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Opinión

Desde mis años mozos he oído decir que los partidos políticos son consustanciales con la democracia, que sin ellos esta forma de organización social y política es imposible y casi una herejía pretenderla; que los partidos son para la democracia y la libertad lo que el Nuevo Testamento es para los cristianos, la Torá para los judíos y el Corán para los musulmanes. Hemos llegado –entonces– a dogmatizar una afirmación que no por ser nutritiva para los intereses de algunos, resulta cierta universalmente.

El concepto de Democracia ha cambiado poco desde que el ateniense Pericles pronunciara su admirable Oración Fúnebre o Herodoto se refiriera a las tres formas de Constitución: monarquía, oligarquía y democracia; la democracia, billones de veces nombrada en prosa y en verso, encontró su mejor resumen en la sabana de Gettysburg en noviembre de 1863: «el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo».

El problema fundamental de la democracia en los tiempos modernos reside en la determinación de los mecanismos para que la soberanía popular sea ejercida debidamente; en la Atenas de Pericles, cada ciudadano ejercía de forma directa su representación, es decir, acudía a la asamblea popular, a la ekklesia, y emitía sus opiniones de viva voz, sin intermediación alguna. Con el crecimiento poblacional, esta práctica directa se tornó imposible y fue menester abordar la representatividad, de manera tal que los ciudadanos se hacían representar por un reducido número de ellos; de esta manera nace la democracia representativa o, en otros términos, la soberanía ejercida indirectamente a través de representantes libremente escogidos, sin que ello signifique traslado o disminución de la soberanía residente en todos y cada uno de los ciudadanos.

Recordemos el pasaje de la Oración Fúnebre de Pericles, donde definió la democracia: «Tenemos un régimen político que no se propone como modelo las leyes de los vecinos, sino que más bien es él modelo para otros. Y su nombre, como las cosas dependen no de una minoría, sino de la mayoría, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en los conflictos privados, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una categoría, sino el mérito lo que hace acceder a ellos; a la inversa, la pobreza no tiene como efecto que un hombre, siendo capaz de rendir servicio al Estado, se vea impedido de hacerlo por la oscuridad de su condición.»

Es impensable la existencia de un régimen democrático donde la soberanía no resida en el pueblo o donde esa soberanía se exprese por mecanismos tan tortuosos que –en definitiva– resulte desviada, diluida o distorsionada. Ante la imposibilidad de volver a las grandes asambleas populares propias de la democracia directa, el foco de nuestra preocupación debe ser la idoneidad de los mecanismos de expresión de la voluntad popular. No basta decir constitucionalmente que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo y dejar al sector político la determinación de los mecanismos para ejercerla; esa dejación se ha ido convirtiendo, con el transcurrir de los años, en la madre de todos los vicios de nuestra política y ha dado paso a la grotesca situación de un pueblo que perdió la dirección de su destino y que resultó esquilmado por propios y extraños, al punto de ver morir a sus niños de hambre en las casas o de mengua en los hospitales.

En este laboratorio de maldades en que se ha convertido Venezuela, vemos como los intereses de los ciudadanos y de sus «representantes» marchan por caminos diferentes. Tristemente podemos decir que el 6D no constituyó un triunfo popular; fueron los partidos apiñados en la MUD los que se hicieron con la victoria y ahora actúan de espaldas al pueblo que, aun sin conocer los nombres de los candidatos, les dio su voto en un acto de fe más propio del mundo religioso que del político.

Hoy, esos legisladores elegidos por las cúpulas de los partidos y votados por el pueblo determinan el peso de los partidos de la MUD, de esos partidos que han tenido la desfachatez de concurrir a un diálogo frontalmente rechazado por la gente y de aceptar el papel de contrafiguras en este sainete político llamado revolución.

turmero_2009@hotmail.com

@DulceMTostaR

http://www.dulcemariatosta.com

 3 min


Roberto Savio

¿Podríamos cambiar el debate sobre Donald Trump y no concentrarnos en lo que hace, sino en su importancia histórica? Espero que las siguientes reflexiones sirvan para comprender que el actual presidente de Estados Unidos representa, de hecho, el final de un ciclo estadounidense y que estamos todos en el mismo barco. Se necesitan unas cuantas palabras, pero vale la pena dedicarle cinco minutos más.

Primero, nos guste o no, hemos vivido durante los últimos dos siglos en un mundo en que lo anglo tuvo un papel central. La Pax Britannica se extendió desde principios del siglo XIX, cuando comenzó su imperio colonial, hasta fines de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando fue sustituida por la Pax Americana. Estados Unidos creó lo que se conoce como Occidente, en contraposición con Oriente, mientras Europa se dejaba llevar.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos fue el principal ganador y el fundador de las instituciones internacionales modernas, desde las Naciones Unidas hasta el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como la fuerza detrás de la reconstrucción de Europa con el Plan Marshall, basado en la condición de que los países europeos aceptarían recibir fondos sobre una base europea.

Eso llevó a la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, en 1951, que finalmente dio lugar a la Comunidad Europea, en 1967.

A Estados Unidos, en tanto que ganador, le interesaba crear un orden mundial según sus valores y siempre y cuando él fuera su garante. Así, el foro de las Naciones Unidas se creó con un Consejo de Seguridad en el que pudiera vetar cualquier resolución. El Banco Mundial se creó en función del dólar como divisa mundial, y no con una verdadera moneda internacional, como propuso el gran economista y delegado británico John Maynard Keynes.

Asimismo, la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como respuesta a la amenaza de la Unión Soviética, fue una idea exclusivamente de Estados Unidos. Y el léxico de las relaciones internacionales se constituyó principalmente en base a conceptos anglosajones, a menudo de difícil traducción a otros idiomas, como accountability, gender mainstreaming, sustainable development, entre otras. El francés y el alemán desaparecieron como lenguas internacionales.

Además, cierto estilo de vida se volvió el principal producto de exportación estadounidense, desde la música hasta la comida, el cine y la vestimenta, se propagaron por el mundo.

Para reforzar el mito, Estados Unidos se constituyó como modelo de democracia. Lo que era bueno para ese país, debía de serlo para el resto. Además, tenía un destino excepcional, basado en su historia, sus éxitos y su especial relación con Dios. Sus presidentes fueron los únicos que hablaron en nombre de los intereses de su país y en nombre de los de la humanidad y que invocaron a Dios.

Su éxito económico no sería más que la confirmación de ese excepcional destino. Estados Unidos perdió casi medio millón de ciudadanos en Europa y Asia para garantizar un orden mundial estadounidense. Y el “sueño americano”, de que todo el mundo puede volverse rico, era desconocido en el resto del mundo.

Esa fue la primera etapa de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, basada en el multilateralismo, en la cooperación internacional, en el respeto al derecho internacional y el libre comercio, un sistema que aseguraba su centralidad y su supremacía, reforzada por su poder militar.

Pero multilateralismo significa democracia internacional. Las Naciones Unidas, desde su constitución original de 50 países, en 1945, hasta casi 150, en pocas décadas, se convirtió en el foro donde crear la cooperación internacional, basada en los valores de la democracia universal, la justicia social y la participación equitativa.

Y la Asamblea General aprobó por unanimidad en 1973 el primer (y único) plan global de gobernanza, llamado Derechos y Deberes de los Estados, que representaba un plan de acción para reducir las desigualdades del mundo y redistribuir la riqueza y la producción económica. Eso se volvió una camisa de fuerza para Estados Unidos, que se encontró en un foro en el que se tomaban las decisiones por mayoría, y ya no en función de sus propios intereses, como estaba acostumbrado.

Pero con la llegada de Ronald Reagan a la Presidencia, en 1981, la primera etapa basada en el multilateralismo, cambió de forma abrupta.

Reagan concurrió a la Cumbre Económica Norte Sur, en Cancún, donde se reunieron los 22 jefes de Estado más importantes del mundo, incluido el de China, único representante de un país socialista, para debatir la implementación de aquella resolución de la Asamblea General.

El entonces presidente estadounidense, quien se encontró con una entusiasta Margaret Thatcher, destruyó el plan de gobernanza global que avanzaba por buen camino. Vi con consternación cómo, en dos días, el mundo pasó del multilateralismo a la vieja política del poder.

Estados Unidos no aceptó que otros decidieran su destino, y de ahí viene el declive de las Naciones Unidas y la negativa de Washington a suscribir obligaciones y tratados internacionales. El destino excepcional y el sueño americano, fueron reforzados por la retórica de Reagan, quien incluso uso el eslogan: Dios es estadounidense.

Es importante señalar que las grandes potencias estaban felices de salirse de la camisa de fuerza del multilateralismo detrás de Reagan. Su gobierno, aliado del de la primera ministra británica Thatcher, es un ejemplo sin precedentes de cómo destruir los valores y las prácticas de las relaciones internacionales. Y el hecho de que probablemente sea el presidente más popular de la historia moderna de Estados Unidos, muestra la poca importancia que la cooperación internacional tiene para el ciudadano estadounidense medio.

También hay que destacar que durante el gobierno de Reagan, tres acontecimientos importantes y simultáneos dieron una nueva forma a nuestro mundo.

El primero fue la desregulación del sistema financiero encabezado por él en 1982, posteriormente reforzado por Bill Clinton (1993-2001), en 1999, que llevó a la supremacía de las finanzas y cuyos resultados se sienten en la actualidad. Recordemos que Reagan trató también de reducir los costos sociales. Las políticas de George W. Bush (2001-2009) y Trump tienen la marca de su gobierno.

El segundo, fue la creación en 1989 de una visión económica basada en la supremacía del mercado como base de las sociedades y de las relaciones internacionales, el llamado Consejo de Washington. Creado por el Departamento del Tesoro estadounidense, el Banco Mundial y el FMI, el neoliberalismo se introdujo como la doctrina económica indiscutida.

El tercer acontecimiento significativo fue la caída del Muro de Berlín, en 1989, y el final de la amenaza del bloque soviético.

Entonces, el término de “globalización” comenzó su marcha exitosa, y Estados Unidos sería, una vez más, el centro de la gobernanza. Como dijo Reagan en Cancún, Washington basará sus relaciones en el comercio, no en la asistencia.

Su superioridad económica, junto con el control que ejerce sobre las instituciones multilaterales de crédito, lo pondrían una vez más en el centro del mundo, cuando la amenaza soviética había desaparecido. Henry Kissinger lo dijo con claridad: Globalización es el nuevo término para la hegemonía estadounidense.

La segunda etapa tras la Segunda Guerra Mundial se extendió de 1982 hasta la crisis financiera y económica mundial de 2008, cuando la quiebra de bancos estadounidenses, que se propagó por Europa, obligó al sistema a dudar de que el Consenso de Washington fuera una teoría indiscutida.

Las dudas surgieron también a instancias de la creciente movilización de la sociedad civil, el Foro Social Mundial, por ejemplo, se creó en 1981, así como de muchos economistas que hasta entonces habían permanecido básicamente callados. Los especialistas insistieron en que la macroeconomía, el instrumento preferido de la globalización, solo tomaba en cuenta los grandes números.

En cambio, con la microeconomía, se vería la gran desigualdad en la distribución de la riqueza, a no confundir con desarrollo, y que la deslocalización de las empresas y otras medidas que ignoraban el impacto social de la globalización estaban teniendo terribles consecuencias.

Los desastres creados por tres décadas de codicia como principal valor de la nueva economía, saltaron a la vista cuando los datos mostraron una concentración de la riqueza sin precedentes y en unas pocas manos, con muchas víctimas, en especial entre los jóvenes.

Todo eso vino acompañado de dos enormes amenazas: la explosión del terrorismo islámico, generalmente reconocido como resultado de la invasión a Iraq, en 2003, y las migraciones masivas, que siguieron a ese episodio, pero en especial a las intervenciones en Siria y Libia, a partir de 2011. Estados Unidos y la Unión Europa son las únicas responsables de esas migraciones.

Así pasamos de la codicia al miedo: dos motores de cambios históricos, según muchos investigadores.

Finalmente, llegamos a Trump. Gracias a este recorrido histórico, podemos comprender fácilmente que su llegada a la Presidencia es simplemente el resultado de la actual realidad de su país.

La globalización, originalmente un instrumento de la supremacía de Estados Unidos, significó que cualquiera pudiera usar el mercado para competir. Así lo hizo China, el ejemplo más claro, pero también emergieron muchos mercados nuevos, desde América Latina hasta Asia. Y Europa y Estados Unidos están plagados de víctimas de la globalización, a la que perciben como un fenómeno encabezado por la élite, además de considerar que cualquier acuerdo o institución internacional no se interesa por su destino.

No nos olvidemos que con la caída del Muro de Berlín, llegó el fin de las ideologías. La vida política se tornó solo en una competencia administrativa, sin visión ni valores. La corrupción aumentó, la ciudadanía dejó de participar, los partidos se volvieron autoreferenciales, los dirigentes políticos se convirtieron en una casta profesional, las finanzas mundiales y la élite se aislaron en paraísos fiscales y los jóvenes, que no encontraban empleos o estos eran precarios, fueron testigos de que en pocos años se destinaron cuatro billones de dólares a salvar al sistema bancario de su propia mala gestión.

En ese contexto y desde 1989, surgieron partidos populistas, xenófobos y nacionalistas en todos los países y comenzaron a atraer el resentimiento de los excluidos.

La propuesta, en general, fue la de recuperar el ayer, los buenos tiempos y prometer un mejor ayer, en contra de toda ley histórica. Además, en contra de la opinión de los especialistas, llegó Brexit, y después Trump.

Con él, vemos la conclusión de 70 años de Pax Americana y volvemos a una época de nacionalismo y aislamiento de Estados Unidos. A los votantes de Trump les llevará un tiempo darse cuenta de que sus acciones no responden a sus promesas, y de que las medidas que él toma a favor de la élite económica y financiera, no son de su interés.

La cuestión real es si su ideólogo, quien logró que lo eligieran, Stephan Bannon, tendrá tiempo de destruir el mundo que encontraron, si el mundo tendrá tiempo de crear un orden mundial sin Estados Unidos en el centro, y ver cuántos de los valores que construyeron la democracia moderna sobreviven y son la base de la gobernanza global. No se puede construir un nuevo orden mundial sin valores comunes, solo con xenofobia y nacionalismo.

Bannon organiza una nueva alianza internacional de populistas, xenófobos y nacionalistas, con Washington en el centro y con el británico Nigel Farage, los italianos Matteo Salvini y Beppe Grillo, la francesa Marine Le Pen, el holandés Geert Wilders, y otros en Hungría y Polonia, entre otros países, al tiempo que el ruso Vladímir Putin y el turco Recep Tayyip Erdogan contemplando con simpatía el fin de las democracias liberales.

Este año sabremos, tras las elecciones holandesas, francesas y alemanas, cómo le va a la alianza. Y si el gobierno de Trump, más allá de su agenda nacional, logra crear un nuevo orden internacional basado en una democracia no liberal, entre muchas otras consideraciones, tendremos que empezar a preocuparnos porque querrá decir que la guerra no estará muy lejos.

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Los venezolanos, dentro y fuera del país, aún tenemos disposición para hablar y escribir en relación a la situación política, social y económica que viven nuestros conciudadanos, pero en algunas ocasiones las opiniones emitidas son aparentemente contradictorias dentro de las filas de la gran legión opositora, que clama por una pronta y efectiva salida de esta locura. Esas actitudes de enfrentamiento entre opositores deben evitarse en público, ya que es un excelente caldo de cultivo para las intrigas del gobierno, y lo que es peor, muchos de estos mensajes intrigantes e insanos son creídos por algunos y solo traen consigo la desesperanza. Por ejemplo, si María Corina Machado, con todo su derecho ciudadano expone sus puntos de vista en relación a algunas acciones de la MUD, considerando su liderazgo dentro de una importante organización política como Vente Venezuela, debería hacerlo privadamente ante las instancias de esa nueva MUD y, si así lo hizo, dejarlo hasta allí y no llevarlo a la opinión pública. Al mismo tiempo, Ochoa Antich no debe contestarle de esa manera abierta, pública como lo hizo, sino más bien, en forma privada tratar de conciliar con MCM. Se supone que ambos pertenecen a organizaciones del bloque opositor, léase bien, “del bloque opositor”, y deben remar en una misma dirección para que el barco se dirija hacia la meta final: el cambio de sistema de gobierno para reconstruir una nueva Venezuela.

Por cierto, escuchando el reciente mensaje de MCM cuando acertadamente exponía que el diálogo no debe ser una transacción para lograr las elecciones regionales, ya que no debemos transigir para lograr lo que es un mandato constitucional, ella mencionó una frase en la cual insiste muy a menudo y que comparto fielmente: “lo primero es lo primero”, en clara alusión a lo que ya hemos dicho que debe ser nuestra meta final. Esa frase me recordó que hay un libro con el título “Primero lo Primero”, traducción de la versión original en inglés de “First Things First”, escrito por Stephen Covey y Rebeca y Roger Merrill, que trata un principio básico del liderazgo: priorizar las acciones que vamos a realizar, enfocarse en la dirección correcta y no en lo rápido en llegar, porque conocer la dirección es la clave de la efectividad. Por eso los autores de ese libro destacan la brecha entre el reloj y la brújula, entre el crono y la dirección correcta. Entonces nuestra prioridad debe ser lograr salir de este régimen nefasto y no distraernos en otras acciones que tienen que ser posteriores.

Siendo la política una herramienta que promueve la participación ciudadana en las acciones encaminadas a gobernar, en el sentido lato de la palabra, me permito presentar las siguientes opiniones:

1.-Mostrar nuestra fortaleza ante la ciudadanía para poder recuperar ese gigantesco e incondicional apoyo que tuvimos en meses anteriores. Recordemos el triunfo electoral del 6 de diciembre de 2015 y las impresionantes asistencias del pueblo a algunas marchas y manifestaciones convocadas por la anterior MUD. Para ello no podemos mostrar signos de debilidad en ese movimiento unitario como son esas controversias públicas; debemos mantener claridad y difusión de las acciones a tomar y, paralelamente a todas ellas, no dejar afuera las permanentes protestas de calle bien dirigidas y organizadas, reclamando nuestros derechos a una suficiente y oportuna oferta de bienes y servicios. Esto último el pueblo lo celebra y lo apoya porque lo sufre en carne propia y, además, demuestra la disposición de los dirigentes a luchar por esa causa común.

2.-Todas aquellas personas que de alguna manera están relacionadas con las organizaciones políticas que conforman la MUD y actúen a motu propio tomando decisiones contrarias al mandato único de la MUD, o divulgando información que solo le concierne a la privacidad del movimiento opositor, deben ser debidamente y enérgicamente sancionadas. No podemos promover el clientelismo protegiendo y amparando a estas personas por motivos de relaciones familiares o de amistad, ya que esa fue una de las causas que deterioró nuestra pasada era democrática y contribuyó a conducirnos a esta barbarie.

3.-A pesar de no ser prioritario, pero siendo una merecida ambición de algunos dirigentes llegar a la presidencia de la república, y si esto se considera como una de las causas principales que alimenta la discordia interna de la MUD, inmediatamente escojamos, por alguna vía expedita pero satisfactoria, a la persona que debe ocupar ese lugar dentro del movimiento opositor y dediquémonos todos a lograr “Primero lo Primero” y luego a trabajar por el triunfo en las elecciones presidenciales y a comenzar la reconstrucción de Venezuela.

4.-Miremos hacia el pasado para aprender de él, para darnos cuenta de lo que no debemos repetir como son, entre otros, los casos de populismo, caudillismo, clientelismo y prebendas; para darnos cuenta que no debemos abandonar a las personas en cuanto a educación, seguridad ciudadana, alimentación, vivienda, puestos de trabajo, salud, y otras tantas responsabilidades que debe tener un gobierno decente con sus ciudadanos. No miremos el pasado con la añoranza de esa frase hueca y repetida de “éramos felices y no lo sabíamos” ya que solo eran felices unos pocos y la gran mayoría sufría por bienes y servicios escasos y de mala calidad; y mucho menos añorando esos mismos problemas pero magnificados durante estos años de gobierno bolivariano y socialista. Miremos hacia el futuro para fundar una Nueva República, utilizando todas las experiencias buenas y malas, propias y extrañas, que nos permitan un desarrollo sostenido en lo moral, lo económico y lo político, para recuperar el tiempo perdido y reinsertar a Venezuela en la actualidad de un mundo globalizado.

Marzo de 2017.

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Luis Manuel Aguana

Una de los obstáculos más importantes que hemos tenido en posicionar el tema constituyente en la opinión pública en nuestro país no es precisamente la resistencia de la clase política de aceptar un cambio de magnitudes en el sistema político venezolano que hace aguas desde hace décadas. Es la comunicación simple y clara del porqué de esa idea, así como todo cuanto ella conlleva para la población. En esencia, es un problema de mercadeo a las grandes multitudes.

Sin embargo, desde el secuestro de los grandes medios de comunicación – impresos, radio y televisión- por parte del régimen que domina a los venezolanos, quien imponiendo su hegemonía comunicacional se terminó saliendo con la suya, debemos entonces usar nuestra máxima creatividad para utilizar eficientemente la herramienta que nos queda, las redes sociales, y en particular los espacios en portales, blogs, artículos, audios y videos, para comunicar nuestras propuestas y expresar nuestras opiniones en el ejercicio de nuestra libre libertad de expresión.

El espacio de este blog nació hace 7 años en la red (ver ¿Por qué un Blog venezolano para comentar acerca de las TICs y los Derechos Humanos?, enhttp://ticsddhh.blogspot.com/2010/02/porque-un-blog-venezolano-para-comentar.html) como una respuesta a la utilización indebida de la tecnología de información y comunicaciones y su impacto en los derechos humanos. El tiempo ha hecho evolucionar los temas que se han tratado, haciendo que TICs y Derechos Humanos haya ido buscando su propio espacio de actuación, convirtiéndose en una tribuna especial para impulsar el cambio político fundamental que requiere una Venezuela convulsa y llena de necesidades.

Nuestra propuesta desde la Alianza Nacional Constituyente se traduce en poner en funcionamiento un nuevo estado de cosas, contenido en un proceso de reingeniería del Estado venezolano, explicado ampliamente en un proyecto denominado Proyecto País Venezuela reconciliada vía Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html). Lo que está escrito en ese Proyecto solo es posible convocando a una Asamblea Nacional Constituyente.

Es ese Proyecto lo que debemos explicar. Y solo hay una manera de hacerlo: escribiendo profusamente de él y todos los ejes que lo componen, haciéndolo posicionar adecuadamente en la red. He investigado detenidamente el tema a los fines de hacer lo más amplio posible la penetración de los contenidos del Proyecto País Venezuela, buscando ideas que nos puedan ayudar en esa labor sumamente técnica.

La red ha sido generosa en ubicar una amplia gama de alternativas para esta labor, como por ejemplo aquella conocida técnicamente como SEO (Search Engine Optimization): El posicionamiento en buscadores, optimización en motores de búsqueda u optimización web es el proceso técnico mediante el cual se realizan cambios en la estructura e información de una página web, con el objetivo de mejorar la visibilidad de un sitio web en los resultados orgánicos de los diferentes buscadores. (https://es.wikipedia.org/wiki/Posicionamiento_en_buscadores).

He encontrado algunas alternativas de sencilla aplicación para aquellos que deseen comenzar a utilizar la optimización de contenidos a los fines de darle penetración a nuestro mensaje. De todas las exploradas recomiendo particularmente una en nuestro idioma que me pareció muy interesante por lo refrescante y directa (ver Romuald Fons en Cómo Optimizar Contenidos, https://romualdfons.com/como-optimizar-contenidos/) con videos y textos explicativos. Siguiendo los pasos descritos allí se pueden efectivamente ubicar contenidos de una manera relevante en la red para ser localizados y leídos por la mayor cantidad posible de personas. Ese es el tipo de estrategias que deberemos estar utilizando para poder evitar la hegemonía comunicacional que nos están imponiendo en el resto de los medios de comunicación y hacer más eficiente el único medio que nos queda en el país.

Esta confrontación solo la ganará quien este mejor preparado para ejecutarla. Solo con inteligencia y un mensaje claro y preciso a la población, con un método visiblemente explicado, lo lograremos. Venezuela está pidiendo a gritos una solución, y si nosotros estamos convencidos de que la tenemos, solo nos hace falta hacerla llegar inteligentemente a la población. El resto dependerá de ella…

Caracas, 6 de Marzo de 2017

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

https://www.lapatilla.com/site/2017/03/06/luis-manuel-aguana-mercadeo-co...

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Con voz propi

Producto de medios de comunicación social (Mcs), sobre todo radio y la televisión, es el liderazgo surgido de sangrientos intentos golpistas del 4 de febrero (4F) y 27 de noviembre (27N) de 1992, que hoy nos desgobierna. Diez años conspirando llevaba el primer movimiento, formado en el Ejército, descubierto muy oportunamente y denunciado al Presidente. Carlos Andrés Pérez (CAP), en plena confianza con los insurgentes desatendió las voces de alerta.

Gracias a la intervención requerida para llamar a rendición a sus compañeros en armas el jefe golpista Hugo Chávez (HCH), ganó popularidad y desde la cárcel acaparó simpatías de mcs. Se vendió como oficial demócrata. Sin embargo en la estrategia estaba azote a esos mcs para ejercer el control al estilo del castro comunismo de Cuba.

En la acción surgida del Ejército (4F) tomaron el edificio de Venezolana de Televisión (VTV) que dejaron fuera del aire, pero no lograron objetivo de transmitir sus discursos. Sí lo obtuvieron y con trágico saldo el 27N, cuando asesinaron a nueve trabajadores, para divulgar mensaje de HCH, preso en la cárcel de Yare. El hecho se le atribuyó el teniente Jesse Chacón, quien rendido y tendido en el suelo daba vivas a su comandante. Como premio recibiría designación de ministro de Información al asumir el Poder.

En dicho frustrado golpe en la cual participaron efectivos de las cuatro fuerzas (Ejército, Aviación, Marina y Guardia Nacional) fueron asesinados en La Carlota Virgilio Fernández, periodista de El Universal y al reportero gráfico Enrique Key, del 2001. Ese mes mataron a Fanny Burgesa, asistente de producción RCTV.

También en bombardeo de aviones de la Fuerza Aérea derribaron la gigantesca torre repetidora de Radio Rumbo, instalada en Villa de Cura, lo cual le limitaron al mínimo la cobertura.

Aún así los golpistas siguieron recibiendo trato privilegiado y hoy tenemos trágico saldo jamás registrado nuestra historia. A partir del 2002 pasaron de amenazas verbales, al azote directo. En ese año realizaron el asalto a medios entre trece entidades. Desde entonces se hicieron práctica común, en el cual se destacan 52 comunicadores asesinados; miles de heridos, presos, enjuiciados, mcs multados, clausurados.

Comenzaron ejercicio del Poder abusando de radiodifusoras y televisoras con reivindicación de cadenas, término que se había eliminado porque las utilizaba el dictador Marcos Pérez Jiménez. Para la época la audiencia recurría a las radiodifusoras extranjeras. En Democracia se hizo excepcional las llamadas transmisiones conjuntas.

Abuso de cadenas lo esbozó el hoy difunto comandante al asumir el Poder, el 2de febrero cuando realizó 4. Desde entonces y hasta 2010 totalizó 1465 horas, equivalentes a 2 meses.

Ahora es práctica común fortalecida con hegemonía comunicacional. Su heredero Nicolás Maduro, lo supera en control mediático y su desgobierno lo hace en cadenas ordenadas las veces le viene en ganas. Los clasificados mcs independientes se le suman con el desequilibrio informativo. Además del vicioso encadenamiento, reducen espacios de opinión y por cada vocero de oposición, con entrevistas cortadas dan cabida a un oficialista. Fuera queda la sociedad civil (ONG).

Nuevas técnicas facilitan acceso a la información, pero control del régimen incrementa el veto a estaciones internacionales, al cual suman CCN, que divulgó sanción que impuso EEUU al Vicepresidente Tareck Zaidan El Aissami Maddah, por narco trafico de drogas y otorgación de pasaportes a extranjeros.

Al MARGEN. Al rechazar la calificada asesoría jurídica y ni siquiera cumplir promesa de denunciar a magistrados express, el Parlamento sigue desplazado por el TSJ ahora presidida por un ex presidiario penal.

jordanalberto18@yahoo.com.

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Jesús Elorza G.

El pasado jueves 23 de febrero fui dado de alta en la Clínica Gastrobariátrica de Maracay, luego de una operación de colon producto de un pólipo con características de adenocarcinoma. A partir de ese momento, todo era un mar de alegrías producto de la pronta recuperación y el retorno a la casa para favorecer dicha recuperación.

Sin embargo, 3 horas después todo el panorama cambió producto de la presencia de un inesperado e insólito ‘hipo’ que durante 12 horas continuas trastocó todo el proceso de recuperación, provocándome al fin de ese tiempo una masiva explosión de vomito que me generó un espasmo gástrico e intestinal y una brutal descompensación que hizo descender mi tensión arterial a valores de alto riesgo (80 /50), con un trastorno electrolítico que motivó que fuese internado de emergencia en el Centro Médico de Maracay.

A partir de allí, comencé a recorrer lo que bien pudiese denominarse por las irresponsabilidades de este régimen, “el tránsito de la ruta revolucionaria hacia la muerte”. Luego de los exámenes preliminares de sangre, ecosonograma y electrocardiograma, fui ingresado a la sala de observación de emergencia en donde me aplicaron una sonda nasogástrica para extraer los fluidos estomacales. El hipo persistía en su actuación y lo sorprendente no se conseguía un medicamento para la atención del mismo.

Desde ese momento, familiares, amigos y compañeros en general se transformaron en lo que me permito llamar “los buscadores de la medicina perdida”. Miles de horas hombre fueron empleadas en kilométricas colas de visita a miles de farmacias y en todas y cada una de ellas la respuesta obtenida era la misma NO HAY.

En virtud de ello, se apeló a la búsqueda internacional, logrando ubicar un medicamento en Colombia, pero sin poderlo hacer llegar a Maracay dado el irresponsable cierre de frontera por parte del gobierno…… el hipo continua. En vista de todo esto, el cuerpo médico procedió a implementar una terapia de sedación para ir disminuyendo la presencia del hipo, estando conscientes de la necesidad de los medicamentos para poder darme de alta, ya que sin ellos el riesgo del resurgimiento en forma aguda del hipo, podía provocar un escenario de alto riesgo para la salud.

Finalmente, el día miércoles se logró, después de innumerables visitas y horas de espera ubicar el medicamento LIORESAL esencial para el control del hipo.

A todas estas, el gobierno en sus festividades de carnaval invertía millones dólares para el deleite de MOMODURO quien, alegremente en lugar de atender las necesidades de medicamentos de la población, se limitaba a bailar la danza de la muerte al no atender las urgencias médicas de la población venezolana, actitud despreciable que merece el repudio de todo ser consciente del país. Con la salud del pueblo no se debe jugar salvo que sea una persona de pensamientos alocados e irresponsable como lo es Nicolás Maduro y su régimen.

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El 21 de mayo de 1986, la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE)[1]presentó al entonces presidente Jaime Lusinchi un documento en el que planteó una serie de reformas políticas inmediatas que, como señaló el propio documento, fue producto de una amplia consulta realizada tanto en la capital como en el interior de país, en la cual participaron personalidades representativas de todos los sectores políticos, sociales y profesionales.

Esas reformas políticas inmediatas que la COPRE hace 30 años presentó al Presidente Lusinchi fueron las siguientes:

Profundización de la democracia en los partidos políticos.

Reformas de la Ley Orgánica del Sufragio.

Elección popular, directa y secreta de los gobernadores de las entidades federales.

Reformas a la Ley Orgánica del Régimen Municipal.

Financiamiento de los partidos políticos.

La COPRE, con aquél documento, puso en la agenda la necesidad de profundizar la democracia en el régimen de los partidos políticos con la finalidad de contribuir a un elevado funcionamiento democrático intrapartidista, buscando elevar de manera notable la calidad de la representación partidista, coadyuvando la preservación y desarrollo de los partidos políticos, por ser factores esenciales de la vida democrática.

Ese debate sobre los partidos políticos llevó a concretar la tarea de reformar la Ley de Partidos Políticos de 1965 a través de un proyecto que fue debidamente consignado en el año 1988 ante el entonces Congreso Bicameral de la República de Venezuela.

La reforma no lograba ser sancionada y el tema de reformar el sistema de partidos políticos, nuevamente aparece entre las propuestas que 25 destacados venezolanos, entre académicos e intelectuales, presentaron en 1990 al entonces Presidente Carlos Andrés Pérez, en un documento en el que exhortaron a una urgente Reforma de Estado[2].

Y ese mismo año, 1990, el Gobierno de Carlos Andrés Pérez logró un compromiso con los partidos políticos a través del Pacto para la Reforma[3], firmado en diciembre de 1990, en cuyo contenido se propone una agenda legislativa para el año 1991, en donde se destaca la necesidad de reformar la Ley de Partidos Políticos de 1965. Para esa fecha la Cámara de Diputados ya había aprobado el proyecto de reforma y faltaba la Cámara del Senado.

En 1991 el proyecto de reforma fue aprobado por la Cámara del Senado, pero lo hizo con observaciones y por lo tanto el proyecto regresó a la Cámara de Diputados para considerar esas observaciones. Al final el proyecto de reforma no logró ser sancionado por el Congreso y la causa de ello, como lo afirmó Joaquín Marta Sosa en 1993, estuvo en las fuerzas contrarias al proyecto y las diferencias existentes entre quienes apoyaban la reforma propuesta[4].

Joaquin Marta Sosa reconoce en 1993 que para entonces la reforma del sistema de partidos políticos era una de las propuestas que más largo tiempo había estado en el debate político. La imposibilidad de reformar de manera efectiva la Ley de Partidos Políticos de 1965 contribuyó a debilitar la credibilidad de los partidos políticos que, según Marta Sosa, se presentaban para 1993 como unas estructuras que se habían convertido en:

Máquinas electorales.

Simples surtidores de relaciones clientelares.

Constructores de redes del sistema de corrupción.

Obturadores de las demandas sociales.

Espacios vacíos de ideología, doctrina, valores y programa.

El autor señalado calificó a los partidos en 1993 como organizaciones cerradas, centralistas al modo leninistas, fines de sí misma, con una tendencia perniciosa a “parecerse todos entre sí”, lo cual exterminaba al partidismo como sistema de alternativas y para explicar las razones argumentó lo siguiente:

Cuando una sociedad, como sucedió con la venezolana, que ve crecer en términos casi exponenciales su tasa de modernización en paralelo con una alta estabilidad y permanencia de relaciones democrática, va sintiendo que los partidos reducen su tejido democrático interno y se rezagan en su modernización, se produce un punto determinado en ese proceso, donde la sociedad civil rebasa en la cantidad y calidad de sus demandas a la capacidad de respuesta de dirigentes y de partidos.

El indicador de que algo estaba pasando con el sistema de partidos políticos se evidenció con la participación electoral, específicamente en elecciones municipales. Venezuela, según informe de Datanalysis en 1989, venía acostumbrada a bajos niveles de abstención: desde 1958 y hasta 1988 se registró en promedio 9,8%.

Ese promedio contrastó de manera muy clara, advirtiendo la necesidad de estudiar la realidad y proponer reformas urgentes, cuando en las elecciones municipales de 1979, según Datanalysis, la abstención se situó en 27,1%, aumentando en la elección municipal de 1984, cuando se ubicó en 40,71%, y la misma no se detuvo para las elecciones municipales de 1989 cuando llegó a ubicarse en 54,8%[5].

Los estudios para comprender esa conducta del elector venezolano, llevaron a identificar que 48,7% de los electores que se abstuvieron lo hicieron por razones políticas, fundamentada principalmente por la desconfianza hacia los partidos políticos; un 16,7% simplemente afirmó no tener interés en política y en actos electorales y 34,5% argumentó una razón involuntaria. Este y otros datos más advertían una clara ruptura en la confianza de los venezolanos en el sistema de partidos que hasta ahora venía desarrollándose en el país.

Han pasado 30 años de aquél documento que la COPRE entregó al Presidente Jaime Lusinchi, y la realidad que tenemos es dramática, pues somos testigos directos del intento del régimen por acabar definitivamente con el deteriorado sistema de partidos políticos en Venezuela a través del proceso de legalización que han impulsado el CNE y el Tribunal Supremo de Justicia, pues no hay duda que el mismo amenaza la propia existencia de esos actores que hace 30 años eran reconocidos por la COPRE como la fuerza central en la instauración, preservación y desarrollo del sistema democrático.

[1] COPRE. Propuesta para reforma políticas inmediatas. En: Reformas para el Cambio. Las transformaciones que la democracia reclama. Capítulo II. Caracas, 1993. P. 35

[2] Idem. Pacto para la Reforma. P 265-268

[3] COPRE. Pacto para la Reforma. Un programa de acción a corto y mediano plazo. Diciembre 1990.

[4] Joaquín Marta Sosa. Para la reconversión de los partidos y la posibilidad de nuevos movimientos. En: Reformas para el Cambio. Las transformaciones que la democracia reclama. Capítulo X. COPRE. Caracas, 1993. Pp. 283-315

[5] Datanalysis. La abstención electoral en 1989. En: Reformas para el Cambio. Las transformaciones

que la democracia reclama. Capítulo V. COPRE. Caracas, 1993. Pp. 182.

Artículo escrito para Politika Ucab , 3 de marzo de 2017

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