¿Quién invierte en Venezuela?
El despido de la gerencia petrolera de PDVSA en el año 2003 provocó un descalabro en la empresa. Como consecuencia de ello, Venezuela carece en los actuales momentos, de las capacidades técnicas y de gestión para explotar las inmensas reservas que posee. Es necesario el concurso de las empresas petroleras internacionales para explotar estas reservas y recuperar la producción. Sin embargo, dichas empresas han huido de Venezuela como lo harían de la peste. Las únicas compañías extranjeras que se mantienen son empresas estatales cuyos gobiernos mantienen asociaciones estratégicas con el régimen.
Venezuela posee las reservas de crudo más grandes del mundo. Su valor en el subsuelo es cero, adquieren valor cuando se monetizan, es decir, cuando se sacan del subsuelo y se colocan en el mercado internacional, convirtiéndose en un ingreso para el país. La gran mayoría de estas reservas son de crudo pesado el cual requiere de un tratamiento especial para ser colocado en el mercado. Debe ser mezclado con sustancias llamadas diluyentes y agregarles otras llamadas mejoradores para poder aumentar su calidad y ser exportadas. Es un procedimiento costoso que resta competitividad al petróleo venezolano.
Hace 14 años, Venezuela poseía la capacidad de explotar sus reservas. Los técnicos y gerentes de la antigua PDVSA posicionaron a la empresa como una multinacional petrolera de reconocida solvencia y eficiencia. Como reflejo de ello lograron desarrollar una tecnología que permitió la extracción del petróleo pesado, y su mejoramiento para permitir su colocación en el mercado. Sin embargo, en el año 2003 el presidente Chávez cometió uno de los actos políticos más primitivos en la historia reciente del país, al despedir a los gerentes de la empresa estatal.
El despido de los gerentes de PDVSA inició un proceso que llevó a la burocratización de la empresa y a su destrucción. Los accidentes se hicieron parte de la cotidianidad al igual que la corrupción. Como consecuencia de este descalabro, Venezuela carece en la actualidad de la capacidad técnica y de gestión para explotar las enormes reservas que posee. Debido a ello, es indispensable el concurso de las empresas extranjeras internacionales para explotar las reservas en cuestión.
Sin embargo, tal y como lo señalé al inicio, la gran mayoría de las empresas petroleras internacionales han huido del país como lo harían de la peste. Las grandes compañías como Exxon (Estados Unidos), Conoco (Estados Unidos), Total (Francia), Statoil (Noruega), Chevron (Estados Unidos) abandonaron el país o están reduciendo su presencia al mínimo. La única multinacional estadounidense que se mantiene, aunque con un perfil bajo, es Chevrón, la cual ha reducido el plantel de empleados de confianza a un mínimo. Lo ha hecho a la espera de un cambio político que mejore el entorno de los negocios. El gobierno ha tratado de ocultar esta realidad presentando en actos públicos a ejecutivos de pequeñas compañías petroleras, sin experticia alguna en el negocio petrolero internacional, que se han prestado a participar en estos actos de propaganda.
La gran mayoría de las empresas petroleras internacionales que se mantienen en Venezuela, son compañías estatales que pertenecen a gobiernos que mantienen una alianza estratégica con el gobierno de Maduro, como es el caso de Rusia y China. Incluso estas empresas afrontan un futuro nada promisorio. Las compañías estatales como la rusa Rousnet, participan en el negocio petrolero asociadas con PDVSA, bajo el esquema de empresas mixtas, en el cual la compañía petrolera venezolana mantiene la mayoría accionaria. Rousnet aporta financiamiento, tecnología y capacidad de gestión. Sin embargo, la Asamblea Constituyente (ANC) en curso amenaza el futuro de estas asociaciones. Algunos miembros de la ANC, como Hernán Escarrá, han planteado la eliminación del artículo de la constitución del 1999 que la da soporte legal a estas asociaciones, a fin lograr la estatización total de la industria petrolera.
En un eventual cambio político es necesario tener claro que la participación de las empresas extranjeras internacionales es clave para la recuperación de la producción petrolera. A fin de lograr su participación, es necesario definir una política de apertura a dichas empresas, como lo está haciendo México. También es necesario contar con reglas claras que se mantengan en el tiempo, a fin de culminar con la incertidumbre que enfrentan actualmente los inversionistas.
Uno de los temas a discutir, es si es posible la recuperación de PDVSA. Investigadores del IESA evaluaron este escenario y llegaron a la conclusión de que son necesarios veinte mil millones de dólares y un periodo de diez años para que la empresa alcance su nivel de producción previo al descalabro generado por Chávez. Creemos que no disponemos de ese dinero y del tiempo requerido para tal tarea. Sin embargo, es una decisión política que debe ser discutida.
Nota: la mayoría de la información de este artículo ha sido tomada de los planteamientos hechos por el experto petrolero Jorge Piñón, en una entrevista reciente en el programa de CNN Dinero. Piñón es Director del Programa de Energía de América Latina y el Caribe de la Universidad de Texas en Austin.
Profesor UCV