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Benjamín Tripier

Análisis de entorno: Por cada punto del PIB que recuperemos, debemos bajar, al menos, un cuarto de punto de pobreza

Benjamín Tripier

El tema del diálogo, una vez más, una semana más, y siempre con la expectativa de que el gobierno tome la decisión de sentarse. Porque ese es el tema, no se sientan a la mesa por necesidad de los dos, sino por necesidad de uno, los dirigentes opositores, que le ruegan al chavismo que se siente: “Vamos, hagámoslo, por favor, te lo ruego”, y el otro no les contesta y los tiene con medias palabras, con eufemismos y actuando como los menos interesados de que algo así, se lleve a cabo.

La realidad es que el chavismo está muy, pero muy cómodo con la situación presente. Porque no llegamos a esto por casualidad, esto es el resultado de una estrategia que comenzó con la expulsión de la misión militar de EE UU de Fuerte Tiuna, siguió con el azufre en la ONU, y terminó, como siempre se supo que terminaría, con la expulsión “en 72 horas” de la delegación diplomática de EE UU, y cierre de su embajada.

Y el objetivo, al menos para mí, como observador de la realidad, fue que buscaban entrar al club de los sancionados, ascender al Valhalla de los antiimperialistas, con Castro, Mao y la URSS. Y se logró llegar. Ahora, mantenerse, eso es otra cosa. Si ya se llegó, qué sentido tiene bajarse de ese altar elitesco y exclusivo, y menos que menos, promovido por los que constituyen la razón de ser y soporte moral, ético, emocional y comunicacional de la revolución, que es EE UU.

Nunca le darán la oportunidad a los americanos de ser los que contribuyeron, por las buenas, a la caída del chavismo. Si no es por voluntad expresa de la revolución… específicamente por el jefe de la revolución, que logró lo que ni Chávez pudo, que es pertenecer a ese exclusivo club. Es posible que la historia se olvide de Chávez, pero de Maduro, seguro que no… ya entró y no piensa salir.

Porque han llegado a un nivel de poder tal, fronteras adentro, que nada pasa ni deja de pasar sin la voluntad de la cabeza de la revolución. Y sí, es posible que algo se les escape, como el caso Barinas, pero lo encapsularon muy rápidamente, y ya se usa, internamente, como ejemplo de lo que no debe volver a ocurrir… como lo de la Asamblea del 2015. Ya hace tiempo que dejamos atrás la posibilidad de la alternancia y de las elecciones libres… y que dejamos de ser una democracia como la conocíamos.

Es una revolución que aprende y evoluciona. Y si no, que alguien explique cómo, de un momento para otro, entramos en una economía liberal, con el dólar circulando libremente, bajando la inflación a números de tres dígitos (venimos de los cinco dígitos), y con la economía en manos privadas y casi sin controles. Del estado manejando 95% de las importaciones, a la empresa privada manejando 95% de las importaciones.

Pero claro… la historia en Venezuela muestra que si el sector privado se fortalece mucho, pues empieza a intervenir en política, lo cual se convierte en peligroso para el gobierno; por lo que salen dos conclusiones: una, que nunca se les permitirá crecer tanto como para ser fuertes, y la segunda que para ser empresario y entrar en la política, hay que dejar de ser empresario, y convertirse en un político que hace negocios… que no es lo mismo, ni funciona igual.

Lo anterior debería ser considerado una premisa de trabajo para tantos que andan fantaseando con elecciones libres, con cambio de gobierno y con la salida del gobierno. El policía bueno se sienta, discute, se reúne, promete, e intercambia; mientras el policía malo les dice que nunca más un opositor tomará el poder en Venezuela… que se olviden de eso.

Cuando la democracia funciona, las controversias e insatisfacciones se dirimen con los votos, con reglas de juego claras, que todos aceptan y cumplen. Ahora, cuando eso no es así, aumenta el riesgo de que la solución no sea democrática.

En lo social: ¿podrá el sector privado a través de la RSEX, de las ODS’s y las iglesias hacerse cargo de la pobreza? ¿Tendrá el sector privado que establecer un plan para alimentar, educar y dar salud por su cuenta? ¿Quién aportaría a esos fondos y cómo se financiarían? ¿Y cuál sería la plataforma para administrar el financiamiento y alinearlo con objetivos medibles y efectivos, con orientación a resultados? Si se logran unos resultados, hay un rendimiento, si se superan, entonces el rendimiento aumenta. Tenemos que pensar en algo.

Nuestra pobreza es tan grande que ya, casi sin duda, deberíamos verla como un mercado que permita el desarrollo humano, y que, de acuerdo a las posibilidades de cada sistema, se vaya reemplazando pobreza por clase media.

Y al ser un mercado, puede haber un espacio en el cual sea un verdadero negocio sacar a alguien de la pobreza. La diferencia con lo que ha venido ocurriendo es que el negocio es la administración de la pobreza; por lo cual, cuanto más pobres, pues mejor. Y eso no debería ser así.

Claro que eso no solo ocurre a nivel de nuestros gobiernos que sistemáticamente han aumentado la pobreza; eso pasa también a nivel de organismos internacionales. Una cifra de Naciones Unidas mencionaba que de cada 100 dólares que se invertían institucionalmente en temas sociales, solo 20 dólares llegaban a producir un impacto. Porque la diferencia era absorbida por la maquinaria burocrática, por la política local, un poco por la ineptitud, y en muy alto grado por la corrupción. Pero bueno… al menos en esa estadística llegaban 20 dólares, porque en ciertos lugares se lo robaban todo, y no llegaba nada.

Hay que reconocer que el sacar a alguien de la pobreza es un buen negocio, y que mantenerlo pobre es un mal negocio. Y esa es la ecuación que debemos resolver aquí adentro, en nuestra Venezuela, donde las cifras creíbles de la Universidad Católica Andrés Bello –mi alma mater- nos ponen en el nivel más alto de pobreza de la región: 94%.

Debemos ocuparnos nosotros mismos y tratar de armar una arquitectura privada que no pretenda competir o reemplazar al gobierno, sino complementarlo; con un objetivo muy concreto: reponer los recursos humanos que la emigración masiva de 7,1 millones de personas se llevó.

Debemos ayudar a educarlos, alimentarlos, y proveerles salud, con el objetivo concreto medible e identificable (hasta con nombre y apellido de empresa o sector económico) de incorporarlos a la actividad económica que nos permita ir creciendo poco a poco; y, cuando las circunstancias lo permitan, crecer en forma acelerada. No me cabe duda de que podemos hacerlo.

Es el ejemplo de la carreta con 20 millones de personas arriba, empujada por 5 millones de personas. A medida que se bajan pobres de la carreta y dejan de serlo, y ayudan a empujar, y la carreta se hace más liviana y avanza a mayor velocidad.

Por cada punto del PIB que recuperemos, debemos bajar, al menos, un cuarto de punto de pobreza.

Pasando a lo económico, para lograr las mejoras económicas no se puede seguir esperando a un cambio de gobierno. Debemos hacerlo desde ahora, desconectando el ámbito político del empresario. Para que cuando las cosas cambien políticamente, ya tengamos un país un poco más recuperado del tsunami que nos agarró a partir del 2014 con una caída sin precedentes de la actividad, llevándonos en la actualidad a ser 20% de lo que fuimos y, comparativamente hablando, una economía del tamaño de Guatemala o Haití.

Necesitamos impulsar la economía, lograr que el gobierno siga habilitando opciones y tratar de generar suficientes empresas como para absorber la pobreza, por un lado, pero también para hacernos más competitivos. Aún no hemos concientizado que al no estar sancionado el sector privado, tenemos la gran oportunidad de convertirnos –como de hecho, tímidamente, ya lo estamos haciendo- en la válvula de descompresión y la vía de crecimiento.

Concretamente, necesitamos trabajar en la privatización de los servicios públicos, especialmente en el tema de la energía eléctrica, donde solo la inversión privada, podrá rescatarnos. Y que el estado asuma el papel que genuinamente le corresponde que es el de generador de políticas públicas y capital de base para iniciativas empresariales destinadas a la actividad privada.

Porque no hay que olvidar que el Estado no es un ente auto generado, sino que es un servicio de administración que financiamos entre todos, y que tristemente, por las leyes petroleras, terminó distorsionando su rol, y arrastrándonos al desastre que hoy tenemos. Nuestra democracia del 58 es la que nos trajo a esta realidad; tal vez ha llegado el momento de cambiarla.

La elección de Brasil dejó la pregunta sobre si la elección de Lula fue una injusticia. Porque esa es la palabra que utilizó Bolsonaro en su alocución de pseudo aceptación de los resultados electorales, 44 horas después de producidos.

Porque Bolsonaro ganó una gigantesca mayoría en diputados, una mayoría simple en el Senado, y ganó las tres principales gobernaciones de Brasil. Y recibió 50 millones votos, dos menos que Lula, que es quién ganó la elección presidencial. Con 350 mil millones de dólares en reservas y con una disminución continuada del índice de precios… inflación negativa.

Y la sensación de injusticia proviene de que los estados donde ganó Bolsonaro, son los que producen la riqueza para que se alimenten los pobres del país, que son los que le dieron la victoria a Lula… pareciera que ese es el origen de esa palabra.

Pero ambas partes están de acuerdo en que la democracia es así, y que los resultados deben respetarse… aún con la sensación de injusticia. Pero para apreciar objetivamente el panorama a partir del 1 de enero de 2023, Lula con su PT podrá impulsar algunas estrategias de izquierda, pero el resto de su coalición, donde también está la derecha, y la oposición de derecha, limitarán los excesos que pudieran presentarse. El hecho de mantener al presidente del Banco Central, ya es una señal de que los miembros de su coalición tienen un peso importante.

El temor genuino de los opositores, y que también tendrían que tener los socios de la coalición, es que los espacios de maniobra autónoma de Lula estarán alineados con el Foro de Sao paulo y con un asistencialismo excesivo que podría desbalancear al país y escorarlo hacia la izquierda. Pero la gran ventaja es que las protestas de izquierda, frecuentes en nuestros países, serán asimiladas y procesadas por el Lula de izquierda, mientras el resto del gobierno hace las cosas bien.

Otro tema relevante es la pérdida del temor vergonzante que había adquirido la pertenencia a la derecha, como resabio de las dictaduras militares de la región. Ahora la derecha es otra, hay un cierto orgullo de pertenencia y, no solo eso, se va convirtiendo, poco a poco en la esperanza de nuestros países, hasta de los pobres que ya comienzan a avergonzarse de reconocerse de izquierda. Ahora la tendencia está cambiando y, por ejemplo, media Argentina, medio Brasil y media Colombia, son de derecha, y se sienten orgullosos de serlo.

La izquierda perdió su oportunidad de cumplir con su objetivo estratégico y razón de ser, que era mitigar la pobreza. Y solo logró profundizarla y que, con ellos, los pobres, para colmo, ahora vivan peor que antes.

Bueno… es la ley del péndulo, que en tiempos país, se miden en bloques de 50 a 70 años; terminaremos, durante mucho tiempo en manos de una derecha capaz de restituir el valor de la educación y del trabajo, y, tal vez el mayor aprendizaje, asumir las leyes del mercado, que ya tienen más de dos mil años de práctica, y solo hubo mal vivir cuando los que tenían el poder las negaron y se opusieron a ellas.

Recomendación

  • Al gobierno: que revise la posibilidad de extender el uso del dólar como moneda de pago para la administración pública. Porque si en vez de usar las divisas para contener lo incontenible, las derivara al pago de sueldos, pues la masa de bolívares tendería a disminuir y el tipo de cambio pasaría a ser irrelevante. Y ya pudieron comprobar, que todo mercado que se libera, alcanza su propio equilibrio; se sufre al principio, pero se acomoda después. Homeostasis aplicada al comportamiento de la economía… y específicamente a la inflación y al tipo de cambio.
  • A la dirigencia opositora: que revise lo de las primarias. Cuanto más tiempo pasa más se nota que a la gente de base no le interesan, que gran parte de los aspirantes no participarán, y, en caso de haber elecciones participarán por fuera; que en realidad solo se trata de una discusión de poder interno entre ellos, que, al no tener posibilidades de acceso al poder verdadero, pues buscan reacomodarse y quedar mejor posicionados en esta convivencia política perversa que está destinada a nunca cambiar la inercia en la que nos encontramos. Por ahí, no es.
  • A la dirigencia empresarial: que hay que pensar en un nivel más elevado de planificación y estrategia y buscar optimizar la burbuja económica privada a la que nos ha llevado el impacto de las sanciones. Hoy hay una responsabilidad mayor por parte del liderazgo empresarial. Sin competir con el gobierno, pero buscando espacios de bienestar que, por las mismas sanciones, el gobierno ya no puede proveer. Ojalá caigan en la cuenta del desafío que tienen por delante… porque por el momento, aparentemente, no lo ven.

E-mail: btripier@ntn-consultores.com

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Análisis de entorno: Hay que emitir bonos sociales

Benjamín Tripier

El rol del empresario venezolano en la Venezuela de hoy, ha cambiado sustancialmente con el paso del tiempo, y con la consolidación de la revolución, así como de las sanciones de EE UU y de muchos de los países con los que históricamente Venezuela estuvo relacionada.

Ha habido un efecto dominó que arrancó con las sanciones de Obama, y que llegaron a un clímax con las de Trump, privando al gobierno revolucionario de la fuente de ingresos que le permitía hacerse cada día más fuerte, e incidir en la región, exportando la ideología; así como controlar, casi absolutamente, la economía venezolana. El 95% de las importaciones de Venezuela las hacía el estado venezolano; había créditos baratos y hasta gratuitos, el dólar libre estaba prohibido y castigado muy severamente, el acceso al dólar oficial era una herramienta de control, los controles de precios y de producción se hacían con armas largas, y, casi toda la economía giraba alrededor del estado, de sus permisos y concesiones; y había hiperinflación (la más poderosa herramienta de control político), así como escasez y desabastecimiento de casi cualquier cosa.

Las sanciones tuvieron su lado positivo, pues obligaron al gobierno a ver la economía desde un ángulo que no habían visto nunca, y que ni siquiera hubieran pensado que podía existir: que no hubiera ingresos ilimitados… y que el petróleo comenzara a escasear, no porque se acabara, sino porque no podía sacarse del subsuelo, y que si se lo sacaba no era tan fácil de producir y de exportar. Por las sanciones, por un lado, y por la falta de mantenimiento sostenido, por el otro.

Para el chavismo, el mundo cambió de un día para otro, y las opciones eran, o bien, más radicalización, tipo Cuba, o bien, más apertura, tipo China.

Como somos latinos, y buscamos el camino más fácil, nos fuimos por el modelo chino… pero claro… no somos chinos, así que controlaron lo que pudieron, y dejaron a su propio destino todo lo demás. Controlaron a los pobres, muchos, y cada vez más, y a los que aún no lo eran, pues los/nos dejaron para que hicieran lo que pudieran.

Pero, así como el gobierno no sabía “no controlar”, los empresarios, tampoco sabían cómo “no ser controlados”, y ambos tuvieron que aprender. El gobierno se replegó de la economía, desapareció el crédito bancario, el dólar comenzó a circular libremente, en un entorno de aislamiento del país, que hace que nuestra economía sea una burbuja cerrada con muy pocos y complejos modos de conectarnos con el mundo, y de importar o exportar, pagar o cobrar, cualquier bien o servicio; y los empresarios tuvieron que arreglárselas como pudieron.

Long story short, hoy cada producto en el anaquel de un supermercado fue pagado de su propio bolsillo, y por adelantado, por un empresario privado, y los precios se negocian libremente, teniendo como límite superior la capacidad de compra del cliente. Claro que, por las características del mercado, solo una minoría puede pagarlos, y una gigantesca mayoría vive en pobreza.

Lo cierto es que la capa empresarial en su aprendizaje tuvo que financiarse con sus propias reservas para poner en marcha una maquinaria industrial que, en términos generales operaba, en promedio, a menos de 20% de su capacidad instalada, y en la actualidad ya ha llegado a 30% de utilización. Y ese crecimiento fue generando fuentes de trabajo para aliviar la pobreza; pobreza que viene del desempleo, pero también de la falta de formación de los recursos humanos que nos quedaron. Porque gran parte de los 7,1 millones que se fueron, pertenecían al grupo de profesionales y a lo que reconocíamos como el bono demográfico… que ya no está.

Hoy la economía está apoyada en la actividad privada, 95% de las importaciones, ahora están en manos privadas y el Estado, en su repliegue, va transformando –de hecho- una economía controlada, en una liberal de mercado. Y allí es donde entra en acción el tema del modelo político y de concentración del poder; porque, así como la decisión en un momento, hace un par de años, fue ir hacia el mercado, perfectamente podría revertirse o cambiar de sentido con la misma facilidad y velocidad. Nada de lo que tenemos hoy, es irreversible.

El tema, es la confianza -o la falta de confianza- en que el nuevo sentido de dirección pueda sostenerse en el tiempo… y eso solo lo puede dar un modelo político con una institucionalidad que no dependa de voluntades individuales.

Otro tema, que por esta época del año resurge, es la salida de Guaidó del gobierno interino, porque tiene fecha de renovación el 5 de enero de cada año. Y cada año que pasa se le da mayor credibilidad a la no renovación. Y mueven opinión pública, hacen decir cosas off the record a innombrados funcionarios norteamericanos, e interpretan como pasaje bíblico cualquier posibilidad que implique que “hasta aquí llegó”.

Recuerdo una reunión del mes de septiembre de 2019, reunido con dos connotados representantes, uno del chavismo y el otro de la pseudo oposición, que juraban y rejuraban que no le daban más de tres meses a Guaidó… que estaba listo… que hasta ahí. Y, al igual que con la apertura de sanciones y de Chevrón, cuando uno se para en octubre del 2022, y mira hacia atrás, pues ninguna de las predicciones se cumplió: Guaidó sigue en su puesto y las sanciones también. Pero bueno… es una cuestión de tiempo… nada es para siempre.

Porque lo que hay que estar claros es que esa posición del interinato sigue cumpliendo la misma función que cuando se creó, que es la de ser un muro institucional de contención, para el manejo y protección de los activos externos, y ser un vocero cuasi oficial de la voluntad del gobierno de EE UU.

Tocando un tema de fondo, nuestra pobreza es tan grande que ya, casi sin duda, deberíamos verla como un mercado que permita el desarrollo humano, y que, de acuerdo a las posibilidades de cada sistema, se vaya reemplazando pobreza por clase media (C. K. Prahalad la fortuna en la base de la pirámide).

Es el ejemplo de la carreta con 20 millones de personas arriba, empujada por 5 millones de personas. Y los 7,1 millones que se fueron, para sumar los 32 millones que éramos antes de que comenzara el descalabro, 80% de ellos, si no se hubiera ido, pues estaría también arriba de la carreta. Y los otros, si no se hubieran ido, pues estarían empujando la carreta. Lo cierto es que, en números netos, la carreta se hizo más liviana, aunque los que debían empujar, pero prefirieron irse, se llevaron una vitalidad y una fuerza que hace que los que quedamos tengamos que hacer más fuerza.

Lo anterior es para ejemplificar que hay que buscar métodos para las dos cosas: para lograr que más gente se baje a empujar (y no se vaya del país) y algún método para que se pueda empujar de una manera más práctica.

Los planes de emprendedores que hay en la actualidad, que están más orientados al crédito barato o a fondo perdido, hacen énfasis en la oferta de dinero y en la manera de lograr o justificar su rescate o sus pérdidas, y no en la manera en la que van a utilizar esos fondos, y menos que menos en los resultados.

Los Bonos de Inversión Social pretenden poner el énfasis en la calidad y el impacto de los resultados, pues la rentabilidad financiera está asociada al cumplimiento de metas. A emprendimientos exitosos, a estudiantes graduados, a niños alimentados, a empleos genuinos obtenidos, a familias alimentadas y bien constituidas… y en general a la efectividad de los programas. Moverse desde la eficiencia como medida, hacia la efectividad; donde lo que importa es lograr resultados medibles, sustentables y reproducibles.

Nuestro mercado de valores en Venezuela pudiera ser la plataforma de emisión y colocación de estos instrumentos financieros, emitidos por ODS´s reconocidas y financiados por fondos nacionales o internacionales para la mitigación de la pobreza. Tenemos que comenzar a trabajar en eso (yo ya lo estoy haciendo) y entender que a la pobreza hay que visibilizarla, caracterizarla, persona por persona, y armar una hoja de ruta para establecer el modo y la velocidad a la que haremos que bajen de la carreta y se pongan a empujar con todos nosotros, los que tenemos la bendición de no estar en situación de pobreza.

En lo económico, los temas de la semana volvieron a ser, en forma reiterativa, las noticias sobre Chevrón y las sanciones, así como el deslizamiento del tipo de cambio que alcanzó el piso de 9 bolívares por dólar antes de lo esperado.

Del optimismo fantasioso no hay mucho para decir, más que tener cuidado en la toma de decisiones basados en este tipo de información. Si se les hubiera creído en su momento, hace un par de años, cuando comenzaron con lo del optimismo, y hubieran invertido apostando a esa apertura, bueno… hubieran perdido dinero. Y me consta que algunas empresas locales de servicios petroleros llegaron a invertir hasta 4 millones de dólares para prepararse para algo que nunca llegó.

No quiere decir que no vaya a ocurrir en algún momento, pero son tantas las incógnitas y las especulaciones, que cuando ocurra, si ocurre, seguramente no se parecerá en mucho a los escenarios que se leen en la prensa intencionada todos los días. Tenemos restricciones políticas de reconocimiento de nuestra institucionalidad; tenemos restricciones de cumplimiento, control interno y de perfil jurídico, que empresas de la visibilidad de las grandes petroleras que están involucrando en el tema, no pueden pasar por alto. Y tenemos un tema de deuda externa impaga, tanto de la soberana y de Pdvsa, como de las decididas por el Ciadi y por tribunales americanos, que pondrían en riesgo de embargo los activos e inventarios involucrados en cualquier apertura. En fin… pareciera que falta nivel de análisis, por descuido o intencionado, que debería incentivar a que cada empresa haga su propia due diligence antes de avanzar en inversiones y proyectos.

Más bien tiendo a pensar que un cambio en la legislación local de la LOH, podría tener impacto positivo sobre empresas petroleras nacionales y extranjeras medianas y pequeñas, principalmente europeas o argentinas, cuyo riesgo de negocios por las sanciones sea acotado y que tengan su propio mercado. Nada grande, nada muy visible, pero efectivo en resultados. Y eso podría dar pie a que, en el futuro, el tema del petróleo se democratizara en Venezuela, estableciendo concesiones específicas a pymes petroleras nacionales y que el rol de Pdvsa se convierta en un administrador de concesiones.

Por lo pronto no deberían esperarse cambios en los niveles de producción petrolera ni en las condiciones de precio y mercado. Inclusive si se diera lo de Chevrón, habría que acomodar tantas piezas que tomaría un par de años aumentar la producción entre 100 mil y 200 mil barriles diarios. Y no hay que perder de vista los umbrales de rentabilidad (precio y costo) de nuestras operaciones frente a otras como las de nuestros vecinos de Guyana y Surinam. No está fácil para nosotros… una vez que pierdes mercados, ya no se recuperan, porque todo el sistema se adapta rápidamente a las nuevas realidades… y esas realidades, ya no cuentan con nosotros. Hay que pensar en otra cosa.

El otro tema, es el del dólar. No hay que perder de vista que hay varios factores que inciden en su precio. Por un lado, está el ángulo de los inventarios de dólares disponibles (que a veces periódicamente se reemplazan por euros) tanto en efectivo como en transferencia; por otra parte está el valor intrínseco de esa moneda que en estos momentos, por la solidez de la economía norteamericana, tiende a revaluarse, afectando negativamente al resto de las monedas cuyas importaciones tienden a encarecerse… y como nosotros somos los compradores naturales de esos bienes caros, pues el precio también se incrementa. Pero eso es del lado de la oferta de esa moneda.

Por el lado de la demanda, se encuentra la disponibilidad de bolívares, de cualquier origen, que pueda presionar convirtiéndose en dólares a una velocidad cada vez mayor. Porque en la medida que se deprecia nuestra moneda, aumenta la velocidad de refugio rápido y seguro… primario… que es el dólar; y de esa manera aumenta su precio.

Sobre el primer componente del precio, que llamaremos estructural, no tenemos mucho para hacer porque no controlamos ni su valor, ni su circulación; mientras que sobre el segundo siempre nos queda la restricción de la disponibilidad de bolívares, vía el encaje y la falta de crédito, vía los bonos de cobertura cambiaria, y vía la inyección de los dólares que, por exportación en efectivo de petróleo, recibe el Banco Central y los coloca semanalmente (más de una vez a la semana) a través de la banca.

Más que eso no puede hacer. Y como los instrumentos de política monetaria mencionados ya están utilizados al máximo, solo le queda la inyección de dólares o euros en la economía; y lo que no puede controlar, pues se convierte en devaluación, que es lo que vemos también todos los días. Si tomáramos una curva de precio del dólar desde la fecha de la reconversión monetaria, observaríamos un ángulo cercano a los 40 grados, lo cual permite anticipar una devaluación sostenida proyectada que debería pasar los Bs. 10 por dólar en noviembre y acercarse a los Bs. 12 en diciembre.

Porque la anormalidad del precio sostenido en el entorno de los Bs. 5 por dólar entre octubre 2021 y mayo 2022, produjo el efecto de resorte apretado, que cuando se soltó, en un corto período de cuatro meses, casi duplicó su valor; y seguirá subiendo, porque ya no hay manera de absorber los bolívares que el sistema de precios creciente demanda para mantener la transaccionalidad y el consumo. Porque si bien es cierto que más de 60% de la transaccionalidad se maneja en dólares en efectivo, al menos la mitad, proviene de la conversión de los bolívares para proteger el poder de compra.

Tenemos problemas de fondo que, al no resolverse, generan, entre otros, los dos temas de la semana: el petrolero por nuestra situación de destrucción de la industria, y el del dólar como producto de la recesión acumulada, que no está siendo frenada por este tibio crecimiento de rebote que estamos percibiendo. Porque números duros que lo confirmen formalmente, aun no tenemos.

En lo internacional, debería preocuparnos la situación de Colombia con el cambio de sentido de dirección de su economía, resultante del cambio de dirección de su ideología política. Petro está mostrando más rápidamente de lo esperado, que, con Colombia, piensa hacer otro experimento latinoamericano de izquierda que también saldrá mal.

Porque a nosotros nos tomó 23 años pasar por la etapa de experimento izquierdista que salió (muy) mal y recién en los últimos tiempos estamos intentando corregir, aunque para muchas cosas es tarde, y habrá que asumir las pérdidas y comenzar de nuevo. Como siempre les digo, nuestro futuro es para adelante, sin mirar para atrás, tratando de rescatar algo; lo nuestro es “borrón y cuenta nueva”, y es hacia adelante. Nunca regresaremos a lo que teníamos, pero podemos construir algo mejor que lo que teníamos… depende de nosotros. Bueno… siempre dependió de nosotros y nos salió mal el jueguito.

Pero Colombia recién está entrando en el ciclo, que es posible que se interrumpa con la alternancia presidencial y no se profundice; eso si no se cumple lo que se espera que pase, que es que cambie la constitución y trate de convertirse en el “Petro eterno”, como el “Maduro eterno” y la frustrada, porque ahí sí no pudo, “Cristina eterna”.

Mientras tanto, tengamos todo el comercio posible, mientras dure, porque es bueno para ellos y para nosotros. Pero tomemos con cuidado hacer planes a largo plazo con ellos. Vamos a hacer lo que sabemos, que es sumar cortos plazos para ir avanzando cuidadosamente hacia el futuro.

Ah… y ni se nos ocurra insertarnos formalmente en la Comunidad Andina; aprovechemos nuestra circunstancia con el Mercosur, para no estar casados con nadie. Podemos ser parte de los dos mundos, sin tener que modificarnos, haciendo que todo cambie, para que al final, nada cambie.

Recomendación

  • Al gobierno: que evalúe seriamente y como política de Estado el traspaso al sector privado de las empresas en manos del Estado, especial y prioritariamente, las que prestan servicios masivos a la sociedad. Creo que ya superamos la barrera idiomática de no llamar a las cosas por su nombre porque la ideología o el partido no lo ven bien. Hace falta una estrategia de privatización, y hay que desarrollarla y divulgarla pronto. De todos modos, hoy ya hablamos de dolarización y a nadie le afecta mucho… todo lo contrario… da tranquilidad saber que se pueden comprar y mantener dólares.
  • A la dirigencia opositora: que tiene una nueva oportunidad de medir quienes dicen que se oponen y qué dirigentes realmente se oponen. Este nuevo ataque a Guaidó sin medir las consecuencias multifactoriales de desarmar el entramado protectivo que crearon los EE UU alrededor de su figura; solo muestra que ya se acostumbraron a que Maduro siga en el poder y ellos sigan oponiéndose. Los que sí seguro que no se acostumbraron, son las bases que quieren un cambio.
  • A la dirigencia empresarial: que desarrollemos una red formal de tesorerías corporativas para buscar mecanismos extra bancarios de financiar la economía, a partir de la optimización de flujos genuinos de negocios, que permitan cerrar la brecha de oferta que es la que nos mantiene con una inflación estructural que termina distorsionando a la economía como un todo; y generando solo oportunidades puntuales que benefician a unos pocos y no tienen impacto sobre los muchos. Hay que armar una arquitectura de fondos de inversión que puedan participar aportando capital de trabajo, tecnología y hasta gerencia a aquellas empresas que se entienda que hay que preservar para servir de plataforma para el crecimiento, cuando este sea posible.

Análisis de entorno: ceder para crecer

Benjamín Tripier

Encuentro de IDEA en Argentina. Foto: @AmChamArgentina

El coloquio anual de IDEA donde se reúnen una vez al año los empresarios más importantes de Argentina, tuvo como leitmotiv “ceder para crecer”, con un mensaje dirigido al apego ideológico y falta de pragmatismo del gobierno, que va a contracorriente del resto de los países de la región.

El concepto de ceder pareciera que es aplicable a nuestra Venezuela, donde hemos llegado –una vez más- al llamado juego trancado, pero en un nivel económico diferente al del pasado: hoy hay mayor bienestar y esperanza en un grupo reducido, y mayor pobreza y desesperanza en una gigantesca mayoría.

Y uno podría pensar que el gobierno cedió de su parte al derogar de hecho gran parte del Plan de la Patria (hilo conductor ideológico del chavismo) y volcarse, parcialmente, a la economía de mercado. La realidad demuestra que fue muy bueno que cediera, pero no suficiente, como para permitirnos crecer.

Y el inhibiente más fuerte es el político ideológico, el cual, más allá de la legitimidad de origen que pudiera tener para los iniciados, en realidad cuenta con el rechazo masivo de nuestra población, y de gran parte del mundo en el que está inserto por tradición nuestro país… nuestra Venezuela.

A diferencia del caso argentino, aquí en Venezuela hemos ido creando ámbitos donde pudiera manifestarse la voluntad de “ceder”. Pero no ha sido posible lograrlo; tuvimos la Mesa de Negociación y Acuerdos (2002-2005), la Conferencia Nacional por la Paz (2014); la Mesa de Diálogo Nacional (2016-2017); la Mesa de Diálogo en República Dominicana (2017-2018), el mecanismo de Barbados y el de Oslo (2019), y la Mesa de Negociación en México (2021). Y el principal obstáculo fue el “todo o nada” de los planteamientos de lado y lado. Nadie cedió… o al menos nadie cedió en lo esencial que es el control político.

A este paso, sigue sin haber señales de que algo pueda cambiar, porque regresamos a un punto muerto; la pregunta que uno se hace, es cómo, sabiendo que las cosas son así, se sigue insistiendo en sentarse a una mesa de la que solo saldrá el chavismo más fortalecido y la dirigencia de oposición más dividida y debilitada.

Porque con la experiencia del 2015, ya el chavismo no volverá a cometer los mismos errores, y seguir con la fantasía de Barinas como si pudiera repetirse a nivel nacional, es no entender que un daño encapsulado y controlado, no es suficiente señal como para pensar en una victoria electoral nacional. Eso no sucederá… simplemente porque el chavismo no entregará un poder que le costó tanto construir y consolidar; y con tanto que perder si lo entregara… porque hoy se trata de eso: de su decisión de entregarlo, o de no hacerlo.

Y lo que menos se entiende es cómo EE UU, con toda la información de inteligencia que tiene, también insiste en esa vía de calle ciega. O será que ellos saben algo que nosotros no sabemos…

Lo que sí tenemos que tener claro es que con este modelo político difícilmente podamos crecer. Y que con los cambios económicos que se están produciendo, por mas liberales que suenen, al estar en un modelo de corte autoritario, es difícil que logre despertar todas las fuerzas que hacen que un sistema liberal funcione en toda su amplitud.

Necesitamos producir cambios mayores y más profundos.

En lo político, no habría que sorprenderse de que las derechas en el mundo estén ocupando espacios cada vez más relevantes, después de casi cuatro décadas de preponderancia de las izquierdas. Y esto puede entenderse por aquello de que las izquierdas, cuando tuvieron su oportunidad, no lograron resolver los problemas que constituyeron la esencia de su planteamiento y de su deber ser.

Hoy, en los países donde mandan, hay más pobreza y desigualdad, y se dejaron invadir por cuanto espacio minoritario que no encontraba manera de expresarse por sí mismo; en algunos casos por ser contra natura, en otros por ser irrelevantes, pero en todos, se constituyeron en la nueva característica de la izquierda, como el lenguaje inclusivo, y la banalización del bebé en gestación, por solo dar un par de ejemplos que se constituyeron en el plomo en ala de esa corriente.

Tanto ruido, tantas victorias políticas, tantas esperanzas destruidas, para que al final, los pueblos que confiaron en ellos, estuvieran, como efectivamente están, peor que al principio.

En el caso de nuestra izquierda gobernante, ha habido en los últimos dos años, un giro cada vez más notorio hacia el mercado (esencialmente vinculado al pensamiento de derecha), asumiendo un pragmatismo impensable en el pasado; hasta el punto en que la palabra chavismo ahora representa algo diferente a lo que solía significar; por eso he acuñado el concepto de neo chavismo para, con una sola palabra, ir absorbiendo las nuevas características que va adquiriendo.

A la batalla del pensamiento la están ganando las derechas, pues las izquierdas se han quedado sin contenido. Claro… no se trata de la derecha de los gobiernos militares, sino la derecha del mercado, de la propiedad privada, del rescate del valor del estudio y del trabajo, como pilares de la construcción de cualquier sociedad.

Las reflexiones anteriores están orientadas a romper la inercia conceptual con la que se está planteando esta nueva aproximación electoral en Venezuela.

En una charla sobre petróleo en la que estuve esta semana, un experto, de alto reconocimiento, nos puso en una perspectiva de pies sobre la tierra. Los 700.000 bpd actuales son inestables y no tenemos a la vista las inversiones necesarias para estabilizar esa producción, ni para ser una alternativa al petróleo ruso o al de Arabia Saudita, pues los dos anteriores son de una calidad de ready to use mientras el nuestro debe pasar por tantas etapas de mejoramiento que prácticamente lo sacan de competencia.

Y aun si se colocara un horizonte más amplio y se dijera que comenzando ahora, dentro de 2, 3 o 5 años podríamos ser una opción, no hay que perder de vista que la recesión mundial que se anticipa en los países industrializados –que son los consumidores de petróleo- hará que, en ese mismo horizonte de tiempo, el consumo disminuya, los precios bajen y los grandes productores comiencen a tener excedentes.

Por eso es que hay que manejarse con lo que llamo el “optimismo informado” donde la fantasía no tiene lugar y los números duros son los que cuentan. ¿En qué consiste esta aproximación más realista? pues en un estatus quo que provea un nivel de ingresos petroleros al estado como para atender temas prioritarios, más propios del estado que de la actividad privada… porque ya le está resultando difícil al gobierno, y se le complicará más aún, mantener empresas que en sus manos solo significan más atraso.

Por eso es que se convierte en casi una necesidad vital vender esas empresas, así, ideológicamente, a la privatización la llamen como les parezca y se aproximen a ella también como les parezca. Pero que el camino casi obligado es el de venderlas, pues no le quepa duda al lector.

El tema de la guerra europea va alineando cada vez más países en contra de Rusia que se sigue posicionado como el gran agresor, y sigue cultivando esa imagen reputacional, como si su verdadero propósito no fuera la conquista de territorios, sino el de arruinar su propia reputación.

Y eso es tan importante, pues no solo ha ido perdiendo los clientes tradicionales que son los que sostenían la economía rusa, esencialmente basada en la exportación de hidrocarburos sin agregación de valor, sino que ha intentado cambiar esos mercados por otros que a ellos no los necesitan, y que le compran su producto pues están a un precio de descuento tan bajo, que hasta están arruinando el mercado de los venezolanos que eran los “líderes” del mercado spot a precios de descuento… bueno… ese liderazgo ahora lo tiene Rusia.

Lo de los ataques nucleares, aun se mueve en el campo de las amenazas y las especulaciones, aunque todos lo toman muy en serio. Pero hay países que creen que eso no va a pasar, mientras que otros distribuyen pastillas de iodo anti radiación; y el resto, simplemente deja que las noticias circulen, esperando el momento justo entre causar pánico en la población, y darles el tiempo suficiente para protegerse, si el peor escenario llegara a ocurrir. Uno espera y desea que eso no ocurra…

La relación con Argentina se ha ido volcando al tema económico comercial, moviéndose entre actores privados de ambos lados de la cerca. En el pasado, que fue muy malo para muchas empresas pequeñas y medianas argentinas, la relación era entre privados argentinos y el gobierno de Venezuela; mientras que ahora se trata de empresas privadas de los dos lados. Claro que con una salvedad: no hay más crédito; el empresario venezolano debe pagar por adelantado para que su proveedor privado argentino, comience a fabricar lo que después le va a exportar.

Es una relación orgánica donde el argentino, al ver que las compras las paga el mismo dueño del negocio, comienza a restaurar la fe perdida en el pasado; y esto es posible, porque ninguno de los dos gobiernos tiene parte en el circuito. Bueno… si la tienen… pero en cuanto al marco fiscal y aduanal, y a la promoción del comercio… lo usual… como debe ser, y como debió haber sido desde el principio. No hay nada peor que un estado jugando a ser empresario; porque las empresas en manos del estado, en Latinoamérica, a la larga o a la corta, terminan quebradas o cerradas.

Lo cierto es que esta nueva etapa del comercio entre privados está desconectada de la política y no tiene nada que ver la necesidad de un empresario venezolano, con las afinidades políticas. En general, Argentina no es muy competitiva en precio, pero tiene buena calidad; por eso a veces, se le compra así esté más caro.

Recomendación

  • Al gobierno: que haga énfasis en los elementos que están alrededor de la institucionalidad de los negocios, tal como los registros y notarías, así como las tasas basadas en la Unidad Tributaria, y su equivalente en dólares. Hay que revisar el conjunto de externalidades negativas que desalientan la inversión de mantenimiento, y espantan la nueva inversión, pues resulta muy caro e ineficiente.
  • A la dirigencia opositora: que entiendan que apostar todo a las primarias los deja muy vulnerables. Y si, como sería de esperar, tienen un “Plan B”, pues sería bueno que lo compartan con las bases porque, tal como van las cosas, la brecha de desconfianza, es cada vez más grande.
  • A la dirigencia empresarial: que impulse la revisión estratégica de las empresas, para adecuarlas al nuevo entorno de austeridad de gastos, y de relacionamiento con el resto del sistema empresarial. Deben promover la “coopetition” como filosofía. Hacen falta fusiones, adquisiciones, alianzas, y reestructuraciones. Hoy que hay poco endeudamiento, nos hemos convertido en una economía pequeñita pero sólida… no perdamos eso.

Análisis de entorno: La suma de los cortos plazos

Benjamín Tripier

Tal vez del lado opositor debería lograrse una disciplina interna que haga que las críticas cruzadas entre tendencias, se mantuvieran encapsuladas, y solo dejaran trascender lo que les suma de cara al chavismo, y de cara a sus propias bases, porque eso es lo que ha practicado el chavismo con mucho éxito. Ellos tienen profundas diferencias internas, pero una verticalidad a toda prueba.

Con lo anterior no quiero decir que los imiten, sino que sean conscientes del riesgo reputacional involucrado, y del impacto que esas peleas internas, que se hacen públicas, tienen sobre la credibilidad de las bases hacia sus dirigentes… la cual, por cierto, está muy golpeada.

A principios de 2016 hubo un conato de unidad, pero ciertas actitudes extremistas, como bajar los retratos de Chávez en forma despectiva, no calaron muy bien en todo el arco opositor, y comenzó la división. Posteriormente, luego de las marchas y presiones de 2017, regresó la unidad con los pronunciamientos de Trump y el nombramiento de Guaidó. Y hubo una férrea disciplina comunicacional, que duró hasta los eventos del puente de Altamira en mayo de 2019, momento a partir del cual, cada dirigente de primera, segunda o hasta tercera línea se sintió con el peso como para ocupar el espacio que quedó abierto cuando se abortó el intento de desestabilización.

Y en vez de reconocer como grupo que se había fallado, decidieron que era mejor echarle la culpa de todo a Guaidó y comenzar, cada quien, a sentir que él sí podía arreglar el país; gente que ni siquiera medía en encuestas o con muy bajo reconocimiento nacional, creyó que, ante el vacío, podía ocupar espacios. Y eso, sigue hasta hoy con más aspirantes a la presidencia que los que las bases, potenciales votantes, puedan reconocer o procesar.

Normalmente, la organización que se reconoce de hecho, tiene más legitimidad que aquella resultante solo del derecho… en este caso, la resultante de las primarias. Porque ante la falta de una organización formal, la misma sociedad, la interna y la del exterior, percibe que hay ciertos líderes, y que el resto son agentes más inclinados a la continuidad del estatus quo, que al cambio o la renovación.

Curiosamente pareciera que las críticas y las peleas internas de la oposición, están alcanzando niveles altos de pérdida de perspectiva, haciendo ver que la terrible situación país que vivimos con una economía del tamaño de Guatemala (eso era hace un tiempo… hoy debemos ser más pequeños), también tiene como responsables a los opositores.Y no hay nada más lejos de la verdad, porque el poder casi absoluto que ejerce el chavismo dentro del país, hace que no haya espacio como para la crítica o la oposición, no como nombre sino como acción. De hecho, con solo seguir los medios, se notará que hay un muy bajo nivel de críticas al gobierno; o por lo menos no el nivel de crítica que se esperaría después de tantos años de retroceso progresivo y acelerado, que está a la vista de cualquier observador casual y no especializado.

Un mínimo sentido de la responsabilidad política del lado opositor debería considerar seriamente que posicionarse uno mismo denostando de los otros potenciales candidatos, como mínimo deja un sabor amargo y aleja a ese aspirante de la simpatía de cualquier votante. Porque para el sentido común, continuar en la vía que vamos donde se ataca más a Guaidó que a Maduro, solo puede conducir a más abstención. Y a aumentar la brecha entre la dirigencia y las bases.

Porque no hay que perder de vista que EE UU es el aliado principal que tiene la oposición, y que tendrá que acompañar a cualquier gobierno que implique un cambio. Eso es importante porque buscar cortarse por su cuenta y chocar en, por ejemplo, el reconocimiento a Guaidó, no solo es hacerle el juego al chavismo gobernante, sino también perder el único anclaje que tiene la oposición con el resto del mundo.

La oposición se volvió complaciente y se acostumbró a la coreografía en la cual, al final de cada acto, siempre Maduro continuaba en el poder, y los opositores… bueno… haciendo como que se oponían… sin éxito… y con temor a un posible éxito… como si no tuvieran vocación de poder.

Y si a lo anterior se le suma que el gobierno está produciendo cambios impensables en lo económico, quitándole lo disruptivo a la oposición… bueno… más le vale a la oposición que se organice de una manera diferente, porque así, basando todo en las primarias, pues no solo no conseguirán la unidad, sino que terminarán mas divididos.

Porque del lado opositor aún sigue haciendo falta la oferta de cambio… qué es lo que se haría diferente, qué es lo que pasaría si no se llegara a un acuerdo interno, y terminaran, con o sin primarias, con varios candidatos. O si no lograran una buena participación y el candidato surgido del proceso no tuviera la legitimidad de base; o si finalmente se desconfiara de los resultados, tanto de las primarias, como de la elección propiamente dicha. Hay como muchas incógnitas y preguntas que se hace el pueblo llano, el cual, con tantos problemas para sobrevivir, ya fue perdiendo interés en buscar las respuestas. De hecho, el escepticismo es la sensación más frecuente.

Aún hace falta un líder que irrumpa, y a quien lo no le importe ser presidente sino cambiar las cosas. Y sin que sea la solución, el único que está haciendo esa tarea, en contra del resto de los dirigentes opositores es Guaidó… el elegido y apoyado por EE UU.

En lo económico estamos viendo un nuevo deslizamiento del valor del dólar, paralelo y oficial, podría responder a una estrategia de búsqueda del valor de equilibrio, pese a que, al haber inyectado nuevamente dólares a la economía, muestra que tratan de contenerlo, pero no tanto; porque al mismo tiempo, los pagos de la tesorería, especialmente los bonos comprometidos, ponen una presión adicional sobre el dólar, porque no hay otras fuentes de refugio transitorio. Y ya cuando se gasten, pues lo harán en dólares directamente, momento en el cual ya se le perderá el rastro, pero nunca se venderán como para que se logre un efecto contrario con una oferta privada de dólares.

Un dólar atrasado es un dólar que facilita e impulsa las importaciones; un dólar devaluado, si bien pudiera significar un impulso a las exportaciones, en nuestro caso, con una infraestructura productiva deprimida y estancada, en realidad podría inducir a inflación de oferta, que es el componente más importante de la inflación total que tenemos. Es cierto que ya no es la hiper que supimos tener, que fue el resultado de los controles y restricciones (principalmente cambiarias); pero aún sigue fuera de control la relación entre la oferta y la demanda de bienes y servicios.

Hace no mucho tiempo podíamos anticipar que para finales de año el tipo de cambio podría estar alrededor de los 10 bolívares por dólar; pero observando el comportamiento de estos últimos días, y estando en claro que el estado, buscando mantener la paz social y llevar las fiestas en calma, pues tendrá que incorporar a la economía los otros tres tramos del bono comprometido a pagarse en cuatro partes. Cosa que no ayuda a la deteriorada economía personal del venezolano promedio.

Mirando fuera de Venezuela, la segunda vuelta de las elecciones en Brasil pudiera presentar aristas diferentes a la primera vuelta, porque los minoritarios que no llegan a 10% no tienen el liderazgo ni la homogeneidad como para trasladar sus votos a quien ellos apoyen. El perfil de campaña cambia tanto que Lula tuvo que declararse en contra del aborto, cuando siempre había sido abortista. Lo que ocurre es que la distorsión de la izquierda los ha llevado a incorporar como característica estructural a los movimientos LGTBI, a los reclamos indígenas, a la identidad de género y al abortismo, lo cual choca de frente con las religiones cristianas, católica y evangélicas. Y eso, va a constituir el fiel de la balanza en la elección.

Una lectura comparativa a las redes sociales del Brasil muestra que en Facebook Lula tiene 5,1 millones de seguidores, mientras Bolsonaro tiene 14 millones, siendo Facebook más orientado a mediana edad. En Twitter, más comunicacional y de planteo de opiniones, Lula tiene 4,48 millones de seguidores, mientras Bolsonaro tiene 9 millones. En Instagram, la reina de las redes y la que, casi como Google, marca la existencia y la reputación de una persona, Lula tiene 7 millones, mientras Bolsonaro tiene 21,6 millones. Y en TikTok, la red incipiente, están más parejos con Lula 1,7 millones y Bolsonaro 2,6 millones.

Lo negativo, si ganara Lula, sería el regreso de la corrupción y la desconfianza en el gobierno, y que, como casi seguramente cambiarían la política económica exitosa de Bolsonaro, pues Brasil retrocedería. Y en nuestra Latinoamérica, si retrocede Brasil, retrocedemos todos. Bueno, tal vez Venezuela no tanto, porque estamos aislados como en una burbuja donde nada entra y nada sale.

La realidad de la guerra en Europa comienza a superar a las ficciones que veíamos en las películas. Estamos bajo amenaza de guerra nuclear táctica por parte de Rusia, y la OTAN arranca ejercicios nucleares en Bruselas. Es un juego de límites que, cuando uno lo veía en las películas, pues se ponía nervioso y se movía en el asiento… pero claro… era una película y sabíamos que no corríamos peligro, porque al final todo estaba bien.

Tristemente todo indica que el conflicto escalará aún más y que las armas atómicas tácticas pasarán a ser parte del arsenal de operaciones, y en vez de matar a cientos, como ahora, pues matarán a miles, o decenas de miles. Y la OTAN tendrá que intervenir porque sea o no Ucrania miembro de la OTAN, Rusia está vulnerando todas las zonas de seguridad que ellos tienen definidas.

Sin más, podemos anticipar que la guerra escalará, y que, miles de muertos después, terminará con la rendición incondicional de Rusia, con su desarme y desmilitarización, con su propio Nüremberg y el país dividido al menos en tres partes, donde China, tendrá la suya. Porque China terminará asociada a los aliados y reclamará su parte.

No hay que sacar del radar todo lo demás que está ocurriendo, especialmente las provocaciones de Corea del Norte, el delicado equilibrio del estrecho de Taiwán, y los movimientos reivindicativos en Irán. Así como las nuevas alianzas de Israel con sus vecinos, promovidas por EEUU, que le dan una mejor posición frente a su enemigo declarado, Irán, cuyo propósito de existencia es la destrucción de Israel.

Recomendación

  • Al gobierno: que continúe despolitizando la economía, y le termine de quitar el perfil ideológico. Porque ya pudo comprobar que cuando sale la ideología, entra el mercado y termina de ordenar las piezas del rompecabezas empresarial. Pero claro… hace falta la voluntad política clara que marque el sentido de dirección; que, de una vez, terminen de pasar al sector privado las actividades empresarias en manos del estado.
  • A la dirigencia opositora: que revisen su estrategia y su línea de tiempo. Porque si se adelantan las elecciones como parece que va a ocurrir, pues se producirá una desbandada y cada quien querrá hacer cosas por su cuenta. Lo cierto es que la rigidez burocrática con que se están manejando los opositores no auguran un gobierno flexible si llegaran a hacerse con el poder. Deben estar atentos porque cada vez escucho más gente desilusionada, más dirigentes que quieren ir por su cuenta.
  • A la dirigencia empresarial: que impulse fuentes privadas de financiamiento extrabancario, apoyándose en el mercado de valores como plataforma flexible para adecuar los excedentes de algunos, con las necesidades de otros. El mercado de valores es como una plastilina que poco a poco va haciéndose más maleable y más fácil de adaptarse a las necesidades de las empresas. De las empresas serias con buena institucionalidad y gobernanza, con buen patrimonio, y con generación de flujo de caja sólido y estable en el tiempo.
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Análisis de entorno: Despedirse como una reina

Benjamín Tripier

El fallecimiento de Isabel II de Inglaterra ha sacado a la superficie y puesto en su más amplia y clara perspectiva, que más allá de la institucionalidad, y de las tendencias o preferencias, el que hace las cosas bien, y encima lo sostiene durante 70 años, pues recibe el reconocimiento público, sin hacer diferencias y sin intereses particulares

Los temas van apareciendo como oleadas fogoneadas por necesidades de la coyuntura, por acceso a una especie de banco de ideas donde, me imagino que hay un menú de opciones, y también por incorporaciones de sugerencias que, al hacer click en el alto gobierno, pues se impulsan, y si no funcionan, pues se dejan morir.

Lo que ocurre es que, al ser impulsados por el alto gobierno en un país donde ese alto gobierno tiene un poder casi absoluto, esos temas mueven instituciones, presupuestos, relaciones internacionales, y por supuesto, algún que otro empresario que intuya una oportunidad y comience a acompañar.

Porque, a menos que de entrada se demuestre que ese tema no es viable, pues deberá avanzar hasta que se estrelle contra sus propias posibilidades, y se deje morir… silenciosamente… sin culpables, y sin responsables, y con alguno que otro daño colateral, del empresario que hizo el intento. Pero bueno… en definitiva ese es el rol del empresario… emprender… y a veces va bien, y a veces no tanto. Pero debe probarlo, porque solo los empresarios con buena cultura gerencial se asesoran primero y aprenden de la experiencia ajena; eso se llama bechmarking. Y el que no lo haga, perderá más que el que sí lo haga.

Ejemplos de lo anterior lo constituyen la Ley Antibloqueo, y la ley de Zonas Económicas Especiales, que tuvieron su boom, con su promoción y venta, pero no han tenido la aplicación práctica y orientada a soluciones que se esperaba, y ahí siguen esperando su momento.

Ahora estamos con lo de las tierras que están disponibles para que productores extranjeros las pongan a producir, los cuales, con una mirada rápida al terreno, llegan a la conclusión de que esas tierras –en nuestro caso casi cualquier tierra- tienen vocación agrícola o ganadera, y que es un desperdicio que no estén productivas.

Y con esa mirada at a glance, más unas ofertas gubernamentales sobre todo lo que podría hacerse, bueno, cualquier campesino genuino, de cualquier lugar del mundo, con amor a la tierra sin importar donde ésta se encuentre, se entusiasmará y comenzará a hacer planes.

Los globos de ensayo del gobierno

Todo comenzó con un globo de ensayo con el “millón de hectáreas para los iraníes”, desmentido por el gobierno de Irán, que puso sobre la mesa el tema. Porque el tema es bueno… en muchas partes se hace, y es un modelo de negocios probado. ¿Cuál es ese modelo? Pues el de alquilar tierras y ponerlas a producir, ya sea con inversión directa, ya sea con alquiler de equipos, infraestructura logística y sanitaria, y contando con mano de obra golondrina para la temporada fuerte, y con mano de obra fija, casi siempre local, pero especializada por el conocimiento de esa tierra, para el resto del tiempo.

Y tal como en otros casos, el discurso pasó de ese millón inicial, al entusiasmo de “estamos poniendo a disposición de 5 a 7 millones de hectáreas que tiene nuestro país por desarrollar, para llegar a 30 millones de hectáreas cultivables”.

Hay un perfil de inversionista extranjero que no llega a un nuevo país solo y por su cuenta, sino que busca socios locales (con el tipo de asociación que mejor les cuadre a las partes) que ya conozcan la zona… un sherpa que los guíe y acompañe y que les limite el derecho de piso que sin duda cualquier inversor extranjero debe pagar; el cual será muy alto o muy bajo, dependiendo de la propensión al riesgo que decida asumir; o a veces del encandilamiento del “negocio fabuloso” que le impide ver lo que el local ya tiene visto desde hace tiempo… y por eso es que se auto limita.

Pero quien te dice… tal vez ese extranjero, al ver el bosque en su conjunto y desde afuera, encuentra un camino que el local, de tanto ver árboles, se está perdiendo…y así pierde oportunidades. No hay que olvidar que quien mejor conoce las características y condiciones locales, es el campesino/empresario del campo venezolano.

La primera pregunta en la lista de chequeo para avanzar en la inversión, debería ser porqué el campesino/empresario del campo local no lo está haciendo él por su cuenta o con socios… y la segunda, ¿por qué el gobierno no les ofreció a ellos la misma oportunidad? Y en la respuesta a esas preguntas, seguramente encontrarán lo necesario para dar los siguientes pasos.

El tema de los emprendedores está resultando una vía más para subsidiar y transferir capacidad de demanda a gente que, en una proporción muy baja, aportará al PBI del país. En general presionarán con una demanda adicional sobre una oferta de bienes y servicios a la que ellos no están contribuyendo a expandir. O sea que confirmarán la profecía que se cumple sola, de consolidar la inflación estructural por déficit permanente de oferta.

En realidad, habría que separar el subsidio del emprendimiento. Regresar a las incubadoras, al capital semilla y al capital de riesgo, que es de riesgo y no de pérdida. Para los verdaderos emprendimientos buscar algo sólido que acompañe y le de viabilidad al intento, midiéndose el éxito no por los fondos recuperados, sino por los emprendimientos que resulten exitosos.

Porque lo ideal, con esa parte que en definitiva será un subsidio, es pedirles que se formen en algo… que estudien… y pagarles por las notas obtenidas… en casi cualquier cosa; pero que estudien, se formen, y puedan demostrarlo. Porque es difícil que alguien sin estudios pueda ser exitoso en un emprendimiento. Hoy en día, con el estado del arte, hay que estar formado para encarar un emprendimiento. Así sea con una máquina de coser o un carrito de chicha; si se quiere que el país progrese hay que darle formalidad. Así, a este paso, la informalidad y el mercado negro terminarán por arropar a toda la economía…que de hecho eso ya está ocurriendo.

Porque de otra manera seguirán siendo pobres estructurales, así por un tiempo limitado les baje la pobreza de ingresos.

Meseta cambiaria

En lo económico estamos transitando una meseta cambiaria con pendiente positiva que nos debería mantener durante un tiempo en el entorno de los 8 bolívares por dólar, deslizándose suavemente hacia los 9, para saltar nuevamente un escalón, cuando algún evento perturbe este equilibrio inestable en el que vivimos.

Podría decirse que estamos en una transición hacia el establecimiento de una nueva era económica que va en sentido inverso al Plan de la Patria original, y que debería conducir a una nueva versión acorde con los cambios que se van produciendo de hecho, y que le confirman al gobierno que el rumbo económico es el correcto, así les cueste políticamente aceptarlo.

Pero parece un hecho que deberán profundizar el rumbo. Es insostenible mantener las empresas públicas sin participación del sector privado. Y como el tema de asociarse con el estado en empresas mixtas es prácticamente inviable, por asuntos de sanciones, overcompliance y falta de credibilidad, pues tendrá que ser vía el traspaso de la propiedad. Porque la alternativa, que es que el estado mantenga la propiedad y que un privado reconocido asuma la operación, va a ser difícil que ocurra por las mismas razones que para el caso de la asociación.

Y si no se da ese traspaso de propiedad pues todo el rumbo que están trazando, comenzará a perder la poca confianza que se ha ido construyendo. En capitalismo, es mandatorio crecer; y en las condiciones actuales, a lo sumo, podemos aspirar a mantenernos…que, en este ambiente, es ir achicándonos un poco más.

La apertura de la frontera con Colombia tendrá un acto simbólico el 26 de septiembre, pero tomará más tiempo convertirse en algo real. Es posible que la reapertura de las rutas aéreas sea el primer paso concreto, pero hacen falta muchos más, que integren las realidades de los dos sectores privados con las posibilidades políticas que habiliten los dos gobiernos. Este juego recién está empezando, y si bien hay ansiedad y temor entre los empresarios, tomará el tiempo que la política indique: “el tiempo político es perfecto” (Iván Gutiérrez + dixit).

En cuanto al mercado de capitales, ya está formalizado el anuncio de que, además de BDV y CANTV, podremos ver partes específicas de Pdvsa colocadas en el mercado. Es importante la señal de aceptación del capitalismo que implica un mercado de valores, como un sentido de dirección que por un lado le podría dar vida al mercado local, y por otro podría servir para que el gobierno se anime a colocar cada vez más acciones en el mercado, hasta que comience a parecerse a una privatización.

Isabel II

Cambiando de tema, el fallecimiento de Isabel II de Inglaterra ha sacado a la superficie y puesto en su más amplia y clara perspectiva, que más allá de la institucionalidad, y de las tendencias o preferencias, el que hace las cosas bien, y encima lo sostiene durante 70 años, pues recibe el reconocimiento público, sin hacer diferencias y sin intereses particulares.

La cantidad de gente de su propio país, de la comunidad de naciones a la que pertenecía, y del resto del mundo, que le está rindiendo tributo, no es más que una muestra de que solo los resentidos sociales pueden negar que lo ha hecho bien… que lo ha sabido hacer.

Y es posible que sea una vara muy alta para medir a cualquier dirigente, quien, al quedarse solo consigo mismo, debe sentirse comparado y evaluado. Cada uno debería pensar: ¿qué pasaría si yo muero ahora? ¿cómo me evaluaría la gente? Y estoy seguro que, más allá de la megalomanía y la soberbia que suele atrapar a los que alcanzan (de una u otra forma) la conducción de un país, deberían hacer un mea culpa y hacer los correctivos del caso.

Porque la gente, los cientos de millones de personas que asisten al espectáculo de las exequias de la Reina, deben comparar, consciente o inconscientemente, con las personas que los dirigen actualmente en sus países, y deben ya, haber sacado sus propias conclusiones. Lo otro que llama la atención, es el tema de las planificaciones, los protocolos, la institucionalidad y el orden que se percibe en una sociedad que es mucho más socialista que la nuestra, pero más organizada. Y nuestra gente lo nota…

Y no tiene que ver con democracia, porque al ser una monarquía constitucional con dos cámaras, la representatividad está asegurada… tanto para seguir como van, como para dar un golpe de timón como con el Brexit.

Ahí debe haber un aprendizaje para nosotros; porque seguir como vamos no nos lleva a ningún lado, y más bien nos hace retroceder. Y el principal medidor para nosotros debe ser la cantidad de gente que sigue prefiriendo irse de Venezuela ante la alternativa de quedarse. Según la ONU, ya estamos cerca de los 7 millones de venezolanos que han tenido que irse por no encontrar futuro aquí…un goteo diario que nos pone cada vez más vulnerables.

La relación con EE UU sigue atada a los dos elementos críticos que les vengo anticipando desde hace meses. Cualquier flexibilización será a cambio de rehenes y/o de salida democrática con miras a un cambio de gobierno. Por consiguiente, hay que poner los pies sobre la tierra y adecuar las expectativas. Ni siquiera los resultados de las elecciones de medio término cambiaran esas premisas. Lo que sí podría cambiar, son las condiciones de esa negociación, pero siempre dentro de las bandas de la política de estado que arrancó Obama, profundizó Trump, y mantiene Biden.

La posible tercera visita de una delegación de la Casa Blanca, tendrá ese mismo propósito… lo que sí es seguro, es que no vienen a comprar petróleo.

Recomendación

  • Al gobierno: que se aboque a la actualización del Plan de la Patria y lo haga circular reconociendo el nuevo rumbo de la revolución. Lo que he dado en llamar el neo chavismo de Nicolás y Delcy. No se puede seguir en la economía “de hecho” hay que comenzar a anclar las bases.
  • A la dirigencia opositora: que tome ventaja de que cada partido ya ha ido seccionando sus candidatos, para hacer un ejercicio conjunto entre los candidatos y representantes de cada fuerza, como para revisar la estrategia y adecuarla a los cambios que se van presentando. Seguir trabajando como compartimentos estancos, solo profundizará la división y no habrá primaria en el mundo que los unifique. En nuestro caso venezolano, consenso es más importante que elección.
  • A la dirigencia empresarial: que utilice la información de base obtenida en las giras por el interior de Venezuela por la dirigencia de Fedecámaras (enfoque bottom up), para desarrollar un ejercicio estratégico top down para diseñar una estrategia de alto nivel que rescate los elementos críticos identificados, y los coloque en una perspectiva de tiempo hacia el futuro, en un sentido de dirección compartido por todos los actores privados. Y luego de contar con ese instrumento, proponer algo similar con el alto gobierno para poner las acciones estratégicas resultantes, en la perspectiva de importancia y urgencia. Y a partir de allí continuar por un camino común, sin sorpresas y lo más previsible posible.

Análisis de entorno: Esperanza sí, pero con los pies sobre la tierra

Benjamín Tripier

Si bien es cierto que la esperanza es el gran motor de la supervivencia, es importante tener claras las bases que la sostienen. Desde hace meses nuestra economía –y la esperanzas asociadas- vive alimentada de informaciones y rumores que tienen visos de realismo y que generan un conjunto de acciones orientadas, en unos casos a anticipar decisiones, y en otros a posponerlas. Y cuando terminas dándote cuenta de que la información que circulaba, ni siquiera era posible que ocurriera, entonces aterrizas en que siempre, algo de dinero perdiste, por no verificar las fuentes.

Los tres puntos de referencia internacional que hoy tiene Venezuela están relacionados con Colombia, EE UU e Irán; cada uno por diferentes razones, pero todos atados por el mismo patrón de aislamiento que nos caracteriza. Porque con Irán logramos apoyo en lo petrolero, con EEUU estamos atados a su poder, y con Colombia, atados (y a veces desatados) por la vecindad.

Y de los tres, EE UU es el que tiene el poder de permitir y no permitir, casi cualquier cosa; mientras los otros dos son válvulas de descompresión, que a veces funcionan y a veces no.

Esperanza… con los pies sobre la tierra

Para entender la relación con EE UU, y poner los pies sobre la tierra, debe ponerse en primer plano, y como una restricción dura que supera cualquier relato, que para ellos somos “una amenaza inusual y extraordinaria” contra la seguridad interna de EE UU; y que además tenemos unos rehenes americanos que ahora, últimamente, están claramente tipificados por una orden ejecutiva específica de Biden.

Mientras esos dos elementos estén vigentes, toda conversación o acercamiento, siempre tendrá como objetivo, liberar a los rehenes primero, y conjurar la amenaza inusual, después. No hay que perder de vista que no se trata de un tema del poder ejecutivo de EE UU, sino de una política de estado, apoyada por los dos partidos, que trasciende presidentes.

Es interesante como Europa en su conjunto, por una cuestión de principios, y por la historia, decidió enfrentar la falta de combustible, sometiéndose a penurias, con tal de no apoyar la brutal invasión de los rusos a Ucrania, que es percibida como solo el principio de una embestida más fuerte, tratando de correr las fronteras de Rusia a las que, en el pasado, definieron la cortina de hierro.

Ahora, imagínense a EE UU vulnerando las dos anclas que les mencioné más arriba, por unos pocos barriles de petróleo que pudiera proveer Venezuela, y que para colmo no son estables por los temas de falta de energía y de mantenimiento en nuestro país. Porque podrá producirse algo de petróleo, pero convertirlo en gasoil, ya requiere de la infraestructura de refinación y electricidad, que están deterioradas e inestables.

Lo del petróleo con EE UU, entonces, sería un subproducto de los temas ancla: democracia para lo de la “amenaza inusual…”, y liberación de los rehenes.

La esperanza como política de Estado tiene la dificultad de que a medida que se van cayendo las zanahorias que la representan, deben ir siendo reemplazadas por otras, todo de acuerdo a una realidad cambiante y conflictiva. Desde los trascendidos y rumores infundados sobre Chevrón y Siemens, que la lectura esperanzadora convierte en posibles (aunque nunca terminen de ocurrir), hasta los empresarios optimistas, pasando por el “Venezuela ya se arregló”, pareciera que están de acuerdo en esconder debajo de la alfombra los niveles brutales de pobreza que, según la UCAB, superan 90%, con casi 80% de indigencia.

Solo cuando en la ecuación hagamos visibles todas las variables, podremos hacer que la esperanza sea un camino, y no una quimera.

Lo social se está convirtiendo en un plomo en ala de nuestras posibilidades. La descompensación de la matriz de RR HH disponibles, versus necesidades a ser satisfechas, nos está llevando a que la población activa que permanece en el país, no tiene las habilidades (y a veces ni la edad) para cubrir las necesidades de un posible crecimiento. Si como dice la ONU, casi 7 millones de personas han emigrado en los últimos años, el gran peso de esa emigración está en lo que nos enorgullecía, que era el bono demográfico.

Debemos hacer un esfuerzo desde la empresa privada (y también personalmente aquellas personas que puedan hacerlo) para incorporar cada uno a la gente que pueda, ya sea capacitándola, ya sea ayudándola; y en el caso de los menores, asegurándonos que asistan a la escuela… que estudien.

Podemos llegar a perder toda una generación si no actuamos coordinadamente entre todas las fundaciones, asociaciones y ONG que hoy, gracias a Dios, trabajan en forma denodada y desinteresada por el bienestar de los demás.

La Responsabilidad Social Empresarial Extendida –RSEX- pudiera ser una respuesta, si cada unidad de producción, por pequeña que sea, y en el sector al que pertenezca, pudiera asumir una metodología común de establecer áreas de influencia, y asumir un mecanismo de aproximación a las comunidades que rodean a cada una.

Lo económico

Pasando a lo económico, la corrida cambiaria de la semana pasada, con un deslizamiento importante del dólar oficial y del paralelo, no fue una crisis, pero si fue una alerta de que hay distorsiones de fondo que pueden hacer que hasta el más común de los problemas pueda resultar en la desestabilización de todo el sistema.

El deslizamiento del valor del dólar del último mes significó la subida de un escalón más en el camino que lleva de devaluación indetenible. Hubo una meseta de varios meses –entre octubre 2021 y mayo 2022- por debajo de cinco bolívares por dólar, que se logró con una inyección semanal importante de dólares por parte del BCV, pero sabiendo que se estaba controlando/reteniendo una presión inflacionaria muy fuerte; además de los elementos intrínsecos de la moneda ancla, que es el dólar americano, como la inflación en EE UU, y la escasez del billete usado de baja denominación, cuya provisión al mercado depende de factores exógenos y fuera de control.

Porque si bien la cotización y disponibilidad de dólares son importantes en la construcción de la inflación por el lado monetario, no hay que olvidar que por las condiciones estructurales que limitan la posibilidad de aumentar la producción, el lado de la oferta tiene una influencia decisiva como generador de la inflación de precios; la cual volvería a las dimensiones de varios miles de puntos de inflación al año, si no se hubiera derogado la ley de ilícitos cambiarios, y se hubiera permitido, informalmente, la libre circulación del dólar en nuestra economía (“una válvula de escape que yo la veo como positiva” Maduro dixit).

Él dólar, entonces, alcanzó un nuevo piso en el entorno de los ocho bolívares, con presión orgánica hacia los nueve bolívares por dólar… o sea que se mantendrá, como una meseta con pendiente positiva, en la parte baja de esa banda por un tiempo, hasta que un nuevo disparador, generalmente inyección grande de bolívares por parte del Estado, lo impulse a un siguiente escalón.

El anuncio presidencial sobre que la Navidad arranca en octubre, normalmente va acompañado de una inyección de bolívares, los cuales, al no estar respaldados por reservas, ni por actividad económica, presionarán directamente sobre el valor de dos inventarios escasos: los bienes y servicios, y los billetes de dólar. Y saltaremos al siguiente escalón, antes de que termine el año, el cual, dependiendo de la disponibilidad de los dos inventarios mencionados, podría superar los 10 bolívares por dólar.

Isabel II

Hablando del fallecimiento de la Reina de Inglaterra. La seriedad y el prestigio que en forma sostenida ha tenido Isabel II, han sido el soporte de la continuidad de la monarquía británica y de haber mantenido unida a la Commonwhealth.

Mantenerse durante 70 años en el tope de aceptación y popularidad personal es algo envidiable en un líder de estos tiempos. Y eso, tal vez sea, porque no era un líder de estos tiempos…

25% del pueblo inglés que es republicano y no monárquico, tendrá su oportunidad de volver a la carga… hasta ahora no pudieron, porque el perfil de Isabel II era tan fuerte, que hasta ellos la admiraban. Mantuvo la estabilidad institucional en los mejores y los peores momentos.

Dios la tenga en la gloria.

Plebiscito

Cambiando de tema, el plebiscito chileno sobre la modificación de la constitución resultó en un contundente rechazo a la propuesta por 62,2% de consenso nacional, con una participación histórica de 80% de la gente inscrita que superó los 12 millones de votantes en un país de 19 millones.

Se están encaminando a un nuevo proceso constituyente, que podría, o bien leer la voluntad de los chilenos y eliminar los extremismos que esta tenía, o intentar (típico de las izquierdas latinoamericanas) forzar la voluntad del pueblo, pese a la claridad del mensaje. Lo que debería quedar claro es que “no es no” y mostrar lo que hasta ahora Chile había demostrado que es la madurez democrática que el resto de la región; con algunas excepciones, ha ido mostrando que es capaz la izquierda de aceptar los reveses. Y si fuera así, Chile volvería a ser referencia de democracia.

En el caso Colombia hay que estar atentos a la posición de Petro, cuya verdadera agenda aún no se adivina…se intuye, pero es difícil saber cuál será el recorrido. Los inesperados y sorprendentes comentarios que hizo sobre los resultados del plebiscito en Chile, más parecen un mensaje interno a Uribe, que a Pinochet, quien ya está fuera de la historia chilena, porque hasta la constitución que data de su época, no era de él, sino de la realidad política que caracterizaba a los chilenos en esa época, y que todo indica que se mantiene; no es Pinochet, sino que son los chilenos y su propio perfil antropológico y social.

Regresando a Petro, se encuentra, en relación a Venezuela, con la necesidad de reactivar esa frontera y bajar el nivel de amenaza que significa tener un enemigo cruzando el río; además de reactivar la economía regional, primero, y, poco a poco, y solo si es posible, reincorporar el mercado venezolano a la economía colombiana. Recordar que desde que Venezuela salió de la CAN, los colombianos se mudaron al Pacífico y orientaron su economía para ese lado; por consiguiente, pueden seguir viviendo sin nosotros; sería buenísimo para ellos que nos incorporemos, pero no tienen el apuro que deberíamos tener nosotros; así no lo demostremos, nosotros los necesitamos más a ellos que ellos a nosotros.

En fin. La relación con Colombia es aún impredecible pese al optimismo y la esperanza que una apertura está generando. Cuando ocurra –porque todo indica que sí ocurrirá- habrá que ver el cómo ocurrirá, porque en estos años, mientras estábamos enemistados, pasaron muchas cosas y esa frontera se informalizó de una manera rotunda y casi estructural. Habrá que ver si hay disposición de los grupos que hoy detentan el poder en la zona, de permitir que los negocios legales prosperen.

Recomendación

  • Al gobierno: que, ha llegado el momento de revisar el enfoque político, y reorientarlo para alinearlo en la misma dirección del resto de la región; países que, sin sacrificar soberanía, no andan peleando y distanciándose de todo el mundo. Porque vamos perdiendo cada vez más espacio, y nuestras relaciones integrales están seriamente limitadas.
  • A la dirigencia opositora: que entienda que, sin unidad activa y comprometida, no hay ninguna posibilidad de cambio, y sí una garantía de permanencia del estatus quo. Y con primarias, tal vez consigan un candidato (aunque lo dudo…siempre tendrán más de uno) pero no conseguirán ni líder, ni unidad. Las cosas están cambiando rápidamente, y la oposición no hace ajustes en su estrategia, cuando debería hacerlo. Eso se llama gerencia estratégica.
  • A la dirigencia empresarial: que continúe en la línea de aproximación directa con el empresariado colombiano, estableciendo, a priori, las líneas básicas netamente de negocios, para ser sometidas posteriormente al gobierno. Lo ideal –muy poco probable- es que se despolitice al máximo posible la relación comercial y de inversión. Facilitando las propuestas y pensando en forma innovadora y disruptiva. ¿Es posible pensar en un mercado de capitales extendido e integrado?

Análisis de entorno: La ola rosada

Benjamín Tripier

Esto que está pasando en América Latina no podría considerarse una nueva ola roja, sino más bien una ola rosada; que no parece que vayan a derivar en regímenes autoritarios, sino que serán capaces de convivir en un ambiente democrático.

Esto que está pasando en América Latina no podría considerarse una nueva ola roja, sino más bien una ola rosada; que no parece que vayan a derivar en regímenes autoritarios, sino que serán capaces de convivir en un ambiente democrático.

Los casos autoritarios que tenemos en la región tienen origen militar, mientras los otros, Arce, Boric, Castillo, Lula (si le ganara a Bolsonaro) y Petro, vienen de origen civil y democrático. Tal vez abriendo un compás de espera con el caso de Petro, porque si bien su origen es militar guerrillero, ha convivido en democracia y ha ejercido cargos democráticos. Y la inercia lo colocaría más cerca del juego democrático que del autoritarismo. Y si bien en campaña se prometen cosas que después no solo no se cumplen, sino que se hace todo lo contrario, Petro habló de capitalismo democrático, defendiendo el derecho a la propiedad privada.

En la campaña anterior, Petro perdió con Duque por sus nexos con el chavismo y con Nicolás Maduro. Mientras que en esta campaña se desmarcó y los criticó, rompió nexos con el madurismo, alineándose más con tendencias de la nueva izquierda. Y en lo internacional, se espera que no tome posiciones drásticas, sino que actúe en espacios ambiguos… veremos.

La izquierda rosada

El giro a la izquierda rosada de la región pareciera originarse en la magnitud de la pobreza, que es una fuente no informada de votos, que en definitiva son los que ponen presidentes. Claro son no informados, pero sufren lo que les toca y saben que, con solamente discurso ideológico, pues no se come.

Para anticipar el futuro comportamiento de estos nuevos izquierdistas que gobiernan, hay que considerar, país por país, la fortaleza de las instituciones, el peso de los que no votaron por ellos, y la capacidad que puedan tener, como opositores, de ejercer un contrapeso de conflicto positivo.

Podríamos anticipar que el riesgo de que quieran perpetuarse sería medio o bajo; el verdadero riesgo está en las políticas que impulsen, y en la manera que gobiernen la economía. Porque la economía es el condicionante más importante para las ofertas políticas, que tendrán o no aceptación, según su impacto social.

Porque más allá de lo pro mercado o pro estado que sean las posiciones de estos gobiernos rosados, está la posición de los inversores privados que son muy sensibles y rápidos para abandonar el país, pero muy lentos para regresar… si es que son capaces de cambiar de idea.

Por eso, el primer impacto, cuando ya se anticipa que estas izquierdas pudieran ganar la presidencia, hace que las inversiones bajen o se retiren del país; y hay un segundo impacto sucesivo, cuando ya ganan, que es la salida rápida de otras empresas, por las dudas que generan temas como las reglas del juego y la propiedad privada; así como los controles y la excesiva participación del estado. Y eso se verá día a día, por la manera cómo manejarán y se relacionarán con las inversiones que permanezcan.

Neochavismo

Por otra parte, Maduro y el neochavismo, como uno de los que quedan de la ola roja, llevan tiempo migrando hacia el liberalismo económico; como una señal positiva para la región, pues coexisten un gobierno hegemónico de izquierda, con un nuevo enfoque dirigido hacia el mercado.

Pero más allá de las motivaciones de Maduro para cambiar, se constituye en un ejemplo para las izquierdas de la región de que en lo económico hay que hacer las cosas de una forma diferente, con menos intervención del estado y menos controles en la economía.

El tema es si ese liberalismo económico va a hacer presión sobre lo social; y lo social va a presionar sobre lo político. Porque si el chavismo hubiera entendido esto antes, hoy tal vez se mantendría en el gobierno, pero con recambio democrático de nombres y sin necesidad de generar sospechas sobre el fair play.

Todo parece indicar que la guerra de Europa se va a extender hacia nuestra región, y va a obligar a que la izquierda rosada tenga que tomar posición; y es casi seguro que las que puedan hacerlo, preferirán la neutralidad, y las otras se alinearán con los aliados.

Mientras que los autoritarios tenderán a tomar partido por el enemigo y se profundizará el conflicto en la región. En contra de cualquier supuesto previo, el caso de Venezuela pudiera ser la excepción, por el pragmatismo demostrado por Maduro que parece no tener límites.

Caso Venezuela

La explicación para el caso Venezuela, volviéndose pro EE UU, se encontraría en que, al no poder dejar el poder por los riesgos personales, se ven obligados a transformarse para intentar bajar la presión que se hace sobre ellos para que se vayan. La idea de que “Venezuela ya se arregló” la impusieron creando la burbuja liberal que, si bien solo favorece a un porcentaje bajo de la población, logró que en marzo hubiera una misión de EE UU, liberó un par de presos norteamericanos, y EE UU le levantó las sanciones a un exfuncionario del chavismo.

La guerra va a forzar a potenciar las capacidades productivas de la región y alinearlas con las cadenas productivas de EE UU y la UE. Y como se supone que la guerra va durar varios años, entonces las inversiones de adecuación pueden durar también algunos años; tiempo suficiente como para que EE UU pueda influir decisivamente en la región; sin que se descarte la intervención militar. Las revoluciones que quedan, se transforman, o se extinguen.

Nos vamos a encontrar con una nueva izquierda sin poder político en sus países, con oposiciones fuertes y con pueblos saturados de que las cosas no les vaya bien:

  • Chile retrocede en muchos indicadores como resultado de la elección de Boric, y solo él puede revertir esto con el ejemplo
  • Perú, ha retrocedido poco con Castillo, por la separación entre lo económico y lo político. Sus indicadores siguen buenos
  • Brasil, con Lula –si gana- podría no afectar sus números, porque en el pasado no afectó negativamente a la economía; pero Bolsonaro lo está haciendo muy, pero muy bien en lo económico
  • Argentina con el kirchnerismo llevó al país a un límite peligroso que toda la población resiente, y lo más probable es que haya un golpe de timón, con cambio hacia un gobierno opositor
  • Colombia vivirá una nueva experiencia de izquierda, y habrá que esperar a ver qué hace Petro, y qué paciencia tienen los mercados. Será tal vez el presidente con menos capacidad de maniobra de los últimos años.

Cambios en la región

En cuanto a cambios en la región, tomada como un conjunto, aún no hay alguna pista que muestre integración; porque la Celac es un espacio solo político, y porque el Mercosur, único espacio formal de integración, no opera como se esperaba. El acuerdo con la UE, por ejemplo, lleva años sin concretarse. O sea que no debe esperarse que actúen como un cuerpo, sino siempre atomizados, país por país.

“Esto es lo que hay” parece ser la posición necesaria e inevitable de cualquier persona, natural y jurídica, frente a las diferentes circunstancias que el liberalismo neo chavista nos va presentando. Y no es tan importante si las medidas que van tomando, aceleran o frenan las posibilidades de tener una economía más o menos abierta al mercado.

Nos baste comparar con lo que teníamos en 2017 cuando por el solo hecho de tener dólares ya podíamos terminar presos, y que hoy casi toda la transaccionalidad está en dólares… y eso, parece irreversible; así haya un paso para adelante y otro para atrás, lo cierto es que ya, culturalmente, pensamos y actuamos en dólares americanos. Y tampoco importa mucho considerar los sectores que aún están rezagados, porque más pronto que tarde, serán absorbidos por la ola dolarizadora.

Lo cual no quiere decir que no se hagan llegar propuestas y sugerencias al gobierno, pues está ávido de recibirlas y ponerlas en el pipeline de temas para digerir políticamente primero, y adaptarlas para adoptarlas.

En línea con lo anterior, está pendiente la propuesta de modificación de la Ley del Mercado de Valores que habilitaría un campo de acción, principalmente relacionado con el dólar y con el manejo de la deuda pública interna. Además, tal como vengo insistiendo desde hace tiempo, de formalizar una cantidad de situaciones de hecho que han ido funcionando positivamente, pero que requieren de la tranquilidad de que no serán anuladas en el futuro. La palabra clave es confianza.

De repente, el tema del avión iraní con bandera venezolana retenido por la justicia argentina, y ahora solicitado por la justicia de EE UU, cobró una importancia que afectó múltiples instancias y dimensiones, desde las bilaterales con Argentina, hasta las multilaterales con EE UU e Irán.

Relaciones

En la relación con Argentina es difícil que se pueda retroceder en las declaraciones y epítetos públicos contra la institucionalidad argentina, tanto de parte del presidente, como de la AN y del partido de gobierno. Es difícil que la cancillería argentina no responda, aunque podrían no hacerlo.

Lo cierto es que la relación de Venezuela con Argentina se complicó, justo cuando se relanzaban con el nombramiento de embajadores, y posibilidades de nuevo comercio.

No se pueden perder de vista los temas Rusia-Ucrania, China-Taiwán/EE UU, Israel-Palestina, y tal vez Irán con alguno de los tantos enemigos que tiene como ser EE UU, Israel o los árabes. Lo cierto es que el mundo está entrando en una nueva conflictividad global que no ocurría desde el fin de la WWII, y va cambiando las referencias y los alineamientos.

Debemos prepararnos para tiempos inéditos, porque los tiempos y las tecnologías han cambiado desde entonces. Y ya los baby boomers están de salida, y casi no hay gente que haya vivido la última gran guerra.

Recomendación

Al gobierno:

  • Que reactive para nuevas consultas el proyecto de modificación de la Ley de Mercado de Valores; porque podría resultar en un dinamizador general de la economía, pero también en una fuente para las finanzas públicas, con la posibilidad de emitir deuda interna en dólares que pudiera ser canalizada a través del mercado de valores.

A la dirigencia de la oposición:

  • Que revisen la estrategia a la luz de la nueva fuente de retraso a las negociaciones, originada en la retención del avión iraní con bandera venezolana, en Argentina. Antes fue el caso Saab, ahora éste, y así podrán venir muchos otros. Tienen que buscar ganar peso específico, a prueba de excusas. Porque de la manera como están oponiéndose, pues no es el camino… think, think, think.

A los dirigentes empresarios:

  • Que revisen el sistema de remuneración de los trabajadores, pues se están empobreciendo muy rápidamente. Ya no basta pagar en dólares, sino aumentarles en dólares, pues el sistema de precios de referencia en dólares se está deslizando al alza. Y se reflejará muy fuerte en el tema alimentario.

Análisis de entorno. Ya no hablemos de petróleo: en Venezuela tenemos que reinventarnos

Benjamín Tripier

El pragmatismo que ha mostrado el gobierno de Venezuela pareciera no tener límites, y, de alguna manera, pareciera que está dando resultados.

Ya el tema de la flexibilización de sanciones petroleras está sobre la mesa. El gobierno dice que trabaja sobre eso; los petroleros privados venezolanos solo hablan de eso y desde Estados Unidos, hay un sector que vería con buenos ojos una apertura para Venezuela. Y después del “puñito” de Biden con el príncipe, en Arabia Saudita, por qué no especular con un “puñito” con Maduro.

Pero es un paso adelante y otro para atrás; por un lado, pareciera que hay un compromiso en ciernes de alinearse con Estados Unidos proveyendo petróleo a los aliados, y por otro, se juguetea con los enemigos de Estados Unidos, que son Rusia e Irán. Tal vez ese sea el estilo de negociación del chavismo; pero sigue pareciendo una estrategia arriesgada.

Claro que hasta que no se declare la guerra, y esta se mundialice, a nosotros no nos van a obligar a tomar partido. Pero eso viene, eso va a ocurrir, y el pragmatismo indica que deberíamos quedarnos con los aliados.

Pero dentro del gobierno mismo hay fuerzas antinorteamericanas que no ven bien ni siquiera la oferta que hacen Maduro y Cabello de volverse proveedores de petróleo. Claro que sería más potable si fuera a Europa que a Estados Unidos. Pero no se sabe.

Este primer semestre ha sido todo de especulaciones sin ningún resultado concreto y seguimos en un limbo petrolero, porque en Estados Unidos son más los que se oponen que los que apoyan aliviarnos sanciones; y las elecciones de medio término están a la vuelta de la esquina. Pero insisto, después del “puñito”, todo es posible.

Y si el gobierno se orienta al pragmatismo, bueno, los “gringos” son expertos en eso. Lo que no está claro hasta donde podrán, desde la Casa Blanca, intervenir en la justicia y en el congreso.

Pese a que, de hecho, en la práctica, en Venezuela, ya estamos en la economía pospetrolera, pareciera que los actores económicos aún no se han dado cuenta, y todas las expectativas siguen alrededor del petróleo, tanto por las sanciones, como por la producción. Nos ponemos contentos con cada rumor de levantamiento, y nos entristecemos cuando no ocurre. Hasta ahora, todo ha sido tristeza.

Ya más o menos está claro que entramos en una inercia en la cual los cambios mayores (emisión de acciones, devolución y venta de empresa) están postergados hasta nuevo aviso, y que nada llamativo va a pasar en lo económico. La “zanahoria” que nos mueve está alrededor del petróleo, cuando sabemos que eso podrá dar algún oxígeno al gobierno, pero que no reactivará la economía.

Porque la reactivación y su potencial, está en manos del sector privado…de las empresas privadas. Por eso, desde hace tiempo insisto en que el sector privado, a través de las cámaras, debería emprender la elaboración de un plan estratégico para Venezuela, identificando, con los pies en la tierra, las fortalezas, las debilidades, cuáles son las oportunidades y qué es lo que nos impediría aprovecharlas.

Y no es tan fácil ni trivial. Porque aún hay empresarios que viven en el pasado, como esperando a que una máquina virtual del tiempo nos regrese adonde nos quedamos…a algún momento alrededor de 1.999. Y eso no va a pasar, hay mucha destrucción y el costo de la reconstrucción es un sinsentido; porque la tecnología cambió, la gente cambió y las condiciones del mundo cambiaron.

Todo lo que nos queda es mirar hacia adelante como una especie de “borrón y cuenta nueva”: oportunidades y amenazas. Porque el punto de partida, que es hoy, donde estamos parados, tiene una cantidad de fortalezas concretas, pero también grandes debilidades. A estas últimas, está en nuestras manos corregirlas, porque de otra manera siempre estaremos arrastrando problemas; que ya sabemos cuáles son, y no deberíamos repetirlos. Y una vez corregidas las debilidades, debemos buscar puntos de apoyo…puntos de palanca, sólidos, duros, seguros; que son las fortalezas en las cuales hacer pie para lanzarnos al futuro.

Pero si elegimos mal o no identificamos adecuadamente los puntos de apoyo, entonces todo se derrumbará y tendremos que arrancar de nuevo. Caso similar, si no corregimos las debilidades.

Hay que mirar y hablar del futuro, porque solo allí están las oportunidades.

Y en esa visión de futuro, el petróleo debe ser un componente más; y no el más importante. Ya hoy es menos importante…pero nos negamos a verlo y a internalizarlo. Claro, el facilismo del “pitillo” con el que sacamos el crudo del subsuelo, multiplicado por el precio del barril, por poco que sea, ya es algo para este pobre país pobre.

Me gusta mencionar el caso de Aruba cuando cerró la refinería de los árabes, que daba empleo a toda la gente. Y lejos de caer en la depresión, se pusieron a trabajar, principalmente la cámara de comercio, como para repensar el futuro y reinventarse. Y la solución estaba a la vista, pero por la ceguera petrolera, no lo veían…corrido el velo, se dieron cuenta de que eso ya no estaba más; que sí, que había una que otra inversión, Exxon, Citgo dando vueltas, pero que ellos no podían depender de eso.

Y formaron a su gente, desde los niños hasta los adultos, buscaron inversores y patrocinadores, y en menos de 20 años, dieron la vuelta el futuro. Y fue tan sólido lo que plantearon, y de tanta excelencia y calidad, que cuando la pandemia terminó (aún reciben coletazos) recuperaron sus mercados, porque lo primero que hizo su mercado objetivo fue viajar a Aruba.

En lo económico: Seguid el ejemplo que Aruba dio.

La desventaja que tenemos en Venezuela de ver todo a través del lente petrolero es que estamos perdiendo de vista en panorama más amplio; el conjunto de lo que está pasando en el mundo con esto de la guerra. Limitada por el momento, mundial un poco más tarde…diría más pronto que tarde.

El haber llamado la atención a tiempo sobre la recesión por venir, hará que finalmente no ocurra; o al menos que no ocurra en la magnitud de los pronósticos, y que no ocurra en todas partes como se piensa.

Todos los días vemos señales de cómo se van estabilizando y descendiendo los precios del petróleo. Desde los alarmistas que vaticinaban 300 dólares por barril, hasta una realidad que lo terminará colocando en 70 dólares, o hasta menos. Esto hará que la falta de combustible no sea tan grave, y que, en cuanto a nosotros, no seamos la salvación de nadie. Es que, en realidad, nuestro aporte, en nuestras condiciones actuales y proyectadas a un año, no son significativas como para incentivar una jugada política riesgosa por parte de los demócratas, que no lo están pasando bien. Perderán las de medio término, y habrá que ver si Biden termina su gobierno…porque no lo está haciendo bien…y la edad le está jugando una mala pasada.

Y el punto fuerte no será la energía, sino los alimentos.

Recomendación

Al gobierno:

Que formalice la libre circulación del dólar como un mecanismo para frenar la inflación que hoy está contenida por medios artificiales, y que puede desatarse nuevamente. Porque la base de todo es la confianza, y la gente tiende a desconfiar de la continuidad de este modelo, por tener bases relativamente precarias, que pudieran cambiar diametralmente de un momento para otro. Así como pasamos al dólar de un solo salto, podemos regresar a como estábamos antes.

A la dirigencia de la oposición:

Que organice mesas redondas entre dirigentes de diferentes extracciones de la oposición y que traten de llegar a algún tipo de papel de trabajo básico como para que cada organización haga sus aportes y se llegue a compromisos primarios. Creer que la elección de un candidato por primarias mejorará la situación, es no comprender que no se trata de personas, sino de modelos…o de personas con modelos que logren rescatar la credibilidad que solo muy pocos opositores aún conservan.

A los dirigentes empresarios:

Que pongan énfasis en la cadena de suministros y la logística para fortalecer y consolidar los niveles de actividad que se van logrando. Muy buen trabajo de los dirigentes empresarios recorriendo el país; hay que contar con un diagnóstico real de nuestras capacidades físicas; porque la voluntad y las ganas de trabajar siempre estuvieron en el ADN del empresario venezolano.

Mail: btripier@ntn-consultores.com

Instagram: @benjamintripier

Twitter: @btripier

Análisis de Entorno. Pies sobre la tierra: de rumores no se vive

Benjamín Tripier

En política todo es posible; incluso que alguien que cree firmemente en algo, de un momento para otro piense algo diferente. Claro, esa práctica es más frecuente en algunos países de Latinoamérica que en otras partes del mundo con un poquito más de fortaleza institucional y de seriedad personal. Y a veces tendemos a juzgar a las decisiones de esos países serios con la misma vara con que nos manejamos nosotros. Porque no en todas partes pasas, de un solo golpe, de la extrema izquierda al extremo liberalismo sin que se te mueva una pestaña, ni se lo expliques a nadie.

Lo anterior es para poner en perspectiva lo del alivio de sanciones por necesidad del petróleo venezolano. Si un gobierno como el de Venezuela y algunas instituciones están sancionados por Estados Unidos; y algunos de sus máximos funcionarios, además de estar sancionados, tienen recompensa por su captura por parte del sistema de justicia norteamericano; y si algunos de ellos ya están presos, ya sea que aún estén en juicio o ya condenados; es difícil pensar que llegarían a desandar esas medidas, y negociar con esas personas, a cambio de petróleo; ya sea mucho o poco petróleo. Es un tema de valores y jerarquías.

Las dos visitas del gobierno norteamericano –la de marzo pasado y la de la semana anterior- estuvieron encabezadas por Carstens, que es el negociador de rehenes de la Casa Blanca. En la primera se sumó Juan Gonzáles y estuvo presente el embajador Story; mientras que en la segunda lo acompañó solo Jimmy Story. La carta fuerte que tiene Estados Unidos para negociar por sus rehenes son las sanciones; y si bien en general no suelen prestarse al chantaje, sí pueden negociar; y negociar requiere gestos de buena voluntad, como la liberación de un par de presos en Venezuela, y el levantamiento de sanciones a Malpica Flores.

Y así, es de imaginarse que se explorarán otras vías de negociación e intercambio, en esta operación de rescate de rehenes que fue el foco principal de las dos visitas, lo cual también podría incluir el petróleo. Pero darles un carácter de negocio petrolero es perder de vista el conjunto de sucesos que llevaron a considerar a Venezuela una “amenaza inusual y extraordinaria” para la seguridad de Estados Unidos; y que llevaron posteriormente a incrementar la caracterización negativa y someternos a las sanciones que ya son parte de nuestra vida diaria. Porque en realidad, debido a las sanciones para un grupo, terminamos todos afectados.

Por supuesto que un alivio a las sanciones, cualquiera sea el origen del alivio, pondrá en movimiento un conjunto de procesos en el campo jurídico, empresarial y de negocios; entrarán los mercados objetivos, y, principalmente la verdadera capacidad de producir petróleo, en qué cantidad, en cuánto tiempo, con qué costo de inversión… y quiénes serían los inversionistas.

Si queremos realmente entrar en una nueva era no rentista, debemos mirar hacia otros productos y mercados; y, cuando miremos al petróleo, verlo desde ángulos y marcos diferentes a los que hemos sostenido hasta ahora. Seguimos aplicándole al petróleo las mismas estructuras y referencias de cuando producíamos 3,3 millones de bpd. Hoy estamos en una producción estable de 550.000 mil bpd (los picos son excepcionales), y es como una megaestructura para manejar lo que tenemos o podemos.

Profundizando un poco, cuando le damos preeminencia a lo petrolero, a las sanciones y a lo político electoral, estamos descuidando que todo lo anterior está apoyando en un colchón de pobreza que deja lo anterior para una minoría de personas. Reconocer el 94% de pobreza, con 76% de pobreza extrema, de Encovi debe llevarnos a coincidir que hay que tomar medidas urgentes y simultáneas desde los otros ámbitos mencionados.

Cada vez hay más gente pidiendo en la calle; cada vez son más jóvenes los que piden; cada vez hay más desnutridos y mostrándonos en forma descarnada que tuvieron que salir de las zonas donde viven para escarbar en la basura de lugares donde la basura tenga algún contenido que les sirva para alimentarse, porque es sus zonas casi no hay basura. Es un drama, pero que se esconde debajo de la alfombra.

El tema importante es la pobreza, y en él deberíamos poner todo el foco…lo cual no quiere decir descuidar lo otro, sino ponerlo en esa perspectiva.

Por cada punto del PBI que recuperemos, bajemos la pobreza un cuarto de punto. Y eso no es abstracto, porque, un poco más o un poco menos, todos intentamos contribuir al crecimiento del producto, porque en eso nos va la supervivencia propia y de nuestras familias.

Vamos a mirar a los costados, y ayudemos a todo aquel que lo necesita; y si tiene esas terribles características de ser adolescente, malnutrido, que pide en un semáforo, pues hagámoslo más aún.

En lo económico, el deslizamiento acelerado del valor del dólar es la consecuencia natural de haberlo tenido retrasado a presión, durante mucho tiempo, desde octubre de 2021. Esa presión era como mantener presionado un resorte que, cuando se soltó, saltó a los valores en que está hoy; no obstante, no saltó tanto como se suponía, y todo indica que aún se mantiene retrasado, y distintas estimaciones colocan el valor de equilibrio por encima de los 10 bolívares por dólar; dándole a la economía un perfil importador; y desalentando las exportaciones.

El mercado de valores aún sigue representando una oportunidad de futuro que en cualquier momento puede convertirse en presente. Las emisiones de renta fija -compitiendo, en los grandes tomadores que son los bancos, con los títulos de resguardo emitidos por el BCV- esperan por la modificación de la Ley del Mercado de Valores para que la opción dolarizada los coloque en una dimensión que sea más atractiva para el inversor común.

Mientras que la renta variable, que forma parte de varios portafolios y carteras, espera su momento para ser el lugar de las finanzas corporativas, de fusiones y adquisiciones, , y sean el campo a través del cual se logre la optimización de la capacidad instalada existente, y donde puedan hacerse las inversiones de aporte de tecnología y capital que tanto nos hace falta.

Estamos en los albores de una guerra mundial que pudiera escalar hasta límites inconmensurables, porque de un lado, hay gobiernos democráticos que consultan sus decisiones en forma colegiada; mientras del otro hay gobiernos tiránicos y con el poder concentrado en Putin y en Lukashenko…o más bien, solo en Putin. O sea que está prácticamente en sus manos la decisión de cuándo transforma su “operación especial”, en una declaración de guerra, y a quién se la declarará primero; y si lo atacará primero y declarará la guerra después.

El flujo de comercio cambiará, habrá ajustes en las rutas, y los países proveedores de materias primas volverán a tener un rol relevante que puede hacer que sus economías se fortalezcan, si ya estaban bien administradas; mientras que los que lo estaban haciendo mal, empeorarán; porque la guerra no solo no será un colchón de flotación, sino que se convertirá en un lastre que los hundirá más.

Y también habrá una dicotomía de amigo-enemigo, sin espacio para puntos intermedios. Y dependiendo del nivel de amenaza que cada país represente, es que será tratado como tal. En Venezuela tenemos que elegir de qué lado estaremos, porque la consecuencia será grave.

No hay que olvidar que nosotros estamos jugando en los límites de la democracia, y apelando a las reglas de tiempos de paz. Bueno, eso va a cambiar; en términos prácticos la OTAN sustituirá a la ONU, y la ley será la ley de tiempos de guerra, donde las ambigüedades son muy riesgosas, pues pueden ser mal entendidas (o bien entendidas en algunos casos) y costarnos caro en términos concretos.

Cada país de Latinoamérica ha ido buscando su inserción en este nuevo contexto; hasta Argentina que tiene un gobierno pro chavista fue alineada con los aliados, y lo manifiesta en cada foro donde puede; de hecho, el presidente Alberto Fernández se reunirá con Biden en Washington, el próximo 26 de julio. Mientras, nosotros seguimos jugando con los “chicos malos”. Juegos militares con rusos e iraníes, avión iraní acusado de terrorismo volando bajo bandera venezolana por la región, visita del canciller a Moscú en el momento de mayor crueldad de los rusos contra Ucrania, y ahora Bielorrusia.

En cuanto a Colombia, nuestro vecino para siempre, tendremos que buscar la mejor manera de relacionarnos en esta nueva etapa. El Petro que hemos escuchado declarar es el Petrocandidato en campaña, y también al Petro presidente electo; habrá que esperar a escuchar -y ver qué hace- al Petro presidente en ejercicio, donde tendrá que manejarse en un entorno donde los miembros de su gobierno, que se parece mucho a una coalición, comenzarán a tomar decisiones que pueden afectarnos…como país, y como gobierno chavista.

Lo que sí podemos anticipar es que, a menos que el gobierno de Venezuela se oponga, el comercio y la movilidad de gente será más flexible, y podría significar una bocanada de aire fresco para un país aislado como el nuestro; podría ser una válvula de descompresión para nuestro acceso al resto del mundo.

Recomendación

Al gobierno:

Que renueve los mensajes masivos para la prevención de esta nueva ola de contagios covid y que advierta sobre el tema dengue, que pareciera también estar presente. Este es un momento en que la salud pública debería recuperar la preeminencia que tuvo en 2020 y 2021, al menos hasta que podamos ver que los números de contagios vuelven a retroceder. Es cierto que los números no son tan altos, las internaciones son menores y que la letalidad es muy baja, pero la gente falta al trabajo y la actividad económica incipiente se debilita.

A la dirigencia de la oposición:

Que no dejen sola a Bandera Roja justo en un momento donde son -junto con Guaidó- los únicos opositores que están “poniendo el pecho” en la calle, en la necesaria (en cualquier país) tarea de oponerse. El resto de los dirigentes no pasa de declaraciones altisonantes que no afectan al gobierno “ni con el pétalo de una rosa”; todo lo contrario: atacan más a Guaidó que a Maduro.

A los dirigentes empresarios:

Que pongan énfasis en la cadena de suministros y la logística para fortalecer y consolidar los niveles de actividad que se van logrando. Muy buen trabajo de los dirigentes empresarios recorriendo el país; hay que contar con un diagnóstico in situ de nuestras capacidades y posibilidades reales; porque la voluntad y las ganas de trabajar siempre estuvieron en el ADN del empresario venezolano.

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Análisis de Entorno. Optimismo y confianza: la mezcla necesaria

Benjamín Tripier

Si ya estamos claros que “Venezuela no se arregló”, al menos debemos admitir que se respira un aire diferente; hay una especie de optimismo dudoso, no convencido, pero optimismo al fin; el cual genera endorfinas, que “son neurotransmisores opioides producidos en el sistema nervioso central”, que nos predisponen para cosas buenas. Tendemos a ver el vaso medio lleno, así la cantidad de agua sea poca.

Y hay un efecto contagio por derrame, que hace que, si la parte de arriba de la pirámide está optimista, algo de la parte de abajo tenderá a hacer lo mismo, pero sin estar muy seguros de por qué. Lo importante es que esa actitud permite ser constructivos y ver oportunidades en medio de los problemas, que, en nuestro caso, son muchos.

Porque los espacios de oportunidad siempre estuvieron allí. En la medida que caía en barrena el PBI desde 2014, se iban abriendo espacios que eran abandonados. Y como la desconfianza en el gobierno era –y sigue siendo- mucha, entonces la tendencia no era a tratar de ocupar y cubrir esos espacios, sino a abrir nuevos, por el éxodo y la incertidumbre.

Pero en 2019 comenzó una manera diferente de hacer las cosas por parte del gobierno, que, con algunas idas y vueltas, ha mantenido la consistencia. La dolarización, el control de la inflación, la liberalización de precios, la emisión monetaria, la licuación del gasto público, y las señales de disciplina fiscal; en un entorno de apertura al mercado de valores, ha hecho que cualquiera que estuviera medianamente informado, le diera un segundo pensamiento a la tendencia a irse, versus la posibilidad de quedarse.

Por lo que el segundo pensamiento generó también una segunda mirada a las oportunidades y los espacios vacíos. Y si bien el incremento de la actividad económica sigue concentrado en lo transaccional de última milla, y muy apalancado en importaciones, hay que observar un leve aumento en la utilización de la capacidad instalada de plantas industriales. Débil, pero cierta y real.

Sin desconocer nuestros inhibientes estructurales de falta de energías primarias y limitaciones de electricidad y gasoil; de problemas en las telecomunicaciones y en las carreteras y el transporte; en el suministro de agua y gas. Y si utilizamos productivamente lo que sí tenemos (sin poner tanto énfasis en lo que no tenemos) es posible que encontremos un camino para consolidar nuestra muy pequeña economía; y utilizarla como plataforma para buscar incrementos reales de la actividad, que vayan más allá del rebote pospandemia.

Desde el FMI que cree que vamos a crecer 1,5% este año, hasta CreditSuisse que cree que creceremos 20%, todos deben aplicarse sobre una base del 20% del PBI que teníamos en 2014; o sea que, si fuera 1,5% del 20%, daría un crecimiento del 0,3%; y en el mejor de los casos, significaría 4%. Pero cualquier crecimiento es mejor que ningún crecimiento.

Porque se trata de un crecimiento orgánico, financiado por el accionista y sin crédito, ni nacional ni internacional; y en medio de un aislamiento al que estamos siendo sometidos por el posicionamiento ideológico del chavismo. Con lo cual podríamos inferir que, con un cambio en las condiciones, nuestro crecimiento podría ser explosivo.

El siguiente paso en este camino al optimismo informado sería la consistencia y continuidad en las políticas públicas, reforzándolas con un marco jurídico que ofrezca garantías mínimas del respeto a la propiedad privada y a los derechos de las personas, las naturales y las jurídicas.

No se puede perder de vista que parte de los factores que impulsaron el optimismo fueron los relacionados con los rumores de levantamiento de sanciones y reactivación de la producción petrolera, los cuales nunca probaron ser ciertos.

A partir de las dos visitas del gobierno de Estados Unidos a Venezuela, se tejieron esos rumores, que perdieron de vista que el propósito principal de las visitas fue el rescate de rehenes; pues en las dos estuvo Carstens que es el negociador de rehenes americanos por parte de la Casa Blanca. El resto, lo de los diálogos y lo del petróleo, nunca pasó del campo de las especulaciones, siempre amarradas a alguna declaración aislada de algún funcionario de Estados Unidos.

La realidad es que nuestra distancia con Estados Unidos, que a veces pareciera que se acorta, está tendiendo a alejarse, tanto por lo de la cercanía con Rusia (visita del canciller a Moscú) como por el caso del avión iraní con bandera venezolana retenido en Buenos Aires, que nos retrotrae a las épocas de Obama con lo de la “amenaza inusual y extraordinaria”. Sin mencionar las noticias sobre maniobras militares conjuntas con Irán y Rusia; pareciera hecho a propósito para incomodar e irritar.

Cada vez se les hace más difícil a los demócratas de Biden que quieren el acercamiento lograr sus propósitos. Porque hoy en día la cantidad de petróleo que pudiéramos aportar al sistema mundial no es suficiente como para compensar el precio político que tendría que pagar el gobierno de Estados Unidos de cara a las elecciones de medio término.

La Ley de Zonas Económicas Especiales, como una continuidad de la Ley Antibloqueo, y de los anuncios de apertura al mercado de valores del capital de las empresas del Estado, es una manifestación clara de la búsqueda, por parte del gobierno, de inversiones para la reactivación del país.

Si hubiera que pensar en capas u olas de inversión, las primeras deberían apuntar a la infraestructura energética, pues esta se constituye en la plataforma habilitante de inversiones en cualquier otra área. Una vez avanzadas las inversiones en energía, ya se puede pensar en la industria y en el agro.

Desde el año 2019 el gobierno se encuentra construyendo una plataforma de confianza que va estructurando paso a paso, pero aún no a la velocidad que hace falta para atraer inversores. Porque es diferente decir “tengo confianza, pero las sanciones me impiden invertir”, a que “no invierto porque no tengo confianza, sin importar si hay sanciones o no”. La confianza es esencial y se construye con acciones que no vayan solo en lo económico, sino que se trata de algo integral, donde un ámbito realimenta al otro.

En sociología y psicología social la confianza es la creencia, esperanza y fe persistente que alguien tiene, referente a otra persona, entidad o grupo, en que será idóneo para actuar de forma apropiada en una situación o circunstancia determinada; la confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones y los valores.

Es difícil tener confianza solo-en-lo-económico, pero tener desconfianza en lo político, lo social o lo internacional.

Esa integralidad debe ser construida para poder aspirar a que, si se aliviaran las sanciones, las inversiones podrían llegar. Con un riesgo país de 33.000 puntos, habría que ofrecer una cantidad muy grande de ventajas para atraer un inversor.

Tal como ha venido ocurriendo, las inversiones que han ido llegando han sido para el segmento transaccional, de ciclo corto de recuperación, y provistas por venezolanos con fondos afuera. Porque hay que estar claros: solo venezolanos con dinero afuera serán los primeros en aventurarse… y siguiendo el camino que ellos abran, es que vendrán los demás.

En cuanto a la política interna, estamos en una meseta en la cual pareciera que no está pasando nada; pero la realidad, es que la “procesión” va por dentro. Tanto en el gobierno como en la oposición sacan cuentas y juegan nombres de cara al 2024, que pareciera el nuevo punto focal con elecciones presidenciales.

Sin olvidar que el gobierno, con el poder absoluto que tiene fronteras adentro, no tiene ninguna necesidad de ponerlo en riesgo, para darle la oportunidad de que lo tomen personajes que nunca han asumido riesgos para ganárselo.

Por supuesto, con la excepción hecha de los que estuvieron –y los que aún están– presos, y de Guaidó que expone su vida diariamente, llevando el catecismo de la democracia y la libertad. El gobierno no se prestará a elecciones si existe la remota posibilidad de perderlas, porque en eso les va la vida.

Pero también hay que asumir que un día de elecciones, cualesquiera que sean las condiciones, siempre puede deparar una sorpresa. Y mucho más en el ambiente de controles en el que vivimos donde se siente el poder del gobierno en cualquier ámbito de la vida del país; pero ese mismo control va generando zonas ciegas que no pueden ser vistas por el gobierno, y desde allí pueden venir las sorpresas.

Los números que le dan las encuestas al gobierno han mejorado desde que comenzó la sensación de optimismo. Aún el rechazo sigue siendo muy grande, más de 60%; pero la aceptación ha ido creciendo. Según la encuestadora de la que se trate, lo positivo pasó de 12% a 20%; de 18% a 25%; y de 30% a 38%; lo cierto es que habiendo abierto las compuertas de liberalidad que abrió, puede observarse un reflejo positivo en la percepción de la gente.

El mayor reflejo positivo está en el lado del chavismo y el menor en la oposición. Y si bien siempre se dice que lo económico es un gran condicionante del voto en una elección, en nuestro caso, por más “cosas buenas” que hagan, un opositor siempre tenderá a votar en contra. En pocas palabras, es poco probable que el gobierno pueda ganar una elección.

Profundizando un poco más en el pensamiento de la gente, en un mundo ideal, hay una tendencia a que ninguna de las ofertas existentes sea lo que la gente querría. Están como en votar por el menos malo, que para la gran mayoría es la oposición.

Pero si tuvieran la opción de algo diferente, disruptivo y novedoso, casi 70% se inclinaría por esa opción. Sería una opción no estatista, de libertades y respeto, muy apoyada en la empresa y en los mercados, y muy clara y transparente con relación a que el rentismo (y toda la filosofía asociada) ya se acabó y no volverá.

Quien se plante con una oferta de ese tipo (y nadie aún lo ha hecho) tiene todo el chance de quedarse con el 70% de una elección. Porque ya está claro que los pobres, si dependen del gobierno, nunca dejarán de serlo; mientras que el sector privado, que necesita imperiosamente que dejen de ser pobres y se conviertan en consumidores, hará todo lo que esté a su alcance por disminuir la pobreza.

Pasando al campo internacional, la reunión de la OTAN en Madrid dejó como corolario que las relaciones internacionales que pasaban por la ONU ahora pasarán también por la OTAN, que actuará como una opción paralela. La lectura ya no será solo pacífica, sino también militar…y las palabras, podrán ser consideradas como armas, y generar una respuesta militar si ese fuera el caso. El ámbito de acción se vuelve global, y el enemigo puede estar en cualquier parte.

Es posible que haya conflictos focalizados en paralelo al tema Rusia-Ucrania, como asegurando los laterales del canal principal que es el nuevo “eje” Moscú-Teherán-Pekín. Hay un antes y un después de Madrid.

Las comparaciones entre Hitler y Putin, y entre los prolegómenos de la II Guerra Mundial, y esta guerra que se nos viene, comienzan a parecerse; pero con el aditivo de las lecciones aprendidas. A Putin no le darán el voto de confianza que Chamberlain le dio a Hitler, y que le dio la oportunidad de reforzarse y conquistar territorios. A Putin ya no le creen.

La cohesión europea y mundial en contra de Rusia no tiene precedentes, y la reunión de Madrid sirvió para posicionar el concepto de 360 grados que les permite mirar hacia Latinoamérica, Norte de África y Medio Oriente.

No hay que olvidar que en marzo pasado los rusos nos pusieron, a nosotros los venezolanos, en el mapa de la guerra cuando su vicecanciller mencionó que ellos podrían poner misiles en Venezuela. Para los escenarios de la OTAN somos esa posibilidad y con ese lente nos observan.

La visita del canciller venezolano a Moscú, y el mencionado anuncio de maniobras militares conjuntas (¡sumando a los iraníes!) nos refuerza en esa posición. Que tal vez en el corto plazo no signifique mucho, pero cuando la guerra esté en desarrollo, nuestra posición, la de nuestro pasaporte y de nuestro pueblo, no será cómoda… de hecho será complicada.

Recomendación

Al gobierno:

  • Que extienda al ámbito político la estrategia de credibilidad que va logrando en lo económico. Es importante abandonar la estrategia de los compartimentos estancos y comenzar a trabajar en forma integral manejando, en conjunto, las variables económicas, políticas, sociales y económicas…y alinearlas con el campo internacional que hasta ahora ha sido la principal fuente de problemas y limitantes.

A la dirigencia de la oposición:

  • Que mejoren la estrategia de comunicaciones y redes de forma tal de difundir cuál es la estrategia del Grupo Guaidó, y cuál la de la Plataforma Unitaria. En qué coinciden y en qué difieren. Porque hoy pareciera que son lo mismo y que persiguen lo mismo, y la realidad no es así. Para evitar las confusiones en las bases opositoras que siguen desinformadas.

A los dirigentes empresarios:

  • Que hay que evitar que sigan cerrando empresas. Hay que armar fondos privados de rescate que aporten, más que financiamiento, prácticas gerenciales y finanzas corporativas para lograr optimizar recursos vía fusiones, adquisiciones y reestructuraciones, y evitar la improvisación del empresario quien, hasta ahora, en muchos casos, había mantenido su empresa por inercia y por olfato. En este tipo de circunstancias país hace falta gerencia profesional.

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