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José E. Rodríguez Rojas

El deterioro de las bibliotecas universitarias

José E. Rodríguez Rojas

Las bibliotecas son organizaciones complejas y costosas, que requieren inversiones y labores de mantenimiento que las universidades públicas no están en capacidad de afrontar, debido a la crisis presupuestaria. Ello ha provocado el deterioro de su infraestructura y la contaminación de las colecciones, así como la obsolescencia de éstas y la precariedad de los sistemas informáticos. Este proceso de deterioro está conduciendo al cierre de las bibliotecas.

Las bibliotecas universitarias además de poseer libros suelen contar con una amplia colección de revistas científicas para atender la demanda de los investigadores y de los tesistas que estos asesoran. Estas publicaciones son muy costosas, la suscripción anual a una revista en mi especialidad ascendía a los 2.400 dólares hace varios años. Cuando el presupuesto de la UCV lo permitía, solía tener una partida que ascendía al millón de dólares para pagar las suscripciones anuales de las revistas científicas de las facultades que la integran. Desde hace varios años estas publicaciones vienen en formato electrónico por lo que para acceder a ellas hay que disponer de un internet de una velocidad suficiente para manejar datos y videos, así como de computadores y terminales adecuados a estas necesidades.

Muchas de las revistas y libros que reposan en las bibliotecas están en papel, son publicaciones en algunos casos muy antiguas. Estos documentos requieren de temperaturas que no rebasen los 21 gados centígrados y de una humedad relativa en el ambiente que no supere el 65%, para lo cual son necesarios equipos que deben funcionar en forma permanente, incluso en periodo vacacional. Todo ello con el fin de impedir la contaminación de las colecciones con hongos y moho. Algunos de estos hongos son peligrosos y pueden alojarse en los pulmones de los usuarios o de los que laboran en la biblioteca afectando su salud. Además de los controles ambientales se necesitan limpiezas periódicas las cuales requieren personal y equipos especializados.

Las edificaciones que albergan a las bibliotecas deben ser mantenidas, en especial en lo que se refiere a la impermeabilización que evite las filtraciones, las cuales incrementan la humedad relativa al interior de las mismas.

Una de las actividades recurrentes de un centro de documentación es el inventario y catalogación de los materiales, información que tradicionalmente se volcaba en fichas, las cuales ordenadas por orden alfabético, autor o materia permitían el acceso de los usuarios a los documentos de su interés. Esta labor ha sido digitalizada, se han elaborado programas informáticos especializados para tal tarea. Uno de ellos es Alejandría un programa elaborado por la Universidad de los Andes. Estos programas no son gratuitos, su adquisición y mantenimiento tiene un costo. Acá se requiere también de computadores y terminales que permitan el acceso de los usuarios, además de servidores que almacenen la información. Estos equipos están expuestos a las sobrecargas que se producen por los constantes apagones. Si se dañan los servidores no se puede prestar el servicio, por lo que es necesario repararlos o sustituirlos. La presencia de la informática en las bibliotecas obliga a que el personal que las gestiona debe tener formación en documentación e informática para poder utilizar los programas y entenderse con los profesionales que los elaboran. En algunas ocasiones son profesionales con una licenciatura en informática los que gestionan las bibliotecas.

Todo lo expuesto plantea que las bibliotecas universitarias son organizaciones complejas que requieren de un personal con formación especializada en diversas áreas. Por otro lado son organizaciones costosas que requieren de un elevado presupuesto para costear las inversiones en mantenimiento, equipos, actualización de las colecciones y adquisición y mantenimiento de los programas informáticos que hemos señalado. Un ejemplo de esto es que el presupuesto de la biblioteca de la Universidad Simón Bolívar (USB) era de 2,4 millones de dólares antes de que la crisis presupuestaria eclosionara.

La crisis presupuestaria y la pandemia han cambiado el panorama de los centros de documentación. El confinamiento provocado por la pandemia ha obligado al cierre de las bibliotecas y ha impedido o limitado por más de un año la asistencia del personal a los centros para realizar las labores de mantenimiento de los equipos y de limpieza de los libros y colecciones. Muchos de los equipos son viejos y requieren mantenimiento frecuente y en el peor de los casos reparaciones o ser sustituidos.

La crisis presupuestaria ha reducido significativamente los recursos asignados a las bibliotecas. En el caso de la USB, señala su director, el presupuesto se redujo de 2,4 millones de dólares a 100 dólares anuales, cifra esta última claramente insuficiente para las labores que hemos señalado. La precaria asignación que reciben impide la actualización de las colecciones. En el caso de la USB la universidad estaba suscrita a más de 800 revistas de investigación científica pero desde el 2010 éstas suscripciones no se renovaron, por lo que no se han recibido nuevos números. Tras dos lustros sin actualizar las colecciones éstas han quedado obsoletas. Tampoco se pueden hacer las labores necesarias para su adecuado funcionamiento.

El caso de la biblioteca de la USB es un buen ejemplo. El director de la misma describe la situación de deterioro. Los aires acondicionados funcionan a media máquina por lo cual la temperatura ha subido a 28 grados. Con los deshumificadores sucede algo similar, lo que ha incrementado la humedad relativa a 85%. En consecuencia un gran porcentaje de las colecciones se encuentran contaminadas con hongos y moho convirtiéndose en un peligro para los usuarios y las personas que laboran en la institución. La biblioteca está cerrada desde el 18 de julio del 2019. Los constantes apagones han dañado los servidores donde reposa la información de la biblioteca y esto ha impedido reiniciar las actividades pues no se puede prestar el servicio a los usuarios.

Hemos enfatizado el caso de la USB por la disponibilidad de información reciente, suministrada por el director de la biblioteca a la prensa. Sin embargo la situación de las otras universidades públicas es similar. El deterioro se agudiza por el vandalismo que en la provincia parece más agudo. En la Universidad de Oriente (UDO) los delincuentes quemaron la biblioteca del núcleo del estado Sucre.

Profesor UCV

El notable impacto del Libro Rojo de Scannone

José E. Rodríguez Rojas

“Mi Cocina” de Armando Scannone ha sido una de las obras de mayor impacto en el quehacer diario de las familias venezolanas. Contribuyó a la revalorización de la cocina venezolana a nivel de las familias y de la cocina profesional, posibilitando la recuperación de platos en proceso de extinción. El recetario es reflejo del estilo de vida de una clase media en extinción y de la amalgama de influencias de la cocina local, donde destaca el aporte de la inmigración.

El chef Sumito Estévez en un programa dedicado a Armando Scannone y su libro, señalaba que el autor del Libro Rojo fue un gran entrevistador, entrevistó a su mamá y a las cocineras populares que laboraban en su casa, lo cual fue el punto de partida de su obra. Contó con el apoyo de personas de su entorno que ayudaron en el proceso de ubicación de recetas y prueba de los platos. A continuación anotó, hizo un registro de la información obtenida, lo cual fue uno de los aciertos del gastrónomo pues, según Sumito, las tradiciones culturales que no se registran se pierden. Esta labor de localización prueba y registro de recetas comenzó en 1960 y duró diez años. Finalmente la información obtenida fue catalogada por orden alfabético y grupo de alimentos dando lugar al famoso Libro Rojo, llamado así por el color rojo encendido de su portada.

Otro acierto de Scannone fue que presentó las recetas de tal modo que fueran replicables por personas con ninguna o poca experiencia en la cocina. Para ello presentó las recetas de tal modo de facilitar su lectura; en segunda lugar estableció medidas precisas para el uso de los ingredientes. No se trataba de una pizca de pimienta sino de un octavo de cucharadita, ni de un puñito de sal sino de media o una cucharadita.

EL libro posibilitó que la cocina venezolana tomara nuevos aires en el mundo familiar lo que generó un nuevo ambiente en el cual las nuevas generaciones tuvieron un referente concreto para definir eso que se llama la venezolanidad, referido al ámbito de la cocina. Ello potenció una demanda por parte de los potenciales cocineros que ubicó al Libro Rojo como el más vendido en la historia reciente de Venezuela.

El libro es un recetario que constituye un inventario bastante exhaustivo de los platos integrantes de la cocina local, en particular de la caraqueña. En ese sentido se convirtió en un referente obligado incluso para los restaurantes y profesionales de la cocina. Permitió que la cocina venezolana entrara con pie firme en el mundo de la alta cocina. Hasta ese momento este mundo estaba monopolizado por la cocina francesa. Sin embargo a partir de la aparición del Libro Rojo de Scannone ello cambió, Los restaurantes caraqueños comenzaron a valorizar la cocina venezolana como una opción y los jóvenes aspirantes a chef comenzaron a incluirla en sus planes de formación. Sumito Estévez es un ejemplo de ello, es parte de la diáspora y un chef apasionado por la cocina local, tiene desde hace varios años un canal de YouTube donde se ha dedicado a promover la cocina venezolana.

Un aporte singular de la obra de Scannone es que ayudó a recuperar platos de la cocina criolla que se estaban extinguiendo por desuso, como fue el caso de la Polvorosa de Pollo. La Polvorosa es un pastel de masa quebradiza muy sabroso, difícil de elaborar, que se preparaba en ocasiones especiales. Estaba en proceso de extinción cuando Scannone lo recuperó y lo incluyó en su libro. Actualmente es un plato icónico de muchos chefs.

El libro es un relejo de la venezolanidad en la medida que concebimos ésta como una amalgama de influencias, producto de las corrientes migratorias que arribaron a Venezuela, como españoles e italianos. Además están las influencias que recibe el país en su condición de país caribeño. Adicionalmente es necesario resaltar la influencia de la colonia, de particular importancia en platos como el asado negro.

El Libro Rojo no es un recetario de cocina criolla o popular, si bien contiene un inventario bastante exhaustivo de los platos integrantes de la cocina popular o criolla venezolana. La obra está integrada por los platos que consumía la clase media caraqueña en la década de 1950 y 1960, donde figuran algunas delicateses como langosta, de la cual se incluyen 15 platos, faisan, foie- grass, bacalao, caviar. Viandas particularmente costosas y de difícil acceso para el venezolano de a pie. Se trata de la dieta de una clase media de elevado poder adquisitivo gracias a la fortaleza del bolívar que posibilitaba que los derivados del trigo como las pastas y el pan fueran elementos claves de la dieta, a pesar de que nuestro país no es productor de trigo.

Lamentablemente el maestro Scannone ya no está con nosotros. Afortunada- mente recibió en vida varios reconocimientos por su excepcional obra. Uno de estos se lo hicieron varios chefs en el año 2012, entre los que podemos mencionar a Edgar Leal y Sumito Estévez, quienes elaboraron sus versiones de varios platos del Libro Rojo, los cuales degustaron en el restaurant El Alto, uno de los de mayor renombre de la capital.

Profesor UCV

Elecciones en Colombia

José E. Rodríguez Rojas

Si bien Petro, encabeza la intención de voto, esto puede cambiar debido al elevado porcentaje de indecisos. Está mejor posicionado que en el 2018, pero genera temores en la clase media. Los candidatos del centro político han conformado alianzas que conducirán a primarias, donde se elegirán sus candidatos. Un escenario probable es que Petro pase a la segunda vuelta enfrentado a un candidato del centro, el cual recibiría el apoyo de los indecisos logrando el triunfo.

Varias elecciones recientes en América Latina han visto el colapso o al menos la derrota del centro político moderado ¿Ocurrirá lo mismo en Colombia en las elecciones que se realizaran en mayo próximo? Hay razones para pensar que una victoria del centro no solo sería beneficiosa sino una realidad.

Esto no es el pronóstico convencional. Muchos analistas piensan que la contienda electoral del año venidero será una repetición, en reverso, de la elección previa donde Iván Duque derrotó a Gustavo Petro, un populista de izquierda. Así lo apuntan las encuestas como la de INVAMER publicada esta semana, donde Petro encabeza la intención de voto con 42% frente a 19% de Sergio Fajardo de centro Izquierda. Basados en estos resultados las encuestadoras piensan que Petro derrotaría con facilidad a cualquier oponente.

Duque ganó en el año 2018 por el miedo que despertaba la candidatura de Petro un ex guerrillero simpatizante de Hugo Chávez. Duque también se benefició de la campaña, de Uribe, contra el acuerdo de paz que se firmó con las FARC que finiquitó el conflicto armado. El centro político fue identificado con el acuerdo, también fue dañado por no llegar a un consenso para seleccionar un solo candidato. Ello permitió que Petro derrotara a Fajardo por 250.000 votos. Fajardo es un académico e innovador ex alcalde de Medellín.

Esta vez las cosas lucen diferentes Petro luce más fuerte que en el 2018. El gobierno de Duque ha tenido un desempeño mediocre, es impopular y fue estremecido por semanas de paros y protestas violentas este año. Mientras, Petro no tiene rivales a su izquierda y ha estado en campaña durante los últimos 4 años. Petro es un ex senador y fue alcalde de Bogotá donde llevo a cabo una gestión gris. “Él tiene ideas muy simplistas pero que funcionan bien políticamente” opina Malcolm Deas un historiador británico dedicado al estudio de la historia colombiana. Varios analistas políticos de la derecha le han dado su apoyo en forma oportunista porque piensan que ganará.

Pero es muy temprano todavía. De acuerdo a la encuestadora INVAMER 43% de los encuestados no han decidido por quién votarán. Petro todavía genera temores en los votantes de clase media. Otra diferencia es que esta vez el centro luce más organizado. Fajardo y otros candidatos de la centro izquierda han formado la “Coalición de la esperanza” y acordaron enfrentarse en unas elecciones primarias en marzo, La centro derecha ha hecho algo similar formando la “Coalición de la experiencia” en la cual se han unido 5 aspirantes a la candidatura, que incluyen a varios ex alcaldes que esperan enfrentarse en unas primarias similares. Miguel Silva un analista político estima que alrededor de 14 millones de colombianos participarán en las primarias y esperan que se dividirán por igual entre izquierda radical, centro izquierda y centro derecha.

La primera vuelta es probable que enfrente a Petro con un candidato bien sea de la centro izquierda o de la centro derecha. Esta vez el acuerdo de paz no tendrá mucha influencia. Los colombianos “odian a las FARC” pero ellos “quieren paz” opina Deas “desean una nueva agenda política” que podría involucrar seguridad contra las bandas criminales, una mejor educación pública y un retorno al crecimiento económico (algo que considerando el proteccionismo de Petro y su oposición a la minería y explotación de crudo, son imposibles de lograr)

De tal manera que el centro tiene una oportunidad, pero para aprovecharla requiere no solo de un programa claro sino romper con el impopular estatus quo y establecer una conexión emocional con los colombianos, como lo hizo Uribe quien movilizó el temor por las guerrilla y Petro el cual canalizó la inconformidad con el establishment que generó las protestas.

En un libro reciente Mauricio García Villegas un filósofo político colombiano, argumenta que la larga historia de conflictos armados de su país ha sido impulsada por una cultura política que exalta emociones tribales de nación, partido, clase y religión las cuales convierten a los adversarios en enemigos, en el marco de lo cual tendemos a descalificar fácilmente al que piensa diferente. En Colombia, concluye, “el contraste real no es entre los radicales de cada extremo …sino entre estos y los moderados”. Para imponerse el centro tendrá que apelar a emociones más pacificas de unidad solidaridad y esperanza para un futuro mejor.

Nota: Este escrito es una traducción libre del artículo: The Economist. 2021. Despite the polls, a centrist could win colombian’s election in may. Dec. 9.

Profesor UCV

La situación de los trabajadores del sector público empeorará

José E. Rodríguez Rojas

El gobierno vive en un recule permanente. El último tiene que ver con la hiperinflación, después de oxigenarla durante varios años, ha decidido controlarla. A tal fin se ha propuesto reducir el exceso de bolívares circulando en la calle, para lo cual está pagando sus compromisos en dólares y llevando a cabo un recorte draconiano del gasto público, negándose a aumentar los salarios y pensiones. Esta política se prolongará en el año 2022.

El régimen viene desde hace varios años en un recule en lo que a su política económica se refiere. El primero de importancia fue la renuncia a la implementación del Socialismo del Siglo XXI heredado de Chávez. Se trataba de implementar un socialismo estatista basado en la implantación de controles de precios, del tipo de cambio y de los salarios. Al final decidió, en el año 2019, desmontar los controles y que las fuerzas del mercado se encargaran de fijar los precios

El segundo recule de importancia tuvo que ver con la dolarización. La dolarización surgió como una respuesta de los agentes económicos a la hiperinflación, tratando de proteger sus ahorros y activos, utilizando el dólar como refugio. El régimen en las primeras de cambio cuestionó la dolarización tildando al dólar de criminal y presentando a la divisa como un instrumento del imperio. Al final terminó aceptando la dolarización y adaptándose a ésta como todos.

El último recule importante ha sido el que tiene que ver con la hiperinflación. El año 2021 ha sido un punto de inflexión. El régimen ha dejado de recurrir a la emisión de dinero por parte del Banco Central de Venezuela para financiar su gasto, cosa que hizo en años previos y fue el factor que derivó en la hiperinflación que padecemos desde finales del 2017. El gobierno está obsesionado en la tarea de controlar el flagelo y aspira presentarlo como un triunfo de su política económica el próximo año. Ha terminado por aceptar que la inflación es impulsada por el exceso de bolívares circulando en las calles y se ha propuesto reducirlo.

Una de las cosas que está haciendo, con el propósito mencionado, es utilizar la mejora en los ingresos como, el petrolero, para pagar sus compromisos en divisas y no en bolívares, como solía hacerlo. Lo que se complementa con la otra política de intervenir el mercado cambiario para quitarle presión al alza del dólar. Estas acciones orientadas a estabilizar los precios continuarán en el primer trimestre del 2022, cuando se espera que Venezuela salga del proceso hiperinflacionario. La estrategia parece estar dando resultados pues se estima que la inflación termine el 2021 ligeramente por debajo del 1.000% y en el 2022 por debajo de 300% (Tal Cual. 2021).

Un segundo aspecto de su estrategia anti inflacionaria es realizar un recorte draconiano del gasto público, lo que se ve reflejado en su negativa a realizar aumentos de los salarios al mismo ritmo que venía haciéndolo en años previos. Al respecto señala Asdrúbal Oliveros Director de la empresa consultora Ecoanalítica “Esto los ha llevado a una ejecución del gasto que es muy loable desde el punto de vista económico, pero que desde la perspectiva social es terrible”. En lo que va de año el gobierno no ha aumentado los salarios ni pensiones con todo lo que ello implica en términos de la miseria en que viven los empleados públicos en el país” (El Diario. 2021).

Concluye Oliveros que: “No existen indicios que permitan prever una mejora en términos del ingreso que perciben mensualmente (los que devengan) un sueldo mínimo pues a la Administración no le interesa aumentar la cantidad de bolívares en la calle, al menos hasta mediados del primer semestre del 2022. Esto supone un oscuro panorama para un importante sector del país cuyos ingresos se diluyen mes a mes” (El Diario. 2021).

Desafortunadamente continuaremos viendo a los trabajadores del Estado como los que laboran en las instituciones educativas, haciendo malabarismos para sobrevivir. Elaborando tortas y “matando tigres” de todo tipo para compensar su miserable ingreso. En consecuencia el ausentismo en las instituciones educativas proseguirá y se profundizará así como las dificultades para reiniciar actividades, las cuales provendrán no solo de la pandemia sino del deterioro de la infraestructura y de los precarios ingresos devengados por maestros y profesores.

Referencias:

El Diario. 2021. Asdrúbal Oliveros: “Pasamos de ser una economía en caída libre a una estancada que se estabiliza en el foso”. 2 de diciembre.

Tal Cual. 2021. Venezuela saldrá de la hiperinflación, pero deja un alto costo de la vida en dólares. 4 de diciembre.

Profesor UCV

Argentina gira a la derecha

José E. Rodríguez Rojas

Después de haber prometido controlar la inflación con políticas diferentes a las aconsejadas por el FMI, el gobierno de Alberto Fernández agravó la situación económica y social de Argentina. Debido a ello, en las recientes elecciones legislativas, un poco más del 60% del electorado votó a favor de la oposición, constituida en su mayoría por la coalición de centro derecha liderada por seguidores del ex presidente Macri.

Para los economistas la inflación es un problema monetario y surge de la emisión excesiva de dinero por el Banco Central, a fin de financiar el gasto público y los compromisos de los políticos populistas con su clientela electoral. Posición compartida por organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los populistas, por el contrario, usualmente desprecian los riesgos de la inflación y su impacto en la sociedad, piensan además que se puede corregir apelando a políticas de control, bien sea del tipo de cambio o de los productos.

Mauricio Macri durante su gobierno intentó, con apoyo financiero del FMI, controlar la elevada inflación de Argentina, que rondaba el 50%. Para ello tomo medidas para reducir el gasto público y controlar la emisión de dinero por el Banco Central. Estas políticas elevan la tasa de interés lo cual penaliza el consumo y usualmente generan recesión e incrementan el desempleo, generando un fuerte malestar social.

En las elecciones donde participó Alberto Fernández éste creó la ilusión en el electorado que era posible enfrentar la inflación sin recurrir a las medidas aconsejadas por el FMI. El malestar generado por las medidas implementadas por Macri creó un caldo de cultivo para darle credibilidad a estas promesas. Adicionalmente a ello es necesario tomar en cuenta que Fernández era el abanderado del populismo peronista el cual históricamente tiene dos anclas en la Argentina, por un lado los sindicatos de las grande centrales obreras y por otro las barriadas pobres, en particular de Buenos Aires, donde predominan sectores fuertemente dependientes de las ayudas estatales, que el peronismo tiende a utilizar para manipularlos.

Con el apoyo de los sectores señalados Fernández ganó las elecciones en el año 2019, aunque por un estrecho margen, revelando que la sociedad Argentina estaba fuertemente dividida entre ambos discursos. Fernández asume el poder e implementa una política económica propia de los movimientos populistas. Menosprecia los riesgos de la inflación, abandona la política de Macri y se centra en las políticas de controles y las ayudas a los desamparados. La impresión de dinero alcanzó niveles record, a pesar de ello las ayudas estatales fueron limitadas y no alcanzó al sector informal que representa un tercio de la economía. La decisión de prohibir los despidos agravó la situación de las empresas, en particular de las pequeñas, forzando el cierre de 40.000 Pymes, lo que provocó una contracción del 10% en el año 2020 El confinamiento debido a la pandemia del Covid 19 agravó la situación, el manejo de la pandemia por el régimen de Fernández fue muy criticado. La renegociación de la elevada deuda con el FMI también fue uno de los retos que el régimen no pudo superar lo que acentuó la desconfianza potenciando el valor del dólar no oficial. La inflación repuntó lesionando la capacidad de compra de la población lo que aunado al incremento del desempleo elevó la pobreza hasta afectar a la mitad de la población.

En una sociedad fuertemente dividida el descontento operó como un péndulo en las últimas elecciones, a favor de la oposición. El domingo 14 de noviembre de este año se realizaron las elecciones para renovar parcialmente la cámara de diputados y el senado. En toda la Argentina los resultados favorecieron a la oposición por 9 puntos. Ésta se encuentra integrada, en su mayoría, por la coalición de los seguidores del ex presidente Macri, de centro derecha. Sin embargo en Buenos Aires donde se concentra casi un 40% del padrón electoral el margen fue menor. El populismo peronista perdió el control del senado el cual mantenía desde el inicio de la democracia en 1983. Alberto Fernández en consecuencia está obligado a negociar con la oposición a fin de que las solicitudes de su gobierno sean aprobadas por el senado. Entre éstas figura la renegociación de un préstamo con el FMI lo cual implica negociar la política económica del gobierno en los dos años que restan.

Profesor UCV

El rechazo al régimen venezolano está impulsando a la extrema derecha en América Latina

José E. Rodríguez Rojas

El reciente triunfo de José Antonio Kast en la primera vuelta de la elección presidencial chilena es parte del ascenso de una nueva extrema derecha en América Latina, que ha sido impulsada por varios factores; entre los cuales destaca el rechazo al modelo de izquierda dictatorial que se ha impuesto en Venezuela, por su sesgo ideológico y por el desastre social y económico que ha generado.

Francisco Sagasti, quien fuera presidente interino de Perú por 8 meses, es un académico centrista. Pertenece a un grupo llamado “La resistencia” creado en el año 2018 bajo el eslogan de “Dios, Patria y Familia” para oponerse al comunismo y al liberalismo. Ellos representan una de las muchas facetas de una nueva y más agresiva extrema derecha que ha surgido en los últimos tiempos en América Latina.

El punto de quiebre del ascenso de esta nueva derecha vino con la elección en el año 2018 de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil. Un antiguo oficial de la armada, desdeñoso de la democracia y nostálgico de la dictadura militar que gobernó Brasil en el periodo 1964-1985. Bolsonaro marcó una ruptura con el usual comportamiento político en la región. Desde el inicio de la democratización en la década de 1980, las fuerzas políticas conservadoras, con algunas excepciones, fueron generalmente moderadas y fuertemente influenciadas por la democracia cristiana.

Bolsonaro ha generado imitadores en la región. Estos incluyen a Guido Manini, un oficial retirado que obtuvo el 11% de los votos en la elección presidencial de Uruguay en el 2019. En Perú Rafael López Aliaga, un empresario quien es miembro del Opus Dei, obtuvo 12% de los votos en la elección de abril, donde participó como parte de una plataforma conservadora. En Argentina Javier Milei un economista libertario logró el 17% de los votos en la reciente elección legislativa lo que le permitió asegurar un puesto como diputado.

El ejemplo más relevante de esta tendencia, en la actualidad, es José Antonio Kast quien ganó la primera vuelta de la elección presidencial chilena. En su primera compaña presidencial dijo que si Pinochet viviera el votaría por el dictador. En la actual campaña presidencial ha planteado recuperar Chile con mano dura contra el crimen y los desórdenes violentos, así cono construir un muro para detener a los inmigrantes, retirar a Chile de los principales acuerdos de derechos humanos y reducir impuestos para impulsar el crecimiento económico. Kast no es similar a Bolsonaro, se parece más a Álvaro Uribe el ex presidente colombiano que derrotó a las FARC. Él insiste que no es extremista y reconoce los abusos que se cometieron bajo el gobierno de Pinochet. La mayoría de la nueva extrema derecha no constituye un peligro para la democracia, aunque algunos parecen serlo. Algunos de ellos son menos conciliadores que los viejos partidos conservadores. Los grupos minoritarios tienen rezones para preocuparse.

¿Qué factores explican el fortalecimiento de la nueva derecha? Un factor es la formación en años recientes de grupos de base con fuertes nexos con la iglesia católica y evangélica; los cuales han hecho campaña contra el aborto, los derechos de los homosexuales y el feminismo. Otro son las demandas populares por más protección en contra del crimen. Así como ha ocurrido con la izquierda radical, la derecha radical se está beneficiando de las demandas populares generadas por el estancamiento económico y el descredito de los políticos de las principales corrientes democráticas. Pero lo que une a todas estas fuerzas de extrema derecha, plantea Ariel Goldstein, un científico político de la Universidad de Buenos Aires, es el rechazo al régimen de Venezuela, que es visto como un ente demoníaco, un “espectro”.

Los une el rechazo a este “espectro” el cual ha buscado exportar su dictadura de izquierda generadora de pobreza. En ese sentido esta visión extrema traduce una radicalización de la derecha, que es el reflejo de un proceso similar en la izquierda. Si Kast tiene chance de ganar es, parcialmente, debido a que su contrincante promueve un programa estatizador de la economía y lleva como compañeros de viaje a los comunistas.

El crecimiento de la extrema derecha en la región es también parte de un fenómeno más amplio. La victoria de Donald Trump en el 2016 abrió el camino a Bolsonaro. Actualmente VOX, un partido español anti inmigrante está actuando como unificador de la nueva derecha latinoamericana. En septiembre publicó una “Carta desde Madrid” denunciando el comunismo en la “Iberoesfera” la cual fue firmada por cerca de 9.000 políticos y activistas que incluyeron a Kast, López Aliaga, Millei, así como a Eduardo Bolsonaro (hijo de Jair Bolsonaro).

Demócratas liberales en América Latina tienen que tratar no solo con una izquierda autoritaria sino con una derecha que es más intolerante que en el reciente pasado.

Nota: este escrito está basado en una traducción libre del artículo: “The Economist. 2021. Revulsion at Venezuela is fueling the hard right in Latin America. The Economist. Nov 6th.

Profesor UCV

La producción petrolera no se recupera

José E. Rodríguez Rojas

El gobierno ha declarado su intención de recuperar la producción petrolera, planteándose metas irreales, que probablemente buscan enmascarar la realidad de una producción que viene en caída libre, retrocediendo a los niveles de la década de 1940. En el periodo reciente la producción se ha incrementado pero moviéndose por debajo de los bajos niveles del año 2019, que se han convertido en un tope.

En el año 2020 la demanda mundial de petróleo colapsó debido a la contracción de la actividad económica como consecuencia del confinamiento que siguió al inicio de la pandemia de Covid 19. Recientemente se ha iniciado un proceso de recuperación el cual se ha dado como consecuencia del proceso de reactivación de las actividades económicas que se ha producido en el periodo post pandemia.

Loa principales países petroleros aglutinados en lo que se llama OPEP+, que incluye a los países de la Opep más varios aliados encabezados por Rusia, habían recortado su producción en el año 2020 a fin de evitar un mayor colapso de los precios del petróleo. La restricción de la oferta que mantienen los países de la OPEP ha generado que la recuperación de la demanda se traduzca en mayores niveles de precios los cuales rondan los 80 dólares el barril.

La situación en Venezuela es contrastante con la que domina a nivel de la industria petrolera global. La producción de petróleo no se mantiene restringida por la decisión de la OPEP, sino que viene en caída libre desde hace muchos años debido a los problemas de gestión de la industria agudizados por la escasez de recursos financieros y de recursos humanos calificados. En los problemas de gestión ha influido la designación al frente de la petrolera estatal, de personas sin experiencia en la gerencia de este tipo de industria. Este fue el caso de la designación del General Manuel Quevedo en el lapso comprendido entre el año 2017 y el 2020, durante el cual la industria redujo drásticamente su capacidad de producción. Como consecuencia de ello en el año 2020 la producción cayó a niveles de 1944, según declaraciones del experto petrolero Rafael Quiroz a la prensa local.

Probablemente para enmascarar la debacle señalada el jefe del gobierno Nicolás Maduro anunció, en el año 2020, su decisión de incrementar los niveles de producción a dos millones de barriles diarios. Luego a inicios del 2021 corrigió sus ambiciones y redujo la meta a 1,5 millones. Recientemente PDVSA corrigió las declaraciones del primer mandatario y redujo su meta de producción diaria a 1 millón de barriles (El Nacional. 2021 a).

Sin embargo la cruda realidad es que Venezuela no está en condiciones de incrementar sus niveles de producción a las cifras señaladas, incluso a la más modesta de 1 millón de barriles diarios, pues su producción ha llegado a un tope muy bajo debido a las limitaciones financieras de PDVSA y la escasez de recursos humanos calificados tanto para las tareas operativas de la industria como las tares gerenciales. Así lo ha señalado el Instituto de Investigaciones Económicas de la UCAB. (IIES), en su informe de coyuntura de mediados de este año. En el mimo señala el IIES que “será muy difícil retornar en el corto plazo a los ya muy bajos niveles de 2019 (796.000 b/d). En ese sentido esta cifra tiende a privar como un tope en el desenvolvimiento de la producción (IIES. UCAB. 2021)

Cifras recientes confirman los señalamientos del IIES. Las cifras provenientes de fuentes secundarias de la OPEP indican que la producción de petróleo de Venezuela se ha venido recuperando pero manteniéndose siempre por debajo de los niveles del año 2019. La mejor cifra de producción obtenida en el periodo post pandemia ha sido la de octubre de este año cuando la producción se ubicó en 590.000 b/d, un poco más de 200.000 barriles por debajo del tope señalado por el IEES (El Nacional.2021 b).

Referencias:

El Nacional. 2021 a. PDVSA redujo su meta de producción petrolera diaria. Noviembre 7.

El Nacional. 2021 b. Producción de petróleo venezolano en octubre se ubicó en su mejor número desde abril del 2020. Noviembre 11.

Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES). UCAB 2021. Informe de Coyuntura Venezuela.

Profesor UCV

El problema no es la desigualdad

José E. Rodríguez Rojas

A pesar de lo chocante de las escenas de desigualdad que se observan actualmente, este no es el problema fundamental que enfrentamos como sociedad. El problema fundamental es incrementar la producción para lo cual se requieren acciones y políticas orientadas a restaurar la confianza y disminuir la incertidumbre, lo cual no se ve como factible en el porvenir inmediato.

El chavismo ha promovido un modelo político que ha generado, por un lado, una destrucción del tejido productivo que ha reducido el tamaño de la economía a niveles de mediados de la década de 1950. Todo el esfuerzo llevado cabo por el régimen de Pérez Jiménez y los gobiernos democráticos se ha perdido. En el periodo reciente la crisis de movilidad provocada por el confinamiento y la escasez de combustible acentuaron la recesión y contracción del tamaño de la economía.

De la mano de esta política destructiva se ha llevado a cabo otra que ha profundizado la desigualdad en la sociedad venezolana, lo cual es inherente al modelo político inspirado en el socialismo cubano. Esta desigualdad se ha potenciado en los últimos años. En el marco de la contracción económica se impuso una dolarización de facto para compensar los efectos de la inflación que se convirtió en hiperinflación después del 2017. Los sectores de mayor ingreso buscaron refugio en el dólar a fin de tratar de protegerse de los efectos de la hiperinflación. Una minoría estimada por la ENCOVI en 5% de la población ha logrado hacerlo, lo que ha acentuado la desigualdad en especial entre los hogares de mayor ingreso, el 10% de los hogares concentra el 40% del ingreso total. En el último año Venezuela se convirtió en el país más desigual de América Latina, superando a Brasil, que en los años previos era considerado el más desigual.

El diario El País en una edición reciente reporta esta situación destacando como en Caracas, en la zona de Las Mercedes, se levantan edificios de oficinas de lujo que permanecen vacíos, casinos, restaurantes donde un plato puede costar 30 dólares como mínimo. Al lado de ello, señala el diario, los empleados públicos se ven obligados a “matar tigres” para compensar el miserable sueldo que reciben.

Si bien la desigualdad se ha acentuado, convirtiendo a Venezuela en el país más desigual de la región, éste no es el problema fundamental o el reto fundamental de la sociedad venezolana en la coyuntura actual, según Luis Pedro España investigador de la ENCOVI promovida por la UCAB. El empequeñecimiento de la economía ha llegado a tal grado, según España, que de distribuirse la escasa riqueza generada entre todos los venezolanos, ello se traduciría en un ingreso per cápita de 30 dólares mensuales (1 dólar diario), lo cual nos ubicaría a todos por debajo de la línea internacional de la pobreza, estimada en 1,90 dólares diarios por el Banco Mundial.

La superación de la pobreza demanda, según España, incrementar la producción, para lo cual es necesario generar confianza y disminuir la incertidumbre a fin de estimular las inversiones que se requieren. Ello no es factible en términos inmediatos pues implicaría el desmantelamiento del modelo que el chavismo ha impulsado en las últimas décadas. Por una lado el fortalecimiento de la autonomía de las instituciones como el Banco Central, a fin de controlar la inflación. Otra de las instituciones que requieren mayor autonomía es el sistema judicial, para fortalecer los derechos de propiedad. No se puede dejar de lado los cuerpos de seguridad que deben orientarse a garantizar la seguridad personal de la población y no a perseguir a la disidencia política.

Profesor UCV

Referencias

UCAB. 2021. Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI). El Ucabista. Com.

El Carnet de la Patria reparte migajas

José E. Rodríguez Rojas

Los subsidios ligados al carnet de la patria son migajas lanzadas a los pobres. No logran compensar el efecto devastador de la hiperinflación, promovida por el mismo gobierno. Debido a ello no han podido sacar a éstos de la situación de pobreza que los agobia, por lo que la misma se ha incrementado hasta involucrar al 94,5% de la población.

Los subsidios gubernamentales otorgados a los sectores de bajos ingresos se ligaron al Carnet de la Patria, el cual opera como un registro de beneficiarios. En el mismo se han registrado un elevado porcentaje de la población esperando beneficiarse de algunos de los subsidios. Los más importantes consistieron, en los años recientes, en bonos eventuales y las llamadas Cajas CLAP. La ENCOVI ha detectado que ambos se entregan con una periodicidad irregular. En el caso de las llamadas Cajas CLAP, que son una cesta de productos que varían mucho en cada entrega, 40% de los beneficiarios manifestaron recibirlas con una frecuencia mensual o quincenal, mientras 60% sitúan la frecuencia en trimestral o anual. El valor de las cajas CLAP varía según su contenido, la última estimación realizada en el año 2020 fue de 20 dólares, por la que se paga un dólar.

Los bonos otorgados a través del Portal Patria también tienen una frecuencia irregular. Cerca de la mitad de los que declaran haberlos recibido dicen que su frecuencia es mensual y el 20% hasta quincenal. El valor promedio de los bonos entregados por el Estado en los penúltimos 12 meses es de 2,50 dólares.

La ENCOVI estima que los subsidios recibidos por los hogares (en pobreza extrema) en forma de bonos y Cajas CLAP asciende a 55 dólares, ello constituye menos de los que recibieron en el 2019-2020 cuando los subsidios mencionados alcanzaron 66 dólares. Si a esto se le suma el monto del ingreso laboral devengado por los hogares el ingreso total ascendería a una cifra de 91 dólares, que se ubica muy por debajo del valor de la canasta alimentaria estimada en 224 dólares (ver cuadro 1). En otras palabras, a pesar del subsidio los beneficiarios de la ayuda siguen en pobreza extrema o sea no pueden pagar la canasta alimentaria.

Cuadro 1. Ingresos de los hogares en pobreza extrema, contrastándolos con el valor de la canasta alimentaria (expresados en dólares).

Ingreso laboral de los hogares

36

Monto del subsidio representado por los bonos más las Cajas CLAP

55

Ingreso total de los hogares

91

Valor de la canasta alimentaria internacional

224

Fuente: ENCOVI. 2021

Esto explica que, a pesar de los subsidios citados, la pobreza se ha venido incrementando. La total alcanzó la cifra de 94,5% de los hogares, en el año 2021 y la extrema involucra al 76,6% de los mismos.

Al mismo tiempo que el régimen otorga migajas a los pobres, en la forma de los subsidios mencionados, ordena al Banco Central emitir dinero si control ni respaldo para financiar estos subsidios y los miserables salarios que paga el sector público. Esto impulsa la inflación, que a partir del año 2017 ascendió a nivel de hiperinflación. Los subsidios no han podido compensar el efecto devastador de la hiperinflación, provocada por el mismo gobierno. Se podría repetir la famosa frase de un Papa en relación a la crisis de la deuda de la década de 1980 “lo que con una mano le da, con la otra se lo quita”. El gobierno con una mano otorga los subsidios y luego con la otra provoca una hiperinflación devastadora que destruye la capacidad de compra de los beneficiarios de los subsidios.

Profesor UCV

Referencia:

Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). 2021. Encuesta de Condiciones de Vida 2021 (ENCOVI). ( disponible en: el Ucabista. com).

Venezuela: una gran fábrica de desempleo e informalidad

José E. Rodríguez Rojas

La reciente edición de la ENCOVI evidencia que la contracción económica que enfrentamos desde el 2014 se ha traducido en una cuantiosa perdida de empleos, lo cual ha transformado a Venezuela en una gran fábrica de desempleados y trabajadores informales. Ello ha forzado a millones de nuestros compatriotas a huir del infierno bolivariano a fin de conseguir un trabajo en otras latitudes.

Entre el año 2014 y el 2021 se produce una fuerte destrucción de empleo como consecuencia del colapso económico que se produce y el empequeñecimiento de la economía. En los años recientes el confinamiento y la crisis de combustible generan una crisis de movilidad que agrava la recesión. En el periodo mencionado se reduce el empleo formal en 21,8 puntos porcentuales, lo que equivale a 4,4 millones de empleos, La mayor parte corresponde a empleo público reflejando el colapso del financiamiento del Estado y de la industria petrolera. 70% del empleo perdido corresponde al sector público y 30% al privado.

La contracción del empleo generado en la economía convierte al trabajo en algo escaso, transformando al país en una gran fábrica de desempleados, abunda la gente que desea trabajar pero no encuentra trabajo alguno que realizar. Esto no se refleja en las cifras de desempleo abierto que alcanza un 3,2 %. Esta cifra se evidencia como muy baja lo cual da pie a que las cifras oficiales de desempleo minimicen el problema, El desempleo se encubre bajo diversas figuras. Por un lado está el subempleo visible (personas que trabajan menos de 15 horas), en segundo lugar el desempleo desalentado que incluye a los que desean trabajar pero no lo hacen porque el ingreso a devengar no los estimula, finalmente las mujeres con hijos que desean trabajar pero no pueden hacerlo. La sumatoria de estos grupos asciende a 8 millones de personas.

La población desempleada es mayor que la población ocupada, la cual representa 7,6 millones de personas. La contracción del empleo formal público y privado se traduce en un incremento de los trabajadores por cuenta propia que se convierte en el grupo de ocupación más numeroso representando al 51,7% de la población ocupada. En otras palabras la mitad de la población ocupada es auto empleada, ello incluye a los que laboran en la economía informal. Sin embargo la informalidad llega al 60% de la población ocupada pues solo el 40% tiene un empleo formal.

En síntesis el grueso de la población en edad productiva en Venezuela está desempleada o labora en la informalidad. Si sumamos la población desempleada a la que labora en la economía informal, obtenemos que 80,6% de la población en edad productiva carece de un empleo formal y se encuentra desempleada o laborando informalmente. A esto hay que añadir que muchos de los que tienen un empleo formal se dedican a “matar tigres”, pues la remuneración que obtienen es muy baja, como lo veremos a continuación.

Los que logran conseguir un empleo formal, lo hacen con unas remuneraciones muy bajas. Es el caso de los que laboran en el sector público cuya remuneración promedio mensual es de 12,3 dólares, lo cual no representa ni el 10% de la canasta alimentaria estimada en 224 dólares. Ello incluye a los profesores y empleados universitarios que se dedican a la elaboración de tortas o a otro tipo de actividades para compensar el magro ingreso que les paga la universidad. Esto provocó, en el período previo al confinamiento, un ausentismo generalizado en las universidades cuyas autoridades se veían en aprietos para garantizar la asistencia de los trabajadores a sus puestos de trabajo.

Las remuneraciones de los que trabajan en los restantes sectores es un poco más alta pero ello no altera significativamente la precaria situación de los mismos. La remuneración del sector privado es de 38,7 dólares mensuales y la de los que trabajan por cuenta propia es de 32,8 dólares, estas cifras no llegan a superar el 20% del valor de la canasta alimentaria, que como ya mencionamos se ubica en 224 dólares. Esto ubica a todos los trabajadores de los sectores mencionados en la extrema pobreza. Si bien los subsidios gubernamentales y las remesas mejoran su situación ellos no compensan el efecto de la hiperinflación pues la pobreza sigue creciendo a pasos agigantados.

La baja remuneración impulsa a los profesionales y mano de obra calificada a emigrar en busca de una remuneración acorde con su formación y que les permita pagar los gastos básicos de vida, cosa que no es posible en Venezuela. Esto abarca un universo, estimado recientemente por la ONU, en 6 millones de personas que incluyen a médicos, ingenieros, músicos, y profesores universitarios, entre otros. El 86% de los que emigran declaran que su motivación fundamental es la búsqueda de un trabajo.

Fuente: La mayor parte de la información que sustenta este escrito proviene de la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) realizada por la Universidad Católica Andrés Bello en el año 2021.

Profesor UCV