia nosotros mismos y entender que no podemos seguir haciendo lo mismo. Que la cosa no es simplemente decir que Chávez fue el malo de la partida –que lo fue- sino que el mal que lo creó sigue allí presente, vivito y coleando, exponenciado en muchos órdenes de magnitud, y que la cosa no es regresar a lo que había antes, porque eso fue precisamente lo que el venezolano despreció, abrazando a Chávez como su salvador.

El proceso constituyente tal vez no sea la panacea para resolver un problema de hondas raíces humanas, culturales y políticas, pero si ofrece la oportunidad de volver a empezar. Discutir con qué país debemos comenzar de nuevo. De allí debería salir una nueva clase política. Una muy diferente, no la que había antes ni mucho menos la que hay ahora. Nos debe permitir darles la oportunidad a voces que nunca han sido oídas, de todos los rincones del país, y provenientes de todos los sectores, no solo del político, que exigirán la reivindicación de sus luchas más sentidas.

Por otro lado, de esa discusión constituyente deberá salir una propuesta estructural y política que determine el comienzo de la solución de la pobreza, con una nueva manera de concebir al país. Nosotros proponemos una, la autonomía de las regiones y darle a cada venezolano a lo largo y ancho del país la oportunidad de explorar sus alternativas de desarrollo desde la entidad territorial más básica, el Municipio. El Proyecto País Venezuela es nuestra propuesta para sacar al país de la pobreza. Nos gustaría oír otras que no sean volver al pasado, a lo mismo que gestó a un fenómeno como Chávez. Tal vez esa sea la manera de evitar que otro muchacho, incapaz de deslastrarse de la pobreza de su mente y resentido de espíritu, recorra la historia de El Comandante convirtiéndose en Presidente de la República para desgracia de todos los venezolanos.

Caracas, 28 de Febrero de 2017

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Política, Ciudadanía y Constitución

Luis Manuel Aguana

¿En qué momento se separó la política de los ciudadanos? O tal vez la pregunta debería ser, ¿en qué momento la ciudadanía se distanció tanto de la política al punto que ésta dejo de ser, literalmente hablando, la relación entre la ciudad y el hombre, como indicaba Aristóteles? En la respuesta a esa pregunta posiblemente radique en el por qué en Venezuela no existan “ciudadanos” tal y como se les conoce en otras partes, a las personas que ejercen unos derechos concebidos en términos políticos y se subroguen a unos deberes para con la ciudad donde viven y el país en general.

La política en Venezuela es concebida como una actividad conducida por los partidos políticos que electoralmente buscan el Poder. No es percibida como una actividad del ciudadano, quien consciente de su vida en comunidad y de su responsabilidad cívica en las ciudades, debe buscar la mejora permanente de su calidad de vida y la de aquellos que conviven con él. En Venezuela existen personas que viven juntas en las ciudades pero no como ciudadanos, sino como habitantes. Esa es la razón fundamental por la cual la actividad política no se corresponde con una actividad ciudadana, de manera que esta se vuelque en beneficio de la sociedad en su conjunto. ¿Cómo hacer para lograr que los habitantes de las ciudades en Venezuela se conviertan en ciudadanos? O mejor dicho, ¿cómo construimos ciudadanía?

Una vez alcanzada la liberación del territorio que ahora lleva el nombre de Bolivia, El Libertador, consciente que el esfuerzo de la libertad era inútil sin educación, envió a su propio maestro, Don Simón Rodríguez, para organizarla en esa nueva República. Lamentablemente esta labor no pudo ser llevada a cabo, al pasarle a Simón Rodríguez lo mismo que siempre les pasa a todos aquellos que piensan muy adelantados a su tiempo: no fue comprendido.

El Maestro Rodríguez sostenía una tesis, a mi juicio muy avanzada tanto para su época como para la nuestra, según la cual es una contradicción desear Repúblicas sin republicanos. ¿Y cómo se resolvía eso, de acuerdo a Simón Rodríguez? De la única manera que hay: formándolos en las escuelas para que las Repúblicas que estaban naciendo y obteniendo su libertad de la espada de sus soldados, se pudieran sostener. De acuerdo al Maestro, la materia más importante de esa formación debía ser “la sociabilidad”. Esa materia en términos modernos se llamaría “ciudadanía”.

Decía el Maestro Rodríguez citado por Arturo Uslar Pietri: “el que nada sabe, cualquiera lo engaña, el que nada tiene, cualquiera lo compra”. En las múltiples enseñanzas que Uslar Pietri nos legó, afirmaba que en esta tesis de Simón Rodríguez, “se trataba de enseñar para que nadie pudiera engañar a otro y de darle una base productiva para que nadie pudiera comprarlo, para que fuera un ciudadano” (ver Arturo Uslar Pietri, Serie en video “Simón Rodríguez” en Youtube, Partes 1, 2, y 3: https://youtu.be/uKEE7qCOox4, https://youtu.be/9AgJbztyRgY, https://youtu.be/2ExSCFfHMe4).

De acuerdo a esa enseñanza, una primera aproximación conceptual del ciudadano sería aquel que no puede ser engañado porque tiene una educación, ni tampoco puede ser comprado porque tiene una base productiva que lo impediría, basada en esa misma educación. Paradójicamente, si en el siglo XIX un planteamiento como ese pudo haber sido ambicioso y fracasar, deberíamos preguntarnos porque todavía fracasa en pleno siglo XXI.

Debemos entonces crear el sustrato necesario para que nazcan y se desarrollen aquellos que deben realmente hacer la política: los ciudadanos. Si esto no es así, quienes terminarán haciéndola serán los aventureros y los oportunistas, individuos sin arraigo alguno con la ciudad y el país, quienes buscaran alcanzar el Poder para su propio beneficio. No en vano los resultados catastróficos que hemos tenido de las gestiones de gobierno en todos los niveles: nacional, estadal y municipal, durante los casi 60 años desde 1958.

¿Se puede civilizar la política? Esto es, ¿se puede hacer que quienes hagan la política sean los ciudadanos? Yo creo que si es posible. A más de dos siglos de haber fracasado el Maestro Rodríguez en su intento de crear ciudadanos en Bolivia, aun pretendemos hacer Repúblicas sin republicanos. Salvo honrosas excepciones, quienes han ocupado las principales posiciones en Venezuela han desestimado esa preocupación del Libertador al enviar a su maestro a Bolivia.

Es imposible someter a un pueblo culto consciente de sus derechos. Por esa razón los países con indicadores altos en materia educativa disponen de gobiernos respetuosos de los derechos humanos con altos grados de desarrollo social y económico.

Si la base de nuestro Pacto Social fundamental, la Constitución, está estructurada de forma tal que sea el Estado quien distribuya (el Estado benefactor), quien decida cuanto y en qué forma darle a los ciudadanos su parte del reparto de la renta del país, conceptualmente estamos partiendo del modo equivocado. Eso nos condiciona en el Pacto a que hay alguien que da y otro que recibe, independientemente de las porciones que se repartan. Ese esquema condiciona y genera de por si la lucha por el poder de quienes buscan repartir en su propio beneficio.

No se plantea en la Constitución que son los ciudadanos los que deben trabajar para el sostenimiento de las Instituciones del Estado. No existe la capacidad ciudadana para manejar los impuestos y la discrecionalidad política, administrativa y financiera necesaria para resolver su diario vivir y su calidad de vida.

Al no ser eso así, queda en las manos de quien reparte proveer el bienestar ciudadano, y de allí comienza la feroz lucha de los factores políticos para alcanzar las posiciones de Poder que les permitan ejercer la administración del Estado, pervirtiendo el objeto fundamental de su propia razón de ser, que no es otro que el de proveer bienestar y calidad de vida a los ciudadanos, generando corrupción y elites corruptas.

El Municipio, unidad básica y fundamental del territorio que reúne bajo su seno a las comunidades agrupadas en ciudades, en la actualidad dependen para sus necesidades más elementales del auxilio financiero del Estado. La organización que nos hemos dado a través de ese Pacto Social, desde hace varias Constituciones aún reparte la renta del país hasta en un 20% a todos los Estados y Municipios, a través de una figura jurídica denominada Situado Constitucional (Artículo 167.4 Constitucional). De ese 20%, los Municipios han recibido históricamente a su vez un 20%, quedándole al Estado regional el 80% restante de ese 20%. Es un Pacto absurdo donde los ciudadanos reciben la menor parte y solo gana quien reparte, que se queda con el 80%.

En otras palabras, el Municipio, el lugar donde viven las personas, donde desarrollan sus actividades, su trabajo, su recreación, se educan y conviven, recibe la parte más ínfima en el reparto, quedando al arbitrio de una entidad superior, “El Estado”, la buena o mala administración de la parte más grande. Los impuestos nacionales como el IVA, no se regresan a ellos en la misma proporción, así como tampoco los impuestos de transacciones inmobiliarias, y aquellos provenientes de los registros y notaría de documentos. De esta manera, en ninguna parte de Venezuela los ciudadanos disfrutan de los impuestos que ellos mismos generan, quedando estos a la discrecionalidad de quien conduzca el Estado, y de su buena o mala administración, y no de los ciudadanos que los producen. Eso no ocurre en ningún lugar del mundo.

¿Puede ser ese un esquema viable? ¿Cómo pueden las personas consustanciarse con sus problemas y sus soluciones en las ciudades cuando no está en ellas el poder resolverlos? ¿Qué interés puede tener? En pocas palabras, ¿cómo puede alguien ejercer su ciudadanía, si de entrada esta cercenada su capacidad de ejercerla? El sistema que tenemos no está diseñado para hacer ciudadanos sino habitantes, o peor aún, borregos sin criterio que deben ser conducidos al matadero de quien tiene el poder.

Tenemos entonces ciudades repletas de personas -habitantes- esperando que “alguien” resuelva que las calles están rotas, que llegue el agua, que funcione el servicio eléctrico, que haya trabajo, y pare usted de contar. Con las complejidades de hoy, los problemas se han multiplicado exponencialmente y es imposible para pocas personas, aun teniendo los recursos, poder administrarlos eficiente y oportunamente para las grandes mayorías. Y cuando los recursos son escasos esa tarea es virtualmente imposible.

Entonces debemos empezar por el principio: volver al ciudadano. Plantearnos que un sistema que se base en que alguien lejos del propio ciudadano pueda resolver los problemas y necesidades mejor que aquellos que habitan en sus propias comunidades, es un sistema que debe ser sustituido por otro que efectivamente esté consustanciado con los problemas de la gente. Pero que ese nuevo sistema le entregue no solo el poder político sino también los recursos y las responsabilidades, a fin de que las comunidades puedan hacer contraloría y seguimiento cercano.

Para cambiar esa relación tóxica que tenemos en la actualidad entre el Estado y la sociedad debemos discutir de nuevo los términos de ese Pacto constitucional. No es el Estado el que debe “darle” a los ciudadanos, son los ciudadanos los que deben ejercer sus derechos al asumir a conciencia su responsabilidad de conducir el Estado en todos sus niveles. Y en ese Pacto establecer su plena autonomía para hacerlos efectivos.

En palabras más sencillas, los ciudadanos no necesitan que la Constitución diga, por ejemplo, que los Estados y Municipios tienen el derecho de recibir un Situado Constitucional de X porcentaje de parte de un Estado benefactor, sino que diga que sus administradores tienen el deber, el derecho y la responsabilidad de cobrar los impuestos en todos los órdenes que correspondan y la obligación de administrarlos y ejecutarlos a favor de los ciudadanos en las comunidades donde se producen. Y que los ciudadanos de esas comunidades tienen el derecho y el deber de realizar la contraloría ciudadana necesaria para controlar que efectivamente eso ocurra. La vieja máxima de no dar un pescado sino enseñar a pescar. Esa es la manera más antigua y elemental de crear responsabilidad ciudadana.

Y dadas esas atribuciones constitucionales, entregarles asimismo la responsabilidad de velar por la salud, seguridad, infraestructura, etc., que hasta ahora detenta el Estado centralizadamente por construcción constitucional. Romper constitucionalmente con la forma de Estado centralizada en los hechos, entregando a los Estados y Municipios la autoridad y el derecho de administrar los recursos del país que hasta este momento detenta un solo administrador: el Poder Ejecutivo a cuya cabeza está el Presidente de la República.

El lugar por excelencia para discutir ese nuevo estado de cosas y debatir un nuevo Pacto Social constitucional, político y ciudadano se denomina Asamblea Nacional Constituyente. Nos encontramos convocando ahora ese nuevo Pacto para las nuevas generaciones, y eso pasa por la redefinición del papel del ciudadano en la política y a su vez por la redefinición del papel del Estado en esta nueva ecuación social. De los ciudadanos depende cambiarlo e imponerlo como una nueva forma de cultura ciudadana de concebir la política en el país, dejando a un lado de una vez y para siempre, la separación y el enfrentamiento de la política con la ciudadanía, entre otras cosas porque al finalizar este sueño, la política será la obra perfecta de los ciudadanos.

Caracas, 18 de febrero de 2017

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Entretelones de una propuesta

Luis Manuel Aguana

Deseo antes que nada hacer una aclaratoria pertinente. Las opiniones que emito desde este blog son de mi entera responsabilidad. No son de ningún grupo al que pertenezca o apoye. Y es pertinente porque desde que estoy escribiendo en relación al tema constituyente se han confundido mis opiniones con las del cuerpo colegiado al que pertenezco, la Alianza Nacional Constituyente. He agradecido a la ANC el respaldo que han dado a las propuestas que he formulado, respetando siempre mis apreciaciones en relación a la situación política del país y de aquellos a quienes considero responsables del agudo desastre que padecemos, apreciaciones que no siempre coinciden con las mías.

Es necesaria esta aclaratoria porque la ANC tiene su propia línea informativa y sus canales, en los que participo conjuntamente con extraordinarios venezolanos empeñados en cambiar a este país. Este es mi blog, no el de la ANC.

Hecha la aclaratoria, deseo entonces expresar mi opinión en relación al Mensaje a la Nación realizado ayer por la ANC, a cargo de su Coordinador Nacional, Enrique Colmenares Finol, acompañado con la distinguida venezolana Blanca Rosa Mármol de León (leer Mensaje a la Nación en http://ancoficial.blogspot.com/2017/01/mensaje-la-nacion.html). La he llamado entretelones de una propuesta porque quisiera remarcar las cosas que no se ven a simple vista pero que son fundamentales, y que a mi juicio resultan ser a veces lo más importante de lo que se quiere expresar.

La ANC tiene poco tiempo de fundada. El 17 de Marzo cumplirá un año de su lanzamiento público. Pero quienes acompañan la propuesta tienen muchísimo más tiempo que eso. Por ejemplo, Enrique Colmenares y su grupo del Táchira tenían desde el 2002 (¡15 años!) recorriendo Venezuela intentando convencer a los sectores políticos, sociales, académicos, y gremiales de la necesidad de ella. Yo me tope con esa propuesta en Abril del 2013 y escribí de ello luego del descalabro electoral de Henrique Capriles (ver La Hora de la Sociedad Civil, en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/04/la-hora-de-la-sociedad-civil.html). En otras palabras, no acabamos de descubrir el agua tibia como ahora pretenden hacer algunos grupos de alumbrados, que están intentando confundir a los venezolanos con otra propuesta tapa amarilla de corte socialista, posiblemente salida de los laboratorios del régimen.

A veces las cosas no suceden por casualidad. Poco a poco los venezolanos han ido comprendiendo la necesidad de un cambio político. La ANC surgió como una necesidad organizativa para cumplir un solo propósito: discutir el cambio y el rumbo del país a través de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Ese propósito existía mucho antes de Maduro ser Presidente.

Antes de existir la Alianza, el grupo de Enrique Colmenares Finol recorría al país convenciendo a todo el que quisiera oír de la necesidad de un cambio estructural que solo es posible dentro de una Asamblea Nacional Constituyente. Esos cuadros ahora se conocen como Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario. Luego surgió la necesidad de un organismo superior que diera cabida a las más disimiles voluntades para lograr el propósito común de cambiar el modelo político de Venezuela a través de un proceso Constituyente. De allí surgió la ANC.

La primera vez que se realizó el lanzamiento público de esta propuesta, fue en Septiembre de 2013 en el Táchira, desde el seno de una universidad (ver video en https://youtu.be/qEQw16kzs-U), la Universidad Nacional Experimental del Táchira, UNET. También escribí sobre eso en su oportunidad (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2013/09/desde-el-tachira-un-proyecto-pais-p...). Creo que ese fue el verdadero lanzamiento porque tuvo el bautizo de quienes son los herederos de Venezuela, su juventud. El Proyecto País Venezuela es para ellos.

Entonces el Mensaje a la Nación que escuchamos el 17 de Enero por parte de los principales voceros de la ANC no es nada nuevo. Es un hito de este largo convencer a los venezolanos de que no existe manera de salir del grave problema donde estamos si no lo hacemos entre todos, provocando nosotros mismos las transformaciones que necesita el país. Pero el mensaje va mucho más allá.

El planteamiento fundamental del mensaje está dirigido al desarrollo de la insurrección civil constitucional de la población. No se trata de un mero llamado a las calles porque el gobierno es pésimo. Es el llamado a los venezolanos a recuperar la conciencia dormida en nosotros que los gobiernos están allí porque nosotros los ponemos, pero también los sacamos. Y no por golpes o manifestaciones violentas sino por el ejercicio efectivo de nuestra soberanía. Una vez que el pueblo se manifiesta concretamente a través del instrumento que da la Constitución, ningún órgano del Estado, especialmente las Fuerzas Armadas, pueden mirar para otro lado, siendo estas las garantes de su seguridad y soberanía. Los civiles primero, los portadores de las armas de la Republica, después.

El mensaje de la Alianza Nacional Constituyente a Venezuela no solo refiere a la necesidad urgente de resolver el problema grave pero puntual del gobierno nefasto de Nicolás Maduro, sino a poner fundamentalmente de manifiesto que Venezuela necesita revisarse a fondo para resolver la destrucción a la que ha sido sometido el país.

La comparación del barco que hace aguas en el Mensaje, retrata la realidad mezquina de nuestros dirigentes políticos de preferir tener los galones del capitán antes de remar a favor de salvar a los pasajeros. Allí no se pueden hacer concesiones. Nuestra dirigencia opositora no está a la altura histórica del problema que tenemos. Demasiados errores lo demuestran. Y esto no es “anti política”, ¡es anti políticos!

Y no se trata de lanzar a nadie en sustitución de este liderazgo mediocre que conduce a la oposición, sino permitir que haya un proceso que haga surgir de las entrañas de este maravilloso país a las nuevas personas que conduzcan el nuevo rumbo que debe tomar Venezuela. ¡Esas personas existen en toda la geografía nacional, esperando que solo se les dé la oportunidad de dar lo mejor de sí en cada rincón del país! Y eso solo se logra cambiando las cosas desde el fondo, dándole a las regiones la oportunidad de desarrollarse solas. Ya es el momento de discutir los términos porque para nosotros ir a eso es un hecho indiscutible.

Algunos han advertido si esta pudiera ser una “nueva decepción” para los venezolanos, como si esto se tratara de un nuevo partido político que viene a salvarnos a todos. Algunos han puesto en duda incluso las motivaciones de sus principales promotores. Cada ladrón juzga por su condición.

Nadie se cree que en este país, que ha llegado a estos niveles tan graves de insuficiencia ética y moral, haya alguien que todavía diga, sin más interés que el bien de Venezuela, que tenemos que cambiar las cosas sin que medie en su accionar una candidatura para un puesto público asociada. Así de graves están las cosas en el departamento de Moral y Luces de Venezuela. Por eso nos han llamado “soñadores” como en una especie de descalificación. Pero les digo con toda seriedad: a Venezuela le hace falta que la sueñen. Y más allá de eso, que se haga algo concreto para perseguir ese sueño. Porque mientras más de nosotros lo persigamos más pronto dejará de ser sueño para convertirse en realidad.

Pues bien, eso es lo que le manifestaron Enrique Colmenares Finol y Blanca Rosa Mármol de León a Venezuela, la posibilidad de un país mejor pero ya no de manos de otro, sino de nosotros mismos. Hagamos entonces realidad ese sueño.

Caracas, 19 de enero de 2017

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El “fast track” del venezolano

Luis Manuel Aguana

No hay una característica que nos defina mas como venezolanos como nuestro sentido de la urgencia. “¡Lo mío que me lo den ahora!”, “¡Pa’ ayer es tarde!”, “¡Burro que piensa bota la carga!”. Eso explica muchas cosas: los operativos, los motorizados, los gestores, la corrupción para movilizar documentos, y hasta los puestos de empañadas en las calles. Ese rasgo cultural define comportamientos que luego la gente olvida de donde salieron. Queremos que todo se resuelva ya (los documentos, los trámites, etc.), sin importar que algunas cosas requieran maduración. Este rasgo cultural puede explicar porque aun no salimos todavía del régimen, aunque ustedes no lo crean, y forma parte de lo que debemos, si no cambiar, al menos empezar a controlar en este nuevo año que comienza.

Me motivó a escribir de este tema en mi primera nota de este año, una duda razonable de una extraordinaria seguidora de nuestro proyecto, que también es compartida por muchas personas que me han seguido, y que es la misma duda que sufren los venezolanos por este rasgo cultural descrito de querer las cosas resueltas para ayer: muy bien, les compro el proyecto constituyente pero, ¿no sería mejor dedicamos primero a salir de Maduro (por aquello de la urgencia) para luego seguir con la Constituyente? Considero tan importante este tema, que compartiré la respuesta que le di a mi amiga, y algunas cosas más que creo que se deben abordar de aquello que he llamado el “fast track” del venezolano. Eso puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de la iniciativa que estamos emprendiendo.

Quiero comenzar por lo que le réferi a mi amiga: hay una idea equivocada según la cual los problemas de los venezolanos tendrán una solución inmediata. Y eso es precisamente porque a los venezolanos nos gustan mucho las soluciones instantáneas. Está en nuestra cultura y en los tuétanos de todos nosotros. De alguna manera debemos comenzar a entender que en la medida que los problemas son más complejos, en esa misma medida requieren de soluciones estudiadas y planificadas, llevadas a cabo con precisión de relojería por gente competente.

Es por eso que ustedes ven que aquellas opciones que ofrecen “salir ya” del régimen gozan de mayor popularidad entre los venezolanos. Nadie apuesta por aquella solución que implique un camino largo y por el que haya que trabajar mucho de manera consistente. Por eso todas las opciones constitucionales empezaron por la mas “rápida” hasta llegar al Referendo Revocatorio porque supuestamente “una constituyente era una salida lenta y engorrosa”. Allí también se explica la gran inclinación por una solución militar inmediata, llámese por los “golpes buenos” o los malos. ¡Ojo, esto no es un reproche, es una realidad! Al final, no se ha llegado ni a lo uno ni a lo otro…

Tal vez un ejemplo les ilustre mejor la situación. En una oportunidad asistí a un Taller de Supervivencia en el marco de un programa gerencial de alto nivel que realicé hace muchos años. Realizamos un ejercicio que me llamó mucho la atención. Nos despertaron a las 3 de la mañana y nos dividieron en grupos de 5. A todos los grupos nos señalaron una fogata que se veía a lo lejos en el tope de una montaña y nos dijeron: nos vemos allí en media hora.

La mayoría de los grupos eligieron la vía corta (se imaginan porqué): una línea recta entre el sitio donde nos encontrábamos y la fogata que se veía a lo lejos en el tope de la montaña, en el medio de la más negra oscuridad. Nadie se sentó a pensar, solo salieron corriendo hacia la montaña sin siquiera una linterna. Hubo un grupo que se fue por un barranco antes de llegar a la montaña, gracias a Dios sin víctimas fatales que lamentar, pero hubo una persona que se fracturó una pierna. Nadie se sentó a meditar como habían prendido una fogata tan lejos en tan poco tiempo y menos aun pedirnos vernos luego allá en media hora, en un sitio que tendría no menos de 10 kilómetros de distancia. Era estúpido pensar que se podría llegar en línea recta: ¡tenía que haber un camino!

Y efectivamente lo había. Nos costó 20 minutos encontrar un camino que bordeaba la montaña y otros veinte para llegar corriendo al sitio en 20 minutos adicionales. El camino era una pica para rústicos que ellos usaron para prender la fogata y estaba escondido. El camino al principio parecía ir en la dirección contraria pero luego se enderezó. Eso mismo nos está pasando ahora. De esa experiencia aprendí que para llegar hay primero que pensar y eso toma su tiempo. Pero una vez que lo haces y ya sabes que hacer, lo emprendes hasta que consigues tener éxito. Eso no fue del pensar de la mayoría de los grupos del ejercicio. Gracias a Dios en mi grupo estábamos gente pensante que nos preguntamos primero de que se trataba el problema y pudimos resolverlo.

Siempre me he preguntado por qué la oposición oficial no tiene “salas situacionales” como las del gobierno o grupos de trabajo político-estratégico que piensen. Ustedes ven que es reactiva a lo que hace el régimen. Y eso no es de ahora, tiene mucho más tiempo de lo que ustedes creen. No convocan a los especialistas. Las figuras políticas se creen dueñas de la verdad y como resultado vemos fracaso tras fracaso. Y si a eso le añaden los apetitos de poder personales de la dirigencia política opositora, y el colaboracionismo corrupto de muchos de ellos, el resultado no puede ser otro que el que estamos apreciando a principios de este año del Señor 2017.

Muchos venezolanos piensan, como algunos de mis compañeros en ese ejercicio, cuando en aquella oscuridad el camino empezó a desviarse para otro lado y dudando dijeron que ellos no lo seguían porque “parecía” alejarse de la dirección de la fogata. Efectivamente eso parecía pero había que continuar en el plan. Tres de nosotros dijimos que continuaríamos pero los demás iniciaron otro camino por unas trochas fuera de la ruta principal que seguíamos todos. Esos llegaron después. No les puedo negar que me pusieron a dudar pero me dije: encontramos el camino (que ya fue bastante difícil hallarlo) lo que resta es seguirlo de acuerdo al plan acordado. Y así lo hice y llegamos antes. Recuerden la Ley de Kanter en mi última nota:“Everything can look like a failure in the middle” (“Todo puede parecer un fracaso en la mitad”).

A la pregunta: ¿no sería mejor dedicamos primero a salir de Maduro para luego dedicarnos a la Constituyente? Mi respuesta es: ambas cosas son lo mismo aunque parezcan dos caminos diferentes. Les digo a todos: no hay camino directo para llegar a la fogata de la democracia. Hay que pensarlo primero, hacer un plan, trabajarlo y ejecutarlo. Y eso no es precisamente lo que nos gusta hacer a la mayoría de los venezolanos, queremos las vainas para ayer.

Don Rafael Grooscors Caballero, en uno de sus múltiples mensajes de su vasta experiencia política que compartió conmigo el año pasado, lo define extraordinariamente bien: “La MUD, tanto como la Coordinadora Democrática, fueron buenos aciertos en lo electoral. Pésimos, sin embargo, en cuanto a formulación estratégica de una oportuna oposición. La AN, con todo y su Henry Ramos peleón, perdió el tiempo en el año que se va, porque creyó, como la MUD, que estaban dadas las condiciones para operar democrática y constitucionalmente y lograr una salida política, pacífica, sin riesgos y electoral. Despreciaron a la sociedad civil. Despreciaron a la Academia. Despreciaron a los trabajadores organizados. Despreciaron a la OEA y a su Secretario General. Terminaron jugando la carta del Vaticano, olvidando el pasado peronista del Papa. Un desastre. En política no es fácil rectificar. La oposición, a más de requerir otras caras, requerirá una formulación programática muy densa y distinta. Los partidos deben pasar a un segundo plano. La soberanía debe ocupar el primero. Venezuela es una Nación con 23 órganos funcionales que son más representativos de su vida verdadera que los Poderes Públicos “nacionales”. Los 23 Estados de la unión federal. Llegó la hora de hacer ver esta realidad, pero no escribiendo tweets en Caracas, sino rebelando a esos 23 frentes, con intensidad creciente. De Maracaibo a San Cristóbal; de San Fernando a Ciudad Bolívar; de Tucupita a Puerto La Cruz; de Maracay a Coro; de Barquisimeto a Valencia, el viejo sentimiento, siempre reprimido, de la Federación, debe imponerse y convencer a todos de que a Venezuela no la salva sino Venezuela.” (resaltado nuestro).

Y en ese plan estamos en la Alianza Nacional Constituyente para llegar a la fogata de la democracia verdadera en Venezuela. Y como parte de los deseos de cambio de los venezolanos para este año que comienza, y que creo que será muy duro, desde ya yo le agregaría trabajar mucho en ese “fast track” que nos ha jodido tanto en los años pasados. Tal vez no les guste a algunos el plan que nosotros hemos formulado y lo respetamos. Pero a aquellos que nos les guste el nuestro ¡hagan el suyo! ¡hay espacio para todas las ideas! Nosotros comenzamos hace más de tres años. Seguramente alguno de esos funcionará, dándoles a los venezolanos en algún momento los resultados “para ayer” que nos encanta tanto disfrutar, pero que hasta ahora no hemos tenido el sentido común de trabajar…Recuerden siempre las palabras de Don Rafael: A Venezuela no la salva sino Venezuela…

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Larrazabal II y cuando entran los militares

Luis Manuel Aguana

Por algo dicen que la historia la escriben los vencedores. Y la del 23 de Enero de 1958 no es la excepción. Ese cuento encantador que nos han relatado desde que tengo uso de razón y que se ha construído en el imaginario colectivo de que unos “militares civilistas” encabezados por Wolfgang Larrazabal permitieron el retorno a la democracia en 1958 no tiene precisamente esa exactitud histórica.

Y lo mas interesante de eso está en que ese es el argumento que se utiliza para fundamentar que es posible un retorno a la democracia de las manos de otros “militares civilistas” que, en ese mismo gesto desprendido, le entregarían el poder a los civiles para un nuevo 1958 redivivo, tal y como nos lo sugiere el Padre Luis Ugalde en una reciente conferencia (ver Luis Ugalde, Sin apoyo militar no salimos de esta dictadura ni recuperamos la democracia
http://www.noticierodigital.com/2016/12/padre-luis-ugalde-sin-apoyo-militar-no-salimos-de-esta-dictadura-ni-recuperamos-la-democracia/).

Lamento estar en desacuerdo con el Padre Ugalde. En 1958 pasaron muchas cosas que poca gente sabe y que creo que Ugalde conoce bien, al ser uno de los intelectuales que mejor ha estudiado nuestra historia contemporanea.

Sin ánimo de desmeritar a ningun personaje histórico, no es desconocido por los militares, y en especial los que protagonizaron la época que nos ocupa, cual era el papel y la significación de Larrazabal dentro de las Fuerzas Armadas en ese entonces. El verdadero liderazgo militar no estaba precisamente en este oficial que jugó un papel fundamental a favor de la arquitectura del poder diseñada por líderes de la talla de Rómulo Betancourt.

El liderazgo real de las Fuerzas Armadas estaba en oficiales como Hugo Enrique Trejo, cuyo movimiento fallido del 1ro de Enero de 1958, resquebrajó el poder de la dictadura, y que se encontraban presos el 23 de Enero. Habría que investigar porqué esos oficiales permanecieron presos después del retorno de la democracia, y que luego resultaron incómodos para el nuevo liderazgo político que asumió las riendas del país (ver Biografia de Hugo Enrique Trejo
http://www.fundacionjoseguillermocarrillo.com/sitio/testrejo.html).

A juicio de algunos oficiales que fueron testigos presenciales de esa historia, Betancourt y quienes le acompañaron nunca hubieran podido negociar politicamente una transición hacia la democracia con el verdadero liderazgo de entonces de las Fuerzas Armadas, que se encontraban sometidos en las mazmotras de la dictadura, y que fueron convenientemente dejados en esa condición hasta que se hubiera asegurado el poder.

En otras palabras, no fue el verdadero liderazgo militar de entonces quienes graciosamente le entregaron el poder a los civiles, como siempre se ha vendido, sino la zamarreria y el genio politico de los dirigentes de entonces, quienes aprovechando una conyuntura de descabezamiento militar por parte de Pérez Jimenez y su huida posterior, se hicieron con el poder, utilizando figuras militares que resultaron emblemáticas y útiles pero sin ningun peso dentro del ámbito militar de ese entonces.

Pensar en duplicar, en una suerte de Larrazabal II parte, esas condiciónes en el actual estado de cosas político y militar es poco menos que una ingenuidad. Y si dudara de las buenas intenciones del Padre Ugalde pensara que cualquiera que diga eso esta manipulando a la opinión pública con fines inconfesables.

El otro aspecto que me llamó mucho la atención de la intervención del Padre Ugalde, es la permanente referencia, repetida por un sinfín de seguidores como un mantra: “nuestro problema no tiene que ver con la Constitución…”.

¿Cómo que no tiene que ver con la Constitución? ¿Y quién le dio competencia directa al Presidente de la República para los ascensos militares? ¿Quién desapareció al Senado, sin el cual hubiera sido imposible que existiera una aberración como el llamado Arco Minero? ¿Quién elevó a niveles impensables las competencias del Presidente, al punto que el resto de los poderes son meras oficinas de trámite a su disposición y antojo? Muchos males y una sola respuesta: la Constitución de 1999.

Sin embargo, eso no es lo más grave, aunque no lo parezca. Reducir de forma maniquea el objeto de una Constituyente a un “torneo de discursos a lo Escarra” denota más que una sobre simplificación de ese mecanismo, asumiendo por descontado que todos los procesos constituyentes que vengan en el futuro serán similares a aquel donde Escarra y Reyna Lucero se daban la mano en una Constituyente que no brillaba precisamente por la ilustración de sus integrantes, con excepciones bien contadas.

Pero lo mas importante fue lo que sugirió claramente el Padre Ugalde: la manera de acceder a ese nuevo estado de cosas pasa por la intervención militar directa. Esto es, un golpe de Estado.

No voy a caer en la ingenuidad estúpida de decir que los cambios en la situación politica venezolana no pasan por la intervención de los militares. ¡Claro que pasan! Lo que discutimos aqui es cuando y cómo entran los militares en la escena, y que pasa después de eso.

Si usted se dice demócrata no puede andar por allí pidiéndole a los militares que resuelvan lo que los civiles no han podido resolver. Ugalde cae en un lugar comun simple: estamos en una dictadura, ergo los militares deben intervenir como en 1958 restituyendo la democracia para la dirigencia politica sinvergüenza que no ha tenido el valor de afrontar el problema en la Asamblea Nacional. Y todos vivimos felices para siempre. Con razón muchos repiten a Ugalde como loros.

Pues les tengo malas noticias. El mundo no funciona ahora como en las películas de Walt Disney. Si hay un golpe militar los que menos verán el poder serán los politicos de la MUD. Por eso el politico de siete suelas que es Henry Ramos Allup le huye al golpe de Estado militar como el vampiro a la luz del día. Eso responde a la pregunta del porqué hace todo lo posible para que el régimen no colapse y nos encontremos todavía en esta situación cada dia peor.

Y si los militares entran antes, esto es ahora, no sera “para la restitución de la democracia” a lo Larrazabal como lo dice (¿ingenuamente?) Ugalde. Entraran con una agenda que nadie conocerá hasta que ellos la digan. Eso puede ser tanto para hacer elecciones en 1, 2 o 10 años, como hacer una Constituyente o quedarse para siempre si les da la gana. Nadie lo sabrá hasta que pase. Me gustaría que fuera lo segundo pero no existen garantias de eso ni de nada. Pudieran haber matazones a lo Chile 1973, donde se lleven por delante a los que son y a los que no son. Si alguno de ustedes quiere eso, yo no. Si hay algo que hemos aprendido los venezolanos es aquel dicho que dice que muéstrame una situación y yo te enseño una peor. Nosotros creímos que nada podia ser peor que Chávez y apareció Maduro…

Nuestro planteamiento es simple: los militares deben estar sometidos al poder civil y entrar cuando los civiles lo ordenemos. Eso es lo constitucional.

Ya he mencionado antes en este blog que intervención de las Fuerzas Armadas debe ser en auxilio al poder civil del ciudadano, conformado en Poder Constituyente Originario. Este apoyo no es opcional sino obligatorio: Artículo 328: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y la soberanía de la Nación…”; Artículo 5: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo…Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”; Articulo 347: “El pueblo de Venezuela es el depositario del Poder Constituyente Originario…”. De acuerdo a esta secuencia, la Fuerza Armada Nacional está en la obligación de garantizar y hacer cumplir la voluntad del pueblo de Venezuela expresada en las manifestaciones de voluntad, al alcanzarse el mínimo requerido del 15% de firmas de los electores y electoras inscritos en el Registro Civil y Electoral, establecido en el Artículo 348 de la Constitución.

Debo insistir, como antes he escrito, que el verdadero fondo del problema que tenemos en Venezuela pasa por lograr que quienes deben hacer que se respete la Constitución efectivamente lo hagan, pero por obediencia debida al principio fundamental de que los civiles van primero que los militares y le deben obediencia constitucional.

A la recolección efectiva del minimo constitucional requerido para convocar al constituyente establecido en el Articulo 348, las Fuerzas Armadas no solo estan en la obligación de respaldar esa solicitud frente al régimen, como antes señale, sino que tendrían la responsabilidad de ser custodios de la institucionalidad hasta que se instale la Asamblea Nacional Constituyente. A partir de ese momento, el Constituyente designaría un gobierno constitucional de transición con la legitimidad necesaria para conducir al país hasta que se sancione una nueva Constitución. Ese gobierno reestablecería el imperio del Estado de Derecho y las leyes de acuerdo a la constitución vigente.

Es así como nosotros concebimos cuando y como entran los militares en el histórico papel de restituir la República y la democracia. Lo de Ugalde es una lotería que tal vez ganen los políticos devaluados de la oposición oficial, eso si ya tienen todos los números comprados…

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