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Carlos Raúl Hernández

Regreso del futuro

Carlos Raúl Hernández

Marx, Engels et. al inventaron una secuencia en el desarrollo humano, el llamado materialismo histórico. Según eso, la humanidad arranca con la comunidad primitiva, siguen la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo, y terminará con el socialismo y el comunismo. Pero resulta que Asia, África y América nunca pasaron por ese chorizo, que por lo tanto no da la talla para teoría de la historia. Marx y los marxistas trataron de ponerle parches.
Hagiógrafos y enmendadores de plana marxistas argumentan que esa sucesión –chorizo es porque así lo llamaba cuando estudié sociología- es solo para Europa occidental, un cuadrito en el inmenso mapamundi. Pero eso tampoco es cierto, porque hubo feudalismo apenas en pocas partes de Europa y por lo tanto el materialismo histórico enturbia la secuencia clásica y mucho más útil, de antigüedad, medievo, modernidad y contemporaneidad, que no pretende profetizar sobre el futuro.
Todavía no terminan de contar la cantidad de muertos y desgracias en el intento de realizar el destino natural, el fin de la historia, el socialismo y el comunismo. Los autores no lograron librarse de la metafísica hegeliana y tratan de “¡ponerla sobre los pies!”. Lejos de representar progreso, donde hubo servilismo y feudalismo, fue un enorme retruécano con respecto a la esclavitud.

Esclavo y “sin derecho”
Mientras en Grecia y Roma antiguas, los amos proveían las necesidades de los esclavos y los fámulos de la casa tenían vidas privilegiadas, los siervos de la gleba en el medievo eran esclavos, pero “sin derecho”. Se compraban y vendían con la tierra, como ganado, trabajaban hasta la muerte para mantener al señor y medio sobrevivir. Estaban obligados a entregarle su mujer la primera noche, para que él se encargara de despejar la vía.
Tenían que morir cuando el señor desataba una guerra. Pero los marxistas y demás radicales rechazaron el lucro, la sociedad abierta y crearon la malévola superstición de que “hay pobres porque los ricos les roban su trabajo” y la llamaron capitalismo o sociedad capitalista, la que se dispara en la revolución industrial y produjo uno de los saltos civilizacionales. más grandes de la historia, la belle epoque.
Pese a la lucha de clases que propone, el Manifiesto Comunista es una oda modernizadora al industrialismo. El autor se burlaba de que la mentalidad romántica sublimaba el amor a la naturaleza de los poetas del sturm und drang, la supuesta pureza de la vida natural, de los labriegos, de los ludistas que rompían las máquinas porque temían la modernidad productiva y la corrupción de la ciudad y el conocimiento (“Dios es un poeta, no un matemático”, dice William Blake).
Un siglo después el novelista polaco Jerzy Kosinsky, describió en El pájaro pintado como la cultura campesina del centro de Europa practicaba la simpática tradición de vaciar las cuencas con una cuchara a los niños que los tenían negros, porque eran los ojos del diablo (la cultura popular tiene amigos a montón) Marx los detestaba y hacía fiesta cada vez que colonizaban algún pueblo “bárbaro”, como cuando Inglaterra tomó India y EEUU destazó a México como un pollo frito.
Marx escribió que la sociedad capitalista había sacado a los labriegos de “la vida reptante del campo”) pero acariciaba una terrible utopía: la dictadura del proletariado en la que “los medios de producción” pasaran al control colectivo. El realizador práctico del sueño revolucionario, Vladimir Ilich, como después Mao, Fidel Castro y el poeta campesino Ho Chi Min, demostraron que no existen dictaduras amorosas, populares, consideradas, educadas, salvo por momentos.


Veo el futuro
Nociones, falsas, dañinas, retorcidas, simplistas, abortos intelectuales del marxismo, destrozaron los países que siguieron la idea de una dictadura del pueblo, una democracia verdadera y tuvieron un destino terrible. Su fuerza estuvo en que la prédica es música agradable a los oídos. Una ideología que sabe a dónde va el mundo, cuál es la avenida que conduce al futuro, y está dispuesta llevarnos colectivamente. Una ideología que odia a quienes producen, se destacan, que glorifica la envidia.
“Que está del lado de los pobres, los débiles, contra clases de parásitos explotadores y políticos ladrones”, representa el bien y gana adeptos incluso hoy después de muerta. Como buena ideología dura, tiene respuestas para todo, es una visión holística del mundo, una religión laica, la nueva moral. Con la ceguera del determinismo, todo ocurre por la indetenible “rueda de la historia”, y es reflejo, superestructura, de las condiciones objetivas “las relaciones de producción”.

Toda libertad humana es aparente y actuamos según un libreto pre escrito: la depauperación capitalista, su desastre económico producirá la revolución, aunque la realidad aplasta a diario esa idea. Hace poco un visigodo magazolano declaraba como marxista, que las sanciones destruirían la economía y derrocarían al gobierno. Pero el gobierno se impuso, lo que revela cuál es la incidencia de la economía en la política. El marxismo es banal.

@CarlosRaulHer

El capitalismo ha muerto

Carlos Raúl Hernández

Marx, Engels y el utopismo introducen graves daños al pensamiento, como inventar la “sociedad capitalista”, “el capitalismo”, definida porque gobierna “el capital”, basado en la plusvalía que propietarios roban al trabajador, y que será sucedido por el socialismo, en el que gobernará la sociedad y la riqueza será de todos. En la Edad Media y la modernidad temprana gobiernan la nobleza y la aristocracia, no la burguesía despreciada e incipiente.
Con la revolución industrial, en el siglo XIX, surge el movimiento obrero, la política democrática, los partidos masivos, los grandes sindicatos, “ligas” de trabajadores, grupos sociales de izquierda, derecha y centro que compiten por el poder a través del voto. Es la llamada por Robert Dahl “poliarquía”, sociedad dividida en múltiples intereses enfrentados. Bismark, un estadista de derecha, es paradójicamente el creador nada menos que de la seguridad social.
Lo hace con los sindicatos, la derecha, conservadores, social cristianos, liberales y las izquierdas revolucionaria y reformista. Lejos del pobrecitismo romántico, los trabajadores, eran protagonistas y encabezaron grandes levantamientos en casi toda Europa. Marx estampa en el Manifiesto, su frase inmortal y suicida: “un espectro recorre el mundo. El espectro del comunismo”.


Perdónalos… no saben lo que hacen
Ejecutan vandalismos como la Comuna de París, tan trágica, que la ciudad levanta la iglesia de Sacre Coeur en Montmartre para pedir perdón al Altísimo por la, destrucción de obras de arte y asesinato de inocentes. El “establecimiento” es la sociedad abierta, plural, poliárquica, gobernada por hombres de las clases emergentes y movimientos de masas. El primer caso de sufragio universal en la historia es la elección de Luis Napoleón Bonaparte, con 75% de los votos, que a Marx parecía incomprensible.
Escribe asombrado “…el Estado burgués se deshace y se vuelve a hacer”. El vigor de la izquierda fue tal que uno de los gigantes del pensamiento político del siglo pasado, Edward Shills, escribió que “de cada diez términos políticos, siete vienen de la izquierda”. Por eso la sociedad abierta, plural, poliárquica, democrática, con florecimientos culturales de los más poderosos de la historia, con el Renacimiento y el siglo de Pericles, quedó motejada de “capitalista, gobernada por el capital.
Para la confusa visión de Marx, los empresarios que habían hecho posible ese milagro, inventaban ferrocarriles, imprentas masivas, máquinas textiles, sistemas productivos, eran ladrones que robaban la “plusvalía” generada por el trabajo. Su idea del futuro radiante sería “el control sobre los medios de producción” y la dictadura del proletariado, según Trotsky, “dictadura sobre el proletariado”.


Deng, el neoliberal
El mundo entero adopta alguna forma de colectivismo o estatismo socializantes: Se imponen en el bloque soviético, China y parte de Asia y formas moderadas en EEUU de Roosevelt, Europa, Latinoamérica guiada por Cepal... Pero murió de hambre el mundo comunista en el siglo veinte para que algunos, solo algunos, entre ellos Den Xiaoping y Gorbachov, entendieran la función de los empresarios junto a los trabajadores para crear empleo y bienestar.

Ese andamio se desploma estrepitosamente durante los ochenta, que inicia con la monstruosa crisis de la deuda latinoamericana, que podía haber sido bancarrota mundial si no intervienen los gobiernos a través del FMI. Hábiles creadores de fake news, los revolucionarios de derecha y de izquierda inventan el neoliberalismo, y atribuyen a los bomberos, programas de reforma económica que frenaban un colapso universal provocado ellos.
Hiperdevaluaciones, hiperinflaciones, pobreza extrema, desempleo. El colectivismo hunde al mundo, pero afortunadamente Deng, había transformado la sociedad china con el socialismo de mercado y la tesis de que la economía de mercado no era patrimonio del capitalismo sino de la humanidad. “Ser rico es glorioso” fue su grito de guerra a finales de los setenta y hoy China es la primera potencia económica mundial. La paradoja trumpista: EEUU, líder del chauvinismo anacrónico y China de la economía abierta.

Millones de capitalistas
Marx decretó “la concentración del capital” pero el mercado global de valores convirtió las grandes empresas de cúpulas a propiedad de millones de accionistas, entre ellos fondos de pensiones y sindicatos y con un clik los capitales se mueven de un país a otro como golondrinas. Surgen las empresas de garaje, grupos de muchachos creativos, hoy las más poderosas de planeta. El poder lo han ejercido los políticos de partido y los antipolíticos, estos últimos especializados en hacer lo que les da la gana y eludir los controles constitucionales.
China lanzó su guerra la pobreza hace décadas y Xi Jimping se declaró en Davos 2017 “líder de la globalización liberal”, mientras Latinoamérica “del siglo XXI” declara la guerra contra la falacia del “neoliberalismo”, incapaz de salir de la crisis. Argentina peronista pasó de segunda potencia mundial en los cuarenta, al tercer mundo. Debía declararse inepto para cargos públicos todo contagiado del Covid mental, el pensamiento anacrónico.

@CarlosRaulHer

Mejoremos el teorema de Pitágoras

Carlos Raúl Hernández

Suena que gobierno, oposición y poderes globales, negocian convocar a finales de año unas ya bautizadas “megaelecciones”, sin incluir la Presidencial, para renovar así autoridades estatales y municipales. El “grupo mantequilla” y “palangre organizada”, renunciarían a la insurrección chalatana, -abstención-psicosis- y harían exorcismo a espectros cuyas cabezas giraron largos años sobre el cuello y causaron muertes de un gran movimiento, además de los padres Merrik y Karras.

En las bateas de María Paleta, las lavanderas comentan que el hermoso acuerdo reunifica AD, a Primero Justicia y suelta almas del purgatorio. Con la otra mano, el gobierno da señales de reforma económica aperturista, paso esencial, si se hace bien, para la suerte de las mayorías. Eso hubiera podido comenzar años atrás, de no atravesarse la foto del Che de Korda y delirios como “cese de la usurpación, gobierno de transición, etc…”.

Conocemos la friabilidad (y fiabilidad) de los pronósticos porque suelen clavarse, por lo general, lejos del target, pero las mega se dan como dato cierto, aunque sean error gemelo a llamar a la abstención. Los votos obtenidos por la oposición el 6D, extrapolados, no le darían ni una alcaldía ni menos una gobernación y no hay idea que supere hacer músculo progresivamente, defender las cuatro gobernaciones y ganar otras para, de esas cabezas de playa, avanzar a las alcaldías.

Descansar de la cuarentena
La mega es la etapa superior de la abstención y tiende a resultados parecidos. El PSUV tiene 200 troneras en alcaldías que fracasaron y que la oposición podría ganar. Pero una polarización entre Ariel y Calibán, la revolución y la contra desvencijada, ya sabemos. Es el modelo 2021del exitosísimo Maduro vete Ya pero con piquete al revés. El argumento de que las organizaciones políticas están agotadas suena asombroso.

Después de mayo 2018, volvieron a la acción electoral dos años y siete meses después, dic.2020, fechas trufadas por año y tanto de cuarentenas y confinamientos, para confluir en la campaña virtual de un mes. La razón práctica, no siempre acorde con la política aunque debiera, indica, defender los cuatro estados en manos de la oposición y hacer el esfuerzo por ganar varios más, cosa perfectamente posible en una perspectiva realista, mesurada y no suicida.

La mega luce como otra de las ruedas de camión con las que comulgamos frecuentemente. Escuché con asombro decir a varios amigos, que concurrirían al 6D en listas separadas porque “el sistema electoral” favorecía ese esquema. No había disposición en ese momento para escuchar que ese canto de sirena estaba concebido para favorecer a la mayoría y que aceptarlo traería efectos graves.

La monotonía como virtud
Los sistemas electorales democráticos se fundan en dos valores contradictorios. La nominalidad anglosajona, cuyo principio es que el elector conozca lo más cerca posible al representante, por lo que se establecen circuitos pequeños. Su defecto es que se gana por un voto, y el resto del electorado queda sin representante en esa circunscripción. Y el sistema proporcional, practicado en varios países europeos, cuya base es que cada partido conquiste un número de escaños equivalente a su fuerza en votos.

En este no es prioritaria la relación personal entre electores y elegidos, sino el equilibrio de fuerzas. En el cuso de doscientos años de pruebas prácticas, surgió en Alemania la representación proporcional personalizada, el llamado método mixto alemán, que concilia los dos principios a través de una fórmula standard.

Esta se perfecciona con el protocolo de adjudicación de cargos de D´Hont. El mixto alemán se asumió exitosamente en Venezuela en 1989. Los sistemas electorales y de distribución de bancas serios se orientan por monotonía y no perversidad: y funcionan de acuerdo con correlaciones aritméticas constantes, tantos votos tantos escaños.

Ornitorrincos y peces voladores

Las anomalías empíricas del sistema se corregían con los diputados adicionales por cociente nacional. Pero a la revolución le dio por acoger e inventar fórmulas ventajistas, privilegiando su mayoría con ornitorrincos, peces voladores, homcabaguis (hombre caballo águila) y demás criaturas imaginarias pero útiles. La oposición lo sufrió en 1999, lo disfrutó en 2015 y no quiso alterarlo para hacer las cosas permanentes e institucionales.

Saboreó la golosina hasta 2020, cuando se convirtió en caramelo de cianuro. Hoy debe corregir el entuerto, a menos que quiera recibir otras palizas per secula o hasta que cambie el viento. De nuevo hay que pensar en el largo plazo y dejar lo que Betancourt llamaba “vuelos de gallineta rasante”. Es recomendable consultar los tratados de Stephen Nolan, la biblia en la materia electoral y dejar la creatividad a los poetas.

Desaparecer por ley “las morochas”, la lista nacional y demás cachicornetas que quieren “mejorar” lo que está concebido óptimamente y con una base técnica comprobada y recomprobada. A veces temo que se les ocurra “mejorar” el Teorema de Pitágoras o la fórmula de la velocidad, v=e/t, o pi. En EEUU quisieron a principios del siglo pasado, redondear 3¨1416 en 3´15, para “simplificar los cálculos”. Muy modernos.

@CarlosRaulHer

La feria de bestias imaginarias

Carlos Raúl Hernández

Según los biólogos evolutivos, pese al llantén del fundamentalismo ecológico no hay que deprimirse por las especies que desaparecen, pues es la ley de la supervivencia del más apto, e incluso lo consideran una “astucia de la naturaleza” que sobrevivan los fuertes. Los países desarrollados destinan recursos para salvar algunas en vías de extinción, pero eso tiene límites.

Para Darwin el hombre existe porque durante millones de años,desaparecen los animales que lo extinguirían y cuando apareció, se posesiona de las demás especies. No hubiera sobrevivido entre los dinosaurios, por ejemplo. La ley de la selva predominó por miles de años también en la vida social, y la fuerza era casi la única relación

Pero la racionalidad del homo sapiens, la semilla de Moisés y luego el cristianismo, minan la barbarie y van creado los valores para proteger a los débiles (no matarás, no robarás, amarás al prójimo y temerás Dios). La razón, capacidad, destreza en la vida pública desde Maquiavelo, es cambiar nuestra posición en la cadena alimentaria, de depredables a depredadores y eso obliga a desarrollar instintos, habilidades y fortalezas.

Príncipe por un día
En otras palabras, para Maquiavelo un gafo difícilmente podría ganar ser el Príncipe salvo por azar y por momentos y tendría un mal final. Pese a la protección que crea la democracia, representación proporcional, sistemas electorales confiables, métodos de adjudicación de bancas, fuero parlamentario, etc., quien no tiene con qué, no sobrevive. No es lugar para débiles dijo Javier Barden mientras disparaba su pistola neumática.
Pero lo que natura non da, Salamanca no lo presta y si carecemos hasta del más mínimo sentido común (en el buen sentido de la palabra) uso de razón o mero instinto para conservarnos, nos devoran. Veamos: una fuerza que en 2015 se hizo mayoría política amplia en la AN, conquistada con votos, y que con más o menos refriega ganaría las elecciones posteriores, decide tirarse al barranco por el que tenía 98% de probabilidades de desnucarse.
La cadena culminó en uno de los episodios más ridículos de la historia política nacional abstenerse en elecciones de 2018 y 2020 (lo hicieron en 2005 y no aprendieron nada) en las que el gobierno rechazado por 80% de la ciudadanía gana todo. Desataron a través de sus palangristas una campaña desaforada, inclemente, feroz contra la convivencia política, las reputaciones de otros.

Gobierno organillero
Lo que es más grave: contra el voto como tal y el diálogo, únicos mecanismos reales para resolver las crisis políticas. Me he esmerado en buscar ejemplos de puerilidad comparables, pero necesito ayuda, “solo no puedo”. No los destruyeron en una confrontación, masacres brutales, estilo Videla, paredones como el Che, sino simplemente con darle al organillo y ponerlos a bailar.
Así se extinguieron como cualquier especie frágil. Invocan que “la dictadura quitó a los partidos sus directivas legales”. Y da ganas de llorar que alguien no tenga el instinto de conservación de un grillo como para saber que en medio del drone de la Av. Bolívar, la invasión frustrada del 23F, la autoproclamación, el golpe de la autopista y Gedeón, vendría una respuesta de la dictadura totalitaria, que hace sonar el organillo y los deja en libertad.
Me pregunto si algún gobierno en el mundo, después de semejantes eventos, hubiera procedido así pero los datos evidencian que les conviene activa semejante comparsa. Según encuesta que circula en las redes, 88% desaprueba gestión de Guaidó, 7 puntos de rechazo más que Maduro, quien aparece con 81%. El desagrado por los políticos (todos) repite 88%, y a 84% solo le interesa que se enfrente la situación económica y la crisis de los servicios. Cero política.

El grupo mantequilla
50% no se identifica con gobierno ni oposición. Después de provocar semejante naufragio, los enconados anti colaboracionistas, anti apaciguadores, los que sacarían la usurpación, menean la colita y dicen que ahora si hay que participar en las elecciones de gobernadores. Como si se tratara del desliz en una partida de dominó y no de un debate en el que se jugaba la suerte del país, dicen coquetamente: “¡me pelé darling!” y preparan sus candidatos.
“!Qué mantequilla!” comentó una amiga y a partir de ahí los llama el grupo mantequilla. Por si fuera menuda la paliza electoral recibida el 6D, ahora surge otro error comparable con abstenerse: ir a una megaelección a finales de año. El equivalente de que alguien, luego de un accidente con poli fracturas, decida participar en el maratón de N.Y en unos cuantos meses
He oído los argumentos más surrealistas: que la mega permitiría mayor capacidad de acuerdo entre los partidos porque hay más cargos para negociar, que los activistas “están cansados”: elecciones en 2018 y en 2020 los agotaron. La mala noticia es que con los resultados del 6D, la oposición céteris paribus, no ganaría ni un solo alcalde ni un solo gobernador.
Y esas negociaciones satisfactorias sería el intercambio de elefantes rosados, por unicornios azules, cronopios y pegasos, una feria de criaturas imaginarias. Más bien, cualquier entrenador medianamente apto recomendaría “haz todo lo que puedas para defender las gobernaciones que tienes, gana otras y prepárate para competir el año que viene por las alcaldías”.

@CarlosRaulHer

Das antikapitalismus

Carlos Raúl Hernández

“Ya no existe el viejo París/ la forma de una ciudad cambia más que el corazón humano”. Baudelaire

La revolución neolítica se lleva los diez mil años que el hombre pasó de golpear con la piedra a inventar instrumentos de piedra, y la revolución industrial pobló el mundo de máquinas y puentes en ciento veinte años (1730 y 1850). Ambas cambiaron el destino de la humanidad. Europa sale del estancamiento pos medieval y en un siglo su fisonomía se hizo irreconocible. Después de siglos de transición, hibridación, mercantilismo, metalismo, la industria es el arranque de lo que los marxistas llamaron “sociedad capitalista” o “burguesa”.

Las villas se hacen ciudades, las carretas ferrocarriles. La servidumbre desaparece y ya los siervos no se vendían y compraban con la tierra y el ganado. Ni a sus mujeres las penetraba la primera noche el señor por derecho de pernada. Ni entregaban parte de las cosechas por la corvée. Eran ahora obreros y vivían en urbes, hasta hace poco aldeas, militaban en partidos democráticos, sindicatos. Luchaban por la democratización de los parlamentos que dejan de ser elitescos, gracias a las conquistas del sufragio y la representación proporcional. Los alimentos, la salud y otros bienes se multiplican por miles gracias al maquinismo y la farmacología, y si en 1730 Inglaterra tenía cinco millones de hbs., en 1830 los triplica por caída de la mortalidad.


Aman el campo… para los demás
Y se da un golpe mágico cuando la expectativa de vida, congelada desde la alta Edad Media en 20 años, se duplica en el período hasta 42. Pero tan asombrosa como la velocidad del cambio, fue el estallido reaccionario contra la modernización kapitalista. Como analiza Benévolo en su monumental Historia de la arquitectura moderna, la migración trastorna las ciudades, los intelectuales y la “gente decente”. Los pobres dejan de ser abstracciones en provincias recónditas a las que nadie iría nunca.


Nadie vería familias de 10 personas hacinadas en chozas de 12 metros cuadrados, que dormían en una estera común. Pero ahora los pobres estaban bajo ante sus ojos y las bucólicas ciudades plagadas de proletarios mal vestidos en trenes trepidantes con destino a fábricas y suburbios. Resurge la leyenda negra rousseauniana contra la ciudad, el industrialismo, el siglo XIX, la sociedad abierta, el llamado kapitalismus (una sociedad gobernada por el kapital).

Ver pobres despierta remordimientos y conflictos morales en las buenas conciencias. También perturba la tranquilidad, porque están asociados a delitos y enfermedades. Las élites odiaban el cambio plebeyo, querían a los pobres en el campo del que habían huido. De allí la avalancha de rechazo al kapitalismus en los más importantes escritores y artistas del romanticismo y el realismo

Hugo superstar
Retornan al primitivismo: el culto a la vida pura del campo, de la que escaparon en masa los siervos Thomas Carlyle, Charles Dickens, Charles Baudelaire, Víctor Hugo, Emilio Zolá, William Morris; Stendhal, Daniel Defoe, Heine. A Proudhon le agobia el gentío de los boulevares construidos por Haussmann. John Ruskin cuando viaja a París se aloja en Trocadero para no ver la “monstruosa” Torre Eiffel (“olvida el resoplido del vapor, el golpe del pistón/ olvida el crecimiento de la odiosa ciudad/ Y sueña en Londres, pequeño, blanco y limpio”)

Le molestaba la producción masiva y reivindicaba la edición artesanal de libros en papel de seda y cuero repujado. Pero la distorsión de la historia del siglo XIX se debe a la mayor figura comunicacional de la época. Víctor Hugo (y su cohorte, los “hugólatras”). Suya es una de las obras más vendidas, difundidas e influyentes de la historia moderna, pero que en dos mil páginas bordea siempre la puerilidad:

Los miserables se convirtió para el mundo, y la posteridad gracias al cine, en “la verdad” sobre un siglo XIX aberrante, inhumano, cruel y aterrador. A Jean Valjean. versión masculina de Justine, la masoquista de la novela de Sade, lo condenan a trabajos forzados por robar un pan (¿). Un tipo así, no tenía como sobrevivir ni siquiera en Disney World, y lo atropella cualquier patinetero. Cossette representa la bondad hasta que al final !también! da la espalda a Valjean.

El derecho de padecer

Trabaja 16 horas al día pero no gana para alimentar un pajarito. Fantine otra bondadosa destruida por el mundo kapitalista, termina como prostituta en manos de chulos que le sacan los dientes para venderlos. El equivalente de una telenovela cubana de los 50s del siglo pasado, aunque peor. Zola se contagia en la novela Germinal, pero es leve.

Flaubert anatematiza un libro “mentiroso, para crápulas…alimañas”. Dice Baudelaire que es una obra “inepta y de mal gusto”. Su amigo (de Hugo) Lamartine considera “lamentable que haga de esehombre imaginario un antagonista y víctima de la sociedad…adulando al pueblo en sus más bajos instintos”.

Vargas Llosa dice que despierta “apetito de irrealidad”. Prudhon escribe que “libros semejantes envenenan un país”. Mientras los trabajadores luchaban en todos los frentes, construían el mundo democrático, arrebataban y acumulaban poder, Hugo creo la idea del “pobrecitismo” o “pobretología” de los sectores populares y marcó uno de los momentos más esplendorosos de la historia humana como unavergüenza.

@CarlosRaulHer

El silencio de los culpables

Carlos Raúl Hernández

El hundimiento de los últimos cinco años, ahogó la fuerza institucional de la sociedad para defenderse del gobierno. Los “hábiles” se hicieron los locos como siempre, “a ver qué pasaba”. Pero el bloquecito social instalado, nulo para procesar ideas, sin lo que llama Berlin “sentido de la realidad”, reaccionó con prepotencia, calumnia, descrédito contra quienes pedían discutir, analizar, pensar, para corregir los errores, salir de la peste abstencionista y demás gafedades.

Contrataron palangristas de abolengo y también algunos nuevos para el trabajo sucio, precarizados de empleo y de moralidad. El resultado lo conocemos y en vez de organizaciones con poderes regionales, municipales y nacionales, hay un hueco negro. Tan desgraciado el quinquenio, que los responsables reconocen su error, sin la honradez de explicar en qué erraron hasta el 5 de diciembre, hace apenas mes y medio.
Hay que tener muy poco auto respeto, pero también por la gente, a la que conciben como “la vaca multicolor” de que hablaba Nietzsche. Los asesores “intelectuales” son de autoridad fallida y calificación a años luz de poseer, porque su larga historia es de 30 años es empujar al barranco incansablemente a las fuerzas que tuvieron la ingenuidad de creerles, y al país en conjunto.

Ni cabeza propia ni ajena
Si ya hasta los activistas de abstención y golpismo de piñata saben que se equivocaron, no suponemos qué se puede tener bajo el cráneo para proponer hoy de nuevo “protestas” que nadie acata. Quien quiere asesorar debe tener un mínimo de experiencia y conocimiento real de lo que “asesora” y no vivir de viejas patrañas, ideología muertas y de cometer siempre el mismo error.
En la década anterior Francis Fukuyama, a propósito de la experiencia venezolana, escribió un ensayo para evidenciar que las protestas masivas no sirven para nada. Con o sin ellas, lo único que derrota a un gobierno son las mayorías electorales o, para los insurreccionalistas, la guerra civil. Los que vuelven al riqui riqui de “la protesta” solo proponen seguir fracasando.
Ellas por sí mismas, solo representan el riesgo, hasta en EEUU, de producir muertes o detenciones de manifestantes. Hay que vivir en un mundo muy raro, descolgado de la realidad, para no saber eso a estas alturas. Y peor si estás en Venezuela, record Guinness de eventos políticos masivos. Pero Zaratustra lanza grandes sentencias vacías, retóricas, altisonantes.
La viga en el ojo propio
Si las víctimas que aconsejamos ya entendieron el desastre incurrido, como es que yo no y me dedico a adivinar errores que vendrán al volver a la política real. Desde su montaña, ilumina que cualquier esfuerzo para torcer la marcha económica y social del gobierno, aunque debiera usar por lo menos la linterna del teléfono para ver el caos que ayudo a crear.
Lenin tenía cierta aptitud en la acción, estableció que el primer paso para desarrollar la “conciencia de las masas”, era que los revolucionarios lucharan por sus reivindicaciones materiales, con lo que marcó un abismo entre su partido y los grupos de activistas alucinados llamados narodniky y narodnovolsky, estudiantes que predicaban la revolución sin hacerse entender por la gente sencilla.
Betancourt en 1939 rompe con los predicadores a los que llamó “clubes políticos”, para sumergirse en el país profundo “ciudad por ciudad, pueblo por pueblo, aldea por aldea” a crear sindicatos y ligas campesinas en defensa de los trabajadores. Llamó a los ideólogos delirantes y radicales “cabezas de ñema” porque no entendían el imperativo de emplazar al gobierno para el cambio a partir de las necesidades reales.
El alto precio del ñame
Eso no significa que los políticos hablen como fiscales de precios, el error contrario. El gobierno tiene ante sí el imperativo de mejorar la economía y sacar de la miseria a las mayorías, lo que requiere quitarse las sanciones económicas. Pero para eso tiene que reinstitucionalizar. Escribí muchas veces que las sanciones solo dañan a los pueblos. Otra parte de la gente compra en “bodegones” y comienza a hacer negocios.
Ahí no puede comprar la gente de los barrios. Las sanciones son como los grilletes de 20 kilos que arrastraban presos de la Rotunda y Puerto Cabello durante el gomecismo: no matan al gobierno, aunque le amargan la vida. Hay que cambiar el metal inmediatista del discurso democrático, para encontrar perspectivas reales, como los, consejos regionales, alcaldías y municipios. Pero Zaratustra quiere convocar marchitas e inutilidades.
Por otro lado ¿cuántas convocatorias de R.R serán necesarias para entender que es una ficción? Creo en ganar estados y municipios, rehacer los partidos desde abajo, refundar sindicatos y demás organizaciones sociales para ir a la próxima confrontación presidencial con fuerzas. No acudir como corderos a la matanza revocatoria. Esperemos a ver qué pasa en las elecciones regionales.
A largo plazo espero volver a vivir en un país sin lechinas tercermundistas como el tal RR y la tal constituyente. Me crea poca confianza que el gobierno constantemente rete con él, porque sabe que para revocarlo habría que obtener más votos que los que contó en 2018. Sobre Zaratustra, esperemos deje de producir sentencias vacuas y sonoras. O que se jubile.

@CarlosRaulHer

Lateros, conspiradores y pedófilos

Carlos Raúl Hernández

Una silla de espaldar raleado, pedazos de cable, un pequeño ventilador roto, sobras de restaurant. Una chaqueta raída y una corbata de rayas de los 90. Varias latas de aluminio y otros desechos, componen el tesoro de los lateros. Y también el pensamiento de Trump, si es que existe tal cosa. Ese mismo saco de morrallas, vaciedades, lugares comunes, prejuicios, consejas, mentiras, chauvinismo, errores, racismo, restos de ideologías derogadas…

…Paranoias, simulaciones morales que cargaron también los demás populistas que en el mundo han sido, de izquierda o derecha. En esa quincallería ideológica, hay algo muy peligroso: la noción de que la fuerza organizadora de la sociedad es la conspiración, el deep state. Mi amigo Plagam@Albert0Martine2 se interrogaba sobre el magnetismo de Trump.
Es relativo. Nunca ganó en la soberanía popular y su obra fue estupidizar colectivamente algunos sectores, nunca mayoritarios. El cerebro simple tiende a la conspiranoia, a creer que el mundo lo controlan grupúsculos que “mueven hilos”. El nuevo Protocolos de los Sabios de Sión trumpetero denuncia un complot de los “globalistas”, desde multimillonarios como Soros y Bill Gates, hasta los comunistas.
Entra Japón, sale Japón
Participan redes criminales, pedófilos dirigidos por Biden y los Clinton, e iluminatti, rosacruces, reptilianos. El fin es derrotar EEUU para crear un orden mundial centrado en China. La sacralización de Trump a los rednecks es equivalente a la que hacen otros con indígenas, negros, vascos, catalanes o arios, como todo racismo originario o victimización nacional, tal como el llanto demagógico por el “cinturón del óxido”, veneración a improductivas localidades venidas a menos.
A comienzos de los 80, EEUU quebró porque Japón le gana la competencia tecnológica y URSS la militar, consecuencia del modelo económico proteccionista y “endogámico” instalado por Roosevelt. Al impedir la competencia con medidas arancelarias, la industria automotriz gringa se estancó y entró en coma. Los productos de Chrysler, Ford o General Motors eran carcamales de acero con hiperconsumo de combustible. Pero Japón era el enemigo número uno de EEUU para Hollywood.
Toyota inundó el mercado mundial con autos ligeros, de aluminio, plástico y alto rendimiento en Kms. por litro. Reagan y luego Clinton, abren el mercado a los asiáticos. Las automotrices no tienen más que reconvertirse para competir en altas tecnologías, y al poco tiempo dominaron el mercado mundial de nuevo. Las empresas metalmecánicas hoy oxidadas son las que no pudieron reconvertirse y articularse con al plástico y el aluminio.
La invasión a China
Pero muchas si, y entre los “neoliberalismos” Reagan y Clinton crearon 30 millones de empleos y el momento más esplendoroso de la historia económica de EEUU. Clinton además encargó a Gore promover la revolución tecnológica. Venir con la historia triste de los estados del óxido es simple pasadismo, incomprensión del mundo, como quien quisiera escribir en una máquina Remington.
La globalización llevó al mundo desarrollado a invadir la economía china por sus bajos costos y carencia de controles. La producción masiva barata frenó violentamente la inflación mundial y evitó que algunos precios internacionales estuvieran 500% más altos. Un smartphone de punta norteamericano vale $1300 mientras un Huawei equivalente, $250. Un jean chino se importa a un dólar. Después de Clinton, Estados Unidos descuidaron la revolución tecnológica.
Así China se convirtió en la primera economía mundial. Trump, populista, autoritario e ignorante, en vez de hacer lo de sus predecesores en los 80, decidió como cualquier tercermundista hostilizar a China, presionar la fuga de capitales, lo que creó empleos en EE UU e ilusión de progreso pero provocó la caída del crecimiento económico chino, lo que el muy… interpretó como un “triunfo” sobre el ahora enemigo. Si Clinton hiciera eso, habría acabado con la economía japonesa, y también con la de EEUU y el mundo.
¡Auxilio, se cae el sistema!
Golpear al primer comprador de materias primas de casi todo el planeta, produjo una recesión a global a fiales de 2017 y de una vez estallaron las trompetas de varios que se hacen folklore de tanto anunciar el final del “capitalismo”, como Stiglitz y Piketty. Y de ahí la pirueta más difícil de entender. Activista del acoso a mujeres, bancarrotita profesional, deficitario de moralidad, patán, atropellador.
Por obra de no sabemos que transubstanciación, para sus fanáticos se convierte en adalid de los valores de la civilización contra los imperios del mal. Según Hegel la corriente histórica indetenible hacia la justicia universal, “el espíritu absoluto”, suele esconderse detrás del mal, Hitler o Mao, diríamos contemporáneamente, para empujarlos a su destrucción.
De ese momento del mal, renacerá triunfante el bien que estaba solapado. A eso lo llama “la astucia de la razón” y Donald debe representarla. Pero a otro perro con ese hueso metafísico. La prueba convincente de astucia razonable sería que el establishment democrático de EEUU lo inhabilitara para cualquier cargo público. Los caudillos irresponsables y poderosos son un peligro.

@CarlosRaulHer

La fiesta inolvidable

Carlos Raúl Hernández

El gobierno se volvió a equivocar con la contrahecha aplanadora en la directiva de la A.N, aquelarre hacia dentro y fuera del país. En la fenecida democracia, los partidos mayoritarios dejaban un espacio para las minorías, y así muchos regentaron una posición, entre ellos Isturiz y el hoy trumpista Pablo Medina, para no hacer una reláfica de micropartidos. Responden así, de manera lineal e infantil, a lo que hizo la oposición lineal e infantil en 2016.

Ojo por ojo se gobierna el país de ciegos y tuertos, en que la revolución convirtió a Venezuela. Pese a eso, en tiempo real, hoy, “no está la Magdalena para tafetanes” ni “el horno para pasteles” ni “el cxñx… para apretones”, como sentenciaba un viejo libro de proverbios españoles que conocí por Antonio Gala. La abrumadora mayoría requiere como hemos dicho hasta los límites, que quienes gobiernan, los responsables, la saquen del vertedero de miseria a donde la llevaron el ideologismo y la simpleza.

Estamos obligados a hacerlo entre todos, con el entendimiento entre Estado y sociedad, empresarios, trabajadores y gobierno, con apoyo financiero global. Un entorno bastante aneuronal se empeña en no olvidar ni aprender y otros se la dan de muertos para agarrar zamuros vivos, e insisten en continuidad administrativa.

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40 billions boy
Mientras Washington Post anuncia que el departamento de Estado investiga manejos opacos de “$40 billions” para “liberar a Venezuela”, o para liberarse los liberadores de estrecheces materiales. El proyecto colectivista y anacrónico de estatizar la economía que comenzó hace 22 años, una vía ya muerta desde la debacle del Muro de Berlín, resucitó por el vodú de sus teóricos y prácticos locales y vuelve a morir con el socialismo XXI.

@MercedesMalavé escribió sobre la tragicomedia en la instalación de la A.N: “Hoy #5Ene reinicia la vieja forma de hacer política, la de la confrontación agónica, la de la fantasía de que un grupo se impondrá sobre otro. Con ánimo de laboriosa hormiga, la sociedad civil debe volver a tejer un país de oportunidades y convivencia democrática…”.

Pero tampoco hay dudas de que la permanencia de este fiasco revolucionario es culpa directa, eterna e indelegable de que otro fiasco revolucionario del lado contrario llamó a la abstención desde 2005 y a toda suerte de memeses como las “salidas”, los calle-calle y el decretó el cierre de la vía electoral. Mercedes también dice que el primitivismo de las respuestas en las redes demuestran que el llamado a la abstención fue un lavado de cerebro en la gente, víctima principal.

Palangre por hambre
Hay posibilidades de recuperar la democracia hoy, como en 2016-17-18-19 y 20, pero si seguimos dirigidos por mentes mermadas, se perderán. El bloquecito social que instaló Trump como oposición, hundió a las fuerzas democráticas en la sentina, dirigido por prepolíticos, asesores mermados, y sicarios morales, algunos de ellos palangristas de tradición y otros nuevos, desempleados que tuvieron que hacerlo para sobrevivir, especie de lumpen periodístico

Hace tiempo y particularmente desde el #5Ene2019, la comedia degeneró en el negocio pantanoso que hoy investigan en EEUU. Los responsables de que el gobierno haya ganado 90% de las curules con 20% del padrón electoral, hacen graciosas exhortaciones a “la lucha”, cuyo único motivo es el manejo a discreción de bienes nacionales para uso privado.

Varias declaraciones de prensa de comienzos de año merecen referirse. Leopoldo López, entre conocidas citas de Mandela y de autoayuda, nos informa que “hoy es un día de firmeza y compromiso. Mi reconocimiento al presidente legítimo de Venezuela, Guaidó y los diputados electos el 6Dic2015 … (la situación) se va depurando… de un lado los que se arrodillan y de otro…etc”.

¿Habla Ud, indostaní?
Idea curiosa en quienes disfrutaron en enero de 2019 de casi 60% de apoyo febril y hoy “depuran” por debajo de 10%, aunque tantas veces se les advirtió. Un tanto más churrigueresca, la dramática exhortación de Guaidó a sus antiguos fratelli de aquel G4, sin ahorrarles el enchave de llamarlos por sus nombres, a cerrar filas en “la línea de defensa de la república”. Gracias a la pandemia me dediqué a ver películas clásicas que, según diría una querida amiga, “son como los novios nuevos. Es difícil verles defectos”.

Esos pronunciamientos redentores me recordaron La fiesta inolvidable de Blake Edwars protagonizada por Peter Sellers la mejor comedia existente, que casi lo mata a uno de risa. No sé por qué la asocio con las mencionadas declaraciones. Peters Sellers recién llegado de India, consigue ser extra en un rodaje de Hollywood, soldado portaestandarte que caería heroicamente en la escena final.

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Pero se le olvida el guión y por mucho que lo ametrallan, da tras pies sin derrumbarse, hasta que el director grita desesperadamente “¡corten, corten, corten, por favor, corten y sáquenlo!”. Esperemos que el Presidente Provisional hasta dos mil siempre recuerde que si lo ametrallaron sus compañeros, mejor dejarse caer. Igual podrá disfrutar de su inolvidable fiesta, como muchos de sus partners desde hace rato, que dirigen sanciones e invasiones para que el gobierno renuncie.

@CarlosRaulHer

Una temporada entre cielo e infierno

Carlos Raúl Hernández

A Carmelo Casale

Rimbaud antes de los 20 años había escrito los textos más gloriosos de la poesía en occidente, pero la abandona por el desorden existencial de los cafés de París, absentia, ajenjo, la apasionada y destructiva relación con Verlaine concluida a tiros, descrita en el film Eclipse total con Di Caprio. Intenta una vida burguesa que inmediatamente abandona, para recomenzar como contrabandista de armas y esclavos en Harar hoy Yemen. “Es posible que jamás consiga la paz de espíritu, que ni moriré ni viviré en paz”.

Estrella fugaz, murió terriblemente a edad de 37, pero su resplandor es rayo que no cesa. “Yo es otro”, había escrito: el cambio, el renacimiento, emblema de la bohemia de Saint Michel, donde fulguraban sus ojos adolescentes azul metálico, tanto que Víctor Hugo lo llamó “el Shakespeare niño”. Alguien dijo –todo está dicho, todo está pensao- que la vida es una continuidad de sobresaltos grandes y pequeños que termina en la misma mar.

Un continuum, una corriente fluvial según Manrique y le adjudicamos comienzos, finales y recomienzos para disponer de juguetes nuevos que le den razón al ser. Año Nuevo, Navidad, nuevo gobierno, amores nuevos, amigos y enemigos que aparecen, nuevas etapas marcadas por fechas que pasan a ser históricas. La caída del Muro de Berlín, el derrocamiento de las Torres Gemelas, la toma de las Bastilla, el 23 de enero de 1958, el 24 y el 31, nuestro cumpleaños o el de las personas queridas son muescas en nuestras Colt 45.

Dibujamos relucientes objetivos para el año, bajar de peso, hacer ejercicio, aprender una lengua, escribir un libro, llamar a alguien, iniciar un proyecto. Con eso sentimos que se inicia un ciclo y dejamos otro atrás. Recomenzamos, reseteamos. “Yo es otro”. Nietzsche escribe que “nos convertimos en hombres cuando aprendemos a usar el pasado para vivir y rehacemos la historia por conocer lo ocurrido”. Eso lo amplía Freud con su “método peligroso” para que la conciencia ejerza dominio sobre el pasado del sujeto.

El teorema de la tortilla
La historia de un hombre, si no la digiere, lo mata, piensan Freud y Borges, pero según el positivismo político, las sociedades cumplen dictámenes de la historia. Para la acción, al contrario, son endodinámicas, la praxis humana las transforma desde su interior, porque la gente trata de hacer las cosas más rápido, más alto, mejor y eso es la evolución social que condujo a la modernidad y la democracia. Los seres humanos, a diferencia de los animales, las plantas o el universo, no somos solo órdenes espontáneos, sino centros de voluntad, artífices.

Las ideologías nos hacen crear sistemas pasadistas, reaccionarios, que frenan el cambio o lo retrasan, al coartar la creatividad, la libertad, reprimir las ideas, la investigación, la búsqueda de lo nuevo y el saber. La civilización se ha construido con los ladrillos de ideas en su época heréticas y el pensamiento se desarrolla derribando ídolos por otros. Lo que llamamos progreso es la conjunción de pasado y presente, ruptura y continuidad. Alguien dice que la praxis comienza en el desayuno, por romper los huevos.

El hombre irrespeta la realidad, las condiciones que lo sujetan, la inacción, la esterilidad, la postración, el culto primitivo a lo objetivo, el miedo al trueno, al fuego, al mar. En la lucha por el poder, la lectura de las condiciones es interesada. Puede ser que para mis fines convenga retrasar o impedir un evento, y un medio eficaz es convencer a otro de que “hay que esperar”, porque favorece mis planes. Para gran parte de la humanidad este año 2020 ha sido de pesadumbre, sufrimiento, o fastidio.

Doñitas de la filosofía

Gracias a las redes, conocimos la opinión sobre la pandemia de importantes o notorios filósofos y con excepciones nos tocó leer sub pandemias de disparates, “doñitas del Cafetal” de toga y birrete. Algunos argumentaban la conspiración china para dar jaque mate a occidente, o una maniobra norteamericana-israelí para vender vacunas pret-a-porter. A otros les sirvió para meter el contrabando del post humanismo: que dentro de poco viviríamos eternamente o que se desplomaría el capitalismo sucedido por un orden totalitario.

Se demostraría la superioridad autoritaria para enfrentar la crisis mientras a occidente se le caería la careta y dejaría morir en masa a los pobres. No faltó quien viera un castigo divino y un holocausto indetenible. Lo cierto es que el Covid-19 es una pandemia amateur comparada con la peste negra, la viruela, la gripe española, la gripe asiática y otras grandes amenazas globales del pasado. La organización social que conocemos no se va a desplomar para que surja la sociedad perfecta, aunque la pandemia acelera cambios que ya venían desde hace tiempo, como el teletrabajo.

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Otra de las sub pandemias fue el fastidio, pero el “yo es otro” hizo que la gente se reinventara en la producción de postres y de las más variadas comidas, masificando el delivery. También se masificó el yoga, la lectura, el consumo de series (la gente ahora va más tranquila al infierno porque hay buena conexión). Viene 2021 con sus novedades, aunque en marzo ya sabremos que no eran tan profundas como imaginamos, pero el imperativo seguirá siendo transformar la realidad ¡Feliz 2021 queridos amigos!

@CarlosRaulHer

Cadáveres en el closet

Carlos Raúl Hernández

Tomar conciencia de los fracasos, analizarlos, enmendarlos, actuar para redimirlos y reconvertirlos, es uno de los hallazgos clave de la cultura y de ahí nace el conocimiento, el autoconocimiento y el bienestar personal. El Salmo •32:3 dice que “Mientras guardé silencio, mis huesos se consumían por el dolor diario”. Agustín escribe la primera autobiografía conocida, precisamente Confesiones, libro que da relieve al sacramento. Allí reconoce descarnadamente sus pecados y fallas hasta encontrar la fe.

Obra de tonos inesperados, hasta con secuencias humorísticas, como cuando su padre lo ve bañándose y se asombra de las dotes de su hijo. Mil quinientos años después, Freud crea la terapia sicoanalítica a partir de la tesis de que encerrar en el cajón de la mente sucesos traumáticos, no ventilarlos, engendra golem interiores que hacen doloroso el oficio de vivir. Lenin, prototipo del pragmatismo y el materialismo, aplica la crítica y la autocrítica a la acción, el centralismo democrático.

El debate permite determinar donde se falló, enderezar la marcha, y así construye una brillante maquinaria de poder. Luego desnaturalizan esa práctica y la convertirán en un horror inquisitorial para conseguir autoinculpaciones. En aquel diamante de cinemateca, La misión (1986) de Roland Joffe, un asesino y cazador de esclavos indígenas en el Iguazú, el desalmado capitán Rodrigo Mendoza (De Niro), desgarrado de celos, asesina a su hermano menor porque le quitó su amante.

Desvertebrado por la depresión, yace en un cuartucho durante seis meses, hasta que un cura jesuita lo ayuda a que declare su dolor y se autoimponga penitencia. Ella consistió en arrastrar cerro arriba, atravesar ríos, hasta la misión, un pesado saco de armas. Vuelve con los indígenas, pero esta vez para trabajar con ellos y morir en su defensa cuando los reyes ibéricos y el Vaticano deciden aplastar la Orden.


Los nominados
En las grandes y no tanto, empresas de punta, las directivas discuten exhaustivamente las decisiones, evalúan el entorno con la asistencia de todo tipo de especialistas, los productos que lanzan están precedidos de investigaciones de mercado, publicitarias y los resultados se evalúan cuidadosamente. El liderazgo político moderno en todas las actividades sociales es colegiado, crítico e incluso descentralizado y desconcentrado.

Hay diversos niveles de dirección y competencia en las decisiones. Así los equipos especiales del Estado central se ocupan de las megapolíticas, internacional, seguridad y defensa, aspectos estratégicos, macroeconomía, seguridad social. Los diversos poderes sociales, regionales y locales asumen las decisiones a su escala. Se autogobiernan las comunidades, sin demagogia populista ni irrespetar el Estado de Derecho. Pero de pronto irrumpen los caudillos mesiánicos y egocéntricos.

Ellos son patologías que conducen al fracaso. La incapacidad para criticarse, evaluar, rectificar, ni siquiera en torno a una emergencia sanitaria como el Covid-19, hundió a Trump. En Venezuela el caudillo egocéntrico se hizo modelo a imitar en la política hace ya bastante tiempo y creó una distorsionada escuela que siguen casi en masa los prelíderes subsiguientes. La caída de los partidos tradicionales hizo que surgieran otros que en vez de maquinarias eran nóminas que dependían de esos caudillitos.

Nadie puede llevar la contraria a quien es su jefe político y también patrón. En vez de otros dirigentes a su alrededor, había fámulos, adulantes. Esos prelíderes inmaduros, no acostumbrados al debate, e inhábiles para las ideas, contaban con el ambiente propicio para asordinar sus traspiés. En 2014,16,17, 18, 19 y 20 su terquedad es desgracia que aniquila todo y luego dan bandazo tras bandazo, sin explicarle a sus hinchas que dejan siempre en ridículo hablando al vacío, “entendiéndose”.


“Cerrada la vía electoral”
Se apeló a la ruindad práctica de desacreditar a quienes señalaban fallas y proponían rectificaciones. Así convirtieron el brillante triunfo de 2015 en escombros. Asoman matices de rectificación, pero defectuosos, retorcidos. La autocrítica y pedir perdón son valiosísimos cuando hacemos daño a otros, pero deben ser raizales y verdaderos. Si se derrumba el edificio que he construido mal y arrojo la culpa al interlocutor sin asumir la mía, estoy desnaturalizándola.

Norman Mailer decía, a propósito de Marilyn Monroe, que algunos se acuestan con el Demonio y creen que no les pasará nada. Si pactas con él y por eso sales de la cárcel o te entrega presos políticos y luego te desentiendes, te pasará algo malo. Si sabes que pifiaste al promover violencia, abstención y sanciones económicas, reconoce tu error primero. Así actuarás con honradez y dignidad. Y es patético arrojar al volcán a quien siguió tu prédica, para que pague por los pecados del mundo y los tuyos.

Esos conatos de dirigentes que rodeaban al prelíder, lo llevaron al matadero llamado “está cerrada la vía electoral”. Con limitadas esperanzas espero que el año próximo haya un cambio de paradigma y se vuelva a la gradualidad. Alguien que se puede presumir quién es, se lo confió a Bachelet. Pero nadie puede vivir con los escaparates llenos de cadáveres, luego de haber asesinado las esperanzas. Hay que despejar el ambiente.

@CarlosRaulHer