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Carlos Raúl Hernández

Hasta la vista Frankenstein

Carlos Raúl Hernández

España pasea por un colapso económico-social, obra de la desopilante coalición PSOE-Podemos, y si volvieran a ganar, sería un naufragio crónico-recurrente como el argentino. Al Partido Popular tendrá enormes complejidades para sacarla del abismo, como a Giorgia Meloni, de flexibilidad, inteligencia y valor para lograrlo con el apoyo europeo. El consorcio ibérico Ferrovial se pira a los Países Bajos, donde la deuda pública está en baja, las variables económicas bajo control sin peligro de crack. Pero sicópatas totalitarios pretenden darle órdenes de quedarse a ver si quiebra, un triunfo “contra la burguesía. Luego de los brillantes gobiernos de Felipe González y Aznar, desde 2008 el despilfarro dispara la deuda pública, cuadruplicada hoy de 400 mil millones a 1 billón y medio de euros. Con Sánchez, España ingresa al club de los más endeudados del planeta y lo encabeza en la Unión Europea, con crecimiento económico 0. No se recupera de la pandemia, ni de los efectos de la guerra de Ucrania y puede llegar al punto de no pagar sueldos y pensiones, amenaza grave para la existencia del Euro y que no requiere solo ajustes, sino revertir estos cinco años desquiciados. Pero no hay razones para sorprenderse y hasta las palomas conocían la curva del neocomunismo- populismo, menos los tarúpidos que la trazaron. En 2008, Europa se modernizaba había dinero abundante para derrochar, pero a partir de la crisis financiera, en vez de de austeridad, España se endeuda para despilfarrar más. La quiebra de empresas destruía 10% de empleo privado, pero la irresponsabilidad oficial contrata 150.000 empleados públicos, pagados con impuestos, más deuda, sustracción recursos a la inversión en servicios, e inflación.

Más créditos para funcionar que hipotecan y empobrecen al país. En los días de esplendor, las acreencias eran moderadas, 35% del PIB, un cuarto de la actual (130%), y ante la amenaza a la existencia del euro, el Banco Central Europeo rescata España, Portugal, Italia y Grecia, “compra”-perdona la deuda en 2012. Como un amigo rico, asume la hipoteca, las vacaciones, el carro, el colegio y las tarjetas de crédito del derrochador. Luego Mariano Rajoy en 2015 la reduce relativamente con respecto al PIB, pero faltaba mucho, había que continuar los cambios y lo defenestran, luego de que libra a España de ser Grecia. Pedro Sánchez es presidente provisional desde junio de 2018 hasta enero de 2020, con Podemos en la calle, la bestia rugiente del populismo “indignado”. Luego de las elecciones de noviembre 2019, Sánchez pacta con el Diablo, entrega el alma por la investidura, 167 a 165 votos y se alía con todo bicho de uña y pezuña: anticapitalistas, antiespañoles, Podemos, PNV vasco, Esquerra Republicana, ecosocialistas, exterroristas y mete cocodrilos en la piscina. Alfredo Pérez Rubalcaba, dirigente histórico del PSOE, habló del “gobierno Frankenstein que pondría en jaque la integridad de España. Esa alianza de ultras realiza su desvencijada agenda, y los resultados son envilecimiento de la vida política y entropía social. Una perspectiva de eggs-head universitarios, sin sentido de la realidad, librescos, fanáticos, culturalmente primitivos, inventan problemas que no son, empeoran los que son y quienes no comparten sus alucinaciones son parásitos, ladrones, heteropatriarcales, tránsfobos, o cualquier otra ocurrencia imbécil.

Aumentan el salario mínimo en 50%, a 1080 euros, no por incrementar productividad y los dividendos, sino por populistas, con la consecuencia universal: si suben los costos de las empresas y bajan las ganancias, se reducen la inversión y la contratación. Antikapitalistas, su fin es la bancarrota de empresas y celebran que por primera vez en la historia española, se crean más empleos improductivos públicos, que en las empresas. A diferencia del resto de Europa, no se recupera del ingreso familiar en la post pandemia, pero si la tasa de inflación más alta de la UE. La ruina la pregonan los datos: 70% de los hogares, siete de cada 10, gasta más de lo que gana, no producen lo suficiente para vivir. De estos, casi la mitad consumen sus ahorros y se endeudan, clase media arruinada, rasgo propio del populismo. Para 2022, las familias redujeron su consumo básico en 25%. Y como en todo Frankenstein progre, la inflación reduce el salario e incrementa la riqueza de los dueños de activos, los ricos. Eso hasta la cubanización cuando los desequilibrios devalúen los activos y los ricos se empobrezcan, quedando “la casta”, la nomenclatura, que se beneficia porque el alza de precios aumenta la recaudación. La saña contra las familias se plasma en el impuesto sucesoral más alto del mundo, 81%. España es la última en Europa en creación de empleos y la primera en ruina de la clase media, aunque anda en redes una sopa de murciélago que pretende camufla la contratación burocrática como “empleo”, siendo un costo improductivo que paga la sociedad con impuestos e inflación.

El antikapitalismo quiebra a los trabajadores “autónomos” (emprendedores) y microempresarios. Los que producen 630 euros al mes pagan más de 40% de impuesto, para desnucarlos como pollos. En Francia, Alemania y Portugal estos pagan impuesto cero para estimular que la gente se gane la vida por su cuenta, con más razón si no hay puestos de trabajo. Un elevado componente de gasto fiscal en Europa son las pensiones de retiro, por las dinámicas demográficas de la sociedad moderna: envejecimiento, déficit de natalidad y bloqueo ideológico para enfrentarlos. La edad más frecuente en la población española es 43 años) en el ten top de las más altas “modas” etarias de los desarrollados. Además, 20% de la población es mayor de 65 años, hay 125 personas mayores de 65 años por cada 100 menores de 16. Pero la fresa de la torta: mientras el salario mínimo es de 1080 euros, las pensiones son de 1300. Encima la alta inflación se come los fondos de pensiones, lo que conocemos muy bien. Según los expertos, en pocos años, cuatro personas en edad de trabajar tendrán seis pensionistas a su cargo y decimos personas en edad de trabajar” y no “personas trabajando, porque 40% de los jóvenes está en paro, y la explosiva tendencia lleva a que cada dos trabajadores sostendrán a cinco pensionistas, tema sobre el que escribo desde hace varias décadas. Si España no entierra el sozialistsch con su fiebre impositiva que ahuyenta a los kapitalistas y fomenta el desempleo, va para Atenas o Buenos Aires. El presidente Macron tuvo el coraje de asumir el costo político de diferir la edad de jubilación (apenas) dos años y aplastar a las mafias, no de sindicalistas, sino de vividores sindicales, que creyeron asustarlo con un bochinche pirómano.

Para enfrentar los retos, envejecimiento, seguros, pensiones, salud, educación, y los trágicos efectos de la guerra, desindustrialización, fuga de empresas, precio de la energía, alto presupuesto militar, destrucción de la clase media, España tendría que cumplir condiciones, dos de ellas con dificultad 10 y la tercera, aberrante. 1) Desde el crecimiento cero actual, llevarlo a 34% al año 2) Incrementar la tasa de natalidad, la más baja de Europa, y crear empleos para ellos 3) Mantener estable la esperanza de vida, hoy la tercera más alta del mundo, para que no colapse el sistema de retiro. La herencia de los burros sozialistsch destruye la industria inmobiliaria. El alza de tasas de interés, la mayor desde que existe la zona Euro, hace crecer la cuota mensual de un crédito standard para vivienda de 150 mil euros, desde 532 a 778 euros, y casi imposibilita adquirir una. Esta cofradía de marimondas totalitarias comete desde crímenes graves: ley para que malvivientes y okupas confisquen casas de la gente normal, corrompen el oficio político, el erario público, invaden la vida privada, el hogar y hasta las camas de la gente; corrompen la evolución natural e íntima de los niños y su maduración existencial, fomentan las crisis de identidad, la pederastia; profanan tumbas para la falsificación stalinista de la historia. Y perpetran mamarrachos ridículos: la “Ley trans”, la “Si-es-si”, beneficio para mil abusadores sexuales, cursos para aprender a masturbarse, sobre “nuevas masculinidades”, “sexo no binario”, “sexualidades fluidas”. Cuestionan premio de una media maratón femenina “por machista”, hacen escándalo porque la mayoría abrumadora de mujeres prefieren amarse con un hombre que tocarse solas, y piden una cuota de gordos en la política. Viví la revolución con intensidad y entendí que sus impulsores se dividían en dos ramas: tiranos crueles, e ideólogos ingenuos-inútiles, pero nunca éstas marimondas burlescas.

@CarlosRaulHer

Nada por lo que pedir perdón

Carlos Raúl Hernández

“… la obra de España en América, más que una empresa fue una misión…del pueblo español que se volcó a estas tierras con lo mejor que tenía, su cultura y su fe”. J. M. Bergoglio, Provincial jesuita en Argentina

El historiador argentino Mauricio Gullo contesta con una carta al pintoresco reto de López Obrador al rey de España para que “pidiera perdón” a México. No recibió respuesta, pero si casualmente una paliza con fractura y heridas en febrero de este año. Al terminar la entrega, los agresores le dijeron “es un regalo de tus amigos”, seguro los aztecas, que definió antropófagos en la carta y después libro, que titula este artículo. La leyenda negra es un tosco tejido de manipulación de hechos y falacias: la expulsión de los judíos en 1492, la Inquisición criminal, el vejamen a los indígenas, convirtiendo temas de estudio histórico en politiquería y a quienes repiten sosadas, en “izquierda” y “progre”. A los judíos los expulsan de España en 1492, pero la leyenda negra lo cuenta casi como una extravagancia histórica, mientras en otros países los abrumaban de mimos, caramelos y templetes populares. Cuenta la historiadora de Salamanca, Ana María Carabias, que a partir del siglo XII los expulsan de Roma, del reino visigodo, del Al Andalus, Inglaterra, Parma, Lituania, Polonia, Austria, Milán, Navarra, Provenza, Brandeburgo, Túnez, Nápoles, Baviera, España, y de Francia cuatro veces.

Los linchaban en pogromos y acusaban de envenenar las aguas; en Rusia zarista, de complot para someter al mundo, el Protocolo de los sabios de Sión, y luego en la Unión Soviética. La intolerancia religiosa de todos contra todos, es un rasgo esencial en la historia de Europa y odiaban a España porque una mezcla de razas inferiores, visigodos, árabes y judíos, dominaba el mundo. Sin desmedro de su coraje, en las películas, libros y documentales, Lutero es un héroe cercano a la santidad, aunque, entre otras minucias, ordenó masacrar a sus partisanos cuando en el huracán de sangre que creó, las guerras campesinas alemanas, peligraba la vida de los príncipes. Escribe “…contra las hordas asesinas y ladronas, mojo mi pluma en sangre, sus integrantes deben ser aniquilados, estrangulados, apuñalados, en secreto y públicamente, por quien quiera que pueda hacerlo, como se mata a perros rabiosos”, lo que costó la vida de ciento cincuenta mil campesinos. Es promotor de la leyenda negra al servicio de los príncipes alemanes contra Carlos V.

Organizó la primera campaña publicitaria en sentido moderno, más de 3 mil panfletos e imágenes antiespañoles, apoyado por el grabador Lucas Cranach y la imprenta. Juan Calvino, para María Elvira Roca sicópata y tirano terrorista según Stefan Zweig, eliminó 1% de los habitantes de Ginebra en época paz, en castigo por cantar, beber, bailar, besarse, o usar colores vivos. Asesinó con sadismo infernal al sabio Miguel Servet, descubridor de la circulación de la sangre, teólogo protestante, médico, matemático, por defender la tolerancia, la libertad de expresión y que ningún gobierno debía imponer la fe, ideas tomadas por Locke, Hume y Voltaire. En una mínima y oscura mazmorra, dormía sobre sus propios excrementos entre ratas e insectos, y solo pedía agua. Carabias dice que, para igualar proporcionalmente el record calvinista, la inquisición tendría que haber asesinado un millón de personas cada siglo. Entre 1562 y 1598 fueron las guerras entre protestantes, llamados hugonotes, y católicos.

La noche de San Bartolomé durante el matrimonio de Margarita de Valois y Henri IV, recién convertido católico, (“París bien vale una misa”, dijo sobre su conversión), comenzó el exterminio de hugonotes por los franceses. Fueron 30 mil en cuarenta días, cuya versión realista nos ofrece la película La reina Margot, de Patric Chereau. En Inglaterra, luego del cisma con el Vaticano y muerto Enrique VIII, su hija con Catalina, María la católica, lanza una razia contra protestantes con tal saña que un trago nacional inglés se llama Bloody Mary. Casi se carga a su hermana, la hija de Ana Bolena, por ser protestante, como describen Shekhar Kapur y Kate Blanchet en la cinta Elizabeth. De la “reina virgen” como llamaron gratuitamente a Elizabeth, dice un respetable historiador británico, “es imposible reflexionar sin vergüenza sobre lo que hemos dicho sobre la inquisición española, que jamás cometió tantas crueldades como las de esta reina protestante en un solo año, y gobernó cuarenta y tres. A partir de Enrique VIII, hubo 264.000 asesinatos en Inglaterra, según fuentes británicas.

La guerra de los 30 años (1618-1648) liquidó un cuarto de la población alemana. De Suecia baja un ejército protestante que destruyó 18 mil villas, 1500 pueblos y 2000 castillos católicos, con incalculables muertes. Lutero refuerza la cacería de brujas en sus dominios y en solo dos siglos, XVI y XVII, en Suiza y Alemania procesan cerca de 120 mil y mueren 50 mil “brujas”, mientras en España solo 27. Se sabe con exactitud porque la inquisición documentaba cuidadosamente su actividad y los investigadores concluyen que era el tribunal más respetuoso de la vida y los derechos de los reos en toda Europa, que suplició mucho menos que los tribunales regulares. Explica que los museos de la inquisición fueron creaciones ad hoc con fines políticos y que de 7000 juicios en España, en 140 aplicaron tormentos y en muy pocos duraron quince minutos, porque en 99% no pasaron de un minuto. En 160 años murió la misma cantidad que en Francia en un día de bodas.

El historiador William Prescott dice que, en una sola ocasión, los aztecas sacrificaron 70.000 prisioneros. A raíz de la gaffe de AMLO, niñas mexicanas dicen en un video “somos descendientes de indígenas que los aztecas no pudieron comerse”, pero la brújula del Papa Francisco no permitiría que perdiera el chance de pedir perdón a López Obrador, pese a la cita de arriba. El nexo entre España y el nuevo mundo no fue colonial ni imperialista. Los reyes católicos y los portugueses actuaron con la autorización de la Iglesia, las bulas alejandrinas de 1493, según el derecho internacional. España crea reinos en Hispanoamérica similares a Nápoles, Milán, el Francocondado, los Países Bajos, a diferencia de Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda, que no admiten mestizaje, ni criollos en cargos públicos, ni en el comercio, ni crean ciudades, salvo lo imprescindible. Los españoles fundaron igualdad jurídica, incontables ciudades con cuidadoso diseño estético, sin separación de habitats, con editoriales, imprentas, periódicos, centros de educación básica, universidades.

En 1512 se plantan las primeras leyes y en 1542 las leyes nuevas, en consulta a teólogos y juristas, que establecen el matrimonio de españoles e indios y reconocen títulos a la nobleza indígena. A los hijos de Moctezuma en México; y en Perú la princesa Beatriz Coya, sobrina de Huayna Capac, se casa con un nieto de San Ignacio de Loyola. Otra aristócrata incaica, Ana María Coya, se une con un nieto de San Francisco de Borja. Inglaterra prohíbe matrimonios “interraciales”, y la India ve uno por primera vez en el siglo XX y EE. UU tiene que esperar hasta 1969, mientras Hispanoamérica es parda y España la potencia con menos esclavos negros. Los juicios de residencia evaluaban a los funcionarios peninsulares al salir del cargo y hubo hasta condenados a muerte por abusos. Los hospitales eran gratuitos y para todos desde 1521, el primero en México; en el XVII había más camas de hospitales en Lima que en Madrid y México era la mayor ciudad del mundo. La universidad de San Marcos en Perú se funda en 1551, cien años antes que Harvard, creada por Inglaterra en 1636, solo para estudiar la Biblia. A finales de siglo, había 27 universidades en Hispanoamérica.

En la Constitución de Cádiz (1812) “la nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios” mientras la muy revolucionaria de Francia (1781), aclara que: “las colonias y posesiones francesas en Asia, África y América, no están incluidas en la presente constitución”. El acueducto construido para los indígenas por el padre Francisco de Tembleque en México, tiene tres pisos, 40 metros de altura y 48 kms. de largo, parece una obra romana que no envidia al de Segovia. En cambio, Bélgica durante se presencia en el Congo hacía cortar manos y pies a los niños que no recolectaban suficiente caucho. Inglaterra requisó para sus tropas el ganado y la comida a los bengalíes y murieron en India entre cien y ciento sesenta millones por hambruna. El capitán Cook, descubridor de Australia, declaró que ahí no había gente, con el fin de asegurar un coto de cacería deportiva. Y al sur, frente a una sublevación en Tasmania, los ingleses publicaron en 1826, la Advertencia a los tasmanios“…lo decimos inequívocamente. La defensa propia es la primera ley de la naturaleza. El gobierno debe retirar a los tasmanios o serán cazados como animales”.

@CarlosRaulHer

Apocalipsis zombi

Carlos Raúl Hernández

“A España no la reconoce ni la madre que la parió”. Alfonso Guerra

(Erase 2014. Estos episodios de subnormalidad ocurrieron mucho después de la caída del muro de Berlín. No hay excusas) España vivió en paz gracias a los pactos de gobernabilidad de la Moncloa en 1977 y la Constitución de 1978, un proceso de estabilidad política y económica a partir de la transición, una transición de verdad, que seguía el ejemplo venezolano a la caída de Marcos Pérez Jiménez. La historia narra que entre 1931 y 1936, el líder del PSOE, Francisco Largo Caballero amenazaba asaltar el poder por la fuerza (“Si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia”. 10/2/1936) e impulsó la tragedia de la guerra civil. Fue un milagro político reconciliar a la sociedad española con los culpables vivos de crímenes terribles, “La Pasionaria” Dolores Ibarruri, Santiago Carrillo; el PSOE había virado del stalinismo y lo cubrieron de indulgencias. Con el Partido Popular, P.P, una fuerza liberal-conservadora de buena gestión de gobierno, estabilizaron el statu quo, que llamaban PPSOE y la noche quedó atrás por décadas de convivencia y olvido, hasta que un gobierno de izquierda resuelve desenterrar los muertos con la Ley de Memoria Histórica de 2007, para falsificarla. Con problemas económicos corrientes, locales y globales, avances y traspiés, la democracia nueva, exitosa, modernizaba el país aceleradamente y “el nuevo tigre europeo” tomó las portadas de las grandes revistas.

La crisis financiera mundial entre 2008-2014 y errores en política económica, desovan el gusano de la manzana, un brote populista de clase media, antipolítica, turbulenta, antisistema, el 15 de mayo de 2011, 15M: “los indignados” universitarios, con un discurso facilista y moraloide de quienes medio saben la parte pedestre de los problemas y tienen consignas ramplonas como soluciones. Se desborda en las calles ultraizquierda, profesores y estudiantes que admiraban los tiros en la nuca de ETA, partidarios de la leyenda negra, enemigos de la unidad nacional y del “imperialismo de Castilla”, que “sojuzgó” Cataluña, las Vascongadas, Galicia, Andalucía y a quienes el término España les suena franquista. Posmarxistas, animalistas, indigenistas, autonomistas, pansexualistas, feminazis, pederastas, queer, veganos, ambientalistas, el poscomunismo en carne y hueso. Como toda agrupación de políticos novatos, ignoran las normas elementales del oficio, pero también ignoran que ignoran y pronto se estrellarán con su verbo salvífico, escatológico y lupanario, comedia de superioridad moral. Uno de los entrenamientos políticos esenciales es convivir con ideas opuestas, lo que desconoce ese partido de adolescentes eternos. A pesar de su identidad ideológica, a los de la cúpula los dividió el ego, no pasaron la prueba de tolerarse siquiera entre sí. ¿Qué podía salir mal?

La primera cabeza en la cesta es del ecofriendly Iñigo Errejón, una de cuyas frases memorables es “la transición será ambientalista o no será”. Luego Teresa Rodríguez, filóloga, diputada, profesora, líder del movimiento Anticapitalista de Andalucía, se hizo boom comunicacional en la campaña a la presidencia de la región por exhibir su esplendorosa figura sin bikini en la playa, aunque días después publicó pícaramente la carta anónima de una mujer que declaraba ser la de la foto. Juan Carlos Monedero se mantiene tan cerca como le conviene y tan lejos como puede del aparato. Pablo Iglesias, deja el partido y se dedica a “empresario” de medios de comunicación, luego de una salida penosa de la Vicepresidencia de España y de que Isabel Díaz Ayuso pulverizara su candidatura a la presidencia de Madrid. Yolanda Díaz, es hoy por encargo de Pedro Sánchez, candidata presidencial para liquidar a Podemos. El filósofo Miguel Urbán afirma que “España no existe” y Pablo Iglesias que “no menciono a España porque solo soy patriota de la democracia” y “al independentismo catalán se le podrán hacer muchas críticas, pero no es violento, es democrático y por lo tanto no es legítimo combatirlo con el derecho” ( lo legítimo sería dejarlo dividir el país).

Los podemitas, anti hispánicos, reivindican Al-Andalus, como se conocía la península bajo dominio árabe, y lamentan su fin en 1492, con lo que violentan el sentido común de una gallina. España se constituye al hacerse predominantes los valores del cristianismo contra las teocracias orientales y su objetivo es separar el poder temporal del eclesiástico, uno de los principios esenciales del mundo al que pertenecemos. En contrafáctico, de no haber desalojado a los árabes, ni surgido España, serían musulmanes embatolados, en chancletas, rezando cinco veces al día y Teresa Rodríguez no hubiera podido deslumbrar en Marbella porque la matan apedreada. Es legendario un período de la cultura musulmana, pero en el siglo XV ya la civilización cristiana la superaba ampliamente, surge el imperio español y Sevilla tuvo que ser, con su lunita plateada, el punto de partida del nuevo mundo. Una vez me tope un profesor podemita que odiaba a Isabel la Católica como si fuera del PP, por haber echado a los moros. Le dije que sin Isabel no hay España, que sería hoy parte de Marruecos. Me miró desconcertado y gruñó algo que debió ser “neoliberal” o· “fascista”, lo único que se le ocurre al populacho podemita y sesoseco, contra quien no comparta sus gatuperios.

En una de sus primeras intervenciones en el congreso, Iglesias dijo a gente, mucha de ella de decencia comprobada –lo que me gustaría decir de él- “señorías: Uds. ni siquiera son fascistas, son unos parásitos”, y esa fauna “indignada”, marcusiano-foucaultiano-sartreana con cincuenta años de retraso, demuestra la dudosa actualidad de las facultades de ciencia social, más bien centros de adoctrinamiento. Podemos es el nóumeno de resentidos inexplicables que gozaban de las maravillas de la sociedad democrática. Eran libres con sus ideologías extravagantes, totalitarias y simplistas, podían detestar el kapitalismo, adorar a Castro y al Che, colocarse al margen de la sociedad y contra ella. Visitabas la facultad de Somosaguas y te sentías en Saigón 1975. Los grupos de acampados pedían huelga general para derrocar al orden y crear una “verdadera democracia”. Pero vista hoy, su performance era también asombrosamente trumpista contra el “Estado profundo”, los ricos, banqueros, políticos del sistema, partidos, intelectuales del sistema, etc., etc., etc. e irrumpen en las “acampadas” de 2011 en la Puerta del Sol (donde hoy reina Ayuso) y años después en el Capitolio de Washington o los edificios de los poderes en Brasilia. Antipolíticos de derecha e izquierda, deja vu del mayo francés y de sí mismos.

Un rayo esperanzador comprometía la sobrevivencia de Podemos. Si un partido que lance consignas ideológicas y moralistas en medio de una crisis económica y habla como los marcianos, es impermeable a la gente normal. Una vez en el gobierno, sus leyes son no ideológicas sino ideolocas, también contra las personas normales: Ley trans, Si es si, Ley de protección animal, reducción de penas al golpismo con el PSOE a rastras. Entre los trabajadores y los okupas de viviendas, se ponen del lado de éstos. Pero gran aporte de todo eso es demostrar la corrupción del término “feminismo” (y las otras macarras), es el nombre engañoso del lobby cuyas víctimas son las mujeres, los trabajadores, las víctimas de ETA, los que se sienten españoles. A pesar de que varias veces Pablo Iglesias se definió comunista, quiso ser hábil y su partido hablaba de “más democracia” … “contra la casta”, un mensaje hiperdemocrático, que sorteaba el trasfondo. Al comienzo propusieron “la constituyente” al servicio de “la revolución” pero comprendieron que eso no tenía futuro en el sistema político y saltan, de cuestionar la constitución del 78, a utilizarla para fomentar los independentismos. Finalmente abandonan esa estrategia de degeneración constitucional, originada en el Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) de Valencia, donde se “formaron” doce diputados de Podemos, el propio Iglesias, Errejón y Monedero.

Su “teoría constitucional revolucionaria y emancipadora” rodó por América Latina, en pos de estados plurinacionales indigenistas. En su documento fundacional de 2014, Mover fichas. De la indignación al cambio político dice “a partir de mañana comienza a escribirse el fin de los partidos de la casta”. Después de su paso por el gobierno, ese “fin” está más bien lejos, cerca, este 28 de mayo, eventualmente el de Podemos y hoy ya sabemos bien lo que querían “los honestos jóvenes”. Quebraron España, que no colapsa estrepitosamente porque la U.E la tiene a base de transfusiones financieras porque las consecuencias serían terribles. Del brillante PSOE de González queda esta morisqueta ultrosa. Enguerrillaron a todos entre sí, instauraron el insulto y el odio como lenguaje político y el país queda de nuevo al borde de un precipicio. Dijo Iglesias que “en política no gana quien tiene razón, sino quien tiene éxito”. Una, sabemos que no la tiene. Veremos la otra.

@CarlosRaulHer

“Las manos de Yuja Wang…”

Carlos Raúl Hernández

Homo sapiens sapiens, llamados por la antropología humanos modernos, con cerebro de Einstein y manos de Yuja Wang, mantienen la poderosa tendencia a expandirse, ocupar nuevos espacios y dejan África a cambio del mundo. Aun sedentarizados, continúan las migraciones para explorar y crear dominios más amplios, el primero de ellos, según los expertos, el imperio acadio, que menciona Conan, antepasado del exgobernador Schwarzenegger de California. Desde el siglo XXIV a. C, la humanidad vivió bajo los imperios, nada nuevo, ni etapa superior del kapitalismo, según Lenin, a menos que creamos que a General Motors la auspiciaron Akenatón y Nefertiti, o Agamenón, que atravesó el Egeo hasta Turquía para conquistar Troya. Desde entonces cada región, poblado, ciudad, estuvieron bajo el influjo de los imperios, con ciclos de desorden y reacomodo, al caer unos y comenzar otros. Cómo modelos puros o tipos ideales, se dividen en dos ramas: depredadores, a los que solo les interesa llevarse lo que pueden, y generativos, creadores de civilizaciones, sociedades estables, la prosperidad, en beneficio propio y extraño, según el filósofo español Gustavo Bueno, entre otros

Marx simpatizó con los imperios por ser consustanciales al desarrollo de la civilización y en 1850 dijo que, gracias al avance europeo, pronto en la Gran Muralla China alguien escribiría liberté, egalité, fraternité, y que se sepa, no lo acusaron de eurocéntrico o racista. En paralelo contradictorio (¿meridiano?) nace el nacionalismo europeo, con las revoluciones francesa, norteamericana y la independencia de Latinoamérica. Surge en medio del debate inconcluso e inconcluible, sobre el multívoco concepto de nación, analizado recientemente por mi admirado amigo Eduardo Jorge Prats. Se consolida, por un lado, la perspectiva romántica de nación o patria, acuñada entre otros por el filósofo alemán Johann Hamann, que un discutible poema inspirado por él, resume como “hijos en las calles, amores en la memoria y huesos en los cementerios”), el pueblo arraigado a la tierra por tradiciones, lengua, etnia y sentimientos, la identidad. Renan se burla y dice que “no podemos andar por las calles midiendo los cráneos a la gente, para gritarles ´¡eres mío!´”. En el derecho romano, uti possidetis iuris, (poseerás lo que posees) confiere un carácter estable a la soberanía, que pese al rotundo latín carece de universalidad, porque aplica solo con apoyo militar.

Hasta a victoria de Alemania en la guerra franco-prusiana (1871), Alsacia-Lorena pertenecía a Francia y el tratado de Fráncfort, una convención, la pasó al bigote enemigo. Luego derrotada Alemania en la primera guerra (1919), vuelve a manos francesas por otro tratado, el de Versalles. En los acuerdos a nadie le preocupa cuántos alsacianos hablan alemán o francés, si son protestantes, católicos, si ellos querían, o si cantan october festch schlager. En el ámbito internacional, el concepto de nación es constructivista y únicamente político, división territorial pactada entre estados y el patriarca del derecho constitucional, Hans Kelsen dice con frialdad ártica, al estilo de la primera constitución francesa (1791), que nación es “un conjunto de actos administrativos regidos por la ley”, simple y llanamente, sin cultura popular, ni niños muertos. Hasta la mitad del siglo XX, Ucrania era Rusia y territorios suyos habían sido polacos, pero hoy es un Estado independiente y la “operación militar especial” es según el derecho, violación de la soberanía, no importa cuántos ucranianos hablen ruso y el futuro lo regirán nuevos protocolos.

La soberanía territorial no reproduce la historia, sino las correlaciones de fuerza en ella, porque siempre hubo naciones más poderosas, agresivas, inteligentes, armadas, creativas, trabajadoras y productivas que se impusieron a otras. Si no, la mitad de EE. UU hoy sería de México. Pero el destino territorial es mutable: nadie podía pensar en 1800, que un siglo después EE. UU imperaría en el mundo, como si hoy alguien afirmara que en el siglo XXII la superpotencia será Suráfrica. La vida de los países atrasados cambió con la teoría del imperialismo, tejida por Rudolf Hilferding (El capital financiero) y Lenin (El imperialismo, fase final del capitalismo) quien la desplegó por el tercer mundo desde el imperio soviético, para odiar la riqueza kapitalista. María Elvira Roca señala una confusión epistemológica entre los conceptos de imperio y colonialismo que se desprenden del leninismo. Imperio define sistemas de expansión generativos, que no depredan, sino construyen instituciones, sociedades mestizas y estables, productivas, gracias a gobernabilidades consensuadas, las grandes civilizaciones, Mongolia, China, Roma, España, Rusia, EE. UU. Al florecimiento civilizacional en el imperio musulmán de los siglos VIII y IX, se le da la jerarquía de “primer renacimiento”, con la medicina, la arquitectura, Avicena, Averroes, las Mil y una noches, las danzas de vientre, las Rubayatas de Omar Al Khayyan.

Colonialismo o imperialismos depredadores fueron Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, en Asia y África. En el proceso judicial a Cristo, en cuyas irregularidades Roma declina participar, se transparenta el respeto a las instancias de justicia por el imperio romano. En cambio, Napoleón se tituló emperador por menos de los efímeros 11 años que terminaron en Waterloo, durante los cuales sus familiares fueron “reyes”. La teoría leninista, como dijo Carlos Rangel, da origen al tercermundismo, que concibe la relación entre los países desarrollados y subdesarrollados como contradicción antagónica, que solo resuelve la ruptura (el comunismo) y no como contradicción complementaria. Aunque en las relaciones entre naciones o entre personas no impera el bien a priori, sino intereses, que no son pocos ni trasparentes, las sociedades que convivieron con EE. UU, les fue mejor que a las hostiles, bloque soviético, Cuba, Norcorea, África socialista. Ahora le irá mejor al mundo si regresa a la convivencia EE. UU-China.

Hoy el factor dominante de las relaciones internacionales es la crisis hegemónica entre esas dos potencias, que no nace sistémica, aunque decisiones políticas miopes la convierten. Es la borrachera de sanciones de Trump y Biden, su actuación de capataces y no de líderes de la mayor potencia: rompen el acuerdo nuclear con Irán, siembran guerra en Ucrania y ahora en China, cubanizan o haitizan a Venezuela; presionan a Argentina para que compre aviones suyos más caros, vejan a Arabia Saudita, para luego visitarla, sacrifican a consciencia a Europa, imprimen desaforadamente moneda para financiar una política internacional torpe , afrontan la pandemia con irresponsabilidad financiera, hacen política económica interna populista para que luego la Reserva Federal eleve las tasas de interés, lo que promueve la crisis bancaria. Dicen que el arte de gobernar consiste “en impedir que todos se arrechen al mismo tiempo”, pero Trump y Biden no lo han oído. El peor daño se lo hizo EE. UU a si mismo al lanzar a su mejor aliado, OTAN, al abismo insondable, sin necesidad alguna, por seguir estrategias diletantes de Rand Corporation, y como escribí varias veces, permitir que se cerrara la brecha entre China y Rusia.

China era (y a esta hora todavía es) el primer socio comercial de “occidente” y desde su visita a Alemania en 2010, Putin hizo esfuerzos por también serlo. Planteó entonces una “comunidad de libre comercio desde Lisboa hasta Vladivostok”, respaldado por el ex canciller alemán, Gerhard Schroeder (socialista) y la canciller Angela Merkel (democristiana), quien declaró “hace tiempo que Rusia dejó de ser un enemigo, para ser un socio de la UE y de Alemania”. En la luna de miel, Europa celebraba de antemano un acuerdo entre la OTAN y Rusia “para construir el escudo antimisiles en Europa”. La Comisión Europea, desde Bruselas, declaraba que “ambas partes están convencidas de que ese acuerdo facilitará el ingreso de Rusia a la Organización Mundial del Comercio”. Todavía en 2018 la gran esperanza, según interpretaban masivamente los analistas, era el Nord Stream II, que resolvería el abastecimiento energético a un bajísimo costo para compensar la baja productividad de Europa por las amarras impositivas, poca innovación y inexistente capacidad de autodefensa.

El tubo cruzaría el Báltico, no Ucrania, porque para la U.E estaba era un Estado fallido, traficante de órganos, corrupto. Rusia y Alemania pactan el Nord Stream II, una infraestructura de 15.000 millones de dólares, no los dejan abrirla y luego la destruyen tranquilamente, una sentencia a la economía europea, aunque se lance en brazos chinos o de cheyenes. Lejos de incorporar a Rusia, decidieron hostilizarla y avanzar hacia sus fronteras, con el hito del golpe de Estado del Maidan en 2014, que hace huir de Kiev a la población rusoparlante para refugiarse en Dombass y Donets, donde los persiguen y se inicia la guerra civil. El mundo pende: guerra en Ucrania, provocaciones en Taiwán, hostilidades entre Israel e Irán, y entre EE. UU e Irán, crisis político-militar-humanitaria en Sudán y un poderoso bloque de naciones enfrenta al dólar. La izquierda aprovecha el hervidero nuclear, la exasperación de conflictos en todas partes para lavarse la cara y presentarse como nazarenos. No estoy seguro de donde provienen el cerebro de Einstein y las manos de Yuja Wang.

@CarlosRaulHer

Plegaria de la serenidad

Carlos Raúl Hernández

Grandes estrategas permitieron a EE. UU y la URSS superar un pulso en el que mundo podía desaparecer. Hoy de nuevo yacemos sobre 20.000 cabezas nucleares entrambos contendores, las más pequeñas con una potencialidad de diez veces Hiroshima. Por eso asombra la frivolidad de medios de comunicación internacionales otrora respetables, que mantienen la gente en un engaño. Terminada la Guerra Fría, EE. UU con prudencia y habilidad mantuvo bajo control a sus adversarios y potencialmente enemigos, y evitó un bloque eurásico hostil, pesadilla de Kissinger que hoy se materializó. La dramática tarea de los Estados Unidos es superar las guerras fría y caliente y enfrentar el deterioro económico social interno. Robert Kennedy Jr. viene de una familia de mártires democráticos. Tiene un distinguido curriculum académico-profesional, es un escritor exitoso, pero su lanzamiento en las primarias demócratas proyecta sombras como potencial estadista y hace temer que continúe el deterioro de los dos últimos gobiernos. “Habla claro”, demasiado, cosa más propia de los respetables gremios de taxistas y barberos que de líderes, y ronda el fundamentalismo ecológico.

Ha denunciado en falso, varios artículos suyos tuvieron que retirarlos de circulación, declara guerra contra las vacunas, el acetaminofén, fluorar las aguas. El mundo requiere que el presidente de EE. UU, más que cualquier otro, mantenga sus neuronas estables, esté abierto a cambios necesarios y recuerde siempre a Reinhold Niebuhr, politólogo inspirador del llamado “realismo político” norteamericano, y autor de la conocida Plegaria de la serenidad (“Dame Señor, la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que deben cambiarse y sabiduría para distinguir unas de otras”) Regresar a la normalidad desde la atmósfera de esoterismos y extravagancias alienígenas, entre ellas la Agenda 2030. En valetudinaria teoría del siglo XX, la “ideología verde” aspira desindustrializar al mundo y que todos seamos Salicio y Nemoroso. El filósofo antinatalista y posmoderno surafricano David Benatar, en Mejor nunca haber existido (2006) escribió que “traer nuevos seres al mundo es un error” y Joel Schumacher en Batman y Robin (1997) crea a la doctora Pamela Isley (Uma Thurman), dispuesta a exterminar los humanos para que crecieran plantas y animales.

En los setenta, la ultraizquierda quería destruir la médula de la sociedad: los beatniks, importantes intelectuales norteamericanos y europeos, Jack Keruac, Allen Ginsberg, William Borroughs, Timothy Leary, líderes de las sectas contraculturales universitarias, underground, el movimiento hippie, el mayo francés, entonces burla de las grandes fuerzas políticas de izquierda y derecha. Cuestionaban la perfidia de la “sociedad industrial”, la religión, la cultura, la familia, la sexualidad “de la burguesía”, y los ecologistas (el Club de Roma) pronosticaba que para 1990 la contaminación extinguiría la vida del planeta. Era la primera negación integral, holística, a fondo, de la civilización y la despreciada democracia, un proyecto psicopático y lo sigue siendo. Vivirían fuera de la sociedad, sin obligaciones ni ataduras, en los paraísos artificiales de Baudelaire. Esa ideología llega a la cúspide cuando Herbert Marcuse niega diametralmente el marxismo clásico: la clase obrera es enemiga de la revolución, que ahora la encabezarán marginados, delincuentes, drogadictos, presidiarios, a los que Foucault añadiría también locos y rechazados.

Una profesora icónica de entonces, Ángela Davis, militante comunista, tomó fielmente la tesis, se vinculó a con crímenes y delincuentes y participó en un asesinato para liberar de la cárcel a George Jackson, terrorista de los Panteras Negras, con quien tenía vínculos particulares. Se liberó de cargos de asesinato por la campaña mundial que Marcuse desato en su defensa. Hoy las elucubraciones de entonces cuajaron un proyecto con piel de oveja para revolucionar pacíficamente (y este es su rasgo más destacado) desde la relación hombre-naturaleza hasta el comportamiento en la cama. El choque trasuda desprecio y violencia verbal contra los valores mayoritarios, lo que afortunadamente les asesta derrota tras derrota (Chile, Italia, Finlandia, Suecia, seguramente España) Promueven desde la pederastia, hasta el bestialismo (Peter Singer) corrompen a los niños, quieren librar el mundo del kapitalismo, de los hidrocarburos, objetivo hasta el momento bastante inviable, salvo por la energía atómica. Los “verdes” en Alemania, desde los setenta y luego a partir de su unificación en 1993 y fundarse en sentido estricto, han sido modelo de la moda posmarxista, antipolítica, ecológica, pansexualista, antikapitalista.

Mucho más prácticos que Podemos, su sobrino tonto, gobiernan en algunos estados con la democracia cristiana y en otros con los socialdemócratas y debatían entre pragmáticos (belicistas) que se impusieron y fundamentalistas (pacifistas) A comienzos de siglo crearon una alianza parlamentaria para eliminar las plantas nucleares, porque recibían energía barata rusa por el gasoducto Yamal, iniciado por el canciller Konrad Adenauer a comienzos de los 60 y proseguido por Willy Brand, para impulsar el “milagro alemán”. Empresas tedescas suministraron los insumos para construir el tubo desde los grandes yacimientos en Siberia. Luego los Nordstream I y II, hicieron posible la sobrevivencia de la economía europea. La decisión de cerrar las plantas nucleares se junta con eliminar centrales de ciclo combinado a gas, Alemania se queda sin energía y empuja que las empresas se fuguen a China, lo que allá celebran a mandíbula fracturada. Los “verdes”, con cara de póker, se pasan de pacifistas a ultrabelicistas y de ambientalistas en defensores del carbón en un santiamén. Aun así, las “energías renovables”, podrían ser, usadas con sentido común, auxiliares de las tradicionales.

La crisis en Texas 2021 dejó 5 millones de familias sin electricidad, por un efecto simple, que a posteriori quieren traspapelar: 30% de la energía era eólica y como el fuerte invierno congeló los molinos, las plantas clásicas debieron compensar el déficit y colapsaron. Hasta que inventen como acumularlas, las renovables no garantizan flujo constante, porque no hay luz solar de noche, y la eólica necesita vientos permanentes. Para disminuir y a largo plazo llevar a cero las emisiones de CO2, la estrategia es sustituir el parque automotor actual por eléctrico para 2035. Los expertos informan que producirlos y producir sus componentes, metales, plásticos, baterías, vidrios, contamina el doble que las automotrices tradicionales. La reconversión presenta grandes problemas, como la depredación ambiental de extraer litio para las baterías, pues se necesitan dos millones de litros de agua por cada mil kilos de litio. También será enormemente costosa la creación de decenas de millones “estaciones de servicio” para la recarga y cada recarga requiere cuatro horas.

Un proyecto ecológico, paradójicamente produce daños ambientales e inflacionarios. A muchos les parecía odiosamente capitalista que durante la pandemia los gobiernos se preocuparan por las empresas, es decir, por el empleo y la manutención de la gente. Pero la agenda revolucionaria guarda silencio sobre el litio y otros “detalles”. La automotriz es una pilastra de la economía mundial y en varios países es número uno y en su reconversión no puede quedar nada al azar, porque debilitarla cuesta puestos de trabajo. Desde que en 1885 el ingeniero Karl Benz inventó el motor de autocombustión y lo dedicó a Mercedes, la humanidad tiene hoy 8 mil millones de hab. y 1 mil quinientos millones de automóviles. Parte del siglo XX EE. UU dominó la industria, hasta que con la globalización entraron Japón, Surcorea y por último China. La agenda se va a complicar porque de 85 millones de autos que se produjeron el año pasado (2022), 27 millones (32%) se fabricaron en China, 10 millones (12%) en EE. UU, 8 millones (9.6%) en Japón, 3 millones y medio (4.2%) en México. El automóvil y sus coadyuvantes crean 12.6 millones de empleos (12%) del total en Europa.

Para los que odian el kapitalismo, lo que llaman “vehículos de alta gama”, es decir, de lujo, se producen en China: el sueco S-90 Volvo, el DS Automovile francés, el M8 BMW de Alemania, el Dacia Spring de Renault con el dato de que apenas 3% de las baterías para carros eléctricos se producen en Europa. Además, el año pasado en el mercado interno chino, se vendieron 7 millones y medio de autos eléctricos, mientras en EE. UU 1 millón 726 mil y en Europa 1 millón 560 mil. La industria automovilística está liderada por Pekín y las empresas se refugian allá porque el precio de la energía europea les quita toda competitividad. Si la humanidad sobrevive a su estupidez el próximo presidente norteamericano no la tendrá fácil. Deberá ser tan racional como Descartes.

@CarlosRaulHer

A Maquiavelo no le gustaba el bullying

Carlos Raúl Hernández

“…en la guerra los jóvenes mueren y los viejos pactan” (Aquiles, ciego de celos, lo grita al Rey Agamenón, quien le había arrebatado a Briseida)
Adán y Eva cometen el primer error político y terminan expulsados del paraíso convertidos en mortales y dolientes. Les dijeron “y seréis como dioses”, no dudaron de las palabras de una víbora ni precaverse de posibles consecuencias. Maquiavelo lo llama efectos perversos de la acción, que liquidan el objetivo buscado. Alguna vez lo ejemplifiqué de manera menos metafísica con el caso de alguien que necesita bajar un libro, y por flojera de buscar un taburete, se medio cuelga de la biblioteca, que se le viene encima. No logra el objetivo y además tendrá que rearmar el mueble y los libros, si no se fractura algo. Son frecuentes en la cotidianidad, pero en la política representan amenazas colectivas; recibir derrotas y no entender por qué. Varias disciplinas lo llaman “males involuntarios”, “efectos colaterales”, efecto boomerang, que en la guerra asimétrica, revolucionaria o guerra de todo el pueblo, son el fin buscado. Maquiavelo crea el concepto para definir acciones que se vuelven contra los objetivos de quienes las toman, propias de la estupidez política (no competir en las elecciones de 2017 y 2018, por ejemplo, o negarse a hablar con el gobierno de Maduro en 2019). En cambio, el objetivo en el World Trade Center, era asesinar miles de personas para horrorizar al planeta.
Los efectos perversos, la política fallida, cuyos medios y acciones alejan los fines, también la llaman “efecto pantano”: mientras más se mueve más se hunde. A comienzos de siglo, Putin quiso que lo estimaran en “occidente” y prestó a EE. UU sus bases para las guerras de Irak y Afganistán, pero lo retribuyeron con el avance de OTAN hacia sus fronteras, hasta que cambió la estrategia, y la de “occidente” pinta como un gran error. Al teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, lo asesinan los nazis por atentar contra la vida del führer. Autor de una genial obra sobre la estupidez, define “ingenuo es quien hace el bien a otro a cambio de la indiferencia (pero) estúpido es quien lo hace a cambio de la hostilidad”. Entre esa galaxia de insensateces que borroneó Marx y corrigió Engels, aparece una categoría hegeliana, “enajenación”: “al trabajador lo niega el producto de su trabajo, la plusvalía que le arrebatan, es trabajo alienado”, y para liberarse debe “liquidar el orden burgués y apropiarse de los medios de producción”.
Incalculables estragos trajo ese monumental disparate a la humanidad y a 170 años del Manifiesto Comunista y su fracaso hasta la náusea en todas las versiones, aun suena la melodía. Con diversos lenguajes y formas, oímos que empleadores y trabajadores (o pobres y ricos) son enemigos, pese a ser cóncavo y convexo, inseparables para producir riqueza. El político fallido de Maquiavelo toma decisiones hacia una meta y el resultado lo aleja de ella, con frecuencia definitivamente; busca el poder, pero lo separan abismos de errores. Matriz esencial de efectos perversos, además de la estupidez pura y simple, es la estupidez ideológica, por ejemplo del marxismo. Los revolucionarios, demagogos, llegan a la cima proclamando su amor por los trabajadores y gobernar en su nombre, los llevaron a la miseria y terminan sumergidos en la corrupción, porque la sociedad no puede controlarlos. Den Xiaoping comprendió ese fracaso, se enfrentó a Mao, quien no lo asesinó por la mediación de Chou En-lai, triunfó y a finales de los setenta comienza “el socialismo de mercado” que convierte a China en la gran potencia “kapitalista”.
El poder revolucionario reclama “manos libres” para hacer bien al pueblo (dictadura del proletariado, democracia directa o como la llamen) porque la separación constitucional de poderes es “democracia burguesa”, otro brillante aporte de Marx, (hoy “neoliberalismo” para sus desorientados seguidores). Los “efectos perversos” fueron el stalinismo, el maoísmo, el fidelismo, titoísmo, polpotismo, allendismo, todos los países que creyeron en la revolución, media humanidad autoaniquilada y luego el final cinematográfico en 1989. El planeta era hasta el estallido de la guerra en Ucrania, un viejo matrimonio entre Estados Unidos, por un lado, y China-Rusia, por otro, pero Trump, un revolucionario, decide que en vez de competir con China que se había adelantado, debe destruirla a la brava. El divorcio desarma la relativa tranquilidad y pone en ascuas al mundo y en el pleito por los bienes, gana hasta ahora China-Rusia con el apoyo sotto voce de África, Asia e Hispanoamérica, la mayoría, mientras a EE. UU lo acompañan Europa dividida, autodebilitada y en desindustrialización, que a última hora busca nuevos vínculos con China.
El más agresivo en la solicitud de sanciones anti-rusas, Polonia, es también el mejor cliente de energía rusa, sin olvidar la propia Ucrania. Los derrotados hasta ahora son “los valores de occidente” y la democracia, incluso dentro de los Estados Unidos, aunque no lo analicen. El gobierno federal y un grupo de estados de la Unión mantiene un modelo económico ruinoso, colectivista y estatista al estilo del tercer mundo y las dos lumbreras del pasado, New York y California, se empobrecen, aunque por fortuna otro grupo, encabezado por Florida y Texas, prosperan. Entre los graves efectos que vivimos, EE. UU pierde el liderazgo económico y político mundial, sacudido por violencia racial y crímenes colectivos en espacios públicos, pero se niegan siquiera a regular el porte de armas. En un evento de la Sociedad del Rifle se exhibieron graciosamente civiles con fusiles de guerra. Biden dio una declaración enérgica sobre esto.
El efecto perverso de decisiones como sembrar una guerra en Rusia, deshizo la precaria paz mundial, con una nueva polarización no a favor de “los valores de occidente”, y “el jardín” se marchita. El embargo al gas lleva Rusia a buscar ansiosa mercados alternativos y en el camino los BRICS, Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica, deciden estrechar sus lazos para enfrentar el bullying. En el paquete de sanciones contra Rusia está su desconexión del Swift, el sistema global de pagos en dólares, (más de 100 países, 12 mil bancos, 24 horas al día, 365 días al año) que paraliza a Moscú para cobrar o pagar exportaciones e importaciones. Pero hay efectos no esperados del embargo: los BRICS deciden en respuesta hacer las transacciones en sus propias monedas y sustituir el dólar como base de los intercambios, siendo que la mitad del PI norteamericano proviene del simple uso universal del dólar. El senador Marcos Rubio analiza que con esta medida pronto EE. UU “no podrá sancionar a nadie”. La lección olvidada dice que un enemigo acorralado es letal y que “tanto va el cántaro a la fuente…”.
A cada uno de los BRICS le ha tocado su sábado de bofetadas. Pero a última hora la secretaria del tesoro de EE. UU, Janet Yellen, afirma, según cita Rafael Alberto Martínez, “que las sanciones a Rusia ponen en riesgo la hegemonía del dólar” (World News) cosa que ladraban desde el principio hasta los perros de la calle. Un terremoto es lo único comparable a que por primera vez los BRICS, que suman la mayoría del territorio y 40% de población, superan el PIB del G7, lo que conmociona la geopolítica. Aspiran entrar al club Arabia Saudita, Irán, México, Indonesia, Argentina, Nigeria y varias otras. No se plantean que el nuevo orden mundial sea de democracias, que coexisten en su seno con autocracias. Los BRICS llevaban años larvados y esta aceleración se debe a que Trump y Biden desatan un bullying insoportable, desenfrenado y brutal, pierden el sentido de la realidad con la borrachera de sanciones, al extremo de sembrar una guerra con Rusia y querer reclutar países por la fuerza en ese conflicto que no es suyo ni de nadie, sino del laboratorio de Rand Corporation.
Decir que ganó la democracia sería ceguera o algo peor. Hoy algunas zarigüeyas cuestionan que a Angela Merkel le concedan la Cruz Federal del Mérito, recibida solo por tres líderes alemanes, Konrad Adenauer, el primer canciller después del nazismo, Helmuth Khol, el unificador de Alemania, y ella. La critican por bloquear la entrada de Ucrania a la OTAN en 2014, como dice Martínez, por impedir que Rusia destruyera ese pobre país hace diez años, y por la dependencia alemana del gas ruso, como si hubiera mejorado algo haberla cambiado por otra dependencia con precios cuatro veces mayores. Viene una fecha temible: la contraofensiva para “recuperar” el Dombass y Crimea, otra masacre de muchachos indefensos. Según Financial Times son 35.000 ucranianos sin municiones, por no decir desarmados, sin liderazgo ni conducción, y de frente 140.000 soldados rusos, con super artillería, control del aire, y separados por un territorio minado de explosivos antitanque rusos. Alguien debería parar la carnicería que hará inviable la subsistencia de Ucrania, qué si usa armas de uranio empobrecido, Rusia también tiene y se contaminaría el territorio por siglos, con proliferación de cáncer, malformaciones genéticas y otras desgracias. Polonia apuesta a la derrota ucraniana para quedarse con parte del territorio. Como dijimos al comenzar la guerra, Europa luchará hasta la última gota de sangre ucraniana y luego vendrán los carroñeros. Maquiavelo tenía razón.

@CarlosRaulHer

¡Ronald, regresa, se han vuelto locos!

Carlos Raúl Hernández

Durante el período de Jimmy Carter (1977-81) EE. UU se desploma como potencia mundial, en el eclipse del modelo económico rooseveltiano: populismo, protección a las “empresas nacionales”, obstáculos a la competencia, regulaciones a granel, altas tasas impositivas, Estado propietario-agencia-de-empleo, reticencia a las inversiones globales, copiado con fidelidad en Latinoamérica. Nixon y Carter controlan precios de alimentos y medicinas y fracasan, mientras a las líneas aéreas no permitían bajar los costos de los boletos para no perjudicar a “las pequeñas”, con inflación de dos dígitos, recesión y alto desempleo, stagflación. Sin el incentivo de la competencia para mejorar, la base de la industria norteamericana, entonces el automóvil, se estanca en pesados dinosaurios de hierro, caros, ineficientes en el uso de los combustibles y altamente contaminantes. El mundo, en cambio, se llenaba de ligeros carros japoneses de aluminio y nuevos materiales, sistemas de sonido high tech, computadoras más pequeñas y poderosas, televisores, made in Japan. La URSS se apropia del planeta, avanza el autoritarismo en Asia y África bajo su control, adquiere cabezas de playa en Latinoamérica, y crecen las euroizquierdas.

Derrotados en Vietnam y Camboya, bullían libros, foros, folletos, debates en círculos intelectuales y académicos, sobre “el final” de EE. UU ante la superioridad tecnológica de Japón y militar de la URSS. El marco lo conformaban la crisis energética de 1973, la dramática evacuación de la embajada en Saigón (1975), el auge terrorista árabe y europeo, el secuestro de diplomáticos norteamericanos por el fundamentalismo islámico en Teherán y el fracaso en su rescate (1979). Triunfa el sandinismo (1979) y la violencia se extiende a Guatemala, El Salvador, Honduras y viene la debacle en Iberoamérica por la crisis de la deuda (1984). Paul Kennedy publica Auge y caída de las grandes naciones, mil densas páginas sobre la decadencia imperial, que este servidor devoraba en noviembre 9 de 1989 y ¡asombro! cae el Muro de Berlín, sin que por días pudiera recuperarme del estupor. En medio de la lectura de aquél libro erudito, profundo, que preparaba las exequias de EE. UU, el cadáver es de su adversario. Asombro en los sacerdotes de la sabiduría convencional.

Había que “deconstruir” la estrategia de Ronald Reagan (1981-1989), sepultado de infundios por la izquierda mundial sin entender (o tal vez sí) lo que hacía. “Neoliberal” o “neoconservador” según el gusto, “desnacionalizaba la industria norteamericana”, al bajar aranceles de importación, lo que Schumpeter llama “destrucción creativa”, con invasión de productos baratos importados, que puso a correr las industrias para actualizarse o morir. Hollywood era antijaponés, y la izquierda plañía por las siderúrgicas y metalmecánicas, por General Motors, Ford, Chrysler, contra los malditos “autos enanos amarillos”. En alguna cinta, De Vito llora por la quiebra de una fábrica que era el “alma” de su pequeña ciudad. Y hasta Sean (nuestro San) Connery protagonizó una “que develaba la conspiración” tecnológica japonesa. Al revés de la caterva de inútiles vaticinios de la intelectualidad “antineoliberal”, el efecto dinámico reconvirtió la industria, que fue al gimnasio y salió a producir competitivos automóviles, computadoras, televisores.

Reagan conjuga altas tecnologías de EE. UU, Alemania, Inglaterra, Francia, Japón, en el escudo misilístico espacial la Iniciativa de Defensa Estratégica o Guerra de las Galaxias, forzó a la URSS a invertir 60% de su presupuesto en defensa, y la desbarató. Luego Bill Clinton (1993-2001) delega en Al Gore la revolución tecnológica que pasmó a Japón, creó 20 millones de empleos y colocó a EE. UU de nuevo en la cima. Por fortuna para la humanidad, Reagan ni Clinton pusieron en ascuas al planeta en guerras con la URSS y Japón. Pero en adelante los norteamericanos se sienten seguros, subestiman que hay que actualizarse cada día (“lo que no crece comienza a morir” dijo Darwin) y se dedican a la guerra. Entre tanto China, su hija adoptiva, hizo exacta y silenciosamente lo que Reagan y Clinton: crear un supermercado de capitales. China: India, Suráfrica, Indonesia, Vietnam, México, Uruguay, Brasil, Surcorea, Taiwán, Chile, Indonesia, que asumieron la “reaganomía”, hoy son potencias mundiales o regionales. Las que lucharon contra el “neoliberalismo”, al dogout.

EE. UU y sus aliados montan meticulosamente una guerra proxy con Rusia y, como en una película de Groucho Marx, todo sale al revés y mal, evidencia del colapso intelectual del liderazgo en 2022. La guerra viene a nombre de los “valores de occidente”, excluyen semióticamente Asia y África y dejan en la cuerda floja a Latinoamérica que no sabe muy bien qué es. Se inicia una cadena de errores, presididos por un extraño suicidio económico ritual, que eyecta del poder en un año once mandatarios europeos que la apoyaron, y los que faltan. La liquidación del paradigma Reagan-Clinton, comienza con Trump, seguido por Biden: aranceles a Europa y China, para el ilusorio “retorno de las inversiones a suelo norteamericano” y “sanciones”, es decir, proteccionismo por las malas. Once morrales de ellas carga Rusia, hoy más bien fortalecida por el esfuerzo, pero Biden reinicia la receta con China, el verdadero objetivo. Mientras Reagan-Clinton fueron progresivos (no “progresistas”, ¡por Dios!), estos gobiernos se tornan el más poderoso factor de involución actual, luego de EE. UU encabezar todas las revoluciones económicas en dos siglos.

China avanza a toda máquina –como Japón otrora- al podio de primera potencia mundial y Trump quiso impedir sus avances en vez de superarlos. Quiere detener el desarrollo tecnológico y la globalización, como el proyecto llamado Made in China. Y el mayor complejo de conexiones comerciales de la historia, conocido como la Ruta de la seda, tres sistemas comerciales China-Europa: uno por el Ártico, otro por el territorio continental y un tercero por el mar de China. Vías para trenes de 1000 kms/h, aeropuertos, carreteras, comercios, internet, puertos, navegación, nuevas ciudades. Con apoyo de Canadá, los norteamericanos bloquean Huawei que impulsa el 5G, cuando pueden hacerlo ellos, porque tienen todo lo necesario. Obstaculizan EMA, la red submarina de fibra óptica de los chinos que unirá por internet a bajo costo Asia, Europa y Medio Oriente, en vez de multiplicar proyectos como los de Elon Musk. La auténtica razón es que, de acuerdo con agencias globales, para 2030 China producirá 63% del PIB mundial, EE. UU 32% y Europa 7%, aunque estos pronósticos son de antes de la guerra, con energía rusa barata y la caída de Europa amenaza ser mayor.

Según el FMI y el Banco Mundial a Europa la acosan estancamiento, inflación, precio de la energía y desindustrialización. Las “sanciones” dañan a Europa y no a Rusia, fortalecen el rublo y aherrojan la alianza estratégica de China, Rusia, India, Suráfrica, Brasil (BRICS) que representan la mayoría del PIB, de la población y del territorio mundiales, decidida a sustituir el dólar, y otro grupo solicita ingreso, encabezado por Arabia Saudita que con la OPEP plus, golpean a EE. UU al recortar la producción, burlan sanciones contra Rusia. Inglaterra endurece su posición anti China, pero a última hora los mandatarios europeos desfilan para visitar a Xi Jinping, y Macron declara de manera que pone en crisis la OTAN. África y Latinoamérica guardan silencio porque su socio comercial principal es China. La invitación norteamericana a las empresas europeas tiende a colapsar porque su política exterior gesta una gran crisis. La Reserva Federal sube violentamente las tasas de interés para frenar la inflación y engendra una crisis financiera. Para sortearla, el gobierno de Biden concede auxilios a los bancos con emisión (¿inorgánica?) de dólares que vuelve aserrín las medidas de la R.F.

China se asume como gran potencia mundial de paz, adalid del libre comercio contra el ahora proteccionismo norteamericano, reconcilia a Irán, Yemén y Arabia Saudita, y Rusia demuestra su potencia militar. En el nuevo capítulo, con la dedicación que adobaron la guerra Rusia-Ucrania, van con China-Taiwan, pero tienen que ser antes de los nueve meses que faltan para las elecciones parlamentarias y presidenciales en la isla. La reputada encuesta de la universidad taiwanesa de Chengchi, dice que 90% de la ciudadanía quiere mantener el status y que hoy ganaría ampliamente el Kuomintang, partidario de buenas relaciones con China continental y perdería el Partido Progresista de la mandataria Tsai Ing-wen. Llevamos tiempo presenciando las debacles del proteccionismo y el mundo pasó de “el fin de la historia” a la caldera del diablo. Las encuestas registran bajón de Biden y aunque en entornos interno y global complejos, Estados Unidos tiene un as, asociado con el ascenso del gobernador de Florida, Ronald DeSantis, quien hace su estado el más próspero de Estados Unidos, y podría restablecer los equilibrios en su país y el mundo.

@CarlosRaulHer

Colón y la locura poética

Carlos Raúl Hernández

Uno de los fundamentos de la cultura es el mito, y el más cercano a los orígenes del hombre. En las civilizaciones antiguas, el porqué del universo estaba en mitologías, cosmogonías, antropogonías, y Schelling en Conferencias sobre filosofía, mitología y revelación, dice que son explicaciones poéticas del mundo, que perviven después que se desarrolla el pensamiento racional. Max Muller (citado por Ernest Cassirer) se pregunta… “¿Cómo podemos dar razón de esta fase de la mente humana que dio origen a los extraordinarios relatos de dioses y de héroes, de gorgonas y quimeras, de cosas que el ojo humano no había visto nunca?”. Era el recurso esencial para comprender el universo, fenómenos obscuros, como el trueno, la lluvia, el mar, el origen, los ríos. Filólogos intentan demostrar que cuando Homero habla del río que se enamora de una mortal, no era una metáfora, sino que él creía que los ríos eran criaturas vivientes. Con frecuencia opinamos conforme a “memorias históricas”, leyendas inverificables, que giran sobre escritores, políticos, filósofos, artistas, batallas y hasta estrellas de cine, muchos de ellos en la actualidad puestos en circulación por la industria publicitaria.

Desde hace algún tiempo, sembradores de cenizas planificaron y distribuyeron un mito perverso sobre Cristóbal Colón, atribuyéndole genocidios, sadismo, actos monstruosos, a alguien que entregó a la historia una nueva parte de la humanidad, en la hazaña más valiente y asombrosa del devenir humano, que inicia el mundo moderno e hizo explotar las ciencias en el Renacimiento. La irrupción de América en Europa sacudió las bases del pensamiento filosófico, pero también hizo nacer nuevas mitologías, con las que dieron cuenta de esos lejanos, aterradores y maravillosos parajes a los que habían llegado, por lo que Alfonso Reyes dijo que “…América fue la invención de los poetas”. Todo lo que ocurre en el planeta a partir de 1492 está signado por el Descubrimiento de América, porque ese año la humanidad cambió de rumbo. El mismo Cristóbal Colón inicia la mitificación del Nuevo Mundo en sus apasionantes crónicas (Ver: varios autores, Historia real y fantástica del Nuevo Mundo: Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1989).

Sobrecogido frente a las Bocas del Orinoco por la magnitud de las fuerzas telúricas que lo estremecieron al pasar por su desembocadura en el Caribe, escribe a sus majestades que estaba seguro de que pasaba “por la entrada del Paraíso”, pero que no penetraría, ya que no estaba en los designios de su misión. Dice que “Los argumentos de la autoridad, las descripciones del Génesis, las medidas astronómicas, la evidencia de los ojos y la prueba de los labios, todo deja claro que nosotros estábamos cerca del paraíso celestial, pero supe, como escribí a los soberanos españoles, que nadie debe entrar, salvo con la voluntad de Dios. Paso por el paraíso perdido y mantengo el secreto, para regresar a la Española”. Fray Bartolomé de Las Casas, recalentado como de costumbre, nos deja un texto digno de analizar por Jung. (Colón) vino a concebir (que el mundo) no… era del todo (redondo), sino imaginábalo como media pera que tuviese un pezón alto, o como una teta de mujer en una pelota redonda, y que esta parte deste pezón sea más alta (...); y sobre aquel pezón, le parecía que podía estar situado el Paraíso Terrenal.

Después de ubicar adecuadamente el Paraíso, Colón llevó sus conclusiones aún más lejos, asombrado y sobrecogido por la flora y la fauna en las regiones equinocciales, las monumentales corrientes enfrentadas cuyas proporciones y características le eran sobrenaturales y deben haberle parecido el fin del mundo. Américo Vespucio diserta estupefacto sobre las iguanas, a las que asoció con serpientes…. “pero es tan feroz el aspecto de semejantes serpientes, qué teniéndolas por venenosas, no nos atrevemos a tocarlas; son tan grandes como un cabrito montés y de braza y media de longitud”. A Gonzalo Fernández de Oviedo lo asombran los peces voladores, los tucanes, y “los hombres marinos que hay en la mar”. La vida desbordada de las selvas tropicales, plantas gigantescas, árboles que parecían animales vivos, bosques tupidos donde los pies se hundían hasta las rodillas en el humus, insectos gigantes, pájaros coloridos, las dimensiones de los ríos y de las tormentas. Pedro Mártir de Anglería, soldado y cura, narra sobre los Tritones que dejaron verse ante los españoles, medio cuerpo de hombres, medio de pez, y hombres con rabo, “…por el cual, cuando querían sentarse, empleaban asientos con agujeros”.

El mismo Mártir de Anglería, en la tradición utópica desde Platón, cree que “…porque viviendo en la Edad de Oro, desnudos, sin pesos ni medidas, sin el mortífero dinero, sin leyes, sin jueces calumniosos, sin libros, contentándose con la naturaleza, viven sin solicitud alguna del porvenir” (una especie de socialismo indígena imaginario). El bestiario de seres insólitos no tiene límites. Sir Walter Raleigh, de quien dicen ejercía un hechizo sobre Isabel de Inglaterra, da testimonio de individuos sin cabeza que tenían los ojos en los hombros, los ewaipanoma. Otros tienen la boca en el vientre y los ojos en el pecho… “hombres que tienen la cabeza más abaja que los hombros; de los monocelos, de pies tan grandes que les sirven de quitasol; de los mantécoras, de cabeza humana con tres hileras de dientes en cada maxilar, cuerpo de oso, pata de león y cola de escorpión; de los gigantes, de los pigmeos, de las amazonas, de las mandrágoras, de los basiliscos, de las sirenas, y de las aguas que tienen propiedades letales a todas las horas fuera del mediodía”. Martín Fernández de Enciso, cuenta de “árboles cuyas hojas, cuando caen al agua se convierten en peces y cuando caen en tierra se convierten en pájaros”.

Nicolás Federmann, gobernador de Venezuela, va más lejos. No se conforma con citar anécdotas sorprendentes que ha oído, sino una de la que fue protagonista. Cuenta que en su primer viaje a Venezuela conoció un pueblo de pigmeos “de cinco palmos de estatura y muchos sólo de cuatro”. Dice que “…el cacique me dio una enana de cuatro palmos de alto, bella, bien conformada y me dijo que era mujer suya, tal es su costumbre para asegurar la paz. La recibí, a pesar de su llanto y de su resistencia, porque creía que la daban a demonios, no a hombres. Conduje esta enana hasta Coro, donde la deje, no queriendo hacerla salir de su país, pues los indios no viven largo tiempo fuera de su patria, sobre todo en los climas fríos”. Las amazonas y El Dorado fueron dos de los mitos esenciales de ese período que transformó al planeta. El primero cargado de erotismo, de la necesidad de dejar libres ciertos fantasmas sexuales que daban vuelta en las cabezas de los hombres solos que conquistaron América.

Mujeres sin hombres, que los usaban únicamente para el sexo, valerosas, guerreras, habían tenido su esplendor original en los mitos griegos, armadas hasta los dientes y temibles, que muchos conquistadores juraron ver desnudas bañarse en los ríos, especialmente el que lleva su nombre. Los conquistadores buscan por todo el continente ciudades gobernadas por tales mujeres. Agustín de Zárate escribe como si las hubiera conocido y relata de una ciudad así, regida por la princesa Guanomilla, cuyo nombre traduce “cielo de oro”. Y el Dorado, el mito que inventaron los indígenas para librarse de la plaga que les había caído encima, se une con el de las hembras solas y poderosas. Dice Germán Arciniegas qué con esa leyenda, los indígenas encantaron a los hombres blancos “fue la operación mágica que enloqueció a Europa sedienta de riquezas. Oyendo patrañas de los indios, perdió la cabeza la corte de Londres, echaron a andar por las selvas y desiertos los agentes de los banqueros de Alemania, y los españoles creyeron que estaban viviendo en tiempos de Amadís de Gaula”.

@CarlosRaulHer

Otra leyenda negra

Carlos Raúl Hernández

En dos oportunidades López Obrador con humor tabasqueño, solicita que “España pida perdón” por su presencia en las Indias, como si Joe Biden o el mandatario australiano David Hurley, lo exijieran a Carlos III de Inglaterra. Menos se entiende porque comparte 3000 kms. de fronteras con el país que arrebató la mitad del espacio político territorial que les creó España. Por 1992, cuando en el quinto centenario del descubrimiento, “los no descubiertos” hablaban del encuentro de dos mundos, como de transatlánticos se hubieran topado en medio del océano para celebrar el Año Nuevo, aunque atravesar el Mare Tenebrosum es una de las pruebas de coraje y sabiduría más grandes que ha dado el hombre y la ofrecieron Cristóbal Colón y su puñado de valientes. Lo de encuentro es simpático, porque los indígenas más “avanzados” vivían en la Edad de piedra, sin la rueda, la escritura, el ganado, el uso práctico de los metales, y muy poco de agricultura. Luego se hace moda erradicar el nombre de Colón de los espacios públicos, destruir sus estatuas, y al paseo bonaerense no se lo quitan, pero instalan una esfinge demoníaca del héroe.

Los españoles sustituyeron a Colón en las celebraciones por Leonardo Da Vinci, la vieja costumbre de hacerse los locos frente a la mentira y la calumnia para no meterse en problemas. La leyenda negra es un complejo contra el imperio español, que dominaba la pelusa de 60% del mundo conocido entonces, producto de una implacable campaña ideológica y la envidia de potencias menores, Francia, Inglaterra, Alemania. La continúan enemigos de España y la asumen, ¡no me digas¡, los revolucionarios. Hasta alguien tan distante de estas épocas y latitudes, Juval Harari, explica que el descubrimiento de América es el verdadero arranque de la era moderna al aportar un Nuevo Mundo a la humanidad y revolucionar la vida con avances científicos inmensurables: la cartografización del planeta, el descubrimiento de corrientes navegables para ir y regresar (la tornavolta), la vuelta al mundo con la conquista el Pacífico, la globalización que interconecta todos los mares, culminada por Sebastián Elcano, ya Magallanes fallecido en la empresa.

Pero Harari tiene el cuidado de hablar de “los europeos” y solo dice “españoles” cuando trata violencia o desarreglos, y no parece ser por casualidad. La leyenda negra pinta el nuevo mundo como una especie de infierno en el que los españoles andaban cazando indios con arcabuces por pura ociosidad, o para robarles el oro que, según se pensaba, casi crecía en los árboles. No hubo un momento a lo largo de la historia -ni de la prehistoria- sin expansionismo imperial, que implica violencia iniciática, y los españoles llegan a unas tierras donde esta era la principal relación social, a diferencia de quienes sugieren un paraíso. En las relaciones entre los pueblos indígenas predominaba la esclavitud, la explotación, el secuestro de mujeres, la tortura y hay consenso de historiadores serenos en que el mayor régimen criminal conocido es el imperio azteca. La respetable cultura azteca sacrificaba un promedio de diez mil personas al mes de las tribus colonizadas y después se las comían. Si un azteca decía a alguna doncella “te quiero comer” no era prudente tomarlo como galantería.
Lo atestiguan fray Bernardino de Shagún, fray Diego Durán y Bernal del Castillo, entre los antiguos. E investigadores actuales, Oscar Calavia, Michael Harner, Sherburne Cook, Manuel Moros Peña y muchos otros, demuestran que, aunque tenían profusión de animales salvajes para comer, preferían a los humanos. Hernán Cortés al que le crearon fama de malvado, toma Tenochtitlán, una fortaleza de 250 mil mexicas, con solo trecientos españoles, pero al frente de 10 mil guerreros tlascaltecas, cholulas, huetxotzincos, tepeyaques, totonacas, y más de otros veinte pueblos hasta el gorro de que los aztecas les robaran las mujeres y los asesinaran en masa en los ritos infernales de la pirámide. Eso contribuye a explicar también por qué, en el asedio a Cusco, Francisco Pizarro lleva apenas 190 españoles, pero 30.000 huankas, chankas, cañaris, chachapoyas y otras etnias, porque los incas se entretenían con sacrificios humanos y canibalismo. En los casos de Cortés y Pizarro, emblemáticos de la leyenda negra por su “crueldad”, no hay duda que sus mejores amigos fueron los indígenas, que le permitieron la conquista.
Si bien ninguno de los dos capitanes era Santa Teresa de Jesús, también enfrentaban guerreros implacables. Aparte de los combates, las muertes indígenas fueron efecto colateral, no deseado, de viruela, gripe, sarampión que portaban los españoles y, que el sistema inmunológico de aquellos no reconocía. Los caídos de la cuna hablan de “genocidio” y violaciones como sistema de vida, y no los ignorantes, sino también los semiilustrados. Una señora de letras silvestres, madre de un libro tonto, se ofendió cuando escribí que nuestra abuelos y abuelas eran un español y una indígena. Pasado el encontronazo de la conquista, vino la consolidación, la estabilidad institucional, el mestizaje, la extensión de derechos a los conquistados, y la paz centenaria que caracteriza los imperios (que se ajustan a la definición), según la historiadora más importante en castellano de lo que va de siglo, María Elvira Roca.
Ella distingue imperio de colonialismo por varios elementos, entre estos la corta duración del segundo y la separación étnica rigurosa para impedir el mestizaje, caso de los ingleses que prohibían el matrimonio de colonos con naturales. Lejos del genocidio propagandístico de la leyenda negra, el imperio español mejoró exponencialmente las condiciones de vida, lo que multiplicó la población. Fray Servando de Mier dice que frente a Ciudad de México “Madrid es un ranchito” y a final del siglo XVII era la capital del imperio español y no conozco, ni sé de la existencia de una concentración más impresionante de edificios barrocos que alrededor del Zócalo. La América hispánica llegó a crear 30 universidades, grandes ciudades cuadriculadas, plazas, iglesias, calles. Gracias a un pacto de convivencia fue posible que para el año 1800 apenas 200 mil españoles estabilizaran un imperio de 23 millones de kms., con 15 millones de hab., mientras EE. UU tenía cuatro millones de hab. en una superficie de 3 millones y medio de Kms. Cuatro veces más población y cinco veces más territorio. Aún después de la independencia, la potencia del futuro parecía ser Hispanoamérica, pero los grupos de criollos que tomaron el control fueron catastróficos.

Dividir los cuatro grandes virreinatos en veinte republiquetas, lo que hoy es Latinoamérica, no hay manera de atribuirlo al imperio español, sino a las élites criollas de la independencia, que encima de eso, se tragaron y nos hacen tragar la superioridad de la colonización inglesa y el paquete completo de la leyenda negra. Y veámosla en acción. Hace cuatro o cinco años el ayuntamiento de los Ángeles eliminó al Columbus Day, que se celebraba el 12 de octubre, seguido de afrentas a las estatuas de Colón y más ayuntamientos se sumaron a la iniciativa vengadora. En esa fiesta se encontraban indígenas, hispanos, italianos, españoles y el mensaje subliminal trasmite que no es fecha para celebrar, se castiga la impronta española para que en la memoria colectiva quede marcada de genocidio. Después emprenden contra san Junípero Serra, al que acusan de “instrumento de la colonización” por prestar servicios a las comunidades, a enfermos, niños, ancianos, enseñar a leer, y quitan el nombre a su calle y a un edificio.
La memoria histórica está formada por supercherías y mentiras que engatusan a los pueblos y los memoristas son sus oficiantes, encargados de mantenerlas y difundirlas. Recomendaron castigar las afrentas contra los indígenas californianos “perpetradas por los españoles”. Pero hay que saber la verdad histórica de cómo y quién extermina la población indígena. En 1848 termina la guerra EE. UU- México en la que el segundo, como vimos, bastante mayor y más poblado, a pesar de esto se lleva una paliza de los norteamericanos y pierde 52% del territorio con el tratado Guadalupe-Hidalgo. La torpeza militar y política de las élites pierde el oro de California, el petróleo texano y comienza una política del estado californiano para exterminar a los indios, con remitidos en los periódicos en los que ofrecen pago por cabellera de mujeres, hombres y niños, y los que tenían más suerte iban a las reservas a morir de hambre. En 50 años los diezmaron, aunque todavía hoy la mitad de la población habla castellano. La lucha contra el genocidio la encabezó el indígena españolizado Antonio Carra, pero la ingenuidad de López Obrador requiere que España pida perdón.

@CarlosRaulHer

La leyenda negra de Bolívar

Carlos Raúl Hernández

Aunque Marx no sabía escribir sin insultos atronadores, sus obras pasaron por la paciente corrección de Engels, el mejor amigo en el mundo, quien las hizo bastante legibles. Pero la inquina personal por Simón Bolívar, como si le hubiera quitado la novia, hace de cada alusión al Libertador un oprobio. Aguas abajo, para la “leyenda negra” marxista todo lo que hizo Bolívar fue perverso, megalomaníaco y bajoinstintivo, sin reconocerle nada bueno, igual que la otra leyenda negra, creada por él sobre los españoles: que solo vinieron a matar mujeres y violar hombres (o al revés, para que nadie se sienta discriminado por “género”). Nos caiga bien o mal, Bolívar es el titán de Latinoamérica y como dice un pensador marxista, André Gorz, “la dimensión de un hombre depende de las empresas que acomete”. Para estudiarlo a él o cualquier otro fenómeno, hay que evitar la crispación, aunque la guerra es el imperio de la crueldad y el crimen. Nos ayuda que desde el siglo XVII intentan imponerle normas de derecho, como hizo Hugo Grocio, uno de los intelectuales más valientes que comieron pan.

Por su obra El derecho a la guerra y a la paz y andar por encima de su época, terminó en las mazmorras, de donde lo fugó su no menos temeraria mujer, María. Nos hizo comprender que ética de un comandante deriva de fines y medios en su estrategia y de las decisiones bajo su control. En otro trabajo planteamos que el mejor método de calibrar una figura histórica es el de Plutarco, compararla con sus homólogos de época. Washington, Jefferson, Hamilton, Madison, Franklin, Lafayette, fundaron la nación más poderosa y democrática del mundo (por mucho tiempo). Mientras, el despotismo de Bolívar y los suyos, su ferocidad, odio por España, desprecio por el “pueblo”, ambición de poder absoluto, trajeron terribles efectos y herencias (“acabaremos con la raza maldita de los españoles…no quedará uno vivo” … “…contad con la muerte, aun siendo indiferentes”.1813). Bolívar balcanizó la Gran Colombia, sembró autoritarismo e inestabilidad institucional hasta nuestros días, y eso lo llevó a morir execrado.

Destruyó con los pies lo que Washington logró con el cerebro. Mientras EE. UU pasó de 11 estados a 50, su ambición autocrática hizo trizas la Gran Colombia, trizas enguerrilladas, y después de la independencia gran parte de la región entra en caos. Había comenzado mal, con una traición. Simón estaba relajado con una amiga cuando Monteverde toma Pto. Cabello, su guarnición, y cae la primera república en 1812, pero él culpa a su jefe y lo entrega a los españoles por un pasaporte. Va a Colombia donde escribe la coartada, el Manifiesto de Cartagena (1812) con sus ideas fijas hasta la muerte: “el pueblo” no sirve moral ni intelectualmente para la libertad y necesita mano de hierro, la suya. La primera república había caído por blanda, por no fusilar suficiente. Sus documentos esenciales recogen esta constante en retórica romántica y puntillada de neoclasicismo. Otro legado del Libertador, que practica con tesón Latinoamérica hasta hoy, es barajar el juego y rehacer las instituciones por medio de constituyentes, cada vez que a un mandamás le da la gana.

Mientras Washington hizo la constitución norteamericana, la única, Bolívar hace periódicas “constituyentes” para adaptar el traje a su medida. En el Discurso de Angostura para instalar la de 1819, refresca el récipe autoritario. Como suele, antecede eventos con renuncias utileras y con la otra mano reclama poder total, se hace nombrar, no solo presidente, sino Libertador y Padre de la Patria, aunque aún no había libertado y exige un cuadro suyo en la sala de sesiones. Consigue objetivos autoritarios con sus tesis de siempre: un fuerte poder centralizado, no la federación de los países de la Gran Colombia que no cuadra con nuestra “idiosincrasia, no servimos para la democracia y si para un senado vitalicio. (“…así, legisladores, vuestra empresa es tanto más ímproba cuanto que tenéis que constituir a hombres pervertidos”). Dos años más tarde, el 6 de mayo de 1821, mes y medio antes de Carabobo, se instala una nueva constituyente, la convención de Cúcuta, con dominio total bolivariano. Para demostrarlo se hace elegir Presidente de la Gran Colombia casi por unanimidad

Aprovecha para poner en su sitio a Santander con ocho rondas antes que complete los votos para la Vicepresidencia. Como solía hacer, dice que no quiere poder, pero… ¿qué puede hacer un imprescindible? (“Yo quiero ser ciudadano, para ser libre y para que todos lo sean. Prefiero el título de ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra, aquél emana de las leyes. Cambiadme, Señor, todos mis dictados por el de buen ciudadano”) En su envoltorio de humildad, su dominación abrumadora sobre la asamblea y el autoritarismo hipercentralista aplastan las provincias de la Gran Colombia. Abusar del poder e irrespetar a sus hombres esenciales, deja heridas en José Antonio Páez y Francisco de Paula Santander, que se abrirán más adelante y a quienes la religión bolivariana pinta como monstruos. Para marcharse al sur encarga al vicepresidente Santander, a quien la claque militar bolivariana, “los sablones”, no le hacía mucho caso, la situación se hacía intolerable y hay motines en Venezuela y Colombia. Quién no quería ser más que simple ciudadano, va a Perú a redactar la Constitución Vitalicia, que no aprueba el Congreso, sino cómodos colegios electorales.

La promulgan el 8 de diciembre de 1826. Sigue al dedillo la evolución de la maniobra y opera como cualquier político de los que despreciaba. Escribe a un militar de su confianza: “esta es, mi querido general, una operación que debe realizarse con el mayor tino y habilidad…puede producir un bien perdurable para la república. Ud. debe empeñarse con los colegios electorales de ese departamento a fin de que aprueben íntegramente el proyecto…” pero se producen levantamientos masivos y más tarde deben revocar la “constitución”. Valentin Paniagua, quien fuera presidente provisional a la caída de Fujimori (2000) Cuenta en su libro Los orígenes del gobierno representativo: “(los miembros) del colegio electoral de Lima fueron encerrados en la Universidad rodeados de tropas para que aprobasen el proyecto. Freyre, satélite de la tiranía, en una mano les presentaba, dádivas…y en la otra la muerte” (2003). Nos recuerda la consigna de PRI mexicano para los insumisos: “plata o plomo”. En Bolivia hace aprobar la misma “constitución vitalicia”.

Un texto del Libertador sorprenderá a muchos: “El Presidente de la República viene a ser en nuestra Constitución, como el Sol que, firme en su centro, da vida al Universo. Esta suprema Autoridad debe ser perpetua; porque en los sistemas sin jerarquías, se necesita más que en otros, un punto fijo alrededor del cual giren los Magistrados y los ciudadanos, los hombres y las cosas. Dadme un punto fijo, decía un antiguo, y moveré el mundo. Para Bolivia, este punto es el Presidente vitalicio. En él estriba todo nuestro orden” (Bolívar: Discurso a la Constituyente de Bolivia, 1826). Sale de urgencia a Venezuela porque Páez encabeza la Cosiata que repudia ese despotismo avasallante y, peruanos y bolivianos aprovechan para derogar la constitución y destituirlo del cargo. El semidios se descompone a toda velocidad y las provincias de la Gran Colombia querían cesar la pesadilla “vitalicia” y crear una federación estilo norteamericano para detener la entropía, los levantamientos, buscar salidas. Convocan una nueva constituyente, la convención de Ocaña en abril de 1828.

Y ocurre lo imposible: Bolívar en minoría y aunque no se cuestiona su autoridad, la democratización impera. Se instala en Bucaramanga a dirigir la conspiración contra el evento. El 14 de mayo de 1828 en carta a Urdaneta dice: "O´Leary… ha llegado… para persuadirme de que no hay temor alguno (de) un mal resultado de la convención…están resueltos a no firmar ni votar (lo) que no sea excelente, y…abandonarán… retirándose de Ocaña y denunciándolos a la nación como perturbadores y enemigos públicos" (Citado por F. Encina: El duelo con el sino…) Ante el escándalo de su derrota, el Libertador se “lleva las urnas”, su fracción se retira y rompe el quorum. El 27 de agosto da un golpe de Estado, clausura el Congreso, anula la constitución de Cúcuta y se declara Dictador con un decreto que llamó Ley fundamental, una “constitución” aprobada en casa, y sigue cuesta abajo. Luego vendrá el atentado contra su vida en Bogotá (25/sep/1828), que trasparenta su desamparo, por la insólita irrupción de cuarenta asesinos armados al palacio presidencial contra el presidente de Colombia, para que lo salve Manuela Sáenz, con cuatro pares de faldas.

@CarlosRaulHer