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Opinión

Acabo de leer una columna escrita por el Ingeniero Agrónomo Werner Gutiérrez Ferrer, incansable como siempre, denunciando las intenciones del militar Wilmar Castro Soteldo de entregar a empresarios colombianos 100.000 hectáreas de nuestro territorio, que fueron expoliadas a nuestros agricultores en los estados Guárico y Anzoátegui, para que siembren maíz, arroz, sorgo y soya. Posiblemente este funcionario, dominado por su incompetencia y su manifiesta estupidez, cree que en Venezuela necesitamos la creación de colonias agrícolas como las que se establecieron en el país durante la primera mitad del siglo pasado, y que han sido tan celebradas por venezolanos de varias generaciones debido a los grandes aportes que ellas significaron para el avance de nuestra agricultura, mayoritariamente rudimentaria en aquella época.

Estamos en el siglo XXI y gran parte de nuestros agricultores y profesionales del agro hemos tenido la oportunidad de viajar, estudiar, conocer suficientes adelantos tecnológicos, y de trabajar y modernizar nuestra agricultura a pesar de la crisis nacional de estos años. No voy a ser despectivo diciendo que los colegas colombianos no tienen nada que enseñarnos, así como creo que ellos tampoco lo harían con nosotros, pero gracias a los actuales desarrollos en comunicación, estamos en constante intercambio de ideas y conocimientos no solo con el sector del agro colombiano, si no prácticamente con los de cualquier parte del mundo.

Hasta hace poco tiempo, porque actualmente y afortunadamente eso ha experimentado un profundo cambio, muchos venezolanos no se mostraban conformes con sus costumbres y tradiciones y eran fácil presa de penetraciones extranjeras. Por ejemplo, en agricultura tenemos casos como el de “mínima labranza” que fue como originalmente conocimos la técnica de sembrar sin realizar labranza de los campos, y por influencia de Brasil, donde identificaban esa práctica como “plantio direito”, ahora nosotros la denominamos “siembra directa”. Otro caso es el de la “lechosa”, nombre tradicional venezolano de tan suculenta fruta, que ahora denominamos “papaya” como en el resto del mundo de habla hispana. O como el caso de los “invernaderos”, que ahora denominamos “casas de cultivo” por la influencia cubana de los años recientes.

Algo parecido a esos ejemplos, a menos que detrás de eso exista algún otro tipo de negociado, ocurre con esta intención del militar Castro Soteldo, con la cual expone su ignorancia, ya que si alguien sabe cómo hacer agricultura hoy en día en Venezuela son nuestros agricultores y profesionales del agro. Es inaceptable que se pretenda importar y apoyar agricultores y técnicos extranjeros, cuando tenemos el conocimiento suficiente y nuestros conciudadanos están ociosos en sus unidades de producción porque no disponen de los insumos básicos para llevar adelante sus cultivos, porque están de manos atadas en su deseo de contribuir con la producción de alimentos, en momentos cuando el hambre está invadiendo los hogares venezolanos ya que el gobierno es incapaz de apoyarlos como ahora pretende hacerlo con extraños.

Al régimen no le ha bastado con degradar nuestra soberanía territorial en el Esequibo; en la frontera colombiana donde los guerrilleros de ese país secuestran, cobran vacuna y literalmente han invadido nuestro país con el consentimiento oficial; con herir nuestro orgullo al favorecer a funcionarios cubanos para que ejerzan una medicina mediocre, para que controlen todo lo correspondiente a registros, notarias e identificación que es algo tan delicado; y más grave aún, con permitir que militares cubanos formen parte de nuestro otrora glorioso ejército y tengan la oportunidad de tomar decisiones trascendentales para nuestro porvenir; si no que ahora también quieren ofender a nuestros productores agrícolas y profesionales del agro, y continuar erosionando nuestro territorio con esta nueva intención de entregar parte de nuestros recursos naturales. Esto es lo que nos faltaba y tenemos que evitar que se cumpla.

Mayo 2017

pedroraulsolorzano@yahoo.com

www.pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com

 2 min


Jesús Elorza G.

Taciturno, melancólico y triste deambulaba el Difunto Eterno por los pasillos del infierno. Los que allí lo acompañaban no dejaban de preguntarse ¿Qué le pasa al camarada? ….lo vemos muy desmejorado. Le falta un brazo, sus pies desaparecieron y presenta golpes y hematomas por todas partes… ¿Qué pasaría?

Frente a ese panorama de incertidumbre, a Hugo no le quedo más alternativa que explicarles a sus camaradas infernales lo que estaba sucediendo con su imagen.

-Resulta ser, comenzó diciendo con trémula voz, que un grupo de zulianos trimarditos en Villa Rosario Machiques, tumbaron una de mis estatuas y la destrozaron a golpes. Y en mi caso particular, siento en carne, mejor dicho en espíritu, propio lo allí acontecido. Al final, me dejaron desmembrado y golpeado. Me arrastraron por todo el vecindario y me lanzaron cualquier cantidad de improperios. Yo que tanto amé a mi pueblo y así me pagan, dijo sin poder contener sus lágrimas de cocodrilo.

-Bienvenido al club, fue la respuesta de Lenin, Stalin, Sadam y “Chapita” Trujillo quienes se encontraban, en una paila jacuzzi, jugando una partidita de dominó. Quédate tranquilo, eso es lo que normalmente ocurre, luego que “gobernantes” como nosotros dejan el poder.

Mao Tse Tung, que estaba por los alrededores, se sumó a la tertulia, para decirle a todos que : Míncuì zhǔyì zhě hé xiàng wǎngcháng yīyàng biāojì wèi “ǎirén nízú” shāndòng zhě...... Jiǎshè nǐ guā yà wò hé xiǎngshòu nín de pài lā.

-Traducción por favor, reclamaron los presentes.

-A los populistas y demagogos como tú siempre los he catalogado como "Enanos con pies de barro"...asume tú guayabo y disfruta de tu paila….le dijo Mao en perfecto español. Aprende de mí, no me han tumbado ni siquiera un cuadro.

- Fidel que contemplaba todo aquello, después de acomodarse la plancha, balbuceo unas palabras. Je, je, a mí no me pasó esa vaina, porque deje un decreto prohibiendo el culto a la personalidad manifestado en estatuas, pero me afinqué en que me idolatraran durante todo el proceso educativo. Ahora, después de muerto, la consigna de los Pioneros es “Queremos ser como Fidel”….aprovecho de decirles esto, porque se que el Che está reunido en la Quinta Paila con Idi Amin Dada y Gaddafi.

- Sadam Husein, medio arrecho por los comentarios de sus tiranos compinches, solo se limitó a decirle al Difunto Eterno, que lo peor estaba por venir. Hasta ahora te han tumbado solo pequeñas estatuas….lo más arrecho para ti y tus enchufaos, está por venir. Huguito, le dijo burlonamente, aprieta ese culito cuando te tumben la estatua que ubicada en Porlamar estado Nueva Esparta….la euforia va a ser nacional y ten la seguridad que en los medios de comunicación nacionales e internacionales la van a comparar con mi esfinge derribada en Irak…….nuevamente te digo “Bienvenido al club”

-Tirano que se aprecie, se hace respetar, dijo Stalin después de tomarse media botella de Vodka de un solo tirón. Quien coño, te va a respetar a ti Difunto Eterno, si primero te le apareces a tu heredero en forma de pajarito y ahora Nicolás sale en los medios hablando con las vacas……coño, por lo menos que diga que tú reencarnaste en un toro Miura, pero nunca en una vaca mariposa…..ay papá, que mal te veo Difunto Eterno.

-Tratando de apaciguar los ánimos y las críticas, Lucifer le dio paso al grupo musical “Desorden Público” quienes de inmediato supieron interpretar el sentimiento de los allí presentes y comenzaron a corear uno de sus grandes éxitos musicales: Allá cayó / allá cayó / allá cayó.

 2 min


José Rosario Delgado

El militar forajido que irrumpió en 1992 y generó y alimentó toda esta desgraciada vorágine se presentó con las armas de la república a dar al traste con el Estado de Derecho que existió en Venezuela dentro del consensuado y perfectible acuerdo democrático denominado Pacto de Punto Fijo, logrado entre los más estudiados y estudiosos líderes del país rural de los años ’50, cuando Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, orden alfabético, curtidos de luchas intelectuales, estudiantiles y laborales, sostuvieron que sólo la unión de las fuerzas democráticas podría acelerar la caída de la dictadura perezjimenista y darle a la tierra de Bolívar la anhelada y bregada libertad.

Ese facineroso uniformado desde un principio pretendió hacer de las armas su instrumento de conspiración en la búsqueda del poder por el poder mismo, el poder de la fuerza de las armas y no el poder de la fuerza de la razón, porque en esa cabeza sin fundamento nunca hubo razón; se alió con otro puñado de delincuentes armados y de canallas de la prensa y de la pluma para llegarles a los bandidos del dinero y fantasear una seudorrevolución que emocionó a casi todo un mundo que le entregó alma, corazón y vida.

Pero el malandro del camuflaje insistía en que su propuesta era de una revolución para devolverle al país la democracia y la libertad, y que todo eso sería mediante una asamblea nacional constituyente para reformar el Estado y cimentar a Venezuela sobre un árbol de tres raíces representadas en Simón Bolívar, Simón Rodríguez y (¡nada menos!) Ezequiel Zamora, cuyos pensamiento, formación y acción darían la base para un cambio profundo en el ordenamiento jurídico mediante una Constitución democrática, participativa y protagónica.

Pura paja, pura muela, pura bulla, pura coba y desde muy temprano mostró garras y dientes con un lenguaje incendiario y repitiendo a diestra y siniestra aquí, allá y acullá que su revolución era pacífica… Pero, ojo, pacífica y armada. “No se caigan a cuentos; mi revolución es pacífica, pero está armada…”, decía el malhechor de marras. Y aquí la tenemos, dictadura, tortura pura y dura no sólo por el hambre y la desnutrición que acaban a nuestro pueblo, sino con el atropello a los derechos humanos y el asesinato a mansalva de los jóvenes que, siempre, son quienes dan la cara por este país en todo tiempo y en todo momento.

Y dejó el tirano a su desangelado hijastro ilegítimo encargado de poner en práctica todas las tropelías que él no había podido adelantar y que ya han cansado hasta a los dirigentes enchufados y a los activistas tarifados en sus mítines nariceados y aguados que incluso los camarógrafos no hallan cómo hacer para dar la sensación de que el pueblo está feliz y contento, que ríe y se alegran ante cada arenga del farsante a la gente.

A la gente subyugada que lo dio todo por la revolución se le arrugó el alma, se quedó sin corazón y ahora está entregando su vida en las calles de Venezuela como manera única de salir de la horrible pesadilla que nos agobia y nos oprime por la acción de los esbirros del régimen que empuñan las armas y empeñan sus almas tratando en vano de sostenerse porque, sabido es, que fusiles y bayonetas sirven para todo menos para sentarse sobre ellas.

Los que tomaron las armas y dijeron adiós a sus almas, los desalmados, no saben cuán cerca están de su final, del trágico final que les espera y al cual arrastrarán, por desgracia, a su familia, a sus amigos y a sus vecinos que creían de ellos otra cosa distinta a lo que estamos viendo. La justicia tarda pero llega. Y sin duda aquí llegará, y muy pronto, Dios mediante…

 3 min


En estos años de sedicente revolución que nos ha conducido a la más grave de todas las crisis de nuestro sufrido país, ha sido reiterativo el recurso o el anuncio de misiones, operativos, planes y motores con sus consiguientes decretos publicados en Gaceta Oficial, ofrecidos como la solución de los problemas sociales que aquejan a los venezolanos y que, por supuesto, lejos de resolverse, se han incrementado.

Ante el más justo reclamo del ciudadano común y la protesta de todas las fuerzas vivas del país, unidos en una sola voz, que ha reforzado y estimulado a la propia dirigencia política, por las carencias de alimentos, de medicinas, de seguridad y del más elemental respeto por la dignidad humana, el gobierno, a la par del incremento de la represión, ha recurrido a un nuevo engaño, auténtico fraude a la Constitución, convocando a una “constituyente popular”, de espaldas al propio pueblo, con el ofrecimiento de resolver la trágica realidad del presente, producto de la ineficiencia y del abuso de poder.

Debe quedar en claro, en primer lugar, que la convocatoria del presidente es inconstitucional. No tiene el jefe del Ejecutivo esa facultad, que corresponde al pueblo, “depositario del poder constituyente originario” según reza la Constitución, en su artículo 347, por lo cual, sin más, cabe afirmar que, sencillamente, con el decreto enviado al CNE, el presidente usurpó la voluntad popular, la secuestró, para colocarse una vez más sobre la carta magna, como se decía en los regímenes absolutistas, “sin ataduras o por encima de la ley”.

El decreto emitido, por tanto, con la pretendida convocatoria, es inconstitucional, nulo, ineficaz, verdadero exabrupto de una constituyente convocada sin la consulta al pueblo que, necesariamente, en la primera fase del proceso, debe expresar su decisión de “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”, como dispone el mismo artículo 347, antes citado. Solo el pueblo tiene en sus manos ese poder y debe expresarlo en un referendo, a los fines de que se materialice la convocatoria.

En todo caso, lo único que le atribuye la Constitución al presidente, en Consejo de Ministros, es la iniciativa para la convocatoria (Art. 348), al igual que también la tiene la Asamblea Nacional, mediante acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes; los concejos municipales en cabildo, mediante el voto de las dos terceras de los mismos; o el 15% de los electores inscritos en el registro civil y electoral.

Pero, además –lo que no es menos importante–, no solo se le pretende arrebatar al pueblo el derecho a la convocatoria constituyente, sino que se le engaña con el ofrecimiento de una nueva Constitución como remedio para todos los males que padecemos, producto precisamente, de la puesta en práctica y aplicación de las políticas, lineamientos y estrategias de un “modelo socialista” que se pretendería ahora “constitucionalizar” y que nos ha llevado no solo a la ruina material, sino a la mayor postración y debacle moral de la historia patria.

Venezuela, al borde del abismo, no requiere de una nueva Constitución ni de nuevas leyes y, en un momento de crisis sin precedente, no puede esperar por nuevas argucias y falsas promesas, siendo impostergable un cambio en la conducción del país, cuya tragedia es responsabilidad de hombres y no de leyes.

Sin duda, ante un problema político y no jurídico, de verdadera emergencia popular, se imponen medidas efectivas que implican una inequívoca rectificación en el rumbo impuesto al país, cuyo reclamo no puede resultar ahogado por una escalada represiva sin justificación alguna, inundando de dolor a la familia venezolana y que pone de manifiesto la exigencia inmediata de un cese a la violencia para emprender la reconstrucción de esta resquebrajada Venezuela.

08 de mayo de 2017

El Nacional

http://www.el-nacional.com/noticias/opinion/engano-constituyente_181061

 2 min


Acuso a los generales Padrino López, Néstor Reverol y Antonio Benavides Torres, ministro de la Defensa, ministro del Interior y Comandante General de la Guardia Nacional, respectivamente, de arengar a los guardias nacionales para que degüellen a quienes protestan en contra del totalitarismo. Así se desprende del video en el que en marcha de entrenamiento los guardias cantan ¨Quisiera tener un puñal de acero para degollar a un maldito guarimbero¨. ¡Qué degenerados!

Con este tipo de lavado de cerebro no es de extrañar que los guardias nacionales, con sus oficiales al frente, salgan a asesinar a ciudadanos, la mayoría de ellos jóvenes estudiantes que protestan porque el régimen los dejó sin futuro y sin democracia. Los comandantes de Destacamentos, demás oficiales, clases y guardias no pueden eludir su responsabilidad, ni escudarse en que acatan órdenes.

Estos generales, obedeciendo órdenes del presidente de facto, quieren degollar a quienes se oponen a una dictadura que solo ha ocasionado sufrimientos a la población. Maduro y sus palafreneros lo que han producido es miseria. Degollaron a la democracia. Degollaron a la Asamblea Nacional. Degollaron a la justicia. Degollaron al CNE. Degollaron a los derechos humanos. Degollaron el sistema de salud. Degollaron el sistema educativo. Degollaron la seguridad personal y la jurídica. Degollaron a la libertad de prensa. Degollaron a la agricultura. Degollaron a la industria. Degollaron al comercio. Degollaron nuestra moneda. Degollaron el abastecimiento de alimentos, medicinas y repuestos. Degollaron a Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Degollaron a las empresas del hierro, del acero y del aluminio. Degollaron al sistema eléctrico. Degollaron la infraestructura y están degollando a nuestros jóvenes.

Estos gorilas rojos son degolladores por naturaleza. Además, son tan cínicos que no les importa que el mundo presencie un video que debería avergonzar a cualquier ser humano y sin embargo siguen afirmando que esta es una ¨revolución de amor¨.

Este perturbador video no puede pasar desapercibido por quienes todavía apoyan al régimen y son magistrados del TSJ, rectoras del CNE, diputados, concejales, gobernadores de estado, directores de institutos autónomos y de empresas del Estado, así como embajadores. De no pronunciarse rechazando a los degolladores, necesariamente son corresponsables de los degollamientos. Aún es tiempo de que rechacen los atropellos, tal y como han hecho la Fiscal General Luisa Ortega, Nicmar Evans, Dudamel, los generales Rodríguez Torres, Cliver Alcalá y otros. El asesinato de 38 venezolanos, la mayoría de ellos jóvenes, y los 717 heridos tienen que mover la sensibilidad de todos.

Los oficiales del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea no pueden seguir avalando los abusos de la Guardia Nacional, de la Policía Nacional y de los paramilitares rojos. No se les solicita que se levanten en armas, sino que le exijan a Maduro, a Padrino, a Reverol y a Benavides que cese la represión y que acepten la formación de un gobierno de transición que conduzca a elecciones generales ¡Honor a los caídos en defensa de la democracia! ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 2 min


Una grave amenaza, quizás la más grave de todas las recientes, se cierne sobre Venezuela. Nicolás Maduro concurrió ayer (3/5/2017) al Consejo Nacional Electoral como convocante de una Asamblea Constituyente, previamente invocada mediante el Decreto 2.830 de fecha 1° de mayo (Gaceta Oficial N° 6.295 Extraordinario, de igual fecha).

Esta jugada política, que en criollo podríamos llamar «huida hacia adelante», tomó por sorpresa al mundo político y a una parte del académico que, aturdidos por el mazazo y ahogados por la lluvia de estrellas que les produjo, no percibieron, en primera instancia, que la convocatoria presidencial es contraria al texto constitucional y, por ende, nula de nulidad absoluta.

En la calle priva la idea de que este gobierno se está cayendo; que ni éste ni ningún otro es capaz de resistir indefinidamente el rechazo militante de un pueblo que le perdió el respeto y que está convencido de que la corrupción e ineptitud de los gobernantes son las causas de que seamos el país más arruinado de Latinoamérica, con pretensiones de serlo del mundo.

Maduro, cual boxeador grogui que se sienta en las cuerdas con la esperanza de propinar un golpe que gire el rumbo de la pelea que sabe perdida, decidió cambiarle el sentido al adjetivo «iniciativa» del artículo 348 de la Constitución por el del verbo «convocar» del artículo 347, ejusdem. Me explico:

El citado artículo 348 faculta al Presidente de la República, a la Asamblea Nacional, a los Concejos Municipales y al 15% del electorado, para proponer una Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Iniciativa, –según dice el Diccionario de la Lengua– es lo que da principio a algo o –también– el derecho de hacer una propuesta. Por simple interpretación gramatical, es incontrovertible que el Presidente de la República tiene la facultad de proponer ante el Consejo Nacional Electoral que realice los trámites necesarios para efectuar un referendo consultivo, para que el pueblo se pronuncie acerca de una convocatoria de tal naturaleza. Si en dicho referendo el pueblo se pronunciara afirmativamente, vendría la etapa de elección de los constituyentes mediante un proceso similar al de elección de los diputados para la Asamblea Nacional.

Pero hay otro asunto que es menester comentar: siendo el sufragio un derecho que se ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y secretas, según el artículo 63 constitucional, su pretendida sectorización (votos de consejos comunales o similares) colide frontalmente con esta norma, por lo que su invalidez sería absoluta. Resumiendo, este artículo 63 señala: un ciudadano, un voto.

Cuando en su artículo 347 la Constitución establece que el pueblo es el depositario del poder constituyente originario, de hecho está señalando que solamente el pueblo puede convocar la Asamblea Nacional Constituyente, lo cual hará mediante los mecanismos referendarios señalados en la Carta Magna. Resulta contrario a la más elemental lógica que el pueblo sea el depositario de la soberanía, pero que sean órganos del Estado (ninguno de los cuales es soberano) quienes la ejerzan.

En resumen:

- el Presidente puede proponer, pero no convocar, la Asamblea Nacional Constituyente;

- solamente el pueblo, en ejercicio de su soberanía, puede hacer tal convocatoria, para lo cual se requeriría un referendo consultivo;

- si la iniciativa, originada en cualquiera de sus cuatro posibles fuentes, resultara aprobada, mediante votación libre, universal, directa y secreta, el CNE procederá a convocar la elección de los constituyentitas;

- elegidos los diputados a la Constituyente, ésta se instalará y se constituirá como el más alto poder del Estado, según reza el artículo 349 de la Constitución, en su segundo párrafo: «Los poderes constituidos no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Constituyente.».

Por otra parte, es notorio que el Decreto 6.295 incurre en error al señalar que el artículo 347 confiere alguna atribución al Presidente de la República, como tampoco lo hace el artículo 70, citado en el mismo sentido. El Presidente de la República no es el pueblo y ni siquiera es su representante, salvo –claro está- que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia disponga lo contrario, en respuesta a los reclamos de algún dirigente «opositor».

turmero_2009@hotmail.com

@DulceMTostaR

http://www.dulcemariatosta.com

5 mayo de 2017

 3 min


Alirio Pérez Lo Presti

Hay una anécdota que con frecuencia se usa como explicación académica. En Francia, un grupo de fogosos revolucionarios ingenuos se presentó en la casa del Barón de Rothschild y le dijo: “-Venimos porque hemos implantado la igualdad económica y hay que repartir la riqueza”. Entonces Rothschild le dijo al grupo: “-Muy bien señores, ¿cuánto dinero tengo yo?”. “-Usted debe tener cincuenta millones de francos”, le dijeron. “-¿Y cuántos habitantes tiene Francia?”. “-Veinticinco millones de personas”, respondieron los revolucionarios. “-Entonces, como ustedes son seis, tomen dos francos por cabeza, que es lo que les corresponde a cada uno”, replicó el barón.

Es muy lamentable que esta manera de interpretar el fundamento de la riqueza de las naciones, tenga todavía resonancia en países como el nuestro: Mucho más lastimoso cuando escuchamos estas formas de pensar en gentes que ha recibido cierta formación de carácter educativo, pero se niega a aceptar la realidad.

Esa forma de asumir la relación entre los ciudadanos de nuestro país y las infinitas riquezas naturales que aquí se encuentran, tiene su punto más encumbrado en el momento en que aparece el petróleo. Desde allí se produjo una relación con el trabajo, que hasta el presente ha sido una tergiversación del sentido del mismo, en donde el regalo, la dádiva y el clientelismo se asumen como fórmulas naturales de convivencia entre nosotros, cuando en realidad son aberraciones sociales.

Esa relación con el trabajo ha tenido, para desventura de los venezolanos, un nicho en el cual se le ha dado un basamento de carácter ideológico; me refiero a quienes en nuestro continente, bajo la autodenominación de movimientos de izquierda o socialistas, manejan un discurso que busca reivindicar los derechos de los grupos sociales más pobres, que en América Latina representan la mayoría de sus habitantes. En la teoría es un discurso altisonante que se jacta de conectarse con las necesidades de los menos favorecidos, pero en la práctica es precisamente esa manera de pensar la que ha fomentado la pobreza de nuestros países.

Con la revolución cubana, el grueso de los intelectuales del continente se solidarizó con las luchas de un pueblo que buscaba derrotar al dictador Fulgencio Batista. El caso de Cuba es emblemático porque la simpatía inicial por ese proceso tuvo un carácter de encantamiento en los hombres de pensamiento de nuestra región. De ahí que el ideario marxista forma parte de la manera de entender el mundo de muchos de nuestros personajes de ideas y no hay posibilidades de que vean las cosas de otro modo. El problema de los procesos revolucionarios es que se basan en una manera de deliberar disociada de la realidad y lo que es peor, disgregada de los elementos más básicos en relación al manejo de la riqueza.

El intelectual de izquierda latinoamericano se sigue conduciendo como los revolucionarios ingenuos que se presentaron en la casa del Barón de Rothschild, y sin muchas elucubraciones apela a la lucha de clase, llegando muchos a tener una formación intelectual, que incluso es de tipo presocialista. No es casual que se invoque a ciertos héroes patrios como si fuesen hombres de pensamiento, cuando al explorar un poco sus ideas, no pasaron de ser lectores de panfletos de ideas europeas, en una Venezuela rural y desarraigada.

Esa manera de concebir el curso de las causas sociales, se encuentra completamente desapegada del ideal de progreso, llegando incluso, desde hace ya unas cuantas décadas, a despreciar palabras, porque no son compatibles con la nomenclatura del ideario de nuestra desventurada región, creando una mezcla de fórmulas, las cuales no pueden ser materializadas.

En muchos de nuestros vernáculos pensadores, muy por el contrario de lo que preconizan, se redunda en un eurocentrismo intelectual, en donde se mezclan marxismo, nacionalismo, racismo y xenofobia. Todo un contrasentido de carácter antihumanístico que no hace sino seguir generando atraso y confrontaciones estériles. La palabra “anti” se asoma como símbolo de lucha y los remedos mal hechos y las calcas de otras sociedades que no tienen que ver con nuestra realidad, se intentan imponer, a pesar de que fracasen una y otra vez en la realidad.

El perseverante discurso de la gran “izquierda” latinoamericana puede tener en muchos de sus representantes una intencionalidad sana, pero las consecuencias son profundamente enemigas del bienestar de las grandes mayorías desfavorecidas, siendo el caudillismo, el mesianismo y el populismo, las tres sombras que le acompañan.

El asunto no es repartir la riqueza, como si estuviera encerrada en un lugar, pues eso no tendría sentido ni valor; lo que hay que repartir, y es lo que muchos se niegan a aceptar, es la capacidad de producir, y para poder producir se debe trabajar. De manera honesta, no se puede trabajar menos y ganar más, pues la fórmula del éxito no puede ser jamás la exaltación del parasitismo social.

@perezlopresti

 3 min