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Opinión

Cardenal Baltazar Porras Cardozo

El sugerente título está tomado de un artículo del teólogo español Olegario González de Cardedal, quien a su vez lo toma de “un humilde, verdadero poeta y novelista” llamado Alfonso Albalá quien reflexionó sobre el fantasma de la guerra que causó divisiones y que décadas más tarde seguía rondando sobre la mente de los españoles. Estimo que nos viene bien a todos los venezolanos en esta hora menguada de la convivencia social vernos en el espejo de situaciones similares. Me tomo la libertad de transcribir algunos párrafos y glosar en referencia a nuestra realidad local.

“Si las mociones de censura fueran reales exámenes de conciencia serían un eficaz instrumento para dirigir la mirada a los fondos subterráneos de nuestra conciencia social, moral y política, para enfrentarnos con los impulsos profundos de los que nacen y se alimentan nuestras acciones en el día a día, y de los que raras veces somos conscientes”. Preguntémonos qué valores y qué temores están detrás de la conciencia moral de quienes nos dirigen.

“Las grandes preocupaciones que movían y conmovían las conciencias eran la paz, la convivencia, la reconciliación y la concordia”. Son los mismos conceptos vacíos de contenido que se nos vende, una sesgada constituyente que pretende cerrarle el paso a todo pensamiento y acción distinto al de quienes la proponen como salida de la crisis. Se necesita curar las heridas profundas que deja el uso indebido y abusivo del poder y de las armas que dejan heridas abiertas en el alma de los venezolanos. Hay que “saltar sobre ellas al futuro: un futuro común, en un estado social y democrático de derecho”.

“El pasado puede ser siempre alma para el presente pero nunca puede ser arma con la que se quiera resolver problemas contemporáneos que son reales pero cuya solución debe nacer de una actitud de justicia a la vez que de contrición y perdón”. “Pero si se me preguntara cual es el signo más grave que veo yo en nuestra convivencia social, diría que es la aparición del odio en palabras y acciones. Odio a personas, a grupos y a las instituciones que los representan”. “Se intenta recomenzar la historia como Adán en el paraíso, para dar por supuesto que es necesario un cambio total, proponiendo no una reforma de pequeñas cosas sino una revolución, que traería el bienestar, la justicia, la felicidad… quienes lo ejercen lo que pretenden es la voluntad de eliminación del otro”.

“No todo es política ni la política lo es todo; hay muchas cosas sagradas, intocables e irrenunciables antes y después de ella. Las tres palabras paz, piedad, perdón, deben presidir el comienzo de todas las acciones y no solo ser recitadas al final ante los desmanes consumados”. Poner en remojo nuestras barbas cuando hemos visto las del vecino arde, nos debe devolver la cordura que nos falta ante la culpable irresponsabilidad de ciertas locuras. Es el camino que tiene que alimentar nuestra esperanza de que los días del odio no construyen los días de la paz.

bepocar@gmail.com

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Jose Luis Cordeiro

De acuerdo a la visión del “padre” de la Economía, Adam Smith, hay Estados “propios” y Estados “impropios”, según quien sea el dueño de los recursos de un país. En los países que tienen un Estado “propio” la riqueza (petrolera, o de cualquier otra forma) pertenece directamente a la población que luego paga impuestos. Los Estados “propios” sólo pueden ser ricos si sus ciudadanos también son ricos.

Trágicamente, Venezuela tiene un Estado “impropio” donde los recursos van directamente al gobierno. Es necesario reestructurar el Petro-Estado “impropio” y sincerar su relación con los ciudadanos. El problema es como el de un cáncer que hay que extirpar antes de que crezca más. Puede ser doloroso hacerlo, pero será aún más doloroso mientras pase más tiempo. El cáncer crece y con él la pobreza de la población sometida a un Estado “impropio”. ¡Hay que extirparlo y cuanto antes mejor!

Hay que devolver la prioridad a los ciudadanos en un Estado “propio”, a los estudiantes en las escuelas, a los pacientes en los hospitales. Un Estado “propio” debe ocuparse del verdadero bienestar de sus ciudadanos, quienes deber ser los dueños de los recursos nacionales.

Apoyo de los líderes
La desestatización y democratización del petróleo, mediante la entrega directa de acciones y dividendos del petróleo a todos los ciudadanos, es un proceso técnicamente viable, pero que necesita del apoyo de los líderes y, aún más importante, del convencimiento popular. Venezuela requiere una verdadera nacionalización del petróleo, es decir, que el petróleo ahora expropiado por el Estado pase directamente a los nacionales. Necesitamos una nacionalización que revierta la terrible experiencia de varias décadas de estatización bajo un Estado “impropio”: la llamada nacionalización “chucuta” descrita por Juan Pablo Pérez Alfonzo. Ha llegado el momento de una nueva Venezuela en la que podamos decir con conocimiento y sentir con orgullo que “el petróleo es nuestro” y no del Estado.

www.Cordeiro.org

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Editorial Washington Post

La crisis política y humanitaria de VENEZUELA, que desde hace tiempo ha sido desesperada y letal, esta semana se inclinó hacia lo surrealista.

El martes, un helicóptero sobrevoló la Corte Suprema y el Ministerio del Interior, lanzando granadas y disparos. Nicolás Maduro lo calificó como un intento de golpe de Estado respaldado por Estados Unidos. Pero nadie resultó herido en el incidente y cuando el piloto del helicóptero -que resultó ser un policía que ha actuado como comando de policía en una película- y que aún no ha sido detenido por las autoridades, los líderes de la oposición se preguntaban, si esa acción habría sido orquestada por el Sr. Maduro.

Si es así, no sería sorprendente. La pandilla corrupta alrededor del presidente, que heredó el movimiento populista de izquierdista fundado por Hugo Chávez, está recurriendo a tácticas cada vez más inverosímiles para combatir un movimiento de protesta de masas que cuenta con el apoyo de la gran mayoría de los venezolanos. Ha lanzado toneladas de gas lacrimógeno a las marchas y protestas diarias, y ha disparado miles de balas, tanto de goma como reales: Al menos 78 personas han muerto desde que comenzaron las protestas en abril. Cinco murieron el miércoles.

El régimen ha detenido a más de 3.200 personas, muchas de las cuales han sido golpeadas y torturadas, según informan grupos independientes de derechos humanos. Más de 300 se enfrentan a juicios sumarios ante tribunales militares y a condenas de décadas de prisión. Mientras tanto, el Sr. Maduro está presionando con un plan para que una asamblea constituyente reescriba la constitución aprobada bajo Chávez. Probablemente eliminaría la Asamblea Nacional controlada por la oposición y convertiría a Venezuela en un régimen inspirado en el modelo de Cuba.

Cuando la propia Fiscal General del gobierno protestó contra la manifiesta ilegalidad de la reescritura constitucional y la represión brutal de las manifestaciones, el régimen le prohibió viajar y se dispuso a despojarla de sus poderes. Mientras tanto, el señor Maduro pronunció un discurso en el que prometió “ir a combatir” para defender al régimen. “Lo que no se pudo hacer con los votos, lo haríamos con las armas”, dijo.

Se podría pensar que el fantasma de la guerra civil en un importante país productor de petróleo de más de 30 millones de personas finalmente llamaría a sus vecinos democráticos a la acción. Pero América Latina permanece en gran medida paralizada ante el caos de Venezuela. La semana pasada, un grupo de países liderados por México trató de aprobar una resolución en la Organización de Estados Americanos pidiendo el establecimiento de un grupo de contacto de naciones para negociar una solución pacífica, incluyendo elecciones libres y la liberación de prisioneros políticos. Fracasó, gracias a la oposición de un puñado de clientes venezolanos, incluyendo una pequeñas naciones caribeñas sobornadas por Caracas con petróleo a descuento.

No ayudó a que el Secretario de Estado Rex Tillerson estuviese ausente de la reunión de la OEA, prefiriendo centrarse en el boicot de Qatar por parte de otros estados árabes. Si bien la administración Trump ha actuado esporádicamente sobre Venezuela, imponiendo sanciones a algunas figuras del régimen y emitiendo declaraciones, parece que no tiene estrategia para abordar la crisis más importante en el hemisferio desde las guerras centroamericanas de los años ochenta.

Estados Unidos no puede rescatar a Venezuela, pero hay cosas que puede hacer para presionar al régimen: más sanciones contra individuos y entidades involucradas en la represión; la difusión de información sobre la participación de líderes del régimen en el tráfico de drogas y otros tipos de corrupción; presionar a los estados del Caribe y a Cuba. Paralizarse, mientras que el Sr. Maduro anuncia de manera inflamable “combates” no debería ser una opción.

Por el equipo editorial del Washington Post | Traducción libre del inglés por lapatilla.com

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Con voz propia

“Este 2017 es el año en que Venezuela perdió el miedo, que ya no teme a la represión de este fanfarrón que sirve a una dictadura militar”, expresó Pompeyo Ezequiel Márquez Millán (PM), a poco de su despedida física, a su colega periodista y activista político diputado Richard Blanco.

Registró su natalicio en Ciudad Bolívar, el 28 de abril de 1922, aunque también se le asigna en Soledad, limítrofe con Anzoátegui. Reconoce ascendencia falconiana: Su padre Octavio Márquez Fuenmayor, “general chopo e’piedra”, pero muy ilustrado, perteneció a una familia acomodada de Cumarebo (Falcón)” y la madre Luz María Millán, era de Coro, “hija de un libanés muy ilustrado”: Elías Miguel Eljuri, quien hizo familia en Churuguara. Fue el mayor de 4 hermanos.

La lucha por su patria la comenzó a los 14 años, cuando ingresó a la Federación de Estudiantes de Venezuela y participó, por primera vez, en un acto político – marcha contra gobierno de transición a la democracia del general Eleazar López Contreras, el 14 de febrero 1936.

“Se requiere una lucha permanente”, fue su último artículo publicado seis días antes de su muerte física, en el cual se observa plena lucidez en el análisis de la tragedia que sin lugar a ninguna duda debió sentir.

“Venezuela está sometida a un régimen sin ley, sin Constitución, sin instituciones” reseña entre los más resaltantes dramas, “la ausencia de justicia que nos deja en total estado de indefensión (…) la acción que intenta la Fiscal General por desincorporar a los 33 magistrados espurios del TSJ”.

Concluye su análisis con la afirmación: “se trata de salvar a Venezuela, abrir los caminos a la democracia, la libertad y una calidad de vida decente, que detenga la muerte de nuestros jóvenes y libere a los miles de detenidos; detenga la violación de los derechos civiles que inducen a la lucha unida con una plataforma mínima que satisfaga lo más elemental de la crisis humanitaria”.

Loable el acuerdo de duelo de la Asamblea Nacional, el Parlamento en el cual PM estuvo de senador de 1959 a 1964 y de 1973 a 1988, donde ejerció diez años la presidencia de la Comisión de Finanzas y cinco de vicepresidente de la Cámara.

“Deja el inmenso legado de su amor por Venezuela, su lucha por la justicia social y su compromiso con la democracia. Aunque su anhelo más preciado ante su partida era ver a Venezuela en democracia por la que tanto luchó, nos deja el compromiso de la lucha por alcanzar la libertad en nuestro país” –expresa la decisión.

Personalmente me siento honrado de haber sido su asistente cuando al dejar el Parlamento se instaló en la vetusta edificación ubicada al frente de dicho Congreso Nacional. Y más que todo por su generosa amistad y consideración.

Esta nota que suscribo da testimonio del sentimiento solidario a quien fui a darle el adiós en su velatorio.

La consabida frase descanse en paz (del latín: Requiescat in pace) nos lleva a invocar la ponencia “El gobierno de paz democrática, una política revolucionaria”, que escribió en la prisión del Cuartel San Carlos, que circuló en agosto de 1965.

Despedimos al “mítico Santos Yorme”, como le bautizó su también colega periodista y “amigo de siempre” Jesús Sanoja Hernández. Santos lo hizo en evocación del Luzardo, personaje de la emblemática novela Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos y Yorme, las siglas de su nombre de pila. Su ex camarada y paisano guayanés le inventó sus apodos, entre ellos: Carlos Valencia, Octavio Malpica, Ezequiel Millán, Luis Adolfo Rísquez Mora, Edgar González, Daniel Chirinos, Octavio Rojas, Oscar”.

Al MARGEN: Sube cruel militarismo. Jefe Guardia Nacional, vinculado a asesinato de estudiantes en barrio Kennedy y torturas, denuncia la defensora de derechos humanos Rocío San Miguel.

jordanalberto18@yahoo.com.

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Jorge I. Rodríguez Manzano

.Los momentos históricos son inequívocos, los acontecimientos sucesivos y desencadenantes conducen al desenlace final. El escenario y los actores determinan las acciones que cambian el rumbo del momento y comienza a escribirse una nueva historia.

La Venezuela de hoy presenta un rostro mallugado y desfigurado, sangrante y purulento, doloroso y sensible ante tanta barbarie e ignominia, ante tanta crueldad e insensatez de quienes tienen la responsabilidad de cuidar la cara de la república.

Es el momento de ejercer con dignidad la ciudadanía, de comportarse como republicanos y defender la soberanía, la constitucionalidad, la democracia y la justicia. Los necios se empeñan en aplastar a la mayoría, usurpan y maniobran la ley con descaro, usan las instituciones de justicia, a abogados y expertos tarifados que se aferran a una letra para tratar de borrar los derechos democráticos de los venezolanos. Otros supeditan sus acciones a intereses subalternos y particulares, olvidando al común de la gente.. Hurgo en la historia y traigo a la memoria el pensamiento del fenecido personaje Alirio Ugarte Pelayo:

La República no puede ser un botín de un partido, la democracia no puede ser el empeño unilateral de un grupo, la constitucionalidad no puede ser producto del aplastamiento de unos venezolanos por otros, la libertad no puede ser un monologo de un sector por amplio que circunstancialmente aparezca, solamente la unidad en el derecho de todos los factores de la Nación permitirá el nacimiento y desarrollo de una legalidad indiscutida e indiscutible por cuya vigencia puedan jugarse la vida los venezolanos de todas las tendencias“.

El puñado de personeros del régimen, quienes han perdido toda clase de autoridad y legitimidad, por la mala praxis gubernamental, en sus últimos suspiros para mantenerse en el poder a costa de lo que sea, han sacado de la manga de la camisa .en complicidad criminal con el CNE, la convocatoria a una ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE, llevándose en los cachos todos los principios y derechos democráticos que rigen la materia, en una especie de carmonazo de Maduro que le da un golpe de estado y barre el estado de derecho. Osadamente convocan una írrita e impopular Constituyente sin consultar al pueblo, se secan el sudor de la frente con la Constitución, se saltan de un plumazo los derechos del pueblo consagrados en los artículos 70 y 71 sobre el referéndum , la consulta popular y el derecho del pueblo a ser consultado sobre materias de especial interés, pisotean el artículo 5 que reza que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, de igual manera obvian el artículo 19 sobre el principio de progresividad de los derechos humanos y con premeditación y alevosía rematan la violación constitucional con la interpretación fraudulenta, sesgada y parcial de los artículos 347 y 348, confunden maliciosamente iniciativa de convocatoria con poder de convocatoria, le roban al pueblo el derecho a la consulta, la soberanía y le usurpan el poder de convocatoria, toda estas arbitrariedades con la bendición y el aval del TSJ. Lo que configura este cuadro dantesco de golpe de estado, de ruptura del hilo constitucional y de atentado al sistema republicano.

Al muerto se le ve la sutura, una constituyente partidista, roja rojita. Los candidatos impuestos a dedo, primero internamente, burlándose de las bases del PSUV y luego tratan de imponérselos al país con unas bases comiciales fraudulentas que le permiten amarrar la mayoría sin tener los votos y con casi el 90% de la población en contra. Una Constituyente que la rechaza internamente hasta el chavismo democrático del partido de gobierno, pero sostenida por el aparato comunicacional y propagandístico del madurismo con el apoyo de las bayonetas y el presupuesto nacional.

¿Qué nos queda? Solo aferrarnos a los valores y principios democráticos, asirnos a la defensa de la dignidad nacional y a la lucha por nuestros derechos elementales más naturales e instintivos de preservar la vida, la libertad y por la supremacía de nuestros derechos humanos, nos queda defender la democracia con instrumentos constitucionales como los artículo 78, 333 y el 350, nos toca organizar la resistencia pacíficamente, nos toca construir la unidad del país desde los barrios, desde las catacumbas, estamos obligados a usar el consenso nacional construido en base a la constitución vigente y darle una salida democrática al caos imperante, es preciso respaldar con firmeza y coraje a instituciones como la Asamblea Nacional y la Fiscalía General de la Republica que defienden la constitucionalidad.

Hemos llegado a un punto en que no cabe más traición a la voluntad popular, este intento de constituyente fraudulenta marca un hito histórico, que está pronto a convertirse en un desencadenante histórico imprevisible, pero que va hacer reaccionar a la Venezuela democrática, al 90 % del país, que seguramente va defender la libertad y la democracia a costa de lo que sea.

Mi voz es para llamar con angustia a la sensatez y a la reflexión de los factores del chavismo democrático, es el momento de las decisiones trascendentes, de tomar partido por la libertad y la democracia. legitimar esta bomba de tiempo mal llamada constituyente, es coadyuvar en la transformación del actual régimen madurista en una dictadura continuista, represiva, militar- cívica, que no tiene nada que envidiarle a la dictadura militar-policiaca al peor estilo de Pérez Giménez y de otras de igual calaña que se dieron en el cono sur de nuestra América, No podemos olvidar que hay miles de presos políticos y ya van 80 muertos, sin contar los que mueren día a día en manos del hampa, o los que mueren por hambre y desnutrición, y más grave aun los que mueren poco a poco, gradualmente por la tortura china del hambre, gota a gota , rebajando diariamente, kilo a kilo, o por falta de medicamentos, eso es evidente, público y notorio en todos los barrios populares del país, cuna del chavismo.

En esta hora menguada de la Republica alzo mi voz a la conciencia de miles y miles de compatriotas que se resisten a ser un rebaño de ovejas que siguen a un caudillo y sus adláteres que los conduce inexorablemente a un despeñadero. Es la hora de la patria de verdad, de la república, de los sueños de libertad, de las grandes decisiones, es el momento del desmarque, de colocarse del lado de la consciencia nacional, de la razón, de la verdad y de la justicia, es el momento de rechazar y combatir esta caricatura mal dibujada de constituyente que busca el sometimiento de la mayoría y constitucionalizar la dictadura y su barbarie.

No es momento de cálculos personales ni partidistas, es tiempo de unidad nacional, de organizar y activar el poder constituyente originario que reside en el corazón del pueblo, organizar millones de asambleas populares simultaneas en el país, declararse en sesión permanente, coordinar las acciones y mover la fibra del sujeto popular, enfrentar la farsa desde el pueblo, los diputados, los académicos los educadores, los dirigentes sindicales, las amas de casa, los líderes sociales ,todos los sectores deben convertirse en promotores y monitores del ejercicio verdadero del poder popular soberano y enfrentar los intentos dictatoriales, es ahora o nunca, demostremos de qué lado de la historia está el pueblo, hagamos nuestra la consigna “ ¡ solo el pueblo salva al pueblo¡ “ ,las condiciones objetivas para el cambio y el progresismo están dadas, impulsemos las condiciones subjetivas desde lo más profundo del pueblo, estructuremos con acción, con dialogo y sinergia una visión compartida del país que soñamos todos los venezolanos.

Jorge Rodríguez.

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Ser periodista hoy en Venezuela es una profesión de alto riesgo.

En primer lugar porque la vida del comunicador se ve amenazada por las bombas lacrimógenas, los perdigones, las balas, los golpes, el robo de equipos, además de las bombas molotov.

Pero no solo existe la amenaza física contra su vida, existe la amenaza contra su ética. Por un lado un gobierno autoritario que trata de censurar la información para que el pueblo no se entere de la corrupción, de la violación a los Derecho Humanos, de la represión, sino también de las amenazas por parte de grupos radicales que piensan que la verdad, si no se ajusta a sus fines es traición.

El periodista puede tener su opinión y expresarla libremente, pero no puede mentir ni ocultar información, esa es la esencia de su ética.

Se debe a la verdad y la ciudadanía, no puede ajustar su “verdad” a las necesidades del gobierno, ni tampoco ceder a las presiones del miedo o la ira de la oposición, su jefe es el ciudadano que necesita y tiene derecho a ser informado de la verdad.

Por eso existe el peligro físico de perder la vida, pero también existe el peligro espiritual de perder su ética. Los periodistas hoy en Venezuela deben resistir ambos peligros, con valor, dignidad y sobre todo ética.

Feliz Día, colegas, que la providencia nos cubra con su manto y adelante por la verdad y por Venezuela.

Martes 27 de junio de 2017

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Sin duda envidio a algunos columnistas, participantes de las redes sociales y ciudadanos en general que emiten opiniones radicales y contundentes, o juicios de valor determinantes, que en síntesis, aspiran resolver esta crisis con alguna simple acción.

Los temas abordados en las redes sociales tienen una vertiginosa dinámica y hemos pasado de las críticas feroces a los partidos de la MUD por no ser idénticos, olvidando que la MUD existe precisamente para agrupar diferencias en el contexto de un juego democrático a otros sobresaltos gracias a la velocidad con que viaja la información. Vuelan opiniones sobre cómo se debe canalizar la protesta pública, aplicar el 350 u oponerse a la constituyente.

He leído una avalancha de críticas a la Asamblea Nacional por no actuar como su predecesora y de un plumazo deshacer las ilegítimas designaciones de jueces del TSJ. Olvidan que esa Asamblea, electa por el pueblo, está obligada a cumplir leyes y pautas, cosa que obliga a ciertos lapsos y procedimientos para las designaciones que le corresponden, sean del TSJ, el CNE y los restantes poderes públicos.

Entre una cosa y la otra, críticas, a veces feroces, sobre lo que declara tal o cual diputado, gobernador o alcalde de la oposición. Bien, bajo un sistema democrático, debe existir un espacio para la crítica y los líderes deben aceptarlo, pero vale también la crítica de la crítica y a veces desearía que se pensara más con la cabeza que con el estómago. Bien sé que es imposible ponerse en los zapatos de otro, por mucho que se utilice la frase, pero un poco de sosiego y meditación no sobran. No queremos más caudillos con sus retintines e ideas fijas o milagreras, esas que llaman contundentes, palabreja que con frecuencia me desagrada por atentar contra la inteligencia del lector.

Luego aparece, para mí de modo inesperado, la titular de la Fiscalía retando, criticando y hasta actuando de modo distinto. Sin duda se distancia del Ejecutivo y del PSUV que de inmediato la acusan de cuanto desaguisado existe. Doña Luisa genera varias divisiones, obviamente la primera es entre los seguidores del gobierno y no digo chavistas porque no todos lo son, pero en la práctica aparecen varias figuras, con grados distintos de liderazgo que se autodenominan “críticos”, “auténticos” o propulsores de una “tercera vía”. Están en su derecho de hacerlo. Entre los opositores también hay una división nítidamente descrita por Fernando Mires en un reciente artículo. Unos quieren primero un arrepentimiento público, otros un perdón condicional y hasta los que la quieren recibir con los brazos abiertos. Pero olvidan que ella no está pidiendo que la registren en la MUD como un nuevo partido y que, bajo las actuales circunstancias lo que cabe es muy simple, se suele llamar alianza y es una práctica política común entre gente que piensa distinto.

Subyacente a estas explosiones - que incluyen juicios sobre lo que hizo o dejó de hacer Julio Borges ante la primitiva agresión de un émulo de Carujo, probablemente intoxicado con las palabras de Maduro cuando señaló que lo que no consiga con los votos lo hará con las balas -está el tema del diálogo, acuerdos, conversaciones o como quieran llamar al necesario intercambio de ideas entre la minoría que desgobierna (militares y civiles) y la mayoría que se opone.

De nuevo, no es un tema emocional o moral, es una necesidad política. La historia está llena de alianzas y de acuerdos, algunos para evitar una guerra, otros para concluirlas y no faltan, son casi cotidianas en Europa, aquellos destinados a fortalecer la gobernabilidad y la armonía entre los ciudadanos. En nuestro caso una alternativa es la propuesta por el Padre Ugalde y otras voces calificadas: un gobierno de transición. Me parece bastante más inteligente que una guerra civil.

¿Cuantas cumbres no se realizaron durante la Guerra Fría? Muchas y con frecuencia se iniciaban con la mano abierta y no con el puño cerrado. Nadie en su sano juicio espera que los participantes sean genuflexos o arrepentidos, pero sí que tengan una agenda que probablemente no va a satisfacer a todos, pero que puede colocarnos de nuevo fuera de la lista de los países fallidos donde, sin duda, estaremos fatalmente sumergidos con una dictadura consagrada por una constituyente que adversa el 90% de los venezolanos.

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