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Lester L. López O.

¿En la “Tiendita” será la cosa?

Lester L. López O.

Apreciación de la situación política # 147

El fin de semana pasado la sala situacional y de guerra psicológica del régimen, a través de las redes sociales, desarrollaron la forma de hacer creer a buena parte de los usuarios que la intervención militar por tropas extranjeras era inminente para el amanecer del lunes 04. Aunque hubo una reacción por parte de voceros de la oposición para desmentir semejante acción, muchos usuarios amanecieron con la sensación de desengaño que la expectativa de un desenlace inmediato para salir del régimen no se había cumplido.

Es evidente que la oposición debe estar pendiente de que esta generación de expectativas sean desmentidas y neutralizadas inmediatamente, para mantener la motivación de la gente a participar en las acciones de calle previstas para presionar al régimen y demostrar a la comunidad internacional el deseo del cambio que tenemos los venezolanos. Sin embargo, los ciudadanos, en su mayoría, no cayeron en el engaño y saben que hay un proceso en marcha para lograr el cambio político anhelado en el mediano plazo.

Una señal importante para la oposición y el presidente encargado es que paulatinamente los medios de comunicación han comenzado a entrevistar a sus voceros quienes abiertamente hablan del presidente encargado y su plan para superar la crisis, cuestión que no había ocurrido la semana anterior. Las actividades del presidente encargado, el respaldo recibido el mismo lunes por la mayoría de los países de la comunidad europea y el reconocimiento público de muchas asociaciones civiles, ongs, gremios profesionales y académicos y de mucho de los partidos políticos que aún estaban renuentes con el plan presentado, han fortalecido la posición e imagen del presidente que ha comenzado una intensa campaña de información para cada uno de los sectores involucrados en el denominado Plan País de recuperación nacional.

Pero en definitiva el punto importante y definitorio para las próximas semanas, o días, es la ayuda humanitaria y su entrada al país. El régimen parece que ha convertido esta ayuda humanitaria en el punto de inflexión, o de no retorno, vital para su permanencia en el poder y, para la oposición, la punta de lanza para ganar la confianza de los venezolanos y el apoyo definitivo de comunidad internacional pero, especialmente, de la neutralidad del secretario general de la ONU y del sumo pontífice en el Vaticano

El bloqueo con una cisterna y dos contenedores del puente binacional colombo venezolano “Tienditas” por parte del régimen, evidencia la disposición de este de jugarse el todo por el todo para impedir el ingreso de la ayuda humanitaria, pero ¿Estará la cúpula militar dispuesta a asumir las consecuencias de este bloqueo? Ellos tendrán la última palabra entre cumplir su deber con la nación desconociendo al régimen y apoyar el ingreso de la ayuda humanitaria, o enfrentar una amenaza que no podrán detener.

@lesterllopezo 08/02/19

Tiempos inéditos, tiempos difíciles

Lester L. López O.

Apreciación de la situación política #146

Sin duda alguna la situación política de nuestro país debe ser inédita en el estudio de los conflictos socio políticos de la historia y las ciencias políticas y, probablemente, será de mucho interés para las nuevas clases o cohortes del futuro cercano en las universidades dedicadas a este tipo de estudios.

El que exista en un país un gobierno paralelo al que ejerce de facto el poder tiene muchas referencias históricas, lo inédito viene de que ese gobierno paralelo sea reconocido por una mayoría de países con tradición democrática y además desconozcan al que ejerce el poder de facto como ilegitimo y usurpador, todo esto en un ambiente internacional relativamente calmado en el sentido de que no hay tensiones mundiales imperantes como la guerra fría o las guerras mundiales que caracterizaron el siglo pasado.

La potencia del norte, que dirige las acciones, ha planteado el juego duro en su participación acompañado por la mayoría de los países latinoamericanos, situación inédita también, pero que a todas luces es el único que tiene el suficiente poder disuasivo para que el gobernante usurpador mida muy bien sus siguientes pasos. Las acciones sobre la mesas son muchas y variadas, como la mayoría de sus portavoces declaran, y han comenzado a implementar algunas de ellas como la suerte de embargo petrolero, de los bienes de capital y cuentas financieras del estado venezolano en el exterior para ponerlo a la orden del gobierno provisional quien deberá desarrollar el mecanismo técnico para poder utilizarlo en beneficio de la nación, debidamente auditado por la AN. Igualmente deberá buscar la forma de ingresar y distribuir la ayuda humanitaria a pesar de la oposición del gobierno de facto.

Dentro de todo este plan, evidentemente coordinado con el presidente encargado, corresponde a este la parte más difícil: mantener la presión social y las expectativas de cambio que mantiene la motivación de las mayorías para salir a la calle.

Por la otra parte, el gobierno militar usurpador mantiene el reconocimiento de sus gobiernos amigos, caracterizados en su mayoría por visos de ilegitimidad en sus funciones, pero carentes del suficiente poder disuasivo para auxiliar al régimen frente a la coalición de los países que reconocen al presidente encargado. De ahí que les toca jugar a las cartas que hasta ahora ha jugado con éxito: la represión, la censura a los medios de comunicación, buscar países amigos que patrocinen diálogos para ganar tiempo mientras las calles se enfrían y algún auxilio financiero, cada vez más difícil, aunque sea para pagar la nómina.

Pero su mayor sustento es la cúpula militar, mientras a la misma le llegue el momento de tener que decidir entre desconocer al usurpador que los comanda o hacer frente a una invasión militar extranjera que no podrán contener.

@lesterllopezo

01/02/2019

Comprometidos con la ruta propuesta.

Lester L. López O.

El comentario de la semana

Con mucha humildad, por la responsabilidad a punto de asumir, pero con mucho aplomo porque debía hacerlo frente a una multitud abrumadora de miles de personas como testigos, se juramentó como Presidente encargado de la República el diputado a la Asamblea Nacional Juan Guaidó en su condición de Presidente de la misma.

Para sorpresa de algunos, principalmente de la sociedad política, pero esperada por las mayorías venezolanas, la juramentación también sorprendió a los que verdaderamente cuentan: a los integrantes del régimen a quienes, como dice el refrán popular “los encontró fuera de base”, y apenas, al día siguiente 24E comenzaron a reaccionar manifestando, como siempre, que hubo un golpe de estado y que se violaba la constitución que ellos mismo se han cansado de violentar.

Pero era difícil que la juramentación no se realizara. Desde el pasado 12E, adoptando la forma de cabildos abiertos, el ahora Presidente encargado, convocó a la sociedad venezolana para que le diera su apoyo y conseguir legitimidad para asumir la responsabilidad que juró. La respuesta de la sociedad a estos cabildos abiertos sorprendió a propios y extraños, cada vez se hicieron más frecuentes y numerosos y lo más importante, la gente comprendió la hoja de ruta anunciada: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres y transparentes. Aunque no se anunciaron periodos de tiempos para cada una de esas fases – la oposición convocante se cuidó esta vez de eso- la población también comprendió que no era cuestión de tiempo sino de acumular fuerzas para iniciarlas. Las concentraciones en cada una de las principales ciudades del país el día 23E superaron las expectativas más optimistas, lo que respondió a una incógnita que se creía difícil de determinar: el nivel de esperanza con la expectativa de cambio político, que definitivamente resultó muy elevado.

Estas dos variables, expectativas y esperanzas elevadas, es un capital político que el Presidente encargado, y la clase política que lo acompaña, deben mantener a toda costa en los días por venir para obligar al régimen a negociar su salida del poder. Pero también, de la sociedad democrática que también se comprometió, tácitamente, a acompañar al novel presidente en estas difíciles circunstancias.

El acompañamiento y reconocimiento de la comunidad internacional en los próximos días también será determinante para lograr el cambio político y este apoyo se mantendrá mientras observe a la sociedad venezolana unida en un solo bloque apoyando al nuevo presidente en sus decisiones, sin distraerse en guerras sucias que empleara el régimen usurpador para mantenerse en el poder.

En definitiva, la ruta está anunciada y nuestro compromiso es contribuir a que se concrete de la mejor manera posible.

Aragua en Red 25/01/19

La otra ilegitimidad, la que vale

Lester L. López O.

Todo gobierno democrático, obviamente electo en elecciones libres y aceptadas plenamente por sus conciudadanos, inicia su mandato con la legitimidad jurídica y constitucional que el evento electoral previo le otorga y por el periodo de tiempo establecido por la constitución y las leyes respectivas. Estos son principios fundamentales de la democracia y la responsabilidad del nuevo gobierno es hacerlos cumplir de tal manera que el principio de la alternabilidad democrática se cumpla.

Normalmente, luego de un periodo de tiempo indeterminado los gobiernos mantienen su popularidad en función de la eficacia con que cumplan con sus programas de gobierno o pierden, paulatinamente, el fervor popular si se muestran incapaces de lograr las promesas ofrecidas. Al final del periodo constitucional unas nuevas elecciones determinaran la permanencia del mismo o su derrota electoral frente a una corriente opositora que haya generado mejores expectativas para la población en general.

En las democracias consolidadas si el gobierno se muestra incapaz de cumplir sus promesas y comienza a desgastarse tan severamente que la población lo rechaza abrumadoramente, el gobierno adelanta las elecciones o renuncia al mismo con el fin de que se produzca un relevo del mandatario responsable de la conducción del gobierno. Ejemplo de esto lo hemos visto en países como los Estados Unidos y en muchos países europeos con regímenes parlamentarios como los casos de España e Inglaterra y anteriormente con Italia. Los motivos principales de estos acortamientos de períodos constitucionales tienen que ver con rechazos masivos al gobernante por distintas índoles: corrupción, escándalos cometidos por el presidente dentro del ámbito de las buenas costumbres, llamar a consultas donde son derrotadas sus propuestas o por deterioro marcado de la calidad de vida de sus ciudadanos, etc., etc., o lo que es lo mismo por pérdida de su legitimidad de origen, es decir las mayorías que lo eligieron ahora los rechaza.

En otras palabras, el problema de la legitimidad no tiene que ver solamente con que se hayan ganado de buena lid unos comicios electorales, sino también con el desempeño del gobierno en el ejercicio de sus funciones. Esto es así porque ningún país, o sus ciudadanos, están obligados a seguir con un gobierno ineficaz que afecte su calidad de vida o los estándares de convivencia que existían antes de asumir el gobierno en cuestión.

En nuestro país, no solamente el presente gobierno llegó al poder con fallas de legitimidad de origen desde sus inicios, sino que ha deteriorado la calidad de vida de los ciudadanos a niveles que nadie se atrevía a predecir razonablemente, con el agravante de que no muestra ninguna intención de tomar las medidas adecuadas para intentar corregir los errores que ellos mismos han generado y nos han conducido a la crisis sin precedentes en la que estamos sumergidos, aún así, pretenden continuar por un periodo de seis años más.

Conviene entonces, al nuevo presidente de la AN y su equipo insistir, en su discurso, en este tipo de ilegitimidad que es la que realmente afecta a la sociedad en general para lograr la fuerza necesaria para el cambio político deseado. Ya lo decía el Libertador en el Congreso de Angostura del 15 de febrero de 1819:

“El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”.

Es evidente que el régimen bolivariano está muy lejos de alcanzar estas metas.

@lesterllopezo 15/01/19

El 10E la AN debe consultar al soberano

Lester L. López O.

Apreciación de la situación política número 145

Finaliza el presente año 2018 como el peor de lo que va del siglo XXI y quizás del pasado siglo XX, no me atrevo a señalar el XIX porque existen suficientes evidencias históricas que indican que durante ese siglo nuestro país sufrió bastantes penalidades que bien podrían superar la situación presente. Pero, a diferencia de otras épocas, los venezolanos cerraban el año con la esperanza de que el próximo sería mejor, no es el caso de este que está por concluir.

El éxodo de más de tres millones de venezolanos y la perspectiva de que el próximo sume, al menos, un millón más, constituye la mejor evidencia de la pérdida de esperanza que afecta a buena parte de la nación que sale del país para buscar, precisamente, la esperanza de un futuro mejor que no lo aprecia actualmente en el corto y mediano plazo a menos que se produzca un cambio de gobierno que inicie la recuperación de lo que aún queda de país.

Pero esta desesperanza no es infundada. La revolución bolivariana quedará para la historia como lo peor que ha ocurrido a nuestro país y, últimamente, a cualquier país del mundo. El portento de sumir a una nación con todo tipos de recursos para estar dentro de los países más desarrollados del planeta en un territorio abatido por la miseria, la tristeza y la desesperanza, comienza a ser estudiados por las facultades de economía más prestigiosas del mundo como un fenómeno de lo que se debe hacer para destruir un país sin necesidad de ir a una guerra o que lo arrase una catástrofe natural de gigantescas proporciones.

La destrucción suicida de la gallina de los huevos de oro, como lo es la estatal petrolera, prácticamente nuestra única fuente de ingresos de divisas, sólo puede ser obra del resentimiento social, la ignorancia y la mediocridad de la clase gobernante devenida en mafias económicas con vinculaciones al narco tráfico internacional y un completo desamor por el país que le dio la oportunidad de gobernar. El resultado no puede ser peor: una hiperinflación galopante con una depresión económica que ha acabado con el poder adquisitivo de cualquier ingreso o salario mensual que se cobre en bolívares, por lo que más del 80% de la población técnicamente está por debajo de la línea de la pobreza o está en vía de ella si no se aplican los ajustes inmediatos que se requieren.

La magnitud del desastre se puede apreciar con la siguiente comparación: en el 2002 el ingreso promedio mensual de cualquier profesional y empleado del gobierno se situaba en los 1.600,00 US$, unos 53 US$ diario, actualmente, con suerte para algunos, podrían ser 10,00 US$ al mes o sea 0,33 US$ diarios, muy lejos de los 1,25 US$ diarios que estipulan los organismos internacionales para estar por encima de la línea de la pobreza. Claramente se hace obvio que le problema no es de precios altos sino de la falta de capacidad adquisitiva de la mayoría de la población.

Esta tragedia se complementa con una clase política opositora que, hasta ahora, se ha mostrado dispersa e incapaz de entender el momento político que le ha tocado vivir. Después de 20 años de revolución está comenzando a entender que para poder gobernar deben desalojar al régimen y para eso deben unirse en una estrategia común apartándose de sus diferencias ideológicas y ganarse el favor de las masas, favor que ganaron en diciembre del 2015 y luego hicieron todo lo posible para perderlo. Sin embargo, hay que darle el crédito que se han mantenido bajo el manto constitucional y esto ha servido para lograr el apoyo y reconocimiento internacional, reconocimiento que perdió el régimen al violar, sistemáticamente, preceptos constitucionales fundamentales, especialmente, los referidos a los derechos humanos y la inobservancia de los lapsos y garantías electorales previstos para los últimos dos años, situación que condujo al régimen y, especialmente, a la presidencia de la República a un estatus de ilegitimidad de origen que se acentuará el próximo 10 de enero cuando finaliza constitucionalmente el periodo presidencial vigente.

Pero si hay algo positivo este año por finalizar, fue la decidida participación política de la sociedad civil organizada la cual, aún también, con sus propias divergencias y visiones de país confluyeron en el aspecto medular de que sin unidad de propósito – cambiar al gobierno – difícilmente se podrá comenzar a superar la crisis de gobernanza que nos agobia. La estructuración del denominado Frente Amplio Venezuela Libre aglutinando dentro de su seno la mayoría de los partidos político (o los que tienen mayor representación en la Asamblea Nacional) con los sectores más representativos de la sociedad civil organizada (Academias, Iglesias, Empresariados, Sindicatos, etc.) y grupos importantes del chavismo disidente, es el evento más importante en busca de lo que se ha denominado “unidad superior”, que puede cumplir con tres aspectos fundamentales para lograr el cambio político el próximo año:

  1. Un mensaje claro y esperanzador de cómo se puede comenzar a salir de la crisis una vez logrado el cambio de gobierno, este plan ya se expuso el pasado 19D en Caracas y existe un gran consenso en torno a la propuesta;
  2. Un líder comprometido en cumplir el plan de recuperación y los parámetros que se acordaron con el actual régimen para la transición democrática - condición que no se ha oficializado pero existen indicios de estas negociaciones con representantes de la comunidad internacional, el régimen y la oposición trabajando en este sentido- La escogencia de este líder no se ha definido, y mejor es así, pero dependerá del tipo de negociación que se acuerde entre las partes;
  3. Organización electoral de la oposición. Este aspecto debe ser retomado a la brevedad del tiempo, la negociación en alguna etapa exigirá una medición electoral y el régimen tiene su maquinaria electoral, no así la oposición cuyo padrón electoral ha sido diezmado por la diáspora de los dos últimos años:

Con esto en mente, llegará el 10 de enero del 2019, cuando el gobierno quedará ilegitima e ilegalmente en funciones y será entonces cuando la Asamblea Nacional deberá tomar la decisión política que obligue a la transición siempre en el marco de la Constitución, para esto el artículo 71 constitucional tiene particular relevancia, el mismo establece: “Las materias de especial trascendencia nacional podrán ser sometidas a referendo consultivo por iniciativa del Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros; por acuerdo de la Asamblea Nacional, aprobado por el voto de la mayoría de sus integrantes; o a solicitud de un número no menor del diez por ciento de los electores y electoras inscritos en el Registro Civil y Electoral“.

Otros artículos constitucionales se refieren a la falta absoluta del presidente y a los mecanismos para su reemplazo, sin embargo, no prevé nada para la situación particular de un presidente electo de manera inconstitucional y que pretende continuar un nuevo periodo, por lo que aquellos que plantean que sea el presidente de la AN quien asuma la presidencia y convoque nuevas elecciones en un periodo de 30 días pueden estar incurriendo en errores de interpretación de la Constitución.

Siendo que el artículo 5 constitucional también establece: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público.”, la AN, en función de lo que establece ambos artículos citados y la situación de ilegitimidad del gobierno debería ordenar y organizar un referendo consultivo con el propósito de preguntar al soberano: a) Si rechaza la pretensión del presidente y su gobierno de continuar un nuevo periodo presidencial por 6 años y b) si acepta que se convoquen elecciones para elegir un nuevo presidente para el presente periodo constitucional.

Con esta ruta electoral, pacífica, democrática y constitucional se evitaría: 1) Nombrar al presidente de la AN como presidente interino, situación que aprovecharía el régimen de facto y la ilegitima ANC para acusarlo de usurpación de poder; 2) nombrar a un presidente sin ninguna posibilidad de que pueda efectivamente asumir sus funciones transitorias (a menos que la FAN lo reconozca) y 3) que el régimen disuelva a la AN. La comunidad internacional, sin dudas, rechazaría las acciones del régimen ante cualquiera de estas eventualidades o sus variantes, pero también consideraría si efectivamente el procedimiento es constitucional.

La ruta consultiva que aquí se propone, dejaría en manos del poder ciudadano y soberano tal decisión y el régimen de facto, aunque ciertamente por su naturaleza lo rechazaría, le sería más difícil la argumentación en contra y más difícil aun, disolver la AN.

Finalmente, si se toma esta decisión, la oposición democrática podría tener la posibilidad, especialmente si se realiza el referendo consultivo, de obligar al régimen a sentarse en una mesa de negociación que conduzca a un gobierno de transición democrática.

En la posibilidad de este escenario queda una incógnita: ¿Están los factores democráticos en condiciones de conducir este proceso?

@lesterllopezo 24/12/18

El falso dilema, nuevamente…

Lester L. López O.

Como era de esperarse, el régimen se apresta a jugarse su última carta para imponer el control absoluto sobre la sociedad venezolana y de esta manera perpetuarse en el poder imponiendo una nueva constitución que acabará con el sistema republicano como forma de convivencia de los venezolanos.

El desborde populista de sus últimas medidas económicas repartiendo dinero que no tiene pero que virtualmente se puede mimetizar en la banca y las transacciones bancarias electrónica y con una excelente campaña publicitaria, es una forma de mantener unidos a sus seguidores que aunque no llegan al 20%, según las últimas encuesta de opinión, será suficiente para imponerla sobre el 80% que rechaza al gobierno y desean su cambio.

Su estrategia es clara: aprovechar el agobio de las mayorias populares para lograr sobrevivir a la calamitosa situación económica a que nos tiene sometido pero que la mantiene alejada de la escena política y, en consecuencia, de que se produzcan manifestaciones de rechazo masivas como se vieron hasta el pasado año y, por otra parte, la obsecada obseción de la dirigencia política opositora de permanecer dispersa en sus visiones particulares de cómo lograr el cambio político necesario ¿O es que simplemente no lo saben?

Ya se cumple casi un mes desde que la Asamblea Nacional ratifico el vacío de poder en la función pública del gobierno y aceptó como legal la condena del TSJ en el exilio contra el jefe del régimen por su corrupta vinculación con la empresa Odebretch, sin embargo, aún no ha propuesto ninguna fórmula política, jurídica o constitucional para llenar ese vacío de poder y no ha sido porque se carecen de argumentos y propuestas de como harcerlo.

Muy habilmente el régimen ha dejado circular por las redes sociales lo que pareciera ser los puntos más importante de su proyecto de constitución comunal o cubana, como prefieren llamarla algunos opinadores de oficio, los cuales de ser cierto – y no existen razones para creer lo contrario- son francamente inaceptables para un país que aspira convivir con principios democráticos occidentales. En consecuencia, el mencionado proyecto debe comenzar a ser rechado desde ahora mismo.

Acompañando el despropósito constitucional tambien surge el rumor de que la respectiva consulta popular para aprobarlo o no, se efectuaría conjuntamente con las elecciones de concejales programadas por el complaciente CNE para el próximo 9 de diciembre, evento que ya divide a la oposición entre abstencionistas y votantes, lo cual es una de las ventajas que busca el gobierno para que sea aprobada la nueva constitución.

Esto ha comenzado a crear, nuevamente, el falso dilema opositor de votar o no votar, de si es legítimo o no, de que con este CNE no se puede votar o que el triunfo del régimen ya está cantado. La dirigencia opositora no puede caer nuevamente en este falso dilema porque la consulta popular no es para elegir concejales sino para elegir el futuro venezolano, sería un suicidio colectivo que la versión abstencionista se imponga como ocurrió el pasado 20M donde los abstencionistas dieron una demostración de ética, moral y dignidad republicana, pero se quedaron esperando que las acciones de la comunidad internacional impidiera que el jefe del régimen se mantuviera en el cargo que hoy continua ejerciendo con total impunidad.

La lección debe ser aprendida y la dirigencia y sociedad civil organizada deben primero, comenzar a rechazar el proyecto constitucional por todos los medios y segundo, organizarse para que ese 80% que rechaza al gobierno se presente en las urnas para también rechazar el esperpento constitucional que se propone y no que el 17% gobiernero se imponga porque los demócratas no asistieron a negar la propuesta para dar una nueva muestra de ética, moral y dignidad ciudadana.

Pero lo más importante sería que al rechazar masivamente la propuesta constituyente también sería una muestra evidente de rechazo al régimen que podría facilitar y abrir otras posibilidades para lograr el anhelado cambio político.

@lesterllopezo 08/10/2018

Trascender lo cotidiano para avanzar

Lester L. López O.

Con el agravamiento del caos económico en las últimas semanas y el colapso de los servicios públicos que cada día es más evidente, el régimen ha logrado su propósito fundamental para ganar más tiempo en el poder: mantener a la gente ocupada y discutiendo como pagará los servicios como la conserjería, vigilancia privada, matrículas en colegios privados y un largo etcétera, así como, sobrevivir a la hiperinflación y no ocuparse de lo fundamental que es salir de este gobierno inmoral e incapaz que nos ha llevado a la tragedia que ya tenemos como país.

Es por eso que las protestas aisladas que se producen en diferentes ciudades reclamando mejores sueldos y salarios, carencia de gas doméstico, agua y electricidad no suman voluntades porque la gente debe dedicarse a hacer colas para obtener efectivo en los cajeros, reclamar el pago de las pensiones, conseguir donde hay pan y otros rubros de la cesta alimentaria y, de paso, cumplir con el trabajo. Todo un plan perverso para que la voluntad de cambiar el gobierno continúe diluida en las urgencias diarias que hay que resolver cada día.

Mucha gente se sorprende, por ejemplo, que los marabinos que están afectados por constantes cortes eléctricos no hayan protestado e “incendiado” la ciudad reclamando la regularización del servicio eléctrico. Pero después de estar sin electricidad 8 o más horas ¿Cómo puede salir nadie a protestar? Si tiene que esperar que llegue el agua porque no había electricidad o ir a algún establecimiento a comprar algo pero que no hay despacho porque no les ha llegado la electricidad, otros tienen que aprovechar que les llegó para cargar los celulares, esperar que la nevera enfríe o congele para no perder los alimentos. Así es muy difícil sumarse a una protesta en contra del gobierno.

Pero que no se pueda organizar una protesta nacional que desestabilice al gobierno, no quiere decir que más del 80% de la población continúe descontento con el mismo y desee su cambio lo antes posible. A estas alturas, la clase política debe trascender lo cotidiano y enfocarse en lo único que puede desestabilizar al gobierno: Una consulta popular para que la sociedad, por iniciativa propia y con la dirección adecuada, organice unas elecciones para elegir un gobierno de transición antes de que finalice el presente año.

Tres factores favorecen esta posibilidad: a) el inmenso deseo de la mayoría de los venezolanos de salir de este gobierno para comenzar a superar la crisis; b) la resolución de la Asamblea Nacional el pasado 21 de agosto ratificando el vacío de poder y. en consecuencia la necesidad de elegir un nuevo presidente y; c) la mayoría que desconoce el fraude electoral del pasado 20M siendo que la presidencia está siendo usurpada de facto, y la tradición republicana de celebrar elecciones presidenciales el mes de diciembre del último año del periodo constitucional, como es el caso.

La Asamblea Nacional, con su mayoría calificada, tiene el deber de llamar y organizar estas elecciones sin el actual CNE -que también es ilegítimo y fraudulento- y la sociedad civil organizada de apoyar la iniciativa, promoverla y ayudar a su realización.

¡Que el régimen no va a aceptar esas elecciones! Bueno, eso ya lo veremos…

@lesterllopezo 07/09/18

La oportunidad de la AN

Lester L. López O.

El nivel de desasosiego, incertidumbre, de desesperanza y desinformación al que el régimen ha sometido a la población venezolana es de tal magnitud que buena parte de la misma comienza a creer que el problema de lo que sucede en nuestro país es, al final, culpa de la oposición democrática que no ha logrado unirse para salir del gobierno. Esto último no deja de ser cierto, pero culpar a la oposición de los males del país viene a ser un argumento superficial y posiblemente producto de la hegemonía propagandista del régimen.

En ese sentido los factores de la oposición deben redoblar esfuerzos para que el 80% de la población que rechaza la gestión del gobierno y que aspira a un cambio del mismo se convenza e interiorice que la culpa de todos los males que nos afectan es responsabilidad exclusiva de quienes nos gobiernan y erradicar las descalificaciones mutuas que se hacen públicamente por las redes sociales. Es difícil de entender que los dirigente de la oposición a estas alturas insistan en descalificarse entre ellos en vez de coordinar un plan de información para descalificar al régimen y a su dirigentes, verdaderos culpables de la situación calamitosa que sufrimos la gran mayoría de la población.

Otra realidad en la que se debe hacer esfuerzos en convencer a la ciudadanía que el gobierno todo lo que hace es para mantenerse en el poder el mayor tiempo posible porque para ellos los costos de salida son sumamente altos. Las actuales medidas económicas que, en términos de ingresos monetarios, benefician a la población en un aparente aumento de su capacidad adquisitiva orquestada con un excelente plan propagandista, no es más que un intento de bajar el nivel de las protestas de los trabajadores cuyos ingresos reales son insuficientes para hacerle frente al proceso hiperinflacionario que el mismo gobierno ha generado. Comprometerse a pagar el nuevo salario mínimo incrementado, según los expertos en tres mil por ciento, sin tener la capacidad real de cumplirlo no puede interpretarse de otra manera que no sea, además de irresponsable, otro intento, ojala fallido, de que muchos comercios y pequeñas empresas tengan que cerrar sus puertas ante la imposibilidad de poder honrar estos compromisos en el futuro cercano, así que, lo único que asegura este nuevo plan económico es que la hiperinflación continuará.

Muchos analistas internacionales y locales que estudian objetivamente las fortalezas y debilidades del régimen, concluyen que cuando la oposición democrática, o buena parte de ella, finalmente consiga ponerse de acuerdo en una ruta para lograr el cambio de gobierno el mismo caerá irremediablemente. Las presiones económicas, el cerco internacional al que la diáspora venezolana comienza a afectar y el rechazo de los venezolanos a la ideología comunistoide (así lo percibe la población) que el régimen se empeña en tratar de imponer, son suficientes para lograr que caiga.

Recientemente la Asamblea Nacional ratifico la decisión del TSJ en el exilio de condenar al jefe del régimen por corrupción vinculado a la empresa Odebretch, decisión que amerita su salida del cargo que hoy usurpa. Esta decisión, unida a la anterior por abandono del cargo, obliga a la AN a declarar el vacío de poder y en consecuencia nombrar un gobierno de transición ya sea por la vía de la consulta electoral (artículos 71, 333 y 350 constitucionales) o por la convocatoria a una nueva asamblea nacional constituyente (art. 348 constitucional) que nombre un gobierno o junta de gobierno provisional mientras se redacta la nueva constitución. Pero lo más importante de esto, es que la AN se puede convertir en el gran factor unitario de la oposición democrática para lograr el cambio anhelado por los venezolanos.

@lesterllopezo 27/08/18

…un paso al frente.

Lester L. López O.

“Ayer estábamos al borde del abismo, hoy, hemos dado un paso al frente.”

La frase anterior puede resumir objetivamente la política del régimen para acabar con lo poco que va quedando del país y perpetuarse en el poder para gobernar sobre los escombros de lo quede. Solo un gobierno ignorante y completamente irresponsable puede tratar de imponer el despelote monetario que tiene previsto para el 20 de este mes que no acabará con la inflación pero si creara un caos cambiario que ni ellos mismos saben explicar.

El tema de la compra de gasolina con el carnet de la patria es otra de las provocaciones que se dan el lujo de implementar para sincerar el precio de la misma que tampoco han definido, mientras la gente no sabe en cuantos bolívares soberanos quedara su sueldo salario del mes. No hay ni una sola propuesta del gobierno para superar la crisis de salud, del transporte, eléctrico, de agua, etc., etc., para atender los refugiados por las inundaciones en los estados del sur del país y, recientemente, un juez federal del imperio autorizo la posible confiscación de Citgo por no cumplir con los pagos y contratos pendientes.

La única respuesta ha sido aprovechar una situación irregular producida durante el acto aniversario de la GNB, para denunciar la posibilidad de un atentado contra el mandamás pero, como es su característica, sin ninguna investigación seria al respecto, pero que le ha servido para detener dirigentes y diputados de la oposición de probada solvencia democrática y llamar nuevamente la atención de la comunidad internacional que ha permanecido indiferente a la denuncia de magnicidio.

Pero no deja de sorprender que la dirigencia política y ahora con algunos sectores de la sociedad civil organizada no se haya puesto de acuerdo un buscar una salida a tan agobiante situación; un sector ya manifestó que participaría en las elecciones de concejales en diciembre en las mismas condiciones fraudulentas y probablemente sin votantes para “recuperar espacios políticos”, otro sector, mayormente en el exterior, insisten en la inminencia de una intervención extranjera que no ha propuesto u organizado ningún organismo internacional (OEA,ONU,UE) y el otro sector que plantea una nuevas elecciones presidenciales pero con garantías electorales, omitiendo olímpicamente el carácter dictatorial del régimen que no va a ceder en esas pretensiones opositoras.

Ambos, gobierno y oposición, parecieran que buscan que se produzca, finalmente, el pronosticado estallido social que pueda cambiar la situación política actual.y por eso, es que han dado un paso al frente.

@lesterllopezo 09/08/18

País a la deriva

Lester L. López O.

Apreciación de la situación política # 140

El IV congreso del PSUV en curso ha mostrado fisuras de las divergencias que existen en diferentes factores o grupos de partidarios que hasta ahora siguen la linea oficialistas, pero se ha hecho evidente el desmarcaje de muchos presentes entre los que se consideran chavistas y los nuevos maduristas. De los primeros, muchos son seguidores del héroe del mazo dando y actual presidente de la fraudulenta ANC, otros, son los seguidores de la secta siria merideña que mantienen cuotas de poder en el sector económico (que es lo que les interesa) a pesar de que su líder fue desfenestrado de la vicepresidencia hace poco tiempo y otros, los más puritanos, son los seguidores de los que dicen que defienden el legado del difunto eterno y que el mandamas ha tracionado; por supuesto hay los seguidores de este último que mantienen un bajo perfil (o estan en franca minoría) que poco han contribuido a la discusión.

Aunque el congreso intenta hacer seguimiento al plan de la patria, la mayoría de los asistentes han ido manifestando sus disconformidad con la inflación y la crisis , el cuento de la guerra económica ya no es sostenible y ni ellos mismos se la creen, por los que algunos delegados intentaron hacerle llegar al mandamás sugerencias para mejorar la economía lo cual fue rechazado de inmediato e impuso el plan de reconversión monetaria para el 20 de Agosto bajo la observación de que los que no estuvieran de acuerdo serían enemigos del régimen. Pero el descontento queda.

El problema del plan económico es que no resuelve ninguno de los problemas actuales y más bien empeoran los que hay, lo que ha incrementado el malestar de la población que incluye la mayor parte del chavismo popular. Eliminarle dos ceros adicionales a los previstos inicialmente, hasta ahora no ha tenido ninguna explicación racional económica para los entendidos, es algo así como establecer un nuevo cono monetario sobre el que se pensaba instalar el cuatro de agosto, pero sin billetes y monedas que lo soporten, además también plantean anclar el nuevo Bolívar soberano al Petro que es una criptomoneda con un valor virtual que tampoco se conoce, si conocer el valor del dólar era complicado, ahora con este anclaje será mucho más. La forma como quiere implantar el gobierno estas medidas, su dudosa aplicabilidad y su probable fracaso pronosticado, simplemente da a entender que el gobierno y su gabinete económico no tienen idea de qué hacer con el desastre económico que propiciaron.

La hiperinflación ha colapsado la función pública en general y los diferentes servicios básicos, que se agregan a la larga lista de penurias que ya sufrimos los venezolanos.

Desde el lado opositor, aún brillan por su ausencia los dirigentes políticos que deberían estar sacando réditos políticos al desastre administrativo de este régimen, pareciera que no hay forma de que puedan llegar a un acuerdo mínimo para dirigir el cambio político que se necesita y por otra parte muchos gremios, asociaciones, sindicatos, etc., han mantenido protestas aisladas cuya única eficacia política es que existe un gran descontento popular que va en aumento cada día.

Por otra parte la AN con el TSJ en el exilio no terminan de acordarse en cómo resolver la declaratoria de vacante del cargo que se decretó contra el mandamás y cuya consecuencia final sería una situación de vacío de poder que conllevaría a la designación de un gobierno de emergencia que eventualmente sería reconocido por la comunidad internacional que reconocen la legitimidad, tanto de la AN como el TSJ en el exilio, pero que por supuesto el régimen, aferrado al poder, no reconocerá.

Lo cierto es que de imponer el régimen su programa económico para el 20 de agosto encontrará a un país ingobernado e ingobernable cuyas consecuencias sería de pronósticos reservados, un país a la deriva.

@lesterllopezo 29/07/18